Calidad
Calidad
Calidad
Conceptos se puede analizar como un todo prácticamente inseparable, por cuanto el cambio de uno
cualquiera de los elementos afecta a los otros dos. Durante mucho tiempo se hizo énfasis en la mejora de la
productividad, bajo el supuesto de que, como consecuencia natural, se incrementarían los niveles de
calidad. La evidencia demuestra ahora que el camino es exactamente el opuesto. Los incrementos de
productividad no sólo no conducen definitivamente hacia la mejora de la calidad; sino que, incluso, la
pueden deteriorar. Se propone entonces a la luz de la experiencia, que se dé prioridad a las estrategias de
garantía de calidad, las cuales, en consecuencia, incrementan la productividad y minimizan los costos, y no a
la inversa. Al respecto, Blanco señala que a veces las empresas tratan de mejorar la productividad del
trabajo mediante el pago de incentivos económicos individuales por el cumplimiento de ciertas metas de
producción. En muchos de estos casos, si los trabajadores no son conscientes de la importancia de la calidad
y la optimización de los costos, realizan las actividades de manera rápida y des-cuidan detalles importantes
en los productos que pueden afectar la confiabilidad de éstos, y, por ende, su competitividad. En otras
ocasiones, las empresas fabrican productos de excelente calidad con la máxima eficiencia y ahorro de
recursos, pero con precios que no son competitivos en el mercado internacional. Por razón de esa
inseparabilidad de los tres aspectos objeto de estudio (calidad, productividad y costos), se considera que es
el momento de establecer estrategias gerenciales. Una de estas estrategias estaría orientada al análisis de
estos tres conceptos de manera integral. Antes de iniciar el análisis específico de la relación entre los tres
elementos, conviene establecer con claridad algunos de los conceptos fundamentales y la interrelación
entre los mismos, tal y como serán interpretados en el resto de este trabajo, a saber: competitividad,
calidad, productividad, eficiencia y efectividad, y costos.
Competitividad
Con esta palabra se quiere significar que los bienes y servicios que provienen de los sectores productivos,
deben tener la oportunidad de competir exitosamente en el mercado internacional. “Son productos
competitivos, en categoría global, aquellos cuyos precios corresponden a la franja de mercado estimada, los
que tienen calidad certificada, los que se entregan oportunamente, los que incluyen innovaciones fruto del
cono-cimiento y la tecnología y los que han sido hechos pensando en el cliente, usuario o consumidor, con la
confianza y duración especifica-das y garantizadas, además de un conveniente servicio de mantenimiento y
posventa” (Blanco, 1999: 16). Los productos competitivos son los que cumplen especificaciones universales
y se pueden vender en el mercado internacional sin ningún problema; es decir, los bienes y servicios deben
satisfacer normas internacionales de competitividad. Ahora bien, el reto de transformar pro-ductos
tradicionalmente protegidos por barreras arancelarias y competitivas en el medio regional en productos
comercializables en el mercado mundial, es muy grande ¿Cómo lograrlo? De acuerdo con Blanco, lo primero
que hay que hacer es un diagnóstico del mercado y de la competencia. Se debe, mediante un profundo
conocimiento del funcionamiento del mercado internacional, conocer cuáles son las necesidades y
expectativas de los clientes en los diferentes países, qué compañías conforman la competencia y cómo se
comportan, cuáles son las principales tendencias del mercado, cuáles son los segmentos del mercado con
mejores oportunidades, cómo deben ser los precios, únicos o diferenciados; si existen restricciones
arancelarias o mecanismos de subsidio para los productos de la competencia, etc. En esta fase de
diagnóstico del mercado y de la competencia, el uso de tecnologías modernas de comunicaciones e
informática se hace indispensable. Actualmente existe un buen número de empresas que venden la in-
formación comercial, completamente actualizada, de carácter internacional sobre el tipo de productos o
servicios, precios, cantidad, sitios y empresas que los demandan. La in-formación se puede comprar a estas
empresas o, si se está en posibilidad, es mucho mejor crear las fuentes propias de datos. La oportunidad que
brinda Internet actualmente, y que se incrementará en un futuro no muy lejano, permite este tipo de
actividad. En el caso venezolano, vale la pena mencionar la labor desarrollada por el Banco del Exterior y el
Ministerio de Industria y Comercio para ayudar a los empresarios a efectuar sus exportaciones. En segundo
lugar, los sistemas logísticos necesarios para la competencia internacional deben ser capaces de brindar
información instantánea, entre otras, del estado de los pedidos, de su ubicación, de las cantidades, del
sistema de empaque, del peso y de las fechas precisas de entrega. Se debe conocer la documentación
necesaria de cada país, los aranceles, las restricciones y barre-ras de cada región.
2.2. Calidad Definir en qué consiste la calidad de un producto o servicio es algo complicado. Una primera
idea del término calidad es: siempre hay una mejor forma de hacer las cosas. Una frase corta y sencilla, pero
aplicable hasta en los procesos más complejos que puedan existir en el mundo entero.
Productividad
En cualquier discusión económica, la productividad ocupa un primer plano en las apreciaciones tanto de los
dirigentes políticos como de los hombres de negocios. El concepto de productividad merece pues, una
consideración seria y detenida. Precisa, para lograrla, examinar uno tras otro los criterios de quienes están
interesados en el desarrollo de esta herramienta gerencial. Desde el punto de vista económico, el elemento
final en el cual el inversionista se forma su juicio sobre el progreso de su empresa es, tradicionalmente, el
último renglón del estado de ganancias y pérdidas: la utilidad. Lograr una tendencia favorable de ésta con
relación a un rendimiento satisfactorio del capital invertido es la meta final. La utilidad re-fleja el resultado
neto de los esfuerzos de la gerencia en planear y desarrollar la producción, las compras, el mercadeo, los
recursos humanos, las transacciones financieras y los otros factores de las operaciones de la empresa. Sin
embargo, a largo plazo, el factor más importante para el buen desenvolvimiento de una empresa es su
adaptación al progreso tecnológico y a los avances de la administración científica, lo que resulta en nuevos y
mejores productos, de mayor calidad, a precios más accesibles al consumidor. El progre-so de una empresa
en este sentido, se refleja en algo que se puede llamar reducción de los costos reales de producción; es
decir, asumir la cantidad física de los insumos en forma de materia prima, trabajo y capital, por unidad de
producto; en otras palabras, en utilizar mejor los recursos empleados en la producción, y esto se traduce en
un aumento de la productividad. ¿Qué se entiende por productividad y cómo se mide? El desarrollo del
pensamiento económico y gerencial sobre la productividad conduce a entenderla como un fenómeno
complejo, que reviste una importancia estratégica de primer orden para las empresas que aspiran
convertirse en sobresalientes, y, así permanecer en el tiempo. El concepto de productividad, si bien muy
popular en los últimos años, todavía está envuelto en un manto de confusión. Para algunos autores, la
productividad se concentra en la medición de indicadores, cuya variación en el tiempo evidencia el
comportamiento de la empresa y el estímulo en el proceso de toma de decisiones. Para otros la medición es
menos importante y recomiendan dedicar los esfuerzos en la motivación y participación de los trabajado-
res. Consideran que si se logra que cada persona actúe más productivamente, el resulta-do global se traduce
necesariamente en una empresa más productiva. Existen muchas formas de medir y analizar la
productividad de la empresa; depende de los objetivos que se busquen.
Productividad y Costos
Las relaciones entre productividad y costos, de acuerdo con el análisis conceptual sobre productividad
expuesto en las secciones anteriores, resultan obvias en las propias definiciones. La productividad mejora
cuando una menor cantidad de insumos, que significa también menores costos, genera la misma
producción. Si se asume la existencia de una producción mayor con un número menor de insumos, lo cual
significa también menores costos, la productividad será mayor. Una forma de ilustrar la clara relación entre
costos y productividad, es analizar las dos posibles alternativas que se tienen cuan-do se considera una
política de contención de costos. Una de estas alternativas, no necesariamente excluyente de la otra, es
establecer restricciones para la utilización de los insumos con lo cual, evidentemente, los costos disminuyen.
La otra es disminuirlos; pero no a expensas del establecimiento de restricciones, sino como resultado de un
incremento de la productividad o eficiencia, pues de esta manera se obtienen más unidades de productos
por el mismo costo.
INDICADORES DE LACIDAD Y PRODUCTIVIDAD
Los indicadores de productividad son aquellas variables que nos ayudan a identificar algún defecto o
imperfección que exista cuando elaboramos un producto u ofrecemos un servicio, y de este modo reflejan la
eficiencia en el uso de los recursos generales y recursos humanos de la empresa, y pueden ser cuantitativos
y cualitativos.
Así, básicamente, en cuanto a la fórmula de cálculo, el índice productivo, o la productividad, es el cociente
entre la producción y el consumo, es decir, entre el beneficio y el coste, todo en función del tipo de
empresa de la que estemos hablando.
Por eso, para cada empresa existen unas variables comunes, y otras personales y subjetivas. Para empezar,
la productividad se puede desglosar en varios índices. Por ejemplo, en cuanto a materiales, se puede ver
cuanto material se compra, y cuando sale de venta, y con eso ver la merma o cuanto material se desperdicia,
y estudiar como aprovecharlo. Esto sería la productividad de la materia prima utilizada.
Lo mismo se puede aplicar al tiempo utilizado, a la cantidad de personal, los salarios o coste de ese personal,
etc., todo ello para posteriormente, crear un indicador de productividad global de la empresa. Pero este
desglose nos permite detectar cuáles son los puntos más débiles de la empresa y así poder mejorarlos.
Permitidme que hagamos como ejemplo la comparativa de dos empresas. Imaginemos, que fabrican vehículos.
Imaginemos que el precio de venta de un vehículo es el doble en una que en otra. Los indicadores de productividad que
utilizarán ambas empresas son diferentes. Mientras la empresa con el producto caro se fijará más en la calidad, la
empresa con el producto más económico, intentará producir más cantidad a menor coste. Todo dependerá del cliente
final a quien va dirigido el producto. Al final, tiene que haber un beneficio, solo que para una empresa el gasto será
invertido en más cantidad de personal para producir más rápido, y en la otra posiblemente en personal más cualificado,
con un coste más elevado para la empresa, pero quedará absorbido por el incremento de calidad del producto y por lo
tanto, des precio del mismo. En el caso de la empresa con el vehículo más caro, hay un indicador de productividad
importantísimo, que es el valor de marca, es decir, el valor añadido del producto por llevar una marca detrás, algo que
también produce para la empresa, ayuda a vender, y a generar más beneficio, es decir, a aumentar la productividad.
¿Cómo aumentamos nuestra productividad?
Lógicamente, entendiendo esto podemos ver que hay muchos modos de mejorar la productividad de una empresa. En
estos días de declive económico, se está hablando mucho de ellos, y posiblemente el que más suena, y no siempre es el
más acertado, es la bajada de salarios. Pero esto puede generar mal ambiente entre los trabajadores y bajar su
rendimiento por hora, lo que a la larga acabaría volviendo a reducir la productividad.
Otro sistema es el de bajar los costes de la materia prima, comprar más barato, en resumen. Sin duda daría más margen
para trabajar, siempre que no se acaben arruinando las empresas proveedoras por no poder soportar esa política de precios.
Conseguir ajustarlos y comprar a un precio justo es lo adecuado.
Quizá uno de los mejores puntos para mejorar la productividad es la inversión. Acciones proactivas de la empresa para
ser mejores por ellos mismos, como por ejemplo, la inversión en maquinaria, informática, etc., permite que podamos
producir más rápido tanto el producto como el servicio. A priori es más caro, por la inversión, pero hay que estudiar bien
el tiempo de amortización, y a largo plazo es muy beneficioso. Lo mismo pasa con la formación de los trabajadores.
Unos trabajadores mejor cualificados, o trabajan con más calidad, o más rápido, o ambas cosas. Eso permite aumentar la
producción, y tener que repetir menos tareas o piezas, por estar mal hechas o acabadas.