Esi Primaria 2018 PDF
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COMUNIQUÉMONOS
Programa Nacional de Educación Sexual Integral
(011) 4129-1227 / (011) 4129-1000 (7401)
E-Mail: programaeducacionsexual@me.gov.ar
www.esi.educ.ar
PRESIDENTE DE LA NACIÓN
Ing. Mauricio MACRI
VICEPRESIDENTA DE LA NACIÓN
Lic. Marta Gabriela MICHETTI
MINISTRO DE EDUCACIÓN
Dr. Alejandro Oscar FINOCCHIARO
Equipo de ESI
Mirta Marina (coordinadora), María Lía Bargalló, Constanza Barredo,
Karina Cimmino, Silvia Hurrell, Mariana Lavari, Miguel Marconi, Pablo Martín, Marina Montes,
Luciana Muzón, Marcelo Zelarallán
Lectura crítica
Martha Weiss
Ana Campelo
Edición y corrección
Florencia Lamas
Diseño gráfico
Verónica Codina y Leda Rensin
Ilustraciones
Melina Canale y Leda Rensin
Foto de tapa
Ana Inés Heras
Educación sexual integral para la educación primaria: contenidos y propuestas para el aula /
coordinado por Marina Mirta. - 1a ed. - Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación,
2009.
96 p. ; 28x20 cm.
ISBN 978-950-00-0744-3
3ª reimpresión: 2017
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ÍNDICE
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Anexos
Anexo 1: Sugerencias para reuniones de ESI con las familias ........................................... 81
Anexo 2: Diagrama de actuación frente a una situación de maltrato ........................... 85
Anexo 3: Sugerencias para trabajar con las láminas de ESI ................................................ 87
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Presentación general
A partir de la sanción de la Ley Nacional 26.150 de Educación Sexual Integral, el Ministerio de Educación de
la Nación consultó a las jurisdicciones sobre sus experiencias y recorridos en materia de educación sexual, y
convocó a expertos y expertas en la temática y a representantes de distintos credos a fines de construir acuer-
dos curriculares en torno a su implementación en las escuelas de todos los niveles educativos.
De este proceso de consultas y búsqueda de consenso, surgieron los Lineamientos Curriculares para la
Educación Sexual Integral (ESI), que definen el piso común de contenidos curriculares válidos para todos los
niveles y modalidades del sistema educativo, para todas las escuelas públicas ––tanto de gestión estatal como
privada–– y para todas las jurisdicciones de nuestro país. Estos contenidos fueron aprobados por los ministros
y ministras de todas las jurisdicciones, en el Consejo Federal de Educación (Resolución 45/08).
Hoy, como educadoras y educadores tenemos la responsabilidad y, a la vez, la gran oportunidad de enseñar
Educación Sexual Integral en la escuela. De esta manera, contribuimos a garantizar el bienestar de nuestros
niños, niñas y jóvenes, y el cumplimiento del derecho a una educación de buena calidad para todos y todas.
“El término ‘sexualidad’ se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser humano. […] Se expresa en
forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La
sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y
religiosos o espirituales. […] En resumen, la sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pen-
samos y hacemos” 1 .
1 Reunión de Consulta sobre Salud Sexual, convocada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS), en colaboración con la Asociación Mundial para la Salud Sexual, que
se realizó del 19 al 22 de mayo de 2000 en Antigua Guatemala, Guatemala.
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• “Ejercer nuestros derechos” está orientado a trabajar en la escuela sobre la apropiación del enfoque
de los derechos humanos como orientación para la convivencia social. El foco está puesto en aquellos
derechos que se vinculan al respeto por las otras y los otros en las relaciones interpersonales, el acceso
a conocimientos sobre el cuerpo y la expresión de sentimientos y necesidades vinculadas a la sexuali-
dad, y la promoción de aprendizajes de prácticas de defensa de derechos, por ejemplo: el derecho de
recibir información científicamente validada o el no ser discriminado, entre otros.
• “Respetar la diversidad” se refiere al reconocimiento y valoración de las manifestaciones de las múlti-
ples diferencias entre las personas. Las propuestas que formulamos están específicamente orientadas al
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conocimiento de las formas de ser mujeres y de ser varones que histórica y socialmente se han construi-
do en nuestra sociedad. En este sentido, proponemos identificar los prejuicios y las prácticas referidas a
capacidades y aptitudes vinculadas al género, y el rechazo a todas las formas de discriminación.
• “Reconocer distintos modos de vida” también constituye un eje, ya que uno de los propósitos forma-
tivos de la Educación Sexual Integral es ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niña y cada niño
desarrolla su subjetividad como parte de un colectivo social. En la medida en que puedan conocer dis-
tintas formas de organización familiares, sociales y culturales en el tiempo y en el espacio, más plena-
mente podrán desarrollarse y enriquecer su mirada sobre los valores y actitudes presentes en los
vínculos humanos.
• “Cuidar el cuerpo y la salud” propicia el conocimiento sobre los cambios del cuerpo humano y la iden-
tificación de sus partes íntimas en el marco de la promoción de hábitos de cuidado de uno mismo, de
los demás y de la salud en general. También propicia la reflexión crítica sobre los modelos y los mensa-
jes de belleza que circulan en nuestra sociedad y que pueden influir negativamente en la autoestima y
en los vínculos interpersonales.
• “Valorar la afectividad” apunta a que las niños y las niñas puedan expresar, reflexionar y valorar las
emociones y sentimientos vinculados a la sexualidad, al mismo tiempo que se promueven valores como
el amor, la solidaridad y el respeto a la intimidad propia y ajena.
Estas propuestas para el aula no presentan un orden secuencial. Pueden ser abordadas siguiendo diferen-
tes itinerarios, y de manera articulada con las actividades de enseñanza cotidianas. Al recorrerlas, seguramen-
te notarán cómo las actividades de los distintos ejes pueden entrecruzarse con facilidad y enriquecerse
mutuamente, debido a su carácter integral.
Cada uno de los ejes de trabajo del Cuaderno de ESI ofrece diferentes secciones:
• Para pensar y compartir entre colegas contiene un caso o escena de la realidad, y un conjunto de pre-
guntas iniciales para reflexionar acerca de qué nos pasa a nosotras y nosotros mismos con el tema que
nos convoca, nuestros supuestos y representaciones, nuestras dudas y nuestras certezas. Además de un
ejercicio de introspección, aspiramos a que esta sección habilite el diálogo, el intercambio y el debate
entre el equipo docente.
• ¿Para qué enseñamos? es un apartado en el que fundamentamos algunos conceptos acerca del eje que
se trabajará, e incluimos los propósitos formativos presentes en los Lineamientos Curriculares de ESI, que
serán la guía para el desarrollo de las posteriores actividades.
• ¿Qué y cómo enseñamos? presenta una posible selección de contenidos, elegidos también entre los pro-
puestos por los Lineamientos Curriculares de ESI, agrupados según las áreas curriculares básicas: Lengua,
Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Formación Ética y Ciudadana, Educación Artística, Educación Física.
También incluye dos o más secuencias de trabajo con actividades, pensadas para Primer Ciclo o bien para
Segundo Ciclo y, en cada caso, se sugieren las modificaciones necesarias para el otro ciclo.
• Recursos cierra cada eje temático con recomendaciones útiles para los y las docentes. Algunos recur-
sos amplían la perspectiva conceptual sobre el tema, mientras que otros brindan nuevas propuestas
de trabajo para el aula, con cuentos, canciones y actividades de diverso tipo. Es necesario destacar
que algunos de ellos constituyen aportes de experiencias llevadas a cabo en otros países y contextos,
por lo cual es interesante dialogar con dichas experiencias tratando de identificar lo posible de ser
recreado en nuestras instituciones.
Finalmente, les proponemos que los contenidos de este material se articulen con las experiencias que
muchos de ustedes vienen realizando: proyectos impulsados por las jurisdicciones y por las escuelas, acciones
articuladas con las familias y con otros sectores del ámbito público y de la sociedad civil, tareas cotidianas con
otros docentes. Y también esperamos que este sencillo instrumento contribuya, entre otros, a un intercambio
genuino entre colegas.
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“A mí en el profesorado nunca me prepararon para trabajar estos temas... Por eso tengo miedo de estar hablan-
do desde mi experiencia y mis opiniones” (Mara, docente de 5° grado).
Cuando como docentes pensamos en trabajar la Educación Sexual Integral en la escuela, es posible que
surjan distintos temores, como el mencionado, generalmente basados en creencias, estereotipos, tabúes,
prejuicios y modelos sobre la sexualidad y la educación sexual, que fuimos incorporando a lo largo de nues-
tra historia por medio de las tradiciones culturales, sociales y escolares que transitamos. Estos temores pue-
den generar inquietudes vinculadas a nuestro rol como docentes, que se traducen en preguntas como las
siguientes:
• ¿Con qué saberes necesitamos contar nosotros y nosotras para brindar educación sexual en la escuela?
• ¿Qué necesitan saber los chicos y las chicas sobre educación sexual?
• ¿Tenemos que hacernos cargo todos los docentes, o sólo algunas áreas curriculares?
• ¿Cómo podemos fortalecer nuestro rol como educadoras y educadores en el campo de la sexualidad?
• ¿Cómo podemos llegar a acuerdos básicos si los y las docentes tenemos ideas diferentes acerca del
tema?
• Si hablamos de sexualidad, ¿estaremos promoviendo un ejercicio temprano de las prácticas sexuales?
¿Qué dirán los padres/madres/familias al respecto?
• ¿Cuál es el territorio, sus límites, para la participación de los y las docentes y de la escuela en la Educación
Sexual Integral?
Las preguntas son muchas y complejas, y no admiten respuestas cerradas sino más bien requieren revisar
los propios supuestos y mirar estas cuestiones desde distintas perspectivas. Estos y otros interrogantes recla-
man ser analizados y exigen una reflexión en profundidad en lo personal y junto a colegas. Ello nos permitirá
arribar a saberes y posiciones construidos, acordados y sostenidos colectivamente.
Consideramos que la mejor manera de abordar estos temores, prejuicios y modelos es a través del diálogo
entre adultos; poner en común estas cuestiones y discutirlas, teniendo en cuenta que los cambios llevan su tiem-
po. Para esto, es necesario que en la escuela se habiliten espacios de debate y reflexión entre adultos. Tanto en
estos encuentros como en los destinados a la capacitación docente, no es suficiente contar con ciertos saberes,
sino también desarrollar la capacidad de acompañamiento, de reconocimiento del otro, de cuidar y de escuchar.
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“Cuando trabajamos estos temas en la escuela necesitamos contar con el apoyo de los directores, que nos habi-
liten espacios para discutir entre nosotros y pensar juntos formas posibles de trabajar, y también ver cómo hacer
para que la educación sexual integral no termine convirtiéndose en una carga más, desligada de nuestra tarea…”
(Leo, docente de 4° grado).
“Con los chicos no sabemos cómo relacionarnos, pasamos de tomar excesiva distancia, a confundirnos con ellos
y actuar como pares, usando sus mismos códigos” (Carla, docente de 6° grado).
Ya vimos que, en primera instancia, es necesario revisar los propios supuestos acerca de la sexualidad y la
educación sexual, que se remontan a nuestras historias personales y a las determinaciones sociales, históricas,
políticas y culturales que constituyen hilos fuertes de sus tramas. Este es un punto de partida indispensable, ya
que esta revisión va a posibilitar hablar desde un lugar que no es el de la opinión personal. Además, la escue-
la, institución que acompaña el proceso de desarrollo afectivo-sexual de niños y niñas ––y dentro del marco
normativo nacional que establece propósitos y contenidos claros––, tiene la responsabilidad de hacer de la
Educación Sexual Integral su tarea. En este sentido, podemos reconocer al menos tres dimensiones fundamen-
tales desde las cuales se pueden pensar estrategias o líneas de trabajo/acción:
• El desarrollo curricular: docentes y equipo de conducción deben pensar y decidir las formas de incorpo-
rar los lineamientos curriculares de Educación Sexual Integral en los contenidos desarrollados diaria-
mente en el aula, articulando con aquellos los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP) de las
disciplinas o áreas. Habrá que pensar cómo abordar los temas de Educación Sexual Integral: en forma
transversal desde los distintos grados y áreas, incluyendo los contenidos de ESI en proyectos de aula rea-
lizados entre distintas áreas o bien en los proyectos desarrollados por ciclo. Esta dimensión también
implica la posibilidad de contar con espacios y tiempos para reflexionar y planificar, e ir reconociendo
las necesidades de acceder a recursos didácticos y capacitaciones. Asimismo, la escuela puede pensar
qué otras propuestas pedagógicas pueden hacerse eco de los propósitos formativos de la Educación
Sexual Integral; por ejemplo: el proyecto institucional, programas de tipo socioeducativo que estén fun-
cionando en la escuela o modalidades como Educación Rural, Educación Intercultural Bilingüe, etcétera.
Algunas buenas experiencias de Educación Sexual Integral muestran que es necesario que muchos de
los actores de la escuela —docentes especiales, bibliotecarios y bibliotecarias, personal administrativo y
equipo de conducción— se involucren y participen de las acciones de la manera más activa posible.
• La organización de la vida institucional cotidiana: nos referimos a todas aquellas regulaciones, rituales y
prácticas que día a día constituyen la urdimbre de la vida escolar, que en diversos actos y escenarios trans-
miten saberes y reproducen visiones acerca de la sexualidad, de lo esperable, permitido o prohibido en la
escuela, por ejemplo, a través del lenguaje utilizado, del uso de los espacios, de las formas de agrupamien-
to habituales, de las expectativas de aprendizaje y de conducta sobre los alumnos y alumnas, de los víncu-
los establecidos entre los adultos y entre los adultos y los niños y niñas. En este sentido, la escuela puede
volverse sobre sí misma, para reconocer estos guiones invisibles que van dejando marcas en todos sus
actores ––más allá del currículum explícito o formal— 2, y pensar en cómo las normas y formas de organi-
zación escolar favorecen o no vínculos de confianza y de respeto, la inclusión de todas las opiniones y nece-
sidades de los alumnos y las alumnas, relaciones igualitarias entre varones y mujeres, el acceso a recursos
de salud y protección de los derechos.
2 PINKASZ, DANIEL Y GUILLERMINA TIRAMONTI: Las oportunidades educativas de las mujeres en la modernización de los 90
en la Argentina. Seminario Internacional Equidad de Género en las Reformas Educativas de América Latina, 17 y
18 de mayo de 2005.
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• Los episodios que irrumpen en la vida escolar: cotidianamente se producen situaciones y eventos que tie-
nen un efecto disruptivo en el paisaje de la escuela: conflictos o peleas ocasionales entre chicos y chicas,
grabaciones con celulares de chicas y chicos besándose, revistas pornográficas, preservativos en los
baños, púberes embarazadas. En ocasiones, estos episodios llevan a intervenir desde normas ya estable-
cidas; otras veces, a pensar cómo encararlos ya que no hay claridad y/o acuerdos para lidiar con ellos.
Pensemos, por ejemplo, qué hacemos cuando algún niño toca partes íntimas del cuerpo de una niña, o
cuando descubrimos que una niña o niño manifiesta signos de haber sido golpeado en su casa, o bien
cuando se produce una situación de hostigamiento 3. Estas situaciones pueden ser oportunidades de
aprendizaje vinculadas a la Educación Sexual Integral, y que permiten trabajar con los niños y las niñas
sobre diversos aspectos: el reconocimiento de sus derechos, la ampliación de sus horizontes culturales, la
expresión y valoración de sus emociones y sentimientos de modos que no perjudiquen a otros u otras;
también son ocasiones para propiciar el cuidado y respeto por su propio cuerpo y el de los demás.
Es necesario señalar que también puede ser de utilidad recuperar experiencias institucionales previas, vin-
culadas a la temática de la educación sexual.
Finalmente, queremos decir que tradicionalmente la educación sexual se ha trabajado en las escuelas lla-
mando a especialistas externos (por lo general, del área médica) para que dieran “charlas” a las alumnas y los
alumnos. Pero la Ley Nacional 26.150 conlleva un reposicionamiento de la escuela y una transformación de las
propias prácticas docentes, entendiendo que los maestros y las maestras son las personas que deben asumir
esta tarea, que es educativa. En todo caso, el mejor apoyo que los especialistas pueden dar a los docentes se
traduce en instancias de formación o asesoramiento, y si trabajan en forma directa con el alumnado, es conve-
niente que lo hagan en el marco de un proceso de trabajo con el curso o la escuela, en el cual la charla de espe-
cialistas sea sólo un espacio.
La Ley N° 26.150 le da a la escuela un rol privilegiado como ámbito promotor y protector de derechos. Para
el desempeño de este rol, la familia, como primera educadora, constituye uno de los pilares fundamentales a
la hora de entablar vínculos, alianzas y estrategias. Es importante que la Educación Sexual Integral sea aborda-
da por la escuela con el mayor grado de consenso posible, promoviendo asociaciones significativas entre la
escuela, las familias y la comunidad en general. Esto es una obligación, y también una oportunidad para abor-
dar integralmente la formación de los niños y las niñas.
El consenso y la atención a la diversidad son ejes estratégicos para promover la igualdad de oportunida-
des y la calidad educativa. La construcción de estos consensos será, seguramente, una tarea compleja y no
exenta de tensiones, porque si bien la normativa establece el derecho fundamental de las familias en lo que
respecta a la educación de sus hijas e hijos, conforme a sus propios valores y creencias, la escuela debe hacer
3 Cuando hablamos de maltrato o violencia entre pares, aludimos a una serie de hechos en los que uno o más alumnos o
alumnas hacen valer un tipo de poder –porque se consideran más ‘fuertes’ o ‘valiosos’- sobre uno o varios/as compañe-
ros o compañeras -a quienes se consideran ‘débiles’ o ‘rechazables’-, causándoles daño físico o psíquico. Estos hechos pue-
den ocurrir en el grupo de compañeros o compañeras de clase, o en el más amplio de los alumnos y alumnas de la
institución, asumiendo distintas modalidades como la intimidación, el acoso sexual, las extorsiones u otras agresiones.
Por lo general, ocurren en contextos en los cuales no participan los adultos. Para que lo consideremos ‘maltrato’, deben
ser conductas sostenidas y afianzadas en el tiempo”. En: Actuar a tiempo. Estrategias educativas para prevenir la violencia.
Programa Nacional de Convivencia Escolar. Subprograma Derechos del niño y del Adolescente. Ministerio de Educación,
Ciencia y Tecnología de la Nación; O.E.I. y Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Pag. 21. 2005.
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cumplir el derecho a una educación sexual integral para todas y todos los estudiantes, algo que también fija la
Ley. Para trabajar sobre estas tensiones e ir construyendo acuerdos, será propicio realizar talleres de sensibiliza-
ción con las familias. Estos talleres podrían constituirse en espacios a través de los cuales los miembros de la
comunidad educativa reflexionarán en forma conjunta sobre los roles de la familia y de la escuela en lo que
hace a la transmisión cultural en los temas relativos a la Educación Sexual Integral. Lo decisivo es el resultado
educativo que de ese intercambio surja, el aporte que el encuentro le hace a un alumno o alumna.
Las familias suelen ser permeables cuando se las convoca por estos temas 4. Para que dos instancias articu-
len, hace falta que tengan intereses comunes. En este sentido, la Educación Sexual Integral puede convertirse
en un puente para acercar familias y escuelas. Pocos intereses comunes son tan genuinos como los que alre-
dedor de los ejes de la Educación Sexual Integral se despliegan: acompañar y orientar en su desarrollo integral
a niños, niñas y adolescentes.
4 Una encuesta realizada en el año 2004, en distintas jurisdicciones del país, muestra que el 96,9% de las mujeres
y hombres encuestados (entre 16 y 55 años), considera que debe implementarse la educación sexual en la
escuela. Así, el rol de los y las docentes como educadores en el campo de la sexualidad está legitimado, no sólo
por el Estado y sus leyes sino también por la opinión de la población en general. Cfr.: “Actitudes y expectativas
acerca de la educación sexual”, ISPM- UNFPA, 2004 [en línea: http://www.ispm.org.ar/pdfs/actitudes_expectati-
vas_acerca_educacion_sexual_argentina.ppt]. Citado en FAUR, ELEONOR: Educación Integral de la sexualidad.
Aportes para su abordaje en la escuela secundaria. Bs. As., Ministerio de Educación, UNFPA, 2007, p. 23.
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Contenidos y propuestas
para el aula
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Estos testimonios pertenecen a docentes que recuerdan situaciones escolares vividas en la infancia. Nos
pareció oportuno recuperarlos, pues creemos que nuestra manera de ejercer la profesión suele tener algún vín-
culo con lo vivido en las aulas de nuestra niñez.
Solemos escuchar que los derechos de niños y niñas son nuestra obligación: ¿Somos siempre conscientes de
nuestra responsabilidad en estos temas? ¿Dedicamos algún tiempo a generar en el aula condiciones para que
se cumplan derechos como la participación, la escucha, el respeto por uno mismo y por el otro? ¿Puede ser la
escuela un lugar donde se promueven los derechos, o por el contrario, puede ser un escenario donde se vulne-
ran? ¿Cuáles son los derechos específicos que podemos promover para contribuir a la configuración de una
sexualidad plena y responsable? ¿Promovemos esos derechos de manera equitativa para varones y mujeres?
¿Qué apoyos necesitamos en el ejercicio de nuestra profesión para lograrlo?
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Propósitos formativos 1
• Ofrecer oportunidades de ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niño, niña o adolescente de-
sarrolla plenamente su subjetividad reconociendo sus derechos y responsabilidades y respetando y
reconociendo los derechos y responsabilidades de las otras personas.
• Estimular la apropiación del enfoque de los derechos humanos como orientación para la convivencia
social y la integración a la vida institucional y comunitaria, respetando, a la vez, la libertad de enseñan-
za, en el marco del cumplimiento de los preceptos constitucionales.
• Promover aprendizajes de prácticas relacionadas con la prevención de las diversas formas de vulnera-
ción de derechos: maltrato infantil, abuso sexual, trata de niños.
1 Estos propósitos formativos forman parte del documento Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral,
aprobado por el Consejo Federal de Educación en mayo de 2008.
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acb Lengua: La disposición de las mujeres y los varones para argumentar, defender sus propios puntos de
vista, considerar ideas y opiniones de otros, debatirlas y elaborar conclusiones (Primer y Segundo Ciclo).
Actividades sugeridas
En las siguientes propuestas, las intervenciones docentes se orientan a que los niños y las niñas puedan
reconocer y ejercitar sus derechos en contextos o situaciones en los que se ponga en juego la sexualidad: los
vínculos, los afectos, la relación con el propio cuerpo y el cuerpo de los demás, la identidad. Y también, que pue-
dan desarrollar la capacidad de autoprotección —y, en consecuencia, de protección hacia otros/as— en rela-
ción a situaciones de maltrato o abuso.
El objetivo es que los niños y las niñas puedan expresar sus propias opiniones (ideas, valoraciones) y que
estas sean tenidas en cuenta; escuchar respetuosamente las opiniones y puntos de vista de los demás, sin dis-
criminaciones de ninguna índole; llegar a acuerdos o consenso, atendiendo al bien común, y diferenciando
entre opiniones y conocimiento; reconocer formas de discriminación y malos tratos en el aula y en la escuela;
incorporar actitudes y prácticas de colaboración grupal; tomar decisiones informadas o sobre la base de argu-
mentaciones de puntos de vista y posiciones diferentes; fortalecer su autonomía y su autoestima.
2 Estos contenidos fueron extraídos del apartado de Educación Primaria del documento Lineamientos Curriculares para la
Educación Sexual Integral, ya citado.
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diferentes a uno/a, para fomentar la comprensión y evitar que realicen acciones que puedan humillar a los demás.
Al igual que entre los adultos, podemos encontrar entre los niños y las niñas actitudes de discriminación o de
rechazo hacia las personas, las costumbres o las ideas que reconocen como diferentes. Estas acciones pueden
expresar o bien modos de percibir y pensar de los distintos sectores sociales o bien influencias de los medios de
comunicación masiva, entre otros factores que influyen en la socialización de los niños y las niñas.
Sugerimos comenzar la actividad con la lectura del siguiente fragmento de un texto literario:
Y empezó (la historia) en día jueves y en la segunda hora, en el preciso momento en que Santiago Berón, el más
petiso, vio entrar por la puerta del aula de tercer año a Teresita Yoon, la nueva. A partir del recreo de las diez, Teresita
Yoon, la nueva, también empezaría a llamarse Teresita Yoon, la china, pero, para decir verdad, era coreana.
Teresita Yoon, la nueva, era linda. O, por lo menos, linda lo que se dice linda le pareció a Santiago cuando la vio
entrar con el delantal muy blanco y el pelo muy negro por la puerta del aula. Tenía mejillas redondas como bizco-
chos tostados, ojos largos como hojas de laurel salvaje y una sonrisa tan pero tan sonrisa [...]. Teresita Yoon, la nueva,
entró un poco asustada, mirando tímidamente a todos con sus ojos de laurel salvaje.
—¡Adelante! —dijo la señorita [...].
Entonces, Teresita Yoon hizo una pequeña reverencia y dijo como quien canta:
—An nienj.
Y ahí estalló la primera carcajada. Una sola [...], y después un montón de carcajadas.
—¿Qué decís? —chilló Gualberto.
—¿En qué hablás? —rugió Damián. Y se oyeron los cuchicheos y las risitas de dos chicas de por ahí cerca [...].
A Teresita Yoon los bizcochos se le pusieron rosados y las hojas de laurel salvaje se llenaron de agua.
La señorita [...] se dio cuenta de que ya era tiempo de dejar la tiza y de acercarse a Teresita. Le rodeó los hombros
con el brazo, miró muy enojada hacia el rincón de las carcajadas y dijo:
—Teresita Yoon es coreana y nos saludó como se saludan todos en Corea. Ahora se va a quedar a vivir acá y va
a aprender a saludar como nosotros.
La señorita sabía mucho de esas cosas porque tenía un novio italiano.
Graciela Montes
Buenos Aires, Colihue, 1997 (fragmento).
Después de leer el cuento, podemos iniciar un diálogo con los niños y las niñas a través del planteo de pre-
guntas como las siguientes: ¿Por qué les parece que los chicos y las chicas se reían? ¿Por qué a Teresita le decían “la
china”? ¿Tendría ella que abandonar su propio saludo o podría aprender el nuestro y nosotros el de ella? ¿A alguno
de ustedes le pasó alguna vez algo parecido a lo que le ocurrió a Teresita? ¿Qué sintió en ese momento? ¿Cómo se
sentirían ustedes si les sucediera lo que le pasó a Teresita? ¿A alguno le pasó encontrarse con alguien “diferente”? ¿En
qué era diferente esa persona? ¿Qué nos pasa cuando nos encontramos con alguien “diferente”? ¿Nos gusta o... sen-
timos miedo? ¿Nos enoja tener que hacer esfuerzos para entendernos? ¿Qué otros sentimientos nos provoca? ¿Por
qué les parece que nos pasa esto?
Aproximarse de una manera positiva a la diversidad sociocultural de un grupo escolar es una actitud que
requiere un proceso de aprendizaje y posiciones sustentadas en la igualdad de los derechos. El simple inter-
cambio entre alumnos y alumnas pertenecientes a contextos socioculturales diferentes puede no resultar sufi-
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ciente para incentivar actitudes y conductas respetuosas y de integración positiva. Pero tampoco es posible
lograr una convivencia enriquecedora desde la imposición de un “deber ser” de tolerancia que encubra los sen-
timientos de rechazo. Es preciso que día a día se concrete dentro del aula la valorización de cada niño y cada
niña, y que se le brinde el respeto que merece, como elementos básicos para su desarrollo y como condición
indispensable para la construcción de una convivencia ciudadana.
Esta actividad puede concluir con una reflexión sobre las semejanzas y las diferencias que presentan los
chicos y las chicas del grupo. A través de esta tarea conjunta se acercarán a descubrir que todos y todas tienen
algo en común, generando así un sentimiento de lo compartido, de lo colectivo. Por ejemplo, ciertas necesida-
des básicas y los derechos que se vinculan con el desarrollo de una vida digna como niños y niñas: necesidad
y derecho a recibir afecto, a una buena alimentación, al cuidado de la salud, a ser tratados con respeto, a apren-
der, a tener un nombre, una familia y un hogar. Además, les permitirá contemplar aquello que los diferencia de
los demás y que los enriquece y hace únicos: sus características personales, sus fortalezas y debilidades, sus
habilidades, sus gustos, sus formas de ser y de hablar, sus costumbres y sus historias familiares, entre otras cosas.
En todos los casos, corresponde al docente destacar y valorar la legitimidad de las diferencias, tanto persona-
les como socioculturales, teniendo cuidado en que, si esas diferencias están sustentadas en procesos de des-
igualdad social, tienen que ser puestas en discusión desde, justamente, la igualdad que proponen los derechos
sociales.
En el caso de que haya una presencia importante de chicos y chicas migrantes, o una especial dificultad para
su integración, este ciclo es propicio para profundizar el tema a través de diferentes actividades. Por ejemplo,
podemos pedirles a estos niños o niñas que relaten cómo fue su llegada al país, la provincia o la ciudad, cuáles
eran y son sus expectativas y deseos, los motivos que impulsaron a sus familias a tomar esa decisión, cómo es el
lugar de donde provienen, cómo era su vida cotidiana allí, etcétera. También pueden ubicar estos lugares en un
mapa y contar qué cosas trajeron, qué otras tuvieron que dejar y por qué, qué les gusta de vivir aquí y qué no,
qué extrañan. Para reforzar este intercambio cultural (que será un mutuo descubrimiento), podemos proponer-
les compartir algunas costumbres, fiestas y tradiciones y mostrar objetos; invitarlos a que compartan con el
grupo la música que se canta o se baila en sus casas (puede organizarse un momento para escucharla todos jun-
tos), entre otros múltiples puntos de interés que despertarán la curiosidad de todos los chicos y las chicas.
Es posible que durante el tratamiento de este tema se pongan de manifiesto algunos conflictos reales que
existen en el grupo y que implican malestar y sufrimiento para algunos de sus miembros. Si esto ocurre, no evi-
temos su consideración porque, precisamente, esta actividad se dirige a trabajar sobre situaciones concretas
en las que los chicos y las chicas estén involucrados.
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Las siguientes escenas nos permitirán reflexionar sobre algunos de los rasgos que caracterizan a la discri-
minación y al maltrato en el ámbito de las relaciones afectivas y en los vínculos entre pares3. Se trata de brin-
dar una oportunidad para discutir los prejuicios que justifican esos modos interpersonales de relación y para
pensar normas básicas de convivencia social (tanto para la escuela como fuera de ella), basadas en el respeto
y el diálogo.
Para llevar adelante esta actividad, organizamos a los chicos y las chicas en pequeños grupos y les entrega-
mos copias de las escenas, invitándolos a que las lean juntos. Si en la clase hay niños o niñas cuyos nombres
coinciden con los de las situaciones presentadas, sugerimos modificar esos nombres en los textos de las esce-
nas, para evitar generar incomodidad.
Escena A. Carmen nació en la zona rural de una provincia del norte argentino. A principios de año se mudó
a la ciudad de Rosario. Cuando comenzaron las clases, ingresó a sexto grado de una escuela de la ciudad. Desde
el primer momento, algunos compañeros empezaron a burlarse de ella, entre otras cosas le decían “negra”. Un
día, un grupo compuesto por chicos y chicas la sujetó, impidiéndole el movimiento, y entre varios le cortaron el
pelo. La madre de Carmen fue a hablar a la escuela para saber qué había sucedido y sus compañeras y compa-
ñeros decían no haber visto nada.
Escena B. A Claudio, Antonio y Julio les gusta leer y escribir poesía. No les gusta mucho el fútbol. Ellos están
en sexto grado y en la escuela no la están pasando bien, ya que un grupo de compañeros los convirtió en blan-
cos de burlas constantes. Les pusieron apodos, a pesar de que ellos pidieron que no los llamaran así. La mayor
parte de las bromas y de las burlas ponen en duda si a ellos les gustan las chicas o los chicos.
Escena C. En una escuela de contexto urbano un grupo de chicos y chicas que estaban jugando a las car-
tas en el recreo se pelearon por una regla del juego, y como no se pusieron de acuerdo empezaron a insultar-
se. Después, las chicas comenzaron a empujarse y se pegaban cada vez más fuerte. Mientras tanto, uno de los
chicos, que había llevado su celular, empezó a filmar la pelea. Él y el resto de los compañeros y compañeras que
estaban mirando alentaban a las chicas a seguir peleando.
Escena D. Celeste y Lucía están en quinto grado. Les gusta mucho escuchar música, estar con sus amigas y
bailar. Siempre fueron más robustas que el resto de sus compañeras; tienen algunos kilos más que las chicas de
su misma edad, pero antes no les preocupaba. Este año, un grupo de chicas del grado empezó a decirles “gor-
das”. Ya no las trataban de la misma manera que antes. Celeste y Lucía trataron de no darle importancia a la
cuestión, hasta que un día, una de las chicas no las invitó a su cumpleaños. Poco a poco comenzaron a sentir-
se incómodas y con pocas ganas de ir a la escuela.
Escena E. En 4° grado los varones se burlan de las chicas diciéndoles: “Ustedes lo único que hacen es fijar-
se en los peinados y la ropa que se van a poner. No hacen otra cosa que hablar estupideces de los chicos que
les gustan.”
Luego de la lectura, les proponemos a los chicos y las chicas que, en los mismos grupos, analicen cada caso,
guiándose por preguntas como estas: ¿Quién ha sido dañado o se siente mal por lo que sucede? ¿Consideran que se
trata de situaciones de malos tratos o de discriminación? ¿Por qué? ¿Qué actitudes y comportamientos indican, en
cada situación, que se trata de una situación de malos tratos o de discriminación? ¿Qué puede llevar a que los chicos
y las chicas actúen así? ¿Les parece que frente a situaciones como estas se puede recurrir a algún adulto de la escue-
3 Las relaciones conflictivas de género se trabajan específicamente en el eje “Respetar la diversidad” de este material.
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la para que los ayude? ¿A quién? ¿Creen que ser varón o ser mujer influye en las posibilidades de ser agredido o agre-
dida en una relación? ¿Por qué? ¿Qué se podría hacer para modificar estas situaciones? Seguramente estos interro-
gantes generarán nuevas opiniones, que se pueden discutir incorporando otros aspectos de la temática.
Seguidamente, invitamos a los grupos a poner en común sus producciones y reconstruimos las manifesta-
ciones de las situaciones que denotan el maltrato y la discriminación. Reflexionamos sobre ellas y buscamos
alternativas basadas en el respeto a los derechos de la niñez.
Es conveniente que se haya trabajado previamente con la Convención sobre los Derechos del Niño, para
identificar aquellos derechos que están siendo vulnerados en cada situación. Será necesario trabajar sobre la
diferencia entre reconocer y respetar los derechos, es decir, entre su aprobación e inclusión en instrumentos
legales (como la misma Convención sobre los Derechos del Niño o la Ley de Protección Integral de Niños, Niñas
y Adolescentes), y su aceptación y cumplimiento en la vida cotidiana.
Como cierre de la actividad, proponemos a los grupos un diálogo en el que las situaciones planteadas se
resuelvan positivamente, donde los compañeros o compañeras que padecieron el daño puedan ejercer su
derecho a participar, a no ser discriminados, a ser escuchados. Se puede proponer que trabajen también sobre
otros derechos de niños, niñas y adolescentes, entre ellos: a ser cuidados, alimentados, a recibir educación y
atención de la salud, a ser escuchados, a expresar los propios sentimientos, a formarse una opinión propia, a ser
tratados con respeto y dignidad, a la propia identidad, a la participación, al juego, a la recreación.
Los más pequeños y pequeñas se pueden organizar en grupos de cinco integrantes, y observar dibujos o
leer frases simples en las que se describan distintas acciones o situaciones, tanto de respeto como de no res-
peto de derechos de los niños y las niñas en el contexto escolar. Estas últimas —las de no respeto— pueden
hacer referencia a distintos niveles de conflicto, pero siempre es conveniente analizarlas y que los chicos y las
chicas puedan expresar sus inquietudes y puntos de vista con respecto a situaciones como las trabajadas. En
este sentido, la propuesta está orientada a que identifiquen con cuáles de esas acciones se sienten bien y con
cuáles no; qué sentimientos les generan y por qué. Las situaciones pueden ser las siguientes u otras similares:
Situación 1. Entran dos alumnos nuevos al grado y, en la clase, el grupo les hace preguntas para que se sientan
bienvenidos: cómo se llaman, cómo están constituidas sus familias, de qué escuela provienen…
Situación 2. Dos varones empezaron jugando a que peleaban y fueron pegándose cada vez más fuerte hasta
que uno se cayó al piso; entonces, el otro se le tiró encima y le pidió que le devolviera el auto que le habían regalado
para su cumpleaños.
Situación 3. En la clase de Educación Física, cuando hacen juego libre, los chicos y las chicas siempre piensan en
cómo integrar a Ana, quien tiene una discapacidad física.
Situación 4. Un nene de primer grado está en el baño y es presionado por dos chicos más grandes para que les
muestre su ropa interior.
Mientras los grupos trabajan, el docente escribirá en el pizarrón una breve descripción de los derechos de
la Convención sobre los Derechos del Niño relacionados con las situaciones analizadas. Una vez realizada la
puesta en común de todos los grupos, podemos conversar vinculando cada derecho con esas situaciones. Esta
actividad puede ser trabajada en más de una clase.
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Mi casa:
La escuela:
(diagramar cuadro)
El barrio:
Luego, podemos compartir en el grupo estas producciones individuales, identificando y nombrando aque-
llas actitudes, acciones, comportamientos, usos del lenguaje y/o gestos, manifestados por las personas adultas,
que los hacen sentir bien. Se puede ir haciendo un listado de los modos de cuidado y protección de la integri-
dad física y emocional que sean beneficiosos para los niños y las niñas, y que estos puedan recibir de parte de
los adultos. Es importante que entre todos vayan encontrando expresiones en común que constituyan la base
para acuerdos sobre los que deba asentarse el cuidado colectivo. Por ejemplo:
• Darles espacio para la comunicación y la escucha acerca de lo que les sucede, de lo que viven en la
escuela, con sus amigos o en la calle, para conocer qué piensan y sienten, y poder ayudarlos en caso de
que lo requieran.
• Hablarles sin gritar ni maltratarlos física y/o verbalmente.
• Brindarles cariño y contención afectiva, acompañándolos en el crecimiento.
• Posibilitar espacios y tiempos para el juego, la recreación y el descanso.
También se pueden identificar los Derechos del Niño que están siendo respetados en cada uno de esos casos.
A continuación, proponemos a los chicos y chicas que observen los siguientes dibujos, en los cuales se repre-
sentan distintas situaciones donde se muestran vínculos entre personas adultas y niños o niñas. Los invitamos a
identificar en las ilustraciones en qué casos se producen o no situaciones de protección y cuidado.
4 Esta temática ha sido abordada en profundidad en Maltrato Infantil: orientaciones para actuar desde la escuela, del
Programa Nacional por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, elaborado por el Ministerio de Educación de la Nación
(2007). Se puede solicitar escribiendo a derechosdeinfancia@me.gov.ar.
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Los factores protectores5 pueden identificarse a medida que se va trabajando en plenario sobre las distin-
tas situaciones: ¿Qué está pasando en cada situación? ¿Qué estará sintiendo el niño/ la niña? ¿En qué situaciones
ellos/as se sienten bien, contentos, alegres y en cuáles están tristes, inquietos, temerosos, enojados? ¿Qué contactos
les parece que pueden resultar agradables y cuáles no? ¿Qué podemos hacer cuando una caricia o contacto no nos
gusta o nos hace sentir mal?
En este punto, podemos trabajar sobre algunas herramientas de autocuidado, como por ejemplo: el reco-
nocimiento de los propios sentimientos; la capacidad de expresarlos, particularmente en situaciones en las que
no se sienten cuidados; el cuidado del propio cuerpo, la capacidad de buscar ayuda en otra persona adulta y
contar lo que les pasa; la capacidad de decir “no” frente a situaciones que incomodan o hacen sentir mal, espe-
cialmente entre las niñas y adolescentes porque la cultura patriarcal aún vigente en nuestra sociedad limita sus
capacidades de expresión y autonomía”. Se pondrá énfasis en cinco herramientas de protección:
• Conocer el propio cuerpo: los chicos y las chicas deben saber nombrar e identificar las distintas partes
de su cuerpo, y, especialmente, las partes íntimas, y conocer las distintas formas de cuidarlo6.
• Respetar y proteger el cuerpo: trabajar con los chicos y las chicas la idea de que el cuerpo de cada uno
es su “territorio” y nadie puede tocar su cuerpo y sus partes íntimas si eso los pone incómodos o incó-
modas, o los hace sentir mal. El mensaje que podemos transmitir en este caso sería el siguiente: Las par-
tes íntimas se llaman así porque son las que sólo podés tocar y ver vos o tus padres / cuidadores, por razones
de higiene o de salud; también los médicos para revisarte… Nadie —ni siquiera tus padres— tiene derecho
a tocarlas o pedir que las muestres por otros motivos, y si alguien lo hace, contáselo a otra persona adulta
para que te pueda ayudar.
• Aprender a decir “no” frente a caricias, palabras o peticiones que los hacen sentir mal, incómodos o
confundidos.
• Conocer el significado de los secretos: nadie puede obligarlos a guardar secretos de situaciones que
los hacen sentir mal, incómodos o confundidos.
• Solicitar ayuda: acudir a una persona adulta cuando se enfrentan a situaciones que dañan a la propia
persona o a otros u otras.
Lo importante es que habilitemos oportunidades para conversar y pensar situaciones que pueden llegar a
vivenciar los niños y las niñas, haciendo referencia permanentemente a los derechos de los niños y las niñas
que enfatizan la protección integral.
En el caso de que una chica o un chico nos confíe alguna experiencia vivida en relación a maltrato o abuso,
debemos realizar las interconsultas necesarias para garantizar que esa niña o niño se sienta escuchado y que
sea atendido. Entonces, le haremos saber que sólo compartiremos la confidencia con alguien que pueda ayu-
dar a resolver el problema.
Si un niño o una niña nos confía otras situaciones en tono de confidencia —por ejemplo, que se está lle-
vando mal con un amigo o amiga—, es importante que respetemos su privacidad y no divulguemos esta
información.
5 Llamamos factores protectores a “…los aspectos del entorno o habilidades de las personas que favorecen el desarrollo
integral de individuos o grupos y pueden, en muchos casos, ayudar a transitar circunstancias desfavorables”. En este sen-
tido, algunos factores protectores pueden ser el reconocimiento y respeto por las diferencias, el desarrollo de la capaci-
dad de escuchar al otro, la valoración de lo propio. En: Actuar a tiempo. Estrategias educativas para prevenir la violencia.
Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. OEI, 2005: p. 20.
6 Ver en este material el eje “Cuidar el cuerpo y la salud”.
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“El maltrato o abuso ejercidos contra niños, niñas y adolescentes están sancionados por la Constitución
Nacional y por Leyes Nacionales y Provinciales: constituyen una vulneración de sus derechos. Es un tema de
interés público, que trasciende la esfera de lo privado. Estamos obligados legal y éticamente a actuar.”
Para cerrar la actividad, propondremos a las chicas y los chicos la siguiente consigna: Dibujen un recuerdo
lindo vivido con adultos, sean o no de su familia, y en el que se sientan respetados. Colóquenle un título y anoten los
derechos respetados en cada caso.
El siguiente es un ejemplo de cómo pueden llevar adelante esta actividad:
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Según la Organización Mundial de la Salud, “el maltrato hacia niños o adolescentes abarca toda forma de
maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato negligente, explotación comercial o de otro tipo,
de la que resulte un daño real o potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño en
el contacto de una relación de responsabilidad, confianza o poder”8. Es decir que el maltrato puede ser clasifi-
cado como físico, psicológico o emocional, sexual, explotación y negligencia-abandono. Es importante consi-
derar que, en general, las niñas y los niños que viven diversas formas de maltrato consideran que los
comportamientos abusivos de los que son objeto constituyen un modo de enseñanza conveniente y natural,
y explican los motivos de los adultos desde el supuesto “mal comportamiento de los niños/as”. Es muy difícil
que una niña o un niño pueda evaluar negativamente una práctica de maltrato, cuando la persona que lo ejer-
ce es sumamente importante, desde lo afectivo, para él o ella, y especialmente cuando no se poseen otros
patrones de relación como referencia.
• Maltrato físico: acción no accidental de algún adulto, que provoca daño físico o enfermedad en niños,
niñas o jóvenes, o que los coloca en grave riesgo de padecerlo como consecuencia de alguna negligencia
intencionada.
• Maltrato emocional: conductas reiteradas de los padres, madres o cuidadores —tales como insultos, des-
precios, burlas, críticas o aislamiento—, que causen o puedan causar deterioro en el desarrollo emocional,
social y/o intelectual del niño o de la niña.
7 Desnaturalizar un evento, proceso o situación que se repite supone someter a crítica, revisión, discusión y análisis el asun-
to en cuestión, revelando los mecanismos de poder que han fijado ese modo de vincularse, de comunicarse, de hacer y
de comprender y que han llevado a creer que se trata de algo “normal”, porque “así se hizo siempre” o porque “así son las
cosas” (cfr. “Procesos psicosociales. ¿Cómo nos impacta la sociedad?”, en: Promoción Comunitaria de la Salud. Un diálogo
entre la teoría y la experiencia. Grupo Surco, 2007: pp. 108-111).
8 Cfr. http://www.paho.org/spanish/ad/fch/ca/si-maltrato1.pdf
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• Abandono: situación en la cual las necesidades básicas de la niña o el niño —como alimentación, higie-
ne, seguridad, atención médica, vestimenta, educación y esparcimiento, entre otras—, no son atendidas ade-
cuadamente, por motivos diferentes a la pobreza, por ningún adulto del grupo que convive con él o ella.
• Abuso sexual: cualquier clase de búsqueda y obtención de placer sexual con un niño, niña o joven por
parte de un adulto. No es necesario que exista contacto físico; se estipula también como abuso cuando se uti-
liza al niño o la niña como objeto de estimulación sexual (por ejemplo, seducción verbal, solicitudes indecen-
tes, exposición de órganos sexuales a ellas o ellos para obtener gratificación sexual, realización del acto sexual
en presencia de un menor, uso de pornografía, etcétera).
Invitaremos a los niños y niñas a que, en pequeños grupos, comenten las siguientes expresiones de chicos
y chicas, señalando si están o no de acuerdo con lo que aquellos opinan (cada docente tendrá que adaptar
estas expresiones a las características, representaciones y prácticas locales). En estas expresiones se describen
distintas situaciones que los chicos y las chicas enuncian como ejemplificaciones de modos de vínculo y comu-
nicación entre adultos o adolescentes y ellas/ellos y muestran sus opiniones acerca de si constituyen formas
de buen o mal trato. Es importante considerar que, en dichas expresiones, las niñas y los niños pueden estar
calificando como “buen trato” algunas formas de vínculo o lenguaje que ellos y ellas han aceptado como natu-
rales en su vida cotidiana, aunque en realidad se trata de “malos tratos”. En estos casos, si en el plenario poste-
rior el docente percibe que sus propios alumnos y alumnas también comentan formas de mal trato como si
fueran de buen trato y las consideran adecuadas, tendrá señales para seguir profundizando en el tema.
Es necesario estar atentos a las preguntas y los comentarios espontáneos de los chicos y las chicas, a fines
de considerar si estamos frente a un posible caso de maltrato o de abuso, para trabajar con alguno de ellos en
forma individual y realizar la intervención correspondiente (ver ANEXO 2, página 93 de este material). Por otra
parte, algunos de estos enunciados entretejen el maltrato con la perpetuación de estereotipos de género9. En
este sentido, ponen de manifiesto ciertas representaciones sociales que es conveniente trabajar.
En las siguientes tarjetas, junto a cada expresión incluimos algunas preguntas que el o la docente puede
tomar como guía para orientar la discusión en el plenario, a medida que los grupos vayan compartiendo lo que
trabajaron.
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Una vez que los grupos hayan expuesto sus trabajos y que, ayudados por las preguntas, hayan problema-
tizado entre todos las situaciones, podemos proponerles que realicen una clasificación separando los modos
de vínculo y comunicación que implican “buenos tratos” y aquellos que implican “malos tratos”; pueden hacer
un cuadro de dos columnas en el pizarrón. Por ejemplo: en la columna de malos tratos se podrá escribir: bur-
lar, criticar, tirar del brazo o empujar a los niños y niñas, gritarles sin razón, no llamarlos a comer, no ocuparse de
saber dónde están, no dejarles tiempo para jugar o para estudiar, no ocuparse de saber cómo se sienten los
niños y niñas en la escuela, no abrazarlos nunca o no brindarles cariño. En la columna de buenos tratos, podrán
escribir: escuchar, preguntar, acariciar a las niñas y niños, enseñarles con ejemplos, enseñarles conversando,
aceptarlos y respetar su cuerpo, permitirles que tengan un tiempo para jugar, etc. Es importante que el o la
docente tenga en cuenta que los comportamientos de abandono no sean confundidos con condiciones de
pobreza.
Como cierre de la actividad, los niños y las niñas pueden elaborar un afiche —en forma individual o bien
en los grupos—, a partir de este título:“A nosotros y nosotras nos cuidan cuando…”. Pueden hacer un lista-
do con todo lo que se les ocurra, y hacer un collage, un dibujo, una representación o una canción que muestre
las formas de cuidado o buen trato hacia ellos y ellas.
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Una vez que hayan dibujado las caritas, los chicos y las chicas realizarán una puesta en común. Entre todos,
irán diferenciando aquellas situaciones que fueron clasificadas como inadecuadas o como adecuadas, como
malas o buenas, desagradables o agradables, y comentarán por qué las calificaron de esa manera. Esta activi-
dad ayudará a los niños y las niñas a identificar aspectos del contexto y de las emociones que hacen que una
situación sea o no riesgosa y por qué. Es importante que, si los chicos y chicas clasifican alguna situación de cui-
dado como inadecuada, el o la docente pueda explicar qué condiciones hacen que no sea mala o inapropiada.
Por ejemplo: si a la situación relacionada con el médico los niños y las niñas le colocan una carita triste, el o la
docente ayudará a definirla como segura, explicando qué elementos hacen que sea así, como la presencia de
la madre, el hecho de que la revisación médica se realiza por motivos de salud, etc.
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El abuso sexual es un tipo de contacto o conducta que hace que un niño o una niña se sienta incómodo
o mal. Algunos ejemplos de abuso sexual son 10:
• Tocar las partes íntimas de un niño o una niña. Estas son partes del cuerpo que normalmente no mos-
tramos a otra persona.
• Hacer que una niña o un niño se toque sus partes íntimas o las partes íntimas de otra persona.
• Mostrarle a un niño o una niña revistas o películas con imágenes de personas con poca ropa o sin ella.
Es importante que introduzcamos la idea de los secretos y la importancia de no guardar secretos sobre
cosas que los puedan hacer sentir mal o confundidos con respecto a experiencias con su cuerpo. Tenemos que
explicar que no deben aceptar chantajes o amenazas, por ejemplo, que alguien les diga:“Si no me das un beso,
no soy más tu amigo”.
Es importante explicar que muchos adultos que abusan de niños o de niñas los chantajean para que no
cuenten estas cosas y les piden, mediante amenazas, que guarden el secreto. Debemos ayudar a los niños y
niñas a no temer ante estas situaciones, a aprender a decir “no” y a pedir rápidamente ayuda a un adulto de con-
fianza. Enfatizaremos que es importante aprender a reconocer, escuchar y confiar en las propias emociones y
sensaciones. La escasa confianza en uno mismo y la baja autoestima son características que pueden ponernos
en riesgo frente a personas que pueden molestarnos sexualmente. Los docentes debemos explicar que, frente
a estas situaciones, los niños y las niñas deben sentirse capaces y autorizados a decir “no”. El chico o la chica
que ha adquirido seguridad en sí mismo/a percibe también su cuerpo como un valor y una propiedad a defen-
der y, por lo tanto, difícilmente sea víctima de abuso.
Es importante también dejar en claro que, muchas veces, los adultos pueden equivocarse y pedir cosas
equivocadas y, por más que los niños y las niñas los quieran mucho, si les sucede algo de lo mencionado no
deben sentir temor de pedir ayuda a otro adulto de confianza. Debemos ayudar a los chicos y las chicas a iden-
tificar a las personas de confianza a las cuales dirigirse y poder contar las propias experiencias, tanto positivas
como negativas. Para finalizar la actividad, los niños y las niñas pueden confeccionar un cartel de síntesis de los
temas conversados y exponerlo en un lugar visible del aula. Puede titularse “De esta manera, niños y niñas nos
protegemos”.
10 Adaptado de Protégete y protégeme. Save the children Suecia. Oficina Regional para América Latina y el Caribe, 2006, p. 23.
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Recursos
Cuentos sobre los derechos de los niños, las niñas y adolescentes. Plan Nacional de Acción por los Derechos
de Niños, Niñas y Adolescentes. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y Educ.ar:
http://derechos.educ.ar/alumno/cuentos/cuentos.htm
Cuentos, canciones y dibujos sobre los derechos seleccionados para el Concurso “Somos todos diferentes,
tenemos los mismos derechos”:
http://www.educared.org.ar/saludar/sitio_concurso/index.html
Por ejemplo:“Los tres astronautas”, cuento de Umberto Eco, y “Derechos torcidos”, canción de Hugo Midón.
http://www.educared.org.ar/saludar/sitio_concurso/cuento.htm y
http://www.educared.org.ar/saludar/sitio_concurso/guia4.htm
Convención sobre los Derechos del Niño. Versión adaptada para jóvenes. UNICEF:
http://www.unicef.es/documentacion/documentos_ampliado.htm?iddocumento=61
Rayuela. Sitio web sobre los derechos de los niños y las niñas, sobre las cosas que necesitan
para tener una vida sana y feliz. La página está dirigida a los niños y las niñas y presenta juegos.
La Convención para niños: cómo se “cocina” la Convención.
http://www.rayuela.org/
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2. Respetar la diversidad
¿Qué sentimientos nos provoca la escena relatada? ¿Alguna vez, en nuestra infancia, vivimos un hecho simi-
lar? ¿Qué reflexión pudimos hacer en ese momento? ¿Es posible que esto suceda en la actualidad?
¿Recordamos alguna otra situación en la cual alguien haya actuado de acuerdo con roles fijos, adjudicados a
varones y/o mujeres? ¿De qué manera podemos trabajar, desde la escuela, para contribuir a fomentar relacio-
nes igualitarias entre chicos y chicas?
Cuando hablamos de diversidad, reconocemos que el mundo humano está constituido por personas y gru-
pos que tienen características individuales, familiares, culturales y sociales diferentes. Estas diferencias se mani-
fiestan en cómo percibimos el mundo, a nosotras y nosotros mismos y a los y las demás, en cómo nos
relacionamos con otras y otros, en las valoraciones que hacemos de las personas y situaciones que nos rode-
an, etc. Por lo tanto, nuestra identidad está vinculada al grupo social al que pertenecemos.
Si pensamos en grupos sociales, veremos que no todos son valorados de la misma manera. Por ejemplo, los
pueblos originarios han tenido que organizarse y luchar para conservar algunas características que forman parte
de su identidad, como incorporar su propia lengua a la escuela, entre otras reivindicaciones. De esta forma,
muchas veces las diferencias se transforman en desigualdades. Esta situación la podemos observar también con
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otras personas o grupos; tal es el caso de las mujeres, que pudieron votar después de muchos reclamos, o de las
personas homosexuales, que en la actualidad reclaman por el derecho a vivir sin ser discriminadas.
¿Cómo relacionar conceptos como igualdad, diversidad, desigualdad, discriminación? Tal como venimos
exponiendo, vivimos en una sociedad diversa, es decir, compuesta por personas y grupos que tienen distintas
formas de pensar, sentir, actuar. Pero si bien en términos formales todas las personas somos iguales, tenemos
la misma dignidad, en la realidad no todos los grupos y no todas las personas tenemos la misma posibilidad de
expresar nuestras particularidades. Cuando un grupo se sitúa por sobre los demás, esas diferencias se transfor-
man en desigualdades, que dan origen a distintas situaciones de discriminación. Desde el ámbito escolar, debe-
mos colaborar para superar esas desigualdades.
En el marco de la educación sexual integral, las formas en que se manifiesta la diversidad están relacionadas
con modos de vida, configuraciones familiares, prácticas de crianza o socialización, orientaciones sexuales, mode-
los de ser varón y de ser mujer aprendidos en la historia personal y social. El reconocimiento de la diversidad impli-
ca promover el respeto por todas sus manifestaciones y el rechazo por todas las formas de discriminación.
En este apartado, presentamos actividades que abordan los modelos de mujer y de varón como uno de los
modos en que socialmente se construye la diversidad sexual. Más allá de las diferencias de sexo biológico, para
varones y mujeres se construyen —según la época y el contexto sociocultural— distintas valoraciones y cuida-
dos del cuerpo, asignación de tareas y roles, formas de afectividad y vínculos. No es lo mismo lo que hoy con-
sideramos adecuado o esperable para los varones y para las mujeres, que aquello que esperaban nuestros
abuelos y abuelas. Tampoco, en la actualidad, actúan de igual manera mujeres y varones de diferentes culturas.
No podemos generalizar diciendo que todas las mujeres “son” o “hacen tal cosa” o que todos los varones “son”
o “hacen tal otra”. Más allá de los modelos sociales que nos influyen en nuestra manera de ser y de hacer, encon-
tramos una gran variedad de maneras de vivir la diferencia sexual entre varones y mujeres. Lo importante es
no presionar ni sentirnos presionados o presionadas a hacer tareas que no nos gustan. Cada persona tiene el
derecho a vivir y ejercer su libertad responsablemente de acuerdo a sus convicciones.
En la sociedad occidental en que vivimos, tradicionalmente se ha fijado un papel más dominante para los
varones y de mayor sumisión para las mujeres, con las exigencias que ello implica tanto para unos como para
otras. Estas posiciones siguen hoy presentes en nuestra sociedad, e implican relaciones de desigualdad que se
naturalizan y se vuelven lo que llamamos estereotipos de género. La escuela puede abordar estos estereotipos
de diferentes maneras. Por ejemplo: identificar el modo en que estos aparecen en los discursos e imágenes
cotidianos de la radio, la televisión, Internet, los videojuegos, las revistas y los diarios, con mensajes destinados
a los niños y las niñas; reflexionar sobre cómo la organización escolar también reproduce esos estereotipos en
los usos de los espacios y en los propios discursos que circulan en la escuela (“las chicas son más aplicadas y pro-
lijas; los chicos, más inteligentes para la matemática” o “los varones no lloran; las nenas no dicen malas palabras”).
Por ello, desde la escuela, nos compete trabajar permanentemente, revisando nuestras acciones, en pos de la
igualdad de oportunidades para todas y todos.
Propósitos formativos 1
• Ofrecer oportunidades de ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niño o niña desarrolla plena-
mente su subjetividad, reconociendo sus derechos y responsabilidades y respetando y reconociendo los
derechos y responsabilidades de las otras personas.
• Propiciar aprendizajes basados en el respeto por la diversidad y el rechazo por todas las formas de dis-
criminación.
1 Estos propósitos formativos forman parte del documento Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral,
aprobado por el Consejo Federal de Educación en mayo de 2008.
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Ciencias Naturales: El análisis de situaciones donde aparezca la interrelación entre los aspectos bio-
lógicos, sociales, psicológicos, afectivos y éticos de la sexualidad humana (Segundo Ciclo). / La identi-
ficación de prejuicios y prácticas referidas a las capacidades y aptitudes de niños y niñas (Primer y
Segundo Ciclo).
Educación Artística: La valoración del cuerpo humano como instrumento de expresión vocal, ges-
tual, del movimiento, etc. sin prejuicios que deriven de las diferencias entre varones y mujeres
(Primer y Segundo Ciclo). / El reconocimiento de las posibilidades expresivas de mujeres y varones
a partir de diferentes lenguajes artísticos (Segundo Ciclo). / La exploración de los diferentes len-
guajes artísticos en igualdad de condiciones para mujeres y varones (Segundo Ciclo).
2 Estos contenidos fueron extraídos del apartado de Educación Primaria del documento Lineamientos Curriculares para la
Educación Sexual Integral, ya citado.
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Actividades sugeridas
En las siguientes propuestas, nuestras intervenciones deben orientarse a que los niños y las niñas no vean
como naturales los roles fijos atribuidos tradicionalmente a varones y mujeres, tanto en la escuela como en los
entornos familiares inmediatos. También apuntarán a que los chicos y las chicas puedan reconocer la posibili-
dad de manifestar diversos comportamientos o realizar elecciones en sus actividades cotidianas, independien-
temente de sus condiciones de mujer o de varón.
Para este ciclo, será conveniente complejizar las propuestas de juegos, conservando el criterio básico:
deben ser juegos socialmente considerados como característicos de varones o de mujeres. Seguramente, en
cada comunidad se presentan diferentes ejemplos de juegos de nenes y de nenas en los recreos y sería enri-
quecedor incorporarlos a esta actividad.
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Proponemos que los y las docentes relaten las historias presentadas en las siguientes tarjetas. En ellas se
plantean situaciones de desigualdad de género, es decir, valoraciones a ciertas personas que están siendo
reducidas a sus condiciones de varón o mujer (por ejemplo, pareciera que las nenas no saben jugar al fútbol
por el hecho de ser mujeres o que los varones son desprolijos porque está en la naturaleza masculina). La idea
consiste en debatir y reflexionar a cerca de las consecuencias de estos finales para sus protagonistas. A partir
de ello, proponemos encontrar juntos nuevos desenlaces que respeten la igualdad de oportunidades para
varones y mujeres. Tendremos presente que la libertad de elección no está predeterminada por el género.
Las siguientes tarjetas ofrecen algunos puntos de partida para que los y las docentes dramaticen o relaten:
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Invitemos a los chicos y las chicas a reflexionar sobre lo que ocurre en cada situación: ¿Alguna vez pasaron por
una situación así? ¿Con cuál de los actores se identifican más? ¿Por qué? ¿Existen siempre esas características (bruto,
prolija, no llora, no sabe atajar…) en los varones y en las mujeres? ¿O será que son cosas que alguna vez escuchamos y
que, de tanto decirlas, nos convencemos de que son así? ¿Qué podemos hacer para evitar pensar así? ¿Cómo se podría
resolver la situación, si reconocemos estos prejuicios? A través de cada situación, la idea es poner a prueba los argu-
mentos que sustentan cada preconcepto, a fin de revisar esas afirmaciones y obtener conclusiones más críticas y
desprejuiciadas.
Para cerrar la actividad, podemos pedir que los niños y las niñas se agrupen en parejas o tríos, y que elijan
alguna tarjeta para representar una situación, incluyendo, esta vez, una nueva resolución.
En el caso de chicos y chicas más grandes, podemos llevar adelante esta actividad con una dinámica gru-
pal. Organizamos la clase en grupos y repartimos una tarjeta a cada equipo. Las tarjetas pueden estar acompa-
ñadas por un cuestionario que guíe la discusión y permita hacer un registro escrito. Luego, invitamos a los
grupos a intercambiar ideas con el resto de la clase.
Recursos
Imágenes de una experiencia similar a la de la actividad “Un recreo especial”, realizada en el Colegio Público
de Educación Infantil y Primaria Tierno Galván de Chiclana de la Frontera, Cádiz (Andalucía, España):
http://www.juntadeandalucia.es/averroes/cptiernogalvanchiclana/coejuegos.html
“¿Qué hacemos para que el patio sea un lugar seguro?”, nota del Prof. Miguel Roldán, en la cual reflexiona sobre
el juego como herramienta de aprendizaje y propone ideas para trabajar en el patio de la escuela:
http://www.educared.org.ar/infanciaenred/elgloborojo/piedra/2005_06/03.asp
Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP) y serie Cuadernos para el aula. Materiales producidos para acom-
pañar a las maestras y los maestros. Disponibles en:
http://www.me.gov.ar/curriform/edprimaria.html
http://www.me.gov.ar/curriform/cuadernos.html
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Intentamos en este espacio hacer un lugar para pensar cómo nos sentimos en nuestras aulas frente a la res-
ponsabilidad de promover, al mismo tiempo, el derecho a la igualdad y el respeto por las diferencias. Tal vez nos
sirva recordar nuestra propia infancia en la escuela… ¿Alguna vez nos sentimos tratados de manera diferente
por alguna característica, situación o cuestión personal? ¿Qué sentimientos nos provocó ese hecho? Los adultos
de la escuela, ¿registraron la situación? ¿Recordamos alguna intervención de ellos o ellas que nos hiciera sentir
mejor? ¿Creemos posible partir de ese recuerdo para pensarnos hoy frente a la tarea que nos convoca?
¿Creemos posible, desde nuestro rol docente, intervenir frente a hechos que producen sufrimiento y margina-
ción en nuestros alumnos y alumnas? ¿Nuestra tarea se agota en la intervención frente a hechos puntuales? ¿O
podemos también promover, desde el vínculo con nuestros alumnos y alumnas, las condiciones para el respeto
y la valoración positiva de las diferencias?
Actualmente, los niños y las niñas que concurren a las escuelas conviven en diferentes configuraciones y
prácticas de vida familiares. Generalmente, cuando hablamos de familia, nos representamos un modelo único
compuesto por la madre, el padre y uno o varios hijos o hijas. Este modelo de familia responde a una represen-
tación de la realidad, pero no a todo el abanico de situaciones histórica y socialmente posibles. Por ejemplo,
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la residencia y la convivencia suelen ser elementos constitutivos en muchas definiciones de familia, pero no es
así en muchos otros casos: madres o padres separados; niños y niñas que viven con sus abuelos y abuelas u
otros parientes en lugares lejanos; padres que no conviven juntos por diversas razones: divorcio, trabajo, migra-
ción, detención. De este modo, frente a la sencilla pregunta “¿Cómo está compuesta tu familia?”, recibiremos
múltiples respuestas.
En la escuela, fácilmente constatamos que las familias de los niños y las niñas se pueden organizar en forma
nuclear, extensa, monoparental, ensamblada, entre otras formas. Además, los chicos y las chicas traen a la escue-
la sus propias concepciones previas acerca de lo que es o no es una familia.
Cuando se definen formas “normales” de vivir la vida, se discrimina a quienes no entran en esos parámetros.
Se considera “normal” la existencia de la familia nuclear compuesta por padre, madre e hijos, pero la visibilidad
social de diversos agrupamientos familiares (algunos más recientes que otros) amerita una comprensión
amplia de las diferentes posibilidades, y también un trabajo desde la escuela que promueva el reconocimien-
to de las especificidades culturales y de las diferencias individuales, y el respeto a las mismas.
Aunque algunas investigaciones recientes parecen arrojar datos donde la escuela aparece como uno de los
espacios donde niños, niñas y adolescentes viven diariamente situaciones de discriminación —entre otras
cuestiones, por su procedencia familiar— y que esto les produce sufrimiento y marginación, generando al
mismo tiempo situaciones de violencia más o menos explícitas, hay otros estudios que nos relatan que en las
instituciones donde maestros y maestras intervienen frente a este tipo de hechos, los climas escolares mejoran
y merman los episodios de violencia1. Esto nos habla indudablemente de la potencia de nuestra actuación, ya
sea cuando trabajamos contenidos curriculares vinculados con los derechos, como así también cuando traba-
jamos con el grupo de chicas y chicos atentos a sus interacciones, y aprovechando los conflictos como oportu-
nidades de aprendizaje. Una vez más, comprobamos la importancia del vínculo entre docentes, alumnos y
alumnas. La relación, basada en el respeto y en la valoración, que establecemos con alumnos y alumnas es con-
dición necesaria para que —a partir del aprendizaje vivencial de valores— puedan vivir las diferencias en los
modos de vida como algo positivo, en el marco del respeto a los derechos humanos.
Propósitos formativos 2
• Ofrecer oportunidades de ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niño, niña o adolescente de-
sarrolla plenamente su subjetividad reconociendo sus derechos y responsabilidades y respetando y
reconociendo los derechos y responsabilidades de las otras personas.
• Propiciar aprendizajes basados en el respeto por la diversidad y el rechazo por todas las formas de dis-
criminación.
• Promover una educación en valores y actitudes relacionados con la solidaridad, el amor, el respeto a la
intimidad propia y ajena, el respeto por la vida y la integridad de las personas y con el desarrollo de acti-
tudes responsables ante la sexualidad.
1 KORNBLIT, ANA LÍA; ADASZKO, DAN; MENDES DIZ, ANA MARÍA; DI LEO, PABLO Y ANA CLARA CAMAROTTI:“Violencia en el ámbito de la escue-
la media. Cómo se manifiesta y con qué se vincula”. VII Jornadas Nacionales de Debate Interdisciplinario en Salud y
Población. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, 2007.
2 Estos propósitos formativos forman parte del documento Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral,
aprobado por el Consejo Federal de Educación en mayo de 2008.
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Ciencias Sociales: La comparación de diversos modos de crianza, alimentación, festejos, usos del
tiempo libre, vestimenta, roles de hombres, mujeres, niños y niñas y jóvenes en distintas épocas y en
diversas culturas (Primer Ciclo). / El conocimiento de las distintas formas de organización familiar y
sus dinámicas en diversas épocas y culturas y la valoración y el respeto de los modos de vida diferen-
tes a los propios (Primer Ciclo). / El conocimiento de las transformaciones de las familias. Los cambios
de estructura y dinámica familiar a lo largo de la historia. La organización familiar según las diversas
culturas y contextos sociales (Segundo Ciclo).
acb Lengua: El análisis del uso del lenguaje en sus diversas formas que permitan la detección de prejui-
cios, sentimientos discriminatorios y desvalorizantes en relación a los otros/as (Segundo Ciclo).
Actividades sugeridas
Al caracterizar ciertas formas de vida como “normales”, discriminamos las formas de vivir que no cumplen
con los parámetros de esa aparente “normalidad”. A través de las siguientes propuestas, las intervenciones
docentes se orientan a que niños y niñas puedan modificar esas visiones rígidas, reconozcan diversas formas
de organización familiar y sus dinámicas en distintas épocas y culturas, y aprendan a valorar y respetar modos
de vida diferentes de los propios.
1.a. En el presente
Para ampliar los horizontes sociales y culturales en relación con la constitución de las familias y los diferen-
tes modos de vida, proponemos comenzar con una actividad plástica, que puede articularse con docentes de
Educación Artística. En ella, invitamos a los niños y las niñas a realizar dibujos de sus familias: la familia en un
festejo familiar, en un día de paseo, un fin de semana en familia, un cumpleaños en familia, por ejemplo. Luego
de trabajar en las producciones, proponemos exponerlas en el pizarrón o en una cartelera, para que aquellos
chicos y chicas que lo deseen presenten a sus familias al resto de la clase.
3 Estos contenidos fueron extraídos del apartado de Educación Primaria del documento Lineamientos Curriculares
para la Educación Sexual Integral, ya citado.
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Seguidamente, para trabajar sobre la diversidad de formas de conformación de las familias, ofrece-
mos algunas láminas donde se muestra cómo están compuestas las familias de Jessica, Jonathan,
Martina, Ángel y Luz:
JESSICA
BISABUELA DORA
SOBRINO JUAN
TÍA JULIA
Propiciamos el diálogo a partir de preguntas como las siguientes: ¿Cómo son las familias de Jessica, Jonathan,
Martina, Ángel y Luz? ¿Alguna se parece a la de ustedes? ¿Cuál? ¿Todas las familias se componen de los mismos integran-
tes? ¿Los miembros de una familia viven siempre todos juntos? ¿Puede vivir más de una familia en una misma casa?
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Estas y otras preguntas que a los o las docentes se les ocurran ayudarán a dejar de considerar naturales4 las
concepciones que los niños y las niñas puedan tener en torno a las diversas formas de organización familiar.
Esto redundará en actitudes de respeto a los diferentes modos de vida, en el marco de las propias familias
del grupo escolar.
La idea es que los chicos y las chicas identifiquen distintas formas de familias5, dando a conocer sus opiniones
al respecto. El o la docente ayudará a que identifiquen diferencias y semejanzas, y promoverá la valoración positi-
va de cada grupo familiar en tanto espacio de contención y afecto, en el cual los miembros de la familia que se
encuentran en mejor posición —que suelen ser los adultos— cuidan de los otros, que se encuentran en posición
de desventaja, dándoles afecto, alimentos, vestimenta, seguridad, entre otros aspectos. A manera de cierre, invita-
mos a los niños y las niñas a retomar los retratos familiares realizados al comienzo de la actividad y a convertirlos
en tarjetas o postales para regalar a sus familias.
1. b. En otras culturas 6
En esta actividad nos proponemos trabajar sobre diferentes formas de configuración familiar. Podemos
comenzar planteando a las niñas y los niños esta pregunta: ¿Qué significa para ustedes la palabra “familia”?, y/o
presentando láminas con las viñetas que se presentan a continuación.
Mi mamá ha sido
padre y madre a la
Antonella, 10 años.
Elías, 12 años.
ellos se separaron.
En mi casa
somos un montón.
Vivimos juntos mis
abuelos, mis padres, una
tía, mis primos, mis
hermanos y yo.
4 Al respecto, se lee en Cuadernos para el aula de los NAP, primer ciclo EGB/ nivel primario, tomo 1, Ciencias Sociales:
“Sabemos que al encarar la enseñanza del área [Ciencias Sociales], una de las condiciones es que los niños pequeños no
consideran a la sociedad como una construcción humana; más bien la piensan como un producto ahistórico, natural. Por
eso, uno de los desafíos más importantes de la enseñanza en el Ciclo consiste en ofrecer situaciones que les permitan
acercarse a la realidad social y sus distintas dimensiones, de modo tal que puedan identificar algunos cambios y conti-
nuidades a través del tiempo, comprender a quiénes y de qué manera afectan, y acercarse a las principales razones que
permiten comprender por qué suceden” (p. 17). [En línea: http://www.me.gov.ar/curriform/nap/1ero_socia.pdf]
5 Es importante tener presente que cuando pensamos en familias en las que los adultos responsables son una pareja, la
misma no solo puede ser compuesta de un hombre y una mujer, sino que puede conformarse por dos mujeres o por dos
varones. Antes que todo, debemos enseñarles a niñas y niños a respetar a todas las personas y a respetarse a sí mismos,
sin importar su orientación sexual. Recordemos que en nuestro país , la ley 26.618 del año 2010, de matrimonio igualita-
rio les otorga a las personas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales: casarse y adoptar hijos e hijas.
6 En la serie Cuadernos para el aula de los NAP, primer ciclo EGB/ nivel primario, tomo 2, Ciencias Sociales, encontrarán otras
propuestas alternativas para trabajar sobre la diversidad cultural de formas de organización social. En este caso, distintas
formas de casamiento en la sociedad masai, del sur de Kenya, y en los grupos del área andina. [En línea:
http://www.me.gov.ar/curriform/nap/2do_socia.pdf]
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Mi Familia
son mi esposa
y mis dos hijos.
Oscar, 8 años.
Mi familia
son el Chino y
Hernán, 41 años. el Quino. Con ellos
me criéen la calle...
A mí me criaron
mis padrinos. Para mí,
ellos son mi papá y
mi mamá.... Florencia, 16 años.
Reflexionamos sobre la idea de que cuando hablamos de familia no hacemos referencia a una única forma
de organización doméstica, sino por el contrario, vemos que existen diversas formas: ¿Cuántas familias diferentes
conocemos? ¿Cuáles de ellas se parecen a las familias de ustedes?, ¿por qué? ¿Conocen otros tipos de familias? Luego,
compartimos los siguientes ejemplos de cómo se define familia al interior de otros grupos culturales7:
7 Información extraída del portal educativo del Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo, México. [En línea:
http://www.conevyt.org.mx/cursos/cursos/vaco/contenido/revista/vc03r.htm]
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Para contextualizar geográficamente estos ejemplos, podemos presentar un mapa planisferio en el que se
identifiquen las regiones donde habitan estos grupos. De ser posible, propiciamos algún tipo de investigación
sobre cómo son estos grupos, cómo visten, cómo viven, en qué idioma hablan, etcétera.8
Así, el docente puede orientar la reflexión a reconocer que existen diferentes tipos de familias, que pueden
estar formadas por parientes, amigos y compañeros de trabajo. Pensar a la familia como un grupo de personas
que, por lo general, establecen relaciones de convivencia, cuidado, protección y ayuda mutua, sean o no parien-
tes. En algunas culturas, las personas consideran parte de su familia a los componentes de la naturaleza, como
el sol, el agua, las montañas, las plantas o los animales.9
La actividad puede finalizar con el armado de un cuadro como el siguiente, en el que se analicen las diver-
sas configuraciones familiares en las distintas culturas trabajadas.
8 En este punto es importante resaltar la observación planteada en los Cuadernos para el aula, cuando trabajamos sobre la
diversidad cultural: “Consideramos que estos abordajes, adecuados a la situación escolar y a las características de los
alumnos y la comunidad a que estos pertenecen, pueden resultar sumamente potentes para enriquecer la mirada de los
chicos y trabajar con ellos las nociones sociales desde una perspectiva amplia y flexible. Para que esta mirada y estas
nociones sigan enriqueciéndose y ampliando en los años sucesivos, es necesario que las primeras aproximaciones no se
realicen desde perspectivas cerradas y excluyentes”, Cuadernos para el aula de los NAP, primer ciclo EGB/ nivel primario,
tomo 2, Ciencias Sociales. [En línea: http://www.me.gov.ar/curriform/nap/2do_socia.pdf]
9 Esta actividad ha sido tomada de la guía Vamos a conocernos, elaborada por el Instituto Duranguense de Educación para
Adultos, México.
[En línea: http://idea.inea.gob.mx/portal_2_0/downloads/guias_de_examenes_integrales/vamos%20a%20conocernos.pdf ]
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¿Hombres y mujeres
pueden tener más de
una esposa o un esposo?
Roles familiares de
varones, mujeres, niños,
niñas y jóvenes.
(diagramar cuadro)
Luego, conversamos acerca de la posibilidad y la necesidad de elegir profesiones y oficios, tanto en varo-
nes como en mujeres, en otros tiempos y en la actualidad. Podemos introducir el diálogo de este modo: Hoy,
muchos papás trabajan fuera del hogar y también se ocupan de las tareas de la casa, así como muchas mamás
cocinan, planchan y también salen a trabajar fuera del hogar.
A manera de cierre, reflexionamos sobre la asignación rígida, poco flexible, de roles de género y pedimos a
las niñas y los niños que inventen historias sobre personas que desempeñen trabajos atípicos; por ejemplo:
Sara, la referí; Juan, el vendedor de cosméticos; Sonia, la taxista; Pedro el repostero, Marta, la esquiladora de ove-
jas, Rubén el tejedor, Patricia, la pescadora. Podemos destacar que serán historias donde sus protagonistas, a
pesar de atravesar algunos obstáculos, serán muy felices por poder realizar aquel oficio que más les gusta.
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Un ejercicio muy útil para niños y niñas más grandes consistirá en mostrarles algunas frases conocidas, liga-
das a estereotipos de género. Les pediremos que intenten modificar sus enunciados, para disminuir o alejarse
de los estereotipos que subyacen en ellas. Pueden tomarse las siguientes frases u otras similares:
• Las mujeres deben criar a sus hijos, nada de ir a trabajar.
• Las mujeres no entienden nada de política, es cosa de hombres.
• El papá es el jefe de la familia.
• El fútbol es cosa de hombres.
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A través de la lectura de imágenes, diferenciamos cómo era la vida de unos y otras en las ciudades colonia-
les y en el campo: ¿Hay mujeres en los cuadros de la Primera Junta de Gobierno? ¿Por qué? ¿Y en los que muestran la
vida cotidiana de los hogares? ¿Las mujeres saldrían de sus casas? ¿Para qué? ¿Y los hombres? ¿Cómo se divertían
unos y otras en aquella época? ¿Había diferencias entre mujeres y varones ricos y pobres? ¿Y entre esclavos y
esclavas?
A modo de cierre, les pedimos a los niños y las niñas que realicen dibujos o pinturas “de ayer y de hoy”,
donde recreen la vida de las mujeres y de los varones en la época colonial y en la actualidad. Será una manera
de identificar las diferencias de roles de género en una y otra época.
Será muy enriquecedor proponer a los chicos y las chicas de Segundo Ciclo que imaginen y escriban un
diálogo imaginario entre un miembro de la Primera Junta y un periodista de la actualidad. Podría comenzar
así:
Periodista: —¿Qué pensaría, Don Manuel, si le dijera que dentro de 200 años una mujer va a gobernar nuestro país?
Don Manuel: —....................................................................................................................................................
Recursos
Información sobre formas de organización familiar en otras culturas: familia nayar, en la India; comunidad
caiapú, en Brasil; comunidad tojolabal, en México; y de algunos grupos en China.
http://www.conevyt.org.mx/cursos/cursos/vaco/contenido/revista/vc03r.htm
Guía “Vamos a conocernos”, del Instituto Duranguense de Educación para Adultos. Modelo Educación para
la Vida y el Trabajo. Departamento de servicios educativos. Oficina de Formación del personal docente.
México.
http://idea.inea.gob.mx/portal_2_0/downloads/guias_de_examenes_integrales/vamos%20a%20
conocernos.pdf
Cuadernos para el aula de los NAP, primer ciclo EGB/ nivel primario, tomo 2, Ciencias Sociales.
http://www.me.gov.ar/curriform/nap/2do_socia.pdf
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¿Creemos, como se dice en la afirmación que acabamos de leer, que el cuidado del cuerpo y de la salud en
la escuela es un tema de especialistas del campo de la medicina? ¿O pensamos que son temas que podemos
abordar desde la especificidad de nuestra tarea docente? ¿El cuidado del propio cuerpo tiene relación con
temas curriculares que podemos trabajar en las distintas áreas? ¿Creemos que se puede “enseñar salud”? ¿Qué
tiene que ver con ella la Educación Sexual Integral? ¿Cómo sacar provecho de las situaciones de la vida cotidia-
na de la escuela para trabajar estos temas?
Fundamentos generales
La sexualidad constituye un impulso vital que se organiza a partir de los vínculos con las personas que nos
rodean desde el comienzo de la vida: los cuidados, las caricias permiten ir conociendo nuestro cuerpo, experi-
mentando sensaciones placenteras que varían a medida que se va creciendo.
Entre los intereses de las niñas y los niños que están en la escuela Primaria, ocupa un lugar central el cono-
cimiento de su cuerpo, así como las diferencias entre chicos y chicas y con las personas adultas. Es importante
que respondamos a estos intereses, cuidando que el vocabulario que utilicemos no lleve implícitas connota-
ciones peyorativas hacia determinadas partes del cuerpo (por ejemplo, los genitales).
Asimismo, es importante abordar las características consideradas culturalmente como propias de varones
y de mujeres, desarrollando actividades que contribuyan a disminuir actitudes y comportamientos discrimina-
torios y favoreciendo así la asunción positiva de la identidad sexual.
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El cuidado del cuerpo y de la salud colabora en el ejercicio de la sexualidad. Se trata de que, al crecer, los
chicos y las chicas aprendan nuevas actividades para cuidarse (por ejemplo: aprender a seleccionar, dentro de
los alimentos de su dieta, aquellos que son más nutritivos; incorporar hábitos de higiene personal; aceptar y
conocer las partes íntimas de su cuerpo) y también para cuidar a otros niños y niñas, evaluando los riesgos de
ciertas situaciones en las que pueden involucrarse.
En el ámbito escolar, chicas y chicos establecen relaciones interpersonales en las que se ponen en juego
enseñanzas y aprendizajes sobre el cuidado del cuerpo y de la salud. Los cuidados hacia el cuerpo son varia-
dos: desde la alimentación, el abrigo, el afecto, la recreación, el juego, el deporte y la higiene corporal, hasta el
aprendizaje de las necesidades de atención de la salud. Se trata también de que las niñas y los niños conozcan
la responsabilidad de los adultos en su cuidado y crianza, tanto de parte de los familiares como de las otras per-
sonas encargadas de cuidarlos.
Reflexionar sobre la vida cotidiana permite ampliar el abanico de prácticas, actitudes e ideas saludables.
Para ello, las posibilidades son múltiples: habilitar oportunidades para conversar y pensar situaciones en las que
los vínculos promueven el cuidado de la salud; incorporar los derechos de niños y niñas que enfatizan su pro-
tección integral; enseñar hábitos de cuidado y respeto del propio cuerpo y del cuerpo del otro.
Propósitos formativos 1
• Propiciar el conocimiento del cuerpo humano, brindando información básica sobre la dimensión anató-
mica y fisiológica de la sexualidad pertinente para cada edad y grupo escolar.
• Promover hábitos de cuidado del cuerpo y promoción de la salud en general y la salud sexual y repro-
ductiva en particular, de acuerdo con la franja etaria de los educandos.
• Promover aprendizajes relacionados con la prevención de las diversas formas de vulneración de dere-
chos: maltrato infantil, abuso sexual, trata de niños.
1 Estos propósitos formativos forman parte del documento Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral,
aprobado por el Consejo Federal de Educación en mayo de 2008.
2 Estos contenidos fueron extraídos del apartado de Educación Primaria del documento Lineamientos Curriculares para la
Educación Sexual Integral, ya citado.
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Ciencias Naturales: El reconocimiento del cuerpo humano como totalidad con necesidades de afec-
to, cuidado y valoración (Primer Ciclo). / El reconocimiento del propio cuerpo y de las distintas partes
y los caracteres sexuales de mujeres y varones con sus cambios a lo largo de la vida (Primer Ciclo). / El
cuidado de la salud y la prevención de enfermedades. El conocimiento de diversos aspectos de la aten-
ción de la salud sexual y reproductiva y el reconocimiento de la importancia de la prevención de enfer-
medades de transmisión sexual (Segundo Ciclo). / El conocimiento de los procesos humanos
vinculados con el crecimiento, desarrollo y maduración (Segundo Ciclo). / El avance en el proceso del
reconocimiento del cuerpo y sus distintas partes y en la identificación de las particularidades y dife-
rencias anátomo-fisiológicas de mujeres y varones, en las diferentes etapas evolutivas (Segundo Ciclo).
acb Lengua: La construcción de habilidades para expresar la defensa de su integridad personal biopsí-
quica y espiritual (Primer Ciclo).
Educación Artística: La valoración del cuerpo humano como instrumento de expresión vocal, ges-
tual, del movimiento, etc., sin prejuicios que deriven de las diferencias entre mujeres y varones (Primer
y Segundo Ciclo). / La construcción de la progresiva autonomía y autovaloración respecto de las posi-
bilidades de expresarse y comunicar mediante los lenguajes artísticos (visual, musical, corporal y tea-
tral) (Primer Ciclo).
Actividades sugeridas
En las siguientes propuestas, las intervenciones docentes apuntan a que niños y niñas construyan actitu-
des y hábitos de autocuidado, conciban su cuerpo como una totalidad, reconozcan sus partes y su funciona-
miento, y desarrollen una actitud crítica frente a modelos de belleza impuestos por los medios de
comunicación y por la sociedad en general.
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haciendo actividad física, comprando en un almacén, en un baile; imágenes de adultos trabajando la tierra,
ordeñando vacas, yendo a la oficina, charlando en la plaza, festejando algún evento comunitario, arrojando la
basura en los lugares adecuados para ello, etcétera. Les proponemos a los chicos y las chicas que separen las
fotos más relacionadas con la salud; formulamos una consigna como la siguiente: Entre estas imágenes, elegí
alguna donde haya alguien cuidando su salud o la salud de otra persona, y escribí por qué la seleccionaste.
Reflexionamos juntos sobre los motivos que los llevaron a optar por determinadas imágenes.
Seguramente, algunas de ellas van a ser las más elegidas; es probable que escuchemos afirmaciones como
estas: “elegí la del nene que va al médico para estar sano” o “elegí la de los chicos que están comiendo por-
que si no comemos nos enfermamos”. Revisamos y discutimos sobre el resto de las imágenes a partir de pre-
guntas como estas: ¿Por qué es importante alimentarse adecuadamente? ¿Qué relación tiene el estudio con la
salud? ¿Cómo se vinculan la recreación y la actividad física con el cuidado de la salud? ¿Quiénes nos enseñan a
cuidar nuestra salud (los trabajadores de la salud, nuestras familias, nuestros docentes)? ¿Qué cosas podemos hacer
nosotros para cuidar la salud de todos y todas en la escuela?
A partir del intercambio, arribaremos a la idea de que salud es “más” que ausencia de enfermedad; hablar
de salud implica que tengan lugar condiciones de vida saludables, por ejemplo: viajar cómodos y con espacio,
poder estudiar, divertirse, establecer vínculos solidarios en el barrio, tener un trabajo adecuado, etcétera. Para
difundir las conclusiones, proponemos a los chicos y las chicas que dibujen o describan situaciones de cuida-
do de la salud, que luego expondremos en la cartelera del aula.
Esta tarea puede complementarse con la producción de un Libro de salud de la clase, que contenga pautas
construidas en conjunto, dibujos, cuentos y situaciones vinculadas con la salud.
Finalmente, concluimos que la salud es tanto una cuestión individual como social. Por ello, proponemos
la organización de una “Campaña de salud” o bien una “Feria de la salud”, ocasión en que la escuela puede
convocar a distintos actores locales para que aporten su propia visión de la salud. Para este evento, las niñas
y los niños pueden confeccionar pancartas, carteleras, volantes y folletos que distribuirán en la comunidad
escolar. Sabemos que la información no es suficiente para lograr conductas de autocuidado; por lo tanto,
promover la participación activa de chicos y chicas en alguna acción educativa social redunda en el de-
sarrollo de actitudes y comportamientos saludables propios y para con los y las demás.
En Segundo Ciclo, podemos reemplazar las imágenes de diarios y revistas —propuestas para la primera
de las tareas— por noticias de actualidad que estén relacionadas con cuestiones de salud. Por ejemplo:
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, edició n digital.
30/07/09 - Río Negro – Neuquén/Río Negro
18/07/2009 - Clarín
Advierten que la Gripe A podría durar “tres o cua
tro años”
El médico insistió en que “la cantidad de consultas
en el área metropolitana está
disminuyendo de manera muy notable”, aunque recalc
ó que se deben mantener las
medidas de prevención.
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Una vez realizadas estas tareas, comparamos, en cada caso, los distintos cuerpos representados. ¿Todos tie-
nen cabeza, tronco, brazos, piernas, pies? Además de observar las semejanzas, los niños y las niñas podrán notar
diferencias: algunos cuerpos son más altos; otros, más bajos; algunos, más gordos; otros, más flacos; algunos lle-
van pelo largo o corto, rubio o morocho… Luego del intercambio oral, pedimos a los niños y las niñas que com-
pleten un cuadro como este:
Nuestros cuerpos
Semejanzas Diferencias
En otra clase, nos proponemos identificar aquellas partes que diferencian los cuerpos de mujer y de varón.
Para ello, les pedimos a los chicos y las chicas que traigan fotos de cuando eran bebés. Las mezclamos y juga-
mos a descubrir de quién es cada imagen; preguntamos: ¿Cómo nos damos cuenta de quién es cada uno? ¿En qué
detalles podemos fijarnos para descubrir a cada uno? Luego, mostramos algunas imágenes de bebés desnudos,
en las que no se vean los genitales.
Entonces, preguntamos: Si los bebés están sin ropa, ¿cómo nos damos cuenta de si son nenas o varones?
Conversamos acerca de las similitudes corporales en la niñez. Descubrimos que las diferencias entre bebés feme-
ninos y masculinos son imperceptibles, salvo por sus genitales. Algo parecido sucede con niños y niñas un poco
más grandes: aunque se pueden peinar y vestir distinto, las diferencias corporales externas están dadas por los
genitales. Luego, ofrecemos dibujos como los siguientes, para que unan cada parte del cuerpo con su nombre:
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cejas
boca
ojos
orejas
nariz
pecho
ombligo
manos
dedos
vulva
pene
muslos
rodillas
tobillos
pies
brazos
Escroto
Podemos acompañar la tarea, que se realiza en el cuaderno, con preguntas como estas:
1. ¿Qué partes tiene el cuerpo de Luciana que también tiene el cuerpo de Damián?
2. ¿Qué partes de los cuerpos de Luciana y Damián son diferentes?
3. Cuando Luciana y Damián tengan 15 años, ¿qué cambios se habrán desarrollado en sus cuerpos?
Para responder a las preguntas, pueden ayudarse leyendo o escuchando la siguiente ficha de contenido:
Las niñas y los niños tienen una parte de su cuerpo externo diferente: los genitales. Ellas tienen vulva y vagi-
na; ellos, pene y escroto.
A medida que vamos creciendo, nuestro cuerpo va cambiando. Así, si observamos a un hombre adulto, nos
daremos cuenta de que su cuerpo es diferente al de un niño: es más alto; tiene la espalda más ancha; puede
tener barba; tiene vello en el cuerpo, en el pecho, en las axilas, en el pubis y en las piernas. También son diferen-
tes el cuerpo de una niña y el de una mujer adulta. Esta última es más alta, tiene pechos o mamas más grandes,
caderas más anchas, y vello en las axilas y en el pubis.
Cuando las niñas y los niños van creciendo, su cuerpo se va pareciendo más y más al cuerpo de las perso-
nas adultas. Para poder desarrollarlo adecuadamente, es necesario cuidarlo mucho, alimentarlo bien y hacer
ejercicios físicos, entre otros cuidados.
Fuente: http://www.juntadeandalucia.es/averroes/publicaciones/valores/2b_seres_sexuados.pdf
(adaptación).
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Tengamos en cuenta que al trabajar este eje, es conveniente integrarlo con el eje centrado en la afectividad
(ver en página 79 de este material), para integrar el cuerpo con las emociones y los sentimientos. Tanto el reco-
nocimiento de las emociones que acompañan un estado corporal como, a la inversa, el reconocimiento de las
sensaciones corporales que acompañan algún estado de ánimo, son reflexiones que fortalecen, en chicos y chi-
cas, la comprensión del ser humano como unidad psicológica, biológica y social.
Para hablar de estos temas en clase, es imprescindible generar un clima de confianza que les permita
expresarse con libertad. Para lograrlo, sugerimos realizar las actividades luego de haber recorrido otras pro-
puestas de este Cuaderno de ESI, por ejemplo: “¡Qué común es ser diferente!” y “¿Cómo nos tratamos en la
escuela?”, del eje “Ejercer nuestros derechos”; “Un recreo especial” y “Puesta en escena”, del eje “Respetar la
diversidad”; e “Imágenes y sentimientos” y “Qué digo cuando digo”, del eje “Valorar la afectividad”. Es impor-
tante que docentes y estudiantes se hayan permitido un vínculo que los y las ayude a transitar juntos este
camino y les facilite el poder hablar sobre estos temas.
Es probable que las actividades vinculadas con los cambios tan significativos que están viviendo chicos y
chicas les resulten movilizadoras. Al comienzo, podrá darse un clima de bullicio y alboroto considerable. Ante
esto, proponemos destinar unos minutos para encuadrar la tarea: comentarles cómo van a trabajar, plantearles
algunas reglas para que haya un clima ameno y de respeto, e ir dando las consignas paso a paso.
a) Primera consigna
Para comenzar, podemos mostrar al grupo una serie de ilustraciones en las que se presenten chicas y chi-
cos en situaciones propias de esta etapa de sus vidas y pedirles que manifiesten algunos de los cambios cor-
porales que están viviendo. A partir de las imágenes, comentarán qué les puede estar pasando a los personajes
dibujados. Esto servirá como actividad inspiradora para desarrollar la siguiente propuesta.
3 Llamamos pubertad a la época en la cual los niños y las niñas experimentan cambios corporales que los vuelven capa-
ces de reproducirse. Esto suele suceder aproximadamente entre los 9 y los 16 años, con variaciones de acuerdo a con-
diciones hereditarias, sociales y culturales. La pubertad está acompañada por profundos cambios psicológicos,
afectivos y sociales. Denominamos adolescencia al período psicológico y social entre la niñez y la vida adulta, que
abarca gran parte de la pubertad (en esta etapa suele hablarse de “preadolescencia”), y se continúa hasta la adultez.
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Es sangre…
b) Segunda consigna
Seguidamente, les podemos proponer a los chicos y a las chicas la siguiente consigna: Recuerden la prime-
ra señal de cambio que advirtieron en sus cuerpos y qué sentimientos les produjo: temor, vergüenza, alegría, sorpre-
sa, preocupación. Cada uno, en forma individual, registrará por escrito esa experiencia. Les aclaramos que esta
producción pertenece al ámbito de la propia intimidad y que no será necesario compartirla, sino que la guar-
darán para sí, a manera de un diario íntimo. Los o las docentes también podemos escribir nuestros recuerdos.
Luego, en plenario, comentamos cómo nos sentimos recordando y escribiendo esa experiencia; les pregun-
tamos si pudieron compartirla con alguien, si lo conversaron en sus familias o con sus amigos o amigas.
c) Tercera consigna
La siguiente propuesta es grupal: Inventen una historia sobre un chico o una chica que empieza a cambiar, a
quien le pasan cosas, que piensa y tiene dudas… y que se hace muchas preguntas. Pueden escribirla o preparar
una dramatización. El sentido de este trabajo es el de poder ponerles palabras a los temores y a otros senti-
mientos que los y las pueden llegar a movilizar. Apunta a trabajar con los aspectos psicológicos y sociales que
acompañan sus cambios corporales.
Los distintos grupos pueden compartir con el resto de la clase las historias que inventaron, leyendo o dra-
matizando. Mientras tanto, alguien puede ir anotando en el pizarrón las preguntas que surgen de las historias
inventadas para luego, en conjunto, identificar las recurrencias o las inquietudes más representativas, y ensayar
posibles respuestas.
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d) Cuarta consigna
A continuación, proponemos avanzar sobre el aprendizaje de ciertos conocimientos vinculados a las mani-
festaciones corporales y emocionales propias de esta etapa. Para hacerlo, podemos dividir la clase en grupos y
entregar a todos un juego de fichas con diferentes preguntas, o bien frases incompletas; por ejemplo:
Las secreciones
La voz se nos pone
La masturbación es... vaginales se
más…
producen…
Será importante que los grupos discutan acerca de las mejores formas de completar las oraciones de las
tarjetas: que prueben, que investiguen en diversas fuentes, que hagan borradores, que se equivoquen y vuel-
van a escribir. Una vez que los grupos hayan completado la tarea, proponemos trabajar en plenario, comparan-
do las diferentes producciones realizadas, discutiendo y estableciendo acuerdos sobre como completar las
preguntas y las frases.
e) Quinta consigna
Con la colaboración de la o el docente de Plástica, podemos armar un rompecabezas grande y cuatro más
pequeños (para ser usados en grupos), que contengan las partes de un esquema del sistema reproductor
femenino y del masculino; debe cumplir con la condición de que se puedan ir colocando las partes en su lugar
(con abrojo o cinta adhesiva) y sobre ellas se pueda explicar la salida del óvulo, la posibilidad o no del encuen-
tro con el espermatozoide, lo que sucede si se produce o no la fecundación. De esta manera, podremos avan-
zar, si lo consideramos oportuno, en los procesos de ciclo menstrual, fecundación, gestación y embarazo.
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Para estas últimas consignas, resultará conveniente acercar material bibliográfico para que los niños y las
niñas puedan consultarlo. Las siguientes fichas informativas pueden ser utilizadas para acompañar esta tarea.
Todos los seres humanos crecemos desde que nacemos hasta los 18 o 20 años, pero no lo hacemos del
mismo modo. Hay diferencias entre las chicas y los chicos; el crecimiento no es uniforme para todos y todas y
esto depende de muchos factores, por ejemplo: la alimentación, el buen dormir, la altura de los papás y mamás
y la de los abuelos y abuelas...
La época en la que dejás de tener cuerpo de niño o de niña, se llama pubertad. En este momento, tus órga-
nos reproductivos empiezan a producir células sexuales (óvulos y espermatozoides), y comenzás a pensar y a
sentir de modo diferente.
Generalmente, entre los 10 y 11 años, las chicas crecen más rápido que los varones. Por eso, a los 12 o 13
suelen ser más grandes que sus compañeros de la misma edad. Luego, les llega el turno a los varones, que igua-
lan a las chicas; eso sucede alrededor de los 15 años.
Estos cambios corporales van acompañados de cambios afectivos. Si te sentís más rebelde, te querés vestir
y hablar diferente, pensás y sentís cosas diferentes al mismo tiempo, querés ser más independiente, pero a la vez
te pone inseguro tomar decisiones… no te preocupes. Eso quiere decir que estás atravesando por un período
de cambios también en tus formas de sentir o actuar. Esta etapa de tu vida es la adolescencia.
Desde el nacimiento y hasta la adolescencia, los varones y las mujeres nos diferenciamos básicamente por
nuestros órganos sexuales (ovarios y testículos) y los genitales (vulva, pene y escroto); estos se llaman caracte-
res sexuales primarios.
Entre los 9 y los 16 años se producen cambios importantes en nuestro cuerpo, debido a las hormonas pro-
ducidas principalmente por los ovarios y los testículos. Estas hormonas son sustancias que influyen para que
cambie nuestro cuerpo, y también nuestra forma de sentir y de pensar. En esta etapa se produce la aparición
de los caracteres sexuales secundarios. Estos son algunos de ellos:
Varones Mujeres
Crecen rápidamente en altura. Los huesos se vuelven más Crecen de manera acelerada, sobre todo en la estatura.
robustos, y la musculatura, más firme.
Crece el pene y se agrandan los testículos. Se agrandan las mamas y se producen secreciones vaginales
transparentes o blanquecinas.
Crece vello en el pubis, las axilas, la barba y el resto del cuerpo. Crece vello en el pubis, las axilas y las piernas.
Aumenta el ancho de los hombros en relación con la pelvis, Se ensanchan los huesos de la cintura pélvica, forman una cavi-
que es más estrecha. dad (está vinculado con la posibilidad del embarazo y el parto).
Cambia la voz y se forma la nuez de Adán. Acumulan grasa en distintas partes del cuerpo: senos, cadera
y muslos.
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istema
+rganos externos femeninos reproductor femenino istema reproductor masculino
Trompas de falopio
Clítoris
Vejiga
Labios mayores Vesícula seminal
Orificio urinario
Canal de
Endometrio Ovario eyaculación
Labios menores
Útero
Pene
Orificio vaginal Conducto
Vagina
Perineo deferente
Vulva Uretra
Ano
Testículo
Próstata
Escroto
En el ovario, madura
un óvulo. Las paredes
internas del útero
Las paredes se vuelven delgadas y
internas del útero comienzan a crecer
continúan creciendo. nuevamente.
14 o 15 días después
del inicio del ciclo menstrual…
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A medida que vamos creciendo y ampliando los vínculos más allá de los familiares, surgen
nuevas maneras de relacionarnos como, por ejemplo, los primeros noviazgos. Más adelante, en
este camino de crecimiento y madurez, algunas parejas o matrimonios deciden tener hijos e
hijas, a esto llamamos procreación.
La procreación está relacionada con el encuentro íntimo, corporal y emocional entre dos
personas adultas, que se llama relación sexual. Durante este encuentro sexual, la pareja une sus
cuerpos de una manera especial, y expresa sus sentimientos, deseos y emociones.
En un momento determinado de esta relación, el varón puede introducir su pene en la vagi-
na de la mujer, y ambos disfrutan de ello. Muchas veces, el hombre eyacula semen dentro de la
vagina, y así se transportan sus espermatozoides por el interior del canal vaginal femenino. Si
un espermatozoide (masculino) alcanza un óvulo (femenino), puede llegar a fecundarlo; de este
modo se forma el embrión humano. Este comenzará a crecer en el útero de la mujer y su mens-
truación se interrumpirá por un tiempo. Esta es la manera en que empieza y se desarrolla el
embarazo. Luego de nueve meses, nacerá el bebé.
Sabemos que aún estás muy lejos del momento de inicio de las relaciones sexuales, pero
tenés derecho a saber sobre estos temas y a aprender acerca de estos encuentros que las per-
sonas comienzan a tener cuando ya son grandes.
Algo más que también tenés que saber es que la mayoría de las parejas adultas no sólo tie-
nen relaciones sexuales cuando quieren ser padres o madres, sino también porque encuentran
placer en la unión de sus cuerpos y de sus emociones. Entonces, cuando las parejas no desean
tener un hijo o hija, utilizan métodos anticonceptivos. Entre los métodos más conocidos, se
encuentran algunos que usan las mujeres, como las pastillas anticonceptivas recetadas por las
o los médicos, u otros que usan los varones, como el preservativo, que es una funda fina y elás-
tica de látex que cubre el pene durante las relaciones sexuales.
En esta secuencia de trabajo, vimos junto a los chicos y las chicas cómo los cambios en la pubertad y en
la adolescencia están relacionados con aspectos físicos, pero también con sentimientos, emociones, pensa-
mientos y con la construcción de nuestra personalidad. Abordando aspectos físicos, psicológicos y sociales
de manera integral, aportamos a una concepción de sexualidad que supera a la genitalidad, que implica un
modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse, de sentir, de expresar y de vivir el amor entre los seres
humanos.
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—Yo soy Adrián, y en la zona donde vivo no hay escuela secundaria. A mí me gustaría seguir estu-
diando…y estoy viendo cómo hacer.”
—Soy Fabiana y estoy contenta porque ya casi termino la primaria. Voy a extrañar un montón a mis
compañeros y la escuela, pero estoy contenta de crecer. Estamos organizando un viaje de egresados.
Ese es mi futuro más cercano. También estoy pensando en ir con dos compañeras a averiguar por las
vacantes en una escuela técnica cerca de mi casa; cuando sea grande quiero ser ingeniera…
—Soy Natalia y en la zona de monte donde vivo una asociación comunitaria está organizando un
emprendimiento de turismo rural. Yo quiero trabajar con ellos el día de mañana…
—Yo soy Fernando y, como dice la canción,“quiero tocar la guitarra todo el día, y que la gente se ena-
more de mi voz”. Mi viejo me dice que todo bien, pero que además tengo que estudiar.
—Yo soy Florencia y estoy terminando la primaria en una escuela rural. Me gusta trabajar en la huer-
ta, pero cuando sea grande quiero ser maestra…
—Soy Martín y estoy un poco triste por mi hermana.Tiene 14 y va a tener un bebé. Los vecinos me dicen:
estate contento que vas a ser tío… pero a mí me da cosa porque ella es chica para ser mamá… Mi
mamá y mi abuela la van ayudar y no va a dejar el colegio, pero se va a perder de estar con sus amigas,
de ir al baile… Yo voy a tener hijos pero cuando sea grande. Si tengo una novia, me voy a cuidar…
—Soy Juliana, mi hermano decidió irse del pueblo para seguir estudiando, pero yo prefiero quedar-
me para ayudar en mi casa.”
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Podemos invitar a los chicos y las chicas a que analicen los relatos anteriores, a partir de una guía con las
siguientes preguntas:
1. ¿A alguien de este grupo le pasa algo parecido a los chicos y las chicas de las historias que leyeron?
2. ¿Por qué les parece que todos los chicos y las chicas hablan de seguir estudiando?
3. ¿Qué otras cosas, además de las que cuentan estos chicos y chicas, les gusta hacer a ustedes?
4. ¿Qué cosas les parece que tienen que hacer los chicos y las chicas de su edad en los próximos cinco años?
5. ¿Qué cosas se imaginan haciendo ustedes dentro de diez años?
6. ¿Qué opinan del relato de Martín?
7. ¿Cómo creen que afecta ser varón o mujer a la hora de elegir seguir o no estudiando? ¿En el caso de Juliana,
que factores pueden haber favorecido su elección?
En la puesta en común del trabajo grupal —y a partir de las respuestas de los chicos y las chicas— enfati-
zaremos las razones que hacen conveniente postergar la decisión de un embarazo en la adolescencia, en tér-
minos de lo que se pierde, tanto para el padre como para la madre adolescente, como para el bebé o la beba.
Para finalizar esta actividad, podemos proponer a los chicos y las chicas que, teniendo en cuenta las conclu-
siones a las que arribaron, escriban una carta para sí mismos en la que describan su proyecto de vida: ¿Cómo
se ven dentro de diez años?
Las mujeres son frecuentemente representadas como muñecas muy delgadas y estilizadas, con cintura
muy estrecha, dentadura brillante y pareja; y los hombres son musculosos, de cintura pequeña y de actitud
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dominante. Ninguno de ellos tiene granitos, pecas, dientes desparejos, piernas torcidas. Frente a la presencia de
estos estereotipos, es posible que muchos chicos y chicas crean que el ideal de belleza y de éxito en la vida está
relacionado con la necesidad de ser parecidos y parecidas a esos modelos. En este sentido, desde la Educación
Sexual Integral, promovemos una ruptura con estos estereotipos, intentando que los niños y las niñas valoren
positivamente su cuerpo y construyan sentimientos de confianza y seguridad en sí mismos.
Comenzamos la actividad proponiendo a la clase que busquen, en diarios y revistas, imágenes de hombres
y de mujeres que consideren “bellos”. Les pedimos que recorten las fotos y las peguen en una hoja. En el dorso,
pueden anotar las cualidades por las cuales eligieron esas imágenes.
Luego, exponemos las obras realizadas: cada grupo muestra las imágenes seleccionadas y cuenta a sus
compañeros y compañeras los fundamentos de su elección. Seguramente aparecerá la belleza vinculada con
la delgadez, con la “delicadeza femenina”, con el color claro de pelo, de ojos y de piel, el dinero, el éxito, la fuer-
za física masculina, el consumo de ciertos objetos, entre otros posibles criterios. Entonces, les presentamos a los
grupos una serie de preguntas y les proponemos que investiguen, debatan, acuerden y elaboren por escrito
las respuestas. Las siguientes son algunas de las preguntas que se pueden plantear:
• ¿Por qué les parece que la idea de belleza está muy relacionada con las cualidades que nos muestran las
publicidades?
• ¿Refleja la publicidad el aspecto real de los y las jóvenes o, por el contrario, es la publicidad la que nos dicta la
moda, el peinado que se lleva, el talle de ropa que se debe usar?
• ¿Qué es un “estereotipo de belleza”?
• ¿Qué influencia pueden tener esos estereotipos en nuestras maneras de ser, de sentir, de actuar, de “vernos” a
nosotras y nosotros mismos?
• ¿Cómo se vinculan estos “estereotipos de belleza” con los estereotipos de género que asignan a los varones
cualidades como fortaleza y agresividad y a las mujeres debilidad y delicadeza?
El siguiente es un texto de apoyo que los grupos pueden utilizar para desarrollar su trabajo:
Existen ciertos modelos o estereotipos de “personas perfectas” que circulan en la sociedad, y que nos hacen
querer vernos como ellos y ellas: cuando encendemos el televisor, cuando leemos una revista, cuando miramos
los carteles de publicidad en la calle.
Un estereotipo es, según el diccionario, una imagen socialmente compartida muy simplificada y con pocos
detalles, carente de fundamento científico, con que se pretende definir, caracterizar y calificar a un pueblo, un
grupo social, una etnia, un grupo de edad, etc.
El problema con estos estereotipos de belleza, de personas exitosas y populares, es que si no tenemos esos
atributos, no nos sentimos valiosos y valiosas, no nos aceptamos como somos y tratamos de cambiar u ocultar
nuestra apariencia o características propias. Además, muchas veces resulta perjudicial para nuestra salud.
Además, los estereotipos nos impiden percibir y valorar las diferencias que hay entre nosotros y que nos
convierten en personas únicas. En esta diversidad hay una gran riqueza sobre la que es importante reflexionar.
Esto nos va a permitir valorar las posibilidades y características que tiene cada persona.
Después de todo, la felicidad y el amor no están relacionados con cuerpos y rostros ideales, sino con la posi-
bilidad de establecer vínculos sinceros con los y las demás.
Para finalizar la actividad, podemos exponer y comentar el trabajo realizado por todos los grupos, y plas-
mar las conclusiones bajo la forma de un afiche publicitario que quiebre con los modelos estereotipados de
belleza e involucre valores como la solidaridad, el compañerismo, el respeto, entre otros.
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En este momento, entra por la puerta un personaje imaginario (puede ser varón o mujer) que tiene más o menos
la edad de ustedes y viene de un paraje tan alejado que NUNCA oyó hablar del VIH ni del sida. Está confundido, y se
acerca a ustedes porque le dan confianza y cree que lo pueden ayudar. Les pregunta: —¿Qué es el VIH/sida?
Ustedes, ¿qué les responderían?
Proponemos entonces a los chicos y las chicas que intenten, por grupos, responder a esta pregunta con los
conocimientos que tienen sobre el tema. Una vez que la tarea haya sido realizada, leemos lo que cada grupo
produjo y comparamos las respuestas. Al mismo tiempo, les presentamos algunos textos informativos que les
permitirán corroborar o rectificar las respuestas que ensayaron.
El siguiente texto es un ejemplo del material que podemos poner a disposición de la clase:
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¿Qué es el VIH?
El VIH o HIV (por sus iniciales en inglés) es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Todos los virus son micro-
organismos que sólo pueden multiplicarse al introducirse en las células, usando los mecanismos de la misma
célula para reproducirse e infectarla. Cada virus tiene la capacidad de habilitar cierto tipo de células. A diferencia
de otros, el VIH tiene la particularidad de invadir las células de defensa del organismo
—llamadas linfocitos—, destruyéndolas progresivamente.
Luego de haber acordado de qué hablamos cuando hablamos de VIH y de sida, estaremos en condiciones
de avanzar en las formas de transmisión y prevención. Para ello, sugerimos proponer este sencillo test sobre las
formas de transmisión:
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2. Un estornudo.
4. La picadura de un mosquito, si ha picado antes a una persona que vive con VIH/sida.
Respuestas: 1) sí; 2) no; 3) no; 4) no; 5) no; 6) sí; 7) no; 8) sí; 9) no; 10) sí; 11) no.
Este test también puede ser realizado entre los familiares y otros grupos de la escuela. De esa manera, no sólo
estaremos trabajando con la información que cuenta el grupo sino también con la que cuenta la comunidad en
general. Esto también puede ser motivo de trabajo con los chicos y las chicas. Una vez que hayamos obtenido
varias respuestas, las comparamos y establecemos acuerdos. El o la docente deberá aclarar las dudas o bien hará
una lista con ellas, para consultarlas con especialistas de la salud y, luego, poder dar respuestas con precisión.
Para cerrar la actividad, abordaremos el tema de la prevención en el ámbito escolar. Los ejes del trabajo
serán los siguientes:
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Para trabajar sobre estos puntos, les podemos proponer a los niños y las niñas la realización de una campa-
ña de prevención muy simple, en la que vuelquen estas tres informaciones en diversos formatos: afiches, folle-
tos, volantes. Luego, pueden colocar sus producciones en las paredes y carteleras del aula y de la escuela.
Luego, elaboramos tarjetas con íconos que representen a los distintos tipos de organizaciones que se
encuentran en su contexto: organizaciones sociales, asociaciones de fomento, clubes, cooperativas, grupo de
productores, centros comunitarios, agrupaciones juveniles, hospitales, centros de salud, organismos guberna-
mentales, escuelas, iglesias, etc. Por ejemplo:
4 Actividad adaptada de Derechos humanos y sida. Guía para promotores comunitarios, publicado por la Fundación Huésped,
Bs. As., 2004. Áreas sugeridas para su abordaje: Formación Ética y Ciudadana y Ciencias Sociales.
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Organizados en pequeños grupos, cada uno se hará responsable de indagar sobre la presencia de
dichas instituciones en el barrio, pueblo y/o municipio, y así llevan a cabo actividades vinculadas a la pre-
vención y/o atención del VIH/sida. Seguiremos estos pasos:
1. Hacemos una lista de las instituciones de la comunidad que se ocupan de las personas que viven con
VIH/sida, que realizan campañas de prevención, difusión, ayuda, cuidado de la salud de las personas
que viven con VIH/sida, etcétera.
2. Buscamos, entre las tarjetas con íconos, las que representan a cada una de las instituciones de la lista;
las rotulamos con el nombre de la institución.
3. Entre todos y todas, vamos ubicando estas instituciones en el mapa de la comunidad.
4. Luego, conversamos a partir de preguntas, como las siguientes:
• ¿Hay acciones que consideramos importantes frente a este tema de salud y que nadie esté realizando?
• ¿Hay acciones que están realizando muchas instituciones? ¿Cuáles?
• ¿Adónde podrían recurrir si fueran personas que viven con VIH/sida?
• ¿Cómo evalúan las actividades de las instituciones en relación con este problema de salud?
• ¿Adónde podríamos recurrir para realizar un proyecto de difusión de una campaña sobre el VIH/sida? ¿A
qué otras instituciones podríamos convocar?
5. Hacemos un fichero con información sobre los recursos identificados, para que pueda ser utilizado
en la escuela y por la comunidad.
Las chicas y los chicos también pueden pedir folletería en las instituciones locales, para analizarla en
la clase, examinando su contenido y el tipo de lenguaje utilizado. Esto puede ser abordado en forma con-
junta con el área de Lengua.
Recursos
Educación sexual desde la familia (o cómo no quedarse al margen).
El material que encuentran en esta página presenta propuestas para la educación sexual en el ámbi-
to familiar, facilitando claves que ayuden a que padres y madres puedan desempeñar esta tarea.
Ofrece sugerencias, conceptos y actividades para abordar la temática. Si bien se orienta a niños y
niñas, no es ajeno a adolescentes. Presenta un programa sobre educación sexual en cinco capítulos
y cinco sesiones. Incluye un anexo con una propuesta para trabajar la educación sexual en el aula
desde distintas áreas. Elaborado por CEAPA, Confederación Española de Asociaciones de Padres y
Madres de Alumnos. http://www.ceapa.es/files/publicaciones/File00030.pdf
Documento de trabajo Prevención del abuso sexual: sesiones de tutoría para el nivel de educación prima-
ria. Campaña “Tengo derecho al buen trato”; actividad “Cuidar mi cuerpo 2006-2007”. DITOE, 2006.
http://ditoe.minedu.gob.pe/panel/archivo/files/Sesionescuidarmicuerpo.pdf
Educación sexual en la Escuela Primaria. Propuesta de trabajo realizada por el Ministerio de Educación
del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2009.
http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/ educacion/ curricula/pdf/primaria/ed-sexual_escuela-primaria.pdf
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Actividades para el Aula. Programa Nacional de Mediación Escolar. Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología, 2005. Este material tiene como objetivo ofrecer recursos para trabajar en el aula algunas temá-
ticas vinculadas a la mediación en tanto método o proceso de abordaje cooperativo de los conflictos entre
personas. Se plantea como un conjunto de actividades a desarrollar con los alumnos y alumnas, a fin de
favorecer la reflexión sobre los componentes principales del conflicto, y comprender y practicar algunas
habilidades comunicacionales. Si bien están destinadas a estudiantes de nivel Medio y Polimodal, pueden
tomarse algunas ideas para adaptarlas a Segundo Ciclo.
http://www.me.gov.ar/construccion/pdf_mediacion/04_actividades.pdf
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5. Valorar la afectividad
Niñas y niños juegan a ser novios, se enamoran, tienen amigas, amigos y viven una vida de relaciones con
sus pares, en las que se involucran de distintas maneras. ¿Qué hacemos en la escuela con las emociones?
¿Con las de los chicos y las chicas y con las propias? ¿Creemos posible incluirlas y trabajarlas? ¿Se puede
aprender y enseñar sobre cuestiones vinculadas a afectos y sentimientos? ¿Damos por sentado que se trata
de cuestiones que se aprenden espontáneamente, con la madurez que va brindando la experiencia? ¿O cre-
emos que es posible desarrollar capacidades emocionales como la empatía, la solidaridad y la expresión de
los sentimientos en el marco del respeto por los demás?
Los besos, las caricias, las palabras amorosas denotan un vínculo afectivo cercano. Muchas veces, los chi-
cos y las chicas toman iniciativas y producen impulsivamente acercamientos físicos sin tener en cuenta los
sentimientos de sus pares. A veces, estas actitudes pueden provocar rechazo en quien las recibe. Reflexionar
sobre este tipo de situaciones, considerándolas malentendidos, puede permitir un trato más respetuoso de
los demás y de uno/a mismo/a.
La escuela es un ámbito propicio para aprender límites entre el propio cuerpo y el de los demás y refle-
xionar sobre la importancia tanto de poder expresar lo que se siente y desea, como de respetar los deseos de
otras y de otros. No se trata de alertarse ante todos los acercamientos físicos (besos, caricias, abrazos), sino en
la medida en que estos se constituyen en una imposición de unos o unas sobre otras u otros. Específicamente,
podemos promover la generación de acuerdos sobre formas respetuosas y cariñosas de demostrar amor
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entre pares, límites que pueden ponerse cuando no se comparten los sentimientos, o cuando no se desea
un acercamiento físico. Plantearemos la conveniencia de que estos límites se expresen en palabras.
Como todos sabemos, la escuela reúne a diversos grupos de niños y niñas y a muchos y muchas docen-
tes: esta situación hace necesaria la especial atención a las relaciones que entre todos se generan. El desarro-
llo de vínculos de afecto, de confianza y de respeto requiere plantear espacios específicos para pensar en el
otro; requiere “hacer” un lugar para los otros, para todos los otros. Esta es una situación que de algún modo
se presenta como un telón de fondo en el escenario de la escuela: todo el tiempo estamos construyendo vín-
culos; es algo permanente que nos atraviesa a todos y todas, desde el saludo inicial hasta la despedida…
Por otro lado, para dedicarse a aprender, se requiere un clima propicio: que todos y todas puedan expre-
sarse, que la palabra circule en el grupo y la escucha sea atenta y respetuosa. Es así como se logran aprendi-
zajes con otros. En esta construcción de un espacio común, con reglas armadas grupalmente, no podemos
pasar por alto ni ignorar las situaciones o los conflictos interpersonales o grupales. Es necesario estar perma-
nentemente atentos, con la mirada puesta en lo que sucede; detenerse y abrir espacios de reflexión más o
menos sistemáticos para que estas situaciones conflictivas, o que generan malestar, se traten en el aula; hay
que “hacerles un lugar” para que podamos avanzar en soluciones de construcción colectiva, por medio del
diálogo. Estas cuestiones pueden ser ocasión para trabajar los conflictos de intereses y valores, agresiones
físicas, rechazo y discriminación, prejuicios y/o no cuidado en las relaciones con los otros y las otras, en muchos
casos atravesados por cuestiones de género y sexualidad. De otro modo, los conflictos permanecen, pueden
dañar aunque los ignoremos y van en contra de generar un buen clima de aprendizaje.
Un abordaje formativo de los conflictos, reconociendo los derechos y las responsabilidades de cada niño
o niña y proponiendo formas de resolución y de normas que mejoren la convivencia, permitirá fomentar
mayores grados de autonomía y desarrollar actitudes orientadas al respeto de los derechos humanos.
Por otro lado, el aprendizaje de habilidades para la vida vinculadas al reconocimiento, expresión y valo-
ración de sentimientos puede ser abordado en el aula con consignas simples que contribuyan a que las
emociones puedan ser trabajadas en un lugar de encuentro, como la escuela, en el cual se despliegan todo
tipo de vínculos e interacciones.
Propósitos formativos 1
• Promover una educación en valores y actitudes relacionados con la solidaridad, el amor, el respeto a
la intimidad propia y ajena, el respeto por la vida y la integridad de las personas y con el desarrollo de
actitudes responsables ante la sexualidad.
• Presentar oportunidades para el conocimiento y el respeto de sí mismo/a y de su propio cuerpo, con
sus cambios y continuidades, tanto en su aspecto físico como en sus necesidades, sus emociones y
sentimientos y sus modos de expresión.
• Desarrollar competencias para la verbalización de sentimientos, necesidades, emociones, problemas
y la resolución de conflictos a través del diálogo.
1 Estos propósitos formativos forman parte del documento Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral,
aprobado por el Consejo Federal de Educación en mayo de 2008.
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acb Lengua: La producción y valoración de diversos textos que expresen sentimientos de soledad,
angustias, alegrías y disfrute, respecto de los vínculos con otras personas en la propia cultura y en
otras (Primer Ciclo). / El ejercicio del diálogo como medio para resolver conflictos (Segundo Ciclo).
/ La producción y valoración de diversos textos que expresen sentimientos de soledad, angustias,
alegrías y disfrute respecto de los vínculos con otras personas, en la propia cultura y en otras
(Segundo Ciclo). / La disposición de las mujeres y los varones para defender sus propios puntos de
vista, considerar ideas y opiniones de otros, debatirlas y elaborar conclusiones (Segundo Ciclo).
2 Estos contenidos fueron extraídos del apartado de Educación Primaria del documento Lineamientos Curriculares para la
Educación Sexual Integral, ya citado.
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Actividades sugeridas
Proponemos algunas ideas para avanzar en el reconocimiento de las propias sensaciones y sentimien-
tos. Para lograr una convivencia más armónica en los distintos espacios de la escuela y para posicionar al diá-
logo como medio privilegiado para la resolución de conflictos, resulta fértil dar lugar a que las chicas y los
chicos encuentren canales para expresarse; para poner palabras a sus dudas, sus sentimientos, sus emocio-
nes, sus afectos, sus disgustos.
—Para mí, enojo significa molestia, como por ejemplo cuando alguien no quiere decirte la verdad y te enojás,
es fastidioso.
—Para mí, enojo significa estar enojado, estar enfadado o estar molesto.
—Para mí, enojo es algo común de una persona o quizás de un animal. Esto pasa cuando te sale algo mal, te
regañan sin tener nada que ver y también cuando alguien te molesta.
—Enojo es cuando te peleás con una persona: un familiar o un amigo.
—Que uno está enojado con alguien, por ejemplo: si le sacó algo sin permiso de la mano. Cuando alguien le
dice a alguien una cosa fea.
3 Las respuestas fueron tomadas de una pregunta formulada en la página web de Pakapaka, en la sección “Club Pakapaka”.
Pueden leerse más en: http://www.pakapaka.gov.ar/pakapaka/consigna/222.
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—Para mí, enojo es cuando alguien se molesta, se enfada por una situación o hecho en el que la persona suele
reaccionar en forma violenta o no.
—Enojo es cuando te peleás con un amigo o un familiar tuyo, o con un enemigo o con otra persona.
—Significa que me enfado con alguien.
—Para mí, la palabra enojo significa cuando estás celoso o cuando te molesta algo.
—Para mí, la palabra enojo es la palabra que dice que alguien se enoja con alguien.
—Para mí, la palabra enojo es como si tu mamá te retara y no te dejara hacer lo que más te gusta.
Luego de leer las respuestas, podemos generar una reflexión con toda la clase, comentando qué respues-
tas coinciden con lo que ellos y ellas piensan, cuáles no coinciden y por qué.
Otra actividad parecida a esta puede realizarse partiendo de fotos o dibujos, halladas en Internet e
impresas, o recortadas de diarios o revistas. Entregamos a los chicos y chicas diversas imágenes. Podemos
incluir escenas de diverso tipo: grupos de adultos o de niños y niñas; niños/as, adultos, ancianos/as solos; per-
sonas de distintas culturas; fotos que retraten injusticias, momentos felices, escenas cotidianas familiares, de
amigos, de parejas, etcétera.
Proponemos a los niños y las niñas que elijan una imagen y cuenten a la clase qué sienten cuando la ven
(por ejemplo: “me enoja”, “me pone contento”, “me da vergüenza”, “me gusta”, etcétera); es importante que
intenten explicar y compartir por qué les genera esa sensación…4 Luego, pueden pegar en sus carpetas la
imagen elegida y escribir el texto que comentaron con la clase.
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Esta actividad puede realizarse por medio del “dictado al maestro o maestra” de un texto colectivo en el
que vayan reuniéndose los eventos relevantes del año y las sensaciones que fueron generando en el grupo.
Actividad 4: Enamorados
PARA SEGUNDO CICLO.
Como decíamos al principio de este capítulo, los niños y las niñas también se ponen de novios o se ena-
moran. Proponemos, por ejemplo, realizar la lectura de El niño envuelto, un libro de Elsa Bornemann5. En el
texto, Andrés es un chico de la escuela primaria que narra acerca de su vida, sus sentimientos y sus recuer-
dos. Como hay cosas que prefiere contarles sólo a los amigos, decide inventar un código para escribir
Mensajes ultrasecretos. En su primer mensaje, Andrés escribe acerca de sus sentimientos sobre Paula, una
compañera de escuela. El código consiste en cambiar algunas vocales por otras (A por E, E por A; I por U; U
por I) y mantener la O invariable.
Asto no ma pesó, asto ma asté pesendo, ma pese. Y e mú, qia ma rasilte ten fécul ascrubur ecarce da lo qia ma
pesó, ma peraca complucedo conterlas lo qia ma pese.
Sará porqia ma da vargüanze raconocar qia astoy anemoredo. An cianto elgún meyor sa antarere, ¡ZES! Sa
birle. Paro los chucos tembúan nos anemoremos, ¿no as cuarto?
An fun, las cianto: tango novue; as dacur, madue novue (la dugo madue novue porqia alle todevíe no seba qia
le alagí y heste qia no sa antara no piado dacur qia as mu novue antare…). Sa lleme PEILE y vuva e le vialte da
mu cese. Ma giste porqia —su no fiare por al palo, qia lo tuana lergo, lergo— peracarúe in puba como yo. No sa
ende con vialtes su sa trete da traper e in érbol o licher con qiuán sae… Eh, tembuán seba petaer ine palote o
ender an bucuclate soltendo al menibruo...
Al domungo pesedo le vu an le pleze prectucendo con le petunate y ma enumá e dacurla in puropo:
—Peile, por ten ribue peracás suampra elagra.
Alle no ma contastó paro sa piso colorede… Astoy sagiro da qia asté locemanta anemorede da mu. Meñene,
an le asciale, ma dacudo y la praginto su qiuara cesersa conmugo.6
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Podemos proponer a los chicos y las chicas que lo descifren, lo lean completo una vez traducido y que
—en grupos de dos o tres— comenten el texto. También, toda la clase puede intercambiar opiniones a par-
tir de preguntas como estas: ¿Por qué escribirá siguiendo un código secreto? ¿A todos nos pasa que hay temas
que nos dan vergüenza hablarlos o compartirlos? ¿Es común que los varones expresen sus sentimientos? ¿Por qué
les parece que es así? ¿Hay cosas que sólo compartimos con los más íntimos, que no queremos que se conozcan?
¿Por qué será?
Podemos invitar a los niños y niñas a escribirse cartas o mensajes utilizando el código de Andrés (en este
caso, pensamos los textos como un intercambio entre los chicos y chicas del cual los y las docentes no par-
ticipamos).
Recursos
Leer y sentir. Entre el universo enorme de lecturas posibles que puedan llevar a reflexionar sobre los sen-
timientos o las emociones, proponemos a continuación algunos textos7:
ALCÁNTARA, RICARDO: Gustavo y los miedos. Madrid, Ediciones SM, 1990. Colección El Barco de Vapor.
Ilustraciones: Gusti.
BORNEMANN, ELSA: El niño envuelto. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. Ilustraciones: O´Kiff-MG. Recomendamos
especialmente un trabajo de reflexión sobre los capítulos “La Mudanza” y “Los chicos también podemos
estar tristes, muy tristes”.
BORNEMANN, ELSA: Un elefante ocupa mucho espacio. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. Ilustraciones: O´Kiff-MG.
Recomendamos especialmente el cuento que da título del libro.
BROWNE, ANTHONY (texto e ilustraciones): Cambios. México, Fondo de Cultura Económica, 1998. Colección A
la orilla del viento.
BROWNE, ANTHONY (texto e ilustraciones): Willy el tímido. México, Fondo de Cultura Económica, 1991.
Colección A la orilla del viento.
CABAL, GRACIELA: Miedo. Buenos Aires, Sudamericana, 2000. Colección Los caminadores. Ilustraciones: Nora
Hilb.
CLEMENTE, HORACIO: “El chico más grande”, en: La gallina de los huevos duros. Buenos Aires, Sudamericana,
1990. Colección Pan Flauta. Ilustraciones: Marcelo Elizalde.
DEVETACH, LAURA: El paseo de los viejitos. Buenos Aires, Alfaguara, 2006.
DURINI, ÁNGELES: ¿Quién le tiene miedo a Demetrio Latov? Buenos Aires, Ediciones SM, 2002. Colección El
Barco de Vapor. Ilustraciones: Pablo Bernasconi.
GOYTISOLO, JOSÉ AGUSTÍN: El lobito bueno. Barcelona, Edebé, 2006. Ilustraciones: Juan Ballesta.
GOYTISOLO, JOSÉ AGUSTÍN: El príncipe malo. Barcelona, Edebé, 2006. Ilustraciones: Juan Ballesta.
trepar a un árbol o luchar con quien sea… Ah, también sabe patear una pelota o andar en bicicleta soltando el manubrio...
El domingo pasado la vi en la plaza practicando con la patineta y me animé a decirle un piropo:
—Paula, por tan rubia parecés siempre alegre.
Ella no me contestó pero se puso colorada… Estoy seguro de que está locamente enamorada de mí. Mañana, en la
escuela, me decido y le pregunto si quiere casarse conmigo.”
7 Gran parte de los libros que presentamos llegaron a las bibliotecas de las escuelas que participan del programa PIIE del
Ministerio de Educación.
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ISTVANSCH (texto e ilustraciones): Federica aburrida. Madrid, Ediciones SM, 2001. Serie Los Piratas de El Barco
de Vapor.
KASZA, KEIKO (texto e ilustraciones): Choco encuentra una mamá. Bogotá, Norma, 1998. Colección Buenas
noches.
MARIÑO, RICARDO: El héroe y otros cuentos. Buenos Aires, Alfaguara, 2005. Ilustraciones: Fortín.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE LA NACIÓN. ASOCIACIÓN CIVIL ABUELAS DE PLAZA DE MAYO: Las abue-
las nos cuentan. Buenos Aires, 2006. Para abordar algunas cuestiones del tema afectividad, dentro de este
material, recomendamos especialmente, del Cuadernillo para docentes, el apartado “Escenas de lectura”
y de la colección de textos que lo acompañan: El vuelo del sapo (Gustavo Roldán), Los esqueletos de la
biblioteca (Silvia Schujer) y El reglamento es el reglamento (Adela Basch).
MONTES, GRACIELA: Tengo un monstruo en el bolsillo. Buenos Aires, Sudamericana, 2001. Ilustraciones: Delia
Cancela.
NÖSTLINGER, CHRISTINE: Ana está furiosa. Madrid, Ediciones SM, 1984. Colección El Barco de Vapor.
Ilustraciones: Arnal Ballester.
NÖSTLINGER, CHRISTINE: Querida Susi, Querido Paul. Madrid, Ediciones SM, 1987. Colección El Barco de Vapor.
Ilustraciones: Christine Nöstlinger, jr.
ROLDÁN, GUSTAVO: “El tamaño del miedo”, en: Como si el ruido pudiera molestar. Buenos Aires, Norma, 1998.
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Anexos
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ANEXO 1:
Sugerencias para reuniones de ESI
con las familias
Para que la escuela y las familias trabajemos en conjunto, proponemos crear relaciones de confian-
za, sinceridad y apertura, en las que expongamos tanto los logros como las dificultades, y colaboremos
teniendo en cuenta los miedos, las necesidades y los deseos de todas y de todos. Para ello:
• Convocamos a las familias confiados en que estamos cumpliendo con la ley y sabiendo
que es responsabilidad de todos y de todas encaminar la tarea de la ESI y hacer valer los dere-
chos de niños, niñas y adolescentes: Los derechos de los chicos son las obligaciones de los
adultos.
• Mostramos que la ESI forma parte de una decisión institucional. Por ello, es favorable que
alguien del equipo de conducción participe de los encuentros con las familias.
• Empezamos la reunión con alguna actividad motivadora: discutir sobre alguna escena
de una película, escuchar un breve relato, ver una publicidad. Destinamos un tiempo para que
todos y todas expongan ideas, dudas y temores sobre el tema.
• Contamos sintéticamente alguna actividad que realizaremos con los chicos y las chicas.
Puede ser importante y tranquilizador que las familias sepan cómo trabajaremos.
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• Preguntamos a los asistentes qué temas les parecen a ellos importantes para trabajar en
la ESI. Los relacionamos con los propuestos en los lineamientos (por ejemplo, si se manifiestan
preocupados por la TV, les contamos sobre los contenidos que tienen que ver con el tema).
• Si fuese necesario, planteamos futuros encuentros sobre temas más específicos. Es posi-
ble que con algunas familias necesitemos reuniones individuales.
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10 consejos para una educación sexual en familia
1. Hacemos saber a las 2. Demostramos 3. Averiguamos qué 4. Estamos preparados 5. Partimos siempre
chicas y los chicos que que las mejores información previa tienen y preparadas para reiterar de lo que chicos y chicas
pueden contar con sus respuestas no siempre sobre ciertos temas de explicaciones y buscar saben, tanto para
familiares para pedirles se encuentran entre sexualidad, preguntándoles, diferentes formas de transmitir nuevos
información, y compartir sus amigas o amigos, por ejemplo, qué opinan decir lo mismo, hasta contenidos como para
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dudas y experiencias. o en la televisión y/o sobre algún tema que nos comprendan. aclarar los que ya tienen,
en otros adultos. relacionado. si no son totalmente
adecuados.
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ANEXO 2:
Diagrama de actuación frente
a una situación de maltrato1
IDENTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
• Presunción de una situación de maltrato.
EVALUACIÓN DE LA SITUACIÓN
• Observación del niño/a o adolescente.
• Consulta con otros docentes y directivos.
• Consulta al Equipo de Orientación Escolar (o similar) y/o a un equipo interdisciplinario
de la jurisdicción, especializado en la temática.
• Entrevista a los padres o responsables legales y/o referentes afectivos o significativos del niño,
niña o adolescente (por ejemplo, los/las abuelos/as).
TOMA DE DECISIONES
Dependiendo del tipo de maltrato, gravedad y urgencia del caso.
CAMINOS A SEGUIR
1 Adaptado de Maltrato infantil. Orientaciones para actuar desde la escuela. Ministerio de Educación de la
Nacion. Programa Nacional por los Derechos de la Niñez y de la Adolescencia, 2005.
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SEGUIMIENTO
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ANEXO 3:
Sugerencias para trabajar con las láminas de ESI
Las siguientes “Guías de trabajo” constituyen orientaciones básicas que pueden ser recreadas y enri-
quecidas por los/las docentes en su experiencia diaria, a partir de las particularidades de cada comuni-
dad educativa. Podrán utilizarse para planificar actividades de aula, para enriquecer encuentros con las
familias, para compartir entre colegas en jornadas de capacitación, entre otras acciones. El Programa
Nacional de ESI invita a las instituciones y los/las docentes que desarrollen actividades con estos mate-
riales a relatar por escrito esas experiencias y luego enviarlas a programaeducacionintegral@me.gov.ar.
El Programa promoverá su difusión y servirá de insumo para otras instituciones.
Esta lámina constituye un recurso didáctico para trabajar contenidos de educación sexual en la
escuela primaria de manera integral. Puede acompañar varias de las actividades sugeridas en este cua-
derno. A continuación, se describen algunas sugerencias previas:
- Si bien se puede trabajar cada lado de la lámina de manera independiente, es recomendable
trabajar las escenas ampliadas (Juegos para compartir, Esto es lo que siento, Mi cuerpo es único
y especial, Hay secretos y secretos) primeramente en el contexto del recreo.
- Algunas situaciones de la lámina pueden generar risas y/o comentarios entre alumnos y
alumnas (la nena y el nene de la mano, el niño que levanta el guardapolvo a la niña, etc.). Es
importante integrar esas reacciones como parte de la actividad; no negarlas ni sancionarlas.
- A lo largo de las conversaciones, es conveniente dar lugar a las preguntas y los comentarios
de chicos y chicas. En caso de que algún niño/a comente alguna experiencia propia vincula-
da con el maltrato o el abuso sexual, es importante generar una instancia particular para
seguir conversando. Luego, será conveniente planificar con otros/as adultos/as la estrategia
de intervención más adecuada.
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Consignas de trabajo
Eje Observamos Trabajamos sobre las escenas
el recreo ampliadas del dorso de la lámina
Los derechos Las chicas y los chicos tienen derecho a ¿Qué derechos entran en juego en cada una de
de niños y jugar, a elegir, a ser respetados, a no ser esas situaciones?
niñas discriminados, a ser cuidados. ¿Todas y Ejemplos. Escena 1: el derecho de niños y niñas
todos están jugando? ¿Quiénes eligen a jugar, sin limitaciones de género; escena 2: el
hacer otra cosa? ¿En qué situaciones derecho a ser cuidados/as por los adultos en
alguien no respeta al resto? ¿Alguien es situaciones de maltrato o abuso sexual; escena
dejado/a de lado? ¿Quiénes cuidan a sus 3: el derecho a expresar sentimientos como
amigos y amigas? ¿Quiénes no? parte del desarrollo integral; escena 4: el dere-
cho a aprender sobre sexualidad.
El cuerpo y la ¿Quiénes están aprendiendo acerca del ¿Cómo se expresa, en cada caso, la protección
salud cuerpo humano? ¿Qué muestra la lámina de la salud e integridad física?
que están observando? ¿Cuáles son los Ejemplos. Escena 1: el cuidado del cuerpo pro-
nombres correctos de las partes íntimas pio y ajeno a la hora de jugar; escena 2: el decir
de nenes y nenas? ¿Cómo cuidamos nues- lo que nos pasa frente a situaciones de maltra-
tro cuerpo mientras jugamos? Y en otras to y abuso sexual (corporal y emocional); esce-
situaciones, ¿qué cuidados son necesa- na 3: el respeto hacia el cuerpo propio y ajeno
rios? ¿En qué escena se muestra una falta en la expresión de emociones y sentimientos;
del respeto a la intimidad? escena 4: el acceso al conocimiento, para cui-
darnos.
El respeto Todas las personas somos diferentes y, a la ¿Cómo se manifiesta la diversidad en cada
por la vez, tenemos los mismos derechos: ¿En caso?
diversidad qué se parecen y en qué se diferencian los Ejemplos. Escena 1: diversidad de juegos, y de
chicos y las chicas de la lámina (juegos, compañeras/os de juegos; escena 2: diversidad
gustos, preferencias, características físicas, de situaciones más o menos problemáticas y de
edades, actitudes, comportamientos)? sus abordajes; escena 3: diversidad de vínculos
¿Cómo estarán conformadas sus diversas entre las personas; escena 4: diferencias y seme-
familias? ¿Qué costumbres tendrán? Las janzas corporales entre niños y niñas.
diferencias nos hacen únicos, y también
valiosos para los demás: ¿qué característi-
cas nos distinguen? ¿Qué aportamos al
grupo? ¿Por qué es importante no discri-
minar?
La igualdad Reflexionemos sobre la riqueza del juego ¿Qué papel pueden tener las cuestiones de
de oportuni- compartido, y sobre las limitaciones a la género en cada situación?
dades para libertad y al desarrollo integral, al evitar Ejemplos. Escena 1: el valor del juego comparti-
niños y niñas juegos sólo porque son “de mujeres” o “de do; escena 2: el problema de abuso sexual tanto
varones”: ¿Qué están haciendo los nenes y en niños como en niñas; escena 3: demostrar
las nenas que están juntos? ¿Conocen chi- afecto es cosa de niñas y de niños; escena 4: el
cas que jueguen al fútbol? ¿Y varones que respeto por las diferencias corporales entre
jueguen a la rayuela o les guste saltar la niños y niñas.
soga?
La expresión ¿Qué nenes y nenas están contentos/as, ¿Cómo se comunica la afectividad en cada una
de la afectivi- tristes, enojados/as, aburridos/as? ¿Cómo de las situaciones?
dad se dan cuenta? ¿Cómo expresamos lo que Ejemplos. Escena 1: la relación entre el juego y
sentimos? ¿Cómo resolvemos nuestros los afectos; escena 2: la importancia de tener
conflictos? alguien en quien confiar; escena 3: la expresión
de sentimientos respetando los sentimientos
del otro/a; escena 4: el cuerpo como medio de
expresión de sentimientos.
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Esta lámina constituye un recurso didáctico para trabajar contenidos de educación sexual en el segundo
ciclo de la escuela primaria. Puede acompañar varias de las actividades sugeridas en este cuaderno. A continua-
ción, se describen algunas sugerencias previas:
- Se puede trabajar cada lado de la lámina de manera independiente, siempre integrando los aspec-
tos biológicos con las dimensiones emocionales, afectivas y vinculares. De esta manera, estaremos
abordando los cambios en la adolescencia de una manera integral.
- El lado de la lámina que tiene los cuerpos desnudos puede generar risas y/o comentarios entre
alumnos y alumnas. Es importante integrarlos como parte de la actividad; no negarlos ni sancio-
narlos.
- Los cambios en la pubertad mencionados en la lámina no se dan en todos/as los/las niños/as, todos
juntos y al mismo tiempo. Es importante que tanto adultos como niños/as tengamos este tema pre-
sente; incluso para que ninguno/a de ellos/ellas se sienta mal si aún no experimenta algunos de
esos cambios.
- En el lado de la lámina donde están los cuerpos desnudos aparece una serie de nombres de las
parte del cuerpo, donde los de las zonas genitales están integrados a los de otras partes del cuerpo
que resultan más familiares. Es importante recordar que entre unos nombres y los otros cambia la
carga valorativa que les otorgamos a las denominaciones de los genitales de varones y de mujeres.
- A lo largo de las conversaciones, es conveniente dar lugar a las preguntas y los comentarios de chi-
cos y chicas. En caso de que algún niño/a comente alguna experiencia propia vinculada con el mal-
trato o el abuso sexual, es importante generar una instancia particular para seguir conversando.
Luego, será conveniente planificar con otros/as adultos/as la estrategia de intervención más ade-
cuada.
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Consignas de trabajo
Cambios que se ven Cambios que se sienten
Prioriza los aspectos biológicos vinculados Prioriza las dimensiones emocional, afectiva,
con los cambios en la pubertad. y vincular (con uno mismo/a, con pares
y con adultos/as).
¿Qué edades tendrán estos niños, niñas y adolescen- ¿Con qué derechos pueden relacionarse las distintas
tes? escenas?
¿Qué cambios vemos en los cuerpos de niños, niñas y ¿Podemos relacionar una o más escenas con alguna
adolescentes? experiencia concreta que vivimos nosotros/as o algún
¿Qué diferencias hay en los cambios que se dan entre amigo/a?
chicos y chicas? ¿Qué nuevas maneras de vincularnos podemos dedu-
De todos los nombres de las partes del cuerpo, ¿cuá- cir de las distintas escenas (con nosotros/as
les corresponden a lo que se llama habitualmente mismos/as, con amigos/as, con el grupo, con el/la
“partes íntimas”? ¿Las identificamos en la lámina? novio/a, con la familia, con otros adultos)?
¿Cómo se denominan los genitales de varones y Analicemos estos vínculos: qué similitudes y diferen-
mujeres? cias hay entre ellos, cómo están cambiando, cuándo
¿Por qué dice el texto que los cambios en las mujeres podemos considerarlos positivos y cuándo negativos,
y en los varones se producen cada uno a su tiempo? cómo podemos hacer para modificar estos últimos
¿Situamos los cambios que aparecen al pie de la lámi- (por ejemplo, ¿qué rol tiene el diálogo, la aceptación y
na en los cuerpos adolescentes de la chica y del chico? el respeto de las diferencias?).
¿Qué otros cambios pueden ocurrir y no aparecen en ¿Qué nuevas situaciones empezamos a vivir con ami-
la lámina? gos/as, con el grupo, con el/la novio/a, con la familia,
¿Ya nos han sucedido algunos de los cambios que con otros adultos? ¿En alguna de ellas predominan
plantea la lámina? emociones y sensaciones que nos hagan sentir mal?
¿Cómo nos sentimos con esos cambios? ¿Qué podemos hacer en esos casos?
¿Qué podemos hacer para cuidar nuestro cuerpo? ¿Los cambios que se muestran en la lámina son vivi-
¿Cómo influyen en el desarrollo factores como la ali- dos de igual manera por las chicas y los chicos?
mentación, el ejercicio físico, la práctica deportiva, ¿Qué podemos hacer para evitar situaciones de bur-
entre otros? las, ofensas, etc.?
¿La higiene forma parte del cuidado del cuerpo? ¿Cómo influye la mirada de los/las otros/as (familiares,
amigos/as, grupo de los que formamos parte) en la
vivencia de nuestros propios cambios?
¿Qué cambios físicos nos hacen sentir bien, contentas/os, tristes, preocupadas/os, avergonzadas/os, orgullo-
sas/os?
Teniendo en cuenta que cada uno/a tiene su propio tiempo de desarrollo, ¿Cómo nos sentimos cuando nues-
tros cambios no van al mismo ritmo que los de amigas y amigos?
A partir del desarrollo de nuestro cuerpo aparece también la necesidad de pasar más tiempo con nosotros/as
mismos/as. ¿Cómo ejercemos nuestro derecho a la privacidad?
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TAPAS ME ok:Layout 1 3/8/12 15:22 Página 1
COMUNIQUÉMONOS
Programa Nacional de Educación Sexual Integral
(011) 4129-1227 / (011) 4129-1000 (7401)
E-Mail: programaeducacionsexual@me.gov.ar
www.esi.educ.ar