TEORIAS
TEORIAS
TEORIAS
El psicoanalista inglés Donald Winnicott se destaca por su posición singular dentro del
campo de la psicología del niño. Aunque fue freudiano primero, y luego discípulo de
Melanie Klein, sus ideas adquirieron una sólida identidad hasta representar una de las
contribuciones más creativas a la teoría, sobre todo en un campo poco explorado por el
psicoanálisis: el de la ubicación de la experiencia cultural en la organización psíquica.
Hemos reseñado ya algunas de las ideas de este pensador al referirnos al papel que tiene
la preocupación maternal primaria en la adaptación a las necesidades precoces del bebé,
así como sus apreciaciones sobre el concepto de función maternante, caracterizada por
tres notas: sostén, manipulación y presentación de objetos al niño.
Como hemos comentado anteriormente, este autor critica en forma radical la concepción
de un aparato psíquico cuyas únicas alternativas sean las derivadas de un presunto
funcionamiento omnipotente, alucinatorio (propio del mundo de la realidad interna
subjetiva), o la adaptación plástica y no creativa a la realidad exterior en cuanto
proveedora de necesidades. En su opinión, la experiencia cultural intersubjetiva no tiene
espacio en este modelo estructural del aparato psíquico, y su ubicación requiere una
nueva conceptualización.
Winnicott observa que en el niño recién nacido existe un estado intermedio entre la
tendencia a usar el puño o los dedos para estimular la zona oral en una forma
"subjetiva" o "narcisista", y su salida al mundo de los objetos reales, objetivos,
representados por un osito o un muñeco con el cual el bebé juega poco tiempo después.
Dicho estadio intermedio está señalado por el uso de lo que el autor ha dado en llamar
objetos transicionales, que en realidad constituyen sólo la manifestación visible de un
espacio particular de experiencia que no es definible como totalmente subjetiva ni como
completamente objetiva: el de los fenómenos transicionales. Este espacio no es interior
al aparato psíquico, pero tampoco pertenece del todo a la realidad exterior y, como
veremos luego, constituye el campo intermedio en el que se desarrollarán tanto el juego
como otras experiencias culturales. A partir de esta formulación interpreta que debe
existir un estadio transicional entre la vida en la realidad subjetiva tal como el bebé la
vive y la aceptación de la realidad exterior. Introduce entonces el aludido concepto de
fenómenos transicionales, que utiliza "para designar la zona intermedia de experiencia
entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto, entre
la creatividad primaria y la proyección de lo que se ha introyectado, entre el
desconocimiento primario de la deuda" (con el mundo exterior) "y el reconocimiento de
ésta" (Winnicott, 1971).
• e1 bebé adquiere derechos sobre el objeto, y el mundo exterior los acepta. Sin
omnipotencia simbiótica;
- nunca debe cambiar (por ejemplo ser lavado) a menos que el bebé lo haga;
De lo que antecede se desprende que para este autor los fenómenos transicionales no
representan una etapa, ni se limitan al uso de un objeto en sí (como una interpretación
demasiado estrecha de esta teoría ha popularizado), sino que constituyen una zona de
experiencia que permanece toda la vida, y cuya ausencia puede conducir al extremo de
una existencia puramente subjetiva (la locura), o absolutamente conformada a una
supuesta realidad exterior objetiva que el individuo no contribuye a crear (la
conformidad automática de Fromm, que aunque no es socialmente considerada
enfermedad, mutila la existencia humana personal).
Paralelamente a estas ideas, el autor postuló que la tarea del maternaje consiste en
ilusionar al bebé, para luego desilusionarlo paulatinamente. La descripción dinámica de
este proceso puede resumirse como sigue:
• La rapidez y la adecuación al deseo del bebé con que se repite dicha experiencia crea
en el niño la "ilusión" de que el pecho es parte de él.
• El niño siente que su deseo crea el objeto gratificante cada vez que lo necesita. Y este
objeto es, no sólo el pecho, sino el conjunto de cuidados que su madre le brinda.
También podemos decir, Pedro no ha desarrollado aún toda su capacidad para las
matemáticas, es decir sabemos que Pedro tiene habilidad para las matemáticas pero
también pensamos, en base a la observación, que tiene mayores potencialidades para las
matemáticas que aún no ha desarrollado; por lo tanto, creemos que Pedro debe estudiar
Matemáticas, pero Juan no debe estudiar matemáticas (en este caso estamos
considerando, a partir de la manifestación externa del comportamiento de Pedro, cómo
se encuentra el atributo o los atributos internos que posibilitan su habilidad para las
matemáticas. Y también estamos infiriendo el estado de esa capacidad interna, no
observable, en Juan) De tal forma, hemos realizado una "clasificación" y "predicción" a
punto de partida de la conducta externa observada.
Los resultados obtenidos en los tests de inteligencia y aptitudes pueden ser buenos
predictores de la ejecución futura del individuo en otros contextos, como se ha probado
repetidamente, por ejemplo, en el campo del rendimiento académico; pero la tarea
evaluadora con estas técnicas se quedan en el objetivo "clasificatorio y predictivo".
que las manifestaciones externas en los tests sirven de indicadores del estado
interno de los atributos o rasgos no evaluables directamente; y que dada la
estabilidad de los atributos internos, los resultados de los tests sirven para
clasificar a las personas en relación al rasgo estudiado, y para predecir su
comportamiento futuro.
que el criterio de atributos intrapsíquicos estables es producto de la elaboración
de constructos hipotéticos, teóricos, inferidos de la observación de conductas
simples.
Este modelo presenta una serie de limitaciones que veremos más adelante.
1. Enfatizó la comprensión del ‘yo’ como una fuerza intensa, como una capacidad
organizadora de la persona, capaz de reconciliar las fuerzas sintónicas y
distónicas, así como de resolver las crisis derivadas del contexto genético, cultural
e histórico de cada persona.
2. Puso en relieve las etapas de desarrollo psicosexual de Freud, integrando la
dimensión social y el desarrollo psicosocial.
3. Propuso el concepto de desarrollo de la personalidad desde la infancia a la vejez.
4. Investigó acerca del impacto de la cultura, de la sociedad y de la historia en el
desarrollo de la personalidad.
Erikson disiente con Freud en la relevancia que este último otorgó al desarrollo
sexual para explicar el desarrollo evolutivo del individuo.
Erikson entiende que el individuo, a medida que va transcurriendo por las diferentes
etapas, va desarrollando su consciencia gracias a la interacción social.
Erikson también propone una teoría de la competencia. Cada una de las etapas vitales da
pie al desarrollo de una serie de competencias.
Otro de los rasgos fundamentales de la teoría de Erikson es que cada una de las etapas se
ven determinadas por un conflicto que permite el desarrollo individual. Cuando la
persona logra resolver cada uno de los conflictos, crece psicológicamente.
1. Confianza vs Desconfianza
Este estadio transcurre desde el nacimiento hasta los dieciocho meses de vida, y depende
de la relación o vínculo que se haya creado con la madre.
La relación con la madre determinará los futuros vínculos que se establecerán con las
personas a lo largo de su vida. Es la sensación de confianza, vulnerabilidad, frustración,
satisfacción, seguridad… la que puede determinar la calidad de las relaciones.
Este estadio empieza desde los 18 meses hasta los 3 años de vida del niño.
3. Iniciativa vs Culpa
El niño empieza a desarrollarse muy rápido, tanto física como intelectualmente. Crece su
interés por relacionarse con otros niños, poniendo a prueba sus habilidades y capacidades.
Los niños sienten curiosidad y es positivo motivarles para desarrollarse creativamente.
En caso de que los padres reaccionen de negativamente a las preguntas de los niños o a
la iniciativa de éstos, es probable que les genere sensación de culpabilidad.
4. Laboriosidad vs Inferioridad
Este estadio se produce entre los 6-7 años hasta los 12 años.
Los niños muestran un interés genuino por el funcionamiento de las cosas e intentan llevar
a cabo muchas actividades por sí mismos, con su propio esfuerzo y poniendo en uso sus
conocimientos y habilidades. Por esa razón es tan importante la estimulación positiva que
pueda ofrecerle la escuela, en casa o por el grupo de iguales. Éste último comienza a
adquirir una relevancia trascendental para ellos.
En el caso de que esto no sea bien acogido o sus fracasos motiven las comparaciones con
otros, el niño puede desarrollar cierta sensación de inferioridad que le hará sentirse
inseguro frente a los demás.
Este estadio tiene lugar durante la adolescencia. En esta etapa, una pregunta se formula
de forma insistente: ¿quién soy?
Los adolescentes empiezan a mostrarse más independientes y a tomar distancia de los
padres. Prefieren pasar más tiempo con sus amigos y comienzan a pensar en el futuro y a
decidir qué quieren estudiar, en qué trabajar, dónde vivir, etc.
Este estadio comprende desde los 20 años hasta los 40, aproximadamente.
Si se evade este tipo de intimidad, uno puede estar rozando la soledad o el aislamiento,
situación que puede acabar en depresión.
El estancamiento es esa pregunta que se hace el individuo: ¿qué es lo que hago aquí si no
sirve para nada?; se siente estancado y no logra canalizar su esfuerzo para poder ofrecer
algo a los suyos o al mundo.
Con frecuencia resulta útil examinar las características heterogéneas presentes en las
personas normales comparándolas con las características opuestas que se encuentran en
las personas enfermas. Balint ha sugerido que, al estudiar la mezcla de dependencia e
independencia de los sanos, es valioso contrastar dos tipos extremos de pautas de
conducta; ha designado estos tipos con ciertos nombres que omitiré aquí pues no los
juzgo necesarios.
Balint llama la atención, con provecho, sobre la forma en que se conecta el problema de
estos tipos contrastantes con el de la regresión.
Podría decirse que el temerario amante de las emociones hace una regresión al estado de
narcisismo primario, que lo sitúa artificialmente en una situación que es parte de él
mismo -como en una caricatura del temprano estado en que el individuo sólo concibe el
ambiente como parte de su self y todavía no ha repudiado lo que es DISTINTO DE MI-.
Como observadores vemos los peligros, pero el individuo implicado es ciego a ellos.
Esta ceguera puede esconderse tras el desarrollo de una habilidad personal, o bien puede
esconderse en la confianza depositada en habilidades técnicas ajenas, siendo esto una
forma sutil de agarrarse del otro.
No nos sorprenderá hallar un estado a mitad de camino entre esos dos extremos, estado
con el cual ambos se relacionan y con respecto al cual ambos son una fuga. Sugiero que
en estas dos organizaciones defensivas cumple un papel central el establecimiento
personal de ese estado que las palabras YO SOY describen mejor que ninguna otra. Tan
pronto ese estado YO SOY se convierte en un hecho, de inmediato evoluciona hacia un
ESTAR SIENDO o SEGUIR SIENDO; o sea, queda incluido un factor temporal.
Los bebés que tienen la fortuna de ser bien manejados desde el principio parecen llegar
a EXISTIR y a sentirse reales casi automáticamente. En la medida en que el individuo
no ha tenido esa fortuna y fue mal manejado en un comienzo (madre deprimida,
angustiada, enferma, etc.), habrá de organizar en alguna medida una pauta de conducta
defensiva que implica una regresión a una identificación primaria caricaturesca, o bien
un intento prospectivo de alcanzar una relación con objetos externos. De este modo,
considero personalmente que la idea de Balint es constructiva.
El estado YO SOY cobra nuevo significado a medida que el bebé se desarrolla, siempre
bajo amenaza salvo que la adaptación ambiental sea adecuada o se convierta en algo que
el propio niño puede producir o proporcionar en parte, como gradualmente ocurre. A
menudo se comprueba que los problemas de la adolescencia son una nueva variante de
este tema básico del ESTAR SIENDO, que sufre una nueva amenaza a raíz de las
mociones biológicas que quiebran la dependencia respecto del hogar. Así pues, en la
pubertad, aun entre los chicos y chicas que han de ser más tarde adultos sanos, se
aprecia una separación natural entre los que buscan lo emocionante y los que buscan
agarrarse de algo. Sin embargo, en la salud es siempre válido que ninguno de estos
extremos predomine, y para aquellos que fueron muy afortunados en un comienzo la
cuestión del YO SOY no presenta dificultades. Huelga agregar que el estado YO SOY,
el estado de ESTAR SIENDO y el sentimiento de realidad, no es un fin en sí mismo,
sino una posición desde la cual puede vivirse la vida.
A la larga encontramos que el mundo contiene estos tres grupos: aquellos para quienes
la cuestión de la EXISTENCIA no es difícil, aquellos que no conservan ninguna
esperanza de sentirse reales y lo único que saben es que esto sucede en raros momentos
(como cuando cae una bomba), y, en el medio, aquellos que están atrapados en una
lucha perenne por establecer su existencia personal, lo cual consiguen en compañía de
otros que libran la misma lucha y bajo la influencia integradora de alguna filosofía.
Volviendo a la infancia, fácilmente puede verse que estos mismos problemas aparecen y
reaparecen en todas las diversas circunstancias con que estamos familiarizados. Los
bebés que sobrellevan una severa prueba pueden sucumbir a otra más tarde, pero es
evidente que en la medida en que el niño supera la primera de esas pruebas, en esa
misma medida estará en buenas condiciones paya enfrentar un mal manejo en etapas
posteriores. Desgraciadamente (o afortunadamente), sigue siendo válido que en la etapa
más temprana, la del primer momento YO SOY, la dependencia del ambiente es
absoluta. (¡Cómo habría de sorprendernos que, en la historia de las religiones, esta etapa
del desarrollo personal le haya sido cedida a Dios!)
Cuando, a raíz de un mal manejo, se interfiere con los procesos naturales, el bebé
desarrolla defensas según la dotación que traiga de etapas anteriores. Un ejemplo de
error grosero en el manejo es impedirle al bebé que se chupe el pulgar. En ese caso (y
suponiendo que antes haya habido un manejo satisfactorio, de modo tal que ya se hayan
efectivizado momentos YO SOY), el bebé puede organizar pautas de conducta
defensivas de acuerdo con los lineamientos indicados por Balint: renegación de la
necesidad de entablar relaciones y énfasis excesivo en las relaciones con los objetos más
claramente externos. Sugiero que la-alternancia de estas dos defensas puede fácilmente
ser observada en la clínica.
Las mismas defensas alternantes pueden reaparecer, o ser generadas, en todas las demás
etapas. Por ejemplo, la retención de las heces puede alternar con la incontinencia; o el
caminar, el trepar y los rudimentos del vagabundear en una etapa muy temprana
(dependencia de la técnica personal) pueden alternar con una dependencia extrema de
los cuidados externos (dependencia de la técnica de quienes están a cargo del niño).
Pero no está tan claro si hay o no una aplicación directa de la temática de Balint en
materia de relaciones interpersonales como las que se dan entre personas totales, donde
el tema central es el complejo de Edipo y el niño está envuelto típicamente en el círculo
familiar. En esta etapa (el niño de 2 a 4 años), han surgido nuevas y vastas
organizaciones defensivas -y nuevos tipos de angustia-. Han aparecido las ideas de la
castración y la muerte, el instinto se ha vuelto fálico y genital, y la fantasía permite
ahora a: niño jugar a la mamá y el papá, soñar con el acto sexual e identificarse por
turnó con cada uno de sus padres, así cano tolerar ser excluido durante breves períodos.
De todas maneras, aun en los más normales tal vez puedan apreciarse, en la fantasía y el
juego, las reliquias de los dos tipos contrastantes. Es probable que en esta etapa el
equivalente se encuentre en las opciones de matar al padre rival o identificarse con él o
ella, en la relación triangular básica. (A propósito omito la injerencia burda de
conflictos irresueltos y de pautas de conducta correspondientes a etapas anteriores en
esta otra etapa, más avanzada, del complejo de Edipo propiamente dicho.)
Me complace comentar este libro no sólo porque trata un tema muy importante, sino
también porque creo que en esta clase de trabajos el autor expresa su personalidad. Tal
vez resulte ser un libro precursor.
En el trabajo descripto en este libro, Balint procura concretamente ampliar los alcances
del análisis utilizando las potencialidades de la práctica médica general. Catorce
médicos clínicos formaron un grupo con Michael y Enid Balint, bajo los auspicios de la
Clínica Tavistock. Poco a poco este grupo fue alcanzando una formulación del
problema, y tal vez se disciernan los comienzos de una solución. En lo que sigue
intentaré exponer algo del contenido del libro y las razones por las cuales pienso que es
importante para el psicoanálisis.
Sin embargo, se señala que muchos médicos excelentes son potencialmente enfermos en
un sentido psiquiátrico, y se aconseja que no abandonen el campo de la medicina física
en el que se sienten cómodos.
La primera formulación del grupo es que la droga más importante es el propio médico.
Como señala Balint en el prefacio, en ningún libro de texto se brinda orientación acerca
de la dosis en que el médico debe prescribirse a sí mismo. Hay en verdad poquísima
bibliografía sobre "los posibles riesgos de esta clase de medicación en las diversas
condiciones alérgicas que se encuentran en pacientes individuales, riesgos que deberían
ser cuidadosamente controlados, ni tampoco sobre los efectos colaterales indeseables de
esta clase. de droga". Podría decirse que el trabajo de este grupo fue una tentativa de
recopilar una farmacopea relativa al médico mismo como droga.
Hay en especial un aspecto del médico clínico que lo sitúa en una destacada posición
para hacer psicoterapia, y en rigor le da una ventaja sobre el psicoanalista así como
sobre otros especialistas de diversa especie, y es su disponibilidad para el paciente y la
continuidad de su atención profesional durante varios años. Teniendo en cuenta esto, no
hay necesidad alguna de que la psicoterapia termine, salvo que alcance una intensidad
tal que no sea posible mantenerla más que por un período limitado. El trabajo efectuado
por el grupo de Balint contribuye al problema del psicoanalista frente a ciertos pacientes
cuyo análisis no parece llegar a su fin luego del período prefijado. La mayoría de los
analistas han tenido experiencia con pacientes que en verdad necesitan volver de vez en
cuando. Si esto sucede, tal vez el analista piense que algo anduvo mal, mientras que
para el médico clínico es muy natural que el paciente vuelva de tanto en tanto, ya sea en
un momento crítico o simplemente para obtener la tranquilidad que le brinda la
existencia y salud permanentes del médico. Todo el vecindario conoce al médico clínico
y a su familia, y es posible que su principal psicoterapia la realice, no con los pacientes
que concurren a su consultorio, sino con los que usan en forma positiva la posibilidad
de ver al médico en caso de necesidad.
Bajo el título "la connivencia del anonimato" se llama la atención sobre una
importantísima cuestión, bien conocida también en la asistencia social. Sucede a veces
que hay muchos médicos involucrados con un solo paciente o familia, que no se
comunican libremente entre sí. Nadie asume la responsabilidad principal. En el campo
de la asistencia social se denomina "trabajo con casos" [case work] el empeño de reunir
todos esos elementos diversos y asignar dicha responsabilidad a un asistente social
único encargado del caso. Se ha señalado que puede haber muchos organismos
interesados en un caso y el problema central tal vez quede repartido entre ellos sin que
exista un mecanismo de re-integración. Este estado de cosas -la falta de coordinación en
los esfuerzos- se denomina en el libro "la connivencia del anonimato", expresión ésta
que nos plantea si realmente transmite lo que el autor procuró decir con ella. Yo
sugeriría que lo que este grupo describe es la dispersión de los agentes responsables,
mostrando que en ciertos casos esta dispersión tiene como causa un trastorno
psiquiátrico del paciente o de uno u otro de los protagonistas del drama social. Sin
embargo, esta otra expresión no capta en su totalidad lo que el autor ha querido
significar. Se explica con claridad en el libro el efecto de esta connivencia del
anonimato en la evolución del caso.
Sin duda, el psicoanálisis tiene algo que aprender del estudio que el médico clínico debe
efectuar de su propia actitud y de la prescripción que hace de sí mismo (obviamente, lo
inverso también es cierto). Balint afirma que lo que el psicoanalista sabe acerca de la
terapia médica general está contenido, primordialmente, en la bibliografía sobre la
teoría y la práctica de la interpretación, en especial la parte referida al manejo de la
tendencia a "actuar" de los pacientes. Como es natural, el médico clínico se ve envuelto
en la actuación de sus pacientes, y tal vez sea válido que en la mayoría de los casos
pueda ocuparse de los problemas inmediatos correspondientes a un ejemplo especial de
actuación, y omitir el análisis del tema central. Sin embargo, es interesante que
comprenda cuál es ese tema inconsciente o central mientras está envuelto en la
actuación periférica.
El psicoanalista se percata intensamente del papel del médico clínico cuando uno de sus
analizandos requiere atención médica a raíz de un asma, o de sufrir vahídos, o de tener
la sensación de que la muerte es inminente en las primeras horas de la mañana. En otras
palabras los analistas se percatan por cierto de la función del médico clínico en el
manejo general del paciente en análisis, pero es posible que no se den cuenta en igual
medida de que un enorme número de pacientes que no está en absoluto en análisis es
tratado con éxito por sus médicos clínicos.
Alfred Adler
Alfred Adler (1870 – 1937) fue un médico austriaco, terapeuta y creador de un nuevo
modelo de psicología al que se ha dado en llamar psicología individual. A pesar del
nombre, esta teoría no estudia al ser humano como ente abstracto, sino que define y
procura entenderlo en su relación con la comunidad. Para Adler no existen
subdivisiones de la personalidad como el ego, el yo y el superyó, y de ahí que su teoría
se haya denominado también Teoría holística o indivisible. Adler comprende al
individuo en su singularidad, relacionándolo con su contexto social y cultural. En este
sentido fue un precursor de la psicología social y de los modelos integradores actuales.
Alfred Adler postula una única “pulsión” o fuerza motivacional detrás de todos nuestros
comportamientos y experiencias.
Muchos de los métodos desarrollados por Adler se utilizan hoy en psicología cognitiva,
como algunas técnicas de role-playing para la toma de perspectiva y el diálogo
socrático introducido por él. Era una persona muy optimista y su trabajo está en
consonancia con las nuevas tendencias de psicología positiva, en la sistémica, e incluso
se le ha llegado a considerar el padre de la autoayuda.
Aunque sus ideas han promovido muchos avances y siguen inspirando líneas de
investigación, su figura no es tan reconocida, probablemente por su generosidad, ya que
no le preocupaba demasiado el reconocimiento o el éxito, sino transmitir y provocar los
cambios que consideraba necesarios.Defendió con fuerza los aspectos positivos del ser
humano e influyó en eminentes psicólogos como Abraham Maslow, Erich Fromm y Carl
Rogers, entre otros.
Los complejos de superioridad e inferioridad son a menudo presentados ambos por las
mismas personas, y se manifiestan de maneras diferentes. Sin embargo, los dos complejos
pueden existir el uno sin el otro.
Interés social
Preocupación social
No era una cuestión simplemente adquirida o aprendida: era una combinación de ambas;
es decir, está basada en una disposición innata, pero debe ser amamantada para que
sobreviva. El hecho de que sea innata se ilustra claramente por la forma en que un bebé
establece una relación de simpatía por otros sin haber sido enseñado a hacerlo. Podemos
observar que cuando un bebé llora en la sala de neonatología, todos los demás empiezan
a llorar también. O como nosotros, al entrar en una habitación donde todos se están riendo,
empezamos a reirnos también (En el argot hispano, existe la frase de que “la risa se
contagia”. N.T.).
Un malentendido que Adler quiso evitar fue el relativo a que el interés social era una
cierta forma de extraversión. En definitiva, lo que Adler quería decir con interés,
preocupación o sentimiento social no estaba referido a comportamientos sociales
particulares, sino a un sentido mucho más amplio de cuidado por el otro, por la familia,
por la comunidad, por la sociedad, por la humanidad, incluso por la misma vida. La
preocupación social es una cuestión de ser útil a los demás.
Tipos psicológicos
Aunque para Adler todas las neurosis se pueden considerar como una cuestión de un
interés social insuficiente, sí hizo una distinción en tres tipos, basándose en los diferentes
niveles de energía que utilizaban.
El segundo es el tipo erudito. Son sujetos sensibles que han desarrollado una concha a su
alrededor que les protege, pero deben apoyarse en los demás para solventar las
dificultades de la vida. Tienen un bajo nivel de energía y por tanto se hacen dependientes
de sujetos más fuertes. Cuando se sienten sobresaturados o abrumados, desarrollan lo que
entendemos como síntomas neuróticos típicos: fobias, obsesiones y compulsiones,
ansiedad generalizada, histeria, amnesias y así sucesivamente, dependiendo de los
detalles individuales de su estilo de vida.
El tercer tipo es el evitativo. Estos son los que tienen los niveles más bajos de energía y
sólo pueden sobrevivir si evitan lo que es vivir, especialmente a otras personas. Cuando
son empujados al límite, tienden a volverse psicóticos y finalmente retrayéndose a su
propio mundo interno.
Existe un cuarto tipo también; es el tipo socialmente útil. Este sería el de la persona sana,
el que tiene tanto energía como interés social. Hay que señalar que si uno carece de
energía, realmente no se puede tener interés social dado que seremos incapaces de hacer
nada por nadie.
Adler señaló que estos cuatro tipos se parecían mucho a los propuestos por los antiguos
griegos, los cuales también observaron que algunas personas estaban siempre tristes, otras
rabiosas y demás. Pero en su caso, éstos atribuyeron tales temperamentos (de la misma
raíz terminológica que temperatura) a la relativa presencia de cuatro fluidos corporales
llamados humores.
Si alguien presenta mucha bilis amarilla, sería colérico (una persona visceral y seca) y
rabioso la mayoría del tiempo. El colérico sería, básicamente, como el dominante.
Correspondería más o menos, al tipo fortachón.
Si otra persona tiene mucha flema, sería flemática (fría y distante) un poco necio. Sería,
vulgarmente hablando, el tipo que se apoya en todos.
Si otro tiene mucha bilis negra (y desde luego no sabemos a qué se referían los griegos
con esto) éste será melancólico (frío y seco) y es un sujeto tendiente a estar triste todo el
tiempo. Este sería como el tipo evitativo.
Y, por último, si hay una persona que tenga más sangre que el resto de los humores, será
una persona de buen humor o sanguínea (calurosa y cariñosa). Este sujeto afectuoso y
amistoso representaría al tipo socialmente adaptado o útil.
Antes de seguir, una palabra ante todo sobre los tipos adlerianos: Adler defendía con saña
que cada persona es un sujeto individual con su propio y único estilo de vida. Por tanto,
la idea de tipos es para él solo una herramienta heurística, significando una ficción útil,
no una realidad absoluta.
Orden de nacimiento
Adler debe ser tomado en cuenta como el primer teórico que incluyó no sólo la influencia
de la madre, el padre y otros adultos en la vida del niño, sino también de los hermanos y
hermanas de éste. Sus consideraciones sobre los efectos de los hermanos y el orden en
que nacieron es probablemente aquello por lo que más se conoce a Adler. No obstante,
debo advertirles que Adler consideró estas ideas también como conceptos heurísticos
(ficciones útiles) que contribuyen a comprender a los demás, pero no deben tomarse
demasiado en serio.
El hijo único es más factible que otros a ser consentido, con todas las repercusiones
nefastas que hemos discutido. Después de todo, los padres de un hijo único han apostado
y ganado a un solo número, por decirlo vulgarmente, y son más dados a prestar una
atención especial (en ocasiones un cuidado lleno de ansiedad) de su orgullo y alegría. Si
los padres son violentos o abusadores, el hijo único tendrá que enfrentarse solo al abuso.
El primer hijo empieza la vida como hijo único, con toda la atención recayendo sobre él.
Lástima que justo cuando las cosas se están haciendo cómodas, llega el segundo hijo y
“destrona” al primero. Al principio, el primero podría luchar por recobrar su posición;
podría, por ejemplo, empezar a actuar como un bebé (después de todo, parece que
funciona con el bebé comportándose como lo hace, ¿no?), aunque sólo encontrará la
reticencia y la advertencia de ¡que crezca ya!. Algunos se vuelven desobedientes y
rebeldes; otros hoscos y retraídos. Adler creía que los primeros hijos estaban más
dispuestos a desarrollar problemas que los siguientes. Mirando la parte positiva, la
mayoría de los hijos primeros son más precoces y tienden a ser relativamente más
solitarios (individuales) que otros niños de la familia.
El segundo hijo está inmerso en una situación muy distinta: tiene a un primer hermano
que “sienta los pasos”, por lo que tiende a ser muy competitivo y está constantemente
intentando sobrepasar al mayor, cosa que con frecuencia logran, pero muchos sienten
como si la carrera por el poder nunca se realiza del todo y se pasan la vida soñando en
una competición que no lleva a ninguna parte. Otros chicos del “medio” tienden a ser
similares al segundo, aunque cada uno de ellos se fija en diferentes “competidores”.
El último hijo es más dado a ser mimado en las familias con más de uno. Después de todo,
¡es el único que no será destronado!. Por lo tanto, estos son los segundos hijos con
mayores posibilidades de problemas después del primer hijo. Por otro lado, el menor
también puede sentir una importante inferioridad, con todos lo demás mayores que él y
por tanto “superiores”. Pero, con todos estos “trazadores del camino” delante, el pequeño
puede excederles también.
MODELO BIOMÉDICO Y MODELO BIOPSICOSOCIAL
Dra. Eleana Oyarzún Neumann
Habilidades psicológicas
Las funciones mentales superiores se desarrollan y aparecen en dos momentos. En un
primer momento, las habilidades psicológicas o funciones mentales superiores se
manifiestan en el ámbito social y, en un segundo momento, en el ámbito individual. La
atención, la memoria, la formulación de conceptos son primero un fenómeno social y
después, progresivamente, se transforman en una propiedad del individuo.
"Cada función mental superior, primero es social, es decir primero es interpsicológica y
después es individual, personal, es decir, intrapsicológica." Esta separación o distinción
entre habilidades interpsicológicas y habilidades intrapsicológicas y el paso de las
primeras a las segundas es el concepto de interiorización. En último término, el
desarrollo del individuo llega a su plenitud en la medida en que se apropia, hace suyo,
interioriza las habilidades interpsicológicas. En un primer momento, dependen de los
otros; en un segundo momento, a través de la interiorización, el individuo adquiere la
posibilidad de actuar por sí mismo y de asumir la responsabilidad de su actuar. Desde
ese punto de vista, el proceso de interiorización es fundamental en el desarrollo: lo
interpsicológico se vuelve intrapsicológico.
Herramientas psicológicas
Los símbolos, las obras de arte, la escritura, los diagramas, los mapas, los dibujos, los
signos y los sistemas numéricos, en una palabra, las herramientas psicológicas son el
puente entre las funciones mentales inferiores y las superiores y, dentro de estas, el
puente entre las habilidades interpsicológicas (sociales) y las intrapsicológicas
(personales). Estas herramientas median los pensamientos, sentimientos y conductas.
La capacidad de pensar, sentir y actuar depende de las que usemos para desarrollar esas
funciones mentales superiores, ya sean inter o intrapsicológicas.
La herramienta psicológica más importante es el lenguaje. Inicialmente, lo usamos
como medio de comunicación entre los individuos en las interacciones sociales.
Progresivamente, se convierte en una habilidad intrapsicológica y por consiguiente, en
una con la que pensamos y controlamos nuestro propio comportamiento.
El lenguaje posibilita el cobrar conciencia de uno mismo y el ejercitar el control
voluntario de nuestras acciones. En resumen, a través del lenguaje conocemos, nos
desarrollamos y creamos nuestra realidad.
El lenguaje es la forma primaria de interacción con los adultos, es la herramienta
psicológica con la que el individuo se apropia de la riqueza del conocimiento, el
aprendizaje es el proceso por el que las personas se apropian del contenido, y al mismo
tiempo, de las herramientas del pensamiento.
Mediación
La actividad humana está socialmente mediada e históricamente condicionada, por eso
podemos decir que hay una mediación social.
Una característica de los humanos es la utilización de instrumentos, los cuales abren la
vía de aparición de los signos que regulan la conducta social. Esta característica se
denomina mediación semiótica.
Los instrumentos son con los que el hombre actúa material-físicamente sobre el medio
que lo envuelve (martillo, vehículo, etc). Los signos por otra parte, actúan sobre nuestra
representación interna de la realidad, transforman la actividad mental de la persona que
los utiliza (lenguaje, escritura, etc.), y de ese modo regulan su conducta social.
Condicionamiento operante: conceptos y técnicas principales
Esta herramienta del conductismo es uno de los procedimientos más usados en la
Psicología actual.
Por su parte, Edward Thorndike introdujo la ley del efecto, el antecedente más claro del
condicionamiento operante. La ley del efecto plantea que si una conducta tiene
consecuencias positivas para quien la realiza será más probable que se repita, mientras
que si tiene consecuencias negativas esta probabilidad disminuirá. En el contexto de la
obra de Thorndike el condicionamiento operante es denominado “instrumental”.
Skinner opinaba que la conducta era mucho más fácil de modificar si se manipulaban sus
consecuencias que si simplemente se asociaban estímulos a ésta, como sucede en el
condicionamiento clásico. El condicionamiento clásico se basa en la adquisición de
respuestas reflejas, con lo cual explica una menor cantidad de aprendizajes y sus usos son
más limitados que los del operante, ya que éste hace referencia a conductas que el sujeto
puede controlar a voluntad.
Muchos de estos términos son compartidos por las orientaciones conductuales en general,
si bien pueden tener connotaciones específicas dentro del paradigma operante.
Este término designa cualquier conducta que conlleva una consecuencia determinada y
es susceptible de cambiar en función de ésta. Su nombre indica que sirve para obtener
algo (instrumental) y que actúa sobre el medio (operante) en lugar de ser provocada por
éste, como sucede en el caso del condicionamiento clásico o respondiente.
Consecuencia
Es importante tener en cuenta que las consecuencias afectan a la respuesta y, por tanto,
en el condicionamiento operante lo que es reforzado o castigado es dicha conducta, no la
persona o el animal que la lleva a cabo.
Reforzamiento
Este término designa las consecuencias de las conductas cuando hacen más probable que
se vuelvan a dar. El reforzamiento puede ser positivo, en cuyo caso estaremos hablando
de la obtención de una recompensa o premio por la ejecución de una respuesta, o negativo,
que engloba la desaparición de estímulos aversivos.
La diferencia con la palabra “reforzador” es que ésta se refiere al evento que se da como
consecuencia de la conducta en vez de al procedimiento de premiar o castigar. Por tanto,
“reforzador” es un término más cercano a “recompensa” y “premio” que a
“reforzamiento”.
Castigo
Artículo relacionado: “8 razones para no usar el castigo físico hacia los hijos”
En Psicología, la palabra “estímulo” se utiliza para designar eventos que provocan una
respuesta por parte de una persona o animal. Dentro del paradigma operante, el estímulo
discriminativo es aquel cuya presencia indica al sujeto de aprendizaje que si lleva a cabo
una determinada conducta ésta tendrá como consecuencia la aparición de un reforzador o
de un castigo.
Por contra, la expresión “estímulo delta” se refiere a aquellas señales que, al estar
presentes, informan de que la ejecución de la respuesta no conllevará consecuencias.
¿En qué consiste el condicionamiento operante?
Por ejemplo, un cartel de “Abierto” en una puerta nos indica que si intentamos girar el
pomo lo más probable es que se abra. En este caso el cartel sería el estímulo
discriminativo y la apertura de la puerta funcionaría como reforzador positivo de la
respuesta instrumental de girar el pomo.
En general la retirada de reforzadores es más deseable que el castigo positivo puesto que
genera menos rechazo y hostilidad por parte del sujeto. No obstante el castigo puede ser
útil en casos en que la conducta problema es muy disruptiva y requiere una reducción
rápida, por ejemplo si se da violencia.
Dadas la importancia y la eficacia del refuerzo positivo, las técnicas operantes para
aumentar conductas tienen una utilidad demostrada. A continuación describiremos los
más relevantes de entre estos procedimientos.
1. Técnicas de instigación
Este término incluye las instrucciones que incrementan determinadas conductas, la guía
física, que consiste en mover o colocar partes del cuerpo de la persona entrenada, y el
modelado, en que se observa a un modelo realizando una conducta para poder imitarlo y
aprender cuáles son sus consecuencias. Estos tres procedimientos tienen en común que se
centran en enseñar directamente al sujeto cómo tiene que realizar una
acción determinada, sea verbal o físicamente.
2. Moldeamiento
3. Desvanecimiento
4. Encadenamiento
Una cadena conductual, es decir, una conducta compuesta por varias conductas simples,
se separa en distintos pasos (eslabones). A continuación el sujeto debe aprender a ejecutar
los eslabones uno a uno hasta lograr llevar a cabo la cadena completa.
El encadenamiento puede realizarse hacia delante o hacia atrás y tiene como peculiaridad
que cada eslabón refuerza al anterior y funciona como estímulo discriminativo del
siguiente.
5. Programas de reforzamiento
Hay dos tipos básicos de programas de reforzamiento: los de razón y los de intervalo. En
los programas de razón se obtiene el reforzador después de que se dé un número concreto
de respuestas, mientras que en los de intervalo esto sucede después de que haya pasado
un tiempo determinado desde la última conducta reforzada y ésta vuelva a darse.
Ambos tipos de programa pueden ser fijos o variables, lo cual indica que el número de
respuestas o el intervalo de tiempo necesarios para la obtención del reforzador pueden ser
constantes u oscilar en torno a un valor promedio. También pueden ser continuos o
intermitentes; esto significa que la recompensa puede darse cada vez que el sujeto lleve a
cabo la conducta objetivo o bien de vez en cuando (aunque siempre como consecuencia
de una emisión de la respuesta deseada).
Al aplicar técnicas operantes para reducir conductas conviene tener en mente que, dado
que estos procedimientos pueden ser desagradables para los sujetos, siempre es preferible
utilizar los menos aversivos cuando sea posible. Asimismo estas técnicas son preferibles
a los castigos positivos.
1. Extinción
Se deja de recompensar una conducta que había sido reforzada con anterioridad. Esto
disminuye la probabilidad de que la respuesta vuelva a darse. Formalmente la extinción
es lo opuesto al reforzamiento positivo.
A largo plazo la extinción es más eficaz para eliminar respuestas que el castigo y el resto
de técnicas operantes para reducir conductas, si bien puede ser más lenta.
2. Entrenamiento de omisión
Son un subtipo especial de programa de reforzamiento que se utiliza para reducir (no
eliminar) las conductas objetivo aumentando otras respuestas alternativas. Por ejemplo,
se podría premiar a un niño por leer y por hacer ejercicio y no por jugar a la consola si se
pretende que esta última conducta pierda valor reforzante.
4. Coste de respuesta
5. Tiempo fuera
6. Saciación
El refuerzo que se obtiene por llevar a cabo la conducta es tan intenso o cuantioso que
pierde el valor que tenía para un sujeto. Esto puede tener lugar por saciación de respuesta
o práctica masiva (repetir la conducta hasta que deje de ser apetitiva) o bien por saciación
de estímulo (el reforzador pierde su apetitividad por exceso).
7. Sobrecorrección
En su trabajo más reciente, Bruner (1986, 1990, 1996) ha ampliado su marco teórico para
abarcar los aspectos sociales y culturales de aprender así como la práctica de la ley.
Según Bruner los estudiantes trabajan por su cuenta para descubrir principios básicos[1]
Bruner fundamenta su teoría del desarrollo y las relaciones de este en los trabajos de
Piaget; sin embargo, existen unas diferencias importantes entre ellos. En primer lugar,
Piaget se interesó principalmente en describir y explicar el desarrollo intelectual; le
preocupan las relaciones entre el desarrollo, la enseñanza y el aprendizaje, argumento que
las teorías del desarrollo sirven de poco si estas no se vinculan con la educación. Piaget
cree que los estudiantes y los adolescentes solo pueden aprender hasta el límite marcado
en cada periodo del desarrollo. Bruner, por su parte, está convencido que cualquier
materia puede ser enseñada a cualquier niño de cualquier edad en forma a la vez honesta
y eficaz.
Todas estas formas de pensar las hace posibles la simbolización o lenguaje, por lo tanto,
el lenguaje es el centro del desarrollo intelectual. Es por esto que Bruner le da tanta
importancia al lenguaje ya que lo considera como un mediador para la solución de
problemas, además es importante para la educación, la cual depende mucho de conceptos
y habilidades.
El aprender es un proceso activo, social en el cual los estudiantes construyen nuevas ideas
o los conceptos basados en conocimiento actual. El estudiante selecciona la información,
origina hipótesis, y toma decisiones en el proceso de integrar experiencias en sus
construcciones mentales existentes.
Por lo que la instrucción, el instructor debe intentar y animar a estudiantes que descubran
principios por sí mismos, el instructor y el estudiante debe enganchar a un diálogo activo.
El descubrimiento en acción
Una estrategia inductiva requiere del pensamiento inductivo por parte de los estudiantes,
sugiere que los maestros pueden fomentar este tipo de pensamiento, alentando a los
estudiantes a hacer especulaciones basadas en evidencias incompletas y luego
confirmarlas o desecharlas con una investigación sistemática. La investigación podría
resultarles mucho más interesante que lo usual, ya que son sus propias especulaciones las
que están a juicio, desafortunadamente, las prácticas educativas con frecuencia
desalientan el pensamiento intuitivo al rechazar las especulaciones equivocadas y
recompensar las respuestas seguras pero nada creativas.
En ll aprendizaje por descubrimiento, el maestro organiza la clase de manera que los
estudiantes aprendan a través de su participación activa, se hace una distinción entre el
aprendizaje por descubrimiento, donde los estudiantes trabajan en buena medida por su
parte y el descubrimiento guiado en el que el maestro proporciona su dirección. En la
mayoría de las situaciones, es preferible usar el descubrimiento guiado, se les presenta a
los estudiantes preguntas intrigantes, situaciones ambiguas o problemas interesantes, en
lugar de explicar cómo resolver el problema, el maestro proporciona los materiales
apropiados, alienta a los estudiantes para que hagan observaciones, elaboren hipótesis y
comprueben los resultados.
Para resolver problemas, los estudiantes deben emplear tanto el pensamiento intuitivo
como el analítico. El maestro guía el descubrimiento con preguntas dirigidas, proporciona
retroalimentación acerca de la dirección que toman las actividades. La retroalimentación
debe ser dada en el momento óptimo, cuando los estudiantes pueden considerarla para
revisar su abordaje o como un estímulo para continuar en la dirección que han escogido.
Un ejemplo de este tipo de descubrimiento seria darles una cantidad de fotos a los
estudiantes y pedirles que colocaran cada una en un grupo, esas fotos podrían incluir
compradores en una tienda, un padre leyendo un cuento a dos estudiantes y un grupo de
estudiantes trabajando en una clase. La discusión sobre las fotos se referiría a las
semejanzas y diferencias entre los grupos. Finalmente, se desarrollarían los conceptos de
grupos primarios, secundarios y no integrados.
La lección estructurada de descubrimiento inductivo utiliza materiales concretos o
figurativos. Se desarrollan conceptos propios de las ciencias descriptivas. Lo que destaca
es la importancia de la organización de los datos.
En este tipo de lección el profesor tiende a controlar los datos que usan los estudiantes,
ya que sus preguntas deben estar dirigidas a facilitar proposiciones que lleven
lógicamente a una conclusión determinada.
En este tipo de enfoque, el estudiante debe pensar deductivamente y los materiales son
esencialmente abstractos. Esto es, el estudiante trata con relaciones entre proposiciones
verbales.
El fin primario de este tipo de lección es hacer que los estudiantes aprendan ciertas
conclusiones o principios aceptados. Sin embargo, esas conclusiones se desarrollan
haciendo que el estudiante utilice el proceso deductivo de búsqueda y no simplemente
formulando la conclusión.
Los factores que afectan al descubrimiento en la lección transductiva son cosas tales como
el tipo de material, la familiaridad del niño con los materiales y la cantidad de tiempo
disponible para le experimentación con los materiales, por mencionar solamente unos
pocos.
Teoría de Instrucción
En base a los principios del aprendizaje por descubrimiento, Bruner propone una teoría
de la instrucción que se constituye de cuatro aspectos (principios) principales: la
predisposición a aprender, estructura y forma del conocimiento, secuencia de
presentación y por ultimo forma y frecuencia del refuerzo:
Predisposición a aprender: Bruner plantea que el aprendizaje se debe a la exploración
de alternativas, es decir, los individuos tienen un deseo especial por aprender, por lo cual,
la teoría de la instrucción debe explicar la activación, mantenimiento y dirección de la
conducta ya que son importantes en el deseo por aprender.
Activación: Éste es el que explica la conducta de exploración de alternativas. Para
Bruner, es el grado que tenemos de incertidumbre y curiosidad que produce en nosotros
las ganas de explorar.
Mantenimiento: cuando la conducta ya se ha producido es necesario mantenerla y para
esto el explorar tiene que ser más beneficioso que perjudicial, o sea, que al explorar
alternativas erróneas resultaran menos graves.
Dirección: Finalmente, el explorar alternativas tiene que tener una dirección
determinada. Este depende de dos aspectos: una finalidad o meta de la tarea y el
conocimiento de lo importante que es el explorar esa alternativa para la obtención del
objetivo, es decir, para que haya dirección se tiene que conocer por lo menos el objetivo
y el valor de las alternativas debe dar información de donde está el sujeto en relación a
ese objetivo.
Estructura y forma del conocimiento: Se basa en la forma que se representa el
conocimiento, ya que debe ser fácil de comprender. La forma más adecuada de
conocimiento depende de tres factores: modo de representación, economía y poder. El
adecuar correctamente estos tres factores va a depender de las características de los
individuos como de lo que se desee enseñar.
Modo de representación: El conocimiento se puede presentar de tres formas:
representación enactiva, icónica y simbólica. La primera es el conjunto de acciones para
conseguir un objetivo, la segunda es mostrar el conocimiento o representarlo a través de
imágenes o gráficos y el tercero es el representar el conocimiento a través de
proposiciones lógicas o simbólicas.
Economía: Se refiere a la cantidad de información que se necesita para representar y
procesar un conocimiento o comprensión. Por ejemplo, en matemáticas es más
económico dar la formula de un ejercicio que explicarlo de diferentes puntos de vista. La
economía depende de la forma escogida (que sea la adecuada) para representar el
conocimiento.
Poder efectivo: Se trata de que el conocimiento tenga un valor generativo de igual forma
en lo real (lógica) como en lo psicológico. Un ejemplo de esto sería decirle a un niño que
su padre gana más plata que su medre, pero que su tío gana menos plata que su madre y
este debiese entender correctamente la afirmación.
Secuencia de presentación: En la técnica de instrucción planteada por Bruner se trata de
guiar al individuo dándole las pautas a seguir para lograr el objetivo y con esto el pueda
comprender, trasformar y transferir los conocimientos que está adquiriendo.
El aprendizaje a través de esta técnica varía en forma individual ya que para que sea
óptimo dependerá de aspectos como el aprendizaje anterior, su desarrollo intelectual, la
materia que se ha de enseñar.
El desarrollo intelectual comienza con el modo inactivo y finaliza con el simbólico por lo
cual se plantea que las pautas de aprendizaje se basen en estas características para lograr
mejores resultados ya que si el individuo falla en la representación simbólica utilice otra.
La secuencia ideal de este tipo de aprendizaje dependerá del criterio que se tenga sobre
el logro del aprendizaje. Estos criterios pueden ser: velocidad del aprendizaje, resistencia
al olvido transferencia a nuevos dominios, forma de representación en donde se exprese
lo aprendido; economía o poder efectivo.
En resumen, una teoría de instrucción es el ordenamiento efectivo de la materia que se va
a aprender por lo cual debe ser ordenada, con dificultades que vallan aumentando para
que el individuo las pueda asimilar, aprender y dominar, además para la mayor parte de
los individuos va de las representaciones inactivas a las simbólicas, pasando por las
icónicas.
Forma y frecuencia del refuerzo: El individuo debe asegurarse de que los resultados
son los correctos, por lo cual debe revisarlos y si es necesario corregirlos. La importancia
que tiene el refuerzo (conocimiento de los resultados) dependerá de tres aspectos:
Momento en que se entrega la información: en esta, se puede decir que el trabajo que
se realiza para obtener el objetivo tiene varios pasos a seguir y para aprobar ese paso se
tiene que lograr el sub.-objetivo. Un ejemplo de esto es este mismo trabajo en el cual el
objetivo es lograr entender lo que significa el aprendizaje por descubrimiento por lo cual
el primer paso sería el informarse del tema, para luego hacer el informe, al pasar este paso
correctamente se podría hacer un resumen y mapa conceptual, ya que se dominaría el
tema y terminado este paso se podría ver la aplicación en las diferentes ramas de la
psicología y con esto logro mi objetivo principal. El rol del instructor es ayudar al
aprendiz en las dudas que este genere o ayudar a corregir los errores que se han producidos
durante este proceso, además de guiar correctamente para que llegue al objetivo
planteado.
Forma en que se entrega: Cuando ya se tiene la información, se tiene que saber aplicar
en los problemas. Se puede decir que, cuando uno está aprendiendo es más fácil que te
den un ejemplo de lo que se tiene que realizar ya que no se hizo como corresponde, en
vez de darle a conocer con palabras lo que se hizo mal y decir cómo hacerlo bien. El dar
información negativa tampoco sirve, ya que no es utilizada por el individuo, además el
dar una gran cantidad de información tampoco serviría ya que el individuo no la
procesaría.
El refuerzo, también se puede tomar como la ayuda del instructor. A esto Bruner pone un
gran cuidado, ya que el individuo puede depender de este y con ello lo lograría el objetivo
principal que es la autosuficiencia ante un problema.
Roles:
Tanto el individuo como el instructor tienen roles fundamentales para que se cumpla la
instrucción planteada por Bruner, estos roles son:
Además de la teoría del doble vínculo, Bateson estudió la evolución de los organismos,
el concepto de homeostasis aplicado a la psicología y a la antropología y la metodología
científica, entre otros temas.
Los dobles vínculos son dilemas comunicativos debidos a la contradicción entre dos o
más mensajes. Esto lleva a que, responda como responda el receptor, siempre estará
cometiendo un error; resumidamente, se le transmite que tiene que hacer algo pero
también que no puede hacerlo.
Esto significa que se llevan a cabo dos peticiones u órdenes simultáneas, pero es
imposible cumplir una de ellas sin desobedecer la otra. Según Bateson, muchas personas
en posiciones de autoridad utilizan los dobles vínculos como herramienta para controlar
a otras.
Si se dan de forma continua, como sucede en algunas familias, estas paradojas llevan a la
persona en posición de subordinación a sentir angustia con respecto a la relación e
inseguridad sobre su propia perspectiva de la realidad.
Bateson describió cinco características principales que definen el doble vínculo. Para que
éste se produzca deben cumplirse estas condiciones en un contexto comunicativo dado.
Los dobles vínculos se producen en intercambios verbales entre dos personas. Uno de los
individuos debe sentir respeto por el otro, que suele definirse como una figura de
autoridad.
Aunque normalmente se habla del doble vínculo en relación a los padres o cuidadores
principales de un niño, también puede producirse en profesores, por ejemplo.
2. Experiencia recurrente
El doble vínculo no debe entenderse como una situación puntual sino más bien como una
experiencia recurrente para el individuo. Para que esto suceda, la mayor parte de veces es
suficiente con que uno de los padres utilice los dobles vínculos de forma habitual.
En ocasiones aparece también una tercera petición que impide que el receptor pueda
escapar del dilema. El mandato negativo terciario implica que el sujeto no puede
metacomunicarse, es decir, hablar sobre la incongruencia entre los mandatos primario y
secundario o los niveles de contenido y de relación.
Las causas de la esquizofrenia
Bateson desarrolló la teoría del doble vínculo para explicar las causas psicológicas de la
esquizofrenia. Opinaba que en su época el diagnóstico de este trastorno se realizaba con
una frecuencia excesiva y pretendió delimitar los patrones específicos por los que se
desarrollaba.
Según este autor, las alteraciones del pensamiento y del lenguaje que caracterizan a la
esquizofrenia se deben a la adaptación de la persona a un contexto familiar en el que se
producen interacciones incongruentes. En tales casos se internaliza la lógica
contradictoria del doble vínculo, llevando al individuo a escapar de la realidad a través
del delirio.
Aunque la teoría de Bateson fue muy influyente lo cierto es que nunca ha sido confirmada
por las investigaciones. En la actualidad se cree que el doble vínculo puede ser
considerado como un tipo de estresor de los muchos que pueden provocar la aparición de
síntomas psicóticos en personas biológicamente predispuestas.
1. Introducción
Un fenómeno permanece inexplicable en tanto el margen de observación no es
suficientemente amplio como para incluir el
contexto en el que dicho fenómeno tiene lugar.
El observador de la conducta humana pasa de un estudio deductivo de la mente al
estudio de las manifestaciones observables de la relación. El vehículo de tales
manifestaciones es la comunicación.
El estudio de la comunicación humana puede dividirse en tres áreas: semántica,
sintáctica y pragmática. La semántica abarca los problemas relativos a
transmitir información. La comunicación afecta a la conducta, y este es un aspecto
pragmático. Así toda conducta es comunicación, y toda comunicación afecta a la
conducta.
Nos interesa el efecto de la comunicación sobre el receptor y el efecto que la reacción
del receptor tiene sobre el emisor.
Noción de Función y Relación
Las variables no tienen un significado propio, sino que resultan significativas en su
relación mutua, esto constituye el concepto de función.
Las investigaciones sobre los sentidos y el cerebro han demostrado acabadamente que
sólo se pueden percibir relaciones y pautas de relaciones, y que ellas constituyen en
esencia la experiencia.
Así, la esencia de nuestras percepciones no son cosas sino funciones y éstas no
constituyen magnitudes aisladas sino signos que representan una conexión una infinidad
de posiciones posibles de carácter similar.
Información y retroalimentación
La retroalimentación puede ser positiva o negativa. La negativa caracteriza
la homeostasis (estado constante) por lo cual desempeña un papel importante en el logro
y mantenimiento de la estabilidad de relaciones. La positiva lleva al cambio, osea a la
pérdida de estabilidad o de equilibrio.
Los grupos interpersonales (grupos de desconocidos, parejas, familias, etc.) pueden
entenderse como circuitos de retroalimentación, ya que la conducta de
cada persona afecta a la de las otras, y la de los demás a ésta.
Redundancia
La redundancia ha sido ampliamente estudiada en dos de las áreas de la comunicación
humana, en la sintáctica y en la semántica. Cada uno de nosotros posee vastos
conocimientos acerca de la legitimidad y probabilidad estadística inherentes tanto a la
sintáctica como a la semántica de las comunicaciones humanas. Desde el punto de vista
psicológico este conocimiento resulta interesante por el hecho de hallarse casi por
completo fuera de la percepción humana. Nadie, excepto un experto puede establecer
las probabilidades de las secuencias o los órdenes jerárquicos de las letras y palabras en
un lenguaje dado, a pesar de lo cual todos podemos percibir y corregir un error
de imprenta, agregar una palabra que falta, etc..
La redundancia pragmática es cuando contamos con un monto elevado de
conocimientos que nos permiten evaluar, modificar y predecir la conducta.
Metacomunicación y el concepto de cálculo
La metacomunicación es cuando dejamos de utilizar la comunicación para
comunicarnos y la usamos para comunicar algo acerca de la comunicación. Así
utilizamos conceptualizaciones que no son parte de la comunicación sino que se refieren
a ella.
2. Algunos axiomas exploratorios de la comunicación
1º Axioma: La imposibilidad de no comunicar
Se llama mensaje a cualquier unidad comunicacional singular o bien se habla de
comunicación cuando no existen posibilidades de confusión. Una serie de mensajes
intercambiados entre personas recibe el nombre de interacción, ya que constituyen un
nivel más elevado en la comunicación humana.
Si se acepta que toda conducta en una situación de interacción tiene un valor de
mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por mucho que uno lo intente, no
puede dejar de comunicar. Cualquier comunicación implica un compromiso y define el
modo en que el emisor concibe su relación con el receptor.
2º Axioma: Los niveles de contenido y relaciones de la comunicación
Toda comunicación implica un compromiso y por ende, define una relación. Una
comunicación no solo transmite información sino que al mismo tiempo, impone
conductas. Siguiendo a Bateson, estas dos operaciones se conocen como los aspectos
referenciales y connotativos de toda comunicación.
El aspecto referencial de un mensaje transmite información, por ende en la
comunicación humana es sinónimo de contenido del mensaje.
El aspecto connotativo se refiere a qué tipo de mensaje debe entenderse que es, y por
ende, en última instancia, la relación entre los comunicantes.
El aspecto referencial transmite datos de la comunicación y el connotativo dice cómo
debe entenderse la misma.
La relación puede expresarse en forma con verbal gritando o sonriendo, y puede
entenderse claramente a partir del contexto en que tiene lugar.
La capacidad para metacominicarse en forma adecuada constituye no sólo condición
sine qua non de la comunicación eficaz, sino que también está íntimamente vinculada
con el complejo problema concerniente a la percepción del self y del otro.
Así llegamos al 2º axioma "Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un
aspecto de relacional tales que el segundo clasifica al primero y es, por ende, una
metacomunicación".
3º Axioma: La puntuación de la secuencia de los hechos.
La puntuación organiza los hechos de la conducta. La falta de acuerdo con respecto a la
manera de puntuar la secuencia de los hechos es la causa de incontables conflictos en
las relaciones.
Así llegamos al 3º axioma "La naturaleza de una relación depende de ña puntuación de
las secuencias de comunicación entre los comunicantes"
4º Axioma: Comunicación digital y analógica.
Estos dos tipos de comunicación -uno mediante la semejanza auto explicativa y otro
mediante una palabra- son, desde luego, equivalentes a los conceptos de
las computadoras analógicas y digitales.
Las palabras son signos arbitrarios que se manejan de acuerdo con la sintaxis lógica del
lenguaje.
La comunicación analógica es toda comunicación no verbal, incluyendo la postura, los
gestos, las expresiones faciales, el tono de voz, la secuencia, el ritmo y la cadencia de
las palabras.
Los seres humanos se comunican tanto digital como analógicamente. El lenguaje digital
cuenta con una sintaxis lógica sumamente compleja y poderosa, pero carece de una
semántica adecuada en el campo de la relación, mientras que el lenguaje analógico
posee la semántica pero no una sintaxis adecuada para la definición inequívoca de la
naturaleza de las relaciones.
5º Axioma: Interacción simétrica y complementaria.
En una relación complementaria un participante ocupa la posición superior o primaria
mientras el otro ocupa la posición correspondiente inferior o secundaria.
3. La comunicación patológica
Cada uno de los axiomas antes mencionados implica ciertas patologías.
1° Axioma: La imposibilidad de no comunicarse
Una situación típica de esta clase es un encuentro entre dos desconocidos, uno de los
cuales quiere establecer una conversación y el otro no, por ejemplo, dos pasajeros en un
avión que comparten un asiento. Supongamos que A sea el que no quiere hablar. Hay
dos cosas que no puede hace, no puede abandonar físicamente el campo y no puede no
comunicarse. La pragmática de este contexto comunicacional se ve así limitada a unas
ciertas reacciones posibles:
a. Rechazo de la comunicación: A puede hacer sentir a B, en forma más o menos
descortés, que no le interesa conversar.
b. Aceptación de la comunicación: A terminará por ceder y entablar conversación.
c. Descalificación de la conversación: A puede defenderse mediante una técnica de la
descalificación, esto es, puede comunicarse de manera tal que su propia
comunicación o la del otro queden invalidadas (cambios de tema, oraciones
incompletas).
d. El síntoma como comunicación: a puede fingir somnolencia, sordera, borrachera,
ignorancia del idioma o cualquier otra deficiencia o incapacidad que justifique la
imposibilidad de comunicarse.
La corriente del psicoanálisis iniciada por Sigmund Freud hace más de 100 años en una
de las principales influencias de la cultura occidental contemporánea.
Si sus teorías sobre el funcionamiento del inconsciente han servido como influencia en
muchas áreas de las humanidades y el arte, no es menos cierto que buena parte de sus
planteamientos tienen que ver con la sexualidad humana. La teoría del desarrollo
psicosexual con sus distintas etapas es la plasmación de esta idea, y es por eso que
históricamente ha recibido mucha atención.
Para Freud, la sexualidad humana es una de las principales vertientes de la energía vital
que mueve el comportamiento del ser humano. Esta energía, a la que se le puso el nombre
de libido, es la fuente de los impulsos que para el padre del psicoanálisis hacen que
tendamos hacia ciertos objetivos a corto plazo y, a la vez, obligan a otras instancias de
nuestra psique a reprimir estas tendencias para no ponernos en peligro o no entrar en
conflicto con el entorno en el que vivimos.
La energía vital que se expresa a través de la sexualidad, según Freud, está presente ya
desde las primeras semanas de nuestra vida, lo cual significa que nuestra vertiente sexual
no nace en la adolescencia, tal y como muchos investigadores de su época sostenían.
Pero las repercusiones de esto no tienen que ver simplemente con localizar el inicio de
nuestro desarrollo sexual en uno u otro punto de nuestro calendario vital. Tiene
implicaciones profundas en el modo en el que freud relacionaba nuestra personalidad con
nuestra vertiente íntima, afectiva y basada en impulsos.
Una de las ideas esenciales detrás de la teoría del desarrollo psicosexual de Freud es que
el modo en el que gestiona la satisfacción de la libido durante la infancia deja unas huellas
en nuestro inconsciente que se harán notar durante la vida adulta.
Así, si los factores externos a un niño hacen que no pueda satisfacer estas tendencias tal
y como se desearía (por ejemplo, a causa de las reprimendas de sus padres), esta angustia
se traduce en una fijación que tiene que ver con ideas relacionadas a una zona erógena en
concreto (que no tiene por qué estar en el área genital). Para Freud, por tanto, en el
desarrollo psicosexual interviene tanto la biología como la crianza.
A partir de los diferentes modos en los que la etapa de crecimiento de los menores
condiciona la aparición de uno u otro tipo de fijación, Sigmund Freud formuló la teoría
que uniría la sexualidad con el desarrollo del inconsciente freudiano.
En ella, se propone que en los primeros años de nuestras vidas atravesamos distintas
etapas de desarrollo vinculadas a la sexualidad y a distintas fijaciones, y que lo que ocurra
durante ellas influirá en el modo en el que el inconsciente condicione a la persona una
vez haya llegado a la adultez. Es decir, que cada una de las etapas del desarrollo
psicosexual marcarían los tempos que delimitan qué tipo de acciones son necesarias
para expresar la líbido de manera satisfactoria y cuáles pueden llegar a crear conflictos
que queden enquistados en nosotros de manera inconsciente.
Según la teoría freudiana, las etapas de desarrollo psicosexual y sus características son
las siguientes.
1. Etapa oral
La etapa oral ocupa aproximadamente los primeros 18 meses de vida, y en ella aparecen
los primeros intentos por satisfacer las demandas promovidas por la libido. En ella, la
boca es la principal zona en la que se busca el placer. También es la boca una de las
principales zonas del cuerpo a la hora de explorar el entorno y sus elementos, y esto
explicaría la propensión de los más pequeños a intentar "morderlo" todo.
Si se impide tajantemente que los bebés utilicen su boca para satisfacerse, esto podría
producir un bloqueo que haría que ciertos problemas quedasen fijados en el inconsciente
(siempre según Freud).
2. Etapa anal
Esta etapa se produciría desde el fin de la etapa oral y hasta los 3 años de edad. Se trapa
de la fase en la que se empiezan a controlar el esfínter en la defecación. Para Freud, esta
actividad está vinculada al placer y la sexualidad.
Las fijaciones relacionadas con esta fase del desarrollo psicosexual tienen que ver con la
acumulación y con el gasto, vinculadas con el espíritu ahorrador y la disciplina en el
primer caso, y con la desorganización y el derroche de recursos en el segundo.
3. Etapa fálica
Esta fase pulsional duraría entre los 3 y los 6 años, y su zona erógena asociada es la de
los genitales. De este modo, la principal sensación placentera sería la de orinar, pero
también se originaría en esta fase el inicio de la curiosidad por las diferencias entre
hombres y mujeres, niños y niñas, empezando por las evidentes disimilitudes en la forma
de los genitales y terminando en intereses, modos de ser y de vestir, etc.
Además, Freud relacionó esta fase con la aparición del "complejo de Edipo", en el que
los niños varones sienten atracción hacia la persona que ejerce el rol de madre y sienten
celos y miedo hacia la persona que ejerce el rol de padre. En cuanto a las niñas que pasan
por esta etapa del desarrollo psicosexual Freud "adaptó ligeramente la idea con Complejo
de Edipo para que englobas a estas, a pesar de que el concepto había sido desarrollado
para que cobrase sentido principalmente en los varones. Fue más tarde cuando Carl Jung
propuso el complejo de Electra como contraparte femenina al Edipo.
4. Etapa de latencia
Esta fase empieza hacia los 7 años y se extiende hasta el inicio de la pubertad. La etapa
de latencia se caracteriza por no tener una zona erógena concreta asociada y, en general,
por representar una congelación de las experimentaciones en materia de sexualidad por
parte de los niños, en parte a causa de todos los castigos y amonestaciones recibidas. Es
por eso que Freud describía esta fase como una en la que la sexualidad queda más
camuflada que en las anteriores.
5. Etapa genital
La etapa genital aparece con la pubertad y se prolonga en adelante. Está relacionada con
los cambios físicos que acompañan a la adolescencia. Además, en esta fase del desarrollo
psicosexual el deseo relacionado con lo sexual se vuelve tan intenso que no se puede
reprimir con la misma eficacia que en etapas anteriores.
La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de los genitales, pero
a diferencia de lo que ocurre en la fase fálica, aquí ya se han desarrollado las competencias
necesarias para expresar la sexualidad a través de vínculos de unión de carácter más
abstracto y simbólico que tienen que ver con el consenso y el apego con otras personas. Es
el nacimiento de la sexualidad adulta, en contraposición a otra ligada solo a las simples
gratificaciones instantáneas y obtenidas mediante actividades estereotípicas.
La teoría freudiana, en contexto
La teoría del desarrollo psicosexual puede llevar a producir cierto alarmismo si se piensa
que una mal gestión de la educación de los menores durante estas fases puede dejarles
con traumas y todo tipo de trastornos si no se entienden bien las ideas de Freud. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que esta teoría durante fue formulada y desarrollada en
un punto en el que la psicología acababa de nacer.
Cuando Sigmund Freud desarrolló sus teorías, se basaba en casos concretos de pacientes
que conocía, es decir, que su manera de investigar se fundamentaba en una mezcla de
estudios de casos e interpretación de los contenidos simbólicos del comportamiento de
las personas. Apenas establecía hipótesis que pudieran ser contrastadas con la realidad, y
cuando lo hacía, se limitaba a observar, no a realizar experimentos. La teoría del
desarrollo psicosexual no fue una excepción a esta norma.
Tampoco tiene mucho sentido investigar acerca de la utilidad de la teoría del desarrollo
psicosexual utilizando para ello análisis estadísticos, porque la formulación de estas
ideas se basaba en la interpretación que se hacía acerca de los actos de los pacientes y de
su pasado.
El método que utilizaba Piaget para averiguar cómo funcionaba el pensamiento de los
niños se basaba en la observación y formulación de preguntas flexibles insistiendo en las
respuestas. Por ejemplo, observó cómo un niño de cuatro años creía que, si se colocaban
monedas o flores en una fila, éstas eran más numerosas que si se colocaban agrupadas en
un conjunto. Muchos de los estudios iniciales que realizó los hizo con sus hijos.
La teoría de Piaget
Dichos modelos están enraizados en los escritos que desarrolló Jean-Jaques Rousseau en
el siglo XVIII. Desde aquí se sugería que el desarrollo humano se producía con poca o
ninguna influencia del entorno aunque actualmente ponen más hincapié en lo ambiental.
La idea principal es que un niño se comportará en base al desarrollo y organización de su
conocimiento o inteligencia.
Según este autor, el ser humano actúa cuando entra en contacto con el medio. Las acciones
que realiza en éste se organizan en esquemas que coordinan acciones físicas y mentales.
Estas estructuras suponen una forma de organizar la realidad de manera activa mediante
acciones o por medio de las funciones de las funciones de asimilación o acomodación a
nuevas situaciones para buscar el equilibrio que responda a las exigencias del medio.
Las funciones son procesos biológicos, innatos e iguales para todos, que
permanecen invariables. Éstas tienen como función construir estructuras
cognoscitivas internas.
Este autor pensaba que el niño cuando se relacionaba con su ambiente se va conformando
en éste una imagen más precisa del mundo y desarrollan estrategias para manejarse. Este
crecimiento lo realizan gracias a tres funciones: organización, adaptación y equilibración.
Por ejemplo, un bebé amamantado con biberón que empieza después a chupar un vaso
muestra asimilación ya que utiliza un esquema previo para enfrentar una nueva situación.
Por otro lado, cuando descubre que para chupar el vaso y beber agua tiene que mover la
lengua y la boca para succionar, de otra manera, se está acomodando, es decir está
modificando el esquema anterior.
O por ejemplo un niño que tiene asociado al concepto perro, todos aquellos perros
grandes. Un día va por la calle y ve un mastín, que es un perro que no había visto nunca
antes pero que encaja en su esquema de perro grande, entonces lo asimila. Sin embargo,
otro día está en el parque y ve a un niño con un chihuahua, este perro es pequeño, entonces
deberá modificar su esquema acomodándose.
Piaget propuso que el desarrollo cognoscitivo del niño ocurría en cuatro estadios
generales o períodos universales y cualitativamente diferentes. Cada etapa surge cuando
se produce un desequilibrio en la mente del niño y éste debe adaptarse aprendiendo a
pensar de otra manera. Las operaciones mentales evolucionan del aprendizaje basado en
las actividades sensoriales y motrices simples hasta el pensamiento lógico abstracto.
Los estadios que propone Piaget por los que el niño desarrolla su conocimiento son los
siguientes: período sensoriomotor, que se da de los 0 a los 2 años; período preoperacional,
que se da de los 2 a los 7 años; período de operaciones concretas, que se da de los 7 a los
12 años y período de operaciones formales, que se da desde los 12 en adelante.
Período sensoriomotor
Los esquemas iniciales del niño son simples reflejos, y gradualmente unos desaparecen,
otros permanecen inalterables y otros se combinan en unidades de acción más amplias y
más flexibles.
En cuanto a las reacciones primarias, secundarias y terciarias, decir que las primeras
suponen el perfeccionamiento de esquemas sensoriomotores basados en los reflejos
primitivos que pasan de ser una actividad refleja a ser una actividad autogenerada de
manera más consciente. Por ejemplo, el niño que se chupa el pulgar y lo repite porque le
gusta la sensación.
Las reacciones secundarias obedecen a la repetición de las acciones que están reforzadas
por eventos externos. Es decir, si un niño ha visto que al agitar un sonajero, éste hace
ruido, volverá a agitarlo para volver a escucharlo, primero lo hará de manera lenta y
dubitativa, pero acabará repitiéndolo con firmeza.
Período preoperatorio
Este estadio se caracteriza porque el niño comienza a usar símbolos para representar el
mundo de forma cognoscitiva. La función simbólica se manifiesta en la imitación, el
juego simbólico, el dibujo y el lenguaje.
Los objetos y los acontecimientos son reemplazados por las palabras y los números.
Además, las acciones que antes tenían que hacer físicamente pueden hacerse ahora
mentalmente, por medio de símbolos internos.
El pensamiento sigue estando dominado por los aspectos perceptivos de los problemas,
por la tendencia a focalizarse en un solo aspecto (centración), por su invariabilidad e
incapacidad de realizar transformaciones y por el uso de un razonamiento transductivo
(el niño va de lo particular a lo particular).
Las clasificaciones hacen referencia a las relaciones semejantes que se dan entre los
elementos que pertenecen a un grupo.
Las seriaciones, consisten en el orden de los elementos según sus dimensiones crecientes
o decrecientes.
Aquí se incluyen todas aquellas operaciones que requieren un nivel de abstracción mayor,
y que no requieren objetos concretos o materiales. Como ejemplos podemos hablar de la
capacidad para tratar con acontecimientos o relaciones que únicamente son posibles por
oposición a lo que realmente existe.
Las características de este pensamiento formal son las siguientes. El adolescente aprecia
la diferencia entre el mundo real y el posible. Cuando se encuentra con un problema puede
plantear multitud de soluciones posibles tratando de descubrir cuáles son las más
adecuadas.
Además, aparece el pensamiento de carácter hipotético deductivo, éste consiste en el uso
de una estrategia consistente en la formulación de un conjunto de explicaciones posibles
y posteriormente el sometimiento de estas aprueba para comprobar si se dan. Y por
último, es capaz de integrar los dos tipos de reversibilidad que practicaba de modo
aislado, la inversión y la compensación.
Según algunos autores, Piaget subestimó las capacidades de infantes y niños pequeños y
algunos psicólogos cuestionaron sus etapas y aportaron pruebas de que el desarrollo
cognoscitivo era más gradual y continuo.
Además, aseguran que, en realidad, los procesos cognoscitivos de los niños estarían
vinculados con el contenido específico (en qué piensan), con el contexto del problema y
con la información e ideas que una cultura considera importantes.
Ante dichas críticas Piaget reformuló sus postulados y aseguró que todos los sujetos
normales llegan a las operaciones y estructuras formales, entre los 11-12 y 14-15 años,
y en todos los casos entre los 15-20 años.
Otto Rank y la controversia sobre el trauma del nacimiento
Introducción
Rank fue un discípulo singular hacia el cual Freud sintió un inequívoco afecto paternal
(Freud & Rank, 2012; Grosskurth, 1991; Lieberman, 1991; Roudinesco & Plon, 1997).
Afectuosamente lo llamaría Pequeño Rank (Gay, 2006) y al recordar su incorporación a
la Sociedad Psicológica de los Miércoles, le brindaría un significativo reconocimiento:
"La pequeña sociedad se agenció así un secretario celoso y confiable, y yo gané en Otto
Rank mi más fiel auxiliar y colaborador" (Freud, 1914b/1986: 24).
En el plano teórico, las diversas obras (Rank, 1909, 1912, 1914), que precedieron sus
reflexiones sobre el trauma del nacimiento, siempre contaron con el respaldo del
Profesor y sus colaboradores y fueron elogiadas por su rigurosidad. Su desempeño
como director de Internationaler Psychoanalytischer Verlag, redactor de Internationa le
Zeitschrift für arztliche Psychoanalyse e Imago, así como la vicepresidencia de
la Sociedad Psicoanalítica de Viena, le valieron, a su vez, un destacado papel en el
desarrollo institucional del movimiento psicoanalítico (Kramer, 1996).
Pese al lugar de privilegio que Rank ostentaba hacía 1923, las innovaciones teóricas y
técnicas desarrolladas junto a Ferenczi (Ferenczi & Rank, 1924/1994) tuvieron una
recepción crítica por parte del Profesor y provocaron revuelo en el círculo freudiano.
Meses más tarde, los postulados sobre la función traumática del nacimiento darían
inicio a una verdadera crisis entre los miembros del Comité, sellarían la ruptura
definitiva de Rank con su mentor y lo conducirían a la independencia (Breger, 2000;
Lieberman, 1991; Rudnytsky, 2003).
Freud no sólo experimentó una disputa teórica y personal con sus más queridos
discípulos, sino que debió soportar, a su vez, las dolorosas consecuencias de su cáncer
mandibular (Schur, 1972). El grave diagnóstico incrementaría la complejidad del
problema, tensaría las relaciones entre sus seguidores y volvería aún más incierta la
resolución de las diferencias (Leitner, 1997; Novey, 1983). La difusión de las nuevas
tesis entre los miembros del Comité y la ambivalente posición del Maestro a lo largo del
conflicto darían lugar a un agudo debate que alcanzaría el rango de una verdadera
controversia (Pizarro Obaid, 2012).
Finalmente, Freud no estaría dispuesto a renunciar a los conceptos que había definido
como fundamentos de la teoría y la práctica psicoanalítica - complejo de Edipo,
complejo de castración y represión - por lo que emprendería una crítica sistemática a los
intentos reformadores de Rank.
A lo largo del escrito, Ferenczi insistía en la función activa del analista y el fomento de
la repetición. Rank, por su parte, dejaría entrever algunas de las hipótesis que
sustentarían sus tesis acerca del trauma del nacimiento, al señalar que mediante esta
nueva perspectiva la cura psicoanalítica permitiría al paciente "revivir, e, incluso, en
parte, vivir por la primera vez, la situación libidinal infantil original" (Ferenczi & Rank,
1924/1994: 31). Así:
Los primeros juicios y apreciaciones del trabajo tendrían lugar en un contexto muy
particular, ya que el Comité se encontraba en franca crisis3, sus miembros especulaban
sobre las reales intenciones del proyecto entre Rank y Ferenczi e intentaban dilucidar
cuál era, en definitiva, la posición de Freud ante las tesis del trauma del nacimiento.
El 2 de enero de 1924, Ferenczi haría pública una parte del libro ante la Sociedad
Psicoanalítica de Viena, donde el Profesor se contaba entre los presentes. Un par de
semanas más tarde, el discípulo escribía a Freud para conocer sus impresiones y
expresarle su preocupación:
Con el objetivo de aclarar su posición frente al problema, Ferenczi entregaría una serie
de precisiones que buscaban dar su justo lugar a los autores:
Rank reconocía que la existencia de la fantasía del segundo na cimiento ya había sido
constatada en el ámbito psicoanalítico; no obstante, declaraba que la razón principal que
lo había llevado a proponer sus nuevas hipótesis, era la evidencia registrada en el curso
de numerosas curas, las cuales le habían permitido encontrar el substrato real de
aquellas fantasías:
De ningún modo se trata ahí de una metáfora, ni aún en el sentido psicológico del
término: en la situación analítica, el enfermo reproduce, por así decir biológicamente, el
periodo de su vida intrauterina, en tanto que al final del análisis, que está señalado por
su separación del objeto sustituto (es decir, del médico), reproduce el acto del
nacimiento en casi todos sus detalles (Rank, 1924/1991: 20).
Bajo esta renovada concepción del problema, la cura tendría como horizonte "librar al
enfermo, tardíamente, pero de una manera definitiva, de la influencia del trauma del
nacimiento, que no ha desaparecido jamás de su inconsciente" (Rank, 1924/1991; 20).
La angustia involucrada en aquella vivencia traumática estaría a "la base de todas las
variedades de angustia" (Rank, 1924/1991: 30) y, a partir de ello, sería posible afirmar
que cualquier manifestación de placer tendería, finalmente, "a la reproducción del placer
primitivo en relación con la vida intrauterina" (Rank, 1924/1991: 31). Bajo estas
consideraciones, la referencia última en la explicación del problema de la neurosis sería
el nacimiento, un evento de orden biológico que alcanzaría el estatuto de trauma
original y paradigmático4 (Pizarro Obaid, 2012).
Frente a los rumores que afirmaban un rechazo al libro de Rank, por parte del Profesor,
Freud advertía que el solo hecho de haber aceptado la dedicatoria "volvería imposible
ese punto de vista" (Freud & Abraham, 1969: 350). No obstante, al iniciar el análisis de
las obras en conflicto confesaría su dificultad para compartir los argumentos de otros y
advertirá: "Si cada vez que ustedes tienen una idea nueva, quieren esperar el momento
de mi aprobación, se arriesgan, entre tanto, a volverse muy viejos" (Freud & Abraham,
1969: 351).
Freud reconocía que la hipótesis que Rank había propuesto no era una novedad en el
círculo psicoanalítico. El problema radicaba en el acento fisiológico conferido al
nacimiento, en las hipótesis consagradas a explicar la tendencia regresiva al seno
materno, así como en la definición de las barreras que reprimirían su cumplimiento. En
este sentido, sus críticas apuntaban, fundamentalmente, al tratamiento y al lugar que
Rank había concedido al complejo de Edipo, núcleo en el que desembocarían los
principios rectores del psicoanálisis.
En rechazo a la nueva fórmula propuesta por Rank, Freud subrayaba que la ley de
prohibición del incesto era sustentada por la autoridad paterna y el apremio de la
realidad. En síntesis, concluirá: "Yo hacía derivar la barrera del incesto de la historia
primitiva de la familia humana, y veía así, en el padre actual, el obstáculo real
(Wirklich) que dirige la barrera del incesto igualmente en el nuevo individuo" (Freud &
Abraham, 1969: 352). Debido a esto, agregará, no es extrañar que en el análisis se
encuentre "siempre al padre como portador de la interdicción" (Freud & Abraham,
1969: 353).
Pese a los argumentos esgrimidos, Freud no expresaba un juicio concluyente sobre los
intentos reformadores de Rank. Su ambivalente posición y las divergentes opiniones de
sus discípulos favorecerían el incremento de los problemas, tanto personales, como
teóricos, en los meses venideros. Rank sería víctima de un aislamiento progresivo por
parte de los miembros del Comité, a excepción de Ferenczi, quien abogaría en su
defensa y haría esfuerzos sistemáticos por validar sus postulados.
Entre los miembros del Comité, Abraham no dudaría en condenar los nuevos supuestos
de Ferenczi y Rank. Con un tono catastrófico, respecto del futuro del Psicoanálisis,
señalará: "Discierno los presagios de una evolución funesta [...] una cuestión de vida o
muerte" (Freud & Abraham, 1969: 354). Ante las interrogante freudiana, acerca de cuál
sería la peligrosa amenaza, Abraham puntualizaba que tanto el texto común (Ferenczi &
Rank, 1924/1994), así como la obra sobre el trauma del nacimiento (Rank, 1924/1991),
eran "la expresión de una regresión científica, que se cruza, en todos sus detalles, con la
negativa jungiana del Psicoanálisis" (Freud & Abraham, 1969: 356). A su juicio, ambos
proyectos evidenciaban un alejamiento de la metodología psicoanalítica y habían sido
los causantes de los "fenómenos de disgregación que surgen en el seno del Comité"
(Freud & Abraham, 1969: 356).
Ferenczi expresaría un claro apoyo a Rank e intentaría hacer frente a los crecientes
ataques de Freud6 y los miembros del Comité (Kramer, 1996). Bajo su perspectiva - y a
diferencia de sus colegas - era imprescindible reconocer el valor de las tesis de Rank e
integrar sus aportes a la teoría y la práctica del Psicoanálisis, ya que, a su juicio,
representaban un complemento a la teoría freudiana y estaban en consonancia con sus
propios desarrollos acerca de la genitalidad (Ferenczi, 1924/1992).
Ante la intensidad de las discusiones, Freud escribiría a Ferenczi, hacia fines de Marzo,
para expresarle con claridad: "Mi confianza en usted y Rank es incondicional" (Freud &
Ferenczi, 2000: 148). No obstante, en relación a los postulados de Rank, le advertiría:
"He puesto su teoría del nacimiento a la prueba del último tema que me ocupa
(sepultamiento del complejo de Edipo) [...] Rank le confirmará que mi pequeño trabajo
sobre el Edipo, en el cual intento una primera crítica del traumatismo del nacimiento, no
debe ser publicado ahora, para no suscitar la apariencia de un rechazo de mi parte"
(Freud & Ferenczi, 2000: 149-150). Rank escribirá el mismo día a Ferenczi y, entre las
diversas materias en discusión, destacará que en el nuevo texto del Profesor "la
ambivalencia aparece en la ambigüedad del título" (Freud & Rank, 2012: 194).
En medio de las disputas, Rank viajaría a Norteamérica para tomar contacto con la
escena psicoanalítica local, donde aprovecharía de dar conocer sus polémicas hipótesis
(Rank, 1924a/1996, 1924b/1996, 1924c/1996). Las cartas de Rank y los reportes de los
miembros de la comunidad analítica estadounidense, no harían sino intensificar las
sospechas y acrecentar sus diferencias con el Profesor.
Freud tomará contacto en el mes de Julio para hacerle manifiesto su desacuerdo con las
tesis del trauma del nacimiento y confrontarlo, directamente, con lo que consideraba,
era el núcleo del problema:
Ciertamente no puedo entender por qué usted le da tanto valor a la teoría final del
nacimiento, la cual es, teórica y terapéuticamente, inferior a la idea básica que la libido
transferencial es algo puramente maternal y que la angustia subyacente a todos los
síntomas fue originalmente asociada a los genitales maternos y sólo, secundariamente,
transferida al padre [...]. De nuevo usted dice que eliminé al padre. Por supuesto, esto no
es así y no puede serlo: no tendría sentido. Sólo he intentado asignarle el lugar correcto
(Freud & Rank, 2012: 209).
Particular importancia cobraría la crítica referida a no haber sido analizado, la cual sería
abordada por Rank con una provocadora declaración: "Después de todo lo que he visto
de los resultados con los analistas, analizados, sólo puedo calificarlo como fortuna"
(Freud & Rank, 2012: 210). Por último, y con tono desafiante, haría un categórico juicio
respecto del estado de la causa psicoanalítica: "No olvidemos que el movimiento psa.,
como tal, es una ficción. Las personas que establecen el movimiento no son ficción, y,
francamente, estoy harto con la gente que está ahora ocupada con el establecimiento del
movimiento psa." (Freud & Rank, 2012: 2011).
En el mes de septiembre, Freud advertirá a Ferenczi que el problema con Rank se había
vuelto cada vez más "sombrío e inquietante" (Freud & Ferenczi, 2000: 197) y, a Jones,
que las misivas que Rank enviaba desde Norteamérica9 eran "raras y nebulosas" (Freud
& Jones, 1998: 639).
Desde un estado que ahora reconozco como neurótico, de pronto he vuelto a ser yo
mismo. No sólo he reconocido como la causa actual de la crisis al trauma de la
enfermedad crítica del Profesor, sino que he podido comprender el tipo y mecanismo de
mi reacción como un resultado de mi historia familiar e infantil - el complejo de Edipo
y el complejo de hermano. Por lo tanto, he tenido que superar conflictos en la realidad
que me hubiese ahorrado si me hubiese sometido oportunamente a un análisis. Sin
embargo, creo que los he superado a través de estas experiencias dolorosas (Freud &
Rank, 2012: 228).
El mea culpa de Rank, tendría variadas interpretaciones, pero es claro que ninguna de
ellas lograría revertir las consecuencias de sus hipótesis, ni restablecer su lugar en
el Comité (Pizarro Obaid, 2012); ni siquiera Ferenczi, su amigo y colaborador, seguiría
junto a él.
Jones, quien había tenido profundas diferencias con Rank, interpretaría que el fallido
camino emprendido por su colega era consecuencia de su "estado maniaco" (Freud &
Jones, 1998: 653). Más tarde, postularía que la elaboración de la obra sobre el trauma
del nacimiento habría tenido lugar en el curso de una "fase hipomaniaca" (Jones,
1957/1997: 69). En resumen, para Jones, Rank habría sufrido de ciclotimia11,
diagnóstico que Freud compartiría plenamente.
Tras la toma de posición del Profesor, las tortuosas controversias tendrían un triste
epílogo. El 13 de abril de 1926, Freud comunicaba a Eitingon que Rank, ante su
inminente viaje a Paris, lo había visitado con motivo de un "adiós definitivo" (Freud &
Eitingon, 2009: 443). En el plano teórico, Freud concluía que Rank no se había
retractado de sus tesis: