Gustavo Bueno - Symploké
Gustavo Bueno - Symploké
Gustavo Bueno - Symploké
En efecto: Plat�n fue el primero que hizo ver que el programa monista (el �gran
relato m�tico de la Antig�edad�), formulado en nombre del ideal del conocimiento
m�s pleno y definitivo, como reacci�n al programa pluralista radical, es
parad�jicamente incompatible con ese ideal, tanto o m�s como lo es el programa
esc�ptico del pluralismo radical. En El Sofista, Plat�n ha desarrollado una
argumentaci�n trascendental que se orienta a �neutralizar� tanto al pluralismo
radical como al monismo. Ambas alternativas (viene a decir) son incompatibles con
el discurso l�gico de la raz�n humana. Es decisivo tener en cuenta que no ser�a
posible �probar de frente� (mirando a la Materia o al Ser) la tesis de la symplok�.
La argumentaci�n es trascendental.
El postulado plat�nico de la discontinuidad tiene probablemente m�s que ver con las
paradojas de Zen�n el�ata, con la evidencia apag�gica de la necesidad de detener
los procesos ad infinitum. Si, para conocer algo, hubiera siempre la necesidad de
conocer algo anterior, y, antes a�n, algo anterior, y as�, ad infinitum, entonces
no podr�amos conocer nada. No ya el movimiento del mundo f�sico, sino el movimiento
del discurso, se aproximar� a la situaci�n del corredor en el estadio, obligado a
recorrer la mitad anterior y, antes a�n, la mitad anterior, y as� ad infinitum. No
podr�a siquiera llegar a moverse.
Desde luego, el t�rmino symplok� es usado no solo por Plat�n, sino, en realidad,
por toda la tradici�n posterior, de un modo �informal�, y no como un tecnicismo.
Sin embargo, hay base textual suficiente como para escoger el t�rmino symplok� como
r�tulo de una tercera alternativa, que venimos considerando, como constitutiva de
la filosof�a en sentido estricto [16-17], es decir, de la filosof�a acad�mica (=
plat�nica).
En todo caso, las diversas acepciones y matices que alcanza el t�rmino symplok�
seg�n los contextos, giran siempre en torno a la misma idea: entrelazamiento de
hilos en la tela, de mimbres en la cesta o incluso de espadas entrecruzadas, o de
letras en el texto; y al mismo tiempo desconexi�n. As� ocurre con Arist�teles,
cuando dice que �las categor�as son cada una de las cosas dichas fuera de toda
symplok� (Categor�as, 1b25), es decir, g�neros que se predican de los inferiores,
pero no de los colaterales. Estos g�neros son las categor�as.