Tema 5 - Panificación 2017
Tema 5 - Panificación 2017
Tema 5 - Panificación 2017
Panificación
TEMA 5. PANIFICACIÓN
La elección del equipamiento necesario para llevar a cabo la elaboración de pan debe
efectuarse en función del o los productos que deseamos elaborar:
- pan común
- panes especiales
- pan precocido
- pan ultracongelado crudo
- una producción polivalente de todos los productos precedentes
En los últimos 15 años la panadería española ha sufrido un cambio importante en cuanto al
proceso de fabricación. En la inmensa mayoría de las panaderías utilizan para la elaboración
del pan común o barra de flama un equipo completo de panificación, compuesto de
amasadora, divisora, boleadora, cámara de reposo y formadora de barras, hecho éste que
provoca que el grado de mecanización sea alto, no existiendo diferencia aparente entre el pan
elaborado en una panadería artesana y una industrial.
El proceso de panificación, en términos generales, consiste en:
1. Preparación de las materias primas
2. Un amasado intensivo.
3. División automática.
4. Boleado.
5. Reposo de la bola en cámara de reposo entre 10 y 15 minutos.
6. Formado mecánico.
7. Fermentación climatizada.
8. Cocción.
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Sistemas de panificación
Vienen determinados por el modo de incorporación de la levadura. Así tenemos:
1. Sistema directo
2. Sistema con masa madre
2.1. Masa madre ácida
2.2. Esponja
2.3. Poolish (esponja líquida)
3. Sistema mixto
4. Autolisis
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ESPONJA POOLISH
Cantidades finales Esponja Resto Poolish Resto
Harina 100 30 70 40 60
Agua 60 18 42 40 20
Levadura 2 2 0 2 0
Sal 2 0 2 0 2
TOTAL 164 50 114 82 82
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3. El sistema mixto consiste en usar masa madre y levadura prensada. Se divide y bolea
justo después de amasar y entonces se reposa unos 10 minutos y se forma. Es el más
empleado en España
4. La técnica de la autolisis, consiste en dejar la harina y el agua reposando una vez
mezclados sin añadir el resto de los ingredientes. El objetivo es que la harina se hidrate
mejor y facilitar la acción de las levaduras cuando las incorporemos. Dependiendo de cada
maestro, la autolisis podría llevarse a cabo con la totalidad del agua y harina presentes en
la receta o con aproximadamente el 70%, y con tiempos de mezcla y reposo que van de
15 minutos a una hora. Por ejemplo:
Peter Reinhart: “Mezclar la harina con agua sólo durante cuatro minutos, tiempo suficiente
para que la harina se hidrate completamente, y luego dejar reposar la masa 20 minutos.
Durante este tiempo de descanso o autolisis, las moléculas de las proteínas completan su
hidratación y empiezan a asociarse.”
Xavier Barriga: “Consiste en amasar durante 4 o 6 minutos en velocidad lenta la totalidad
del agua y de la harina que componen la masa para posteriormente dejar reposar la masa,
con la amasadora parada, entre 15 y 45 minutos.” “Este sistema se utiliza cuando se trabaja
con harinas fuertes y tenaces El reposo autolisis (Calvel, 1974) reduce el tiempo real de
amasado, relaja el gluten, volviéndolo más extensible y mejora la maquinabilidad de las
masas. Se observa una mejora en el volumen y aspecto final del pan.”
McGee: “La autolisis consiste en mezclar solo la harina con el agua y dejar que reposen
de 15 a 30 minutos antes de añadir la levadura y la sal. Según Calvel, esta preparación inicial
permite que las proteínas del almidón y del gluten absorban tanta agua como puedan al no
existir interferencia de la sal”.
Es importante saber que el pan resultante de un proceso de autolisis tiene mayor volumen,
mejor sabor y un alveolado más pronunciado.
El amasado
El amasado es una etapa clave y decisiva en la calidad del pan. En esta etapa influirá tanto el
tipo de amasadora como la velocidad, la duración y el nivel de carga de la misma. Durante
este proceso, los componentes de la harina (almidón, proteínas, grasas, minerales y
enzimas), pierden su individualidad y, junto con los demás ingredientes, van a transformarse
en una masa con las características plásticas adecuadas (fuerza y equilibrio).
No se trata, por lo tanto, de un simple proceso de mezcla de ingredientes.
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una falta de fuerza, que es posible paliar con la adición de una mayor proporción de ácido
ascórbico, un período mayor de reposo o aumentando ligeramente la temperatura del
amasado.
Dentro de esta etapa clave que es el amasado va a jugar un papel muy importante el
recalentamiento de la masa, que estará condicionado por la velocidad y el tiempo y el tipo de
amasadora, así como la temperatura ambiente en el obrador y la de las materias primas, en
especial la del agua que, como ya hemos visto, es el elemento que nos va a permitir un más
fácil control de las temperaturas. Es muy importante que la temperatura final de la masa se
mantenga entre 23 y 27 ºC.
La amasadora espiral
Con un 45% de utilización en el mercado, es junto con la amasadora de brazos la que tienen
más usualmente los obradores españoles. Además, es la que mayor aumento de utilización
está teniendo con respecto a los demás tipos de amasadoras.
De la amasadora espiral debemos destacar su rapidez, lo que conlleva una reducción del
tiempo de amasado, que permite abastecer a una línea de producción sin tener que aumentar
la capacidad del amasado. Este sistema trabaja la masa con una presión de arriba hacia
abajo, consiguiendo una menor oxidación a la vez que un mayor recalentamiento y menos
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fuerza inicial, por lo que es apta para la fabricación de barras con entablados automáticos así
como para el pan precocido, ya que este sistema no impulsa exageradamente el pan en el
horno. Si es necesario, la falta de fuerza puede ser compensada con un período mayor de
reposo.
Algunos modelos antiguos de este tipo de amasadora, no están equipados con el vástago
central, lo que provoca que la masa se aglutine sobre la espiral recalentándose. Otros tienen
la cazuela demasiado profunda, por lo que la oxidación es baja, obteniéndose masas muy
castigadas y con poca fuerza.
El radio de acción del brazo espiral también va a influir en las condiciones. La masa se
recalienta más en aquellos modelos en los que el radio de acción es pequeño.
Generalmente, en todas las amasadoras espirales se puede cambiar el sentido de la cazuela,
lo que permite hacer masas más pequeñas y sacar la masa desenganchándola del brazo al
cambiarle de sentido.
Es necesario disponer siempre de agua fría y si los días son muy calurosos puede llegar a ser
necesario emplear hielo en escamas para no sobrecalentar la masa.
La amasadora espiral es la que posee un mayor número de complementos, entre los que
podríamos destacar los indicadores de temperatura por infrarrojos, contador de consumo de
energía, cazuela con báscula incorporada -que permite ir pesando la masa sobre la misma
cazuela-, doble espiral que reduce a la mitad el amasado.
La amasadora de brazos
Es la amasadora que cuenta con mayor tradición en nuestro país; aunque en los tiempos
actuales se está quedando como una máquina auxiliar. Se utiliza para masas de bollería y
pastelería, masas blandas (chapata, hogaza, etc.), masas integrales y de centeno.
El tiempo de amasado oscila entre los 18 y los 30 minutos por lo que es una máquina lenta,
obligando a incorporar la levadura a mitad del amasado para reducir la fuerza de la masa.
El recalentamiento es bajo aunque hay que destacar la diferencia del amasado según sea el
grado de ocupación de la cazuela, de tal forma, que a menor número de kilos de harina,
mayor será la oxidación. La capacidad para producir masas más oxigenadas permite obtener
fermentaciones rápidas. La sobreoxigenación a que es sometida la masa produce un exceso
de fuerza que se traduce en un mayor impulso del pan en el horno, razón ésta por la que no
es muy recomendable su utilización en panes precocidos, al correr el riesgo de arrugamiento.
En masas muy blandas se recomienda no añadir la totalidad del agua al principio del
amasado, sino que parte del agua se irá incorporando poco a poco a medida que aumenta el
amasado; de esta forma se puede ahorrar entre un 15 y un 20% de tiempo de amasado.
Se puede trabajar de dos maneras:
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a) Método tradicional Implica una velocidad lenta de amasado (40 brazadas/min) que
permite evitar el sobreamasado, requiriendo una fermentación en masa bastante larga.
Se obtiene un pan más sabroso y con un desarrollo moderado.
b) Método intensificado-mejorado. Incorpora más energía a la masa ya que la
amasadora trabaja a mayor velocidad (80 brazadas por minuto, al límite de
sobreamasar). Esto nos permite obtener un pan con mayor desarrollo.
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Reposo en bloque
Es el descanso de la masa en bloque. Esta etapa es recomendable en masas frías y panes
rústicos elaborados manualmente, con el fin de que la masa tome más cuerpo. También es
común en el caso de harinas débiles, elaboración de panecillos y amasadas de menos de 30
kg. Se deberá cubrir con un paño húmedo o con film plástico para evitar que se acortece.
También se puede aceitar la superficie
División
Es la acción de dividir el bloque de masa en piezas de un peso determinado. El proceso de
división se puede realizar
• Manualmente, ayudado de una báscula.
• Mediante una máquina divisora manual
• Con una divisora automática.
A diferencia del pan francés, el pan común español o barra de flama, no tiene reposo antes de
la división, por lo que la maduración de la masa se hace después de la división. La divisora
volumétrica está presente en casi la totalidad de las panaderías españolas. Este hecho obliga
a emplear el sistema mixto de panificación, es decir se utiliza levadura prensada y masa
madre. No se deja reposar la masa antes de la división, lo que contribuye, entre otras cosas, a
que sea necesario aumentar la dosis de levadura y el empleo de mejorantes panarios.
La división automática, provoca un aumento de la tenacidad en la masa a medida que se
prolonga el tiempo de permanencia de la masa en la tolva de la divisora. El éxito de la división
automática está en dividir la masa lo antes posible, cosa que se logra reduciendo el tamaño
de las amasadas. Cuando el tamaño de los amasijos es superior a los límites normales, el
tiempo que tarda la masa en ser dividida se prolonga y esto provoca en las últimas piezas el
aumento exagerado de la fuerza y de la tenacidad y durante el formado se producen roturas
en la masa.
Los equipos disponibles en el mercado pueden clasificarse en dos grandes categorías.
• Las divisoras hidráulicas discontinuas. Estas divisoras se pueden utilizar en las líneas
industriales. Los pastones empleados deben ser volumétricamente equivalentes, lo
que supone, salvo alguna rara anomalía, pesos equivalentes. La divisora hidráulica se
adapta muy bien al trabajo artesanal, aunque también se emplea en las líneas
industriales. Permite ganar mucho tiempo y evita errores apreciables en el peso.
• Las divisoras volumétricas en continuo. No requieren peso previo del conjunto de la
masa ya que la totalidad de la misma se vacía en la tolva de la divisora. Esta tolva
debe estar permanentemente cargada. Ello implica una correcta cadencia entre el
amasado y el vaciado de modo tal que la divisora tenga permanentemente masa para
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dividir. Las divisoras volumétricas son muy fiables, simplemente requieren un buen
mantenimiento respetando las consignas de utilización según los manuales del
fabricante y observando diariamente que esté perfectamente lubricada.
El boleado (heñido)
Esta operación es facultativa y depende de cada caso particular. El boleado se justifica por la
degradación que se produce en la masa durante el proceso de división en continuo. La
finalidad es reconstituir la homogeneidad de la masa. Ésta debe ser una red continua sin
desgarros para evitar que se venga abajo durante la fermentación final. De cualquier forma el
objetivo es redondear el trozo de masa que sale irregular de la divisora. Además provoca un
aumento de la fuerza de las masas. Se emplean dos tipos de máquinas.
• Boleadoras cónicas. Su nombre proviene de la forma de cono que gira y sobre el cual
se deslizan los trozos de masa provenientes de la divisora. Este tipo de boleadoras es
muy eficiente, sobre todo se adapta muy bien a las masas duras poco hidratadas.
• Boleadoras de banda. Se utilizan mucho en Francia y se adaptan mejor a las masas
blandas características del pan francés.
• Boleadoras por vibración
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de la masa como consecuencia de la escasa coincidencia del tiempo de reposo con la dosis
óptima de levadura.
Las líneas industriales están compuestas a veces de circuitos dobles de descanso. En estos
casos se hace un descanso después de dividir y bolear y otro descanso después del formado.
El que la masa sea sometida a un tipo de reposo (en bloque) u otro (una vez dividida),
producirá un comportamiento distinto en cada caso, no solamente durante la fermentación,
sino también durante la cocción. Cuanto mayor sea el volumen de masa, la pérdida de gas
que se produce durante el reposo es proporcionalmente menor que cuando la cantidad de
masa es pequeña. El gas que no se pierde contiene aromas y sabores que repercutirán
positivamente en el aroma y sabor del producto final. También influye en la estructura del
alveolado. Cuando la masa es blanda y el reposo en bloque hasta alcanzar dos veces y media
su volumen inicial el alveolado es de tamaño grande e irregular. Por el contrario, cuando la
masa es dura y el período de reposo de la bola es escaso, el alveolado es de pequeño
tamaño y más uniforme. Por lo tanto, podemos decir que el alveolado será en gran parte,
consecuencia del tipo de reposo y de la duración del mismo.
El formado
Esta operación consiste en dar forma simétrica a los trozos de masa. Se realiza manualmente
cuando se trata de hogazas y algunos tipos de panes especiales y a máquina (formadora)
cuando el formado es en barra.
El formado es una de las etapas clave en la elaboración del pan y muchos de los defectos
originados en el pan pueden ser causados por una mala manipulación de la masa durante el
formado. La formadora es el elemento más importante del equipo mecánico de panificación.
Del estado de gasificación en el que se encuentra la masa cuando llega a los rodillos de la
formadora dependerá el comportamiento de esta masa durante
la fermentación y en los primeros minutos de la cocción.
El formado manual
El formado manual, tanto si se trata de darle a la masa forma
redonda o alargada, ha de hacerse apretando lo más posible
pero sin desgarrarla, ya que si esto ocurre quedará reducido el
volumen del pan. El apretar más o menos estará condicionado
por la fuerza y la tenacidad de la masa: cuando es floja y
extensible habrá que replegar más la masa para dotarla de
más fuerza y al contrario si es fuerte habrá que dejarla más
floja procurando que no queden bolsas de aire.
El alveolado de la miga del pan hecho a mano siempre es mayor que el formado a máquina.
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El formado mecánico
La formadora somete a la masa a tres fases fundamentales:
Laminado.- Se obtiene pasando la bola por dos rodillos que aplastan la masa dándole
forma de galleta ovalada. Del grado de apertura de dicho rodillo dependerá la mayor o menor
expulsión de gas. Para evitar el desgarro de la masa los rodillos deben abrirse o cerrarse,
dependiendo del tamaño o del volumen de la pieza.
Enrollado.- Consiste en plegar la torta de masa y suele hacerse por medio de una
malla metálica o por un par de tapices móviles a distinta velocidad.
Alargamiento.- La masa enrollada pasa por distintas planchas de presión o por entre
dos tapices que dan vueltas en sentido inverso, asegurando así la longitud deseada de la
barra.
Evolución de las formadoras.
En general casi todos los nuevos modelos de formadoras aparecen con un rodillo de
prelaminado, que asegura que gradualmente la bola sea aplastada antes de pasar al par de
rodillos laminadores. Este rodillo de prelaminado es fundamental para las piezas de mayor
tamaño y para aquellas masas sobre-gasificadas.
Los rodillos están recubiertos de teflón, que previene la adherencia y por consiguiente elimina
la necesidad de uso de harina de polvorear. Las cintas móviles para el enrollado han sido
sustituidas por una malla de acero fija, que enrolla la torta de masa.
También es importante que la cinta móvil donde cae la barra una vez formada sea bastante
larga y su velocidad moderada, para dar el tiempo suficiente para que la barra se relaje. De
esta forma podemos sacar la barra más corta (el daño será menor) y de camino hacia el
entablado se la da la longitud deseada. La formación del rollo de masa se puede completar
mediante un dispositivo de calibración que limita su largo, impidiendo que la masa se
desparrame lateralmente.
Por todo ello la formadora ideal será aquella que esté prevista de rodillo de prelaminado,
rodillos teflonados, suficientes planchas de presión que aseguren un alargamiento sin
desgarros y una mesa de recogida larga que permita el relajamiento de la barra antes de
colocarla en la bandeja.
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Hay que prestar especial atención a aquellas formadoras que no tienen rodillo de prelaminado
ya que causan en las piezas de mayor tamaño y en las masas sobre-gasificadas una rotura al
hacer la torta, provocando problemas de falta de volumen, de greña y rotura en los laterales
de la barra.
Según las condiciones en las que llegue la masa a la formadora se podrá realizar mejor el
formado. Si los rodillos están demasiado cerrados la masa se comportará muy tenaz y de
forma redondeada. Si el apretado es muy flojo, la masa será extensible y caída. Por lo tanto
hay que buscar el apretado ideal para conseguir un buen equilibrio.
El formado mecánico acarrea un aumento de la fuerza y de la tenacidad en comparación con
las masas formadas manualmente. También en el período final de fermentación hay
diferencias entre los panes elaborados manualmente y mecánicamente. Cuando se ha
realizado a máquina, el tiempo de fermentación necesario es un 20% más en comparación al
hecho a mano.
Algunos equipos industriales pueden tener una preformadora y una formadora separadas por
un circuito de armarios móviles de reposo entre ambas.
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Las operaciones descritas -división, boleado, reposo y formado- se puede realizar con un
conjunto homogéneo de máquinas compacto o en líneas totalmente automáticas. Es muy
importante que estas máquinas estén perfectamente reguladas y coordinadas para que las
transferencias de productos de un equipo a otro se efectúen evitando atascamientos y
malformaciones de los panes. Estos problemas suelen surgir cuando se trata de líneas con
equipos de diferentes marcas. En estas operaciones que hemos descrito se debe dar mucha
importancia al polveo de harina para evitar que los pastones se peguen a los cangilones o a
los bolsillos de las cámaras de reposo en continuo. En efecto, los pastones en fermentación o
en reposo son muy sensibles a la formación de corteza. No solamente la humedad relativa
debe ser suficiente para evitarla, sino que además el aire -con la humedad correcta- debe ser
distribuido en forma uniforme en toda la cámara para evitar las corrientes de aire violentas.
Todo el proceso es continuo y se realiza sin intervención manual, y la alternancia de
descansos entre las operaciones mecánicas sobre la masa permite un tratamiento más suave
de la masa. Esto facilita:
- el calibrado en el largo del producto, muy importante en los productos que serán
embalados.
- preserva la estructura de la masa
- da una mayor y mejor tolerancia a la fermentación final
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La fermentación
Recordemos que la fermentación es el proceso bioquímico por el cual las levaduras
transforman los azúcares sencillos presentes en la masa en CO2 (y alcohol). Es esta
producción de gas la responsable del aumento de volumen de las piezas.
La fermentación se inicia en el momento en que se añade la levadura en el amasado. Este
hecho tendrá como consecuencia que ya durante el amasado la masa se irá dotando de
mayor fuerza y tenacidad. Esta fuerza y tenacidad serán mayores cuanto más recalentemos la
masa durante el amasado y cuanto mayor sea la dosificación de levadura prensada. En
algunos casos es bueno incorporar la levadura a mitad del amasado, para evitar de esta forma
un exceso de fuerza y de tenacidad.
La fermentación, pues, comienza en el momento que se añade la levadura y finaliza cuando la
masa, dentro del horno, alcanza los 55º C.
La temperatura y la humedad relativa son los dos factores que condicionan el comportamiento
de la fermentación. La temperatura está garantizada por el propio trabajo sobre la masa en los
equipos, desde el amasado hasta entrar en el horno. Controlar la humedad relativa está ligado
a la temperatura, pero depende también de otras condiciones como la velocidad del aire, el
material que está en contacto con la masa, el enharinado de los pastones, etc. Si el conjunto
temperatura/humedad relativa no es el adecuado puede originar problemas en la formación de
la corteza o que la masa se pegue. Esto tiene consecuencias negativas en el producto final.
La alimentación automática de las máquinas, la elección de los equipos de acondicionamiento
-calor, frío - y de humidificación y sobre todo el sistema de distribución del aire; todo ello
controlado por computadoras, asegura un buen control de estos dos factores fundamentales.
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secuencia de entrada de carros en la cámara sea muy rápida. Esta etapa se prolonga
cuando se preparan masas en fin de semana. Parte de la jornada del sábado y del
domingo se mantiene la masa con el frío suficiente para que la actividad enzimática esté
prácticamente paralizada pero sin que las piezas se lleguen a congelar. El domingo, a
media mañana, la cámara se pondrá ya en régimen normal de refrigeración.
• Refrigeración. En esta etapa la masa se mantiene entre 0º C y 2º C y con HR del 85-90%.
Hay que evitar las aperturas frecuentes de la puerta de la cámara; que las salidas y
retornos del aire estén bien canalizados y que los ventiladores que impulsan el aire
funcionen el tiempo justo para mantener estas condiciones. Si esto no se cumple, la masa
se acorteza y fermenta más en unas zonas de la cámara que en otras.
• Calentamiento. La subida térmica progresiva es clave para evitar las condensaciones de
vapor sobre la masa. Si el paso de frío a calor se hace demasiado rápido origina un
encharcamiento sobre la superficie de las barras y sus consecuencias negativas ya las
hemos explicado. En la mayoría de las cámaras de fermentación controlada de nueva
generación este parámetro de calentamiento es interno, es decir, el panadero no tiene
acceso a la programación, es el fabricante de la cámara o el técnico quien prefija estas
condiciones. Para el ajuste del programa hay que tener en cuenta el tamaño de las piezas.
Veamos algunos casos prácticos:
o Piezas pequeñas de pan y de bollería (< 100 g). Se escogerá un calentamiento o
rampa de subida de temperatura del 30%, esto quiere decir que si se han programado
180 minutos desde que comienza la subida hasta que el pan está ya fermentado, listo
para hornear, empleará un 30% de este tiempo en alcanzar la temperatura
programada de fermentación, es decir, serán necesarios 54 minutos para alcanzar los
26º C; si fuera ésta la temperatura de fermentación.
o Barras y baguettes de 200 a 300 g. En este caso la subida ha de ser más lenta, del
50%. Si desde que comienza el calentamiento hasta el final de la fermentación
transcurren cuatro horas, el tiempo de subida progresiva ha de ser de dos horas hasta
alcanzar la temperatura definitiva de fermentación.
o Panes de gran tamaño y formatos redondos, desde 300 hasta 1000 g. Cuando se trata
de piezas de gran peso y volumen, el calentamiento ha de ser más lento aún. Se
escogerá una rampa de subida del 70% Si el tiempo desde que comienza el
calentamiento hasta que el pan está ya fermentado es de seis horas, el tiempo de
calentamiento será de cuatro horas, aproximadamente.
• Fermentación. La temperatura de fermentación será igualmente de gran importancia como
ya hemos visto, aplicándose los mismos principios. Como referencia se toman los 26 ºC.
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Han sido muchos los panaderos que han tenido experiencias negativas con la fermentación
controlada. En un principio porque las cámaras no repartían el aire con uniformidad y en
algunas zonas las piezas se acortezaban; también porque el calentamiento se producía muy
rápidamente y provocaba condensaciones sobre la masa que se traducían posteriormente en
cortezas cristalinas y rojizas. Por otra parte, al principio, no modificaba las condiciones de las
masas que iban a ser sometidas al frío. Como se ha comentado, la fermentación controlada
provoca una pérdida de fuerza en las masas, la cual ha de ser compensada de inicio. Si
esto no se hace, existirá una gran diferencia de calidad entre el pan tradicional y el pan de
fermentación controlada.
Irregularidades como las citadas provocaron que un gran número de cámaras concebidas
inicialmente para la fermentación controlada se utilicen, en realidad, para aplicar una
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ocupar la parte más alta de la cámara. Por otro lado si la masa está expuesta por largos
períodos de tiempo a las corrientes de aire procedentes de los ventiladores, se producen
diferencias en la fermentación y acortezamiento.
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• Fermentación rápida:
- Exceso de levadura.
- Masa caliente.
- Poca sal o azúcar.
- Temperatura alta de fermentación.
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El greñado
Hacemos cortes en la superficie del pan para crear puntos sin tensión, por donde facilitar la
expansión del pan; lo combinamos con un formado determinado y así conseguimos más
expansión. Los cortes que se le dan son puntos sin tensión por donde el pan puede crecer sin
problema. Así, el greñado tiene dos utilidades: primero, permite que el pan alcance su
volumen óptimo. Segundo, permite que crezca por donde queramos, sin romperse por la base
o los laterales.
Además, se convierte en algunos casos en seña de identidad de un determinado tipo de pan o
en la firma de un panadero.
En panes de harina blanca, se greña después de la fermentación, antes de la cocción. Si
empleamos harinas integrales, pueden greñarse antes de la fermentación, ya que son masas
con menos desarrollo.
La cocción
La cocción es la última etapa en el proceso de elaboración del pan (excepto en el caso cada
vez más frecuente de panes precocidos) y una de las más difíciles de dominar. Se requieren
muchas pruebas y experiencia para llegar a conocer las características peculiares del horno
que estemos manejando, así como de los productos que queramos elaborar. Daremos
algunas informaciones generales.
• Normalmente, las temperaturas de cocción estarán entre 190 y 240 ºC y el ambiente
debe ser rico en vapor de agua, excepto cuando se trate de elaboraciones de tipo
rústico. La temperatura de precalentamiento del horno debe ser superior a la prevista
para la cocción, ya que al abrir la puerta y al introducir las bandejas con el producto
“frío” se producirá un descenso. A continuación ajustaremos el termostato a la
temperatura deseada.
• Los panes de corteza fina y crujiente necesitan vapor en el momento de meterlos en el
horno. Lo podemos generar con un vaso de agua, un plato o puede que el propio
horno lleve vaporizador. Lo que no sirve de nada es aplicar el vapor una vez se ha
iniciado la formación de la corteza. Los productos pintados con huevo no llevan nunca
vapor.
• Cuanto más pequeñas (o alargadas) sean las piezas más temperatura y menores
tiempos de cocción. Por el contrario, piezas de gran formato (o redondeadas)
requieren temperaturas más suaves y tiempos más prolongados.
• Las masas con huevo y/o azúcares producen cortezas más oscuras, que pueden dar
la sensación de cocción adelantada, siendo que por dentro siguen crudas.
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• Al sacar del horno las piezas, hay que almacenarlas en cestas o rejillas, para evitar
condensaciones de vapor que las ablanden.
Veamos ahora cómo funcionan los distintos tipos de hornos.
La transmisión de calor entre dos cuerpos a distinta temperatura puede tener lugar de tres
formas:
• Conducción. Cuando existe contacto físico entre ambos.
• Radiación. Todos los cuerpos emiten radiación en función de su temperatura, esto no
es más que una transmisión de energía que es recibida por otros cuerpos. En nuestro
caso, los elementos calientes (horno) son los emisores, mientras que las piezas a
hornear actúan como receptores.
• Convección, la energía es transmitida a través de un fluido en movimiento, en nuestro
caso el aire. Si forzamos su movimiento mediante ventiladores, por ejemplo, diremos
que es una convección forzada.
En cualquier horno panadero, estarán presentes los tres tipos de transmisión, predominando
uno u otro según de qué tipo de horno se trate.
El profesional necesita disponer de un calentamiento rápido y flexibilidad en el control de la
temperatura. El horno ideal es aquel que cuenta con una gran superficie de horneado pero
que ocupe poco espacio.
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Un mito cuyo único fundamento está en el interés comercial. Lo que en nada desmerece la
excelencia y calidad de la cocción que dicho tipo de horno alcanza.
• Hornos de pisos. Ofrecen una gran variedad de modelos y tamaños, pudiendo adaptarse a
muchas necesidades. Cada piso es calentado de forma independiente. La altura de cada
piso depende de las marcas y usos, variando desde 150 mm a 250 mm. El calentamiento
puede ser eléctrico o de gas y suelen tener controles por separado para el suelo y el
techo. También cuentan con sistemas de inyección de vapor. Resumimos sus ventajas:
1. Mínimo espacio
2. Gran flexibilidad con la temperatura
3. Sistema semiautomatizado, fácil de cargar.
4. Costo de operación bajo.
5. Poca pérdida de calor.
6. Fácil limpieza y mantenimiento.
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combustión. Aunque también hay una parte de calentamiento de las piezas por
conducción por contacto con el piso caliente, predomina el efecto de convección. En
contacto con una atmósfera caliente las piezas se cuecen de forma homogénea. El
tamaño de este tipo de hornos está limitado por la necesidad de conseguir una buena
circulación de aire. Algunas de sus ventajas son:
1. Menor consumo de combustible.
2. Aplicación intensiva de calor al producto gracias a la circulación del aire.
3. Flexibilidad en la selección de temperaturas.
4. Por el contrario, no permiten diferenciar zonas a distintas temperaturas
• Hornos de carros. Las piezas son colocadas en latas que se colocan en el carro portador.
Se lleva a la cámara de fermentación y posteriormente se introduce el carro en el horno.
Finalizada la cocción se retira el carro y se lleva a la zona de enfriamiento. Este sistema
introduce una gran ventaja operativa y de ahorro de espacio. El sistema de calentamiento
puede ser cualquiera de los anteriores. Además tenemos la posibilidad de hornos rotativos
que aseguran un horneado más homogéneo. Al hornear sobre las latas, que están a la
misma temperatura inicial que las piezas, la formación de costra en la base es baja,
comparada con la que se consigue en un horno de solera. Por sus ventajas operativas, los
hornos rotativos se han impuesto sobre otros tipos para la cocción del pan común, aunque
para los panes de mayor tamaño se sigue empleando los hornos de solera.
• Por último estarían los hornos de túnel, que trabajan en continuo y se destinan a grandes
producciones.
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Materias Primas y Procesos en Panadería, Pastelería y Repostería
Es muy importante que la fuerza de la masa se adapte al tipo de horno. Este es un detalle a
tener en cuenta ya que si el horno es de solera refractaria la masa ha de ser más floja y
extensible en comparación a aquella otra que ha de ser cocida en un horno de carros
rotativos, en el que por el contrario la masa ha de ser más fuerte y ligeramente más tenaz.
Ultracongelación y precocción
La demanda de pan fresco a cualquier hora provocó el desarrollo de la llamada panificación
diferida, que consiste en producir industrialmente en un lugar y vender el producto en otro;
técnica utilizada usualmente en los supermercados. Otra gran ventaja es la reducción del
espacio necesario para el almacenamiento. Para este tipo de venta se pueden tomar dos
caminos, la ultracongelación y la precocción.
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Tema 5. Panificación
La precocción. En este tipo de técnica a los pastones formados y con su corte -si
corresponde- se hornean parcialmente, lo suficiente para fijar la red proteica. La clave del
éxito de todo producto precocido está en formar la miga lo más completa posible, tratando de
no formar corteza o reducirla al mínimo posible, de manera que sea una película delgada, sin
tomar color. Para conseguirlo son más adecuados los hornos de convección, que tienen un
mínimo de calor por radiación y el calor por conducción (contacto) se reduce empleando
bandejas perforadas. Por razones técnicas semejantes, la finalización debe efectuarse
favoreciendo el calor por radiación. Este tipo de calor es el principal responsable de la
coloración de la corteza.
Los aspectos que hay que controlar incluyen: las condiciones de cocción, materiales y tipo de
envasado y embalaje. Una vez salido del horno el pan precocido puede ser expedido a las
terminales de cocción para finalizar su horneado.
- sin ultracongelar, su duración es de 2 a 3 días.
- ultracongelado, que es el caso más frecuente, dura varias semanas.
En la terminal de cocción, el método de elaboración final varía según se trate de un producto
ultracongelado crudo o cocido; o de precocido sin ultracongelar.
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Materias Primas y Procesos en Panadería, Pastelería y Repostería
Materias primas
La harina. Las características de la harina son un factor importantísimo en la obtención de un
pan precocido de consistencia firme. Las harinas flojas provocan una vez finalizada la
precocción, se arrugue y se derrumbe. Se puede decir, en términos alveográficos, que para la
elaboración de una barra de pan tipo francés, la harina más adecuada es una de fuerza,
W=230 y un P/L=0,6. Pero teniendo en cuenta que esta fuerza ha de ser alcanzada por el
contenido de proteínas y no por la presencia de ácido ascórbico.
La actividad enzimática de esta harina es otro factor importante para una buena calidad. Su
mayor o menor actividad enzimática va a permitir formar la miga durante la cocción antes o
después. Es decir, si hay una elevada actividad (trigo germinado) tardará más tiempo en
alcanzar la consistencia. Así pues, es muy importante que el Número de Caída no sea inferior
a 300 segundos ni superior a 350 (los valores “normales” están en 250). Esto permitirá que en
la primera fase del horneado la pieza de pan adquiera antes la consistencia y se pueda sacar
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Tema 5. Panificación
del horno aún sin haber empezado a coger color; en este caso tendrá por tanto un máximo de
humedad que posibilitará una mejor calidad del producto. Por todo ello hay que tener muy en
cuenta estas consideraciones.
Los mejorantes. El mejorante completo que normalmente emplea el panadero está compuesto
de diacetil tartárico (DATA, E-472e), ácido ascórbico (E-300) y enzimas alfa amilasas. Esta
mezcla de principios activos proporciona una gran expansión del pan en el horno. Cuando la
subida del pan en la fase de cocción es exagerada se corre el riesgo de que el pan se arrugue
durante el enfriamiento. Por tanto hay que moderar el uso de dichos mejorantes, consiguiendo
el volumen durante la fermentación y no por la expansión del pan en el formado.
La masa madre. Habitualmente en España se emplea el método mixto de panificación, que
consiste en añadir levadura prensada y masa madre y nunca se deja reposar la masa antes
de la división. Este método requiere una buena masa madre que permita suplir el efecto de la
falta de reposo previo a la división. Cuando se utiliza el proceso mixto en la elaboración de
pan precocido, es aconsejable añadir un 30% de masa madre que garantice la fuerza a la
masa durante la fermentación, una expansión proporcionada del pan en el horno sin la
necesidad de conseguirlo con dosis altas de mejorantes y una buena conservación posterior
del pan.
Etapas de elaboración
Como la harina es algo superior en fuerza en comparación a los procesos normales, es
necesario que el tiempo de amasado también sea superior.
Normalmente la harina de fuerza es también tenaz, lo que provoca problemas de falta de
extensibilidad durante el formado. Si esto ocurriera habría que hacer una autolisis, lo que
consiste en hacer el amasado en dos tiempos; realizando una parada de 15 minutos entre uno
y otro, añadiendo la masa madre y la levadura prensada cuando comienza la segunda fase
del amasado.
El tiempo de reposo de la bola antes del formado ha de estar proporcionado con la cantidad
de levadura prensada, es decir, cuando la dosis de levadura sea alta el reposo ha de ser más
corto y al contrario cuando la dosis es baja: el tiempo de reposo ha de ser superior. No es
conveniente sobrepasar del 3% de levadura prensada, porque el impulso del pan en el horno
es mayor cuando la dosis de levadura es alta. Dicho esto, se puede decir que con el 2% de
levadura prensada el tiempo de reposo ha de ser de entre 15 y 18 minutos.
El volumen de fermentación también ha de ser inferior a los procesos normales, esto asegura
mayor firmeza a la pieza.
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Materias Primas y Procesos en Panadería, Pastelería y Repostería
Precocción
La precocción es la etapa fundamental y decisiva para alcanzar el éxito en la producción del
pan precocido. Nadie se pone de acuerdo sobre qué temperatura y cuánto tiempo es el óptimo
de precocción. En ello influyen la temperatura real del horno, el tamaño de las piezas y la
cantidad de kilogramos de masa por hornada. Pero de cualquier forma lo ideal es precocer
con calor decreciente. Para un horno rotativo se debe comenzar a 280 ºC y una vez inyectado
el vapor, se bajará la temperatura entre 220 y 240 ºC durante 12 minutos aproximadamente,
teniendo que modificar la temperatura y el tiempo cuando el tamaño de la pieza es mayor o si
en vez de ser el formato en barra la pieza es redonda. Lo ideal es que la precocción se realice
sobre bandejas o mallas de canales profundos. Esto repercutirá en la firmeza de la barra;
cuando el canal es más profundo la pieza se mantiene más redonda y con más firmeza.
La cantidad de vapor a la entrada del pan en el horno debe ser inferior a los procesos
normales y una vez pasado 5 minutos es conveniente abrir el tiro de evacuación del vapor,
con el fin de acelerar la formación de una película superficial suficiente rígida para mantener la
estructura.
Cuando la precocción ha alcanzado los 12 minutos, la actividad enzimática y la coagulación
del gluten han llegado a su fin, lo que quiere decir que la estructura está fijada, pese a que
todavía el producto es frágil.
A la salida del pan del horno hay una fase de resudado donde se aprecia un ligero
decaimiento. Este decaimiento es mayor cuando la cantidad de masa por hornada introducida
en el horno es elevada, o bien cuando el número de canales por bandeja rebasa los límites
normales, esto impide que el aire pase por entre las barras no alcanzándose la coagulación
con regularidad y proporcionalmente en toda la superficie de la barra. Por tanto, las barras
deben tener una separación suficiente entre unas y otras que permita el paso del aire por
entre los laterales del pan.
También es posible precocer en hornos de solera, pero tanto si se hace sobre bandejas o
mallas como sobre el piso refractario, hay que ajustar la temperatura del horno de tal forma
que en la bóveda tenga al menos 30 ºC más que en la solera.
La masa dentro del horno evoluciona de la siguiente forma: una vez introducido el pan en el
horno, y después de haber inyectado el vapor, la superficie de la barra se vuelve elástica
debido a la fijación del vapor, asegurando una mayor uniformidad y volumen en el pan. A
medida que va aumentando la temperatura hacia el interior del pan (55 ºC), queda paralizada
la fermentación, al mismo tiempo parte del almidón se va transformando en azúcares
(actividad enzimática), fase ésta crítica para la formación de la estructura. Cuando la actividad
enzimática es muy elevada, gran parte del almidón es transformado en azúcares
prolongándose el tiempo de formación de la estructura, aumentando rápidamente la
coloración de la corteza.
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Tema 5. Panificación
Enfriamiento y congelación
La congelación es importante que se realice en la misma bandeja, para no manipular las
barras que un principio son frágiles.
Una vez sacado el pan del horno hay que dejarlo enfriar hasta 35/40 ºC. Durante este tiempo
el pan tiene un resudado (pérdida de agua), comenzado su envejecimiento. Con el fin de
limitar la pérdida de agua y el envejecimiento este tiempo de enfriamiento ha de ser limitado.
Es muy importante que el enfriamiento no se realice donde existan corrientes de aire o bajas
temperaturas para evitar el cuarteado de la corteza.
Una vez enfriado el pan hay que pasarlo por el túnel de congelación a – 40 ºC hasta conseguir
– 12 ºC en el interior de la barra.
Empaquetado y conservación
La sala de empaquetado ha de estar entre 6 y 8 ºC. Si la temperatura es superior, existirá una
condensación que se transforma más tarde en escarcha. El empaquetado ha de hacerse en
sacos de plásticos y cajas de cartón y almacenar entre – 18 y – 20 ºC.
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PROCESO
Amasado: 8-20 minutos
División: 10-15 minutos
Reposo de las bolas: 10-15 minutos
Formado: Mecánico
Temperatura 30º C
Fermentación: Humedad 75%
Tiempo 90 minutos
Temperatura 220º C
Cocción:
Tiempo 25-30 minutos
NOTAS:
La temperatura óptima al finalizar el amasado será de 25º C en invierno y de 23º C en verano.
Para la formación de las barras, es muy importante apretar los rodillos de la formadora hasta
el nivel que permita bien la masa pero sin que se desgarre ésta. El volumen de fermentación
ha de ser tres veces el inicial.
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Tema 5. Panificación
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