Cuatro Siglos de Misiones Entre Los Shuar Core PDF
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MISIONES ENTRE
LOS SHUAR
Los Metodos
Mundo Shuar
Silvio Broseghini
PRESENTACION
Mundo Shuar
TNTRODUCCION
Esta problemática acompañó la transmisión del mensaje cristiano desde los pri-
meros tiempos hasta nuestros dfas. Las r€spuestas y soluciones otorgadas, a través de
los tiempos, han sido numerosas, diversas y, a veces, hasta divergentes entre sl, por el
hecho que están en función de las circunstancias culturales, sociales y polfticas en la
que acontece el encuentro.
Silvio Broseghini
Noviembre 1982
6
CAPITULO PRIMERO
El clima de la conquista
La aventura misionera en América Latina comenzó en 1492 con el descubri
nriento del Nuevo Mundo. Fue un hecho trascendental que electrizó al mundo de
entonces y planteó a la hurnanidad nuevos problemas de convivencia.
En el prólogo del "Diario de a bordo" que Colón presentó a los reyes de Casti-
lla, encontramos el sentido de estos viajes. No se proponía únicamente encontrar nue-
vas rutas hacia la India para reactivar el comercio, sino que se proponía extender la
cristiandad.
En 1492 cae con Granada el último baluarte del Islam en tierra española. Se ter-
mina así la gran cruzada hispánica que consagró el Reino de Castilla con una vocación
mesiánica temporal que marcará indeleblemente la conquistal . Se puede hablar de
una expansión de tipo mercantil-salvacionista, porque su finalidad no fue sólo eco
nómica, sino también (y talvez principalmente) político-religiosa.
España en las nuevas tierras se topó con poblaciones que superaban con largo
m¿ugen la población peninsular y que se estructuraban en formaciones socio-cultu-
rales del todo distintas. Darcy Ribeiro compara estas civilizaciones americanas con las
civilizaciones de la antigua Mesopotamia, del Egipto, de la China y de la India.
El impacto con los europeos fue un verdadero cataclismo, cuyo alcance pode-
mos evaluar a primera vista en la drástica disminución de la población. Estudios re-
cientes (realizados en la década de los años sesenta) estiman que, en el momento del
impacto de la civilización azteca, maya e incaica con la ibérica, la población llegaba
a setenta u ochenta millones de habitantes. Un siglo y medio después aquellas pobla-
ciones fueron reducidas cerca de 3.5 millones 3.
t0
vización del indio (una cédula del 20 de diciembre de 1505, proclama el derecho de
apoderarse de los indios como mano de obra y de su tierra) y de la encomienda (que
se afianzó como sistema en l5l2) se constituyeron corno modelos de comportamien-
to y entraron en la costumbre, en los hábitos, en el ethos de los conquistadores, de
los colonos y de los pobladores hispanos. "Esa experiencia inicial será constitutiva de
un 'estado de ánimo' que permanecerá hasta corrcluida la conquista: el español impu-
so por las armas al indio su señorío. es decir el indio se transformó en su siervo..."5l
ll
del compromiso formal de predicar el Evangelio. Consecuencia lógica de esta praxis
fue la concesjón de la soberanía de los reyes hispanos y lusitanos sobre las tierras des-
cubiertas y para descubrir. Así el papado daba a la corona portuguesa y española un
derecho y un deber, es decir, el jus patronaürs y el deber de la "propagación de la
fe" entre los pueblos descubiertos.
La extensiórr rJc la ley del Pltronato a ltls territorios anrerican<¡s di<l a la con-
r.¡uista un sentido nlisional. por lo rnenos a nivel teórico y juríttico9'
Desde los primeros tiempos fueron las instituciones civiles representantes del
Patronato en las colonias (virreyes, gobernadores, presidentes de audiencias) las que
solicitaron la creación de la jerarquía episcopal en América Latina para obtener así
aquel sentido misional que la misma institución daba a la empresa americana y que
aparecía, por otra parte, claramente en las intenciones de los monarcas y en las leyes
y decretos emanados por la Corona y el Consejo. Pero este sentido misional fue mu'
chas veces negado por actuaciones concretas que se oponían abiertamente a lo que
proponían las leyes. Esto provocó en el episcopado la toma de conciencia de la ne-
cesidad de su libertad pua la evangelización. Al mismo tiempo aparecía manifiesta
la gratuiüd y la violencia de la guena de conquista.
t2
el presupucsto ile la incapacidad del indio de tener un poder público y privado, adu-
ciendo como causas su pecado. su infidelidad o su debilidad mental'
"Reconociendo que los indios no han perdido su poder ni por su pecado, ni por
su infidelidad, ni por su debilidad mental, Vitoria afirma su libertad natural y su dig-
nidad hulnana" 10.
Las tesis de Vitoria suscitaron una violenta oposición de aquellos que sostenían
la conquista. Entre ellos se encontraban personas muy influyentes y cercanas al rey,
teólogos y canonistas, como Juan Ginés de Sepúlveda, que sostenía la guerra de con-
quista en vista de la evangelización y que fue un abierto opositor de Bartolomé de
Las Casas.
13
Esta calificación de "defensor de indios" imprimió al episcopado latinoameri-
cano una característica peculiar que lo distanciaba del espiscopado europeo' aún de
carácter medieval.
El episcopado europeo del siglo XVI tenía todavía muchos de los vicios acumu-
lados durante la época medieval, ya que el obispo era 'señor' que gobernaba en lo es-
piritual y tempofal (...) Mientras que en flispanoamérica, el episcopado nació con
ótra actiiud, cón otra postura, y no sólo fue pastor de españoles, que en muchos ca-
sos, sobre todo al comienzo, eran pequetias colnunidades que no llegaban a la cen-
tena de 'vecinos'. sino igualmente y aun principalmente, de los indios: "más obispo
de indios que de esParloles" 13.
EL PROBLEIIÍ A DE LA CONVERSION
Opiniones contrastantes
t4
La opinión pesimista es mucho más üfundida y tal vez peque de generalizacio
nes. [¿s opiniones más objetivas, según Dussel, son las que se limitan a describir las
situaciones de regiones determinadas.
Chávez en 1546 relata que en Costa Rica y en Cuba los indios más cultos no co-
nocían los principios de la fe, como si no hubiesen nunca oído hablar de ella15. Se-
gun otro cronista, Gonzalo Fernández de Oviedo, en su Historia Natural, los indios
tienen poca fe y las manifestaciones exteriores son más para complacer a los religiosos
que para cumpür aquello a que son obligados 16.
t5
general, se evitó la confrontación directa de la 'comprensión existencial cristiana y la
'comprensión existencial' indígena. El elenrento religioso indígena fue siempre man-
tenido al margen y no se intentó una comprensión cristiana del mismo. Se consideró
negativamente y como fuente de herejía, hecho, por otra parte, comprensible, si se
considera el clima anti-heídtico y extremanrente preocupado por la ortodoxia de la
Contrareforma.
Por ahora quedamos simplemente con la constatación de que los indios pidieron
y recibieron el bautismo por millares.
¿Por qué y cuáles fueron las causas que empujaron al indio a pedir el bautismo?
¿Los misioneros en su predicación insistieron más sobre la incorpóración a la Iglesia
y a la vida cristiana o más bien indicaron medios concretos para una segura salvaóión?
¿Fue únicamente la fuerza de la predicación la que atrajoal indígená y lo animó a
pedir el bautismo o, en el contexto de la conquista, intervino tam¡ién otra clase de
causas? Intentaré contestar a esta última pregunta.
Lo interesante es que en las tres culturas mayores (azteca, maya e inca) se pro-
dujeron estos hechos extraorünarios y se dieron presagios. Hay que añadir además
que la descripción de los héroes míticos incaicos (los Huiracochas) y el dios euetzal-
cóalt eran descritos como personajes de encarnado blanco y de barbas largas. Las ar-
maduras y los arcabuces y los caballos completaron la imagen divina de lós conquis-
tadores 21.
16
los dioses y los héroes míticos los indujo a enfrentar a los españoles por medio de los
exorcismos de sus sacerdotes 22. Con todo no tardaton mucho tiempo, debido en
gran parte a la conducta de los forasteros, a percatarse que ellos no eran dioses, sino
simplemente hombres.
"No obstante, influidos sin duda por la visíón providencialista transmitida por
los misioneros, atribuyeron a los españoles una especial protección de la divi-
nidad. Es algo osí como una ftansferencio del fmtor sobrenatural, inherente, al
principio, a la propia calidad divina de los blancos y procedente ahora del Dios
que habta vencido" 23 .
Esta nueva atribución de poder especial a los españoles se expresó en una serie
de relatos de milagros cumplidos por Dios en su favor. Segun Jaime Delgado esta pro-
pensión a ver milagros en todas partes demuestra el éxito de la predicación misional
Por oüa parte, la resistencia intelectual de los indios al cristianismo fue débil co
mo resulta de los coloquios de los 12 franciscanos llegados en 1524 para evangelizar
a los indios de la Nueva España. En una discusión entre los 12 franciscanos y los sa-
cerdotes de los indios que Sahagún nos entrega, se pueden encontrar los raros argumen-
tos aducidos por los sacerdotes aztecas y las refutaciones de los misioneros. A la afir-
mación de que sus dioses eran falsos, contestaron diciendo que a los dioses antiguos
se les debían los frutos de la tierra y la lluvia. Que éstos eran ricos y felices y que
otorgaban a los hombres el valor, el poder, la gloria y que por fin entregaron a los
hombres las normas de vida. Invitaron a los cristianos a reflexionar acerca de los gra-
vísimos males que llevaría consigo la destrucción de la religión y concluían que era su-
ficiente haber perdido la libertad y su gobierno. Que ellos preferían morir antes que
abandonar a sus dioses. "Déjennos perecer, puesto que ya nuestros dioses han muerto".
Los misioneros contestaron explicando nuevamente las verdades acerca de Dios, de
los ángeles, de los demonios, de la creación del primer hombre y de su caída y llega-
ron de nuevo a demostrar que sus dioses eran falsos y no tenían ninguna realidad.
Por fin los misioneros hicieron notar que sus dioses no habían podido protegerlos de
la invasión española. Est<l provocó un altercado entre los sacerdotes y jefes aztecas,
terminando el cual se declararon dispuestos a servir al üos de los cristianos y a renun-
ciar a sus ídolos 25 .
Este hecho nos puede proporcionar la llave de lectura indígena de los aconteci-
mientos cat¿stróficos que siguieron la conquista como por ejemplo, la alta mortandad
por las epidemias. No se puede excluir que los estragos causados por las "pestes'', créa-
ra un clima apocalíptico y de cat'ástrofe, y que el indio buscara los meüos de salva-
ción cierta entre los que los misioneros proponían, ya que sus dioses se revelaron im-
potent€s frente al Dios de los cristianos.
Una de las causas del derrumbarse del sistema social, además de la remoción e
eliminación del vértice dirigente, fue el cambio de la organización del trabajo, que
produjo crisis en la producción indígena y consistentes desplazamientos de población
de un área a otra. Examinemos brevemente la repercusión del fenómeno en la organi-
zación del trabajo en la sociedad inca. El impacto de la civilización hispánica puso en
crisis todo el sistema productivo. En el Tahuanünsuyo se enfrentaron un sistema de
tipo colectivista, fundado en la organización del trabajo y la distribución social de la
producción, con un sistema de colonización fundado sobre la propiedad agrícola, la
servidumbre del trabajador, el mercado y la búsqueda de lucro como el motor de la
economía. Lapnvatización de la propiedad de la tierra, la economía de mercado, los
procedimientos coercitivos de enrolamiento de la mano de obra, la introducción de
nuevos cultivos (trigo, vid, alfalfa) y del ganado, en una región con una superficie
cultivable muy escasa con el consecuente desplazamiento de enteras poblaciones in-
dígenas, produjeron efectos desastrosos para el indio 26. Este se encontró frente a
dos posibilidades: huir de la cercanía del blanco y refugiarse en zonas de escasa pro-
ductividad (zonas de refugio) o entrar en el mundo de la encomienda o de los pueblos
y doctrinas, que, además de ser sistemas de producción y de organización social, eran
centros de catequización.
l8
una disposición ltontogénca ett accptark¡. La rcsistcnci¿¡ o la tiispolribilicla<i:¡ la con-
versión presenta un distinto tttatiz quc clcpelrdc dc algulras variablcs: a ltivel clc gene-
raciones, a nivel dc roles sociales. a nivel dc circunsta¡tcias cs¡.rc'cíl-icas. a nivel del inr-
pacto con el blanco.
Sin duda las generaciones rnás antiguas rlc indios. los saccrdotcs l,hechiceros de
las religiones nríticas, en un prinrer rnonlcnt(). fircron c'l ccntro or€lanizador de la reac-
ción activa contra el bautismo, que en algunt)s casos. succ'sivanrente. sobrevivió en u¡ra
lucha solapada contra el cristianisrno, pcro rrtás ¡ nivel enrotivo que racional. Las jó-
venes generaciones, en canlbio, prescntaroll ullil r'nü)or tlisponibilidad y aceptaciilrt
hacia la nueva doctrina 28.
A una actitud de abierta rebeldía subentra una oposición pasiva ante el clérigo:
la guena fría, la reserva, la fuga.
l9
tenCia a laS grandeS procesiones, y ocultamente procurará vivir en su preexistencia
incaica: idolatrra, poligarnia, borracheras rituales: (...) resistir no Ie es posible, luego
se entregará. pero sólo extemamente 31 .
Unas consideraciones
"Las élites indias -tanto aztecas como incas, al igltol que las de todos los pue
blos conquistados por los espololes- son convertidas o la ,visión hispánica del
mundo', o relegadas a un puesto secundario de la sociedad, es decir, deian de
ser élites puu transformarse en elementos marginalss" 34-
"la civilización india -en tanto que sistema viviente y orgánico con posibilidad
de evohtción- desoparece, pasondo la razs indio a ser ura clase social que el u-
palol tratorá de no deiar penetu en la élite dirigmte" 35 .
20
La cosmovisión india no encuentra iugar y no cuenta en la nueva organización,
más bien representa un obstáculo para la incorporación del indígena. El indio tiene
que adquirir una nueva conciencia de sí para ser funcional en la nueva sociedad colo-
nial. Por lo tanto es importante que el indígena logre adueñarse de la visión de mun-
do del hombre hispánico y la haga suya. En la perspectiva de la organización del im-
perio,la lglesia significó la mediación apropiada para esta conversión, por serel orga-
nismo responsable y consciente de la visión del mundo hispánico, desde que los ecle-
siásticos eran la élite intelectual en las colonias.
"la convenión masiva de dicha cultum por un diálogo centetwio enoe los apo
2l
htgistus trisliuttt¡s na'itlt¡s ot lu culluru india t¡uL, ltabrían t,riticadt¡ al jliclco
(l¡(o iltit¡u)'tlt'dicltas ulturas dasda lu pü,ve('tit'a dc la untprarnión t'ris-
tiuttu Pcnt lt¡dtt asfo rto .fitt' pttsibla.t llubicttdo dcsuparccido kts orgattisttuts
tktnttules tlc la c'it,ilizatititt ittdia, al tnisit¡nen¡ s<'r,nconÍrabu ct¡n alemuttt¡s Llc-
s¡trtcgrodos.v'dispcr*x, .r'aun(luc cl ¡trinrcr impackt, el buutisnu¡, parecit'ra rt'-
lativantentc trit'il por tk) ltabt'rsc cutet¡ui:akt cl 'ttticlec¡ ético mítit'r¡' so-
bre twda, pcnnonccc diJitxt e intt¡ntoluble, un paganismo ombiental LliJít'il
de discentir .'t erang<'li:ar" 38 .
Las peculiares circunstancias histtiricas tlt-l siglo XVl, cr¡ el clinra dc la Contra.
reforma en que la c.rigencia de lrortodoxia lirc llcvatln al paroxisrno, inrpidieron c¡ue
se iniciase este diálogo entre "la cornprensitin cxistcncial" prelrispiínica y la "conrpren-
sión existencial del cristiano". No pudo colnenzar la cornpcnetración de las dos expe-
riencias religiosas que hubiera llevado a una verdaclera inculturación del Evangelio y
a una auténtica vivencia cristiana. No se dio ese pr'oceso de transformación del supues-
to último (la conrprensión existencial) rie la cultura a trxvés de un diálogo r¡ue perrni-
tiese justificar sus deficiencias. su falta de coherencia. Dussel dice c¡ue talt(t un "perío-
do patrístico" en la lglesia latinoamericana 39. I'ara esto Iabría sido necesario cotlocer
profundamente los elcnrentos constitutivos de la conciencia india.
Conclusión
22
Es necesario colocar la conquista en el cuadro de las cruzadas franco-anglosa'
jonas que miraban no sólo a fines espirituales, sino a fines políticos de reorganización
del Imperio de Oriente. El problema de la cristiandad era un problema político-reli-
gioso; sólo secundariamente aparecía el factor económico.
Así que es necesario, para una comprensión global y que corresponda a ia rea-
lidad, tener presentes los varios factores que determinaron las actuaciones de los con-
quistadores, de los misioneros y sucesivamente de las instituciones civiles de las colo-
nias y de lajerarquía eclesiástica.
23
ITIOTAS
.,Después de vuestras altezas haber dado fin a la guerra de los moros que reinaban en Europa
y haúer acabado la guerra en la muy grande ciudad de Granad¿.,. por la información que yo
había dado a vuestras altezas de la tierra de la India y de un príncipe que es llamado Gran
Can, que quiere decir en nuestro romance Rey de los Reyes, como muchas vece-s él y sus
habían enviado a Roma a pedi¡ doctores en nuestra santa fe porque le enseña-
"nt"."ior"i
sen en ella y que nunca el Santo Pedre le había proveído, y se perdían tantos pueblos ca-
yendo en idolatría e recibiendo en sí sectas de pcrdición, y vuestr¿¡s altezas como cetólicos
cristianos y príncipes amadores de la Santa Fe cristiana y acrecentadores de ella_, y enemi
gos de la secta de Maho-a y de toda idola6ía y herejía, Pensaron enüarme a mí,Cristóbal
óolón, a las dichas pa¡ridas de India, para ser los dichos príncipes, y los pueblos y las tierras
y ia iisposición de ellas y de todo, y l" -"n"r" que se pudieran tener pa¡a la c.onversión
á" e["" a nuesrra fe,'.TORCUATO LUCA DE TENA: I-a incógnita de la primera isla descu-
bierta por colón y otras incógnitas, en AMERICA INDIGENA - Ed. ISTMo - Madrid
t966, pg.28.
Si se considera el fin propio que |a teoría Patronal fijaba a su Vicaría espiritual en el ejer-
cicio del poder regio, soú." tódo a pa¡ti¡ de Carlos V, debe admitirse que la conquista de
le India tinla por iundamento principal (teórico, que es lo que aquí ffatamos) "la conver-
sión de los indios a la fe católica", en Ia Bulá fund¿mental de l¿ teoría del regio Patronato
se decía: "Nos igitur huiusmodi vestn¡m senctum et laudabile Propositum... ut illud ad
debitum fmem peiducatur .,, ut, cum expeditionem huiusmodi omnino prosequi et :¡ssumere
prob¿ menrc oñhodo*". Fidei zelo intendatis populos, in huismodi insulis ei terris degentes
ld religionem suscipiendum induceie velitis et debeatis, nec perícula, nec labore
ullo"hrirti-"-
umquam temPore tos deterreant, firma spe fiduciaque conceptis, 9199 D""t omnipo
t"rrs feliciter Drosequetur (Bula Inter caetera del 4 - V - 1493) '
""stro; El episcopado latinoamericano v la defens¿ de los pobres, pg 116'
"orritrrsDUSSEL:
ENRIQUE
24
!2 Ibidem, pg. XL.
zl "En México fueron vistas señales de fuego en el cielo, el templo abrasa¡ sin que nadie lo
hubiera prendido, rayos €n tiempo sereno. Jaime Delgado presenta como más signiñcativo
el hallazgo de un pájaro ceniciento pa¡ecido a una grulla. Llevado al señor Moctezuma en
una especie de espejuelo éste vio corro en lontananza personas que se acercaban de prisa
y combatiendo entre sí. Los traían a cuestas unos como venados" pgs. 317-318,
En el mundo may¡ en cambio las palabras proféticas proceden de los sacerdotes. Hablan
de la llegada de los "zules" o "extranjeros de barbas rubicundas'. Así se acercaba la carga
de la miseria, llegaba la señal del Dios único. Aconsejaban recibir a los huéspedes, los ba¡ba-
dos portadores de le señal de Dios. Se hubieran establecido una nueve era (pp. 318-319).
En la zona andina. Encontramos los testimonios de profecías y presagios en Huamán Poma
y Garcilazo de la Vega, Los más interesantes se refieren al inca Huayna Cápac. A su muette
fue anunciado que habrían de sdi¡ desde las costas unos hombres llamados Huiracochas
(p.320.).
37 Ibidem, pg.362.
25
33 ENRIQUE DUSSEL: Historia de la lglesia en América Latina, pg. 5g.
40 Ibidem, pg.60.
26
CAPITULO SEGUNDO
LOS METODOS MI S IONALES
PROBLEMAS GENERALES
ANTECEDENTES
Hemos examinado las condiciones en las que se dio este encuentro, las conse-
cuencias y sus reacciones. Tambiéu constatamos que los intentos de contener la vio-
lencia de la conquista, realizados por los misioneros y obispos, por el Consejo de Indias
y por la corona misma. en la mayoría de los casos quedaron frustrados. Encontraron
muchas dificultades y no lograron extirpar aquel carácter esclavizador que la conquis'
ta adquirió desde sus primeros años. El siglo XVII será marcado por un progresivo
cambio de política, ac€rca del problema indlgena, en cuanto la protección de los in-
dios pasará a manos civiles (los fiscales) y no será más competencia directa de los
obispos: cobran fuerza las ideas que propugnan la integración lingüística del indíge-
na como nredio fundamental de integración política y económica y así eliminar las
posibles rebeliones. Además, entre los misioneros, prevalece la orientación anti-in-
d ígena.
El Consejo de Indias en junio de 1596 proponía que en todos los poblados in-
dígenas se enseñara el castellano a niños y a mayores y sugería castigos para los rea-
cios a estas disposiciones. Segun el consejo a la romanización de amplias regiones del
Viejo Mundo tenía que corresponder ahora la hispanización del nuevo mundo. Esta
propuesta no fue aceptada por el rey Felipe II que, en el decreto del 3 de julio del
mismo año, conlrmaba la modalidad, hasta entonces vigente, del bilingtiismo.
"proclamó por vez primera, y sin reservas, la asimilación lingtiística de los pue
blos como derecho soberano de los espoioles y consecuencia rafifial de la con'
quista y colanización hispdnica Se propuso, demás, llevar u la pnictico la asi
mílación, considerada como urut necesidad política (...) Se concebía la centra'
lización baio la forma de hispanízación del imperio ünericano. La mismo debía
influir patlatinamente, y de manera general, paru poner a lsdo las enormes dir
prídades en las condiciones de vida y, en particular, pora encuadror mas cabal-
27
mente o los indios, desde el punto de vista económico y cultural, en la comuni
dad político" La integración de las poblaciones indígenas, hasta entonces aisla-
das, habtb de constituir una medida preventiva contra ünenazantes rebeliones" l .
"Los misioneros sabían que el indio era infantil y que psra impresiotwrlo o
qtraerlo la vía ¡ruis apta em lo del corazón Por ello doptaron para con ellos
la posición iniciol de pdres. Pero de podres que ya no sólo los onaban de utw
manem cualquiera, sino que los querían de "tmtcho corazón'y que, impttlsdos
por este onor patemol y tiemo, se habwn exryesto a indecibles peligros por
venir o salvolos'7 .
28
En las mismas expresiones con que introducían las doctrinas se nota esta actitud
fundamental. Se dirigían a los indígenas llamándolos: amados míos, hermanos, hijos
o muy amados hijos. También el esfuerzo de aprender el idioma respondía al afán de
cortar las distancias. entrando así en un contacto más inmediato v familiar con el in-
dígena 8'
L¿ corona misma con varias cédulas reales como las de Felipe II, la una del
1573 y la otra del 1580 enviada a la auüencia de Chiapas y Guatemala, insisten a
que los ministros eclesiásticos recojan noticias acerca de los ídolos y las costumbres
anüguas, para desengañar a los indios de sus supersticiones 11.
De hecho la gran masa de los misioneros no llegó a usar estas obras y la evange-
lización se realizó a partir de los conocimientos empíricos que dispersamente recibían
de los indios. El misionero, fundamentalmente, no se preocupó de refutar las creen-
29
cias indígenas, sino que explicaba directamente la doctrina cristiana. Rehuía de todo
peligro de sincretismo, participando claramente de aquella conciencia antisincrética
e integrista que se desarrolló en España a raíz d,el contacto con el Islam y eljudaísrno
y alimentada, en el período de la Contrareforma por una postura totalmente anti-
protestante 14.
Esto nos explica, en las Doctrinas, la ausencia de toda referencia a las creencias
o prácticas religiosas tradicionales, para explicar las semejanzas con el cristianismo,
como podían ser ritos de bautismo, de confesión y de comunión de la religión azteca.
El misionero evitó cuidadosamente toda analogía 15.
en prirner lugar se dieron cuenta que el sistema religioso de los indios, lejos de
estar concebido en forma dogmática y relacionado con un principio fundamental, es-
taba plasmado en forma de relato; es decir de una manera más apta para quienes eran
considerados in fantiles.
Según Borges este método sicológico es uno de los que más resultado lograron 17.
A este punto se nos plantea el problema del método que siguieron los misioneros
del siglo XVI.
30
talmente nuevo. La conversión para el neóñto tendrá que ser una renovación radi-
cal 18 .
3l
ba tan ocupado por la labor apostólica que le resultaba casi imposible dedicarse a se-
mejante tarea, que exigía unas observaciones pacientes y una larga reflexión.
¿Por qué prevaleció el método de la tabula r¡sa atrofiando y casi anulando com-
pletamente el método de la semilla del Verbo? La solución del método de la tabula ra-
sa para los misioneros del siglo XVI se presentó ventajosa por su simplicidad y clari
dad y además se presentó como garantía de la ortodoxia (máxima preocupación en
ese entonces no sólo de las jerarquías eclesiásticas, sino de la misma Corona), respon-
diendo así a las espectativas del tiempo. No podemos olvidar que la misión americana
de ese siglo coincidió con la Reforma y Contrareforma en Europa. Los celos por la
ortodoxia y el rechazo de la herej ía hicieron prevalecer entre los misioneros, la corrien-
te contraria a los indígenas, provocando, alrededor de 1570 una violenta reacción an-
ti-indígena.
Una de las consecuencias de esta actitud y de más gravedad para la iglesia fue el
fracaso de la formación del clero aborigen porque no prosperaron las iniciativas de
organización de los seminarios 2ó.
Resumiendo, podemos decir que hemos encontrado entre los misioneros dos ac-
titudes fundamentales hacia el mundo indígena. La una: intransigente, que evitó la
adaptación, combatiendo la idolatría y destruyendo los lugares de culto y los ídolos,
y no quiso tomar en cuenta las analogías existentes, más bien las consideró motivo
de confusión. Una de sus manifestaciones fue la creciente hostilidad hacia las obras
de etnografía (en un primer tiempo favorecidas) y a los misioneros que se dedicaban
a ellas. Ia posición integralista hará que en las mismas traducciones de las Doctrinas
se prefiera utrliza¡ términos latinos o castellanos en el contexto de la lengua autóc.
tont27 .
Una de las causas de la intransigencia y del integralismo fue, sin duda, además
de los factores presentados anteriormente, el pesimismo que los misioneros manifes
taron hacia las capacidades espirituales de los indios, bastante claro en la parsimonia
con que eran administrados ciertos sacramentos, como por ejemplo la comunión 28.
32
material ,asegurando primeramente la misma sobrevivencia física de las comunidades
indígenas acosatlas por la colonización, en lo espiritual en promover suntuosas para-
litúrgias en substitución de las ccremonias y celebraciones tradicionales, muy aprecia-
das por el pueblo. Pero el respeto de los misioneros hacia los indígenas se manifestó
de manera particular en el esfuerzo emprendido en defenderlos del influjo dei blanco,
organizando los pueblos, las doctrinas, las reducciones de las que eran excluidos los es-
pañoles. La diferencia idiomática fue una gran aliada del misicnero en esta tarea. He-
mos visto como fue el principal punto de fuerza para la monopolización de la media-
ción entre los dos mundos, pero, al mismo tiempo fue el punto más vulnerable del
sistema. De hecho se fue creando un sistema que requería una presencia perpetua del
misionero extranjero. No podía vivir independientemente. Ricard en .'Conquéte
espirihrelle du Mexique" pone de relieve el defecto, si así se puede llarnar, del amor
de los misioneros hacia los indios. No fue un amor maduro que aceptara que éstos
crecieran y adquirieran su derecho "au titre de gente de razon" y comenzaron a en-
frentarse con su nueva realidad hecha, también, del contacto con los blancos y los
mestizos. Fue un amor paternalista que nos puede explicar en parte el por qué los
religiosos no quisieron enseñarles el castellano y no le dieron curas de su propia ru2a30 .
33
Los concilios )t sínodos americonos se ocupan principalmente, y o veces exclusi
vamente, de los indios, considerados como "cristianos nuevos" o como poganos
que deben convertirse. ¡Son esencialmente misionerosl Los obispos debieron
crear, inventar, pensar nuevamente las soluciones cristiatas paro uno realidad
original
En ellos
Los concilios Limense III (1582-1583) y Mexicano III (1585), celebrados des-
pués del concilio de Trento, se pueden considerar como los puntos centrales de la ac-
tividad sinodal americana, ya por haber sido precedidos y seguidos por un notable nú-
mero de reuniones a nivel general y local (como las Juntas y los sínodos diocesanos y
los concilios primero y segundo, tanto de Lima como de México), ya por lograr un me-
jor planteamiento de los problemas y perspectivas de la nueva iglesia indígena.
Con todo esta preocupación no fue únicamente propia de los obispos, sino que
la hicieron suya también las Ordenes religiosas 35.
34
La producción lingtiística se desarrolló en dos direcciones y según dos tipos de
obras: por un lado los instrumentos de trabajo y estudio, conro las "artes' o gramáti-
cas y los diccionarios; por otro los manuales para el nrinisterio, como las "doctrinas",
los catecismos, las colecciones de sermones, las traducciones de los Evanqeli<¡s. de las
Cartas. de la vida de Santos 37.
El Concilio mexicano III (1585) vuelve sobre el argunrento acerca de las lenguas
nativas hablando de las traducciones de los catecisnros y de la administración de los
sacramentos únicamente a los que supieran las oraciones en su propio idionla 40.
Sin embargo, hubo también una tendencia misionera, tanto en Méx¡co como en
Peni, que proponía la enseñanza del castellano, para facilitar la comunicación entre
las mismas comunidades indígenas 42 . En el siglo XVt esta tendencia no prevaleció
ni fue adoptada, pero, a partir de 1620 será siempre más considerada. hasta imponerse
definitivamente.
35
lnento, el problenra de la prefererlcia del castellano un simple debate teÓrico y muy
limitado. Esta necesidad se codificó en ley eclesiástica que requería a los ordenandos
y a los promovendos a las doctrinas el conocimiento de la lengua más general de la
propia diócesis. Adentás el nlismo concilio promovió [a preparación de varios manua-
les catequísticos y paralitúrgicos 46.
Estas decisio¡res lueron acatadas con solicitud por los misioneros que estaban
penetrando las regiones de Popayán y del Mararión. Se percataron de que el conoci-
miento del quechua no era suñciente, dada la inmensa variedad de "naciones", favo-
47.
recida por la misma discontinuidad geográfica de los pueblos
Las mismas Ordcnes religiosas subrayaron la importancia tle una educacion ca-
tequística rtel pueblo la más firme posible dentro de las circunstancias del lugar,
tiempo ), personas. Ya en esta época no encontramos discusión sobre si se ha de
educar al pueblo ittLhgena en sus lenguas meternas o en castellano. Las directi'
vas dadas por los sínoclos, la multiplicación de los catecismos y confesionarios
en los idiomas intlios, Ia composición de gramóticas en las mismas lenguas, de-
nuncian urut preocupación general )) constante de hacerse entender los misione-
49 .
ros por los nativos en sus propios idiomas
concluyendo se puede afirmar que en la misión del siglo XVI hubo un respeto
de las culturas indígenas:
3ó
adcntro una conversión quc puade lta.va sid} parcial, pero ciertantente pr(>
lurula s2 -
LA DOCTRINA
"Los misioneros quertan rodear sus enseñanzas de todo cl atracÍit'o posible para
incitar a los indi<¡s a asistir a ellas y conseguit' quc los esc'ucharatt .r, aprendieran
con gusto. Pero esto mismo supone un deset¡ tle eyitar cn ellos el tedio, al que en
caso contrario, era fiicil que conduieran por el hecho de que su aprerulizaie en-
trañaba un esfueno quc a nadie, y tnuc'lto ntetrc)s o k¡s ittdk¡s, le grsta hacer.
En ambr¡s cayts, sin embargo, el esfuerzo de los ¡nisioneros cn este punto no in-
tentaba (... ) penetar mas horulo 53 .
También en las misiones de los jesuitas en el Peni había sido adoptado este sis-
tema; pusieron en nrúsica la doctrina cristiana adaptándole melodías populares indí-
genas. Y los resultados, segrin dice Acosta, no se hiciero¡ esperar. Acosta consideraba
este método del canto como necesario y apto sobremanera.
Para conseguir el mismo fin, es decir volver agradable la doctrina a los indíge-
nas, en la segunda mitad del siglo XVI se exigía que a los que tenían que asistir a la
doctrina se les facilitara la comida, el vestido y fueran exentosde los trabajos. En
1562 el obispo franciscano del Yucatán, Frarrcisco de Toral, ordenaba que los indios
ya cristianos y los encargados de la disciplina externa de la catequesis diesen de comer
y vestir a los que por primera vez eran instruidos en la fe.
37
ro. cuando en I 597 pidió al sínodo reunido establecer que los indios que estaban obli-
gados a asistir a la doctrina, por dos o tres días fueran exonerados del trabaio 55.
Se puede decir que estos fueron los principales medios "instrumentales" que,
conjuntamente con la lengua, facilitaron en cierto sentido, la comunicación de las
verdades de fe. Pero los testinlonios <¡ue llegaron hasta nosotros revelan una preocu-
pación más honda y presente por lo menos hasta casi finales del siglo XVI: es decir,
que los indios llegaran al bautismo con una doctrina suficiente. Desde un comienzo
(desde 1510. sobre todo) se opusieron a los bautizos en masa, apresurados y sin pre-
paración.
El Mexicano lll puntualizó que los que recibían los sacramentos sin conocer
los rudimentos de la fe, el significado nrismo de los sacramentos. los recibían sin nin-
gún fruto. Por lo tanto dispuso que ningun cura, tanto secular como regular, conce-
diera el bautismo a los que no hubieran sido primero instruidos en la fe católica, por
lo menos en su idioma 58.
l,a explicación de la doctrina tenía que ser la pri¡lcipal ocupación del cura. El
sacerdote tenía que ocuparse personalmente de la doctrina de aquellas personas que
aún no habían sido bautizadas, por tratarse del fundamento de la vida crístiana. Por
eso se exigía al maestro competencia, instrucción, ejemplo de buenas costumbres y
consagración.
Los culpables de la ignorancia general son mós bien los ministros y curas. Indicio
de dercuido de los ministros es la escasez de conocedores de lenguas indígenas
El Mexicano III mandaba además que, en el caso de que el cura fuera impedido
de enseñar personalmente la doctrina, lo sustituyeran hombres idóneos aprobados por
el Ordina¡io y explicaran por una hora el contenido del catecismo del concilio 60.
38
En el Concilio Limense I surgió la necesidad de una doctrina unificada en la
sustancia y en el estilo, que quedó codificada en un canon de la constitución 37: "De
lo que a los indios se ha de platicar y dar a entender" 61. Lot que no se ajustasen a la
instrucción publicada por el Concilio serían pasibles de la excomunión mayor y de
cincuenta pesos de multa 62.
Este más reducido, se limita a la p''eferencia que catla Orden ila a sus devocio-
nes y sistemas particulares: dsí, mientras que los dominicos propagandan la de'
voción al rosario y constituyen congregaciones rosariales, los ietuistas tierulen
a crear sus congregaciones marianas para las diversas clases sociales, y aún para
64
cada raza (.... ) .
39
los malos ejemplos de los sacerdotes. uno de los obstáculos más grandes
:erl :on era
la dedicación de éstos a sus intereses económicos, que cuidaban con mucho
más celo
que sus deberes ministeriales. El franciscano Luis Jeróninlo de Oré, hacia finales del
siglo XVl. escribla que había carencia de verdaderos pastores, pues muchos de éstos
pensaban más en enriquecerse, dando la impresión que las coias de religión
fueran
secundarias, así que también los indios aprendieron a considerar el cristranismo como
accesorio 68.
LOS CATECISMOS
40
Sahagún y Mendieta. Otros hicieron verdaderos catecismos en imágenes como los de
Pedro de Gante y del P. Testera.
Segrin los padres conciliares, la instrucción adecuada del indígena podía unica-
mente ser facilitada con el catecismo aprobado por el Sínodo y los encargados de la
enseñanza religiosa en iglesias, escuelas y colegios de niños habían de tenerlo y se-
guirlo en sus explicaciones, bajo pena de excomunión mayor. Tenía que ser usado to-
dos los domingos y, al menos durante una hora, debía impartirse la doctrina cristiana.
Además la instrucción religiosa tenía que alcanzar a todos, también los "siervos escla-
vos cargados de cadenas, y muchísimos indios,... detenidos en las minas o encerrados
en las cárceles" 7o.
Finalmente el Limense III dio cumplimiento a este anhelo y los obispos anuncia-
ron al rey Felipe II, en el año 1583, la composición de un "catecismo y doctrina cris-
tiana" que habría sido traducido en quechua y aymara. Fue publicado en Lima en el
año siguiente 71.
La redacción del catecismo único en las lenguas de los nativos quería conseguir
que todos se rigiesen por é1, para así lograr con claridad y precisión una enseñanza
de la doctrina y una ampüa uniformidad en el mundo indio y una facilidad máxima
en el cumplimiento del ministerio de los curas de inüos 72.EsIe catecismo se proponía
además que la enseñanza cristiana fuera familiar y fácil para el indígena y por conse-
guirlo,
"pareció conveniente modo escribirse por preguiltas y respuestas, para que pue-
dary meior percibirlas y tomarlas de memoria y paru que lo que así tomaren lo
eierciten, recitdndolo a sus tiempos los muchschos y los mayores, anando se
iuntan en la iglesia y aún cuando van de lsbores y otras ocupaciones.. y porque
4l
no son todos de una mesma habilidod y memoria, ordenóse también que se hi-
ciere un catecismo más breve para los rudos y otro mayor para bs más hábi-
les ... " 73 .
En la enseñanza del catecismo se procedía por una doble vía: una memorística,
por medio del canto que facilita el estudio del texto y otra intelectual, a base de la
explicación que imparte el cura del texto aprendido 74.
Los días del catecismo, donde había un convento, eran todos los domingos y
las fiestas. En cada pueblo o barrio habían unos encargados que reunían a la gente y
la llevaban a la iglesia. Llegados a ésta se procedía al control de la presencia y a la
anotación de las faltas injustificadas. A los inconstantes se los azotaba. Luego los que
se reunían, hombres y mujeres, repetlÍ¡n dos o tres veces una parte del catecismo al
que seguía un sermón de media hora.
EL PROBLEMA DE LA TRADUCCION
"Manda pues el santo Synodo a todos los curas de yndios en vtud de santa
obedíencia y so pena de excomunión que tengan y usen de este cothecismo,
que con su antoridad se publica, dexodos los demas, y conforme a él trabaien
42
tle ynstruir las almas que est(in a su cargo, ,, porque para el bien y utilídad cle
los yndios importa mucho que no sólo en la substanciay sentenciahayaconfor'
midad, sino tantbién en el mismo lenguaie ), palabros. Por tanto prohibe y veda
que nadie haga y use otra interpretación o traducción en las lengUas del Cuzco,
y la aymara, assi en la cartilla y doctrina cristiana, como en el cathecismo fuera
de la traducción, que con su autoridad se ha hecho y aprobado, y para el mismo
fruto se consiga en los dem(is pueblos, que usan difcrente lengua de las dichas,
encarga y encomienda o todos los obispos que procure coda uno en su diócesis
hacer traducir el dicho cathecismo por persorws suÍ¡cientes y pías en las demás
lenguas de su diócesis y que tal traduccíón, o interpretación así hecha y apro'
batla por el obispo. se reciba sin condiciones por todos, sin embargo de cual-
quier en contrario que haYa75 .
El primer sistema sin duda es más seguro para no correr el riesgo de heterodoxia,
porque permite evitar cualquier confusión y todo malentendido en el espíritu de los
neófitos. Esfozándose de cristianizar una palabra, utilizada hasta entonces por los
paganos, se corre el riesgo que pennanezca ambiguamente relacionada con conceptos
no cristianos. Hay que añadi¡ el peso de la praxis misionera de la época, como la ex-
periencia, por ejemplo, de Francisco Javier en el Japón'
Pero presentaba un inconveniente mucho más grave: que aquellas nociones per-
manecieran para siempre extranjeras al espíritu indio y en la superficie, resultando una
cristianización de barn2. Además el cristianismo aparecería como la religión de los
extranjeros y la lglesia universal como una institución particular de una nación o de
"
una raza .
En el segundo sistema se evita este problema, pero se choca con otro. Según
Ricard, la traducción de las nociones cristianas es un instn¡mento muy delicado que
presupone un conocimiento minucioso tanto del idioma como de la cr¡ltura indígena.
Es muy fácil caer en confusiones que pueden favorecer una comprensión ambigua o
distorsionada 78.
Los misioneros del siglo XVI optaron por el primer método de traducción que,
por otra parte, estaba en directa relación con el método de la t¡bula ras¡. Así comc¡
evitaron las analogías y las coincidencias de la experiencia religiosa tradicional, tam-
bién evitaron utilizar en sus traducciones aquellas palabras que tenían alguna referen-
cia con el mundo religioso indígena o con los significados que les atribuían los indios
en su idioma 79.
43
Evidentemente los textos resulta¡on diseminados de términos latinos v esDaño-
les indianizados 80.
Hay que añadir la idea fija de la idolatría y de la herejía. Se radicó de tal ma-
nera esta idea que todo lo que se relacionaba de algún modo con la cultura india (los
estudios sobre las creencias, las costumbres, la organización social y política, los idio-
mas indígenas) se miraba con sospecha. Este hecho robusteció la tendencia anti-in-
dígena ya presente en las Ordenes de los franciscanos, dominicos y agustinos y, por
otra parte, fue alentada por las autoridades eclesiásticas y civiles. En México el primer
Concilio Mexicano, para evitar errores, retiró todos los libros y doctrinas que estaban
en manos de.los inüos y en 1569 el Mexicano II reiteraba la prohibición. En 1569 fue
instituida la inquisición en México 82. Siempre en México.n tOZO, entre los francis-
canos, ganó la tendencia anti--científica y anti-indígena, al desaparecer los misio-
neros de la segunda y tercera generación que fueron los estudiosos de los indios, de
sus costumbres e idiomas.
44
al indio acerca de su mensaje religioso. Tiene el poder suficiente para obligarle a escu-
char. En el último cuarto del siglo XVI encontramos más claramente una doble co-
r¡iente de actitudes hacia el indígena. Permanece la actitud de la generación de ios
misioneros de indios verdaderos, de los obispos protectores de indios, que todavía
alcanza a afirmar sus principios en los dos concilios Mexicano y Limense terceros y
en los Sínodos que los siguieron. Es el período en que cobrará fuerza la política de
las reducciones y de la separación de los pueblos indígenas. Por otra parte toma fuer-
za, como hemos visto, la corriente anti-indígena que con el tiempo prevalecerá. La
constatación de que la idolatría no había sido totalmente extirpada será una buena
razón para justificar esta tendencia.
OTROS SUBSIDIOS
"Las obras teatrales misioneras mis antiguas de que tenemos noticia, de técnica
elemental y rudimenaria, son los dülogos, en ruhuatl, entre la Virge María y el
Arcangel Gobriel, y el luicio Final, en h misma lengua, compuestos hacia 1535,
respectivamente por los franciscanos Íray Luis de Fuensalida y Fr6y Andrés
de Olmos. (...) estas representaciones ercénicqs estaban íntimonente ligadas a
las pnicticas de culto y mantenían un canicter notablemente litúrgicl" 84 .
4S
"siguiendo la misma línea pedagógica, cuidaron los misioneros de impresionar
el aima indio con la fastuosidul lirurgicri, tan espléndida..., con un tanto de
teatralismo. Dentro de las posibilidades económicas el templo había de ser
grandioso, de anchas capacidades, ...; el culto armonizado con músicas vuriadas
a gasto del pueblo, 'oficios divinos con notable aparato'(...) Si es verdad que no
todas las doctrinas podrtlan hacer un inventario tan deslumbrante, st' en todas se
tendía a enseñar al indio la grandeza de su catolicismo por medio de la pedago-
gía linirgíct" 85 .
46
LA CATEQUESIS EN LA PRACTICA
En los medios visibles y concretos, utilizados en los primeros años, como los
signos y los catecismos en imágenes, resalta con más simplicidad y claridad 1o que
será el argumento fundamental y principal de los misioneros para llevar a los indi
genas a la conversión: la necesidad de salvarse de las penas infernales que Dios había
reservado a sus enemigos. Los misioneros preocupados, sobremanera, de la urgencia
de remediar a la perdición de aquellas gentes, intentaron t¡ansmitir el mensaje de la
manera más comprensible y convincente. Su predicación y exposición fue siempre
extremamente simple y tendieite a lo esencial.
La existencia del infiemo y del cielo parecieron ser los argumentos principales
y más contundentes para empujar al indígena hacia la conversión, que le hubiera ase-
gurado la salvación. Muñoz Camargo nos habla de una predicación por simples signos
que consistía en explicar la existencia del infierno, indicando la tierra, el fuego, unos
sapos, unas culebras, y del cielo, levantando los ojos hacia lo alto. Luego los misione-
ros hablaban del único Dios. Pero los indios permanecían sin entender nada 86.
47
los mandamientos de Dios y de la lglesia, los sacramentos y
las obras de misericordia.
Como conclusión de las explicacionés se planteaba alndígínal. n...rJ,luo de
escoger
o renunciar a la salvación.
Habían sido puestas en música las oraciones principales, los diez mandamientos
y Pedro de Gante compuso también una doctrina en versos acerca de la encarnación
de Dios, para salvar al mundo y cómo éste había nacido de la Virgen y.t¡u s7bis.
Tomando familiaridad con los idiomas nativos los misioneros pudieron predicar
sin libros. A los indígenas que se acercaban en los días domingo a las instrucciones
de los misioneros franciscanos (los doce) se les proponía este esquema: Dios uno, to-
dopoderoso, eterno, creador de todas las cosas, omnisciente, sumamente bueno y pro-
vidente. También era materia de la enseñanza misional el conocimiento de la Virgen,
considerada por los indígenas en un primer momento como una diosa, la inmortalidad
del alma y la doctrina sobre los demonios, identiñcados con los ídolos.
48
ninguna cosa sabía ni había oído de Dios". Finalmente reunían a los jeles y princi-
pelJs y les explicaban cómo el Dios del cielo era verdadero señor, creador de cielo y
tierra y quién era el demonio, adoradc por ellos y como éste los tenía engañados. Tal
predicación provor:ó que los indios delante cle los misioneros quemaran a los ídolos 88.
"como ltabía un sr¡l,t Dk¡s, hacedor de todo Io criado, paro que olvidasen las
imagenes de la gcntilidwl y reliquias de su itlolatría, y que este Dios era uno v
trino en personas, y la segurula, que lue el hijo, había dado la vida en cruz por
los hombres .y que los que de su evangelio se aproveclrubon gozaríon bietrcs
etentos, ), los quc ru.¡ kt abracen, serían atormentados para sienlpre en el in-
lierno'89 .
49
La tendencia a presentar explicaciones más que refutaciones la encontramos
también en las contestaciones, por parte del misionero, acerca de aquellas costumbres
y tradiciones que estuviesen relacionadas, aunque sólo mínimamente, con el hecho
religioso pagano. Esta posición fue consecuencia de la conciencia que el misionero
tenía acerca del objeto de su predicación, pues pensaba que lo que anunciaba, era
una cosÍt totalmente nueva y que, además, traía consigo una ruptura absoluta y total
con todo lo anterior: sin esta ruptura no habría salvación. Por eso el mjsionero no
se esforzó en demostrar los absurdos y errores que encontraba, sino que tendía a cor-
tar todos los puentes con las antiguas tradiciones. Fue a raíz de este principio que
el misionero se obstinó en destruir también aquellas costumbres que tenían apenas
un carácter religioso 93.
El tercer catecismo de üma, por ejemplo enumera siete rzzones por las que el
cristianismo era digno de ser creído.
'Era la doctrinu revelada por Dios quien no puede engañar; era el sistema reli'
gioso adoptado pol todos los cristianos, lo habíun enseñado los santos, los pro-
letas, los apóstoles, todos inspírados por Dios; por ella habn muerto millares
de mtirtires: el misionero estaba dispuesto a morír por ella; con esta doctrina
obrarcn milugros los Santos, eru seghida por reyes, señores, sabios; en urut ptt'
labro por todo el mundo'96.
50
Lo que anunciaban no era invención suya, sino que el nris¡no Dios se los había
dado y ofrecían como garantía de ello la Biblia. Y para que los indígenas pudieran
cerciorarse personalmente de la veracidad de lo que decran, Zumárraga, en México,
propusr) traducir la Biblia al idioma nativo, y en particular los Evangelios y las cartas
de S. Pablo.
Zumárraga, como también hará el catecismo tercero de Lima, invocó los argu-
mentos de autoridad, hablando de la aceptación de la fe por parte de los apóstoles
y su predicación, la vida y obras de los santos cuyas biografías eran leídas a los indí-
genas. Los mismos españoles no consideraban una estupidez creer el cristianisnro, rnás
bien, aun teniendo mejor entendimiento que los indios, lo creían y estaban contentos
de ello.
"Todo el mundo conoce y sigue esta doctrina de Dios"- Lo cual en sentirlo ne-
gativo, equivaltb a este otro que se lee también en el catecismo: "el indio que no
aprende la ley de Dios es como bestia que no quiere más que comer y beber,
no tiene o tro gusto síno en pcrcer hierba " 99 .
"Mucha cosas de las que se les diran no las podrán entender, porque son cosas
que exceden nuestro entendimiento; que las creen porque son verdad, que Dios
las dijo por su boca, y nos las deió escriptas ,n *t ¡¡6rot' lo0 .
Una vez demostrada, con este proceder, la verdad del cristianismo y su general
aceptación, los misioneros concluían que los indios "tenían obligación de prestarles
asentimiento intelectual y de llevar sus preceptos a la práctica. En una palabra: tenían
obligación de hacerse cristianos' 101.
5t
Pero el argumento más esgrirnido y presentacio con m¿is
riqueza de detalles fue
ia necesidad de salvarsc de las penas del infierno, con las qu- ,..irn castigados los in-
fieles y los nlalos cristianos, y de conseguir el goce perpetuo que Dios reseryaba a sus
anrigos. [-a descripci(rn de las penas del infierno, de la ultratunlba. del paraíso, fue el
argumento (lue. por cierto, irr¡¡r¡gsion(l nrayormente a los indígenas. Los jesuitas rc-
cunra¡r abundantentente en casi todas las predicaciones a este máximo arqumento
pala alejar a los indios de la idolatrn 103.
Motolinía relata córno los indígenas "tonlaron tanto espanto y temor" al es-
cuchar la prirnera explicación de las verdades de ultraturnba hecha por ios padres
franciscanos. Para otros indígenas. corno para los indios del l{eino de Le,jn, en cambiu-,
el argumentc' más convincente era la descripción del paraís<-r conto un lugar en donde
abundaban el rnaú y todr clase de cornicla 104.
Segin tsorgcs h fuerza especial. que entrar-raha esta razón (la necesida{ de evitar
las penas del rnfierno v c<useguir el cielo) hay que colocarla en el carácter tímido del
inc!io. Las descripciones detalladas y de ccrlores nlriv vivos de los lugares infernales,
de las penas que esperaban a los pecadores y de los <iernonios por ur-l lido, las visiones
serenas y beatiiicas del cielo. por otro, en donde caci¡ uno pttseeria rrn Ierl¡oso pa-
lacio para gozar con sus antigos v permanecería, después cle ia resurrección de la car-
ne, siernpre herntoso. jo'ren y alegre. tocaron ¡rarticularrnente aquella sensibilidadl
aprovechando ese aspecto de tinridez propio rJel tetnperamento ¡ni¡o 105, consiguie-'
ron numerosas conversiones.
concluyendo se puede decir que cada misionero o cada Doctrina partía de di-
versos principios y los organizaba de una manera distinta. pero llegaba a una conclu-
sión única: la necesidad del cristianismo para salvarse. Adimás la-preocupación y la
obligación moral de "salvar a las alrnas' llevaron a los misioneror . uiilir.r ¡ugumentos
no propiamente teóricos en el convencimiento de los indígenas. De hecho, sin ningún
problema, insistían sobre la asistencia obligatoria a la doctrina, la frecuencia contróla-
da a la iglesia y a las celebraciones ritúrgicas, y sobre el abandono de toda religio-
sidad tradicional bajo la amenaza y la práctica de castigos y puniciones .orporái",
puesto que los misioneros consideraban al indígena ncapaz de comprende, il ualor
moral de la excomunión, o de casiigos correspondientes. por otra parte a los indios
52
en estruc-
les era imposible eludir la predicación.dado que se encontraban encuadrados
finaliiades, tenían también la de asegurar la instrucción religiosa
,rrror, qu., entre sus
de! nativo 107.
CONTENIDOS DE LA CATEQUESIS
Catecismos mexicanos
53
La DOCTRINA de FR. GONZALO LUCERO quiere enseñar a los indios las
verdades del cristianismo, con mucha simplicidad y lentitud.
El catecúmeno tenía que saber: la serial de la cruz, Credo. Padre Nuestro, Ave
María, Salve Reina, los catorce artículos de la fe 112.. ¡or mandamientos de Dios y de
la iglesia, los sacramentos, el pecado venial y mortal, los siete pecados capitales y la
confesión general.
Este texto no es original porque se basa sobre textos de la península, sobre todo
de la diócesis de Granada. Según Lopetegui-Zubillaga su contenido recuerda la doc-
trina pueril de Raimundo Lull y presenta el plan del catecismo preparado para los
moros de Granada por el fraile jerónimo, Pedro de Alcalá.
54
El CATECISMO del CONCILIO MEXICANO TERCERO tiene este contenido,
como resultado del resumen de la doctrina cristiana que cada uno de los curas secula-
res y regulares tenía que conservar: la oración dominical, Ia salutación angelical, el
símbolo de los Apóstoles, la Salve Reina, los diez mandamientos de la ley de Dios, los
cinco de la lglesia, los siete sacramentos de la fe y los siete vicios capitales 115.
55
"sabiendo el Pater Noster, Avemaría, credo y mandamientos... podrales
bauti-
zar el primer domingo o tiesta, pasados los treinta ttías. y no lis penntion que
el día-que se bautizaren ni otro awes hagan excesos ni en comkla ni cn bibi-
¿o "rr7.
El contenido de la catequesis, que podemos considerar como una doctrina ..lar-
ga" aparece en las constituciones 38 y 39. Se presenta la diferencia entre honrbres y
'
animales; los unos tienen alma, los otrc¡s no;la diferencia entre los hombres: los unos,
hijos de Dios, marcados por el bautismo, después ¡le la muerte irán al cielo, icrs otros,
enemigos de Dos, no son bautizados y no guardan los mandamientos y después
de la
muerte irán al infierno.
"Y decirles han cómo todos sus antepasarlos y señores, porque no cottocrcron
a Dios ni le arioraron, sino al sol y a ias piedras y a las demas criaruras, csran
ahora en aquel lugar con gran pena" 118.
Luego tenían que presentar a Dios uno y trino, cieador de los ángeles (algunos
entre ellos se rebelaror, a Dios y fueron aiejados, en el infierno). del mundo y ie los
hombres, el paraíso terrenal, la tentación y ra caída, el pecarto original, poi el cual
quedaron cerradas las puertas del cielo, Dios amaba al mundo y mandó-a su hiio:
la encarnación, vida y muerte de Jesús en la cruz (necesaria pará nuestra salvación)
la ida de los rnferos y la liberación de los buenos, ru ,.rurr...ión y ascensión al cielo.
"Y deionos abierta la puerta, para que todos los cristianos que hicieren lo que
Ies dejo mandando, cuando muriesen, vayan süs almas al ,¡r¡o. ll9 -
Para lograr el cielo hay que observar los mandarnientos, adorar a Dios sobre
todas las cosas:v no la una y las otras creaturas; practicar las obras de misericordia y
recibir los sacramentos.
"Lo necesario es que crea en Dios, padre, hijo y espíriru santo, que es el cria-
cosas y da gloria a los buenos y pena eterna a los malos.
dor de todas las
Yten que Jewspo (sic ) es hiio de Dios y redimió los hombres por su muerte y pa-
sión; demis desto, que todo lo que la glesia católica de los cpianos (sic) tiene
y cree, es vetdad; (...)que el alma del hombre nuncd muere ni se acaba:lacual
se limpia de todos los pecados y se salva mediante el bautismo y pora recivir el
baptismo es menester: lo primero, creer firmemente Io que estadicho; lo segun-
do, tener anepentimiento y dolor de todos las culpas cometidas, especialmente
la ydolatría y de los demas pecados; lo tercero, determinar de corazón de no ha-
cer tales puados ni otros de ay en adelante sino gttudar los mardonientos de
Dios y de la yglesia; el que estuviere desta suerte dispuesto, debe ser baptizulo
quando peligre de muerrc' l2o -
56
El TERCER CATECISMO DE LIMA (1583) es la priinera obra que fue editada
e inrpresa en el conlinente americano.
UNAS OBSERVACIONES
Borges observa que el tema central de todas las doctrinas y que ha sido desa-
rrollado con más prol'undidad es el tema de Dios. l¡ insistencia en el tratar ei tema de
Dios respondía, sin duda, ai hecho que los misioneros querían hacer resaltar la dife-
rencia entre la bondad del Dios de los cristianos y la voracidad sangrienta y cruel de
57
los ídolos, considerando ésto, el argumento más convincente para que los indígenas
llegaran a conocer al Dios verdadero y, de este modo, salir de su error atávico y funda-
mental: la idolatría.
"Para hacerles ver a los indios la belleza intema del cristianismo y atraerlos ha-
cia é1, los misioneros insistieron de una manera especial en el tema de Dios
Aún mas. Después de un examen detallado de las Doctrínas, hemos podido cons-
tatar que, a no ser cwndo se aborda el tema de la divinidad, los misioneros no
intentan explorar ninguna otra de los bellezas que pudieran haber encontrado
en la doctina del cristianismo" 123 .
58
las veces, la no aceptación del cristianismo por parte de los indios se dio a raíz de la
obligación de abandonar a sus mujeres o tener que renunciar a la vida torpe (según
el iuicio de los misioneros) a que estaban acostur,lbrados.
El juicio, tal vez, aparezca exagerado pero da una imagen bastante real de lo que
fue la orientación y las argumentaciones de la catequesis. De hecho se puede compren-
der mejor aquella insistencia martillante y traumatizante sobre el infierno, los castigos
eternos y los demonios que se proponía extirpar definitivamente elinflujo de todo lo
tradicional que, pudiera tener cualquier tipo de relación con la "idolatría". Añádase
la práctica de un control de tipo policial y se comprenderá que en definitiva el indi
gena se encontró compelido a asumir las nuevas formas religiosas y norrnas morales,
dado que una adhesión espontánea y determinada libremente encontraba, como he-
mos visto, ciertas dificultades. Con esto no queremos excluir la posibilidad que se die-
ran conversiones, fruto de una decisión personal, habiendo constatado el indio la
bondad y misericordia de Dios y la veracidad y belleza de la doctrina propuesta por los
misioneros.
INSTITUCIONES CATEQUISTICAS
"(Es) un derecho concedido por merced reol a los beneméritos de las Indias
para percibir y cobrar para sí los tributos de los indios, que se les encomenda-
59
ren por su vido, y la de un heredero, confonne a la ley de sucesit)tt con cargo
de cuiciar del bien de los inriíos en lo espiritual y tenporal; y de habitar y áe-
fender las provincias donde fueren encontendados, y de hacer cumplir todo
esto con luralnento porticu¡or" 126 .
En 1537 se establecía que todos los indios, residentes en la al<iea <ie la enco-
mienda. asistieran a la docirina todos los días, nrientras que los que vivían alejados
tenían que acudir a elia sólo los domingos y los días de fiesta.
I:s leyes se ocuparon también de quien tenía que impartir la enseñanza religiosa.
60
El Obispo de Santa Marta, Fr. Tomás de Ortiz. en 1530 estableció que ei doctrinero
fuera irijo de !a aristccracia, que con este fin, recibía una inst¡ucción especiai. En
caso que fuera un seglar español tenía que ser examinado acerca de la doctrina cris-
tiana y reunir determinadas cualidades. (Luego sobre todo en los concilios y sínodos,
se establecerd que el rioctrinero preferentenrente fuera un sacerdote.
Aunque no haya cédula o carta q¡¡e trate el tema de las encomiendas sin decla-
rar explesamente haber sido instituidas éstas con el fin primordial de instrui¡ a los
indios en el cristianismo, con el pasar de los años los misioneros y los obispos cayeron
en ia cuenta de sus graves deficiencias en lo referente a la evangelaación y también
en relacióri a la misma sobrevivencia de las comunidades indígenas.
Desde un comienzo de ia colonia, pero aún más en el segundo cuarto del si-
glo XVI,algunos obispos y misioneros se dieron cuenta que la encomienda no podía
ser el lugar preferencial de verdadera evangelizacirin por su misma estructura eminerr.
temente eccnórnica y por su sistema de encubierta esclavitud, tanto que permitía al-
canzar solamente una parte de la población indígena, puesto que muchos indios se
alejaban de su influjo. El obispo de Quito, Pedro de la Peña, en una ca¡ta al rey, con-
sideraba como causa primera de que todavía había indios sin bautizar, la presencia
y actuación de los encomenderos y los malos rratos que padecían los i¡dios.
6l
se preocuparon, con el pasar del tiempo, no sólo misioneros y obispos clarividentes,
sino las mismas reuniones oficiales de lilglesia incipiente.
que todos los curas y las demás personas, a quien toca el cargo de yndio, se ten-
gon por muy encargadas de poner particulor diligencia en que los indios, dexadas
sus costumbres btirbaras y de salvajes, se hagon a vivir con orden y costumbres
políticas... 139.
62
Como decíamos, las reducciones alcanzaron su apogeo y su mejor organización
por obra de los jesuitas desde 1576 (fundación de Julio) en los territorios de los gua-
raníes. Los jesuitas desde el comienzo de su misión americana usaron el método de
los pueblos, siguiendo en esto el ejemplo de los franciscanos.
"Por primera vez omplias zonas de misión tienen un contacto exclusivo con la
iglesia sin mediacíón de las armas hispánicas y sin la intromisión del comercio
y la explotación económica. El sueño de lus Casas se verifica en muchos puntos.
Estamos en el tercer período de lo misión, y ciertamente el más perfecto de
cuantos se habían ¿¿o" L4l .
Cuando los jesuitas fueron expulsados del campo de su trabajo, se denumbó to-
do el andamiaje, faltando el centralismo paternalista de los misioneros. A pesar de esto,
las Reducciones se pueden considerar uno de los mejores frutos de la labor misionera
en el siglo XVII y, al mismo tiempo, la máxima realización de la orientación indige-
nista de los misioneros de la segunda y tercera generación.
Desde los comienzos de la misión franciscana en México (1524) fue praxis mi-
sionera formar unos muchachos en lo referente a la doctrina y luego enviarlos a sus
tierras,
"para que allí díesen noticia de lo que habían aprendído de la ley de Dios, y
lo enseñasen a sus padres, puientes y vasallos, dando orden cómo se iuntasen
ciertos días para ser enseñados, como se hocía en los pueblos donde hsbta mo-
ngg¡g¡7" 143.
63
los indios) ¡t enseñe la doctrina xpiana (sic)por su cl¿ra'
(o en fli
"... se le diga
y esto por la mañana antes que
ausencia pár algun mancebo bien instruido, sea
y " 144.
v(t)'dn a sus labores ocupacianes
Lcs catequistas suplían la presencia del misionero en los lugares menorcs, gene'
relmente visitados por éste una o dos veces al año. En cada uno de estos centros se
nombraban también alguaciles o fiscales, que tenían que vigiiar sobre la observancia
pública de la vida cristiana.
COLEGIOS E INTERNADOS
Sin embargo los misioncros no descuidaron a la masa y el¡ cada pueblo, reunían
a los niños después de la misa para enseñarles el catecismo. Una persona mayor estaba
encargada de reunirlos y acompañarlos a la iglesia y luego a la casa.
64
Pero el sistema de internado tuvo sus inconvenientes. Ricard dice que, según
Sahagun, en los muchachos, puestos en un ambiente de inmobilidad física y bien
alimentados, pronto se despertaron los apetitos sensuales y se relajaron moralmen-
te tanto que fue necesario poner remedio enviando a los muchachos a dormif en
*u, c"sas 148.
De la necesidad de los castigos corporales ninguno dudó, más bien se los consi'
deró necesarios y como la cosa más al alcance de la capacidad de entendimiento de los
indios. En el Art. ll7 de la parte referente a los indios del segundoConcilio de Lima
se lee:
"que sean los indios constreñidos con penas convincentes a guüdar los precep-
tos de la religión xpiarw (sic).. y que estas penqs no sean espirituales como
cenfltras, de las cuales se oprovechan poco lo indios, sino penos personales o
coporales, más qual pena y hasta que tanto se ha de executar cda delíto no
pertenece al cura determinarlo sino que el obispo odene en su diócesis lo que
deva hacerse... y señdlense penas para los que por negligencia dexan la misa o
doctina; yten para los que no traen sus hiios a baptizar; yten para los que dexan
de confesarse a w tiempo; yten püa los que consultan los hechiceros; yten
para los que docan la fe y adoran a los ídolos y gtacas y pora todo los demds
que usan supersticiones e ritos de infteles y son apóstatas de la fee o hacen con-
tra la ley fls [¡ssD r5o .
I¿ vida cristiana del indígena era orientada, sostenida y controlada por una se-
rie de medidas üsciplinarias que iban del azote a la asistencia coacta a horas suplemen-
tarias de catecismo, de la cárcel a servicios personales en la iglesia. En este sentido
le$slaron también los dos máximos concilios, el Mexicano y el Limense ter@ros, pe-
ro proponían que las penas fueran más suaves, aunque en el Conciüo de Lima se en-
cuentre la disposición de castigar con doce azotes cada ausencia de la clase de cate-
cismo 151.
Pedro de la Peña, obispo de Quito, en una relación afirmaba que era necesaria
cierta compulsión externa para que los indios acudiesen al horario establecido de
la doctrina y con esta finalidad se instituyó el oficio de "alcalde de doctrina" que
en el caso de necesidad aplicaba las penas 152. En Nueva Granada paraejercerlacor¡
65
veniente vigilancia se nombraron a los vigilantes, una especie de policía, que cuidaba
que en las aldeas todos cumpliesen con sus obligaciones 153.
Sin embargo existía el convencimiento que no era el rigor del castigo o las ame-
nazas el método más indicado para atraer a los indios a la fe, sino el amor. El misrno
concilio Limense II afirma esto diciendo que el evangelio es la ley del amor y no del
temor. Loaysa, ya en 1545, escribía en sus Instnrcciones que para predicar eÍanece-
sario "primeramente ... no hacer ... vexaciones... a los indios' y que la causa de la
justicia era el fundamento de la evangelización.
Los indios tenían que ser "persudidi y atrayidi por la verdad del Evangelio"
y "ninguno ser compelido para recibir nuestra sante fee cathólica" 154.
En la vida misionera del siglo XVI se dio un movimiento altemativo entre in-
tuiciones, actitudes y actuaciones acertadas misionoiógicamente y culturalmente, que
ponía en el centro de interés al indio como hombre y lo consideraban como tal, con
actuaciones y actitudes más etnoséntricas e integralisf¿5 (ss consideraban como fun-
damentales ciertos valores, hoy ya relativizados). Estos llevaban a considerar al indí-
gena como una fiera, una "bestia' que había que, por su mismo bien, amansar y do,
mesticar y, por lo tanto, no surgió ninguna duda acerca de los medios, a veces vio
lentos y represivos, que se utilizaron para conseguir el fin que había sido propuesto:
salvar el alma de los indígenas de la condenación eterna.
66
fu0TAs
1 RICHARD KONETSKE: América Latina. La época colonial. Tomo II, Siglo XXI - Madrid -
1978, pg. 202.
2 Ibidem, pg.202.
6 NATHAN WACHTEL: Los vencidos. l,os indios del Perú frente a la conouista española
(f530-1570) - Alianz¿; Madrid I 976, pg. 244.
11 lbidem, pg.325.
L2 lbidem, pg. 326. Los capítulos de los dominicos de las provincias de Chiapas y de Guete-
mala, en f558 y 1578, encomenda¡on a los "obreros de indios" de investigar sobre las
costumbres indígenas.
15 (...) cs sintomático que en las Doctrin¡s nunca se recr¡¡ra a las creencias o práctices religio-
sas de los indígenas pa¡a demostrarles o explicarles mejor sus semejantes del cristi¡nismo.
El silencio se podría explicar porque tdes Doctrina¡ estaban destinadas a todos los misio-
neros y quizis no todos estuvieran suficientemente capacitedos para usuÉuctuar en grado
debido de las analogías, o porque podían caer en l¡s m¡nos de los indígenas y éstos cicrta-
mente no lo estaban para interpretÍlas por sí mismos sin peligro e$ le o¡todoxia. Pcro h
67
explicación no la juzgamos convincente. Esto último es lo que hace generar la segunda di-
ficultad para que los misioneros se v¡lieran de las semejanzas. Corría el peligro que los in-
dios no vieran en el cristianismo sino un trasplante de sus concepciones o prácticas religio-
sas antigu.as, considerando aquéllas en todo semejantes a éstas. PEDRO BORGES, obra ci.
tada, p9 149.
l6 lbidem, pp 89.
t7 Ibidem, p9 90
24 Ibidem, p9 48.
27 Ibidem, p9 336.
28 Ibidcm, pg.337.
29 Ibidem, p9 338.
6t
34 Enrique Dussel ejemplifica el interés personal de los .obispos por. los idiomas nativos. Por
Z.,^árrig". en México, se lamentaba de no haber llegado.a aprender el n¿huatl,
"j;;;i. obligadJa preücar a los indiospor intérprete. En cambio Alburquerque en Oaxaca
uié.ior"
predicaba a los indios en su lengue.
'eNnlqUf
DUSSEL: El episcopado latinoamericano ... ' pg. 133'
48 Ibidem, p9 512.
49 Ibidem, p9 545.
69
5l ENRIQUE DUSSEL: El episcopado latinoamericano
... pg. 142.
52 lbidem, pg. 280.
66 lbidem, p9.540.
67 Ibidem, pg 541.
69 Ibidcm, p9 544.
72 lbi&m, p9 141.
73 ANIONIO DE EGAñA: obra citada, tomo II, pg. 273.
70
80 Ibidem, pg. 74'
90 Ibidem, Pg.316'
92 Ibidem, p9.303.
98 lbidem, pg 313.
7l
106 Ibidem, pg 330.
112 Comprendían los siete artículos de la divinidad de Cristo y los siete de la humanidad de
Cristo.
Los siete a¡tículos de la divinidad:
Primero: divinided y atributos de Dios
Segundo, terce¡o y cua¡to: los misterios de la Trinidad y los seres inmaterieles (ángeles y
demonios).
Quinto: los seres mixtos: lro¡nlre y mujer. El paraíso terrenal, Adán y Eva;almaycuerpo.
Inmo-rtalüad y espiritudiüd del alma del hombre. Inocencia primoráial, tenta.ión, caíia,
pecado original. Lucifer, los ángeles guardianes. Los iliablos. Reierenci¿ a los ídolos. '
Ultima P¿¡te del quinto, sexto y. séptimo: necesidad de odiar al diablo y ¡unar a Dios. El
pecado, le penitcncia, la confesión. Penas y premios El ñn del mundo y la caducidad del
mismo. La resurrección del cuerpo, los cuerpos gloriosos, eljuicio unive¡sal. Resumen.
72
123 PEDRO BORGES, obra citada, pg. 160.
73
t46 Ibidem, pg 52.
74
BIBLIOGRAFIA
(Madrid, 1960)'
BORGES, P., Métodos misionales en la cristianizacién de América'
y la defensa de los pobres. (México'
DUSSEL, 8., El Episcopado Latinoamericano
r979).
WACIITEL, N., Los vencidos. Los indios del Perú, frente a la conquista española.
(Madrid, 1976).
75
SEGUNDA
PARTE
CAPITULO PRIMERO
En el mundo
Para comprender el material catequístico, que a lo largo de los años ha sido ela-
borado, es necesario examinar la manera con que las distintas generaciones de misio-
neros se acercaron a los Shuar; sólo así se podrá comprender la ev<¡lución de este
nlaterial y de los catecismos en especial.
I-a segunda mitad del siglo XfX está ma¡cada por la renovación del empuje mi'
sionero que ve multiplicarse las congregciones y las fundaciones con orientación apos-
tólica y -ition.t" 1. Aunque el movimiento haya proceüdo desde el exterior de los
ambientes eclesiásücos, en- ese mom€fito sumaÍrente preocupados Por los intereses
europeos, comprometía a toda la iglesia.
Los últimoa años del mis¡no siglo vieron también la expansión imperialista y
colonial de la vieja Europa 2. En cierto senüdo, podemos decir que,el nuevo cufso de
las misiones, después de rnrís de cien aitos de estancamiento, tomaba fuerza a la sombra
del colonialisrno. Ias aspiraciones de las misiones indígenas est¿ban estrictamente li'
gadas a los esfuerzos de la prrlítica eclesiástica de mejorar las relaciones_enúe la Igle-
íia y et Estado, comprometidas después de 1870 3. En los territorios de ultrama¡ la
proiagación de la fe dependía de la políüca colonial, que directa o indirectamente
79
ejercía una cualquier potencia europea en la región 4. Los misioneros estaban injerta-
dos en el sistema imperialístico y subordinados a é1.
"En cai ningttn poís se pude hablar de una efectiva libertad de propagación
de la fe. Este contexto que solo en la edad contemporánea se comenzó a com-
prender en profundidad, no signiftcaba naturalmente, que los müioneros
fueran
coadiutores voluntarios de tales sistemt económicos. AI iuzgar de las relaciones
del tiempo, los misioneros en su mtyoría, no caían en la cuenta en absofuto, ni
siquiera mínimonente, del olcance político de su fiabajo. y atin los mismos que
en un segundo momento, puecían como müioneros particalaf1nente comprT
metidos en la política, querían solonmte dar prueba de su patriotismo, a menu-
do considerado dudoso por las uttoridades coloniales', 5 .
En el Ecuador.
. Luego de la salida de los padres jesuitas en l7ó8, las misiones orientales que-
da¡on en el abandono, intemrmpido por permanensias breves e intermitentes ¿e ¡-
gún sacerdote o religioso, mandado por el arzobispo de euito o por el obispo de cuen-
80
ca, hasta 1870 cuando el presidente Gabriel García Moreno dio un nuevo empuje a
la acción misionera, pidiendo a los jesuitas que se hicieran cargo nuevamente de las
misiones de la zona Oriental del Eiuador. El historiador ecuatoriano Julio
Tobar
Donoso. hablando de la salida de los jesuitas de las misiones, escribe:
La presidencia de Gabriel García Moreno marcó el nuevo curso para las misio-
nes en la Región Amazónica Ecuatoriana.
"García Moreno fue un catÓlico devoto y como tal no tardó en cul¡tar al libera-
país, y se con'
lismo de orígen extraniero de la escisión que estaba dividiendo su
vmció que lólo tot ffadiciones católicas del Ecuador estaban en la posibilidad de
le-
ejercer ina fuerza de atracción que pudiera reunir a grupos geográftcamente
ro
y
ionot y étntLu socialmen-te distintos" '
La muerte violenta de García Moreno en el mes de agosto del misrno año trun-
có el proyecto en su nacer.
Aparece bastante clara la ccnstante que habíamos hecho notar al comenzar este
párrafo: las misiones en relación con el "interés de la Nación; y se perfila uno de los
que ha sido considerado por los misioneros como indispensable: la coloni'
^étodo,
zación.
81
El triunfo de Eloy Alfaro introduce un período de difícil convivencia entre
las misiones y los gobiernos liberales. De modo que, el hacer resaltar ..el
interés de la
Nación" será una constante de la política de la Iglesia misionera, para justificar
su
acción apostólica. Esta política, hasta cierto punto necesaria, en orden la
a consecu-
ción de los objetivos religiosos que se proponía, está bien documentada por p.
el Juan
Bottasso en el capítulo "Instrumentos y métodos de la actividad
aculturante,, de su
tesis.
En 1935 se firmó un contrato (el primero) entre las Misiones y el Gobiemo. ve-
lasco Ibarra,
"como fino hombre político, medw todas las ventajas d.e la presencio
misionero
? yra época en que la crisis con el peru por la posesión dé ros tienu orienta-
les, llegaba a cado rato al punto de ruptuya; 10 .
Además, con este contrato, inicia un nuevo período en que los misioneros
van
tomando acto de ciertos problemas que la colonización,ya no controlable por los
misioneros, creaba en la convivencia con el grupo Shuar.
82
La Ubicación del Misionero
Para seguir la ubicación sociológica del misionero frente al grupo shuar pienso
examinar someramente la posición que el rnisionero fue asumiendo. con el pasar del
tiempo, frente al método de evangelización que fue propuesto y sostenido por rnuchos
años:la colonización.
Esta es la simple consecuencia del ma¡cado etnocentrismo que veía la raza euro-
pea "predestinada a dominar el resto del mundo" 18.
El P. Plaza, OFM (misionero en Mainas por muchos años), en 1847 fue nombra-
do obispo de Cuenca: "No por eso olvidó a los moradores de las selvas; más bien aco
gió con ardor el sueño dorado de tantos otros, es deci¡ la colonización de Gualaqui'
83
2.a..." 2r. El tema de la colonización era muy común. El p. José Vidal oFM en su carta
del 16 de junio de l89l se quejaba de la suspensión de los financiamientos para el
camín<¡ Zamora-Loja y concluía:
"l-as vetttaias <le esta obra eran incalculables. Con un buen camino, muchos de
los naturalcs dc Loia, quc no disponen de una hectárea de terreno para atender
a la subsistencia, podrian consegtir en Za¡noro un terreno que la ley concede
a lc¡s nuet'os colonos de la región del Oriente. Pronto se habría verificado una
inmigración cie los hiitts de la Provincia de Loia para explotar terrenos vírgenes
7' de una lecundidad prodigiow en t<¡da clase de pntducciones, especialmente
de ex7ortoción... " 22 .
El P. Albino del Curto fue quien dió comienzo alarealnación de estas aspiracio-
nes. En l9l7 comenzó la construcción del camino Pan-Méndez y las primeras familias
de colonos tomaron posesión de sus lotes. En Méndez, se volverá en lg2Z a intentar un
primer internado shuar (después de muchas tentativas estériles en Gualaquiza e Indan-
za)y comenzar así la obra de escolarización del indígena.
t4
consolador lbnómeno de inntigracion desdc Ia Sicrra. ua imprcscitttliblc t¡uc,
esta raza indómita y soberananrcnta alth'a gt:ara dc los itttttcttsos bcnefic'ittsdc
la civilización blanca, sin tencr que pagarlc un tribtttts irrcstric'to tlc adhesiótt'
salicndo así repentind y pcligrosamcnte tlc su ntcdk¡ ambictttc, ltostiand<¡sc clc
imposiciones derct¡nocfulas e insoportablcs, t¡uc turdc o tctttl)rcno, r'tttttlctnríatt
al fracaxs todo intento tlc antansar a esas tribus rcntotttadas.t' .fcrocas. I"¡t l9-?-5...
entre las varias propuestas, primó la de c'onsegrir tlcl Suprctttt¡ Ottbicnto, la t¡b'
tención de Zonos de terreno cn cl Oriettte, rcscn'adas úttica.t'a.\chtsfuantente
para los jíbaros, para que tuvicran cn cllas lugorcs rcscn'adt¡s ¡taru rt'litgiarst'ett
caso de tropelías tle parte de los blancos,.r, lugarcs ürt¡turctrablcs al bla,t(o, l)drd
27
formar sus poblados tle irbaros cit'ilizatlos" .
[¡ reflexión siguió y en una carta de los Padres Asesores del valle del upano
de iulio de 1977 se lee:
85
"rv) ('s d tttont(',tto dc rcc,latnur arcas tlc influcnt,ia;
astamos aqui para servir
a 6tc pu(br(;. )jara prtsnto nucstra prcscncia sc t,uarva superflua Nrrs prro ,rn-
tintos ttxlaría ton ncc,csarit¡s,, 32.
Y se recucrda t¡uc
"ttuestro pa¡tcr as trc c'oraboradorcs
dc sus organizat,ioncs poríticas (ert er caso
cotk'rcto tlc lu F-edcrac'iÚtt)c.rt lo que a prtnnociótt lruntatn
ia reJiere.¡, tle media-
dorcs cn cuanto a Io a.'angcrización, para rograr
ra ru,rir,rirrod-íritoctono, copaz
dc ltallar en cr Et'angerio ro respuesti a ros
¡trobrentas ntás p,ro¡uiary tre ra vida
dcl ltt¡tnbrt'..." 3+.
86
ne la "civilización de la pobreza" 36. El optar caminar a lado de una minoría étnica
es, en definitiva, esperar y, por lo tanto trabajar, pafa que se dé este encuentro en que
el "más débil" no tenga que renunciar a su idenüdad y a sus valores.
Interpretación antropologica
Se examinaron, de modo general y muy rápido, sin entrar en detalles y sin pre-
sentar las dificultades del proceso, las opciones que determinaron los distintos cambios
de orientación misionera, en un intento de trazar el proceso histórico-sociológico de
la ubicación del misionero frente al indígena.
En los primeros años de misión los jesuitas, los franciscanos, los dominicos, y
los salesianos, aún constatando la dihcultad de entrar en el mundo indígena, indivi
duaron el punto que más tarde habría permitido superar la resistencia indígena al
cristianismo y al Occidente que le seguía: el comercio y en particular el comercio de
manufacturados metálicos.
Las dificultades
A fines del siglo pasado los Shuar, desde el Bombonaza hasta el Zamora, se en-
contraban en unas "campañas militares" intertribales que persuadieron a los misione-
ros del tiempo que "los jíbaros" se estaban literalmente acabando. El P. Vacas Galindo
en su obra Nankijukima (escrita en 1895) se propone presentar el aspecto guenero
que, en opinión de todos, fue el aspecto peculiar de la raza shua¡.
87
bre. En efecto. no habramos aquí der capitán Nankijukima,
sino der teribre
marte de la müoro.g.ía, der sangriento nanki jukimo de'ros jíb'aros,
de ra gue*a
Nanki iukima en jíbaro significa literalmente llevor la lania
al combate; el sus-
tantivo nanki es lanza, y el verbo jukima llevar,'3j .
El mismo Padre argurnenta que, mientras que los aborígenes de América del
Norte y de la Argentina desaparecen por obra de las campañaI militares que ios go-
biernos han organizado para integrar ius tier¡a al territorio
la raza jíbara
desaparecerá conzumida por las lucñas y las guerras
internas. "..i"""1,
".-. y en cuanto a lcs jíbaros, raza indómita y orgullosa, hizo yo su época:
tuvo
oigen, llegó al apogeo de una reza numerosa, sus tribus brílláron
... como fue_
gos faruos -.- y desde mucho vienen de bruces precipitarsi
a en los escombors
de su propia ruina, y no invadida o absorbida po, otro *r¡or,
,o,iro arptnos pue-
blos americanos, sino carcomida y derruida por ta gronfei¿
deioradora de sus
propios vicios ... quedará sepultada en sus propias ruinas.
venció y destntyó a
la raza espanora que trataba de esclavizarra;'
¡amás se *lia i ,ii¡, coyttnda ex-
tranjera su artiva frente; como ninguna raza der ha sido ardíentemente
celoso y autócraia de su ribertad; prro ,, cambio ^unio
ninguna mza der mundo ha
sido mtis sanguinario, cruer, feroz, de sevicíe increíble y suicitlo
consigo mis_
ma,, 38.
Se$in el P. Magalli, en una carta del 30 de octubre de 1g90, las causas de ia gue-
rra eran algunas.
"Los iíbaros, ora por ra aspiración que tienen a ser ros reyes
de estas servas, ora
por la gloria de haber victimdo a un enemigo de su razá, ora por ra
esperanza
de asegurane un lisonjero porvenir merced-a ta bienheihora'influencia de
su
88
shanza4l, ora en fin, por proveene la herramienta para trabaiar sus chacras,
repüar sus casas y vestir a su familia, no perdonan sacrificio en retorno de ga-
ná, uno cabeza humana haciendo una víi:tima entre los habitantes de otras
tribus" 42.
Por lo tanto no hacían la guerra sólo para cumplir la venganza, sino para man-
tener el control político de una zona, Para conseguir más poder místico que le pro-
porcionaba la "shanza" y asegurarse un "lisonjero porvenir". De hecho:
"Este comercio, bienrse ve, fuvorecía los asesinatos. El P. Pérez pidió al señor
Delegado ApostólicA que renovase la pena de excomunión fultninada anterior'
mente contra aquellos que se hiciesen reos de cooperación en tan inhumano
comercio" 45.
En los artículos de propaganda son numerosas las anécdotas que refieren pre-
guntas o conclusiones desconcertantes, hechas por algún Shuar, y que quieren evi'
denciar la indiferencia o la altanería frente a la religión y así demostrar la dificultad
enorne de la labor evangelizadora.
89
¿Por qué el misionero escogió este canal para penetrar en la cultura shuar y así
poder presentar el mensaje?
El lado vulnerable
Los misioneros se percataron de esta incipiente apertura y disponibilidad y
la
utilizaron para hacer aceptar su presencia, pero no cayeron en la
cuenta de su impor-
tancia. De hecho el factor comercial era muy importante porque, a
través de los so-
cios comerciales, el Shuar establecía relaciones ion individuos á, g.upo, distintos,
constituyendo una situación de recíproca lealtad, que superaba la iuena misma
del
parestesco.
- Este deseo de llegar, de cualquier modo, a poseer los ..bienes" de los blancos es
bastante documentado. Tanto los franciscanos en za-ora 54 como los dominicos
en
Macas 55 percibieron el senüdo come¡cial que empujaba al Shuar hacia los productos
(por 19 menos ciertos productos) del munáo blancó. y los Shua¡ se esforz-aron para
aprender el castellano y así superar las dificultades del acercamiento.
90
La dispersiÓn y el aislamiento de los grupos famili ares amplia,Jos era otro obs-
táculo al desanollo de una evangelización sistemática 48 y para eliminarlo no se mi-
dieron esfuerzos. Se intentó reunirlos y organizarlos en poblados (en un primer mo-
mento sobre todo los jesuitas y los franciscanos, luego tanrbién 1os salesianos), se
crearon las escuelitas en algunas familias ampliadas más nume¡osas y disponibles (por
ej.la escuelita de los jesuitas en Yukipa y las de Arapicos y de la Hermita de losto-
minicos); pero fueron intentos que fracasaron a causa de las enfermedades que empu-
jaban a las familias hacia sitios no contaminados, del cambio de residenciaencasode
muerte del uunt (cacique) y de las mismas expediciones de guerra y, también, porque
al misionero se le habían acabado los regalos 49.
Los misioneros quedaban perplejos frente al desinterés que los Shuar demos-
traban hacia las "ventajas de la civilización". En ese tiempo los Shua¡ deiaban filtrar
en su ambiente cultural sólo aquellos productos que ellos no podían conieguir diver-
samente y que facilitaban sus ocupaciones tradicionales (cacería, horticultura, etc.).
"Es por lo tanto necesario crear a la vida salvaje nuevas necesidades y sobre to-
do sacarla de la indolencia y (ltevarla) a apreciar su trabajo y a tomsrinterésol
c om erc io in temacioral " 52.
91
Mons. Costamagna, en una conferencia dada en Cuenca en 1903. refiere la ex-
presión que los mismos Shuar usaban para definir su situación de inferioridad:
"Clistiano ico estondo, todito teniendo, iíbaro pobre estando, calzón no ha-
biendo. camisu no habiendo. púlvora no habiendo" 57 .
Los misioneros tomaron conciencia, muy pronto, del rol que los Shuar les ha-
bían conhando. El P. Torra. OFM. en un informe de 1896 escribía:
"Vamos a los dos rayos de luz y de esperanza que dejo apuntados. Es el prime-
ro, que hace cow de un año que vinieron a visítome unos doce jíbaros de Lo-
groño, enemigos antes de los zamoranos, y como tuvieron buena acogido en
nuestro pueblo, y les obsequiamos con cuanto pudünos, nos ofrecieron volver
en mayor número con el fin, creo que exchtsivo, de recibir nuertos regalos. Ya
he dicho que de eslo hace como un olo y no han vuelto a aparecer hasta aho-
ra ..." s8.
El segundo rayo de luz era el miedo que los misioneros se retiraran definitiva-
mente de la Misión y, en consecuencia, las promesas de los Shuar de reuni¡se en pr¡e-
blo y enviar a los niños a la escuela.
Es claro que los Shuar pedían y querían la presencia del misionero sobre todo
como intermediario y abastecedor de aquelios bienes que su tecnología no le propor-
cionaba. En el fondo los uunt (capitanes o caciques), por la presencia de los Padres,
se volvían anillos muy importantes de su sistema comercial ccnstituido por la cadena
de amigos comerciales y por los amikiur, asegurándose así un mayor prestigio perso'
nal 59.
"Para onansar tanta ferocidod, no basta la acción aislada del misionero; los
nuestros repetidas veces dieron un parecer sobre ls necesidad de la coloniza-
ción actranjera. Mlo poniendo en evidencia ante los jíbaros las ventaias de la
civiláoción se puede influir en v espíríru marcrialista y utilitaria e inducirles
a cambiarse con el estímulo del interés" 60.
92
"Habría potlitlo decir (P. Mattana) que los jíbaros más cercanos a lamisiónfre-
cuentaban asidusnente la lglesia en ios días festivos ¡t que observaban el descan-
so dominical, ltacían boutizar o los niños ... que se persignaban regulamtente
por la malana, por la tarde y al salir de cacería, etc.
... comerciaban con los blancos y vestían de buen grado como civllizados, y co
menzaban a tabaiar para ganar dinero y comprar los cosas que necesitaban;
que las distintas facciones hab{an concluido la paz ..." 6t .
Las relaciones con los blancos "son relaciones de amistad y oportunismo. Admi-
ra la civilización de los blancos y la imita en lo que es cómodo" 62.
Los regalos
Es un tema que abunda en la literatura misionera sobre los Shuar, sobre toCo
en la que describe los primeros contactos.
La misión tenía que estar bien abastecida de estos artículos. El P. Pérez, S.J., al
salir de Macas en 1871 deja un inventario de "200 camisas para los jíbaros que se con-
vierten, con rosarios, medallas, mullos etc." 64.
Si los Shua¡ aceptaban al misionero en su tenitorio "no era pcr el deseo y buena
voluntad de convertirse a la religión cdstiana, sino para que el padre les regalase cuan-
to habían menester en herramientas y vestidos" 65. [¿ permanencia del P. Fonseca SJ.
en la jibaría del Yukipa excitó envidia en las jibrrías del contorno, que querían ellas
también ¡ un Padre ,.,'t 66,
El Padre jesuita juzgba positivo este clima de competición para extender el sis-
teme a otras jibarías 67 , pero no tardaron en surgir las dificultades cuando disminu-
yeron los bienes "regalo".
"Poco entienden éstos de consideraciones espütuoles y morales, las que les ha-
93
cen poco o ningunL- fuerzo, y atienden solamente a lo que le sirve para satisJ.acer
sus necesidades... " 68.
Los dominicos son mucho más duros y negativos, reflejando angustia y al mismo
tiempo un sentido de impotencia frente a la imposibilidad de transmitl
el mensare cris-
tiano.
"Ni hacer regalos ni dar a con&er a ningún iíbaro antes de haberle hecho media
hora siquiera de catecismo" 73.
94
mente tolerado por el misionero. En cambio el Shuar los aprovechó en $an escala,
porque lo que pedía generalmente el misionero no le comprometía excesivamente y
no tocaba ninguno de sus intereses verdaderos. Sólo cuando éste exigía algo que cho-
caba con sus intereses, entonces él abandonaba al misionero, aunque sólo tempora-
neamente, esperando volver pero, esta vez, sin que se le exigiera nada compromete-
dor. El celo y la constancia apostólica dieron al Shuar la oportunidad de saca¡ mucho
provecho manejando el juego : acercamiento-alejamiento.
Segun el testimonio de los misioneros, resulta que los Shuar frente a la cantidad
de bienes (sobre todo elaborados) del "mundo de los blancos" quedaban asombrados
y sentían la necesidad de encontrar los meüos que les proporcionas€n la posiblidad de
acceder a ellos. Examinemos el episodio de la fundación de la escuela de Arapicos en
la tierra del "capitán Timaza". En sus viajes a la meseta andina, él conoció algunas
ciudades y naturalmente sus mercados y comercios. Vio una cantidad de bienes que
llamaron su atención, pero sin sacarlo de su marco habitual. Se le plantea el siguiente
problema: ¿cómo lograr el acceso a ese mundo y "dominarlo", es decir poder gozar
de las ventajas de esos bienes? Los medios tenían que existir y fueron identificados
en saber leer y escribir. Otro problema era la consecución de esos meüos.
95
(uwishín) compra las flechas (tsentsak) a un shamán experimentado (panku), pagando
de esa forma el poder que desea adquirir.
En el caso del "capitán Timaza", el "pago" que pedía el misionero era poder
catequizary escolarizar a los niños. Con todo, si fallaba la posibilidad de adquirir
los medios de acceso directo a los bienes, podía siempre beneficiar de aquellcs que
llegaban a través del "regalo". Hay que notar que la adquisición de bienes no miraba
a acumular sino a acrecentar el poder político, creando lazos de "amistad comercial"
hasta con elementos extraños al propio grupo, entrando en una cadena de socios co-
merciales que, segun Harner, se extendían en aigunos casos desde ia frontera de la ci
vilización (la Cordillera Occidental) hasta Iquitos (ciudad peruana en el Marañón) 77.
Los Shuar de Zamora, frente a la perspectiva del retiro de los Padres, se decla-
raban dispuestos a acceder a sus pedidos: forma¡ el pueblo y mandar los niños a la
escuela; no querían perderlos, porque sin su presencia habrían encontrado dificulta-
des en conseguir "aimas para sus defensa y manutención, herramienta para sus traba-
jos, vestidos parar cubrir5s ..." 78.
96
de "Yus Kuit", "riqueza de Dios", que, en definitiva, es lo que proporciona la misión
y está asociado a la conversión al cristianismo 81 .
l,a misión salesiana abandonó el control del ganado a partir de la mitad de los
años sesenta (pero se definió en los años setenta), que pasó casi enteramente a la Fe-
deración de Centros Shuar y, en algunos casos, al Banco de Fomento, en el intento de
separar la transmisión del mensaje cristiano del hecho económico.
"La influencia de los profesores (casi todos shuar) como vehíct¿los ¡' mdelos
de aculturación, acíta a diversos niveles. El más importante de ésto es quizós
para los Achuar la insidiosa alteración en los modelos de comportamiento, ta-
les como nuevos htibitos en la comido, en las relaciones conyugales ), filiales.
Estas alteraciones implican una radical, ounque tacita, subversión de las catego-
rías nativas de conocimiento" 82.
"Las muieres achuu son, sobre todo, las que reproducen la vida a nivel social,
económico y simbólico. La creencia en la inferiodidad achuar en este senfido
parece una acpresión metafórica de la sensación de la mujer de no poseer ya la
herramienta simbólica necesaria para continuar desempeñando sus roles tradi-
cionales en un mundo cambiante, y participa anticipándolo ..." 83.
97
(es decir la sociedad occidental que les ilega a través del misionero) en
el poder tec-
EstoS valOreS SOn per-
nológico y en la riqueza de los misioneros, aurlque Sea relativa.
cibidós pór los Achuar como resultado de técnicas de control sobrenatural. De modo
qu., regún la Taylor, la doctrina de pobreza observada por los misioneros corre el ries-
gb Or * tener ninguna influencia sobre ellos, y parecen confi¡mar esta conclusión los
nurn..oso, testimonios que describen el rechazo de los misioneros por parte de los
shuar, porque "eran pobres". La presencia misionera y el tipo de objetivos qle se
propone es un problema que me(ece ser profundizado.
.áirri.it una dimensién económica que ampliara la base del prestigio de los uunt (di-
rigóntes) y dio una nueva consistencia al "itatus"; el deseo de acceder alosbienesde
toi Utancós sin ninguna restricción; la individuación de los medios para conseguirlos,
,"gun un" que establece una coffespondencia- unívoca entre superiori-
"onr.p"Ión
¿a-¿ s¡m¡Otica y superiodidad técnica, entre poder espiritual y poder material fueron
causas qu€, sin duda, preüspusieron a los Shuar a aceptar lo
que proponía el misio'
un proceso de conversión, porque no po-
nero. Pero éstas no explicaniompletamente
demos olvidaf que este pfoceso es mucho más complejo y totalizante en la persona
aspiración de acceder y dominar el
humana y no púede ser ieducido al simple deseo o
p"áLi Lá""ró'gico y la riqueza del hombre blanco, adueñándose o inicÉndose a sus
98
"técnicas sobrenaturales". Pero tampoco se puede rechazar simple y llananrente este
argumento, porque, a una atenta observación, no pueden escaparse ciertos comporta-
mientos, o actitudes que ponen de manifiesto dicho factor que, sin duda, entra cn jue-
go, sobrc todo cuando el indígena se encuentra en un mundo que cambia rápidamente.
Hay un hecho, que, tal vez se pucda considerar conto argumento a favor de la
plausibilidad de la explicación prescntada. Tanto los Shuar como los Achuar, a veces,
buscan un camino alternativo para poder acceder dircctantente a los bienes de los
blancos y sobre todo a las técnicas sobrenaturales: el dr¡m¡nisms 85 y la magia. So-
bre todo examinando el fenómeno de Ia difusión de la segunda entre los Shuar de la
zona aculturada aparece claramente este dese<¡ de alcanzar directamente las fuentes
espirituales y unas "técnicas sobrenaturales" para conseguir más bienenes de con-
sumo.
99
NOTAS
HUIIERT JEI)lN: Storia dclla Chicsa. La cllics¡ ncgli stati rroderni e i movimente sociali.
Tomo lX, pg.6-j3.
"No se pucde atribuir sólo a la intgrrovisa intcrrupcion del concilio y a la faltade tratación.
del esquema sobre las nlisiones el quc de t:l no hayur salido impulsos eficaces para la propa-
g¿clon de la Ie. Los verd¿dcros tlrtpttlsos vtnreron nlas blen desdc atuera, espicralmente-del
cxcelentc v trit¡rtf¿nte irttpr'ri:ilisrno v colrnialisrrro, e n cuyo árnbito las misilnes asumleron
dilnensioncs vcrdlderanlcntc nrundi¿rlcs, cn la edad contcnrporinca".
Ibidcnr, pg.639.
5 Ibiderrr. pg.6.39.
6 slLvlo TRAMONTIN: un sccolo di soria dclla chicsa. t)¡ lconc XlIl al Vaticaro lI - To-
no ll, pg.135.
7 Ibidcnr, pg.138 139.
l1 GIAcoMo MARTINA: La chiesa nell'etá del Liberalismo. Brc'scia - r ,og0, pg. r24.
12 JosE M. vARGAS: Aporres para la historia dc Macas. Mundo Shua¡, serie E/2 - Sucúa
1977, pg. 5.
100
19 Ibidem, p9 114.
20 Ibidem, pg 20.
22 Ibidem, p979.
23 De esto habl¿ en su obra "L¿ Vida del Pueblo Shua¡" Mundo Sh. Serie E/6.
nt p. ¡¡Uo"i entró a Gualaquiza en 1908 y murió en Guayaquil ¿ los 32 años, de ñebre
amarill¿,
24 Del proyecto y de los program¡rs de le colonizeción exnanjera hablan por extenso los PP.
Bottesso y C¿rrera.
26 Ibidem, pg. ó.
AHMS/X, 7'
2? JUAN VIGNA: Los contr.tos referent s ¿ las reservag (Mecanografiado),
PS. 41.
29 El P. peeters tuvo que defender los tefenos de los shuar cle chupianza_(Méndez) en 1950;
los PP. And¡eeta y-Guerriero defendieron en 1959 los terrenos de los Shuar de Bomboiza;
el p, Shutlce en 1ó6t reubicó algunos colonos que se habían establecido en l¿ reserva shuar
de Sucúa.
JUAN BOTTASSO: o.c. Pg.194.
FEDERACION DE CBNTROS SHUAR: Solución origind de uo problerna acü¡d. sr¡cúa
1976, pg.115.
33 lbidem, pg.50.
34 Ibidem, pg.51.
l0r
36 Documento final de puebla.
- para cl cristiano el término pobreza no es solamente exprcsión
de privación y margina-
ción (1159):
- designa un r¡rodelo de vid¿: cl de la pobrcza evangélica (1149);
- es una actitud de apertura confiada cn Dios con una vida sencilla, sobria y austera
(1149)r
no por inrposición sino por amor comp¡ute sus bienes ( 1f 50);
*- es üüda concreramente en la clase media más modesta (1151);
- es un reto ¡l m¡terialismo y abre las puertas a soluciones alternativas de la sociedad de
consumo (1152);
- para üvir la pobreza cristiana la lglesia tiene que revisar sus esructuras y la vida de sus
miembros.
38 lbidem,pgs.lll-113.
39 CRONICA DE GUALAQUIZA: cuaderno ll, pg. 57.
40 lbidcm, pg.44.
42 J. M. VARGAS: o. c. p9,74.
43 lbidem, p9 óó.
toz
res y groseros como son, no nos
miran tanto a la cara como a las manos,
galos que de nosotros esperan consegu;... -- " esto es a los re-
machetes, cuchilros, anzueros, as'ias, espejos,
$'l.l$::l::ffitj:,::n'jJraihas, zar_
Si piden misioneros o si los toleran en sus tierras, no es
gan' o porque abrigan al menos el deseo de instrui¡se ciertpo por el carrño que Ies ten-
que mira con el.lis.soberano desprecio; r" i" y'ñ"."rJe cristr.anos, cosas
tod"" ""
sur;;h"'p....'1"i." y exclusiva-
T"lj"..:r !i -"zquinidad de los objetos qu" á",lorotro, esperan alcanzar,,.
B. IZAGUIRRE: o. c., pg.171.
"A todos voy a dar regaros,con la condición que recen conmigo, como
padres jesuitas. hacían con los
Vizuma mandó arrodillarse a todos y en
tono impe¡a_trv9 ordenores que rez¡¡ran con prc
fundo respeto' con i¡terés y fervor. Hi."r".-.-"""r^.r p"dr"-;;;;;;,
sarisfacción mía; viéndome t"-*r" y credo a
"ont"rrto
t¡;;; a á'" ,""iii p"q.r"oo pr"-
rl:-9"rlt:?d", si quieres' cant¿¡é "¡"¿i¿, ""iii.¡""
el hir"";-q;; m€. enseñaron ros pa&es jesuitas... y
Jrb¡rro c¡rntó en castellano la siguiente estrofa er
(áe un nrmno mariano),,.
E. VACAS GALINDO: o."., pg. 69_7
O.
104
r,Esra es su costumbre siempre que saben quehallegado algún misionero, levienen avisitar,
no oara saluda¡lo y obedecerlo, sino para ver si sacan algo como srempre lo conslguen' en lo
¿;'l;ifi;fi.ñ".;;-;;;;É;;, qi'i ¿"."'i todo '"i"'-"", no deján de tenerlazón
no' át"ü"nioi de semejante proceder; p-ues áprovecham-os de la visita
ilJ ñ";;; ;;;:;;;;
:;1;:'irú;'.;^;;;;;;;il;Tc"""-p.r"ur" de su üre'esado-lenguáje, o.enseñarles algo de
nue3tr; hermola habla castellane, y pe'. darles buenos conseJos e mculca¡les buenos sen-
;ili"";.;. ;;;l"tió lo n".".it"tt loó pbbres salvajes"'
B. IZAGUIÍIRE: o.c., pg' 175'
.,un mes hace apenas que comenzamos a. tener jibaritos en nuestra compañía,,y no sólo
hemos palpado .r- r"..roJJán p.. t" educacióá cristiana y.civil, no por.faita de talento,
'r#e';.í;;i;;;lt ;;t¿;1"'" t.-o, .".prendido t¿mbién que si los taimados jíb.aros
i;:;;i ;;;;iit.t.' d; e;t;";; ioi .rg"no. aías a sus hijos, es tan iólo por el mezquino inte-
;- ;; l";;;tr* y algüna otrá cosi que les damos, pues luego, con cualquier Pretexto o
-entira, se loi llevit pára no traerlos mást'
B. IZAGUIRRE o,c., Pg. 209,
se prestan por-el obseq]lio V.así e¡
"Ellos son como las cri.aturas que las más de las¡¡eces
¿eUidos di la genirosidad de Usía Iiustrí'
q;;"ó.q ;üA.iir;; tl;r'jjn'ár .'li.ulos,
sima pa¡a c ontinuar atrayéndolos"'
ü;J&ic";;nil*ii"í.io obispo de cuenca, esc¡ita el 11 de mavo d9 -t8!-a-'--
"t
ñi. i;ñrnÁn, d""f"q";i-níÁU-"¡"" i-|i*o'^ a comienzos óel siglo XIX - Mundo
Shuar. serie E/4 - Sucúa 1978' pg'101.
80 Ibidem, pg, 9.
105
CAPITULO SEGUNDO
EL MOVIMIENTO CATEQUISTICO
AfinalesdelsigloXVyaprincipiosdelXVlsefueacentuandounasituación
miseria espiritual y. reü'
relisioso-pastoral particularmánte deficiente -una verdadera
r
gtosa_ que, para .ri-ruprru¿", pidió a la lglesia católica una acción catequística
principales: pastores, teó'
oue fuera comprometiendL progresiv¡rmente a sus fuetzas
y 2'
llgos, sacerdotes, religiosos laicos
ro7
Causa de aquella miseria espiritual y religiosa fue una incompetente y deficien-
te acciÓn pastoral determinada por factores disciplinares (la no residencia de los pas-
tores, el prevalentemente humanístico de los obispos) y en particular modo
_interés
por la falta de instrucción religiosa que, aún cuando tatraUia,eia
extremadamente in-
suficiente, superficiar y fragmentariá. La preücación en las parroquias
era muy rara
y en muchos casos der todo ausente, a cáusa de la escasa
los mismos sacerdctes 3.
i;;;;t;;rrparación de
- Desde las primeras sesiones del concilio (1545) apareció claro que se hubiera
alcanzado un mejoramiento de la vida espirituai y ,.íigor.
;;i ;ñd cristiano, por
el momento en crisis y decadencia, dando a la instrucción religiosa
la importancia y la
centralidad que ésta merecía. Fue así que el concilro r. preoiupo partrcularmente
de
la predicación y de la catequesis. Urgia que el pueblo ir..r inrt-i¿o
acerca de las
verdades de fe y de los deberes de li vidi cristiina y,
para .onrrgui.lo,r. tomó una
triplice dirección: promoción de la formación bíbficá ¿i,l ,1.r",
---- -' i.'"re;ización
'- -'D-' de la
instrucción reügiosa y la propuesta de un catecismo 4.
El Concilio insistió en la importancia de presentar e interpretar la
Sagrada Escri-
tura, a fin de que no quedara una cosa extraña y sin sigrificado para
los cristianos.
Los predicadores y los catequistas tenían que eiplicar ü put"uo'oiuina
y procurar
que penetrara en los corazones 5.
108
Cuaresma, una catequesis sacramental y la homilía dominical durante la misa. Las
parroquias, asimismo, tenían que organizar pala los niños una instrucción periódica
(todoJ los domingos y días festivos) que se cafacterizaba por una enseñanza ele'
mental de la fe. De esta manera la formación religiosa del niño, dejada por quince si-
glos a la total responsabilidad de los padres, era oficialmente confiada a una enseñan-
za religiosa promovida por la parroquia 9.
Este catecismo fue, en realidad, un directorio para los párrocos que tenía que
guiarlos en su pfedicación, en la catequesis y en todo el conjunto del trabajcr pastoral'
Este catecismo se estructuraba en cuatro partes: la fe y el símbolo apostólico (cap. I)'
los sacramentos (cap. II), los mandamientos (cap. III) y el Padre Nuestro (Cap. IV).
Por fin todo responclía a un esquema esencial: lo que Dios hizo y hace por el hombre
(caps. I y II), luego lo que el hombre tiene que hacer por Dios (caps- III y IV). Este
.rqurrno.r repetiiá esencialmente en todos los catecismos, también del siglo XX.
El expanderse del mal, de la inmoralidad, del relajamiento retgioso era una con'
secuencia di la ignorancia; pero podía ser superado por la instrucción religiosa, siste'
mática y constanie. Podemos decir que ésto es, en resumen, el diagnóstico hecho por
el Conóiüo al respecto de la situación social y religiosa y la terapia que el mismo
sugirió. Tal esquematismo dio a la catequesis del üempo un aspecto estructural funda-
mJntalmente didácüco que se inspiró, desde su comienzo, al modelo escolástico que
acompañÍuá la catequesis por varios siglos, Esta tendencia a "escolarizar" el catecismo
hizo que la atención de los agentes de pastoral se concentrara particularmente en el
catecismo dominical de los niños.
l09
versión más como un proceso de adhesión intelectual a lo que había
sido expuesto y
explicado y que, segun la opinión de los misioneros, se prisentaba fuerte de una ló-
gica propia, y, fácilmente, podía imponerse sobre las supersticiones y creencias
de
los.destinatarios; pero era una ¿dhesión que, contemporáneamente, éxigía la
acep-
tación de determinadas normas de vida. Es una actitud que apÍ¡-rece claramente en las
motivaciones que daban los misioneros en el siglo XVI, pari justificar
la necesidad
de creer en la doctrina cristiana 13, y que aparecerán también en la pnmera
evan-
gelización del pueblo Shuar.
- Un hecho que nos puede irustrar la importancia concedida por los misioneros
a la memorización de la doctrina es que ros padres jesuitar, qu, uJruirion
al vicaria-
to_ <iel Napo después de más de cien anos
1iso9),-pudierón'reconrt-i. la doctrina
cristiana en quichua tomando al oído "la doctriná.que los
rezactrishcas o indios que
hacen rezar a los demás, enseñaban". Hacía cien años que ..aquellos
rudos pueblos
habían pasado casi sin misione¡o" 16 pero la transrnisión de
la doctrina, enteramen-
te confiada a la memoria, perduró, aunque se encontraran algunos vicios en Ias ora-
ciones.
... para salvarse hay un cierto número de por creer' pedir y haceL Estas
cosas
,,cosils,, estdn encenada en las fórmutas del símbolo, del Padre twestro, de los
mandsmientos y de los sacramentos !9 '
que se
Por era lógico que quien desease participar de la "salvación",
lo tanto
que aprender aquellas verdades paraluego
encuentra únicamente en la tglesa, tuviera
ponerlas en Prácüca.
fundamentalmente,
Concluyendo, la catequesis en este período, se caracteriló'
la fe. En el encuentro de catecisrno se enseña'
po. rrr"rpr.ío rr"óh, e intelectual de
En
ban y se aprendían tas oraciones, las verdades de fe
y los deberes del cristiano'
instrucción cuyo objetivo era el conocimiento
definitiva se trataba de un momento de
hay que reconocef que la Iglesia
de las verdades cristianas y su memo,i,ación. Pero,
en el mismo período ;; un pro".ro de evangelización que llevó a una efectiva
";1rá 20.
renovación de la vida cristiana
Losplanteamientos,lasintuicionesdefondoylasorientacionesdelConcilio
¿.frerrto,""ercadelacatequesis,encontraronunecoyunaampliaciónenlaobra
de Pio X.
EnsuencíclicaAcerbonimisdel15deabrildelg05elPapainsisüóenlaim.
conocimiento cabal de Dios y
portancia ¿e ta instrucciát ttfigi"o para.alcarrzü un
Y, como en su tiempo el
una vida cristiana qrr irsrii"ü a los hatagos del mundo.
para los que afligían a la
concilio de Trento, r¿i'ri¿¡O .f remedio tu-n¿amental lales las causas
en cuenta particularmente
sociedad en el estudio Jei catecisrno, tomando
22.
morales de aquellos males
lll
restabfecery organizat nuevamente el catecismo de los niños y explicar por el
tiempo de una hora, fuera de la homilía, la doctrina
a los adultoi:
tt2
Las orientaciones filosóficas del positivisrlro, del existencialismo, del modernis-
mo y del personalismo de Maunier estimularon la catequesis para que hiCieSe un aná'
lisis más detallado del hombre, de su vida y de sus condiciones ambientales,para de
este modo situarlo en el centro de su reflexión con sus problemas reales 30.
Se superó, así, la fase doctrinal cuyo centro era el "catecismo" como compen-
dio de la Doctrina cristiana y "libro del saber" y se marchó hacia una expresiÓn cris-
tocéntrica y antropológica de la catequesis. Es decir, la cataquesis renunció a ser una
simple instrucción religiosa, un sistema de transmisión de un "cuerpo de verdades"
para ser la anunciadora de una "Buena Nueva" en la persona de Cristo para el hombre
concreto e histórico.
Entre la fase doctrinal y la fase kerigmática y antropológica hay una fase, que
podemos llamar de transición: la fase metodológica que respondía a una exigencia de
mayor eficacia catequística. En esta se supera la simple explicación del texto y se pasa
a la propuesta de un camino más concreto, más activo y adaptado a los alumnos3l.
Pero, pronto se cayó en la'cuenta de que la renovación de la catequesis no podía darse
únicamente en un plano meramente metodológico, sino que tenía, a la fuerza' que
pasar por el replanteamiento del mismo contenido de la fe.
Entramos así, en la segunda mitad del presente siglo, que se caracteriza por Ia
orientación kerigmática.
ll3
ron determinantes para que esta nueva orientación de la catequesis tomara fuerzas y
se librara del molde infantil del "librito de catecismo" y colocó la catequesis en pri-
mer plano en la vida de la lglesia. Dejó su papel de "simple instrucción religiosa" y
fue adquiriendo una importancia fundamental entre los medios de que la Iglesia dis-
pone para cumplir con la misión evangelizadora 35.
Fue un movimiento que penetró hasta los últimos rincones de las misiones. Los
términos: kerigma, misterio pascual, Historia de Salvación, llegaron a ser palabras co-
munes en los ambientes eclesiales, tanto en los más especializados como entre los ca-
tequistas de barrios populares.
Hace falta una adaptación. A fin de que el mensaje llegue a los destinatarios hay
que acercarse al hombre, sobre todo en la etapa de evangelización y conversión. Se
habla de "etapas", de "preparar el teneno", de "purificar", de emplear un "lenguaje
familiar a la cultura propia" y de promover "una acción que corresponda tanto a las
necesidades espirituales como materiales del medio ambiente" 36.
tt4
En Katigondo (1964) ya se habla de atención a la cultura, a la nlentalidad y re-
ligiosidad afrióana en la que se debe injertar el .mensaje. En Manila (1967), culmen de
la orientación antropológica, se habla de "anthropological approach", acercamiento
antropológico ar. Esie telma encontrará un desarrollo cspecial en el encuentro del
De-
partamenó de Misiones clel CELAM en Melgar (Colombia-1968) en donde fue plan-
ieado el problema de la mecliación entre "Antropología y Evangeliz-ación".
"La proclamación tlel mensaie evangélico debe asuntir, cn cTtartto sco posible,
las c'ategorías mmtales y las expresiones culntrales cxistentes:
la Palabra nece'
sita encarnorse en estas óarcgorías. De esta nlancra puede purificarlas 1t ayudarlas
a constituirse en caténticas expresiones de fe' ' a2 '
El hombre en situación.
concfeta 46'
. Es necesario sabef en dónde nos encontramos, cuál es la situación
manera que la
La unidad de la historia de la Salvación y la historia humana.de
no sólo es el lugar en donde Dios se revela, sino que es pafte
historia profana
integrante de la Revelación 47.
de perspec'
Estos dos principios aplicados a la catequesis producen un cambio
históricas como int€grante e
tiva en el contenido, consrdérando las situaciones Pafte
la catequesis 48 y en el-método, colocando al hombre y su contexto
inaispens"ule de
.o*o punto de p..tid", asumiendo sus angustias y sus e'speranzas, rechazando
".tuá
115
19 que sepa a evasión o huida para de este modo, abrir a los
!o.dg hombres la posibi-
fidad de una libcraciórr plena 49. La revelación se halla cn la rcaliclad ¡nove<jiza de la
vida' en las situacioltcs de cada día, cn el csfuerzo conrún para construir la
ciudad.
Este canlbio dc pcrspcctiva arranca dc una visií¡n del cristia¡lisnlo, corrsiderado
no co-
mtl sirttple religión, sitlo ct¡llto "rnovinricnto histórico cle liberación del lrornbre, pro-
nrovido por Dios" 50.
116
descripci(ln de la situaciÓn
lectura tcológico- intcrprctativa,
Orientaciones pastoralcs, cvitando cl tletluctivisrno pastoral. consagrando así.
el pluralisrno, colno una exigencia, lrasta cn las rttislnas regiottcs latinoarncri-
canas 58.
6J:
- encorgó a los Padres Tollaquini y cadena la elaboración de un cateciwo
que se acer'
animaba a la constancia en enseñar el catecismo a todos los Shuar
cabanalmisionero,tantoenlasgirasaPostólicas,comoenlamisón'
tt7
La catequesis de los colonos seguía la praxis del tiernpo. Encontrarnos
una des-
cripción detallada en un. docunlento, en el que se contesta a Ia
circular cle la Sagrada
congregación "De rellgiosa puerorurn et adolescentiurn institutione,,, enviado a la
Santa Sede el 15 de noviembre de 1924. En éste se da cuenta de la organización de
las clases de catecisrno (a la fuerza extra-escolar, por prohibir, el gobieino liberal,
la
enserianza religiosa en las escuelas) en los cinco centros misionalesáel tie¡npo (Macas,
Méndez, Gualaquiza. Aguacate, Indanza). El rnétodo es deñnido ..socráticor',
es decir
explicación de algunas preguntas, memorización de las mismas. se concluía con un
ejemplo edificante o con la narración de la llistoria Sagrada 61 .
En 1927 dicho plan recibió forma oficiar y fue operativo a raíz de un ..con-
gressino missionario'' que se tuvo en cuenca en el
mes de julio del rnismo año. Estu_
vieron presentes ocho sacerdotes, cinco coadjutores y, obviamente,
el obispo lr{ons.
comín, el provicario p. Albino del curto y .i pudr. brespi, en c¿iáal de
secretario.
con excepción de este documento programático que quiso dar unas orientacio
ll8
nes precisas pafa fenovaÍ el esfuerzo evangelizadot,
los documentos del tiempo son
Son pocos y por lo general se limitan
avaros de noticias acerca cle la labor catequística'
a la praxis del tiempo'
a simples y muy breves llamamientos
Laig¡oranciadelaverdadreligiosaseseñalacomocausademuchosmalesy
metó'
por lo tanto se insiste .;q*, rntrr los colonos se dé una instrucción
dica sobre el catecismo,
"Inbl¿"n
durante las misas dominicales y se cuide la clase de catecismo
de los niños Y jóvenes 70'
Serecuerdaqueunlugarprivilegiadodecateqilesisesla.escuelayseexhoitaarea-
Ios misioneros a promover,í oáto¡o t.stivo en los sitios en donde es imposible
71 '
lizar la catequesis escolar
Mons.Comínenunacircularde|24deabrildelg3gconsiderayallegadoelmo.
en
de las oraciones
mento de buscar una uniformidad de los textos catequísticos.y
pide material que ha iido prod,cid.o en cada misión
idioma shuar. d;;ü;;;íe el
del idioma jíbaro" de-
;;;; ó;,luego, tos üo, Áirion.ros..más hábilei en el manejo
y fórmulas de las oraciones que se usa'
terminen juntamente con él "el catecismo las
.n iás uarios centros de-Misión y en las excursiones" 72 ' La unifor-
rán definitivamente
de rezar en los internados'
midad que el obispo p."d;ligu hasta detallar ei método
...porlomúanahacedrezulaoracionesencastellanoyporlatarde,siempre
de Ma'
en iíbaro, s¡rv¡éniise todos de ta fórmulas que se uvn en la lviisión
cas" 73.
sacramental'
En la misma ci¡cula¡ recomienda que no se descuide la catequesis
a la primera comunión y al matrimonio' Los contrayentes
sobre todo en preparación
tenían que ser examinados acerca de:
de.Dio,s y de la lglesia'
"Oraciones: Poter, Ave, CYedo, Sat Reina' Manduttientos
(súor mío Jesucris-
sacranrentos i;;;;;d"r, Aóto de dototr o de contricción
to o Dios mioie anepimto). cosas necesarias pam confevne y comulgar.
i"io y Tlinidad de Dios; Encarnación, PaiÓn y
Misterios ae nurrt o r", Únidad
Novísimos c'ovs que
los
Muerte de Nuesio se¡oitesrc*to. Nociones sobre
atmplir con los motdonientos,
son necevrias pua salvane: a) creer en Dios, ) b
Siqueremoshacerunpequeñobalrrrcedelasorientacionescatequísticasenel
período áe gobierno pastorai di-Mons'Dgmingo Comín
(1920-1958) constata¡nos
;;;il.ú;ntalmenii siguen las d¡ect¡""t ! not "t oficiales del Magisterio'
Se
l19
insiste en la catequesis de los niños y de los jóvenes, posiblemente en la
escuela, de
no serlo, en los oratorios festivos, en una instruccion eimerada y particularmente
cu-
ra-da, en preparación de los y invita a que no se desiuide la instrucción
se
-sacramentos
religiosa de los adultos en forma sistemática.
Existe la pr.o*p..ián de hacer accesi-
ble la doctrina a los Shuar por medio de los catecismoi
en idioma nativo y se busca
una uniformiüd de lenguaje, sobre todo en ras
expresiones lingüísticas que traducen
los conceptos principales de la verdad cristiana. ¡l int..¿r
es casi del todo ausente. El misionero se preocupa
haci"iáffi..,.s culturales
únicamente de contestar esas ins.
tituciones que son vistosamente contrariai a ta lierigión
interés por conocer la-cultura, hasta en sus particulalr,
;.iJi;";i;;"nque exista er
,.rponJ, ái Jrr.o de comba-
tir las supersticiones 75.
t20
Tal vez, la necesidad de llamar la atención acerca del controljurídico de la ca-
tequesis por él obitpo, permite percibir un cierto movimiento de la base' Nos encon-
tramos en el períod-o cónciliar ú960-1965) y algunos misioneros planteaban el pro'
P' Siro
blema de la adaptación. Entre estos, en lo que se refiere a la catequesis shuar,
la cultura en búsqueda de las mediaciones, que pudieran fa-
Pellizzaro se acércaba a
la del mensaje en una iorma más inherente a la realidad cultural
cilitar transmisión
indígena. El mismo señala a 1959 como el año del cambio de actitud respecto a la
mitología shuar y a las otras expresiones culturales'
un Dios. Esto como sisiemática pero récuerdo que ain en 1960 nanaba a los
Padres Bamteco y Paucar el mito de Nunlai como una monera
de hablar de
Dioscreadoryd,elpecadooriginal'Luzbetakfueunlibroquemeiluminóbas.
me con'
tante luego'Melgár ... El cuiso de misionologta en la Gregoriarw, sólo
y
que entonces
firmó en li voloriíación culnral (1g69), en todas las líneas, desde
82
fue mi principal preocupocíón misionera '
Contodotendránquepasaralgunosañosmásparaqueestasintuiciones'co-
pudieran concretarse en unas
rroboradas por las aporticiones de otros misioneros,
orientaciones nuevas y operativas'
Enl967,enuna¡eunióndemisionerospresididaporelObispoyporelP'
presentaron las líneas
Garnero lmiemtro del consejo Superior de los salesianos) se
La reunión tuvo dos momentos: en el
de renovación post-conciliaide la catequesis.
ponrncias que ilustraban el tema, luego se abrió una div
primero se presentaron uno,
la ci¡cular del 18 de abril el Obispo da cuenta
iu-ri* qu" ilevó a unas conclusiones. En
ár-.ti"l*trión, de las ponencias presentadas y de las consecuencias que se sacaron'
t2r
En la catequesis hay que superar el memorisno el exhibicionismo y,
l, más bien, ,.bus-
car una formación religiosa". Además la cateqúesis tenía que
llegaí'a..todos los fie-
les de cu_alguier edad y condición, no debiendb estar separada
áÉiu ¡luri. y de la li
turgia" 87.
t22
rrollado por el P. Franco For nd ); la fenomenología de tipo antopológico-re'
ligioso en el compo misionero (P. Siro Pellizzaro); la dinsnica
patoral misione'
de lglesia (P. Frcm-
* ¡r. non Bottasso ); nuestra misión en la .misión
universal la
en América Latina
cisco Laconil; y níástta misión en la misión de la lglesia
(Mons. Victor GaraYgorobil ) 9r .
Lasemanadeestudio(del13al18deenerodelg6g)fueunmomentoimpor.
tante y básico en el Vicariaio. Las inquietudes y los esfuerzos personales de algunos
misioneros de conciliar fa taUot de la evangelituóión ton
la dimensión social, cultural
nuevo compromiso misionero92"La
V'untropofOgca llegaban a ser la
expresiO-n ¿et
í.leri¿á¿ dJ adaptáción, de una catiquesis "autóctona", de un injerto- del mensaje
en los elementás positivos dó la cultura shuar (considerados.elementos hu'
cristiu¡o
de una "atención dife'
manos base) permite qu.-r. tott conciencia de la necesidad
de campos pastorales; el del colono y del indíge-
renciada dentro de Ia multiplicidad
;;;;ót Los aportes de la núeva teología y de la antroplogíade la dinámica
son determinantes en es-
de cambio
te proceso y son acept¿dos como "principios normativos
94.
de mentalidad Y de conducta"
Ladimensiónsocialypolíticadelafevatomandocuerpoenla'concienciade
pastoral oos catgqyil
la necesidad de intensificar-la formación de agentes, no sólo de
promoción humana 95. be paso recordamos que en 1964hzbía
iuO, ,ino también de
proponía promover el desarrollo
sido fundada la Federación de Centros Shuar, quó se
de los Shua¡. El mismo fin, también se proponían loi internados. En Paute en 1960
de los catequistas'
había sido fundada unu rr"rr{. de líderes, cuyo fin era la formación
prin-
[¿s conclusiones del Enq¡cntro de Pastoral Misione¡a establecieron como
pastoral el número 27 del
cipio base de renovación catequística y de la misma acción
flocumento Final de Melgar (1968):
,,En la realizaciÓn de su misión,la lglesia debe tener en cuenta la presencia ocul-
ta del Verbo en las diversas calturas de la Américo Latiru"'
Deéstesedesprendenalgunasconclusionesoperativasqrlepidenelmáximoreg
bilingüe
peto a ia cuttura y vato.es étñicos", la pubücación de un catecismo básico
*encarnado en la ment¿lidad shuar" y, al mismo üempo, profundamente relacionado
,án tu niUn". Por fin se pidió qu. ti'fot "rrr un centro para la cristianización
de la
cultura shuar96.
que se en'
La catequesis ya no es un hecho aislado en la vida del cristiano sino
cuentra vinculida estrechamente a la experiencia vital, eclesial y üturgica. La evangp'
la promoción humana, o mejor didto tiene ql¡e anng.
lización debe armonizarse con
t23
ni¿at la promoción humana, en la formación de la comunidad. La dimensión
comu-
nitaria encuentra su expresión en la Comunidad Eclesial de Base ..célula
inicial, como
dice Medellín, de estructu¡ación eclesial, foco de evangelización,
..tu¿*rnte factor
primordial de promoción humana y desanollo" 98. coñ todo, la v
clmunidad propuesta
por Medellín permanece un proyecto porque, ya se hizo notár,
la ,.i.qu.ro se mueve
aún en una di¡ección de conocimientó y de:.enseñanza, lo más
compieta,de ra Reli_
gión" 99.
t24
Las líneas generales de esta pastoral son:
b)- expresión de fe (forma del Mensaje, liturgia, vida eclesial) en el idioma autÓcto-
n<ry en las categorías mentales del pueblos Shuar 105;
y las mismas son las que orientan también la promoción humana que se expresa en
ína ..concientización dil shuar sobre sus valores humanos" (para que sea impulsor de
su propio desanollo y de su evangelización) y en asumir las aspiraciones
y anhelos
á. sup.tación del puóblo. En las zonas mixtas (en las que conviven colonos y Shuar)
los pioblemas tienen que ser resueltos a partir de los principios enunciados y de la
"defensa dsl ddfil" 106.
Dar un juicio de valor sobre hechos recientes es una tarea muy difícil y expuesta
a parcialidad,potque tenemos por delante simplemente una crónica. con todo se
puede
evidenciar un'peligro fundamental en esta nueva praxis y que ya se percibe: el "ritua'
llg¡s" 111, el-hablar de "religión" en una maneia distinta, más inculturada teórica'
mente, tÁ vez, en las tradiciónes y mitologías autóctonas, pero que corre el riesgo
de no ilegar a transformar el núcleo ético-míüco (del que habla Dusel) de la misna
cultura. Úna vez más es el test del fenómeno "brujo" que nos pone frente a este ¡ieli-
gro y es muy importan& tomar conciencia de este hedto.
t2s
La comunidad cristiana tiene que confrontar su vida con la Palabra de Dios v
encontrar respuestas de salvación concretas a los problemas que vive, .n .ra n,ornan-
to determinado' en una proyección hacia el futuio y meta histórica, abriéndose gra-
dual¡nente a la universaliilad del valor y de la dignidad del hombre que
encuentra su
máxima expresión en el Cristo rezucitado. Sólo en esta perspectiva se puede
hablar
de comuniüd de base: es decir una comunidad que acepta io nrgriiuo que
hay en
ella, pero en un esfuerzo de superación continua pia libeiarse y
fiüerar del egoísmo.
El fundamento teórico, para llevar a la práctica esta ..educación',
de la comuni_
dad cristiana se encuentra expuesto en unas reflexiones que el p.
Áfredo Germani
(Aiji" Juank), Propuso en la presentación del catecismo Uitingue iyusa
shy 9lichamjai" (1970) y desarrolladas sucesivamente en el "Teleauxiliar chichame,
educador
ln lt 19" 0976) (un breve manual para concientizar a los maestros de las Escuelas
Radiofónicas Biculturales acerca de su compromiso en la
catequesis radial).
t?Á
poniendo en relación entre sí las dos experiencias, los dos "testimonios" (el
antiguo-latradición-yelnuevo.-elEvangelio-)seellcuentraquemuchascosas
coinciden, pero hay ot u, qua hace falta
y superar' El momento de "ruptura"'
poil"
'o"e!t
no puede ser evitado'
exigido
"onutttión,
,,Esto es lo que se propone ,,Jentsiai iruntrartgi,,: hacer conocer aJewcristoy,
mas claromente la presencia
a la luz del Evangeí¡o,Lyu¿o, o los shuar a descubrir
de Dios en su tr9
Pueblo" '
y
Es una propuesta, no una imposición, frente a la que el shua¡ está interpelado
tienequedarunarespuesta.Estaspuedenserdistintas:seguircreyendocomoúnica
corregirla en nada, o abri¡se a
verdad lo que el sn.,a, siemp,e ha creído, sin aceptar
o rechazaf todo, inclusive lo que el pueblo Shuar
la revelación plena de ¡.rurristo,
;;p;t ht crei¿o rzo. Pero no es lo mismo, dar una respuesta u otra'
la verdad'
"Rechaza a Jests, comporta el groísimo riesgo de no llega a.conocer
-iá, no enconfta, ,l nuá Cam¡no,
de y de ponei en peligro lamisnavüa del síngtt'
r2r
,o*o del Pueblo '
Aquíseinjertalaproyecciónydimensióncomunitariadelafe.Enlasituación
y moral, e1 la-qu.e se encuentra
de desoientación y de d'ese[uilibrlo cultural, espiritual
realidad diferente de la de los antiguos
el Shuar, determinada por encontrarse en una
selva, c"*Uio' -egongmico¡'. introducción de
la ganadería' nuevas
i¿t".ttú" ¿eytapor t pri¿ido el sentido de seguri.l¡d, dado por las creencias
enfermedades)
"¡r",
necesario uusca, un nuevo camino que
puód" devolver la seguridad y lle'
antizuas. es
r22
var ñacia una seguridad total '
,,Invitoaqaminarafondoloviejoylonuevo,lasabiduríadenuestrosü1rcpa-
en pugru o si bien
sados y nlsiie lesus" veomos sinceranente si estbt r23
to que
se completan, pi^'m esú fualizada a la segundo'" '
^íái"1i
-t''k;,
Labúsquedadeesaverdad'queproPorcioneelfundamentoúltimoyelsentido
profundo de la vida ¿eittomU'e i ei un compromiso de todos: del campesino'
á;i;Ñ¡'1"l ¿"r p.its"tJ izt y eátát orientadá hacia la comunidad' que vive en
que prepararse desde
tensión hacia una ó;püada por cristo) y a la que hay
"id";;ü
ahora. I¿ comunidad crece y da testimonio'
.,Amoryunidadsonlossignosdelucomunidqdcristiatu,luílnicoscquude
r25
atraer a los dena o ¡"gig" '
que
De tal manera se entra en un proceso, un camino'
,,todos los shutr (como otros pueblos de tuestra patrity de fuqa) vünos necÜ
t27
niendo poco a poco, quien mti,s rápido y quien menos,
hasta ra ptenitud det se-
ñor. Estonos conünuonente *on¡o,' ti6.
"n
Todos están llamados a participar en este proceso
de transformación porque
Dios,-padre de todos, quiere ei bien de todos. Este
r27
camino se recorre en comuni_
dad .
Pasó de la "enseñanza"
{e 'lalgo desconocido', y de la presentación de un Dios
"ignorado" a un desarrollo dela misma experiencia del puebro hacia un conoci-
miento personal de Dios, pasando por el inuncio
¿" ¡i*..irü'y po, el testi-
monio de la lglesia. En definiüva se superó elprincipit
¿, i":{"ú"r" rasa,, acep-
tando, plenamente- y con sus consecueicias,
el principio de la ..Semina del Ver-
bo" y asumiendo la rica experiencia humana y
religiósa ¿.i ñ.üio shuar como
base, como punto de a.runqur y tarnbien
como contenido de ia misma catequesis.
De una "enseñanza. de nociones rerigiosas,' (verdades
y normas de vida cristia_
na) a una "educación" en el senüdo -da ..extraer
tt1' oaar, a la luz lo que está aden-
es decir, extrayendo a la ruz la semilla
.to'l ¿"r v"iúo p"*üvar al shuar
hacia el conocimiento y la aceptación de una prrro*,
U á. é;r;"; y del sistema
de vida que ét ha propuesto.
r28
De un "proporcionar" los medios y los conocimientos necesarios para salvarse,
a la necesidád de asumir la propia responsabilidad en el proceso de salvaciÓn
y en la construcción de un "mundo salvado", "liberado", cuya realización final
se dará en la Parusía (manifestación final) del Señor Jesús (la humanidad trans-
figurada), y que nos exige el esfuerzo común (el trabajo en la comunidad, por
la comunidad. con la comunidad).
Los peligros:
de "ha'
Que esta nueva orientación catequística quede como una nueva manera
biar de Dios" y de enseñar sus verdades al pueblo, y no llegue realnente a injer-
tar a Cristo en el "núcleo ético-mítico" y en el "foco intencional", es deciI,
en el nivel en que se encuentran las respuestas a los problemas profundos y fun'
damentales del hombre: sentido de la vida, la muerte, el mal'
y.económico (y socioló'
Que se reduzca a un planteamiento meramente político
gico), transformándose en una "ideología" que pretende -dar- unas respuestas
áefinitivas a las tensiones y desequilibrios actuales del pueblo Shuar, presumien'
do, así, asegurar la sobrevivencia del grupo como tal y su autodeterminación
,rgun un *ód.lo cristalizado y que, con el transcrurrir del tiempo, se fosiliza,
creando nuevas tensiones y desequilibrios.
Es importante:
r29'
TOTAS
5 Ibidem, pg L57.
.6 Ibidem, pg. 180.
7 Ibidcm, pg 176.
8 Ibidem, pg. t79.
t2 Ibidem, pg 177.
l3 cfr' PEDRo BoRGES: Métodos mision¡rcs cn l¡ cri¡ti¡niz¡ción de Améric¡ (siglo xvl)
M¿drid, 1960.
r30
pg. 57'
15 JOSE M. VARGAS: Aportes para la historia de Macas,
J.JOUANEN: o.c.P9.77.
y en Pa¡ticular
- El p. Vacas Galinclo habla del trabajo misionero de los dominicos en Macas
de las visitas que hacían a las jibarías'
se han ristó en la imperiosa necesidad de recorret las selvas e Pie .''
Ll,o, eu
casa' muchas ueces caminanáo dos o tres días para en€ontrar une.sola
de éstas'
d" 'ni"ior,..os
""r"a"ncada familia y por medio de regalos y agasajos conseguir que permitieran por un
reuni¡
;;;;1";;¡l;*ión de ias verdades ,,"tnr"'I", más óU"iis y de los primeros fundamentos de
le fe cristiana.
E. VACAS GALINDO: o.c.' Pgs. 117-118.
julio de 1916 se lee:
- En una carta de Mons. costamagrra al P. Albino del curto del 17 de
.Dígales a los jibaritos qrr" yo lo-s bendigo, que aprendan bien los mbterios y las oraciones
yl"--"ita"iorrferarJ y qrr" *-p."p".in na,r-a l.a S¿nta comunión'' pg 12'
irslNo DEL CURTO: Appunti di crona.a di Indanza (manuscrito),
claras
- En l¿ ci¡cula¡ número 15/41 (del año de 1941) Mons. Comín da unas disposiciones
sobre el catecumenado.
i gn el último Capítulo Vica¡ial se estableció que: no se admit¡n al B¡utismo los jibaritos
a1t¡s de los dos
ini"-., t"""ti¿er"ndo las "*.epciones que el ái¡ector creyere oPortunes)
¿" üt"-"do y, esto, sólo los c_¡ndidatos o catecúmenos sepan bien los princi-
".".do
oeles misterios ¿" u r. i 1", or".iorr", más comunes en cualquier
"no. de los idiomas Por lo
ffi: ü;;.+l*t¡i 'e*, ¿r¿" ahora, el cATECUMENADO tend¡á que scr de dos
los sujetos lo pidiere. Más bien
años, como rermlno -r"iño-y -i. t.tgo si ia preparación de
qo"-iro"r unos malos .t¡ii-"r, a-la apost¡sía' ,enun"iemos a la sant¿ s¡tisfac-
para con'los "*po-"rto.
jíü".or q"" no viven en los internedos, tened sumo cuid¿do
ción de bautizar.
podrán conservarse buenos cristi¡nos. Los
;;a;, ¡; bautizartos, ascgwaos que, de-spués,
l¿otror, exceptuados J*..p"io"ies, bautizarlos sólo en ¡¡tículo mortis'
"asos
Mons. DOMINGO COMIN: cücule¡ 15/41, p8. 3.
.Los dí¿s fcstivos son los que brhdan escen¡s de encant¡dora bellez¡. Nuestros ¡tltiguos
- J;";;;.;;"s pi-pollos liur",", bien vestidos, limpiccitos y risueños, efluycn alasdis-
y pare frccuentar
,irra" -¡ior,", p;a ;i"dr . t S¿"t" Uisa y a las lecciónes de C¡tecismo, or:r en su grecioso
Ios s¡ntos s¿cramentos. ó1rr-o""" asimismo, ofiles reza¡ fervotosamc¡rte
i¡i.;;, ore en l¿tín, otr en esPaíiol.y ¡ vcces tembién en itdi¡¡ro''
ANOMMO: Uoo* po-ioio loili, OUfp" -¡nisionero - cel6i.no' Quito 1852' P& ó4'
col. c.
131
- En 1964 per<iuraba ¡ún la mentelidad del cetecismo aprendido de memoria y para estimular
a los alumnos se organizaban todavía los certámenes.
"Se exija la enscñanza primaria en sus seis grados para todos los niños y niñas en edad es-
colar, dándose preferencia a la enseñanza del catecismo, favorecida con los certámenes
muales'.
Mons. Jo SE F. PINTADO; Pastorales y ca¡tas ci¡culares (19 5g- 197g cuenca 1979 pg. 24.
) ,
l9 G. CAVALLOTTO: art. cit., pg. 179.
20 lbidem, pg. 178.
21 SILVIO TRAMONTIN: Un secolo di Storia della Chies¡. Da Leone XII! al Concilio Vati
cano ll. Rome 1980. Tomo l, pg. 63.
30 Ibidem, p9 184.
32 LUIS ERDOZA\, .j-.:^b cetequesis hoy; ' de Nimega y Eichst{rt a Mcdillín. Separata de
Scnite vol. 7L - 32 - 1970, pgs 267_268.
34 lbidem, pg.273.
35 Ibidem, pg 274.
36 lbidem,277.
38 lbidem, p9 280.
39 lbidcm, pg 280.
40 lbidem, p9,,281.
4L lbidcm, p9,284.
t32
43 LUIS ERDOZAIN: artículo cit" pg. 283'
53 Ibidem, Pg.293.
62 lbidem'
64Paraf¡cilita¡Iatafeadeevangelizaciónyder.acadanúcleodeMisionerosleresponsebilidad
;;-;b;t;p;rióti"o ,. establecieron ios límites de cada Misión de la siguiente menera:
a. Gudaquiza
b. Indanza
c. Méndez
d, M¿cas
133
- Establescáis el número de familias que, siendo monógamas y cerc¡mas a las misiones, puedan
ser objeto de un cuidado especial del misionero evangelizador. Se envíe, en el tiempo límite
de cuatro meses, el nombre de las familias escogidas para evangelizar, con preferencia, en
el año 1927-1928.
Ibidem, pg. 2.
66 5' Se prepare al bautismo todos los niños de dichas familias que no están bautizados y se
envíe al Vicario la lista de losjíbaros bautizados por los colo-nos.
ó' Para realizar esta ta¡ea es necesario aprender la iengua j íbara y púece
, oportuno añadir
la grave admonición de la congregación d" ttop"g-da a los ürca¡ios, admonición que
dice que.hay que remover de lai misiones a esoi sacerdot", q,r. rrá se esfuerza¡r de
_ fpreldgr la lengua de los infieles que catequiza.n.
7. También los coadjutores, en lo que er po"ibl", y de acuerdo a sus ocupaciones, denen la
obligación de prepararse- a ser catequrstas euangelirado.es y, así, .*p"ir la labor de
los sacerdotes, tmto_en las excursiones, "" en le.¿5a,
los trabajás de io¿oe tos días
"o-o "ir por los iirdígenas
siendo, por lo general, el coadjutor muy esdmado
Ibidem, p9 3.
67 Ibidem, pg. 4.
68 lbidem, pg. 4.
70 'Es muy ignorado el catecismo, amados he¡manos míos, tan ignoredo como no es posible
imagina¡. De csa ignorancia ¡qué cúmulo de meles procede!-.
l-uzgo conveniente se aproveche de tene¡ a los cólonos muy numerosos en la mis¿ de los
domingos, para darles una instrucción metódica sobrc el ."t".L-o...
Puede leersc_el.Evangclio del día, deci¡ pocas p¡la!¡¿e sobre el mismo; pero
se.entre en l¿
explicación dc la Doctrina, como continuandó h lección precedente, esegurÁndor que lo
explicado fuese bicn entendido y quedase g¡¡bado en la me¡iroria'.
Mons. D. COMIN: Ci¡cula¡ del 8 de diciembre de 1935. (Manuscrito),
t34
cularon va¡ias copias manuscritas y mecanografiadas. De éstas da noticia Juan Bottasso en
"Los Shuar y las Misiones".
75 En cuanto a mi examen de conciencia, tengo que decir que en 1958 quería conocer la cul-
tura shu¿r en todos sus detalles, para combatir las supersticiones'
Citado de una carta personal dei p, S¡ro Pellizza¡o dirigida a Silvio Broseghini, el 27 de no
viembre de 1980'
77 lbidem, p9 8.
g1 JOSE F. PINTADO: Carta pastoral de t974. En esta carta pastoral está exPuesto
el Progre-
ma detallado de la catequesis escolar.
g3 Se está imprimiendo el precioso tratadito sobre la Iglesia católica para los alumnos de sexto
grado y cursos superiores.
Mons, JOSE F. PINTADO: oc., Pg. 8.
,,VI gr-ado: de la (pregunta) dociátas ochenta hasta el final (del catecismo elernental), aña-
diendo el tretadito aPologetico sobre l¡ Iglesia Catóüca del P. Granja".
Mons. JOSE F. PINTADO: Primera carta p¡¡sto¡¿ (Enero de 1964).
84 Como Histori¡ Sagrada, se conrinúe con el texto del P. Salvador Duroni, dejando para eI
135
qulnto ysexto grado-. lavida de Jesucristo.
Mons. JOSE F. PINTADO. primira Carta pastoral, enero
d,e 1964.
85 lbidem, pg.44.
86 Mientras que se llegue a una norma igual para toda la nación ...
J.F. PINTADO: primera Carta pastoial, enero de 1964.
Acerca de los libros de texto, todavía no ha llegado
la ho¡a en nuestra Nación de establecer
el téxto único.
Circula¡ del 16 de ag,osto de 1965 enJ.F. pINTADO:
obracitade, pg.33.
Pasos seg'ros y rdpidos se van dandJ en
nuestra Nación, en ro que respecta
a la planificación, o¡ientación, vigilancia y il.;";; "rrár'á;"i'p-
c¡unpos' en escal¿ nacional, funciona y bien
¡;L-;;;"q#; iodo, lo. niveles y
el Secreta¡iado Naciánd i" c.t.quesis...
Ya han tenido en Raños una reunión d;"á":.
estudió la posibilidad de elabora¡ un catecis-
mo básico element¡l populer con las rres xran.!:s etapas
d'";;;;;;;ri;;ón. Se espera sue
a primeros d'e 1967, salga a la imprenta;." c"1;;il;-p;p;-."r"'iir"l"
oe vrcla cristiana ". es.,Mensaje
Cücular del l0 de noviembre de 1966 en J.F. pINTADO: obra citada pg. 4L.
87 lbidem, p9 44.
9l Ibidem, p9 70.
l3ó
riquecida con las aportaciones constructivas de una y otra razx'
Ibidem, pg. 58.
97 Ibidem, Pg. 7.
108 ..Le unidad básica para el trabajo pastoral es el Centro Shuar, constituido por unas cuentas
familiasprimariasampliadas,"n,u-ayotíaconrelacionesrecíprocasdeparentesco''.
Ibidem, Pg' 4.
..EnélseaprovechelasituaciónconctetaparaevangelizaraGistovivoyencarnado".,.-.-
¿"1 J.iitt" ve" m5s a la formacron oe'una comunrdad crre
"1" Ji¿-i áfidoo "ii¿"t.se ""'d. Diácono' Preg
dana, presidida P"t-;;;;P;;tbl" "otó"to"o (pastor' catequista' Ministro'
b ítero )".
Ibidem, Pe.4-5.
rt1
Además se hace nota¡ oue:
"La pastord idnerantá del misionero tiene que ser constitutivt de Comunidades eclesi¿les
de base.
Se sugieten los medios: predicación sobre Hechos, relacionados al ambiente;
difusión del
Evangelio traducido, la celebración dominic¿I ".
110 En los años anteriores sólo en la zona misional de Chiguaza se celebraba la Pascua en los
centros' pot el hecho que fue el P, Si¡o Pellizzto quien por primero se dedicó a la forma-
ción de los "pastores". En 1975 la iniciativa se ext;ndió y la celebración de la pascua shua¡
en 1976 fue fruto del trabajo coordinado de un grupo de misioneros.
111 '- aquello (los pastores) m¿rcha: ojalá quede algo en profundidad- con todo, a pesar de ser
el organizador y encargado, no me sadsf;ce es" clima de (¿cómo decir?) de ritualismo. Todo
parece que consiste en ..hacer,', o "no hacer", el culto dominic¿L
C¿¡ta del P. CARLOS ZANUfiO a Silvio Broseghini (Kuchangas, 26l3tgl).
L12 ALFREDO GERMANI: Yus¿ chichame, shuar chichamjei (poligrafiado). sucúa - lg7o,
ps.3y8.
113 lbidem, pgs. 4 y 7.
126 lbidem, p9 6.
138
t28 lbidem, pg. ó.
r33
134 Etimológicamente el término educación se hace deriva¡ del latín educare, que en su sentido
propio significa ocurar, criar, alimenta¡" y por extensión: "formar, instrui";y en este sen-
tido uodo preferentemente por los antiSuos. ." Otros, y mejor, lo hacen proceder de
"s
educere, "sacai afuera, extraer a la luz lo que está adentro, está oculto'' porque significa
mejor el concepto característico de la acción educativa.
GIUSEPPE DE NINNO: voz, Educazione en Enciclopedia cattolica-Firenze' 1950, Vol. V
col. 95.
139
CAPITULO TERCERO
PRIMEROS CONTACTOS
CON EL MUNDO RELIGIOSO SHUAR
A principios del siglo, teniendo en cuenta que las ciencias¡umanas y sus con-
clusiones sobré la religión y las religiones no estaban muy difundidas en el ambiente
de las misiones, para el .misionero era una tarea bastante difícil poder dar un iuicio
sobre unos hechos religiosos con los que se toPaba. Le resultaba fácil reconocer
como religión aquélla que presentase claramente los elementos que comúflmente
se conslderaban propros át un. expresiÓn religiosa (¡ror ejemplo: unas creencias
cohe'
rentes y bien estructuradas entre si, un culto, unas divinidades, templos y sacrificios),
prro ,. encontraba en dificultad al momento de toparse con unas expresiones religio
sas muy vagas, que no presentaban estos elementos con cla¡idad' Además debemos
trnq pr.r.n1. qur l"t observaciones de los misioneros al respecto estaban viciadas por
numerosos prejuicios.
Los misioneros que emprendieron la evangelización de los Shuar a fines del si-
glo XD( y a comienzos del presente, hablando del hecho religioso entre_los shuar no
íogr".on reconocerlo como tal y prehrieron hablar de supersticiones, de "idéas reli'
giósas", de elementos religiosos, porque no percibían aquella estructura coherente
áe creencias, de ritos y dJ culto que prezumían como es€nciales en toda expresión
religiosa verdadera.
Solamente hacia los años sesenta comenzaron a observar y a interpretaf las "ex'
periencias religiosas" en su luz verdadera y, por lo tanto, a encontfar aquella unidad
'y
coherencia lue a primera vista no aparecía: comenzaron a acercarse a las manifes'
y
iaciones religióus struar a través de la óptica de la fenomenología de la religión de
otras ciencias humanas.
En los primeros años, por de pronto, los Shuar se presentaban a los ojos de los
l4l
misioneros "imbuídos de tantas supersticiones, lastimosamente engañados por el de-
monio y tan aferrados a sus sanguinarias tradiciones y ocupados in luchas fratrici-
das" 1. Vistas así las cosas, no podían hablar de religión en el sentido común de la
palabra, con un culto dirigido a una divinidad verdadera o falsa, y con un conocimien-
to del fin de este culto: adoración, petición de gracias, acción de gracias, expiación 2.
Ia prueba más evidente de la ausencia de religión consiste, según Allioni, en la "falta
de signos externos de culto; ni templos, ni sacerdotes, ni funciones religiosas, ni imá-
genes que representen a la divinidad; la falta de una terminología acerca de las facul-
tades espirituales y más todavía de seres sobrenaturales" 3. Aunque otros misioneros
hablen de "sacerdotes, fiestas, cantos sagrados, lugares sagrados" 4, él piensa que la
mejor manera de presentar el problema de la religiosidad de los Shua¡ sea hablar de
"alguna idea religiosa":
l.- porque atribuyen a un espíritu maligro, llamado "iwianch", los malos aconte-
cimientos;
2.- porque creen que, después de la muerte, no muere el alma, sino que anda erran-
do (el dónde, el por qué, por cuánto tiempo, no lo saben);
3.- porque creen propiciarc la buena ventura, cantando cantos sin ningun sentido
o trasplantando en la huerta una planta particular, o llevando consigo una pie-
drita, etc. s.
"... no tienen conceptos religiosos que siwan de base para forma un verdadero
sistema, ni conuen un ser que premia las buenas accianes y castiga las malas;
los soñaderos no son templos; a ninguna cow tributan doración; no poseen
ninguna imagen, que puda presentü seres sobrenaturales; ruda tiene carócter
ngrado. Los cantos festivos, que la mryor pute de ellos no entiende, son cantos
en lengw ucaica, y en ellos no se dercubre ninguna adoración dirigida a la di-
vinidad; ain más, los mismos Shuar no saben deci¡ a quiénes i¡wocan" 6.
Como única conclusión se sitca, segun Allioni, que este pueblo tiene algunas
supersticiones aisladas, que pueden representar quizds el embrión de una religión, o
mejor dicho, las últimas reliquias de una religión anügua en extinción 7.
"htdiérase afirmo que todas las moüfestaciones que ente los iíbaros pueden
tener valor de acto religioso, son uns serie de wpenticiones o pnicticas supersti-
ciovs, que tiene más o menos influjo en su vüa cotidiana Luego la fe Ete tie-
nm en el "Iguanch", las forma de comunicuse con el eryíriru y bdas las su-
gestiones de las que son víctimw los iíbaros, son triviales supercticiones" 7b.
El Shuar por lo tanto era considerado por el misionero, simplemente como ma-
terialista y casi a-reügioso 8.
Con esta afi¡mación los misioneros no querían afirmar que ellos negasen la exis-
tencia de Dios, al contrario la admitían, pero
t42
"creen en Dios ... a semeianza de los dehtas y racionalistas, piensan que no
tiene la menor inten¡ención en las cosas de este mundo" 9.
Vacas Galindo se convenció que entre los Shuar se real2ó ese ateísmo político
que pregonaba Voltaire:
"Entre los jíbaros ruda tiene que ver CYisto y la lglesia, esto es Dios y la reli-
gión, con la sociedod, con la funilia y hata con los individuos" 10.
Los Shuar podían ser considerados como máxima expresión del liberaüsmo y
de su negación del intervento de Dios en la sociedad 11. l¿ lejanía de Dios y su exclu'
sión de la vida social del hombre podía ser comprobada por la ausencia en el iüoma
struar, de la misma palabra Dios: "Yusa", que determinaba al ser supremo fue tomada
del castellano 12.
"Los iíbaros ... no tienen religión alguna; no obstante, conocen que hay un Se-
ñor Supremo, dándole a Dios el nombre de CUMBANAMA, y offas veces el nom-
bre de NECHE, pero no le dan culto alguno ni especie de vmeración" 14,
"Si muere un iíbaro, cuyo caúiver, con lanzs y rodela a ws lodos y rodesdo de
viandas y bebida, queda encenad4 sin quendie vuelva a habitorla; lo que prue
ba, vgún ellos lo confrevn, la inmortalidd del ulma y uistencia de un Ser
Divino, iuez de las buenos acciones y de las mala, que costiga por medio de un
genío malo que llortut lhuanchi" 15.
Pero quedó una voz aislada, la mayoría de los misioneros siguió considerando
que para ellos Ser supremo era indiferente, inocuo / lejane 16.
t43
Todos los misioneros admiten que los Shuar reconocen a un ser sobrenatural
que interviene constantemente en su vida, la orienta y dirige: es el "iwianch". Intere-
sante es la descripción que hace el mismo P. Allioni.
"El ser sobrenatural, que llanonos "Iwianch", considerado como genio malé-
ftco, lo han visto en los sueñcts, según aseveración de algun shuar; les haindica'
do quiénes son flrs enemigos, o aquel que fue enemigo del propio padre; dicen
que viste como shuqr, completamente pintado de roio, con "ípiak" (Bixa ore-
llana), con "itip" lloneante, que ríe siempre, y afirman, sobre todo, que los ht
ce sufrir. Varios shuu, próximos a morir, dicen haberlo visto, pero con el rostro
del prcpio padre, que les invitaba a seguirlo. Hasta ahora no he logtada saber
si toman "natem" o "huando" con la intención de ponerse en contacto directo
con este espíritu" 18.
En realidad esta descripción coincide bastante con la descripción que hacen del
espíritu Arutam. Los misioneros üeron una interpretación unívoca a este concepto
y lo identificaron con el "demonio" en el sentido y en las acepciones de la tradición
cristiana. No tuvieron presente, ni se preocuparon de investigar al respecto, el sentido
de "iwianch" en relación con los Arutam (espíritus p¡otectores) 19. Podemos plan-
tear un problema que debería ser tema de estudio y de profundnación. Después
que, por muchos años, los misioneros han identificado "Arutam" con "Iwianchl' e
"Iwianch" con el demonio de la tradición católica, en el último catecismo, elaborado
segun los criterios de la incultur¿ción (1978), el concepto de Arutam'y lapalabra, ha
sido aceptado como el más apto para expresar la realidad de Dios. Algunos misioneros
y, en particular el P. Siro Pellizzaro, llegaron a esta conclusión después de un atento
estudio del ciclo de los mitos de AYUMPUM (los mitos de la cabeza cortada) y de la
estructura y contenidos de la celebración de la TSANTSA (la cabeza reducida) 20. No
se puede desconocer que esto puede suscitar una cierta problemática entre los Shuar
catequ?ados segun la catequesis tradicional.
144
que evitar pilotear las conclusiones. Lo que sí hay que proporcionar son unos instru-
mentos de trabajo cuales pueden ser unos elementos de fenomenología de la religión
y de teología brblica. Me limito a plantear el problema, sin darle un desanollo porque
no hay suficiente material de investigación.
'porque estdn tan lejos de formar un culto externo, siquiera sea supersticioso,
pero verdadero y positivo, que mds bien se pudieran considerar como reuniones
y moúJéstaciones sociales y festiva que no religiosas. En efecto, todo se reduce
a comilonas, bebelonas y borracheras que couvn espütto; a cantos, bailes, iue-
gos, brincos y algazara que rayan la locura; a embriagueces que, desencadenando
instintos brutales, termilnn frecuentemente en riñas y asesinatos,, 24.
Las fiest¿s que describen los misioneros de la primera hora son aquellas de'.las
mujeres, del tabaco, de la shanzas.o shanjas" 25.
El fin de la fiesta de las mujeres es que la nueva esposa sea trabajadora y decidi-
da27 Y la fiesta del tabaco consigue que las chacras sean fértiles y ios chanchos se
críen numerosos 28.
Los ayunos que se imponían los Shuar dejaron desconcertados a los misioneros,
que no podían capacitarse de cómo fuera posible que hombres, juzgados materialistas,
sensuales y volubles, pudieran ser fieles a una práctica tan drásüca. Los practicaban
con responsabilidad y escrupulosidad porque de-su observancia dependia ól bien para
el individuo y para el gupo 29.
145
filósofos, la transnigración, diciendo que si el iíbaro clue muere ha sido hombre
de espíritu y valor y que dio muerte a muchos enemigos, su alma se convierte
en algún animal valiente, como el león, tigre, oso, u otrc de esta clase; pero si
el itbaro quc murió ha sido cobarde, de poco espíritu y que no ha hecho azsla
alguno, w alma se convierte en culebra, en araña, sapo o en otro animal inm.un-
do. hescindiendo de eslo, no dan culto a deidad alguna ni adoran a ídolos ni tie-
nen otro especie de creencias más que la dicha" 30.
"Sabido es, entre los jíbaros se entiende, que ellos son inmortales: mueren sí,
como todt¡ nacido dc muier, pero es por las malditas arsñas o espinas que les me-
ten en el cuerpo, o en el alma, que para ellos lo mismo da, que sino ... 'piedra
pareio', es decir invulnerables como un peñasco que ni enferma, ni muere" 3l.
"No consideren la muerte como una cosa natural, ni creen que Dios pueda dis-
poner de la vida del hombre cuando quiera y como le plazca, y más bien creen
al demonio como primer antor de la muerte" 32.
"Para los iíbaros, pues, sus enemigos exclusivamente (los bruios) son los (utores
de todos sus males. Nunca pueden persuodirse que Dios da y quita la vida cuando
le place y como quiere" 33.
Esta creencia tan radicada, según los misioneros, da pie a muchas supersticiones
y, sobre todo, al deseo y a la necesidad de la venganza, que llegó a ser norma de
vida 34. Ia superstición cumbre es la fe en el poder del brujo, tanto en el bien como en
el mal 35.
En resumen, los misioneros de la primera hora, según los testimonios que nos de-
jaron, se toparon con un pueblo qrle no tenía una religión orgánica y sistemática y cu-
ya vida estaba dominada por unas supersticiones, entre las cuales la más fuerte y radi
cada era la brujería, única responsable de la muerte y del mal (contra la persona).
t6
tas sombrías que encontramos bien representado en la expreSiÓn del P. tvlagalli,0P,
''... la jibaría es, si bie,n se mira, una guarida de ladrones y asesinos" 36.
Los Shuar son volubles3T. ociosos por naturaleza y enemigos del traba¡o38,
apóstatas (los Siruar de Macas y Gualaquiza bautizados por exploradores, buscadores
de oro, colonos, por misioneros de paso) 39, materialistas, sensuales, positivistas con-
sumados 40,
"los jíbaros viven en aquella completa libertad natural, tan funesta al cuerpo
como al alma, pues de ella proviene la poligarnia, ... rewltondo de aquí la repug'
nancia a abrazar la religión cristiano, ... el estado de esclovitt¿d de Io muier, víc-
tima del ocio, inconstancia y liviandad de los varones, pudiéndose afirmu.que
estas fies pasiones forman el carácter distinti,-a de estos infteles" 4L.
Pero a pesar de estos juicios muy severos y negativos, fruto de los primeros en-
cuentros y de una cierta frustración en constatar la poca disponibilidad a la conver-
sión, la opinión del misionero tiende a modificarse a medida que éste percibe que cier-
tos comportamientos pueden encerrar unas realidades distintas.
"En efecto estos salv$es, en las fechorías que cometen, no son tan criminales,
como a primera vista parece, pues, en su supersticiosa ignorancia, las estimot
como iustas reprevlias, y como ura guena iusto entre ellos, y al castigorlos aha
ra, nos Q(ponemos, por de pronto, o que nos abandonen del todo, remontáttdo
se o lugares inaccesibles, o que irritados acaben de una vez con los misioneros y
los cristianos que aquí existen" 43.
Los valores morales que los misioneros encontraron, sobre todo en los Shuar que
"no han tenido contacto con la civilización", y que presentaron como sigro de una
buena disposición de fondo, a pesar de todos los demás "males morales", fueron "el
respeto muy acendrado hacia la verdad, la propiedad ajena y los preceptos generales
t47
de la ley natural" 45. El "recato", también es algo que se encuentra tanto en el nirlo
y en la niña, cuanto en el hombre y en la mujer 46.
"Preside la siembra un Principio especial; olgo así como una diosa, a la que di-
rigen cantos Para cautivarsela.
El culto que tributan a los difuntos es considerado como un verdadero culto 51.
En este campo podemos ver una primera tentativa de acercamiento a la realidad re-
ligiosa shuar sin los prejuicios que determinafon la visión pesimista expuesta más
arriba.
148
,.evidenrcmentesucoruluctanoesmecanicasinomotivada.Tambiénenlaselva
hay creencias noftnativas de la acción" 54 '
juzga la cultura
En este caso es muy evidente la posición etnocentrista de quien
pesar de esta actitud y de
shuar y sus varias ,*pr.ri,ones y en particularla mitología. A
las reseruas que se lé pueden'mover, lo tradicional y, especialmente, los mitos' son
..una'fuente segura y fecunda para cuantos deseen adentrarse en la
...pt"oor como
idiosincrasia del pueblo que los protágoniza" y que constituye casi un libro de los
orígenes de las cosas 58.
,.siporreligiónentendemoselesfuerzodeunindividuoodeungrupoparaes.
religio'
tabiecer uia relación con el "más alla", segUn cuanto dice la emología
sa " 60.
Aceptadoestehechosepuedeplantear.elproblemateológico.Sielpueblotiene
ya una eiperiencia religiosa, virdadera y profunda, el misionero ¿qué
le pide' propo-
dar un paso más,
niéndole la conversión? Para contestaf a esta pregunta es necesario
punto a. vista de la búsqueda de lo ab'
ñ;; ü experiencia religiosa no sólo desde e_l
el punto de vista (ab'
soluto, de l,o sagrado, dJ Dios por parte del hómbre, sino desde
soluto y unívoco) de la eventualidad de que este l)ios,
,,en un día concreto haya hablodo, llomsdo, buscado al hombre; de h posíbili
149
dad, inclusive, de que Dios haya dirigido un ilanado universal a los hombres de
todas culturas, que ya estaban preparados por el esJueno realizulo a tavés de
v religión nahtral. En esta visual, c'risto no es ya sólo un hombre iudío del si-
glo I de la era vulgar (un extraniero para Mobutrt de Zaire y Ankuash de Kusuím),
sino lo manitéstación históríca del Dios de Mobutu, at cui'al el tentlía a ¡avés de
ss ontepasados; o, en nuesfio caso, la encarnrción explícita y unificante de to-
dos las tendencias a las que el shuar nadicional -como Ankuash- respondío
fragmentariamente a través de Nunkti, Tsunki, Etsa y Shakoim, sus Arutam,
etc. Así, es absutdo pedir al shuar que reniegue de Nunkui o renuncía a invocar
ol Aruton de sus antepaados, porque esas realfulades que así llamoba él y con las
cuales se comunicaba con el "mas allá" (que el iudío llamaba El, El-Eloyón,
El -Elohínt, Adonai, Yahweh... ) se ha en efecto encarndo univocsnente en
Jests.
Con esto se afirma el valor de "auténtica preparación evangélica (E.N. 53) de las
üadiciones y expresiones religiosas shuar, aunque no se pierde de vista la compleja
problemática que se desprende de tal planteamiento, quedando firme que todo tiene
que llevar hacia el anuncio explícito de Cristo, en que también los Shua¡ pueden en-
contrar "en una plenitud insospechada" todo lo que ellos busca¡on fragmentariamente
(a tientas) "sobre Dios, sobre el hombre y su destino, sobre la vida y la muerte, sobre
la verdad". (8.N. 53).
Pero, sin exlcui¡ la experiencia del Pueblo Judío y de la Revelación positiva que
se dio en é1, porque ésta nos permite hacer tal analogía.
En un primer momento se vio acosado (y esto hasta no hace muchos años) por
150
unacatequesisypredicaciónquenegabatodalegitimidadasu¡.gxn.erienciasyexpre.
y
siones religiosas, t unuiUtu diabólña' y se vio obligadoarenunciaralo
las;;t;"
queleproporcionaba'.gu'i¿u¿,confianza,optimismo,responsabilidadfrenteala
vtga.
;;ói", y qu. ,r^ radique en"lo profundo_ de. la experiencia humana y religiosa del
pu.bio Shuir, proporcünando un válido fund¿mento a la transformación de una so-
.lrd"d qut tiené que reconocerse en su composición pluri-étnica'
Hay que tener presente que nos encontramos en la fase doctrinal, en donde es
que,
fundameital "enseñar las verdádes y las normas", es decir en aquel período en
de la acción catequística, se proporciona al hombre "aquello" que garantiza
a través
la salvación del alma. Adernás'la actitud del misionero hacia la reügiosidad struar es
l5t
completamente cerrada e intransigente. El Shuar no tiene religión, es materialista, tie-
ne simplemente unas ideas religiosas y muchísimas supersticiones. Lo que hace más
difícil la tarea del misionero es la indiferencia que el Shuar demuestra frente a las ver-
dades y a las cosas de religión. Existía la impresión que al Shuar no le interesara cono-
cer a Dios.
Los dominicos
t52
hace una descripción muy interesante. Habla del ayuno del sacerCote que precedía la
Misa, los ritos y el momento de agradecimiento.
"Asistí muchA veces a los rezos y cdntos que nos enSeñaba; y vi entonces que
nado comía ni bebía antes ni después de levantarse de la cmna, sino mús bien
vestía tarachi blanco ... y poncho lugo y riquísimo; leía en un gmn libro, alzaba
sobre la cabeza un pan redondo, más blanco que la yuca y se lo comía; ulzaba
igualmente una capa ... y en ella tomaba un licor semeiante s chicha de chonta'
ruru. Después el Padre quedaba atontado, no miraba 4 nadie, no hablaba palabra,
quitóbase pronto poncho y tarachiy caía de rodíllas al suelo completamente bo'
nacho, apoyuba la cabeza, que no podía sostenerse por sí misma, sobre los bra-
zos, preciswnente a la manera que nosotros caemos bonachos ¡t adormecidos
cuando tomlmos el natema. Después de gran rato volvía en sí, levantábase y pe'
65
día de comer" .
De los recuerdos de Visuma se desprende también que fue praxis común favore-
cer la participación del Shua¡ a la misa y a las otras prácticas de piedad que el misio-
nero cumplía juntamente con sus acompañantes, considerándolo un sistema opor-
tuno de catequesis práctica orientado a suscitar el interés de los Shuar y así eucontrar
un momento, un punto de inicio para la exposición de la doctrina.
Por lo general, ésta comenzaba con el aprendizaje de las oraciones y luego seguía
la explicación de las nrismas y en particular del Credo. Se exponían, también, los prin'
cipioi más obüos de la lcy natural 66. En el mencionado dirilogo el P' Vacas Galindo
presenta la existencia de Dios "creador del universo, premiador de buenos y castiga'
áor de malos" y que castiga y da el premio segun la observancia de la ley que "manda
no matar, no fomicar, rro engañar al projimo". Dios dio esta ley a los cristianosyles
ha mandado que "enseñen sus preceptos a quien no los supiere". Esta ley se contrape
ne a la ley sliuar, ley dada poi el "ihuanchi", que manda la venganza, la traición, Ia
rapiña, porque Dios ha prohibido tales actos bajo pena de castigos severísimos y eter-
nós y lo hizo porque es "superior a todos y a todo; es rey y soberano de toda criatura,
principio y fin de todas las cosas". La ley de Dios no es sólo para el cristiano sino tam-
bién para los 1íbaros, y todos (cristianos y struar) comparecerán delante de Dios para
ser juzgados. Esto es posible porque el hombre tiene un alrna inmortal y ésta "será
premiada si ha sido buena o la llevará el iuanchi a las penas eternas, si mala". El iuanchi
153
no es amigo del hombre (como los Shuar creen), sino enemigo, que "se complace en
hacerles mal y anhela conducir almas al infiemo" 67.
Además para el Shuar resultaba muy difícil aceptar a un Dios que quería la
muerte (= matar) porque la muerte era una cosa mala y por lo tanto tenía que ser
causada por alguien malo (el "iuanchi o el brujo). Encontraba una contradicción en-
tre este Dios y su bondad, predicada por el misionero.
"Es propio del iuanchi, que es malo, y de los brujos enemigos nuesffos: pero no
de Dios, ser bondadoso, por excelencia, que a nadie puede quitar la vida, ¿no
obraría del mismo modo que el iuanchi y los bru¡os? Entonces ¿cómo sería bue-
no?" 69 .
Aunque este argumento, tal como se presenta, no ha sido, con mucha probabi-
lidad, pronunciado por un Shuar, maniñesta un problema: la dificultad <ie presentar
la verdad crisüana haciendo resaltar principalmente el juicio de Dios (argumento con-
siderado fundamental para rnover a la conversión), del premio y del castigo, pasando
por el argumento de la muerte, que era percibida por el Shuar esencialmente en su di-
mensión social, y por lo tanto expresión máxima de la enemistad y de la maldad hu-
mana, dado que los autores de la muerte eran exclusivamente, según cuanto recogió
el P. vacas Galindo, el "iuanchi", que mataba indirectamente concediendb la fuerza
(Arutam) al guerrero (kakaram; ayump) o por medio de la desgracia (emesak), y el
brujo (uwistrin), que podía causar la muerte y hacer daño sin herir materialmente 70.
otra diñcultad era la presentación de la ley, objeto del juicio de Dios. El bienes-
tar de la familia ampüada se fundaba en el prestigio del uunt (cacique, capiüín, big-
man) que básicamente descansaba en su fama de grerrero, una familia nr¡merosa y so-
bre la magnanimidad para con los huéspedes, lo cual quería decir tener abundancia
de comida y de bienes de intercambio, participando así en una cadena de socios ce
merciales. I¿s instituciones sociales (poligamia, levirato, sistema matrimonial) y sus
estructuras dependían de esta concepción del bienestar y por lo tanto era lógica la
pregunta que Visuma y Yunala dirigen al misionero:
El misionero se encontró con una sociedad tan integrada en sus valores tradicio
154
nales, que aceptaba la presencia del blanco, del cristiano y del misionero únicanrente
porque le servían como intermediarios y proveedores de ciertos productoS, pero no
estaba dispuesta a aceptar que interfrieran en su vida individual y social, ni sentía
la necesidad de buscar nuevos contenidos para dar un sentido a la vida y encc¡ntrar
la seguridad.
"He aquí por qué misioneros intrépidos han tomado sobre sí la colovl obra de
misionar a los iíbaros; esto es, le hot presentado de cerca l4 verdadera y divina
civilización que da el cristianismo, procurando alumbraries con los principios
luminosos de la fe e inlundirles los deberes sagrados de hiios de Dios, püa que
comprendan su dignidad personal, los nobles y elevodos lazos Ete les ligan aun
Ente Soberano, ¡1 lw iustas y legítimas sspiraciones que deben mover $t corazÓn
a una dicha wperior a los transitorios y caducos placeres de los sentidos, y cuan
leios está de equiparar, ni menos confundirse ru vr inteligente e inmortal con el
de los animales brutos. Lo misno qte tüftbien hut proanrado los misioneros,
aunque sin resultado, reducir a esta gente nómada y flmúnente antisocisl aun
estado de vida frio y social, fundamento primrio de toda civilización, pnra que
se proporcionara las comodidades y las ventaias de la sociedad que a cda uno
procurara fiácilmente lo que ha menester, así como tonbién para ryte gozsra de
los encutos de uru sincera, grots y cordiol omistad pta ellos derc-onacida y
que, sin embargo, vuelvan deliciosa ta vida del hombre sobre la tierra" 72 .
El P. Vacas Galindo, tal vez sin quererlo, presentando el üálogo citado propor'
cionó una metodología muy acertada.
I¡ conversación directa y personal con uno de los oyentes entre los Shua¡ no
privatiza la enseñanza, excluyendo a los presentes, más bien zuscita interés y atención,
porque el Shuar no está acostumbrado a prestar atención a una convergción imper'
sonal y dirigida contemporáneamente a más personas. Es su manera de conversación
y de hablu, sobre todo cuando la conversación se desarolla con alguien que no es del
gruPo.
155
Los franciscanos
En la fiesta de San José de 1892, unos Shuar de zamora asisten por primera
vez a la ¡nisa. Hacía poco tiempo que los franciscanos habían llegado, y después de
los primeros contactos con algunos Shuar bilingües (como un tal Chiura), convocaron
a los Shuar para iniciar el trabajo de un camino de herradura hacia Loia. Fue así oue
un grupo numeroso llegó para la víspera de ia fiesta.
"Durante la Mis¿ era tal su atención a las cerernonus que, no perdían de vista
ninguna de ellas" 73.
También el Padre vidal se topó con la "mentalidad grosera" del Shua¡ que ha-
bía percibido sólo el aspecto material de la misa y sin comprender aquel aspectb espi-
ritual y profundo del "Misterio del altar" que, según el padre, re áesprendía de-I"
"majestad de la ceremonia" y de la "devoción y recogimiento con qui los padres y
cristianos asistían". La conclusión del padre desde este punto de viita es lógica. El
Shua¡ es "tonto", ignorante; sólo por medio de la instn¡cción llegará a conocei la uer-
dad. Por otra parte es un convencimiento que recibe una simplJconfirmación, dado
l5ó
sido ya formulada de
que la misma respuesta a la preguntr: Misa ¡,qué siendo? había
una manera simplista, pensando precisamente en la escasa capacidad.del ShuU óe COm'
det más compleja. Esa cóncepción radicaba en la
;;;;4.; una expticación ménsaje
opinion de que .l Sttuut era sobre tódo materialista y que no tenía gran capacidad de
por
entender las cosas abstractas. Esta fue una actitud fundamental que acompañó
muchos años a ios misioneros. Estos consideraban al indígena como a.un niño,
que,
sí, había crecido y también desarrollado ciertas torrnas supersticiosas y violentas de vi
dá, pero que no hábía desarrollado otras capacidaCes, sobre todo las intelectivas. Por lo
tanto era necesario que el misionero se adaptara a tal situación y se viera obligado a
exponer la doctrina y las verdades que se necesitaba para salvarse, de una manera in-
fantil. TaJ forma de hablar, seguraménte y muchas veces, dejaría desconcertado al mis'
mo misionado que no aicanzaba a comprender aquellas afirmaciones y le hacía asumir
esa actitud crítica, puntualmente interpretada por el rnisionero como una expresión
de irreverencia y de desprecio propia del modemo liberalisrno y ateísmo.
Frente a este argumente, nos üce el P. Vidal, los infieles no quedaban indit'e'
rentes y ponían preguñtas;¿por qué el jíbaro (no bautizado) tenía que ir al inñerno?
Es un diálogo muy angustioso, porque ese Shuar se siente a toda fuerza empuja-
do al infierno, por ser distinto de'los cristianos, que también son malos porque roban
y, cuando son soldados, también matan.
Tenía que ser extremadamente difícil poder comprender el por qué un Shuar
bueno (por ej. un rnuchacho que no había nratado) tenía que ir al infierno; mientras
que un soldado (que mata) podía ir al cielo.
También los Shuar de Zamora no aceptaban el hecho que la muerte fuera queri-
da por Dios.
¿Acaso Taita Dios mío sangre dando para quitando? Y frente a la inevitabili-
dad de tal eventualidad un Shuar, "Bombachi", se consoló:
"Yo inftemo no yendo: .v-o aniba cielo; yo bueno sendo, iíboro no matando" 78.
Las reacciones de los Shuar frente a los argumentos del cielo y del infierno (par-
ticularmente de éste) hacían que los misioneros se convencieran de haber encontrado
la argumentación que permitiría abrir finalmente una brecha en el corazón de aquel
pueblo.
"Lo cierto es que la idea del cielo e infierno va haciendo mella en sus duros
coruones y ha despertado en algunos el remordimiento" T9 .
A veces, durante el rezo de las oraciones, y en particular del rosario, los Shuar
daban "bastante que hacer", como relata el P. Torra.
"Rezünos después el funto Rovrio, mas como los jíbarcs no saben uru polabra
de rezo, no de castellano siquiera, y sin embargo vguían nuestro rezo con utw
especie de mutmullo que terminaban siempre cot la última sílaba de nilestro
re2o..." 82.
Estas eran las consecuencias inevitables de esa praxis de hacer participar a los
158
indígenas en las prácticas de piedad que los misioneros y sus acompañantes hacían
con regularidad, también en casa de paganos, esperando, como ya se dijo, que el
ejempló üese algtrn fruto. El misionero las aceptaba como etapas necesarias hacia
la cristian2ación del infiel.
Los salesianos
"De la meior msnera posible les hice comprender que existe un Dios que da el
paraíso a los bumos y el infiemo a los malos" 85 '
Luego se les enseñaba a rezaf el Padre nuestro, el Ave María, el Credo (la ora-
ción es un meüo importante para salr/arse), aunque no entendieran "absolutamente
nada" 8ó.
Una anécdota nos muestra cómo, también, p¿¡fa los salesianos era imporiante
el dogma del infierno como argumento eftcaz que sacudía la conciencia y movía al
Shuar a convertirse y abandonar las costumbres "salvajes".
Ios argumentos, aún los más eficaces y convincenies (segun la opinión del mi
159
sionero), no a¡canzaban siempre a poner en crisis, aurrque momentáneÍrmente,la in-
tegidad cultural de la que gozaba en aquel momento el pueblo Shuar. Esto conñr-
maba la opinión del misionero de estar trabajando con gente extremadamente mate-
riaiista y positivista. un materialismo y un positivismo que, frente a la explicación
de la existencia de Dios, podía manifestarse en preguntas-dignas de un ateo moderno.
Después de haber analizado el mundo de las drogas y las variables que antece-
den al uso de las mismas, deteniéndose sobre lo que se .rfiete al campo piicológico,
social y cultural, encuentra una interdependencia- causal entre ..creenciai" y ..úsio-
nes".
"Es así como lu creencias, en cierto modo determinan los 'visiones', por otro
lado las imógenes que se ven en las acperiencios alucinógenas, siendo del tdo
conformes a las creencias, confirman la verdad de las creeicias. El shuar, después
de la experiencia alucinógena, ya no creeró en todo ese mundo sobre¡ulural
porque a!í le han contudo y así pienv su pueblo, sino porque él miwto ,ha
visto' " 91 .
La pregunta ¿tú viste a Dios no es, por lo tanto, provocatoria y cínica, sino
que es expresión de un¿ percepción distinta del problema y tiene una iógica propia:
El problema que s€. glantea es serio y radica en una experiencia que es funda-
mentaly céntrica en la vida del hombre shuar. Entonces ¿cómo corrobbrar el testi-
monio de la palabra? Y no está aún rezuelto este problema, a pesar de los muchos
años de catequesis que se esforzó, según el métodó tradicional, de .enseñar' las ver-
dades y las normas de la religión cristiana.
ló0
integrado a su catequesis. Quiere simplemente iluminar la problemátiCa de la Cate'
quesls actual y plantiar a los misioneros de ahora el problema de la-transmisión del
mensa¡e y de ia ie, de manera que realmente entre a ser constitutivo de la vida y de la
experiincia del hombre shuar. Además tiene que enseñarnos que lo que a veces suena
blásfemo o indiferenie y crítico puede constituir un estímulo que alienta la reflexión
y el estudio tanio sobre la fe como sobre los hombres a quienes se dirige el mensaje
y sobre las situaciones concretas en las que viven.
El autor del artículo no transcribe todo el sermón, pero presenta las tres partes
que lo constituían y así da una idea de su desarrollo.
una primera parte habla de Dios como Padre, creador y remunerador. l¿ se-
gunda habla de la encarnación y redención. La tercera y conclusiva presenta el seño'
iío d. Crirto y ia gforia final. Fue pubücado con la traducción en castellano inter-
linear.
ló1
reqpecto a la hermandad. Se fundamenta en la filiación divina y en la creación de todo,
y por lo tanto también del hombre. Menciona específicamente cada grupo shuar re-
sidente en el Vicariato (Gualaquiza,lndanza y Mindez), y también a l-os blancos. En
el catecisrno del P. Tallachini (1903) se mencionarán algunos gn¡pos más. Esto refle.
j a la situación de tensión que reinaba entre los varios grupos y uno de los principales
objetivos que se propusieron los misioneros: eliminar las enemistades y las guerras
intertribales para llevarlos a la pacificación. I¿s guerras y las matanzas constituíarr
un peligro por la misma supervivencia del grupo como tal y obstaculizaban mucho
una labor catequística sistemática.
Yusa cikicik itii; Yusa manaitiu itii (Dios uno es; Dios tres es); Yusa apar itü,
Yusa ucign itü, Yusa Espíritu Santo itii (Dios es padre, Dios es Hdo, Dios es Espíritu
Santo) y luego explica que cikiciki Yusa, manainttiu aentzu (Dios uno sólo. tres perso
nas).
Hay que hacer notar el esfuerzo hecho por el misionero para que los conceptos,
considerados principales, resulta¡an los más claros y comprensibles para los oyentes,
aunque algunos conceptos como Espíritu Santo, paraíso, infierno, no encontraron una
traducción.
t62
cismos. No se encue¡rtra ninguna alusión a la lglesia ni a la comunidad de los creyen'
tes. l¿ salvación tiene aún lá característica de ser un asunto que toca casi solo al in'
dividuo.
En 1924 el P. crespi, en las propuestas que avanzó para comenzar una nueva
ofensiva evangelizadora, proponía cómó primer objetivo alcanzar esta metodicidad en
la práctica de-piedad más simple (la señal de la cruz) y en los actos de culto eiterno
a fin
a una imagen áe la Virgen (qúemu unas resinas olorosas, o ofrecer unas flores),
de que, a fravés de estas priitic.* la gracia deDios comenzara a "derramarse fecunda
98.
sobre las fatigas apostólicis de los misioneros"
CONCLUSION
El primer anuncio se confunüó con la catequesis y sobré todo con una cateque'
sis que miraba a ser sistemática, principalmente por dos motivos:
2.- Los misioneros bautizaban con mucha facilidad a los niños y a los muc¡achos,
101.
proponiéndos. r"guitiot .on más atención en su condición de neófitos
163
quesis quedó por muchos años la Providencia de Dios, sobre todo presentado en el
aspecto de rernunerador. El argumento central se puede resumir en lo siguiente: Dios
creó todo, es el absoiuto. El hombre tiene que obedecerle. El creó el cielo y el infier-
no para ptemiar o castigar a los hombres. Los Shuar corren el peligro de ir al infierno,
porque son malos y no son bautizados; hace falta pedir el bautismo y obedecer a lo
que mandan los misioneros, porque ellos saben y han sido enviados por Dios. una
cierta excepción a semejante lógica la presenta el Sermón en lengua jíbara quehemos
presentado,aunque tampoco allí se omite el tema de Dios remunerador delpremioy
del castigo, antes bien, se le concede bastante espacio.
I¡s misioneros de la primera hora se toparon con problemas muy serios que
obstaculizaban su obra evangelizadora. Entre éstos el más grave, casi inexpugrable,
era la indiferencia, casi la superioridad, que los Shuar, en un principio, ostentaban
hacia lo que los misioneros anunciaban. La interpretaron como altanería, consecuencia
t64
de una visión materialista de la vida, pero la realidad es que los Shuar de ese entonces,
tenían aún una integridad muy grande. Penetraban entre ellos solamente los elementos
culturales extraños que ellos permitían.
Los misioneros buscaron las soluciones de acuerdo a los medios que el tiempo
les proporcionaba y con su labor catequística constante y favorecida por los cambios
ambientales, traídos por la colonización, y por la educación escolar de las jóvenes
generaciones, lograron unos frutos: los Shuar cristianos hoy son más numerosos que
los no-cristianos. Pero muchos problemas que angustiaron a los primeros misioneroc
quedaron irresueltos, cuando no se acentuaron, como por ejemplo en el caso de la
brujería. Muchas veces, en realidad se trata de cristianos, que buscaron en el bautismo
el medio de integración a la cultura envolvente más que el sacramento que incorpora
a una comunidad cristiana.
165
il0TAS
4 lbidem, pE 129.
'El P- vid¡I, oFM en une c¡¡rta del 2ó de junio de rB92 h¿bl¿ dc .'groscra mentelid¡d'.
B. IZAGUIRRE: o.c., pg 84.
9 c¿rt¡ del P. Magdli a Mons. Macchi, Delcgedo Apostólico, del 30 de octub¡c dc 1990.
r6ó
y algunos de sus
..No digo que los jíbaros no conozcan la existencia de un ser suoremo
p"*iull r"1itpt" i"'t"n".; todo lo' t"t11i"-;::1"-t'l 11
atributos más fáciles ¿t '"";" nombre de Dios 4uya exrstencr¿con-
mo que los jíbaros ,'o o"""'iltl'i"t dt;d"
invoca¡-el
nu: tl rep-resenteni no
úenen leves'
ñesan; no trenen estatuas' ;üií; ;!isn¡:.'Jl:, cualquiera"'
un culto
ritos rri ceremonlas a que ,r¡.t"ir", para rendir
E. VACAS GALINDO: o. c', Pg' 64'
\2 ..Tanesasíquelalengualr.bara'sonora,abundmte'sentimentalyfilosófica,tienelapala-
bra diablo (iuanchi) y "o Oiott,vusa' con oúe se denomina el Ser Supremo'
'i'J'iti"-ptl"bt" y sólo acomodada a ia eutbníe y estruc-
no es de legítimo o,ig.,', 'i'"o io-iJa d"l c"stell"no
tura dei idioma ".
E. VACAS GALINDO: o'c., Pg' 65'
,,Creen en el principio del Bien llarnado Yus, pero.no le hacen caso Por ser
inocuo "'"
IJ pg' 19 co' a'
ANoNIMo: ¡r'ronr. oo--éo ó"iln' o¡¡p" - *itiotttto - salesiano'
y creen que no tenga que ver narla con los sucesos dcl mun-
"Tienen una ide¿ vaga de Dios
do".
B,IZAGUIRRE: o.c., Pg, 160' por él Yus' palabra cuyo origen' ¿caso'
"El iíbaro cree en el Pti";l;it del.biln' llamado
,iltr;. no causaf,a
es bueno v
.;#;;J;i"-""rr"ri-" El ¡ib"ro no teme al Yus, porque
males
i .
"" pg' 14' col a'
ANTONIC GUERRIERO: Cincuenta años de Misión
salesia¡ra
t67
púitu más o menos mdéfico, Hay iwianch que lo son por rraturaleza y que siempre serán
tales. En estos casos pudiéramos identifica¡lós conlos demonios Pero'hay iwianch que lo
son transitoriamente, hasta ser justificados o vengrdos por los shuar, y
después i¡án al des-
canso de ias cascad^s-, transformándose en A¡utam protectores. Estos
iwianch se identifi-
can con los sllua¡ recién fallecidos,
SIRO PELLIZZARO: lwianch. Mundo Shuar, Serie F/I2,
Sucúa, 1979, pg. 3.
- "En los momentos c¡íticos los Shua¡ acudirán a la cescada en busca de espíritus A¡utam
y orientarán su üda según las visiones obtenidas. Ha¡ía felta hacer una e*posición detallada
sobre- el concePto de A¡utam y de su significado en la vida del Shuar y J*emina¡
también
lgTu"t asPectos que llevaron a los misi,oneros a identificarlo.or, ..á"-orio'de la tra-
dición-cristiana: por ej. el hecho de que-,cuando uno ha obtenido "l ur, espúitu A¡útam,
generalmenrc le invade un tremendo deseo de matar' ...',
M. HARNER: o.c., pg. 130.
22 "creen que hay un espúitu malo que es el demonio, pero dicen que lo quieren, lo tienen
por amigo pa¡a que les sea propicio en sus guerrisn,
{e11nre
B.IZAGUIRRE: o.c., pg. 31.
- "El espúitu
p-¡eside
de estos salvajes está tan convencido de la existencia de una fuerza superior
9ue las leyes y economías de la naturaleze y los mismos actos de la vida humana,
que el avuno es mi¡ado por ellos como un asunto de vicia o muerte, y sorprende la fidelided
con que lo observan".
E. VACAS GALINDO: o.c., pg 77.
-'Cree en el principio del mal, llam¡do 'iguanchi'al que teme y propicia en va¡i¿s m¿rner¡rs
y p¡ocl¡ñ¡ agraciar para no atr¿er su vindicta, a menudo cristalizada en atgo material".
ANTONIO GUERRIERO: Cincuenta años de misión ... pg. 14 col I
- "Cuando un jíbaro es convidado por una guerra, mejor dicho para ir a asesina¡ alevosemente
e sus enemigos reales o suPuestos; ante todo va a soñar, bebiendo el n¡tema. Tres días yace
na¡cotizado y solo, bajo un.rancho de palmeras construido en Ia altura de un cerrolejano.
Si en este intervalo, apareciéndole eJ iguanchi,, le pronostica que ha de morh en la gierra,
jamás acepa la invitación; pero acude con toda prosa cuando-le anuncia que ha de mata¡. a
uno o más enemigos"-
Jü. VARGAS: o.c., pg 77 .
- 'Pa¡e ei efecto Prep¡¡ra su nat¿ma y se dirige a una colina, donde forma su soñadero, esto es,
una pequeña choz¿ suiciente p¡¡¡e poner el cuerpo d abrigo,..; luego coloca delante y junto
168
a la choza, tres pequeños palos iguales clavados en el suelo y señalando los ángulos de un
trüngulo equilátero, una de cuyas bases está al pie de la choza. Hecho esto toma el n.tema,
rr"t.&i.o que le priva completamente del uso de los sentidos por tres días, se tiende de es-
paldas tocando con sus pies en la bese del trüngulo...
i¡icen ellos que denen iueños muy fantásticos, placenteros o terribles y se apa¡ece el lguan'
chi en distinüs formas, aunque la más ordina¡ia es la de un gran huachi, mono''
B. IZAGUIRRE: o.c., Pg. 108,
_ .,El llguanchi'es el principio que informa muches maniíestaciones de lavida íntima y social
del jíb:ro.
En ios sueños provocados mediante una poción de naterr, (narcótico C_e origen vegetel, que
los hace dormi por horas y días enteros), el Yguanchi indica a los jíbaros le causa de las
enfermedades y áesgracias o calamidades de la familia: les revela el nombre de los presun-
tos enemigos, prediie el futuro, organiza las empresas, ordena las veng¿nzas' etc. Para po-
nerse en co-unicaciót con el Yguanchi, el salvaje se aP¡r¡ta del conso¡cio humano, ayuna
estrictamente y se retira al bosque; a menudo, cerca de una cascada de agua".
ANTONIO GUERRIERO: Cincuent¿ años de Misión... pg. 14 col. a-
,.El Yguanchi enseña, prep¡r¡a e infunde la ciencia necesa¡ia a los 'brujos', para la cura de
- enferniededes y los influjns m¿léñcos. Para conseguir estos fevores! el jíbaro que se inicia
en semejante género de vida debe ayunar rigutosamentei guarda¡se de ciertos alimentos y
bebidas y oblfuarse a un estricto tenor de vida. El Yguanchi ordena y dirige las represalias
para vengarse áe un enemigo, aunque sea sol¿mente presunto, como sucede en la mayor
parte de los carcs".
Ibidem, pg. 14 col. a.
que el objeto ment¿l que se Proponen en las fiestas, hay un forrdo de ideas
- "No hay duda
lo mimo que en ciertas ceiemonias y en los ayunos:. le_idea vaga de una fuerza
religiosas,
sup-erior que preside lbs destinos de la humanidad y la economía de l¿s le."s de le natura-
leza: pero está tan lejos este ceremonial y prácticas de culto religicso.y sistema propilmente
t"oiógi"o, que podemos con toda verdad, que losjíbaros son raza sin dios, srn reügión, sin
sacrificios .'. "
E. VACAS GALINDO: obra citada, pg. 79.
27 Ibidem, p9 65.
t69
29 "cre,en los jíbaros que.si no ayunan, muy luego ha de nrori¡ y ha de perecer de hmbre ia
ramure, porque ni sus chacras, ni sus animales llegarán a prosperar
".
J"M. VARGAS: o.c.. pg 68.
- "El jíbaro, pues, mira al ayuno como esunto de vida o muerte.., Además, el que ayuna, en
señ¿l de su estado penitente, anda con fajas pintadas .tt .l
raya- de. color idéndco, que p-asando por el h6io superior, va"rr"rpo,l "riJ.-"=-r"rr." r."
de i¡ oieja derecha a la izquier-
da' Viaja también sin ra¡rza: lo que el para él un u"td"d".o sacrificio,'pues"iib;;;";;;"
considera acechada su cxistencia; si ariosra el peligro d. it d";;"i;;", "rot"-"nr"
respeto a una ley tradicional". io,
Ibidem, pg. 68.
37 lbidem, pg.28.
39 lbidem, p9 49.
43 B.IZAGUIRREz o, c.,pg,220.
t70
49 Pafa m¿yores informaciones al respecto léase el capítulo primero: Investigaciones etnogra-
juAN BofiASSo: "Los Shua¡ y las Misiones"'
ficas en
50 ANTONIO GUERRIERO: Cincuenta años de Misión "' Pg' 14' cols' a-b'
57 .,Aún mezclados con 'ottos a¡gumentos pueriles', ... con símbolos que bajan hasta el rango
de 1o vulgar".
Ibidem, pg. 17.
6l lbidem,Pgs. 166-167.
62 lbidem' Pg.1ó8.
64 .,para probar su docilidad se le hizo entenCer por el intérprete, que-los cristi¿nos m¡nte-
,rí"r,.ios padres con lo que Dios les deba de sus sembradíos y que de no petecerían y sc
verían obligados a buscar la substancie'.
Ibidem, pg' 87.
ó5 E.VACASGALINDO: o. c.,P9.67.
66 lbidem, qgs.6748.
68 Ibidem, pgr"7t-73.
70 El "igrunchi" (Arut¿m Emesal) y, sobre todo, cl uwishin (el brujo) nt¿tr una bipole'
- Prese
t7l
ridad y ¡¿mbién una ambigüedad. Lo bueno y lo malo, el amigo y el enemigo son muy rela-
tivos en la mentdidad shuar, porque tienen como término medio a ru p"r.o.a y a su familia,
su bienesta¡. Por lo tanto, todo lo que a[enta su vida, la vida de los suyos y, en definitiva, a
su bienest¡r es malo, mientras que lo que atenta a la vida de a,, ác s' gente, de su
"n",,,iio,
bienes-tar-puede ser bueno, si por medio de esto su familia adquiere más"seguridadl
Lo difícil era y sigue siendo, llevar al Shua¡ hacia un concepto más univeisal
de agrupación,
.u^._t,.lr, nl: ::ya ampliando sus relaciones; sólo en esia fo'r;"; ti;;;, ,; lo!'"11.otu,i"",
t¿¡mbten la dialécrica entre bien y mal.
72 Ibider^, pg.11ó.
87 Ibidem,cuederno ll pg 72.
93 AA.W. Loe primeroc textos imprcsos en shu.r. Mundo shuar, Serie E/7, Sucúe 1929,
pg 181 ss
t72
94 El texto shuar ha sido esctito siguiendo la fonétice italiane'
96 Ibidem, pg.183.
99 lbidem, f. ó.
100 El señor coronel bautizaba y cada fiesta y domingo, vistiéndose de sotana.y roquete, a las
Joce del día hacía rezar y cant¿¡r y leía el Mazo. Todos lo llamabe Taita-curita
CRONICA DE GUALAQUIZA: primer cuaderno, pg' 33'
1 01 El P. Mettana en 1 898 llegí a Méndez, que distaba de Gudaquiza -cinco jornadas abund¿ntes
de ma¡cha, rrrr" de reconocimiento del territorio coniado a los salesianos'
Escribe: "rr "*.orrién
"El 12 de diciemb¡e bauticé varios niños y di obttos de los quellev¿b¿alosjíbaros...
después nos desPedimos" -.
CRONICADE GUALAQUIZA: cuaderno I'pg 53.
lO2 T¡l vez sea una conclusión apresurada, considerando la document¡ción reducid¿
t73
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