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7 Ideas Sobre La Misión Que Tienes Con Tu Ahijado

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7 ideas sobre la misión que tienes con tu ahijado

Tu vida es tu curriculum
Como padrino has sido elegido por los padres (o al menos deberías serlo),
más que por tu relación con ellos, por tu vida, por como vives tu fe, por el
testimonio de tu lucha sincera por vivir los principios del Evangelio.
Madrinas y padrinos son personas que por su testimonio de vida podrán
dar luces al recién bautizado de cómo hacer para vivir como un buen
cristiano durante toda su vida. ¡Comienza a vivirlo!

Das el mejor regalo


No esperamos que nuestra madrina o padrino nos de un regalo especial
para navidad o para nuestro cumpleaños. Madrinas y padrinos el mejor
regalo que puedes darle a tu ahijado es el regalo de la fe. Acompáñalo de
forma cercana y sincera para que la vida espiritual y la relación con Jesús
sean siempre parte fundamental de su vida como nuevo cristiano.
“Queridos, padres, padrinos y madrinas, si quieren que sus hijos sean
verdaderos cristianos, ayúdenles a crecer 'inmersos' en el Espíritu Santo,
es decir, en el calor del amor de Dios, en la luz de su Palabra. Por ello, no
olviden invocar a menudo al Espíritu Santo, todos los días” (Papa
Francisco, 2015).

No eres un padre sustituto


A veces se piensa que cuando te piden ser madrina o padrino, lo que te
están pidiendo es que en caso de que los padres fallezcan tu te hagas
cargo del pequeño. Uno no busca padrinos para tener padres de repuesto;
uno los busca para que acompañen a los padres y les animen, al igual
como lo hacen con el ahijado.
Se hacen familia espiritual y el amor y la fe los une, no una
responsabilidad legal para con los niños si es que quedan huérfanos.
Obviamente el compromiso espiritual no quita que te preocupes por el
bienestar físico y material de tu ahijado.

Compartes lo mejor que tienes


Una madrina o padrino comparte su fe por lo tanto ha de tenerla,
alimentarla y hacerla crecer. Es tu responsabilidad el estar preparado para
responder a las dudas y para acompañar en los momentos oscuros a tu
ahijado, no solo con apoyo económico y con los bonitos regalos, sino con
la Palabra de Dios, con la esperanza cristiana y con mucho amor. A los
padres de los niños y a los padrinos, así como a los familiares, el Papa
Francisco les pidió: “ayudar a estos niños a crecer bien si se les da la
Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús”. Pero también, “hay que darlo con
el ejemplo”.
Permaneces cerca
Esa es tu misión, acompañar, estar cerca. Es recomendado buscar dentro
de la familia, pues es mucho más fácil asegurar un lazo firme con el
ahijado. Entre los amigos también es buena idea, pero la intención es que
sea alguien cercano, que no vea a su ahijado únicamente para las fiestas,
sino que puedan compartir tiempo juntos, que conozca su proceso y su
desarrollo como persona y como cristiano. Es triste cuando uno le
pregunta a alguien por sus padrinos de bautizo y ha dejado de verlos hace
años. Es tanto que el Código de Derecho Canónico, en el nro 874 aconseja
que el padrino de la confirmación sea el mismo que el del Bautismo. Así de
cerca.

Practicas lo que predicas


Estando en la parroquia me ha tocado ver personas que llegan a pedir
certificados de confirmación para ser padrinos o madrinas de alguien.
Gente que nunca ha sido vista en la parroquia y que nadie conoce. No es
que busquemos gente popular en los ambientes eclesiales, sino que
buscamos personas asiduas a celebrar su fe, comprometidas con ella y con
la vida de la Iglesia, de este modo podemos esperar que acompañe a su
ahijado a misa, le explique los sacramentos y que pongan en práctica
aquello que los hace familia: la fe. Si se, está difícil esta parte, pero los
ideales debemos cuidarlos y luchar por alcanzarlos. Procura ser tu una
madrina o un padrino así.

Estás dispuesto a asumir la responsabilidad de forma


indefinida
El bautismo abre las puertas del cielo al bautizado, ya es parte de la
Iglesia, es hijo de Dios y con vocación de Vida Eterna. Quien acepta ser
madrina o padrino lo hace de forma indefinida, como una muestra de amor
hacia su ahijado, pero también como un servicio a Dios, acompañando a
este nuevo cristiano en su desarrollo y madurez.
Quien acepta este reto y esta responsabilidad lo hace para siempre, pues
la calidad de hijo de Dios es eterna, por lo tanto tu tarea de amor,
compañía, cuidado y orientación no termina cuando tu ahijado se hace
adulto, sino que continúa por toda la vida.

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