GUBER Entrevista Etnografica y No Directividad
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CAPÍTULO 4 (pp.75-100)
LA ENTREVISTA ETNOGRÁFICA O
EL ARTE DE LA "NO DIRECTIVIDAD"
La entrevista es una estrategia para hacer que la gente hable sobre lo que
sabe, piensa y cree (Spradley 1979:9), una situación en la cual una persona
(el investigador-en-trevistaclor) obtiene información sobre algo interrogando a
otra persona (entrevistado, respóndeme, informante). Esta información suele
referirse a la biografía, al sentido de los hechos, a sentimientos, opiniones y
emociones, a las normas o standards de acción, y a los valores o conductas ideales.
Existen variantes de esta técnica; hay entrevistas dirigidas que se aplican con
un cuestionario preestablecido, semiestructuradas, grupos focalizados en una
temática, y clínicas (Bernard 1988; Taylor & Bogdan 1996; etc.). En este
capítulo analizaremos lo que algunos autores llaman entrevista antropológica o
etnográfica (Agar 1980; Spradley 1979), entrevista informal (Kemp 1984; Ellen
[75] 1984) o no directiva (Thiollent 1982; Kandel 1982). Nuestro objetivo será
mostrar que este tipo de entrevista cabe plenamente en el marco interpretativo
de la observación participante, pues su valor no reside en su carácter referencial
-informar sobre cómo son las cosas- sino performativo. La entrevista es una
situación cara-a-cara donde se encuentran distintas reflexividades pero, también,
donde se produce una nueva reflexividad. Entonces la entrevista es una relación
social a través de la cual se obtienen enunciados y verbalizaciones en una instancia
de observación directa y de participación.
En los manuales clásicos, la entrevista sirve para obtener datos que dan acceso a
hechos del mundo. La entrevista habla del mundo externo y, por lo tanto las
respuestas de los informantes cobran sentido por su correspondencia con la
realidad fáctica. Desde esta perspectiva los problemas y limitaciones de esta
técnica surgen cuando esa correspondencia es interferida por mentiras,
distorsiones de la subjetividad e intromisiones del investigador. Su validez
radica en obtener información verificable, cuyo contenido sea independiente de la
situación particular del encuentro entre ese investigador y ese informante. Las
entrevistas no estructuradas son sospechadas precisamente porque aparecen
como un instrumento personalizado. La estandarización de las entrevistas
(formular las mismas preguntas con el mismo fraseo en el mismo orden) garantizaría
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que las variaciones son intrínsecas a los respondentes y no pertenecen al
investigador. [76]
A veces esos stocks proceden de universos distintos. Para Charles Briggs las
entrevistas son "ejemplos de mctacomunicación, enunciados que informan, [77]
describen, interpretan y evalúan actos y procesos comunicativos", y que muestran
los "repertorios de eventos meta-comunicativos" de comunidades de hablantes
(1986:2; Hymes 1972; Moerman 1988). Los investigadores suelen mistificar la
entrevista al confiar "en sus propias rutinas metacomunicativas" sin preocuparse
por ganar competencia en los repertorios de sus informantes. Al estructurar el
encuentro "en función de los roles de entrevistador y entrevistado, los roles que cada
uno ocupa normalmente en la vida se pasan a un sustrato o telón de fondo...". Esto
conlleva la mistificación de "los investigadores [mismos ya que] ... lo que se dice es
visto como un reflejo de lo que está ahí afuera' [de la situación], más que como una
interpretación que ha sido producida conjunta-mente por el entrevistador y el
respóndeme. Dado que los rasgos sensibles al contexto de dicho discurso están más
claramente ligados al contexto de la entrevista que al de la situación que ese
discurso describe, el investigador puede malinterpretar el significado de las
respuestas" (Ibid:2-3;n.t.).
El entrevistado no ingresa a la entrevista dejando atrás las "normas que guían otros
tipos de eventos de comunicación", de manera que puede ocurrir que "las
normas (que gobiernan su propia comunidad comunicativa) están en oposición a
las que surgen de la entrevista" (Ibid:3). El peligro, según Briggs, es que si las
normas comunicativas del informante son distintas de ¡as del entrevistador, éste
le imponga las suyas. Por eso [78] debe aprender el repertorio metacomunicativo de
sus informantes. Veamos cómo se hace este aprendizaje.
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exigen determinados posicionamienlos de los participantes. En algunos sectores
sociales la entrevista es un instrumento del estado para aplicar políticas sociales
o medidas de control legal. Para otros la entrevista es completamente exótica,
y para otros es un medio de trabajo. Las respuestas entonces estarán
predeterminadas por la definición de la situación y de las preguntas. Por eso puede
decirse que "no hay preguntas sin respuestas"; esto no significa afirmar que a
cada pregunta corresponde una respuesta sino, más bien, que toda pregunta supone
una respuesta o cierto rango de respuestas, sea por el enfoque de la pregunta, por su
formulación o por los términos de fraseo. Esto vale para todos los tipos de pregunta
que pueden incluir preguntas cerradas (a responder por sí-no-no sé), abiertas (a
responder en palabras del informante) y de elección múltiple (más conocidas como
multiple choice, con un número acotado de respuestas opcionales). Supuestamente
las preguntas abiertas permiten captar la perspectiva de los actores, con menor
interferencia del investigador.
Pero al aplicar la mirada etnográfica sobre la propia sociedad, ese proceso pareció
diluirse. Para reconocer la distancia entre su reflexividad y la de sus informantes el
investigador necesitó ubicarse en una posición de desconocimiento y duda
sistemática acerca de sus certezas. La no directividad entonces se fue sistematizando
incluso donde la diferencia cultural no era tan evidente.
Es cierto que la no directividad puede ayudar a corregir la imposición del marco del
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investigador si esta táctica resulta de una relación socialmente determinada en la
cual cuentan la reflexividad de los actores y la del [80] investigador. Pero esto
requiere igualmente analizar la presencia del investigador no directivo y las
condiciones en que se produce la entrevista al campo de estudio. La reflexividad en
el trabajo de campo y particularmente en la entrevista puede contribuir a diferenciar
los contextos, a detectar la presencia de los marcos interpretativos del
investigador y de los informantes en la relación; cómo cada uno interpreta la
relación y sus verbalizaciones. Para ello es necesario ir tendiendo un puente entre
ambos universos identificando a qué preguntas está respondiendo,
implícitamente, el informante (Black & Melzger, en Spradley 1979:86). De
este modo es posible descubrir e incorporar temáticas de! universo del
informante al universo del investigador, y empezar a preguntar sobre ellas.
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conversación y prácticas atestiguadas por el investigador, en modos de recibir
preguntas y de preguntar, donde revelan los nudos problemáticos de su realidad
social tal como la perciben desde su universo cultural. [82]
Hermitte ya había escuchado estas cosas pero las había dejado ahí en el depósito sin
categorizarlas. La categorización diferida (Maitre, en Thiollent 1982:95), a
diferencia de la anticipada, es una lectura mediatizada por el informante.
Hermitte reparó esta vez en una formulación en principio incomprensible (los
viejitos vuelan) y comenzó a explorarla hasta encontrar el sistema indígena de
creencias fundado en el nahual y la brujería como ejes de las nociones y prácticas
referidas a la salud y la enfermedad, un medio de control social autónomo e
inaccesible para los ladinos o mestizos.
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La categorización diferida se ejerce a través de la formulación de preguntas
abiertas que se van encadenando sobre el discurso del informante, hasta configurar
un sustrato básico con el cual puede reconstruirse el marco interpretativo del actor.
Este tipo de diálogo demanda un papel activo del entrevistador, por un lado, al
reconocer que sus propias paulas de categorización [84] no son las únicas posibles; y
por otro lado, al identificar los intersticios del discurso del informante en donde
"hacer pie" para reconocer/construir su lógica. En segundo lugar, la
categorización diferida se plasma en el registro de información que aparentemente
no tiene razón de ser para el investigador.
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El investigador necesita partir de una temática predeterminada, que será provisoria
hasta tanto la vincule o sustituya por oíros temas más significativos. Aceptar esta
provisoriedad permite abrir la percepción a temas aparentemente inconexos, sin
interpretarlos como elusiones, desvíos o pérdidas de tiempo.
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preguntas sirven para ir construyendo contextos discursivos o marcos
interpretativos de referencia, en términos del informante. Desde estos marcos
el investigador puede avanzar hacia preguntas culturalmente relevantes, al tiempo
que se lo familiariza con modos de pensar, asociando términos y frases referidos a
hechos, nociones y valoraciones. Por eso es clave que en esta primera etapa el
investigador aliente al informante a extender sus respuestas y descripciones,
explicitando incluso aquello que podría parecerle trivial o secundario.
Conviene que las interrupciones del investigador en el discurso del informante sean
cuidadas y en lo [89] posible no accidentales, para evitar interrumpir la libre
asociación de ideas (Kemp & Ellen 1984). Pero también es necesario intercalar
preguntas aclaratorias o de "respiro" a riesgo de perder el hilo de la exposición o
agotar al informante.
Para las preguntas de apertura del discurso del informante, Spradley distingue las
preguntas gran tour (1979:86) que interrogan acerca de grandes ámbitos,
situaciones, períodos (¿Puede usted contarme cómo es el barrio?), con cuatro
subtipos:
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• las típicas, en que se interroga sobre lo frecuente, lo recurrente (¿Cómo se vive en
este barrio?);
• las específicas, referidas al día más reciente del informante, o a un local más
conocido por él, etc. (¿Cómo fue la semana pasada en el barrio?);
• las guiadas, que se hacen simultáneamente a una visita por el lugar, en que el
informante añade explicaciones conforme avanza la visita (Cantilo, un vecino de la
villa, me iba mostrando el camino que solía hacer al Mercado de Abasto,
comentando sobre la gente que saludaba; cuando llegamos me acompañó por el
interior contándome qué hacía mientras hurgaba en los tachos de basura, mandaba
a la hija menor a "manguear" a los puesteros y negociaba con otros la descarga de
algunos camiones para el día siguiente; de este modo tuve una idea aproximada del
contexto donde Cantilo extraía parte de su alimentación, conformaba ciertas redes
sociales y de reciprocidad);
• las relacionadas con una tarea o propósito, paralelamente a la realización de
alguna actividad, como cuando el informante explica lo que está haciendo (una
comida, arreglo de su casa, etc.). [90]
Las preguntas mini-tour y sus subtipos son semejantes a las gran tour pero se
refieren a unidades más pequeñas de tiempo, espacio y experiencia. Se puede
indagar en un servicio hospitalario, en una zona del barrio (la Avenida, la calle tal o
cual), el último año de trabajo, la última huelga, etc.
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En las preguntas hipotéticas se trata de ubicar al informante frente a un
interlocutor o situación imaginaria, "¿Cómo se imagina que será la vida en
departamentos?": la presentación de situaciones hipotéticas puede permitir
imaginar otras respuestas y puntos de enunciación que atañen a la valoración
de la situación real (Spradley 1979).
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había sido clara con el termino, b) que se había expresado mal, c) que no estaba a la
altura del entrevistad o r, o, y éste era el caso d) que [93] la entrevístadora era una
ingenua o imbécil, porque todo el mundo sabe qué significa "promiscuidad";
es cosa de sentido común. Optando por el uso, le pregunté: "¿Por qué me
dice que los villeros viven en la promiscuidad? ¿Usted qué vio?". "Y, los ves, vas
a la casa y los ves." "Ahá." "Un hijo se llama López, otro Martínez, otro Pérez.
Ahí ves bien clarito la promiscuidad, ¡todos hijos de distinto
padre!".
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manifiesto la fuente y, al mismo tiempo, contrastar visiones contendientes? A esto se
suma que el investigador suele ser el confesor, y también el blanco de reclamos de
legitimidad por las partes en una disputa. Una forma de evitar suspicacias es
ampliar la problemática de [95] tratamiento a través de preguntas suficientemente
generales como para incluir aspectos relativos a las versiones enfrentadas pero esto
obliga a plantear el tema general adecuado para englobar al caso particular (Whyte
1982:116).
Además, los temas "tabú" son propios de cada grupo social y de cada sociedad. Es
probable que el investigador descubra en sus primeras indagaciones algunos de estos
temas, advirtiéndosele que su tratamiento es inadecuado o prohibido. No existe una
conducta única y perfecta con respecto a estas cuestiones; su manejo resulta más
de una constante negociación del investigador. Tiempo y continuidad del trabajo
de campo pueden contribuir a que los informantes decidan que ya es hora de abrir
"algunas cajas fuertes"; el resto probablemente la relación se mantenga en términos
cordiales y en un nivel general.
A) El contexto de entrevista
Suele entenderse por contexto al "marco" del encuentro. Aquí, según ya señalamos,
lo concebimos no como telón de fondo de una trama, sino como parte de la trama
misma (C.Briggs 1986; Giglioli 1972; Moerman 1988). En este sentido el
contexto comprende dos niveles, uno ampliado y otro restringido. El ampliado se
refiere al conjunto de relaciones políticas, económicas, culturales, que engloban al
investigador y al informante (si ambos pertenecen a poderes en una relación
colonial, de clase, etc.). "Durante el Proceso (el régimen militar argentino entre 1976
y 1983) cuando venía algún asistente social a hacernos preguntas para arreglar algo
en la villa, seguro que al día siguiente te barrían. Por eso acá no habla nadie", le
decía un vecino de un barrio humilde a la antropóloga Claudia Giróla. El contexto
restringido se refiere a la situación social específica del encuentro, donde se
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articulan lugar-personas-actividades y tiempo. Las instancias de este nivel
varían en relación más directa con el desarrollo del trabajo de campo en esa unidad
social.
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investigador", y éste arriesga cerrarse las puertas de encuentros ulteriores.
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