TESIS - Vásquez Moreno Larissa
TESIS - Vásquez Moreno Larissa
TESIS - Vásquez Moreno Larissa
“And the time will come when you see we’re all one,
And life flows on within and without you.”
A mi directora de tesis, Dra. Ana Córdova, mujer de una calidad profesional admirable, y ser
de una calidad humana inmensa. Gracias por todo el apoyo y tiempo invertido, y haber creído
en mí y en este proyecto.
A mis lectoras interna y externa, Dra. Nora Bringas y Dra. Helda Morales, por su tiempo y
haber compartido su experiencia a través de los comentarios tan valiosos para mejorar este
trabajo.
A los agricultores urbanos y personas entrevistadas en San Cristóbal, que de alguna forma se
relacionan con esta actividad y que consciente o inconscientemente contribuyen a hacer de su
lugar de residencia, y más allá, un mejor (y mucho más bonito) espacio.
Last but not least, a mi familia de Tijuana, a quienes a pesar de la distancia del tiempo y el
espacio, voy a llevar conmigo por todo lo que hemos vivido y compartido juntos. Los quiero,
ustedes saben quiénes son… y si no, se los recuerdo por el Facebook!
RESUMEN
Palabras clave: agricultura urbana, ciudad sustentable, cultivos, huertos urbanos, San
Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.
ABSTRACT
This study qualitatively examines how Urban Agriculture (UA) currently practiced in San
Cristobal de las Casas, Chiapas, is a model of activity that contributes to Urban Sustainability
(US) in four dimensions: environmental, related to green space conservation within the city,
the reuse of organic waste and wastewater within the agricultural lot; economic, creating
employment and contributing to family savings; as well as social and cultural dimensions,
which aim to promote activities and spaces for interaction and exchange of knowledge and
traditions. The theoretical approach comes from two main themes: urban sustainability and its
four dimensions, and urban agriculture as an element that contributes to their achievement in
practice. Through semi-structured interviews and visits to a purposeful sample of 24 UA
experiences, a typology of UA in San Cristobal was generated and the ways in which this
activity contributes to urban sustainability within the city was qualitatively analyzed. The
analysis revealed that it is an activity that begins to take some momentum particularly in new
production schemes (in terms of techniques and areas where it takes place). It is also
performed by a new type of urban farmers, which differ of the traditional prototype of the
rural peasant. By identifying the constraints UA is facing in San Cristobal, this study proposes
strategies for strengthening this activity.
Keywords: urban agriculture, sustainable city, crops, urban gardens, San Cristobal de las
Casas, Chiapas, Mexico
ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN 1
1.1 ANTECEDENTES 13
1.1.1 BREVE HISTORIA DE LA AGRICULTURA 13
1.1.2 BREVE HISTORIA DE LAS CIUDADES 15
1.1.3 LA AGRICULTURA Y LAS CIUDADES, UNA APROXIMACIÓN A LA AGRICULTURA URBANA 16
1.2 SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS 19
1.2.1 CONTEXTO HISTÓRICO 19
1.2.2 CONTEXTO AMBIENTAL 22
1.2.3 CONTEXTO SOCIOECONÓMICO 23
1.2.4 ANTECEDENTES DE LA AGRICULTURA URBANA CONTEMPORÁNEA 24
BIBLIOGRAFÍA 133
ANEXOS 141
ÍNDICE DE CUADROS
ÍNDICE DE FIGURAS
De acuerdo al Programa Hábitat de las Naciones Unidas (2006), una de las tendencias en los
procesos de urbanización actuales se refiere al movimiento de las personas hacia ciudades de hasta
500 000 habitantes. Éstas concentran a más de la mitad de la población urbana a nivel mundial.
Este crecimiento implica un desafío para conservar la dimensión humana de la ciudad, para
incrementar su eficiencia y reducir su huella ecológica1; aspectos que ayudan a mitigar el
impacto humano sobre el entorno inmediato y distante. La consideración de estos puntos
también contribuye a hacer del sistema urbano uno menos inestable, frágil y vulnerable, no
sólo desde el punto de vista ambiental, sino desde el económico y político (Celecia, 1998).
La consideración de los sistemas urbanos como sistemas ecológicos, en la medida en que implican
una relación de sus organismos con el medio en el que viven, es un tema documentado
especialmente desde la década de los setenta, a partir de la creación del Programa sobre el Hombre
2
y la Biosfera (MAB por sus siglas en inglés) de LA UNESCO (Celecia, 1998; Díaz-Betancourt y
López-Moreno, 1999) y más recientemente en estudios de Investigación Ecológica de Largo Plazo
(LTER por sus siglas en inglés) con sitios de estudio en las ciudades de Phoenix y Baltimore en
Estados Unidos (Redman y Grimm, 2002; IES, s/a).
A diferencia de los sistemas naturales que generan sus propios insumos y reciclan los residuos, las
ciudades son altamente dependientes de recursos externos. El acceso a estos recursos es sin
embargo relativamente sencillo, debido a que las distancias se han acortado; el subsidio del
transporte y de los combustibles fósiles con que aquél opera así lo han permitido (Deelstra y
Girardet, 2000). De esta forma, muchos de los productos de consumo inmediato o para la
prestación de servicios, provienen de lugares muy lejanos de donde se utilizan.
1
El concepto de huella ecológica se refiere al impacto que una persona, comunidad, ciudad o país genera en el
planeta, a partir de sus hábitos de consumo y generación de residuos. Se trata de un indicador agregado
determinado a partir de cálculos aproximados sobre el consumo de alimentos, tipo de vivienda, transporte usado,
desechos generados, energía utilizada y agua consumida, así como otros hábitos de consumo. El resultado se
ofrece en unidades de superficie terrestre y marina necesarias para producir lo que consumimos y absorber lo que
desechamos (Center for Sustainable Economy: http://www.myfootprint.org/es/).
2
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
1
En general, los habitantes urbanos suelen desconocer el origen de estos recursos, y una vez
consumidos (o aprovechados), no tienen conocimiento (o interés) sobre el destino de los
residuos generados. Éstos son vistos como desperdicios, como sucede por ejemplo con los
nutrientes en las aguas residuales, y no son reintegrados a su ciclo natural, convirtiéndose en
un obstáculo para otros ciclos naturales y generando contaminación (Girardet, 1998).
Para que las ciudades puedan mantenerse funcionalmente en el largo plazo, deben buscar una
aproximación al sistema natural, en el sentido de generar parte de los recursos de los que
dependen y absorber parte de los residuos que generan. Además de estos dos aspectos, la
Sustentabilidad Urbana (SU) puede alcanzarse a través de la consideración de la ciudad como
un sistema en el que todas sus partes se encuentran interrelacionadas; el reconocimiento del
alcance de sus relaciones externas, sean éstas inmediatas o globales; el reconocimiento y
respeto por el medio natural urbano, así como por la construcción de la comunidad, del
bienestar presente y futuro del ciudadano. En esta medida, los habitantes urbanos trabajan
activamente por la construcción de un espacio que les provee de calidad de vida (Girardet,
1998; López, 2004 y Lezama y Domínguez, 2006).
Una forma de ayudar no sólo a generar los recursos necesarios para el funcionamiento del
sistema urbano, sino al logro de varios de los puntos mencionados anteriormente, es a través
de la Agricultura Urbana (AU). La AU permite al habitante ser parcialmente autosuficiente en
cuanto a la provisión de su alimento, y contribuye a la optimización de otros ciclos, como el
de los residuos orgánicos y el agua. Además, brinda beneficios a las dimensiones ambiental,
económica, social y cultural de la ciudad, como se describen a continuación.
2
Puede practicarse de forma permanente o estacional por mujeres, ancianos, niños y
otros grupos vulnerables; otorgándoles cierta autosuficiencia, independencia e incluso
sentido de pertenencia a la comunidad.
Puede ayudar en la conformación de mercados alternativos donde productor,
consumidor y otros eslabones de la cadena productiva pueden beneficiarse.
3
Traducción propia
3
Una vez expuestos algunas de las características y beneficios potenciales de desarrollar un
nuevo concepto de agricultura en el contexto urbano, es que se considera pertinente abordar el
tema desde la perspectiva de la Maestría en Administración Integral del Ambiente (MAIA).
Siendo el objetivo de ésta el ayudar a formar gestores ambientales capaces de participar en el
diseño, implementación, evaluación de programas/políticas ambientales a distintos niveles y
en distintos contextos, es que se propone el análisis de un elemento o práctica para contribuir
al logro de la SU. La propuesta se refiere a un análisis de la situación actual y potencial de la
AU en San Cristóbal de las Casas (SCLC), Chiapas, ciudad que cuenta actualmente con
espacios dedicados a prácticas y comercialización de la actividad.
SCLC es una de las ciudades más antiguas del continente americano y una de las más
importantes del estado de Chiapas por sus características históricas, culturales, sociales y
políticas (Vásquez-Sánchez, 2007). Es una ciudad que desde sus orígenes utilizó espacios
agrícolas para su autoabastecimiento y defensa del centro español de incursiones indígenas
chamulas (Aubry, 2008). Es también una ciudad multicultural y el centro político, comercial,
social, cultural de la región Altos, caracterizada por su población indígena de tzotziles y
tzeltales, su marginación y pobreza. La ciudad presenta un importante crecimiento poblacional
por la migración procedente de municipios circunvecinos (SEOPyV, 2006: 3).
Existe en la ciudad una fuerte presión de cambio de uso de suelo por desarrollos
habitacionales/comerciales (Vásquez-Sánchez, 2007); esto convierte a SCLC en una ciudad con
amplio potencial de desarrollo, pero a la vez en un sistema frágil: “la calidad ecológica de la
ciudad es baja y existe el riesgo de la afectación total de la función natural en sus ecosistemas; de
impacto social ante la escasez de áreas verdes, en su imagen urbana y por lo tanto en su atractivo y
belleza” (SEOPyV, 2006: 21).
4
En una ciudad frágil como lo es SCLC, es importante promover diversas prácticas que
contribuyan a su sustentabilidad, mismas que ayudarían a fortalecerla. Una de estas prácticas
es la AU. “Puede ayudar a combatir la degradación ambiental, promover la restauración
ecológica, reducir el consumo de recursos, mejorar la salud y el estado nutricional de las
personas… [promover] la educación ambiental, el desarrollo y diversificación económica
local, estimular la construcción de la comunidad y un sentimiento general de bienestar” 4 (Van
Wijngaarden, 2001: 107).
4
Traducción propia
5
importante para captar la atención de los tomadores de decisiones (públicos o privados), y así
promocionar y/o captar apoyos para la actividad.
La contribución que esta tesis puede ofrecer no sólo se circunscribe al contexto local. Como ha
sido estipulado entre uno de los objetivos de la Red ÁGUILA, es necesaria la divulgación de
las experiencias locales para ir construyendo conocimiento conjunto sobre la AU, que sirva de
referencia para otras experiencias en espacios y tiempos distintos.
Finalmente cabe aclarar que la pertinencia de un estudio de este tipo en una ciudad como
SCLC se ve realzado considerando su plurietnicidad y multiculturalidad, y a la oportunidad
que la AU brinda para recuperar y adaptar saberes tradicionales en el contexto actual. Esta
6
riqueza de conocimiento implica una perspectiva de escala humana para realizar las cosas con
respeto y consideración hacia el medio que las hace posibles, pudiendo servir de ejemplo no
sólo para otros contextos semejantes, sino para aquellas sociedades interesadas en mejorar su
calidad de vida ahora y en el futuro.
Para esta investigación, el área urbana contemplada como objeto de estudio se refiere a la zona
circunscrita por el Periférico de la ciudad. El marco temporal abarca desde la década de los
setenta, fecha en que el crecimiento de la ciudad se agudiza, el espacio construido aumenta y
las zonas verdes -entre las que se encuentran las dedicadas al cultivo y pastoreo- disminuyen,
hasta la actualidad.
7
futuros, sin degradar el ambiente natural ni afectar el desarrollo de otras personas. La
aportación de la AU a la SU ocurre en cuatro dimensiones y de la siguiente manera:
c) Objetivos de la investigación
Derivado de las preguntas e hipótesis planteadas, este trabajo tiene los siguientes objetivos
generales y específicos.
Objetivo General
Analizar cualitativamente en qué forma la AU practicada en SCLC representa un elemento que
contribuye al logro de la SU en las dimensiones ambiental, económica, social y cultural, de
acuerdo a las conceptualizaciones teóricas de dicho fenómeno. Asimismo, identificar las
limitantes que enfrenta en la actualidad en esta localidad, para proponer estrategias de
consolidación de la misma.
8
Objetivos Particulares
1. Caracterizar de manera general los tipos de prácticas de AU, los tipos de espacios
dedicados a este uso y los tipos de agricultores urbanos en la ciudad.
2. Documentar y analizar cualitativamente las aportaciones que hace la AU a las dimensiones
ambiental, económica, social y cultural en SCLC.
3. Analizar las condiciones en que se desarrolla la AU en SCLC para identificar un
diagnóstico de sus fortalezas y limitantes.
4. Identificar estrategias que puedan contribuir a superar las limitantes y consolidar esta
actividad en SCLC.
d) Enfoque metodológico
Este estudio es una investigación exploratoria, que busca esclarecer el potencial que la AU
9
alguna manera en otros estudios, y son necesarios para lograr una visión integral de la AU, no
constituyen el eje sobre el que esta investigación se desarrolló.
El Capítulo I, Antecedentes del tema y contexto de estudio, expone los antecedentes de los dos
grandes temas que aborda este trabajo, la agricultura y las ciudades, así como la forma en que
se vinculan históricamente y en la actualidad a través de la práctica de AU. Posteriormente se
hace una caracterización del contexto de estudio, la ciudad de SCLC, Chiapas, y los
antecedentes locales de la AU contemporánea.
En el Capítulo II, Marco Teórico, se hace una revisión y análisis de los estudios que sobre AU
se han llevado a cabo en los contextos a nivel internacional y nacional, y se exponen las
perspectivas y los contextos desde los que el tema ha sido abordado. En la segunda parte, se
hace una revisión teórica de los conceptos de AU y SU y de la forma en que ha sido abordada
la contribución de la primera a la segunda en las cuatro dimensiones de análisis. El capítulo
concluye con una propuesta de operacionalización de esta contribución, que sirva de marco
para estudiar la forma en que en SCLC sucede o no esta contribución a partir de la práctica
actual de AU.
10
hace aportaciones a las cuatro dimensiones de la sustentabilidad, así como al concepto integral
de SU. A partir de los casos analizados, se muestran las limitantes que enfrenta la AU en la
actualidad, y las oportunidades que tiene, desde la perspectiva misma de los entrevistados.
11
12
Capítulo I. Antecedentes del tema y contexto de estudio
1.1 Antecedentes
A continuación se ofrece un panorama muy anterior al marco temporal delimitado para este
estudio en la introducción, que se considera importante resaltar brevemente ya que la reflexión
histórica brinda elementos para comprender la situación actual. Especialmente en este tema,
resulta importante para recordar que la agricultura no es un fenómeno nuevo dentro de la
ciudad, sino todo lo contrario.
La revolución agrícola en Mesoamérica ocurrió entre los años 6000 y 2000 antes de nuestra
era (Semo, 2006); el paso de la vida nómada de cazadores y recolectores, a una semisedentaria
primero, y luego sedentaria, cambió la relación de los humanos con su medio. De apropiarse
temporal y circunstancialmente de las bondades de la naturaleza, los humanos, una vez
asentados en un territorio, empiezan a domesticarlo e incrementar su productividad, iniciando
las bases del proceso transformador de su medio (Semo, 2006).
13
En este punto es importante retomar el hecho de que se identifique a Mesoamérica como un
centro original en la “historia del surgimiento y difusión de la agricultura” 5 (Semo, 2006: 97)
además del Lejano Oriente, el Cercano Oriente y los Andes. Debido a que el contexto espacial
de esta tesis se encuentra en el estado de Chiapas, la agricultura en SCLC no sólo implicaría
una aportación a las cuatro dimensiones de la sustentabilidad (cuestión que se aborda en el
siguiente capítulo), sino que su continuación y adaptación en el nuevo milenio implicaría la
perpetuación de una tradición histórica, milenaria, rica en muchos sentidos. Se destaca
entonces la aportación que la AU puede hacer a la dimensión cultural de la sustentabilidad.
El mismo autor describe que 500 años antes de entrar en nuestra era, los asentamientos en el
país son ya recurrentes en terrenos planos y con suficiente provisión de agua. La estabilidad
otorgada por la agricultura, nueva base productiva, se refleja en el excedente de producción y
en la creciente composición de la dieta con lo cultivado (particularmente con las cuatro
especies dominantes en la agricultura mexicana: el maíz, el frijol, la calabaza y el chile), en el
crecimiento demográfico y en la división del trabajo.
5
Un centro original se define como aquél donde la presencia de especies cosechables y la domesticación lograda
sobre ellas permitieron la transición de los grupos humanos de cazadores y recolectores a agricultores. Los
centros secundarios, por el contrario, introdujeron estas especies no existentes originalmente en su medio
(Vavilov, 1951 y Mac Neish, 1992 en Semo, 2006:97-98).
14
1.1.2 Breve historia de las ciudades
Sjoberg (1969: 38-39) cita como detonantes para la formación de las ciudades, además de la
organización social, un medio favorable (caracterizado por la provisión de fuentes de agua) y
el desarrollo tecnológico, referido a aspectos tan esenciales como la invención de la rueda y
artificios para el arado. Este tipo de desarrollo tecnológico evolucionaría hacia el
aprovechamiento de las fuerzas naturales como el agua y el viento, “fuentes de energía
inanimada” que suplían la energía humana y/o animal.
Así, las urbes concentran a gente especializada; su tamaño implica cierta organización social y
política: surgen los estado-ciudad que extienden su dominio a regiones más amplias,
concentrando actividades y recursos. Los primeros imperios florecen y se expanden, fundando
nuevas ciudades en los terrenos conquistados; el caso más conocido de Occidente lo es el
Imperio Romano, y en el de América, civilizaciones ubicadas en el área que representa
Mesoamérica (Sjoberg, 1969).
La decadencia de los imperios en muchas ocasiones significó la ruina de las ciudades, pero en
general para el caso de Occidente, las ciudades capitales se mantuvieron durante los siglos V a
XV, la llamada época del oscurantismo, gracias a que albergaban a la élite política y religiosa.
Con el tiempo, Europa reanudó el comercio con los imperios bizantino y árabe, entrando en
contacto con importantes avances tecnológicos y científicos de estas culturas. Para el siglo
XVIII, Europa se encuentra lista para el fenómeno que determinaría definitivamente la
consolidación del modelo de ciudad que aún permanece: la revolución industrial (Sjoberg,
1969).
15
En la ciudad industrial los humanos dedicados a la ciencia y su método científico dejan detrás
el interés único por la reflexión y el análisis para tocar, disectar, armar de nuevo el mundo
tangible (Sjoberg, 1969). Fernández (1996) comenta que esta especialización potencializada
para descubrir las cosas y su orden, o bien reclasificarlas, aparta a hombres y mujeres de su
previa visión unitaria del mundo, para encontrarse con las “barreras de la especialización”,
provocando una visión fragmentada del todo.
Esta visión occidental del mundo como una máquina, un sistema, abre las puertas de la ciudad,
en específico del ordenamiento urbano, a los ingenieros, que desplazan a los arquitectos y sus
construcciones bellas pero poco prácticas: “La ciudad ya no es la simple sedentarización del
animal político ni tampoco, como se afirma, una obra de arte. Es un instrumento de trabajo
para producir riqueza” (Fernández, 1996: 14).
A finales del siglo XIX es el catalán Idelfonso Cerdá quien inaugura el urbanismo y su visión
de la ciudad como un organismo que, de forma natural, debe crecer “permitiendo que el Ser
urbano asimile la Nada rural, recortando tiempos y distancias; esto hará más eficaces las
relaciones económicas en el espacio [...] El espacio rural no debía frenar el crecimiento, sino
nutrir al organismo” (Fernández, 1996: 15).
Esta relación desigual campo-ciudad, en la que lo rural otorga a lo urbano lo que éste no tiene
y necesita, empieza a superar la visión contradictoria que se tiene de ambos espacios, para dar
paso a una visión de complementariedad: el campo provee a la ciudad de las materias primas
16
que ésta necesita para fabricar bienes y otorgar servicios, que son a su vez compartidos con el
campo (Méndez, 2004).
Sin embargo esta complementariedad va más allá del mero intercambio de bienes y servicios;
en primera instancia se tomó al campo como otro objeto de consumo, en la forma de destino
turístico de naturaleza (Honey, 1999). En la actualidad, los problemas ambientales que
aquejan a la ciudad, posicionan al campo y a las zonas circundantes a la ciudad, como una
fuente de servicios ambientales y recursos tan preciados como el agua (Méndez, 2004).
Se retoma este argumento de la relación campo-ciudad porque se considera que una parte
importante de la población urbana piensa en lo rural como el origen de muchos de los recursos
y servicios utilizados en la ciudad. Si bien esto es cierto parcialmente, es momento ya de
resaltar la aportación que la AU ha hecho históricamente y hace a este respecto, como denotan
los ejemplos siguientes.
17
permitían tener alimentos frescos disponibles no sólo para consumo local, sino para exportar
(UNDP, 1996).
El ejemplo anterior muestra la capacidad de una ciudad de más de dos millones de habitantes
para aprovechar los residuos generados y convertirlos en insumos para abastecer cierta
proporción de las necesidades alimenticias de su población, e incluso para comerciar con la
exportación de los excedentes. Independientemente de que las características del París de
principios del siglo pasado puedan o no asemejarse a las de SCLC, resultan un antecedente
actual importante en términos de lo que la organización e integración de distintas actividades
pueden generar (sistema de drenaje, sistemas de producción pecuaria, sistemas agrícolas).
Aun cuando el enfoque de este estudio se centre en la práctica contemporánea de la AU, esta
actividad tiene un amplio antecedente histórico a nivel mundial que ya ha sido esbozado, a
partir de la importancia que significó la agricultura en la sedentarización del ser humano y la
fundación y el desarrollo de las ciudades. Los sistemas de producción urbanos siguieron
alimentando a la población, principalmente con el cultivo de hortalizas y crianza de aves de
traspatio y ganado menor; pero las ciudades echaron mano también de otros productos de los
entornos cercanos, tales como granos, frutas y otros vegetales (UNDP, 1996).
18
tradicionales de practicar la agricultura y las adapta a un nuevo contexto histórico, social,
cultural, ambiental, económico, político y geográfico. Un ejemplo claro de lo anterior se
refiere a la práctica de reciclar nutrientes producidos en la ciudad, como sucedía en París; los
hábitos de consumo y la forma de vida cambió y se dejó de practicarlo. Ahora se intenta
recuperar este tipo de prácticas que benefician al sistema humano, natural y urbano (Córdova,
2003).
SCLC es una de las ciudades más importantes del estado de Chiapas por sus características
históricas, culturales, sociales y políticas (Vásquez-Sánchez, 2007). Es también una ciudad
multicultural y el centro político, comercial, social, cultural de la región Altos, caracterizada
por su marginación y pobreza. La ciudad presenta un importante crecimiento poblacional por
la migración procedente de municipios circunvecinos (SEOPyV, 2006).
La ciudad fue fundada en 1528, luego de que el conquistador del territorio chiapaneco Diego
de Mazariegos decidiera trasladarse de las tierras bajas de la actual Chiapa de Corzo hacia el
Valle de Jovel, para asentar la administración en la “Chiapa de los Españoles”. Ya desde
entonces la región era considerada por sus fundadores como un lugar recóndito, tierra de
nadie: “decretaron que era la “Provincia de los Confines”. Históricamente Chiapas pertenece
al universo de la marginación por decreto y del olvido por costumbre” (Aubry, 2008: 19).
19
SCLC fue una ciudad tanto indígena como europea, caracterizada por la ausencia de murallas.
La defensa de la nueva ciudad, sin la presencia de murallas en un valle desprotegido pero
provisto de agua (con los ríos principales Amarillo y Fogótico) y de zonas aptas para cultivo,
se explica por tres defensas naturales y otras tres construidas, descritas en la siguiente imagen,
tomada de Aubry (2008: 29).
20
nuevo asentamiento6, se empezó a cultivar cebada, trigo y una gran variedad de frutos con los
que se alimentaba al centro residencial español.
En el siglo XIX la ciudad también atraviesa una serie de catástrofes naturales, epidemias y
contiendas armadas7, por lo que en tiempos más estables no ocurre una verdadera
urbanización, sino más bien reconstrucción y monumentalización de la ciudad. La mancha
urbana se extiende pero la curva demográfica no crece a la par debido a los cataclismos
citados. En 1824 el estado de Chiapas se separa de Guatemala y se anexa a México. A finales
de este siglo, en 1892, SCLC deja de ser definitivamente capital del estado.
Pero algo que no comparte SCLC con otros municipios y ciudades en el país, son las
tendencias migratorias (hacia Estados Unidos y al Distrito Federal) ante el fenómeno de la
crisis agraria y la pobreza: “La ciudad hace de esponja, absorbe y detiene la desesperación del
campo, ofreciéndose como refugio a los chiapanecos de las áreas rurales” (Aubry, 2008: 86).
Este hecho es significativo respecto a la oportunidad que el saber rural (en este caso lo referido
6
“... mexicas en “El Barrio” (Mexicanos), tlaxcaltecas en [el Barrio de] Tlaxcala, zapotecas en [el Barrio de] San
Diego, mixtecas en [el Barrio de] San Antonio, quichés en [el Barrio de] Cuxtitali. El Cerrillo se negó a este
acarreo y se pobló con familias chiapanecas: tzotziles, tzeltales y zoques venidas a San Cristóbal para escuchar la
doctrina de los dominicos.” (Aubry, 2008: 33)
7
Tres guerras civiles: la Federalista, la de Reforma, la Antireeleccionista y una masacre etnocida llamada
“Guerra de Castas” (Aubry, 2008: 75).
21
a las prácticas agrícolas) representa para la creación de nuevas oportunidades (laborales,
alimentarias, de convivencia, ambientales) en el contexto urbano.
No solamente ofrece SCLC esta oportunidad de recuperar y hacer valer saberes tradicionales
rurales e indígenas (relacionados con la práctica de agricultura en la ciudad). La ciudad, al
igual que aquéllas primeras en donde la confluencia de diversas culturas y saberes ocasionó el
florecimiento de grandes civilizaciones, cuenta con una población residente y visitante muy
diversa étnicamente.
Respecto al espacio doméstico, Aubry (2008: 103) destaca lo siguiente: “La serie patio-
traspatio-sitio, cuando subsiste, revela que San Cristóbal ha sido durante siglos una ciudad
rural y lo sigue siendo en buena proporción. Esta distribución del espacio doméstico ha creado
el estilo de vida coleto: privacía de los cuartos y vida común, convivencial, en patio y
corredor; placer familiar con espacio, contacto permanente con el sol y el aire vivificante del
valle; colorido de flores y paredes pintadas...”
La ciudad de SCLC se ubica a 2 120 msnm en un valle rodeado de montañas en la región central
de Chiapas, denominada de Los Altos. Sus coordenadas geográficas son 16°44’N y 92°38’W. El
tipo de clima predominante es templado subhúmedo con lluvias en verano. La temperatura media
es de 14.4° C con oscilaciones anuales de 5.3° C (SEOPyV, 2006).
22
Figura 1.2 San Cristóbal de Las Casas, Chiapas
Los principales ríos que abastecen a la cuenca de SCLC son los ríos Amarillo, San Antonio
(Fogótico) y San Felipe. La vegetación existente en la actualidad se refiere a bosque de pino,
algunos parches de bosque de encino, pastizales y remanentes de humedal de montaña (SEOPyV,
2006).
Como en la mayoría de las ciudades en la que la mancha urbana crece sin planeación, en
SCLC existen problemas de deforestación en los cerros, erosión del suelo debido en gran
medida a la explotación de los bancos de arena y contaminación de los ríos (SEOPyV, 2006).
8
II Conteo de Población y Vivienda 2005, INEGI
23
La ciudad basa su economía en el comercio, la prestación de servicios y el turismo
mayoritariamente; y en mucho menor escala en la industria, referida básicamente a la Coca-
Cola y la extracción de arena, actividad que ha afectado la imagen urbana de la ciudad.
Al igual que en el contexto nacional, que se documenta en el Capítulo II, la AU en SCLC tiene
un antecedente histórico que se remonta a la fundación misma de la ciudad, en 1528. Además
de hacerse la traza del centro, se asignaron las propiedades particulares de los conquistadores
y pobladores, y se asignaron terrenos especiales para el pastoreo: “obligados estaban a tener
unas diez vacas de vientre, dos o cuatro bueyes, dos novillos, una yegua de vientre, una puerca
de vientre, veinte ovejas de vientre [...] y unas seis gallinas con su gallo” (Trens, 1957: 20,
23). También se asignaron terrenos para el cultivo de especies traídas desde España: trigo,
cebada, árboles frutales, hortalizas y especies aromáticas y medicinales.
Los indígenas, asentados en los terrenos alrededor de la ciudad, tenían una dieta más sencilla,
vegetariana en su mayoría, y con el maíz como el cereal básico para preparación de tortillas,
tamales y bebidas. También cultivaban frijol, hierbas, raíces y tubérculos, siendo el guajolote
su principal alimento de origen animal (Trens, 1957). Desde entonces y hasta en la actualidad
(aunque ahora en menor proporción), estos grupos étnicos, tzotziles y tzeltales, aportan el
grueso de la producción agrícola de la ciudad (Markman, 1963).
Durante el San Cristóbal colonial y el siglo XIX, el trigo era uno de los principales productos
de la localidad y la región, mismo que era transformado en harina y procesado en pan. La
24
producción de harina se realizaba en siete molinos hidráulicos, algunos de los cuales pretenden
ser rescatados para construir una ruta turística. La harina se convirtió en uno de los principales
artículos de intercambio con otras regiones, pero el mejoramiento de las carreteras en la
década de 1940, puede haber influido en la llegada de harina más barata y en la posterior
desaparición del cultivo intensivo del trigo (Pedrero, 1984).
Otros cultivos importantes fueron el maíz, que todavía persiste en la actualidad; la alfalfa para
alimento de ganado, y para el autoconsumo el frijol, los árboles frutales, pollos y legumbres
(Pedrero, 1984).
Finalmente, SCLC fue también productor de caballos y mulas, debido en gran medida a la
necesidad de estos animales para el transporte de humanos y de mercancía, así como para la
trilla del trigo. La cría de ganado vacuno ha sido documentada para finales del periodo
colonial, como fuente de carne y leche para la población, y a principios del siglo XIX como
medio de ayuda a las labores agrícolas. La producción ovina en ese mismo periodo, también
tuvo cierta importancia por su producción de lana (Pedrero, 1984).
Como ha sido referido, la práctica de AU en SCLC tiene antecedentes remotos en los que no
sólo existe una herencia de la tradición agrícola de las poblaciones indígenas que rodean a la
ciudad, sino que se ve enriquecida con la aportación hecha por los españoles a su llegada,
referida a especies diversas, tanto animales como vegetales, tal como ocurrió en la mayor parte
del país.
contemporánea emerge como una práctica tradicional, o bien aportando nuevos elementos
referidos tanto a los espacios en los que se practica, como al tipo de agricultores existentes, y
con ellos, cambios en las motivaciones y objetivos por los que iniciar y/o continuar la
actividad.
25
26
Capítulo II. Marco Teórico: La práctica de Agricultura Urbana en la
ciudad sustentable actual
En la primera parte de este capítulo se hace una revisión del estado del arte de la AU, a través
de la identificación de estudios realizados en distintos contextos, a nivel internacional y
nacional, con diversos actores, desde diferentes perspectivas y con distintos alcances,
destacando beneficios y limitantes que puedan aprovecharse para generar variables de
investigación para el análisis de la AU en SCLC.
En la segunda parte del capítulo se hace una revisión y análisis del concepto de
sustentabilidad, para luego enfocarse en su aplicación en el contexto urbano. Posteriormente,
se otorgan elementos para enmarcar a la AU en el espectro de la SU. A partir de la revisión de
esta literatura, se construyen los conceptos que dan sustento teórico a la investigación: 1) la
SU (y sus cuatro dimensiones de análisis: ambiental, económica, social y cultural) y 2) la AU
En el 2006, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimó que
alrededor de 800 millones de personas a nivel mundial estaban involucradas con la práctica y
el desarrollo de la AU. La gran mayoría destinaba la producción para el autoconsumo; sólo
alrededor de un 25 por ciento de esa cifra obtenía algún ingreso de la actividad. Una encuesta
llevada a cabo por la ONU, reveló también que las ciudades producían alrededor de un tercio
de la comida que consumen (Worldwatch Institute, 2007).
Estas cifras son significativas para visualizar cómo el resurgimiento en los últimos 30 años de
una actividad tradicionalmente ligada al contexto rural, ha crecido y cobrado importancia a tal
punto que investigadores, organizaciones sociales y agencias nacionales e internacionales,
entre otros, empezaron a documentar las experiencias en distintos lugares para tratar de
sistematizar el entendimiento del fenómeno que es la AU actual y sus importantes aportaciones
para incrementar el nivel de vida en la ciudad.
27
En estos 30 años el desarrollo teórico respecto a la AU y la forma en que surge y se desarrolla
en relación a los ciudadanos y las ciudades, se encuentra en un primer nivel, con un fuerte
enfoque en la descripción de experiencias. La evidencia encontrada no solamente a partir de la
bibliografía revisada, sino desde la perspectiva misma de los autores y las organizaciones
(Spiaggi et al., 2001; Treminio, 2004; el Centro Internacional de Investigación y Desarrollo y
la Red Latinoamericana de Investigaciones de Agricultura Urbana); así lo muestra.
Hernández Sampieri et al. (2006: 88) explican este nivel de teorización de primer nivel como
aquél en el que se empieza por “describir cada estudio, el contexto en el que se realizó y los
resultados y las conclusiones a las que se llegó”. A continuación se muestran algunas de las
distintas perspectivas desde las que ha sido abordado el estudio de la AU, y su relación con los
objetivos de esta investigación.
En los continentes asiático y africano ha habido una fuerte documentación y análisis sobre la
AU contemporánea, ya que los niveles de pobreza han llevado a planear estrategias alternativas
para enfrentar la malnutrición y el desempleo. Las cifras son notables: en la ciudad de Acra en
Ghana, 90 por ciento de los vegetales consumidos son cultivados en la ciudad; en Calcuta la
AU provee de empleo a cerca de 25 000 personas (Ableman, 2002) y en Singapur se produce
25 por ciento de los vegetales que se consumen y un aproximado de 70 kilos anuales per
cápita de carne, lo que hace a esta ciudad autosuficiente en este rubro (UNDP, 1996).
En Lantapan, Filipinas, se han caracterizado los sistemas de cultivo en los huertos de traspatio
periurbanos, así como evaluado su contribución a la dinámica (económica y social) familiar y
el impacto de la diversidad de los huertos en la conservación de la biodiversidad local
(Boncodin et al., 2000). De acuerdo al PNUD, en Asia se presenta el mayor número de
experiencias de AU y de casos apoyados por parte de los gobiernos nacionales y locales; esto
debido en gran medida a las altas densidades poblacionales y su demanda de alimento, y al
reconocimiento y práctica tradicional del aprovechamiento de residuos animales y orgánicos
para la actividad agrícola (UNDP, 1996).
28
El enfoque en Europa y Norteamérica es distinto debido a las características económicas,
sociales y políticas; estas regiones industrializadas y con menores índices de pobreza, reúnen a
ciudades con menores índices de densidad poblacional y con mayor número de ciudadanos
informados dispuestos a defender la conservación de áreas verdes remanentes (UNDP, 1996).
Los esfuerzos dados a partir de la década de los setenta en estas regiones, han ido
evolucionando desde una perspectiva estética y de preocupación por la calidad alimentaria
hacia un apoyo a las distintas iniciativas sociales y económicas de la producción agrícola (Van
Wijngaarden, 2001).
Por ejemplo, en Polonia, cerca del 30 por ciento de las familias urbanas cultivan alrededor de
un millón de lotes; mientras que en Holanda, 33 por ciento de la producción agrícola es urbana
(Ableman, 2002). En Londres existen estudios (Petts, 2002; Peduto y Satdinova, 2009) sobre
proyectos exitosos de AU y su creciente consolidación en el mercado local, destacando la
importancia y necesidad de la valoración y reconocimiento por parte de consumidores y
autoridades locales. Castro (2009) expone el caso de Lisboa como exitoso a partir de la
incorporación, en 2007, de la AU en la planeación urbana a una pequeña escala.
Para el caso de Los Angeles, California, Ableman (2000) describe su experiencia por más de
20 años cultivando en jardines comunitarios. Por un lado, realizó trabajo en un contexto
cercano al ideal en cuanto a la tenencia de la tierra, participación y provisión de recursos; y
por otro, realizó trabajo en un escenario de alto estrés social, pero con resultados positivos en
9
Algunos de los líderes defensores de jardines comunitarios, posteriormente se perfilaron como activistas
comunitarios en defensa de otros derechos civiles para las minorías raciales que representaban.
29
cuanto a la dinámica de la comunidad. El reconocimiento de los beneficios de la AU y el
trabajo y apoyo más activo en el contexto estadounidense, ha venido de parte de la población
local y de organizaciones no gubernamentales, interesados en hacer visible el impacto más
negativo que positivo del sistema alimentario industrial, y en interesar a los planeadores
locales y regionales para que diseñen y promuevan políticas a una escala menor que la global
(UNDP, 1996). Lo anterior no como una estrategia de oposición al fenómeno de globalización,
sino más bien como una propuesta alternativa de integrarse a él, aportando la riqueza y
particularidades del entorno local.
En el contexto de Latinoamérica, Treminio (2004) hace una revisión de las experiencias más
destacables de AU. El caso de La Habana, Cuba, como una estrategia bien definida ante la
crisis alimentaria, es el más conocido y exitoso por el amplio respaldo gubernamental, multi-
institucional e intersectorial que recibió, así como por la respuesta ciudadana. En Santiago de
Chile, se destaca el sistema de hidroponia y su éxito en la comercialización de la producción a
nivel micro. Finalmente en Buenos Aires y Rosario, Argentina, se registran experiencias desde
1990 para contrarrestar la crisis alimentaria, con amplio apoyo gubernamental y externo
(FAO), y activa participación pública a nivel familiar, comunitario y escolar. Spiaggi et al.
(2001) también reportan sobre la AU en Rosario y su relevancia en un contexto de extrema
pobreza, con enfoque en seguridad alimentaria y nutrición.
Homem (2006) estudia el apoyo gubernamental en el caso de Brasil, y del fallido programa
PROVE (Programa para la Verticalización –integración de cadena– de la Producción de
Agricultura a Pequeña Escala), creado para permitir a pequeños productores sobrepasar ciertas
barreras en la producción, procesamiento y comercialización de sus productos. El caso de Perú
es interesante en el sentido de que agrupa el interés y la participación de diversos sectores:
población, gobierno, organizaciones no gubernamentales e incluso apoyos internacionales del
Banco Mundial y la FAO para la producción comunitaria y de traspatio, y la capacitación en el
reuso de aguas y elaboración de composta (UNDP, 1996).
30
En 1993 el Centro Internacional de Investigación y Desarrollo10, IDRC por sus siglas en inglés,
organizó en Ottawa, Canadá, el “Seminario Internacional sobre Medio Ambiente”, en donde
se concluyó que aunque la AU era ampliamente practicada no había una sistematización de las
experiencias. A partir de estas conclusiones, en 1994 se inicia un sondeo de la actividad en
distintas ciudades-capitales en Latinoamérica y el Caribe (Cruz, 2004).
Las experiencias internacionales muestran que existen distintos enfoques de la práctica, que
dependen de los objetivos que se persigan con cada proyecto. De una perspectiva inicialmente
alimentaria, los estudios se han ido diversificando para documentar experiencias sobre el
impacto de la AU en muchos más aspectos sociales que aquél de la alimentación, así como en
aspectos ambientales, económicos y culturales, como se refiere a continuación a partir de la
literatura recién descrita.
10
Es un centro canadiense que colabora con países en desarrollo para la investigación a nivel local en diversas
áreas que contribuyan al desarrollo social, ambiental y económico de la comunidad de que se trate.
31
aguas residuales y la elaboración de composta para aprovechamiento en el cultivo. En lo que
se refiere a la dimensión económica, se han documentado casos de consolidación de cadenas
productivas e integración de la actividad a los mercados alternativos locales.
En la dimensión social, han sido reportados otros beneficios a partir del desarrollo de la AU,
Pero también han sido documentadas limitantes, como la falta de apoyo gubernamental, o bien
un apoyo enfocado a proyectos y participantes muy reducidos, así como la prácticamente
inexistencia de estudios cuantitativos que pudieran atraer la atención de tomadores de
decisión, como lo relata Treminio (2004). Otra limitante identificada ha sido el estatus de la
tenencia de la tierra, en cuanto a la inseguridad que representa para seguir con el uso agrícola
del predio. En otros contextos, el apoyo ha venido de la ciudadanía y de las ONG. Los niveles
de organización intersectorial varían en cada región, pero no siempre suceden de forma
exitosa.
Sin duda existen diversos rangos de experiencias al interior de cada país, cuya investigación y
documentación será importante desarrollar para conocer las distintas manifestaciones del
fenómeno que es la AU, y superar la perspectiva de que se trata de una actividad rural
exclusivamente emprendida por personas pobres y/o cuya principal aportación se refiere
únicamente a la seguridad alimentaria.
32
2.1.2 Agricultura Urbana en el ámbito nacional
Losada et al. (1998) han hecho una caracterización de la producción en tres diferentes
ámbitos, pero relacionados entre sí: el urbano, el suburbano y el periurbano. En un estudio
posterior de Losada et al. (2000) analizaron la interacción de tres biosistemas en la Ciudad de
México: el cultivo de nopal, la producción lechera y el aprovechamiento de residuos orgánicos
de la central de abastos. Estos últimos son aprovechados para complementar la dieta del
ganado vacuno, mientras que el estiércol producido por este ganado se aprovecha para el
cultivo de nopal.
También existen compilaciones sobre distintas experiencias a lo largo del país (Torres, 1998;
Arias et al., 2004), como son los casos de Mérida, Córdoba, Tlaxcala, Querétaro, las zonas
metropolitanas en el estado de Morelos y en la misma ZMCM (Texcoco, Xochimilco e
Iztapalapa).
En el 2000 se conforma la Red AGUILA Mexicana, que con objetivos paralelos a los de su
símil continental, trabaja por la promoción de la actividad y sistematización de las
experiencias al interior del país para la generación de nuevas propuestas. Las reuniones
llevadas a cabo han integrado a productores, organizaciones sociales, academia, estudiantes y
gestores gubernamentales (Canabal, 2000).
33
Desde un enfoque de género, Vieyra et al. (2004) estudiaron los satisfactores tangibles e
intangibles que mujeres en el municipio de Texcoco, Estado de México, y en el D.F., obtienen
al ejercer el cultivo de traspatio en la zona rur-urbana, que no es del todo rural ni tampoco
urbana. Neira (2005), aborda el caso de la producción de especies de ornato en invernaderos
en Xochimilco, y su contribución al logro de la autonomía femenina en el contexto familiar y
económico; también muestra la viabilidad económica de la AU.
De acuerdo a Canabal (2004: 12), “la agricultura urbana se ha expresado de distintas maneras
y con diferentes matices en muchas zonas de nuestro país, donde no sólo han quedado
productores con sus actividades pretendiendo ser competitivas sino que se han desarrollado
una multiplicidad de experiencias productivas y organizativas de actores sociales que le
apuestan a la viabilidad de su actividad en el marco de las relaciones metropolitanas.”
En el país, así como sucede en otras partes del mundo, las principales dificultades que ha
enfrentado el desarrollo de la actividad se relacionan con la falta de capacitación y asesoría, la
especulación y la tenencia de la tierra, la falta de apoyo público e incluso la preferencia por
modos de vida alejados de cualquier aspecto que rememore el pasado rural.
Esto no es distinto para el caso de SCLC, en donde al igual que en el resto del estado, a pesar
de su riqueza histórico-cultural referida al sistema de producción de la milpa maya, la
recopilación de experiencias en el contexto urbano actual es prácticamente nula. Los estudios
de AU contemporánea encontrados en la localidad, como se describe a continuación se refieren
más bien a temas específicos y no a proporcionar un panorama general de la actividad, como
se pretende con este estudio, como se pretende con este estudio.
34
Ocampo (2006) realizó un estudio de sistemas de producción bovina periurbana que incluye
una caracterización de los sistemas predominantes de producción: de leche y carne y de carne
exclusivamente, así como datos respecto a la producción diaria de leche y comercialización de
ésta o sus derivados en el mercado local. De igual forma se incluye información respecto a
impactos ambientales generados por la práctica de pastoreo. Se expone también la importancia
de la organización de los productores para adquirir fuerza en el panorama local.
A manera de conclusión sobre las experiencias nacionales, puede decirse que el nivel de
teorización es el mismo que ha sido mencionado para la AU a nivel internacional. Dependiendo
del enfoque de estudio, se encuentran aportaciones con sustento teórico de temas afines, como
aquéllas relacionadas con la discusión de las fronteras entre lo urbano y lo rural, la perspectiva
de género, el desarrollo regional, la expansión metropolitana, el marco legal para el fomento
de la AU, microempresas sociales y educación ambiental, entre otros temas. La existencia de la
Red AGUILA mexicana implica un interés colectivo de actores diversos por investigar y
promover la práctica en distintos espacios y niveles, que seguramente empezará a derivar en
un segundo nivel de teorización.
35
2.2 La Agricultura Urbana y su relación con la Sustentabilidad Urbana
Cinco años después, la conferencia llevada a cabo por la CMMAD en Rio de Janeiro tuvo como
objetivo “instrumentar globalmente el desarrollo sustentable mediante compromisos
jurídicamente vinculantes entre los gobiernos, con identificación de plazos y recursos
financieros para implementar las estrategias definidas” (Pierri, 2005:66).
Uno de los instrumentos generados en 1992 por la también llamada Cumbre de la Tierra, fue
el plan de acción mundial Agenda 21 (Programa 21), que compromete políticamente a los
firmantes a trabajar por “el desarrollo y la cooperación en la esfera del medio ambiente” (ONU,
Programa 21). Esta agenda establece que los gobiernos nacionales y locales son los principales
11
Estos conceptos, sin embargo, tienen un amplio antecedente histórico que puede ubicarse más consistentemente
a partir de la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano, celebrada en Estocolmo en 1972.
36
responsables de diseñar y desarrollar estrategias, planes, políticas y procesos para el trabajo
por el desarrollo sustentable. Se especifica la importancia de la inclusión y participación de
otros actores para el logro de tal cometido.
Dentro de los 40 capítulos que conforman la Agenda 21, el número 28 ha sido considerado
como medular para una aproximación al desarrollo sustentable de la ciudad, así como uno de
los más exitosos en términos de adopción por parte de los gobiernos. El capítulo, también
conocido como Agenda 21 Local, se refiere al papel de las autoridades locales en la
construcción del desarrollo sustentable, en cooperación con los ciudadanos y representantes de
grupos locales relevantes (Lafferty, 2001).
El trabajo sobre los problemas generados por la relación ser humano - medio ambiente,
particularmente en el contexto urbano y en el ámbito de estas grandes conferencias
internacionales, tiene un antecedente sólido en el Programa sobre el Hombre y la Biosfera
(MAB por sus siglas en inglés) de la UNESCO, desde 1971. Por primera vez un programa
mundial de cooperación científica internacional considera a los sistemas urbanos como
sistemas ecológicos, en la medida en que implican una relación de sus organismos con el
medio en el que viven (Celecia, 1998; Díaz-Betancourt y López-Moreno, 1999).
López (2004: 12) menciona que “no hay fórmulas ni recetas” para desarrollar el concepto de
sustentabilidad, pero se reconoce que “todos podemos contribuir en esta ardua tarea”; esto
implicará un cambio en las “relaciones sociales, culturales, económicas, productivas”. Este
cambio sólo es posible cuando se identifican y definen aquellas funciones al interior de la
37
ciudad que tienen un impacto directo en incrementar el nivel de vida de los ciudadanos12.
Estas funciones incluyen: las fuentes y el ahorro de energía, el manejo del recurso agua y de
los residuos urbanos, entre otras (Hough, 1995; Girardet, 1998; Alejandre, 2000).
Girardet (1998: 199) define a la ciudad sostenible como: “una ciudad que trabaja de manera
que todos sus ciudadanos son capaces de satisfacer sus necesidades sin comprometer el
bienestar del mundo natural o las condiciones de vida de otras personas, en el presente o en el
futuro...” 13 .
En el mismo sentido, Celecia subraya que “las relaciones entre las ciudades y sus entornos,
que van de lo inmediato a lo global, debería ser un tema prioritario para todos los actores y
protagonistas involucrados. Desarrollo Sostenible y equidad van juntos. La sostenibilidad y el
desarrollo sostenible no es solamente una cuestión de economía y medio ambiente, sino
también de comportamiento humano, una manera de pensar, un código de ética, el establecer
reglas del juego, un sistema de valores para el bien común (Celecia, 1998 21)”.
Para del proyecto Ciudades Saludables, la Organización Mundial de la Salud (OMS), bajo un
enfoque de salud, definió lo que es una ciudad saludable, en línea con el desarrollo urbano
sustentable:
12
Y para el caso, definir lo que implica un mejor estilo y nivel de vida para los ciudadanos al interior de cada
localidad resulta esencial y debe practicarse de forma individual, de acuerdo a las características del contexto,
recursos físicos, naturales y culturales; y necesidades de los habitantes (Alejandre, 2000).
13
Traducción propia
38
“... [la ciudad saludable] es una que se encuentra involucrada en el proceso de crear, expandir
y mejorar los ambientes físicos y social y los recursos comunitarios, que permiten a las
personas apoyarse mutuamente al desarrollar todas las funciones de la vida y desarrollar su
máximo potencial. Una ciudad saludable en el futuro tendrá un ambiente físico limpio, seguro
y de alta calidad; y operará dentro de su ecosistema. Las necesidades básicas humanas de los
ciudadanos (comida, agua, habitación, seguridad y trabajo) serán satisfechas […] La ciudad
tendrá una economía vital, diversa, y sus ciudadanos tendrán un fuerte sentido de conectividad
con su patrimonio biológico y cultural, así como con otros grupos e individuos dentro de la
ciudad. El diseño físico y de gobierno de la ciudad será compatible con todas estas
circunstancias y las apoyará…” 14 (Devuyst, 2001: 28).
De acuerdo a López (2004: 14), “el concepto de sustentabilidad urbana se concibe como un
concepto sistémico, a partir del cual se origina un concepto alternativo de ciudad, en el cual un
asentamiento tiene la capacidad de proporcionar en forma duradera y eficiente la energía y los
recursos para cumplir con los objetivos que en el subsistema social (bienestar social), espacio
físico urbano (calidad físico espacial), económico (productividad) y ecológico (preservación
ecológica) […] requerirán las generaciones presentes y futuras que habitarán la ciudad”.
Lezama y Domínguez (2006: 153) definen la SU como “un proceso que implica cambios
estructurales en las instituciones y en los valores y pautas de conducta social. La construcción
de ciudades sustentables se orienta a la conformación de sitios habitables, seguros, justos, de
socialización, que preserven sus características culturales y ambientales y permitan el
desarrollo del ser humano, sin comprometer el medio ambiente de las generaciones futuras.
Debe proveer elementos para efectuar un acceso más equitativo, igualitario y democrático a la
riqueza natural o socialmente generada, así como generar por la vía institucional, educativa y
moral, una mentalidad y una sensibilidad social para pensar a la naturaleza como un valor en
sí mismo”.
De las cinco definiciones referidas de una ciudad sustentable, todas refieren escenarios que
pueden considerarse utopías porque implican variables externas a los motivos, intenciones y
14
Traducción propia
39
capacidades de un individuo. Sin embargo, proporcionan un esquema que permite vislumbrar
una ciudad construida a partir de un esquema de valores, ética, consideración por el otro y el
entorno, en la actualidad y en el futuro.
El Informe Brundtland de 1987 ya expresaba como una de las características primordiales del
concepto de desarrollo sustentable a la necesidad de nuevas formas de organización social y
toma de decisiones (Lafferty, 2001). Un hecho trascendental resulta la promoción de acciones
de interés común (Alejandre, 2000). Esta planeación debe considerar el entorno cultural de
aquéllos a los que afectará de una u otra forma; este diseño urbano puede construir o romper
relaciones entre comunidades (Devuyst, 2001).
La planificación integral es vislumbrada como parte esencial en el camino hacia la SU; no sólo
se hace un diagnóstico de los problemas actuales y se identifican prácticas inadecuadas, sino
que se destacan los recursos con que cuenta la ciudad y que son importantes de conservar y
multiplicar. Esta visión integral implica un trabajo y enfoque interdisciplinarios, una
comunicación multilateral y organización para la toma de decisiones a distintos niveles (Díaz-
Betancourt y López-Moreno, 1999).
De acuerdo a Silva e Iracheta (2007:12-13), “la ciudad sostenible es una ciudad con múltiples
facetas:
Una ciudad justa, donde la justicia, los alimentos, el cobijo, la educación, la sanidad y las
oportunidades de desarrollo se distribuyan debidamente y todos sus habitantes se sientan
partícipes de su gobierno.
40
Una ciudad bella, donde el arte, la arquitectura y el paisaje fomenten la imaginación y
renueven el espíritu.
Una ciudad creativa, donde la amplitud de miras y la experimentación movilicen todo el
potencial de sus recursos humanos y permita una más rápida capacidad de respuesta ante los
cambios.
Una ciudad ecológica, que minimice los impactos ambientales, donde la relación entre espacio
construido y paisaje sea equilibrada, y las infraestructuras utilicen los recursos de manera
segura y eficiente.
Una ciudad que favorezca el contacto personal y comunitario, donde el espacio público
induzca a la vida social y a la movilidad de sus habitantes, y la información se intercambie
tanto de manera personal como informáticamente.
Una ciudad compacta y policéntrica, que proteja su entorno microregional y rural, centre e
integre a las comunidades en el seno de vecindarios y optimice su proximidad.
Una ciudad diversa, donde la variedad de actividades y de oportunidades anime, inspire y
promueva una comunidad humana vital y dinámica”.
Esta conceptualización y las anteriores implican un nivel de teorización que, ante las imágenes
que nos vengan a la mente respecto a la forma en que crece y se desarrolla prácticamente
cualquier ciudad, pueden resultar poco menos que un ideal. Para el caso de SCLC no es
diferente, pero la realidad es que no hay que buscar demasiado para dar con iniciativas dignas
no sólo de reconocerse, sino de imitarse, retomando y aplicando el dicho de que “la
sustentabilidad implica diferentes soluciones para diferentes lugares” (Devuyst, 2001: 27). El
sentimiento avasallante y desalentador que puede imponer la primera impresión de las cosas,
no debe mermar los esfuerzos creativos y propositivos de una persona por mejorar su entorno.
Es por ello que la acción colectiva es tan importante.
De la cita anterior y las cinco definiciones, se rescata para este trabajo que el paradigma es ver
a las ciudades no sólo como consumidoras, sino como fuente de múltiples recursos, y cuyos
ciudadanos, o al menos una parte de ellos, se ocupan de trabajar por la mejora de su entorno.
Es en este sentido que la AU se vislumbra como un proceso que permite aportar a ciertos
aspectos de esta sustentabilidad, por ejemplo, y con base en las definiciones recién revisadas:
41
Se logran satisfacer en cierta medida las necesidades alimenticias, y las necesidades de
disposición de los residuos orgánicos; contribuir a la creación de mercados alternos,
diversificar la economía.
Al trabajar la tierra, se logra cierta sensibilidad por el medio natural. Esta sensibilidad
puede derivar en la consideración por las generaciones presentes y futuras de
habitantes urbanos.
Esta sensibilidad puede permitir el cuidado y preservación de ciertas características,
prácticas y tradiciones culturales relacionadas con el ambiente. Es decir, puede
lograrse un cambio de valores, instituciones y pautas sociales.
Puede empezar a vislumbrarse la relación de todo con el todo, una conceptualización
sistémica de las ciudades y los ciudadanos, y sus relaciones inmediatas y globales: con
otros ciudadanos, con otros seres humanos, con la naturaleza.
Este reconocimiento de interdependencia, puede llevar a fortalecer el apoyo mutuo
entre ciudadanos para desarrollarse; empezar a crear una comunidad fuerte.
Las situaciones anteriores contribuyen a construir una ciudad habitable, justa,
saludable.
Aun cuando para el caso de SCLC las condiciones del medio natural se encuentran
francamente deterioradas, y podría pensarse que la AU muy poco podría ayudar a remediar este
aspecto, ya han sido citadas otras muchas formas a través de las cuales empezar a trabajar por
una ciudad saludable, como lo que se refiere a un cambio de actitud respecto a la forma en que
las acciones y decisiones particulares influyen en el sistema, así como el sentido de comunidad
y organización.
Las dimensiones abordadas por los autores referidos se enfatizan en diversos temas, como son
el concepto sistémico de la ciudad, el trabajo por espacios habitables, justos y equitativos; la
necesidad de satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos presentes y futuros, la
necesidad de una economía diversa y el desarrollo equilibrado con respecto al medio
ambiente, entre otras. Esta investigación toma cuatro ejes principales de análisis para la ciudad
sustentable que de cierta forma engloban las aportaciones recién citadas, y que se explican o
conceptualizan a continuación.
42
2.2.2 La contribución de la Agricultura Urbana a la Sustentabilidad Urbana: cuatro
dimensiones de análisis y operacionalización
La forma en que se relacionan las ciudades con su medio ha cambiado mucho: las distancias
con el campo, con otras ciudades y con los recursos que sustentan a la ciudad, se han acortado,
debido en gran medida al subsidio del transporte y los combustibles fósiles, provocando un
crecimiento de la huella ecológica urbana15. La Agenda 21 Local compromete a las ciudades
que la adoptan a reducir esta huella al tiempo que mejoran la calidad de vida de sus
ciudadanos, y es aquí donde la provisión de alimentos para la ciudad cobra importancia.
“La huella se hace más evidente cuando se piensa en las enormes cantidades de abonos químicos,
pesticidas y otros agroquímicos necesarios para mantener tal producción, y por supuesto, sus
impactos ambientales. Entra también en esta consideración, la introducción y comercialización
de variedades transgénicas, con el debate que puedan suscitar” (Celecia, 1998: 20)
15
Ver pie de página 1 en la Introducción para la definición del término de huella ecológica.
43
3) debido a que la actividad puede realizarse en espacios reducidos pero en un gran número de
unidades familiares/comunitarias, la necesidad de grandes extensiones para producir el
alimento de los agricultores parcialmente autosuficientes y sus clientes, puede reducirse
parcialmente. Es decir, la huella ecológica de la ciudad disminuye.
Dimensión Ambiental
44
En su estudio sobre la AU en Cuba, De la Salle (2004) apunta los siguientes indicadores
ambientales de la actividad en su contribución a la sustentabilidad, basados especialmente en
las investigaciones de Altieri sobre agroecología, pero que pueden aplicarse al medio urbano:
En el caso de la Habana, De la Salle menciona que desde 1996 se encuentra prohibido el uso
de pesticidas químicos. Especial atención merece la aportación que la práctica hace a la
sustentabilidad por la combinación de dos factores: el manejo integral de plagas y la gestión
orgánica del suelo (Altieri, en De la Salle, 2004). Un suelo sano es indispensable para un buen
cultivo; no sólo en términos de productividad sino de calidad de los alimentos; he aquí la
importancia de la producción de composta, que ayuda a recuperar la integridad del suelo. La
producción y uso de composta en SCLC, así como el reconocimiento de sus ventajas para
mantener la calidad del suelo, son generalmente reconocidas por los agricultores urbanos.
45
Dimensión Económica
En esta dimensión se pretende llegar a un equilibrio entre los costos (ambientales y sociales) y
los beneficios de la actividad económica, tanto a corto como a largo plazo. Así como la parte
ambiental es la que más se ha relacionado con el desarrollo sustentable, la parte económica es
la que ha imperado en los temas de desarrollo, por lo que esta dimensión es muy importante
para lograr ese ansiado equilibrio (WCED, 1987).
De la Salle (2004) menciona que para el caso cubano, antes de la caída del bloque soviético, la
práctica de AU era de subsistencia, lo que implicaba la existencia de una muy pequeña o nula
sobreproducción. Al incentivarse la producción por parte del gobierno, la producción fue
creciendo a tal punto de poder surtir a escuelas y hospitales; conforme crecía, se tuvo la
capacidad de producir específicamente para la venta al público. Indicadores económicos
relevantes identificados por esta autora son:
La misma autora refiere el caso cubano de la creación de mercados agrícolas al interior de las
ciudades, en los que los pequeños productores pueden vender su sobreproducción de forma
directa al consumidor, sin intemediarios.
46
Spiaggi et al. (2001) mencionan que el nivel de autoconsumo también debe ser una variable a
medir en el sentido de que puede implicar un ahorro en la economía familiar; así como la
existencia de mercados alternativos en los que vender o intercambiar su producción.
Dimensión Social
Se refiere a aquellos factores que influyen en las relaciones sociales, empezando por los
valores, y abarca temas tan diversos como la educación, la alimentación, el trabajo, la
vivienda, la seguridad, todos referidos a la satisfacción de las necesidades humanas básicas; de
nuevo, haciendo énfasis en el respeto por el humano y por el ambiente, en un marco de justicia
y equidad (WCED, 1987).
Spiaggi et al. (2001) identifican los siguientes indicadores sociales a través de los cuales la AU
puede contribuir a la sustentabilidad:
Nivel y tipo de participación
Nivel y tipo de organización
Aspectos de género (rol de la mujer en la AU)
Desarrollo institucional
Diversidad social (edad, género)
Calidad y cantidad de la dieta y nutrición (acceso equitativo a una fuente alimenticia
segura, nutritiva, viable económicamente y producida lo más ecológicamente
responsable). Se mide en: gramos/día/per cápita de consumo de productos frescos,
ricos en proteínas y micronutrientes
Incremento en el empoderamiento de los beneficiarios: construir capacidades entre los
practicantes a partir de la práctica de AU, capacidad comunitaria al vincular a
productores
Dimensión Cultural
47
pero ahora el concepto se ha ensanchado al punto de referirse a cuestiones inmateriales como las
“tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros
descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos,
conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo…” (UNESCO, 2009).
Es decir, esta dimensión aporta mucho más que las anteriores en el sentido de que “la cultura
misma es la que determina los significados, las cosmologías, las identidades sociales, los marcos
epistemológicos que moldean la forma en que el ambiente es visto y vivido”16 (Nurse, 2006: 37).
No existen indicadores específicos al ámbito cultural, por considerarse en estrecha asociación a los
de la social, sin embargo pueden rescatarse los siguientes de Altieri (en De la Salle, 2004 y
Spiaggi et al., 2001):
Consideración de saberes populares
Diversidad sociocultural (que puede asegurar una diversidad biológica de las especies
que se cultivan, diversidad en las formas de producir, consumir)
La UNESCO (2009) es muy clara al decir que el patrimonio cultural inmaterial “no sólo
incluye tradiciones heredadas del pasado, sino también usos rurales y urbanos contemporáneos
característicos de diversos grupos culturales”. De esta forma, se vislumbra a la AU como una
actividad que implica y rescata tradiciones históricas que “han evolucionado en respuesta a su
entorno”.
16
Traducción propia
17
Traducción propia
48
A partir de lo anterior, se propone una aproximación a la forma en que la AU operacionaliza la
SU, entendida la primera como una actividad contemporánea con profundas raíces históricas
en la que el cultivo de plantas y cría de animales en el entorno urbano ha dejado de cumplir
con el objetivo único de satisfacer una necesidad básica, la de alimentación, para cumplir con
propósitos multidimensionales como la aproximación al balance ecológico, la productividad
económica justa y equitativa, la identificación, organización y fortalecimiento comunitarios.
Es reflejo de una forma de pensar sobre el desarrollo humano en equilibrio con su medio.
49
Existe un espectro muy amplio de acción en que la AU que puede ayudar a contribuir en mayor
o menor medida a la construcción de una ciudad sustentable: contribución al ahorro e ingresos
familiares, educación, provisión de espacios para la recreación y contacto con la naturaleza,
beneficios ambientales como conservación de áreas verdes, infiltración de agua, aumento de
biodiversidad en un ambiente construido, aprovechamiento de los residuos orgánicos, aguas
residuales y agua de lluvia, entre muchas otras (Ableman, 2002). En la Figura 2.2 se resumen
algunas aportaciones de la AU a las 4 dimensiones de la sustentabilidad descritas
anteriormente.
50
la relación tan estrecha con el medio, de interdependencia, la importancia de las acciones
individuales, su factibilidad de contribuir a la conservación ambiental y al trabajo por un
mejor entorno, inmediato y lejano.
Pensando en este entorno familiar y en otros de mayor escala, es que en esta investigación se
propuso la siguiente forma de operacionalizar la aportación de la AU a la SU en campo:
51
Dimensión ambiental
Diversidad de los cultivos: no sólo por la riqueza genética que implican, sino porque la
asociación de cultivos ayuda a contrarrestar las plagas. Esto también se relaciona
directamente con el aspecto nutricional y el económico: mientras más especies se
cultiven, mayor disponibilidad de alimentos puede tenerse en las distintas estaciones,
tanto para autoconsmo como para venta.
Alternancia de cultivos: se relaciona directamente con el punto anterior; otra ventaja
significa el descanso que se da al terreno para recuperarse y no causar erosión y
pérdida de nutrientes.
Manejo de residuos: tanto los alimentos cosechados por uno mismo, como los
adquiridos en el mercado, pueden reutilizarse para elaboración de sustrato.
Fuentes de agua: ¿reúso de aguas domésticas? ¿aprovechamiento de agua de lluvia?,
¿sistema de agua municipal?
Productos producidos orgánicamente: este punto también se relaciona con el aspecto
económico, en el sentido de que pueden mercadearse bajo esta etiqueta y atraer a otro
tipo de consumidores más especializados.
Dimensión económica
Dimensión social
Dimensión cultural
Antes de concluir esta sección, es importante ser explícitos con la observación de que una sola
actividad, ni siquiera siendo practicada por toda la población, por prometedora y
multidimensional que sea, tal como se ha descrito a la AU, puede garantizar la SU por sí sola.
Para lograr una ciudad realmente sustentable, simplemente desde la pura visión ambiental
requeriría un manejo integral y sustentable de varios sistemas, tales como el del agua, el de los
residuos urbanos en general, el de la energía, etcétera. Y en paralelo, se tendría que cumplir
una serie de condiciones en diversos sub-sistemas de las dimensiones económica, social y
cultural, como se ha descrito en este capítulo. En efecto, la SU es un tema muy complejo,
sistémico, que requiere la interacción de diversas dimensiones, actores, disciplinas y niveles
de política pública. Una sola dimensión, una sola actividad, un solo sub-sistema, actor o nivel
de política pública no lo puede garantizar. Así pues no se propone que la AU por sí sola “logre”
la SU. Pero sí puede considerarse un modelo de actividad que aporta directa y concretamente a
muchas facetas de la ciudad sustentable, y en ese respecto constituirse como elemento
promotor de la ciudad sustentable. Este estudio se propone demostrar, desde una perspectiva
cualitativa, ese papel de la AU en el contexto particular de SCLC.
53
54
Capítulo III. Metodología
18
Relacionados de forma directa sólo existen los trabajos de Camacho (2005) y Ocampo (2006) citados con
anterioridad.
55
telefónicas con especialistas de la localidad. Las primeras iniciativas identificadas estuvieron
referidas a actividades a una escala familiar muy pequeña por ubicarse en el patio o traspatio
de la vivienda; de producción comercial, considerada pequeña escala por ubicarse en
establecimientos comerciales o terrenos de cultivo, y a nivel institucional, también de pequeña
escala por ubicarse dentro de las instituciones.
Se muestran a continuación las variables iniciales, usadas para describir a cada dimensión de
la sustentabilidad y que fueron incluidas en las entrevistas y hojas de campo. Estas variables
fueron ampliándose, concretándose y mejorándose al ir integrando elementos de campo y por
la revisión documental, en un proceso iterativo de análisis inicial de resultados preliminares de
campo y contrastación con la literatura encontrada (Hernández Sampieri et al., 2006).
19
De acuerdo a Mougeot (2005), los criterios para diferenciar la agricultura intra-urbana de la periurbana son
muy diversos. Los criterios para definir a la primera se refieren a: tamaño de la población, límites oficiales de la
ciudad o si la agricultura se lleva a cabo en otro uso de suelo, por ejemplo. La definición de la agricultura
periurbana es más complicada en el sentido de que los límites entre lo periurbano y lo rural son muy frágiles
(cambiantes), en gran parte debido al constante crecimiento de las ciudades. Algunas definiciones se refieren a la
accesibilidad que se tiene a las áreas periurbanas desde la ciudad: ¿es posible que éstas surtan de alimento
diariamente a la ciudad? ¿es posible que trabajadores/habitantes de la ciudad accedan a las áreas agrícolas
periurbanas diariamente?
20
Vocación educativa, comercial, para autoconsumo, etc.
56
Cuadro 3.1 Variables para caracterizar la AU
Variable de Descriptor Variables iniciales
investigación
Alimenticios (huertos y hortalizas, animales)
Componente agrícola (diversidad) No alimenticios (especies ornamentales,
medicinales, fibras)
Dentro de la casa, lejos de la residencia,
Ubicación de la actividad
propiedad privada, pública, semi-pública
Escala de producción Familiar, grupo o cooperativa
Prácticas
catalogadas Comercial, autoconsumo, excedentes se
como AU Destino de la actividad venden o intercambian, educativa,
investigación
Temporalidad Permanente, estacional, ocasional
Uso de fertilizantes, pesticidas, composta,
Manejo del suelo y recursos
fuente de agua (lluvia, potable, residuales
naturales
tratadas, no tratadas)
Tecnologías usadas Rudimentarias, mecanizadas, especializadas
Fuentes de agua, manejo de residuos,
Ambientales alternancia de cultivos, uso de energía y
agroquímicos
Volumen de producción, excedentes, volumen
Económicos de ventas, demanda y oferta, número de
empleos, ingresos generados, ahorro familiar
Tipos de
Aspectos demográficos (género, edad, estrato
beneficios
socioeconómico), tipo de organización y
Sociales
participación, actividades adicionales a las
productivas (educación, recreación)
Uso de habilidades y conocimientos locales
Culturales y/o foráneos, cultivos locales o exóticos,
tradicionales (milpa maya)
Acceso a recursos o insumos Tierra, agua y agroquímicos
Disposiciones municipales, restricciones para
Políticas de uso de suelo
actividades y/o disposición de desechos
Costos, financiamiento, acceso a mercados,
Problemas de comercialización
acceso a almacenamiento
Tipos de
Financiamiento, estrategias para desarrollo
limitantes Adopción de tecnologías
tecnológico
Grado de conocimiento de las Alto, bajo, nulo
prácticas de AU
Grado de involucramiento en las Actividades alternas a la específica
prácticas de AU (educación, promoción)
Fuente: Elaboración propia con base en Spiaggi et al. (2001) y De la Salle (2004)
En esta parte del trabajo, también se identificaron a los siguientes grupos de actores como
relevantes a estudiar: productores/agricultores urbanos; especialistas en AU y/o agroecología y
autoridades municipales.
57
3.2 Trabajo de campo
El trabajo de campo se realizó entre enero de 2009 y principios de marzo de 2010, iniciando con
recorridos preliminares a las zonas ubicadas con antelación. Durante estos recorridos y los
subsecuentes, se identificaron lugares adicionales sobre los que no se tenía conocimiento previo,
ampliando así el universo de estudio. Se definió entonces la estrategia metodológica de campo
para localización de lugares donde se practicara la AU y personas dedicadas a la actividad:
1. Recorridos en auto para obtener una primera impresión de las zonas, barrios y colonias
de la ciudad. Se reconoció aproximadamente 80 por ciento de la ciudad en auto.
2. Recorrido a pie por aquellos lugares identificados con desarrollo actual o potencial
de AU. Se reconoció aproximadamente 50 por ciento a pie.
3. Muestreo por referencia (bola de nieve) de personas involucradas en la actividad de
AU a nivel individual, en sus casas o propiedades dentro de la ciudad, por muy
pequeña que fuera.
Los criterios para la primera estrategia de muestreo se definieron con base en la información
generada a partir de lo observado en los recorridos, y el contacto inicial con los primeros
entrevistados y fueron los siguientes:
58
Se procedió a tratar de encontrar experiencias relacionadas con los criterios 2-4 en las distintas
zonas en que se encuentra dividida la ciudad, suponiendo que en todas ellas habría por lo menos
prácticas familiares de monocultivo y/o policultivo de distintos estratos socioeconómicos. Los
posteriores recorridos y las referencias otorgadas por los primeros entrevistados (bola de nieve),
motivaron a reconsiderar la estrategia de muestreo y basarla en un criterio más sustantivo que la
distribución espacial: la tipología de AU desarrollada (Cuadro 3.4).
La revisión continua de literatura permitió ir afinando esta tipología, que fue retrabajada con base
en lo observado en campo y se conceptualizó finalmente de la forma que muestra el Cuadro 3.5.
La distinción primordial entre uno y otro se refiere al tipo de organización, y se consideró
importante describir a profundidad por lo menos una experiencia de cada uno de los tipos para
59
entender la gama de experiencias de AU en SCLC. Esta tipología fue adoptada como marco para
la estrategia final de muestreo.21
21
En el capítulo de resultados se ofrece una descripción detallada de cada tipo o categoría
60
3.2.3 Realización de entrevistas
Habiendo definido los grupos de actores, así como la estrategia de muestreo dentro del grupo
de productores basada en la tipología anterior, se procedió a la recolección de datos. Se
consideró entonces la realización de por lo menos una entrevista dentro de cada tipo para
obtener un panorama general de la actividad. El contacto y la elección de cada entrevistado se
basó en muestreo por referencia (bola de nieve) o bien por el conocimiento previo que se
tuviera de alguien que se consideró cubría el perfil descrito en cada categoría.
Cabe aclarar que dentro del tipo 1.2 (pecuario), no pudo concretarse entrevista alguna por falta
de tiempo, pero se utilizó como fuente secundaria la información generada por Ocampo (2006)
sobre este tipo de sistemas en SCLC, y que es útil para caracterizar la actividad. Dicho estudio
aporta indicadores sobre la sustentabilidad de la práctica: aspectos ambientales
(aprovechamiento de residuos orgánicos, alimentación del ganado, impactos ambientales por
la práctica de pastoreo), aspectos económicos (datos sobre la producción diaria de leche y
comercialización de ésta y sus derivados en el mercado local) y sociales (abastecimiento de
alimento, presión por cambio de uso de suelo, riesgos asociados, organización de los
productores). Es decir, se cubren tres de las cuatro dimensiones del análisis que se proponen
en este estudio. Solamente el componente cultural no es abordado.
Para obtener información adicional sobre las prácticas de AU y sus limitantes en la localidad,
se realizaron cuatro entrevistas a especialistas en el tema (tres investigadores del Ecosur y uno
del CIESAS Sureste), así como dos entrevistas más a agricultores urbanos que abandonaron la
actividad, y una más a un funcionario público (Coordinación de Proyectos Productivos del
Municipio de SCLC) para conocer la perspectiva de la administración actual respecto a la
61
actividad. En total se entrevistó a 24 actores, como se muestra en el Cuadro 3.6. Cuatro de
estos entrevistados pertenecen a dos categorías y pudieron brindar información sobre dos tipos
de experiencias.
62
Sólo en el caso de dos entrevistas (autoabastecimiento comercial e institucional-educativa) se
realizó adicionalmente observación participante, al acudir en diversas ocasiones al lugar de
práctica de AU y participar activamente en parte del proceso de cultivo (Patton, 1990).
En cuanto al grupo de actores identificados como relevantes, sólo fue posible el acceso
a uno de ellos en la categoría de autoridades municipales.
Para la determinación de los beneficios económicos, no pudo hacerse un cálculo de la
demanda y oferta de productos derivados de la AU, debido a que excedió a las
capacidades de tiempo y recursos de este estudio el incorporar una muestra mayor y
más diversificada para la aplicación de encuestas.
Para la determinación de las limitantes, quedó fuera de este estudio la consideración de
las políticas de uso de suelo y en cierta medida los de problemas de comercialización
de la producción, ya que no se investigó formalmente los canales a los que podrían
tener acceso los productores con una escala de producción mayor que la de
autoconsumo.
Se fueron incorporando otras variables de análisis de la actividad además de las
señaladas en el Cuadro 3.1, de manera que la hoja de ayuda para la observación y la
guía de entrevistas, fueron enriqueciéndose, teniendo como resultado los formatos
finales que se incluyen en los Anexos 2 y 3.
63
cuales se estudió la práctica local de AU. La herramienta que facilitó este análisis fue la
bitácora de reflexiones en campo, formulada en forma paralela a la bitácora de campo 22 y que
sirvió para identificar aquellos sucesos notables, por sí mismos o por la relación que
guardaban con otros, y que no habían sido consideradas previamente.
En un primer nivel de análisis se buscaron posibles vinculaciones entre las distintas etiquetas o
variables, de manera que pudieran agruparse en un plano superior y más complejo (e
incluyente), formando categorías. Un segundo nivel de análisis implicó la agrupación de de
dos o más categorías (a menos de que se establezca que una por sí sola merece atención
particular) para formar un tema con “mayor amplitud conceptual” (Patton, 1990 y Hernández
Sampieri et al., 2006) o supra-categoría. A continuación se muestran los resultados del primer
y segundo niveles de análisis.
22
Ambas sugeridas como herramientas para la investigación cualitativa por Patton (1990) y Hernández-Sampieri
(2006)
64
Cuadro 3.7 Codificación de primer y segundo nivel respecto a
la caracterización de la práctica de AU en San Cristóbal
Agrupación de primer nivel Agrupación de segundo nivel
65
Agrupación de primer nivel Agrupación de segundo nivel
El mismo factor del poco tiempo en campo impuso la necesidad de limitar el área de estudio a
aquellas prácticas y practicantes de AU ubicados geográficamente dentro del perímetro de la
ciudad, representado por el Periférico; dejando fuera iniciativas periurbanas que en la
66
actualidad significan un impacto en los ejes estudiados de SU, para el caso SCLC, pero que
ciertamente pueden relacionarse más fácilmente con el contexto rural que con el urbano.
67
68
CAPÍTULO IV. Resultados y Discusión: San Cristóbal de las Casas y su
Agricultura Urbana
Este capítulo se encuentra integrado en cuatro partes. En la primera se ofrecen los resultados
obtenidos en campo respecto a la caracterización de la práctica, el tipo de cultivos encontrados y
los agricultores existentes en la ciudad. En la segunda parte se destacan las aportaciones que hace
la AU actual a las cuatro dimensiones de la sustentabilidad analizadas y la contribución que hace al
concepto integral de ciudad sustentable. En la tercera parte se muestran las limitantes que enfrenta
la AU en la actualidad; y en la cuarta se exponen las oportunidades y las perspectivas sobre el
futuro de la actividad en SCLC, todo desde el punto de vista de los actores entrevistados.
23
Para este estudio no fueron incorporadas las experiencias de la Universidad de la Tierra y el Centro de
Desarrollo de la Medicina Maya. En el primer caso, la razón fue por acotación metodológica, ya que se encuentra
fuera del periférico de la ciudad; en el segundo caso, y a pesar de estar incluida dentro de la limitación espacial,
existe una indisposición de este centro para compartir cualquier información con personas ajenas a la cooperativa,
por razones de bioseguridad o biopiratería. En este centro existe un pequeño jardín botánico de “muestra” con
especies medicinales, pero se tiene la intención de diseñar y construir un huerto de mayor extensión dentro del
terreno de dos hectáreas para cultivar las especies que surtan al taller de herbolaria y para la elaboración de
remedios tradicionales.
69
La actividad de AU se desarrolla en distintos tipos de predios: establecimientos comerciales,
instituciones públicas (de investigación y/o educativas), en terrenos privados-comunales, y en
mayor medida a nivel familiar dentro de la propiedad privada, ya sea en terrenos apartados de
la vivienda, generalmente en la periferia de la ciudad, pero muy frecuentemente en lo que se
denomina huerto de traspatio, ubicado dentro de la vivienda urbana y en espacios por lo
general reducidos.
El trabajo de campo realizado durante los meses de enero a marzo de 2010, permitió elaborar
una tipología de las prácticas de AU encontrada en SCLC, que toma en cuenta a los siguientes
criterios: el nivel de organización (institucional, familiar, comunal); el destino del cultivo
(autoconsumo, venta, experimentación) que se relaciona con la escala de producción (micro
escala, pequeña-mediana escala); el sistema de producción (agrícola, pecuario, una mezcla de
ellos) y la ubicación de los cultivos (casa o predio particular, centro institucional o educativo,
espacio comunal). En el Cuadro 4.1 se muestra la conceptualización de esta tipología.
En los siguientes cinco apartados se hace una descripción detallada de cada una de las
categorías de esta tipología, a partir de las entrevistas realizadas y la observación en campo.
Agrícola
El ejemplo más claro de esta clasificación se refiere a la zona conocida como Labor de San
Nicolás, ubicada al noreste de la ciudad, y la única reconocida oficialmente con uso de suelo
agrícola en la ciudad. El tipo de propiedad es ejidal, el único remanente de este tipo en SCLC.
71
En la actualidad, la mayoría de los predios son rentados por los dueños, tzotziles asentados en
SCLC desde dos generaciones atrás, a terceros para su aprovechamiento agrícola (ESP1,
entrevista, 2010).
Debe recordarse que para este estudio, así como en general, es aceptada la inclusión de ganado
menor y mayor dentro del concepto de AU (RUAF Foundation, s/a; UNDP, 1996) debido a la
forma en que interactúan y se complementan los animales y los vegetales en la unidad de
producción. La producción de ganado menor suele referirse a las especies más pequeñas,
como aves de corral y conejos; y aún cuando son un componente del ingreso, para el caso de
SCLC de acuerdo a las entrevistas realizadas y lo observado en campo, son una actividad
secundaria para quien la practica.
72
Pecuaria
La información sobre especies mayores, tales como los bovinos, que se presenta en este
estudio fue tomada del estudio de Ocampo (2006), debido a la falta de tiempo y recursos para
completar entrevistas en esta categoría, como fue explicado en el Capítulo III de metodología
(punto 3.2.1) ya que cubría muchos de los aspectos que se investigan aquí. Aunque aquél
estudio comprende las áreas periurbanas y laderas adyacentes al Valle de SCLC, también se
ubica dentro del espacio urbano, lo que lo hace pertinente para ser tomado como referencia en
esta investigación. A continuación se hace una relación de los puntos más importantes del este
estudio de Ocampo que sirven para caracterizar este tipo de AU.
Actualmente, los sistemas bovinos productores de carne y leche, o sólo de carne, como
Ocampo los clasifica, significan el ingreso primario de quienes los practican. Los productores
de carne y leche venden los productos lácteos y sus derivados de forma directa a los
consumidores, sin intermediarios. De acuerdo a este estudio, existe un margen de utilidad que
permite a los productores vivir de la actividad ganadera.
73
Capítulo I de antecedentes. Estas aportaciones son muestra de oportunidades para diversificar
la economía local, y contribuir al aprovechamiento de insumos que comúnmente son vistos
como desechos.
En cuanto al impacto ambiental, el estudio de Ocampo diferencia las prácticas que cuentan
con un diseño adecuado de instalaciones que permite una rotación del pastoreo, de aquéllas
que no lo tienen y por lo tanto ocasionan mayor impacto en el suelo (erosión). El estudio
arroja que estos sistemas pecuarios son altamente dependientes de insumos externos, tanto
alimenticios como medicinales. Las especies utilizadas en los sistemas productores de carne
son criollas, lo que implica una mayor adaptación al medio, otorgando estabilidad al sistema.
En el aspecto social, el estudio atestiguó molestias por parte de los vecinos, debido a que
muchos de los establos quedaron rodeados por la mancha urbana al ir creciendo la ciudad, lo
cual genera problemas de olores, bloqueo de tránsito y calles sucias, cuando el ganado es
sacado a pastorear. Por otro lado, de acuerdo a la población vecinal encuestada, la presencia de
los establos no representan una competencia por el recurso agua.
74
Destaca la falta de políticas relacionadas con el apoyo a este sector; la relación entre
los eslabones de la cadena productiva es débil, por lo que se requiere mayor
“integración entre producción, comercialización y transformación de los productos
para obtener mayor valor agregado” (Ocampo, 2006: 25).
Para esta categoría se encontraron cuatro iniciativas, dos vecinales y otra referida a un grupo
religioso cultivando en un lote baldío de su iglesia, pero que en la actualidad ha dejado de
producir. Sobre este último caso, uno de los miembros de la iglesia, habiendo captado apoyo
financiero de una agencia internacional (Cuerpo de Paz) para la ejecución de un proyecto
productivo, promovió la impartición de talleres de AU en su comunidad. Éstos fueron
otorgados por expertos en agroecología de Ecosur durante un periodo de tres meses en el
2008, y comprendieron temas como nutrición, asociación de cultivos, diseño de huertos,
fertilidad de los suelos y elaboración de composta (C1, entrevista, 2010).
De las 25 familias que empezaron en el taller (representadas por los padres de familia), sólo 13
lo terminaron, y en la actualidad alrededor de cinco familias continúan con la actividad de
forma particular, en sus casas. Suelen compartir los excedentes con la comunidad religiosa,
pero no existe interés generalizado de reiniciar la actividad de cultivo en el espacio común de
la iglesia (C1, entrevista, 2010).
Una de las iniciativas vecinales encontradas concierne al trabajo planteado para un área verde
dentro de un fraccionamiento. La mesa directiva en turno acordó en conjunto la reforestación
del lugar, y se encuentra planeando actividades relacionadas con la conservación del área que
interesen e involucren a la población del fraccionamiento (especialmente a niños y jóvenes), y
que podrían referirse a proyectos de AU (C2, entrevista, 2010). Pero este es un proyecto a
futuro y que no es seguro que se refiera específicamente a AU.
Otra de las iniciativas vecinales se refiere a un grupo de mujeres perteneciente a uno de los
pocos barrios urbanos en los que aun se observa a simple vista la conservación de áreas
forestales y huertos de traspatio. Se trata del “Barrio Las Delicias”, que toma su nombre de la
75
tradición de estos huertos de proveer con insumos para la elaboración de dulces a las ferias
locales (C3, entrevista, 2010).
El proyecto empezó a operar en el mes de abril de 2010, en el que 13 mujeres y parte de sus
familias han recibido talleres de capacitación para diseño de huertos, elaboración de composta,
prácticas de conservación de suelo, siembra, trasplante y cuidado de las plantas en los diversos
ciclos de crecimiento, manejo de plagas y uso de secadores solares para la elaboración de
frutos secos. Además, se han trabajado temas en paralelo que son considerados básicos para
promover cambios de actitud para emprender proyectos de manera exitosa, tales como
autoestima, toma de decisiones, liderazgo, sanación de actitudes y resolución de conflictos
(C3, entrevista, 2010).
Esta experiencia vecinal surge a partir de la idea del líder del proyecto de construir una
comunidad de aprendizaje basada en la recuperación de las relaciones tanto internas al barrio
como externas a él, es decir, con otros barrios o la ciudad misma La base de estas
comunidades de aprendizaje se encuentra en la organización pre-existente en el barrio en torno
a lo religioso. La tradición de organización y participación alrededor de la iglesia de cada
barrio, de acuerdo al líder del proyecto, especialista en educación y participación social e
investigador científico, había sido muy fuerte hasta hace poco. Para el caso del “Barrio Las
Delicias” aún persiste, y fue así que a partir de ella se empezó a promover iniciativas y
proyectos comunitarios, siendo el último sobre huertos urbanos (C3, entrevista, 2010).
76
El objetivo más amplio de estas comunidades de aprendizaje es recuperar la capacidad para
resolver problemas, en este caso, de alimentación y fortalecimiento del ingreso económico.
Fomentando las relaciones vecinales, se promueve el aprendizaje conjunto y el intercambio de
experiencias e insumos, enriqueciendo y fortaleciendo a la comunidad a distintos niveles (C3,
entrevista, 2010).
Esta asociación promueve talleres tanto entre los productores como entre los consumidores,
relativos, por un lado, a una producción limpia, cuidadosa del medio y los recursos naturales,
en donde se aprovechan los residuos orgánicos, tal como sucede con la elaboración de
composta; otros talleres se relacionan con los procesos de empaque, inocuidad e higiene. Para
los consumidores se ofrecen talleres de información y difusión que incluyen visitas de
verificación a productores (Red de Productores y Consumidores Responsables, 2009).
24
Un proceso limpio se refiere al uso de composta orgánica, agua limpia para riego y ausencia de fertilizantes y
pesticidas químicos. La producción artesanal implica el uso de saberes tradicionales y con instrumentos de
trabajo muy elementales, en el núcleo familiar y con una escala de producción generalmente baja (Red de
Comida Sana y Cercana, 2009).
77
cifras de concurrencia o volumen de ventas, por medio de la observación directa se constató la
aceptación y gusto de los clientes por adquirir los productos que ahí se venden.
Este tipo de iniciativas es el ejemplo más representativo del tipo de AU practicado en SCLC,
por su extensión y frecuencia. Aun cuando no se cuenta con datos estadísticos que apoyen el
enunciado anterior, un simple recorrido por el centro de la ciudad y los barrios principales (la
parte antigua de la ciudad) hará notar al habitante o visitante sobre la vigencia de lo que Aubry
(2008) mencionaba respecto a la composición del espacio doméstico: patio-traspatio-sitio
como áreas comunes, de recreo, y de acercamiento con la naturaleza.
Los huertos de traspatio, en el caso de SCLC, son frecuentemente referidos como huertos o
sitios; pero también pueden llamarse jardines y/o patios, aunque suele entenderse por estos
últimos a los espacios donde predominan las especies de ornato sobre las comestibles. En el
caso de que éstas se encuentren presentes (en forma de árboles frutales y especies aromáticas o
medicinales como epazote, cilantro y hierbabuena), suele ocurrir porque en dichos jardines
han crecido de forma silvestre o bien han sido plantadas una o dos generaciones antes. El
suceso anterior no excluye el hecho de que el habitante o propietario actual se interese no sólo
por conservar dichas especies en el jardín, sino que incluso incremente el número de especies
o variedades.
Además de estos espacios de cultivo convencional, existen otros que han surgido por diversas
razones: agotamiento de los espacios convencionales, deseo de aprovechamiento y
optimización del predio, y deseo del control de ciertas variables ambientales (climatológicas)
sobre los cultivos. Esto ha llevado a acondicionar espacios y construir estructuras, como son
techos e invernaderos respectivamente. De este último caso existen ejemplos aislados por el
hecho de requerir una inversión económica más significativa.
78
Cultivos en casas particulares: al aire libre y en invernadero
Este tipo de uso de suelo, ya sea en el predio principal (dentro de la ciudad) o en un terreno en
la periferia, a pesar de poder ser considerado agrícola, se ubica en la carta urbana como uso de
suelo habitacional, por realizarse a una escala muy pequeña. El Programa de Desarrollo
Urbano de San Cristóbal de las Casas 2006 muestra un comparativo del crecimiento de uso de
suelo para el periodo de 1997 a 2005, identificando tres usos principales: habitacional,
agrícola y forestal:
Cultivos en el “Hotel Parador San Juan de Dios” y en el restaurante “La Casa del Pan”
80
El primer caso es una iniciativa surgida a partir de un proyecto académico a nivel de posgrado,
en donde el hijo de la familia dueña del establecimiento inició el cultivo de algunas especies,
utilizando material de reciclaje encontrado en la misma construcción, para la elaboración de
los contenedores. Los padres, dueños del restaurante, decidieron conservar y continuar esta
práctica, introduciendo un mayor número de especies y destinando la producción para
elaboración de alimentos y venta al público (D1, entrevista, 2010).
En la actualidad este techo sirve no sólo como espacio alternativo de cultivo, sino que se
ofrecen talleres de introducción a la práctica de cultivos orgánicos, enseñando técnicas
elementales de elaboración de composta, lombricomposta y sustrato, así como técnicas de
cultivo como asociación de especies, plantar y trasplantar; haciendo constantemente hincapié
en el aprovechamiento que puede hacerse del espacio doméstico urbano, así como de los
beneficios que este contexto puede otorgar a la práctica de AU.
En el caso del “Hotel Parador San Juan de Dios”, el establecimiento cuenta con un huerto que
además de abastecer en cierta proporción al restaurante, sirve como atractivo a los visitantes,
ya que se encuentra abierto al público en general. Sin embargo, en este caso no se hace un
aprovechamiento publicitario de los alimentos cultivados de manera orgánica en el huerto.
El espacio y tiempo disponibles son insuficientes para atender el interés de más estudiantes de
participar en este proyecto productivo. El maestro señala como limitante la falta de un apoyo
institucional (del sistema Cobach) más amplio, debido a que no se cuenta con un proyecto
estructurado (documentado y sistematizado). En la actualidad la materia obtiene asesoría y
capacitación del Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS)
para el monitoreo del pH en la elaboración del sustrato (E4, entrevista, 2010).
Otros talleres relacionados con la AU son los de: herbolaria, donde los estudiantes aprenden y
realizan el cultivo de sus propios insumos en el huerto medicinal; tecnología de la
alimentación, donde se aprovechan los frutos cultivados para la elaboración de conservas y
repostería; y el taller de silvicultura, donde se aprovecha el sustrato fabricado a partir de la
composta y lombricomposta del área agropecuaria (E3, entrevista, 2010).
En el siguiente apartado se hace una caracterización del tipo de agricultores urbanos presentes
en SCLC, con base en la tipología descrita anteriormente.
83
4.1.2. Agricultores urbanos de San Cristóbal
Las características que distinguen a cada tipo de agricultor se relacionan de manera estrecha
con la tipología presentada en el apartado anterior. El motivo o los motivos que impulsan a
desarrollar la actividad determinan en gran medida el destino de la producción, así como el
resto de variables involucradas en la producción (diversidad de los cultivos, escala de
producción, temporalidad, tecnologías e insumos utilizados).
En el caso de los productores a escala pequeña-mediana, los agricultores y/o ganaderos suelen
tener una tradición familiar en la actividad, y tal como lo refiere Ocampo (2006), tienen la
intención de perpetuar la práctica a través de sus descendientes. Lo anterior otorga estabilidad
al sistema, ya que también este tipo de productor se especializa en la producción y/o crianza
de ciertas especies. De acuerdo al estudio del mismo autor y a lo observado en campo en esta
investigación, puede decirse que esta categoría, en contraste con el resto de ellas, agrupa a un
agricultor urbano con un perfil demográfico más semejante al agricultor tradicional-rural:
hombres adultos, padres de familia, originarios de la localidad o de la región.
Las personas involucradas en las iniciativas institucionales cuentan con experiencia (basada en
una educación formal y/o práctica) que respalda la calidad de los contenidos de los programas
que imparten. Se trata de individuos generalmente interesados en la generación de
conocimiento nuevo, en la enseñanza, con motivación para involucrar en la actividad a
terceros, o bien dispuestos a seguir aprendiendo y capacitándose en el tema.
Debido a que las iniciativas particulares a micro escala son las que se practican más
frecuentemente en SCLC, y a que durante el trabajo de campo se recopiló un mayor número
de entrevistas a representantes de esta categoría, a continuación se hace una descripción más
amplia de este tipo de agricultor.
85
La muestra entrevistada que sirvió de base para la realización de este estudio, evidencia que
existe una mayor afinidad hacia esta actividad cuando se cuenta con antecedentes rurales
inmediatos: es decir, cuando se proviene de una región rural con tradición de cultivo, o bien de
una familia en la que esta práctica era algo cotidiano. Se heredan las costumbres y el gusto por
mantener un espacio que rememore esa tradición, que sirva de vínculo con el pasado o su
lugar de origen: “aquí [en mi huerto] hay varios árboles de mi tierra, como este níspero que me
la recuerda, y [a] mi niñez en Las Margaritas” (B11, entrevista, 2010); “traje las borrajas de
España, porque aquí no las hay” (B5, entrevista, 2010).
Sin embargo, existe un nuevo tipo de agricultor, aquél que sin tener una tradición familiar de
cultivo y con un pasado francamente urbano, se encuentra interesado en iniciarse en la
actividad. De la muestra entrevistada (n=24), se encontraron 6 agricultores de este tipo. Sus
características sociodemográficas son interesantes de referir, ya que se trata de personas con
un nivel educativo de licenciatura o mayor, poseedores de ciertos bienes materiales e
interesados en una educación de calidad para sus hijos, en la que se destaca el interés por el
cuidado del ambiente.
Las motivaciones para continuar o iniciar la práctica son, sin embargo, diversas. Una de las
más importantes se refiere a la capacidad de generar alimentos para autoconsumo, ya sea en el
sentido de que implica una ayuda en la economía doméstica, o por placer de cosechar y comer
lo que uno mismo ha cultivado: “me gusta criar y cuidar mis gallinas, vengo diario a darles de
comer. Me sirve de distracción y así no tenemos que comprar huevo, diario se producen
alrededor de 10. Ya cuando alguno de mis hijos quiere [comer pollo] me pide y venimos [para
escogerlo]” (B4, entrevista, 2010).
86
embellecimiento de la ciudad y la participación en proyectos que generen un impacto en la
familia y la comunidad.
Los productos cosechados por los entrevistados en esta categoría, suelen utilizarse únicamente
para el autoconsumo, aunque en ocasiones se comparten con el resto de la familia o con
amigos y vecinos. Los excedentes pueden incluso venderse a terceros, o bien servir para la
realización de proyectos emprendedores como elaboración de conservas o en el desarrollo de
trabajos escolares (proyectos culinarios): “[nuestro hijo] preparó para un proyecto de su
escuela una bebida de pasiflora que embotellaron y se vendió muy bien el día de la
presentación” (B11, entrevista, 2010). Sólo una de las familias entrevistadas manifestó
explícitamente no aprovechar la producción de su huerto (particularmente aquélla proveniente
de los árboles frutales).
En los siguientes cuatro apartados, se hace una descripción y análisis de la forma en que la
práctica actual de AU, a partir de las entrevistas realizadas, puede hacer una aportación a las
dimensiones ambiental, económica, social, cultural, desde el contexto sancristobalense.
87
aprovechamiento de residuos inorgánicos (botellas/vasos) como almácigos25, particularmente
en la producción a micro escala. Sin embargo existen casos en los que el aprovechamiento de
material se realiza para la construcción de la estructura donde se cultiva, por ejemplo, puertas,
techos, pisos de madera como contenedores.
25
Recipientes generalmente individuales para la siembra de semillas, buscando controlar y proteger el proceso de
germinación (contra factores externos como el clima o fauna). Una vez germinada la semilla, la planta es
transplantada al sitio donde crecerá de forma definitiva. Suelen utilizarse en los casos en los que se evita realizar
la siembra de manera directa sobre el área de cultivo
26
Se refiere a especies nativas, no alteradas genéticamente, altamente valiosas no sólo por su adaptación a
condiciones ambientales muy específicas (clima, geografía) de la localidad y/o región, lo que las hace resistentes
y productivas, sino por guardar saberes culturales ancestrales de antepasados que las manipularon y modificaron
por selección manual de acuerdo a rasgos sobresalientes (Ignacio Chapela, 2007 en The Future of Food DVD).
88
quien consume esos productos. Otra ventaja asociada es la reducción significativa de residuos
que las familias entregan al sistema municipal de limpia. En general, fue constatado que los
entrevistados estaban al tanto de las ventajas de la elaboración del propio abono, sustrato o
humus. De los 24 entrevistados, 10 realizan producción de composta.
Una práctica cada vez más frecuente se refiere a una variante de la elaboración de composta,
que es la lombricomposta, por las propiedades que arroja el humus creado a partir del trabajo
de las lombrices. De hecho, algunos autores consideran a las lombrices como el ganado más
pequeño, junto con las abejas (Soriano, 2005).
De igual manera, hay quienes dedican mayor tiempo y cuidado a su producción; quienes
conocen más sobre las propiedades nutricionales de los elementos que conforman y produce la
composta. Algunos tienen acceso a las excretas animales para su incorporación y
aprovechamiento, y otros no. Finalmente, existen distintos modos de producirla de acuerdo a
89
las características de la propiedad: por ejemplo, mientras que en la mayoría de casas y predios
con terreno disponible puede cavarse un hoyo en el huerto o jardín para el depósito de los
residuos orgánicos; en el techo del restaurante “La Casa del Pan” se construyó una estructura
que no tuviera contacto directo con el pavimento, para evitar la filtración de los lixiviados y
daño del techo.
Riego del cultivo. En los casos estudiados se encontraron tres formas de riego del cultivo. La
más común se refiere al uso de agua proveniente del sistema potable municipal, en cantidades
semejantes al riego de plantas y flores ornamentales. La segunda se refiere al riego con agua
de lluvia capturada, con dos casos observados, uno en operación y otro en proceso de
construcción de la estructura. La tercer forma es poco frecuente y está condicionada al
contexto biológico de la región: un sistema de riego de chinampas, aprovechando la ubicación
del terreno sobre un humedal.
90
Estructura en techo para captura de agua de lluvia y cultivo en chinampas sobre humedal
Las entrevistas arrojaron los siguientes puntos relacionados con los aspectos económicos de la
práctica existente. Se trata de ejemplos reales relacionados en mayor medida a la práctica
familiar de micro escala de agricultura en la ciudad, pero también aplicables a las otras
categorías:
Puede ser una fuente primaria de ingresos. Esto ocurre especialmente en el caso de los
productores pequeños-medianos, ya que la especialización y la escala de producción son
grandes en comparación a las experiencias familiares a microescala. En el estudio de los
sistemas de carne y de carne y leche de Ocampo (2006) se estimó un margen neto anual de
utilidad de aproximadamente 3 184 pesos, así como un grado de integración entre la
producción y la comercialización de alrededor del 59 %.
91
Permite un ahorro a través del autoabastecimiento de ciertos alimentos. Como se ha
mencionado anteriormente, la práctica de AU a nivel familiar suele ser permanente durante el
año, realizando cultivos de temporal o bien haciendo una rotación de los mismos. Esta
planeación permite un abastecimiento prácticamente permanente de distintas especies durante
el año, que aunque signifiquen un componente pequeño de las necesidades alimenticias de la
familia, representan un ahorro.
Puede ser una fuente secundaria de ingresos. En el caso de las iniciativas a microescala,
puede representar una oportunidad de venta de los excedentes, a un precio accesible para los
consumidores, evitando el desperdicio de esa producción que no se consume en la familia. De
acuerdo a los entrevistados que practican lo anterior, el dinero obtenido se invierte en la
producción de más especies (diversificación), o en incremento de la escala de producción: “lo
que gano con la venta de tamales, lo uso para seguir haciendo tamales, o atol, o comprar cosas
para el huerto como esa manguera de allá” (B7, entrevista, 2010).
Puede representar una pérdida económica. La inversión implicada puede no recuperarse sino
hasta el mediano o largo plazo (dependiendo de otras variables como la escala de producción,
las pérdidas por daños del cultivo, la comercialización y demanda del producto, entre otras).
Así pues, debe estarse consciente de que los beneficios económicos suelen observarse en el
mediano y largo plazos. A continuación se exponen dos ejemplos encontrados en campo; uno
sobre las pérdidas económicas y otro sobre el tiempo de recuperación de la inversión.
Para el primer caso se refiere la experiencia de un agricultor urbano que decidió iniciarse en la
producción de setas: “el año pasado [enero de 2009] empecé con una inversión inicial de
92
veinticinco mil pesos para la construcción del invernadero. Las setas se producen por pasteles,
y cada uno pesa aproximadamente un kilo. Se necesita treinta y cinco días para cosechar un
pastel. El primer cultivo que tuvimos le cayó plaga [sic] y tuvimos que tirar casi doscientos
pasteles, doscientos kilos aproximadamente. En el segundo ciclo agarramos experiencia y
pudimos cosechar hasta veintisiete [kilos] semanales, que vendíamos a cuarenta pesos [el
kilo]” (B6, entrevista, 2010).
Realizando el cálculo, se observa que si cada kilo puede venderse en 40 pesos, la plaga que
afectó los 200 pasteles significó una pérdida de 8,000 pesos que pudieron haber servido para
la recuperación de la inversión inicial. En este caso no se cuenta con los datos respecto al
costo de producción por pastel.
A pesar de la pérdida experimentada, este agricultor manifestó que se trata de una actividad
muy redituable27, y que incrementaría la escala de producción si tuviera los medios
económicos para hacerlo. En todo caso y como en cualquier empresa comercial, estas
pérdidas al inicio de la operación son consideradas como habituales antes de poder adquirir
experiencia, encontrar un mercado y empezar a crecer y consolidarse.
27
Hágase el cálculo a partir de la capacidad de producir hasta 37 pasteles o kilos por semana a un precio de 40
pesos cada uno. Considerando que los costos de producción representaran 30 % del precio de venta, el ingreso
neto por kilo sería de 28 pesos. De poder vender 30 de los 37 kilos producidos, semanalmente podrían representar
ingresos por 840 pesos y mensualmente por 3 360 pesos, lo que permitiría tener ventas por 25 000 pesos en
alrededor de 7 meses y medio.
28
La hidroponia (del griego hydro, agua, y ponos, labor) se refiere al cultivo de plantas donde la tierra es suplida
por agua, en la que se disuelven elementos de la tierra, agua y aire, para alimentarla. Aunque se prescinde de la
tierra, pueden usarse medios inertes como la grava o la piedra pómez, y más recientemente contenedores
plásticos. Entre las ventajas de este sistema se encuentran: la reducción de costos de producción (no requiere de
maquinaria agrícola), el ahorro de agua al poder reciclarla, mayor higiene en el manejo del cultivo, la ausencia de
riesgos de erosión para la tierra, el cultivo en ciudades, la utilización de nutrientes naturales, limpios y seguros,
entre otras (Asociación Hidropónica Mexicana A.C., a través de su página web www.hidroponia.org.mx). Entre
las desventajas de este sistema, sin embargo, se encuentra el hecho de que las plantas son alimentadas con una
“sopa química”, incrementando las posibilidades de concentración o contaminación por nitratos. Debido a que
casi siempre son cultivadas en un ambiente artificial, el valor nutricional de los productos se ve afectado. Incluso,
este sistema es cuestionado por razones éticas ya que implica la separación de la agricultura del ambiente natural,
para ser sometida a un proceso automatizado totalmente controlado donde la naturaleza queda subordinada a la
tecnología (Briscoe, 2002).
93
de una estructura para sembrar por hidroponia es de alrededor de veinte mil pesos, y da para
mantener cien plantas [de fresa] al mismo tiempo [...] se puede cosechar hasta un cuarto de
fresas diariamente” (B8, entrevista, 2010).
Estos datos son de utilidad para hacer un cálculo sencillo del tiempo que se requiere para
recuperar la inversión:
Inversión en infraestructura: 20,000 pesos
Producción diaria: 250 gr de fresa
Precio aproximado de 250 gr de fresa en el mercado (a julio de 2010): 10 pesos
Se divide la inversión total entre el precio por unidad de venta (250 gr) para conocer el
número de unidades que tendrían que venderse para recuperar la inversión:
20 000 / 10 = 2 000 unidades de venta
Tendrían que venderse dos mil unidades de 250 gramos para recuperar la inversión.
Considerando que diariamente se produce una unidad de venta, entonces se dividen las dos
mil unidades de venta entre el número de días en el año:
2 000 / 365 = 5.47 años
Es decir, teniendo una producción diaria de fresa de 250 gr, y vendiéndola a precios de julio
de 2010, se necesitaría cerca de cinco años y medio para recuperar la inversión de 20 000
pesos, eso sin considerar los costos fijos adicionales en los que se incurre para mantenimiento
de la infraestructura y costos variables como la provisión de insumos.
Puede considerarse una inversión para bienes no materiales. Sin embargo, en este estudio se
reportaron dos experiencias similares en las que el gasto en infraestructura para la producción
familiar no implicó una pérdida desde la perspectiva de los agricultores; ya que aun cuando la
recuperación tardara en llegar o no se tuviera, el beneficio obtenido en comparación era
invaluable, tal como el placer de comer lo ellos mismos habían cultivado, el tiempo de calidad
disfrutado, la belleza de su jardín y el sentimiento de bienestar generado por practicar una
actividad que refleja su forma de pensar respecto a cómo vivir bien (B1 y B5, entrevistas,
2010).
94
Apoyo financiero internacional. Existe el antecedente de apoyo de una institución
internacional para la capacitación de una comunidad interesada en un proyecto productivo
comunitario. Los apoyos a este tipo de proyectos suelen provenir de instituciones, de
asociaciones de la sociedad civil (ONG), y en el caso de SCLC (debido a la presencia de
múltiples agencias internacionales a partir del conflicto armado del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, EZLN), de instituciones extranjeras.
Educación formal. Durante el trabajo de campo se observó que la actividad puede ser
incorporada a materias que se otorgan dentro de un programa de educación formal, como es el
caso del Cobach 58, como ha sido referido en el punto 4.1.1.5. Por medio de un programa
institucional, las Brigadas Ecológicas, se empezó a fomentar la actividad entre alumnos de los
últimos semestres.
95
iniciativa de desarrollar un proyecto como parte de sus clases; en este caso fue en la materia de
Ecología y Medio Ambiente (E4, entrevista, 2010).
En una segunda etapa, para el caso del plantel 58 en San Cristóbal, el proyecto de AU pasó a
formar parte de otro programa institucional, el de Proyectos Productivos, con una visión más
empresarial, tratando de fomentar el autoempleo entre los futuros egresados. Este programa
otorga mayores créditos y estímulos a los profesores que el de brigadas, lo que puede
significar un ejemplo del apoyo institucional que se da a actividades como la AU (E4,
entrevista, 2010).
Competencia por uso de suelo. Con relación a la experiencia recién relatada, la respuesta
positiva mostrada por los estudiantes, sin embargo, encuentra limitantes en el poco terreno
disponible para el desarrollo de la actividad. El maestro encargado del proyecto comentó que
no sólo al interior de la escuela se compite por las áreas verdes con los proyectos de
construcción de nuevos edificios; sino que al exterior existe un conflicto con los vecinos
asentados de forma irregular alrededor del plantel, y que terminaron invadiendo un terreno
aledaño en el que los alumnos realizaban parte de la actividad agrícola.
A partir de las instalaciones en el techo, en las que se cultiva parte de los insumos utilizados
en el restaurante, se realiza semanalmente un taller abierto al público en general, en el que se
abordan temas relacionados con cultivos orgánicos, como ha sido referido en el punto 4.1.1.4.
96
El taller, que tiene duración de una hora, no sólo permite a quien lo toma aprender de la
experiencia del agricultor urbano, sino que implica una pequeña remuneración para éste
último al cobrarse una pequeña cuota de recuperación, simbólica en muchas ocasiones. El
tiempo invertido en otorgar el taller no significa una pérdida de tiempo para quien lo imparte,
porque los participantes colaboran en las tareas que se realizan para el mantenimiento del
huerto. Es decir, implica una ganancia para ambas partes.
El punto anterior se relaciona con la oportunidad que se ofrece en lugares alternos a la escuela
o instituciones con propósitos educativos, como el caso de “La Albarrada”, para congregar a
gente interesada y promover la práctica de AU. Aún en el caso de que quien imparte los talleres
no cuente con una formación escolarizada, puede poseer el conocimiento que otorga la
experiencia.
Construcción de conocimiento práctico. Sea uno u otro caso, es decir, se trate de una
educación formal o no formal, parte de los entrevistados reconocieron que la AU otorga la
oportunidad de que las personas con amplio conocimiento y experiencia de, en este caso
prácticas agrícolas, puedan compartirla a otras en un contexto similar, otorgándoles la
oportunidad de desarrollar capacidades y competencias para resolver parte de sus necesidades
alimenticias y de empleo (B8, C3, D1, E2, E4, ESP4, entrevistas, 2010).
Autonomía respecto del sistema convencional. Lo anterior deriva en este punto: las
capacidades desarrolladas para el ejercicio de la AU permiten cierta autonomía no sólo para el
abastecimiento alimentario, sino para generación de autoempleo. Esta autonomía depende de
diversas variables, tanto internas como externas al agricultor. Entre las primeras encontramos
experiencia, conocimientos, tiempo que dedique a la práctica, diversidad de los cultivos, área
cultivada, recursos disponibles, eficiencia en la administración de su producción y sus
recursos, acceso a insumos, comercialización de excedentes. Entre los segundos se incluyen el
clima, conflictos por tenencia de la tierra o uso de suelo e incluso productividad del área.
Trabajo familiar (pareja e hijos). Existe una perspectiva que argumenta que los hijos pueden
ser una causa de abandono de la actividad, por falta de tiempo (INT1, entrevista, 2010). Pero
97
existe otro punto de vista en el que se observa a la AU como motivo para la integración y
convivencia familiares (B5, B6, B9, entrevistas, 2010). En todo caso, existen diversas
expresiones familiares en torno a la actividad, que se describen a continuación.
Otro de los entrevistados, perteneciente a la iniciativa comunitaria religiosa, refirió que si bien
había existido un interés inicial de diversas familias por participar en el proyecto productivo,
los participantes fueron los miembros adultos de las familias, el padre y la madre.
Posteriormente, la mayoría de estas parejas fue abandonando el taller y el proyecto
comunitario, quedando solamente parejas con hijos mayores, y por tanto con mayor tiempo
disponible para dedicarse a la actividad en la propiedad familiar (C1, entrevista, 2010).
Respecto a estas dos perspectivas opuestas, parece importante compartir experiencias vigentes
y exitosas de la forma en que se realiza la actividad, a manera de ejemplo y estímulo para las
personas que inician. Resultaría interesante que en el caso de las familias, una de ellas, la
“anfitriona” como en el caso del primer ejemplo dado, recibiera a la familia “huésped” o
“alumna” para compartir su experiencia. El acercamiento entonces, podría darse no sólo de
adulto a adulto y adulto a niño, sino incluso de niño a niño o niño a adulto.
Otro de los casos refirió que existe poco interés de las nuevas generaciones en involucrarse en
este tipo de trabajo; aun cuando los padres intentaron promoverlo desde que los hijos eran
pequeños. Los argumentos se refieren a la cantidad de trabajo que implica todo el proceso de
cultivo o crianza de los animales, y al tiempo disponible para hacerlo propiamente (B4,
entrevista, 2010).
98
Para este estudio no fue posible contar con la opinión de estos miembros más jóvenes de la
familia, para conocer su opinión y postura respecto a la práctica de AU; pero será interesante
conocer por qué si los hijos observan y aceptan los beneficios de cultivar parte de sus
alimentos, no se interesan por participar activamente en la continuación de estas prácticas
familiares.
Estas experiencias otorgan distintas perspectivas sobre la AU en el entorno familiar, desde los
ojos de los padres. Al parecer podría significar un motivo de acercamiento no sólo entre los
miembros de la familia, sino con la naturaleza. Representa un espacio alternativo en el que se
puede convivir y aprender, pero para lo que la disposición de los hijos y la creatividad de los
padres para involucrarlos, son determinantes.
Para el caso del fraccionamiento, esto podría suceder de manera similar a lo que ocurre en los
ejemplos encontrados en otros países acerca de huertos o jardines comunitarios donde los
interesados trabajan en un terreno en común con propósitos diversos como el fortalecimiento
de la comunidad, la recreación y el cultivo de alimentos. Para el caso del “Barrio Las
Delicias”, la planeación del proyecto y la capacitación se hacen de manera grupal, pero el
99
trabajo es mayoritariamente individual, aunque en la primera etapa sí existe colaboración de
los vecinos para diseñar y acondicionar el huerto de cada participante.
Tanto esta experiencia como la de la Red de Comida Sana y Cercana, muestran que gran parte
del éxito de las organizaciones, se debe a la diversidad de las personas que conforman los
grupos, no sólo referida a cuestiones de género, sino de edad, origen étnico, profesión,
habilidades, intereses y por lo tanto de redes sociales. Cada uno de los integrantes conoce e
interactúa con otras personas y grupos, lo que potencializa la promoción de la actividad y la
atracción de nuevos interesados y posibles practicantes.
Ayuda mutua entre habitantes de la ciudad. Para el caso de la AU y como resultado de este
estudio, se comprobó a un distinto nivel lo que Ocampo (2006) ya había resaltado sobre el
potencial en SCLC para el uso de los residuos orgánicos generados en el mercado municipal y
su aprovechamiento para alimento del ganado. Se refiere el hecho de haber encontrado casos
en los que los residuos orgánicos generados en la casa habitación, si no son aprovechados de
alguna forma por la familia que los produce, pueden donarse o venderse a quienes sí lo hagan.
Este aprovechamiento puede ser no sólo para alimento de ganado mayor o menor, sino para
elaboración de composta.
100
4.2.4 Aspectos culturales de la práctica de Agricultura Urbana en San Cristóbal
Elaboración de remedios caseros con especies medicinales. Durante las entrevistas, fue
común que los agricultores urbanos mencionaran que parte de la diversidad de sus cultivos se
refería a plantas medicinales que eran usualmente aprovechadas en la forma de infusiones (té),
aplicando directamente la savia de la planta o realizando mezclas de diversas especies en
forma de pomada. La identificación de estas especies, y sus propiedades, es resultado de la
transmisión de conocimiento oral de generaciones pasadas, cuyo origen probablemente se
remonte a cientos de años.
Uso de especies para rituales/limpias. De forma similar al punto anterior, y más bien en forma
complementaria a dicho uso, se refiere la utilización de ciertas especies o variedades para la
realización de limpias. Este conocimiento y reconocimiento sobre las propiedades de estas
plantas está comúnmente ligado a otro tipo de saberes, que se mencionan a continuación.
Cultivo de especies del lugar de origen del agricultor urbano. Esta resultó una característica
común entre la mayoría de los entrevistados, por encontrarse estas especies ligadas a recuerdos
no sólo del lugar de origen, sino a la familia lejana y recuerdos de la infancia.
Búsqueda de coherencia entre lo que piensan y hacen. Se resalta esta aportación hecha por
uno de los entrevistados, en el sentido de que la AU es una forma de practicar esta coherencia
en su vida: “una pera o lechuga es la expresión tangible de lo que creemos es una forma de
vida sana, de calidad, justa, respetuosa con nosotros mismos y con la tierra” (B5, entrevista,
2010).
101
A continuación se rescatan los principales hallazgos de la AU en SCLC y se hace un análisis de
su contribución a la SU, con base en la teoría propuesta por los autores revisados en el
Capítulo II.
Ya han sido referidas las aportaciones que en las distintas dimensiones de la SU hace la
práctica actual de AU. En esta sección pasamos a la visión integral de la ciudad sustentable,
retomando los conceptos previos definidos en el Capítulo II de marco teórico para contrastar la
teoría con la realidad en el contexto sancristobalense. Con este propósito se retoma el esquema
de ciudad sustentable desarrollado por Silva e Iracheta (2007) por considerarse que agrupa la
mayoría de las conceptualizaciones de otros autores referidos en dicho capítulo, para
visualizar la forma en que en que la AU en SCLC se operacionaliza o no este concepto.
Las personas y grupos que practican la AU en el contexto estudiado, tienen mayor oportunidad
de acceso a alimentos nutritivos, limpios y frescos; así como a oportunidades de desarrollo
alternativas. Se citan como ejemplos puntuales el caso de los estudiantes del Cobach 58 y el
grupo de mujeres del “Barrio Las Delicias”: la capacitación obtenida en torno a la producción
de alimentos, significa otra herramienta no sólo para ser parcialmente autosuficientes en el
aspecto alimenticio, sino en el económico.
La misma diversidad étnica y cultural de SCLC ayuda a propiciar esta creatividad, referida a la
adaptación de saberes tradicionales en torno a la agricultura, como el aprovechamiento de las
condiciones del medio con el sistema de chinampas de “La Albarrada” sobre un humedal, el
cultivo de especies medicinales y tradicionales en los huertos familiares, la consideración de
los ciclos de la luna para cultivar y cosechar. O bien saberes contemporáneos como el diseño
requerido para cultivar en el techo de “La Casa del Pan” por la falta de un espacio
convencional, y la forma en que la AU puede promoverse y motivar otras actividades, tal como
ha sucedido con el emprendimiento del Mercado Orgánico de la Red de Productores y
Consumidores Responsables, que funciona no sólo como un mercado alternativo, sino como
un espacio en el que se realizan talleres de capacitación e información respecto a su
organización, misión y oportunidades que ellos y la actividad ofrecen a los interesados por un
cambio.
SCLC está muy lejos de lograr este apelativo, lo que es notorio cuando se llega a la ciudad por
la autopista federal y lo primero que se observan son grandes explotaciones de arena en los
cerros circundantes, así como el crecimiento de la mancha urbana sobre las laderas de los
mismos y la construcción de instalaciones comerciales sobre los remanentes de humedales.
Sin embargo, la AU en la actualidad, contribuye aunque en una forma muy simbólica en
algunos núcleos familiares y otros a mayor escala, al reciclamiento de residuos orgánicos,
aprovechamiento del agua de lluvia, cultivo de especies criollas, entre otras. Si la AU en SCLC
aumentara de escala, estos beneficios tendrían repercusiones más amplias.
Se rescata la aportación que menciona Hough (1995) respecto a la visibilidad que se obtiene en
este nivel, para sus practicantes, de la interrelación e interdependencia del humano con el sistema
103
urbano, con el medio, y de la repercusión que tienen las decisiones a nivel familiar y comunitario,
para el entorno próximo y distante. También se destaca la conciencia que pueda generar entre las
personas, que puede manifestarse en distintas formas en su interacción diaria con la ciudad.
Esto fue constatado en las experiencias comunitarias, particularmente en el caso del “Barrio
Las Delicias” y el Mercado Orgánico, y en el caso de “La Casa del Pan” y “La Albarrada” por
los talleres que ofrecen a la población. Se intercambian no sólo productos sino experiencias,
sentimientos, apoyo, incluso financiamiento y sueños y deseos de seguir trabajando por una
mejor calidad de vida.
Este hecho es comparable a lo que sucede con la Red ÁGUILA, donde la confluencia de
experiencias sirve para aprender de todos y seguir trabajando por el intercambio de
conocimientos y fortalecimiento de la práctica.
104
A continuación se relatan las limitantes que enfrenta la AU, obtenidas a partir de las entrevistas
realizadas y la observación en campo.
Existen básicamente dos tipos de limitantes para el desarrollo de la actividad: uno que se relaciona
con los motivos personales de los individuos y por lo tanto controlables o susceptibles de ser
cambiados (a favor de la actividad); y otro que se refiere a motivos externos al individuo,
relacionados con el entorno natural, económico y/o político, más difíciles de cambiar. A los
primeros los identificamos como debilidades y a los segundos como amenazas.
En el caso de los primeros, durante las entrevistas llevadas a cabo, se mencionaron los
siguientes:
El cuidado de los hijos. Especialmente durante los primeros años, el tiempo disponible puede
no ser suficiente para atender los cultivos y a los hijos; sin embargo durante las mismas
entrevistas, se constató que existen familias que involucran a los hijos desde muy temprana
edad en el trabajo del huerto.
Robo de la producción y de animales por parte de vecinos. Este punto resultó un tema común en
las entrevistas, especialmente en lo referente al robo de ganado menor (aves de corral y conejos).
La ausencia del hogar durante la jornada laboral, la falta de tiempo y de una estructura segura,
llevaron a estas personas a reconsiderar o abandonar la crianza de ganado menor.
105
Existe una necesidad de alejamiento del pasado rural. Dentro de su nuevo contexto, el
migrante rural, muchas veces por necesidad, falta de recursos y espacio, deja atrás las
prácticas que antes le eran comunes, tales como el cultivo de su propia comida. Asimismo,
como lo menciona Méndez (2004), este nuevo habitante y su bagaje de experiencia y
conocimiento rural muy frecuentemente dejan de ser operantes en el medio urbano. Se
emplean en ocupaciones típicamente urbanas en el sector secundario y terciario.
Los prejuicios sobre el lugar donde se desarrolla la AU y la desvalorización del papel de los
agricultores también han sido referido como un obstáculo para el desarrollo de la práctica por
otros autores. Fleury y Ba (2005) concluyen que la existencia de políticas públicas de apoyo
para el desarrollo de la AU, contribuirían a derribar concepciones tales como que la agricultura
sólo puede desarrollarse en espacios rurales. Este apoyo también contribuiría a la
revalorización de la actividad y el papel de los agricultores, ya que en muchas sociedades se
concibe a los agricultores como una clase marginada, socialmente inaceptable especialmente
en el ámbito urbano.
Falta de espacio. Este punto puede llegar a ser una limitante cuando se desea iniciar o
incrementar la escala de la práctica o bien diversificar los cultivos o producción, pero se
carece de los recursos para hacerlo en un espacio alterno al actual. Sin embargo, y
especialmente en las experiencias a una escala micro, este hecho puede resultar un prejuicio
en el sentido de que la falta de un jardín, patio, terraza o espacio convencional para la
ubicación de los cultivos no deben frustrar el deseo de iniciar o hacer crecer un huerto. En
este caso resulta importante el conocimiento de otras experiencias e interacción con otros
practicantes para conocer distintas formas de hacer las cosas, y motivarse y despertar la
creatividad en cuanto al diseño y aprovechamiento del espacio.
106
Falta de financiamiento. Esto se refiere a las experiencias en las que desea incrementarse la
escala de producción, dejar de producir exclusivamente para autoconsumo, y empezar a
comercializar con la producción. La falta de apoyo público fue mencionada en una de las
entrevistas como limitante de la actividad individual, ya que la ayuda financiera se concentra
generalmente en las iniciativas grupales, como cooperativas.
Falta de continuidad en los proyectos. El abandono puede deberse a una apatía entre los
individuos para seguir participando, ya sea por alguno de los motivos personales citados (u
otro), por la falta de organización dentro del grupo, por la falta de información respecto a lo
que puede esperarse de la práctica, o bien al desinterés de participar en el proyecto.
Competencia por el uso de suelo. Esto es algo que ya ha sido mencionado y que en la
literatura general es citado como una amenaza o limitante para la actividad. Existe una gran
especulación por los espacios verdes remanentes dentro de las ciudades, debido al crecimiento
de la ciudad y a la demanda de vivienda, espacios para comercio e incluso infraestructura
turística.
107
Percepción de que la AU no es una actividad formal, es un pasatiempo. Aun cuando en
muchos de los casos particulares, la AU se desempeña efectivamente como una actividad
secundaria, de relajación incluso, este punto es alusivo a la perspectiva oficial y a la
consecuente falta de apoyo en todos sentidos. Respecto a las iniciativas grupales e
institucionales, la falta de un proyecto formal ya mencionada, puede conducir a esta
percepción.
Falta de financiamiento. Todos los motivos anteriores pueden derivar en esta falta de apoyo a
la actividad.
El estudio en otros contextos, o al menos desde otro punto de vista, sugieren lo contrario: la
falta de subsidios puede ser considerada como un obstáculo para el desarrollo de la AU a nivel
de microproductores, tal como lo menciona Petts (2002) respecto a la European Union’s
Common Agricultural Policy. En específico refiere el caso de Londres, donde a pesar de que
ha aumentado la demanda por productos orgánicos, no existe una oferta que la satisfaga por la
falta de subsidios.
Apoyo oficial se centra en comunidades rurales. Existe una percepción de que el apoyo
agropecuario se dirige hacia el campo y esto no se aleja de la realidad: la entrevista hecha al
encargado de la Coordinación de Proyectos Productivos del municipio, especificó que la
cabecera municipal no resulta prioridad en los planes de su coordinación, y que alrededor del
1% del presupuesto agropecuario para este departamento se destina a la zona urbana. Este
apoyo corresponde al hecho de que la actividad agropecuaria en las zonas periurbanas y
rurales sea mayor que la que se desarrolla en la ciudad, pero aun así se considera que este
porcentaje podría elevarse.
108
Espacio insuficiente para atender interés de cierta parte de la población. Ya había sido
mencionada la falta de espacio como una limitante dentro de los motivos personales, pero en
este caso se refiere al mismo hecho para las iniciativas comunitarias e institucionales, que de
cierta manera se relaciona con la competencia por el uso de suelo pero al interior de la propia
institución.
El agua. La competencia con la población y otras actividades por este recurso primordial,
puede generar apatía entre los habitantes hacia el desarrollo de la AU (INST3, entrevista,
2010). Es por ello que existe el reconocimiento de que la actividad debe ayudar en la
generación de su propia provisión de este recurso, a través de la captación de agua de lluvia o
bien el aprovechamiento de las aguas residuales domésticas.
Sin embargo, en el caso de SCLC, la escala de la actividad no implica una competencia por el
agua entre la AU y otras actividades y en este sentido la percepción del entrevistado no parece
corresponder con la realidad local, ya que en la actualidad se destina cierta cantidad de agua
para el riego de jardines ornamentales. En todo caso, se identifica una oportunidad para
aprovechar las aguas residuales generadas en la unidad doméstica, tales como el agua “gris”
usada para lavar ropa y utensilios de cocina; o bien a una escala de producción mayor, a través
del uso de aguas residuales tratadas. Este punto sería importante retomarlo para futuras
investigaciones: conocer la percepción de los habitantes respecto al “gasto” de agua que
implica la producción de alimentos en el huerto. Sin embargo, se intuye que la aseveración del
entrevistado no es necesariamente cierta.
La inseguridad por robo/daño de la cosecha o producción. Aunque este punto ha sido tocado
como una debilidad (limitante interna a la actividad), se ubica también como una amenaza
109
(limitante externa) ligada a las demandas y necesidad de un ambiente seguro y confiable por
parte de la población, así como el respeto debido a la propiedad comunal o privada.
Percepción de las áreas verdes como zonas de riesgo. Este es un punto ligado al anterior en el
sentido del derecho a un ambiente seguro. Se ve a las áreas abiertas, no construidas, como un
espacio propicio para el desecho de residuos (como tiradero), crecimiento y proliferación de
“fauna nociva” e incluso desarrollo de actividades ilícitas.
Una vez expuestas las limitantes, construidas a partir de las entrevistas con los agricultores y
la observación en campo, se exponen las perspectivas y oportunidades para la AU desde el
punto de vista de los mismos entrevistados.
110
Además de esta definición de la relación habitante-espacio, se considera que también habría
que planificar considerando lo que debería ser una relación sana habitante-habitante y
habitante-visitante, en el sentido de que SCLC es en la actualidad uno de los principales
destinos turísticos del estado (B5, B9, B10, entrevistas, 2010).
Muchas veces, sin embargo, a pesar de la existencia de estos modelos y planes, ajenos o no a
la realidad de la ciudad, ocurre que son transgredidos o desatendidos. Los resultados pueden
constatarse en diversos puntos de la ciudad: uso de las riberas como zonas de desagüe para
aguas residuales, en total oposición a lo que podría ocurrir con el aprovechamiento de tales
sitios como, por ejemplo, zonas de recreo; explotación de zonas forestales como minas de
arena; y disminución de la diversidad vegetal y animal, por mencionar algunas (B10, ESP4,
entrevistas, 2010).
En contraste, los estudios de AU en otros contextos sugieren a esta actividad como una
estrategia para la construcción de una ciudad resiliente. La coordinación entre actores,
practicantes de AU y planeadores urbanos, es muy importante para un aprovechamiento óptimo
del suelo, tal como destacan Lock y De Zeeuw (2001). Las perspectivas mencionadas sobre la
ciudad, particularmente en la definición de una relación sana habitante-espacio, habitante-
habitante parecen encontrar un punto de partida o contribución en la AU. A continuación se
muestran algunas ideas de los entrevistados en torno a la práctica.
111
especialmente para Chile. El éxito de los programas de AU en la capital chilena, se basa
en el apoyo del estado en cuanto a capacitación y transferencia tecnológica. En este
caso, se menciona el proyecto de “microempresas familiares”, un modelo exitoso no
sólo para autoprovisión de ciertos alimentos, sino para la generación de un ingreso
secundario, que ha sido apoyado institucionalmente y con políticas públicas a través de
“promover el desarrollo y transferencia de tecnología, la autogestión familiar y el
acceso a los espacios financieros y comerciales” (Treminio, 2004: 29). Para el caso de
SCLC, ya ha sido referida la experiencia del “Barrio Las Delicias” con el apoyo
proveniente de la Semarnat. El éxito de tales programas debe estar basado en la
capacidad social de la comunidad; entonces los apoyos provenientes de agencias
externas no serán una condicionante del éxito del proyecto, sino un complemento a una
experiencia de por sí ya exitosa.
Los puntos anteriores muestran diversas opiniones en cuanto a la forma de trabajar por una
ciudad más inclusiva. Se plantean cuestionamientos que cualquier habitante tiene el derecho,
por no decir la obligación, de hacerse respecto a la ciudad en la que vive, si en algo le interesa
mejorar su calidad de vida. Esto implica una serie de responsabilidades que no terminan con la
mera expresión y demanda de atención por parte de las autoridades, sino que es el comienzo
para trabajar y ser propositivo en cuanto a las soluciones que puedan implementarse para
construir una mejor ciudad.
112
que esto último implicaría un compromiso mayor que no podría cumplirse por falta de
tiempo.
En cambio, existe un interés por el intercambio de productos con otros agricultores
urbanos. Un entrevistado hizo particular énfasis en que sólo otro agricultor puede dar
su justo valor a la producción, ya que conoce el trabajo que implica. Al respecto,
mencionó que tiene conocimiento de que esta práctica es algo que se lleva a cabo en
algunas partes del país: experiencias de economías solidarias en donde el intercambio
de productos es el modo de transacción (B5, entrevista, 2010).
113
114
Capítulo V. Conclusiones y Recomendaciones
5.1 Conclusiones
En este sentido, la motivación inicial al realizar este estudio fue sentar un antecedente
documentado sobre las experiencias de AU en la ciudad de SCLC, por considerarse ésta una
ciudad con prácticas significativas en número, en cantidad de personas involucradas, en
variedad de objetivos y motivaciones, que contribuyen a la SU. Se consideró que era
importante identificar y compartir estas prácticas no sólo a nivel local, sino a una audiencia
más amplia como la que pudiera ofrecer la Red ÁGUILA, con presencia a nivel nacional y
regional.
115
Aun cuando el carácter exploratorio y cualitativo de la investigación no permitió cuantificar o
determinar un porcentaje aproximado de la población dedicada a la actividad en las distintas
modalidades o categorías (expuestas en el Capítulo IV), ni la magnitud de su contribución a la
mejora de la calidad ecológica de la ciudad, o estimar el volumen de ventas, demanda y oferta
de productos cultivados a nivel local, sí permitió vislumbrar las siguientes características de la
AU en SCLC:
116
condiciones del medio natural con el cultivo en chinampas, un reúso de los residuos orgánicos
para la producción de composta, una capacitación técnica para los interesados en adquirir
conocimiento relacionado con el cultivo de especies y su procesamiento, así como la venta de
la sobreproducción.
Dimensión Ambiental
Dimensión Económica:
117
Dimensión Social
Dimensión Cultural
Ayuda a preservar prácticas tradicionales, ligando a las generaciones actuales con los
ideales de las pasadas. Se encontraron casos que resaltaron la motivación de cultivar
especies de sus lugares de origen, o bien de conservar especies locales que se cultivan
y encuentran cada vez menos.
Promueve la diversidad sociocultural, que puede reflejarse en la diversidad de las
especies cultivadas. Muchas de estas especies tienen un uso medicinal tradicional, o
bien son aprovechadas para la realización de “limpias” y rituales.
Contribuye a la creación de una identidad cultural, particularmente entre quienes
pertenecen a una organización comunitaria, interesada en la alimentación saludable, la
interacción y el aprendizaje social, el cuidado del ambiente y el acceso a un mejor
nivel de vida en diversos sentidos.
118
En la hipótesis también se vislumbraban limitantes para el desarrollo de la AU, entre ellas el
desconocimiento y la falta de reconocimiento de los beneficios que implica su desarrollo en la
localidad. Esta hipótesis no pudo ser comprobada a nivel de la población en general debido a
las limitaciones de tiempo y recursos para realizar encuestas sobre la percepción ciudadana al
respecto.
Lo anterior denota una falta de visión de la ciudad como algo más que una proveedora de
servicios convencionales, y no de otro tipo como los ambientales y sociales a los que la AU
desarrollada en terrenos baldíos o espacios alternativos, podría contribuir. De igual forma, esta
percepción podría representar un prejuicio cuando se intentase promover el diseño de una
política de apoyo a la AU.
119
Aun cuando en el diseño del estudio previo a campo se vislumbró la existencia de experiencias
diversas en torno a la AU, así como la aportación que podrían hacer la SU, no se esperaba
encontrar el nivel de organización que tienen el Mercado Orgánico y el grupo de vecinos del
“Barrio Las Delicias”, que por sí solas resultan objetos de estudio por los intereses tan
complejos que persiguen, como son el desarrollo de mercados justos y solidarios y la
construcción de comunidades de aprendizaje, respectivamente, por sólo mencionar algunos.
En la ciudad existen también otros casos relacionados de alguna forma con la práctica de AU,
Pero enfocando la aportación a las dimensiones social y cultural que las experiencias de AU
Finalmente, quisiera apuntarse que más allá de lo que este trabajo pudiera significar para el
contexto local de SCLC, en cuanto a reportar los tipos de actividades que en torno a la AU se
desarrollan actualmente, así como una identificación general de la aportación actual a las
cuatro dimensiones de la sustentabilidad; se refiere a un primer intento por documentar una
experiencia que se integra dentro de lo que a nivel nacional e internacional se hace por tratar
de acercar y promover iniciativas que son necesarias para construir una ciudad de escala
120
humana, por promover valores de respeto, cuidado y amor por el ambiente que nos da el
sustento.
Para atender las limitantes intrínsecas a los actores involucrados en la AU se proponen las
siguientes estrategias específicas:
Es muy importante informar al participante de los procesos que la actividad requiere, así
como de los resultados esperados; de los beneficios que pueden obtenerse si se hace con amor
y responsabilidad. Aun cuando el propósito de dedicarse a la AU sea la recreación, el
involucrado debe invertir cierto nivel de compromiso y continuidad. Como cualquier otra
actividad en la que se desee obtener resultados de forma semi-permanente o de largo plazo, el
trabajo debe ser constante, ya que el cultivo implica cuidado y mantenimiento durante el ciclo
de preparación-siembra-crecimiento-cosecha; el mismo tipo de cuidado implica la cría de
animales.
En este punto también se rescata el conocimiento que sobre el tema tienen los migrantes
rurales avecindados en la ciudad. Debido a que en su nuevo contexto, el migrante rural y su
bagaje de experiencia y conocimiento muy frecuentemente dejan de ser operantes, la
consideración y el reconocimiento de la AU por la sociedad y como objeto de apoyo y
promoción del gobierno u otras instituciones pueden ayudar a una revalorización de estos
sujetos. Su experiencia, en combinación con el conocimiento generado en la academia o a
partir de los nuevos agricultores (urbanos), pueden significar un enriquecimiento de la
práctica de AU pero también como una oportunidad para apreciar y practicar las ventajas de la
diversidad, en este caso cultural y de conocimiento.
Uno de los cuestionamientos más fuertes que pudiera tener la práctica de AU se refiere a la
falta de sustentabilidad económica y la alta dependencia de este tipo de proyectos en el
financiamiento externo, ya sea púbico o privado. Aun cuando se ha intentado mostrar en este
trabajo las ventajas que supone la AU, parecieran no ser suficientes si el proyecto no es capaz
de generar sus propios recursos para mantenerse y desarrollarse. Por otro lado hay que
considerar que, no sólo para el caso de SCLC sino también en otros contextos, los beneficios
de practicar la AU pueden ser de naturaleza no monetaria. La recreación, la relajación, la
convivencia, la oportunidad de aprender, el tener un paisaje agradable a la vista, el conservar
prácticas tradicionales del lugar; son algunos ejemplos de otros tipos de beneficios que
encuentran las personas en la AU, por los que pueden tener incluso disposición a pagar.
La falta de un plan formal, con objetivos y procedimientos claros puede repercutir no sólo en
la falta de apoyo externo, sino en la propia sustentabilidad de la práctica. La asesoría externa,
ya sea gubernamental, de otro organismo como una ONG, o de otro agricultor urbano puede
resultar importante en el sentido de orientar al productor respecto a cómo superar problemas,
o incluso alertarlo sobre estos escenarios, ya que pudiera no haber sido contemplado con
122
antelación. En todo caso, cualquier estrategia para superar estos problemas, deberá estar
basada en las capacidades reales de cada agricultor. El apoyo de una organización comunitaria
de productores sería una ayuda ideal, ya que agruparía el conocimiento y riqueza social
generados a partir de la conjunción de las experiencias de diversos agricultores.
Como fue mencionado en el punto anterior, las buenas intenciones y la voluntad e interés de
emprender un proyecto no bastan; es necesario capacitarse en la práctica. Puede optarse por
un enfoque autodidacta a través de lecturas, videos, experimentación de prueba y error; o bien
aprender directamente de quien tiene más experiencia. La capacitación o entrenamiento puede
reflejarse directamente en los resultados y consecuentemente en la motivación para continuar
con la actividad.
Una propuesta en armonía con la construcción de una comunidad por la que la SU aboga, se
refiere a compartir la experiencia que se vive al interior de un huerto privado con el
vecindario: invitar a los vecinos a observar lo que ahí se hace y cómo se hace. Esto podría
organizarse a partir de las mesas directivas de cada barrio o colonia, de manera que se
garantizara cierta seguridad respecto a quien visita la iniciativa privada. Asesorados por
especialistas, podría mostrarse cómo multiplicar la producción con relativamente poca
inversión y a un periodo de recuperación de la inversión de acuerdo a expectativas razonables.
Como ejemplo de esta propuesta se encuentra lo que actualmente se lleva a cabo en el “Barrio
Las Delicias”.
123
5.2.2 Estrategias que atienden a las amenazas
Para atender las limitantes extrínsecas a los actores involucrados en la AU se proponen las
siguientes estrategias específicas:
La desventaja de los subsidios fue reconocida por algunos de los mismos entrevistados, en el
sentido de que el compromiso y apoyo es unilateral e incondicional; es decir, es un apoyo que
no implica una retribución, en forma alguna, por parte del beneficiario. Se corre el riesgo de
que la actividad nunca termine siendo sustentable, ni económica ni socialmente, y que
dependa permanentemente de ayuda externa. Es decir, y como en cualquier proyecto que
reciba un apoyo, deberá tener un seguimiento y evaluación de desempeño en ámbitos mucho
más diversos y complejos que el económico, para que tenga una continuidad.
En este punto es pertinente comentar sobre cómo diversas actividades productivas, así como
servicios tanto en el medio rural como en el urbano, son objeto de subsidios: actividades
agropecuarias industriales y rurales, transporte público, electricidad y los productos de la
canasta básica, por nombrar algunos. En este sentido, se contempla que por los servicios que
pudiera otorgar la práctica de AU, debiera ser otra actividad apoyada.
Debe contemplarse también que los subsidios no son la única forma de obtener
financiamiento; existen microcréditos de fondos revolventes que ayudarían a tener una fuente
de financiamiento diversificado, pero que también exigirían un nivel de compromiso por parte
de quien recibe el apoyo. La existencia de cooperativas u organizaciones comunitarias con
productores más experimentados, puede ser también de gran ayuda. Estas mismas
124
agrupaciones pudieron haber ya generado lazos con ONG, gobierno o agencias
internacionales de desarrollo para apoyar ciertos proyectos.
Ahora, desde la perspectiva de quienes pueden apoyar este tipo de proyectos, se debe ampliar
la concepción de que la AU sólo pueda ser desarrollada por campesinos en grandes
extensiones de tierra y con prácticas de monocultivo y crianza de ganado mayor. El
reconocimiento de espacios alternativos para la agricultura, ya sea que hayan sido rodeados
por la mancha urbana, o bien que se desarrollen dentro del predio familiar (del tamaño que
fuere, en patios, traspatios, jardines, techos y balcones), así como de los beneficios que otorga
la actividad a la SU, es necesario para que se vislumbre a la AU como una estrategia más para
la provisión de alimentos, el trabajo por un ambiente saludable, el empleo, el trabajo
comunitario, la participación ciudadana, etcétera.
Hay que recordar que existen diferentes actores con distintos roles para actuar a favor del
desarrollo de la AU, y evitar una perspectiva paternalista de que la responsabilidad del
125
fomento de la AU es exclusiva del gobierno, perspectiva que es demasiado limitada y poco
relacionada con el concepto de sustentabilidad de la AU. A continuación se refieren algunas
recomendaciones generales de acción para fomentar la extensión de la práctica de AU en
SCLC y los grupos de actores involucrados.
La información debe ser objetiva, clara, confiable y ser accesible para quien la desee o
necesite. Aun cuando es indispensable esta objetividad y veracidad, es importante aclarar que
son necesarios reportes que además de resaltar los beneficios de la actividad, sean
informativos y constructivos respecto a las limitantes y los aspectos negativos que pudiera
generar la AU. Dependiendo de la audiencia a la que se desee llegar, se sugieren distintos
medios, como los que se citan a continuación:
Investigadores
126
Audiencia/sector Medio de difusión
Organizaciones de productores
Productores
Familias
Poner esta información al alcance de los diversos grupos en la ciudad es necesario para abrir
la opción a la opinión pública de decidir sobre la conveniencia o no de aprobar, apoyar o
incluso participar en este tipo de actividades. Pero ¿cómo se propicia la creación y trabajo
conjunto de estos grupos interdisciplinarios encargados de promocionar la AU? Es algo que se
sugiere en el punto siguiente.
127
Ahora, es imprescindible un equipo, de preferencia pequeño, que tome el liderazgo para
organizar la forma de trabajar. En este punto se retoma la consideración de algunos autores,
sobre que la SU sólo puede lograrse a través del desarrollo de comunidades sustentables
(Devuyst, 2001; Portney, 2001). Las características de estas comunidades son (Maser en
Devuyst, 2001: 22):
128
Proveedores de semillas, de abonos, de alimento y medicamentos para el ganado,
incluso de conocimiento. Los proveedores de servicios involucrados se refieren a
médicos veterinarios, transportistas, y potencialmente, aunque tal vez muy a futuro,
servicios de certificación.
Productores o, en este caso, agricultores urbanos
Distribuidores, aunque este grupo de intermediarios busca eliminarse en este tipo de
actividades, ya que se pretende que los productores tengan acceso directo a los
consumidores. Sin embargo y a falta de un espacio ex profeso para la venta de
productos, los productores pueden recurrir a este esquema. O bien esto puede suceder
cuando la escala de producción es mayor y se incrementan las operaciones más allá del
contexto local.
Consumidores
Promotores de la actividad, que pueden incluir a representantes de todos los grupos
anteriores, además de organizaciones civiles, el gobierno y agencias internacionales de
desarrollo.
Esta es una tarea conjunta de por lo menos cuatro sectores: el público y el privado, los padres
de familia y los agricultores urbanos o redes de agricultores. Este estudio constató la
existencia de una iniciativa a nivel público (Cobach 58), que ha incorporado la AU como parte
de materias relacionadas con ecología y medio ambiente, a nivel preparatoria. En la ciudad
existe también un proyecto de AU impartido a nivel de educación más básica en una escuela
privada (Escuela Pingüinos), sobre el que no se tuvo la oportunidad de investigar pero que
tiene el mismo sentido.
129
Estos antecedentes muestran que en las instalaciones de las escuelas existen espacios en los
que puede incorporarse a la AU como una alternativa para auxiliar en materias de ecología,
educación ambiental, educación vocacional o proyectos productivos. Para lograrlos, es vital
contar con la información generada para los sectores identificados que inciden en la
promoción de la práctica en el sector de la educación formal.
5.2.4 Recomendaciones para la continuidad del estudio sobre Agricultura Urbana en San
Cristóbal
Una tarea pendiente de esta investigación fue entrevistar a los hijos de los agricultores urbanos
actuales, y a los jóvenes y niños que ya practican de alguna manera la AU, sea cultivando,
cosechando o vendiendo la producción; conocer sus motivaciones, la perspectiva que tienen
sobre sí mismos y la actividad en sus vidas futuras y en la ciudad.
130
Respecto a esta población ya involucrada con el trabajo y la promoción de la AU, resultaría
muy pertinente un estudio referido a las formas y canales para acercar a estos actores, con el
propósito de construir y/o fortalecer redes de comunicación y organización que pudieran
ayudar al fortalecimiento de este sector. Luego, sería importante una perspectiva más compleja
e inclusiva de otros grupos o actores que pudieran ayudar a la promoción y consolidación de la
AU, como los grupos referidos en el Cuadro 5.1.
131
Finalmente, es tarea futura investigar sobre la forma en que la AU podría relacionarse e
integrarse en una cadena productiva de valor que incluyera a proveedores de insumos,
productores, consumidores, habitantes y visitantes enterados y no de este fenómeno en SCLC;
para poder vislumbrar el potencial de desarrollo comercial de la práctica.
132
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Vieyra, Jorge et al., 2004, “La participación de la mujer en la producción traspatio y sus
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138
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Worldwatch Institute, 2007, State of the World 2007: Our Urban Future, Nueva York, W.W.
Norton & Company.
139
140
ANEXOS
141
Anexo 1. Guía de entrevista para especialistas en Agricultura Urbana / Agroecología
Nota: no se ofreció confidencialidad respecto a su identidad, pero se sugiere hacerlo para permitir una
comunicación más fluida y confiada, al asegurar que no se divulgará su participación en la
construcción del documento, a menos de que el entrevistado lo solicite ex profeso o bien no tenga
problema en ser citado como referencia.
3. ¿Qué está faltando para que se puedan consolidar, qué está impidiendo que se
consoliden?
4. ¿Cuáles son los factores que han permitido/fomentado para que se consoliden?
5. Desde su perspectiva ¿cuáles son las posibilidades reales de que en San Cristóbal esta
práctica constituya un elemento de apoyo a la sustentabilidad urbana, sino es que lo es
ya?
i
Anexo 2. Guía de entrevista para agricultores urbanos
- Exposición del tema de tesis
- Explicación de la ayuda que su experiencia aportará a la tesis
- Confirmación de la confidencialidad que se mantendrá de su persona (tomar en
cuenta: estrato socioeconómico del entrevistado, número de integrantes de la
familia)
Dimensión Ambiental
Área destinada al cultivo/ganadería (en m2, ha)
Diversidad de los cultivos: alimenticios (huertos y hortalizas, animales), no alimenticios (especies
ornamentales, medicinales, fibras)
- ¿Por qué tiene esa diversidad/o no? (beneficio económico, gusto, etc.)
Manejo de residuos: convencional, composta con residuos orgánicos
- En el caso de contar con animales ¿existe reciclaje de nutrientes? ¿de excretas?
Fuentes de energía: convencional, alternativas
Fuente de agua: lluvia, potable, residuales, tratadas, no tratadas
Tecnologías usadas: rudimentarias, mecanizadas, especializadas
Tipo de fertilizantes, agroquímicos, herbicidas, pesticidas
Conocimiento de tratamientos alternos a lo anterior (fertilizantes orgánicos, abonos, coberturas vegetales –si
sí, qué tipo-)
Alternancia de cultivos ¿la tiene o no?
Dimensión Cultural
Uso de habilidades y conocimientos locales
¿Cómo cosechan? (tecnologías o tradicionales como roza, tumba, quema)
Cultivos locales o exóticos
Motivaciones para iniciarse en la actividad ¿cómo han ido evolucionando? ¿es una tradición que se
mantiene o se adopta?
Existe otro tipo de motivaciones para llevar a cabo la actividad: ¿festividades/ritual/recuerdo de tradiciones
familiares?
Dimensión Social
Aspectos demográficos de las personas involucradas: género, edad, estrato socioeconómico
Número de personas beneficiadas por la práctica de AU (¿seguridad alimentaria, calidad alimentaria?)
Ubicación de la actividad: dentro de la casa, lejos de la residencia
AU como factor de cohesión social, fortalecimiento de lazos familiares, comunitarios
Prejuicios/resistencia/quejas al desarrollo de la actividad por parte de vecinos
El desarrollo de esta actividad ¿ha motivado otro tipo de actividades? (educación, recreación, comercio)
Objetivo inicial del proyecto y cómo ha ido cambiando (función social: seguridad alimentaria, educación,
recreación, comercio, etc.)
Estas actividades o iniciativas ¿resuelven otro tipo de problemas?
¿Es necesario un apoyo a la actividad? ¿Por parte de quién?
¿Existe disposición para conocer a personas con actividades similares? (eventualmente hacer un intercambio
de productos)
Dimensión Económica
¿Cuántos productos se producen?
¿Cuántos de estos productos se producen orgánicamente?
¿Existe un excedente de producción?
ii
¿Cuánto del volumen producido se vende y cuánto no?
¿Es la demanda mayor a la oferta? ¿O viceversa?
La actividad ¿ha ido creciendo o disminuyendo?
¿Qué ha permitido que crezca? ó ¿Qué ha impedido que crezca?
¿Cuánta gente se beneficia de la práctica de AU? (en términos de empleo)
¿Es suficiente con el personal que cuenta?
Si necesita de mayor personal ¿es de forma permanente, o temporal?
¿Esta actividad representa su ingreso primario o es complementario?
Escala de la producción: familiar, grupo, cooperativa
Destino de la actividad: comercial, autoconsumo ¿qué proporción?, excedentes se venden o intercambian,
educación, investigación
Temporalidad de la producción: permanente, estacional, ocasional
Ahorro familiar aproximado
Porcentaje aproximado en que se cubren las necesidades alimentarias
iii
iv
Anexo 3. Formato de ayuda para la caracterización de la producción en el predio
Dirección del predio:_____________________________________________________________
Barrio: ________________________________________________________________________
Fecha: _______________
Hora: ________________
Nombre del entrevistado: _________________________________________________________ Edad aproximada: __________
Ocupación: _______________ Estrato socioeconómico: __________________ Número de integrantes de la familia: ________
v
Anexo 4. Sistema de categorías derivado de los datos de campo. Metodología basada
en Patton (1998) y Hernández-Sampieri et al. (2006)
vi
No. Etiqueta Frecuen- Agrupación de Agrupación de
cia primer nivel segundo nivel
vii
No. Etiqueta Frecuen- Agrupación de Agrupación de
cia primer nivel segundo nivel
viii
No. Etiqueta Frecuen- Agrupación de Agrupación de
cia primer nivel segundo nivel
ix
No. Etiqueta Frecuen- Agrupación de Agrupación de
cia primer nivel segundo nivel
x
No. Etiqueta Frecuen- Agrupación de Agrupación de
cia primer nivel segundo nivel
xi
No. Etiqueta Frecuen- Agrupación de Agrupación de
cia primer nivel segundo nivel
xii
No. Etiqueta Frecuen- Agrupación de Agrupación de
cia primer nivel segundo nivel
** Las frecuencias que así aparecen se refieren a: el primer número indica categorías (o etiquetas) que
fueron mencionadas específicamente por el entrevistado; el número después de la diagonal indica
eventos (etiquetas) que fueron observados en el sitio durante la entrevista. Es decir aun cuando no fueron
mencionados específicamente por el entrevistado, se corroboró que efectivamente las practican.
xiii
Anexo 5. Especies encontradas en los huertos visitados en San Cristóbal
xiv
Crisantemo Chrysanthemum morifolium
Cueza Variedad no disponible
Curuba (variedad de pasiflora) Passiflora tarminiana
Diente de león Taraxacum officinale
Durazno Prunus persica
Durazno blanco Variedad no disponible
Durazno criollo Variedad no disponible
Durazno melocotón Variedad no disponible
Durazno prisco Variedad no disponible
Durazno colorado pequeño Variedad no disponible
Ejote Phaseolus vulgaris
Eneldo Anethum graveolens
Epazote Chenopodium ambrosioides L.
Espárragos Asparagus officinalis
Espinaca Spinacea oleracea
Fresa Fragaria vesca
Frijol: bayo, colorado Variedad no disponible
Geranio Variedad no disponible
Gladiola Gladiolus spp.
Granada roja Punica granatum
Haba Vicia faba L.
Helecho Variedad no disponible
Higos Ficus carica L.
Higo blanco Variedad no disponible
Hinojo Foeniculum vulgare goertn
Jazmín blanco Jasminum officinale
Jitomate Lycopersicum esculentum
Jitomate cherry Lycopersicum pimpinellifolium
Lechuga Lactuca sativa L.
Lechuga roja Variedad no disponible
Lengua de venado (lechuga): Variedad no disponible
Lima: Citrus limetta Risso
Limón Citrus aurantifolia Swingle
Limón mandarina: Variedad no disponible
Lupen (para hacer harina; traída de Los Alpes) Variedad no disponible
Maíz: Zea mays / Variedad no disponible
Malva: Malva sylvestris
Mandarina: Citrus nobilis var. deliciosa
Manzana criolla: Variedad no disponible
Manzana blanca: Variedad no disponible
Manzana rayada Variedad no disponible
Manzanilla: Matricaria chamomilla
Manzanita (tejocote): Variedad no disponible
Matasano Variedad no disponible
Membrillos: Cydonia oblonga Mill.
Milpa Variedad no disponible
Mostaza: Sisymbrium auriculatum
Mostaza Osaka Variedad no disponible
Mumu/Yerbasanta: Variedad no encontrada
xv
Nabito: Variedad no disponible
Nabo: Brassica napus
Naranja: Citrus vulgaris
Níspero: Variedad no disponible
Orégano: Lippia berlandieri
Papa: Variedad no especificada
Pasiflora Passiflora incarnata
Pepinillo Cucumis sativus L.
Pepino: Cucumis sativus
Pera Pyrus communis L.
Perejil Petroselinum sativum
Perón: Variedad no encontrada
Pimienta (flor, no para comida) Variedad no disponible
Pimiento verde: Capsicum annum L. var Longum
Poro / Puerro Allium porrum L.
Rábano : Raphanus sativus L.
Repollo: Brassica oleracea
Riñonina: Variedad no disponible
Romero: Rosmarinus officinalis
Rosa de Castilla: Rosa gallica
Ruda: Ruta graveolens
Rúcula: Eruca sativa
Ruibarbo: Rheum offincinale
Salvia: Salvia officinalis L.
Sábila: Aloe vera
Setas: Variedad no especificada
Siempreviva: Sempervivum tectorum
Sinverguenza Variedad no disponible
Tabaco bobo (para alejar plagas) Variedad no disponible
Tat sui (repollo chino): Variedad no disponible
Té Limón: Cymbopogon citratus
Tejocote: Crataegus mexicana
Tomate: Physalis pubescens
Tomate pish (tomatillo): Variedad no disponible
Tomillo: Thymus vulgaris
Tsinam Variedad no disponible
Tuna: Opuntia streptacantha
Vedge (abono; fija el nitrógeno y da sombra) No enocontrada
Vinagrera Berberis vulgaris
Violetas: Viola odorata L.
Xahuc No encontrada
Xenia Variedad no disponible
Yantén/Llantén: Plantago major
Yerbabuena: Mentha viridis
Zanahoria: Daucus carota
Zapote (matasanos): Casimiroa edulis
Zapotillo o Santo Domingo: No encontrada
Zarzamora Rubus fructicosus
xvi