Universidad Nacional Autónoma de México
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Universidad Nacional Autónoma de México
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
T E S I N A
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA
P R E S E N T A:
MAIRA EURÍDICE ISOLDA SACNIC-TÉ NÚÑEZ TANCREDI
DIRECTORA DE LA TESINA:
MTRA. MARÍA CRISTINA HEREDIA ANCONA
GRACIAS:
GRACIAS.
A MI SOBRINA NATALIA DONDE SEA
QUE SE ENCUENTRE…
INDICE
Resumen .................................................................................................... 1
Introducción .............................................................................................. 2
CAPÍTULO 1. LA ADOLESCENCIA
APENDICE 1 ......................................................................................... 95
APENDICE 2 ....................................................................................... 106
1
INTRODUCCIÓN.
Ser adolescentes hoy día en México es más complejo de lo que era hace un par
de décadas, tanto por la vertiginosa rapidez con que se ha desarrollado la tecnología
como por la incorporación de nuestro país a las sociedades de la información y la globa-
lización de la economía. Esto ha tenido gran repercusión en muchos aspectos de la vida
actual y demanda respuestas más eficaces, rápidas y complejas.
Por otra parte, la sociedad tiende a estigmatizar y a criminalizar a los jóvenes por
falta de conocimiento. Siempre es más fácil etiquetar y castigar que educar verdadera-
mente. De manera que si queremos apoyarlos y protegerlos, es apremiante saber más
sobre ellos y compartirles ese saber, además de ser más comprensivos y comunicativos
para que atraviesen de la mejor manera posible esa etapa clave del desarrollo.
2
LA ADOLESCENCIA
1.1 Definición.
Ya no son niños, pero todavía no son adultos. Ésta podría ser una definición so-
mera para iniciar la descripción de ese grupo de seres humanos llamado adolescencia.
La palabra adolescencia viene del latín adolescere, que significa “crecer” o “ma-
durar”, y si hiciéramos una analogía con las estaciones del año, diríamos que corres-
pondería a la parte final de la primavera, época de construcción, de maduración y flore-
cimiento. La adolescencia es el crisol que transmutará alquímicamente una oruga en una
mariposa.
La madurez social es un concepto similar, pero fijado por las instituciones. Por
ejemplo, algunos grupos religiosos marcan su comienzo así como su terminación con
ritos de iniciación; las escuelas deciden el momento en el que se comienza y termina la
enseñanza elemental, así como la secundaria y la preparatoria; la edad del casamiento
sin la autorización de los padres; firmar documentos legales; beber; fumar; votar y ser
juzgado; conducir un automóvil; entrar a determinados espectáculos, bares o casinos; la
incorporación al mundo laboral de tiempo completo, etc. “Los cambios en los roles so-
3
ciales (de niño a padre, de alumno a trabajador) y las expectativas sociales que tenemos
sobre la conducta de un individuo, son indicadores importantes de la edad social”.
(Kimmel, 1998). Por ello, hay que considerar a la adolescencia a la luz de los cambios
históricos, sociales, económicos, tecnológicos, etc.
4
sus triunfos y sus nuevos caminos dejarán su huella en la estructura adulta. Es el mo-
mento de la formación, pero sobre todo la de su consciencia.
Según Havighurst (1972, citado por Kimmel, 1998), a cada periodo de la vida le
corresponden unos logros evolutivos: “La sociedad espera que al término de esta transi-
ción, los adolescentes obtengan una lista de por lo menos 8 destrezas, actitudes o fun-
ciones específicas que se supone que adquirirán o desarrollarán en momentos concretos
de su vida. Éstas resultan de una combinación de esfuerzo personal, maduración física y
presión social. También creía que las tareas tenían que lograrse de forma secuencial, de
modo que cada una dependía de la ejecución satisfactoria de las anteriores.
Los ocho logros para el periodo adolescente según Havighurst (1972) son:
5
3. La adolescencia tardía. Formación de un sentido coherente y claro de
su identidad personal y elaboración de roles sociales definidos, siste-
mas de valores y objetivos vitales.
Todos los niños pasan a través de las mismas etapas de crecimiento, pero el
tiempo que tardan en completar esas etapas varía. Dado que las culturas difieren am-
pliamente en lo que constituye una conducta aceptable o inaceptable, cada cultura pro-
duce frustraciones y conflictos, con lo cual engendra en sus miembros rasgos específi-
cos de personalidad (Erikson, 1963 citado por Dicaprio, 1968). Él cree que los tipos y
rasgos de personalidad particulares, como el individualismo y la competitividad, pueden
estar asociados con diversas culturas. Crecer implica una serie continua de adaptacio-
nes, ya que el mundo fuera del hogar es, sin duda, bastante distinto de las circunstancias
familiares inmediatas. La capacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes, es
una señal de madurez, afirma Erikson (1963). Cada etapa, si es vivida exitosamente,
añade algo al ego. A estos logros del ego los llama fuerzas del ego (Erikson, 1963, cita-
do en Dicaprio, 1968).
6
1.4 Etapas del desarrollo.
Para dicho autor, los problemas se repiten a lo largo de la vida, y distingue entre
la fase inmadura, la fase critica y la fase de resolución de estos problemas universales
(Erikson, 1968). Durante la adolescencia, la búsqueda de identidad alcanza la fase críti-
ca (crítica en el sentido de que es un punto de viraje o perspectiva de cambio en la vida
del individuo), ya que en ésta hay muchos cambios significativos en la persona, pero
especialmente en el yo. Es un periodo crucial en el desarrollo de la personalidad. El
joven que no logra establecer un firme sentido de identidad en esta etapa, no puede for-
mar una asociación íntima con los demás cuando esta tarea sea crítica en la siguiente
etapa.
7
y aprender cómo utilizarlas para obtener un concepto más claro de quién es y quiere
llegar a ser (Erickson, 1959 citado por Monjarás, 2009).
Las interacciones sociales son significativas a lo largo de toda la vida, pero du-
rante el estado adulto temprano alcanzan un punto crítico. Si el adolescente ha resuelto
sus problemas de identidad, sus interacciones sociales serán placenteras, tanto las ínti-
mas como las casuales. La relación íntima se construye sobre la autonomía segura de
ambas partes. La persona con los pies en la tierra puede dar más que el individuo de-
pendiente, desvalido, que sólo desea recibir: un sentido de iniciativa bien desarrollado
capacita a los cónyuges a realizar cosas productivas para el otro; un sentido de laborio-
sidad capacita para mostrar amor en forma tangible; el sentido de identidad proporciona
a la pareja el papel de ego estable, una capacidad sana para la fidelidad y una serie bien
definida de valores y prioridades.
Así como Freud, Erikson (1963) acepta que uno de los signos de madurez es la
capacidad de amar. Para amar realmente se necesitan cualidades tales como la compa-
sión, la simpatía, la empatía, la identificación, la reciprocidad y la mutualidad. Estos son
los aspectos sociales, sin los cuales no puede haber intimidad. El acto sexual es sólo una
faceta de la intimidad. Para Erikson (1963) el término genitalidad es algo más que una
tensión biológica, implica a la persona completa y una interacción compleja entre los
dos cónyuges. El sentido de intimidad requiere las capacidades y sentimientos apropia-
dos para formar vínculos humanos, afiliación con los demás.
8
1.5. La evolución afectivo – sexual del adolescente.
9
No se puede separar la vida afectiva de la vida sexual, en el sentido amplio del
término. La sexualidad no se reduce a su único aspecto genital. Dos raíces, una genital y
la otra afectiva o sentimental, son indispensables para su desarrollo pleno. El problema
de la evolución afectivo-sexual está estrechamente ligado al de la educación afectivo-
sexual, que depende, él mismo, de la educación de toda la personalidad del joven.
10
A los once años, que es cuando comienza la adolescencia temprana, las opera-
ciones formales reemplazan a las operaciones concretas. Las habilidades de procesa-
miento de información se hacen más complejas y sofisticadas, desarrollándose la habili-
dad para el entendimiento abstracto y la lógica simbólica. Esto se debe a un rápido cre-
cimiento de las funciones corticales y cerebrales más elevadas. Entonces, es capaz de
razonar a partir de generalidades no tangibles, sin limitaciones por el espacio y el tiem-
po. Los adolescentes empiezan a comprender su mundo a través de eventos que deducen
e imaginan, observando las similitudes esenciales y las diferencias superficiales. Dos
cosas diferentes pueden ser vistas como reflejo de un concepto fundamental. Piaget des-
cribió que las relaciones causa-efecto son más fácilmente reconocidas como consecuen-
cias complejas de eventos y pueden tenerse en mente múltiples determinantes. Los
cambios en el procesamiento de información y memoria permiten la generación de hipó-
tesis acerca de la relación entre eventos y considerar una perspectiva histórica (cit. en
Suárez de la Cruz).
Mientras que los niños son dependientes del contexto, los adolescentes aceptan
diferentes realidades para diferentes contextos o personas diferentes. Los niños, con un
pensamiento operacional concreto, saben que diferentes individuos pueden tener dife-
11
rentes puntos de vista sobre un mismo asunto, pero mantienen la percepción de que de-
be haber una sola verdad absoluta.
12
Un hecho sumamente importante en la cultura juvenil actual es que impera la al-
ta velocidad, que determina nuevas estructuras de pensamiento, de concentración y de
relación. La búsqueda del ser y el sentido de vida, el énfasis en lo visual, afectivo, sen-
sorial y efímero debilitan el poder socializador tradicional. Las nuevas tecnologías de
información y comunicación, y de manera muy especial, el mundo cibernético, son par-
te de un cambio cultural que agudiza las diferencias y contribuye con nuevos códigos,
condiciones y experiencias a los procesos de constitución identitaria de los jóvenes.
Balardini (2003) señala que las nuevas tecnologías también acentúan la brecha interge-
neracional, y son abordadas de modo radicalmente diverso por adultos y jóvenes. Para
los adultos es tecnología y para los niños y adolescentes forma parte del mundo en el
que nacieron
En su teoría, se describen 6 etapas del desarrollo del juicio moral que las perso-
nas atraviesan desde la niñez hasta la vida adulta y cuyas etapas más elevadas sólo se
alcanzan hasta la adolescencia.
Las normas son impuestas por los otros y se cumplen tanto para evitar los casti-
gos, como para recibir recompensas.
13
Los niños quieren agradar a los demás y todavía observan sus normas, pero en
cierta medida ya las han interiorizado.
14
1.8 Desarrollo emocional en la adolescencia..
Hay eventos únicos o que se viven por primera vez durante la adolescencia, que
tienen implicaciones significativas para las emociones, como el desarrollo del pensa-
miento de operaciones formales, los cambios hormonales y otros cambios fisiológicos
durante la pubertad, cambios en la identidad, mayor orientación hacia las relaciones con
los compañeros y cambios en las demandas sociales.
15
Los eventos de vida son una variable que influye en el desarrollo y tono emocio-
nal durante la adolescencia, dependiendo de si son normativos o esperados, o son ines-
perados o son inesperados o no normativos, así como del significado personal que tie-
nen para el individuo. Sin duda, hay aspectos en la adolescencia que tienden a generar
afecto negativo o estrés, representando para el adolescente un reto que enfrentar. Havi-
land y cols. (1994, cit. en Suárez de la Cruz, 2009) afirman que la emoción juega un
papel fundamental al conectar eventos separados que el adolescente va viviendo. Estos
investigadores consideran que las emociones, como sistemas que proveen significado,
están ligadas a la identidad y la van definiendo. La asociación de emociones provee de
un curso de organización y significado a los diferentes eventos de vida.
En la medida en la que experimenta nuevos roles (p. ej. amigos, mejor amigo,
novio, así como roles fuera de la casa y la escuela) el joven accede a nuevas experien-
cias emocionales. Aparecen nuevas conexiones afecto-experiencia, que forman una red.
De acuerdo con Haviland (en Blackwell, 2003), esta red contribuye al desarrollo de la
identidad en la adolescencia.
Los estados de humor de los adolescentes, aunque más negativos, son menos
persistentes, y se disparan más rápidamente que en los adultos. En comparación con los
niños, los adolescentes son más sensibles a los eventos durante su vida diaria, adquieren
capacidad de entender las claves más sutiles, tomar en cuenta y examinar eventos com-
plejos en la memoria, anticipando la implicación de los eventos en el futuro.
16
Las decepciones y frustración relacionadas con el surgimiento de relaciones
amorosas se han identificado como una de las mayores fuentes de estrés y sufrimiento
para los adolescentes.
De acuerdo con Rosenblum y Lewis (en Blackwell, 2003), hay habilidades que
se desarrollan en la adolescencia que representan bloques con los que se construirá el
funcionamiento emocional del adulto:
17
desarrollar habilidades de regulación emocional, que contribuyan a la ex-
periencia y expresión de la empatía. La capacidad de tolerar el afecto ge-
nerado por una conexión empática, es otra condición necesaria.
6. Es necesaria la habilidad de regulación emocional, los adolescentes que no
son capaces de afrontar exitosamente el incremento de estas emociones
pueden experimentar consecuencias negativas, incluyendo propensión a la
depresión, sentimientos de vergüenza, ansiedad, angustia patológica y fra-
gilidad emocional. Momentáneamente, la persona aprende a separar la ex-
periencia emocional de su identidad y reconocer que él o ella pueden per-
manecer intactos, con continuidad a pesar de las fluctuaciones emociona-
les.
18
diferencias en el medio ambiente. Habitualmente se le da al varón mayor libertad y
oportunidad para la autoexpresión. En ocasiones la niña siente celos del cariño de su
padre por su madre, lo que representa una dificultad de adaptación. Normalmente sus
afectos se dirigen hacia otras niñas, y llegan a ser fuertemente heterosexuales (Brooks,
1981 cit., en Cárdenas Ramos, 1995).
Mullis y McKinley (1989, cit., en Cárdenas Ramos, 1995) investigaron los efec-
tos del rol sexual en la autoestima y locus de control en jovencitas. Los resultados indi-
can que el rol sexual se relaciona de manera significativa con la autoestima, pero no con
el L.C, de tal manera que las adolescentes clasificadas como andróginas o masculinas
tuvieron una autoestima más alta que las clasificadas como femeninas o indiferenciadas.
19
El concepto de sí mismo es entonces un mediador con el cual el individuo en-
tiende su mundo interior y exterior. Por lo general, la mayoría de los adolescentes en-
cuentran difícil desarrollar un grupo integrado de conceptos del yo adaptados a la reali-
dad, aún cuando algunos factores ambientales propicios pudieran facilitárselos. Sin
embargo, el desarrollo de una visión de sí mismo funcional y efectiva debe lograse antes
de alcanzar la madurez psicológica.
Las circunstancias en las que se cría a un niño son de gran importancia para la
formación de su identidad, y sin duda alguna, son las prácticas de crianza de la madre
las que ejercen mayor influencia. Las relaciones con los coetáneos también desempeñan
un papel importante. Las circunstancias sociales y económicas están relacionadas con la
autoestima, aunque esta relación está condicionada por las diferencias individuales y de
situación.
20
duzca cierto desarrollo del concepto de sí mismo debido a la creciente independencia
emocional y a la necesidad de adoptar decisiones sobre trabajo, valores, comportamien-
to sexual, elección de amistades, etc. (Coleman, 1985, cit. en Monjarás, 2009).
Coleman (1985), refiere que dentro de los factores que influyen en el desarro-
llo del concepto del sí mismo, se encuentran: la imagen del cuerpo, la personalidad y el
trasfondo familiar, así como el ambiente social. Por otra parte considera que la autoes-
tima no sólo se relaciona íntimamente con la adaptación social en general, sino también
con la estabilidad del concepto de sí mismo. Cuanto más elevado sea el nivel de autoes-
tima, tanto más probable es que los adolescentes estén mejor adaptados y tengan un
concepto más estable de sí mismos.
Las experiencias que vive un niño en sus relaciones familiares son de suma
importancia en la formación de su personalidad. Mandelbaum (cit. en Horroks, 1986)
21
piensa que los adolescentes reflexionan las actitudes que tuvieron sus padres hacia ellos
durante la infancia, y al parecer, si el niño fue capaz de aprender a tener confianza, ar-
monía y un sentido de identidad, la adolescencia será una etapa más fácil y sin tantos
problemas. Pero si al contrario, en la niñez se ha percibido que los padres se han resisti-
do a la búsqueda de autonomía de su hijo, la adolescencia suele ser un periodo donde se
presenta rebeldía.
Los estudios del Dr. Díaz Guerrero (1982) también han demostrado el impacto
de la familia en la personalidad de los jóvenes. Por ejemplo, las familias mexicanas le
exigen formas de ser y comportamientos diferentes a los jóvenes según su sexo. En
cuanto a la mujer, hoy en día se le dan mayores oportunidades para estudiar de las que
se le daban hace unos cuantos años, sin embargo, se le sigue exigiendo que además re-
alice actividades domésticas y que cuide del o de los varones porque supuestamente le
corresponde. Es decir, que socio-culturalmente se le sigue exigiendo a la mujer que sea
sumisa, abnegada y auto-sacrificada.
Por su parte, del adolescente varón se espera que se convierta en padre de fa-
milia con la supremacía absoluta sobre ésta. No obstante, los resultados de las investi-
gaciones han revelado que a medida que los adolescentes cuentan con un mayor nivel
educacional, presentan un menor acuerdo con las premisas histórico-socioculturales
como las expuestas anteriormente con respecto de lo que se espera en cuanto a los pa-
trones conductuales y actitudinales de los hijos adolescentes hombres y mujeres mexi-
canos (Díaz Guerrero, 1992).
22
Por otro lado, aunque la familia ya no es la única influencia para el adolescen-
te, sigue siendo el apoyo más importante con el que cuenta, y las formas de enfrentar al
mundo, las conductas y actitudes que han contemplado en los padres, marcarán las pau-
tas de desarrollo y madurez a las que llegarán en la edad adulta. Es muy característico
de la cultura occidental que al adolescente se le hacen solicitudes ambiguas, unas veces
se le pide que se comporte como niño y otras como adulto. Generalmente el joven que
se encuentra en una posición de subordinación, en la que tiene que adoptar un papel
infantil cuando ya se siente capaz de funcionar como adulto, a, puede responder de ma-
nera pasiva o agresiva. Cuando responde de forma pasiva, la subordinación suele trans-
formarse en algo tan cómodo, que el llegar a la madurez social y emocional se vuelva
una meta muy lejana y difícil de alcanzar. Si por el contrario, los padres en lugar de
sobreprotegerlo y exigirle un papel infantil, le ayudan en el proceso de emancipación,
independencia y autoseguridad, le brindan mayores oportunidades para que pueda llegar
a ser un individuo maduro de manera óptima (Horrocks, 1984).
Se han clasificado tres tipos de controles que los padres ejercen sobre sus hijos:
el autoritativo, el autoritario y el permisivo (Baumrind, 1967 cit. en Cárdenas Ramos,
1995). El autoritativo se interesa por dirigir la actividad del niño, pero no por la obe-
diencia como virtud. El autoritario ejerce poder para controlar y limitar la voluntad del
hijo. El permisivo apenas da muestras de poder, y su interés por controlar la conducta
del niño es mínima (Mc Kinney y otros, 1986, cit. en Cárdenas Ramos, 1995).
Baumrind aboga por las ventajas del control autoritativo. Elder (1963), apoya
la tesis de Baumrind, ya que demostró que cuando los padres ejercen un poder democrá-
tico (equivalente al autoritativo) sobre los hijos adolescentes, estos tienden a ser inde-
pendientes y a tener confianza en sí mismos, a tener compañeros aprobados por sus pa-
dres y a tener una motivación académica muy intensa (Mc Kinney y otros, 1986, cit. en
Cárdenas Ramos, 1995).
23
Respecto de los conflictos que surgen en la relación con los padres, Grinder (1986),
informa que el conflicto en las relaciones intergeneracionales se da principalmente por
dos causas:
Bandura, por su parte, habla del mito de la adolescencia como un periodo angus-
tioso, turbulento y perturbador, y afirma que es “la interpretación exagerada que los
medios masivos de comunicación les ha dado a las señales de inconformidad” (Mc Kin-
ney y otros, 1986, cit. en Cárdenas Ramos, 1995), los cuales se han encargado de ven-
der la imagen de los adolescentes inconformes. Otro factor que considera Bandura es
que las generalizaciones que se han hecho de ellos fueron sacadas de muestras anorma-
les, y piensa que la delincuencia juvenil es más un producto de sus problemas sociales,
que de su posición como adolescente.
24
fica el desagrado marital y amplía el círculo de malas relaciones familiares. (Hurlock,
1987, cit. en Cárdenas Ramos, 1995).
Slater, Stewart y Linn (1983, cit. en Cárdenas Ramos, 1995), llevaron a cabo una
investigación para determinar los posibles efectos de la separación y divorcio de los
padres en la formación del autoconcepto de los adolescentes, y al mismo tiempo se qui-
so comparar si los jóvenes con padres divorciados diferían de los que venían de familias
con padres integrados en cuanto a nivel de ansiedad, locus de control y la percepción de
su familia. Los resultados indicaron que los adolescentes hombres de familia con padres
separados tuvieron mejor autoconcepto y mejores percepciones de su ambiente familiar
que los que no tenían padres divorciados. En las mujeres se encontraron los resultados
opuestos, es decir que las que tenían padres divorciados resultaron tener un peor auto-
concepto y una peor percepción de su ambiente familiar que las que venían de familias
cuyos padres estaban unidos. De este modo, se encontró que las mayores diferencias
entre adolescentes con padres divorciados y los de padres unidos en cuanto al autocon-
cepto y a las percepciones del ambiente familiar se dieron entre los sexos de los adoles-
centes.
Indudablemente que el tipo y la calidad de las relaciones que los adolescentes es-
tablezcan con sus familias, particularmente con los padres, ayudará u obstaculizará el
que desarrollen ciertas características de personalidad, como ser personas independien-
tes, capaces, confiadas en sí mismas, adaptadas socialmente y felices.
Brooks (1981., cit. en Cárdenas Ramos, 1995) dice que los caracteres de la
personalidad se integran mediante las experiencias vividas por el individuo y por los
25
ideales que va adoptando a lo largo de su desarrollo y evolución. Así, el desarrollo de la
personalidad es el producto de la modificación de ciertos elementos psicofisiológicos
heredados, como son los instintos y las emociones, por las condiciones ambientales y
por el crecimiento interior.
26
glandular, vestimenta, nombres y apodos, inteligencia, niveles de aspiración, emocio-
nes, patrones culturales, enseñanza media y universidad, estatus social e influencias
familiares.
27
formado por varias pandillas que se juntaban para fiestas y en otras ocasiones planeadas,
generalmente los fines de semana. Las pandillas de adolescentes más jóvenes eran de un
solo sexo, pero sus bandas se conformaban por lo general por una combinación de pan-
dillas de niños y de niñas. En la adolescencia posterior, conforme más individuos co-
menzaron a hacer citas entre ellos con regularidad, las pandillas de un solo sexo tendie-
ron a romperse y tomaron su lugar nuevos grupos más flexibles asociados, compuestos
por dos o más parejas. Estudios recientes en E.U. sugieren que procesos similares a los
documentados por Dunphy siguen operando (Steinberg, 2002; Steinberg y Morris,
2001).
28
1.13 El adolescente y la escuela.
29
obstante, se puede tener alta satisfacción en un terreno y bajo en otro, como resultado de
la mejor o peor adaptación realizada a determinadas áreas vitales. El bienestar resulta de
la ecuación expectativas / logro (Michalos, 1986). Si una persona tiene altas expectati-
vas de rendir académicamente bien en la escuela y rinde mal, entonces el resultado es la
insatisfacción en ese dominio. En caso contrario, resulta la sensación de bienestar y
ajuste en esa área.
Por otro lado, aunque los adolescentes son más independientes que los niños y
les gusta pedir menos ayuda a los padres para las tareas escolares, hay influencias del
hogar que también afectan la calidad de su trabajo en la escuela. Un estudio de más de
30 000 estudiantes de último año de escuela secundaria, Highschooll en inglés, (Natio-
nal Center for Education Statistics, NCES, 1980, 1984, citado por Papalia y Wendkos,
1992) en E.U. mostró que los estudiantes que obtienen mejores calificaciones tienden a
ser aquellos cuyos padres participan más en la vida de sus hijos. Esto es particularmente
cierto en relación con los padres. En este estudio, 85% de estudiantes con las mejores
calificaciones tenían padres que hacían mejor seguimiento de su progreso en la escuela.
Esto no prueba que la participación de los padres mejore las calificaciones de los estu-
diantes. Lo que sí es más cierto, es que la participación de los padres y su preocupación
estimulan a sus hijos a trabajar mejor, una conclusión apoyada por muchos otros estu-
dios (Henderson, 1987 citado Papalia y Wendkos (1992). Además de revisar las tareas y
las calificaciones, también es de suma ayuda que hablen con sus hijos frecuentemente y
estén disponibles para ellos (NCES, 1984).
Dicho estudio también indicó que la participación de los padres y no las venta-
jas socioeconómicas, son el factor clave. Un análisis estadístico de 101 estudios
30
(K.R.White, 1982, citado por Papalia y Wendkos, 1992) encontró también que la corre-
lación entre la condición socioeconómica y el rendimiento académico es mucho menor
de lo que generalmente se presume, y que disminuye a medida que los estudiantes au-
mentan en edad. Lo que parece establecer una diferencia importante en el rendimiento
es el ambiente en el hogar del estudiante ― por ejemplo, la cantidad disponible de ma-
terial de lectura, la actitud de los padres hacia la educación, sus aspiraciones para el
niño y una guía académica, la calidad de la conversación y el lenguaje usados en casa, la
estabilidad de la familia y la participación en actividades culturales. En suma, un am-
biente que promueva el aprendizaje. Para K.R:White (1982) (citado por Papalia y
Wendkos, 1992) entonces es la manera como los padres estimulan a sus hijos y no la
ocupación o los ingresos o la educación de los padres la que tienen una gran influencia
sobre el rendimiento escolar de sus hijos.
Al llegar el momento de elegir una carrera, si los padres no animan a sus hijos
a lograr una educación superior y no los ayudan económicamente, es mucho más difícil
para éstos. La búsqueda de la identidad está estrechamente relacionada con las eleccio-
nes vocacionales, la cual recibe influencias de varios factores entre los que se cuentan el
sexo y la actitud de los padres.
31
1.14 Principales factores de riesgo.
Pobreza.
La pobreza se ha descrito como una condición desfavorable que trae consigo di-
versos factores de riesgo específicos, los que están presentes tanto en el plano físico,
como en el mental y social. Garmezy (1993, citado por Kotliarenco et cols. 1997) señala
que existe una creciente preocupación a nivel internacional respecto de la crisis de la
pobreza y de las consecuencias que ésta ha mostrado tener en la vida de los jóvenes.
Hay muchas razones por las que los adolescentes dejan de ir a la escuela, entre
ellas, la baja calidad de la educación, especialmente en las escuelas públicas; la discri-
minación que enfrentan los jóvenes; la falta de oportunidades y de oferta educativa, así
como la necesidad de trabajar. Casi 3 millones (aproximadamente uno de cada tres chi-
cos y una de cada ocho chicas) de este grupo de edad trabajan. Esta situación es más
severa si sólo se considera a los estudiantes que no estudian (dos de cada tres chicos y
32
una de cada tres chicas). Su bajo nivel de educación en muchos casos los obliga a acep-
tar trabajos mal pagados, peligrosos o incluso, en condiciones de explotación. (UNI-
CEF).
La realidad económica y social que vive nuestro país presiona a los niños y
adolescentes provenientes de familias pobres, a trabajar para mantenerse a si mismos y
complementar el ingreso de su hogar. Por su parte, los adolescentes trabajadores, al no
contar con una preparación técnica o profesional acorde con el progreso tecnológico y
las exigencias del mercado de trabajo, se ven obligados a desempeñarse en cualquier
tipo de actividad, muchas veces en condiciones inadecuadas y ambientes peligrosos, en
largas jornadas laborales, con salarios bajos y en horarios que provocan que la mayoría
de ellos abandonen el sistema educativo formal, situación que no les asegura el desarro-
llo de su proyecto de vida al ver limitadas las posibilidades para lograrlo. De manera
que la educación es un elemento fundamental para que el adolescente se procure los
conocimientos imprescindibles para estimular las características del proceso de desarro-
llo cognitivo de esta etapa, así como del emocional, psicológico, moral, etc.
33
habilidades que les serán útiles más tarde en la vida, y los que trabajan durante la escue-
la secundaria no parece que ganaran más dinero después del que hubieran ganado si no
hubieran tenido empleos durante la escuela secundaria (Greenberger & Steinberg,
1986, cit. en Papalia, 1988).
Abuso de sustancias.
34
lan que la relación por género en el consumo de tabaco es ya de uno a uno. De hecho,
20% de los estudiantes de secundaria son fumadores activos. De los 14 millones de
fumadores que había en México en 2008, 10 millones comenzaron a fumar antes de los
14 años.
En cuanto al consumo del alcohol, Medina-Mora y Cols. (2003) refieren que los
jóvenes acuden a él por soledad, ansiedad y estrés, como medio de rebelión, por senti-
mientos negativos hacia sí mismos y por problemas psicológicos. En 2007, morían di-
ariamente tres adolescentes por accidentes de tránsito debidos a su consumo.
35
Las causas del embarazo adolescente están determinadas básicamente por fac-
tores socioculturales y también se cuentan elementos psicológicos. En sectores amplios
de la sociedad mexicana, por ejemplo en la población rural y marginal urbana donde el
embarazo temprano es más frecuente, la maternidad forma parte indisoluble de la vida
de las mujeres, en muchas ocasiones es la única forma de valoración de que disponen
(Taracena, R., 2009 cit. en Monjaras, 2009).
A diferencia de estos grupos, en las zonas urbanas la mayor parte de las ado-
lescentes tienen expectativas de educación o empleo que se contradicen con un embara-
zo a esa edad. En estos casos, el embarazo precoz es más bien producto de la falla de
información, falla en los métodos anticonceptivos y difícil acceso a servicios de anti-
concepción. (Taracena, R., 2009 cit. en Monjaras, 2009)
Decesos.
36
conciencia y una desinhibición psicomotriz, el no valorar la vida por estar sumergidos
en un estado de ánimo de tristeza, de pesimismo.
Los ninis
37
La falta de educación, la pobreza cultural y la falta de oportunidades de
los padres.
Sin duda siete millones de “ninis” en México es una cifra preocupante en mu-
chos sentidos, pues en algún momento de sus vidas el sustento que los cobija va a des-
aparecer, lo que los empujará a integrarse a caminos fáciles como son el subempleo o
trabajo informal, el pirataje o en el peor de los casos, la delincuencia, y en el mejor, la
migración a E.E.U.U y Canadá. En 2008, fueron repatriados de los Estados Unidos
32,151 niños y niñas mexicanos; de los cuales la mayoría (89%) eran adolescentes en-
tre12 y l7 años, el 76% eran hombres y el 56.6% viajaron solos. Además, todo esto vul-
nera y pone en peligro su salud física y mental. Muchos de los jóvenes se han integrado
a las filas de la delincuencia organizada precisamente por la facilidad que les dan para
obtener altos ingresos económicos sin compromisos ni mucho esfuerzo, como lo pudie-
ra ser una jornada laboral. (Pérez Valencia, 2010).
38
Es una generación marcada por la desesperanza la que deambula ahora por las
calles, sin ilusión ni compromiso, sin ideología ni proyecto de vida, sin sueños ni culpa-
bilidad, sin valores ni filosofía, a los que nada llama la atención y todo desestiman, ex-
cepto, un buen escape. Caminan por las calles sin poder cumplir el sueño que nos ven-
dieron hace varias décadas de que si se lograba tener educación superior, entonces se
podría conseguir trabajo seguro y bien remunerado, ascender en la clase social y tener
casa y futuro. Es decir, la vida resuelta y por lo tanto, la felicidad. Pero resulta que nada
de eso se cumplió. Al contrario. No hay empleo seguro, y cuando lo hay, es efímero y
de gran precariedad. Hoy en día el gobierno, los empresarios y los poderes fácticos tie-
nen cada vez menos responsabilidad social.
Muchos de ellos, chicos o chicas, se ven seducidos por la forma de vivir de los
narcos, a lo que contribuyen grandemente los medios masivos, sobre todo la T.V. priva-
da: propiedades lujosas, carros del año, sexo y diversión, sin imaginar que sólo sirven
para la maquila, el trabajo sucio y más peligroso. La utilización de los niños en el nar-
cotráfico es cada vez más frecuente, ya que obtienen penas mínimas en la cárcel: “Se
calcula que al menos 50,000 niños o menores de edad están relacionados con la delin-
cuencia organizada en México” […] (dip. Arce Paniagua citado en González Cásares,
06/12/2010).
39
La parte más atractiva psicológicamente hablando, es que los hacen creer que
son importantes, que son parte de su familia y les fabrican toda una identidad creando
en ellos una co-dependencia emocional y psicológica. Desgraciadamente, muchos de
estos jóvenes provienen de familias disfuncionales, de hogares donde la violencia intra-
familiar es muy frecuente, donde hay droga, por lo cual salen en busca de los amigos o
de algo en qué refugiarse para escapar de su realidad, y es justo ahí donde los atrapa la
delincuencia y ya no los suelta. No obstante, la mayor parte de los jóvenes ninis está en
esa condición por una realidad impuesta y no por una decisión propia.
Sobra decir que desde el punto de vista psicológico, toda esta gran frustración,
miedos, falta de motivación, baja autoestima, depresión, locus de control externo, etc.
generan en los jóvenes un profundo estrés crónico, que tarde o temprano se convertirá
en propensión a la enfermedad y/o al suicidio.
El bullying.
El bullying. es una palabra que deriva del vocablo inglés “bully”, que como
sustantivo significa valentón, matón, mientras que como verbo significa maltratar o
amedrentar. El bullying es un problema común y universal, que desgraciadamente está
cada vez más exacerbado. Se trata de una forma de abuso que puede existir en cual-
quier ámbito donde convive un grupo de personas, pero que ocurre con más frecuencia
en el ámbito escolar de niños y adolescentes. Ya entre los niños y adolescentes las rela-
ciones de poder existen. Se presenta cuando una o más personas ejercen un comporta-
miento lesivo, intencional y recurrente contra otro u otros individuos o pares, que se
caracteriza por un abuso sistemático y desequilibrado del poder. Esta conducta puede
expresarse de diferentes formas: como agresión física, verbal, psicológica y social. Sus
consecuencias van más allá de la víctima, alcanzan al agresor y a los observadores. Las
condiciones individuales y del ambiente determinan los factores de riesgo y los de pro-
tección para evitar su desarrollo. También se han encontrado conexiones del bullying
con abuso de drogas, disturbios emocionales, estrés y síntomas de enfermedad física, lo
que genera consecuencias graves que han hecho que la prevención de este fenómeno en
el ambiente escolar sea una prioridad de salud pública. (Loredo-Abdalá y cols. 2008).
40
su libro “Aggression in the schools: bullies and whipping boys” señaló las acciones de
la minoría de una comunidad escolar, en la que aproximadamente el 7% podía actuar
como victimario y el 9% como víctima. De hace 10 años para acá ha habido un desarro-
llo casi explosivo de este campo, tanto en términos de investigación como de políticas
nacionales. Uno de los hallazgos sobre éste, es que se pueden identificar tres actores
necesarios para su desarrollo (Loredo-Abdalá, 2008):
Se ha observado que entre las características que distinguen a todos los actores
del fenómeno, hay una historia común:
41
nos del sueño, enuresis dolor abdominal, cefalea, malestar general, an-
siedad, estrés, baja autoestima, sensación de rechazo social, aislamiento,
marginación y en general una autopercepción de minusvalía, física, social
y hasta económica. Además, presentan ausentismo, menor rendimiento
académico, abandono escolar, generación de agresores y de víctimas-
agresores.
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Contexto Protección Riesgo
Deporte, grupo religioso, Vida sexual sin protección
música
Amigos de la familia Consumo de drogas
Amistad desde la infancia Amigos de mayor edad
Procedencia de familia resi- Popularidad. Vida senti-
liente mental
Escuela Promoción y convivencia Ambiente sin contención
académica
Vinculada al contexto so- Convivencia hostil
cial y familiar
Normativa Resolución violenta a con-
flictos
Programa incluyente Distante al hogar
Moral flexible Sin vínculo con las fami-
lias
Supervisión policial
Comunidad Relación y convivencia Soporte y capital social
religiosa medio/bajo
Índice bajo de edad tem- Elevada tasa de violencia,
prana de maternidad y ma- suicidio, adicciones, acci-
trimonio dentes
Convivencia y trabajo so- Cambios frecuentes de
cial residencia
Áreas de recreo, deporte,
lectura
Ciberbullying o ciberacoso
Se trata de un problema muy viejo que ahora se manifiesta a través de las nue-
vas tecnologías de la información. Eso es el ciberacoso. Esta nueva modalidad de inti-
midación y crueldad entre los jóvenes ahora se realiza a través del Internet o el teléfono
móvil. Los criterios que caracterizan este tipo de conducta violenta son, al igual que en
las formas tradicionales de acoso escolar, la intencionalidad, la repetición de la conducta
43
dañina y el desequilibrio de poder entre el agresor y la víctima (Olweus, 1993). Pero al
usar medios electrónicos, hace que tenga unas características distintas y propias.
La primera tiene que ver con el anonimato del agresor, porque la mayoría de
las veces éste utiliza pseudónimos o nombres falsos. Por una parte, el ocultamiento de la
identidad facilita la agresión e impunidad del agresor y, por la otra, aumenta el potencial
de indefensión de la víctima (Monks et al., cit. en Buelga y cols. 2010). Las agresiones
electrónicas también pueden difundirse muy rápidamente a un gran número de personas
que, a su vez, pueden reproducirlas y reenviarlas un número indefinido de veces (Bic-
kham y Rich, 2009; Huesmann, 2007). Este tipo de acoso de carácter más público que
las agresiones tradicionales aumenta además el sentimiento de vulnerabilidad de la
víctima, que no se siente segura en ningún momento ni lugar (Kowalski y Limber, 2007
citados por Buelga y cols. 2010). A cada instante puede recibir mensajes y llamadas no
deseadas por el móvil, así como recibir agresiones en cualquier sitio de la red (progra-
mas de mensajería instantánea, salas de chat, páginas web).
44
CAPÍTULO 2. EL ESTRÉS
En 1939 se refirió a “los niveles críticos de estrés” como aquellos que podrían
provocar un debilitamiento de los mecanismos homeostáticos. En suma, entendió el
estrés como una reacción de alarma transmitida a través de la actividad simpático-
adrenal, y supuso una relación causal entre enfermedad y ruptura homeostática. Para él
45
se trataba de un automatismo biológico en el que no siempre es necesaria la participa-
ción (acción) consciente de la persona Este modelo inicial percibió al estrés como esti-
mulación perturbadora del equilibrio interno, y por eso lo conceptualizó como sobre-
carga o sobreactivación (Valdés y De Flores, 1990). Hay pruebas de que la sobreesti-
mulación eleva los parámetros biológicos, con peligro de provocar la desorganización
del sistema. Por otra parte, debido a la homeostasis, los parámetros biológicos han de
volver a su valor basal (basal es el nivel de actividad de una función orgánica durante el
reposo y el ayuno) después de los niveles funcionales tan altos. Evidentemente, hay
diferencias individuales tanto en umbrales de activación como en capacidad de recupe-
ración basal, y en estas diferencias se interesan las teorías psicofisiológicas de la perso-
nalidad (Eysenck, 1970).
46
un movimiento para tratar de restablecer el equilibrio perdido. Todo ser experimenta en
permanencia una tensión vital y un continuo desgaste. Nadie puede estar vivo sin expe-
rimentar algún grado de tensión vital. Toda actividad física o psíquica es teóricamente
un factor de estrés (Bensabat y Selye, 1984).
Aparte de este estrés vital de tipo general, existen respuestas específicas en las
distintas partes del cuerpo que constituyen una forma de estrés local, y la reacción de-
fensiva de cualquier órgano o sistema para lograr una adaptación adecuada se denomina
síndrome local de adaptación. Pero “además de la respuesta específica de cada factor de
estrés, como el frío que exige una respuesta de recalentamiento de la piel, existe una
respuesta complementaria biológica y común a todos estos factores, es decir, no especí-
fica, independiente del tipo de factor causante, que se traduce por un conjunto de cam-
bios y reacciones biológicas y orgánicas de adaptación general” (Bensabat y Selye cita-
dos por Mezerville, 1984). Y a los elementos que le producen una necesidad o una exi-
gencia al organismo se les denomina eventos estresores o simplemente estresores.
47
de la emoción. Posteriormente, Selye (1982) atribuyó a las endorfinas este papel deto-
nador de la respuesta adaptativa, y a partir de sus investigaciones, el estrés se mantuvo
ligado a la biología de las emociones.
Por lo tanto, “el estrés tiene lugar cuando una estimulación (una cognición
amenazadora) incrementa la activación de un organismo más rápidamente que su ca-
pacidad de adaptación para atenuarla” (Levi, 1971). Es decir, que el estrés se encuen-
tra entre la sobreestimulación (sobrecarga) y la acción atenuadora (o restauradora) del
organismo, que manifiesta una estrategia adaptativa y no una simple evitación, puesto
que la estimulación no es mala en sí misma. El término adaptación se fue sustituyendo
gradualmente por el de “estrategia de afrontamiento” (coping strategy), por el hecho de
que el organismo se adapta a través de cuatro centros: psicofisiológico, psiconeuroendó-
crino, psicoinmunológico y conductual.
48
rida de Seligman (1975) (learned helplessness), que es una condición psicológica en la
que una persona aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la
situación en la que se encuentra, y que cualquier cosa que haga es inútil (locus de con-
trol). Esta teoría ha sido utilizada para explicar el mecanismo de la depresión (Blaney,
1977; Polaino-Lorente, 1984), las bases biológicas de la ansiedad (Gray, 1982); Lader,
1980; Seligman, 1975) y la aparición de síntomas psicosomáticos (Brady y cols., 1958;
Weiss, 1972).
Selye asocia el Síndrome General de Adaptación con las 3 etapas de la vida del
ser humano: La infancia, se caracteriza por una débil resistencia al estrés y una deman-
da excesiva de respuesta a todos los estímulos. La edad adulta, en la que el organismo
se ha adaptado a la mayoría de los agentes que producen estrés, y en la que crece la re-
49
sistencia. La tercera edad, caracterizada por una pérdida de la adaptación y el agota-
miento que surge de ella (Bensabat y Selye, 1984, Pag. 26.)
Cuando las respuestas del organismo al estrés son adaptativas, y ayudan a la per-
sona a enfrentar adecuadamente la tensión sin consecuencias desagradables, se habla de
un estrés positivo, o eutrés. En otras palabras, si las respuestas están adaptadas a las
normas fisiológicas de la persona hablamos de eutrés. Por el contrario, cuando las res-
puestas exigidas por una demanda intensa y prolongada, agradable o desagradable, re-
sultan excesivas y superan las capacidades de resistencia y de adaptación del organismo,
hablamos de un estrés negativo, también denominado distrés (o distress, que en inglés
significa malestar). El mal estrés es todo aquello que disgusta, que hacemos a pesar
nuestro y en contradicción con uno mismo, y que es una respuesta patológica (Bansabat
y Selye, 1984, citado por Mezerville, 1984).
De acuerdo con lo anterior, se puede hablar de que el estrés actúa como estímulo
(a), pero también puede actuar como respuesta (b) o como la interacción de ambos:
estímulo-respuesta (c). (a) Como estímulo, es una fuerza que actúa sobre el individuo y
que da lugar a una respuesta de tensión. Aquí se le puede considerar también como es-
tresor. (b) Como respuesta, es una respuesta fisiológica o psicológica que manifiesta
una persona ante un estresor ambiental. (c) Cuando ambos interactúan es una conse-
cuencia de los estímulos ambientales y la respuesta muy personal que da un individuo.
Para los doctores Edward Charlesworth y Ronald Nathan, “es mejor manejar las
respuestas del estrés que tratar de eliminarlo del todo” (Charlesworth y Nathan, 1982).
Primero que nada porque es imposible eliminarlo del todo puesto que es, en parte, un
mecanismo automático. Y en segundo, porque en vez de luchar contra él, se debe buscar
el bienestar personal mediante la prevención de sus efectos negativos y adquirir conduc-
50
tas saludables que aprovechen el estrés positivo, lo que permitirá vivir de forma más
productiva y entusiasta, es decir, convertirlo en una fuerza motivadora, transformar el
estrés en energía vital positiva. Este puede ser uno de los caminos que le den mayor
sentido a la vida.
2.3. Estresores.
Como dijimos antes, los factores internos o externos causantes de estrés se lla-
man estresores, en cambio la tensión y el desgaste que se experimentan para dar res-
puesta a estos eventos son el estrés mismo. Por lo tanto, los estresores pueden ser las
personas que nos rodean, o bien, algunos sucesos de la vida o acontecimientos vitales
que nos ocurren. Pero el estrés también puede provenir de nuestro interior, ya sea de
alguna reacción físico-química o de nuestros propios pensamientos y de las emociones
asociadas a ellos, es decir, de la evaluación subjetiva que hagamos de ellos, como se
mencionó anteriormente.
51
tias, depresiones, fobias, obsesiones, neurosis y psicosis mentales (Ben-
sabat, 1984).
Los estresores especiales (Mezerville, 1984): son los cambios en las
etapas de desarrollo y las nuevas exigencias que generan estas transicio-
nes. Se presentan dentro de las previsiones normales de estos periodos de
la vida, que a menudo ocasionan crisis en el desarrollo y problemas de
ajuste. Uno de estos periodos es justamente la adolescencia, cuyos cam-
bios radicales y acelerados en muchos aspectos exigen respuestas dife-
rentes de aquellas a las que estaban acostumbrados, para ajustarse y
adaptarse.
53
promiso, responsabilidad, compasión y amor. En lugar de centrarse en sí
mismos como en la niñez, ahora se orientan hacia realidades más allá de
sí mismos y que tienen un impacto crucial sobre la vida y la muerte.
(Kraft, 1983).
54
le denomina resiliencia. Un individuo resiliente es aquel que se ha visto
expuesto a factores biológicos o externos de riesgo o a eventos de vida
estresantes, pero que gracias a ciertos rasgos de carácter o habilidades, ha
logrado superarlos, e incluso, ha salido fortalecido de ellos. Es una per-
sona que tiene habilidades personales tales como el sentido del humor, la
valentía, la perseverancia, el autoconocimiento, el espíritu de aventura, la
creatividad, etc., así como la capacidad de interactuar con su entorno, que
le permiten aprovechar al máximo todo lo que ofrece el medio para su-
perar las adversidades que se le han de presentar (Mézerville, 1984).
55
La correcta utilización de sus mecanismos y el conocimiento de nuestra persona-
lidad podrán llevarnos a la prevención de enfermedades psicosomáticas. Como decía el
Doctor Hans Selye, "el hombre moderno debe dominar su estrés y aprender a adaptarse,
pues de lo contrario se verá condenado al fracaso profesional, a la enfermedad y a la
muerte prematura".
56
2.4 La capacidad de adaptación.
Los tres elementos que están presentes en el proceso de adaptación al estrés son
los eventos estresores, la respuesta del estrés y la capacidad de adaptación. “Lo que de-
termina que una experiencia de estrés sea positiva o negativa, no es ni el evento estre-
sor que le plantea al organismo una determinada exigencia, ni la reacción de estrés que
éste provoca, sino más bien la capacidad de adaptación que tiene la persona para en-
frentarlo” (Mezerville, 1984). Por lo tanto, la clave para estar sano y feliz estriba en la
capacidad para ajustarse a las condiciones de este planeta y a todo lo que éste contiene,
que están sujetos irremediablemente a un proceso de cambio constante. El psicólogo
Charles G. Morris considera que “cada respuesta de adaptación representa un intento
exitoso o fallido por superar el estrés, y de esta manera se procuran adaptar los deseos
personales a las exigencias del ambiente, sopesar las necesidades internas con las posi-
bilidades realistas de satisfacerlas y así sortear lo mejor posible los límites que impone
cada situación (Morris, , 1992).
Este constante vaivén entre las capacidades para adaptarse y las exigencias que
se presentan puede aprenderse, afirman los doctores Charlesworth y Nathan, 1982). Sin
embargo, el aprendizaje del adecuado manejo del estrés requiere de dos elementos: del
autoconocimiento personal (sobre el tipo y la cantidad de estrés al que cada quién es
capaz de adaptarse sanamente) y de la capacidad natural de asimilación del estrés. Por
su parte Bensabat señala que cuando nos apartamos de la dosis óptima de estrés, bien
por exceso (sobre-estimulación) bien por insuficiencia (sub-estimulación) el estrés se
convierte en distrés. En ambos casos el organismo no funciona a su ritmo biológico
adecuado y a largo plazo habrá consecuencias que lamentar. Por ende, “lo esencial es
que cada quien conozca su umbral de resistencia al estrés y adaptar su ritmo de vida a
sus facultades de adaptación” (Bensabat y Selye, 1984). Y en cuanto al mejoramiento de
la capacidad adaptativa, más adelante se proponen una serie de técnicas y/o estrategias
para controlar y reinterpretar el estrés.
Por lo tanto, podemos afirmar que el estrés es parte de un concepto más amplio:
la emoción. Y por el otro, que tenemos que hacer un trabajo sobre nosotros mismos,
para conocernos mejor, y modificar nuestra forma de pensar, que a su vez impactará en
nuestras emociones, revisando nuestro sistemas de creencias, no en el sentido religioso
del término, sino aquellos hechos o cualidades o actitudes que damos por verdaderos
57
porque otras personas nos han dicho que así deben ser. Es importante cuestionar en todo
momento esas certezas, y dejar de “pelearnos” con el mundo porque no es como quere-
mos. Es necesario aprender a aceptar lo que no podemos cambiar, y cambiar lo que sí
podemos, es decir, nuestros malos hábitos de pensamiento y sus emociones negativas
correspondientes. Esta es una parte importante del proceso que contribuye a tener más
control en las sobrecargas o sobre-estimulaciones de energía producidas por los estreso-
res o factores estresantes e incrementar nuestra capacidad de adaptación.
Por lo tanto, se puede afirmar que la enfermedad no sólo es causada por factores
internos o externos como microbios o bacterias, sino también por la calidad de las reac-
ciones de defensa y de adaptación de las personas, cuya debilidad es la que provoca que
los organismos sean más vulnerables a las diversas enfermedades. Bensabat manifiesta:
“la enfermedad no es más que un estrés provocado por una agresión microbiana, a la
que el organismo debe responder, es decir, adaptarse poniendo en juego sus mecanis-
mos de defensa”. (Bensabat y Selye, pag. 40, 1984).
Estrés crónico. Por otra parte, la acumulación de estrés negativo por un periodo
de tiempo prolongado, es decir, el estrés crónico, puede transmitirse genéticamente a las
58
siguientes generaciones. Los doctores Teutsch y Teutsch han afirmado que hay personas
que están genéticamente más predispuestas al estrés que otras. Por otro lado, depen-
diendo de los distintos tipos de eventos estresores, ya sean normales, especiales o extra-
ordinarios, así serán las diferentes consecuencias patológicas debido a las dificultades
de adaptación.
59
2.7. El síndrome de agotamiento psíquico.
Los psicólogos Jonathan Smith y Robert Posen del Instituto para el Manejo del
Estrés en U. S. A. (1992), señalan cuatro características importantes de la adicción al
trabajo:
60
ventan. Son incapaces de delegar en otros. Son excesivamente serios,
nunca ríen y rara vez sonríen.
5. Importancia excesiva en la obtención de logros: se dedican a las metas
funcionales que sirven a propósitos personales y descuidan su relación
con los demás. Experimentan una gran soledad.
61
tensiones que sienten por dentro. Estas personas están más predispuestas a la depresión
nerviosa, a las enfermedades reumáticas, a las infecciones, a las alergias e incluso al
cáncer, debido a una baja muy importante de su sistema inmunitario. Reaccionan por un
mecanismo córtico-suprarrenal – que provoca la secreción de cortisona (Bensabat y
Selye, 1984).
Una de las conclusiones más importantes de estos estudios es que aunque existen
diferencias heredadas de temperamento que se relacionan con la presencia o ausencia de
distintas formas de comportamiento personal impulsivo o agresivo, estos patrones de
conducta “tipo A, B o C” son básicamente aprendidos (Gill, 1981). Los que viven en
ciudades son más propensos a adoptar patrones “tipo A” que los que viven en zonas
rurales. De igual forma, en la actualidad la gente ha incrementado las conductas “tipo
A” de urgencia, perfeccionismo y competitividad. Se privilegia a la “persona exitosa y
triunfadora” (en el sentido económico, y del poder), y a la urgencia a través de “el tiem-
po es dinero” (“time is money”) que dicta la tradición de los U.S.A como un modelo a
seguir, y a través de estos patrones, refuerza las conductas “tipo A”.
62
5. Aprender a decir no a las conductas que contribuyen a desarrollar una
personalidad apresurada “tipo A”.
6. Desarrollar un hábito de comprensión, aceptación y percepción de lo
bueno en la conducta propia y la de los demás, en lugar de reprochar
las faltas y fracasos.
7. Resistirse al perfeccionismo, que es la tendencia a estar insatisfecho y
molesto con cualquier cosa o persona que no alcance los ideales pro-
puestos.
8. Dejar de comparar los logros y talentos propios con aquellos de los
demás.
9. Jugar por el gusto del disfrute y no por la competencia con otros.
10. Hacer amigos que le señalen y ayuden a cambiar las características del
“tipo A” que le impiden vivir con plenitud su humanidad” (Gill,
1981).
63
torno a procesos atribucionales de naturaleza cognitiva, “atribucional” porque la perso-
na “atribuye” propiedades o adquiere convicciones en relación con inferencias sobre sí
mismo y el entorno que deciden el significado amenazante del contexto y de los estímu-
los que inciden sobre él (op.cit. Valdés y De Flores).
Estas no son las únicas formas de afrontamiento. Existen otras que están vincu-
ladas a estresores específicos o a personas con características especiales.
65
2.12 Estilos de afrontamiento.
1. Personas que evitan o personas que confrontan: hay personas que tie-
nen una tendencia a evitar o minimizar, mientras que otras tienden a
utilizar un estilo más de confrontación o vigilante, ya sea buscando in-
formación o actuando directamente ante cualquier problema. Aunque
ningún estilo es por sí mismo más efectivo que otro, el estilo evitativo
es más útil para sucesos amenazantes a corto plazo, mientras que el
estilo confrontativo o vigilante es más efectivo cuando existe un suce-
so amenazante que se repite o que persiste a lo largo del tiempo. El es-
tilo confrontativo es útil pues permite anticipar planes de acción ante
riesgos futuros, aunque puede que tenga un costo mayor en ansiedad.
Como señala Taylor, (1990, cit. en Vázquez Valverde, 1991) el estilo
evitativo puede que sea útil para visitar al dentista, pero bastante inefi-
caz para solucionar situaciones de tensión continua laboral. No obs-
tante, algunos estudios señalan que, a la larga, el estilo evitativo suele
ser ineficaz para manejar circunstancias vitales complicadas (Holahan
y Moos, 1987, citado en Vázquez Valverde, 1991).
2. Catarsis: hablar y comunicar nuestras preocupaciones tiene el efecto
de reducir tanto la probabilidad de que se produzcan rumiaciones ob-
sesivas con el paso del tiempo, como de que aparezca un incremento
en la actividad fisiológica (Pennebaker y Susman, 1988). Hablar con
otros favorece el afrontamiento de muchas maneras: se recibe infor-
mación, apoyo afectivo, fuerza a pensar mejor en lo que nos preocupa
al tener que comunicarlo, etc.
66
3. El uso de estrategias múltiples: la mayoría de los estresores producen
una serie de problemas de distinta naturaleza que requieren de estrate-
gias de afrontamiento diferentes y utilizarlas de modo flexible.
67
afrontar una situación problemática, pero por otro lado, puede también amortiguar los
efectos potenciales de un estresor, por ejemplo, ser despedidos del trabajo.
El apoyo social se refiere a sentirse querido, protegido y valorado por otras per-
sonas cercanas. No es tanto la red como el apoyo percibido por parte de una persona
significativa. El apoyo social se puede considerar de dos maneras, primero, como un
recurso o estrategia de afrontamiento. En este sentido es uno de los mecanismos que la
gente valora como más eficaces para afrontar situaciones emocionales difíciles (Folk-
man y cols. 1986; Vázquez y Ring, 1992, 1996, citados por Vázquez, 1991). En segun-
do lugar, puede entenderse como un amortiguador del propio estrés (Barrera, 1988 cita-
do por Vázquez, 1991). Por ejemplo, la falta de personas cercanas en las que confiar en
circunstancias difíciles, incrementa de forma extraordinaria el riesgo de aparición de
episodios depresivos en personas vulnerables (Brown y Harris, 1978).
2.13.1 Definición.
La palabra locus viene del latín, y quiere decir lugar, posición, cuyo plural es lo-
ci. Por lo tanto, el Locus de Control sería el lugar donde se coloca el control. Esta no-
ción fue concebida por Julian Rotter en su Teoría de Aprendizaje Social. El Locus de
control plantea que el reforzamiento de una conducta particular lleva a la persona a con-
firmar la expectativa de que dicho reforzamiento se dará ante conductas o situaciones
futuras. En cambio, cuando el reforzamiento es percibido como no contingente a la con-
ducta, la persona no incrementará su expectativa en un grado tan alto como si la perci-
biera contingente. En otras palabras, se trata de las creencias que tienen las personas
sobre los factores que determinan su posibilidad de obtener refuerzos o logros en la vi-
da. El potencial para que ocurra cualquier conducta en una situación dada, está en fun-
ción de la persona, de que dicha conducta dada asegure el posible reforzamiento y del
68
valor de estos reforzamientos para la persona (Rotter, 1954; cit. en Cárdenas Ramos,
1995). Estas expectativas se generalizan de una situación a otras situaciones percibidas
como similares, por lo que la historia de los reforzamiento influirá en las atribuciones
que hagan las personas con respecto a los futuros reforzamientos de sus conductas.
El Locus de Control puede ser externo (LCE) o interno (LCI). La diferencia es-
triba en la percepción de las contingencias, es decir, los individuos con Locus de Con-
troI Interno (LCI) o individuos internos tienden a percibir al reforzamiento como conse-
cuencia de sus propias acciones, atribuyéndolo a sus capacidades o habilidades: el éxito
o el fracaso depende de su esfuerzo. En cambio, los individuos externos tienden a perci-
bir el reforzamiento como no contingente (independiente) a sus acciones, es decir, creen
que sus esfuerzos tendrán poca o ninguna influencia en el resultado, ya que sus refuer-
zos están controlados por la suerte, la oportunidad, otras personas, Dios, etc. Las perso-
nas externas no se hacen responsables de su estado de ánimo, ni de sus sentimientos ni
de su situación. Depositan la causa en el exterior.
Los individuos internos se preocupan por su salud, y por tanto, mantienen conduc-
tas saludables. Los externos en cambio, ven a su salud con relativa independencia de su
conducta, por lo que tienen más probabilidades de presentar conductas de riesgo. En
cuanto al sexo, en estudios recientes se ha encontrado mayor internalidad en mujeres
(Gianakos, 2002), o bien, no se han encontrado diferencias (Flores, 1995). Respecto a la
edad, Reh, Hiebert y Cairns (1998) reportan mayor externalidad en jóvenes, en su estu-
dio con sujetos de 14 a 20 años. Por otra parte, a medida que aumenta la edad se interna-
liza el control (Siu, Spector, Cooper y Donald, 2001). Se ha considerado también el ni-
vel de escolaridad donde, a menor nivel de preparación, el control es externo (Encinas,
2003) y a mayor nivel de preparación, el control es interno (Steptoe & Wardle, 2001).
69
en el sentido opuesto, sentirá seguridad por tener las capacidades y conocimientos nece-
sarios para salir con éxito de algún desafío.
Por otro lado Cromwell (1963; cit. en Mac Donald, 1971) encontró resultados
opuestos a los del estudio anterior en cuanto a la calidez y protección en hombres adul-
tos, ya que estos al percibir a sus madres como protectoras y cálidas, tendían más hacia
70
el Locus de Control externo. Para Cromwell, esta inconsistencia puede deberse a las
diferencias metodológicas de los distintos estudios realizados sobre este tema.
Mac Donald (1971) por su parte realizó una investigación con estudiantes uni-
versitarios, pero cabe aclarar que las percepciones de las conductas de los padres de los
universitarios no eran las actuales, sino de lo que estos estudiantes recordaban percibir
de cómo sus padres se comportaban con ellos durante su niñez. Mac Donald encontró
que los estudiantes que más tendían hacia el Locus de Control interno eran los que per-
cibían a sus madres como: a) más educadoras, b) con estándares más predecibles, c) con
más presión al logro. También encontraron que los sujetos con más orientación al logro,
percibían a sus padres como más educadores. En los hombres con alta orientación al
logro además de lo anterior, se encontró que sus padres eran más afectos a recurrir al
castigo externo (físico).
71
Se ha visto que en los seres humanos ocurre lo mismo. Cuando un individuo
siente que no puede hacer nada para modificar algún aspecto importante de su medio o
predecir algún acontecimiento futuro, pierde el deseo y la voluntad de cambiar otros
aspectos del ambiente que son factibles de cambio. Esto lleva a una acción poco efecti-
va tanto a nivel cognitivo como conductual y a la aparición de signos de indefensión,
depresión y desesperanza (Boggiano, 1998; Regehr, Cadell y Jansen 1999; Terry y Hy-
nes 1998; cit. en Oros, 2005. Las creencias de control configuran la base para el com-
portamiento, dado que constituyen el paso previo para la planificación y ejecución de
acciones orientadas a una meta, al mismo tiempo que determinan las reacciones afecti-
vas consecuentes, causando estados emocionales de orgullo o vergüenza (Flammer,
1999 cit. en Oros, 2005).
72
(Jain, Lall, McLaughlin y Johnson, 1996), peor ajuste emocional (Kliewer y Sandler,
1992; Saint Ives, Freeston, Godbout y Poulin 1989) y mayor percepción de amenaza
(Grassi, Righi, Sighinolfi, Makoui y Ghinelli 1998; Oros 2000).
Una lectura ligera de los párrafos anteriores puede dejar la impresión errónea de
que toda atribución interna es benéfica y que toda externa es nociva, sin embargo, esta
mirada reduccionista se aleja mucho de la realidad. Al interpretar las distintas atribucio-
nes, deben analizarse múltiples factores de manera integral. Uno de ellos implica deter-
minar si las atribuciones se han realizado frente a sucesos de éxito o de fracaso. Una
atribución interna para el éxito puede ser beneficiosa y saludable, mientras que una atri-
bución interna para el fracaso puede resultar desventajosa, sobre todo si es estable en el
tiempo.
Janoff y Bulman 1979, y Miller y Porter 1983, cit. en Oros, 2005 mencionan la
existencia de dos tipos diferentes de internalidad para el fracaso que podrían dar expli-
cación a estos hallazgos: (a) la autoacusación de conducta y (b) la autoacusación de
disposición. La primera implica un conjunto específico de conductas realizadas por la
persona, que explican lo que le sucedió, de manera que la persona sabe que puede con-
trolar la situación. Si no vuelve a realizar las mismas conductas, evitará las consecuen-
cias negativas. La autoacusación de disposición hace referencia a características intrín-
secas y estables que la persona cree tener, generalmente son creencias irracionales del
tipo: soy torpe, no sirvo para nada, etc. Cuando hay una autoacusación de este tipo, los
eventos se consideran fuera del control del individuo. Por el contrario, cuando hay una
autoacusación de conducta, el sujeto siente que tiene dominio sobre las circunstancias y
las afronta de una manera más favorable. Esto muestra que la interpretación del Locus
de Control debe contemplar otros aspectos más allá de lo puramente interno o externo
73
variables a controlar de su ambiente y para transformar sus pensamientos pesimistas e
irracionales sobre su futuro y su estado de ánimo.
Las consecuencias a corto plazo son aquellas que proporcionan a las personas un
sentido inmediato de la efectividad de una determinada respuesta de afrontamiento. En
tanto que muchos problemas cotidianos son resueltos a través del uso de una particular
respuesta de afrontamiento, es más común que tales problemas requieran de numerosos
intentos de afrontamiento antes de que el problema sea resuelto. Esto es muy importante
en la adolescencia ya que se involucran cambios interpersonales, pues las relaciones
familiares comparten importancia con una creciente demanda de relaciones extrafami-
liares, donde los grupos de pares compiten y ceden con el grupo familiar. Es en este
nuevo sistema de relaciones interpersonales y sociales que se ensayan y practican nue-
vas respuestas de enfrentamiento en las diversas áreas de la vida, ante las nuevas de-
mandas psicosociales del adolescente.
Por otra parte, los resultados de una investigación llamada “El estrés psicosocial
y respuestas de enfrentamiento: impacto sobre el estado emocional en adolescentes” de
Gonzalez Forteza, (1992) arrojaron que en los adolescentes, tanto para los hombres co-
74
mo para las mujeres, tan importantes son la suerte como el agradar a los demás para
lograr sus propósitos, es decir, los factores externos.
75
CAPÍTULO 3. TÉCNICAS DE CONTROL DE LA CONDUCTA.
Por otra parte, puesto que el estrés surge principalmente por pensamientos irra-
cionales, creencias o pensamientos debilitadores e improductivos, las terapias y técni-
cas de modificación de conducta cognitiva o cognitivo-conductuales (TCC) son muy
eficaces para controlarlo. Un postulado teórico fundamental de la terapia cognitiva es
que los individuos interpretan y reaccionan ante los acontecimientos en función del sig-
nificado que les otorgan. Otro de sus postulados teóricos es que las deficiencias cogniti-
vas pueden causar trastornos emocionales. De esto se deriva que las técnicas cognitivas
crean que la causa de los problemas emocionales y de comportamiento son los pensa-
mientos erróneos y que entonces, éstos últimos son los que hay que modificar. La pala-
bra cognición significa creencia, pensamiento, expectativa, actitud o percepción. Las
cogniciones participan en el desarrollo, mantenimiento y modificación de la conducta.
Asimismo, la evaluación cognitiva que hacen las personas es un proceso que determina
76
por qué y hasta qué punto una relación determinada o una serie de relaciones entre el
individuo y su entorno son o no estresantes.
77
(análisis del problema, formulación de objetivos, generación de alternati-
vas, etc).
78
nas técnicas de relajación descansan en los procedimientos de meditación de las religio-
nes orientales, utilizados para conseguir tres objetivos: a) Contemplación y sabiduría .
b) Estados alterados de consciencia. c) Relajación.
79
Asimismo, podemos definir el autocontrol como la habilidad consciente de re-
gular las propias emociones, comportamientos y deseos de manera voluntaria, con el fin
de alcanzar mayor equilibrio personal y racional y obtener alguna recompensa posterior.
Es la capacidad de gestión eficiente del futuro (www.wikipedia.org). Por otra parte, el
autocontrol es una herramienta que permite, en momentos de crisis, distinguir entre lo
más importante (aquello que perdurará) y lo que no es tan relevante (lo pasajero).
80
aprobación y estrés, así como depresión. La manifestación de autocontrol es el resultado
del conocimiento que el sujeto tiene acerca de las relaciones funcionales que controlan
su comportamiento, por lo que el aumento de dicho conocimiento llevaría a un incre-
mento del autocontrol (Thoresen y Mahoney, 1974).
3.2.1.1 La Relajación:
81
do alternativamente, desde los pies hasta la cabeza o viceversa. Prime-
ro se lleva a cabo el recorrido con ejercicios de tensión-relajamiento y
luego sólo con un recorrido mental. El objetivo es conseguir identifi-
car las diferencias entre sensaciones de tensión y de relajamiento en
cada parte. Al mismo tiempo la respiración facilita o induce un estado
de relajamiento integral. Es conveniente que se dedique tiempo en vi-
sualizar cómo el aire va penetrando por las fosas nasales, luego por la
traquea, los pulmones y a través de la sangre, llegar a todo el cuerpo.
Lo ideal es que se vaya haciendo con cada inspiración-expiración. A
través de este proceso, todo el cuerpo se va aflojando y entrando en un
estado de bienestar general.
b) La respiración. Las situaciones de estrés colaboran a facilitar patro-
nes de respiración caracterizados por un ritmo acelerado y una escasa
intensidad, o respiración más superficial. Este tipo de respiración in-
completa no permite una oxigenación tan adecuada de los tejidos y
provocará un mayor trabajo cardiaco y una mayor intoxicación gene-
ral del organismo, lo que facilitará a su vez la aparición de ansiedad,
depresión, etc. así como de fatiga física. Algunos autores han llegado
a considerar a una buena respiración como un antídoto general contra
el estrés (Davis, McKay y Eshelman, 1985).
82
c) La meditación La meditación es ideal para concentrar la atención y
generar un estado de relajamiento. Meditar es la acción de pensar en
silencio, de reflexionar, de aplicar con atención el pensamiento en
función de un objetivo. Se la ha definido también como la acción que
permite que la persona entre en contacto consigo misma para encon-
trar respuestas a sus interrogantes.
83
CAPÍTULO 4
84
Objetivo general: Sensibilizar a los participantes acerca de la naturaleza del estrés,
sus causas y consecuencias, las técnicas para su autocontrol y la
aplicación de estrategias de afrontamiento.
Número de sesio- El taller está diseñado para realizarse en dos días completos. El
nes: primer día tendrá una duración total de 7 horas, divididas en dos
sesiones de aproximadamente 3 horas cada una, una parte por la
mañana y otra por la tarde, con descanso a la mitad de la sesión
completa. El segundo, tendrá una duración de 9 horas, divididas
en dos sesiones de aproximadamente 4 horas cada una, una parte
por la mañana y otra por la tarde, con descanso a la mitad de la
sesión completa.
85
máticos (constructos mentales).
86
Carta descriptiva para el Instructor
Estrés
Objetivo
Actividad Procedimiento e instrucciones Material Tiempo
87
ca, positiva, nega- setera,
tiva y neutra. Ya cd’s,
tirados en el piso
el instructor enca-
dena con una
meditación guia-
da. (Aznavwrian,
P. 2010)
8. Sensibilizar al El instructor ex- En plenaria el instructor hace una Compu- 15 min.
grupo sobre la pone brevemente exposición teórica sobre la medi- tadora,
importancia de la qué es la medita- tación pantalla
meditación ción (Aznavw-
rian, P. 2010)
DESCANSO DESCANSO DESCANSO DES- DESCAN-
CANSO SO
9. Exponer los El instructor ex- El instructor hace una exposición Compu- 30 min
factores que gene- pondrá brevemen- teórica sobre los factores que tadora
ran estrés te lo que provo- generan estrés pantalla
can los cambios,
el rendimiento, la
angustia y el
miedo, el aburri-
miento, la aflic-
ción, la falta de
apoyo, etc.
(Mézerville,
2004)
10. Comprender “Situaciones En plenaria, el instructor pide que Hojas 35 min
el concepto de estresantes, pro- revisen la lista. Explica que en la con es-
estresor. blemáticas y difí- vida hay que enfrentarse a situa- tresores y
Analizar algunos ciles”. El instruc- ciones difíciles y problemáticas pregun-
de los principales tor reparte lista de llamadas estresores. Obsérvalos tas
estresores psico- 30 eventos estre- bien y pon una cruz en aquellas
sociales de la santes y se trabaja que te afectan más. Luego les
adolescencia individualmente. pide que contesten las 4 pregun-
(Cava, M. y Musi- tas que siguen y entre todos co-
to, G. 2002). menten sus respuestas. Después
les pide que marquen con una X
los estresores que les parecen más
frecuentes en la adolescencia. Y
nuevamente les pide comenten
entre todos sus respuestas
11. Evaluar su 11. Diagnóstico El instructor reparte el test de Cuestio- 10 min
percepción de individual del diagnóstico de nivel de estrés y narios y
estrés durante el nivel de estrés y les pide que lo contesten: hay que hojas de
último mes. reflexión sobre las señalar con una cruz la casilla anota-
Reflexionar sobre diferentes inter- correspondiente a la frecuencia ción.
las causas que pretaciones de los con que han experimentado cada
originan su mayor estresores y sus uno de los sentimientos descritos
o menor percep- consecuencias en en las frases.
ción de estrés. las emociones y
Reflexionar sobre conductas
el modo en que (Cava, M. y Musi-
distintas interpre- to, G. 2002).
taciones conllevan
diferentes senti-
mientos y diferen-
tes conductas,
88
cómo nuestras
percepciones y
pensamientos
influyen en nues-
tros sentimientos
11 bis. Continuar Los participantes Ahora rodeen con un círculo rojo Cuestio- 40 min
con el objetivo siguen trabajando las cruces que han marcado “a narios y
anterior. en el test de de- menudo” en las frases 1, 2, 3, 8, hojas de
tección del estrés. 10, 11, 12 y 14. Súmenlas. Obsér- anota-
venlas. ción.
A mayor número de cruces en la
casilla “a menudo”, mayor es el
grado de estrés percibido por
ustedes. Piensen en una de las
situaciones concretas que han
conducido a esas sensaciones.
Luego, anoten abajo del test el
tipo de cosas (mensajes o fases
que se han dicho a sí mismos en
esos casos)
Después formen grupos de 5.
Cada uno le comentará a los de-
más la situación que tomó como
ejemplo y el tipo de pensamientos
y sentimientos que experimentó.
Los compañeros le sugerirán,
conforme vayan exponiendo,
maneras diferentes de percibir la
situación descrita y preguntarle
cómo se sentiría de esa otra for-
ma. Finalmente, todo el grupo
debate a partir de las 3 preguntas
que le siguen al test.
12.Mantener Plan personaliza- Qué cambios te propones para Hojas 15 min
dentro de niveles do para reducir el mantener en niveles aceptables
blancas
aceptables nuestro estrés: planear los el estrés. Especifica: iniciar,
estrés la mayor cambios a realizar moderar, mejorar, eliminar.
parte del tiempo y los pasos para El instructor pone un ejemplo
lograrlo Aznavw- para facilitar la comprensión de la
rian, 2010) tarea.
13. Conclusiones y El instructor hará ¿Qué tanto se cumplieron sus expec- Audio 30 min.
cierre una breve mención tativas? casetera,
o recuento de las cd’s
técnicas abordadas:
identificación de la
tensión en el cuer-
po, meditación,
respiración, dia-
gnóstico, percep-
ción de estrés y plan
personal de reduc-
ción del estrés.
Preguntará a parti-
cipantes. si hay
dudas y si se cum-
plieron sus expecta-
tivas
TOTAL ≈7 HRS
89
Carta descriptiva para el instructor
Estrategias de afrontamiento
Procedimiento e ins-
Objetivo Actividad Materiales tiempo
trucciones
1.Encuadrar el El instructor ex- En esta segunda parte Computadora ≈10min
objetivo y las pone los objetivos vamos a estudiar las Proyector
expectativas del que persigue esta estrategias de afronta- Pantalla
taller segunda parte del miento.
curso, enfatizando
las posibilidades
de conocimiento
personal y grupal
que la experiencia
les ofrece y el
alcance del mismo
2. Sensibilizar a “Situaciones com- “Cierren sus ojos, respi- Casetera ≈20
los jóvenes sobre plicadas”. ren profundo, concén- música min
las formas de Cava, M.J y Musi- trense en las sensaciones
enfrentar o afron- to, G. 2002) del cuerpo: las piernas,
tar las situaciones los brazos, el cuello.
estresantes Ahora ya más tranquilos,
les pido recuerden algu-
na situación difícil que
les ocurrió hace poco. No
tiene que ser nada grave
o muy personal, simple-
mente una situación
complicada. Una vez que
la tengan, obsérvenla y
recuérdenla…
¿qué hice en esa situa-
ción?
¿cómo me sentía? ¿Había
alguien en especial que
me ayudó?¿quién era esa
persona y qué hizo para
ayudarme?¿cuál fue el
final y cómo están las
cosas ahora? Por favor
guarden esa imagen y
comiencen a abrir los
ojos lentamente…y es-
criban todo lo que vieron
para trabajar con ello
después de la siguiente
explicación”.
4. Analizar sus El instructor ex- “Ahora que ya saben qué Hojas blancas, ≈35min
vivencias en fun- plica el concepto es el afrontamiento y sus plumas
ción de las estra- de estrategia de diferentes factores, quie-
tegias afrontamiento ro que revisen esa situa-
Lazarus y Folk- ción difícil que recorda-
man, 1984) y las mos hace rato, según la
diferentes fuentes lista de expresiones: yo
de afrontamiento: soy, yo tengo, yo estoy,
yo soy, yo tengo, yo puedo y las anoten en
yo estoy y yo una hoja.
puedo (Grotberg, ¿Cómo se sienten des-
E. 1997) pués de conocer esta
90
de afrontamiento: soy, yo tengo, yo estoy,
yo soy, yo tengo, yo puedo y las anoten en
yo estoy y yo una hoja.
puedo (Grotberg, ¿Cómo se sienten des-
E. 1997) pués de conocer esta
definición?” Los jóvenes
se expresan en plenaria.
6. Tomar cons- “Tu árbol”. “Dibujen un árbol con Hojas blancas, ≈50
ciencia de sus Cava, M.J y Musi- muchas ramas y raíces y lápices de colo- min
recursos, logros y to, G (2000) con tronco fuerte al que res
éxitos alcanzados. pondrán su nombre. En
b. Relacionar sus las raíces colocan sus
recursos con sus cualidades, habilidades,
logros para in- etc. y en las ramas los
crementar sensa- logros más significativos:
ción de control saber leer, buenos ami-
interno. gos. Luego se reúnen en
c. Desarrollar grupos y comentan a sus
confianza en uno compañeros cómo consi-
mismo. deran que sus logros
d. Desarrollar la están relacionados con
identidad personal sus habilidades, por qué
consideran esos logros
como tales. Es importan-
te relacionar sus habili-
dades y destrezas con sus
logros
DESCANSO DESCANSO DESCANSO DESCANSO 30 min
7. Potenciar habi- “El secreto de los El instructor les explica Copias de do- ≈50
lidades cognitivas cinco pasos”. que van a leer un ejem- cumento escri- min
relacionadas con Cava, M.J y Musi- plo en el que se aplican to, hojas blan-
solución de pro- to, G (2002) las 5 habilidades cogniti- cas, plumas
blemas: pensa- vas o pasos que sirven de
miento causal, guía para la solución de
alternativo, con- problemas: análisis, ima-
secuencial, de ginación, valoración,
perspectiva y decisión, y planificación.
medio-fin. El instructor lee la situa-
b. Analizar y ción de Carmen/Carlos y
practicar el proce- define qué es cada uno:
so cognitivo de ej. el análisis es describir
solución de pro- y analizar la situación
blemas. preocupante, los hechos
c. Reflexionar en concretos, sentimiento,
la técnica de solu- personas implicadas,
ción de proble- causas o motivos y obje-
mas. D. Ayudar al tivo. Luego, entre todos
otro y todos entre hacen los pasos 1,2 y3
sí para solucionar el caso.
El instructor anota las
soluciones en el pizarrón.
Para ello se utiliza la
técnica de brainstorming
(lluvia de ideas). En el
paso 4, se forman grupos
para trabajarlo y al ter-
minar, el instructor anota
resultados en pizarrón.
En el paso 5 se vuelven a
unir. Luego el instructor
91
les reparte el ejemplo
escrito y les pide que
elaboren un ejemplo
parecido y lo resuelvan
individualmente. Al
terminar, se sientan en
parejas y cada uno le
expone al otro sus solu-
ciones y el compañero
debe sugerir puntos de
vista que su compañero
no haya considerado.
Luego cambian de roles.
Finalmente en plenaria
deben hacer comentarios
sobre lo que les sorpren-
dió, lo que les puede ser
de utilidad, en qué casos,
si es necesario pensar
antes de actuar, etc.
8. a. Reflexionar “¿A quién…?” El instructor reparte la Lista de pre- ≈35
en los diferentes Cava, M.J y Musi- lista de preguntas de la guntas. min
tipos de apoyo to, G (2002) actividad 9 y pide a los Hojas blancas
que se pueden dar jóvenes contestarla. La Lápices
y recibir. primera pregunta es:
b. Evaluar la escriban el nombre de las
percepción de 7 personas más significa-
apoyo que tienen tivas en su vida. Después,
los adolescentes. tienen una lista de 7
c. Analizar cómo situaciones imaginarias y
acudimos a dife- tienen que contestarlas
rentes personas poniendo el nombre de
ante diferentes una de las 7 personas
situaciones. que pusieron al inicio o si
no acudirían a ninguna de
ellas. Luego trabajan en
grupos. En cada grupo
los integrantes explican a
sus compañeros qué
personas señalaron y por
qué. Después deben
reflexionar juntos sobre
las 3 preguntas que si-
guen en la hoja de traba-
jo. A continuación el
instructor pide al porta-
voz de cada grupo expli-
que lo concluido en su
grupo. El instructor anota
las principales ideas las
en la pizarra y finalmente
se da un debate entre
todos sobre el hecho de
dar y recibir apoyo, sobre
los diferentes tipos de
apoyo que existen o que
busquemos diferentes
personas para contarles
diferentes tipos de pro-
blemas.
92
9.a. Conocer y “Bombas de relo- 1ª Fase: se forman en Copias de do- ≈ 40
practicar conduc- jería”. grupos y se les reparte el cumento escrito min
tas que no favore- Cava, M.J y Musi- documento de trabajo:
cen la comunica- to, G (2002) “bombas de la relojería
ción. de la comunicación”
b. Analizar las (formas inapropiadas de
consecuencias de responder, plantear que-
estas conductas jas o de reaccionar. Lue-
para ambas per- go se decide un tema de
sonas. conversación y se elabora
c. Reflexionar un diálogo que incluya al
sobre la inciden- menos 2 de las bombas
cia y los proble- de comunicación y tam-
mas derivados de bién formas posibles de
este tipo de reac- reaccionar (10 min).
ciones en contex- 2ªFase: Finalmente se
tos familiares y escoge a 2 personas del
escolares grupo para representar el
role-playing de lo dise-
ñado, mientras los demás
deben identificar las
bombas de sus compañe-
ros.
3ª fase: Debate en plena-
ria de las consecuencias
de este tipo de reacciones
para ambos participantes,
las dificultades de comu-
nicación como conse-
cuencia y la destrucción
del diálogo
10a. Reflexionar “Lo implícito y lo Se forman grupos y el Pizarrón, gises ≈ 40
sobre la necesidad explícito”. instructor les plantea min
de las normas y Cava, M.J y Musi- que imaginen “qué pasar-
los límites en to, G (2002) ía si…”. Deben reflexio-
diferentes ámbitos nar en ellas (10 min).
de la vida. Luego un vocero de cada
b. Analizar qué grupo presenta en plena-
pasaría si no exis- ria lo discutido en su
tiera ninguna grupo y entre todos si-
norma guen la reflexión sobre el
c. Diferenciar tipo de normas existentes
entre normas (implícitas o explícitas).
explícitas e implí- Por último el instructor
citas. pone en el pizarrón una
lista de las implícitas y de
las explícitas y sus obje-
tivos en los diferentes
ámbitos (escuela, familia,
ciudad, etc.). Luego los
jóvenes dan ejemplos de
explícitas e implícitas en
sus grupos de amigos, en
la clase y familia, su
necesidad, su objetivo y
frecuencia.
11. a. Fomentar “El ciclo del El instructor reparte un Pizarrón, gises, ≈1h 30
la cooperación agua”. Cava, M.J sobre con 5 tarjetas (cada hojas con ins-
entre los jóvenes, y Musito, G una es una fase del ciclo trucciones,
desarrollando las (2002) del agua) a los 5 miem- hojas blancas,
93
habilidades nece- bros de cada grupo. Cada libros de texto o
sarias para el uno toma una carta (con- materiales con
trabajo cooperati- virtiéndose en un exper- información
vo. b. Favorecer to). Luego el instructor (laptop, etc)
su integración les explica que van a
social. c. Mejorar buscar información sobre
su rendimiento el ciclo que les tocó y
académico enseñárselo a los demás
de su grupo. Cada “ex-
perto” de la fase uno se
reúne con los demás
“expertos de esa fase” de
los otros grupos. Después
de 10 min de diálogo,
regresan a sus grupos y
explican lo trabajado a
los demás. Lo mismo
hacen los “expertos” de
las otras 4 fases. Así
todos deben aprender las
5 fases. Luego, se eval-
úan esos conocimientos y
se reflexiona sobre la
forma de relacionarse. Y
finalmente ponen por
escrito individualmente
dicha manera de coope-
rar.
12.Evaluar el Expresión de El instructor pregunta a Casetera, ≈15
cumplimiento de opiniones los jóvenes si se cumplie- música min
las expectativas ron sus expectativas y
del curso y cierre pide que se expresen
sobre lo que cada quien
se lleva
TOTAL ≈9h
94
APENDICE 1
Parte I. Estrés
95
ORGANO FASE I FASE II FASE III
Sistema vascular Aumento de la irrigación Mejorar la capacidad Alteraciones digestivas por
muscular, cardiaca y muscular. Concentrar falta de riego continuado.
pulmonar. Disminución calor de la sangre don- Shock
en piel, mucosas y apara- de el organismo más lo
to digestivo necesita
Aparato respira- Aumento del volumen Facilitar el intercam- Cansancio. Trastornos
torio respiratorio. Dilatación bio sanguíneo, oxige- respiratorios.
bronquial. nar el organismo y
aumentar la energía.
Sangre Hemoconcentración Aumentar el intercam- Trastornos circulatorios y
bio gaseoso con el cardiacos por falta de vis-
cerebro principal- cosidad sanguínea.
mente. Facilitar cicatri-
zación.
Metabolismo Aumento general. Incre- Mejorar capacidad Problemas metabólicos.
mento de temperatura, orgánica general. Me-
glucemia. jorar capacidad muscu-
lar.
Aparato digesti- Descenso del tono o Disminución funcional Diarrea o estreñimiento,
vo inhibición del peristal- por ser un sistema gastritis y úlceras.
tismo en estómago e menos necesario.
intestino.
Suprarrenales Estímulos hormonales Alerta hormonal Fracaso hormonal (aldoste-
varios (adrenalina) Mejora funcional (cor- rona)
tisona)
Glándulas su- Poco significativa Facilitar la huída Sudor frío
doríparas Disminución salivar Boca seca
Glándulas saliva-
les
Ojos Midriasis Facilitar la visión Aumento del tamaño pupi-
lar
Genitales Vasoconstricción Disminución sanguínea Impotencia y anorgasmia
en órgano no necesario
Corazón Taquicardia Disminución Enviar más sangre. Alteraciones cardiacas.
del volumen sanguíneo Facilitar la circulación
96
rias, e incluso, formación de cáncer. La principal razón estriba en que un
tipo de células que desempeñan un papel importante en la inmunidad, los
linfocitos T, disminuyen en situaciones de tensión.
4. Sistema muscular.- Además, el estrés afecta este sistema produciendo
dolor al tensar los músculos. El dolor y su intensidad son fenómenos sub-
jetivos y dependen del umbral de sensibilidad que cada individuo tenga
para reconocerlo. El dolor más común producido por el estrés es el de
cabeza. Existen tres elementos reconocibles del dolor:
1) El sensorial.- es el dolor tal como lo puede producir una herida.
2) El afectivo.- se refiere a la interpretación por acrecentamiento arti-
ficial o disminución igualmente artificial que el individuo ejerza.
Por ejemplo: no comunico el dolor porque soy muy valiente, “yo
aguanto”.
3) El motivacional: por ejemplo si manifiesto un gran dolor, no me
pasarán al frente.
97
El rendimiento (autoestima): Cuando una persona reacciona frente a situaciones
que considera desafíos a la propia capacidad, y siente que no tiene recursos para
lograrlos.
La angustia y el miedo: las emociones negativas que se sienten antes de
ciertos acontecimientos pueden prolongar o ampliar la excitación (sobre-
activación) provocada cuando el acontecimiento ocurre. También prepa-
ran para hacer frente a situaciones que nunca ocurren. El estrés sicológi-
co se acumula y afecta negativamente al bienestar físico.
El aburrimiento: la falta de estímulos o de interés por el trabajo, el desem-
pleo y la jubilación pueden ser causa de depresión, apatía y estrés. La
persona que tiene dudas, que siente que nadie la necesita ni la quiere, tie-
ne una imagen deteriorada de sí misma y se siente alienada.
La aflicción: el fallecimiento de un ser querido, los divorcios y las separa-
ciones pueden tener una repercusión sicológica profunda y prolongada.
Si la pena y la angustia no encuentran solución, o quedan reprimidas o no
son reconocidas, es posible que causen deterioro físico y mental.
La falta de comunicación: cuando la persona no habla de sus preocupacio-
nes o problemas con alguien de confianza que lo escuche o ayude.
La falta de apoyo de familiares o pares: cuando su gente no le presta ayuda,
ya sea de tipo psicológico, moral, económico o de cualquier tipo.
Técnicas de autocontrol:
Para vivir, el ser humano necesita respirar. Y para vivir en bienestar requiere
hacerlo correctamente, es decir, respirando profundamente (respiración diafragmática)
(Aznavwrian, P. 2010).
Al nacer respiramos correctamente, y conforme se suscitan situaciones difíciles
y problemáticas en la vida, esta capacidad se va haciendo deficiente. De manera que
aunque tenemos en nosotros mismos la solución inmediata y asertiva para el manejo del
estrés, frecuentemente la olvidamos debido al desuso.
Por lo tanto, aprender a respirar correctamente nos relaja, y por ello es una
herramienta básica para el autocontrol del estrés.
98
La respiración consta básicamente de 4 pasos:
1. Aspirar fuertemente
2. Retener
3. Espirar o exhalar
4. Reposo
Tipos de respiración:
2- La meditación
99
5. Finalmente, es necesario generar la disciplina y la constancia para poner en
práctica estas capacidades que han de proporcionarnos bienestar. Así, la
consciencia interna toma arraigo más profundo y comienza a crecer.
Efectos de la meditación:
100
Estrés (Práctica)
Objetivos
El instructor dice a los jóvenes: todos tenemos que enfrentarnos a situaciones es-
tresantes, problemáticas y difíciles en la vida, porque tienen el potencial de generar en
nosotros algún tipo de malestar, desánimo, incomodidad o incluso depresión. En el do-
cumento que se les dio se muestran 30 situaciones de este tipo que pueden sucederle a
un adolescente. Obsérvalos bien y pon una cruz en aquellas que te afectan más.
101
13. Tener fuertes cambios de humor a lo largo del día.
14. No tener claro quién eres, qué es importante para ti y a qué te quieres dedi-
car de adulto.
15. No ser elegido nunca por tus compañeros para formar equipos y practicar
juegos deportivos.
16. Que tus padres se jubilen.
17. Que tus abuelos comiencen a vivir en tu casa.
18. Que alguno de tus padres comience a trabajar y pase menos tiempo en casa.
19. Que despidan del trabajo a alguno de tus padres.
20. Que tu familia pase a depender del derecho de desempleo.
21. Que tu madre tenga un nuevo hijo.
22. Que muera algún familiar o alguna persona allegada.
23. Que algún miembro de la familia sea detenido o encarcelado.
24. Quedarte embarazada o que quede embarazada tu novia.
25. Ser expulsado de la escuela.
26. Tener que repetir un curso académico.
27. Que tus padres se separen o se divorcien.
28. Que se produzca en tu familia (madre, hermana) un embarazo no deseado.
29. Que existan problemas de alcoholismo o de consumo de drogas en tu fami-
lia.
30. Que alguno de tus padres vuelva a contraer matrimonio.
102
b) Diagnóstico individual del nivel de estrés (Cava, M.J., Musito, G. 2002).
TEST
103
estable en el tiempo (“siempre será así y no puedo hacer nada para que sea
de otra forma”)?
Cada quién sacará sus conclusiones. Si alguien las quiere compartir con todo el
grupo, lo hará.
Comenzar…
Moderar…
Mejorar…
Eliminar…
104
II. Ejercicios físicos que realizarán los jóvenes:
Dinámica 1.
Objetivo:
Tiempo: 35 minutos
Desarrollo:
Se pide a los participantes que cierren sus ojos y que durante el ejercicio hagan
consciencia de cómo se siente su cuerpo (Aznavwrian, P. 2010) y se dan las siguientes
instrucciones:
1. Tomen una respiración y tensen su cuerpo lo más posible hasta que se les indique lo
contrario. (15 minutos con música).
2. Tomen una respiración y suelten su cuerpo con fuerza (1 minuto)
3. Tomen una respiración y relájense completamente (3 minutos con música) si lo de-
sean se pueden sentar o acostar.
4. Se asignan parejas para procesar la experiencia.
5. Ya establecidas las parejas uno de los participantes hablará de cómo se siente su
cuerpo y el otro realizará preguntas para facilitar el proceso, posteriormente se in-
vierten los roles. (10 minutos).
Nota: Hay que evitar hacer preguntas usando ¿por qué? Pues ese tipo de preguntas
lleva a la racionalización y aquí se trata de percibir el estado fisiológico, por lo que
podemos utilizar: ¿cuándo? ¿cómo ?
Ejemplo: Quiero que te des cuenta de qué pasó cuando tensaste el cuerpo.
105
APENDICE 2
Definiciones:
106
3. Distanciamiento: intentos de apartarse del problema, no pensar en él, o evitar
que le afecte a uno.
4. Esfuerzos para controlar los propios sentimientos y respuestas emocionales.
5. Aceptación de responsabilidad: reconocer el papel que uno haya tenido en el
origen o mantenimiento del problema.
6. Escape-evitación: empleo de un pensamiento irreal improductivo (p. ej. “Ojalá
hubiera desaparecido esta situación”) o de estrategias como comer, beber, usar
drogas o tomar medicamentos.
7. Reevaluación positiva: percibir los posibles aspectos positivos que tenga o haya
tenido la situación estresante.
8. Búsqueda de apoyo social: acudir a otras personas (amigos, familiares, etc) para
buscar ayuda, información o también comprensión y apoyo emocional.
Estas no son las únicas formas de afrontamiento. Existen otras que están vincu-
ladas a estresores específicos o a personas con características especiales.
Otras definiciones:
107
dael, 1994). Según este autor, además implica enfrentar adecuadamente las difi-
cultades de forma socialmente aceptable.
El afrontamiento es un proceso interactivo entre las personas y su medio (Rutter,
1992)
La estrategia de afrontamiento es la capacidad humana para enfrentar, sobreponer-
se y ser fortalecido o transformado por experiencias de adversidad. Es un proceso
dinámico que se entreteje, porque enlaza el proceso íntimo con el proceso social.
Tiene que ver con un adentro y un afuera a la vez. Ser objetivo es ayudar a los in-
dividuos y grupos no sólo a enfrentar las adversidades, sino también a beneficiar-
se de las experiencias. (Gamboa de Vitellesci, 2009)
Recursos de afrontamiento
Existen recursos que protegen a los jóvenes o estrategias para afrontar con ma-
yor eficacia las situaciones problemáticas como son: los recursos personales, sociales e
institucionales que fomentan la competencia, promueven el éxito en el desarrollo y re-
ducen la probabilidad de involucrarse en problemas de conducta. Ejemplos de ellos:
1. Una relación familiar armónica, donde existan la expresión del afecto y se dis-
pense la atención necesaria a cada uno de los miembros, a través de una com-
prensión y comunicación efectiva
2. La existencia de oportunidades donde los jóvenes puedan llevar a cabo experien-
cias exitosas y excitantes, tanto a nivel estudiantil como laboral.
3. Estilo de vida armónico, donde exista una escala de valores, entretenimientos
compartidos con la familia y los amigos, descanso suficiente, práctica de activi-
dades físicas, y una actividad participativa en la comunidad.
4. Estructuras escolares y laborales continentes que despierten inquietudes y des-
arrollen las habilidades que los jóvenes poseen.
Para hacer frente a las adversidades, superarlas y salir de ellas fortalecido o inclu-
so transformado, los adolescentes pueden tomar los factores de afrontamiento de cuatro
fuentes: “yo tengo” (el apoyo); “yo soy” y “yo estoy” (el desarrollo de la fortaleza in-
trapsíquica), y “yo puedo” (la adquisición de habilidades interpersonales y de resolución
de conflictos) (Edith Grothberg, 1997).
108
YO TENGO: (en relación con el apoyo)
- Personas del entorno en quienes confío y que me quieren incondicionalmente.
- Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar peligros y problemas.
- Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo.
- Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro, o cuando necesito
aprender.
YO SOY: (en relación con la fortaleza intrapsíquica)
- Persona por la que otros sienten aprecio y cariño.
- Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi afecto.
- Respetuoso de mí mismo y del prójimo.
YO ESTOY: (unido a la adquisición de habilidades interpersonales y de resolución de
conflictos).
- Dispuesto a responsabilizarme de mis actos.
- Seguro de que todo saldrá bien.
YO PUEDO:
Cómo fomentarlas
Trabajando:
Un adecuado comportamiento social.
Una alta autoestima y seguridad en sí mismo
La correcta modulación de afectos.
La capacidad de resistencia en situaciones desafiantes.
La orientación hacia los recursos sociales.
El sentido de los valores.
Las habilidades cognitivas (creatividad y/o ingenio).
Características del temperamento como la flexibilidad.
Haber vivido experiencias de autoeficacia, autoconfianza, autoimagen positiva.
109
Relaciones emocionales estables con al menos una persona significativa.
Buena comunicación con los demás.
Apoyo social fuera de la familia.
Enfrentamientos constructivos.
Disfrutar de cada momento.
Capacidad de resolución de problemas.
Clima educacional abierto, contenedor y con límites claros.
Tener un afrontamiento activo como respuesta a las situaciones o factores estre-
santes.
Asignar significación subjetiva y positiva al estrés y al afrontamiento, a la vez
que contextualizarlo de acuerdo a las características propias del desarrollo.
Expresar gratitud y perdonar.
110
Estrategias de Afrontamiento (Práctica)
PASO1: ANÁLISIS
¿Cuál es el problema?
¿Cómo te sientes?
Todos mis compañeros se conocen desde hace varios cursos y ya se han formado grupos
en la clase. Ningún otro compañero se encuentra en la misma situación que yo. También
es posible que sea algo tímida/o.
PASO 2: IMAGINACIÓN
111
PASO 3: VALORACIÓN
¿Qué pasaría si…? ¿Cómo me sentiré yo? ¿Cómo se sentirán los demás?
Contar cosas sobre mí misma/o puede ayudar a que mis compañeros me conoz-
can más, podría darme la oportunidad de hablar más, pero si estoy continuamen-
te contando cosas personales y además, éstas no resultan interesantes para los
demás, puede que me rechacen. Podría ser etiquetada/o de pesada. Esta solución
tiene ventajas, pero es necesario no utilizarla en exceso. Además, también de-
bería estar atento/a a cómo reaccionan los demás para comprobar si mantienen o
no algún tipo de interés en lo que les estoy contando.
Conocer más cosas de mis compañeros puede hacer que surjan temas de conver-
sación que nos interesen a ambos. Lógicamente la mejor forma de conocerlos
más es preguntando, pero hacer demasiadas preguntas o hacerlas demasiado per-
sonales (cuando la relación es todavía superficial), también podría provocar cier-
to rechazo.
Ofrecer ayuda a algún compañero que tenga dificultades con alguna materia o
realizar trabajos en grupo puede ser una buena manera de conocer mejor a mis
compañeros y de que ellos me conozcan más a mí. No obstante, en este caso es
necesario que surja la oportunidad de trabajar juntos y esto no depende total-
mente de mí.
Intentar averiguar si hay alguna persona con intereses parecidos a los míos, o
conocer más cerca de los grupos que hay en clase, podría ser útil para saber con
qué grupo puedo sentirme más cómodo/a y con qué personas es más probable
que pueda establecer una conversación agradable.
Interferir en las conversaciones de otros compañeros, o en “comentarios priva-
dos” dentro de un grupo de clase puede ayudarme a conocer más estos grupos,
pero también es muy probable que provoque algún tipo de rechazo, sobre todo si
participo directamente en conversaciones que son privadas. No obstante, acer-
carme a grupos que están hablando e intervenir si el tema me parece interesante
y si encuentro cierta receptividad, puede ser muy buena manera de acercarme a
mis compañeros.
112
PASO 4: DECISIÓN
Creo que la mejor opción es averiguar más sobre los distintos grupos que hay en
clase y sus gustos, puesto que ha pasado poco tiempo desde que me incorporé a este
instituto. Puedo conocer más observando y también preguntando, pero sin llegar a “in-
terrogar”. Además sería muy conveniente tratar de aprovechar las distintas oportunida-
des que surjan para trabajar en clase con otros compañeros, para conversar con ellos y
también para participar en conversaciones en grupos.
PASO 5: PLANIFICACIÓN
Puesto que la decisión tomada implica conocer más sobre mis compañeros, aun-
que sin interrogarles, mañana voy a preguntar a dos de mis compañeros algunas cues-
tiones relacionadas con sus gustos (por ejemplo, qué tipo de cine les gusta, cuál es la
última película que han visto, si les gustan los deportes, qué hacen los fines de semana,
etc.). Además, también trataré de contar algo sobre mis propios gustos. Dentro de dos
semanas espero conocer más de mis compañeros, y haber participado en algunas con-
versaciones de grupo.
Seguimiento
ACTIVIDAD # 8
“Situación”
113
men/Carlos le gustaría conocer más a sus compañeros pero no sabe muy bien cómo
hacerlo.
ACTIVIDAD # 9.
“¿A quién?”
Escribe el nombre de las personas de tu entorno que son más importantes para ti
(no más de 7 personas).
114
e. Apoyo lúdico o de compañía: disponer de otras personas para compartir
actividades lúdicas, de diversión y entretenimiento.
ACTIVIDAD #10
“Bombas de relojería”
ACTIVIDAD # 11.
Evaluación:
a) Pedir a cada grupo que entre todos, elaboren un esquema o resumen en el que se
incluyan todas las fases del “El ciclo del agua”.
b) Pedir a cada grupo que entre todos realicen un dibujo que incluya todas las fases de
este ciclo.
c) Repartir a cada grupo varias preguntas sobre todas las fases del ciclo para que los
alumnos contesten en grupo a las preguntas.
d) Realizar varias preguntas sobre este tema para que todos los alumnos las respondan
individualmente.
Dinámica 2
(estrés) y el relajamiento.
Tiempo: 30 minutos
1. De pie por favor, formen un gran círculo de energía, tomándose de las manos; la
mano derecha con la palma hacia abajo y la izquierda hacia arriba (izquierda re-
cibe y derecha da).
2. Cierren sus ojos, respiren y recuerden algún momento en que hayan experimen-
tado una gran tensión. Visualicen ese momento, siéntanlo, percíbanlo.
3. Expresen verbalmente qué sienten, en qué parte de su cuerpo lo sienten, así co-
mo las emociones que pasan por su corazón y su mente.
4. Una vez expresado se les pide que respiren de nuevo y que digan qué necesitan,
cómo quieren ser tratados y tratarse a sí mismos.
116
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