Simulacion Absoluta PDF
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RESUMEN
Revista de Investigación Jurídica
Los actos jurídicos simulados no son ninguna novedad para nuestra realidad social, y muchos
menos para la doctrina. Con el transcurrir del tiempo, se ha podido constatar a través de diferentes
perspectivas que en más de una ocasión en un aparente acto jurídico único, hay otro acto oculto. Las
razones de ello pueden variar, desde aquellas con sentido aparentemente justificable hasta aquellas
que tienen un fin específico: mentir, engañar, aprovecharse de otro. Considerando de manera
independientemente los conceptos de simulación, como institución jurídica y como causal de
nulidad, nuestro ordenamiento jurídico ha visto la necesidad de regularlo e incluirlo en su cuerpo
normativo.
Este estudio pretende detallar con precisión las diferencias existentes en los conceptos de
simulación adoptados por nuestro Código Civil, tanto para definirla como para sancionarla,
estableciendo un paralelo entre lo regulado por el Art. 190° y 191°, que recoge la simulación como
institución jurídica; y lo regulado por el Art. 219° Inc. 5 y el art. 221° Inc. 3 los cuales se refieren a
la sanción de nulidad que le corresponden.
PALABRAS CLAVES
Simulación, Simulación absoluta, Simulación relativa, Ineficacia, Ineficacia Estructural, Nulidad,
Anulabilidad.
SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN. 2. TEORÍA GENERAL DE LA SIMULACIÓN. 3. LA SIMULACIÓN
COMO INSTITUCIÓN JURÍDICA. 4. LA SIMULACIÓN COMO CAUSAL DE NULIDAD. 4.1.
De las ineficacias a la nulidad. 4.2. La Nulidad del acto simulado, las justificaciones de su
regulación y la protección de los terceros. 4.3. La anulabilidad del acto disimulado. 5.
*Abogada por la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. Becaria del Programa Formación Docente de la
USAT, profesora auxiliar de los cursos de Introducción al Derecho y Acto Jurídico en el mismo centro de estudios.
1
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1. INTRODUCCIÓN.
Las diversas relaciones de la vida en sociedad se concretan a través de la celebración de
actos jurídicos.
El Código Civil de 1984 utilizando la nomenclatura general de acto jurídico, para referirse
a la manifestación de la voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones
jurídicas2, ha reconocido que el acto jurídico es la especie más importante dentro de los hechos
jurídicos voluntarios3 en los que, precisamente, la voluntad manifestada por el sujeto es la que está
destinada a producir efectos jurídicos4.
Cuando esta manifestación de voluntad creadora, que es exteriorizada está conforme con la
voluntad real del agente, los actos que pretenden celebrarse se desarrollan de forma normal 5; sin
embargo, cuando en la formación de la voluntad no se crea la concurrencia de la voluntad real con
la voluntad declarada se produce una formación anómala del acto, denominada simulación.
Las expresiones de esta patología jurídica pueden evidenciarse con bastante facilidad en el
desarrollo de la vida social, en la que resulta frecuente encontrar acontecimientos que alguna vez
han planteado la necesidad de una mentira. Con justo acierto MESSINEO afirma que en la vida
diaria, por diversas razones, el ser humano simula, miente6; llegando a convertirse en verdadero
artista de la escena de la vida7. El que acude a la simulación pretende crear una apariencia para
engañar a los demás, induciendo a la opinión errónea de la verdad de un hecho 8. Por ejemplo, se
2
El Art. 140° del Código Civil señala “el acto jurídico es la manifestaciones la voluntad destinada a crear, regular,
modificar o extinguir relaciones jurídicas. Para su validez se requiere: 1.- Agente capaz. 2- objeto física y jurídicamente
posible. 3.- Fin licito. 4.- observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.
3
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Nulidad del Acto Jurídico. Editora Jurídica Grijley, Lima, 2002, p. 21.
4
REVODERO DE DEBAKEY, Delia, Código Civil, exposición de motivos y comentarios, Diagramación, Lima, 1985, p.
272
5
VIDAL RAMÍREZ destaca el rol de este elemento a señalar que la manifestación de voluntad constituye la esencia
misma del acto jurídico por cuanto mediante ella se da a conocer la voluntad interna. Cfr. VIDAL RAMÍREZ, Fernando,
El Acto Jurídico, 7 ed., Lima, 2007, p. 421
2
6
Cfr. MESSINEO, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial, Tomo II, Traducción de SENTIS MELENDO,
Página
Santiago, Ediciones Jurídicas Europa – América, Buenos Aires, 1979, p. 447 y ss.
7
BORDA, Guillermo A. Manual de Derecho Civil. Parte General, 8° Edición, Buenos Aires, Abeledo Perrot, p. 526
8
Histórica y gramaticalmente, la simulación se refiere a declaración ficticia con finalidad de engaño.
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simula estar enfermo para no acudir a una reunión se simula un hecho para evitar un castigo, o
simplemente para hacer aparecer ante los demás una realidad que no es la efectiva.
En este escenario, aparecen las simulaciones; algunas con contenido trivial que las hace
ajenas al Derecho, pero otras cuya trascendencia se manifiesta en los efectos que dirigidos a
terceros. Las consecuencias de esta última, operan de manera tal, que su regulación se ha presentado
como una exigencia9.
Dentro del impresionante contenido de la Teoría General del Acto Jurídico, la simulación es
entendida instrumento necesario para alcanzar ciertos fines. Cuando dicha operación perjudica
derechos de terceros el Ordenamiento jurídico le atribuye una sanción.
Según las normas que rigen el Código Civil de 1984 la simulación ha sido regulada desde
dos perspectivas. Por un lado, se le reconoce como una institución jurídica que crea un tipo de
apariencia en el cual hay una voluntad declarada distinta a lo verdaderamente querido; y por otro, se
le ha considerado como causal de ineficacia, dependiendo del tipo de simulación que se trate10. Si el
acto es en su totalidad falso (simulación absoluta) este será nulo, pero si el acto celebrado esconde u
oculta otro acto, que en realidad quiso celebrarse (simulación relativa) el acto será anulable.
El problema radica en que a pesar que ambos tipos de simulación constituyen en esencia
una mentira, las sanciones que reciben son gradualmente distintas. La actual regulación evidencia
una incongruencia al sancionar con los efectos de nulidad al negocio en el que se presente
únicamente la simulación absoluta, y con anulabilidad a aquel acto que presente simulación relativa;
pues si bien la clasificación de las simulaciones es teóricamente admisible, ambos supuestos
carecen de una verdadera y real concurrencia de voluntades, por lo que deben sancionarse con
nulidad11. La diferencia en las sanciones obedece al diferente tratamiento jurídico de la simulación
como institución y como causal de nulidad.
9
Para conocer los diferentes actos jurídicos pasibles de simulación se puede consultar BREBIA, Roberto H. Hechos y
actos jurídicos: Comentarios de los artículos 944 a 1065 del Código Civil y Jurisprudencia, Tomo II, Editorial Astrea,
3
10
La sanción que recibe dependerá si se trata de una simulación absoluta o de una simulación relativa.
11
Cfr. BETTI, Emilio. Teoría General del Negocio Jurídico. Traducción de PEREZ, Martín A., Editorial Comares,
Granada, 2000, pp. 341-358.
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simulado, sea por simulación absoluta o por simulación relativa, omitiéndose la sanción de
anulabilidad para esta última; y se elimine este último tipo de simulación (simulación relativa)
como causal de anulabilidad. Dicha modificación se justifica porque es necesario que la sanción de
la simulación sea única y oriente a eliminar el acto cuyo contenido se en esencia una mentira.
La finalidad de este estudio es presentar, una vez más, las justificaciones para aceptar dicha
reforma, pues las necesidades, no sólo de la vida diaria, sino también de los ciclos económicos, así
lo exigen; y sobre todo porque nadie puede beneficiarse de su propia ilicitud.
Para analizar los alcances de la problemática planteada, y a fin de poder distinguir y lograr
relacionar los diferentes supuestos en los que la simulación aparece, es necesario partir de algunas
bases teóricas; sólo a partir de ahí se podrá determinar cómo debe procederse con su regulación.
En el lenguaje corriente, simular significa hacer aparecer lo que no es, mostrar una cosa
que realmente no existe. Desde el punto de vista lingüístico, el Diccionario de la lengua Española
explica que simular es representar algo, fingiendo o imitando lo que no es12.
Entonces, un acto jurídico es simulado cuando, sin tener la voluntad de hacer algo, los
agentes fingen celebrarlo, llevando a cabo una conducta exterior que consiste en el otorgamiento
4
Página
12
Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española, 22° Edición, 2001.
13
TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Ob. Cit., p. 582
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del acto verdadero, pero sin voluntad de realizarlo efectivamente14. No existe, entonces, el deseo de
darle vida al acto, sólo se persigue hacer creer a los demás algo15. Se trata pues, de una “realidad”
de engañosa apariencia VACÍA DEL NECESARIO PROPÓSITO NEGOCIAL16, en el que
voluntad no verdadera se hace para que nazca una apariencia. Así, lo interno, lo querido y lo
externo, lo declarado, están en oposición consiente17.
De ello es posible deducir que los elementos para identificar un acto simulado son: la
presencia de una declaración deliberadamente disconforme con la intención, el concierto y acuerdo
de las partes y el propósito de engañar a terceros21. Es precisamente este último elemento donde
DIEZ PICAZO ubica la esencia misma de la simulación, con lo cual explica también la finalidad
que se pretende alcanzar con el negocio simulado22.
14
HERAS ZÁRATE, Luis Henry. Material de Estudio del curso “Acto Jurídico”, Semestre 2010 II, Universidad Católica
Santo Toribio de Mogrovejo, Chiclayo, 2010.
15
MORALES HERVIAS, Rómulo. Ob. Cit., 552 y ss.
16
Cfr. DIEZ-PICAZO, Luis; GULLÓN Antonio. Sistema de Derecho Civil, Volumen I, 10° Edición, Tecnos, Madrid,
2001, p. 502
17
Los antecedentes de esta institución pertenecientes tanto al Derecho Romano, al Derecho intermedio como al Derecho
codificado (Derecho Francés) se encuentran en BREBIA, Roberto H. Ob. Cit. pp. 287-289.
18
Cfr. VIDAL RAMÍREZ, Fernando. El Acto jurídico, 5° Edición, Gaceta Jurídica, Lima, p. 502 y ss.
19
BREBIA, Roberto H. Ob. Cit. pp. 291
20
Casación N° 1297-2004 Arequipa de la Sala Civil de la Corte Suprema de justicia de la República.
21 Por su parte, LUCA DE TENA señala que las características de la simulación son: a) el propósito de provocar una falsa
5
convenio o acuerdo de simulación. LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo. El negocio jurídico actualizado,
Editorial Grijley, Lima, 1994, p. 50.
22
DIEZ-PICAZO, Luis; GULLÓN Antonio. Ob. Cit., p. 503
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De acuerdo a la distinción que hace la doctrina respecto de los tipos de simulación, existen dos
grandes clases. Por un lado, la simulación absoluta; y por otro la simulación relativa.
La simulación absoluta es la forma más simple y condenada, por lo que recibe una mayor
sanción. Este tipo de simulación supone haber creado, en su totalidad, la apariencia de un negocio,
aunque en realidad no se quiso nada23; es decir no se quiso dar vida al negocio verdadero. La
voluntad real no coincide con la voluntad manifestada. Los simulantes quieren solamente la
declaración, pero no sus efectos, esto es, se crea una mera apariencia carente de consecuencias
jurídicas entre los otorgantes, siempre, destinada a engañar a terceros. Hay una declaración exterior
vacía de sustancia para los declarantes.
Otro claro ejemplo de este tipo de situación es el caso del deudor que simula una venta,
previo acuerdo con un tercero, con la finalidad de reducir su patrimonio y no permitir que otro
pueda cobrar un crédito debido26. Lo que a este ejemplo respecta es que no hay acto jurídico alguno,
sólo una apariencia del mismo.
23
Ídem. 502.
24
Ídem.
25
Cfr. MESSINEO, Francesco. Ob. Cit. p. 451 y ss.
26
En este supuesto se puede evidenciar la presencia de un fraude a los acreedores, regulado también por el Código Civil.
Sin embargo la diferencia radica en el que mientras el fraude exige la presencia de un acto real y verdadero, pero sobre
todo con efectos queridos; la simulación plantea la presencia de un acto por demás falso e irreal, cuyos efectos en realidad
no se quieren. Sobre este punto, cabe señalar que no debe confundirse intención de engaño con intención fraudulenta.
Sobre este punto VERDERA Y TUELLS sostiene que la simulación no persigue necesariamente un fin ilícito. Se trata de
un procedimiento destinado a escindir apariencia de realidad, y, por ello, psicológicamente, moralmente, es incolora,
neutra. Así como hay mentiras disculpables, que aún en determinados casos la moral las impone como un deber, no
faltan supuestos de simulación en que se engaña, sin intención de perjudicar. Son los móviles los que colorean
psicológicamente la simulación, y por ello su determinación presenta un indudable interés, porque permite distinguir la
simulación lícita de la ilícita. Si la simulación va dirigida contra persona que no tiene interés opuesto alguno en conocer
6
la realidad, o que, aun teniendo in interés opuesto al del simulador, no está protegido por la ley, se trata de un
Página
instrumento de lucha, en sí lícito. Si está destinada a ocultar una violación legal, poniéndose al servicio del fraude, será
ilícita. VERDERA Y TUELLS, Eveli. Anuario de Derecho Civil, Tomo III, Fascículo I, Enero-marzo, Madrid, 1950, p.
31.
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En ambos ejemplos, las partes se proponen celebrar un acto que es inexistente, ficticio e
ilusorio. Se tiene sólo una mera apariencia, una vana sombra, un cuerpo sin alma27. Entonces, el
negocio absolutamente simulado es el que, existiendo en apariencia, carece en absoluto de un
contenido serio y real. El negocio se limita a una forma vacía destinada a engañar al público: a un
fantasma28.
Por su parte, la simulación relativa supone haberse creado la apariencia de un negocio que
en realidad no se quiso y que además oculta otro; es decir se trata de un disfraz29. El negocio que
aparece en la realidad no contiene la voluntad real de los agentes intervinientes. En este caso, si
bien configura un acto simulado, tal como sucede en la simulación absoluta, también se requiere de
la presencia de un acto disimulado. La simulación relativa plantea la existencia de un negocio
oculto, en el cual la voluntad real se manifiesta y se perfecciona, pero se disimula30. El primero de
los actos sirve para disimular el segundo.
Este tipo de simulación se configura con la existencia de dos actos; un acto simulado y un
acto disimulado, exigiéndose que las partes realicen un acto real aunque distinto del que parece
exteriormente. Existe la ocultación de un negocio verdadero bajo la forma de una mentira. La
relación entre ambos actos es lo que permitirá distinguir la sanción que este tipo de simulación
merece.
En la simulación relativa los actos que la constituyen tienen en esencia un acto falso, y por
demás irreal, que no tiene en su contenido la voluntad verdadera.
27
FERRARA, Francisco. La simulación de los negocios jurídicos (actos y contratos), Editorial Librería General de
Victoriano Suárez, Madrid, 1926, p. 26.
28
ALBALADEJO GARCÍA, Manuel. La simulación, Editorial Edisofer, Madrid, 2005, p. 75.
29
Ídem.
30
Ídem.
31
La confirmación de los actos jurídicos como institución se encuentra regulada en el Art. 230º el cual señala “Salvo el
derecho de tercero, el acto anulable puede ser confirmado por la parte a quien corresponda la acción de anulación
mediante instrumento que contenga la mención del acto que se quiere confirmar, la causal de anulabilidad y la
manifestación expresa de confirmarlo”. También el Art. 231º el que precisa “El acto queda también confirmado si la
7
parte a quien correspondía la acción de anulación, conociendo la causal, lo hubiese ejecutado en forma total o parcial, o
Página
si existen hechos que inequívocamente pongan de manifiesto la intención de renunciar a la acción de anulabilidad”. Y en
el Art. 232º en que se señala “La forma del instrumento de confirmación debe tener iguales solemnidades a las
establecidas para la validez del acto que se confirma”.
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La distinción en las sanciones pretende justificarse porque, tal como lo aclara TORRES
VÁZQUEZ, una vez descubierto el negocio oculto, la ilusión creada se disipa como la niebla en el
aire. Y queda el negocio verdadero, en su forma genuina y sincera, que es el fruto de la voluntad de
las partes, siendo esto lo único que tiene importancia para los juristas32.
En este caso, lo que importa es el negocio verdadero que las partes trataron de ocultar. Sin
embargo, dada su regulación, este negocio, aparentemente verdadero, es el que debe ser sometido a
un atento examen, pues su aceptación jurídica no significa que el negocio disimulado sea siempre
lícito y válido. En tal sentido, para la validez del acto se requiere que dicha ocultación cumpla con
los requisitos de forma y no afecte derechos de terceros.
Un ejemplo de simulación relativa se presenta cuando las partes manifiestan que quieren
celebrar una donación, pero en realidad celebran un contrato de compra venta, o a la inversa
manifiestan el querer celebrar una compra venta, pero en realidad quieren una donación. En este
último supuesto el adquiriente estaría obligado a pagar el precio que figura en el acto de
compraventa, sin embargo como es un acto simulado dicha obligación desaparece.
Ahora bien, con estas distinciones teóricas, y válidas desde el punto de vista de la doctrina,
el ordenamiento peruano ha considerado conveniente codificar independientemente la simulación
como institución jurídica y, en otro apartado recogerla como causal de nulidad.
32
Cfr. TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Acto Jurídico, 3° Edición, Editorial Idesa, Lima, p 507-509
8
33
Art. 190° del Código Civil.- Por la simulación absoluta se aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe realmente
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incorpora un tipo de simulación adicional, denominada simulación por interpósita persona35. Este
último tipo de simulación es considerada una sub-clasificación de simulación relativa36/37.
Así por ejemplo, el legislador peruano ha entendido que se tratará de una simulación
absoluta cuando se aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe realmente voluntad para
celebrarlo38. Por su parte, se habrá configurado una simulación relativa cuando las partes han
querido concluir un acto distinto del aparente, pero agrega que tiene efecto entre ellas el acto
ocultado, siempre que concurran los requisitos de sustancia y forma y no perjudique el derecho de
tercero.
Al igual que en la definición doctrina, se reconoce que la simulación relativa existe cuando
el negocio es simulado entero, pero además oculta otro negocio que es disimulado. La diferencia
radica en las consecuencias que estos actos acarrean. Por un lado se sanciona con nulidad todo acto
simulado39, y con anulabilidad el acto disimulado, teniendo plena validez cuando cumpla con los
requisitos esenciales, esto es, los requerimientos del Art. 140° y, como es evidente, no afecte,
derechos de terceros40.
(…)
5.- Cuando adolezca de simulación absoluta
40
Esta afirmación se deduce de la interpretación conjunta del Art. 192° y del Art. 221°.
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persona”. Las partes realizan un acto real y pone de manifiesto su naturaleza; queriendo engañar
sólo acerca de la persona del verdadero contratante. En el negocio figura un sujeto distinto del
interesado, un titular fingido, un testaferro. (Interposición de persona)41/42.
La interposición que supone que una persona actúa de una manera auténticamente simulada.
41
DIEZ-PICAZO, Luis; GULLÓN Antonio. Ob. Cit. p. 506
42
ALBALADEJO GARCÍA, Manuel, Ob. Cit., p. 45; FERRARA, Francisco. Ob. Cit., p. 58.
42
ANÍBAL TORRES considera ésta clasificación como un subproducto dentro de la simulación relativa, pese a ello, para
10
otros autores la consideran como una clasificación adicional a la teoría de la simulación. ALBALADEJO GARCÍA,
Manuel, Compendio de Derecho Civil, 10° Edición, Editorial Bosch, Barcelona, 1997, p. 119.
Página
43
ALBALADEJO GARCÍA, Manuel, Compendio de Derecho Civil,… p. 119
44
Si la persona interpuesta manifiesta actuar en lugar de otro, siendo que los efectos del acto celebrado se trasladarán a
otra persona, la simulación desaparecerá y se estará ante la institución denominada representación.
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45
Ineficacia en sentido estricto es todo supuesto en el cual el acto jurídico o el contrato celebrado por las partes no llega a
producir ninguno de los efectos jurídicos buscados, o habiendo producido todos sus efectos jurídicos inicialmente,
desaparecen los mismos por una causa o evento posterior a su celebración. TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Ob. Cit., p.
27.
46
Ídem. p. 11-12
47
Cfr. ALTERINI, Jorge Horacio; CORNA, Pablo María; ANGELANI, Elsa Beatriz; VÁSQUEZ, Gabriela Alejandra.
Teoría General de las Ineficacias. Editorial La Ley, Buenos Aires, 2000, p. 11-13.
48
El acto jurídico nunca produce efectos jurídicos. Ídem., p. 25
49
Los efectos que generó el acto celebrado desaparecen posteriormente, subsistiendo los que habían comenzado a
producirse. Ídem., p. 26
50
El autor citado sostiene que la ineficacia del acto jurídico es la categoría genérica que describe todos los supuestos en
los cuales los actos jurídicos y contratos no son eficaces, ya sea por no haber nunca producido los efectos jurídicos o por
desaparecer posteriormente los efectos jurídicos producidos inicialmente. Asimismo aclara que la ineficacia en sentido
estricto es todo supuesto en el cual el acto celebrado por las partes no llega a producir ninguno de los efectos jurídicos
buscados, o habiendo producido todos sus efectos jurídicos inicialmente, desaparecen los mismos por una causa o evento
posterior a su celebración. La ineficacia puede ser inicial, surgir al momento de la celebración del acto; o sobreviviente,
que se da con posterioridad a la celebración de dicho acto. La ineficacia sobreviviente tiene puede ser consecuencia del
incumplimiento de un requisito de orden legal, o excepcionalmente, de la voluntad de las partes. TABOADA CÓRDOVA,
11
Lizardo. Ob. Cit., p. 20 y ss. Cfr. ALTERINI, Jorge Horacio; y otros Ob. Cit., p. 11-13. Cfr. RAMÍREZ JIMENEZ,
Nelson “Necesidad de precisiones sobre ineficacia en el Código Civil” En Doctrina Contemporánea, Editora Normas
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Dentro del tema que nos ocupa, el concepto genérico de nulidad de acto simulado se
encuentra recogido tanto en las normas que reconocen la simulación como institución jurídica, así
como aquellas que la sancionan directamente. El primer caso se ubica en el Art. 193° el cual señala
que la acción para solicitar la nulidad del acto simulado puede ser ejercida por cualquiera de las
partes o por tercero perjudicado, según el caso52. El segundo supuesto se encuentra en el Art. 219°
inc. 5 en el que se plantea como causal de esta sanción a la simulación absoluta. El referido artículo
se limita a indicar que es nulo el acto que adolece de simulación absoluta.
12
Página
52
En este caso se recoge la sanción de manera directa para la simulación absoluta y de manera indirecta para la
simulación relativa.
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Así, el concepto de nulidad de los actos simulados, cubre dos supuestos. Por un lado, la
declaración de nulidad del negocio absolutamente simulado que pueden instar no solamente las
partes y terceros directamente perjudicables, sino también todo aquel que tenga interés. Y por otro,
la declaración de nulidad absoluta del negocio disimulado (oculta) carente de los requisitos de
sustancia o formalidad requerida55.
Entonces, si bien el negocio simulado es radicalmente nulo por ser una pura apariencia que
contiene una realidad vacía56, puesto que consiste en aparentar algo que no es, y cuyos efectos no
son los realmente manifestados en él; la simulación relativa también debe ser sancionada con
nulidad, pues el acto que da origen constituye per se una mentira. En la simulación relativa lo que
aparece es una (in)existencia útil para conseguir los fines y efectos propios del negocio que al
exterior se ve y por lo tanto debe ser ineficaz.
Sin embargo, hay que tener presente que esta nulidad no tendrá efecto alguno, en tanto no
sea declarada. Una vez obtenida la declaración de la ineficacia del acto simulado, el acto no
producirá más consecuencias jurídicas; y más aún las consecuencias que se venías produciendo
desaparecerán haciendo que todo quede como antes. Esto significa que los cambios producidos por
un acto simulado, resultarán ilusorios al carecer de realidad y contenido cierto. Agrega FERRARA
que el negocio es nulo porque queda apartada toda apariencia engañosa que lo representaba como
53
Casación N° 1147-2008-Ucayali de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de justicia de la República
54
La sanción de nulidad de este tipo de actos jurídicos ha sido esbozada desde la jurisprudencia varios años antes: “es
nula la venta realizada por el deudor alimentario quien trasfiere un bien inmueble a su empleada doméstica la cual
carece de la capacidad económica para solventar la adquisición. Tal venta sólo tiene por objeto enervar el derecho de
alimentos de la cónyuge e hijos del vendedor. Otro indicio importante de la simulación es que el apoderado del vendedor
en el juicio de alimentos, es también apoderado del comprador de esta acción”. (Expediente N° 499-51-Lambayeque de
Corte Superior de Lambayeque de fecha 14 de agosto de 1952). “Es nulo es contrato de compra venta al haberse
probado en juicio que el único propósito de los contratantes era simular una transferencia patrimonial con el fin de
burlar derechos alimentarios. (Expediente N° 1679-58-San Martín. Corte Superior de San Martín de fecha 10 de
Noviembre de 1959). “Generalmente los contratos simulados se celebran entre personas muy allegadas, lo cual facilita
el engaño a terceros.” (Expediente N° 1625-47-Lambayeque de Corte Superior de Lambayeque de de fecha 22 de octubre
de 1946). TANTALEAN ODAR, Reynaldo Mario. La Nulidad del Acto Jurídico. Ediciones Caballero Bustamante, Lima,
2010.
13
55
En este extremo cabe recordar que de acuerdo nuestra normativa civil la acción de nulidad prescribe a los 10 años y la
acción de anulabilidad a los 2 años.
Página
56
En oposición a esto ALBALADEJO refiere que el negocio simulado es automáticamente ineficaz, aunque se ignore aún
que lo sea por haberse descubierto todavía su simulación56. ALBALADEJO GARCÍA, Manuel. Compendio de Derecho
Civil, p. 119.
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serio, ya no queda nada de él. De manera lírica afirma que en este tipo de actos se ha roto el
encanto y la ilusión desaparece57. Esta sanción implica que los saneamientos por convalidación o
por conversión no sean admisibles.
Esto significa admitir la existencia de un acto que en realidad no tiene vida, pero que se
presume real mientras las partes de acuerdo entre sí, o mediante una sentencia no digan lo contrario.
Entonces, mientras tanto el acto producirá los efectos como si fuera efectivo y válido.
Recién con declaración de nulidad del acto, las cosas regresarán a su forma anterior, tal como
estaban antes de la celebración del negocio simulado, y los interesados o cualquiera pueden seguir
comportándose, a tenor de ello, como si aquel no hubiese existido jamás.
Más todavía, cabe reparar en las repercusiones fatales que tendría la nulidad para terceros;
ya que los derechos que se creían válidamente adquiridos por consecuencia del acto que aparecía
como verdadero, están expuestos a desaparecer, hallándose, sus intereses gravemente amenazados,
y en peligro sus legítimas expectativas. Es precisamente para este tipo de necesidades que el
ordenamiento jurídico ha considerado necesario la protección de los terceros de buena fe, es decir,
quienes no tienen el deber de conocer la simulación, por lo que ignoraron su existencia, y
razonablemente creyeron verdadero el negocio simulados y en sus relaciones con los simulantes o
con otras personas dieron por buena la validez y eficacia de tal negocio.
14
Página
57
FERRARA, Francisco. Ob. Cit. p. 63
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Art. 194º “La simulación no puede ser opuesta por las partes ni por los terceros perjudicados a quien de buena fe y a
título oneroso haya adquirido derechos de titular aparente”.
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Sobre este tema TORRES VÁSQUEZ59, en concordancia con otros autores nacionales60
explica que esta protección a tercero significa: Primero, los terceros que sean acreedores del
enajenante pueden demandar la nulidad si aprecian simulación absoluta y consideran que pierden
seguridad de cobrar el crédito a cargo del enajenante. Segundo, los acreedores del adquiriente
presumen la validez de la adquisición y pueden embargar el bien materia de transferencia. Tercero,
un tercero puede a su vez sub adquirir el bien o el derecho, actuando de buena o mala fe, onerosa o
gratuitamente. Cuarto, ni las partes en el negocio absolutamente simulado ni los acreedores o
cesionarios de ninguna de ellas, aunque sean perjudicados, pueden impugnar la traslación de
derechos que efectúe el adquiriente simulado a favor de un tercero de buena fe que abone el justo
precio por la adquisición. Para el tercero adquiriente de buena fe a título oneroso, el contrato
simulado se tiene corno válido aunque se declare nulo. Quinto, la simulación no puede oponerla el
enajenante al adquiriente fingido, ni los acreedores de este último contra los causahabientes de tal
enajenante o sus herederos. Los acreedores del adquiriente fingido pueden embargar el bien
falsamente enajenado ya que no conocían ni podían conocer de la simulación. La simulación sí
puede oponerse a los acreedores del adquiriente, si la simulación ya hubiera sido demanda por el
enajenante o sus acreedores.
59
Cfr. TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Ob. Cit. pp. 551-558;
60
Cfr. MORALES HERVIAS, Rómulo. Ob. Cit., pp. 551 y ss.; VIDAL RAMÍREZ, Fernando. El Acto jurídico, 5°
Página
Edición, Gaceta Jurídica, Lima, p. 502 y ss. HIDROGO DELGADO, Teófilo. Teoría del Acto Jurídico, 2° Edición,
Editora IDEMSA, Lima, 2004, 173-175.
61
Esto es cumplir con los requisitos de validez del Art. 140°.
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sus requisitos de sustancia y forma, y que además contenga la auténtica voluntad de las partes que
celebran62.
En efecto, tal como se analiza en los párrafos anteriores, si bien lo que existe en este tipo de
simulación son dos actos (un simulado y otro disimulado), se trata de actos cuya relación es muy
estrecha. Los actos que aparecen en la simulación relativa se vinculan de manera concéntrica,
convergiendo uno dentro del otro.
La sanción de nulidad, también para el acto disimulado, sería más fácil de admitir si se
reconociera que la simulación relativa no contiene dos actos independientes, sino dos actos
concéntricos, uno interior al otro. Entonces, si el acto simulado no existiera, tampoco hubiera
existido el acto disimulado.
Estos argumentos son los que permiten asumir la postura de que la simulación, sea del tipo
que sea, al entrañar una mentira y tener como propósito el engaño a terceros, debe sancionarse con
16
62
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Ob. Cit., p. 20 y ss.
63
Esta es la postura de la doctrina francesa. La distinción entre ambos actos constituye un problema de orden teórico, en
Página
el que es necesario que prevalezca la manifestación de voluntad seria, a través de la necesaria confrontación entre ambos.
Cfr. BREBIA, Roberto H. Ob. Cit. p. 292. Sin embargo, para los fines de este estudio dicha distinción es trascendental,
pues de no existir se sancionaría con la nulidad, independientemente del acto que se trate.
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la nulidad. Y esto es del todo cierto porque la simulación no es más que un artificio para engañar a
terceros.
SIMULACIÓN POR
SIMULACIÓN ABSOLUTA SIMULACIÓN RELATIVA INTERPÓSITA PERSONA
Artículo 191º
Artículo 190º Cuando las partes han querido Artículo 192º
Por la simulación absoluta se concluir un acto distinto del La norma del artículo 191° es
aparenta celebrar un acto jurídico aparente, tiene efecto entre de aplicación cuando en el
cuando no existe realmente ellas el acto ocultado, siempre acto se hace referencia a datos
voluntad para celebrarlo que concurran los requisitos inexactos o interviene
64
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Ob. Cit. p. 345.
65
Este fenómeno se explica en la fenomenología del Derecho. Refiriéndose a una sociedad históricamente determinada,
cuanta mayor sinceridad y claridad suela exigirse en las relaciones sociales, tanto menos propenso se será a atribuir
eficacia social y jurídica a una intención voluntariamente oculta o no manifestada de modo sincero y adecuado. Viceversa,
cuanto más tolerante y elástica sea, en las relaciones sociales, la exigencia de hablar claro, cuanto más tiendan las
costumbres sociales a considerar norma de buena educación el velar la expresión del propio pensamiento, tanto más
17
propenso será el derecho a tomar en consideración un alejamiento entre la intención y su configuración exterior, tanto más
se inclinará a admitir la admisibilidad de propósitos que sean manifestados en forma indirecta y de motivos que apenas
Página
hayan franqueado el umbral del foro interior; y será indudablemente en el tratamiento de ciertas reticencias y formas de
inercia mental. BETTI, Emilio. Ob. Cit., p. 343
66
Ídem., p. 346.
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Artículo 219º.-
El acto jurídico es nulo: (…)
5.- Cuando adolezca de simulación absoluta.
Artículo 221º.-
El acto jurídico es anulable: (…)
3.- Por simulación, cuando el acto real que lo contiene perjudica el derecho de tercero.
En primer lugar propone la modificación del artículo 191° en el que se regula la simulación
relativa, siendo que si bien le otorga validez al acto jurídico disimulado, obvia considerar como
requisito de validez que dicho acto no cause perjuicio a terceros68. Esta modificación es
cuestionable porque se desampara al tercero que interviene en la celebración del acto. Esta
propuesta es sin duda innecesaria.
67
CASTILLO FREYRE, Mario. Ni urgente, ni necesario: más bien defectuoso: comentarios muy críticos al Anteproyecto
oficial de Reforma del Código Civil de 1984, Palestra Editores, Lima, 2005, p. 180.
68
La modificación se ha propuesto en este sentido:
CODIGO CIVIL DE 1984 ANTEPROYECTO DE REFORMA
Artículo 191º.- Cuando las partes han querido concluir Artículo 191º.- Simulación relativa
18
un acto distinto del aparente, tiene efecto entre ellas el Cuando las partes han querido concluir un acto distinto del
acto ocultado, siempre que concurran los requisitos de aparente, tiene efecto entre ellas el acto ocultado, siempre
Página
sustancia y forma y no perjudique el derecho de que concurran los requisitos de sustancia y formalidad.
tercero.
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Por otro lado, se propone la modificación del artículo 219° respecto del inc. 5 en lo que se
refiere a la simulación como causal de nulidad69 y se señala de manera específica y concreta que el
acto será nulo por simulación absoluta o relativa.
Asimismo, en concordancia con lo anterior se propone la respectiva modificación de las causales de
anulabilidad del Art. 221°70, eliminándose la simulación relativa como causal de anulabilidad.
Estas dos últimas modificaciones a las que se ha hecho referencia materializan la intención
del presente artículo, en la cual se propone eliminar la simulación relativa como causal de
anulabilidad, sancionando, de manera directa y expresa, con la nulidad al acto jurídico que adolezca
de simulación. Más aún si se reconoce que se trata de una patología del acto jurídico.
6. CONCLUSIONES
De todo lo descrito anteriormente sólo queda por reafirmar la postura expuesta dado que si
bien el Ordenamiento Jurídico vigente reconoce la simulación en las relaciones entre sujetos de
derecho, resulta indispensable que dicha regulación tome una orientación más sustentable y
coherente. Por ello, al tomar conciencia que tanto la simulación absoluta como la simulación
relativa tienen como fin el ENGAÑO y tienen en su origen una manifestación de voluntad falsa; sus
elementos son por demás cuestionables y por tanto merecedores de una de las sanciones más
severas: la nulidad.
69
La modificación se ha propuesto en este sentido:
CODIGO CIVIL DE 1984 ANTEPROYECTO DE REFORMA
Artículo 219º.- El acto jurídico es nulo: Artículo 219º.- Causales de nulidad:
(…) 5. Cuando adolezca de simulación absoluta. El acto jurídico es nulo: (…)
5. Cuando es aparente por simulación absoluta o relativa
70
La modificación se ha propuesto en este sentido:
CODIGO CIVIL DE 1984 ANTEPROYECTO DE REFORMA
19
3. Por simulación, cuando el acto real que lo contiene - No hay ninguna referencia a la anulabilidad del acto
perjudica el derecho de terceros. disimulado cuando lesione a terceros como en el CC vigente.
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7. BIBLIOGRAFÍA
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TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Nulidad del Acto Jurídico. Editora Jurídica Grijley,
Lima, 2002
TANTALEAN ODAR, Reynaldo Mario. La Nulidad del Acto Jurídico. Ediciones
Caballero Bustamante, Lima, 2010.
TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Acto Jurídico, 3° Edición, Editorial Idesa, Lima.
Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española, 22° Edición, 2001.
VERDERA Y TUELLS, Eveli. Anuario de Derecho Civil, Tomo III, Fascículo I, Enero-
marzo, Madrid, 1950.
VIDAL RAMÍREZ, Fernando. El Acto jurídico, 6° Edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2005
Jurisprudencia:
o Casación N° 1297-2004 Arequipa de la Sala Civil de la Corte Suprema de justicia
de la República.
o Casación N° 1147-2008-Ucayali de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema
de justicia de la República
o Expediente N° 499-51-Lambayeque de Corte Superior de Lambayeque de fecha 14
de agosto de 1952
o Expediente N° 1679-58-San Martín. Corte Superior de San Martín de fecha 10 de
Noviembre de 1959
o Expediente N° 1625-47-Lambayeque de Corte Superior de Lambayeque de de
fecha 22 de octubre de 1946
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