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El Perfil Del Capellán

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Licenciatura en Capellanía

El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha


ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha
enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A
pregonar libertad a los cautivos; y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el
año agradable del Señor

(Lucas 4:18-19).

Módulo de
Perfil del Capellán

Misión Internacional Nueva Iglesia

1
INTRODUCCIÓN

Lo que más le interesa a Dios es lo que el Capellán Cristiano es y no lo que


hace, porque el ser siempre debe proceder al hacer, ya que lo que hagamos irá
de acuerdo, todas las veces, con lo que seamos.

¡Debemos reflejar siempre el carácter de Cristo en y con nuestra vida!

Tenemos que ser conscientes de que el Señor nos ha hecho un llamado, nos
quiere usar para la extensión de su Reino, somos sus embajadores y Él nos
respaldará en toda labor como Capellanes, pero está muy interesado en que
mostremos, con nuestra vida, cómo es Él.

No sabemos cuánto tiempo nos queda en este mundo, pero tenemos el privilegio
enorme de servirle, sirviendo a otros, así como Él lo hizo: “No vino a ser servido
sino a servir…”

Debemos pensar a la manera del siglo veintiuno, que transcurre con la velocidad
de la tecnología de punta: ¡todo ya! ¡Todo extra rápido! Aplicable para comunicar
el Santo Evangelio a muchas personas que están “muertas en delitos y pecados”,
y los días son pocos y malos. ¡Hay que compartirles YA!

Decía el evangelista Patrick M. Morley: “Cuando muera, si llego a los ochenta, mi


epitafio dirá 1948-2028”.

 Al observar el lapso de tiempo entre las dos fechas en la lápida, podemos


ver que es corto. Eso nos recuerda que la vida es corta. Es un centímetro.

 Las fechas nos recuerdan que vivimos en un momento particular en la


historia. Nuestro momento cultural es diferente al de cualquier generación
pasada. Una explosión continua de tecnologías, economía global, gran
prosperidad, y una dolorosa guerra cultural, hacen que los desafíos de
nuestros tiempos sean diferentes a los que los hombres tuvieron que
enfrentar anteriormente. Y sin embargo, paradójicamente, la naturaleza
humana sigue siendo la misma.

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 La primera fecha de la lápida nos recuerda que nacimos. El Creador vio
apropiado darnos precioso don de la vida. Nos recuerda que debemos
apreciarla.

 La segunda fecha nos recuerda que algún día vamos a morir. Hay cierta
inevitabilidad en cuanto a la muerte. Con cada ocaso nos acercamos
inexorablemente veinticuatro horas a “ese día”. Nos recuerda que debemos
invertir sabiamente nuestro tiempo.

 La segunda fecha lápida también nos estimula a pensar lo que ocurrirá


después de la muerte. ¿A dónde iremos? ¿Qué determina a dónde iremos?
Cuando crucemos el umbral de la eternidad, ¿estaremos listos?

 Proyecte la fecha de su propia muerte. Hágalo ahora mismo. Ahora


nuestras lápidas nos dirán que probablemente tenemos pocos kilómetros
por recorrer. Nos hace pensar. ¿Cuáles caminos tomar? ¿Me llevarán a la
victoria o a la derrota? ¿Estará Dios vigilando las etapas cambiantes de mi
vida? Y miles de otras preguntas similares.

Por estas razones, entre muchas, Capellanes de Colombia desea preparar a todos
sus alumnos para que, así mismo, preparen a muchas personas a quienes Dios
nos da el privilegio de ir a compartirles “El regalo de la vida eterna”.

Es que los hombres de hoy pretenden demasiado. Nos gusta alardear. Nos
ponemos máscaras. Y, con este estudio, vamos a “clavar nuestros dientes” en
algo real. Eso exige franqueza, sinceridad, vulnerabilidad y transparencia.

Más de uno de nosotros, como Capellanes, nos veremos reflejados en estas


páginas. No importa cuán diferentes puedan ser nuestros trasfondos, todos
tenemos muchas más semejanzas de diferencias.

Repito, la vida es un peregrinaje, somos compañeros peregrinos, extraños en este


mundo, apenas de pasada. Ésta, es una razón más para que nos ayudemos en el
camino, para reflejar al Señor Jesús ante esa “Gran nube de testigos”.

Y una forma de enseñar es mostrar a Cristo en y con nuestra vida. Nuestro


testimonio, “ese quinto evangelio viviente”, convencerá a muchos para venir a los
pies del Señor.

3
EL PERFIL DEL CAPELLÁN

1ª a Timoteo 3:1-7; Tito 1:1-5; Salmo 15

Debemos reflejar en todo momento, como Capellanes Cristianos, el carácter de


Cristo, mostrarlo en la manera de hablar y de actuar, de vivir y de reaccionar.
Repito, lo que más le interesa Dios es lo que el Capellán Cristiano es y lo queno
hace, porque el ser siempre debe preceder al hacer, ya que lo que hagamos
siempre irá de acuerdo con lo que seamos.

A través de un estudio de cada una de estas cualidades se puede, en realidad,


comenzar a descubrir y comprender el pleno impacto de las mismas y su más
amplia aplicación, como requerimientos para todo capellán. Nos enfocamos en
descubrir cómo cada uno de nosotros puede desarrollar mejor estas cualidades en
nuestra propia vida.

Los cambios generados mediante la aplicación de las enseñanzas bíblicas tienen


que comenzar en el interior y obrar hacia el exterior. Y sabemos que,
adecuadamente aplicado, este estudio puede y debe tener un poderoso impacto
en la vida de cada Capellán, para trascender, entonces, en la vida de muchas
otras personas con quienes va a tratar.

Nuestra sociedad “aprieta botones” y la era de las computadoras nos ha


condicionado para que apelemos a soluciones supe simplificadas, presuntamente
capaces de resolver una multitud de problemas.

Cuando se trata de la madurez espiritual, también algunos cristianos son presa de


este tipo instantáneo de pensamiento. “Sea usted lleno del Espíritu Santo”, dicen
algunos, y ése es ya el secreto de la vida cristiana victoriosa... “Usted tiene que
abandonar y crucificar su yo”, aconsejan otros, y de esa manera podemos, según
ellos, elevarnos a un nuevo nivel de espiritualidad. Se nos recomienda “descubrir
nuestros dones espirituales” y comenzar a actuar en el Cuerpo de Cristo tal como
Dios lo ha dispuesto.

Todas estas sugerencias son signas de cuidadosa atención. Pero, en sí mismas,


constituyen sólo vagas generalizaciones que con frecuencia confunden por igual
tanto a nuevos como a antiguos cristianos.

Pero una cosa es segura: no importa cual fuere nuestra herencia espiritual y
psicológica. Convertirse en un verdadero Capellán, como Dios lo anhela, requiere
tiempo y esfuerzo.

4
CÓMO RECONOCER A UN VERDADERO CAPELLÁN CRISTIANO

¿Qué es un Capellán? ¿Cómo podemos identificar a un Capellán Cristiano


espiritualmente maduro?

Estas no son respuestas nuevas. Esto representaba a un problema ya en los días


del nuevo testamento. Cuando Timoteo permaneció en Éfeso para ayudar a
madurar espiritualmente a los cristianos, se encontró frente a frente con hombres
que querían ser maestros y líderes espirituales de la iglesia. Pablo alabó a quien
deseaba el liderazgo. “Buena obra desea”, reconoció el apóstol Pablo, “pero –
expresó tácitamente - asegúrate de que se trata de cierta clase de persona.”

Ambos pasajes en las cartas de Pablo a Timoteo y a Tito trazan un nítido perfil
que sirve para someter a prueba el nivel de madurez especialmente, de un
Capellán. He aquí una lista combinada de estas cualidades espirituales:

1. Irreprensible
2. Marido de una sola mujer
3. Sobrio
4. Prudente
5. Decoroso
6. Hospedador
7. Apto para enseñar
8. No dado al vino
9. No soberbio
10. No iracundo
11. No pendenciero
12. Apacible
13. Amable
14. No codicioso de ganancias deshonestas
15. Que gobierne bien su casa
16. Que tenga buen testimonio de los de afuera
17. Amante de lo bueno
18. Justo
19. Santo
20. No neófito

Se trata, entonces, de que un Capellán Cristiano, es su estilo de vida integral, ha


aprendido a reflejar a Jesucristo.

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Observemos que en toda la lista mencionada no se hace referencia alguna a
dones espirituales. Pablo no dijo que debía buscar hombres con el don de pastor-
maestro, o con los dones de administración, o de ayudas o de exhortación, En
realidad, es muy poca la referencia que se hace a capacidades o aptitudes. Más
bien, de las veinte calificaciones enumeradas, diecinueve de ellas tiene que ver
con la reputación del Capellán, con su ética, su moralidad, su temperamento, sus
hábitos y su madurez espiritual y psicológica. La otra cualidad está relacionada
con la capacidad que posee para dirigir su propia familia.

Si un Cristiano quiere ser Capellán, “buena” es la obra que desea. Pero tendrá que
estar seguro de haber desarrollado las cualidades antes especificadas.

Es relativamente fácil hacer la evaluación sobre la base de criterios académicos,


de los méritos que una persona tiene para desempeñar el ministerio. ¿Puede
hacer la exégesis del texto? ¿Pude preparar un buen sermón? ¿Puede predicar y
enseñar correctamente?

Todas estas cosas constituyen excelentes metas, pero no son las cualidades
básicas. Se puede trabajar mejor con hombres bien calificados espiritual y
psicológicamente, que con otros, poseedores de notable pericia pero, aun así,
carnales. Porque un Capellán que tenga las cualidades descritas por el apóstol
Pablo, puede rápidamente desarrollar capacidades y utilizarlas para la gloria de
Dios. Por el contrario, el que pese a tener muchas aptitudes pero, aun así, es
carnal, puede conducir a los demás en una dirección equivocada.

Si no desarrollamos las cualidades básicas, ciertamente estaremos incapacitados


para ser Capellanes del Señor Jesucristo. ¡Y es que en verdad ahí están las
señales de un verdadero Capellán de Cristo!

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1. IRREPRENSIBLE

El Capellán cristiano debe ser un hombre al que no se le pueda criticar de nada


(anepílemtos): Irreprensible, sin tacha, correcto, correctísimo, impecable, cabal,
completo, cumplido, entero, ideal, reproche. Anepílemtos se usa de una posición
que no está expuesta al ataque, de una vida que no está expuesta al ataque, de
una vida que no está expuesta a la censura, de un arte o técnica que es tan
perfecto que no se le puede encontrar ningún fallo, de un acuerdo que es
inviolable, El Capellán Cristiano no debe estar sólo libre de faltas a las que pueda
estar expuesto por acusaciones definidas; también debe tener tan buen carácter
como para no estar expuesto a la crítica.

Irreprensible es el Capellán Cristiano que disfruta de buena reputación. Los


griegos definían la palabra como “no ofreciendo nada que un adversario pudiera
utilizar en su contra”. Aquí tenemos el ideal de la perfección. No seremos capaces
de realizarlo completamente, pero sigue en pie el hecho de que un Capellán
Cristiano debe tratar de ofrecerle al mundo una vida de tal pureza que no deje
ninguna grieta abierta para la crítica.

Pablo utiliza ésta como la característica integradora, como si se tratase de una


idea totalizadora con respecto a todas las cualidades que estaba a punto de
enumerar. Esta cualidad no es una idea novedosa en el Nuevo Testamento.
Cuando la iglesia enfrentó su primer problema de organización en Jerusalén, los
apóstoles recomendaron que siete hombres “de buen testimonio”-fuesen
escogidos para ayudar a resolver la cuestión del reparto de alimentos.

Posteriormente, cuando Pablo llegó a Listra, en su segundo viaje misionero,


escuchó informes respecto a Timoteo. “Daban buen testimonio de él los hermanos
que estaban en Listra y en Iconio” En otras palabras, Timoteo tenía muy buena
reputación.

Notemos tres cosas: Primero, la gente estaba hablando acerca de Timoteo. Una
buena reputación origina comentarios, promueve reacciones positivas.

Segundo, era más de una persona la que estaba hablando acerca de Timoteo.
Una adecuada prueba de si la persona tiene o no tiene una buena reputación,
consiste en saber cuánta gente es la que comenta. Todos nosotros tenemos uno o
dos amigos prejuiciados, Pero, en general, ¿qué es lo que la gente está diciendo?
Esta es la verdadera prueba.

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Tercero, la gente estaba hablando acerca de él tanto en Listra como en el Iconio;
es decir, en más de un lugar. La reputación de Timoteo era buena tanto en su
tierra como en el extranjero. Este era el hombre que el apóstol quería para que
“fuese con él”

Lleva tiempo edificar una buena reputación. Sin embargo, tal debe ser la meta de
todo Capellán Cristiano.

CÓMO RECONOCER AL CAPELLÁN CRISTIANO DE BUENA REPUTACIÓN

Al preguntársele a un grupo de alumnos a Capellanes qué pensaban ellos sobre


esta cualidad de una buena reputación, y cuáles serían las palabras que usarían
para descubrir a un Capellán Cristiano que tenga buena reputación, dijeron lo
siguiente:

¡Es un tipo simpático!

¡Es honesto; confiaría mi cuenta bancaria!

¡Es una persona sensible!

¡Irradia a Cristo!

¡Es un buen padre!

¡Ama a los suyos: a su esposa, a su familia, a todo el mundo!

¡Trabaja duro!

¡Verdaderamente es un tipo humilde!

¡Mantiene su palabra!

¡No es egoísta ni vanidoso!

¡Lo hace sentir a uno cómodo!

¡Lo puedo recomendar para cualquier trabajo!

¡No deja que uno se desaliente!

¡Nunca se aprovecharía de otro!

¡No es oportunista!

¡No usa la gente para sus propios fines!

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¡Sabe a dónde va; hace planes con anticipación!

¡Es reflexivo y cordial!

¡Es recto!

¡Administra bien su tiempo y su capacidad!

¡No pierde la calma!

¡Es consecuente!

¡Reconoce y respeta la autoridad!

¡Se decide por algo y persevera!

¡Reconoce cuando está equivocado!

¡Es dócil!

¡No tiene complejos de mártir!

¡Es una persona honesta!

¡Uno sabe lo que él está pensando!

¡Pero es cuidadoso en lo que dice y a quién se lo dice!

UN PROYECTO PERSONAL

Este proyecto personal tiene el propósito de ayudarle a usted a iniciarse en el


presente estudio y comenzar a desarrollar una buena reputación.

PASO A

Pregúntese, honestamente, que evidencias posee usted de tener una buena


reputación. Las siguientes preguntas le ayudarán:

1. ¿Obtengo reacciones positivas de aquellos más allegados a mí, que


indicarían que yo cuento con una buena reputación, por ejemplo; mi
esposa, mis hijos, mis amigos?

Note: Las reacciones de quieren no lo conocen a usted suficientemente


bien, no son una prueba adecuada. Esos juicios suelen ser muy

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superficiales. Tales personas pueden haber quedado impresionadas por su
apariencia física, o por su habilidad para expresarse, o por su personalidad
ante el público, todo lo cual puede o no puede representar lo que usted
realmente es como persona.

2. ¿Más y más gente me está buscando como persona para compartir


conmigo sus inquietudes personales? ¿Me confían información
confidencial?

3. ¿Mis relaciones con los demás se hacen más profundas y más


significativas cuanto más yo los conozco a ellos y cuanto más ellos se
aproximan a mí? ¿O mis amistades se vuelven más tirantes y frías a
medida que la gente llega a saber cómo soy yo en realidad?

4. ¿Se amplía constantemente mi círculo de amigos? ¿Hay un creciente


número de personas que me admira y que confía en mí?

5. ¿Soy propuesto para realizar tareas importantes y delicadas, sin temor a


que deje mal a los que me recomendaros?

PASO B

Si usted tiene dificultades para ser objetivo en cuanto a las respuestas que puedan
darse a las anteriores preguntas, siéntese junto con su esposa o con algún amigo
íntimo y pídale que le ayude honestamente a evaluar las respuestas.

Note: Si usted cumple con los pasos A y B advertirá que es mucho más fácil
continuar con el presente estudio. Quizá pueda encontrar intimidatorio este
proyecto, pero recuerde que es el temor a lo que usted pueda oír lo que lo hace
reaccionar negativamente. El orgullo espiritual y la esclavitud al “yo” son
obstáculos difíciles de sobrepasar; pero una vez que usted haya comenzado,
estará en el camino de volverse Capellán de Dios, más maduro.

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2. MARIDO DE UNA SOLA MUJER

(Miás guinaikós andra): “De una (sola) mujer marido”. Esta calificación exigida a
un Capellán Cristiano puede intrigar a muchos. Hay una variedad de
interpretaciones en cuanto a lo que Pablo quiso significar, pero la interpretación
más simple parece indicar que el apóstol está diciendo que el dirigente espiritual
de la iglesia (el Capellán), tiene que estar íntimamente relacionado con una sola
mujer.

El corazón humado constantemente está racionalizando acerca de las normas de


Dios. José Smith, dirigente y anciano de un movimiento religioso del siglo
diecinueve (Los mormones), ideó una manera de hacer la poligamia compatible
con el cristianismo. Y si esto no hubiera sido proscripto por las leyes del país,
miles de mormones hubieran practicado tal modalidad del matrimonio en abierta
violación de las normas divinas.

UN SIGNIFICADO MÁS AMPLIO

Pero la moralidad cristiana va más allá de los límites del acto físico de la relación
sexual. El Señor Jesucristo se refirió directamente a este asunto: “Oísteis que fue
dicho: No cometerás adulterio, pero yo os digo que cualquiera que mira a una
mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.

“Codiciarla” significa aquí desear ansiosamente una relación sexual, física. Esto
establece una diferencia entre tentación por un lado y concupiscencia o pecado
por otro. Todo hombre que tenga sangre en las venas es tentado, ya sea soltero o
casado. Nadie puede evitar por completo las sensuales vibraciones que surgen de
las tapas de las revistas, de la propaganda comercial o de la publicidad televisada.
Agréguese a ello, la multitud de mujeres provocativamente vestidas y en actitudes
exhibicionistas que impregnan nuestra cultura, y no será difícil entender por qué
muchos hombres son tentados todos los días de su vida. Pero la tentación pude
conducir al pecado. Todo hombre que mentalmente se regocija secreta y
deliberadamente en una relación sexual ilegítima con una mujer, ante los ojos de
Dios ya ha cometido acto inmortal.

Por supuesto que aquí hay una sutil línea que no es fácil descubrir para cada
individuo. Los hombres difieren uno de otros en cuanto a sus necesidades e
impulsos sexuales. Algunos pueden desenvolverse, sin mayores dificultades, en
medio de las más provocativas situaciones. Otros, en cambio, resultan muy
vulnerables en toda circunstancia que sea sexualmente estimulante. Cada
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Capellán Cristiano tiene que encararse decididamente con sus luchas y
preocupaciones íntimas en relación con la pureza moral. Es mucho más preferible
ser cuidadoso en exceso que permitir que las sutiles influencias del mundo lo
conduzcan a cometer adulterio mental.

Hay otras facetas de este problema que son muy importantes. Por lo general, un
hombre felizmente casado (lo cual incluye una satisfactoria vida sexual), puede
manejarse bastante bien frente a tentaciones comunes. Capellanes, Pastores y
otras clases de consejeros pueden discutir problemas con el sexo opuesto sin por
ello perder la objetividad y volverse individuos sin criterio y lujuriosos. Pero el
hombre que no disfruta de una feliz vida sexual tendrá que evitar, como si se
tratara de una terrible plaga, aconsejar a mujeres. Muy fácilmente la tentación
puede convertirse en lujuria y pecado, ya sea mental o físicamente.

Los Capellanes solteros, también, tienen que ser extremadamente cuidadosos.


Por fortuna, los hombres casados y que diariamente enfrentan estímulos sexuales
en las casi inevitables circunstancias de la vida, tienen un medio natural y legítimo
para aliviar las tentaciones sexuales acumuladas a causa de las tentaciones. Pero
no así los solteros. Estos pueden encontrarse combatiendo una dura y constante
batalla contra el deseo sexual, especialmente si no discriminan en cuanto a lo que
permiten llegar hasta sus mentes.

ALGUNAS SUGERENCIAS

Es conveniente estudiar los pasos prácticos que podríamos dar para ser
Capellanes de elevada calidad mortal

1. Tenemos que desarrollar una buena comunicación con nuestra respectiva


esposa.

En la 1ª a los Corintios, Pablo instruye a los esposos como a esposas para que
satisfagan recíprocamente sus necesidades sexuales. Así, Satanás no podrá
conducir al uno o a la otra hacia la inmoralidad sexual, ni hacerlos caer en la
infidelidad.

Muchos hombres casados han llegado a enredarse con otras mujeres, ya sea
mental o físicamente, debido a que sus respectivas esposas son insensibles a las
necesidades sexuales y psicológicas de ellos. Ellas pueden ser egoístas e incluso
hostiles, usando el sexo como arma o simplemente pueden ser ingenuas y no
estar conscientes de los tremendos impulsos que pueden ser desatados en un
hombre sano, que todo el dia ha estado sometido a la tentación. Pero, también,
muchos hombres son culpables. A menudo sufren en silencio y no se relacionan
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con su esposa, o pecan contra ella y después la culpan de no satisfacerles sus
necesidades.

La mujer cristiana promedio, puede conocer muy poco de los problemas íntimos
de los hombres, incluso de su hombre. En primer lugar, las mujeres no pueden
identificarse experimentalmente con el problema, porque ellas, por creación, no
funcionan ni física ni psicológicamente en su vida sexual como los hombres.
Segundo, si no son instruidas en cuanto a las diferencias entre los sexos, pueden
carecer de todo medio para advertir cuán importante es su papel en la unión
sexual. Tiene que haber relación si es que va a haber entendimiento y
sensibilidad.

2. No debemos crear situaciones de conflicto, exponiéndonos


deliberadamente a la tentación.

Se observa que, en los puestos de revistas y libros en los aeropuertos y


estaciones de transporte, no favorecen la purea sexual, pues hay toda clase de
pornografía en diferentes formas y matices con las que se nutre este “comercio” y
a las cuales está expuesto todo el mundo, para convertirse en presa fácil al ser
afectados negativamente. Hay hombres que de ninguna manera pueden
exponerse sin pecar.

En la provocativa sociedad en la que vivimos – y no importa cuál sea nuestra


madure espiritual – tenemos que guardarnos contra una exposición deliberada a
los efectos de la literatura, las películas, los programas de televisión, y toda clase
de espectáculos dirigidos a excitas y estimular la naturaleza sexual de la persona.

A los solteros, Pablo dice: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la
justicia”.

3. Debemos fortalecernos estudiando la Biblia y orando con regularidad.

Nada empaña tanto el deseo de comunicarnos con Dios y estudiar su palabra


como una indiscriminada exposición a ilegítimos estímulos sexuales. Y nada es
tan eficaz para combatir las tentaciones y la lujuria como una vida de oración y un
programa de estudio bíblico adecuados. “Todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es buen hombre; si
hay virtud alguna, si algo digno de alabaza, en esto pensad”

4. Tenemos que evitar la excesiva ociosidad

¡Esta fie la caída de David! Su tentación se transformó en lujuria y en pecado


cuando estaba entregado a no hacer nada. Cuando la tentación es fuerte, la

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ociosidad es pura insensatez. Ha sido el paso previo a la caída de muchos
hombres, incluso líderes espirituales.

5. Si el problema se nos hace incontrolable, debemos buscar ayuda de parte


de alguien en quien podamos confiar.

Si hay falta de entendimiento y sensibilidad en su vida conyugal, quizá necesite la


ayuda de alguna otra persona. El problema puede ser de tal magnitud que el
marido se siente incapaz de comunicar directa y verbalmente sus sentimientos a la
esposa. En casos así, es necesaria la mediación de una tercera persona, otro
Capellán con más autoridad espiritual, un consejero comprensivo, o un amigo
compañero de oración.

Nunca se deben compartir estos problemas con señoritas o mujeres casadas. Lo


que, definitivamente, se necesita es mucha oración en compañía de Capellanes
maduros, hombres de Dios que lo puedan ayudar a encarar estos problemas.

UN PROYECTO PERSONAL

Los siguientes proyectos están encaminados a ayudarle a usted a mantener una


vida normalmente pura.

PASO A

Para el hombre casado: Pídale a su esposa que le lea ella misma este capítulo.
Exprésele que su propósito es formar una base común para la discusión de este
problema.

Para la persona soltera: Enumere tres de los mayores problemas relacionados con
la naturaleza sexual que usted enfrenta.

PASO B

Para el hombre casado: Discuta este capítulo junto con su esposa, use como guía
las siguientes preguntas:

1. ¿En qué manera tú, como mujer, eres distinta a mí como hombre,
especialmente, en tus sentimientos, necesidades y actitudes sexuales?
2. ¿En qué manera tú, como hombre, eres distinto a mí como mujer,
especialmente en tus sentimientos, necesidades y actitudes sexuales?
3. ¿Qué es lo que cada uno de nosotros podemos hacer – en nuestras
actitudes y comportamientos– para satisfacer mejor recíprocamente
nuestras necesidades sexuales?

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Para la persona soltera: Estudie cuidadosamente estos problemas y después
responda con honestidad a las siguientes preguntas:

1. ¿Qué es lo que estoy haciendo para agravar estos problemas?


2. ¿Qué es lo que yo personalmente puedo hacer para solucionar tales
problemas?
3. ¿Puedo resolver yo solo estos problemas, o necesito ayuda de algún
amigo digno de confianza, o de algún experto consejero?

“Si pudiéramos pasarnos sin mujeres, nos libraríamos de muchas molestias. Pero,
puesto que la naturaleza ha decretado que no podemos vivir tranquilamente con
ellas, ni tampoco sin ellas, debemos mirar más bien a nuestros intereses
permanentes que al placer pasajero” (Augusto, el emprendedor).

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3.SOBRIO

El Capellán Cristiano debe ser sobrio, nefálios: Solícito, templado, sobrio,


moderado, frugal, parco, mesurado, abstemio, discreto, prudente, sensato,
austero, severo, medido. En el mundo antiguo el vino de uso corriente. Donde la
provisión de agua era deficiente y a veces peligrosa, el vino era la bebida más
natural, y no debe darse excesivamente al vino pároinos

El vino alegra el corazón de los dioses y de los hombres (Jueces 9:13). En la


restauración de Israel, se plantarían viñas y se bebería su vino (Amós 9:14). Los
licores fuertes se dejaban para los que estaban a punto de perecer, y el vino para
los de corazón apesadumbrado (Proverbios 3:16).

Esto no es decir que el mundo antiguo no se diera cuenta de los peligros del
alcohol. Proverbios habla del desastre que sobreviene al que se queda alucinado
contemplando el vino rojo (Proverbios 23:29–35). El vino es burlador, y los licores
pendencieros (Proverbios 20: 1). Hay historias terribles de lo que les sucedió a las
personas que se entregaban demasiado al vino. – Tenemos el caso de Noé, al
que el clásico español llamaba “el inventor del sarmiento” (Génesis 9:18–27); de
Lot (Génesis 19: 30–38); de Amnón (2° Sm, 13:28).

Aunque el mundo antiguo se usaba el vino corrientemente, esto no quiere decir


que se usaba en exceso. Se solía beber mezclado con agua: dos partes de vino y
tres de agua. Un borracho era despreciado en cualquier sociedad pagana
ordinaria, y no menos en la iglesia.

Lo interesante, es que ambas palabras tienen su doble sentido en esta sección,


Nefálios quiere decir sobrio, pero también quiere decir alerta y vigilante, pároinos
quiere decir aficionado al vino, pero también quiere decir, peleón y violento.
Entonces, lo que las pastorales dejan bien claro, es que el Capellán Cristiano no
debe permitirse nada que reduzca su vigilancia cristiana o que ensucie su
conducta cristiana.

Esta palabra significa, también, que el Capellán Cristiano debe ser un individuo
moderado en lo relativo a permitirse placeres, alguien que no es demasiado
tolerante consigo mismo.

Pablo no está utilizando sobrio en un sentido vulgar. Lo que él indica aquí es un


hombre que tiene una clara perspectiva de la vida y una correcta orientación
espiritual. Es decir, un Capellán sobrio no pierde una orientación física, psicológica
ni espiritual. Permanece estable y firme, su pensamiento es claro, es calmado,
sereno, coherente en la mayoría de las situaciones. Pero sobre todo, no pierde la

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perspectiva a causa de la falsa seguridad.

El Capellán Cristiano maduro tiene una correcta visión con respeto a la


temporalidad de esta vida y a cada cosa que a ella corresponde. No se deja
atrapar por “la falsa seguridad” de aquello que aparece como progreso humado.
Es alguien que anda en la “luz” de la palabra de Dios, y no es en las “tinieblas” de
la palabra del hombre (1ª Tesalonicenses 5:4,5).

Pablo prosigue diciéndonos como desarrollar esta calidad de vida, como volvernos
sobrios en medio del refinado progreso humado. “Seamos sobrios, habiéndonos
vestido con la coraza de fe y amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”
(5: 8). Todo aquel que está familiarizado con la correspondencia paulina sabe que
fe, esperanza y amor son tres palabras claves que él usa frecuentemente para
medir el nivel de madurez del cuerpo de Cristo.

UN HOMBRE DE FE

Un Capellán Cristino, el hombre sobrio es un hombre de fe. Como aquellos


personajes de la antigüedad – Abel, Noé, Abraham, Isaac y Moisés, – y otros tan
dramáticamente enumerados en Hebreos 11, un Capellán Cristiano maduro, como
hombre de Dios, se decide y actúa sobre la base de las promesas de Dios

Nótese la “fe y la acción” en cada uno de estos hombres

1. Por la fe, Abel ofreció mejor sacrificio que Caín (11:4)


2. Por la fe, Noé preparó el arca (11:7)
3. Por la fe, Abraham obedeció para salir (11:8)
4. Por la fe, Abraham ofreció a Isaac (11:17)
5. Por la fe, Isaac bendijo a Jabob (11:20)
6. Por la fe, Moises dejó a Egipto (11:27)

Hoy, un Capellán Cristiano, sobrio, le cree a Dios y actúa basándose en sus


promesas, aunque no entienda totalmente lo que le aguarda. Y aunque el mundo
actual y el progreso humano parezcan indicar que “todo anda bien” y que la paz
está aquí, un Capellán Cristiano sobrio sabe que eso no continuará y que el
mundo está en marcha hacia su destrucción definitiva.

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UN HOMBRE DE ESPERANZA

Estrechamente relacionada con esta cualidad de fe está la de esperanza, la cual


se refiere tanto al objeto de nuestra fe como también a nuestra actitud presente y
condición (Hebreos 11:1)

La esperanza como objeto de nuestra fe tiene que ver con nuestra herencia eterna
(1ª Pedro 1: 3,4).Nuestra esperanza está guardada para nosotros en los cielos
(Colosenses 1: 5). Es la esperanza de salvación (1ª a los Tesalonicenses 5:8). Es
“la esperanza de la vida eterna, la cual Dios , que no miente, prometió desde antes
del principio de los siglos “(Tito 1: 2), y que ha de culminar con nuestra “esperanza
bienaventurada” y con la “manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y salvador
Jesucristo” (Tito 2: 13).

En resumen, un Capellán Cristiano es un hombre sobrio y un hombre de


esperanza. Y un hombre de esperanza es maduro, estable, porque tiene
seguridad de su condición futura. Las circunstancias presentes no le dan una falsa
seguridad ni tampoco le crean inseguridad. Sus perspectivas pasadas, presentes y
futuras son claras, definidas y teológicamente correctas.

UN HOMRE DE AMOR

Un Capellán Cristiano sobrio, es también un hombre de amor (1ª Tesalonicenses


5:8). Pablo afirma que ésta es la más grande de todas las cualidades: “Y ahora
permanecen la fe, la espera y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el
amor” (1ª Corintios 13: 13). Y describe todas las cualidades del amor: sufrido,
benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la
injusticia, no se goza de la verdad.

Henry Drummond clasifica este párrafo como el espectro ocular del amor: nueve
elementos tienen que estar presentes para que exista el verdadero amor:

Paciencia Bondad Generosidad

Humildad Cortesía Desinterés

Buen carácter Veracidad Sinceridad

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¿Y por qué es el amor la mayor de las virtudes? Porque, explica Pablo “Todo lo
sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

UN PROYECTO PERSONAL

Este proyecto personal tiene el propósito de ayudarle a usted a desarrollar la


sobriedad.

PASO A

Responda a las siguientes preguntas tan honestamente como pueda:

1. ¿Hasta dónde alcana mi fe en Dios y en su palabra? ¿Realmente creo


que Él existe y que Jesucristo ha de venir otra vez? Si creo todo esto
¿Cómo se revela mi fe a través de mis acciones?
2. ¿Hasta dónde estoy consciente de la esperanza de mi llamamiento?
(Efesios 1: 18) ¿Hasta dónde entiendo yo “las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos”, y “la supereminente grandes de su poder para
con nosotros los que creemos”? (Efesios 1: 18,19). ¿He depositado mi
esperanza en las cosas de este mundo, o en los valores eternos? (Mateo
6:33)
3. ¿Soy un hombre de amor? ¿Hasta qué punto estoy a la altura de los
requerimientos establecidos en 1ª Corintios 13? ¿Soy paciente? ¿Soy
bondadoso? ¿Soy generoso? ¿Soy humilde? ¿Soy cortés? ¿Soy
desinteresado? ¿Soy de buen carácter? ¿Soy puro en mis intenciones?
¿Soy sincero?

PASO B

Procesa a desarrollar su fe, su esperanza y su amor. Las ideas que van a


continuación, pueden ser aplicadas a su vida, así como las características de las
mismas:

1. Exprese en forma oral su alabanza y gratitud a Dios por habernos


amado y salvado.
2. Aprenda a reclamar las promesas de la palabra de Dios
3. Ocúpese en el estudio bíblico personal y en la oración. Recuerde que “la
fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios”
4. Consulte y comparta esto con cristianos maduros. Busque la ayuda del
cuerpo de Cristo.

19
5. Lea biografías de grandes cristianos.
6. En tiempo de conflicto, aprenda a someterse a Dios, y pregúntele qué es
lo que Él está tratando de enseñarle.
7. Aprenda a fijar prioridades, siguiendo una escala bíblica de valores.
8. Aprenda a discernir entre lo que es temporal y lo que es eterno.
9. Note que el cuerpo físico tiene que disfrutar de descanso, alimento y
recreación. Recuerde que es fácil perder la perspectiva cuando uno está
mental y emocionalmente exhausto (Elías en 1° 18:1 –19:8). Observe,
especialmente, la pérdida de perspectiva por parte de Elías en 19:1 –4.
Note, también, la solución que Dios da: 19: 5 –8.

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4. PRUDENTE

Hay dos palabras griegas que describen dos cualidades que deben ser
características del Capellán Cristiano. Debe ser temblado, prudente Sofron y de
buenos modales Kósmios, modesto, honesto, decoroso, ordenado, prudente,
cuerdo, arreglado, honrado, moderado, sensato, discreto, previsor, reservado,
formal, aplomado, maduro, recatado, austero, ecuánime, equilibrado, modesto,
razonable.

Se ha traducido sofron por prudente, pero es virtualmente intraducible. Se traduce


diversamente por sano de mente, discreto, prudente, controlado, casto, en
perfecto control de sus instintos sensuales. Los griegos lo derivan de dos palabras
que quieren decir mantener la mente sana y salva.

El nombre correspondiente es sofrosyne: buen sentido, prudencia, cordura,


sensatez, inteligencia, moderación, templaza, modestia, sencillez, decencia, y los
griegos escribían y pensaban mucho de esta cualidad. Es la contraria de la
incontinencia y del descontrol. Platón la definía como “el dominio del placer y del
deseo”. Aristóteles la definía como “el poder por el cual se usan los placeres del
cuerpo como manda la ley”. Filón la definía como “limitar y ordenar correctamente
los deseos, lo que elimina los que son externos y excesivos, y adorna los que son
necesarios con sazón y moderación”. Pitágoras decía que era “el fundamento
sobre el que descansa el alma”. Hámblico decía que “es la salvaguardia de los
hábitos más excelentes de la vida”. Eurípides decía que “el más precioso don de
Dios”. Jemery Taylor lo llamaba “el cinto de la razón y la brida de la
pasión”.Trench describe sofrosyne como “la condición de total control sobre las
pasiones y deseos, que reciben no más campo de actividad que el que admiten y
aprueben la ley y la recta razón”.

Gilbert Murray escribe de sofron: “Hay una manera de pensar que destruye, y
una manera que salva. El hombre o la mujer que es sofron anda entre las
bellezas y los peligros del mundo, sintiendo amor, gozo, ira y el resto; y entre
todas las cosas tiene en su mentalidad aquello que salva. ¿A quién salva? No a la
persona sola, sino, la situación total. Impide que el mal inminente llegue a
producirse. E.F. Brown cita, como ilustración de sofrosnyse una oración de
Tomás de Aquino, pidiendo “tranquilidad en todos nuestros impulsos, carnales y
espirituales”.

La persona que es Sofron tiene todas las partes de su naturaleza bajo perfecto
control, lo que quiere decir que la persona que es Sofron es aquella en cuyo
corazón Cristo es el Rey Supremo.

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La palabra compañera es Kosmios, que se ha traducido como de buenos
modales. Si un Capellán es Kosmios en su conducta exterior es porque es
Sofron en su vida interior. Kosmios quiere decir ordenado, honesto, decoroso.

El Capellán Cristiano debe ser una persona en cuyo corazón reina el poder de
Cristo y en cuya vida se refleja la belleza de Cristo.

Quizá el mejor comentario contextual sobre lo que Pablo tiene en mente, lo


encontramos en Romanos 12:3 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada
cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que
debe tener, sino que piense con cordura, conforme a la medida de fe que Dios
repartió a cada uno”.

El peso de las palabras de Pablo recae en este pasaje sobre la necesidad que
tienen los Capellanes Cristianos de un cabal concepto acerca de sí mismos, en su
relación con Dios y con otros seguidores de Cristo (Romanos 12:4–8).

Más que ninguna otra característica de la madurez, Pablo relaciona específica y


deliberadamente este concepto con todos los miembros del cuerpo de Cristo. En
el espacio de pocos versículos, en el capítulo 2 de Tito, el apóstol exhorta a los
ancianos para que san prudentes y sensibles (2:2), a las ancianas para que
enseñen a las mujeres jóvenes a ser prudentes (2: 4,5); y también que recomienda
a los hombres jóvenes que, así mismo, sean prudentes (2:6).

CÓMO PUEDE SER RECONODA LA PRUDENCIA

Un Capellán Cristino prudente es, en verdad, un hombre humilde. Tiene un


acertado concepto acerca de sí mismo y muestra aguda conciencia de una cosa:
que todo lo que él tiene (talentos, aptitudes, propiedades, etc) proviene de Dios.
Sin Dios, él no es absolutamente nada.

Un verdadero concepto de la gracia de Dios hace que el Capellán se ponga de


rodillas en humilde y suplicante adoración y lo capacita para que se levante a un
nivel de vida justa y piadosa. Y hablando de oración, sólo el Capellán Cristiano
prudente es el que puede orar en forma correcta. Pedro exhorta: “sed, pues,
sobrios (prudentes), y velad en oración” (1ª Pedro 4: 7). Hasta en nuestra vida de
oración, la actitud de orgullo puede conducirnos a jugar mal y a pensar con falta
de madurez.

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UN EQUILIBRIO IMPORTANTE

Es necesario que notemos que la prudencia do debe conducirnos a la debilidad.


Tener una correcta perspectiva de nuestro lugar en la familia de Dios no significa
que debemos adoptar una actitud de retraimiento o actuar con inhibiciones. No
significa una falta de confianza en uno mismo, ni un sentido de inutilidad. Es
indudable que Timoteo enfrentó un problema en este aspecto. Estaba siendo
intimidado por quienes se oponían a la obra de Dios. Pablo le recomendó que no
se avergonzara del Señor ni del propio Pablo (2ª Timoteo: 1:8) “Porque –dice
Pablo– no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio (es decir: una mente sana)” (2ª Timoteo 1:7).

Un Capellán Cristiano nunca debe estar avergonzado o inhibido. La verdadera


humildad no es debilidad. El Capellán prudente es aquel que reconoce su falta de
méritos para ser llamado hijo de Dios y para ser miembro de la familia de Dios,
pero, a pesar de todo, permanece erguido y con su frente en alto. Es alguien que
ha alcanzado, en su vida el equilibrio divino entre ser, por un lado, una cuyos
talentos y aptitudes Dios puede usar, y por otro lado, un Capellán que todo el
honor y toda la gloria los da al Señor Jesucristo.

UN PROYECTO PERSONAL

El siguiente proyecto personal tiene el propósito de ayudarle a usted a volverse


una persona prudente. Más específicamente, significa que usted tiene que
desarrollar una imagen apropiada de sí mismo.

Hay cristianos que frecuentemente se van a uno de los dos extremos. O bien se
ven a sí mismos como nada, o bien son atrapados por un concepto encumbrado
de sí mismos. Una persona inmadura sufre vacilaciones entre estas dos actitudes.

En realidad, ambos enfoques son inadecuados. Los creyentes y los individuos en


general, deben mostrar equilibrio en este aspecto de su vida. Por un lado,
debemos reconocer que todo lo que somos y tenemos se debe a la gracia de Dios.
Por otro lado, hemos de admitir que no sólo disponemos de recursos humanos,
sino también de recursos divinos para realizar grandes hazañas para Dios.

PASO A

Reconozca que hay razones para que este problema exista y perdure. La
siguiente lista de control le ayudará para comenzar a identificar el origen de su
problema.

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1. Una desafortunada serie de circunstancias que escapan al control
humano:
 Experiencias desfavorables en la escuela o en el vecindario.
 Influencias nocivas por parte de otros.
 Factores hereditarios o enfermedades físicas que originan
sentimiento de inferioridad.
2. Una teología incorrecta:
 Haber sido enseñado por largo tiempo que usted “no es nada”, y,
como resultado de ello, usted siente y cree que “no es nada”.
 Haber intentado esforzadamente “crucificar el yo”, de tal manera
que ha degradado la imagen de Dios en usted.
 Un entendimiento incorrecto del perdón y del “estar a cuentas”
con Dios. Es decir, tratar de hacerse “nada”, para que Dios lo
acepte a usted.

Recuerde: usted nada puede hacer para justificarse ante Dios, ni siquiera puede
hacerse “nada”. Lo que usted tiene que hacer es acudir a Dios, tal como está y
aceptar su don gratuito de salvación.

3. Padres que no fueron inteligentes al criarme:


a. Fueron mezquinos en elogios y atenciones para conmigo,
creando, así, un anormal desmedido deseo de reconocimiento.
b. O bien, ellos no mostraron inteligencia al concederme privilegios
excesivos, creando, con esto, una necesidad emocional de estar
siempre en primera línea y en el lugar de honor.

Note: la primera situación (a), es mucho más común que la segunda (b).
Especialmente, los padres cristianos con frecuencia les niegan elogios y
atenciones a sus hijos por temor de estimular el orgullo de éstos. En realidad, lo
que ellos obtienen así, es precisamente lo que están tratando de evitar. Crean una
personalidad hambrienta de atenciones, la cual, posteriormente, tendrá que sufrir
un tremendo problema de orgullo de su vida, porque no tendrá manejar el éxito
emocionalmente.

PASO B

Ahora que usted ha identificado su problema, actúe coordinadamente junto con


alguien que sea sabio y prudente. Pídale a esa persona que le ayude a desarrollar
un sentido de perspectiva y que ore junto con usted acerca de su problema.

PASO C

Establezcan metas específicas para su vida en este aspecto.

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Advertencia: No cometa el error de racionalizar su comportamiento inmaduro,
atribuyéndolo a circunstancias pasadas. Hágase una persona responsable. No
cargue sobre alguna otra persona la culpa de sus problemas, aun en el caso de
que pueda haber otros que participan de esa culpa.

PASO D

Ruegue a Dios que le ayude a vender sus problemas. Recuerde que la palabra de
Dios dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual
da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5)

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5. DECOROSO

Kosmios: Modesto, honesto, decoroso, juicioso, ordenado, prudente, decente, de


casta.

Cierto hombre y su esposa, en una ciudad, compraron una casa y se trasladaron a


ella. Este hombre era cristiano y aquel otro a quien él compró la casa también lo
era. En realidad se trataba de dos pastores evangélicos.

Muy pronto se hizo evidente que algunos vecinos estaban bastante inquietos a
causa de que un segundo pastor se hubiera trasladado tan cerca de ellos. Porque
lo que sucedía era que el anterior ministro había prestado muy poca atención a la
apariencia externa de su propiedad. Había permitido que el césped creciera
demasiado, y cuando lo cortaba no lo hacía de forma pareja, sino que dejaba
montones allí donde lo cortaba, ofreciendo una apariencia de descuido y
abandono, de madriguera de rata.

Los “dientes de león” y otras malezas crecían exuberantes y habían llegado a


convertirse en elementos permanentes del paisaje. Ni había plantado árboles ni
arbustos, y sí había dejado que su espacioso jardín se convirtiera, así, en un
campo inculto.

En contraste con esa actitud, algunos de los vecinos de esta comunidad prestaban
especial atención al aspecto exterior de sus casas. En verdad no se trataba de
cristianos (por lo menos, la mayoría no lo era), sino que, por el contrario, eran
marcadamente materialistas. Sus casas y sus jardines parecían ser los “dioses”
que ellos adoraban.

Tales vecinos fueron fastidiados por completo por la irresponsabilidad de este


pastor por su falta de orden y por su negligencia al no contribuir a la belleza
natural de aquel vecindario. En consecuencia, el pastor que se trasladó a esa
casa, luego que el primero se había retirado de ella, encontró grandes obstáculos
para relacionarse con sus vecinos no cristianos. Estos se hallaban convencidos de
que los cristianos (especialmente los pastores) eran personas de malas
costumbres, gente muy desordenada y descuidada en cuanto al buen aspecto
exterior y al decoro.

LA INTERPRETACIÓN

Esta parábola del presente siglo corresponde a hechos auténticos. Ilustra cómo un
hombre puede ser cristiano –y hasta pastor – y no estar a la altura de lo que se
requiere para ser decoroso.

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La palabra Kosmios, traducida en 1ª Timoteo 3:2 como “decoroso” “modesto”.
Versión moderna, “compuesto”. Reina Valera 1909, “respetable”. Versión Popular,
“comportarse correctamente”. Versión a viva voz, “juicioso y respetable”. La biblia
al día, “de conducta decorosa”. La biblia de las Américas, “respetable”. Nueva
versión internacional, “cortés”. Sagrada biblia “versión católica”. En realidad
significa ordenado o esmerado. De manera que aquí se está refiriendo a un
hombre que lleva una vida bien ordenada.

Lo que Pablo está diciendo es que un hombre decoroso es aquel que vive de tal
manera que su estilo de vida adorna las enseñanzas de la Biblia. Ya que se trate
de su vestimenta, de su conversación, del aspecto de su casa, o de su oficina, o
por la manera como realiza los negocios, todo ello ha de estar en adecuada
relación con los principios y doctrinas bíblicas. Dado que Dios es un Dios de
orden, también un Capellán Cristiano tiene que ser ordenado y correcto. Tendrá
que ser un “caballero” cristiano en todos los aspectos de su vida.

UN PROYECTO PERSONAL

Este proyecto tiene el propósito de ayudarle a usted a desarrollar la cualidad de


ser decoroso.

PASO A

Evalué abierta y honestamente, ante Dios, su propio estilo de vida. Las siguientes
preguntas le resultaran útiles.

1. ¿Qué puedo decir acerca de mi apariencia externa? ¿Está a la altura de


lo que es considerado correcto tanto bíblica como culturalmente?

Note: Es importante mantener equilibrados ambos enfoques. Generalmente,


aunque no siempre, la cultura misma hace determinadas demandas del individuo.
Aun el no cristiano observa ciertos escrúpulos en cuanto a lo que es correcto y a lo
que no lo es. Es importante para el Capellán Cristiano tener en cuenta aquello
que, por motivos culturales, espera la sociedad y al mismo tiempo, no violar los
principios y las enseñanzas bíblicas.

2. ¿Cuáles son mis motivaciones en cuanto a mi forma de vestir? ¿Estoy


simplemente tratando de llamar la atención? ¿O estoy queriendo mostrar
al Señor Jesucristo quien vive dentro de mi?

Note: Esto puede llegar a dos extremos: a) Puedo vestirme en forma muy
esmerada con el objeto de atraer la atención sobre mi propia persona, b) Puedo

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aparecer casi andrajoso, descuidado y hasta desaseado, también con el mismo
propósito anterior. Ambas actitudes conducen a la falta de decoro.

3. ¿Qué puedo decir acerca de la casa donde vivo= ¿La he comprado o


tomado en alquiler para impresionar a los demás, o lo he hecho para
glorificar al Señor Jesucristo?

Note: Estas preguntas, como todas las demás, deben ser encaradas
individualmente. Las dimensiones, el costo y la ubicación de la casa no son los
aspectos más importantes. ¡Lo importante son las motivaciones que usted puede
haber tenido!

4. ¿Qué puedo decir acerca de mi forma de hablar? ¿Utilizo palabras que


sirven para edificar a otros o las uso para enaltecerme a mí mismo?
¿Glorifico a Dios con mis palabras, o me glorifico a mí mismo? Además,
¿Es mi lenguaje digno de un Capellán Cristiano? ¿Adorna la doctrina de
Dios?
5. ¿Qué puedo decir acerca de mi estilo de vida en general? ¿Refleja el
estilo de vida del Señor Jesús?

PASO B

Considere las siguientes exhortaciones bíblicas Úselas como una lista de control.
¿Son ellas una realidad en su vida? Ponerlas en práctica le ayudará a usted a ser
una persona decorosa, tanto entre cristianos como entre los no creyentes. Note en
especial, aspectos en los cuales usted particularmente débil.

VIDA COMERCIAL

“Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más, y que procuréis
tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras
manos que os he mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para con
los de afuera y no tengáis necesidad de nada” (1ª Tesalonicenses 4: 10–12).

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para que el Señor y no para los
hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia porque
a Cristo el Señor servís”. (Colosenses 3: 23,24).

“Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino
sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se beneficia de su
buen servicio. Esto enseña y exhorta” (1ª Timoteo 6:2).

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VIDA SOCIAL

“Si, pues coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo
en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de
muchos, para que sean salvos” (1ª Corintios 10: 31–33).

“Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis
responder a cada uno” (Colosenses 4: 5,6).

“Por causa del Señor, someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como
superior, ya a los gobernadores, como por Él enviados para castigo de los
malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de
Dios, que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos”
(1ª Pedro 2: 13–5).

VIDA RELACIONADA CON LA IGLESIA

“Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o
sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en
un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses
1:27).

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 4:


19).

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria, antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses 2: 3,4).

“Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 2:1).

PASO C

Basándose en el presente estudio, señale aspectos de su propia vida en donde


usted nota puntos débiles. Establezca esos aspectos mediante la oración y a
través de acciones deliberadas y concretas.

Por ejemplo: Si usted es una de esas personas que casi nunca llega a tiempo a su
trabajo, fíjese como objetivo salir antes para llegar antes. Concentre sus esfuerzos
sobre la meta hasta que haya desarrollado un nuevo hábito.

Note: Con una oración sola no alcanzará ese objetivo. Usted tendrá que actuar
como un individuo responsable. Usted tendrá que respaldar sus oraciones.

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Recuerde: Los malos hábitos son difíciles de superar, pero tenemos que
superarlos para ser decorosos, es decir, para ser más y más semejantes al Señor
Jesucristo.

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6. HOSPEDADOR

El Capellán Cristiano debe ser filóxenos: Hospedador, hospitalario, acogedor,


protector, defensor, generoso, caritativo, amable.

La hospitalidad no es un concepto nuevo. Ni siquiera es exclusiva del cristianismo.


Ha formado parte de la cultura sagrada. Los griegos consideraban la hospitalidad
como un deber religioso y, por supuesto, Dios impartió instrucciones específicas a
los hijos de Israel, tan específicas que nadie podría alegar ignorancia al respecto.
“Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no lo oprimiréis.
Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo
amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo
Jehová vuestro Dios”. (Levítico 19: 33,34).

Hasta el día de hoy entre los árabes uno puede ver un reflejo de esta antigua
costumbre. “Un viajero puede sentarse a la puerta de la casa de una persona
absolutamente desconocida, y fumar allí su pipa hasta que el dueño de casa le da
la bienvenida con una cena, después todavía se demora allí por unos pocos días,
sin que ni siquiera se le interrogue acerca de sus propósitos, y finalmente, se
marcha con un simple “Dios sea contigo”, a manera de única compensación.

La hospitalidad es una cualidad en la que el Nuevo Testamento hace mucho


hincapié: Mr 6: 7–1) (10); Lc. 9: 1–6 (4). Pablo exhorta a la iglesia a “practicar la
hospitalidad” (Romanos 12: 13). “Hospedaos los unos a los otros sin ser
acogedor, hospedador, hospitalario, que de buena gana y en todo tiempo reciba
en su casa a los siervos de Dios. El Capellán Cristiano debe ser una persona con
un corazón y una puerta abiertos.

LA HOSPITALIDAD CRISTIANA

Una verdadera señal de madurez cristiana que ha de mostrar el Capellán Cristiano


debe ser la hospitalidad. No es simplemente sagrada responsabilidad o un deber
religioso sino más bien un acto de amor cristiano. Nosotros, como Capellanes
Cristianos hemos de amar a otros pero no para obtener recompensas, sino porque
Dios nos amó primero ¡Por supuesto que habrá una recompensa!

Francisco de Asís lo expresó bien a su clásica oración:

“Señor, hazme un instrumento de tu paz,

que donde haya odio, siempre yo amor,

donde haya discordias, siembre yo la unión,

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donde haya ofensas, siembre yo tu perdón,

donde haya duda, siembre yo la fe,

donde haya desesperación, siembre yo la esperanza,

donde haya tinieblas, siembre yo la luz,

donde haya tristeza, siempre alegría ;

Oh, Divino Maestro, concédeme que no busque yo

ser consolado, como consolar;

ser entendido, como entender;

ser amado, como amar.

Porque:

dando es como recibimos,

perdonando es como somos perdonados,

muriendo es como nacemos a la vida eterna”

UN PROYECTO PERSONAL

Este proyecto personal tiene el propósito de ayudarle a usted a desarrollar la


cualidad de ser hospitalario.

PASO A

Usted tiene que encararse decididamente con aquello que es fundamental en la


hospitalidad cristiana: el amor. Ya conoce usted este concepto bíblico pero en este
momento tendrá que volver a considerarlo ¿Ama usted realmente a los demás?
Vuelva a estudiar el perfil del amor bíblico según 1ª Corintios 13: 4 –7, Sin amor,
usted, amado Capellán, no podrá mostrar hospitalidad, por lo menos a la manera
cristiana.

Advertencia: El amor, según la biblia, no es un sentimiento. Es una actitud que


implica acción. El amor cristiano es paciencia, bondad, generosidad, humildad,
cortesía, desinterés, buen carácter, veracidad y sinceridad. Esto es lo que Pablo
nos dice en 1ª Corintios 13.

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Por lo tanto no espere que le llegue el deseo de mostrar la hospitalidad. Puede
ocurrir que tal deseo nunca llegue. En realidad practicar la hospitalidad aun puede
infundirle a usted una especie de temor. Pero recuerde que “el perfecto amor echa
fuera el temor”. A medida que usted empiece a practicar el amor bíblico, éste se
irá perfeccionado y madurando más y más, y así el temor y el recelo serán
dominados.

PASO B

Decida en cuando a algunas maneras específicas de mostrar hospitalidad. Por


ejemplo: Primero, a los miembros del cuerpo de Cristo y después, a los que no
son cristianos. Las sugerencias que siguen le resultarán útiles.

1. Busque oportunidades para compartir su hogar con los dirigentes


espirituales: pastores, misioneros y otros obreros cristianos. Invítelos a
cenar o a alojarse en su casa.

Advertencia: Existen los religiosos que les gusta aprovecharse – aun entre los
llamados cristianos evangélicos – pero no son muchos. Además, por lo general, es
fácil identificarlos y tratarlos con amor cristiano.

Pablo establece un gran ejemplo en lo que se refiere a los obreros cristianos.


Aunque el apóstol deja bien en claro que el obrero es digno de su salario, él
mismo se esfuerza al máximo para no abusar de los demás, ni financieramente ni
en ninguna otra manera (1ª Tesalonicenses 2: 5 –).

2. Busque oportunidad para compartir su hogar con otros miembros del


cuerpo de Cristo que son parte de su iglesia local. Recuerde que no tiene
por qué haber ninguna necesidad física especial para, entonces, mostrar
hospitalidad. Quizá la necesidad sea tanto social como emocional y
espiritual. Muchos cristianos se sienten solitarios y emocional y espiritual.
Muchos cristianos se sienten solitarios y necesitados de compañerismo, y
muchos pueden ser demasiado tímidos para tomar la iniciativa de invitar a
otros. Están esperando una invitación para, así, poder compartir sus vidas
con alguien más.

Desafío: Si usted es tímido y reservado, y está a la espera de una invitación, y


mientras tanto critica a otros por inamistosos, trate entonces, usted mismo de
tomar la iniciativa invitando a los demás, aunque sienta temor. Se sorprenderá al
ver cuán rápidamente responderán los otros. “Dando” es como comenzará a
“recibir”.

3. Empiece a mostrar hospitalidad para con los no cristianos, iniciando con


lo más próximos a usted: su vecino, su compañero de trabajo, su
33
compañero de estudio… Recuerde que usted es el cristiano, y usted es
quien debe invitar a los demás. Invítelos a comer, o a pasar un rato de
esparcimiento y de sociabilidad.

Nota: No se ponga excesivamente ambicioso. Comience por crear amistades


profundas con una o dos personas no creyentes. Con frecuencia, esto prepara el
ambiente para invitarlos a una clase bíblica en su hogar, o para dar un testimonio
personal acerca de Cristo.

4. Abra su hogar para el estudio bíblico informal, tanto como para los que ya
son cristianos como para quienes aún no lo son. Intente hacer ambas
cosas durante algún tiempo.

Recuerde: Invitar a no creyentes para que participen de un estudio bíblico en su


casa, significa crear primeramente amistades. Usted tiene que aprender a amar a
las personas y no solo porque las quiere ganar para Cristo.

PASO C

Ahora que usted tiene una visión panorámica, establezca metas específicas en
cuanto a la hospitalidad. Por ejemplo, propóngase invitar a un matrimonio cristiano
para que cene en su casa. O haga planes para invitar a su vecino a una sencilla
comida o unas onces en su casa.

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7. APTO PARA ENSEÑAR

Esta pequeña frase, “apto para enseñar”, es un concepto fascinante. Proviene de


una sola palabra en griego (didactikos). Apto para enseñar, enseñador, instructor,
maestro, pedagogo, guía, orientador, entrenador. El Capellán Cristiano debe tener
facilidad para enseñar. Se ha dicho que su deber es “predicar a los inconversos
y enseñar a los convertidos”.

Hay que decir dos cosas a cerca de esto. Uno de los desastres de los tiempos
modernos es que el ministerio de la enseñanza de la iglesia no se ejerce como es
debido. Abunda la predicación y sobre temas cualquiera y la exhortación; pero
sirve de poco el exhortar a ser cristiano cuando no se sabe lo que eso quiere
decir. La instrucción es un deber primario del predicador y del Capellán Cristiano.

La segunda cosa es la siguiente: La enseñanza más preciosa y más efectiva no se


imparte hablando si no siendo. Hasta una persona que no tenga don de palabra
puede enseñar vi-viendo, de tal manera que se pueda ver en ella el reflejo del
Maestro. Enfatizamos que un Capellán Cristiano es alguien “en quien Cristo
vive otra vez”.

Un Capellán Cristiano no es una persona que le dé una paliza a los demás


plektes: golpeador. Que ésta advertencia no era innecesaria se ve en una de las
primeras reglas de los Cánones Apostólicos: “Un obispo, sacerdote o diácono que
golpea a los fieles cuando yerran, o a los incrédulos cuando cometen una injuria, y
que desee por tales medios atemorizarlos, recomendamos que sea depuesto;
porque el Señor no nos ha enseñado esto en ningún sitio. “Cuando lo insultaban,
Él no devolvía el insulto; cuando lo golpeaban, Él no devolvía el golpe; cuando
sufría, no amenazaba”.

No es probable que ningún dirigente cristiano ahora golpee físicamente a otro


cristiano; pero sigue presentándose el hecho de ejercer violencia, ser irascible,
dominante, de mal genio, y más cosas que le están prohibidas a un cristiano, y
especialmente a un Capellán Cristiano.

El verdadero Capellán Cristiano debe ser benigno. En griego se usa la palabra


(epieíkes), que Aristóteles describe como “lo que corrige la justicia” y lo que “Es
justo y mejor que la justicia” y agrega: “Es perdonar las faltas humanas; mirar al
legislador, no a la ley; a la intención, no a la acción; al todo, no a la parte; al
carácter del actor en conjunto y no sólo en un momento determinado; recordar el
bien antes que el mal, y el bien que uno ha recibido más bien que el que uno ha
hecho: soportar la injuria; desear zanjar una cuestión con palabras mejor que con
obras”.

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Si hay alguna cuestión en disputa, se puede resolver acudiendo a las más
conocidas prácticas de procedimiento, o a otro Capellán con más experiencia,
pero siempre, siempre, y preferiblemente siempre, consultándoselo al Señor
Jesucristo. Si se trata de una cuestión en debate, se puede resolver por la ley, o
por el amor.

La atmósfera de muchas iglesias cambiaría radicalmente si hubiera en ellas más


(epieíkes). El Capellán Cristiano debe ser pacífico ámajos. La palabra griega
quiere decir indispuestos a pelear. Hay personas a las que les encanta apretar el
gatillo en sus relaciones con otras personas. Pero el verdadero Capellán Cristiano
debe procurar siempre mantener la paz con sus semejantes, evitarlas las
contiendas, ser amable, ser sufrido cuando falsamente sea acusado o
personalmente atacado. Precisamente en medio de éstas cualidades que
describen a un Capellán Cristiano maduro y dueño de sí mismo, tenemos la frase
apto para enseñar.

Podemos “apreciar” varias afirmaciones que, evidentemente aluden a ser “apto


para enseñar”. El Capellán Cristiano tiene que ser “…dueño de sí mismo,
retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda
exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1: 8,9).

Para ser capaz de “exhortar con sana enseñanza y convencer a los que
contradicen”, tendrá también que ser “dueño de si mismo”. Pero, igualmente, “apto
para enseñar”, es alguien que tiene determinadas convicciones con respecto a la
palabra de Dios. ¡Es un “retenedor” de la fiel palabra de Dios! No es adicto a las
“cuestiones necias e insensatas”, frase utilizada por Pablo al aconsejar a Timoteo
(2da Timoteo 2: 23), lo cual demuestra otra significativa correlación entre los dos
pasajes.

Del mismo modo, el Capellán Cristiano debe tener un entendimiento básico de las
Escrituras, las debe entender lo suficientemente bien como para “pueda exhortar
con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9). No podemos
comunicar sin antes conocer. Pablo dice: “procura con diligencia presentarte
ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien
la palabra de la verdad” (2da Timoteo 2: 15)

RESUMEN

De tal manera, un Capellán Cristiano que sea “apto para enseñar” tiene que estar
dotado de tres cualidades significativas. Primero, tiene que caracterizarse por una
madures espiritual y emocional, ser capaz de controlarse a si mismo en medio de

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situaciones difíciles. Segundo, tiene que poseer una firme convicción respecto a
que la palabra de Dios es la verdad. Tercero, tiene que entender suficientemente
las enseñanzas de la Biblia, como para ser “para enseñar” a todos.

Dicho en otras palabras, el Capellán Cristiano maduro tiene que:

Aprender más y más la palabra de Dios (2ª Timoteo 2:2)

Creer más y más la palabra de Dios (Tito 1:9)

Vivir más y más la palabra de Dios (2ª Timoteo 2: 24,25)

UN PROYECTO PERSONAL

El siguiente proyecto tiene el propósito de ayudarle a usted a desarrollar la


cualidad de ser “apto para enseñar”.

PASO A

Comprenda que cada cristiano, ya sea hombre o mujer, tiene que esforzarse por
desarrollar esta cualidad. Es algo esencial para ser un buen padre o una buena
madre, un miembro activo del Cuerpo de Cristo.

Los padres tienen que enseñar a sus hijos (Efesios 6:4), y todos los miembros del
Cuerpo de Cristo deben enseñarse y exhortarse unos a otros (Colosenses 3:16).
Ser “apto para enseñar” es una señal de madurez cristiana.

PASO B

Desarrolle un programa metódico de estudio bíblico, ya sea en forma personal o


acompañando a un grupo.

Note: Esto debe ser más que un estudio devocional. Debe ser un estudio bíblico
riguroso, encaminado a conocer el contenido básico y las doctrinas de la Biblia.

SUGERENCIAS

1. Siga un curso de estudio bíblico por correspondencia.


2. Inscríbase en un curso bíblico, como los que se ofrecen por la noche en
institutos o colegios bíblicos.
3. Hágase activo en algún grupo de estudio bíblico de su propia
congregación local. Es preferible que se trate de un estudio donde haya
posibilidad para el intercambio de ideas, pues esto le dará a usted la
oportunidad de formular preguntas, y realmente ayudar a dirigir el estudio.

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PASO C

Comience a desarrollar su personalidad de tal manera que no se sienta intimidado


al considerar con toda clase de gente la Palabra de Dios o temas afines.

Advertencia: Un mero conocimiento de la Biblia y de la doctrina no resolverá


automáticamente sus problemas de personalidad. Muchas personas que conocen
la Biblia de tapa a tapa se muestran a la defensiva y aparecen como intimidados,
cosa que frecuentemente les obliga a usar las Escrituras como una espada
“personal”, más bien que como la “espada del Espíritu”.

SUGERENCIAS

1. Si usted es atacado personalmente, nunca tome venganza como fruto de


su intimidación o desconcierto; responda comprensivamente y con
franqueza. Deje que su adversario se desahogue.

Note: Si usted está demasiado alterado en el momento como para responder


objetivamente, es mejor que se abstenga de hacer comentarios hasta que haya
desarrollado cierto nivel de objetividad y se sienta dueño de sí mismo.

Recuerde: “La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el
furor” (Proverbios 15:1).

2. No trate de poner en aprietos a los demás públicamente, aunque ellos lo


hayan atacado a usted en público. Trate de hablar con ellos en un
ambiente privado. Esto se aplica también para los casados, cuando usted
tiene que disciplinar a sus hijos.

Note: Esto quizá no siempre sea posible, e incluso ni aconsejable, pero, por lo
general, es recomendación que vale la pena tener en cuenta.

3. Si usted continúa teniendo problemas de inseguridad o se sigue sintiendo


como atacado, busque un Capellán más maduro, o un consejero
experimentado, y obtenga ayuda de él. Trate de entender las causas de
su problema. Considere la situación en forma franca y honesta.
4. Comience por “obligarse suavemente” a sí mismo como para actuar en
medio de situaciones de conflicto. Esto es difícil. Pero también es
necesario. Usted irá desarrollando confianza a medida que empiece a
actuar y a tener éxito en los aspectos que lo intimidan.

Advertencia: No huya ante el fracaso. Aprenda de ese fracaso próxima vez


tendrá éxito.

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Y recuerde: Cuanto más éxito tenga tanto mayor será la confianza que usted irá
adquiriendo.

PASO D

Una vez que usted haya empezado a estudiar sistemáticamente las Escrituras y a
vender sus problemas de personalidad, estará en condiciones de comenzar a
pensar en forma creadora con respecto al proceso de enseñar y aprender; es
decir: cómo manera usar eficientemente los métodos para ayudar a que otros
aprendan.

SUGERENCIAS

1. Inscríbase en algún curso que le ayude a desarrollar su capacidad de


enseñar. Mejor aún, ¡comience a enseñar! Aprenda por experiencia. Haga
que alguien evalúe la metodología que usted emplea.

Recuerde: Enseñar incluye más que trabajar con un grupo. Es, también, enseñar
a cada uno individualmente (1ª Tesalonicenses 2:11). En realidad, este es el tipo
de enseñanza que encontrará más fructífero.

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8. NO DADO AL VINO

Me pároinos: No amador del vino, no dado al vino, no bebedor, no alcohólico, no


ebrio, no beodo. Si Pablo estuviera viviendo en nuestra cultura occidental de este
siglo, ¿pasaría por alto el hábito de ingerir bebidas alcohólicas? No
necesariamente, como lo podremos ver más adelante.

Aquí, en 1ª Timoteo y Tito, no tiene que ver con la abstinencia total respecto a
toda clase de bebidas alcohólicas. La palabra básica me pároinos usada en estos
versículos, se refiere literalmente al hombre que “permanece sentado demasiado
tiempo frente a su vino” (Proverbios 23: 29-35). En otras palabras, se trata de
alguien que bebe excesivamente, y, por lo tanto, está sometido a ser servidumbre
y pierde el control de sus sentidos.

La biblia no enseña la abstinencia absoluta. Pero un Capellán Cristiano no ha de


ser “dado al vino”. Pablo es enfático, en sus Epístolas enviadas a Timoteo y Tito.
Él no dice que no podía participar del vino, sino que no debía ser dado a éste.

¡Las Escrituras son claras! Ningún Capellán Cristiano debe permitirse ser afectado
en forma negativa por las bebidas fuertes. Aunque la Biblia no enseña la
abstinencia total per se, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hablan en
términos inequívocos en cuanto a la ebriedad. Esta es una conducta desordenada.

Pablo, escribiendo a los efesios, dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay
disolución; antes bien sed lleno del Espíritu Santo” (efesios 5:18). Pedro,
igualmente, nos recuerda que la ebriedad forma parte del estilo de vida practicado
por muchos no cristianos y que ello no es, por cierto, andar en la voluntad de Dios
(1era Pedro 4: 2,3). En proverbios 23: 29-34, se nos presenta una triste imagen de
quien se entrega desenfrenadamente al vino.

UN PRINCIPIO SUPERIOR

Vemos, entonces, que Pablo no enseñó una abstinencia total, y que aconsejó a
Timoteo que usara “un poco de vino” por razones de salud. También, exhortó a los
romanos con éstas palabras: “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en
que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (Romanos 14:21).

Las culturas varían. En tiempos del Nuevo Testamento el vino era una bebida muy
común, tal como lo es hoy algunas civilizaciones. Además, el grado de contenido
alcohólico también varía. En algunas culturas, las actitudes hacia las bebidas
tienen distintas connotaciones.

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El problema al que se estaban refiriendo Pablo en Romanos 14, no era el de la
cerne o el del vino per se. Se trataba de las connotaciones idolátricas y de los
problemas derivados de la participación que podrían surgir para los cristianos
débiles. Hay ocasiones, está diciendo Pablo, en que la abstinencia total es la
mejor actitud que se puede seguir.

De manera que tenemos dos enseñanzas directas de la Palabra de Dios en


cuanto a beber en exceso:

Primero, ser adicto a la bebida y dejarse afectar negativamente por ella, está
prohibido. Eso es una señal falta de madurez cristiana.

Segundo, hay momentos y situaciones en las que la abstinencia total es la mejor


manera de proceder. Participar, puede hacer que algún cristiano débil tropiece y
peque contra Dios. Todo cristiano tendrá que tomar en cuenta, muy seriamente,
este elevado principio.

UN PRINCIPIO MÁS AMPLIO

Aunque Pablo, en 1ª Timoteo 3 y Tito 1, no hace mención específica a otras


formas de gratificación, la Biblia deja en claro que tolerar uno mismo el ser
controlado por algo, es pecado. Salomón escribe: “Oye, hijo mío, y sé sabio, y
endereza tu corazón al camino. No estés con los bebedores de vino, ni con los
comedores de carne; porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño
hará vestir vestidos rotos” (Proverbios 23: 19-21).

Comer en exceso es tan pecaminoso como beber en exceso. Hay creyentes que
jamás beben una gota de vino, pero en cambio, caen en la glotonería. En este
caso, ¿Quién está pecando?

Un Capellán Cristiano no debe hacer nada que pueda dañar su propio cuerpo o
que lo convirtiera en un instrumento ineficaz del Señor Jesucristo (1ª Corintios 6:
19,20). Puede tratarse de la bebida, del alimento, del tabaco, del dinero, o,
simplemente, de la holgazanería. Pero en absoluto el Capellán Cristiano y el
cristiano en general, deben dejarse controlar por ninguna de esas cosas. Pablo, al
respecto, nos exhorta: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo
todo para la gloria de Dios” (1ª Corintios 10: 23,31).

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UN PROYECTO PERSONAL

El siguiente proyecto personal tiene el propósito tiene el propósito de ayudarle a


usted a desarrollar un estilo cristiano de vida que concuerde con los principios
bíblicos.

PASO A

Encárese decididamente con sus propias actitudes y prejuicios. Quizá pueda usted
considerarse como un cristiano maduro porque, por su propia voluntad se ha
impuesto ciertos límites para actuar en la vida. Pero, al hacer esto, ¿No estará
usted queriendo imponer como absolutas a los demás creyentes cosas que Dios
ha creado para ser disfrutadas en libertad?

Por ejemplo: Dios ha concedido a usted la libertad para abstenerse por completo
de toda bebida alcohólica. Pero el mismo Dios ha concedido a otros la libertad de
participar de esas bebidas, aunque como hemos visto, él ha establecido limites
preciosos.

¿Está usted juzgando a su hermano en Cristo que se toma una libertad cristiana
que usted no se toma? Si usted está haciendo tal cosa, entonces está violando un
mandamiento de Dios. “El que come, no menosprecie al que no come, y el que
no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido… Uno hace
diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté
plenamente convencido en su propia mente” (Romanos 14: 3-5).

Son dos los únicos fundamentos bíblicos que tiene un seguidor de Cristo para
amonestar a un hermano que se toma esa libertad: Primero, que él está siendo
demasiado complaciente consigo mismo y perjudicando su propio testimonio de
cristiano, y Segundo, que está poniendo en riesgo a los cristianos débiles de caer
y pecar.

PASO B

¿Hay algo en su vida que viole el principio más amplio? ¿Cómo cristiano, está
haciendo usted alguna cosa que perjudica su cuerpo su cuerpo o nubla su
pensamiento, o que le conduce a la esclavitud?

Recuerde: Un cristiano maduro enfrenta sus problemas y los resuelve. La


siguientes sugerencias específicas le pueden ayudar:

1. Identifique el problema.

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2. Discútalo con otros cristianos más maduros para ver si ellos concuerdan
en que realmente es un problema, o simplemente se trata de una
conciencia hipersensible.
3. Si concuerda en que se trata de un verdadero problema, pídales que oren
con regularidad por usted.
4. Dedique un tiempo para el estudio de la biblia y para meditar y orar por
ese problema.
5. Escriba el problema en un papel y después, también por escrito, fíjese
una meta que usted desea alcanzar para resolver el problema. Lea su
meta varias veces al día, si es necesario.
Recuerde: Muchos cristianos fallan repetidamente, debido a que
tienen “una mentalidad de fracaso”. Si usted quiere vencer esa
dificultad, decídase por una “mentalidad de victoria” en Jesucristo.
6. Algunos han comprobado que un periodo de ayuno y oración le ha sido
útil en ésta lucha, para romper hábitos tiránicos y pecaminosos.

Si usted no puede resolver su problema mediante un encuentro


personal con Dios (a su manera) y mediante la oración de otros
miembros del Cuerpo de Cristo, busque, entonces, la ayuda de un
verdadero Consejero Cristiano Competente. Puede ser que su
problema tenga raíces profundas y que usted necesita entenderlas y
enfrentarlas decididamente. Por ejemplo, los excesos en el beber y en
el comer son reflejos frecuentes de problemas emocionales. Si esto
es así, lo que usted necesita es entender el problema, por lo que
sería aconsejable algún tipo de ayuda profesional que lo apoye y guíe
hacia la solución del mismo.

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9. NO SOBERBIO

(me aufádes): No soberbio, no contumaz, no presuntuoso, no intransigente, no


presumido, no arrogante, no altivo, no altanero, no impertinente, orgulloso, no
vanidoso, no pedante, no altivo.

¿Se ha encontrado usted alguna vez con alguien que siempre quiere salir con la
suya? Ya se trate de un asunto de familia, o un asunto de la iglesia, o un asunto
de negocios, siempre quiere tener la razón. Ésta clase de individuos rara vez
están dispuestos a ceder en su punto de vista personal y solidarizarse con el
grupo. Cuando finalmente tienen que hacerlo, lo hacen a regañadientes. “Está
bien- dicen- pero no es la mejor manera de hacerlo, o el mejor lugar a donde ir, o
la mejor idea”.

Ésta en una actitud autocomplaciente y arrogante. Una persona soberbia


construye el mundo entorno a sí mismo. Se trata de un egocéntrico que quiere
hacer “como a él le plazca”. Un Capellán que no es soberbio, “no es
testarudo”.

EL ÚLTIMO EXTREMO

La palabra original traducida como soberbio en Tito 1:7, se emplea solamente en


otro lugar del Nuevo Testamento: 2ª Pedro 2: 10. En este caso, está usada en un
contexto más amplio y de significado más rico. Pedro advierte acerca de los falsos
maestros e indica la manera de identificarlos. Estos “seguirán sus disoluciones… y
por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” (2:2,3). Estos
“desprecian el señorío”. Serán “atrevidos” y “contumaces” (2:10), “tienen el
corazón habituado a la codicia” (2: 14), y “hablan palabras infladas y vanas” (2:18).

UNA FORMA SUTIL

Pero hay maneras de ser soberbios, como cristianos, que resultan menos
evidentes y descaradas. Sin embargo, se trata de un proceder igualmente
pecaminoso y, por cierto, constituye una señal de inmadurez tanto espiritual como
psicológicamente.

Por ejemplo: Jaime tiene esposa y cuatro hijos. Hable usted con ellos y le dirán
que él es un hombre soberbio. Por supuesto, es creyente y hasta lleva a su familia
todos los domingos a la iglesia, y con puntualidad. Tiene devocionales familiares
por lo menos día de por medio. Trata de proveer a los suyos todo lo necesario.

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Pero su esposa y sus hijos le dirán a usted que él gobierna en su casa como un
dictador, pues él es el único que toma todas las decisiones y los demás tienen
muy poca o ninguna oportunidad para hacer o sugerir alguna otra cosa
(Naturalmente, cuando él está ausente, todos en la casa tienes alguna manera de
contravenir sus deseos y pueden hacer lo que a ellos les place).

Veamos el caso de Samuel: Pertenece a la Comisión Directiva de la iglesia y


actúa en calidad de anciano. En el noventa por ciento de las ocasiones, él es el
único que está en contra de una idea. Siempre vota “no” si los otros botan “si”. El
diez por ciento de las ocasiones restantes está de acuerdo, sólo si es él mismo
quien ha propuesto la idea.

CAUSAS BÁSICAS

Hay razones para esta clase de comportamientos. Algunas personas,


simplemente, aprendieron a ser egocéntricas y soberbias. Son personas mimadas
y presumidas. Cuando niños fueron demasiado consentidos. Siempre se salieron
con la suya, y hoy todavía quieren salirse con la de ellos, aunque tengan ya 65
años.

Un individuo que desarrolle estos rasgos de personalidad fuera del contexto de la


ética cristiana es candidato para una vida sensual y egoísta de lo más lamentable
que podamos imaginar. Pero una persona que dentro del contexto cristiano tenga
tales tendencias, aunque lleve una vida de “conducta piadosa” en ciertos
aspectos, pese a todo, sigue siendo muy egoísta y centrado en si misma
frecuentemente intenta razonar su conducta basándose en algún fundamento
bíblico sacado del contexto bíblico. Si desempeña algún cargo directivo, siempre
resulta ser alguien que pastorea el rebaño de Dios “por fuerza” y por “ganancia
deshonesta” y constantemente domina y señorea sobre los que están a su
cuidado” (1ª Pedro 5:2,3).

Pero en segundo lugar, hay otra razón básica, debido a la cual la gente se vuelve
extremadamente soberbia. Y esta razón es mucho más difícil de entender, y a
veces de descubrir, aún por el propio afectado. Hablando con franqueza acerca
del problema, repentinamente una persona puede exclamar: “En realidad no sé
por qué soy tan negativo”. O: “¡Verdaderamente no puedo entender mi egoísmo!”

Este tipo de conducta soberbia, a menudo está relacionada con la más temprana
infancia. Entre las edades de dos y tres años, el niño pasa por una fase natural de
terquedad. Es ésta etapa normal en la vida de todo niño, un tiempo cuando éste
pasa de una condición de extrema dependencia a un estado de independencia.

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Es algo tanto biológico como psicológico. El niño comienza a aprender a controlar
el mundo que lo rodea, incluso a las personas.

Hay gente que, lamentablemente, no interpreta bien esta fase de la conducta


infantil. De inmediato comienzan a temer que el hijo se vuelva excesivamente
dominante. Intuyen que el niño crecerá tratando de controlar a los demás por el
resto de la vida. En vez de ver esta natural tendencia como uno de los mayores
dones que Dios concede al niño y que debe ser canalizada y dirigida, lo que hacen
es tratar de “quebrantar” la voluntad de la criatura. Lo que con siguen, así, es
aplastar al niño, y haciendo que éste reprima sentimientos fuertes y agresivos.

A menudo, éstas emociones están profundamente sepultadas dentro del niño, y de


vez en cuando tratan de emerger, pero son de nuevo reprimidas.

Este desafortunado enfoque produce, con frecuencia, el efecto opuesto al que los
padres habían buscado. Lejos de vencer el síndrome de obstinación que,
automáticamente, surge alrededor de los tres o cuatro años de edad, cuando la
voluntad es orientada en forma natural, el niño, en cambio, se desarrolla en
dirección de una personalidad fuertemente obstinada, incluso en su edad adulta.

Toda clase de personas, honestamente, tiene dificultad para reconocer por qué le
resulta difícil llevarse bien con otros. Pero esto es cosa, relativamente, fácil de
entender, cuando uno comprende las raíces psicológicas. Desafortunadamente, el
problema no es tan fácil de resolver.

RESUMEN

Una fuerte soberbia, hablando en general, puede provenir de dos fuentes:


Primero, podemos haber sido excesivamente consentidos y mimado. Se nos ha
concedido demasiada libertad y hemos tenido demasiados ejemplos malos tanto
en cristianos como en no cristianos, tal clase de experiencias puede producir
egoísmo y conducta soberbia.

En segundo lugar, lejos de habérsenos concedido demasiada libertad, podemos


haber estado excesivamente restringidos y reprimidos. Nuestra frase de voluntad
propia nunca llegó a su culminación, y, así, nunca pudimos desarrollar en forma
natural características de mayor cooperación. Y hasta el día de hoy estamos
tratando de pasar a través de “controlar al mundo”, pero sin que jamás logremos
alcanzar nuestro propósito.

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Impresiones hondamente arraigadas de resentimiento y amargura pueden estar
todavía dominándonos, y haciéndonos caer regularmente en problemas con
quienes nos rodean.

Pero, no importa cuál sea el origen -espiritual o psicológico-, mientras sigamos


siendo soberbios no seremos cristianos maduros. Tendremos que enfrentarnos
con nosotros mismos en forma realista y, por la gracia de Dios, solucionar el
problema.

UN PROYECTO PERSONAL

Este proyecto personal tiene el propósito de ayudarlo a usted a vender su


conducta egocéntrica y soberbia.

PASO A

Desarrolle una correcta perspectiva de la soberbia. “Voluntad fuerte” no es


necesariamente lo mismo que soberbia o testarudez, tal como Pablo emplea
necesariamente términos. Una voluntad poderosa es una de las mayores virtudes
que usted puede tener. Pero un Capellán Cristiano, espiritual y psicológicamente
maduro no utiliza su poder de voluntad para dominar y aplastar a otros. Tal clase
de seguidor de Cristo es capaz de mantener un sano equilibrio entre lo que es
tener poder de voluntad, por un lado, y ser humilde, por otro. El propio apóstol
Pablo fue, por cierto, tal clase de hombre.

PASO B

Si la soberbia, o la terquedad, es un problema para usted como Capellán (y hasta


cierto punto también para todos los cristianos), trate, entonces, de identificar la
causa. ¿Se debe a que han sido usted o, por el contrario, a haber sido usted
excesivamente restringido por otros?

Clave: Una persona que es soberbia debido a haber sido mimada en exceso, y
debido al desarrollo de malos hábitos, generalmente puede identificar el problema
con cierta rapidez. Esa persona sabe cuál es su problema.

Por otro lado, una persona que es soberbia debido a haber sido excesivamente
restringida o reprimida, a menudo tiene dificultad para descubrir el problema. Esto
se debe a que el comportamiento básicamente surge de motivaciones
inconscientes.

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PASO C

Procesa a resolver su problema. ¿Es usted soberbio u obstinado, debido a que


siempre se le ha dado gusto en sus caprichos? Entonces: deje de obrar en esa
forma. Se trata simplemente de eso. Permia que el Señor Jesucristo lo controle.
Estudie la palabra de Dios. Descubra lo que la biblia dice acerca de cómo ser un
cristiano virtuoso, amable y generoso, y comience a amar a los demás. Deje de
usar a los otros para sus propios fines. Permita que el Espíritu Santo a través de la
palabra de Dios, produzca el fruto de Él en la vida suya (Gálatas 5: 22-26).

Sin embargo, si su problema tiene raíces psicológicas que hacen difícil su


comprensión, quizá tenga, entonces, necesidad de la ayuda de algún Capellán
más competente, o de un consejero confiable. Puede necesitar de alguien capaz
de ayudarlo a entender por qué existe el problema, para después ayudarlo a
establecer metas que le permitan eliminar la dificultad.

Advertencia: A menudo, los que tienen problemas de esta naturaleza tienden a


racionalizar su conducta una vez que han entendido el motivo, pero continúan
viviendo vidas irresponsables; persisten en su pecado, a la par que culpan a otros
haberles creado sus problemas.

Recuerde: Dios considera a todos los hombres como responsables de sus actos,
no importa cuál sea la causa del problema. Nuestro Padre Celestial entiende y
simpatiza, pero nosotros, por nuestra parte, tenemos que empezar a actuar
responsablemente, valiéndonos de los recursos que Él provee.

Nota: Un niño excesivamente controlado, puede también desarrollar una “voluntad


débil”. En tales casos simplemente se entrega, y para el resto de su vida queda
atemorizado, con desconfianza de expresarse a sí mismo.

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10. NO IRACUNDO

Órguilos: No iracundo, no irascible, no rabioso, no furioso, no colérico, no irritable,


no furibundo, no histérico, no brusco, no violento, no exasperado, no impaciente,
no cascarrabias.

Un capellán Cristiano maduro, como hombre de Dios, no es propenso a la ira. O,


para expresarlo de otra manera, “No se enciende como un fósforo”.

Claro que la biblia en ninguna parte califica a toda clase de ira y si fuese pecado.
Pablo afirma: “Airaos, pero no pequéis…” (Efesios 4: 26). Aquí el apóstol, por
supuesto, no está alentando la “ira”; más bien, está preocupado de que cuando los
cristianos se ponen iracundos, no por eso caigan en pecado.

La ira, como el amor, forma de parte de la naturaleza de Dios mismo. Y el hombre,


que fue creado a imagen de Dios, tiene una extraordinaria capacidad para ambas
actitudes.

¿CUÁNDO ES PECADO LA IRA?

La ira es pecaminosa cuando surge demasiado pronto. Este es el concepto


implícito en la declaración que hace Pablo en Tito 1:7. Un Capellán Cristiano no ha
de ser “iracundo”, no ha de permitir que los problemas repentinamente lo
trastornen y lo hagan “salir de casillas”. Un hombre, así, “pierde la chaveta”, y es
incapaz ya de controlar su propio espíritu. Se siente fácilmente amenazado y está
pronto a la venganza. La ira es también pecaminosa cuando dura demasiado
tiempo. Por esta razón, Pablo aconseja: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el
sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”. (Efesios 4:26,27).

La ira pecaminosa es aquella que se va “incubando” y que persiste en busca de


venganza. Se caracteriza por la amargura. Es algo subjetivo y hace que el hombre
pierde el sentido de las proporciones. Lleva en sí misma el rencor y busca la
oportunidad para el desquite. Esta clase de ira conduce a “pagar mal por mal”
(Romanos 12:17).

La ira pecaminosa es también antropocéntrica. Toma la ley en sus propias manos.


Trata de hacer el papel de “Dios”. Es vengativa e impaciente. Es una reacción
egoísta, “personal”. Santiago dice que esta clase de ira “no obra la justicia de
Dios” (Santiago 1:20).

Veamos lo que nos dice Pablo. “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo
bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de

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vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos,
amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la
venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que si tu enemigo tuviere sed, dale de
beber, pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No
seas vencido de lo malo sino vence con el bien el mal”. (Romanos 12: 17-21).

En resumen, entonces, la ira es pecaminosa cuando surge demasiado pronto,


cuando es prolongada y cuando toma justicia por sus propias manos, intentando
pagar mal por mal. Esta clase de cólera refleja un estilo de vida, generalmente
acompañado por otras manifestaciones egoístas tales como “ira, enojo, malicia,
blasfemia, y palabras deshonestas”. Los cristianos tienen que “dejar todas estas
cosas”, escribió Pablo (Colosenses 3:8).

CAUSAS BÁSICAS DE LA IRA

Hay varias razones por las cuales la gente – tanto los cristianos como los que no
lo son – tienen problemas con la ira. En primer lugar, puede ser algo que han
aprendido a través de malos ejemplos. A esto se alude en Proverbios 22: 24-25.
“No te entrometas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no
sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma”.

Desafortunadamente, un niño que está expuesto a padres que tienen un genio


rápido o colérico no puede evitar esa influencia del ambiente. Tal criatura puede
estar manifestando ya la misma característica a medida que va creciendo. Al niño
al que constantemente se le grita aprende a responder a gritos, si no a sus padres,
por lo menos a otros. Esta clase de conducta se vuelve parte de su estilo general
de vida.

Una segunda causa para el genio rápido es el egoísmo. Todos conocemos ese
tipo de individuo egocéntrico y terco que ha desarrollado una modalidad de vida
que incluye, ante todo a sí mismo y, después, a unas pocas personas a las cuales
puede utilizar para sus propios fines. Si alguien se interpone en su camino, “se
sale de sus casillas”. Aún sus propios “amigos” resultan víctimas, y que nadie se le
oponga, porque entonces habrá una explosión de cólera. Tal clase de personas se
deleitan en alimentar el rencor. Buscan oportunidades adecuadas para
desquitarse, especialmente con aquel que se les “opone” o que desafía su
posición de privilegio.

Este tipo de individuo se ha vuelto la clase de persona que ahora es, primero,
debido a que todos somos susceptibles de convertirnos en eso. Nuestra

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naturaleza adámica es básicamente egoísta. Quiere salirse con la suya en todos
los casos y quiere ser el centro de todo.

Esta clase de persona iracunda frecuénteme está reflejando hábitos de vida


desarrollados desde la infancia. Un niño muy mimado, muy consentido, puede
convertirse en un adulto egoísta e iracundo. Un chico que recurre a pataletas y
berrinches para controlar a los demás, y que descubre que eso da “buenos”
resultados, posiblemente puede convertirse en alguien que recurra a pataletas y
berrinches cuando sea adulto, con los mismos fines. Puede tener una manera más
refinada de hacerlo, sin dar pataditas o tirarse al piso, pero prácticamente está
haciendo lo mismo.

Por ejemplo, Juan es una persona de esa clase. Habiendo sido un niño
consentido, es ahora un adulto consentido. Acostumbraba controlar a sus padres
mediante rabietas en público, gritando, aullando y rodando por el piso. Para evitar
este lamentable espectáculo, sus padres le daban gusto. Ahora, treinta años más
tarde, todavía hace lo mismo básicamente con su esposa, con sus hijos y con sus
amigos, con cualquiera a quien él desea controlar. A veces levanta la voz, golpea
la mesa y utiliza lenguaje abusivo. En otras ocasiones, dependiendo de las
circunstancias, se queda rumiando el problema y deja de hablar durante varios
días. Porque no hay nadie que sea lo suficientemente fuerte y valiente como para
enfrentarlo, y después poder vivir con sus reacciones volcánicas; por eso le dan
siempre gusto y deja que se salga con la suya.

Pero hay otro tipo de personalidad cuya rapidez de genio no es simplemente el


resultado de haber aprendido malos hábitos o de ser egoísta. Se trata de la
persona insegura; el hombre que se siente extremadamente amenazado. Cuando
es enfrentado por amigos o subordinados, se pone a la defensiva. Tal persona
generalmente contraataca al sentir ese tipo de inseguridad.

Este hombre se apellida Vergara. Es profesor en un colegio cristiano. Cuando


alguno de sus alumnos cuestiona su procedimiento o el contenido del mismo, le
hace “cerrar la boca” en público inmediatamente. Cuando algún colega disiente
con él en las reuniones de profesores en seguida se pone a la defensiva, lo toma
como una cuestión personal, o bien “pierde la cabeza” o si no, apela a una forma
más sutil de represaría.

Existen varias razones para esta inseguridad y para esta conducta autodefensiva.
La mayor parte sin embargo parece ser de origen familiar, es decir,
desafortunadas experiencias desde la infancia. Tenemos esa clase de persona
que siempre ha sido refrenada por los padres, el niño que nunca se sintió
victorioso. Tenemos al hombre que ha sufrido a causa de una desventaja física y

51
siempre se sintió subestimado por sus compañeros, debido a que no podía
competir deportivamente.

Está la persona que creció sintiéndose fea, con la dentadura torcida, con el cabello
indomable o con un problema de obesidad. O quizá no era intelectualmente tan
destacada como sus compañeros.

Todas estas desafortunadas circunstancias pueden conducir a sentimientos de


inseguridad e inferioridad. Es bien cierto que no todos responden a estos
sentimientos desarrollando un genio rápido, iracundo; sin embargo, algunos lo
hacen. Determinadas personas en realidad se retiran, se recluyen en sí mismas, y
evitan toda competencia. Otros, en cambio, desarrollan “seguridad”, haciéndose
especialistas en algún aspecto de la vida, y entones reaccionan
desesperadamente cuando su símbolo de seguridad es desafiado en algún
sentido.

Una cuarta causa para las tendencias al genio rápido (explosivo), al carácter
iracundo, se relaciona con los padres que no interpretan bien el desarrollo
emocional del niño. En el niño término medio, entre el tercero y el quinto mes de
vida aparecen arranques de ira. Ello es el resultado natural del desarrollo biológico
y es causado por situaciones penosas, molestas: hambre, gases intestinales,
pinchazos en algún alfiler, posiciones incómodas, pañales sucios, etc. No se trata
de una cólera premeditada o aprendida sino de algo natural. Surge rápidamente, y
rápidamente también se apacigua, si la causa de la incomodidad es eliminada.

A medida que el niño crece y se desarrolla, continúa poniéndose iracundo cuando


es incapaz de expresarse o de alcanzar aquello que desea, o cuando sus
necesidades no son satisfechas. También esto ocurre con rapidez. Una criatura
puede estar colérica, y dentro de un minuto sentirse muy contenta.

Bajo circunstancias normales un niño aprende a vencer sus tendencias iracundas


y a recurrir a maneras más sociales para alcanzar sus propósitos. Esto es
especialmente cierto cuando tiene adecuados modelos de conducta en sus
padres, quienes saben de qué manera manejar sus propios sentimientos. Aprende
a ir creciendo hacia la madurez y hacia la responsabilidad como individuo que no
hace de la ira un medio de vida.

Hay padres que interpretan mal las tendencias naturales de los niños pequeños, y
que ven en esas expresiones infantiles de cólera a través de ojos adultos, y
reprimen excesivamente los sentimientos del niño. En esa forma, los padres van a
crear un adulto colérico y que “por siempre” estará tratando de defenderse a sí
mismo contra quienes lo restringen. Ya sea en casa, en la iglesia, o en el trabajo,
todo límite tiende a frustrarlo y a provocar en él explosiones de ira.

52
Jaime es una persona así. En realidad, su padre no le permitía ni siquiera llorar,
aun siendo un niño muy pequeño. Por temor a ser castigado, Jaime aprendió a
reprimir sus sentimientos de disgusto y de cólera. Hoy es un adulto desdichado y
frustrado, siempre propenso a pelear. Cualquiera que intente corregirlo o tan
siquiera sugerirle alguna idea, Jaime responderá coléricamente.

Pero el genio explosivo, el carácter iracundo, no importa cuál sea su causa, es una
señal de falta de madurez espiritual y psicológica. Es algo que debe ser encarado.

UN PROYECTO PERSONAL

El siguiente proyecto personal tiene el propósito de ayudarle a usted a vender el


carácter iracundo.

PASO A

Desarrolle una adecuada perspectiva bíblica de la ira. Formúlese usted mismo las
siguientes preguntas, y responda con un “sí” o con un “no”. Sea lo más honesto
posible.

1. ¿Tengo la tendencia a ponerme colérico rápidamente?


2. ¿Me doy cuenta de que mis sentimientos de ira persisten y se prolongan?
3. ¿Quiero tomar la justicia por mis propias manos y desquitarme de los
demás cuando me pongo iracundo?

Si usted responde “sí” a algunas de estas preguntas, no hay duda de que está
frente a un problema de pecado en su vida. Confiese su pecado a Dios y ruéguele
el perdón mediante la sangre de Cristo (1ª Juan 1:9).

Note: Sea honesto con Dios. Si usted tiene un problema de cólera, no trate de
ocultarlo. Dígale a Dios cómo se siente, confiese que es un pecado, y ruéguele
que le ayude a vencerlo.

PASO B

Proceda a identificar la causa, o las causas de su problema de ira.

1. ¿Es debido al mal ejemplo de los padres?


2. ¿Es debido a que usted fue excesivamente mimado y se volvió así una
persona egocéntrica?
3. ¿Es debido a la inseguridad?
4. ¿Es debido a una excesiva represión en su infancia?

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Note: La mayoría de los individuos que sufren problemas de ira son víctimas de
varias de estas causas. Tal vez usted tenga necesidad de hablar con alguien
digno de confianza, alguien que le pueda escuchar objetivamente su problema y
ayudarlo a identificar las causas del mismo.

PASO C

Procesa a vencer su dificulta. Las siguientes sugerencias le pueden ayudar:

1. No importa cuál sea la causa, no culpe de su problema a otra persona.


No permita el pensamiento que usted tiene que buscar venganza. Deje
que Dios arregle las cosas.
2. Aprenda a resolver su problema a través de un enfoque racional e
inteligente. En tiempos pasados – y hasta el dia de hoy- los psicólogos
que trataban a personas afectadas por problemas de ira y agresividad, a
menudo las alentaban para que expresaran su ira en una forma no
perjudicial. Sin embargo, recientemente se a demostrado que este
método únicamente estimula el desarrollo de malos hábitos y, en realidad,
no resuelve el problema que viene desde la infancia, haciendo que un
adulto reaccione en formas pueriles. El adulto tiene que enfocar el
problema en un nivel responsable y racional.
3. Establezca metas específicas para su vida en aquellos aspectos
concretos donde usted tiene dificultad. Escriba estas metas, léalas
regularmente y pídale a Dios que le ayude a alcanzarlas.

Si usted aprendió a ponerse iracundo a través del mal ejemplo, aprenda a tomar a
Cristo como ejemplo y trate de manifestar las características propias de él. Por
ejemplo, establezca su paciencia como una meta para alcanzar en situaciones que
realmente le resultan molestas.

Si usted es una persona mimada y egocéntrica, aparte su vista de sobre usted


mismo, y póngala sobre otros. Vea qué es lo que usted puede hacer a favor de
otros, en lugar de estar pensando en qué es lo que ellos pueden hacer por usted.

Si usted se siente inseguro y fácilmente intimidado decídase a no dar una


respuesta negativa y autodefensiva cuando alguien se oponga a sus ideas,
aprenda a escuchar y formule más preguntas.

Si usted es una persona iracunda debido a su infancia excesivamente controlada,


aprenda a responder a los demás de manera positiva. No permita que
motivaciones inconscientes lo controlen y lo obliguen a contragolpear a los otros.
Replantee sus reacciones y usted descubrirá que, inmediatamente, será
recompensado con respuestas positivas por parte de lo demás.

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MEDIDAS PREVENTIVAS

Como ya se mencionó toda persona tiene la tendencia natural de ponerse


iracunda. Por lo tanto, todo individuo necesita un programa para mantener sus
emociones bajo control. He aquí, varias sugerencias:

1. Manténgase espiritualmente a tono. Evite cortar su comunión con Dios.


Mantenga su vida de oración, y escuche la voz de Dios cuando Él le
habla por medio de las Escrituras.
2. Evite encarar dificultades y situaciones tensas cuando se encuentra
física y emocionalmente fatigado.
3. Ponga en práctica un programa regular de ejercicio físico, especialmente
si usted trabaja bajo presiones y tensiones permanentes.

Nota: Las madres de familia todo el día ocupadas con los niños y quehaceres del
hogar, no son una excepción a lo expresado anteriormente.

4. Si usted es encoleriza o descontrola a causa de determinada situación y


no es capaz de enfrentar razonablemente el problema, aprenda a
expresar sus sentimientos de manera objetiva y directa. No incube
resentimientos. Exprésese.
5. Aprenda a buscar la causa de toda situación dificultosa y trate de
considerarla objetivamente. ¿Por qué ha sucedido? ¿Qué problemas
puede estar teniendo la otra persona implicada en la dificultad?
Pregúntese usted mismo qué es lo que puede hacer para convertirse en
parte de la solución en vez de ser parte del problema.
6. Finalmente, aprenda de memoria, Santiago 1: 19,20. Si la ira es un
problema en su vida, medite en estos versículos cada mañana, antes de
empezar sus actividades diarias, y después ruéguele a Dios que le
ayude a poner en práctica esta verdad: “Por esto, mis amados
hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
pardo para airarse, porque la ira del hombre no obra la justicia de
Dios” (Santiago 1: 19,20).

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10. NO PENDENCIERO

(me plékaten): Una persona pendenciera o colérica. No heridor, no violento, no


pendenciero, no camorrista, no belicoso, no peligroso, no rencilloso, no
alborotador, no quisquilloso, no desafiante, no altercador, no buscabroncas, no
bravucón, no provocador.

Un Capellán Cristiano no he de ser pendenciero. (Otras versiones bíblicas utilizan


aquí los términos “rencilloso”, Versión moderna “; “Violento” versión hispano
americana; “buscapleitos” Versión Popular; “buscador de peleas” Versión a Viva
Voz; “amigo de peleas” Versiones Dios Llega al Hombre y Dios habla hoy,
“litigiosum”: litigioso, pleitista, amigo de pleitos, lleno de pleitos, versión vulgata.

Se trata entonces, de una especie de cólera desbordante, y no sólo verbalmente si


no también físicamente. Pablo usa esta palabra en varias Epístolas (1ª Timoteo
3:3 y Tito 1: 7) y en ambos casos aparece a continuación de la frase “no dado al
vino”. Por lo tanto la relación es muy clara. Una persona que pierde el control de
sus sentidos a causa de demasiado vino, también tiende a perder el control de su
ira. Más de un alboroto ha surgido en los salones de bebida donde la gente tiene
demasiado que beber.

¿Por qué Pablo tendrá que hacer referencia a tan obvia características? ¿Acaso,
cualquier persona razonable no sabría que la violencia física es incompatible con
el carácter cristiano? La misma pregunta podría haberse hecho con respecto a
“marido de una sola mujer”. ¿No es evidente que vivir con más de una mujer es
violar el plan de Dios respecto al matrimonio?

Tales preguntas no son difíciles de responder si uno se detiene a pensar un poco


a cerca de la cultura pagana y del estilo de vida del cual salieron los cristianos del
Nuevo Testamento, al convertirse. Al escribir a los corintios, Pablo les
recomendaba: “No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni lo avaros, ni los
borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredaran el reino de Dios” y
agrega: “y esto erais algunos” (1ª Corintios 6: 9-11)

Los líderes de la época del Nuevo Testamento continuamente tenían que estar
advirtiendo en contra del peligro de permitir que características propias de un
estilo de vida pagano anterior fueran continuadas en la vida cristiana. Pablo
exhortó a los efesios y a los colosenses a que se despojaran de tales cosas y se
comportasen de una manera digna de su llamamiento de cristianos (Efesios 4: 7
Colosenses 3: 1-14).

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Por consiguiente, un Capellán Cristiano, como líder espiritual, ha de ser maduro
en el control de su espíritu humano. No sólo tendrá que ser una persona libre de
genio explosivo y de irascibilidad, sino que tampoco empleara la violencia física.

ALGUNOS EJEMPLOS BÍBLICOS

Las escrituras nos ofrecen algunas ilustraciones singulares de lo que ocurre


cuando un hombre pierde el control de este aspecto de su vida. El desagrado de
Dios es evidente, aun cuando lo sucedido tenga que ver con sus siervos más
escogidos.

CAÍN

Quizá el incidente más trágico haya ocurrido en más temprana historia de la


humanidad. Caín se puso celoso debido a que Dios recibió con mayor agrado la
ofrenda de su hermano. Lejos de conformarse a la voluntad de Dios, su ira y su
odio contra Abel- y contra Dios- culminaron en un asesinato. Como resultado de
ello, Dios castigó severamente a Caín. Aunque Dios le perdonó la vida, Caín tuvo
que sufrir la maldición, el resto de toda su vida, a causa de sus malas obras
(Génesis 4: 1-15).

MOISÉS

Moisés es uno de los más selectos siervos de Dios. Pero cayó en seria dificultad al
perder la calma y matar a un egipcio. Dios controló ésta situación pero, de todos
modos, parece ser que moisés estaba tratando de hacer justicia por su propia
cuenta. No era sensible “A los tiempos y a los sazones” establecidas por el señor,
y estaba dispuesto a convertirse en libertador por cuenta propia, anticipándose a
los tiempos determinados por Dios (Hechos 7: 20-29).

Es evidente que Moisés nunca pudo dominar completamente ésta tendencia a


lanzarse a la acción cuando se ponía iracundo. Después de haber recibido en la
montaña los Diez Mandamientos de parte de Dios, al ver a el pueblo dedicado a la
idolatría, es un acceso de ira, arrojó las tablas de tierra despedazó (Éxodo 32:19).

Pese a todo, Dios apreciaba a Moisés. De manera que repuso las tablas (Éxodo
34:1) pero, en otra ocasión, poco antes de que Dios introdujera a Israel en la tierra
prometida, Moisés desobedeció al Señor golpeando dos veces la roca para que
surgiera agua, en vez de hablarle a la roca como Dios le había ordenado. En
consecuencia Dios disciplinó a Moisés, su siervo escogido, no permitiéndole entrar
en la tierra prometida (Números 20:1-13).

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Una vez más, Moisés había permitido que su ira se expresara sin la aprobación
divina. Nuevamente tomó las cosas por su propia cuenta. En realidad, habló como
si el surgir el agua dependiera de él mismo (20: 10) Y esta vez, a la vista de todos,
Dios los castigó. Moisés había actuado ante el pueblo en forma equivocada, y
Dios no permitió que esto quedara sin ser corregido, aunque ello significara
disciplinar al hombre a quien Él había permitido entrar en su misma presencia.

PEDRO

Encontramos a Pedro, un hombre agresivo e impetuoso que tomaba las cosas por
su propia cuenta. Se había jactado de su valentía para no abandonar nunca al
Señor. Y para cubrir las apariencias, cuando los soldados llegaron para arrestar al
Señor Jesús, sacó su espada y atacó a Malco. Erró su golpe al cuello y así le cortó
una oreja. Jesús ordenó a Pedro que volviera la espada a su lugar. Públicamente
desconcertado, Pedro se puso furioso, y huyó hacia las sombras de la noche y,
más tarde, negó al Señor tres veces (Juan 18: 1-27).

Hay abundante evidencia bíblica como para demostrar que a Dios le desagrada la
violencia física. Cierto es que, en determinadas ocasiones, Dios usó
concretamente a los mismos hijos de Israel para juzgar a las naciones impías. Sin
embargo, Dios desaprueba la ira descontrolada y surgida de actitudes de
venganza personal. De hecho, el señor Jesucristo estableció el más elevado
modelo para las relaciones personales, jamás escuchado por el hombre, al decir.
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra” (Mateo 5:38,39).

ALGUNAS APLICACIONES PARA ESTE SIGLO

Es interesante observar cómo las demandas culturales hacen cambiar la conducta


humana. Quizá una cultura influida por el cristianismo sea el ejemplo más
significativo.

Consideremos la cultura de nuestro tiempo presente. Históricamente, el empleo de


la violencia física en perjuicio de otros seres humanos ha sido, por lo general,
condenado, tanto por las leyes del país como por la conciencia individual. Nuestra
conciencia social experimenta repulsión ante actos como abusar de los niños,
golpear a la esposa, y todo comportamiento antisocial. Incluso la brutalidad policial
en perjuicio de delincuentes ha llegado a ser tema de discusión.

Lamentablemente, el cambio general respecto a los valores morales que ha


afectado nuestra cultura, en las últimas décadas, está, también, afectando
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nuestras actitudes hacia la violencia. Indudablemente, llegará el día cuando
nuestra conciencia social que, históricamente ha estado influido por la ética
cristiana, quedará desvirtuada a tal punto que será poco el dolor emocional que
experimentemos en relación con la violencia física en perjuicio de otros seres
humanos. Pese a todo, podemos agradecer a Dios que, como pueblo, por lo
general nuestra conciencia se conmueve ante las actitudes de violencia.

Sin embargo, en lo más profundo el hombre ha cambiado. Puede estar


condicionado culturalmente en contra de ciertas actitudes y procedimientos, pero
sometido a presión o personalmente amenazado, en nuestra cultura, el abuso
verbal puede ser un medio aún más eficaz de perjudicar a otros.

Recuperarse de magulladura y hasta de huesos fracturados es mucho más fácil


que recuperarse de una mala reputación o de un corazón dolorido.
Desafortunadamente, algunos cristianos han desarrollado el arte del ataque
verbal. Y lo que esto hace todavía más trágico es que tal actitud está disimulada
bajo el disfraz de preocupación personal. Tiene un cierto sabor espiritual eso de
compartir pedacitos de chismes en el contexto de la oración. Por ejemplo, decir así
como: “No se comente a nadie, pero…”

“Engañoso es el corazón – afirma Jeremías – más que todas las cosas, y


perverso; ¿quién lo conocerá?” (17:9). Sí, ¡aún el corazón del cristiano! Las
murmuraciones y la maledicencia, especialmente cuando está disfrazada de
preocupación espiritual, es la más peligrosa modalidad del espíritu pendenciero en
el siglo presente.

Sin embargo, hay otra aplicación que debemos considerar. Se trata de la disciplina
a los niños. Ciertamente la biblia habla de la disciplina: Pero ésta siempre tendrá
que ser administrada con amor. Nunca debe ser utilizada como válvula de escape
para la hostilidad. ¡Cuán fácil es racionalizar nuestra conducta, esgrimir una vara
cuando estamos alterados y fuera de control y, después, decirnos cuando se
encuentra colérico por causa justificada!

UN PROYECTO PERSONAL

El proyecto destinado a vencer el carácter iracundo es aplicable, también, para


controlar la conducta pendenciera. Tenemos aquí varias sugerencias para encarar
el problema.

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PASO A

Averigüe si usted no ha desarrollado formas sutiles de perjudicar al prójimo, aún


sin recurrir al ataque físico. Hágase las siguientes preguntas:

1. ¿Con cuánta frecuencia hablo acerca de los problemas de otras


personas?
2. ¿Con quién comparto ésta información?
3. ¿Con cuánta frecuencia repite información acerca de alguna persona en
especial?
4. ¿Qué clase de reacción emocional tengo cuándo hablo acerca de los
problemas de alguien?
5. ¿Habla usted a menudo acerca de otros y lo hace con otras personas?
¿Tiende a repetir asuntos en relación con alguna persona en especial, y
disfrutan hacer tal cosa? Si es así, lo más probable es que usted este
tratando de desquitarse con alguien. En ese caso, usted está utilizando
una modalidad más aceptable culturalmente de conducta pendenciera,
pero, igualmente, está golpeando.

PASO B

Asegúrese de estar siendo un enfoque bíblico al tratar los casos de ofensa y de


perdón personales. Estudie cuidadosamente Mateo 5: 21-24; 18: 15-17, 21-22.

PASO C

Una vez que usted haya identificado los focos de resentimiento que hay en su
propia personalidad, procesa a encararlos. Puede seguir el siguiente orden

1. Confiese su pecado a Dios.


2. Ruéguele ayuda a Dios para resolver su problema.
3. Escriba algunas metas específicas que le ayuden a vencer su dificultad.
Por ejemplo: “No hablarás acerca de (Jaime o de Juana, etc) de una
manera despectiva”. O esto otro: “Hablaré personalmente con (Jaime o
Juana) a cerca del problema que tienen ellos. Si ellos me ofenden,
trataré de entenderme hablando con ellos cara a cara en vez de
desquitarme con chismes”.
4. Si usted ha perjudicado la reputación de alguien, pídale que lo perdone.

PASO D

Si usted tiene un problema serio y persistente a causa de la ira y la pérdida de


control emocional y físico, y no ha sido capaz de solucionar eso mediante las
sugerencia anteriores, busque, entonces, la ayuda profesional de algún psiquiatra

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o psicólogo cristiano. Tal vez, usted tenga necesidad de que alguien le ayude a
analizar el problema y a encontrar la solución.

Advertencia: No espere que otro le resuelva el problema. Lo que pueden hacer


los demás es ayudarle. Pero es usted quien tiene que tomar la iniciativa y llegar a
ser una persona madura en Jesucristo, no importa lo difícil que ello pueda ser.

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12.APACIBLE

(Ámajos- on): Pacífico, sosegado, moderado, bondadoso, amable, indulgente,


considerado, modesto, apacible, humano, afable, agradable, bonachón, sereno,
quieto, ameno, manso, tranquilo, reposado, dulce, suave, bondadoso, benigno,
pendenciero, no litigioso.

Tomás es un hombre de negocios inteligente, emprendedor y exitoso. Es director


de su propia empresa pequeña… y las cosas le marchan bien, muy bien. Le gusta
ser jefe. Su personal, relativamente poco, trabaja duro para cumplir las órdenes de
él.

Hace seis meses, Tomás fue elegido en su iglesia para que sirviera como anciano,
pero había algo respecto a él que nadie realmente conocía. Mientras él era quien
daba las órdenes y tomaba las decisiones, se mostraba feliz, cordial y cooperador.
Pero cuando tuvo que ser simplemente uno entre iguales, eso ya fue algo
completamente diferente.

Para sorpresa general, Tomás parecía adoptar siempre el punto de vista contrario
al de todos los demás componentes de la junta. Si se trataba de una idea suya,
bien. Pero si las ideas procedían de otra persona, nunca parecía estar muy
entusiasmado. En realidad, se esforzada por encontrar razones para demostrar
que tal idea no era viable.

No es necesario decir que Tomás, literalmente, destruyó la unidad de este grupo


de hombres. Su actitud y su conducta contenciosa se convirtieron en un obstáculo
casi invencible, que impedía lograr el consenso. En cada caso obligaba a recurrir a
una votación que, por lo general, resultaba de 8 contra 1, adversa para Tomás.

¿QUÉ ES LA PUGNACIDAD?

La palabra griego (Ámajos): Cuando se traduce como no pendenciero, no


litigioso, no contencioso, es usado solamente dos veces en el Nuevo Testamento:
en la lista de cualidades requerida de un anciano en 1ª Timoteo 3 y en Tito 3:2. El
contexto en el cual es usada en 1ª Timoteo 3, es, por supuesto, muy significativo.
Un líder espiritual no tiene que ser “dado al vino…sino amable…apacible…no
pendenciero (contencioso)”. La versión popular dice: “no debes ser borracho ni
buscapleitos…”.

En Tito 3:2 hay un contexto similar. Aquí, sin embargo, Pablo está hablando
acerca de los cristianos en general. El apóstol exhorta a Tito para que les
recuerde que “se sujeten a los gobernadores y autoridades, que obedezcan, que

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estén dispuestos a toda buena obra, que a nadie difamen, que no sean
pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los
hombres”. La versión lo expresa así: “recuérdales que se sometan al gobierno y a
las autoridades, que les obedezcan y que estén dispuestos a hacer cualquier cosa
buena. Que no hablen mal de nadie, que sean pacíficos y bondadosos, mostrando
humildad de corazón en su trato con la gente”.

Es interesante notar que Pablo incluye a toda la humanidad, abarcando reyes,


autoridades y todos los hombres. Y no excluye a ningún cristiano. “Esto habla, y
exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie” (Tito 2:15).

Una persona contenciosa es la que lucha, compite y polemiza con otros. Este era
el problema de Tomás. No podía tolerar la competencia. Él siempre estaba contra
todos los demás. No estaba dispuesto a transigir. ¡O se cumplía su gusto, o no se
cumplía el de ninguno! En su propia empresa él podía salirse con la suya. Y esto,
ni siquiera era sospechado por los de afuera. Él era la única autoridad y todos los
demás se inclinaban ante sus exigencias. Al fin y al cabo era él quien pagaba los
sueldos, y sus empleados sabían bien que podían ser remplazados y perder, así,
su trabajo. En realidad, los que accedían a trabajar para él, más bien disfrutaban
de esta posición dependiente. De todas maneras, Tomás era el responsable y no
ellos.

Pero el concepto bíblico de liderazgo en la iglesia, es completamente ajeno a tal


clase de procedimiento. Aquel que es “mayor” es también el “siervo” (Mateo
23:11). No tiene que haber un personaje autoritario dirigiendo todo el asunto.
Dirigentes sí, pero formando un conjunto, un equipo. Alguien que pueda dedicar
más tiempo y esfuerzo y que hasta sea remunerado económicamente, sí, ( 1ª
Timoteo 5:17,18), pero entre iguales.

¡Tomás era litigioso! Por cierto que no se trataba de un cristiano maduro y,


evidentemente, estaba descalificado para ser líder espiritual en la iglesia o en su
mismo hogar. A pesar de ser un hombre exitoso en sus negocios en los que se
refería a ganar dinero, Tomás era un completo fracaso en aquellas cosas
realmente importantes.

UN ENFOQUE POSITIVO

Cuando se trata del Cuerpo de Cristo, en funciones no hay concepto bíblico más
importante que el de la unidad. ¡Y ninguna otra preocupación era mayor que ésta
en el corazón del propio Señor Jesucristo! Sabiendo que rápidamente se acercaba
el momento cuando tendría que completar la obra que había venido a cumplir en

63
el mundo, Jesús oró fervorosamente rogando al Padre a favor de sus discípulos, y
también de nosotros:

“ Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en
mi por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y
yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú
me enviaste… yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para
que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como
también a mí me has amado” (Juan 17: 20,21,23).

La unidad en el Cuerpo de Cristo demuestra al mundo la deidad de Jesucristo y la


unidad que Él tiene con Dios el Padre. Esto comunica la esencia misma del
cristianismo: “ que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2ª
Corintios 5:19).

Dios se agrada especialmente con aquellas personas que se esfuerzan por crear
unidad. “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de
Dios” (Mateo 5:9).

Probablemente, no hubo concepto alguno que ocupara tanto el pensamiento del


apóstol Pablo como el concepto de la unidad y la identidad.

Escuchemos las palabras de los romanos: “Unánimes entre vosotros; no altivos, si


no asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión”
(Romanos 12:12). “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz
con todos los hombres” (12:18). “Así que, sigamos lo que contribuya a la paz y la
mutua edificación” (14:19). “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os de
entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que, unánimes a una voz,
glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”(15:5,6).

Pablo, igualmente, muestra esa inquietud primordial al iniciar la sección practica


de su carta a los Efesios:” yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como
es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad u
mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos
en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz”. (Efesios 4:1-3).

Y a Timoteo, Pablo le escribe: “Pero desecha las cuestiones necias e insensatas,


sabiendo que engendran contiendas. Porque el ciervo del señor no debe ser
contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con
mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se
arrepientan para conocer la verdad”. (2ª Timoteo 2:23-25).

64
¿CUÁL ES LA CAUSA DE LA PUGNACIDAD?

Las personas contenciosas- las que continuamente están iniciando las polémicas,
tendencias y disputas- son, por lo general, personas egoístas y celosas. Obran a
impulso de la sabiduría terrenal.

Santiago habla categóricamente respecto a este problema: “pero si tenéis celos


amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis, contra la
verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal,
animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y
toda obra perversa”. (Santiago 3:14-16)

En contraste, el mismo apóstol también describe los resultados de la sabiduría


celestial: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacifica, amable, benigna, llena de misericordia y buenos frutos, sin incertidumbre
ni hipocresía” (3:17).

Las personas litigiosas, frecuentemente, son las que se sienten inseguras. La


inseguridad impulsa a los individuos en dos direcciones. Algunos se recluyen en sí
mismos y se retiran. Rara vez abren la boca y se abstienen de toda clase de
competencia.

En otros casos, se vuelven personalidades tiránicas y autoritarias. Ocultan su


inseguridad controlando a los demás. No puede aceptar la derrota; ésta les causa
terror, y por eso se vuelven ganadores. Se esfuerzan más allá de sus
posibilidades, y después luchan como locos para permanecer en la cumbre.
Cuando su posición es amenazada en alguna manera son capaces de recurrir
incluso, a tácticas no cristianas ante el temor al fracaso.

Esta clase de hombre, frecuentemente, derriba a otros para elevarse él. Se


convierte en víctima de un sutil y a veces inconsciente egoísmo, que se refleja en
toda una variedad de formas: autoritarismo, disputas, contiendas, murmuraciones,
calumnias, críticas mordaces, maldiciones y hasta violencia física.

Los dirigentes cristianos que tengan tal problema son particularmente peligrosos.
Tienen la tendencia de racionalizar su actitud, e incluso llegan a usar la palabra de
Dios como arma para lograr sus fines egoístas. Ellos interpretan la Biblia a través
de su propio filtro psicológico. Se aprovechan de su posición espiritual, y empiezan
a señorear sobre los demás (1ª Pedro 5:3)

Si alguien resiste sus tácticas autoritarias, rápidamente reprimen y controlan la


conciencia de su opositor con versículos, tales como: “Obedeced a vuestros
pastores y sujetaos a ellos” (Hebreos 13:17).

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También está la persona amargada, el individuo que ha permitido que “el sol se
ponga sobre su enojo”. Es el que en su vida ha “dado oportunidad al diablo”
(Efesios 4:26,27), y este espíritu de amargura, que puede haber empezado con
una o dos personas, ha llegado a generalizarse abarcando a casi todas las
personas, incluso a él mismo. Esto se refleja en una pugnacidad general, es una
agresividad que afecta a muchas personas.

El autor de la Epístola a los Hebreos habla a si de este problema: “Seguid la paz


con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que
alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura,
os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (12:14,15).

UN PROYECTO PERSONAL

El siguiente proyecto personal tiene el propósito de ayudarle a usted a vender el


elemento contencioso de su personalidad.

PASO A

Intente identificar la causa, o causas, de su problema. Formúlese usted mismo las


siguientes preguntas, y lea que acompaña a cada pregunta. Estos relatos tienen el
propósito de facilitar la identificación de su problema:

1. ¿Soy litigioso debido al egoísmo o a actitudes de celos?

Pablo era hijo único. Siempre se salía con la suya en todo cuanto deseaba. Ya
desde muy niño se ofendía si alguien intentaba hacerle competencia. Hasta
donde él puede recordar, siempre manejó y utilizó a los demás para alcanzar
sus propios fines.

2. ¿Soy litigioso debido a un sentido de inseguridad?

Jaime era uno de varios hijos de la familia tenia un hermano mayor y dos
hermanas. Era un niño normal, de inteligente promedio agradable, no muy
atleta. Pero su hermano mayor era un genio en casi todos los aspectos, en
esto había salido al padre, quien siempre favoreció a su hijo mayor a expensas
de Jaime. De modo que éste estaba obligado a competir con él en todos los
aspectos. Si se retiraba, era víctima de burlas y de bromas continuas.

Al ir haciéndose mayor, Jaime aprendió que mediante verdadero esfuerzo y


perseverancia, podía conseguir casi cualquier cosa. Al mismo tiempo, la
capacidad natural de su hermano mayor para lograr éxito se fue deteriorando a
causa de la pereza y, así, Jaime, lo dejó atrás en casi todos los aspectos.

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Finalmente, él obtuvo el aplauso y la admiración de su padre y de muchas
otras personas.

Lamentablemente, éste enfoque de la vida a llegado a ahora a convertirse para


Jaime en un patrón habitual. De hecho, él no puede sentirse seguro, a menos
que siempre gane todas las discusiones, tiene que tener la palabra final, tiene
que ver que sus ideas son aceptadas.

3. ¿Soy litigioso a causa de una raíz de amargura?

El padre de Juan era alcohólico. Hasta donde él puede recordar, su papá


maltrató a la madre de él y a los otros hijos. Recuerda haber experimentado
enojo y sentimientos amargos para con su padre. En realidad, hoy Juan se
siente enojado con casi todo el mundo.

En consecuencia, siempre está hiriendo los sentimientos de alguien con


observaciones ofensivas y con actitudes y expresiones de rechazo.

PASO B

Una vez que usted sienta que entiende la causa de su problema, inicie el proceso
de cambio. Comience confesándolo primero a Dios, y después a aquellos a
quienes usted haya ofendido. Si ha ofendido a la iglesia local a la que usted
pertenece, confiese su pecado al cuerpo como un todo, y ruegue que lo perdonen
y ore, de tal manera que usted pueda cambiar sus actitudes y su conducta.

PASO C

Ponga por escrito metas específicas que se relacionen con sus propios problemas
específicos con personas específicas. Lea todos los días esas metas. Úselas
como ruegos personales en la oración.

Si usted es un elemento litigioso en su familia, tal vez sería conveniente que


escribiera algo así: “No empezaré ninguna disputa cuando estemos comiendo a la
mesa. Escucharé lo que los demás digan, sin por eso disentir inmediatamente con
nadie”.

PASO D

Si su problema persiste o si usted tiene dificultad de identificar el origen de él,


busque al ayuda de algún psicólogo cristiano y sométase a algunos test
psicológicos que le ayuden a entender los conflictos de su propia personalidad.

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13. NO CODICIOSO DE GANANCIAS DESHONESTAS

(Me aisjrokerdés): No amigo de sórdida ganancia, no amador (codicioso) de


torpes ganancias, tacaño. Debe ser sin avaricia, sin tacañería, sin mezquindad, sin
codicia, sin usura, sin ambición, sin egoísmo, sin miseria, sin rapacidad.

(aisjrokerdés): extremadamente avaro o ambicioso de bienes materiales.

EL DINERO NO ES MALO

Es necesario dejar en claro que el dinero en sí mismo no es malo. La biblia no dice


que el cristiano tiene que ser “libre del dinero”, sino más bien “libre del amor del
dinero”. Es un asunto de prioridades porque el Señor Jesús dijo: “Más buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas (alimentos y dinero) os
serán añadidas” (Mateo 6: 33). El hombre que “ama el dinero” hace “tesoros en la
tierra” en vez de hacerlos “el cielo” (Mateo 6: 19,20). Y el Señor Jesús advirtió
“Porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón” (Mateo 6:21).

Por lo tanto, la biblia está refiriéndose al estilo de vida de una persona que tiene
mente terrenal, y al de otra que muestra mentalidad celestial. Esta vida presente,
sus posesiones mundanales, sus actividades y sus ventajas son, para muchos,
más importantes que la vida eterna. Hay una permanente búsqueda de más y más
cosas. El egoísmo y el orgullo dominan, y por eso las Escrituras nos advierten:
“Sean vuestras costumbres sin avaricias, contentos con lo que tenéis ahora; por él
dijo: no te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).

UNA TENDENCIA HUMANA

El problema de olvidarse de Dios cuando los asuntos terrenales marchan bien, no


es asunto nuevo. Los hijos de Israel enfrentaron esta tentación cuando iban a
entrar en la tierra prometida. Moisés les advirtió con la debida antelación que tal
tentación se presentaría: “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra
que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades buenas y
grandes que tu no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tu no llenaste, y
cisternas cavadas que no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que
comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de
Egipto, de casa de servidumbre” (Deuteronomio 6: 10-12).

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Nuevamente, Moisés advirtió: “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios para
cumplir sus mandamientos… y digas en tu corazón mi poder y la fuerza de mi
mano me han traído esta riqueza” (Deuteronomio 8: 11,17).

El más trágico de los epitafios que registra el Antiguo Testamento, lo tenemos en


el Libro de Jueces, después que los hijos de Israel habían entrado en la Tierra
Prometida. Pese a las advertencias de Moisés, cuando ya Josué se había retirado
de la escena, leemos estas palabras casi increíbles: “Y se levantó de ellos otra
generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel…y
dejaron a Jehová y a adorar a Baal y a Astarot” (Jueces 2: 10,13).

Los cristianos necesitaban aprender esta lección básica de Israel. Las bendiciones
de Dios pueden convertirse en una maldición material. Podemos olvidarnos de
aquel que nos las concedió. Tal es la tendencia humana verificada a través de
toda la historia. Podemos quedar tan envueltos en el aspecto material de la vida,
que lleguemos a perder la perspectiva espiritual. El dinero puede volverse un fin
en sí mismo, más que un medio para fines espirituales.

Un Capellán Cristiano maduro es alguien que ha sabido mantener un adecuado


equilibrio. Es alguien que está libre del amor al dinero.

UN SÍMBOLO DEL STATUS

El materialismo no es sólo una tendencia humana, sino que, además, es un


símbolo del status en la mayor parte de las culturas. Una persona puede iniciarse
en la vida relativamente con poco. Pero, a medida que acumula cierto grado de
riqueza, pronto descubre que con ella puede hacer algo más que comprar
alimento y ropa. Llega a saber que “el dinero habla”. El dinero atrae amigos,
otorga poder, status y seguridad.

Es evidente que todos nosotros necesitamos dinero para existir. Es una necesidad
cultural, sociológica. Cierta suma es necesaria para nuestra seguridad. Pero
cuando nos dedicamos a hacer dinero con propósitos egoístas, con fines de alagar
nuestra propia vanidad, entonces estamos edificando sobre fundamentos
inseguros. Y los amigos que son amigos debido a nuestro dinero, de ninguna
manera son amigos.

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UNA PROFUNDA NECESIDAD PSICOLÓGICA

Por extraño que pudiera parecer – y aun así no tan extraño -, algunos cristianos
tienen un problema con el desordenado deseo de dinero, y de cosas materiales,
debido a que cuando eran niños fueron privados de muchas cosas. No les fue
posible tener aquellas cosas o hacer aquellas cosas, que todos, alrededor de
ellos, tenían o hacían.

Por su puesto, esto es un problema que tiene relación con la cultura. Las
necesidades básicas del hombre son simples. Pero la cultura ha complicado
aquello que nosotros sentimos necesario, y esto es cierto por naturaleza respecto
a los niños, aunque también lo es con respecto a los adultos. No podemos ignorar
tales sentimientos. Son reales. Sentirse privado, en realidad no es algo fingido,
algo de la imaginación.

Se necesita sabiduría para lograr un equilibrio en nuestra cultura materialista.


Darles demasiado a los niños crea problemas, pero privarlos de lo que es normal,
también los crea. En la práctica, da resultados contraproducentes si tratamos de
enseñar a un niño a no volverse materialista, privándolo de cosas materiales que
están a disposición continua de sus compañeros. Esto, sólo sirve para crear una
sed insatisfecha y creciente de cosas materiales.

Este fenómeno es cierto con respecto a cosas pequeñas. Por ejemplo, el caso de
la goma de mascar. Algunos padres deciden no permitir que sus hijos hagan uso
de ella. Clasifican tal costumbre como un hábito nocivo y establecen cierto castigo
para el niño, incluso por sólo pedir esa golosina. Nunca la tienen en la casa ni
permiten que los niños la compren.

¿Qué es lo que sucede en tal situación? Los niños, naturalmente, aprenden a no


pedir en casa goma de mascar. Pero pueden desarrollar un insaciable deseo de
masticarla, especialmente si sus amiguitos lo hacen y, además, están viendo una
insistente publicidad en televisión. De hecho, esto puede convertirse para ellos en
una obsesión.

En el caso del que hablamos antes, cada vez que los niños estaban lejos de sus
padres, les pedía goma de mascar a sus amiguitos o a otras personas, pero tenían
mucho cuidado de deshacerse de ella antes de llegar de regreso a casa, por temor
de ser castigados.

El mismo fenómeno psicológico ocurre con otros aspectos que algunos creyentes
califican como actividades cuestionables para un seguidor de Cristo. Por convertir
en un enorme problema, por ejemplo, el ir a ciertos lugares o el hacer ciertas
cosas, lo que logran es crear el deseo de hacerlas a escondidas.

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Lo mismo sucederá cuando se priva excesivamente a un niños de las cosas
materiales: puede terminar haciéndose demasiado materialista, sino de hecho, por
lo menos de corazón.

CRISTIANOS PEREZOSOS

La biblia es un libro maravillosamente equilibrado. También tiene algo que decir al


cristiano perezoso, del que se aprovechan los otros. Por eso Pablo exhorta: “Si
alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre
vosotros andan desordenadamente, no trabajando nada, sino entreteniéndose en
lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que
trabajando sosegadamente, coman su propio pan” (2ª Tesalonicenses 3:10-12).

Hay quienes se jactan de su pobreza. Tratan de justificar su pobreza, basándose


en que no aman el dinero. Es claro que esto no es lo que el Señor tenía en mente.
El hombre, por orden de Dios, tiene que ganarse el sustento “con el sudor de su
frente” (Génesis 3:17-19).

UNA TENTACIÓN ESPECIAL PARA EL LÍDER ESPIRITUAL

La Biblia deja en claro que los líderes espirituales se enfrentarán con tentaciones
particulares en lo relativo al dinero. Por eso, Pablo, al especificar las cualidades
que no debían tener los ancianos de Creta, dijo que ellos tendrían que ser
hombres “no codiciosos de ganancias deshonestas” (Tito 1:7). Y Pedro
exhortó a los ancianos de varias iglesias con estas palabras: “apacentad la grey
de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto” (1ª Pedro
5:2).

El mundo del Nuevo Testamento estaba lleno de hombres impulsados por


motivaciones deshonestas. Pablo los clasificó como “contumaces, habladores de
vanidades y engañadores”, hombres que estaban “enseñando por ganancia
deshonesta lo que no conviene” (Tito 1:10,11).

Sin embargo, debe quedar bien claro que la voluntad de Dios es que los dirigentes
espirituales sean protegidos económicamente. Pablo, al escribirle a Timoteo, le
dice: “los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor,
mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” (1ª Timoteo 5:17). Aquí, el
apóstol se está refiriendo, obviamente, a una remuneración material. También a

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los corintios les aclaró que aquellos que proclaman el evangelio “vivan del
evangelio” (1ª Corintios 9:14).

Algunos han interpretado erróneamente la actitud de Pablo, cuando éste rehúsa


recibir dinero, entendiendo que esto implica que los cristianos deben dedicarse
siempre a “hacer tiendas” y a sostenerse a sí mismos. Esto equivale a interpretar
pesimamente la intención de Pablo y su enfoque total, respecto al sostenimiento
económico. Es cierto que el rehusó algunas veces tal apoyo, pero en otras
ocasiones lo recibió abiertamente (Filipenses 4:15,16).

Cuando se negó, por lo general fue debido a que quería asegurarse de que los
paganos no interpretaran mal sus intenciones. Fue muy cauteloso para no
aparecer como asociado con los falsos maestros que se aprovechaban
económicamente del pueblo. Además, el apóstol estaba muy preocupado por
hacer saber a la gente que el evangelio era gratuito. Y con frecuencia trabajó
hasta más de lo necesario para dar, así, un buen ejemplo en este sentido (2ª
Tesalonicenses 3: 7-9).

En general, la lección es clara. Los líderes espirituales tienen que ser prudentes,
cautelosos. Tristemente, también este siglo está lleno de “religiosos”
aprovechados. Hasta entre los cristianos evangélicos hay quienes abusan
económicamente de sus hermanos. Son los que apelan a tácticas culposas, a
mentiras blancas, y a indirectas e insinuaciones “no se preocupen por mí”, para,
en esta forma, recibir algún dinero. Cuando esto sucede es trágico, tal actitud los
descalifica por completo a los ojos de Dios para ser cristiano, dado que ellos son
“codiciosos de ganancias deshonestas”.

Es necesario, también, decir algo en otro sentido. Muchos creyentes en Cristo son
notables, en especial por abusar de los líderes cristianos que sirven en distintitas
funciones, y que obtienen su sustento como resultado de una dedicación exclusiva
al ministerio. Aquellos piensan, por alguna razón, que al pastor o al misionero no
se les debe pagar tanto como al trabajador promedio.

Algunos llegan al punto de pensar que un dirigente espiritual debe servir sin
remuneración alguna. Numerosos líderes cristianos han sufrido la experiencia de
llegar al momento en que aquello que reciben por su ministerio, apenas si alcanzo
para los gastos de viaje.

Esto, naturalmente, es tan injusto y pecaminoso como aquello que el dirigente


espiritual sea “codicioso de ganancias deshonestas”. Ambas prácticas violan por
igual la Palabra de Dios.

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Aunque Pablo recordó a los ancianos de Éfeso que él no había codiciado “ni plata,
ni oro, ni vestido de nadie” (Hechos 20: 33), también dijo en varias ocasiones que
“digno es el obrero de su salario” (1ª Timoteo 5:18; 1ª Corintios 9:9-11).

UN PROYECTO PERSONAL

El siguiente proyecto tiene el propósito de ayudarle a usted a evaluar sus


motivaciones con respecto al dinero y a las cosas materiales.

PASO A

Siéntese y haga una lista de aquellas cosas que son más importantes en su vida.
Sea honesto. Enumere las cosas que aparecen primero en su mente.

Advertencia: Usted puede encontrar que hay otras cosas que vienen a la
superficie y que son tan malas como el amor al dinero.

PASO B

Reconsidere sus prioridades a la luz de los valores bíblicos. ¿Dónde está su


corazón? ¿Qué es lo que más lo impulsa a usted? ¿Qué es lo que usted está
haciendo con su dinero? ¿Puede usted justificar sus gastos a la luz de los valores
eternos? ¿Cuánto está dando usted para causas dignas?

Lea cuidadosamente los siguientes pasajes de la biblia, para ayudarse a reordenar


sus prioridades: Mateo 6:19-34; 1ª Timoteo 6:6-10; Proverbios 15:27; Proverbios
23:4,5; Eclesiastés 5:10; 2ª Corintios 8:9.

PASO C

A la luz del presente estudio y su evaluación, establezca metas específicas para


su vida en lo relativo a asuntos de dinero. Nadie puede decirle a usted
específicamente lo que debe hacer, excepto Dios. Sin embargo, estos principios
bíblicos le darán orientación.

1. El “amor al dinero” es malo; es decir, valorar las cosas materiales por


encima de las espirituales; acumular dinero para ganancia exclusiva y
ventajas personales.
2. Obtener dinero mediante recursos engañosos, o deshonestos, es violar
las leyes de Dios.
3. Utilizar el dinero para reforzar es status y el poder personal, es hacer un
uso egoísta de las posesiones.

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4. Todo cristiano tiene que ofrendar con regularidad y proporcionalmente a
la manera como Dios lo ha prosperado.
5. Los cristianos deben utilizar sus recursos materiales para cuidar de
otros hermanos que sufren necesidad.
6. Los cristianos no deben ser ni perezosos ni irresponsables, viviendo a
expensas de otros. Esto es pecado.

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14. AMABLE

(Ámajos-on): Pacífico, sosegado, no pendenciero, bondadoso, amable,


indulgente, considerado, afectuoso, complaciente, cortés, sencillo, atento,
sociable, afable, benigno, cariñoso, cordial, educado, gentil, servicial, amigable,
solícito, simpático, encantador, humado, accesible, apacible.

“Bienaventurados los mansos de corazón, porque ellos recibirán la tierra por


heredad” (Mateo 5:5). Estas fueron las palabras del Señor Jesús cuando
enseñaba a las multitudes.

Una persona apacible, o mansa, refleja actitudes que, en realidad, son


exactamente opuestas a las cualidades negativas que acabamos de ver. Pablo
nos está diciendo que, por contraste, un Capellán Cristiano, y un cristiano en
general, apacible no es ni contencioso ni pendenciero, no es ni litigioso ni
iracundo. Más bien, tal clase de cristiano, tiene un carácter sereno, que se
distingue por su mansedumbre, paciencia y bondad.

La palabra “apacible” está usada aquí para representar varios vocablos griegos,
todos los cuales tienen básicamente el mismo significado: en la versión popular:
“bondadoso, pacifico”. En la versión hispano-americana: “amable”. Estas palabras
son usadas en la biblia para describir cual debe ser nuestra actitud y nuestro
comportamiento frente a varias circunstancias y ante diversos tipos de personas.

¿APACIBLE PARA CON QUIÉN?

1.Tenemos que ser apacibles con los no cristianos. En sus cartas tanto a
Timoteo como a Tito, Pablo instruye a los creyentes para que demuestren una
actitud bondadosa, y esto no sólo a hacia otros cristianos sino también hacia los
incrédulos. Al escribir a Tito, el apóstol nos dice que debemos ser “amables,
mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres” (3:2). A continuación,
Pablo explica por qué: “Porque nosotros éramos también en otro tiempo
insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites
diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y aborreciéndonos unos a
otros” (3:3).

Pablo recuerda, después a esos cristianos del Nuevo Testamento, que aquello
que nos salvó fue “La bondad de Dios nuestro Salvador y su amor para con los
hombres” – no las “obras de justicia” hechas por nosotros – conforme a “su
misericordia” Cristo Jesús. (Tito 3:4,5). En otras palabras – exhorta Pablo –
mostrad la misma bondad y misericordia hacia los no creyentes que Dios ha

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mostrado para con nosotros cuando Él os salvó. Sed pacientes con las debilidades
de ellos así como el Señor ha sido con las vuestras.

También, al escribir a Timoteo, el apóstol recomendó, que el cristiano debe ser


“sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les
conceda que se arrepientan para conocer la verdad…” (2ª Timoteo 2:24,25).

Pablo ilustra en su propia vida esta característica – y también en la de Silvano y en


la de Timoteo – cuando al escribir a los Tesalonicenses les dijo: “… fuimos tiernos
entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos” (1ª
tesalonicenses 2:7).

Allí, en aquella comunidad pagana, esos líderes del Nuevo Testamento predicaron
el evangelio “con ternura”.

No hay cuadro más íntimo y hermoso de la bondad que el de una madre


“acariciando” (Versión moderna) a su hijito. Y por eso Pablo no se avergüenza de
identificarse con esta ternura. En el cristianismo, como usted puede ver no hay
contradicción entre ser “todo un hombre” y, a la vez, ser tierno y sensible.

Pedro, también tuvo que decir – especialmente a las mujeres cristianas – acerca
del espíritu que deben mostrar para con los no creyentes. Si tu estas casada con
un hombre incrédulo – dice el apóstol – gánalo entonces para Cristo con “el
incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible” (1ª Pedro 3:4).

No hay duda de que esta calidad de vida – esta señal de madurez espiritual – nos
ayudará a comunicarnos más eficientemente con quienes no están en Cristo. ¡Sed
pacientes! ¡Sed amables! ¡Sed apacibles! Demostrad la realidad del Señor Jesús,
quien dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11: 29).

2. Tenemos que ser apacibles con los cristianos carnales. “Hermanos, si


alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que
tú también seas tentado” (Gálatas 6:1).

Esta tiene que ser la actitud de un Capellán Cristiano maduro hacia su hermano
en la fe que ha caído en la vida cristiana. ¡Nada de actitudes de superioridad!
¡Nada de resentimiento! ¡Nada de orgullo! Por el contrario, como exhorta Pablo:
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, así mismo se engaña” (Gálatas
6:2,3).

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El propio Pablo, mostró esta actitud una y otra vez, al ocuparse de los cristianos
que habían pecado. No que él fuera débil o carente de autoridad. Pablo hablo con
toda autoridad y se encaró con toda la realidad de la vida cristiana de una manera
directa, sin rodeos, hablándoles a los corintios y a los gálatas.

Sin embargo, al leer las epístolas de Pablo, no le queda a uno la duda en cuanto a
que su actitud siempre fue de profunda preocupación. ¡Disciplinaba, sí, pero con
amor! A los corintios les dijo: “Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de
Cristo” (2ª Corintios 10:1).

3. Tenemos que ser apacibles con todos los cristianos. Todos los cristianos
tienen que relacionarse con todos los cristianos “con toda la humildad y
mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” (Efesios
4:2). Esta es la manera –dice él- “de guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de
la paz”(Efesios 4:3).

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable


misericordia, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a
otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses
3:12,13).

“De la manera que Cristo os perdonó”. Aquí Pablo fundamenta su enseñanza a


favor de la bondad, la paciencia y la mansedumbre en la actitud mostrada por el
Señor hacia nosotros. ¿Cómo podemos nosotros, que hemos experimentado la
maravillosa gracia y el perdón de Dios, dejar de perdonar a quienes nos ofenden?
Todos los creyentes necesitamos leer y releer otra vez el relato que el Señor
Jesús acerca del siervo injusto que, pese a haber sido perdonado por su amo, no
fue capaz de perdonar a su consiervo. (Mateo 18:21-35).

UN PROYECTO PERSONAL

El siguiente proyecto tiene el propósito de ayudarle a usted a desarrollar la


capacidad de ser amable (apacible) en todas su relaciones.

PASO A

Comprenda que un espíritu apacible, amable, bondadoso, es algo que tiene que
ser buscado esforzadamente. “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y
sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1ª
Timoteo 6:11).

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La mansedumbre, por lo tanto, tiene que ser como una meta para todo Capellán
Cristiano, tal como el caso de las demás cualidades espirituales. Para algunos,
esto resulta fácil, mientras que para otros lo encuentran más difícil.

PASO B

Comprenda que la amabilidad, apacibilidad, la mansedumbre, es una cualidad que


Dios quiere producir en su vida, mediante el Espíritu Santo y su Palabra. “El fruto
del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
dominio propio” (Gálatas 5: 22,23).

Pero, para experimentar el “fruto del Espíritu Santo”, tenemos que “andar en el
Espíritu” (Gálatas 5:25); es decir, tenemos que despojarnos conscientemente de
(o abandonar) las obras de carne y seguir el camino que Dios ha trazado en su
palabra. Dios no nos va a forzar a que “andemos en el Espíritu”.

La bondad y las otras cualidades descritas en Gálatas 5:23,24, no son


instantáneas, sino que tienen que ser desarrolladas mediante el proceso de irse
volviendo más y más semejantes a Cristo. Y el instrumento que utiliza el Espíritu
Santo para crear estas cualidades en nuestras vidas es la Palabra de Dios.

PASO C

Comprenda que Dios está dispuesto a conceder sabiduría a sus hijos,


capacitándolos para que puedan “andar en el Espíritu”. Santiago llama esto
“sabiduría de lo alto”, y nos explica que es “primeramente pura, después pacífica,
amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía” (Santiago 3:17). Y nos dice, también, que tal sabiduría está a
disposición de todos aquellos que la piden con fe: “Y sin alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, pídala a Dios el cual da a todos abundantemente y sin reproche,
y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es
semejante a la inda de mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte
a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El
hombre de doble ánimo es inconstante en todos los caminos” (Santiago 1:5-8).

PASO D

Identifique aquellos aspectos de su vida en los que usted tiene mayores


dificultades para demostrar “amabilidad”, “apacibilidad”, y “mansedumbre”.
Establézcase, usted mismo, metas en estos asuntos y ruegue a Dios que le
conceda sabiduría para llegar a ser la clase de persona que Él quiere que usted
sea en estos aspectos.

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Las siguientes sugerencias le ayudarán a identificar sus zonas de conflicto:

1. Si usted es casado, pídale a su esposa y a sus hijos que le ayuden a


advertir las ocasiones cuando usted no es amable, apacible. A veces,
realmente, no advertimos cómo sonamos para otros.
2. Pídale a algún amigo íntimo que le ayude a evaluar las relaciones de usted
con otras personas, de manera que usted pueda saber qué piensan otros
en cuanto a cualquier aspecto que viole el espíritu de mansedumbre.
3. Si usted es profesor, o gerente, o capataz, o desempeña otra clase de
actividades en relación con otras personas, pídales que le manifiesten por
escrito la evaluación que ellos harían de usted. Incluya un pregunta
referente a cómo ven las actitudes y la conducta de usted. Pídales que
califiquen el espíritu con el cual usted hace las cosas. Por ejemplo: la
manera como usted da órdenes, distribuye el trabajo, o responde a las
preguntas que le hacen los demás, etc. Y, sobre todo, no olvide estudiar
la Biblia.

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