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Introducción - Conclusiones

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INTRODUCCIÓN

Desde los tiempos de la colonia Bolivia ha sido un país minero. Por décadas, el
cerro rico de Potosí ha sido el yacimiento de minerales de plata más importante del
mundo. Su descubrimiento en 1545 inicia el ciclo de la minería en el territorio que
hoy constituye Bolivia. Para aprovechar la plata de Potosí se introducen tecnologías
de punta para su tiempo; pero no se toman en cuenta ni los efectos para la población
originaria ni los impactos para el medio ambiente. Las utilidades generadas no son
distribuidas equitativamente y la minería colonial no resulta en una amplia corriente
de desarrollo regional. Tampoco se crean empresas que duren en el tiempo, ya que
los beneficios obtenidos no son reinvertidos en las zonas de aprovechamiento
minero. Sin embargo, la minería colonial inicia un circuito económico en el cual el
transporte y el comercio asumen un rol determinante. La producción se basa en el
trabajo de los indígenas bajo el régimen de la mita. Cada año llegan a Potosí
alrededor de 13.500 mitayos con sus familias, formando un contingente de 40.000
personas. La ciudad se convierte en uno de los principales centros urbanos del
mundo y cuenta con unos 160.000 habitantes en 1560, mientras Madrid solo tiene
45.000 habitantes. Este fenómeno migratorio deshabita las 16 provincias sometidas
a la mita y afecta severamente a su producción agropecuaria.

La Compañía Minera Huanchaca, según Roberto Arce, en 1875, estaba compuesta


por socios accionistas de ambos países. Entre los bolivianos señala a Aniceto Arce,
Francisco Argandoña, Peró Hermanos, Dorado Hermanos y otros; y, entre los
chilenos Melchor Concha y Toro, Gregorio Donoso y Javier Huidobro.

Al revisar noticias periodísticas de las principales ciudades de Bolivia y Chile, en


1903, llama poderosamente la atención la presencia y actividad de diversas
misiones científicas extranjeras.

Una de ellas fue la Misión Topográfica de la Casa Hachette y Cía. de París, Francia,
invitada por el Gobierno de Bolivia y contratada por Avelino Aramayo, para el
relevamiento cartográfico de nuestro país. También, el 7 de mayo de ese año, se
anunciaba la llegada del Dr. Steinmann de Freiburg y Badem (Alemania) para
"estudiar las formaciones geológicas y topográficas del país, por lo que, se propone
pasar por Tarija y Cinti a Potosí, y luego viajar a Colquechaca, Cochabamba, Oruro,
La Paz, Corocoro, Pulacayo, Uyuni", entre otros puntos.

Para el presente trabajo se hablará de los inicios de la minería en Bolivia tomando


como referencia en año 1904, haciendo un análisis histórico del mismo y los
cambios que surgió en la minería boliviana en esas épocas y quienes fueron sus
principales influyentes.
CONCLUSIONES

Hablar de la minería en Bolivia es hablar de la historia misma de nuestra Patria.

Ya los incas conocían el oro, la plata y el cobre; los obtenían rudimentariamente y


les daban muchas aplicaciones.

En la época de la Colonia, los conquistadores españoles llegaron a nuestro país


Interesados en sus riquezas minerales; si bien trajeron algunos métodos nuevos de
explotación, no dejaron de utilizar en forma inhumana la actividad muscular de
nuestros indios creando la mita que era la forma más ruin de explotación del hombre
por el hombre; Se siguió con la explotación del oro y la plata principalmente.

En la época de la República la explotación de las minas pasó a depender de grandes


consorcios que al igual que en la época anterior siguieron con la explotación del
hombre; sólo hubo cambio de patrones y en más de los casos fuimos nosotros
mismos los explotadores de nuestros hermanos. Habiendo disminuido la existencia
de oro y de plata se volcó la mirada al estaño, cuya explotación perdura aún en
nuestros días, aunque su valor mineralógico bajó muy notablemente.

A partir de 1899 a los paceños y los empresarios vinculados con la minería del
estaño sólo les faltaba imponerse económica y comercialmente a los políticos y
empresarios sureños de La Plata, y ello, sólo se alcanzaría conectando La Paz con
su principal salida natural al comercio internacional, es decir, Arica. Por ende, las
bases que presentó Aramayo a Chile en 1902 implicaban la construcción de un
ferrocarril que ligara a La Paz con el Pacífico, desplazando con ello a las ciudades
de Oruro, Potosí y Sucre, cuyo puerto había sido Antofagasta. Para alcanzar tal
objetivo, los paceños y los empresarios del estaño no escatimaron ofrecer el antiguo
departamento Litoral a cambio de vías férreas que les otorgaran la indiscutida
hegemonía comercial en Bolivia. Al respecto podemos citar al historiador boliviano
José Luis Roca: “La República no tenía oídos para los argumentos nacionalistas…
los mineros del estaño, quienes formaron aquello que apropiadamente se llamó
‘superestado’ o ‘rosca’ tenían ideas muy distintas sobre el desarrollo de Bolivia, y
se lanzaron con ímpetu a construir ferrocarriles hacia la costa del Pacífico, no sin
antes haber cedido a Chile ‘a perpetuidad’ todo el Litoral boliviano”

Como queda demostrado, el sindicalismo minero surgió entre los primeros sectores
que se organizaron en el país. Su primera motivación histórica a principios del siglo
XX (1904), fue la defensa de la vida de los trabajadores mineros. defensa que fue y
es a costa de la vida misma, porque las masacres mineras llenan muchas páginas
de nuestra historia boliviana.

En 1905 , casi un siglo después de haberse logrado en Inglaterra el derecho legal


de organización, en Bolivia se organizó el primer Sindicato Minero, como
consecuencia del derrumbe y muerte de 30 trabajadores en el sur de Bolivia, en la
mina Huanchaca, de propiedad del que fue Presidente de Bolivia Aniceto Arce.

La historia de la minería en Bolivia es la historia misma del país. De sus entrañas


salieron y siguen saliendo toneladas de plata, estaño y zinc, entre otros minerales,
que han terminado por favorecer a determinadas personas o grupos, mientras el
Estado intenta recuperar aquellas vacas flacas, tras el pedido de los mineros que
acuden al grito de la nacionalización, para buscar mejores condiciones de vida.

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