Ladrillo Boomerang
Ladrillo Boomerang
Ladrillo Boomerang
(Jorge Bucai)
Aquel día yo venía muy enojado. Estaba fastidioso y todo me molestaba. Mi actitud en el
consultorio era quejosa y poco productiva. Detestaba todo lo que hacía y tenía. Pero sobre
todo, estaba enojado conmigo. Aquel día sentía que no podía soportar “ser yo mismo”.
Había un tipo que andaba por el mundo con un ladrillo en la mano. Había decidido que a
cada persona que lo molestara hasta hacerlo rabiar, le tiraría un ladrillazo.
Sucedió que se cruzó con un prepotente amigo que le contestó mal. Fiel a su designio, el
tipo agarró el ladrillo y se lo tiró.
No recuerdo si le pegó o no. Pero el caso es que después, al ir a buscar el ladrillo, esto le
pareció incómodo.
Esto permitiría que el ladrillo no se alejara demasiado. Pronto comprobó que el nuevo
método también tenía sus problemas.
Por un lado, la persona destinataria de su hostilidad debía estar a menos de un metro. Y por
otro, que después de arrojarlo, de todas maneras tenía que tomarse el trabajo de recoger el
hilo que además, muchas veces se ovillaba y anudaba.
El protagonista era siempre el mismo ladrillo, pero ahora en lugar de un cordel, le ató un
resorte..Ahora sí, pensó, el ladrillo podría ser lanzado una y otra vez pero solo, solito
regresaría.
Le erró… pero le erró al otro; porque al actuar el resorte, el ladrillo regresó y fue a dar justo
en su propia cabeza.
El segundo ladrillazo se lo pegó por medir mal la distancia.
El cuarto fue muy particular. En realidad, él mismo había decidido pegarle un ladrillazo a
su víctima y a la vez
Nunca se supo si a raíz de los golpes o por alguna deformación de su ánimo, nunca llegó a
pegarle un ladrillazo a nadie.
Es muy probable que un utópico ser humano “iluminado”, lúcido y sólido jamás se enojara.
Sería útil para nosotros no enojarnos. Sin embargo una vez que sentimos la bronca, la ira o
el fastidio, el único camino que los resuelve es sacarlos hacia fuera transformados en
acción. De lo contrario lo único que conseguimos, antes o después, es enojarnos con
nosotros
mismos.