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Art 1760

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Las chicas pin-up: pioneras del erotismo en papel

Autor: David Rico

El presente artículo recoge una compilación


realizada a partir del trabajo de varios
autores con la finalidad de establecer una
aproximación al contexto social en el que
surgió y evolucionó un género artístico
conocido como imágenes pin-up. Asimismo se
recogen los principales actores que
intervinieron, tanto los artistas, las modelos y
las publicaciones más representativas de un
género que tuvo una gran trascendencia no
tanto por las cualidades técnicas y artísticas
de estos sugerentes trabajos que comenzaron
como ilustraciones y evolucionaron a la
fotografía, sino por la controversia que
causaban este tipo de imágenes en una
sociedad con un alto nivel de represión.

Hablar de señoritas con ropa ligera en actitudes insinuantes y sutiles que


normalmente eran pilladas en situaciones comprometidas o cotidianas del día a día,
es hablar de las imágenes pin-up, todo un género artístico al que se dedicaron
numerosos artistas en EE.UU. durante la primera mitad del siglo XX, principalmente
entre los años 40 y 50. Estas ilustraciones recogían mujeres con gran carga de
erotismo e ingenuidad. No hacía falta mostrar desnudos, el encanto residía en las
poses y miradas, en esa falda que mostraba lo justo o en esa lencería que sugería
más que enseñaba. Recatadas en principio y descocadas al final, las pin-ups
revolucionaron el concepto de belleza conformando un nuevo icono de feminidad.
Su éxito fue tan rotundo que influyeron en muchos terrenos formando parte de la
historia del cine, la fotografía, la moda y el cómic.

El Art Déco ensalzó el desnudo romántico, llegó la edad dorada de la ilustración y la


nueva industria del cine puso de moda el interés por las revistas de los héroes de la
gran pantalla. En este contexto nace Photoplay en Chicago en 1911. En pocos años
la mujer pasó de enseñar el tobillo a insinuar toda su anatomía. Y gracias a esos
pioneros atrevidos editores comenzó la era de las pin-up, las mujeres colgadas,
pinchadas, clavadas en las paredes, las deseadas chicas del calendario, de los

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anuncios, del cartel desplegable o de las páginas centrales de la revista que
llegaron a todos los rincones del país. Durante la Segunda Guerra Mundial y la
guerra de Corea, los soldados norteamericanos hicieron de ellas el símbolo nacional
en el exilio, lo más admirado después de las barras y estrellas de la bandera. Por
extraño que parezca, se les llegó a instruir a través de comunicados oficiales y
transmisiones de radio, en la difícil forma de exhibir oficialmente en sus cubículos,
aviones de combate y trincheras, las ilustraciones, calendarios, portadas de revistas
o carteles de Marilyn Monroe, Bettie Page y otras féminas fetiche. Las chicas de
estas imágenes servían a los soldados para evadirse en situaciones de crisis y para
tener un referente de la mujer ideal norteamericana que les esperaba a la vuelta de
la guerra. Es significativo como los aviones bombarderos norteamericanos, como el
Enola Gay o el Memphis Belle, llevaban pintada en el morro una pin-up como siglos
atrás hicieron los griegos y otras civilizaciones en sus barcos de combate con otros
motivos diferentes.

Las pin-ups no responden a la imagen que tenemos hoy en día del erotismo o la
pornografía, para ello hay que entender la avalancha de imágenes a la que nos
vemos sometidos hoy en día por los medios de comunicación y que difiere
completamente de lo que había en los años 40. Si bien, cabe plantearse qué
fenómeno dio lugar a la difusión de las pin-ups, bombshells, cheesecakes, sexpots y
otra fruta fresca, como se conoce a las pioneras del erotismo de papel durante los
años de la segunda posguerra mundial.

Sociológicamente, después del esfuerzo dedicado a superar la depresión del 29 y la


Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos entraron a finales de los 40 en una
etapa de crecimiento económico. Todo el mundo era consciente de la recuperación
y el sueño americano había contagiado a todas las capas de la sociedad a través de

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un universo creado por la televisión, el cine y la publicidad, medios que habían
ayudado a conformar un nuevo estado del bienestar. Desde la pasión por los
grandes cadillacs a la imagen optimista de una mujer ama de casa glamurosa en
una cocina hipermoderna y perfectamente equipada. “Durante los años 40 y 50
todo el país agarró una extraordinaria borrachera procreadora, más conocida como
el baby boom de la posguerra” recuerda el antropólogo Marvin Harris en La cultura
norteamericana contemporánea.
El matrimonio y la maternidad era lo
mejor visto en un claro contexto de
represión social que rozaba la
persecución. De manera que el sexo no
tardó en convertirse en un mito nutrido
por los medios de comunicación. Puede
resultar paradójico que en un contexto
tan conservador prosperasen con éxito
este tipo de imágenes tan descocadas.
La explicación es que las pin-ups
repartían aire fresco y felicidad,
conformaban el perfecto equipo de
animadoras que necesitaba el sueño
americano. Fueron el objeto de deseo
de los combatientes que luchaban en el
frente sin posibilidades de relacionarse con otras mujeres, y de civiles reprimidos
por leyes que prohibían pasárselo bien si no era para procrear. Eran las chicas de
los calendarios, de los pósters y las postales, aquellas que se asomaban en los
tebeos y en las nuevas revistas para hombres. Señoritas con medidas de infarto,
sugerentes, pícaras y joviales. Las pin-ups materializaban el ideal sexual del futuro.
La década de los cuarenta vio cómo de las chicas caleidoscópicas y juguetonas de
las películas de Busby Berkeley se pasó a las ninfas de acuarela y aerógrafo de
Alberto Vargas y Earl MacPherson, verdaderos escultores de las pin-ups, en las
páginas de la revista Esquire. Y la década de los cincuenta, gracias al
perfeccionamiento de las técnicas de impresión y reproducción, la sustitución de
esos prototipos de ficción por mujeres de carne y hueso gracias a la fotografía.
Además, en esta década de los cincuenta, las pin-up van a adentrarse en una
vertiente más extrema que roza claramente el erotismo descarado, el erotismo a
base de mostrar y no de sugerir. Van a aparecer las llamadas Playmates, las pin-
ups más explícitas, a raíz de la aparición de la revista Playboy, conocida como “la
revista para leer con una sola mano”.

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Principales artistas Pin-up más representativos

Son variados los artistas que trabajaron las técnicas de creación de imágenes pin-
up. Desde el peruano Alberto Vargas, uno de los máximos exponentes de este
género, sinónimo de la sensualidad femenina, elegancia y la belleza de las mujeres
americanas. Durante todas las décadas de cambio de ideales norteamericanos,
desde las chicas Ziegfeld de los 20 hasta las conejito Playboy de los 70, las chicas
Vargas cautivaron las fantasías de América y el mundo entero.

El americano Gillette Alexander Elvgren, que empezó su trayectoria trabajando


en la agencia de publicidad Stevens and Gross para Haddon Sundblom, el creador
del Santa Claus de Coca-Cola. A finales de los 40 perteneció a la agencia Brown and
Bigelow donde creaba una veintena de pin-ups por año con fines publicitarios.

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Rolf Armstrong, uno de los pioneros que tras dedicarse a escenas de marineros,
boxeadores, cowboys y otros estereotipos masculinos, en 1919 empezó a producir
calendarios de chicas. El primero se llamó Dream Girl, y su apellido le sirvió como
etiqueta para sus producciones: The Armstrong Girl. Earl Steffa Moran, uno de los
mejores artistas pin-up de América que colaboró con las revistas Life y Beauty
Parade. George Petty, recordado por Las chicas Petty, un icono americano desde
1933 hasta 1956 de la revista Esquire e hizo publicidad, calendarios y carteles
cinematográficos. Earl MacPherson, una de las figuras más representativas que
comenzó su carrera tras pintar retratos de chicas en Hollywood. En 1941 pintó una
gran pin-up para el calendario de la compañía Shaw-Barton, que fue usado un año
después por la compañía de cigarrillos Lucky Strike para su calendario. Otros
nombres propios fueron William Albartus DeVorss, el italiano Edward Runci, Peter
Driben o Pearl Frush, una de las artistas femeninas más importantes del
movimiento hasta 1955.

Las musas Pin-up

Muchas fueron las modelos inspiradoras que saltaron al estrellato por dedicarse
principalmente a otras actividades artísticas como el cine, los espectáculos de
variedades o el striptease. Marlene Dietrich, Jean Harlow, Bettie Page, Mamie Van
Doren, Jane Mansfield, Anita Ekberg, Sugar Cain, Tempest Storm, Betty Grable o
Marylin Monroe fueron algunas de ellas.

Bettie Page, conocida como la chica de


mirada angelical y perversa a la vez,
está considerada la diosa de este estilo.
Una chica desenfadada y tímida en
apariencia que tiene la particularidad de
caer muy bien a hombres e incluso a las
mujeres, porque su rebeldía y sus poses
absolutamente reñidas con la moral
conservadora de la época son muy
admiradas.

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Betty Grable otra de las más adoradas por los soldados norteamericanos. Siempre
se ha comentado que miles de militares la tenían colgada en sus taquillas o tatuada
en sus cuerpos. Betty Brosmer, la típica rubia californiana, llegó a ser la chica con
glamour más popular después de Bettie Page. Hablaban de ella como una mezcla
de Marilyn Monroe y Grace Kelly, por la rotundidad de sus curvas y la sinuosidad de
sus movimientos. Bunny Yeagger tiene el mérito de ser una pionera en la
profesión que contribuyó con su objetivo fotográfico a la renovación de la estética
del calendario. Después de envejecer como una de las cheesecakes más activas de
la profesión, se convirtió en “La fotógrafa más guapa del mundo” según la portada
del U.S. Camera de agosto de 1952. Diane Webber saltó a la fama de la mano del
director cinematográfico Russ Meyer, con quien rodó varias películas. Trabajó con
fotógrafos de todo tipo de revistas. Tuvo problemas debido a su filosofía nudista
que la llevó a los tribunales y a abandonar su carrera de modelo dirigiendo sus
pasos hacia la televisión. Eve Meyer cambió su apellido original Tuner por este
apellido tras casarse con Russ Meyer. Además de ser guapa, llevar por cabarets un
original número de baile con ritmos afrocubanos y aparecer en algunos títulos de
Meyer, se encargaba de la producción de los trabajos de éste, y hasta su muerte
distribuía las películas e invertía el dinero de ambos en nuevos negocios
audiovisuales. Suya es la idea de una cadena de clips musicales que luego terminó
llamándose MTV. Lisa Winters fue la Playmate más votada de los 50 después de
Bettie Page. Descubierta por Bunny Yeagger, quien la condecoró Playmate de
diciembre del 56, fue elegida el conejito favorito de 1957 por los lectores de la
revista. Tempest Storm, debutó como stripper y se prestó a sesiones fotográficas
y cortometrajes con cierta frecuencia. Dio clases de canto y llegó a preparar un
disco, rodó con Russ Meyer y tuvo novios de revista del corazón como Elvis Presley,
Mickey Rooney, John F. Kennedy o Nat King Cole. Otras modelos fueron June
Wilkinson conocida con el sobrenombre de “El Pecho”, María Stinger, la madre de
tres hijos que paseaba con orgullo su condición de doble de Marilyn, Meg Myles o
Lili St. Cyr, la adicta al trabajo que triunfó con su número de burbujas de jabón y
bañera transparente.

Otras musas consideradas sex-symbols que también participaron en el arte pin-up


son las llamadas bombshells. Entre ellas destacan Brigitte Bardot, la más
cinematográfica junto con Marilyn. Empezó a posar desde adolescente y con solo 15
años apareció en la revista Elle. Años más tarde apareció en películas gracias a su
marido el cineasta Roger Vadim. Sus interpretaciones eran de calendario, como la
escena que abría la película Y Dios creó a la mujer. Jayne Mansfield es el ejemplo
de mujer luchadora capaz de hacer de todo por conseguir su triunfo. A pesar de

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solo haber protagonizado dos películas de éxito, es recordada porque al posar
practicaba una cara de inocente detrás de una determinación diabólica para obtener
lo que quería. Hacía de todo por un poco de publicidad, tal era su ambición que los
periódicos neoyorquinos hicieron un complot para no publicar fotos suyas durante
una temporada. Kim Novak con solo 14 años ya ejercía de modelo. A los veinte
apareció en su primera película y se convirtió en una de las sensaciones oficiales de
Hollywood. Aunque sus apariciones en mini-mags y otras publicaciones para
hombres no eran habituales, sí llegó a posar para Playboy en una sesión calificada
por los testigos de la época como elegancia cargada de sensualidad, el perfecto
ejemplo del glamour de Hollywood que tanto perseguían los estudios. Mamie Van
Doren hizo televisión, ganó concursos de belleza desde bien joven, bailó en Las
Vegas y fue una de las musas de Alberto Vargas. El prestigioso ilustrador le hizo un
retrato desnuda publicado en el Esquire de julio de 1951 que dio la vuelta al
mundo.

Marilyn Monroe empezó a posar desde muy joven para algunos fotógrafos y pasó
un casting de la 20th Century Fox que la contrató como objeto decorativo en varias
películas. Continuó posando para diversos artistas, entre otros el ilustrador Earl
Moran que realizó unos dibujos de la chica desnuda para Playboy en 1947. Su fama
llegó cuando Tom Kelley hizo la famosa fotografía con el terciopelo rojo en 1948. En
1953 Playboy compró los derechos para publicar el calendario y poner una de las
fotos en la portada de su primer número. A partir de ahí se desarrolló toda la

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carrera cinematográfica de la modelo sin dejar de aparecer en revistas de gran
tirada. El 5 de agosto de 1962 moría la pin-up y nacía el mito erótico de cientos de
miles de editores de todo el mundo.

Publicaciones más destacadas del movimiento Pin-up: Girlie Magazines.

Los Girlie Magazines, o más discretamente llamadas revistas de los hombres,


fueron el medio de mayor difusión de las imágenes pin-up. Las revistas más
tempranas se basaban en contenidos humorísticos e historietas acompañados de
fotografías de bailarinas y escenas de “toilette” o
bellezas dispuestas a darse un baño. La revista
principal de este tipo era Captain Billy's Whiz Bang,
publicada por Guillermo H. Fawcett, que debido a
muchos dibujos de línea erótica llegó a ver censurada
una edición y cesó su publicación en 1932. Los
editores rivales publicaron imitaciones como Ballyhoo,
Honey, Jim Jam Jeans, y Calgary Eye Opener, que
alcanzó una venta del kiosco de periódicos de 2
millones de copias en 1931. Fawcett publicó más
adelante su propia imitación, Smokedhouse Monthly.

El público de estas revistas, mayoritariamente hombres trabajadores, poco a poco


se fue acostumbrando a las imágenes pin-up y a sus recurrentes temas como la
diversión, el tiempo libre, la burla, el humor, los desnudos, el deporte, el hogar y el
flirteo chistoso. Así, la distribución de este
producto se vio aumentada considerablemente, al
igual que las técnicas evolucionaron de la
ilustración impresa a la imagen fotográfica.
Destacan revistas como Wild Cherries, Love´s
Revels, and High Heel, que se caracterizaron por
ser la variedad más barata de este tipo de
publicaciones. Pero sin duda alguna, la revista más
conocida con publicación de chicas pin-up era
Esquire. En los años 30, el editor tomo la decisión
de introducir pin-ups en una revista caracterizada
originalmente por acercar al varón a la moda. La
demanda popular fue tan grande, que se cambió la distribución y se aumentó el
número de publicaciones en kioscos convirtiéndose en una publicación mensual.

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Las chicas pin-up se convirtieron en el contenido más demandado de las revistas
norteamericanas para el hombre moderno, por delante de todo tipo de reportajes,
entrevistas o relatos de autores con nombre destacado. En los años 40 la novedad
fueron los pulp magazines, publicaciones baratas de literatura de usar y tirar,
relatos y novelas cortas de serie negra, ciencia-ficción o terror. El atractivo eran las
ilustraciones de chicas aterradas con ropas transparentes que aparecían en sus
portadas. Este tipo de producto arrasó de manera multitudinaria pero, a finales de
la década, el público empezó a cansarse de la pulp fiction y el formato sufrió un
gran desgaste.

Cabe destacar, dentro del mercado editorial estadounidense, la figura de Robert


Harrison quien supo aprovechar el empuje del mercado del papel impreso y montó
un grupo editorial con el que logró grandes resultados. Lanzó los girlie magazines
con pin-ups de la primera a la última página donde, sin llegar a la pornografía, se
incitaba al consumo de imágenes de señoritas de apariencia exquisita. Harrison
preparaba sesiones para sus chicas a modo de parodias de los shows de striptease,
con la participación ocasional de algunos hombres incluido él mismo. Beauty
Parade fue la primera entrega de girlie magazines publicada en Octubre de 1941
por este editor. Esta revista fue una de las más importantes en la medida en que
marcó un referente para posteriores publicaciones. Eyeful apareció un año después
de Beauty Parade y su formato era muy similar a ésta. La diferencia era que Eyeful
contenía numerosas fotografías de jóvenes bailarinas y chicas cheesecake en series
donde las modelos aparecían parcialmente vestidas. Esto no logró pasar las
censuras, de manera que Eyeful y otras revistas de Harrison no se pudieron
publicar de manera regular y bimestral hasta después de la guerra. Las portadas
artísticas de Eyeful con chicas pin-up fueron producidas por artistas como Driben,
DeVorss y otros hasta comienzos de los años 50 en que fueron sustituidas por
modelos fotografiadas y tituladas de manera diferente, como “glorificando a la chica
americana”. Flirt fue publicada en 1947 renombrando a Beauty Parade. El único
cambio fue que incluía algunos temas fetichistas en algunas de sus series
fotográficas. Esta combinación tuvo una buena tirada hasta 1955. Titter se
distinguía de sus predecesoras por las numerosas referencias al espectáculo y los
días del CanCan. El artista Peter Driben produjo la mayoría de las portadas de
Harrison. Otros artistas que participaron en esta revista fueron Earl Moran y Billy
DeVorss. Como todas las revistas de Harrison, Wink siguió la misma fórmula. Sin
embargo, presentaba dos innovaciones para competir con las rivales, aunque parte
de sus rivales fueran publicaciones del mismo editor; una era un fuerte componente

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fetiche en las series de fotos, por demanda pública. Wink contenía imágenes de
chicas encadenadas y azotadas. Además, Wink publicaba “Sweet Gwendoline” una
creación de John Willie a modo de cómic erótico con contenido sobre bondage y
dominación. Cuando Whisper se publicó por primera vez en abril de 1946, no
parecía provenir de la factoría de Harrison, pues se trataba de una revista más
extensa que otras publicaciones y en la portada, pintada por Peter Driben, se hacía
referencia a los contenidos del interior. Los contenidos eran más sórdidos que en
las otras revistas y contenían unos temas más violentos y sexuales. Dentro de
estas publicaciones de Robert Harrison cabe citar la presencia constante de Bettie
Page, quien se convirtió en seguida en una de las modelos más reconocidas por los
compradores de girlie magazines. Harrison llevó las fotos de la joven de Tennessee
a Irving Klaw, otra de las figuras más significativas del movimiento pin-up.

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Irving Klaw empezó su carrera erótica a finales de los años 30 con una tienda
situada en un sótano de Manhattan donde vendía, junto a su hermana Paula, libros
usados y fotografías de las estrellas de Hollywood, de la música y el deporte. Los
hermanos Klaw no tardaron en darse cuenta que aquellas imágenes sugerentes
aumentaban las ventas. Se centraron en buscar material con señoritas algo ligeras
de ropa y pusieron un cartel de reclamo en el escaparate que decía: Irving Klaw,
The Pin-up King. No tardaron mucho en descubrir y en ofrecer lo que su público
buscaba, montones de supermujeres que evocaran sus fantasías caseras, llegando
a producir sus propias sesiones fotográficas. Los Klaw ampliaron su negocio a la
venta por correo ante la petición de un cliente, de manera que todos los meses
editaron un par de catálogos con las imágenes más sugerentes de sus modelos:
Irving Klaw Bulletin y Cartoon & Model Parade. Bettie Page, que protagonizó
muchos de sus números entre 1952 y 1956 declaró que le gustó Klaw, “me pareció
un hombre que estaba muy ocupado con su trabajo, pero que disfrutaba con lo que
hacía. Le dedicaba horas y horas, siempre atareado en embellecer a las chicas”.

Los clientes postales crecieron rápidamente y como la relación que existía entre
productor y consumidor se realizaba confidencialmente a través del papel, el
público se atrevió a solicitar sin tapujos sus preferencias, pidiendo cosas poco
habituales como que las chicas se pegaran o aparecieran atadas. De esta manera
tan pragmática, las pin-up se convirtieron en las precursoras del bondage o
esclavismo fotográfico. El flequillo corto y cuadrado creó un estilo todavía deseado
por los fetichistas, así como la actitud femenina pero dominante que excita al gran
público. Según las cartas recibidas por la familia Klaw, los complementos favoritos
de los compradores eran los arneses de pony. Y con ellos aparecían sus chicas en
los catálogos.

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Durante los años que Joseph McCarthy estuvo como senador de los EEUU, impuso
unas reglas de conducta moral cercanas al fanatismo religioso. A principios de los
años 50, una subcomisión del senado recibió el encargo de investigar las causas de
la delincuencia juvenil norteamericana. Los senadores comenzaron por censurar la
fuerte industria del cómic a la que consideraban responsable de todos los
problemas. Los tebeos atravesaron su mayor crisis y sus lectores se encontraron
sin la posibilidad de cubrir sus necesidades. Con la caída de las dos principales
fuentes de entretenimiento impreso surgieron los mini-magazines o revistas de
bolsillo que, a poco precio, ofrecían contenido fresco e impactante: chicas. El mini-
mag tenía contenidos sobre cine, historias policíacas, de terror o cotilleos, pero lo
más importante eran las chicas que se mostraban. Mientras la década de los 50 fue
la edad de oro de las revistas de variedades, se cuentan con los dedos de una
mano las que consiguieron soportar el salto a los 60, una década muy diferente
porque los gustos del público cambiaron, así como las actividades desarrolladas en
el tiempo libre. Quick, abreviación de Quick Pocket News Magazine, surge en 1949
y a partir de ahí aparecieron rápidamente otras muchas como He, Bare, Show o TV
Girls and Gags, junto con el paquete creado por Robert Harrison. En poco tiempo
estas revistas se convirtieron en las más vendidas de entre las 50 mini-revistas
nacidas durante los años 50. Hubo magazines creados a partir de un monográfico
de fotografías de una pin-up que se publicaban con el nombre de la figura en
cuestión como cabecera, así Marilyn, Marie o Jayne tuvieron sus mini-mags
exclusivos.

Si a las chicas se las conocía como cheesecakes


(pasteles de queso) a los hombres que hacían lo
propio delante del objetivo les pusieron beefcakes
(pasteles de carne). Este tipo de publicaciones como
Adonis, Body Beautiful, Physique Pictorial,
Tomorrow´s Man o Vim, vendían la importancia de
mantener una mente sana dentro de un cuerpo
cincelado. El culto al cuerpo, tan de moda durante
los años 30, era el tema más recurrente de estas
publicaciones. Pero durante los años 50, los
homofóbicos consiguieron eliminar del mercado este
tipo de publicaciones en la medida de lo posible,
porque consideraban que eran material de interés
para el colectivo gay.

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Las publicaciones más destacadas en el ámbito europeo

Hablar de pin-up es hablar de diversas modalidades o medios de expresión, desde


la prensa gráfica hasta el cine, pero siempre centrados en el territorio de EEUU. Lo
cierto es que el movimiento pin-up se extendió fuera de EEUU, pero sobre todo en
dos terrenos: las revistas o magazines y el cómic. Fuera de EEUU también había
revistas de este estilo y también había chicas pin-up. Dentro del mercado editorial
europeo cabe hacer referencia a diversas publicaciones, que si bien no tuvieron el
mismo auge que las norteamericanas, si ocupan un lugar importante en la historia
de las imágenes pin-up.

En Gran Bretaña, no existían publicaciones semejantes a las estadounidenses.


Blighty (1918-20) fue publicada para aumentar la moral de soldados con el uso del
humor y, extrañamente, algunos testimonios recuerdan la existencia de pin-ups.
Tit-bits era una conocida revista inglesa característica también en tiempos de
guerra, cuyas imágenes se limitaban al héroe conservador de la guerra, orientadas
a motivar a los soldados. Publicó la primera pin-up en portada en el año 1939.
Midweek reveille era un tabloide londinense que en mitad de la década de los 40
comenzó a introducir pin-ups en sus páginas centrales hasta dominar el contenido.
Incluía también artículos de interés general, aventuras, deportes, crimen,
escándalos, teatro y concursos de belleza. Daily Mirror es el primer periódico en
Gran Bretaña que presentó pin-ups en 1936, mostrando a las más cotizadas
estrellas. También fue el primero que en 1938 publicó una pin-up desnuda. The Sun
fundado en 1964 también incluyó pin-ups para aumentar la circulación. El público
alemán, durante el período nazi, tenía acceso a las chicas pin-up de manera tardía
en comparación con las revistas americanas o francesas, aunque cabe matizar que
no mostraban el arte pin-up en estado puro, sino que se limitaban a publicar
imágenes de mujeres practicando actividades de entretenimiento. Der Stern,
magazine alemán de Hamburgo, como el American Life o el Paris Match. Publicó su
primera pin-up en portada el 7 de noviembre de 1948. C’est Paris, magazine
francés distribuido también en Alemania, Gran Bretaña y Dinamarca publicó pin-ups
en los años 1950-51.

En definitiva, Europa se vio contagiada de una tendencia popular que venía de


Norteamérica y que reforzó el mercado editorial de las revistas y magazines para
público adulto masculino. Todo tipo de personajes comerciales tenían cabida en un
formato reclamado exclusivamente para contemplar a las pin-ups, esas chicas que
aportaron el color y la alegría a un producto populista que se ofrecía al consumidor

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con titulares del tipo “Siete maneras de mejorar tu vida sexual”, “¿Son normales los
sueños húmedos?” o “Guía de los mejores clubes de striptease de Los Ángeles”.
Comprar un mini-mag o una girlie-magazine para leer una entrevista sin interés o
leer una suerte de relatos de ficción seriados, se convertía en el pretexto perfecto
para conseguir acceso a un universo de mujeres seductoras que cautivaron las
retinas de hombres y mujeres, unos ansiosos de encontrar una vía de escape a la
represión social del momento, y otras deseosas de buscar referentes para
conformar su imagen ideal de mujer ama de casa glamurosa.

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Fuentes empleadas para la realización de esta compilación

Bibliografía

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