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Deontología

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1. Definición conceptual de ética, moral y deontología.

Ética es una rama de la filosofía dedicada a las cuestiones morales. La palabra ética
proviene del latín ethĭcus, y este del griego antiguo ἠθικός (êthicos), derivada de êthos,
que significa 'carácter' o 'perteneciente al carácter'.

Referida al ámbito laboral, se habla de ética profesional y que puede aparecer recogida
en los códigos deontológicos que regulan una actividad profesional. La deontología
forma parte de lo que se conoce como ética normativa y presenta una serie de principios
y reglas de cumplimiento obligatorio.

La moral es un conjunto de normas, valores y creencias existentes y aceptadas en una


sociedad que sirven de modelo de conducta y valoración para establecer lo que está
bien o está mal.

Como materia de estudio, se centra en el análisis a distintos niveles (filosófico y cultural,


entre otros) de conceptos como el bien y el mal relativos a la conducta del ser humano
dentro de una sociedad.

Moral es también un estado de ánimo de una persona o un grupo de personas.


Habitualmente se usa con un significado positivo de ánimo o confianza en las
capacidades para conseguir un objetivo, aunque también puede tener un sentido
negativo (por ejemplo, 'moral baja').

Un 'moral' es también un tipo de árbol de la familia de las moráceas.

Como adjetivo, 'moral' significa que algo es perteneciente o relativo a lo que se considera
como bueno a nivel social. De un modo coloquial y genérico, 'moral' indica que algo es
correcto, aceptable o bueno en relación a la conducta de la persona. Lo opuesto es lo
inmoral.

Deontología se denomina la ciencia que trata sobre el conjunto de deberes y principios


éticos que conciernen a cada profesión, oficio o ámbito laboral. La palabra, como tal, es
un neologismo acuñado por el filósofo inglés Jeremy Bentham a partir de la palabra
griega δέον, δέοντος (déon, deóntos), que significa ‘el deber’, y el sufijo -logía, se indica
‘tratado’ o ‘ciencia’.

La deontología fija las normas que rigen la conducta y el desempeño en la esfera


profesional, según las cuales se exige al profesional determinadas responsabilidades
en relación con los actos ligados a su campo laboral. Como tal, es una ciencia aplicada
al ámbito moral, que se enfoca en todas aquellas conductas y actuaciones que no están
no contempladas ni en el derecho ni sometidas al control de la legislación pública.

Los colegios profesionales son, en este sentido, las entidades encargadas de fijar,
mantener, promover y defender los códigos deontológicos, así como de vigilar su
correcto cumplimiento y exigir determinados niveles de competencia y calidad a sus
adscritos en el desempeño de sus funciones.

Deontología médica

En la medicina, el código deontológico está conformado por el conjunto de normas que


rigen la conducta y el desempeño de los profesionales del área de salud. Se sustenta,
fundamentalmente, en el juramento hipocrático y en los principios de la justicia, la
beneficencia y la autonomía. Entre otras cosas, la deontología médica aborda aspectos
de la profesión como la relación médico-paciente y la importancia del secreto
profesional, así como los límites de la investigación médica y la manipulación genética,
etc.

Deontología jurídica

La deontología jurídica es aquella que comprende el conjunto de deberes y obligaciones


de tipo ético y legal que debe regir el proceder, la conducta y el desempeño de los
profesionales del área de derecho. Como tal, la deontología jurídica afecta a todos
aquellos profesionales relacionados con el ámbito jurídico, como los abogados, los
magistrados y los jueces, entre otros.
Deontología periodística

Como deontología periodística se denomina el conjunto de deberes que tienen los


periodistas en el ejercicio de su profesión. Como tal, se basa en dos principios
fundamentales, como lo son la responsabilidad social y la veracidad informativa. El
incumplimiento del código deontológico conlleva castigos y sanciones para el
profesional por parte del medio donde ejerce, así como del organismo colegiado en el
cual está inscrito.

2. Comentarios filosóficos que explican el problema ético moral.

En contexto filosófico, la ética y la moral tienen diferentes significados. La ética está


relacionada con el estudio fundamentado de los valores morales que guían el
comportamiento humano en la sociedad, mientras que la moral son las costumbres,
normas, tabúes y convenios establecidos por cada sociedad.

Estos términos tienen diferente origen etimológico. La palabra "ética" viene del griego
ethos que significa "forma de ser" o "carácter". La palabra "moral" viene de la palabra
latina morales, que significa "relativo a las costumbres".

La ética es un conjunto de conocimientos derivados de la investigación de la conducta


humana al tratar de explicar las reglas morales de manera racional, fundamentada,
científica y teórica. Es una reflexión sobre la moral.

3. Realidad moral del hombre.

La ética es el comportamiento de los individuos dentro de una sociedad, regido por la


moral reflexiva, conforme a las costumbres de su propia realidad.

El hombre vive su determinado lo que es bueno o lo malo mediante experiencias, sin


sobre pasar los límites determinados por la sociedad.
Se puede decir que la moral es un deber de la actividad diaria para poder llevar los fines
de la vida humana.

Durante la historia el hombre ha tenido el problema de la ética y la moral, estas dos


como base para el comportamiento del hombre en la sociedad que se desenvuelve
fundamentándose en varias teorías en las que se citan las fundamentaciones pre
filosóficas metafísicas, subjetivistas, racionalistas, etc

La moral es algo totalmente cultural, nos viene de afuera, nos dicen como comportarnos,
la religión es un ejemplo claro de ello se nos somete a ciertas normas que si no cumples,
Dios te va a castigar.

- No hay moral universal, es individual. Es la ética la universal.

se basan en el costumbrismo moral popular de determinada sociedad. Esto se da en el


proceso de socialización donde la familia toma un papel importante.

es esta formadora de la moral en el individuo, para que sea aceptado en la sociedad en


la que se desarrolla.

4. principios universales.

INTRODUCCIÓN

Un profesional destinado al servicio de los demás ha de ser ante todo una


persona honesta. Es un compendio de las principales virtudes morales. La honestidad
se asienta en el cumplimiento de los deberes fundamentales consigo mismo y en
relación con los demás. El desinterés debe garantizar una efectiva prestación de los
servicios profesionales, ya que el profesional debe siempre anteponer el interés del
cliente al suyo propio. Una cosa es que el profesional haga de su trabajo un medio de
vida, lo cual resulta natural y lícito y es presupuesto deontológico evidente, y otra muy
distinta que anteponga su propio beneficio a cualquier otra consideración y, sobre todo,
en relación con el cliente.
CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO 1.1. DEFINICIÓN

Deontología es un concepto que se utiliza para nombrar a una clase de tratado o


disciplina que se centra en el análisis de los deberes y de los valores regidos por la
moral. Se dice que el filósofo británico Jeremy Bentham fue el responsable de acuñar la
noción. La deontología forma parte de lo que se conoce como ética normativa (la
filosofía que indica qué debería considerarse como bueno y qué es lo que debería
calificarse como malo). Esto quiere decir que cada profesión, oficio o ámbito
determinado puede tener su propia deontología que indica cuál es el deber de cada
persona. Lo habitual es que ciertas profesiones cuenten con un código deontológico,
que es una especie de manual que recopila las obligaciones morales que tienen que
respetar aquéllos que ejercen un trabajo. Es importante destacar que la deontología
analiza los deberes internos del individuo; es decir, aquello que debe hacer o evitar
según lo que dicta su conciencia. Los valores compartidos y aceptados por la ética son
recogidos por los códigos deontológicos.

1.2. DEONTOLOGÍA Y ÉTICA PROFESIONAL

Una de las diferencias cuando hablamos de "ética" y "deontología" es que la primera


hace directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta
una función de modelo de actuación en el área de una colectividad.

Por ello, con la concreción y diseño de códigos deontológicos, además de autorregular


esta profesión, se invita al seguimiento de un camino muy concreto y a la formación
ética de los comunicadores. De forma teórica, podríamos diferenciar dos grandes
grupos: la ética social y la ética individual. Dentro de la ética individual se diferencia,
también, una ética interpersonal que es la que rige el comportamiento que tenemos en
relación a otros individuos. Aquí se puede situar la ética profesional ya que rige el
comportamiento del profesional en su actividad laboral. Los principios que rigen la
profesión se obtienen a través de métodos similares a los de la ética general: dialógico,
inductivo y deductivo. Para conocer el fundamento ético y moral de un código ético, se
requiere el estudio de la actividad profesional en si misma y no es suficiente la labor de
un filósofo que desconozca la profesión. La ética de las profesiones se mueve en el nivel
intermedio de las éticas específicas o “aplicadas”. El profesional se juega en el ejercicio
de su profesión no sólo ser un buen o mal profesional sino también su ser ético. No
acaba de ser considerada una persona éticamente aceptable quien en todos los ámbitos
actuase bien y cumpliese con sus deberes menos en el ejercicio de sus
responsabilidades profesionales. La ética general de las profesiones se plantea en
términos de principios: el principio de beneficencia, el principio de autonomía, el principio
de justicia y el principio de no maleficencia El deontologismo plantea los temas éticos
en términos de normas y deberes. Los principios se distinguen de las normas por ser
más genéricos que éstas. Los principios ponen ante los ojos los grandes temas y valores
del vivir y del actuar. Las normas aplican los principios a situaciones más o menos
concretas, más o menos genéricas. Las normas suelen hacer referencia a algún tipo de
circunstancia, aunque sea en términos genéricos. Pero también los principios se hacen
inteligibles cuando adquieren concreción normativa y hacen referencia a las situaciones
en las que se invocan y se aplican. En términos generales un principio enuncia un valor
o meta valiosa. Las normas, en cambio, intentando realizar el principio bajo el que se
subsumen, dicen cómo debe aplicarse un principio en determinadas situaciones. Tanto
las normas como los principios son universales aun cuando el ámbito de aplicación de
los principios sea más amplio y general que las normas específicas que caen bajo dicho
principio. Desde la perspectiva de la ética profesional, el primer criterio para juzgar las
actuaciones profesionales será si se logra y cómo se logra realizar esos bienes y
proporcionar esos servicios (principio de beneficencia). Como toda actuación
profesional tiene como destinatario a otras personas, tratar a las personas como tales
personas, respetando su dignidad, autonomía y derechos sería el segundo criterio
(principio de autonomía). Las actuaciones profesionales se llevan a cabo en un ámbito
social con demandas múltiples que hay que jerarquizar y recursos más o menos
limitados que hay que administrar con criterios de justicia (principio de justicia). Y, en
todo caso, habrá que evitar causar daño, no perjudicar a nadie que pueda quedar
implicado o afectado por una actuación profesional (principio de no maleficencia).

.3. OBRAR SEGÚN CIENCIA Y CONCIENCIA

La ciencia va referido al ejercicio, efectivo o potencial, de la profesión, según las reglas


técnicas, doctrinas científicas y experiencias o investigaciones que se refieren al aspecto
técnico de la profesión; por el contrario la individualización del concepto de “conciencia”
ofrece una mayor dificultad. Sin embargo resulta
indispensable su vinculación con el de ética profesional. La conciencia profesional no
se separa tampoco del conocimiento, y por tanto, de la autorresponsabilidad del
profesional. Este, ciertamente debe actuar no sólo con rigurosa atención a las normas
técnicas, sino también con conocimiento de todas las consecuencias que derivan de su
aplicación, incluso hasta más allá de los límites de la relación profesional, teniendo en
cuenta el interés individual del cliente y el general de la colectividad en relación al a
función social desarrollada por la profesión.

1.3.1. ¿Qué es la Conciencia?

El concepto de conciencia profesional no se limita al aspecto voluntarista. El profesional


no sólo quiere actuar como sabe que puede actuar, sino que actúa de un determinado
modo que ha escogido de antemano conformándose en un imperativo ético que tienen
en cuenta el interés del cliente y el interés general. La deontología toma en
consideración la conciencia del profesional en cuanto que es persona humana inserta
en el complejo social y subraya la exigencia del conocimiento que aquél debe tener de
los valores esenciales de su profesión, pero también de los subjetivos (referidos a sí
mismo, al cliente, a los terceros con quienes entra en contacto) y a la colectividad en
general. Se puede hablar de cuatro niveles de la conciencia profesional:

1) La conciencia profesional es intransferible e individual, nadie es responsable


por ninguna otra persona.
2) Nivel de los deberes específicos, aprendidos, asumidos y personalizados
por socialización ética. Cada persona tiene que haberse socializado en el
código deontológico de su profesión. 3) Nivel de madurez y equilibrio
psíquico. Para que la conciencia profesional pueda funcionar hay que gozar
de un grado de madurez mínimo. 4) Aptitud profesional para el ejercicio
digno de una profesión.

1.4. AUTORREGULACIÓN

La deontología es uno de los tres órdenes normativos que regulan el ejercicio de las
profesiones, junto al Derecho y la moral. Cabe señalar que las normas deontológicas se
encuentran a medio camino entre los otros dos órdenes normativos. Una característica
fundamental de la deontología profesional es que tiene un fuerte componente de
autorregulación, entendida en un sentido colectivo. Se trata de una interiorización de las
normas propias de la profesión. Se diferenciaría del Derecho en que éste es creado por
el Estado, y de la moral en que la deontología tiene un carácter colectivo, no se basa en
los principios individuales. Otra diferencia clave frente al Derecho, es que éste tiene un
marcado carácter coactivo, impone sanciones al incumplimiento de sus normas. La
deontología, por su parte, puede o no incluir sanciones, y siempre serán menos graves
que las relacionadas con el Derecho (surgidas de instituciones jurídicas). No obstante,
la deontología puede institucionalizarse a través de los Códigos Deontológicos, la
colegiación... (Instrumentos o mecanismos que dotan de más efectividad a la
deontología), pero siempre presenta una institucionalización mucho menor a la del
Derecho. Las normas del Derecho son "ajenas" al mismo, junto a frente extremo,
mientras que lo característico de la deontología profesional es la autorregulación. Los
profesionales son creadores, sujetos y objetos de las normas deontológicas de su
profesión correspondiente. Participan (a través de sus asociaciones, por ejemplo) en la
creación de los códigos deontológicos que, a su vez, deberán aplicar. La autorregulación
es necesaria porque delimita campos de actuación, alerta sobre conductas alejadas del
bien común y puede invitar al profesional a dirigir sus acciones por el fomento de valores
que promuevan una vida más humana.

1.5. IMPORTANCIA

La deontología ha significado un campo de desarrollo de diversos protocolos de


actuación en lo que respecta a actividades profesionales que tienen problemáticas que
implican una evaluación ética que debe ser sucinta a un contexto particular. Así es
como se van desarrollando formas de proceder que parten de un análisis de la utilidad
máxima que se puede obtener con un determinado procedimiento. Es así como vemos
que este campo teórico se ha afianzado en tratar de abordar problemas concretos a
partir de concepciones filosóficas que los trascienden, concepciones que en algunos
casos tienen una enorme cantidad de años. La deontología o deberes de una profesión
se recogen en los códigos éticos o deontológicos. La intención de la redacción de los
códigos deontológicos de cada profesión es explicitar la dimensión estrictamente moral
de una profesión, aquellos comportamientos exigibles a unos profesionales,
independientemente de que estén o no recogidos en las normas jurídicas.

Deontología significa, por tanto, la ética de los deberes prácticos, basados en la acción
libre de la persona y en su conciencia moral, y no en la reglamentación jurídica. La
deontología es tanto un arte (un estilo de vida) como una ciencia (conocimiento de los
fines parar aspirar a fines éticos). La podríamos considerar un arte porque requiere,
como todo arte, el ejercicio de unas cualidades, de unas virtudes (areté). La
consideramos una ciencia, porque requiere el conocimiento de cuáles son los bienes
máximos a que debemos aspirar (axion). Aquí encontramos de nuevo la trilogía: virtud,
valor y deber.

CAPÍTULO II PRINCIPIOS 2.1. LA COSTUMBRE Y LA RESPONSABILIDAD


PROFESIONAL

La costumbre son normas que crean una sociedad y que le dan un hecho jurídico
palpable. Tienen al igual que ocurre con las leyes, consecuencias cuando son violadas.
El profesional debe regirse por su código de ética propio, pero también tiene que tener
en cuenta un marco de costumbre. La gran mayoría de los autores coinciden al señalar
que el fundamento de la responsabilidad es la libertad de la voluntad. El sentimiento de
responsabilidad también se puede ir desarrollando a lo largo de la trayectoria vital y
profesional de una persona. Una profesión cualquiera debe tener un periodo de
aprendizaje, una preparación previa especializada y casi siempre formal, que se debe
completar con una formación permanente que se completa con el paso del tiempo y la
vivencia de distintas situaciones en la vida profesional a las que enfrentarse.

2.2. HONESTIDAD E INTEGRIDAD PROFESIONAL

Como todo principio rector de la conducta humana, y como expresado anteriormente,


éstos exigen obra según ciencia y conciencia. Concretamente, éstos

son una manifestación del precepto clásico “honeste vivere”, del Derecho Romano.

La honestidad e integridad deben caracterizar la actuación de un profesional. Así,


comportándose siguiendo a éstos rectores, nace lo que conocemos como confianza. La
confianza es la base de todas las relaciones, tanto personales como profesionales, la
cual se obtiene mediante dichos valores: honestidad e integridad. Como bien nos expli

có gráficamente un profesor de esta universidad: “la confianza sube por la escalera y


baja por ascensor”. Esto nos enseña lo que cuesta construirla, alcanzarla, obtenerla. Es
en la confianza donde el cliente y paciente se centra. Si no se logra tal confianza, la
relación profesional se corrompe y pierde su verdadera naturaleza.
2.3. SECRETO PROFESIONAL

El secreto profesional es la obligación legal que tienen ciertas profesiones de mantener


en secreto la información que han recibido de sus clientes. Al contrario de lo que ocurre
con tipos de deberes de confidencialidad, el secreto profesional se mantiene incluso en
un juicio. Entre estos profesionales, cabe citar como casos más típicos el abogado, el
médico, el enfermero, el psicólogo, el periodista el trabajador social. Sin embargo,
también puede haber otros casos de asesores o servicios que tengan ese tipo de
obligación, por ejemplo los asesores fiscales (a veces incluidos dentro de los abogados)
o las compañías de seguros. El secreto profesional es una obligación de
confidencialidad, que se impone por la necesidad de que exista una absoluta confianza
entre el profesional y quienes acuden a solicitar sus servicios. Por ejemplo, un acusado
no podría contar toda la verdad a su abogado si luego se pudiese obligar al abogado a
declarar como testigo lo que le ha contado. En otros casos, como el de los médicos, el
secreto profesional se basa en el respeto a la intimidad del paciente.

2.4. FORMACIÓN Y PERFECCIONAMIENTO

La formación se centra exclusivamente en el trabajo actual, por el contrario, el


perfeccionamiento se centra tanto en el trabajo actual como en el trabajo que tendrán
en el futuro los empleados. El campo de aplicación de la formación son los empleados
individuales, mientras que el del perfeccionamiento es el grupo de trabajo o la empresa
en su conjunto. Esto es, la formación se refiere en concreto al puesto de trabajo, y se
aplica a deficiencias o a problemas de rendimiento, mientras que le perfeccionamiento
se ocupa de las habilidades y de la versatilidad de la fuerza de trabajo. La formación
tiende a centrarse en las necesidades inmediatas de la empresa, mientras que el
perfeccionamiento tiende a centrarse en exigencias a largo plazo. El objetivo de la
formación es una rápida y equitativa mejora del rendimiento de los empleados, mientras
que el objetivo de perfeccionamiento es el enriquecimiento global de los recursos
humanos de la empresa, mediante su preparación para las futuras demandas de trabajo.
La formación tiene una gran influencia en los niveles actuales de rendimiento, mientras
que los resultados del perfeccionamiento se reflejan en una mayor capacidad y
flexibilidad de los recursos humanos a largo plazo.

2.5. LEGALIDAD PROFESIONAL


El superior y los órganos disciplinarios deben actuar con respeto a la Constitución
Política del Perú, la ley y al derecho, dentro de las facultades que le estén atribuidas, y
de acuerdo con los fines para los que les fueron conferidas.

CONCLUSIONES

- La deontología analiza los deberes internos del individuo; es decir, aquello que debe
hacer o evitar según lo que dicta su conciencia. - La deontología es uno de los tres
órdenes normativos que regulan el ejercicio de las profesiones, junto al Derecho y la
moral. - La deontología ha significado un campo de desarrollo de diversos protocolos de
actuación en lo que respecta a actividades profesionales que tienen problemáticas que
implican una evaluación ética.

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