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29A Historia de Salamá

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Historia de Salamá

Se sabe que el miércoles de Pascua de 1,562 murió Fray Pedro de


Angulo en Salamá, uno de los fundadores del convento de
Guatemala y el primer Obispo designado al territorio. En esa
fecha, Salamá ya tenía varios años de existir como pueblo. Así la
ciudad de Salamá sería fundada por los dominicos
aproximadamente entre 1550 y 1560, como capital del área
conocida como La Verapaz.

Según algunos cronistas, desde 1574, Baja Verapaz formaba parte


de provincia de la Verapaz. Durante esa época, La Verapaz incluyo
lo que ahora son los departamentos de Alta y Baja Verapaz, El
Progreso, Zacapa, Chiquimula e Izabal. Así se cree que los primero
habitantes y pobladores de Salamá, fueron Pipiles. Además, se cree
que los habitantes españoles y criollos se organizaron y formaron
las áreas pobladas vecinas usando a Salamá como base.

Juan de Pineda pro 1594 se refirió al poblado en su descripción de


la provincia de Guatemala: “El pueblo de Salamá está tres leguas
adelante desde pueblo de Tequesistlán. Es pequeño, tendrá como
treinta vecinos, poco más y son de los esclavos que liberó el
licenciado Cerrato que se recogieron allí. Están asentados en un
llano, tierra templada y sana; tienen las granjerías y cosechas que
los del pueblo de Tequesistlán.
ORIGEN DEL NOMBRE SALAMÁ

ETIMOLOGÍA: Tzalamhá, Tzalam= Cárcel, há= Agua. Cárcel o


trama de agua
El vocablo “Salamá” se escribió antes procurando cantar los
sonidos meramente nativos así Tzalamhá. Este vocablo está
compuesto por “Tzalam” que en lengua nativa significa “cárcel o
trama que rodea” y la terminación “há” que se pronuncia “ja”,
dándole una suave sonoridad a la jota, que quiere decir agua.
Tzalamá etimológicamente significa “Cárcel o trama de agua”.

También según el escritor e historiador Jorge Luis Arriola en su


libro “El Libro de las Geonimias de Guatemala” la palabra Salamá
significa “Casa de Tablas “ o “RÍO DE TABLAS” de las voces
Quichés Tzalam: Tabla, plancha, pendiente de una montaña
y ha: casa. En lengua quiché Salamá significa “río de tablas” o
“tablas sobre el agua” (ya que los habitantes originales del área,
los Pipiles utilizaban tablas como canoas para transportarse).

* Fuente:
Revista. Feria Titular de Salamá

LOS PIPILES

Sus primeros habitantes fueron familias nómadas de


habla náhuatl provenientes del actual México, antes y después de
la presencia española, se asentaron en este valle al encontrar
condiciones propias para habitar, formaron posiblemente al
principio un caserío, que fue evolucionando a poblado, hasta
llegar a ser la ciudad que es visible actualmente.

Estos emigrantes introdujeron a Guatemala la lengua pipil, la cual


se practicó por los habitantes del este de las tierras de Salamá,
especialmente en el área que ocupa actualmente San Agustín
Acasaguastlán y otros sitios del Valle del Motagua.
Los pipiles del actual territorio de Guatemala, en la época
precolombina fueron conquistados por los Quichés, por lo
que realizaron entre ellos pactos de paz. Fueron
gobernados por un Jefe Supremo y cuatro capitanes que exigieron
los tributos a los vasallos.

La actividad principal de los grupos del habla pipil fue


la agricultura, cultivaron el cacao que era vendido a los
Tlaxcaltecas y el maíz para consumo local.

Se cree que por la influencia mexicana en esta región se rindió


veneración a varias deidades, entre las que se menciona el Sol y el
Venado, que aún aparecen en los bailes tradicionales de la zona.
Además se realizaban sacrificios humanos para apaciguar la furia
de sus dioses.

El exceso de tributación y otros problemas sociales provocó que el


grupo pipil se rebelara contra su Jefe, logrando que los años
siguientes fueran de paz, lo que les permitió asentarse en tierras
del pacífico.

Las poblaciones pipiles reubicadas en lo que hoy es el


Departamento de Escuintla fueron aniquiladas en cruentas luchas
por los españoles, comandados por Pedro de Alvarado. Los grupos
que se encontraban en tierras de “Tezulutlán” o “Tierras de
Guerra”, resistieron los combates y formaron la Verapaz en 1,548.

Después se efectuó la toma pacifica de este territorio por los


frailes dominicos, quines se dedicaron a convertir al cristianismo a
los aborígenes y agruparlos en pueblos. Posiblemente
la conversión de Salamá, tuvo lugar en 1,552, después de lo cual se
inició la construcción de su templo.

Después de esta fecha las noticias acerca de Salamá son escazas,


únicamente se tienen algunos datos aislados encontrados en las
crónicas escritas en el período Colonial. Sólo se sabe que produjo
cacao, y que administrativamente quedó asignada a la Provincia
de la Verapaz.
CONQUISTA PACIFICA
La conquista pacífica de esta área se dio luego de
constantes intentos y fracasos de sojuzgar a los indígenas por
Pedro de Alvarado, quien decidió en 1,528 invitar a los frailes
dominicos para ir a realizar una conversión pacífica entre los
habitantes de las “Tierras de Guatemala” de Tezulutlán.

Para entonces los hispanos se preparaban para incursionar


nuevamente en esta región, por lo que intervinieron los dominicos,
aconsejando une “Conquista Pacífica”.Fray Bartolomé de las
Casas ofreció enseñar la doctrina y así ir convenciendo a la gente
que habitaba esas tierras de aceptar el cristianismo.

El proyecto de la conquista pacífica de Tezulutlán fue recibido en


1,543, por el Juez de Residencia Alonzo de Maldonado, oidor de la
Audiencia de México, quien consideró aceptable el proyecto por el
Padre de las Casas. En ese año se firmó una capitulación en la que
se indicaba que los indios, reducidos a le fe por los dominicos, y a
la autoridad del Rey de Castilla, no podrían ser encomendados a
persona alguna, previendo así que en cinco años los españoles no
deberían penetrar por las tierras que serían “Conquistadas”
espiritualmente por los frailes de Santo Domingo.

Así se inició la evangelización de los naturales, como la mayor


empresa registrada en la historia del Mundo Nuevo. Los religiosos
se dedicaron a aprender los idiomas de la región, especialmente de
Tezulutlán cuyas tierras no habían podido ser tomadas por los
españoles, por la valentía y belicosidad de sus habitantes.

ORGANIZACIÓN DE LA CONQUISTA

Con la participación de Fray Bartolomé, Fray Rodrigo de


Landa, Fray Pedro de Angulo y Fray Luis de Cáncer se inició la
preparación de la Conquista Pacífica de esas tierras.

Como medios para lograrla usaron el conocimiento de las lenguas


que hablaban en la provincia, que abarcaban todo lo que ahora es
el Quiché, hasta Sacapulas, Baja y Alta Verapaz.
Prepararon versos, en los que cantaban historias sobre la
creación del mundo y la existencia de un Dios Supremo,
las cuales eran enseñadas a mercaderes que conocían
esas tierras y que estaban convertidos al cristianismo y que
viajaban constantemente por este territorio. Ellos repetían las
coplas, con armoniosas melodías, logradas con instrumentos
autóctonos con la finalidad de deleitar los oídos de los naturales y
a la vez enseñarles la religión cristiana. Les distribuían objetos
traídos de Europa como espejos, campanitas, tijeras, collares, y
cuchillos. En agosto del mismo año les enviaron al Quiché, donde
habitaba un cacique llamado Zamaneb, temido en la comarca.

Los mercaderes se ganaron la confianza del cacique e instalaron


sus ventas a donde la gente acudió a conocerlas y a escuchar las
copias que cantaban, las que fueron del agrado del cacique y de
los principales. Se interesaron en conocer a las personas que les
habían enseñado estas canciones, enviando al hermano del
cacique con los mercaderes para invitar a los dominicos a llegar a
sus tierras a enseñarles.

Al regresar los enviados a Santiago de Guatemala, hicieron la


relación del viaje a Fray Bartolomé de las Casas y demás padres,
designando a Fray Luis de Cáncer a realizar la primera incursión
religiosa en las “Tierras de Guerra”, llevando con él presentes de
Castilla, cruces e imágenes.

Cuando llegaron al territorio del cacique, fueron recibidos con


gran fiesta, habiendo realizado hasta arcos triunfales en la
entrada de la región.

Por la veneración con que fue recibido el fraile dominico, el


cacique mandó erigirle una iglesia y al realizarse la primera misa
quedó impresionado, decidiendo hacerse cristiano, siendo el
primero que derribó sus santos y recibió el Bautismo en el Nombre
de jesús, dándole el nombre de Don Juan. Fray Luis, vio tan
propicio el terreno para la fe cristiana que determinó permanecer
en esa tierra para predicar y enseñarla hasta que los conversos
pidieron ser bautizados. Fray Luis, confió con la ayuda de Don
Juan que mandó a decir a los pueblos vecinos del Nuevo Dios y que
debían destruir sus dioses y no oficiarles sacrificios.
FUNDACIÓN DE PUEBLOS E IGLESIAS

Fray Bartolomé partió a la provincia de Tezulutlán en compañía


de Fray Pedro de Angulo, dándose cuenta de la necesidad que más
religiosos ayudarán a la conversión de los naturales y de
sacerdotes en las montañas para fundar pueblos.

Los padres dominicos comenzaban a ver sitios propicios para ser


habitados, sembraban milpa y comenzaron a fundar casas,
conociéndolos por constructores.

El primer pueblo fundado por los dominicos, según se conoce fue el


de Tococitlán o Rabinal en 1,537 (o 1,542 ?) a una legua de donde
se encuentra actualmente, allí edificaron una iglesia para oficiar
misa todo los días, lo que le dio un aspecto de ciudad, para que la
gente se organizara en poblados con libertad. Esto despertó la
curiosidad de los señores de Cobán, quienes bajaron a conocer
como era la nueva vida de la gente de Rabinal.

En 1,543, regresó a Tezulutlán Fray Luis, encontrandose con más


pueblos fundados, con gobiernos organizados. Llevó cartas del Rey
que protegían a los indios de los diez pueblos establecidos por los
dominicos, entre los cuales aún no aparece Salamá.

En 1,545, Fray Domingo Vicó pidió ser asignado a la región de


Tezulutlán y se encargó de la dirección de la construcción de 3 o 4
iglesias. CUando fue superior de Cobán, cada pueblo de los
fundados ya contaba son su iglesia y junto a ella un pequeño
convento donde se hospedaban los padres cuando llegaban a
predicar. Fray Domingo fue electo Prior de Cobán en 1,555.

En 1,547 se cambió el nombre de Tezulutlán o Tierra de Guerra


por el de las Verapaces de acuerdo a Cédula Real.
En real Cédula fechada en Valladolid en 1,558, el rey
Felipe II mandó que el Presidente y Oidores de la
Audiencia de Guatemala, se reunieran con los religiosos
para tratar sobre las fundaciones de los pueblos.

El primer obispo que tuvo a su cargo las Verapaces fue Fray Pedro
de Angulo, nombrado por Carlos V en 1,560. Fue conservador del
convento de Santiago de Guatemala y Cobán, en donde se le
conoció como fundador de la cofradía de la Virgen del Rosario.
Gobernó hasta 1,562 y murió en el convento de Salamá, que él
fundó.

Una exclaustración ordenada el 7 de junio de 1,872 por el General


Justo Rufino Barrios, provocó la nueva salida de los padres
dominicos de Salamá, y al parecer del territorio, con lo cual
perdieron totalmente sus bienes, archivos y terrenos de la Casa
Parroquial y del Cementerio.

Los dominicos fueron especialistas en el arte de la construcción, en


la talla de ladrillos, corte y labor de la madera y aún en la pintura
de cuadros con ternas religiosos. Ellos se asentaron en los pueblos
de las Verapaces, edificaron casas, construyeron las primeras
iglesias y conventos de cada comunidad, trazaron calles a cordel y
realizaron otros logros en la construcción, sin ser oficiales de la
arquitectura.

VERAPAZ:

El nombre original de esta región fue Tucurután a veces escrito


como Tuzulutlán o Tezulutlán, según afirma el diccionario
Geográfico Nacional. Aunque no existe un significado especifico
acerca de este término, algunos autores enfatizan a que se trata
de un vocablo que denomina el lugar como “Tierra de guerra”,
debido a la resistencia que los nativos de la región ofrecieron a los
españoles cuando estos llegaron a la misma para conquistarla. Los
españoles llamaron a esta región Verapaz, ya que el dominio de la
zona, junto con lo que hoy es Alta Verapaz, se logró por medios
pacíficos gracias a Fray Bartolomé de las Casas, en el siglo XVI . La
historia precolombina y colonial de Baja Verapaz se desarrolla
simultáneamente con la de Alta Verapaz.
Cuando los dominicos llegaron a tierras mayas, el único
lugar que faltaba por conquistar era Tezulutlán. Según el
cronista Andre Saint-Llu, en su libro evangelización y
colonización de la Verapaz, Pedro de Alvarado en dos ocasiones
envió a dos capitanes para conquistar la provincia de la Verapaz y
nunca pudieron sino hasta la llegada de los misioneros.

SALAMÁ, CASO ÚNICO EN LA CONQUISTA DE AMÉRICA


En 3 campañas fue rotundamente aplastada la arrogancia bélica
española en Guatemala, en la región de la “Verapaz”.

Las armas españolas habían logrado imponer su prestigio en lo


que se llamó Reino de Guatemala. Las mismas perecían
invencibles, no obstante el denodado arrojo de los aborígenes para
defender los fueros del suelo patrio. Epopeya tras epopeya habían
sabido signar los vigorosos indios, con arrojo, sangre y valentía,
casi hasta tocar lindes de leyenda. Este último aspecto de fábula el
caso del río Xequijel, cuyo vocablo quiere decir “Río de Sangre”,
debido a que las aguas del mismo se tiñeron plenamente con el
líquido vital de los eximios defensores indios.

Pero no obstante la heroicidad y orgulloso denuedo con que los


hispanos conquistadores solían realizar sus empresas de guerra,
hubo una zona en la que fracasaron rotundamente, la cual
correspondía a lo que en aquel entonces se denominaba
“DOMINIO DE TEZULUTLÁN”, que abarcaba toda la parte
septentrional del Reino.

Según el ilustre y bien documentado historiador, bachiller don


Domingo de Juarros, a la predicha zona le dieron los soldados
españoles el nombre de “TIERRA DE GUERRA”, porque la habían
atacado 3 veces con feroces acometidas, siendo siempre
rechazados con fuertes pérdidas de elemento humano y material
bélico, a tal grado que la tuvieron como definitivamente
invencible.
Los guerreros nativos del Tezulutlán, merecen
compararse en su arrojo con los araucanos de América
del Sur, que manifestaron tal ímpetu en defender el suelo
nativo, que se hicieron motivo de un épico poema, escrito por el
soldado don Alonso de Ercilla.

Pero los hijos de Tezulutlán aún los superan, porque los araucanos
fueron sometidos por las armas y nuestros valerosos verapacenses
por el convencimiento, la paz y el amor.

Según refiere el historiador Antonio de Remesal, por el año


de 1,536, se establecieron en la Capitanía del Reino de Guatemala,
los religiosos de la orden de Santo Domingo, Fray Bartolomé de las
Casas, Fray Pedro de Angulo, Fray Luis de Cáncer y Fray Rodrigo
de Ladrada. El vicario del convento de los dominicos era el padre
de las Casas, hombre de sólidos sentimientos cristianos.

El padre de las Casas advirtió, como imperativo de irrestricta


justicia, que los nativos tenían pleno derecho no sólo a defender su
selo, sino a que se les tratara como humanos, lo cual pareció
irónico y fuera de toda aceptación al elemento armado, que se
dedicaba a explotar inicuamente a los vencidos.

El 2 de Mayo de 1,537, se firmó el Convenio de Conquista


Evangélica de Tezulutlán, de parte de los padres dominicos y el
licenciado Alonso de Maldonado, quien asumió para sí la
responsabilidad de que el soberano español ratificara el pacto.
Como en efecto, en Cédulas Reales del 17 de Septiembre de 1,540 y
1 de Mayo de 1,543, fue totalmente ratificado el inmortal tratado,
que entre otras cláusulas contenía:
1. Excluir a los aborígenes del Tezulutlán de toda clase de gabelas.
2. Prohibir que al territorio de Tezulutlán penetraran españoles de
toda clase, por término de 5 años.

El convenio fue firmado por los frailes Bartolomé de las Casas,


Pedro de Angulo y Rodrigo de Ladrana. El fraile Luis Cáncer no
compareció a la firma, pero fue el primero que en persona
estableció contacto con los bravos jefes de Tezulutlán.
El cacique de Sacapulas, a quien intrigó mucho la nueva
religión cristiana, envió a la Capitanía del Reino a su hijo,
el príncipe CAKYUG, como embajador ante los dominicos,
para invitarlos a que visitaran sus dominios; y ello motivó que el
fraile Luis Cáncer, partiera a la “Tierra de Guerra”, a abrir brecha
del advenimiento evangélico.

El AHAU o Señor de Sacapulas, fue en personas a recibir al fraile


Cáncer, hasta las orillas de ZAMANEB, que era el sitio de su
residencia real.

En las nupcias de su hijo, el príncipe Cakyug, con una princesa hija


del Señor de CABOAN (Cobán), estuvieron presentes, como
invitados de honor, los padres dominicos.

El señor de Sacapulas tomó el nombre de don JUAN, al bautizarse


en la fe cristiana y el príncipe Cakyug el de don Jorge. El
Emperador Carlos V, homenajeando a los aguerridos e invencibles
guerreros del Tezulutlán, dio a la ciudad de Cobán el título de
“Ciudad Imperial”, y el mismo monarca fue quien dio la
denominación de VERAPAZ, significando el nombre de Verapaz, el
de “Orilla de la Paz”.

Tezulutlán quiere decir “Tierra de Temascales”. El primer obispo


de la Verapaz fue el fraile Pedro de Angulo. La diócesis de la
Verapaz fue creada en Bula del año 1,550, emitida por el Papa
Paulo IV.

Aun en el silence del olvido, la legendaria tierra de la Verapaz


sigue siendo el símbolo invicto de nuestra autonomía y de la de
América, porque en ella se estrelló la soberbia española,
irrumpiendo incólume el titánico heroísmo nativo, que con débiles
flechas impuso silencio al crujir de los cañones invasores.

EL SIGLO XIX

En la constitución Política del Estado de Guatemala, del 11 de


octubre de 1,825, se integró el territorio nacional al circuito de
Salamá como Capitanía General de las Verapaces.
Se le confirió la categoría de villa por decreto de la
asamblea nacional constituyente de fecha 12 de
noviembre de 1,825, fue elevada al rango de municipio
por decreto del 4 de marzo de 1,834, elevada a la categoría de
ciudad por el decreto legislativo de fecha 17 de enero de 1,883.

Según acuerdo gubernativo del 17 de enero de 1,833, se le


constituyó cabecera del departamento de Verapaz, hasta el 4 de
mayo de 1,877 en que dicho departamento fue dividido en Alta y
Baja Verapaz, quedando el municipio de Salamá como cabecera
de esta última.

En el año de 1,883, el doctor Otto Estell, recogió varios vocablos


pipiles en distintos lugares de la región; por eso se cree que los
primeros habitantes y pobladores de Salamá, formados por los
indios mexicanos que hablaban una lengua corrompida.

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