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Comunicación en El Aula

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Papeles Salmantinos de Educación -Núm.

3, 2004-
Facultad de Pedagogía, Universidad Pontificia de Salamanca

La comunicación en el aula
Agnieszka Grzegorek

RESUMEN: La comunicación en el aula puede ser o bien un proceso tecnológi-


co sujeto a todo tipo de control, o bien un proceso social de intercambio y actividad.
Tal determinación viene sujeta al contexto en el que se desarrolla y a los agentes par-
ticipantes. La comunicación educativa es un proceso exclusivo que se da dentro del
aula, compuesto por elementos y variables que condicionan su eficacia y el alcance
de los objetivos propuestos. Para llevar a cabo una auténtica comunicación, que ade-
más cumpla con los propósitos preestablecidos, es imperante conocer su estructura
y mecanismos cuya activación y consideración de modo significativo puede influir en
la optimización de los resultados.

Las principales teorías de enseñanza-aprendizaje están centradas en la actuación


del profesor como docente, o en el alumno como aprendiz. El proceso centrado en la
labor del profesor y en la transmisión de información desde éste a los alumnos se con-
sidera en la literatura pedagógica como algo propio de las teorías más tradicionales1,
siendo actualmente cuestionadas por ser limitadas para las necesidades de los/las
alumnos/as del siglo XXI. Se reclama su modernización mediante la introducción y
uso de las nuevas tecnologías con la redefinición del concepto general de sistema
educativo, de la organización espacio – temporal, de los papeles de los educadores y
los educandos, de la disciplina y forma de participación en las actividades didácti-
cas, etc. Los nuevos paradigmas en educación hablan de procesos didácticos centra-
dos en el aprendiz con habilidades metacognitivas de aprendizaje y con sabiduría
suficiente para aplicar los conocimientos adquiridos y transferirlos a otros campos y
disciplinas, autodidáctas y con un nivel avanzado de destrezas inductivas, deducti-
vas y valorativas.

1 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia del discurso tecnológico en la integración curricular de


las nuevas tecnologías multimedia, http://www.quadernsdigitals.net/articuloqueaderns.asp?
IdArticle=4809.

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Para conseguir tales destrezas y habilidades los/las alumnos/as no pueden ser edu-
cados en actual sistema educativo que reprime la actividad, sobre todo comunicativa.
Según J. M. Pérez Tornero se precisa, entre otras: a) La conversión de las escuelas en
espacios de exploración, de descubrimiento y de invención (no se trata ya de asumir
las escuelas como centros de transmisión vertical del saber, sino de convertirlas en
productoras activas de conocimiento y en escenarios de descubrimiento - sólo así se
podrá responder efectivamente al entorno cambiante y al crecimiento de la cantidad
de información). b) La superación del modelo fabril (las proporciones de profesora-
do-estudiantes, el sistema de aulas, la organización misma de los horarios, la clasifi-
cación de los estudiantes en series basadas en la edad, etc. proceden más del ámbito
industrial que del proceso de aprendizaje o de comunicación educativa). c) La rede-
finición del rol del profesorado (de ser los dispensadores del saber, deben encarar un
nuevo papel: entrenadores y tutores en los procesos de autoaprendizaje de los alum-
nos, incitadores y promotores de los nuevos grupos y comunidades educativas que se
generen, creadores de nuevos entornos educativos y de instrumentos pedagógicos,
mediadores de conflictos, comunicadores y educadores)2.
Hoy día el proceso de enseñanza-aprendizaje debe considerarse un proceso social
que permite a los educandos desarrollar conocimientos y construir su propia visión
del mundo a base de manipular ideas, perspectivas, fenómenos, interactuando con
todos los agentes presentes en el acto didáctico (compañeros, profesores, nuevas tec-
nologías), y donde la simple repetición sortea los verdaderos objetivos y metas de la
educación y del aprendizaje. El alumno se siente más motivado e involucrado en su
aprendizaje si puede realizar intercambios y comunicarse para contrastar los resulta-
dos de su aprendizaje cuando lo precisa. La comunicación dentro del aula —denomi-
nada comunicación educativa— y la forma de realizarla tiene gran significado para
los resultados del aprendizaje considerado un proceso social, y para la socialización
considerada como la convivencia en igualdad.
Para comprender la importancia de la comunicación en las actividades de ense-
ñanza-aprendizaje empezaremos por aclarar ciertos conceptos, principios y orígenes,
como el significado del mismo concepto de comunicación y de comunicación educa-
tiva, elementos básicos presentes en cada acto de comunicación, formas de comuni-
cación humana (con especial atención a la comunicación interpersonal), principios de
una comunicación eficaz dentro del aula, etc.

2 PÉREZ TORNERO, J. M., Las escuelas y la enseñanza en la sociedad de la información, en:


PÉREZ TORNERO, J. M. (coord.), Comunicación y educación en la sociedad de la información. Nuevos
lenguajes y conciencia critica, Barcelona, Paidós, 2000, pp. 52-55.

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EL CONCEPTO DE COMUNICACIÓN

El concepto de “comunicación” tiene muchas interpretaciones y pone hincapié en


diferentes elementos constitutivos: en la transmisión de información a través de sím-
bolos, palabras, imágenes, figuras; en la atribución de significado; en la eficacia y
consecución de un objetivo entendido como el logro de un resultado previsto por
quien inicia el proceso; en la interpretación del mensaje transmitido3; en los sujetos
que participan en el proceso de comunicación, etc.
M. Kaplún advierte de la diferencia entre el comunicar y el comunicarse.
Comunicar es el acto de informar, transmitir, emitir; y comunicarse significa diálogo,
intercambio, relación de compartir, de correspondencia y reciprocidad. La acepción
semántica más frecuente de comunicar es la de transmitir información, o hacer circu-
lar un conjunto de datos de un emisor a un receptor4. Comunicación deriva de latín
communis-poner en común algo con otro, comunión. Comunicación y comunión
expresan por tanto, algo que se comparte por vivir o tener en común5. La comunica-
ción supone, entonces, unidad o comunidad entre las personas que entran en la comu-
nicación6, y actitud de disposición para comunicarse. En la vida cotidiana a menudo
confundimos los conceptos de información, interacción, interactividad considerándo-
los sinónimos de la comunicación. Entre estos conceptos existen diferencias signifi-
cativas que en el ámbito educativo son percibidas y reflejadas en las características y
el tipo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
“La información es un fenómeno en el cual el mensaje sólo recorre una dirección,
desde el emisor a un receptor que puede, o no, ser alguien concreto y que, por lo gene-
ral, suele ser un colectivo”7. Lo característico de la información es el recorrido uni-
direccional de los mensajes a un grupo grande donde el feed back no es inmediato y
tiene forma de cumplimiento o no de lo transmitido (por ejemplo el cumplimiento del
reglamento).
La interacción es un concepto psicosocial que implica una influencia recíproca,
que en muchas de las formas transmite información y en otras promueve también
comunicación8. La interacción supone una relación bidireccional de intercambio, al

3 RODA SALINAS, F. J. y BELTRÁN DE TENA, R., Información y comunicación. Los medios


y su aplicación didáctica, editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1988, pp. 40-41.
4 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …
5 KAPLÚN, M., El comunicador popular, Humanitas, Buenos Aires, 1985, p. 64.
6 REDONDO, E., Comunicación y Educación, CSIC, Madrid, 1986, p. 34.
7 MARTÍN SÁNCHEZ, M., Loscertales Abril, F., Educación, medios de comunicación y forma-
ción, en: FERNÁNDEZ GARCÍA, T. y GARCÍA RICO, A., Medios de comunicación, sociedad y educa-
ción, Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2001, p., 38
8 Ibid., p. 39.

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no haber bidireccionalidad, no podríamos hablar de interacción, sino de transmisión


de información9.
En múltiples ocasiones, también en el terreno educativo, se informa sobre
hechos o acontecimientos pero no hay interacción ni comunicación entre el que
emite (normalmente el educador) y el que recibe (normalmente el estudiante).
Cuando el receptor responde al mensaje podemos contemplar que existe entre ellos
interacción aunque todavía no la comunicación. Aún así solamente el ser humano
es capaz de interactuar y comunicarse con otro ser humano —entre la máquina (o
nuevas tecnologías) y el hombre existe interactividad entendida como relación
mutua de respuesta entre el usuario y el medio, es decir, cierta relación que el indi-
viduo mantiene con las nuevas tecnologías10. En general la interactividad hace refe-
rencia a la capacidad tecnológica que tienen las máquinas de responder a la actua-
ción del hombre11; o la capacidad del sistema para establecer algún tipo de relación
con el usuario que emula el diálogo y la comunicación entre seres inteligentes12.
“La comunicación es un proceso de máxima interacción social, propio tan sólo de
los humanos”13– las tecnologías informan e interactúan solamente a nivel al que le
permite su diseño hardware y software.
J. C. Pearson y otros explican que el término comunicación tiene dos significados
denotativos —podemos entenderlo como producto y como proceso. Comunicación
como producto será en general un mensaje (una carta, apuntes). Comunicación como
proceso se refiere a la forma no verbal y verbal de comunicación (proceso mediante
el cual se ha escrito la carta).14 En el proceso de comunicación el emisor y el recep-
tor se alternan e intercambian los roles según circula el mensaje (el feed back es inme-
diato), —en la información lo más importante es el mensaje— lo que tiene que ser
transmitido. Durante la comunicación el receptor y el emisor intercambian recíproca-
mente sus informaciones, lo cual quiere decir que en la comunicación siempre existe
información, mientras que no todas las informaciones suponen una comunicación15:

9 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …


10 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Educación multimedia y nuevas tecnologías, Ediciones de la
Torre, Madrid, 1997, p. 79.
11 ESTEBANELL MINGUEL, M. y FERRÉS FONT, J., Internet, los espacios virtuales y la edu-
cación a distancia, en: Area Moreira, M. (coord.), Educar en la sociedad de la información, Desclée De
Brouwer, Bilbao, 2001, p. 346.
12 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …
13 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., 1996, p. 361.
14 PEARSON, J. C., TURNER, L. H. y TODD-MANCILLAS, W., Comunicación y género,
Paidós Comunicación, Barcelona, Buenos Aires, México, 1993, p. 33.

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“sin información no hay comunicación, pero por sí sola no constituye comunica-


ción16.” No cada transmisión de información podemos llamar comunicación.
En la educación la interacción y la comunicación es el proceso fundamental no
solamente para transmitir los conocimientos y crear aprendizaje, sino también para la
dimensión humana y social de los participantes del proceso educativo. La comunica-
ción es una necesidad social que encierra un gran potencial educativo, y que la
UNESCO especifica como:
– El derecho a hablar,
– El derecho a ser oído,
– El derecho a recibir una respuesta,
– El derecho a contestar,
– El derecho a escuchar.17

ELEMENTOS BÁSICOS DEL PROCESO COMUNICATIVO

Cuando hablamos de comunicación tenemos que saber cuáles son los elementos
del proceso comunicativo. En el esquema más básico de la comunicación tendríamos
un emisor, un mensaje y un receptor18, y el modelo más simple de comunicación es
donde alguien (emisor) dice algo (mensaje) a otro (receptor)19. A lo largo de los años
los modelos de comunicación se han ido desarrollando e incorporando cada vez más
elementos para definitivamente reconocer la existencia de cuatro elementos básicos
que constituyen el proceso de comunicación: el emisor, el mensaje (message), el
canal de transmisión, el receptor, y dos elementos más, de los que la presencia es
indiscutible pero que no están contemplados por todos los autores: el feed back, y el
efecto del proceso de transmisión.
El emisor es el que comunica, el que proporciona la información, el que utiliza
cualquier clase de lenguaje para decir algo. En la comunicación humana el emisor

15 MARTÍN SÁNCHEZ, M. y LOSCERTALES ABRIL, F., Educación, medios de comunicación


y formación, en: FERNÁNDEZ GARCÍA, T. y García Rico, A., Medios de comunicación, sociedad y edu-
cación, Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2001, p. 39.
16 MEDINA RUBIO, R. y RODRÍGUEZ NEIRA, T., Fundamentación antropológica de la comu-
nicación interpersonal, en: Sarramona J. (coord.), Comunicación y educación, CEAC, Barcelona 1988, p.
33.
17 MONCLÚS, A. y SABÁN, C., La escuela global. La educación y la comunicación a lo largo
de la historia de la UNESCO, UNESCO, 1997, p. 255.
18 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …
19 CAMPUZANO RUIZ, A., Tecnologías audiovisuales y educación. Una visión desde la prácti-
ca, Akal, Madrid, 1992, p. 28.

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puede ser: una persona, un grupo de personas, un instrumento (la televisión, un semá-
foro)20.
Codificación– proceso mediante el cual un mensaje se transforma en señales (la
palabra, la escritura) aptas para ser transmitidas por un canal de comunicación21, es
decir, para transmitir un mensaje es necesario codificar la información de forma ges-
tual, verbal, visual, audiovisual. Si la codificación es el proceso de elaboración y
estructuración de un mensaje, la decodificación es el proceso de descifrarlo para
poder entender el mensaje codificado22.
El mensaje a través de un canal llega al receptor: una persona, un grupo de per-
sonas, presentes o ausentes, que pueden actuar directamente o con ayuda de un ins-
trumento capaz de decodificar el mensaje. El acto comunicativo se realiza si el emi-
sor y receptor utilizan el mismo código (el código del español es su alfabeto y su
gramática, el código de circulación está formado por señales de tráfico y reglas de cir-
culación)23. Para poder comunicarse el emisor y el destinatario deben utilizar el
mismo código, y el emisor siempre debe tener en cuenta cuáles son los códigos que
emplea el receptor. Si el emisor codifica el mensaje de tal forma que para el receptor
es inteligible o incomprensible éste será incapaz de decodificarlo y no podrá produ-
cirse la comunicación. La correspondencia de códigos es uno de los momentos cla-
ves para que se produzca la comunicación.
En el mensaje podemos distinguir entre lo que se dice —el contenido, y cómo se
dice— la forma. El tratamiento que se da al mensaje (forma): el tipo de letra, la pro-
nunciación, la forma de vestir, los gestos, la forma de hablar, pueden modificar el sen-
tido del contenido, aunque no formen parte de un mensaje sistemáticamente estruc-
turado y codificado24. La transmisión y recepción de los mensajes implica una
codificación y decodificación de signos, palabras o imágenes dependiendo si es una
comunicación verbal, escrita, visual. Los mensajes recibidos son interpretados por el
receptor en función de su contenido y su forma, condiciones de recepción, compe-
tencia lingüística del receptor, estado de ánimo en el momento de recibirlo, contexto,
expectativas o prejuicios del receptor. Cada persona puede percibir e interpretar de

20 CAMPUZANO RUIZ, A., 1992, p. 28; Gutiérrez Martín, A., Influencia …


21 SANTAMARÍA, G. y ROJO, I., Lo que hay que saber sobre la LOGSE, La Muralla, Madrid,
1992, p. 159.
22 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …
23 MONTANER, P. y MOYANO, R., ¿Cómo nos comunicamos? Del gesto a la telemática,
Alhambra Longman, Madrid, 1995, p. 53; Campuzano Ruiz, A., Tecnologías audiovisuales y educación.
Una visión desde la práctica, Akal, Madrid, 1992, p. 28
24 CAMPUZANO RUIZ, A., 1992, p. 28; Gutiérrez Martín, A., Influencia…

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La comunicación en el aula

forma distinta la misma situación, el mismo mensaje, ya que la decodificación com-


porta un proceso personal de selección, organización e interpretación del mensaje25.
El canal es el soporte de la información transmitida, el portador del mensaje, que
incluye: a) los órganos a través de los cuales se emite (ej. órganos fónicos del emi-
sor), b) el medio a través del cual viaja (el aire) y c) los sentidos a través de los cua-
les es captado por el receptor (los órganos receptivos del destinatario-los sentidos).
También hay canales artificiales (al lado de los fisiológicos26) que constituyen la pro-
longación de los naturales en forma de soportes físicos: cable, película, libro, pintu-
ra, CD, etc.27. El canal une al emisor y receptor para que puedan comunicarse. De la
elección del canal de comunicación depende la forma de codificar el mensaje28, y
viceversa, el código y el tratamiento del mensaje está vinculado con la elección del
canal. Un mensaje puede ser enviado por uno o más canales29.
En el proceso de comunicación podemos encontrarnos con ruido que es cualquier
perturbación en la transmisión y recepción de un mensaje que adopta diversas formas:
fallos audiovisuales, dolor de cabeza, nervios, errores en el texto, fotocopias ilegibles,
mala pronunciación, etc. Pueden ser producidos por el emisor, por el destinatario o
durante la transmisión del mensaje (en el canal) y dificultar seriamente la compren-
sión del mensaje. Los errores más frecuentes del emisor pueden ser los siguientes:
– Ruidos en la selección de signos empleando signos desconocidos por el desti-
natario y ajenos a su código;
– Ruidos en la construcción del texto: párrafos demasiado extensos, incisiones,
etc.;
– Ruidos por exceso de contenidos recargando los mensajes, queriendo transmi-
tir demasiadas ideas a la vez de forma comprimida30.

Los ruidos son inevitables en todo tipo de comunicación personal, social, educa-
tiva provocando ambigüedad y entorpeciendo la interpretación. El ruido puede apa-
recer en cualquier momento del acto comunicativo y cuanto más complejo sea mayor
cantidad de ruidos se pueden generar. No existe una comunicación perfecta exente de
ruidos pero podemos intentar rehusarlos.

25 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …


26 CAMPUZANO RUIZ, A., 1992, p. 30.
27 MONTANER, P. y MOYANO, R., 1995, p. 53.
28 BERLO, D. K., El proceso de la comunicación. Introducción a la teoría y a la práctica, El
Ateneo, Buenos Aires, 1982, pp. 52-53.
29 APARICI, R. y GARCÍA-MATILLA, A., Lectura de imágenes, Ediciones de la Torre, Madrid,
1998, pp. 38-40.
30 KAPLÚN, M., 1987, pp. 235-245.

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La redundancia es una repetición que puede provocar lentitud en la transmisión


aunque al mismo tiempo puede corregir errores producidos por el ruido31. En sí no es
negativa y puede resultar imprescindible para buen entendimiento de la información
transmitida32. La información que contiene el mensaje puede ser nueva o redundante.
La información y la redundancia son conceptos inversamente proporcionales dentro
del mensaje: a mayor información menor redundancia y viceversa. El exceso de
nueva información puede desbordar la capacidad de asimilación y provocar la satu-
ración en el receptor, pero la transmisión de información redundante facilita dicha
asimilación y asociación.
Retroalimentación, feed-back o información de retorno al emisor. En su forma
más simple y directa sería la respuesta aunque también puede ser cualquier dato o
información que le sirva al emisor para conocer el grado de comprensión y los efec-
tos de su mensaje. En algunos modelos de comunicación la retroalimentación queda
en realidad reducida a la confirmación por parte del receptor de que se ha recibido el
mensaje33.
Un elemento muy importante del acto comunicativo es el contexto, el ambiente
que rodea el acto de comunicación y a cada uno de sus elementos dándole sentido al
contenido del mensaje. El espacio, el tiempo, las circunstancias socioculturales en las
que se produce la comunicación son un contexto que condiciona las relaciones entre
los elementos del acto comunicativo. En la comunicación mediada, cuando el men-
saje no se crea, emite y recibe al mismo tiempo, el creador del mensaje puede elabo-
rarlo en un contexto diferente al de su emisión y distinto también al contexto en el
que el receptor lo recibe e interpreta34. La estructuración y emisión desde una reali-
dad cultural concreta del emisor condiciona su configuración y significado. En el otro
extremo del proceso, ese mismo mensaje, es decodificado en otra realidad cultural,
otro contexto, que será el que dará valor a los elementos recibidos que a su vez con-
dicionará el proceso35.
Reuniendo todos los elementos en un proceso, podríamos decir que la comunica-
ción tiene lugar y tiene valor cuando el emisor y el receptor comparten los mismos
códigos o experiencias. La comunicación se realiza entre un emisor y un receptor a
través de un canal mediante códigos obtenidos de un “repertorio” poseído por ambos.
La actividad del emisor es representar en un código lo que va a transmitir y la del

31 MONTANER, P. y MOYANO, R., 1995, pp. 53-55.


32 CAMPUZANO RUIZ, A., 1992, p. 29.
33 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …
34 MONTANER, P., y MOYANO, R., 1995, pp. 55-56; Gutiérrez Martín, A., Influencia …
35 MARTÍNEZ SÁNCHEZ, F., Investigación y nuevas tecnologías de la comunicación en la ense-
ñanza: el futuro inmediato, en: Píxel, nº 2, http://www.quadernsdigitals.net/articuloquaderns.asp.

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La comunicación en el aula

receptor es descifrarlo. La comunicación sólo se produce en la medida en que ambos


repertorios tengan una zona común. Si el receptor está sometido a la percepción de
signos idénticos durante un tiempo más o menos largo terminará modificando su pro-
pio repertorio e incorporando el del emisor (se produce el proceso de aprendizaje)36.
En el ámbito educativo si el mensaje es ajeno a los conocimientos poseídos por los/las
alumnos/as o éstos no disponen de tácticas y bases cognitivas para decodificarlo, la
comunicación o es dificultosa o imposible. En muchas ocasiones los mensajes no tie-
nen cabida en el universo de experiencias del receptor37, sobre todo cuando el emisor
y receptor no comparten los mismos códigos, conocimientos, experiencias, o son
diferentes las expectativas de cada uno de ellos. Una comunicación sería perfecta-
mente congruente si las experiencias de significado del emisor y del receptor fuesen
exactamente similares y se produjese la empatía entre ambos. Sin embargo tal analo-
gía es improbable, excepto en el caso de mensajes muy triviales. Siempre nos encon-
traremos con factores de perturbación (ruidos) que reducen la similitud de significa-
dos entre emisor y receptor y provocan incongruencia en la comunicación.
Obviamente cuanto mayor sea la incongruencia causada por cualquier perturbación,
menos efectiva y precisa será la comunicación38. Mediante el feed back se puede
constatar si el mensaje ha sido correctamente decodificado, y en caso de que no sea
así es la redundancia (a través del mismo canal, diferente o varios a la vez) la que per-
mite comprender y asimilar el mensaje transmitido. Los procesos de retroalimenta-
ción permitan conocer cual ha sido el significado que para el receptor ha tenido el
mensaje y conocer, de forma inmediata, el efecto del mensaje39. También el contexto
en el que se produce el acto comunicativo debe de ser favorable tanto para el emisor
como para el receptor.

COMUNICACIÓN EDUCATIVA

La relación comunicación-educación es una constante histórica que existió siem-


pre, desde el nacimiento de la educación misma. Durante años dicha relación se con-
templó dentro de la acción de educar pero no se la “descubre” hasta después de estu-
diarlas por separado como materias ajenas para unirlas posteriormente en una única

36 MOLES, A.: Sociodinámica de la cultura, Paidós, Buenos Aires, 1978, pp. 107-112. citado en:
Medina Rubio, R., Rodríguez Neira, T., Fundamentación antropológica de la comunicación interperso-
nal, en: Sarramona J. coord.: Comunicación y educación, CEAC, Barcelona 1988, p. 23.
37 APARICI, R. y GARCÍA-MATILLA, A., 1998, p. 41.
38 DEFLEUR, M. L. y BALL-ROKEACH, S., Teorías de la comunicación de masas, Paidós
Comunicación, Barcelona, 1986, p. 183.
39 MARTÍNEZ SÁNCHEZ, F., Investigación …

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denominada comunicación educativa. A partir de entonces no se puede negar la vin-


culación de la comunicación (y de los instrumentos de comunicación aplicados a la
educación) con la educación40, aunque autores como A. Gutiérrez Martín critican a
los educadores que parecen haber descubierto que la educación es comunicación y se
han lanzado a organizar la relación educativa en términos comunicativos41. La edu-
cación puede entenderse como un proceso de comunicación, ante todo porque los fun-
damentos teóricos de la comunicación y de la educación proceden de constructos
comunes: teoría de la información, teoría de la comunicación, psicología de la comu-
nicación y del lenguaje, semiología, etc.42.
Existen múltiples modelos de comunicación: unos más básicos, otros más com-
pletos, que han tenido influencias y repercusiones en distintos ámbitos de la vida
humana, inclusive en la educación. El primero y el más básico aunque al mismo tiem-
po el fundamental es el modelo de Claude Elwood Shannon y Warren Weaver. La
“teoría matemática de la comunicación” o “teoría de la información” se desarrollaba
durante los años 40 en el ámbito militar con propósitos bélicos y nació del cálculo de
probabilidades, de la estadística, de teoría de los juegos y sobre todo de la ingeniería
de las telecomunicaciones. Su precursor y maestro era Norbert Wiener (1894-1964)
matemático y fundador de la cibernética (1948) que estudia los procesos de comuni-
cación y control en los seres vivos y en los sistemas automáticos (la cibernética trata
sobre cómo un estímulo exterior se transforma en información (input) y cómo el sis-
tema receptor reacciona con una respuesta (output); también a él se debe la conside-
ración del principio de feed back ya que es pieza clave en la cibernética – controla el
input y el output). La teoría matemática se centra en la transmisión eficaz de mensa-
jes y de cómo pasar por un canal máxima información con mínimas interferencias y
máxima economía de tiempo y energía. El modelo ni siquiera se refiere a al comuni-
cación humana sino a la electrónica, que resultó ser útil para describir la comunica-
ción propia de los seres humanos. C. Shannon introduce la idea de redundancia, que
entiende como la forma de luchar contra los ruidos, aunque al mismo tiempo es causa
de reducción informativa: mayor redundancia significa menor cantidad de informa-
ción transmitida (discurso redundante sería: te quiero, te amo de forma repetida; en
cambio el mensaje telegráfico suele ser poco redundante y con gran cantidad de infor-
mación)43.

40 TORRES LIMA, H. J., Caracterización de la comunicación educativa, en: Razón y Palabra, nº


13, año 4, enero-marzo 1999, http://www.quadernsdigitals.net/articuloquaderns.asp.
41 GUTIÉRREZ MARTÍN, A., Influencia …
42 CASTILLEJO BRULL, J. L., Pedagogía tecnológica, CEAC, Barcelona, 1987, p. 80.
43 RODRIGO ALSINA, M., Los modelos de la comunicación, Tecnos, Madrid, 1989, p. 41.

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La comunicación en el aula

Otro es el modelo de Harold Dwight Lasswell considerado iniciador del estudio


de la propaganda y análisis sistemáticos de la comunicación social. En su modelo
publicado en 1948 se puede apreciar la influencia de la teoría behaviorista que pre-
tende explicar el comportamiento de masas como respuesta a distintos estímulos. El
modelo representa más bien un acto de comunicación, que un proceso, dividido en
cinco parcelas de estudio formuladas en forma de preguntas: 1. quién: control (fuen-
te de mensaje), 2.dice qué: contenido (mensaje), 3. en qué canal: medios (canal), 4. a
quién: audiencia (receptor), 5. con qué efectos: análisis de los efectos. No se debe
olvidar que cada uno de estos elementos está adscrito al conductismo, donde “quién”
es el estimulador que genera estímulos comunicativos “qué”, mediante unos instru-
mentos “en qué canal”, sobre un sujeto “a quién” buscando respuesta “con qué efec-
tos”44. El modelo concede especial importancia al estudio de los efectos de la comu-
nicación por los que entiende cambios observables y medidos en el receptor causados
por elementos identificables del proceso de comunicación. De ese modo H. Lasswell
conduce directamente al estudio de los posibles cambios en los elementos del proce-
so (en el canal o en el mensaje) para conseguir un resultado deseado45. El modelo de
H. Lasswell recibió críticas por no contemplar factores que intervienen en el proceso
de comunicación como el contexto, por el conductismo, por la omisión de feed back
o la unidireccionalidad.
Gran grupo de educadores y pedagogos intentan explicar los procesos de ense-
ñanza-aprendizaje en términos de comunicación, basados en modelos de comunica-
ción inspirados en C. E. Shannon y W. Weaver, olvidando que este modelo nació para
cubrir necesidades de telecomunicaciones y es insuficiente para explicar la compleji-
dad de las acciones comunicativas que se producen en la educación. J. Castillego
Brull adapta el modelo de H. Lasswell, compuesto por pasos-preguntas, al campo
educativo que configuran el proceso de comunicación que tiene lugar durante la acti-
vidad didáctica: 1. Para qué. 2. Quién elabora. 3. Con qué fuentes. 4. Qué (mensaje
educativo). 5. Quién/qué lo emite (agentes “humanos” o “no humanos”: clima, con-
texto, tecnología empleada). 6. A quién (receptor). 7. Cómo (código). 8. En qué canal
(canal como vehículo comunicativo). 9. En qué condiciones. 10. Cuándo. 11. Dónde.
12. Con qué efectos (los efectos producidos en el sujeto son conocidos por el feed
back). 13 Contexto (el contexto como factor que afecta a cada uno de los elementos
del proceso comunicativo y educativo)46. Por tanto, según J. Castillego Brull, la edu-

44 RODRIGO ALSINA, M., 1989, pp. 29-33; SANZ APARICIO, M. T., Psicología de la comu-
nicación, UNED, Madrid, 1988, p. 54.
45 SANZ APARICIO, M. T., 1988, p. 55.
46 CASTILLEJO BRULL, J. L., 1987, pp. 84-90.

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cación puede entenderse como un proceso tecnológico o cibernético por comportarse


como un mecanismo fácil de controlar y manipular. El concepto de control es funda-
mental en cibernética, y en caso de educación se refiere al control de contenidos, del
proceso de su transmisión, del procesamiento, de los efectos en los estudiantes, de los
emisores/profesores y receptores/educandos, y demás subsistemas implicados. La
educación adopta una visión cibernética ante todo cuando se refiere a la consecución
de resultados determinados previamente (en el currículo) y a la transformación del
sujeto de la educación de acuerdo con un patrón en un proceso de acción-transfor-
mación47. En este tipo de educación el sujeto tiene que someterse a diversos contro-
les para ver el progreso en los resultados parciales. El sistema de control y evaluación
son elementos indispensables.
Desde esta perspectiva tecnológica el educador ejerce preferentemente, aunque no
de manera exclusiva, funciones de emisor, mientras que el educando asume prefe-
rentemente el papel de receptor48. El profesor es el agente educativo que elabora el
input pedagógico y valora los efectos, y el alumno es el sujeto de educación que inte-
gra el input por cuyos efectos se educa de acuerdo con un determinado patrón.
Aunque se hable de comunicación, ésta tiene carácter vertical, unidireccional: de pro-
fesor al alumno para pasar directamente a la actividad educativa individual del suje-
to de educación que de modo hermético lleva a cabo los procesos de recepción y
estructuración (sin intervención de alguien o en ausencia de otras personas49). A parte
de proporcionar información, el educador tiene que impulsar la comprobación de su
asimilación y su posible aplicación (otro elemento cibernético). Todo el proceso está
controlado y ejecutado paso a paso. Los aspectos tecnológicos y la eficiencia preva-
lecen a los aspectos humanos relacionales y sociales. La consecución de los objetivos
y la solidez de los efectos (observables) de la educación son objetivos principales de
este modelo más cibernético, automático que humano. El control del input y del out-
put, la transmisión vertical unidireccional de mensajes es lo más característico de este
modelo de comunicación educativa.
En la comunicación educativa pueden darse dos formas de comunicación: inter-
personal y mediada. La comunicación interpersonal en educación podemos describir-
la de la siguiente forma: “el profesor (emisor) explica verbalmente (canal auditivo) y
con ayuda de un esquema en el encerado (canal visual) en qué consiste y cómo se va
a desarrollar una actividad (mensaje). Profesor y alumnos (receptores) han de com-

47 Ibid., p. 91.
48 SARRAMONA J. (coord.), Comunicación y educación, CEAC, Barcelona 1988, p. 9.
49 Medios de comunicación social, Comunidad Autónoma de Castilla la Mancha, edita:
Comunidad de Madrid, Consejería de Economía, Consejería de Educación y Cultura, 1994, pp. 13-14.

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La comunicación en el aula

partir unos códigos lingüísticos (lenguaje verbal) y gráficos (esquema). Si en la expli-


cación los alumnos no entienden un término se produce un ruido en el código. (…)
Un alumno que no ha entendido algo tiene dos opciones: preguntar (respuesta o feed
back) al profesor y se establece una comunicación bidireccional, o preguntar a un
compañero y se crea un circuito multidireccional. El profesor, o el alumno pregunta-
do, al tratar de resolver la duda planteada volverán a explicar parte de lo ya dicho
(redundancia) y añadirán nueva información. Todo este proceso es de comunicación
directa”50. Además de la comunicación interpersonal directa en la educación también
se contempla el tipo de comunicación llamada comunicación mediada por el hecho
de ser mediada por un medio tecnológico o de otra índole. En este tipo de comunica-
ción el profesor comunica una serie de mensajes a través de un medio51.
No cualquier comunicación podemos llamar comunicación educativa. La comu-
nicación educativa es diferente a otros tipos de comunicación porque está subordina-
da a unas condiciones estrictas: el programa, los objetivos del aprendizaje, las metas,
la metodología, etc. y pretende que su fruto sea la formación del receptor - alumno.
La comunicación para tener carácter educativo tiene que cumplir con los requisitos
del proceso educativo y con las peculiaridades de los receptores, tiene que ser:
1. Motivadora para lograr máxima atención y asimilación de la información (en
ocasiones se acude a la variable afectiva para conseguir mayor efectividad).
2. Persuasiva para incorporar la información a los procesos de transformación y
estructuración
3. Estructurante para orientar reorganizaciones en una determinada dirección y
modalidad ofertando unas estructuras prediseñadas.
4. Adaptativa para que los efectos, resultado del procesamiento, incrementen el
repertorio del alumno.
5. Consistente para vincular la información comunicada con la nueva.
6. Generalizadora para promover generalizaciones en sentido vertical y hori-
zontal de la información incorporada.
7. Facilitadora de inteligibilidad para adecuar la comunicación y la información
al nivel del receptor utilizando correctamente distintos canales para el mismo
mensaje (verbal, icónico, gestual, etc.) sin desorientar el proceso de integra-
ción de la información procedente de canales complementarios (medios de
comunicación, audio, vídeo, etc.)52.

50 CAMPUZANO RUIZ, A., 1992, pp. 31-32.


51 Ibid., p. 32.
52 CASTILLEJO BRULL, J. L., Comunicación y construcción humana, en: Comunicación y edu-
cación, CEAC, Barcelona 1988, p. 49-50.

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Como dice J. Sarramona “educar es comunicar”53 y la educación se adquiere a


partir de procesos comunicativos, pero no todos los procesos comunicativos son edu-
cativos, ni tampoco todos lo pretenden – se requiere una intencionalidad manifiesta
diferente a la de la simple comunicación. La intencionalidad se encuentra en el docen-
te y en el alumno. Pero la intencionalidad del docente no siempre coincide con la inten-
cionalidad del receptor de percibir el mensaje enviado dado que puede no interesarle o
simplemente no coincide con sus propósitos, intereses54. Si el emisor quiere que el
receptor reciba la información con intención tiene que utilizar todos los recursos comu-
nicativos y crear condiciones propicias que están a su alcance para conseguir que el
receptor acoja el contenido de su mensaje. El receptor de la comunicación educativa es
al mismo tiempo procesador de la información: la capta, admite, organiza, interpreta,
valora según sus propios patrones perceptivos, experiencias previas, intereses y necesi-
dades. La información que ha sido procesada y valorada produce en el receptor directa
o indirectamente efectos conductuales55. Aunque por otro lado, el hecho de que el
receptor incorpore el mensaje transmitido por el emisor, no significa que la interpreta-
ción de lo recibido coincida con la intencionalidad y criterio con el que fue emitido. A
la subjetividad del emisor en el proceso de codificación se une la del receptor en el
momento de la decodificación e interpretación, a pesar del uso del mismo código56.
Por comunicación educativa se entiende comunicación intencional que pretende
objetivos de perfeccionamiento, mediante sistemáticos actos didácticos y complejos
sistemas de interacciones entre la conducta comunicativa del profesor y la de los
alumnos, y que se produce en contextos preferentemente escolares57.

FACTORES QUE CONTRIBUYEN EN LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA


EFICAZ

En la comunicación humana podemos apreciar varios tipos y tipologías de la


comunicación. Hablamos de la comunicación directa e indirecta, personal e interper-
sonal, mediada o de masas, verbal o no verbal, oral o escrita, etc., pero es la comuni-

53 SARRAMONA J. (coord.), 1988, p. 9.


54 JIMÉNEZ JIMÉNEZ, B., Formación continua y nuevas tecnologías: una visión didáctico-
comunicativa, en: Edutec-Congresos 1999, http://www.quadernsdigitals.net/articuloquaderns.asp
55 CASTILLEJO BRULL, J. L., 1988, pp. 47-48.
56 MARTÍNEZ SÁNCHEZ, F., El proceso comunicativo en la enseñanza: modelos teóricos y ele-
mentos del proceso, en: CABERO ALMENARA, J. (coord.), Tecnología educativa, Síntesis, Madrid,
1999, pp. 38-39.
57 TRIGO CUTIÑO, J. M. y TRIGO NÚÑEZ, E., La comunicación no – verbal en la educación,
en: Jiménez Correa, A (coord.): Comunicación y educación, Granada, 1996, Vol. II, pp. 706-707.

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La comunicación en el aula

cación interpersonal (directa) la que debe predominar en el aula durante el acto didác-
tico por varios motivos.
“La comunicación interpersonal es la que desarrolla el individuo con otros físi-
camente cercanos que perciben la comunicación por los cinco sentidos y se produce
la respuesta (feed back) inmediata.”58 En la comunicación interpersonal, cara a cara,
el emisor y el receptor del mensaje están en contacto; el receptor puede discrepar,
hacer preguntas o repetir la información que haya oído, y el emisor a su vez corregir
cualquier impresión errónea, contestar y obtener respuesta. Cuando el receptor res-
ponde al emisor se habla de retroalimentación. La comunicación interpersonal direc-
ta proporciona la retroalimentación inmediata y simultanea. Cuanto más frecuente
será la retroalimentación más precisos, adecuados serán los mensajes. Entendida de
este modo la comunicación se la considera un acto recíproco controlado por ambas
partes59, de forma activa60 (lo contrario que en la comunicación de masas que consis-
te en la transmisión de mensajes de carácter público a través de medios tecnológicos
de forma indirecta, unilateral, simultánea a un público numeroso y disperso61) utili-
zando canales verbales (lingüísticos) y no verbales para enviar o recibir mensajes. La
comunicación verbal se establece mediante signos orales y escritos, mientras la no
verbal es facilitada por la mímica, posturas, gestos, olores, gustos, tacto, movimien-
to, aspecto, distancias (canal no – lingüístico) y lo que se transmite por medio de voz:
matices, tonalidades, modulaciones, velocidad, acento, pausas, ritmo (canal paralin-
güístico)62. Aunque el mensaje está compuesto de varios estímulos es emitido y reci-
bido como un todo. La comunicación no verbal puede servir como aspecto comple-
mentario o de apoyo a la comunicación verbal, aunque con frecuencia lo que decimos
puede discrepar con lo que expresamos no verbalmente confundiendo de este modo
al receptor. El aspecto no verbal cumple tres funciones en el proceso comunicativo:
1. Comunica actitudes y emociones;
2. Apoya la comunicación verbal: completando el significado, controlando la
sincronización, el feed back;
3. Sustituye el lenguaje63.

58 Medios de comunicación social, 1994, pp. 13-14.


59 DEFLEUR, M. L. y BALL-ROKEACH, S., 1986, pp. 184-185.
60 TYNER, K. y LLOYD, D., Aprender con los medios de comunicación Ediciones de la Torre,
Madrid, 1995, p. 26.
61 Medios de comunicación social, 1994, pp. 13-14.
62 TRIGO CUTIÑO, J. M. y TRIGO NÚÑEZ, E., 1996, Vol. II, pp. 709-710; Castillejo Brull, J.
L., 1987, pp. 83-84.
63 CUADRADO GORDILLO, I., La gestualidad como instrumento mediacional en la comunica-
ción didáctica, en: Jiménez Correa, A (coord.): Comunicación y educación, Granada, 1996, Vol. I, p. 288.

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La Escuela de Palo Alto (California) o el “colegio invisible”, quiere enfocar la


comunicación como una situación global y dice que es imposible reducir el proceso
de comunicación a unas cuantas variables aisladas situadas de forma lineal como el
modelo de C. E. Shannon o H. D. Lasswell - hay niveles, contextos, sistemas… Del
trabajo conjunto de este grupo de investigadores norteamericanos compuestos por
antropólogos, lingüistas, matemáticos, sociólogos, psiquiatras surge entre otras una
hipótesis: “…todo el comportamiento humano tiene un valor comunicativo”64. La
comunicación como acto verbal consciente y voluntario se opone a la comunicación
como proceso social que integra: los gestos, el espacio, el contexto, etc. La comuni-
cación no verbal funciona como metacomunicación y sirve para descodificar correc-
tamente los mensajes verbales. La teoría se puede resumir con palabras de Paul
Watzlawick “no se puede no comunicar”, porque la intencionalidad no es un ingre-
diente esencial de la comunicación: se puede hablar de intercambio de información
de forma consciente y voluntaria, pero también desde otro punto de vista, cualquier
comportamiento en presencia de otras personas es comunicación, es decir que con
que al menos haya otra persona presente podemos hablar de la comunicación65.
Siempre nos estamos comunicando. Lo que decimos con palabras sólo es un aspecto
de comportamiento comunicativo. Los gestos, el movimiento, en ocasiones confirma
lo que estamos diciendo, a veces sustituye las palabras, pero también puede desmen-
tir el discurso. No es posible no comunicarnos porque nos comunicamos de forma
involuntaria. Concebida de este modo, la comunicación humana es un proceso conti-
nuo que engloba comportamientos a veces independientes de la voluntad. No es
imprescindible que toda transmisión de información sea conciente y voluntaria: cual-
quier comportamiento en presencia de otra persona es un acto comunicativo. Así
pues, la comunicación no depende tanto de las intenciones del emisor (que puede ser
inconsciente de comunicarse) como de la capacidad del receptor para interpretar y
relacionar la información recibida por diversos canales. Todo el conjunto decide
sobre la significación del mensaje66. El movimiento de la nueva comunicación de
Palo Alto ponen en cuestionamiento la forma de C. E. Shannon o H. D. Lasswell de
hacer, entender y producir la comunicación.
C. Shannon y H. Lasswell representan modelos cibernéticos, tecnológicos, donde
el control de input y output es todo lo contrario a lo que confiesa la Escuela de Palo
Alto –la imposibilidad de control comunicativo, pues todo puede ser percibido como

64 MATTELART, A. y MATTELART, M., Historia de las teorías de la comunicación, Paidós,


Barcelona, 1996, p. 48.
65 Ibid., pp. 48-50.
66 MONTANER, P. y MOYANO, R., 1995, p. 98.

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La comunicación en el aula

comunicación. No solamente lo que se pronuncia verbalmente de forma voluntaria


sino cualquier actividad no verbal tanto voluntaria como involuntaria (mímica, ges-
tos, espacio entre los comunicadores, forma de hablar, etc.) es percibida como comu-
nicación. Estos modelos, tan opuestos han encontrado en la educación formal su apli-
cación que se refleja en los modelos tecnicistas de enseñanza-aprendizaje, o en los
modelos de carácter social de comunicación educativa.
La comunicación educativa interpersonal transcurre entre las personas que parti-
cipan en el acto didáctico (educador con estudiante, estudiante con estudiante/es) y
puede adoptar formas verbales o no verbales. En la educación el lenguaje verbal se
emplea prioritariamente para transmitir contenidos, mientras el lenguaje no verbal se
emplea para comunicar el afecto mediante expresiones faciales: sonrisa, levantar
cejas, rigidez del rostro, parpadeo; o expresiones corporales: movimientos de manos,
brazos. El lenguaje no-verbal se concreta en siguientes áreas:
Área oculésica —la mirada— puede servir de reforzamiento positivo que el alum-
no interpreta como disposición a escuchar y atender lo que se comunica; la disminu-
ción de la mirada es interpretada por el alumno como aparición de negatividad, y la
falta de contacto visual es percibida como indisponibilidad para la comunicación. La
dificultad de interacción visual se destaca en aulas grandes y numerosas, cuando
resulta imposible mantener contacto visual con cada alumno y comunicarse con él no
verbalmente. El contacto visual es factor muy importante para el manejo del grupo,
para la motivación individual y mantenimiento de disciplina. También los mensajes
oculares enviados por los alumnos pueden ser interpretados por el profesor como el
nivel de entendimiento de los contenidos.
Área proxémica —la proximidad física— los profesores que mantienen distancia
física con los alumnos reducen la relación de cercanía con éstos fomentando al mismo
tiempo actitudes negativas hacia el profesor y la materia. La percepción de cercanía
funciona como un estímulo positivo no verbal. Las aulas españolas distribuidas en
filas, obligan dirigir la mirada en una sola dirección, donde la comunicación es posi-
ble de lados y no de frente. La proximidad física, y como consecuencia la relación de
cercanía, es una tarea difícil que recae en su totalidad sobre el docente, ya que el
alumno no tiene la libertad para moverse. El mirar la espalda de su compañero de
delante, o al profesor (sobre la tarima o detrás de la mesa), imposibilita una comunica-
ción, discusión o debate. Para que la comunicación sea exitosa los participantes tienen
que tener la posibilidad de mirarse de frente. El profesor distanciado físicamente por su
propia voluntad (ya que él posee toda la libertad para moverse por el aula) representa
con esta posición su autoridad, o puede que la inseguridad en su enseñanza.

421

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Área táctil, háptica – el tacto o contacto físico es la forma de comunicación más


inmediata e íntima que evoluciona con la edad. Desde la educación preescolar, donde
existe mayor necesidad (por mayor grado de independencia) de contacto físico entre
el alumno y el profesor, sus características y frecuencia van cambiando y decrecien-
do. En los cursos superiores un nivel de contacto físico demasiado alto puede ser
interpretado como comportamiento sexual, en cambio, durante la educación infantil
y primaria puede influir positivamente en el rendimiento del alumno.
Área kinésica – es el tipo de comunicación por medio de movimientos, gestos cor-
porales, expresiones faciales que pueden servir como ilustración o acompañamiento
de la expresión verbal, o bien para expresar estados emocionales como nerviosismo,
estrés, miedo, etc. Existe una categoría de movimientos que se denomina “maniobras
de control” que son tácticas que utiliza el profesor en el aula para mantener el control
del comportamiento o cambiar actitud del alumno: una mirada fría, el silencio repen-
tino, poner los dedos sobre los labios67.
I. Cuadrado Gordillo dice que dos aspectos en el proceso de comunicación deter-
minan el mensaje: aspecto informativo y aspecto relacional que define la relación
entre los comunicantes. Uno y otro requiere unión y reciprocidad, ante todo en el pro-
ceso de enseñanza-aprendizaje que debe ser considerado más que pura transmisión de
conocimientos, - precisa expresar afecto, aceptación, confirmación, confianza, segu-
ridad, disponibilidad68. La comunicación humana no es un proceso lineal que se ori-
gina en una persona y se termina en otra-es mucho más complejo y dinámico. Cuando
el emisor y el receptor entran en una comunicación ambos tienen sus propios propó-
sitos y esperanzas con respecto al resultado de ésta, ambos llevan una imagen y
expectativas sobre el otro que condicionan la relación, la conducta, el tipo de mensa-
jes y su tratamiento69. Cuando existe incompatibilidad de propósitos la comunicación
normalmente se interrumpe, - cuando los propósitos son idénticos o complementarios
(o existe la empatía entre los comunicantes) la comunicación puede persistir hasta lle-
gar a ser óptima70.
M. Kaplún habla de dos tipos de comunicación: abierta y cerrada. En la comuni-
cación cerrada el emisor no tiene actitud de comunicarse, y la comunicación se redu-
ce al acto de emitir mensajes, de informar. Lo único importante son los contenidos
que quiere transmitir, sin contar con el destinatario y sin preocupación por los efec-

67 CUADRADO GORDILLO, I., 1996, Vol. I, pp. 288-297; Trigo Cutiño, J. M., Trigo Núñez, E.,
1996, Vol. II, p. 711; PEARSON, J. C., TURNER, L. H. y TODD-MANCILLAS, W., 1993, pp. 185-195.
68 CUADRADO GORDILLO, I., 1996, Vol. I, p. 288.
69 BERLO, D. K., El proceso de la comunicación. Introducción a la teoría y a la práctica, El
Ateneo, Buenos Aires, 1982, pp. 102-103.
70 Ibid., 1982, p. 14.

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La comunicación en el aula

tos que puede producir en éste. El emisor no espera ni la respuesta, ni la participa-


ción, ni el diálogo, ni cualquier otro tipo de interacción. En cambio la comunicación
abierta busca establecer una relación. El emisor se preocupa por los contenidos y
sobre todo por el destinatario en función del cual determina las características del
mensaje. El comunicador se pone en situación del destinatario71 (empatía). De esta
forma M. Kaplún introduce el concepto de prealimentación (feed forward) y lo sitúa
al principio de la cadena de comunicación como el primer requisito indispensable
para orientar la comunicación partiendo de las necesidades de los destinatarios de los
mensajes. El esquema lineal emisor-mensaje-receptor ponía al emisor al principio de
la cadena como él que decidía el contenido y las formas, - el destinatario era el últi-
mo eslabón. Sin embargo, si se desea mantener una auténtica comunicación, se debe
poner al destinatario también al principio de la cadena. El destinatario debe ser el
punto de referencia más importante para formular los mensajes, debe ser la fuente de
prealimentación (lo que significa para el emisor reunir el material y recoger la infor-
mación sobre los destinatarios para así elaborar los mensajes adecuados para que los
destinatarios los sienten suyos)72.
Para Pearson J. C., Turner L. H., Todd-Mancillas W., la comunicación está com-
puesta por interacciones simétricas y complementarias dependiendo si éstas están
basadas en la igualdad o en las diferencias entre las personas. Las interacciones com-
plementarias implican individuos con estatus diferente: ambos perciben que uno es
superior y otro inferior. Estas situaciones se dan a causa de normas culturales y socia-
les relacionadas con determinados roles (médico-paciente, padre-hijo, profesor-alum-
no). Este tipo de interacciones es el resultado de un acuerdo implícito entre los inter-
comunicantes. Las interacciones simétricas minimizan las diferencias mientras las
complementarias las maximizan73.
J. Cloutier opina que para que se hable de la auténtica comunicación el receptor
tiene que convertirse en un comunicador con iguales condiciones y posibilidades de
expresión que el emisor. Los comunicadores (emisores y receptores simultáneamen-
te, o como los denomina el autor - EMIRECS74) en a comunicación interpersonal son
sujetos dinámicos turnándose en sus funciones de emisor y receptor, ofreciéndose
mutuamente la respuesta (retroalimentación o feed back). En la auténtica comunica-
ción el destinatario no puede quedarse en el nivel de mero receptor. En el proceso de

71 KAPLÚN, M., 1985, pp. 113-125.


72 Ibid., pp. 99-104; García Matilla, A., Los medios para la comunicación educativa, en: Aparici,
R. coord., La revolución de los medios audiovisuales, Ediciones de la Torre, Madrid, 1993, pp. 59-60.
73 PEARSON, J. C., TURNER, L. H. y TODD-MANCILLAS, W., 1993, pp. 34-45.
74 http://www.emerec.com.

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enseñanza – aprendizaje, el feed back es entendido como un movimiento de “retorno


del mensaje” (adoptando formas verbales y no verbales: preguntas, gestos, respues-
tas, bostezos, etc.) gracias al cual el educador reconoce el nivel de comprensión de
los contenidos transmitidos, configurándose una específica relación educador-edu-
cando, permitiendo al docente corregir los errores (ruidos) de transmisión del mensa-
je (codificación, elección del canal).
D. Berlo afirma que para asegurar la eficacia del proceso de comunicación ambas
partes —emisor y receptor— deben verificar sus:
Habilidades comunicativas. Existen cinco habilidades, dos codificadoras: hablar
y escribir, dos decodificadoras: leer y escuchar; y la última crucial para codificar y
decodificar - la reflexión. Estas habilidades determinan la calidad de comunicación.
La facilidad lingüística del emisor es fundamental en el proceso de comunicación
pero si el receptor no posee la habilidad de leer y reflexionar, no está capacitado para
recibir y decodificar los mensajes.
Actitudes. Las actitudes del emisor afectan las formas en que codifica y se comu-
nica; y las del receptor – las formas en que decodifica. Podemos hablar de:
– Actitud hacia sí mismo - posibilidades y capacidades;
– Actitud hacia el tema que se trata;
– Actitud hacia el receptor – si el emisor es más abierto o emotivo con los recep-
tores éstos le corresponderán con mejor aceptación de sus mensajes.
Nivel de conocimiento. La profundización de conocimientos acerca del tema afec-
ta los mensajes que se emiten. No se puede comunicar lo que no se sabe o no se
entiende por mucha emotividad que el mensaje conlleve. (Unos opinan que el docen-
te no tiene por que dominar el contenido con que sepa enseñar ya bastará, otros opi-
nan lo contrario: no importa que no sabe enseñar conociendo bien el tema sabrá trans-
mitirlo.)
Posición que ocupa dentro de un determinado sistema socio-cultural. La gente no
se comunica igual cuando pertenece a diferentes sistemas (posición, roles, funciones,
prestigio, contexto, creencias, valores, expectativas), éstos condicionan las capacida-
des comunicativas, propósitos, formas de codificación y decodificación, etc.75.
La forma en que es transmitido el mensaje habla sobre el emisor, sus habilidades
comunicativas, actitudes, conocimiento del tema y su posición. Para D. Grant
Hennings los elementos que hacen una comunicación efectiva son:
Control de distancias – donde los participantes de la comunicación buscan crear
un tipo concreto de relación marcando la distancia (profesor dando discurso desde

75 BERLO, D. K., 1982, pp. 34-40.

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La comunicación en el aula

detrás de su mesa o paseando entre los alumnos). La distancia es un elementos mane-


jable para conseguir el énfasis en el tipo de comunicación que se quiere mantener. El
tipo de distancia inadecuado para la situación puede dificultar o anular la comunica-
ción.
Control corporal y vocal – 1) la fuerza de voz (volumen) está en directa relación
con la distancia, y si no se respeta la proporción la efectividad de la comunicación
decrece. Lo mismo pasa con la entonación y con la velocidad (demasiado rápida
puede producir incomprensión o dificultad receptiva, demasiado lenta y monótona –
falta de atención). La diversidad vocal mantiene la atención del oyente, aviva los
mensajes, indica partes más y menos relevantes, muestra el entusiasmo o pasividad
del emisor, sus emociones y actitudes. Estas características pueden añadir un matiz
significativo a los mensajes. 2) El lenguaje corporal: complementa la emocionalidad
verbal, es mensaje en sí mismo, puede contradecir lo verbalmente pronunciado, etc.
El hecho de no desarrollar todas las potencialidades corporales y vocales limita la efi-
cacia comunicativa. Una comunicación insípida, carente de emociones y movimien-
tos corporales provoca que el oyente baja la atención y adopta una actitud pasiva.
También el exceso de ambos puede obstaculizar o impedir la comunicación. En la
comunicación interpersonal el cuerpo y la voz forman parte esencial del mensaje.
Control de palabras – las palabras son el vehículo más importante para transmi-
tir significados cognoscitivos y emocionales, y su elección pone en evidencia la acti-
tud hacia el tema o una persona que adopta el emisor. La elección del vocabulario
tiene que regirse por el auditorio, su nivel, características y adaptarse a las situacio-
nes concretas.
Control de situación – los mensajes se pueden enviar a través de objetos, colores,
materiales, luces. Estos mismos recursos pueden tener en sí una finalidad específica
o de forma inconsciente transmitir mensajes denominados mensajes situacionales (la
colocación de muebles en un aula o en el despacho del tutor está anunciando el esti-
lo de comunicación que se quiere llevar a cabo)76.
Según A. Colom, en la eficacia del proceso educativo comunicativo influye tam-
bién el aspecto físico-humano de la comunicación: personas presentes en el proceso
de comunicación y sus estados biofisiológicos, la física del canal o de los medios a
través de los cuales se realiza la comunicación (cada vez más se nota la incidencia de
los medios físicos no sólo en los mensajes que transmiten sino también en los proce-
sos cognitivos); el contexto físico de la comunicación educativa: el espacio, el

76 GRANT HENNINGS, D., El dominio de la comunicación educativa, anaya/2, Madrid, 1978,


pp. 25-43.

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ambiente, la arquitectura propias de las situaciones educativas formales (edificio,


aula, pistas deportivas) y no formales (museos, ludotecas, bibliotecas)77.
Es difícil precisar que es la eficacia comunicativa. Se puede intentar definir la efi-
cacia como la medida en que una determinada actividad logra los objetivos deseados,
y cuanto mayor sea la concordancia entre los objetivos propuestos y los resultados
obtenidos, mayor será el grado de eficacia. “La eficacia comunicativa es la capacidad
de transmitir al destinatario una información, adecuada en cantidad y en estructura,
para que se obtengan los efectos esperados: educación, diversión, información, per-
suasión, etc.”78. Por eficacia comunicativa en educación entendemos, no sólo la efi-
cacia en la transmisión de contenidos, sino la eficacia en la recepción del mensaje y
en la asimilación del mismo que se traduce en la ampliación o modificación del cono-
cimiento del sujeto y posteriormente se evidencia en ideas, actitudes y acciones79.
Una comunicación educativa eficaz está condicionada sobre todo por el receptor, sus
habilidades comunicativas y el contexto en el que se desarrolla. El receptor debe ser
el principal punto de referencia de cualquier toma de decisión del emisor.

CONCLUSIONES

En la comunicación educativa siempre hay que tener presente que:


– La auténtica comunicación es un proceso de codificación y decodificación rea-
lizados por el emisor y el receptor simultáneamente (el educador y el educan-
do como emirecs).
– La comunicación no es un proceso ordenado ni unidireccional (desde el edu-
cador al educando). Es imposible reducirlo a un proceso cibernético de control
de input y output. Toda simplificación lineal reduce la comunicación a una
sencilla partida de ping-pong, – mecánica y exente de afecto.
– “No se puede no comunicar”. La comunicación está compuesta por conteni-
dos y formas-verbales y no verbales. Lo que comunica es el conjunto, un todo,
porque así es percibido por el receptor. La eficacia comunicativa consiste en
la autoconcienciación de que comunica tanto lo verbalmente pronunciado
como lo expresado no verbalmente.

77 COLOM, A., Dimensión física de la comunicación educativa, en: Comunicación y educación,


CEAC, Barcelona 1988, p. 106.
78 JIMÉNEZ SEGURA, J., La eficacia comunicativa de los sistemas multimedia educativos, en:
Cuadernos de Documentación Multimedia, nº 8, http://www.quadernsdigitals.net/articuloquaderns.asp.
79 Ibid.

426

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La comunicación en el aula

– La comunicación va más allá de lo estrictamente voluntario, intencional y


racional.
– Los contextos condicionan de forma importante el proceso comunicativo. La
situación en que se produce el acto influye de manera decisiva sobre las for-
mas y los contenidos del proceso comunicativo (como el aula con su contexto
educativo).
– Los ruidos en la comunicación pueden producirse no solamente durante el pro-
ceso de transmisión o proceder desde el receptor, también el mismo emisor es
fuente de ruidos (los problemas de comunicación igualmente pueden proceder
del docente).

El mismo tipo de comunicación puede ser exitoso con un grupo y fracasar o ser
mal interpretado con otro. El hecho de cómo decimos las cosas es en ocasiones más
importante que el contenido del mensaje, - lo que decimos. Iguales estímulos son per-
cibidos por cada individuo de diferente forma en función de intereses, conocimien-
tos, posición socio-cultural, habilidades comunicativas, actitudes y la propia perso-
nalidad (la persona insegura puede interpretar un mensaje inofensivo como una
amenaza). La distancia, los gestos, la entonación de voz, vocabulario, pueden ser aco-
gidos por un oyente positivamente mientras que otro los capta como algo negativo.
Tanto las palabras, como las expresiones no verbales pueden ser interpretadas de
varias maneras dependiendo del contexto.
La complejidad del acto comunicativo que se da en el aula compuesto por varios
elementos y variables que hay que tomar en consideración, la dificultad de su control
e imprevisibilidad, provoca que solamente unos pocos docentes saben llevar a cabo
una comunicación educativa eficaz. Aunque parece sencillo no es una tarea fácil por-
que además de ser una actividad socializadora entre los actores del acto didáctico,
tiene como principal objetivo transmitir contenidos curriculares, reforzar asimilación,
recuerdo, aplicación, etc. Una comunicación educativa entre el educador y el edu-
cando produce el aprendizaje gracias a la homogeneidad de códigos empleados por el
emisor y el receptor, y al feed back consciente y frecuente, lo que significa que la
información ha sido percibida, interpretada y reflexionada por el/la alumno/a. La
comunicación para ser educativa tiene que promover la actividad cognitiva de estu-
diante, producir aprendizaje y proporcionarle una libertad comunicativa. El paradig-
ma comunicativo en educación puede resultar difícil y complejo pero es la base de la
adquisición de conocimientos y del desarrollo social del alumno/a, y el modelo de
aprendizaje como comunicación educativa es el óptimo para la actual realidad edu-

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Universidad Pontificia de Salamanca


Agnieszka Grzegorek

cativa que introduce nuevas formas de comunicación dentro del aula como es la
comunicación mediada por nuevas tecnologías.

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