La Lugaridad en El Espacio
La Lugaridad en El Espacio
La Lugaridad en El Espacio
EDUCACIÓN INICIAL 1
Junta Nacional de Jardines Infantiles
APEGO ESPACIAL
LA LUGARIDAD
EN EL APRENDIZAJE
Myriam Pilowsky
CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
4 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
APEGO ESPACIAL
LA LUGARIDAD EN EL APRENDIZAJE
Myriam Pilowsky
Pilowsky, Myriam
Apego espacial: la importancia de la lugaridad en el
aprendizaje [texto impreso] / Pilowsky, Myriam.— 1ª ed.
– Santiago: Ediciones de la Junji; 2014.
48 p.: 20x25 cm.
ISBN : 978-956-8347-60-4
APEGO ESPACIAL:
LA LUGARIDAD EN EL APRENDIZAJE
Myriam Pilowsky
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procedimientos químicos, electrónicos o mecánicos, incluida la fotocopia, sin permiso previo y por escrito de la Junta Nacional
de Jardines Infantiles.
ÍNDICE
7/ Presentación
9/ Introducción
12/ ¿Qué es el espacio?
14/ ¿En qué incide la lugaridad en la educación?
16/ La identidad
17/ El apego espacial existe
19/ ¿Por qué es importante el apego espacial?
20/ ¿Estoy apegada a mi lugar?
21/ La inmensidad del espacio
22/ De la mudanza a la añoranza
26/ A escala humana
26/ Escala niño-niña
28/ Sueño y juego
29/ Dinamismo
30/ Un orden o reglas claras
31/ La segunda piel
33/ Lo interactivo
35/ La naturaleza y la magia de las ciencias
37/ Estereotipos
37/ La creación propia
38/ La presencia del arte
40/ Texturas
40/ El color
41/ El apego objetual
42/ La luz
42/ La sombra
44/ La ciudad de niñas y niños
45/ Sobre gusto hay mucho escrito
47/ Bibliografía
PRESENTACIÓN
Esperamos que este material, así como otros elaborados por las Ediciones de
la Junji, contribuya a fortalecer los principios pedagógicos que sustentan el
quehacer institucional, que se halla enmarcado en el actual proceso de reforma
que reconoce la educación inicial como un derecho constitucional legalmente
protegido.
Konrad Zacharias Lorenz recibió en 1973 el Premio Nobel de Medicina por describir el proceso fisiológico generado
1
tras el nacimiento que garantiza el comportamiento maternal y filial entre madre y cría, hallazgo que se integró pos-
teriormente a la teoría del apego humano.
Sometidas a un doble estrés, las mismas crías eran separadas de sus madres y
trasladadas de hábitat, como situación límite que evitaría que se dedicaran a
jugar y explorar. Tras esta pésima experiencia, el llanto y la ansiedad consumían
a los monos, que comenzaban a chupar sus dedos y a calmarse sólo cuando
volvía su madre de pelaje suave.
2
John Bowlby destacó por su notable interés en el desarrollo infantil y por sus trabajos sobre la teoría del apego. En el
plano familiar, fue el cuarto de seis hijos de una noble familia inglesa cuyo padre, Sir Anthony Bowlby, trabajó como
cirujano en la Casa Real. Se sabe que John veía sólo una hora al día a su madre, quien probablemente como muchos
de su época y condición, consideraba que la excesiva atención parental podía ocasionar perjuicios en los niños. A
los 4 años, la niñera de Bowlby abandona la familia, suceso que el sicólogo describirá más tarde como algo aún más
trágico que la pérdida de la propia madre.
3
Sus investigaciones se centraron en los efectos de la presencia-ausencia de la madre sobre la conducta exploratoria
de los niños. Su diseño experimental strange situation (situación extraña) es uno de los más conocidos e imitados en
este tipo de investigaciones.
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EDUCACIÓN INICIAL
con apego inseguro que lloraban frecuentemente, aún estando en brazos de
sus madres; y niños que parecían no mostrar apego ni conductas distinguibles
hacia sus madres.
Llevados todos estos experimentos a una relación de apego con niñas y niños
cobra aún más sentido la necesidad de cercanía que tiene un niño o niña que
pese a estar sano, recién comido y mudado, llora desconsoladamente y sin pa-
rar. El querer un abrazo, sentir el calor de otro cuerpo y hasta los latidos del
corazón de su mamá o de un adulto que la sustituya, es tan real y tan potente
para ese bebé que llora que el no tenerlo le causa un vacío semejante a sentir
hambre o frío.
El apego existe y es una necesidad entre personas, pero que no excluye los es-
pacios, pues el vínculo que se genera con los lugares también es real y comple-
menta al otro que se da entre seres. ¿Será que hay mejores vínculos de apego
seguro en espacios más amorosos? ¿Será ello sólo una metáfora para quienes
conforman el mundo de la educación? Es posible adelantar la respuesta, que
definitivamente es no.
Hay espacios virtuales que no tienen techo y que se constituyen como tal por
el pavimento del piso y por un par de muros, por ejemplo. Si se traduce esto
a un patio, el resultado puede ser un rincón tranquilo, fresco y con brisa, por
ejemplo.
14 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
Todos los seres humanos necesitan establecer lugaridad y, en el caso de educa-
doras y técnicas en educación, es fundamental advertir con detención el espacio
que están habitando los párvulos en jardines infantiles y salas cuna, a fin de que
estos espacios se acerquen lo más posible a un lugar contenedor de felicidad,
ingrediente crucial para el desarrollo del aprendizaje y el bienestar emocional.
Niños y niñas gateando, jugando, caminando de un lado a otro, corriendo o so-
ñando despiertos serán las pautas de las docentes para generar mejores espacios.
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EDUCACIÓN INICIAL
te, ya con aparatos que muestran el funcionamiento del cerebro en tiempo real
─midiendo, por ejemplo, el flujo de sangre en cada región del cerebro─, Zeki se
concentró en la relación entre el arte visual y el funcionamiento de las áreas
cerebrales que procesan la información visual estudiando cómo reaccionan las
neuronas cuando apreciamos una obra artística”.4
Lejos de esta apreciación, desde los años 90 y hasta hoy se está usando la re-
sonancia magnética para investigar la noción de belleza. Es así como estando el
cerebro en acción se mide la concentración de oxígeno en la sangre que irriga
tal órgano y claramente donde hay más sangre parece ser donde hay más pre-
dilección por ciertas características de los rostros que se consideran bellos. Casi
sin importar de qué cultura se provenga, hay más aproximación a la simetría, a
los rasgos infantiles y a las sonrisas.5
4
Verónica Guerrero Mothelet, “La belleza está en tu cerebro”, revista ¿Cómo ves?, UNAM, Mérida, 2014.
5
Ibíd.
LA IDENTIDAD
La identidad es un concepto generalmente conocido y que es utilizado para
denominar un sentido de pertenencia en base a características propias o que
tiene un determinado colectivo. Al mismo tiempo, hay diversas identidades que
se conjugan o superponen; tenemos una identidad como nación, identidad de
género, de pertenencia cultural y otras que afloran con más fuerza según sea a
lo que se esté abocado o se esté sintiendo.
Por ejemplo, los jardines infantiles tienen por sí una identidad o sello que los
caracteriza y, a su vez, poseen una “identidad JUNJI”. Lo mismo pasa con el
cuerpo docente que trabaja en ellos. Lo local también es fuente esencial de
identidad: podrá haber dos jardines infantiles con sello medioambiental pero
muy distintos a la vez, pues uno estará enfocado a trabajar en la reutilización de
aguas grises y el otro en el sur del país tendrá tanta agua que aplicará preceptos
mapuches asociados al cuidado medioambiental. La identidad de una determi-
nada localidad puede ser muy fuerte y transmutarse en todo lo que ahí ocurra.
Se trata de costumbres, culturas e historias muy diferentes.
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EDUCACIÓN INICIAL
acentuar el sentimiento de apego espacial con la unidad educativa, que pasará
a ser a ojos de otros como más particular a diferencia de otros más anodinos.
Hay un cúmulo de sensaciones que hacen que las personas perciban el apego
espacial. El vínculo puede ser transitorio o bien un proceso en el que cada vez
se va construyendo más familiaridad e identidad con el lugar que acoge a diario.
Está entonces la primera impresión, que puede ser impactante o muy normal
según como sea el lugar y, por otro lado, está la historia personal que se va
construyendo en ese espacio.
6
Gaston Bachelard, La poética del espacio, Fondo de Cultura Económica, México, 1957.
20 CUADERNOS DE
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¿POR QUÉ ES IMPORTANTE
EL APEGO ESPACIAL?
Así como los pájaros anidan y ahí tienen sus crías, las personas necesitan tener
un nido o lugar. En el caso de los niños, muchos de ellos tienen dos nidos: uno
es su casa y el otro es su jardín infantil. En ambos es fundamental que se sien-
tan apegados y que los adultos hagan de ellos espacios con identidad y estén
Es así que por mucho que existan pueblos u oficios nómades, como el circense,
el llegar a una nueva localidad significa nuevamente anclar la vida en el terri-
torio con el carromato o carpa. Así se establece una interioridad, un espacio
propio delimitado del exterior que va más allá a la necesidad de protección
climática o de privacidad.
Lo mismo ocurre en una villa donde sus casas son idénticas en el exterior pero
que por dentro ninguna es igual a otra: cada grupo que las habita es singular
y distinto al vecino y trata de diferenciarse como ocurre en los palafitos multi-
colores de Chiloé o en un edificio que pese a tener las mismas características
y dimensiones, cuenta con departamentos totalmente diferenciados por sus
moradores.
22 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
De igual manera, no hay un jardín infantil igual al otro, pese a haber sido pro-
yectados, por ejemplo, por un mismo arquitecto. Sería bueno entonces indagar
qué hace cada comunidad educativa para que su espacio tenga un sello propio
que permita hablar de “mi jardín infantil”.
DE LA MUDANZA A LA AÑORANZA
A los adultos suele costarles cambiarse de casa; les invade una incomodidad en
la cual se mezcla la añoranza, que da cuenta que existía un fuerte lazo con el há-
bitat anterior, y además de esa nostalgia surge la dificultad de construcción de
nuevos hábitos en el nuevo entorno. No es raro que se despierten por la noche
en el nuevo hogar y por unos segundos no sepan dónde están.
Considerando que a los niños les puede afectar aún más un cambio como éste, hay
que prepararlos para lo que les espera y para que sepan que van a vivir otro con-
texto que será depositario de nuevas experiencias que a la larga serán recuerdos.
24 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
Se debe estar atento en cuánto y cómo se le explica a los párvulos los cambios
espaciales abruptos, en especial cómo enfrentar las mudanzas. Un ejemplo real
de ello es lo que le sucedió a Rodrigo, Roro, de poco más de 3 años de edad,
que llegó hasta la puerta de su vecina, Pilo, para decirle que estaba ahí solito
porque su casa estaba sobre un camión. Sí, el camión de mudanza que habían
contratado sus padres para cambiarse de casa y quienes omitieron preparar a
Roro para tal inmenso traslado.
El lugar que se habita en general es pequeño y acoge con cercanía a sus mora-
dores. La mayoría de las veces, de hecho, se trata de viviendas demasiado pe-
queñas. Según Bachelard por muy humilde que sea, “la casa es nuestro rincón
del mundo, es nuestro primer universo, es realmente un cosmos” y que “todo
espacio realmente habitado lleva como esencia la noción de casa”.7 Y qué más
casa que un lugar donde niñas y niños pasan gran parte de su día; su mundo es
también su jardín infantil.
La casa y el jardín infantil son los dos hábitat de mayor permanencia de niñas
y niños y la diferencia entre ambos espacios es muy acentuada, en la mayoría
de los casos. Además de la diferencia de las personas con las que está en uno
u otro lado, el párvulo se topa día a día con lo colectivo del jardín infantil, por
lo que el cambio permanente de lo nuclear a lo más masivo se constituye en
verdaderas mudanzas que niñas y niños realizan diariamente.
Los párvulos tienen que hacer a diario una transferencia del vínculo espacial;
de la casa al jardín y viceversa, transitando entre medio por el espacio público.
Se trata de un traslado que debe mantener una sensación de protección y en
el que los adultos deben advertir la manera en que niñas y niños viven este
deambular de un espacio familiar a uno educativo. En el jardín la idea es que
7
Ibíd.
26 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
los párvulos se sientan acogidos tanto o más que en sus hogares y que, por lo
tanto, no sólo permitan un adecuado desarrollo de las funciones pedagógicas.
Especial atención se debe dar a cómo se sienten los párvulos en las nuevas
edificaciones para salas cuna y jardines infantiles que se están construyendo,
las cuales presentan proporciones grandiosas, demasiado distintas a las casas
propias y donde difícilmente ellos pueden sentirse cobijados, salvo que se in-
tervenga el aula. Las nuevas dimensiones espaciales cuadruplican la altura de
los niños, de la misma forma que sucedería si un adulto viviera su rutina diaria
en un espacio que fuera cuatro veces su altura. Entonces, educadoras y técnicas
podrán crear para los párvulos espacios más envolventes según su ergometría.
Una pequeña franja en el muro puede otorgar al espacio proporciones más adecua-
das a la necesidad de apego espacial. La ilustración de abajo da cuenta de cómo con
pequeñas intervenciones se pueden construir proporciones que permiten albergar
a niñas y niños.
ESCALA NIÑO-NIÑA
Pintando una línea o ubicando un género como envolvente es posible generar
un hábitat más acorde a la proporción de niños y niñas, lo que en ellos produce
mayor apego espacial. La altura indicada para crear sensaciones más amables
para los párvulos no es rígida, ya que depende de la altura que tengan ellos,
aunque pareciera que un cincuenta por ciento más de su altura es la adecuada
para producir los efectos de cercanía óptimos.
28 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
Ésta no es una apuesta azarosa: si un adulto se siente cómodo en un espacio
que es un 50% hasta un 100% mayor que su altura, dependiendo el lugar que se
trate, lo mismo ocurrirá con los niños, que preferirán espacios más contenedo-
res y cercanos a sus dimensiones.
Ahora bien, como el crecimiento físico de los párvulos es muy acelerado, se da-
rán situaciones distintas según la edad que ellos tengan. En ese caso, es posible
que la solución sea ubicar una carpa, o pequeño hábitat, de hasta un máximo
de 1,60 metros y un panel para sala cuna de máximo 1,20 metros.
SUEÑO Y JUEGO
Además de la proporcionalidad de los espacios, otro gran desafío es cómo se lo-
gra que el espacio cobije distintas polaridades dentro de sí y no sólo las distintas
actividades que deben darse en todo jardín infantil, como comer, jugar, dormir
o leer un libro. No, la idea es además cobijar las diferentes polaridades propias de
un determinado estado anímico, lo que lleva a reforzar rincones dentro del aula.
30 CUADERNOS DE
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Espacios demasiados recargados son, en lo que se denomina, según la corriente
reggiana, la segunda piel, es decir, todo lo que cubre las paredes y que no nece-
sariamente acoge un estado reflexivo o de introspección. Un espacio demasia-
do neutro no va a estimular a niñas y niños que están, por sobre todo las cosas,
investigando. ¿Cómo se logra entonces en un mismo espacio dar respuesta a
todas estas polaridades? Un desafío que hay que asumir y que se puede lograr
creando rincones en el aula, con la salvedad que permitan flexibilidad. Parecie-
ra aconsejable entender el espacio como algo dinámico, donde se agreguen y
saquen elementos, sobre una base neutra manteniendo ciertos hitos iconográ-
ficos que fortalezcan el imaginario de niñas y niños.
DINAMISMO
No se está hablando de estilos o de supuestas ambientaciones más acogedoras
que otras. Se habla sobre cómo se dan las relaciones y vínculos de niñas y niños,
tanto con sus pares como con los agentes educativos.
8
Giului Ceppi, Michel Zini, Andrea Branzi, Carla Rinaldi, Vea Vecchi, Antonio Petrillo, Jerome Bruner, Paolo Icaro,
Alessandro Sarti y Alberto Veca, Niños, espacios y relaciones, Reggio Children Domus Academy Research Center,
Madrid, 2009.
El desafío acá es “preparar la cancha” para que los párvulos puedan caminar y
jugar. Un aula atiborrada de muebles no necesariamente es un buen lugar para
desarrollar a esta niña o niño que gatea o camina explorando el mundo.
9
Ibíd.
32 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
niñas y niños sean adultos ordenados. No es sólo eso: el aula debe ser especial-
mente ordenada para apegar a niñas y niños en su ámbito diario.
LA SEGUNDA PIEL
La segunda piel está compuesta por muchos objetos colgados en los muros que,
por lo general, son bidimensionales y a los cuales hay que observar con deten-
ción para advertir su composición, es decir, para saber cuánto blanco se deja
entre ellos y para notar cómo dialogan entre sí.
“Menos es más”, podría ser la premisa para crear esa segunda piel, aunque ha-
brá quienes asuman que no pueden prescindir de cierto barroquismo o espíritu
nerudiano compuesto por multiplicidad de imágenes en las paredes y que han
sido dispuestas en ese lugar porque son relevantes para el proceso de apren-
dizaje de niñas y niños. Al elegir esta segunda opción, habría que mirar deteni-
damente qué es lo que cuelga en las paredes, cuánto tiempo permanecerán las
imágenes ahí y cómo dialogan entre sí estas intervenciones.
No está en el afán de este libro relativizar y, por un lado, decir que menos es
más y, por otro, apoyar que la sala sea un verdadero árbol de navidad suma-
mente recargado. No es la idea que las educadoras o técnicas decidan bajar
todo los objetos de los muros del jardín infantil y replantearse componerlos
nuevamente. La idea es presentar el tema y señalar que éste es un proceso
que pueden hacer de inmediato quienes lo asuman rápidamente, mientras que
otros con mayor gradualidad irán adoptando una segunda piel más meditada.
Habrá, por tanto, que enfrentar cada muro como quien está frente a una hoja
en blanco y pretende trabajar una cuidada composición, revisar la forma y deci-
dir los contenidos de esta segunda piel. Para los efectos prácticos de esta tarea,
un buen ejercicio consistirá en dibujar los cuatro muros de la sala, el suelo y
34 CUADERNOS DE
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misma. Cuando se cuelga todo muy alto, se acentúa la altura del espacio, que ya
de por sí es grande para los párvulos. Acercar los elementos es, por tanto, una
manera de dirigir la visualidad hacia una altura más adecuada a los ojos de los
pequeños, de manera de decorar la sala en lo bajo, donde habitan los párvulos,
quienes tienen una visión que no supera el metro de altura, dependiendo si
gatean o si ya dan sus primeros pasos.
LO INTERACTIVO
Los espacios interactivos también son creadores de apego. Dan un sentido de
pertenencia propio de una actividad que se asocia a un determinado elemen-
to. Un murete que sirva para sentarse o saltar o un ojo de buey que permita
mirar la huerta, pueden acentuar el sentido de pertenencia al lugar. Pensar en
elementos accesibles a ser construidos por la comunidad educativa servirán,
entonces, tanto para acercar la escala como para invitar a curiosear, conocer y
explorar.
10
Ibíd.
36 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
LA NATURALEZA
Y LA MAGIA DE LAS CIENCIAS
Los procesos asociados a la naturaleza son fuente especial de apego ya que
sitúan a los párvulos como protagonistas de una historia evolutiva. Así, por
ejemplo, en el crecimiento de una planta los niños se hacen parte del proceso,
lo siguen y hasta le toman cariño, porque ven cómo desde la semilla que han
plantado germina un tallo al que luego le salen hojas y quizá hasta una flor. Cada
hojita les va dando un sentido de pertenencia y les provoca una satisfacción
especial, si es que incluso han estado presentes desde que diseñaron el com-
postaje junto a su educadora.
Una niña o niño que planta una lechuga en el huerto ve mucho más que una
verdura plantada en el suelo. Para él o ella se trata de un verdadero descubri-
miento que va haciendo desde que la siembra, la riega y la acompaña en su
proceso de crecimiento. Con esta actividad el niño no sólo ha enterrado una
semilla en el suelo: ha establecido un lazo con su jardín y con su territorio.
11
Marco Cifuentes, Sergio Toro, Marcela Iglesias, de Fundación Caserta. Dicha fundación, según su misión publicada
en www.caserta.cl, promueve el desarrollo integral de niños, jóvenes y de las comunidades escolares a las que per-
tenecen, a través del juego cooperativo, el deporte y las actividades en contacto con la naturaleza para fomentar el
bienestar y la felicidad.
La cercanía con la naturaleza es algo que acompaña a las personas por siempre
y las colma de emociones en un mundo cada vez más complejo y cibernético.
Los procesos como el sembrar o ver florecer una planta gratifican y reconfortan
y, en cierto modo, hacen florecer también.
12
Ibíd.
38 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
ESTEREOTIPOS
Los estereotipos son imágenes en general sintéticas y con pocos detalles que se
construyen para simplificar la representación de objetos o personas. Esas imá-
genes se van trasmitiendo de generación en generación y, a su vez, son reem-
plazadas por otras que traen determinadas modas. No es raro ver en un jardín
infantil un ratón, que de ratón no tiene mucho y que más bien se trata de una
síntesis, incluso a veces algo distorsionada, del ratón Mickey.
Si se quieren mostrar perros, habrá que seleccionar entonces bien y no escoger ani-
males de ojos inmensos que a ratos parecen conejos. Por el contrario, habrá que
compartir imágenes de distintas razas y que se ajusten a lo que se quiere mostrar.
Asimismo, es importante eliminar los estereotipos del imaginario de niñas y ni-
ños, por el peligro de que queden anclados para siempre en su memoria. Es
aconsejable utilizar fotografías, las mismas que incluso sean tomadas por edu-
cadoras y párvulos. Los niños de hoy saben que los adultos toman fotos y, al
igual que con la relación con la naturaleza, al ejercer la fotografía serán parte de
un proceso en que asistirán desde el registro hasta la instalación de las imáge-
nes en el aula, para así ir consolidando un verdadero álbum que se posesionará
en su memoria. También se podrán reemplazar los estereotipos por obras de arte.
LA CREACIÓN PROPIA
Otro factor que produce apego es el haber uno mismo creado algo. Acompañar-
se por sus propias obras, como parte del paisaje diario de los párvulos, parecie-
ra aconsejable, si es que se piensa que hasta un chaleco tejido por uno mismo
cobra un mayor valor que otro comprado en una tienda. Una obra hecha en el
jardín como parte del diseño de una actividad será fundamental, así como las
iniciativas de creación que surgen en los niños producto de su imaginación: fa-
bricar un túnel como hábitat a partir de una caja de cartón.
13
http://www.neuro-com.es/NeuroscienceCommunication/Papers_files/celia%20andreu%20Neuroestética.pdf.
40 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
Considerando este predicamento, en 2009 la Junta Nacional de Jardines Infan-
tiles (JUNJI) desarrolló un programa innovador llamado ParArte, el cual convo-
có a una serie de destacados artistas para que realizaran distintas obras según su
especialidad, tanto en pintura como en escultura, para luego ubicarlas en los es-
tablecimientos educacionales de la institución. Hoy dichos jardines infantiles, dis-
tribuidos a lo largo y ancho del país, cuentan con obras de Bororo, Federica Matta,
Samy Benmayor, Matías Pinto D´Aguiar, entre otros, las cuales están plenamente
vigentes y con seguridad jamás pasarán de moda, como sí lo harán algunas otras
imágenes basadas en los estereotipos.
Nunca habrá que temer que los párvulos estén rodeados de arte pues, por mu-
cho que no lo entiendan, gozarán de motivadoras composiciones y sugerentes
temáticas. Aunque todos los estímulos visuales entran por la misma vía, ya en
el cerebro toman caminos distintos según se experimenten como bellos o feos.
Zeki piensa que en alguna parte del cerebro podría existir una especie de filtro,
algún mecanismo que decide hacia dónde enviar las señales. Una posible pista:
en sus experimentos, lo que más le ha llamado la atención a Zeki es que parece
existir un vínculo entre percibir la belleza artística y percibir situaciones u obje-
tos, pues el cerebro reacciona exactamente de la misma forma.14
14
Verónica Guerrero Mothelet, op. cit.
Será, pues, perfecto imaginar en la sala un panel sensorial que contengan diver-
sos materiales y que, por lo mismo, gatille en los párvulos un sinfín de sensacio-
nes. El plástico englobado de embalar, el cartón corrugado, una tela acolchada
o cintas sedosas y, por cierto, espejos debieran estar presentes en el aula a fin
de mostrar a los niños la diversidad de texturas que pueden existir y que cada
una de ellas puede hacer sentir o comunicar algo distinto.
EL COLOR
El color puede hacer la diferencia de un lugar y darle un sello memorable a
un determinado entorno. Existe la creencia de que hay que usar colores sua-
ves o pasteles para las paredes de los espacios educativos, omitiendo conside-
rar cómo eso funciona con una serie de otros elementos que inciden y están
presentes en la apuesta cromática del lugar. Por ejemplo, una colchoneta roja
significará un área considerable de color y así otro tanto ocurrirá con la masa
de color que provean los juegos didácticos y que, en general, corresponden a
colores primarios que no dialogan bien con los colores pasteles.
42 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
El punto crucial en esta materia será la armonía que se deberá lograr en el aula
y que va más allá si combina tal color con otro usado en las puertas. Habrá que
tomar en cuenta y armonizar con los objetos que componen el material presen-
te en el aula y ver el conjunto en su totalidad. Tomando eso en cuenta, es re-
comendable pensar en espacios limpios, en lo posible blancos, que recojan en
armonía una dosis de colores primarios presentes en juegos y equipamientos.
EL APEGO OBJETUAL
De algún modo todas las personas tienen objetos a los cuales se apegan y que
incluso atesoran durante toda la vida o parte importante de ella. Como ocurre
con los adultos, los niños y las niñas también se van apropiando de ciertos obje-
tos con más favoritismo que con otros. No es raro andar por la calle y ver a un pe-
queño tomado de la mano de su mamá sosteniendo al mismo tiempo su “tuto”.
El aula alberga una infinidad de objetos que aportan una cantidad importante
de color y en donde por lo general predomina el plástico. La mayoría de ellos
corresponde a recreaciones de otros objetos, con una materialidad y escala dis-
tinta a la real, y que apuntan a imitar la realidad, como las típicas ollitas peque-
ñas, por ejemplo, que la verdad no contribuyen al apego, ya que muchas veces
son demasiado estereotipadas.
Es común ver a niñas o niños pequeños jugar moviendo sus manos, como atra-
pando un rayo de luz o expresar que “es de noche” cuando oscurece. La luz tra-
bajada puede ser un capital estético en el aula. Existen maneras de transformar
o intervenir la luz: mallas, cartones agujereados o persianas simuladas pueden
contribuir a aquéllo.
LA SOMBRA
La sombra posee, según Loris Malaguzzi,15 una inmensa carga poética; es de
aquellos recuerdos que nos acompañan siempre. No hay niña o niño que no
haya jugado con su propia sombra, constatando la magia que su dinamismo
produce. Es una característica única la de reproducir de distorsionada y cam-
biante manera, una forma adosada a la figura original. Es imposible alcanzar la
sombra, porque va moviéndose junto con uno.
Malaguzzi es reconocido por su trabajo profesional en favor de los derechos de los niños, lo que incluso lo llevó a
15
obtener en 1992 el Premio Lego, que reconoció su labor de investigación de las condiciones de vida de la infancia
para mejorar su desarrollo.
* Ediciones de la Junji publicó en 2016 un atractivo libro de sombras chinas para los niños de la JUNJI: Penas que abri-
gan, de Marion Acuña.
44 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
agregado a los espacios y los hacen propios, de modo dinámico, según sea la
hora del día. Existen una serie de elementos, que se pueden fácilmente fabricar
y que producen sombras y le otorgarán dinamismo al aula.
Por su parte, el jardín infantil deberá crear un distingo que haga lugaridad para
niñas y niños para que la frase “llegué a mi jardín” les suene estéticamente y
haga sinergia con todo lo positivo de su lugar, ese lugar donde juegan y apren-
den. Una obra de arte puede constituirse en un buen distingo y de paso aden-
trar a los niños al fascinante mundo de la pintura, por ejemplo. La cultura siem-
pre será un modo de hacer ciudadanía.
16
Ver Niños, espacios y relaciones, op. cit.
46 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
“En este contexto, es necesario experimentar enfoques
que aborden, desde la cuna, el derecho de los niños y las
niñas a la participación y al ejercicio de su ciudadanía,
comprendiendo la cultura como escenario determinante
de las maneras de ser y de expresarse de las personas,
sustento de imaginarios, símbolos y significados que
constituyen particulares formas de cuidado y crianza en
la primera infancia”.17
17
Íbid.
18
Ibíd.
48 CUADERNOS DE
EDUCACIÓN INICIAL
BIBLIOGRAFÍA
Gaston Bachelard, La poética del espacio, Fondo de Cultura Económica, México, 1957.
Giului Ceppi, Michel Zini, Andrea Branzi, Carla Rinaldi, Vea Vecchi, Antonio Petrillo, Jerome Bru-
ner, Paolo Icaro, Alessandro Sarti y Alberto Veca, Niños, espacios y relaciones, Reggio Children
Domus Academy Research Center, Madrid, 2009.
Verónica Guerrero Mothelet, “La belleza está en tu cerebro”, revista ¿Cómo ves?, UNAM,
Mérida, 2014.
Ediciones de la Junji es fruto del compromiso de la Junta Nacional de Jardines Infantiles por generar
conocimiento, creatividad e innovación en educación e infancia, y promover así nuevos medios para
el aprendizaje y debate constructivo.
COLECCIÓN CUADERNOS DE EDUCACIÓN INCIAL
4/ ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE
C. Woodrow, L. Newman, K. Staples y L. Arthur