El documento presenta un resumen de la prédica "Los diez leprosos". Narra la historia bíblica de Jesús sanando a 10 leprosos y sólo uno, un samaritano, regresó a agradecer. Jesús enseña que la fe, la obediencia y la gratitud nos dan la salvación. Al final, exhorta a la Iglesia a continuar la misión de Jesús de amar y ayudar a los pobres y marginados para que reine el amor y la paz en el mundo.
100%(3)100% encontró este documento útil (3 votos)
3K vistas6 páginas
El documento presenta un resumen de la prédica "Los diez leprosos". Narra la historia bíblica de Jesús sanando a 10 leprosos y sólo uno, un samaritano, regresó a agradecer. Jesús enseña que la fe, la obediencia y la gratitud nos dan la salvación. Al final, exhorta a la Iglesia a continuar la misión de Jesús de amar y ayudar a los pobres y marginados para que reine el amor y la paz en el mundo.
El documento presenta un resumen de la prédica "Los diez leprosos". Narra la historia bíblica de Jesús sanando a 10 leprosos y sólo uno, un samaritano, regresó a agradecer. Jesús enseña que la fe, la obediencia y la gratitud nos dan la salvación. Al final, exhorta a la Iglesia a continuar la misión de Jesús de amar y ayudar a los pobres y marginados para que reine el amor y la paz en el mundo.
El documento presenta un resumen de la prédica "Los diez leprosos". Narra la historia bíblica de Jesús sanando a 10 leprosos y sólo uno, un samaritano, regresó a agradecer. Jesús enseña que la fe, la obediencia y la gratitud nos dan la salvación. Al final, exhorta a la Iglesia a continuar la misión de Jesús de amar y ayudar a los pobres y marginados para que reine el amor y la paz en el mundo.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6
Prédica “Los diez leprosos” 2016
INTRODUCCIÓN: San Lucas nos recuerda que Jesús va camino
hacia Jerusalén, ¡A enfrentar la cruz! Su pasión, muerte y Resurrección. En ese caminar se va haciendo presente la salvación, Jesús sale al encuentro de los oprimidos cautivos y marginados por la comunidad, salvar cada alma es el propósito de Jesús, Él acoge al excluido con gran ternura en su corazón; un corazón sensible, compasivo y misericordioso, de manera predilecta para los excluidos. Este amor apasionado de Jesús, nos enseña que no seamos indiferentes con los necesitados. Si somos sensibles a las necesidades de los demás, si los vemos con la mirada de Jesús, con amor, ternura, misericordia, descubriendo a Cristo en el otro, todo puede cambiar. “LA FE, OBEDIENCIA Y GRATITUD A JESUCRISTO, NOS DA LA SALVACIÓN”
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 17,11-19
El evangelio nos narra que Jesús anda entre los límites de
Samaria y Galilea, los samaritanos eran despreciados por los judíos, los consideraban racialmente impuros, cuando Jesús atraviesa Samaria, no lo reciben y hasta le niegan el agua para beber, se queda dos días en ese pueblo de samaritanos. Por eso le llegan a llamar "samaritano”. Pero a pesar de todo eso, Jesús pone a los samaritanos como ejemplo a imitar, pone a uno de ellos por encima del sacerdote y del levita en la parábola del buen samaritano, y alaba al leproso de samaria que regresa a dar gracias porque fue sanado. Los leprosos eran prioridad para Jesús, los más despreciados hasta el punto que no podían ni conversar con el resto de la
JOSE ALBERTO AC MACZ Página 1
Prédica “Los diez leprosos” 2016
gente; ni siquiera podían entrar en las ciudades. Igual sucede
en nuestros días, las llamadas clases sociales y aún nosotros los que nos llamamos cristianos marginamos a las personas, a los enfermos de SIDA, los homosexuales, las madres solteras, a los pobres. Jesús era judío, y podía también rechazarlos. Pero Dios no actúa así, como dijo San Pedro en Hechos de los apóstoles “Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra”.
Ser cristianos no tiene que ver nada en cómo actuamos en
nuestra Iglesia, sino de cómo amamos a nuestros hermanos pobres y excluidos, por eso, LA FE, OBEDIENCIA Y GRATITUD A JESUCRISTO, NOS DA LA SALVACIÓN, y nos hace ser más justos y misericordiosos como el Padre. La Iglesia, habitada y movida por El Espíritu Santo, debe avivar en ella el amor misericordioso hacia los necesitados, escuchando su llamada, prestando su voz a los que no tienen voz.
Los judíos rechazaban a los enfermos, los excluían, porque
creían que sus enfermedades, eran causadas por sus pecados, y era un castigo de Dios, enfermedades como la sordera, la ceguera, las discapacidades de nacimiento, San Juan nos da un ejemplo, “El ciego de nacimiento” los discípulos le preguntan a Jesús “Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres o por su propio pecado? Jesús contestó: Ni el pecó, ni sus padres, sucedió así, para que se muestren en él, las obras de DIOS.
La respuesta de Jesús, nos enseña que las enfermedades no
son por el pecado. El pecado es desobediencia a Dios, hacer
JOSE ALBERTO AC MACZ Página 2
Prédica “Los diez leprosos” 2016
lo que no le agrada, la carta de Santiago nos dice: “De estos
malos deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la muerte.” Muerte a la vida eterna. También el pecado nos separa de Dios, el profeta Isaías decía: “Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios”. La barrera entre los leprosos y Jesús era la enfermedad y por eso se quedaron a distancia, pero ellos creían que solo Jesús podía sanarlos, porque ya habían oído hablar de Él, por eso unidos en una sola voz gritaron “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros” los leprosos ni siquiera piden Sanación, porque más allá del dolor de la enfermedad, querían recuperar la dignidad, recuperar a sus familias, ser incluidos nuevamente en la sociedad. Jesús al verlos, les dijo: “Vayan y muéstrense al sacerdote. Ellos obedecen a Jesús aún sin ver la Sanación, actúan en fe creyendo lo que Jesús les dice. Bien pudieron haber dicho, porque otra vez con los sacerdotes, si ellos fueron los que nos excluyeron, no dijeron nada, quizás habrán pensado “Señor, si tú lo dices”, esto nos hace recordar lo que Jesús le dijo a Simón Pedro: “Lleva la barca mar adentro para pescar. Simón le contestó: —Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, ya que tú lo mandas, voy a echar las redes. Así como Pedro, también los leprosos creyeron en la Palabra de Jesús y Obedecieron, en el camino se dan cuenta que están limpios, la lepra ha desaparecido. Recordemos la sanación de Nahamán, que por orden del profeta Eliseo, se
JOSE ALBERTO AC MACZ Página 3
Prédica “Los diez leprosos” 2016
bañó 7 veces en el río Jordán y quedó limpia de su lepra,
aunque había protestado la orden del profeta terminó diciendo: “Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel” La sanación del samaritano y Nahamán van en la misma línea, Fe Y obediencia. “LA FE, OBEDIENCIA Y GRATITUD A JESUCRISTO NOS DA LA SALVACIÓN”
La Fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo
que no se ve, la Fe hace que creamos en lo que Dios nos dice, aunque no entendamos, hemos de poner primero la palabra de Dios y después lo que nosotros entendemos, la Fe no es algo que podamos probar, Porque DIOS lo dice y eso basta para que creamos.
Un modelo de Fe, es la del samaritano, el único que regresa a
dar gracias, una fe que Jesús no encuentra en los otros nueve que también fueron sanados. El samaritano volvió tan lleno de alegría, glorificando a Dios, gritando en voz alta lo que sentía en su corazón. Este samaritano reconoció que Jesús era el Hijo de Dios y se lo demostró postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias. En la Santa Eucaristía tenemos un encuentro con Jesús, “eucaristía” significa acción de gracias. El sacerdote junto con el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por toda la obra de Salvación, como pueblo de Dios le damos gracias por todo lo que Dios ha hecho por nosotros, por todo aquello que tenemos: la vida, la salud, los hijos, los sufrimientos que nos hacen crecer en compasión, la cruz que
JOSE ALBERTO AC MACZ Página 4
Prédica “Los diez leprosos” 2016
nos hace semejantes a Cristo. Que de verdad nuestra Misa
sea una manifestación comunitaria de agradecimiento y Adoración.
El samaritano, al postrarse con el rostro en tierra se convierte
en un adorador, La fe le dio nueva piel, más la gratitud un nuevo corazón. Adorar a Dios, es humillarnos y reconocer su grandeza, reconocer su santidad y nuestra miseria. Lo que le agrada a Dios es adorarlo con nuestra vida, es lo que enseña el apóstol Pablo cuando dice: “Hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, consagrada y agradable a Dios” esto implica para nosotros despojarnos de tantos ídolos, pequeños o grandes, que pueden ser; la ambición, el gusto del éxito, la tendencia a estar por encima de los otros, ser los únicos amos de nuestra vida.
Jesús nos exige conversión, de lo contrario seremos como los
otros nueve, Que ya no regresan a Jesús, Él se queda extrañado ¿Y no eran diez los sanados? Los nueve se fueron con el sacerdote, al templo, eso estaba bien, tenían fe, y fruto de esa fe y obediencia a Jesús fue que recibieron el milagro. La diferencia entre ellos se puede ver después del milagro, no antes. Los nueve prefirieron cumplir con los ritos religiosos, quizás les urgía encontrarse con sus familias, recuperar sus trabajos y se han olvidado de Aquél que les ha sanado. Muchas veces nos pasa los mismo, vamos a la Iglesia los domingos solo para cumplir, y con eso es suficiente, no queremos compromisos, nos asusta el camino de la cruz,
JOSE ALBERTO AC MACZ Página 5
Prédica “Los diez leprosos” 2016
lograremos nuestra conversión solamente por LA FE,
OBEDIENCIA Y GRATITUD A JESUCRISTO, NOS DA LA SALVACIÓN
«Levántate y vete; tu fe te ha salvado. Dijo Jesús al
samaritano, con estas palabras, Jesús enseña que el agradecimiento que sale del corazón es la que nos Salva, 10 fueron sanados pero solo uno fue agradecido. La salvación es para todos, Jesús no rechaza a nadie, es el Salvador de todos y todos caben en su corazón, el evangelio de Jesús adquiere hoy un significado muy especial, para nosotros los cristianos, debemos ayudar a los pobres y excluidos, que tengan una calidad de vida digna, luchar por el respeto a las personas, por la paz entre los pueblos, sin distinción de raza, religión o poder, que hasta hoy ha sido causa de dolores para los seres humanos. Jesús no condena las enfermedades que padecemos, sino que condena el pecado de omisión, el desinterés, la indiferencia hacia el necesitado.
Hoy la Iglesia continúa la misión de Jesús, debemos
caracterizarnos en el amor, si amamos, y ayudamos a los pobres, excluidos, y marginados se rompen todas las barreras y sólo así será posible que reine en el mundo el amor y la paz. QUE ASÍ SEA.