9 Guia 3 Historia
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Colombia, desde la década de los ochenta, ha tenido diversos procesos de paz con
distintas organizaciones insurgentes ¿Qué gobiernos se han sentado a negociar?
¿Con qué grupos armados? ¿Qué hemos aprendido de estos encuentros?
Este recuento trata el contexto y sus protagonistas, así como analiza sintéticamente
los aspectos favorables y desfavorables de cada proceso. La historia de cada grupo
armado se aborda muy tangencialmente, pues el énfasis está en los acercamientos
y en los procesos de paz.
Primera mitad de la década de los ochenta (1982-1986): La Uribe-Meta
Protagonistas y contexto histórico
El origen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo
(FARC-EP) encuentra sus raíces en el crudo enfrentamiento en que se encontraba
la sociedad colombiana a mediados del siglo XX, en medio del periodo conocido
como “La violencia”. Esta etapa está comprendida como los enfrentamientos entre
guerrillas liberales y conservadoras, en muchos casos atizadas por la dirigencia
política (los gobiernos nacional y regionales). De estas dinámicas surge en 1964 las
FARC como una guerrilla campesina que inicia como organización de autodefensa,
que con los años da un viraje al comunismo, con el fin de tomar el poder por medio
de una lucha revolucionaria del campo a las ciudades. Con los años, de menos de
una centena de combatientes, las FARC se convirtió en una importante fuerza
guerrillera con presencia en distintos sectores rurales de Colombia.
Para 1982 las FARC se propone el ‘Plan estratégico para la toma del poder’ que
pretendía cercar a Bogotá y llegar al poder por la vía armada. Por otra parte, el
presidente Belisario Betancur, conservador que había llegado a la primera
magistratura con una propuesta de paz, decretó la amnistía para la desmovilización
de miembros de grupos guerrilleros. En 1984 se suscribió el primer acuerdo de cese
al fuego entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional en el municipio de La Uribe
(Meta) sobre la idea de una reestructuración y modernización de las instituciones,
el fortalecimiento de la democracia y la constitución de garantías para ejercer la
actividad política por parte de los miembros de las FARC. De manera paralela a este
proceso de paz con el gobierno, en la VII Conferencia las FARC-EP formularon en
su Plan Estratégico Político-Militar los criterios para la Salida Política al Conflicto
Social y Armado.
En agosto de 1984, el M-19 había hecho una alianza con el Ejército Popular de
Liberación (EPL) para llevar a cabo negociaciones con el Gobierno de manera
conjunta en el Huila y el Cauca (En los municipios del Hobo y Corinto,
respectivamente), lo que concluyó con un acuerdo en el que se estableció un cese
al fuego, que posteriormente se rompió.
Entre tanto, en el ámbito de la insurgencia se creó en 1985 de la Coordinadora
Nacional Guerrillera (CNG), en la que participaron el EPL, el Movimiento 19 de
Abril (M-19), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Movimiento
Armado “Quintín Lame” (MAQL), el Movimiento de Integración Revolucionario
“Patria Libre” (MIR-PL) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Por su parte, las
FARC se lanzan a la lucha democrática con la creación de la Unión Patriótica,
partido conformado por miembros de las FARC, del Partido Comunista, líderes
indígenas, estudiantiles y sindicales. Este partido llegó a ganar 23 alcaldías propias
y 102 en coalición.
En contraste, en 1985 el M-19 protagoniza con el Ejército Nacional una de las
confrontaciones armadas más dramáticas en la historia del país: la toma y retoma
del Palacio de Justicia, cuyo trágicos hechos fueron aprovechados, tanto por los
sectores radicales de ultra derecha para criticar los procesos de paz con las
guerrillas, deslegitimando sus demandas políticas y promoviendo de esta manera la
salida militar, como por los grupos guerrilleros, que encontraron en la retoma una
expresión de la crudeza de la Fuerzas Armadas.
Estos años de conversaciones, treguas, acuerdos y de procesos de paz
adelantados con los diferentes grupos guerrilleros llegaron a su fin hacia la segunda
mitad de la década de los ochentas. Esto se detonó por: los incumplimientos a lo
pactado entre las partes, la falta de garantías para ejercer la oposición, los ataques
a la población civil y el accionar de los grupos paramilitares. Las FARC-EP tuvo una
de las cuotas más sangrientas, pues la Unión Patriótica padeció una aniquilación en
manos los sectores radicales de ultra derecha, aliados con las élites nacionales y
ante la pasividad de la sociedad civil que fue testigo del asesinato de cerca de 4.000
militantes y simpatizantes de este partido político. Esto generó en las FARC una
profunda desconfianza hacia el establecimiento, acompañada de una radicalización
en el plano militar (García Duran, 2010).
En 1987 se crea la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSM), con la
participación de las guerrillas de la otrora Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG)
más las FARC-EP, en el marco de la “Primer Conferencia Bolivariana”, con el fin de
alcanzar algunos acuerdos políticos, militares, organizativos entre las guerrillas que
se materializaron en una declaración política sumada a un en el plan de acción
unificado. No obstante, esta iniciativa duró relativamente poco, pues dos años más
tarde se iniciaron los procesos de paz con el M-19, el EPL, las Autodefensas
Obreras (ADO), el Quintín Lame y el PRT (Girón Sierra, 2014, pág. 3).
Aspectos favorables y desfavorables
Segunda mitad de los años ochenta (1986-1990): Algunos acercamientos y
proceso de paz con el M-19 (1989-1990)
Protagonistas y contexto histórico
Los últimos años de la década del ochenta y los comienzos de los noventa son una
de las épocas más convulsas de la historia nacional. El Movimiento 19 de abril o M-
19 fue una guerrilla de corte nacionalista que surgió en la década de los setenta
ante la imposibilidad práctica de posicionar nuevos actores y propuestas en el
sistema político colombiano, derivadas de las prácticas excluyentes del bipartidismo
encarnado en el Frente Nacional. Este grupo guerrillero introdujo a la insurgencia
novedosas formas de lucha armada con acciones que lograban capitalizar la
atención de la opinión pública, impactando a sectores urbanos de la sociedad
colombiana. A lo largo de la historia del M-19, los objetivos siempre estuvieron
orientados a exigir al gobierno nacional reformas sustanciales en el sistema político,
que permitieran abrir canales de participación democrática y cambios estructurales
en el diseño institucional colombiano, demandas que se sintetizaban en la urgencia
de modificar la Constitución Política de 1886.
En 1988 durante el gobierno de Virgilio Barco, tres años después del episodio de la
toma y retoma del Palacio de Justicia, que junto al genocidio de la Unión Patriótica
puso en crisis la esperanza de la paz en Colombia, el M-19 realiza el secuestro del
ex candidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado, que tenía como fin presionar al
Gobierno Nacional para abrir nuevos espacios de diálogo. El M-19, exigía “[…] que
se posibilitara un diálogo en Panamá entre los insurgentes y los sectores políticos,
sociales y gremiales del país. La cumbre política se hizo, y allí surgió, entre otros
compromisos, futuras cumbres, a fin de buscar diálogos de paz” (Moreno Parra,
2011). Con la liberación de Gómez Hurtado, el M-19 retomó protagonismo y mostró
su voluntad para acercase al gobierno nacional, lo que daría como resultado el
acuerdo de paz y la desmovilización de esta guerrilla en 1990.
Aunque el acuerdo final con el M-19 consistió en diez puntos, uno de los aspectos
más importante fue que efectivamente lo logró que se abrieran espacios
democráticos como la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, en
donde el gobierno permitió la inscripción de una lista de los desmovilizados del M-
19, quienes tomaron el nombre de Alianza Democrática AD-M19 y obtuvieron 19
curules, equivalente al 27%, constituyéndose en la segunda fuerza política del país
después del partido liberal (Centro de Memoria Histórica, 2014).
Dos de los éxitos que se le atribuyen a este proceso de paz es que, primero,
contribuyó a transformar de manera significativa el panorama político colombiano,
lo que se materializó en un nuevo diseño institucional propuesto en la Carta Magna
de 1991, y segundo, que buena parte de su dirigencia se incorporó a la vida civil
participando en la contienda política y en la vida pública, sin volver a las armas y,
por el contrario, defendiendo la democracia como sistema para llevar al poder.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
Tomado de http://pares.com.co/2018/04/17/procesos-de-paz-en-colombia/
VALORACIÓN INTEGRAL
CALIFICACION GUÍA FIRMA FIRMA
DESEMPEÑO
CUALITATIVA CUANTITATIVA DOCENTE ACUDIENTE
SUPERIOR
(96 – 100)
ALTO
(86 – 95)
BASICO
(75 – 85)
BAJO
(10 – 74)