Asilo Peru
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1 Ver Combacau, Jean, ‘‘Le statut international des personnes et des objets’’, Droit Internatio-
nal Public, París, Précis Domat, Edit. Montechrestien, 1975, pp. 417-166.
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4 Ver Giuliano, Mario, Diritto Internazionale, Milano, Giuffrè, 1974, t. II, pp. 348-350.
5 El artículo 10 de la Constitución italiana de 1947, al igual por ejemplo que el artículo 16 de
la República Federal de Alemania de 1949, confieren el derecho de asilo a las personas perseguidas
por razones políticas. En estos casos el derecho de asilo se concibe como un derecho subjetivo acor-
dado al perseguido político bajo forma de un derecho fundamental que la administración está obliga-
da a respetar.
6 Oppenheim-Lauterpacht, op. cit., p. 249. Hay autores, sin embargo, como Cuerda Riezu y
Cobos Gómez de Linares, para quienes el derecho de asilo es un derecho subjetivo, personalísimo e
imprescriptible. Ver Riezu-Linares, ‘‘Una nueva construcción jurídica del derecho de asilo’’, Revista
de la Faculta de Derecho de la Universidad Complutense, Madrid, núm. 55, invierno 1979, pp. 125-
168. Hay que reconocer que aun y cuando el uso general, por parte del Estado de otorgar asilo pueda
ser indudablemente establecido en derecho internacional, sin embargo, el elemento de la ‘‘opinio ju-
ris’’ esencial éste para la formación de la norma consuetudinaria no parece todavía existir para poder
predicar un derecho personal e individual a la concesión del asilo. ‘‘It could seem, therefore, that the
realisation of an individual right to asylum is still to await some kind of formal recognition.’’ Ver
Krenz, E. Frank, ‘‘The refugee as a subject of international law’’, International and Comparative Law
Quarterly, January, 1966, vol. 15, p. 115.
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13 Ver Fernández, Carlos, El asilo diplomático, México, Jus, 1970, pp. 37-39.
14 ‘‘Affaire colombo-péruvienne relative au droit d’asile, Arrêt du 20 novembre 1950, Recueil
des arrêts, avis consultatifs et ordonnances de la CIJ, 1950’’, p. 276, párr. 4o. Posteriormente se
dictaron otros dos fallos: ‘‘Demanda de Interpretación del Fallo de 20 de noviembre de 1950 en el
Caso del derecho de asilo’’, del 27 de noviembre de 1950, idem, pp. 395-404 y el fallo del 13 de junio
de 1951: ‘‘Caso Haya de la Torre’’, idem, pp. 71-84.
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rechazados por otros, y la práctica ha sido influenciada a tal punto por con-
sideraciones de oportunidad política en los diversos casos, que no es posi-
ble desprender de todo ello una costumbre constante y uniforme aceptada
como siendo derecho en lo que concierne a la pretendida regla de la califi-
cación unilateral y definitiva del delito.15
Si bien la Corte, por catorce votos contra dos, negó la posible existen-
cia de una norma consuetudinaria de carácter regional sobre el derecho
específico de la calificación unilateral del delito por el Estado asilante,
sin embargo, en el momento actual la práctica del asilo diplomático, en
América Latina se ha configurado de tal suerte ----en el sentido que dicha
institución ha sido generalmente respetada----, que nos inclinamos a pen-
sar que muy difícilmente podría negarse, fehaciente y categóricamente,
que dicha práctica no constituya en sí una costumbre regional oponible a
Estados terceros, aunque hay que aceptar que esto no deja de ser un punto
muy controvertido.16
18 Ver Tratados y convenciones interamericanos..., cit., pp. 47-50. EUA emitió una Declara-
ción sosteniendo que en virtud de que no reconocían la doctrina del asilo político, se abstenían de
firmar la Convención de 1933.
19 Idem, pp. 65-69. Para un comentario al respecto, ver Fernández, Carlos, op. cit., pp. 114-117.
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Una vez que ha sido concedido el asilo, éste debe ser respetado por
todos los demás Estados, incluyendo obviamente el Estado de cuyo terri-
torio huyó la persona o personas asiladas. 21
Cualquier acto de intimidación, violencia, secuestro, etcétera, llevado
a cabo por personas actuando en calidad de oficiales, o con la conniven-
cia, apoyo, o bajo el control del Estado en cuestión en contra del sujeto
asilado, son actos claramente violatorios de la soberanía territorial y por
lo tanto hechos ilícitos que generan la responsabilidad internacional. Si se
20 Ver Tratados y convenciones interamericanos..., cit., pp. 81-87. Para un comentario de dicha
Convención de 1954, ver: Díez de Velasco, Manuel, ‘‘El derecho de asilo diplomático en la Conven-
ción de Caracas de 1954’’, Estudios de derecho internacional, Universidad de Santiago de Composte-
la, 1958, España, pp. 291-305.
21 Artículo 1o. (1) de la Declaración sobre Asilo Territorial adoptada por la Asamblea General
de Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1967. Doc. a/2312 (XXII).
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22 Ver Grahl-Madsen, Atle (1), The Status of Refugees ..., cit., pp. 187-194; (2) Territorial Asy-
lum, pp. 18-23. En el Caso Eichmann (1960), Israel alegó que el secuestro había sido operado por
‘‘voluntarios judíos’’ (sic), quienes lo trasladaron de territorio argentino al Estado de Israel en donde
fue entregado a los Servicios de Seguridad de Israel.
23 Ver Accioly, Hildebrando, Tratado de Derecho Internacional Público, Madrid, Edit. Institu-
to de Estudios Políticos, 1958, vol. I, pp. 446-464, trad. de L. de Azcárraga. En ciertos casos el Esta-
do requerido puede conceder la extradición por ilícito cometido dentro de su propio territorio: ej.
infracción a las leyes fiscales del otro Estado.
24 Ver en este sentido Grahl-Madsen, A., Territorial Asylum, p. 39.
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Sin duda uno de los problemas de más difícil solución que presenta
esta materia de derecho internacional, es la delimitación y significación
del concepto de delito de carácter político.
25 Citado por Morganster, Felice, ‘‘The right of asylum’’, British Year Book of International
Law, núm. 46, 1949, p. 343. Este último autor afirma: ‘‘It may be that the principle of the non-extra-
dition of political offenders has become an international rule of law’’, idem, p. 344.
26 Ver Tratados y convenciones interamericanos, pp. 51-59, México al suscribir la Convención
sobre Extradición formuló reserva respecto al artículo 3o., fracción f, en virtud de que la legislación
interna de México no reconoce los delitos contra la religión. La reciente Convención Interamericana
sobre Extradición del 25 de febrero de 1981 no contempla esta disposición.
27 Ver Decreto de Promulgación del Tratado de Extradición en DOF de 26 de febrero de 1980,
pp. 4-8. Se incluye en este Tratado la llamada cláusula attentat conforme a la cual no se considera
delito político los atentados en contra de un jefe de Estado o de gobierno.
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Cuando una persona es perseguida por sus ideas o actividades políticas, sin
que medie acusación ante la autoridad judicial competente por ningún he-
cho delictuoso, sin duda se trata de un perseguido político. Más difícil es
definir, a falta de una disposición legal, qué se entiende por delito político.
Inclusive es posible que la opinión doctrinal o teórica discrepe de lo que la
legislación o la jurisprudencia de un país consideran como delito político.28
29 Gros Espiell, Héctor, ‘‘El derecho internacional americano sobre asilo territorial y extradi-
ción en sus relaciones con la Convención de 1951 y el Protocolo de 1967 sobre Estatuto de los Refu-
giados’’, en el volumen Asilo y protección internacional, p. 64.
30 La Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados es un órgano permanente del gobierno
mexicano, integrado por los representantes de las Secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores
y Trabajo y Previsión Social. Ver DOF del 22 de julio de 1980.
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31 En el fondo hay que reconocer que bien pueden ser motivos de política demográfica, la razón
principal por la que nuestro país se haya resistido a adherir a la Convención de 1951.
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