2018 Diaconado Permanente PDF
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INSTITUCIÓN DEL
DIACONADO
COMO GRADO PERMANENTE
PORTADA:
El diácono san Esteban entierra el cuerpo del Señor de Orgaz. El Greco,
«El entierro del Señor de Orgaz» (detalle). Parroquia de Santo Tomé,
de Toledo.
Edita: Delegación Diocesana de Medios de Comunicación.
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ÍNDICE
Decreto de institución................................................................ 5
Directorio diocesano para el diaconado permanente................ 7
I. Funciones de los diáconos................................................... 8
II. La figura del diácono permanente..................................... 10
III. Elección de candidatos..................................................... 11
IV. Formación de candidatos.................................................. 12
V. Vida de los diáconos........................................................... 14
Anexo..................................................................................... 15
Carta Pastoral: El diaconado permanente en la vida y en la
mision de la Iglesia...................................................................... 19
I. El ministerio ordenado........................................................ 21
II. El Orden del Diaconado..................................................... 23
III. La misión del diácono....................................................... 25
IV. El diaconado permanente................................................. 26
V. La peripecia del diaconado como grado estable................. 27
Conclusión.............................................................................. 33
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DIACONADO PERMANENTE
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DECRETO DE INSTITUCIÓN
DECRETO
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DIRECTORIO DIOCESANO PARA EL
DIACONADO PERMANENTE
Introducción
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DIRECTORIO DIOCESANO
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la suya. Estos hechos jurídicos se regirán por las normas del Derecho
Canónico (cfr. CIC c. 267; c. 270).
12. El diácono permanente, con la ordenación, entra a formar parte
del clero de la Archidiócesis toledana, aunque no abandone su vida y
profesión civiles entre los seglares, siempre que ese estilo de vida no
desdiga del sagrado ministerio (SDO 17).
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DIRECTORIO DIOCESANO
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DIRECTORIO DIOCESANO
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ANEXO
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NOTA FINAL
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DIRECTORIO DIOCESANO
FUENTES
Normas básicas
-Normas básicas para la formación de los diáconos permanentes.
Documento de la Congregación para la Educación Católica (22 de
febrero de 1998).
-Normas básicas para la formación de los diáconos permanentes en
las diócesis españolas. Documento de la Conferencia Episcopal
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DIACONADO PERMANENTE
Directorio
-Directorio para la vida y ministerio de los diáconos permanentes.
Documento de la Congregación para el Clero (22 de febrero 1998).
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EL DIACONADO PERMANENTE EN LA VIDA
Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA
(Carta Pastoral con motivo de la instauración del diaconado
permanente en la Iglesia de Toledo)
INTRODUCCIÓN
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CARTA PASTORAL
I. EL MINISTERIO ORDENADO
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13. El don que el Espíritu Santo concede, por tanto, a los diáconos
con la ordenación posibilita que hagan presente a Cristo siervo de
modo singular y exalta su función de servicio; les confiere el estado
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15. Esto explica que “uno de los frutos del Concilio Ecuménico Vati-
cano II es el de querer instituir el Diaconado como grado propio y per-
manente de la jerarquía” (Juan Pablo II, alocución del 16 de marzo de
1985). Hay que afirmar, pues, que en los Padres del concilio Vaticano
II, atendiendo a las circunstancias históricas y pastorales “operaba
misteriosamente el Espíritu Santo, protagonista de la vida de la Igle-
sia, al completar el cuadro de la jerarquía, tradicionalmente compues-
ta de Obispos, Sacerdotes y Diáconos. De este modo se promovía una
revitalización de las comunidades cristianas, hechas más conformes
a aquellas salidas de las manos de los Apóstoles y adornadas en los
primeros siglos, siempre bajo el impulso del Paráclito, como lo ates-
tigua los Hechos” (Juan Pablo II, Catequesis 6 de octubre de 1993, n.
5).
La Iglesia, pues, indica: “En el grado inferior de la jerarquía están
los diáconos, a los que se les impone las manos para realizar un ser-
vicio y no para ejercer el sacerdocio (…) Por eso en el futuro se po-
drá restablecer el diaconado permanente como un grado particular
dentro de la jerarquía” (LG 29). Más tarde, en la última sesión del
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2009, se modifican algunas normas del CIC, entre ellos los cánones
1008 y 1009. En la redacción actual se confirma la distinción esencial
entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial y,
al mismo tiempo, se pone de relieve la diferencia entre episcopado,
presbiterado y diaconado. Así, el c. 1008 dice: “Mediante el sacra-
mento del Orden, por institución divina, algunos de entre los fieles
quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con carácter
indeleble, y así son consagrados y destinados a servir, según el grado
de cada uno, con nuevo y peculiar título, al pueblo de Dios”. Y al c.
1009 se le añade un tercer párrafo, que dice: “Aquellos que han sido
constituidos en el orden del episcopado y del presbiterado reciben
la misión y la facultad de actuar en la persona de Cristo Cabeza; los
diáconos, en cambio, son habilitados para servir al pueblo de Dios
en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad”. Necesaria
precisión de Benedicto XVI, para ayudar a una mejor comprensión de
los grados en la jerarquía de la Iglesia.
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CONCLUSIÓN
23. Llegados a este punto de esta Carta Pastoral, estimo que esta-
mos en mejores condiciones de responder a las preguntas que nos
hacíamos en la introducción a ella. Ante todo, quiero dejar claro que
la institución del Diaconado permanente tiene su lugar propio en la
estructura y la vida de la Iglesia de Toledo, no es un cuerpo extraño
o exotérico. Ha de entenderse, pues, a la luz de su sacramentalidad y
no se establece únicamente por las posibles funciones y acciones que
pueda llevar a cabo el diácono permanente ordenado, sea casado o
célibe. No puede ni debe concebirse un diácono permanente como
sustitutorio al ministerio de los sacerdotes presbíteros. Puede, en
oca-siones, ejercer funciones de suplencia, como afirmaba el Papa
Juan Pablo II en la primera de sus catequesis dedicadas al Diaconado
permanente (6 de octubre de 1993); también la segunda catequesis
(13 de octubre de 1993). No se olvide que estas catequesis forman
parte del magisterio ordinario del Papa.
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26. A los que temen que puedan acaecer en el futuro posibles con-
flictos entre presbíteros y diáconos, o entre los fieles laicos de la comu-
nidad donde el diácono ejerce su ministerio, o entre éste y su Obispo,
¿qué responderles? Sencillamente que, como en otros conflictos en la
comunidad cristiana, habrá que tratar de resolverlos con espíritu de
fe y comunión, siguiendo las normas del derecho común en la Iglesia.
¿Acaso no forman parte esos posibles conflictos de la frágil condición
humana? El diácono está al servicio del ministerio del Obispo, y al ser-
vicio de la Diócesis, y en ella como ayuda concreta al ministerio de los
presbíteros, que son los que presiden las comunidades cristianas. No
es ministerio “privado”.
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