Objetivos Estratégicos
Objetivos Estratégicos
Objetivos Estratégicos
Para el consejo nacional de educación son seis los cambios que requiere la
educación peruana:
Primer objetivo estratégico:
Oportunidades y resultados educativos de igual calidad para todos
Toda escuela peruana debe recibir un paquete de insumos y condiciones elementales,
elementos que hoy son asumidos en muchos casos por los padres de familia, sobre todo en las
escuelas más pobres: materiales educativos, bibliotecas de aula, acceso a Internet y recursos
tan esenciales como agua potable y energía eléctrica. Esa dotación debe provenir del Estado
en el caso de las escuelas públicas. Sobre esa base, la política debe enfocarse en lo siguiente:
hacer que la educación inicial sea universal para los niños de 4 y 5 años; lograr aprendizajes
fundamentales en los primeros años de la primaria (lectura y escritura, operaciones
aritméticas, resolución de problemas, conocimientos científicos, despliegue de destrezas
corporales, formación en valores y otros) para constituir la principal acción alfabetizadora del
país; además de la alfabetización funcional y tecnológica de todos los estudiantes, incluyendo
los adultos. Los grupos de población que deben ser atendidos en forma prioritaria y con
estrategias diferenciadas son los de las áreas rurales y en extrema pobreza, con énfasis
particular en las niñas así como las personas que experimentan alguna discapacidad.
• Cómo lograrlo:
–Ampliando el servicio educativo a los grupos desatendidos: Esto supone extender los
alcances de la educación inicial escolarizada para todos los niños de 4 y 5 años de edad; la
educación secundaria para todos los adolescentes; y emprender campañas de
alfabetización para todos los jóvenes y adultos que lo requieran.
–Previniendo el fracaso escolar en los grupos más vulnerables: A todos los niños y niñas
pobres y en extrema pobreza se les garantiza una alfabetización exitosa en los primeros
grados, al tiempo que se atacan las causas del abandono y la repetición escolar. Se
establece un Ciclo de Alta Secundaria, que prepare eficazmente a los jóvenes para
integrarse al mercado laboral o a la educación superior.
Aunque resulte difícil de creer, en el país no existe una política de educación superior. Una
subdirección del Ministerio de Educación dirige la educación superior técnico profesional y la
ocupacional en las que se registran aproximadamente 1,4 millones de matriculados; en tanto
que las universidades se gobiernan cada cual por su lado, concentradas en un rol académico
desligado de las necesidades nacionales de desarrollo. A esta situación se suma el desinterés
generalizado por la investigación y la innovación, en un contexto de escaso desarrollo
tecnológico. La mala calidad de la formación profesional que ofrecen las universidades e
institutos de educación superior en nuestro país responde, también, a la difusión de
conocimientos desactualizados, hecho que las ha llevado a formar parte de las instituciones
latinoamericanas descartadas de las listas de las mejores y más calificadas en el mundo.
Una sociedad que educa a sus ciudadanos y los compromete con su comunidad
Los aprendizajes que propone el Proyecto Educativo Nacional no se logran sólo dentro de las
instituciones sino que requieren, además, convertir el espacio público en un lugar de
aprendizaje convergente a los mismos propósitos. Un factor de impacto significativo para el
desarrollo económico y social es la generación de un nuevo capital social, lo que comprende
aspectos como valores compartidos, normas, cultura, la capacidad de concertar, construir
redes, sinergias, clima de confianza, inteligencia de las instituciones u orientación al trabajo
voluntario.