Libro Anghi 1
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Farmacia magistral
POR P. O. DE CAMILLO
6.1. LA RECETA
preceptuar, ordenar, determinar una cosa). La prescripción facultativa puede ser oral o escrita.
Es oral cuando el médico indica verbalmente un tratamiento, medicamentoso o no, tal como un
régimen dietético, un pediluvio, reposo, etc. En realidad, estas prescripciones no atañen al
farmacéutico, La prescripción facultativa escrita es la que recibe el paciente transcrita en un
formulario destinado especialmente a ese fin, a la que denominamos “receta”.
Algunos autores emplean las palabras fórmula magistral para designar la receta, cuando en
realidad ésta engloba a la primera, ya que la fórmula sólo establece la naturaleza, número y
dosis de los medicamentos prescritos y su forma farmacéutica. Una receta puede estar
constituida por una o más fórmulas magistrales, por ejemplo: una poción expectorante y unos
sellos antigripales.
Distinguiremos tres tipos de recetas según contengan un medicamento magistral, un
medicamento oficinal o una especialidad farmacéutica.
La receta que contiene un medicamento magisral es la que permite al médico la utilización
de sus conocimientos farmacológicos y obliga al farmacéutico a emplear sus bases de física,
química y tecnología farmacéutica. Está representada por la o las fórmulas magistrales y
comprende los medicamentos que se preparan extemporáneamente y que son creados de
manera especial por el médico para el tratamiento de cada uno de sus enfermos.
La inscripción está representada por la fórmula magistral y puede ser simple o compuesta,
según el número de principios medicamentosos. Ejemplos del primer caso: comprimidos de
ácido ascórbico o cápsulas de dimetil polisiloxane. Para el Segundo caso analizaremos la
fórmula típica o clásica, constituida por:
i. Base
ii. Coadyuvante
iii. Correctivo
iv. Vehículo o Excipiente.
D.S.A. (disuélvase según arte), etc., dejando librado al criterio profesional del farmacéutico
la técnica adecuada.
La instrucción, distinguida también como las denominaciones de signatura, rótulo o
transcripción, está dirigida al paciente o a sus familiars y son las directivas de cómo ha de
administrarse el medicamento, como por ejemplo, una cucharada cada tres horas, XX gotas,
tres veces al día, etc. La instrucción no debe ser omitida jamás, estando obligado el
farmacéutico a transcribirla en el rótulo de la preparación. Debe insistirse en la necesidad
de escribirla en forma legible en el rótulo de envase. No debe omitirse la etiqueta o tirilla “uso
externo” en las preparaciones destinadas a ese fin, ya que los profanos no suelen distinguir
el significado de un rótulo blanco (uso interno) y de uno rojo (uso externo). Algunos médicos
acostumbran emplear un formulario especial con perforaciones verticales en su parte media:
la de la izquierda está destinada a la receta, es decir, dirigida al farmacéutico; la parte de la
derecha donde se colocan las instrucciones es para el enfermo. Suelen ser entregadas
separadamente por el médico.
Firma del facultativo y fecha. El profesional que prescribe ha de fechar y firmar sus recetas,
sin cuyos requisitos no pueden dispensarse. Debe tener carácter obligatorio el uso de un
sello aclaratorio de la firma del médico con indicación de su matrícula profesional, a fin de
evitar actos dolosos y, además, permitir la individualización del profesional que prescribe,
pues en ocasiones las firmas resultan ilegibles.
El Segundo tipo de receta, o sea, donde se prescribe un medicamnto oficinal, corresponde
a las preparaciones que deben tenerse elaboradas en las oficinas de farmacia con
antelación, por asi requerirlo su larga técnica operatoria. Tienen generalmente Buena
conservación y muchas de ellas, por figurar inscritas en la farmacopea, se denominan
también “oficinales”. Al prescribirlas no es necesario indicar su composición cuali-
cuantitativas; basta simplemente con la inscripción de su nombre y la cantidad requerida.
Ejemplo:
Rp
forma con variadas dosis y distintas unidades o contenidos, frascos por 8 o por 16 cápsulas,
ampollas de 2 o 5 ml, etc. Por lo tanto, debe existir una indicación precisa que permita
determinar exactamente el medicamento que se desea. A menudo el farmacéutico se ve ante
el problema de no saber que entregar al paciente por haberse omitido especificar algunos de
los datos señalados y, aunque el criterio farmacéutico y legal establece que, en caso de
ambigüedad debe entregar la preparación de menor dosis y/o menor actividad, es más
conveniente efectuar la consulta correspondiente para aclararlo.
Las recetas deben ser escritas de puño y letra de los facultativos y en formularios que lleven
impreso, en su parte superior, ciertos datos como son: nombre del médico, dirección, número
telefónico, horas de consulta, etc., cuándo se le expidió en el consultorio particular o en visita
domiciliaria de igual naturaleza. Otros tipos de formularios empleados en sanatorios: servicios
de hospital, asistenciales, de obras sociales, etc., llevan impresas esas denominaciones que
permiten conocer dónde se ha expedido la receta y facilitan las consultas aclaratorias en caso
necesario.
Cualquiera que sea el tipo de la receta, pueden presentarse dos casos: el de una preparación
o especialidad común y el de una preparación o especialidad que contenga principios
estupefacientes o psicotrópicos, sujetos a control. En el primer caso son escritas en formularios
comunes. En el Segundo, puede necesitar un formulario especial autorizado, si es que la
naturaleza del fármaco o su concentracion en la fórmula lo colocan dentro de las disposiciones
que establecen las leyes respectivas de cada país.
Si la preparación prescrita contiene cocaína en cualquier forma o morfina, el farmacéutico no
podrá despachar la receta si no viene escrita en formularios epeciales para estupefacientes.
Estos formularios suelen ser provistos, según el país por las autoridades sanitarias a los
facultativos en talonarios, por triplicado y debidamente numerados. El original y duplicado
suelen ser de color (generalmente amarillo) y el triplicado, blanco.
El facultativo debe llenar exactamente igual los 3 formularios; el triplicado quedará adherido
al talonario y los 2 restantes se entregarán al paciente, quien los presentará a la farmacia que
retendrá ambos. Una vez despachada la receta y llenados los requisitos exigidos por la ley
(transcripción en el libro copiador y descargo en el libro control correspondeinte), el farmacéutico
remitirá a la administración sanitaria el duplicado y conservará el original para su control. A las
recetas de estupefacientes se han agregado las correspondientes a los psicofármacos que, de
acuerdo a Convención Internacional, deben controlarse y prescibirse, así como despacharse
bajo receta. Los induidos en la lista II (anfetamínicos) requieren formularios por triplicados, al
igual que los estupefacientes: dos van a la farmacia y el triplicado queda en el talonario del
médico. (Ver. Fig. 6.1.)
MINISTERIO DE BIENESTAR SOCIAL ORIGINAL
SECRETARIA DE SALUD PUBLICA
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Comercio de Sicotrópicos
Formulario Oficializado CONTROL Nº
Ley 19303
Droga o preparado Lista Nº Cantidad Gramos Droga o preparado Lista Nº Cantidad Gramos
Dentro de la organización técnica de la farmacia, ésta debe estar dotada de una serie de
libros, de los cuales, para este tema, nos interesan los siguientes:
A. Libro Recetario.
precio cobrado por la receta. El farmacéutico debe firmar diariamente el libro recetario sin
dejar espacios en blanco. Las enmiendas deben aclararse al final de asiento o del folio.
De todo cuanto se ha manifestado parece que la función del farmacéutico es muy clara y
que la solución de sus problemas le es conocida de antemano. Pero no bastan los
conocimientos adquiridos ni el ajustarse rigurosamente a las normas legales y éticas que le
son conocidas. El farmacéutico se ve a diario frente a un problema cuya solución ha de
encontrarla para cada caso: la interpretación de la receta. Interpretar una receta es llegar a
la comprensión exacta de lo que el facultativo ha querido prescribir, incluidas aquellas que
105 Farmacotécnia Teórica y Práctica
A. Ambigüedad
B. Incompatibilidad
C: Errores u Omisiones
Dionina 0.01g
I sello = X
D. Extradosis
pedido que debe ser formulado directa y personalmente por el farmacéutico, pues tratándose
de una cuestión solo profesional deberá ser considerada y resuelta por ellos, sin darla a
conocer a terceros, mucho menos al enfermo. Si se tratase de un error, el médico cambiará
la receta; de lo contrario, la ratificación se hará por escrito en el mismo formulario, mediante
el añadido de la siguiente frase; “ratificada a instancias del farmacéutico, despáchese bajo
mi responsabilidad” Si el médico desea expresarlo en latín, lo hará con las palabras sic volo
o sic jubeo, etc., firmando nuevamente después de cualquiera de las tres expresiones
mencionadas.
Podria ocurrir que el farmacéutico no logre comunicarse con el facultativo por ausencia de
éste. Si la receta es de urgencia puede recurrir a otro facultativo y si éste accede a ratificarla,
se la despachará. Si el caso que planteamos tiene lugar en una localidad donde existe un
solo médico y el mismo se encontrase ausente, queda el farmacéutico en trance de resolver
el poroblema por sí solo. Siendo imprescindible la entrega del medicamento y siguiendo el
principio de no dañar, despachará la prescripción preparándola con la dosis máxima que fija
la farmacopea, hecho del que dará cuenta oportunamente al médico.
De todo lo expuesto surge que el farmacéutico desempeña frente a la receta una misión
mucho más compleja que lo que a primera vista pareciera. En efecto, su función no es la de
un simple preparador, de un ejecutor de normas prácticas que llevan a la obtención del
medicamento prescrito. Cumple, además, la misión de supervisar las recetas que llegan a
sus manos, siendo un custodio del medicamento y del enfermo, y un eficaz coloborador del
médico.
BIBLIOGRAFIA