El Codo Del Diablo
El Codo Del Diablo
El Codo Del Diablo
El siguiente relato consiste en una aproximación sobre lo ocurrido el día 19 de diciembre de 1948.
Un pueblo sin memoria histórica está condenado a repetir siempre los mismos actos, que algunos califican de
errores y otros de crímenes.
Posiblemente nunca has escuchado de la impactante masacre llamada de “El Codo del Diablo”, llevada a un
lado de la vía del Ferrocarril al Atlántico, en la provincia de Limón.
Lo que contaremos a continuación trata de un asesinato selectivo. En los días previos a la navidad corrían los
rumores en Limón, sobre un escarmiento que se iba a hacer en la persona de algunos militantes del Partido
Vanguardia Popular, para prevenir un alzamiento interno.
Llegaron en busca de 6 hombres valientes que fueron capturados en sus casas y encarcelados. Días después
llego una orden, debían ser trasladados a San José.
Las órdenes eran muy claras, debían iniciar el viaje. Fueron trasladados a un motocar, esposados y
seguramente sabiendo, entre ellos, que algo muy malo iba a ocurrir.
Los custodios quienes eran hombres malos tenían todo preparado para el vil asesinato, cuando llegaron al
“codo del diablo” fingieron un tiroteo, muy cerca de la vía férrea, para dar inicio al crimen. Estos criminales
actuaron según las órdenes que les dieron , lo hicieron de una forma fría sin pensar en el daño tan grande que
dejaban en las familias de estos hombres valientes.
Los criminales mintieron para esconder lo que habían hecho, dijeron que los reos habían sido objeto de un
intento de rescate por parte de otros compañeros armados, pero nadie creyó esa versión. Estos hombres
valientes fueron masacrados, estaban indefensos en un lugar alejado donde no podían ayudarlos, iban atados
por tres esposas en las manos, las cuales fueron quitadas al momento del crimen, para según ellos tratar de crear
la escena a su favor, sin embargo olvidaron detalles que luego jugarían en su contra.
Rápidamente se supo del horrible crimen, comenzaron a salir datos sobre este asesinato, se enteraron de que
dos de las víctimas, agonizantes, fueron rematadas por el encargado de la misión. El cuerpo de otro de ellos,
con las esposas en una de sus muñecas, fue un testimonio activo de lo que había ocurrido.
Se acercaban mas situaciones graves, los testimonios orales y escritos, de muchas personas en Limón
desaparecieron. Don Hernán Garrón fue uno de los pocos en denunciar el crimen, boca a boca, y entre sus
amigos y conocidos. A causa de esto fue amenazado de muerte y lo mismo sucedió con otros ciudadanos.
Pero hay algo más triste e indignante y es que los asesinos no pagaron por lo que habían hecho si no que
tuvieron impunidad, eran protegidos por altos funcionarios del gobierno, como bien lo dijo don Enrique
Benavides. Se denunció el caso, se hicieron las diligencias de la acusación en agosto de 1949 y el 2 de
diciembre de ese mismo año se dictó decreto que exigía la prisión y enjuiciamiento de los indiciados: Manuel
Zúñiga Jirón, Luis Valverde Quirós, Clarencio Auld Alvarado y Hernán Campos Esquivel acusados de
homicidio calificado, cometido a impulsos de perversidad, con una pena para cada uno de treinta años de
cárcel.
El señor Hernán Campos Esquivel no fue condenado pues hizo intervenciones políticas que sustrajeron a los
asesinos del peso de la condena y propiciaron sus escapes, varias veces, de manera que resultaron impunes.
Aunque siempre hemos tenido como Mártires del Codo del Diablo solamente a Tobías Vaglio, Federico
Picado, Octavio Sáenz y Lucio Ibarra, luchadores sociales de eterno recuerdo en el corazón y la mente de
muchos costarricenses, fueron asesinados allí Narciso Sotomayor, nicaragüense luchador contra Somoza,
marinero famoso y admirado por sus amigos de la Legión Caribe y Álvaro Aguilar Umaña, alias Matatigres,
personaje popular, admirado y querido, valeroso según contaron muchos ciudadanos. Pero la vida de estos dos
hombres también deben estar presentes en la memoria de los costarricenses, siempre, en la preservación de la
memoria histórica de la nación costarricense. Porque nunca habrá perdón u olvido.