BARISONE. Literaturas Indígenas
BARISONE. Literaturas Indígenas
BARISONE. Literaturas Indígenas
Problemas en el estudio
de las literaturas indígenas
Resumen
El trabajo presenta el estado de la cuestión de los estudios referidos al abordaje de las Palabras clave
llamadas “literaturas indígenas”, realizados por los especialistas y los historiadores Literaturas indígenas
de la literatura latinoamericana, tomando en consideración específicamente los que Discurso
corresponden al área mexicana. Se revisa la pertinencia de dicha denominación, se
da cuenta de la heterogeneidad del corpus discursivo indígena, de los problemas de
transcripción y traducción y de los enfoques teóricos y metodológicos empleados
en su tratamiento. Finalmente, proponemos la necesidad de la incorporación de la
textualidad indígena en las cátedras de Literatura Latinoamericana. Nuestra pro-
puesta se apoya en las siguientes hipótesis: 1) aunque es imprescindible atender a la
configuración heterogénea de la producción discursiva indígena, no debe soslayarse
el encuadre literario de algunos textos; 2) es necesario encarar su estudio y análisis
de manera interdisciplinaria; y 3) el corpus discursivo seleccionado para su inclusión
en las historias de la literatura hispanoamericana y en los programas de la disciplina
no debe ceñirse solo a las obras canónicas, sino incorporar también las producciones
indígenas posteriores a la Conquista, como también la reelaboración de ese imaginario
por parte de escritores no indígenas.
Abstract
This paper presents the state of the issue related to “Indigenous Literature” studies, Key words
done by Latin American Literature specialists and historians, taking into account those Indigenous literature
that specifically belong to the Mexican area. Its denomination has been checked, Discourse
and the heterogeneity of the Indian speech nature, the transcription and translation
of the methodological and theoretical approaches has also been reviewed. Finally,
we propose the necessity of including the Indigenous text in the Latin American
Literature programs. Our proposal is based on the following hypothesis: 1. Even if
it is essential to pay attention to the heterogeneous configuration of the Indigenous
speech production, the literary view on some texts should not be avoided; 2. It is
necessary to aim study and analysis in an interdisciplinary way and 3. Selected texts
for its inclusion in the Latin American Literature History programs should not be
reduced only to canonic pieces of work. Instead, works written after the Conquest,
and even the reinterpretation done by non Indigenous writers of those works should
also be included in programs.
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Resumo
Palavras-chave O artigo apresenta uma revisão dos estudos sobre as chamadas “literaturas indígenas”,
Literaturas indígenas
realizados por especialistas e historiadores da literatura latinoamericana, conside-
Discurso rando-se, especificamente, a área mexicana. É revista a relevância dessa designação,
a heterogeneidade do corpus do discurso indígena, os problemas de transcrição e
tradução, e as abordagens teóricas e metodológicas utilizadas em seu tratamento.
Finalmente, propõe-se a necessidade de incorporação da textualidade indígena nas
cadeiras de Literatura Latino-Americana. Nossa proposta baseia-se nas seguintes
premissas: 1. na abordagem do discuro indígena, não deve ser negligenciado o enqua-
dramento literária de textos; 2. uma perspectiva interdisciplinar 3. O corpus discursivo
não deve se limitar apenas às obras canônicas, mas também incorporar as produções
indígenas pós-conquista, e a sua recuperação por escritores não-nativos.
Observaciones preliminares
Este trabajo tiene por objeto dar cuenta de los modos en que han sido y son estudia-
das las llamadas “literaturas indígenas” a partir de la consideración de tres aspectos
diferentes, pero complementarios. Por un lado, revisamos someramente los abordajes
que han realizado los especialistas durante el siglo XX para señalar los supuestos
teóricos y metodológicos de los que partieron, y los enfoques y recortes que pre-
dominan en sus trabajos académicos. Por otro lado, consideramos la presencia o
ausencia de este corpus en las historias de la literatura hispanoamericana y, en el
caso de su incorporación, señalamos su tratamiento y articulación dentro del proceso
literario. Finalmente, planteamos la cuestión de la enseñanza, con sus posibilidades
y limitaciones, del universo simbólico-discursivo indígena en las cátedras de Litera-
tura Latinoamericana, y proponemos su incorporación y estudio tanto en su propia
singularidad como también en relación con su presencia y reelaboración en obras
literarias hispanoamericanas de diferentes tradiciones y estéticas.
de un artículo, por lo que nos ceñiremos a algunos de ellos y, tras los lineamientos
generales, nos concentraremos en las producciones del universo mesoamericano pre-
cortesiano, específicamente de lengua náhuatl, recortándolas del resto de los discursos.
Durante los años ochenta, a partir de la renovación teórica fundada en los aportes de
los estudios culturales, la lingüística, el análisis del discurso, las teorías del texto y las
perspectivas postcoloniales, como también de una metodología de trabajo interdisci-
plinario y nuevos enfoques traductológicos, se fueron imponiendo líneas de investiga-
ciones que discutieron y, en algunos casos, rechazaron las concepciones tradicionales.
Asimismo, contribuyó a este cambio la publicación de nuevas versiones de algunas
obras indígenas fundamentales, como la edición que realizó John Bierhorst de los
Cantares mexicanos (1985). El proceso de revisión fue gradual y matizado: comprende
desde posiciones bastante radicalizadas, como la de Walter Mignolo, que rechaza el
carácter literario adjudicado a ciertas producciones indígenas precortesianas fijadas
en la época colonial, como explico a continuación, hasta otras menos rupturistas,
pero igualmente problematizadoras, como las de Rolena Adorno y Martín Lienhard.
Adorno cuestiona el empleo de la categoría de “literatura” para definir las obras que
estudiamos:
Hoy en día estas producciones culturales se han apreciado desde un punto de vista
más amplio e interdisciplinario que analiza la reconstrucción de la historia cultural
colonial desde una óptica más comprensiva y compleja. Últimamente el título de
“literatura” para identificar los textos de contenido amerindio y forma europea, no
gusta mucho a los investigadores de nuestro campo, ya que tiende a limitar el estudio
a una serie de parámetros y preguntas que se adaptan mejor a la producción estética
basada en las tradiciones bíblicas y clásicas occidentales (González Echevarría y
Pupo-Walker, 2006: 63).
El hincapié puesto en abordar los textos conforme a sus propios patrones culturales,
superando el enfoque exclusivamente estilístico literario de los estudiosos pioneros,
se ha ido acentuando entre los especialistas contemporáneos, lo que no implica des-
conocer la existencia de discursos que, tanto desde su propio contexto de enunciación
como desde nuestra recepción, presentan valores estéticos, como es el caso de los
cuícatl entre la producción azteca. En este sentido, resulta iluminadora la siguiente
observación de Munro S. Edmonson, que si bien afirma el carácter literario de muchos
de los discursos mesoamericanos, enfatiza la inextricable fusión de estas obras con
una determinada cosmovisión:
Finalmente, Martín Lienhard, luego de dar cuenta y caracterizar los tipos de textos
indígenas producidos en el proceso de negociación entre las colectividades autóctonas
y las autoridades coloniales –como el testimonio, la carta, el manifiesto, la narración
historiográfica–, hace una afirmación que compartimos: “En todas las colectividades
amerindias se atribuía (y se sigue atribuyendo) un prestigio indiscutible a ciertas
prácticas verbales, socialmente estables, de cierto refinamiento, que podríamos cali-
ficar de ‘literatura’…” (Lienhard, 1992, p. xii).
El problema de la traducción
Otra cuestión que debe ser atendida con sumo cuidado es la de la traducción, conside-
rada en por lo menos tres dimensiones: interlingüística, intersemiótica e intercultural.
Hay que tener siempre presente que nos manejamos en todos los casos con “versio-
nes” de testimonios que, aunque estén referidos por los temas y algunos rasgos de
cosmovisión y de estilo al universo prehispánico, fueron recogidos y fijados por
frailes evangelizadores e informantes indígenas y mestizos aculturados durante la
etapa colonial –específicamente, a mediados del siglo XVI– en náhuatl, pero con
caracteres latinos. Esta circunstancia trae aparejado un conjunto de problemas más
complejos que los verificables en traducciones de textos pertenecientes a tradiciones
culturales semejantes y a lenguas de la misma familia. En el caso de las traducciones
del náhuatl –además de que los originales fueron fijados conforme a los criterios
filológicos del siglo XVI, en un contexto asimétrico de culturas en contacto–, nos
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Por esto, para alcanzar una adecuada comprensión de la poesía náhuatl precortesiana,
según Damrosch, “… es necesario tomar muy en serio su transmisión y recreación
durante las primeras décadas del período colonial. Deberíamos intentar leer la mayo-
ría de estas piezas de manera bivalente, como si fueran productos tanto de 1450-1520
y de 1521-1570…” (Damrosch, 1991: 108).
Como sostiene Graciela Maturo: “Nuestro imaginario simbólico reconoce una plural
oriundez, y se enriquece continuamente con la irradiación de las mitologías indígenas
y africanas” (Maturo, 1987: 2). Y luego agrega: “La literatura, en América, es y ha sido
testimonial, personal, histórica, filosófica, oral y escrita, individual y colectiva, oficial
y marginal, popular e ilustrada, tensionada entre imagen y signo escrito, entre una
identidad raigal y una cierta vocación de alteridad” (3).
El sistema que para americanizar la literatura se remonta hasta los tiempos anteriores
a la Conquista, y trata de hacer vivir poéticamente las civilizaciones quechua y
azteca, y las ideas y los sentimientos de los aborígenes, me parece el más estrecho
e infecundo. No debe llamársele americanismo sino exotismo. Ya lo han dicho
Menéndez Pelayo, Rubio y Juan Valera; aquellas civilizaciones o semicivilizaciones
murieron, se extinguieron, y no hay modo de reanudar su tradición, puesto que no
dejaron literatura (Mariátegui, 1979: 157).
Los trabajos críticos más fecundos y propicios para un acercamiento integral y una
mejor comprensión de las producciones indígenas, en los últimos años, no provienen
de los especialistas de cada una de las culturas amerindias –imprescindibles para un
primer momento de estudio–, sino de investigadores que, a la par de su erudición en
el tema, son teóricos de la literatura que han propuesto categorías provechosas para
el abordaje de esta textualidad. En este plano, cabe destacar las contribuciones de
Rolena Adorno, Martín Lienhard y Walter Mignolo.12 12. Ver, además de los tex-
tos citados, Lienhard (1990)
y Mignolo (1992; 2010).
En cuanto a la delimitación del corpus para estudiar –además de considerar las gran-
des áreas histórico-culturales, como la nahua de México central, la maya de las regio-
nes de Yucatán, la maya-quiché de las tierras altas, la quechua de los Andes y la
guaraní, entre otras–, creemos que debe encararse una reflexión madura acerca de la
periodización del legado indígena, a la vez que se hace necesario romper el cerco que
significa limitar la atención solo a las obras canónicas –como sucede, por ejemplo,
en el área mesoamericana con el Popol Vuh, los Cantares mexicanos y los Romances de
los señores de la Nueva España– para poder incluir las producciones indígenas de etapas
posteriores, pues estas no cesaron en el período colonial, sino que continuaron desa-
rrollándose en líneas diversas, en contextos de enunciación diferentes y en registros
plurales configurando un proceso complejo de índole multicultural y plurilingüístico,
tanto en el sistema literario culto-institucional, como en el popular.13 Esto permitirá 13. Entre la literatura indígena
contemporánea, Juan Grego-
superar la imagen estática, congelada en el tiempo, sin espesor histórico, que suelen rio Regino cita un conjunto de
brindar los manuales cuando abordan las literaturas indígenas, entendidas como escritores indígenas jóvenes que
antecedentes o precursoras de la literatura hispanoamericana. Se trata, entonces, de se expresan en diversas lenguas,
como Briceida Cuevas, maya;
reponer y restablecer el recorrido de un itinerario cultural que permita comprender Natalia Toledo, zapoteca; Gabriel
la continuidad de un proceso que no cesó con la conquista y la colonización, sino que Pacheco, huichol y Alberto Gómez,
tzotzil, entre otros. Ver Regino (s/f).
continuó desplegándose hasta el presente y, así, reconocer que el legado prehispáni- También León-Portilla (2004), con
co y la producción posterior de literatura indígena son parte activa y dinámica de la la colaboración de Sylvia Shorris,
recopiló muestras actules.
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aaNotas
Meliá, León Cadogan y Rubén Bareiro Saguier. Con respecto a las ediciones
de los textos indígenas, además de las encaradas por el Fondo de Cultura
Económica y la UNAM, entre otras instituciones académicas, la Biblioteca
Ayacucho ha dedicado un tomo de su colección a cada una de las grandes
literaturas prehispánicas: León Portilla (1978); Garza (1980); Bendezú Aybar
(1980) y Bareiro Saguier (1980). (En página 155).
5 Miguel León-Portilla, sobre todo en las primeras obras, no solo practica una
operación de “occidentalización” del legado precortesiano en lo tocante a las
expresiones “poético-literarias”, sino que extiende la nominación europea a
otros tipos discursivos, como cuando emplea la categoría “filosofía” para un
conjunto de discursos de índole reflexiva y moral que él sostiene que tienen
características análogas a las del pensamiento y el discurso filosófico europeos.
Con el transcurso de los años, el prestigioso erudito mexicano, mediante la
frecuentación continua de las fuentes y los textos mesoamericanos, su trabajo
como traductor y editor, su labor docente, el aporte de nuevas perspectivas
teóricas y las polémicas académicas que lo tuvieron como uno de los protagonis-
tas, fue refinando sus argumentos y matizando sus posiciones iniciales, lo que
redundó en una mayor y más ajustada caracterización de las obras “literarias”.
Con todo, existen aspectos del tema que no solo mantienen su perspectiva
primitiva, sino que tampoco son siquiera problematizados, como sucede con
la afirmación del carácter “literario” de muchos testimonios y la convicción en
la fidelidad de las traducciones. Este señalamiento no pretende cuestionar ni
desconocer la magna obra desarrollada por León-Portilla, una de las máximas
autoridades en la materia, de quien tanto hemos aprendido los que nos ocu-
pamos de la cultura y de la literatura del México antiguo. Entre sus obras más
relevantes, ver: León Portilla (1956; 1961; 1964; 1969; 1983; 1999; 2003) y León
Portilla et al. (2004). (En página 156).
9 José Miguel Oviedo, Giuseppe Bellini, Luis Alberto Sánchez y Abraham Arias-
Larreta son algunos de los autores de historia de la literatura hispanoamericana
que incluyen la literatura indígena en sus obras. El último de los nombrados
escribió, además, un texto específico sobre las literaturas indígenas de América.
En todas estas obras, los matices dependen de la extensión y minuciosidad del
abordaje del tema. La obra colectiva América Latina en su literatura coordinada
por César Fernández Moreno no es una historia de la literatura, sino un texto
articulado alrededor de un conjunto de problemáticas tanto teóricas, como
críticas y culturales. Si bien no incluye ningún trabajo dedicado a las literatu-
ras prehispánicas, sí aborda algunos aspectos de gran interés en dos de sus
capítulos: en “Pluralidad lingüística” de Antonio Houaiss se hace referencia
a ‘las lenguas indígenas’ y en “Pluralidad cultural” de George Coulthard se
exploran los ‘aportes culturales indígenas’. Por su parte, aunque Anderson
Imbert no trata sobre las culturas indígenas en su difundida Historia de la litera-
tura hispanoamericana, sí lo hace en la antología que realizó junto con Eugenio
Florit. Finalmente, cabe agregar que en las tres obras colectivas sobre literatura
latinoamericana coordinadas por Ana Pizarro, González Echevarría y Puppo-
Walker, y Dario Puccini y Saúl Yurkievich, respectivamente, esta zona de las letras
hispanoamericanas es abordada desde perspectivas teóricas y metodológicas
renovadoras, con la excepción del capítulo “Las literaturas amerindias y la lite-
ratura hispanoamericana” de Rubén Bareiro Saguier, incluido en la Historia de
la cultura literaria en Hispanoamérica I, de Puccini y Yurkievich, que presenta
un panorama resumido de las cuatro principales literaturas precolombinas
mediante un enfoque tradicional, de carácter general. Su contribución, aunque
prolija, carece de una puesta al día de las últimas contribuciones teóricas sobre
el tema. (En página 159).
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## Bibliografía