Los Soviets en Rusia 1905 1921
Los Soviets en Rusia 1905 1921
Los Soviets en Rusia 1905 1921
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LOS SOVIETS EN RUSIA
1905 -1921
Oskar Anweiler
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LOS SOVIETS EN RUSIA
1905-1921
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OBSERVACIONES SOBRE LA ANOTACION DE PALABRAS RUSAS Y DE
FECHAS
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INTRODUCCION
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Surgió el mito de los consejos, que es un elemento esencial en la
historia del movimiento obrero y del socialismo y cuyas formas de aparición
constituyen una tarea aún por realizar. Por ejemplo, en Alemania 1918-19,
tuvo lugar una apasionada discusión sobre el problema consejista,
discusión que se movía entre una postura de ensalzamiento idealista y otra
de repulsa total, y se consumió en multitud de proyectos teóricos (2).
Por último en nuestros días, el principio, en los breves consejos
revolucionarios en Hungría y más aún en los consejos de fábrica polacos,
fue una democracia representada en los consejos que impulsaría la fuerza
espiritual de la revolución obrera (3).
Estas indicaciones sobre el modelo aun efectivo del movimiento con-
sejista ruso limitan al mismo tiempo el campo de nuestra investigación.
Nuestro trabajo pretende presentar y analizar el nacimiento de los soviets
en la revolución rusa, sus acciones concretas y su papel político en los
años 1905 y 1917, la postura teorética y táctica de los bolcheviques y de
los demás partidos socialistas frente a ellos, y por último mostrar su
transformación de órganos revolucionarios en soportes del nuevo poder
estatal "soviético". El trabajo concluye en el año 1921 fecha crucial para el
movimiento consejista: la represión del levantamiento en Kronstadt
significó el violento fin de la ¡dea de los consejos y al mismo tiempo de su
decisivo cambio. Mientras que los soviets se fortalecían en la Rusia
bolchevique constituyéndose en los órganos administrativos del Estado, la
consigna de Kronstadt, "consejos libres", se convierte en el signo de la
"tercera revolución" que se dirige contra los usurpadores comunistas de la
idea de los soviets. Desde la sublevación de los marineros en Kronstadt,
marzo 1921, hasta el octubre de 1956, en Hungría y Polonia, pasando por
los acontecimientos del 17 de junio de 1953 en la Alemania Central
transcurre el renacimiento revolucionario de los consejos en lucha contra la
dictadura bolchevique..
Ya hemos mencionado, que el movimiento consejista en Rusia, tomado
en su conjunto, no ha sido investigado y expuesto. Sino que se
consideraba a los soviets como la total representación de la Revolución
Rusa en la narración de los acontecimientos, o bien se conformaban al
examinar la constitución de la Unión Soviética con poner de relieve las
peculiaridades políticas del sistema consejista, sin abordar expresamente
sus raíces históricas. Unicamente las obras de Artur Rosenberg(4) y Martín
Buber(5) llegan a tratar en el amplio marco de su trabajo el desarrollo de
los consejos rusos, pero sin investigar conforme a su naturaleza esta
cuestión.
En relación con esto detengámonos en la situación de las fuentes: en
general es más favorable a como lo creíamos al principio de este estudio.
Además de numerosas colecciones dé documentos sobre las
8
revoluciones de 1905 y 1917 y de la época inmediatamente posterior, los escritos de
Lenin, Trotski y otros actores de la revolución pudimos utilizar diversas
memorias, folletos, panfletos y periódicos más interesantes. Pero el
material a nuestra disposición no estaba repartido igualmente ni en el
tiempo ni en el espacio.
No hemos podido utilizar tampoco todas las colecciones de documentos
publicadas ni los tratados de carácter local, ni, por supuesto, las fuentes
existentes en los archivos centrales y locales, que no están impresas. No
era posible ni entraba en nuestras intenciones atender a una investigación
en la que se tuvieran en cuenta todos los procesos y particularidades
locales.
9
CAPITULO I.
ANTECEDENTES DE LOS CONSEJOS RUSOS
11
encuadraban dentro del modelo de "consejo". Asf adquirió el concepto de consejo,
por encima de su aparición concreta en Rusia (y después, por ejemplo, en
la revolución Alemana de 1918), el significado de un verfassungsmábiger
Grundthypus, que reaparece en distintas épocas.
Sobre la conveniencia de usar el concepto de consejo en sentido tan
vasto, se pueden sustentar opiniones diferentes. Ha de tenerse en cuenta
que este uso amplio implica reducir acontecimientos individuales e his-
tóricos tomados de épocas complejas y de circunstancias propias a ca-
racterísticas formales, que constituirían el tipo básico de consejo. Esto sólo
tiene sentido cuando nos movemos dentro de un mismo periodo evolutivo,
o sea, dejando de lado, en nuestro caso, ejemplos de la historia antigüa y
medieval, aunque tuvieran ciertas similitudes.
Con esta limitación puede'n resaltarse las siguientes características
generales que forman la idea de consejo:
1. Unión con una determinada capa social explotada.
2. Democracia radical en cuanto a su constitución.
3. Surgimiento de forma revolucionaria.
12
distintos órganos que se consideran comunmente como antecedente de los
consejos rusos, son, por tanto, de interés limitado para estudiar la historia
de los soviets. No obstante, los incluiremos en nuestro análisis para
señalar que en situaciones análogas grupos sociales en lucha por su
emancipación originaron movimientos sociales análogos. Es decir, que al
pensamiento consejista anterior a 1917 no le precede ninguna tradición
histórica continuada, sf, en cambio, paralelismo histórico y formas de
organización similares(5).
El conocimiento de las motivaciones políticas, sociales y socio-psico-
lógicas, que influyen en el movimiento consejista, nos acercan más a la
compresión de su singularidad que la comparación de estos con sus
antecedentes históricos.
Tenemos que distinguir claramente entre la existencia de los consejos
y la ideología que sobre ellos se ha montado.
Carlos Marx en su interpretación de la comuna y sobre todo Lenin en
su teoría del Estado Soviético, han elaborado un esquema ideal tal que, al
final, se encuentra en contradicción con la realidad. Una de nuestras metas
en esta investigación es clarificar esta contradicción y confrontar la historia
real del movimiento consejista con la evolución de la ideología que lo
acompaña.
2. ANTECEDENTES HISTORICOS.
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el sistema de representantes. Así se eliminaron los principios de un "gobierno de la
dictadura revolucionaria"!?), en el caso de que pudiese ser considerado
como tal.
La comuna de París en la revolución francesa, como "la más clara ma-
nifestación de clase"(8) del movimiento revolucionario de la burguesía, en
contra de la organización feudal de la sociedad en los años 1789-1794, fue
la forma política de organización de la revolucionaria burguesía y pequeña
burguesía francesa. Ella actúa en el $. XIX como guía para las corrientes
democráticas radicales, y además ofrece formas, que justifican (a
denominación de antecedentes de los consejos (9).
El movimiento comunal en la revolución francesa tomó su punto de
partida en los sesenta distritos (reunión de votantes primero) formados con
motivo de la votación para, la asamblea nacional en París, que se
constituyeron en corporaciones autónomas del tercer estamento y que
votaron de entre ellos un consejo municipal revolucionario: la comuna. Se
extendió rápidamente desde París a toda Francia. En todas partes se llegó
a la formación de representaciones comunales revolucionarias. En un
principio dominaba la burguesía poseedora (Aktivburger), de todos modos,
las representaciones comunales se fueron convirtiendo progresivamente en
más radicales por empuje de los desposeídos (Pasivburger). En abril de
1790 fueron instauradas en París, en lugar de los distritos, 48 secciones,
cuyos presentantes formaban la Asamblea General de la comuna parisina.
Las secciones se convirtieron junto con los clubs políticos y las
agrupaciones populares en los verdaderos centros claves de la actuación
revolucionaria. Introdujeron por sí solas el derecho al voto para todos,
practicaron la soberanía policial, se les delegaron tareas administrativas
(distribución de vestimenta al ejercito, construcción de fábricas), es decir,
eran los verdaderos sustentadores de la soberanía del pueblo. Al mismo
tiempo deliberaban como junta revolucionaria y agitadora con carácter
permanente. El 10 de agosto de 1792 la vieja comuna de París fue
derrocada por una acción preparada por los jacobinos y sustituida por la
revolucionaria comuna formada por los representantes de la sección
radical.
Después del establecimiento en 1793 de la soberanía jacobina, se
convirtieron las secciones, mediante juntas instituidas por el gobierno y
directamente dependientes de él, en órganos del poder central e instru-
mentos del terror jacobino. "Esta fue la muerte de las secciones y de su
administración comunal revolucionaria"(10). Tras el asesinato de Ro-
bespierre y con el restablecimiento de la reacción, las secciones y la
comuna apoyada en aquellas perdieron cada vez más su importancia.
Las secciones de París fueron formas de una democracia directa y
radical. Los diputados que procedían de las votaciones generales debían
ser controlados continuamente y eran revocables. Aunque muchas me-
14
didas correspondían a la momenta'nea situación política y reflexiones tácticas, de
todos modos quedó representado en la comuna el principio de la directa
soberanía del pueblo, prototipo de la tradición revolucionaria a partir de
entonces.
A los tipos de consejos llamados "juntas de trabajadores" pertenece la
"Commission du gouvernement pour les travailleurs" creada por decreto del
gobierno, en la Revolución de febrero (1848) en París, bajo la presión de la
clase obrera. Después de su sede en el Palais Luxembourg fue llamada
también "Commission du Luxembourg"(11). Esta junta se hallaba integrada
por una comisión y por un parlamento y se componía no sólo de
trabajadores, que eran elegidos por las corporaciones obreras, sino también
de representaciones de los patronos y teóricos socialistas (el más importante
Louis Blanc). A pesar de su constitución por medio de un decreto del
gobierno y de su composición nominal de patronos y obreros, la Commission
du Luxembourg evolucionó, como consecuencia de la ausencia de los
primeros (los patronos) y de la creciente agitación revolucionaria, hasta ser
el portavoz de los deseos de .reforma política y social de la clase obrera
parisina. Después de ser sofocado el levantamiento de junio fue disuelta la
comisión.
Aunque le sean negados logros prácticos (la fijación judicial de las horas
de trabajo, 10 horas en París y 11 en las provincias sufrió un retroceso) tuvo,
desde luego, una importancia nada despreciable en la historia del
movimiento obrero. Carlos Marx que juzgó muy críticamente la actuación de
la Commission du Luxembourg, le concedió el mérito de "haber descubierto
el secreto de la Revolución del XIX desde una tribuna europea: la
emancipación del proletariado"(12).
3. ANTECESORES TEORICOS
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locales, problemas tratados desde los llamados "socialistas utópicos" de los principios
del s.XIX, pasando por Proudhon, Bakunin, Marx, Engels, Kropotkin hasta el
sindicalismo en sus más diversas tendencias y los partidos socialistas
organizados de los distintos países(13). En muchas ocasiones se encuentran
analogías sorprendentes en la forma y construcción de los futuros sistemas
consejistas, pero no se debería sobreestimar la importancia de estas
concordancias.
Dedicaremos aquí algunos comentarios sólo a dos figuras de este grupo:
Proudhon y Bakunin. Proudhon fue juntamente con Marx el pensador
socialista más fecundo del s. XIX y su verdadero antípoda. Sus
apreciaciones se estiman en directa relación con los consejos rusos, incluso,
a veces, se las considera decisivas para la creación de los mismos (14).
Hablaremos de Bakunin, porque en él se da una más fuerte adhesión a
principios anarquistas ligados a la acción revolucionaria que en Proudhon, y
porque de ello resultan razones dignas de tenerse en cuenta en el concreto
camino de la revolución, razones que, por otra parte, son importantes para la
comprensión de los sucesos acontecidos después en Rusia.
La obra casi inabarcable de Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) tiene,
como recientemente fue comprobado(15) un "fondo anti-autorita- rio", y su
pensamiento anarquista es "Expresión de una actitud vital humana'^ 16) que
no puede limitarse a una época concreta. Esta orientación política hacia la
libertad determina su manera de pensar política y económicamente.
Proudhon cree en la propiedad privada, y ve en la asociación de los
productores agrupados según las diversas corporaciones, el fundamento
para un orden social "justo". Eliminando dinero y crédito, bases de la
explotación de clase, resultan inútiles la autoridad estatal, la burocracia y la
policía, entonces los grupos económicos naturales pueden decretar sus
propias leyes y autoadministrarse.
En 1863 manifestó Proudhon que la mejor forma de gobierno radica en
la creación del mayor número posible de pequeños grupos con amplia
autonomía. "Todas mis ideas económicas elaboradas desde hace veinticinco
años, pueden resumirse con estas palabras: Federación agrícola e industrial.
Todas mis ideas políticas se reducen a una expresión análoga: Federación
política o descentralización/^ 17)
Las ideas de Proudhon estaban en abierta contraposición con las de
Marx, a quien achacaba que el centralismo comunista de la sociedad futura
sería una variedad del viejo absolutismo(18). La polémica entre marxismo y
proudhonismo que había llevado a la división y disolución de la primera
internacional, se repitió hasta cierto punto en Rusia cincuenta años más
tarde. El pensamiento proudhoniano sobre la autonomía de las agrupaciones
de productores, que a la vez es el fundamento del poder ejecutivo, está sin
duda emparentado con los soviets surgidos
16
en las fábricas y con la idea de una "democracia de las fuerzas productivas" basada
en los consejos.
Hasta aquí puede considerarse a Proudhon como antecesor teórico de
los consejos. Un influjo directo en la creación de los soviets no puede
demostrarse. Por el contrario el centralismo político y económico de Lenin
fue el que robó su fuerza interior al sistema consejista. Esta fue la
contestación postuma de Marx a Proudhon(19).
En el centro del pensamiento y acción de Michail Bakunin (1814-1876)
se encuentra el rechazo vehemente a todo "principio autoritario" y al
Estado como institución implícitamente autoritaria(20). "La revolución, tal y
como la entendemos, tiene que destruir sistemática y totalmente desde el
primer día el Estado y las instituciones políticas... acaba con el pago de
toda contribución y toda recaudación de impuestos directos o indirectos,
disuelve el ejército, la burocracia, la policía y el clero, desaparece la
jurisdicción oficial, el derecho judicial y el ejercicio de estos derechos".
Esto lo escribió Bakunin en el Programa de "la Alianza de los hermanos
internacionales" en 1868.(21) Bakunin soñaba con el gran levantamiento
de los campesinos rusos y con la Revolución de Europa Occidental llevada
por los trabajadores urbanos al campo. Creía en la acción espontánea de
las masas, sin embargo reservaba al "Secreto Estado mayor
revolucionario" la misión de servir de unión entre los instintos
inconscientes del pueblo y las ideas (conscientes) revolucionarias. Bakunin
propuso la formación de comisiones o comités revolucionarios con
representantes de las distintas barricadas, calles y distritos urbanos, que
provistos de órdenes unilaterales, tenían que ser siempre responsables y
revocables. Estos diputados revolucionarios forman la "Federación de las
Barricadas", que se organiza en comuna revolucionaria y que
inmediatamente se pone en contacto con otros centros insurrectos(22). En
los pueblos, los comités revolucionarios de los campesinos, compuestos
de los hombres más enérgicos, deberían eliminar la administración social
legal. De la revolución debe surgir el nuevo estado revolucionario, que no
es un estado en el sentido tradicional, sino que "mediante Delegaciones
revolucionarias construidas de abajo a arriba abarque a todos los países
sublevados por los mismos principios, sin tener consideración a las
fronteras antiguas y a la diversidad de las nacionalidades". Este Estado
"tiene como fin la administración de los cargos oficiales pero no el gobierno
de los pueblos"(23).
En las propuestas de Bakunin para la formación de comités revolu-
cionarios, que elijan un consejo comunal, y en la organización de la
sociedad de forma piramidal, "por la Federación libre de abajo a arriba, de
las asociaciones de los trabajadores en industria y agricultura —primero en
comunas, después de Federación de comunas en regiones, de regiones
en naciones, y de naciones en la Internacional de la Fraterni-
17
dad—"(24), todo esto se encuentra de hecho con un asombroso parecí* do en la
posterior construcción del sistema de consejos rusos, así como en su
pretensión de validez universal.
Existe el problema de hasta qué punto las ideas de Bakunin han
influido en la teoría y la praxis del bolchevismo. Los mismos bolcheviques
como fieles discípulos de Marx y manteniendo la pugna de su maestro con
Bakunin, rechazan cualquier parentesco con el anarquismo. De todas
maneras la cuestión no es tan sencilla. La revolución leninista del año 1917
y el desarrollo del Estado soviético resaltan el papel de Bakunin en dos
aspectos. Por un lado, comprendió Bakunin claramente que los principios
autoritarios y centralistas de Marx implicaban el peligro de una futura
dictadura, "del jefe del partido comunista" que "intentaría liberar al pueblo a
su manera"(25), con lo que la eliminación del Estado prometida por los
marxistas quedaría ilimitada en el tiempo. Por otra parte, existe una
relación clara entre el programa práctico de Bakunin para la Revolución y la
táctica seguida por Lenin y los bolcheviques en la revolución rusa. Bakunin
señaló la necesidad de agitar a las masas campesinas por medio de los
trabajadores urbanos y, sobre todo, mediante departamentos (brigadas) de
propaganda, armados en caso de urgencia. Además subrayó, a pesar de
su desconfianza de base respecto a principios de dirección autoritarios,
que el movimiento de masas espontáneo debía ser dirigido por una
pequeña minoría de revolucionarios conjurados. Su repetida afirmación de
que la Revolución tiene que superar, "destruir" todas las antiguas
instituciones, se convirtió en una fórmula usual dentro del vocabulario
revolucionario de Lenin del año 1917.
Los pensamientos de Bakunin sobre el camino espontáneo de la
Revolución y la elemental acción organizativa de masas encontraron, sin
duda, en parte su confirmación en el movimiento consejista ruso. Pero no
se puede demostrar una directa relación intelectual. Dado que Bakunin
vivió de cerca la realidad de las luchas sociales (Marx no) estaba
capacidado para predecir, en parte, formas concretas de la revolución. El
movimiento consejista en la revolución rusa no fue una consecuencia de
las teorías bakunianas, pero sus formas y su desarrollo corresponden en
muchos aspectos a las ideas y predicciones revolucionarias de Bakunin. La
inclinación anarquista de Lenin en el año 1917 fue el resultado de su
adaptación a las tendencias encarnadas en los consejos. La verdadera
relación y parentesco entre Lenin y Bakunin se encuentra en la idea del
movimiento consejista, esto mitigó durante algún tiempo las básicas
divergencias de opinión entre ambos.
18
4. CARLOS MARX Y LA COMUNA
PARISINA DE 1871
Entre los antecesores de los consejos rusos, que como ya vimos no
están en relación directa con el origen de los soviets, adquiere la comuna
parisina de 1871 y la interpretación de la misma de Carlos Marx un carácter
especial. Aunque su influencia sobre el nacimiento y primeras acciones de
los consejos fuera igualmente escasa, configuró el punto de partida y la
base de la teoría de los consejos bolcheviques. Nos encontramos ante el
comienzo del ya nombrado doble desarrollo; por una parte la aparición
histórica de los consejos, y por otra parte su ideología. Precisamente Marx
ideó un cuadro que sólo en parte estaba de acuerdo con la realidad, pero
que tuvo gran eficacia histórica. Fue el puente, que describió Lenin, cuando
intentaba introducir los consejos rusos en la teoría de la revolución y el
estado marxista.
La Comuna parisina de 1871 surgió en la sombra de la derrota francesa
en la guerra contra Alemania y del fondo republicano y revolucionario de la
tradición parisina(26). La iniciativa para la proclamación de la comuna partió
del comité central de la guardia nacional, que ocupaba el primer puesto en
el sistema consejista de delegados militares, y que se habían formado de las
distintas unidades. El órgano inferior, clubs de batallones, elegía un consejo
de legión, que enviaba tres representantes al comité central de sesenta
miembros. Además estaba prevista una Asamblea General de los
representantes de las compañías, que se reunirían una vez al mes, todos los
delegados eran revocables en cualquier momento(27).
Tras un conflicto de las tropas del gobierno de Thiers, sito en Versa-
Mes, y la guardia nacional, venció el 18 de Marzo de 1871 esta última. El
comité central alcanzó el poder en la capital y ocupó el ayuntamiento. Pero
ya que se consideraba a sí mismo como un estado provisional, delegó
rápidamente la responsabilidad al gobierno que ellos creían legal: la
comuna. La idea de una comuna formada tras un camino revolucionario, y
ligada a la tradición de la Gran Revolución era propagada desde hacía
tiempo en diversos clubs políticos. Así estaba el terreno abonado para la
elección de la comuna el 26 de Marzo de 1871. Participaron en las
elecciones unas 230.000 personas (47% de los habitantes con derecho a
voto), la mayoría trabajadores y pequeños burgueses, mientras que la
burguesía más bien se abstuvo. Entre los comuneros elegidos estaban 25
trabajadores y 7 empleados, contra 30 pertenecientes a la Inteligencia
(médicos, abogados, periodistas). El resto lo formaban pequeños
comerciantes, artesanos, etc.(28). De los 25 trabajadores sólo 13 eran
miembros de la I Internacional, y los demás casi todos seguidores de
Proudhon(29).
Para la organización política interior de la comuna no tenía ninguna
19
importancia la procedencia social. En cuestiones trascendentales se dividían los
representantes de los trabajadores de sus colegas. Ya desde los primeros
días se dividió la comuna en una minoría "socialista" en su mayoría
miembros de la Internacional y seguidores de Proudhon, y una mayoría
"blanquista", "jacobina", cuyo apoyo fundamental lo obtenía de los clubs
revolucionarios y del Comité Central de la guardia nacio- nal(30). Mientras
que se luchaba en el campo político poruña Federación de comunas libres,
y en el campo económico por la Asociación de los productores, se
mantenían muy vivas en la mayoría las tradiciones centralistas del gobierno
jacobino. Estas diferencias ideológicas encontraron su expresión en las
proclamaciones vagas y contradictorias de la comuna. En cuanto a sus
actividades prácticas la fuerza de las relaciones exteriores obligaba a una
cierta línea media.
Es difícil reconstruir algo así como un programa de la comuna entre las
distintas tendencias, pasos jurídicos, proclamaciones propagandísticas y
medidas prácticas. En primer plano se encontraba el tema de autonomía
republicana de las comunidades, que debería deshacer las bases de la
nueva organización estatal. Para tapar, el muy vivo y natural enfrentamiento
entre la capital y la provincia en Francia, que podía dañar a la comuna, y
para vencer la desconfianza de la Provincia, fomentaban la libre Federación
de todas las comunas francesas con París constituyendo una organización
nacional(31). Igualmente reiterada fue la proposición de sustituir a los
empleados de la burocracia por representantes del pueblo elegidos y
revocables siempre. "Los miembros de la Asamblea Municipal, controlados,
vigilados y criticados incesantemente por la opinión pública son revocables,
responsables y culpables ante la ley"(32). Sin embargo, se da poca cuenta
y de manera imprecisa de cuestiones sociales en las proclamaciones. Los
decretos, que introducían algunas reformas sociales (por ejemplo, abolición
del trabajo nocturno para los panaderos aprendices, prohibición de multas
en las fábricas), o que deberían poner en práctica pensamientos socialistas
más antiguos (por ejemplo, entrega de talleres y fábricas abandonadas por
los dueños a corporaciones de trabajadores), no respondían a un claro
programa socialista y eran dictados, más bien, por las necesidades del
momento.
La comuna parisina no resistió más de dos meses. La capital perma-
neció aislada, ya que las sublevaciones en algunas ciudades de las provin-
cias fueron reprimidas desde principios de abril. El 21 de Mayo de 1871
comenzó la ofensiva de las tropas gubernamentales, las sangrientas luchas
callejeras duraron hasta el día 28. El gran número de bajas en las luchas,
los numerosos encarcelados y penas de muerte, significaron un gran
retroceso para el movimiento obrero francés. Por esto, la importancia de la
comuna de París no está en el ámbito de la historia de Francia,
20
sino en el del movimiento obrero socialista internacional. Ella constituyó el punto de
partida para la formación del mito de la comuna, que al final tendría muy
poco que ver con la realidad. "La lucha de la clase obrera contra la clase
capitalista y su estado ha entrado en una nueva fase después de la lucha
en París. No importa el cómo se desenvolvió, se ha ganado un nuevo punto
de partida de relevancia histórica mundial", escribió Carlos Marx aún antes
del derrumbamiento de la comuna(33). Que se haya llegado a esto es obra
principalmente del mismo Marx.
Es difícil hablar de un progresivo y coherente desarrollo de la teoría
marxista del estado y la revolución. Sus manifestaciones correspondientes,
sobre todo en cuanto afectaban a la futura configuración de la sociedad
socialista, dependían de cada determinada situación política y perseguían,
a menudo, objetivos tácticos(34). El intento de Lenin en su obra "Estado y
Revolución" de construir un edificio teorético cerrado con las distintas
manifestaciones del joven Marx de 1847 hasta el viejo Engels, presenta
una simplificación subjetiva que intentaba, sobre todo, cimentar su propia
teoría. Por eso es una equivocación contar, sin más, a Marx y Engels como
los legítimos antecesores de los consejos rusos y del sistema consejista
bolchevique, cosa que se hace continuamente en la teoría de estádo
soviético.
El "Manifiesto Comunista" de 1848 expone como deber revolucionario
del proletariado que: "El proletariado utilizará su poderío político para
arrebatarle a la burguesía el capital y centralizar todos los medios de
producción en manos del estado, esto es, el proletariado organizado en
clase soberana"(35). Dos años después de la caída de la Revolución,
escribe Marx, lleno de esperanza en un nuevo impulso revolucionario:
"Nuestro interés y obligación consiste en hacer la Revolución permanente
mientras que las clases más o menos poseedoras no hayan sido
suprimidas, conquistado el poder estatal, y mientras que la Asociación del
Proletariado no haya progresado en todos los países del mundo..., tanto
como para que, al menos, las decisivas fuerzas productivas estén
concentradas en manos de los proletarios" (36). El optimismo
revolucionario de Marx, en 1848-1850 le indujo a ver en el entonces
incipiente desarrollo capitalista los supuestos para el modo de producción
socialista y en la débil clase trabajadora los portadores de la Revolución
socialista. Por el camino de la toma del poder y "mediante ataques
despóticos al derecho de propiedad y a las relaciones de producción
burguesas"(37) debería surgir una nueva sociedad.
En el transcurso de la "Revolución permanente"(38), proclamada por
Marx, juega un papel decisivo la relación del proletariado y el partido obrero
con los "demócratas burgueses". En el "Discurso de la Secretaría General a
la Asociación comunista" de Marzo 1850, Marx traza las líneas generales
de la táctica revolucionaria, que constituyen su
21
primer aporte al pensamiento consejista. Dice así: “Durante la lucha y después de la
misma, los trabajadores deben exponer, junto con las exigencias de los
demócratas burgueses, sus propias reivindicaciones en todas las
ocasiones... Deben levantar junto a los nuevos gobiernos oficiales y al
mismo tiempo gobiernos de los trabajadores revolucionarios y autóctonos,
bien sea en formas de comités o consejos comunitarios, bien sea por
medio de clubs o comités de trabajadores, de tal manera que los gobiernos
burgueses democráticos no sólo pierdan el respaldo de los trabajadores,
sino también que se vean controlados y amenazados por asociaciones
detrás de las cuales se encuentra toda la masa de trabajadores". En último
término, Marx estimulaba a los trabajadores a tomar las armas y formar un
ejército proletario "con jefes elegidos y su propio Estado Mayor" y "bajo el
mando del consejo comunal llevado a cabo por los trabajadores, no del
poder estatal"(39). Los consejos comunales, clubs de trabajadores y otras
organizaciones parecidas que propugnaba Marx, son exponentes de
juntas revolucionarias, que hacen la revolución "permanente" y que
instalan frente al gobierno burgués una especie de "gobierno doble". Hay
que observar aquí una impresionante anticipación del papel que en la
Revolución de Febrero de 1917 en Rusia, tendrían los consejos de
trabajadores y soldados. Estos consejos trabajaban con demandas al
poder y siguieron una política revolucionaria ¡ndependente con respecto al
Gobierno Provisional.
. El programa revolucionario de Marx de 1850 es también interesante por
otro motivo. Enfrentó a los revolucionarios consejos comunitarios con el
centralista gobierno burgués, y así se convirtió en el defensor de una
administración local frente al estado centralista. Pero esta interpretación
fue rechazada de forma decisiva por el propio Marx. En el mismo discurso
acentuaba la necesidad de una unión centralista de los clubs de
trabajadores por medio de la Unión de los Comunistas. Un punto funda-
mental del programa de los trabajadores decía ser: contra la consigna
democrática de las repúblicas federativas, por un fuerte poder central. "Los
trabajadores deben... favorecer la centralización del poder en manos del
estado. No deben dejarse aturdir por las palabrerías democráticas de
libertad en la comunidad, de autonomía, etc."(40). Los revolucionarios
consejos comunales no son para Marx sino órganos políticos de lucha de
carácter temporal, que deben impulsar la revolución. Pero no ve en ellos la
célula para un cafnbio radical de la sociedad que deberá conseguirse más
bien desde arriba, por medio del poder estatal proletario y centralista. De
todas formas, queda de manifiesto una tensión entre los órganos locales
de la revolución aconsejados por motivos tácticos y el centralismo
proletario. Esta tensión, no intentó resolverla Marx, quizás ni siquiera se
dio cuenta de ella. El mismo problema se planteó ante la Comuna de 1871,
y más tarde, Lenin en el año 1917.
22
Marx no había previsto ni preparado el levantamiento de la Comuna de
París. Después de la proclamación de la República en Septiembre de 1870
previene a los trabajadores franceses de derrocar el nuevo gobierno y de
"establecer la comuna de París", ya que esto seria una "locura
desesperada"(41). Pero cuando se desencadenó la revolución, se puso in-
condicionalmente de parte de la comuna.
Artur Rosenberg hace, con razón, la siguiente observación: "Así se ha
anexionado Marx la comuna de 1871. Un extraño proceso histórico, ya que
el levantamiento comunal no fue obra de Marx ni política, ni teóricamente"
(42).
Los pensamientos básicos del escrito de 1871 y de las exposiciones
posteriores referidas a él de Marx y Engels pueden resumirse de la siguiente
manera:
1. El proletariado debe destruir en una revolución triunfante la vieja
máquina estatal, el instrumento de la clase dominante. "Sobre todo, la
comuna nos ha aportado la demostración de que la clase obrera no puede
apoderarse sencillamente de la máquina estatal ya construida, y que no
puede ponerla en movimiento para sus propios intereses", escribió Marx en
el prefacio a la reedición del Manifiesto Comunista en el año 1872.(43).
2. Ejército, policía y empleados deben ser sustituidos por la milicia
popular y la autonomía de las masas trabajadoras a través de delegados
revocables, controlados y responsables.
3. En consecuencia se afirma el rechazo del parlamentarismo y del
principio de la división de poderes. En su lugar aparece una corporación que
ejercerá funciones legislativas, administrativas y judiciales. "En vez de
decidir una vez cada tres o seis años, qué miembro de la ciase dominante
debe representar y destrozar al pueblo en el parlamento, el derecho al voto
de todos debería servir al pueblo constituido en la comuna al igual que sirve
el derecho individual al voto a todo, patrón para escoger trabajadores,
capataz y contable en su oficio... La comuna no debería ser una corporación
parlamentaria, sino una corporación trabajadora con poder ejecutivo y
legislativo a la vez"(44).
4. Un estado de tipo comunal descansa sobre la amplia autonomía local
de las comunidades, pero unidas bajo una misma cumbre que se construye
sobre ellas en forma piramidal. "Tan pronto como fue introducida la orden
comunal de las cosas en París y en los centros de rango secundario, debería
haberse retirado la vieja centralización del gobierno también en las
provincias de los productores autónomos... La simple existencia de la
comuna arrastró consigo como algo evidente la autonomía local, pero, esta
vez, a favor del superfluo Estado... No debería romperse la unidad nacional,
sino, al contrario, debería ser organizada a través de la constitución
comunal" (45).
23
5. El estado comunal supone la transición al comunismo, a la sociedad
sin clases, en tanto que destruye la propiedad privada, socializa los medios
de producción y regula la economía nacional con un plan general, es decir,
realizar el socialismo preparado en el seno de la sociedad capitalista. En el
año 1875 escribió Marx: “Entre la sociedad capitalista y la comunista hay un
período de transformación revolucionaria de una en otra. A este período
corresponde también un período de cambio político, cuyo estado no puede
ser otra cosa que la revolucionaria dictadura del proletar¡do"(46). Después
de la muerte de Marx, en el veinteavo aniversario de la comuna, Engels
proclamó en la introducción de la nueva edición de “La guerra civil en
Francia“ la siguiente conclusión: “El burgués alemán ha vuelto a caer en el
provechoso horror a la palabra: dictadura del proletariado. En fin, señores,
¿quieren saber cómo es esta dictadura? Mirad la comuna parisina. Eso fue
la dictadura del proletariado"(47). Estas palabras de Engels, en cierto modo,
dan lugar a la fórmula por la que el marxismo reduce la realidad de la
comuna de París. Un estado del tipo de la comuna de París era, como
escribió Marx en la “guerra civil en Francia", “la forma política al fin
descubierta bajo la cual se podía consumar la liberación económica del
trabajo“(48), la imagen concreta en la historia de la dictadura del
proletariado, del estado de transición hacia la sociedad sin clases y en
definitiva, hacia la “extinción del estado".
24
resaltaron Marx y Engels, y más tarde categóricamente Lenin, los aspectos
negativos de la comuna, o sea, la "destrucción" del hasta entonces poder
burgués y su diferencia con el convencional parlamentarismo. Por medio
de esta acentuación de los signos formales de la comuna (por ejemplo
eliminación de la burocracia, revocación del derecho de voto) dio la razón
para patentar la forma comunal y después de forma conse- jista como la
única de la dictadura del proletariado. Hasta 1943 no se admitió una
transformación de la forma por medio de las "democracias populares", y
después del XX día del partido de la CPSU 1956, se aceptaron otros
"caminos hacia el socialismo", sin por ello renegar del modelo soviético.
Los pensamientos de Marx sobre la comuna no ocupan un lugar
importante en la ideología de los partidos políticos de la II Internacional.
Sólo por la revolución bolchevique de 1917, la constitución del Estado
Soviético y la lucha ideológica de los bolcheviques contra los partidos
socialistas cobró actualidad la idea de comuna de Marx. Servía, por un
lado al leninismo como argumento más fuerte para su teoría de estado y su
praxis. Por otro lado, se convirtió para los marxistas antibolcheviques en la
demostración de la perversión del auténtico marxismo llevada a cabo por
los bolcheviques. La rica controversia(51) suscitada se movía, sobre todo,
en torno a la pregunta central: ¿Qué quería decir Marx al considerar a la
comuna como forma de la dictadura del proletariado? Mientras que los
bolcheviques lo entendían en primer lugar como el poder ilimitado del
proletariado en su dirección estatal frente a los enemigos de clases,
acentuaban los socialistas reformadores el carácter democrático de la
comuna surgida del sufragio general. Indudablemente Trotski tenía razón
cuando escribía en su polémica con Kautsky, que Marx había mostrado no
el general carácter democrático de la comuna, sino su contenido clasista
(como gobierno de los trabajadores) (52). Así se puede afirmar, por el
contrario, que para Marx la dictadura del proletariado (al menos en teoría)
era tan importante como el poder de la gran mayoría del pueblo sobre la
minoría de los "explotadores"^). El estado soviético de los bolcheviques fue
la realidad decisiva para esta disputa ideológica dentro del marxismo, y
pretendía ser el legítimo heredero de la comuna parisina de 1871.
25
í
CAPITULO II
LOS SOVIETS EN LA REVOLUCION RUSA DE 1905
27
Revolución y el Estado leninista se llegó a un lógico proceso gradual: Comuna
parisina 1871 — soviets 1905 — soviets 1917 como base del poder estatal.
En el origen de los soviets en la primera revolución rusa, jugaron un papel
principal una serle de razones prácticas. Metas más intrincadas progresaron
poco a poco, y el último paso supone el perfeccionamiento de una
determinada ideología consejista.
28
diferencias de espacio y rama de producción. Los trabajadores de la industria textil
de la central "Rayons" cerca de Moscú y los mineros en el Ural estaban en
un contacto más vivo con el campo que los trabajadores del metal en las
grandes fábricas de Petersburgo, que se habían independizado totalmente
de la tierra(5).
El trabajador, que había escapado, hacía poco, de la prestación per-
sonal y de la servidumbre feudal, se veía expuesto en el ambiente de la
fábrica a una dependencia social no menos grande. Así como la industria
soviética ofrecía, desde los años 70, todas las características de la época
de formación del capitalismo, así también la situación social de la clase
trabajadora correspondía al estadio del capitalismo naciente, que Centro
Europa y la Europa Occidental ya habían superado por aquel tiempo. El
choque, entre la organización racional de la dirección de empresas y el
tradicional modo de vida ruso fue muy duro en la fábrica. El trabajo diario
no sumaba nunca menos de 11 horas, el salario era bajo y se reducía, en
parte, por multas. No existía ninguna protección ante el despido, ni seguro
de accidente, enfermedad y vejez. Por cierto, desde finales del S. XIX
lucharon algunos grupos más avanzados de la clase trabajadora, por
ejemplo los impresores y los trabajadores del metal y los operarios de los
astilleros, por mejoras en las condiciones de trabajo, pero, de todas formas,
para la masa de los trabajadores las duras circunstancias sociales
permanecieron en lo esencial, solo que suavizadas por algunas leyes de
protección de los años 80 (por ejemplo: prohibición del trabajo nocturno de
niños, jóvenes y mujeres, e introducción de la inspección en las fábricas),
hasta la víspera de la Revolución de 1905(6).
Este fue el marco en que aparecieron los primeros desórdenes obreros
desorganizados y locales. La estadística de huelgas cuenta en la década
de 1870 a 1879 con 176 huelgas y en 1880-1890 con 165 huelgas, de las
que la mayoría fueron hechas por los trabajadores textiles^). En muchos
casos el odio de los trabajadores se dirigía directamente contra los lugares
de su explotación: la fábrica; se llegó a destrucciones y excesos brutales.
En las huelgas de este período se trata de acontecimientos típicos de la
prehistoria del movimiento obrero, que aparecieron igualmente en otros
países.
En los años 70 encontramos los primeros y cortos intentos de una
organización política de los trabajadores, que partió de los Narodni- kl(8).
Los jefes y sus seguidores medio campesinos no tenían de ningún modo
una "conciencia de clase proletaria". La politización del movimiento obrero
en Rusia no comenzó hasta el final de los años 90, cuando la
intelectualidad marxista extendió su actividad, en forma de pequeños
círculos revolucionarios, sobre la clase obrera. Hasta entonces y bastante
tiempo después se desarrollaron la lucha diaria de los trabaja
29
dores y la actuación revolucionaria de la intelectualidad por dos caminos separados,
aunque se fueron acercando progresivamente. Durante la segunda fase de
industrialización en Rusia en la "Ara Vitte" se introdujo hacia la mitad de los
años 90 un importante cambio en el movimiento obrero; crecieron de forma
considerable en extensión y fuerza los espontáneos movimientos
huelguistas, y al mismo tiempo los trabajadores intentaron crear
organizaciones, que deberían prestarles sustento y ayuda en sus luchas
económicas. En 1896 y 1897 se llegó en Petersbur- go y algunos otros
lugares a diversas huelgas, que pueden considerarse las primeras huelgas
de masas en la historia del movimiento obrero ruso. Su
desencadenamiento fue esponta'neo, pero cierta preparación intelectual en
muchos trabajadores estaría, sin duda, actuando gracias a la agitación
revolucionaria de los socialistas(9).
Este espontáneo movimiento obrero se ocupó también de los primeros
intentos de organización. Se trata sobre todo de dos formas: 1. Las gajás
de huelga o comités de huelga. 2. Caja de ayuda de los trabajadores
(asociación para el apoyo mutuo). Las primeras eran organizaciones
ilegales de los obreros de una fábrica, que se ponían por meta más
próxima la consecución de un fondo para huelgas. Se extendieron desde
principios de los años 90, primero entre los obreros judíos en el Este ruso,
y además establecieron aquí los principios para la creación del
socialdemócrata partido obrero judío, llamado "Bund". Durante las huelgas
masivas de 1896-97 nacieron también propiamente en Rusia. Los comités
de huelgas se fueron convirtiendo por encima de su verdadero motivo y
espontáneamente en el centro de la organización de todos los trabajadores
en sus respectivas fábricas. Intentaron introducir dirección y disciplina en el
caótico movimiento huelguístico, y como comprendía a los trabajadores
más preparados y activos, formaron al mismo tiempo el enlace con los
grupos políticos revolucionarios. En estas circunstancias creció, alrededor
de 1900, el movimiento del "oko- nonismo" dentro de la socialdemocracia
rusa. Los comités de huelgas llevaron a pesar de todas las dificultades
políticas y numerosas disoluciones una existencia enérgica. Hasta la
Revolución de 1905 fueron ellos las únicas organizaciones de tipo
sindicalista en Rusia, y en algunos casos fueron los directos antecesores
de los futuros sindicatos, construidos sobre estos (10).
Sin embargo las únicas organizaciones obreras legales, las cajas de
ayuda, no pueden ser consideradas como asociaciones de lucha sindica-
les. No participaban ni en la dirección de las huelgas ni en el apoyo
financiero a los trabajadores en huelga. Aunque estaban muy lejos de
cualquier actividad política, realizaban severos controles autorizados y
continuas intromisiones en el curso de los negocios.(11)
Junto a estas dos formas más importantes de organización del movi-
30
miento obrero —sin contar de momento con los partidos políticos- existían en la capa
más baja de la lucha social una tercer forma, que en nuestro contexto es
muy interesante. Ya desde las primerizas huelgas de los años 70 y 80 se
informa de que los trabajadores elegían de entre ellos delegados, que
negociaban con la dirección de la fábrica y la autoridad. En febrero de 1885
se desencadenó en la gran fábrica textil Morokovs en Tver una huelga. La
dirección y más tarde el jefe de policía impulsaron a los trabajadores a
elegir delegados, ya que no se podría negociar con toda la masa. Por ello
se eligieron inmediatamente siete delegados, dos días después y por orden
del gobernador que apareció en la fábrica se eligieron dieciseis. Pero
durante las negociaciones los obreros habían comenzado ya a demoler
edificios. Al terminar la huelga fueron despedidos la mayoría de los
delegados elegidos( 12). Algo parecido sucedió diez años después en
Ivanovo-Voznesesk durante una huelga de los trabajadores textiles.
También aquí fueron impulsados los huelguistas a nombrar vocales, que
llevasen los deseos de los trabajadores al gobernador. Entre los 25
diputados se encontraban también algunas mujeres. Las protestas no
obtuvieron ningún éxito, y días después fueron detenidos parte de los
vocales(13). En un informe ministerial a los Zares sobre las revueltas
obreras en Petersburgo en Mayo de 1901 se habla también reiteradamente
de delegados obreros en diferentes fábricas. Entre las reclamaciones de los
delegados de una gran fundición de acero se exige en un determinado
punto una representación de diputados permanente, para que los
trabajadores puedan comunicar a la dirección de la fábrica sus quejas y
deseos! 14).
Como muestran estos ejemplos, las juntas de delegados aparecieron
casi siempre a instancia de los patrones y de las autoridades, para tener en
frente, durante los debates, a unos delegados y no dirigirse a la totalidad de
la masa obrera. Tan pronto como desaparecía la causa directa para la
formación de un órgano de ese tipo, por ejemplo, si terminaba la huelga, se
deshacían los fabricantes de estas en el fondo interesadas juntas de
trabajadores. Los múltiples despidos y detenciones de los delegados
elegidos hizo por otra parte, que los trabajadores moderados y con
experiencia se abstuviesen de presentarse como diputados y que en su
lugar aparecieran en primera fila trabajadores más jóvenes y radicales. La
falta de todo derecho de asociación, la prohibición de exponer
reclamaciones colectivas, los castigos que seguían a las huelgas, formaron
el mejor medio para revolucionar a la clase obrera rusa.
31
ban las relaciones patriarcales idealizadas de los ambientes rurales a los nuevos
sectores de fábricas. El gobierno tenía que atender además los intereses de
los patronos que se defendían contra medidas de ayuda sociales en bien de
los trabajadores. El ministerio del interior representaba, por el contrarío,
sobre todo el criterio de la seguridad interior, que estaría amenazada por
tas revueltas obreras y las huelgas. Existía una indignación hacia las
concesiones económicas para eliminar la influencia de los revolucionarios
sobre los trabajadores. Observado global mente se estaba muy lejos de
una idea socialpolítica constructiva; pequeñas concesiones y explotación se
combinaban( 15).
El crecimiento del movimiento obrero en el paso de un siglo a otro y la
necesidad surgida entonces con el desarrollo de este movimiento de
negociar en huelgas y revueltas con los delegados que representaban a los
trabajadores, originaron en último término, el que el gobierno interviniera
más en las relaciones interiores de las fábricas. Ya en el informe ministerial
de Mayo de 1901 nombrado más arriba, se aconseja crear juntas de
diputados permanentes, para que los trabajadores pudiesen negociar
dentro del marco de la legalidad con la administración de la fábrica y la
inspección estatal. Después de más de dos años de comisiones
asesoradas fue promulgada en junio de 1903 una ley sobre el esta-
blecimiento de representantes (starosten) en las empresas industriales.
Según esta ley los trabajadores podían, si lo permitían los fabricantes,
presentar de entre ellos candidatos de los que en cada sección era nom -
brado un starosten por la dirección. En las reuniones para votar sólo se
podían discutir preguntas y quejas dentro del orden establecido y nunca
exigencias de cambio de contrato. Los representantes no gozaban de
ningún derecho especial de seguridad personal, podían ser despedidos
como cualquier otro trabajador y además podían ser destituidos por el
gobernador.
Aunque la ley sobre Starosten conlleva modestos comienzos de un
consejo de fábrica en el actual sentido, chocó con la enemistad de los
patronos, cuyos deseos eran no permitir elegir starosten. Una encuesta del
ministerio de finanzas dio a conocer que la mayoría de los fabricantes no
cumplían esta ley. Sólo en casos particulares y por poco tiempo
consiguieron algunos inspectores de fábrica hacer de los Starosteñ un
órgano de comunicación útil entré trabajadores y patrono$(16).
También entre los obreros produjo el establecimiento de Starosten en
general escepticismo y rechazo. El limitado poder obstaculizaba una
iniciativa eficaz y éxitos visibles. Las cajas de huelgas existentes en la
clandestinidad desde antes y los diputados elegidos espontáneamente
durante las huelgas gozaban de mucho más prestigio que los Starosten. La
agitación política de los socialistas buscaba desacreditar totalmente a esta
institución. En un llamamiento socialdemócrata de 1905 se dice:
32
" i Compañeros) No necesitamos Starosten ni lacayos de nuestras auto*
ridades, necesitamos organizaciones obreras, asociaciones obreras. Veis
cómo se han burlado de nosotros con los Starosten... Necesitamos liber -
tad de asociaciones, de reuniones, de palabra y de prensa".(17)
La ley sobre Starosten fue promulgada por el gobierno bajo la presión
del hasta entonces mayor auge del movimiento obrero. En los años 1902-
03 se extendió por el Sur de Rusia una de las huelgas en la que
aproximadamente participaron 225.000 trabajadores(18). Con ello y por
primera vez, la agitación socialista fue realmente efectiva, la lucha por
mejoras económicas se convirtió en reivindicaciones políticas, en algunos
lugares se desarrollaron las huelgas en demostraciones masivas, y se
llegó a enfrentamientos sangrientos con la policía y el ejército. Era un
preludio de los acontecimientos de 1905 temporalmente interrumpidos por
el estallido de la guerra ruso-japonesa en febrero de 1904.
Al margen de esta corriente revolucionaria en el movimiento obrero
ruso existía el importante intento de Zubatov y su círculo que pretendía
resolver el problema obrero dentro del sistema heredado patriarcal-
burocrático! 19). El "Zubatovscina" o el "socialismo policíaco" se basaba
en la idea de la separación entre la lucha económica de los trabajadores y
la actuación política revolucionaria. Mediante el apoyo a determinadas
reivindicaciones de los obreros consideradas justas por parte del gobierno
se debería, en último término, retener el control y apartar a los
trabajadores de la influencia de la intelectualidad revolucionaria.
Condición indispensable para el éxito de este experimento era un
mínimo de concesiones verdaderas en el terreno político, que habría
posibilitado una autonomía de los trabajadores, así como un conjunto de
leyes sociales efectivas. Pero como el gobierno zarista no estaba
dispuesto ni a una cosa ni a otra, las ideas de Zubatov tuvieron en último
término que fracasar.
El hecho de que su asociación fundada en 1901, Moscú ("Asociación
de ayuda mutua de los obreros de la industria mecánica") consiguiera
gran influencia y que fueran igualmente prósperas las fundaciones en
otras ciudades, por ejemplo Odessa, Chorkov, Kiev y Minsk, demuestra
que en la clase obrera rusa existía un fuerte deseo de organizaciones lo
más abiertas posibles. Precisamente para los trabajadores más cultos se
parecía abrir aquí la posibilidad de luchar a través del camino legal por
sus intereses en contra de los patrones, sin estar envueltos en la lucha
revolucionaría contra el gobierno. El modelo de Zubatov de las organi-
zaciones obreras se contraponía a la agitación de iniciativa particular, en
cuanto que preveía en las fábricas comisiones obreras elegidas, que se
asociaban en sectores y actuaban como reconocidos representantes de
los intereses de los trabajadores. En Moscú fueron dados los primeros
pasos en esta dirección: en muchos barrios fueron elegidos en las reu-
33
rtiones de los trabajadores, presidentes, que se reunían periódicamente y formaban
un consejo (soviet) de los trabajadores de las fábricas mecánicas. Este era
el organismo supremo de los trabajadores, al que uno se dirigía con sus
necesidades y quejas, que controlaba el cumplimiento de las leyes en las
fábricas, y que en caso de urgencia negociaba con la inspección de la
fábrica(20). Después de la disolución de la asociación de Zubatov al final
de 1903 se apagó también la actividad del soviet; algunos de sus
miembros jugarían un papel en 1905 en la fundación de los sindicatos.
Las formas hasta aquí narradas del movimiento obrero ruso antes de
1905 surgieron en lo sustancial en la lucha social diaria de los trabajadores
y de su natural deseo de unión. Se dirigieron contra cada patrono y
buscaron, según el caso, encontrar metas concretas en lo. económico«
Eran autónomos en el sentido de que crecían sobre la base de las mismas
fábricas y eran llevados por los mismos trabajadores. Su campo de
actuación era por lo tanto muy limitado en espacio y tiempo; por sí mismas
no desarrollaron metas políticas más amplias y no eran revolucionarias en
el verdadero sentido de la palabra. Por medio de la unión de este
movimiento obrero surgido espontáneamente sobre la base de
necesidades económicas con la intelectualidad marxista y su teoría, se
desarrolló a partir de la mitad de los años 90 un movimiento político y
revolucionario "proletario" bajo la forma del partido social demócrata. El
encuentro de estas dos corrientes forma el tema central del movimiento
obrero ruso hasta la revolución de 1917.
La entrada del marxismo en Rusia y su aceptación por parte de la
intelectualidad rusa ha sido descrita y analizada muchas veces(21). Im-
portante en nuestro contexto es, sobre todo, que el capitalismo industrial y
el marxismo entraran casi a la par en Rusia(22). "Se aprende de Marx
co'mo será el capitalismo, que aún no ha llegado. Marx, que estudió el
capitalismo incipiente de Europa Occidental, será la biblia para Europa
Oriental, antes de que llegue el capitalismo o al mismo tiempo con él, y
mientras que el capitalismo evoluciona esencialmente en Europa
Occidental... La intelectualidad rusa puede saludar y presenciar con
conciencia las primeras señales de tempestad del capitalismo ruso, y
además puede destruir en el primer, en el primerísimo momento, el orden
social burgués por medio del marxismo".(23) El independiente movimiento
obrero ruso en sus comienzos cayó en manos del influjo dominante de la
intelectualidad marxista, que asigna al proletariado un mesiánico papel de
liberación dentro del proyecto revolucionario de salvación y con ello lo
inserta al tiempo bajo una total dependencia
34
moral. Según el modelo del joven Marx se arrebata a la clase obrera rusa
"concienciada" la capacidad de desarrollar por sí misma una "conciencia
socialista", y así en la praxis justifica su subordinación a la dirección de la
intelectualidad. Trotski, que conocía las cosas desde dentro, escribió en el
año 1909 sobre la actuación de los intelectuales en el movimiento obrero
ruso: "En cuanto que entró (la intelectual socialista) en el partido obrero,
introdujo todas sus características sociales: concepción sectaria,
individualismo de los intelectuales, fetichismo ideológico en el partido. A
estas particularidades suyas adaptó el marxismo, al que deformó. Así se
convirtió al marxismo para los intelectuales rusos en el medio de llevar cada
subjetividad hasta su mayor extremo"(24). Las consecuencias de éstos fue
que la historia del movimiento obrero socialista en Rusia desde sus
principios se caracteriza por una casi imperceptible descomposición en
grupos y fracciones, que luchan duramente entre sí, y cuyas teoréticas
discusiones y desacuerdos políticos se juegan a espaldas o en la superficie
de la diaria lucha por la existencia de los trabajadores. Precisamente por la
comprensión del movimiento consejis- ta ruso es importante percibir esta
diferenciación, cómo, por otra parte, el destino de los consejos bajo el
bolchevismo después de 1917 es una prueba de la soberanía y el triunfo de
los intelectuales revolucionarios sobre la masa de la clase obrera.
Después del previo trabajo intelectual realizado por Pleijanov y por el
grupo "Liga para la lucha por la emancipación de la clase obrera"
(Osvobozdeníe truda) aparecieron desde finales de los años 80 los pri-
meros círculos más importantes marxistas en la misma Rusia. Con el auge
del espontáneo movimiento obrero en la mitad de los años 90 se les ofreció
a los estudiantes revolucionarios la oportunidad de tomar contacto directo
con los obreros después del estudio insistente de la literatura marxista. En
Petersburgo, 1895, se llegó a la primera unión organizadora de los grupos
ya existentes, la "Unión para la lucha por la liberación de la clase obrera",
en la que Lenin y Martov dominaron(25). En los años siguientes surgieron
también en la provincia "uniones para la lucha" semejantes(26).
Eran, en primer lugar, círculos de intelectuales y contaban sólo con
pocos trabajadores en sus filas(27). Un primer intento de unificar las
organizaciones socialdemócratas existentes fue emprendido, a principios
de Marzo de 1898 en Mink, en el llamado primer día del partido RS- DAP
(Partido Obrero Socialdemócrata Ruso)(28). Fracasó por la detención poco
tiempo después de sus participantes. Vuelve a ser significativo para el poco
evolucionado carácter del movimiento "obrero" socialdemócrata en Rusia,
que el segundo intento fuera llevado, desde fuera, a cabo por un grupo de
intelectuales revolucionarios emigrados. Esta mi-
35
sión se impuso el periódico marxista Iskra (la chispa) fundado al final de 1900 y cuya
cabeza dirigente era Lenin.
La entrada de Lenin en el movimiento obrero socialista en Rusia(29) le
llevó inmediatamente a agudizar su problema básico: la relación entre
intelectualidad y clase obrera. A finales de los años 90 Lenin se entrega con
pasión doctrinaria a luchas enardecidas entre "Economistas" y "Políticos"
dentro de la socialdemocracia Rusa, luchas que expusieron por vez primera
las cuestiones que en años sucesivos ocuparían un puesto central en las
duras luchas fraccionarias entre bolcheviques y mencheviques. El
economismo era un reflejo del creciente despertar de la clase obrera, de su
conciencia de clase, que crecen su lucha económica las ya mencionadas
organizaciones de apoyo mutuo y que se oponían ignorando o rechazando
las ideas políticas de los revolucionarios. Pero este economismo fue
percibido al mismo tiempo por numerosos marxistas rusos como una
desviación revisionista contra Plejchanov y sus seguidores y así se
relaciona con la división dentro del socialismo de la Europa Occidental. Los
Economistas defendían la superioridad o al menos la igualdad en
importancia de la actuación diaria sobre la mejora de la situación de los
trabajadores y la actuación de apoyo en huelga del partido
socialdemócrata, en contra de la acentuada-prioridad de los ortodoxos a la
acción y organización políticas. Ello estaba más cerca de las necesidades
diarias de los obreros y pusieron la palanca para su superación desde
abajo; pensaban que la lucha política contra el régimen zarista había que
dejársela a la oposición liberal, ya que como fuerza política independiente el
movimiento obrero socialdemócrata era aún demasiado débil(30).
Sobre 1900 habían conseguido los Economistas el predominio en la
mayoría de los locales de la organización del partido. Contra esto emprende
ahora Lenin en el Iskra sus ataques irritantes y duros. Al servicio dej
vencimiento del Economismo dentro de la socialdemocraciarusa, redactó
en el año 1902 su escrito "¿Qué hacer? ", que supone la exposición de los
principios teóricos del bolchevismo, antes de que existiera como grupo
independiente o partido. En este escrito se funden, las experiencias
prácticas revolucionarias y algunas convenciones teóricas del movimiento
premarxista revolucionario ruso del s. XIX, con los principios básicos del
marxismo sobre la revolución y la dictadura del proletariado. En su actitud
de lucha frente a los Economistas nos enseña el escrito de Lenin, yá
entonces y en toda su dureza, los principios dictatoriales y militaristas del
bolchevismo, que más tarde se esconderían a veces pero que no han
desaparecido hasta hoy.
Para la historia del movimiento obrero ruso el resultado más importante
del escrito leninista fue su radical negativa a la lucha únicamente
económica y de tipo sindicalista de los socialdemócratas rusos. El forta-
36
ledo y aumentò la tesis de Plejchanov sobre la primacía de la acción política: "Sobre
todo, el interés económico básico del proletariado sólo puede ser
conformado por medio de una revolución política, aquella que sustituya la
dictadura de la burguesía por la dictadura del proleta- riado"(31). Por tanto
la meta central del partico socialdemócrata debería ser el derrocamiento
del zarismo como requisito indispensable para la construcción del
socialismo. Frente a la concepción económica del proceso "espontáneo"
del movimiento obrero, al que debería adaptarse el partido, pero que
según Lenin conduciría en él mejor de los casos a un "Trade-Unionismo",
acentuaba Lenin el papel dirigente de la "conciencia de clase" y de la
teoría revolucionaria. Ambas afirmaciones, el convencimiento de la misión
dirigente del "proletariado" en la revolución y la necesidad de una
inculcación de la "conciencia revolucionaria" a las masas de trabajadores a
través de los intelectuales, dieron como resultado la solicitud práctica de
una organización de revolucionarios de profesión, que pequeña en número
y de tendencia conspirativa, debería tomar la dirección de la revolución.
Debe ser señalado que a pesar de las diferencias existentes entre
Lenin y Plejchanov no surgiera ninguna crítica a las tesis de Lenin de entre
el círculo de colaboradores en Iskra hasta la separación de 1903. Vera
Zasulich por ejemplo, defendió en un artículo del órgano de la
socialdemocracia alemana "Die Neue Zeit" (Tiempo Nuevo) casi literal-
mente las mismas opiniones que Lenin(32). Sin embargo aquello que
representaba para Lenin un indispensable principio de la organización
socialdemocràtica, era para los otros una forma momentánea y pasajera
dada la situación de juventud del partido(33). Seguramente los futuros
opositores de Lenin, Martov y sus seguidores, no reconocieron aún en
estos años de sucesiva elaboración de la imagen teórica y práctica de la
socialdemocracia rusa el alcance de los pensamientos leninistas, ya que
estaban de acuerdo con las cuestiones fundamentales de la doctrina
marxista. La separación del partido en el día del II Congreso del partido de
la socialdemocracia rusa en el verano de 1903 resultó, por tanto, para la
mayoría de los. participantes completamente sorprendente.
El debate sobre los I Estatutos de organización del partido revelaron
las principales diferencias de opinión. El modelo de Lenin constituía la
consecuente continuación de sus ideas sobre organización ya expuestas
en su escrito "¿Qué hacer? ". Para él no podía existir duda en cuanto a que
los revolucionarios profesionales (y esto indicaba la formulación
"participación personal en una de las organizaciones del partido" frente a
la concepción de Martov "bajo la dirección") fijaban la existencia del
partido y tenían el derecho de aconsejar y decidir. Al deseo de Martov:
"Deberíamos alegrarnos, si todo huelguista, todo manifestante, que se
responsabilizara de sus actuaciones pudiese declararse miembro del par-
37
tido"(34); contraponía Lenin: "Es mejor, que diez camaradas, que están
trabajando, no se consideren miembros del partido..., a que un soplón
tenga el derecho y la posibilidad de ser miembro del partido".^)
Lenin y sus seguidores, los futuros bolcheviques, se tenían por una
organización elitista de revolucionarios, que tendría en sus manos la
dirección de las masas; un activo núcleo revolucionario, que debería estar
en posición de preparar y llevar a cabo la revolución según un plan común.
Sin embargo, Martov y los mencheviques se consideraban por principio (ya
que en la práxis también ellos estaban obligados a trabajar de forma
clandestina con un pequeño círculo de revolucionarios profesionales) un
amplio partido obrero socialista, que debería representar en primera
instancia los específicos intereses de clase del proletariado dentro de la
sociedad. Mientras que los mencheviques veían su trabajo entre el
proletariado, en el huelguista, que se adhería al partido, el ideal de Lenin
era el tribuno del pueblo que dirigía a las masas al ataque contra el
absolutismo(36).
La división en el II congreso del partido tenía al exterior otras razo-
nes^), pero el origen más profundo yacía en estas diferencias de
principios, que aparecieron en lo político. En los meses siguientes sur-
gieron nuevos puntos de conflicto, y la separación se extendió también a
los comités locales en la misma Rusia. Lenin abandonó Iskra estando en el
exilio casi aislado. La polémica literaria de los antaños asociados tomaba
cada vez formas más odiosas. Los trabajadores de cuyo futuro bienestar al
parecer se trataba en las polémicas, se sentían en las controversias
teóricas y en las calumnias personales de sus "dirigentes", rechazados. En
una carta de un obrero miembro del partido dirigida al comité central dice
sobre ésto: "La lucha que llevan entre sí ahora la mayoría y la minoría me
es completamente incomprensible y a muchos de nosotros no nos parece
bien... ¿Es acaso normal, que se malgaste toda la fuerza y también a los
comités sólo para hablar de la mayoría y la minoría?... Ya se hace notar de
nuevo un descontento en ambientes obreros hacia los intelectuales, ya
abandonan los más activos su trabajo, porque no saben qué es lo que
deben hacer" (38).
Resultó para el icipiente movimiento obrero ruso de fatal trasceden- cia
el que los trabajadores, a pesar de su desacuerdo con las discusiones
teóricas de la intelectualidad, no pudieran prescindir de su dirección y
permanecieran intelectual y políticamente dependientes de ella. Axel- rod,
uno de los fundadores dél marxismo ruso, tenía razón a pesar de la fuerte
protesta bolchevique, cuando en el V Congreso del partido en el año 1907
dijo: "La masa de los proletarios admitidos en el partido se encuentran en
él como en un estado de plebeyo, mientras que la intelectualidad juega el
papel de aristocracia, que gobierna en las cuestiones
38
interiores y exteriores de nuestro partido y que mantiene bajo su tutela a las capas
plebeyas contra toda influencia desastrosa del exterior"(39). Hasta la
revolución de 1905 consiguió la intelectualidad revolucionaria familiarizar a
una pequeña parte de la clase obrera con el pensamiento marxista y formar
dentro del proletariado puntos de apoyo. Pero la masa de la clase obrera
no estaba aún identificada con el partido social- demócrata, y el
movimiento obrero estaba situado principalmente en un marco de luchas
económicas, que se sucedían en numerosas e independientes huelgas. La
conciencia política de la mayoría trabajadora era aún muy débil, y la
necesidad de una lucha directa contra el zarismo era reconocida y
afirmada por los menos. La situación de opresión social y la falta de
derechos políticos hizo de la clase obrera un considerable factor de
potencialidad revolucionaría, que en el año 1905 se hizo valer
definitivamente.
39
gas de las fábricas de Putilov y las peticiones redactadas por los intelectuales
liberales de izquierda, demuestra claramente la situación de conciencia y
los grados de desarrollo político en el movimiento obrero ruso a comienzos
de nuestro siglo. Todavía dominaba incluso en la clase obrera de las
grandes ciudades la esperanza casi mística en el zar-protector, alimentada
por el éxtasis religioso procedente de Crapon, mientras que los grupos
socialistas revolucionarios permanecían prácticamente excluidos del
movimiento. La increíble falta de escrúpulos de los responsables en la corte
y en el gobierno, que convirtieron la pacífica demostración en una masacre,
hizo del "domingo sangriento", en contra de la intención de los participantes,
señal para la revolución, en cuya evolución volaron rápidamente las
"ilusiones patriarcales" de los obreros rusos haciendo crecer los radicales
lemas revolucionarios(41).
La ola revolucionaria que surgió de los acontecimientos de enero en
Petersburgo y que se extendió por toda Rusia, y cuyo punto culminante
llegó en octubre y diciembre de 1905, ofrece un panorama mezcla de
coexistencia de distintas corrientes políticas y sociales y de acciones
revolucionarias particulares, empezando por peticiones y discusiones de los
liberales sobre huelgas y manifestaciones obreras, querellas campesinas y
motines de los marineros hasta levantamientos armados de lugares y zonas
enteras. Solamente una vez, durante la huelga general de Octubre, se llegó
a un frente unido revolucionario; el resultado fue las concesiones del
"Manifiesto de Octubre" y los compromisos constitucionales en él incluidos,
que, sin embargo, no introducían un cambio profundo de la estructura
político-social de Rusia. La radicalización de la revolución, como apareció
claramente en el levantamiento de diciembre en Moscú, expuso en su plan
las fuertes medidas en contra de la reacción conservadora, que al mismo
tiempo destrozó los cimientos para la construcción de un sistema
parlamentario libre en los años 1906-07. Así se transforma la revolución de
1905: en vez de constituir una "posibilidad" para Rusia de "igualarse a
Europa" en el aspecto político y consti-' tucional, como ya era el caso en el
campo económico por medio de la industrialización, se convirtió en la
"prueba general para la revolución bolchevique de 1917, que no habría sido
posible sin las condiciones "de retraso" de la antigua Rusia. Las
consecuencias inmediatas del "domingo sangriento" no se limitaron de
ningún modo ai movimiento obrero, sino que portaron una general elevación
de la actividad política de todas las capas sociales. Sobre todo el
movimiento de oposición liberal, que se agrupaba, por una parte, en las
"ligas para la emancipación" de las profesiones, liberales constituyeron el
punto de partida para la organización profesional-política de la
intelectualidad rusa. Los distintos grupos se unieron a principios de mayo en
la "Unión de las uniones", que al paso de .la primavera y el verano fue
tomando una actitud cada vez más
40
radical(42). Una unión parecida de los campesinos cuya conciencia política
despertaba, pretendía la "Unión de todos los campesinos rusos", que
celebró su primer congreso a principios de agosto(43). A esto se añade la
mayor actividad de los partidos socialistas que asomaban desde la
clandestinidad a una media-legalidad y el comienzo de la formación de
nuevos partidos políticos en las filas liberales y monárquicas que
completan el cuadro de actividad en organizaciones que comprendían a
todas las partes de la población en todas las zonas. La revolución y la
debilitación del sistema estatal en ella derribado, posibilitó por primera vez
una vida política pública en Rusia, que buscaba formas duraderas, pero
aúp apasionantemente agitada y, muchas veces, llevada de un lado para
otro por los extremistas.
Entre las distintas corrientes de la primera revolución rusa formaba el
movimiento obrero huelguista la fuerza mayor y más dinámica. La
formulación intencionadamente exagerada de Rosa Luxemburg. "La
historia de las huelgas masivas rusas en la historia de la revolución rusa",
(44) encierra un fondo verdadero. Del mismo modo acierta en su
caracterización del desarrollo general: "La huelga masiva, como nos los
muestra la revolución rusa, es un hecho tan susceptible de cambio, que
refleja en sí todas las fases de la luchas políticas y económicas, todos los
estadios y momentos de la Revolución... huelgas políticas y económicas,
huelgas masivas y huelgas parciales, huelgas de manifestación y huelgas
de lucha, huelgas generales de rama o de ciudad, tranquilas huelgas de
salario y combates callejeros, luchas con barricadas —todo se desenvuelve
en desorden, conjuntamente, se entrecruzan, se desbordan
recíprocamente"(45). De la cantidad de huelgas pequeñas, limitadas, sin
alcance, se distinguen especialmente las luchas dramáticas(46). Son, al
mismo tiempo, el punto álgido de la revolución y lugares de nacimiento de
los soviets.
En el momento culminante del movimiento de enero en Petersburgo
estaban en huelga unos 150.000 trabajadores(47). Después del "domingo
sangriento" se llegó, como eco de los acontecimientos de la capital, a
huelgas y manifestaciones en todas las grandes ciudades y zonas indus-
triales, y el número de huelguistas era en total, en los meses de Enero y
febrero de 1905, mayor que en los últimos diez años(48). En esto fueron en
un principio los más combativos los pueblos extranjeros de las zonas
fronterizas rusas (Polonia, el Báltico y el Káukaso); allí tomó el movimiento,
en base a las diferencias nacionales, mucho antes un carácter polítÍco(49).
Con respecto al movimiento huelguista interior de Rusia hasta octubre de
1905 hay que decir que sus motivos eran principalmente de naturaleza
económica y que las metas políticas se fueron desarrollando
posteriormente. El estímulo que produjeron los acontecimientos de
Petesrburgo facilitó en principio una "toma de conciencia"
41
colectiva de la "situación proletaria". Inmediatas mejoras de las condiciones de
trabajo y de vida fueron la siguiente meta, los lemas de lucha política
encontraron solamente un débil eco entre los trabajadores e incluso fueron
rechazado$(50). Esto es válido especialmente para aquellos grupos
proletarios, que aún estaban en estrecha relación con el campo, como por
ejemplo, los mineros y trabajadores del metal en el Ural y, en menor
medida, los obreros textiles del "Zemtralrayons". En cambio los
metalúrgicos de las grandes fábricas de Petersburgo o los obreros
portuarios en los puertos del Mar Negro hicieron más rápida y
conscientemente suyas las cuestiones políticas, que inducían a la lucha
contra el zarismo{51). Junto a los obreros de las ramas metalúrgicas y textil,
que contaban con años de experiencia en luchas huelguísticas, surgieron
desde enero de 1905 nuevas capas de trabajadores en su mayoría grupos
de carácter no exclusivamente proletario y que iban ahora a la huelga por
primera vez. Panaderos, obreros, portuarios, trabajadores comunales
(tranviarios, empleados en iluminación y canalización, etc.), vendedores y
empleados comerciales dejaron oir sus reivindicaciones y exigieron, sobre
todo, una reducción de la jornada laboral a 10, 9, e incluso 8 horas (52).
De especial importancia fueron las huelgas de los ferroviarios(53). En el
Sur de Rusia se adhirieron a un paro en la primera mitad de febrero trece
grandes líneas ferroviarias. La huelga fue dirigida por comités huelguísticos
elegidos democráticamente, y la administración se vio obligada a negociar
con ellos. Las principales solicitudes de los ferroviarios exigían: constitución
de un gremio elegido para la elaboración de las peticiones de los
huelguistas, libertad para la asamblea de pronunciarse en todos los
problemas obreros, distintas exigencias en cuanto al salario, jornada de
ocho horas. En vista de la situación en el frente, se vio obligado el gobierno
a entrar en compromisos: la jornada laboral se reduciría en todas las líneas
ferroviarias a nueve horas y se debería otorgar a las uniones de
trabajadores el derecho a la colaboración. Pero como las huelgas no
terminaban, fueron puestos todos los ferroviarios bajo las leyes de
movilización y las huelgas fueron prohibidas con amenazas de fuertes
sanciones. En los meses siguientes realizaron los ferroviarios un intensivo
trabajo organizativo, que condujo en abril a la fundación de la unión de
todos los ferroviarios rusos y que entró en la "Unión de las Uniones" y que
jugó un papel preponderante en la preparación de la huelga de octubre(54).
Dada la ola de huelgas desencadenada a raíz del "domingo sangriento"
el gobierno se vio precisado a dar algunos pasos, que debería resta blecer
en la clase obrera de Petersburgo la perdida confianza en los zares y
demostrar el interés del gobierno en la mejora de su situación. Fueron
establecidas dos comisiones, una bajo la dirección del senador Sidlovs*
42
Kij con motivo de la "averiguación de las causas del descontento de los obreros de
Petersburgo y elaboración de propuestas para tomar medidas para su
superación", y otra comisión dirigida personalmente por el ministro de
finanzas Kokovcev para el estudio del conjunto de leyes alemanas para los
trabajadores(55). En la primera comisión deberían participar también
elegidos representantes obreros, que fueron establecidos mediante
votación doble de entre los trabajadores divididos en nuevos grupos
profesionales y secciones(56).
Aunque el experimento apenas durara dos semanas y terminara fra-
casando, el hecho de la comisión Sidlovskij contituyó una importante etapa
en el movimiento obrero del año 1905; ella creáiin parte las bases para la
formación del consejo de diputados obreros de Petersburgo y contribuyó
mucho en el momento dado para revolucionar a la clase obrera.
Su éxito concreto podía parecer dudoso desde el comienzo, pero su
valor organizativo y agitativo fue en todo caso importante. En este sentido
tomaron también los partidos socialistas posición respecto a la comisión y
las votaciones(57). Aquí se vieron por primera vez:, aunque todavía de
forma limitada, en un ejemplo práctico las diferencias de opinión en táctica
revolucionaria entre Bolchevismo y Menchevismo. Ambas fracciones
partían, sobre todo, de la utilización agitadora de las votaciones, que
permitían a los socialdemócratas, aparecer más libremente que hasta ahora
y actuar en las fábricas sobre las reuniones para la votación. Mientras que
los bolcheviques desde el principio no se dejaron ilusionar sobre el éxito de
las comisiones y, por otro lado, tampoco lo deseaban(58), querían utilizar
los mencheviques las comisiones como tribuna, desde la que se podrían
dirigir a todo el proletariado ruso. Martov indicó en Iskra, que en la comisión
debían ser admitidos representantes obreros de toda Rusia y que podía ser
establecido un estrecho contacto en Petersburgo entre delegados y
trabajadores de las fábricas, bajo la mediación de los legalmente admitidos
"Fabrikaltes- ten". De este modo sería la comisión un centro de discusión y
agitación público de los obreros rusos(59).
El 17 de febrero de 1905 se presentaron 400 candidatos a votación, de
los que el 20% eran socialdemócratas, el 40% obreros radicalizados y el
resto trabajadores "economistas" y determinados elementos(60). Por la
detención de algunos de sus colegas se hizo revolucionaria la reunión y
puso bajo la influencia de los bolcheviques las siguientes exigencias como
ultimátum al senador Sidlovskij: derecho de reunión y expresión para la
votación de delegados en la comisión, para los delegados realización de su
actividad sin obstáculos, libertad de expresión y discusión con los votantes,
libertad para los candidatos detenidos(61). Al día siguiente deberían
celebrarse las votaciones de los miembros de la comi-
43
sión, pero el gobierno se volvió atrás, y los electores decidieron boicotear
la comisión. Se dirigieron con un llamamiento a los trabajadores, en el que
se exponían las razones del boicot y se incitaba a los obreros a unirse en la
lucha por la jornada de ocho horas, un seguro estatal, participación de
representantes del pueblo en el gobierno y la terminación de la guerra(62).
La disolución de la comisión el 20 de febrero acabó con este único intento
del gobierno zarista del año 1905, por acercarse a una solución del
problema obrero por vía legal. La significación de la comisión Sidlovskij se
encontraba en otro campo: preparó el camino a la idea del soviet como
representación general de la clase obrera, que tendrían su origen en la
elección dedelegadosen las fábricas.
44
de enero de 1905 y en la que participó la sociedad de Crapon, se eligió
una diputación de 37 miembros, los cuales deberían mantener las con-
versaciones con la dirección de la fábrica(64). Entre las solicitudes délos,
trabajadores se encontraba la exigencia de una permanente comisión de
representantes obreros, que juntamente con la administración deberían
regular los deseos de Tos trabajadores(65). Al producirse a finales de
enero un nuevo paro, se volvieron a votar diputados, que buscaron otras
fábricas y allí hicieron propaganda para el apoyo a los trabajadores de
Putilov. La dirección permitió, a raíz de ésto, la elección de satarosten
según la ley de 1903. Se votaron 56 satarosten que expusieron 22 peti-
ciones y se las entregaron a la dirección de la fábrica. La dirección
rechazó las principales y prohibió a los satarosten que se reunieran. En
las semanas siguientes se liego a enfrentamientos cada vez más hostiles
entre ambas partes, hasta que los diputados vencieron sus poderes(66).
Durante una huelga en junio fue despedida una parte de los trabajadores.
Los desempteados eligieron en una reunión, una comisión de 26
diputados, que introdujo medidas de ayuda, entre otras, la fundación de
cuatro lugares de comida(67). También en una serie de grandes fábricas
de Petersburgo se formaron en enero y febrero distintas comisiones
obreras, unas de naturaleza temporal y otras permanentes(68). Existen
informes de gran número de ciudades rusas sobre comisiones de diputa -
dos semejantes(69). Sólo en Ukrania se pueden hallar más de 30 aso-
ciaciones de diputados de distintas fábricas, de las que destacan: en la
fábrica de metal Brjansker, en Ekaterrnoslav, en las fábricas de locomo-
toras, en Charkov, en la fábrica de máquinas del sur ruso, en Kiev y en los
astilleros de Nikolaev. En la mayoría de los casos existían estas
comisiones sólo durante las huelgas y eran disueltas cuando finalizaban,
por lo que los miembros más activos eran detenidos o despedidos en
muchos casos. En algunas ocasiones conseguían los huelguistas el dere-
cho a una representación de diputados permanente(70). También en
algunas minas y compañías siderúrgicas del Ural surgieron en la prime-
vera de 1905 comisiones de diputados, entre ellas en la fábrica Nadez-
diuskij apareció con el nombre de "Consejo de diputados obreros"(71).
En todos estos casos se trata de comisiones obreras votadas en las
diferentes fábricas y que no mantenían entre ellas contacto o un contacto
muy débil. Correspondían directamente a la futura forma de consejo de
fábrica (fabricro-zavodskie komitet), aunque poseyera en los menos casos
delimitadas funciones. Un paso más hacia el sindicato lo realizaron
aquellas comisiones obreras, que se unieron con otros representantes de
su rama en un órgano que traspasaba el ámbito de su fábrica. Esta clase
de consejos de diputados se formaron, sobre todo, en Moscú y Char'kov
entre los trabajadores de imprentas, de la industria textil, metalúrgica y del
tabaco(72). El más importante entre estos
45
consejos de diputados profesionales, era el consejo de los obreros de
artes gráficas en Moscú (sovet deputatov et tipolitografij Moskvy), que
surgió a finales de septiembre y constituyó el foco de una huelga gene ral
en Moscú. Constaba de 264 delegados de 110 fábricas, poseía un comité
ejecutivo de 15 miembros y celebró un total de diez sesio- nes(73).
Consideraba sus obligaciones: "convocar reuniones generales y parciales
a los obreros de artes gráficas, preparar las cuestiones a discutir,
presentar a la reunión las resoluciones; aquellos que había admitido el
soviet debían hacer efectivas sus resoluciones, el dinero que se recibía
para apoyo en las huelgas debían repartirlo y dirigir las negociaciones con
los dueños de ¡mprenta"(74). Aún después de finalizar el paro permaneció
el consejo de diputados y decidió la elaboración de unos estatutos
sindicales. En el futuro creció, de aquí, uno de los sindicatos más
importantes rusos(75).
Las comisiones obreras en las fábricas y los consejos de diputados
profesionales fueron, en muchas ocasiones, el germen que dio lugar a los
sindicatos, que a partir de la primavera y verano de 1905se formaron en
Moscú, Petersburgo y otras grandes ciudades(76). Pero, además, era
posible otra forma de evolución. En la medida en que las huelgas, en la
revolución, traspasaron el marco de cada fábrica y, a menudo, se exten-
dieron a otras ramas de la producción, se sintió la necesidad urgente de
una dirección local, homogénea de la lucha huelguística. Así se llegó a la
unión de los representantes de cada fábrica en un comité de huelgas
general de la ciudad. Si de este comité de huelgas para la dirección de
una acción determinada y limitada temporalmente surgía una represen-
tación elegida y permanente de los trabajadores de todas las fábricas con
metas a conseguir más extensas, entonces estamos ante un consejo
(soviet) de los diputados obreros.
Una separación tajante entre comité de huelga y soviet en los co-
mienzos del movimiento consejista del año 1905 no se puede verificar,
como lo demostrará la historia de la formación de algunos soviet. Tam-
poco es posible una diferenciación general según las funciones que am-
bos órganos ejercían. No se corresponde con los hechos históricos, el que
en parte de los escritos sobre la historia de los soviets se vea la diferencia
principal entre los soviet y las demás organizaciones obreras que le
procedieron o surgieron al tiempo, (como los comités de huelga o los
sindicatos), en que los soviet fueron en su esencia organizaciones para la
lucha política del proletariado teniendo como meta la toma de poder de
losrevolucionar¡os(77). Dependía de distintos factores, el que un soviet,
que había aparecido como comité de huelga se convirtiera en un órgano
de lucha revolucionaria o se entregara principalmente a los intereses
económicos de la clase obrera. En todo caso, es precisamente la mezcla
entre lucha política y económica lo característico de la actividad
46
de los soviets. La historia de la formación de los soviets en la revolución
de 1905 muestra claramente sus raíces como representación de los inte-
reses obreros en las fábricas. El motivo para la formación de los soviets
fue el deseo de agrupar y dirigir su lucha dispersa, y en ningún caso la
toma del poder pol ítico.
47
de reunirse en ias calles, plazas y en el ayuntamiento. En vista de lo cual el
consejo de diputados se trasladó a las orillas del río Talka, donde, en las
siguientes semanas y en medio de los allí residentes trabajadores en
huelga, se celebró su sesión(81).
El soviet contaba con 110 diputados (82) y poseía varios miembros en
la presidencia. Aunque la masa de los huelguistas eran trabajadores
textiles, ocupaban la presidencia electricistas y grabadores (esto señala el
hecho del bajo nivel cultural de los operarios textiles). El soviet expuso
como obligaciones suyas: 1. dirigir el paro; 2. no permitir acciones y
negociaciones separadas; 3. cuidar por una actitud ordenada y organizada
de los trabajadores; 4. comenzar con el trabajo no antes de que lo
conviniera el soviet(83).
En las primeras tres semanas se desarrolló la huelga tranquilamente y
sin obstáculos. El soviet dirigía multitud de reuniones de los trabajadores
en las que comenzaron a aparecer los primeros lemas políticos, por
ejemplo el clamor por la Asamblea Constituyente. Pero, en general, los
sentimientos de los huelguistas eran pacíficos y poco amigos de consignas
revolucionarias(84). Ya que los patronos no admitieron las reivindicaciones
de los trabajadores, el soviet se dirigió al Ministerio Interior con una lista de
deseos, que contenía desde una legalización de pensiones hasta una
representación popular basada en votaciones genera- les(85).
El tres de Junio al intervenir el ejército, se llegó a enfrentamientos
sangrientos con los huelguistas. Esto unido a la creciente hambre llevó a
una radicalización, que se descargó el 24 y 25 de junio en saqueos a
tiendas e incendios. Esta reacción de los trabajadores es significativa:
señala un retroceso a los espontáneos y caóticos actos de venganza de la
primera época de las huelgas, y tampoco los soviets podían poner término
a esta elemental irritación de los trabajadores. Al contrario, tenía que
explicar antes, que no se encontraba en condiciones de mantener el orden.
La autoridad de este órgano elegido de los trabajadores no era aún lo
suficientemente fuerte como para someter a su dirección necesariamente a
los huelguistas, pero era todavía tan grande como para en el sucesivo
agotamiento de los trabajadores evitar un total derrumbamiento del
movimiento huelguístico. El consejo decidió volver de nuevo al trabajo el 1
de Julio. Pero al exigir los fabricantes de cada trabajador una declaración
de que éste quería entrar en el trabajo bajo las antiguas condiciones, se
arrastró la huelga aún hasta el 18 de Julio. Este día pidieron los diputados,
entre cuyas filas ya habían sido detenidos algunos miembros dirigentes, a
los inspectores de fábrica la comunicación de las condiciones de contrato
según las antiguas disposiciones. El soviet se disolvió. En las sucesivas
semanas y meses se volvían a presentar los anteriores diputados del
soviet de cada fábrica como vocales de los
48
trabajadores en negociaciones y conflictos con ia administración.
Aunque los trabajadores, después de ésto, no obtuvieran éxitos mate-
riales, la huelga de Ivanovo-Voznesensk dejó una impresión persistente
en la opinión pública causada por su solidaridad sin precedentes y por su
larga duración. La tarea central de ello viene, sin duda, del soviet.
Surgido como comité de huelga, se convirtió rápidamente en la primera
representación abierta de los intereses de toda una ciudad. Su autoridad
entre los trabajadores le llevó a ser considerado también a los ojos de los
patronos y del gobierno como reconocido portavoz de toda la clase
obrera. Si el soviet estaba totalmente alejado de las metas revoluciona-
rias de la toma del poder y si se limitaba a la implantación de reivindica -
ciones prácticas en lo económico y la proclamación de algunos puntos
políticos generales, éste se debe, en suma, a la escasa conciencia
política de los trabajadores y a la situación general, que en el verano de
1905 aún no estaba dominada por el revolucionario ambiente de lucha.
Como órgano de los trabajadores elegido y de toda la ciudad, el soviet
representaba una forma nueva, má¿ elevada de las organizaciones
obreras, que en los meses venideros daría el sello al movimiento obrero
revolucionario.
Bajo la influencia de la huelga en Ivanovo-Voznesensk se desató a
comienzos de Julio de 1905 en el vecino Kostroma, una huelga que
abarcaba a unos 10.000 obreros. El 6 de Julio se realizó una reunión en
la fábrica a la que acudieron delegados de otras fábricas en paro. Pocos
días después se formó la "Asamblea de diputados de los huelguistas"
(Deputatskoe soveranie Bastujuscich) de carácter permanente y com-
puesta de 108 miembros. Ella eligió un comité ejecutivo (comité de
huelga) de 12 personas, junto con una comisión financiera. En colabora-
ción con el comité del partido socialdemócrata publicó el comité de
huelga un boletín en que se informaba sobre los acontecimientos más
importantes en el transcurso del paro. El inspector de fábrica de gober-
nación trataba al soviet como representación legal de los trabajadores en
huelga, pero exigía la eliminación de todos los ajenos a la fábrica y de
todas las personas menores de 25 años. Esto habría significado la exclu -
sión de los agitadores socialistas, que en la formación del soviet tuvieron
una participación determinante. El soviet se negó y mantüvo su antigua
forma. Los patronos, por su parte, intentaron pasar por alto al soviet
rechazando negociaciones con éste y queriendo mantener por separado
conversaciones con representantes de cada fábrica. Después de tres se-
manas de duración decidió el consejo de diputados terminar la huelga, ya
que los fabricantes habían asentido a acortar la jornada laboral en una
hora, y de todas maneras, los trabajadores estaban cansados. Al
contrarío que en Ivanovo-Voznesensk fue terminada la huelga en Kos-
troma de forma organizada con una notificación. Sin embargo, la agita-
49
ción bolchevique para un lentamiento armado no tuvo éxito(86).
Ambos soviets el de Ivanovo-Voznesensk y el de Kostroma, así como
el nombrado consejo de trabajadores de Artes Gráficas en Mosú, tuvieron
a pesar de su actividad importante y llena de éxitos durante las huelgas,
sólo una trascendencia local. Así como el movimiento huelguístico obrero
desde enero de 1905 se descomponía en cantidad de huelgas locales y
parciales, así también esta organización obrera no pudo conseguir una
efectividad más allá de su limitado espacio. Nada más que la huelga
General de Octubre creó en su centro, Petersburgo, el verdadero órgano
dirigente de la revolución obrera de trascendencia para toda Rusia: el
consejo de diputados obreros de Petersburgo.
50
"Buró-central el comienzo del paro para el 4 de Octubre en Moscú. Pero
ese día se permaneció tranquilo. Entonces se extendió con rapidez pas-
mosa el rumor de que los participantes en el Congreso de Petersburgo
habían sido detenidos. Esta vez tuvo pleno éxito el nuevamente convocado
paro para el 6 de Octubre: los ferroviarios de Moscú-Kazam dejaron el
trabajo, y en dos o tres días abarcaba la huelga a todos los ferrocarriles del
nudo ferroviario de Mo$cú(91). El rumor de la detención de los
participantes en el congreso se comprobó pronto como falso, pero él
movimiento ya puesto en acción no se dejó detener. El congreso se puso
del lado de los huelguistas el día 9 y propuso una serie de exigencias
políticas. Desde el día 10 se extendió la huelga a otras líneas ferroviarias, y
el 13 estaban en huelga todas las líneas ferroviarias rusas excepto las de
Finlandia. El día 16 también pararon los ferrocarriles finlandeses. En todas
las estaciones se formaron comités de huelga que se coordinaban
mutuamente y que mantenían parada la circulación. Desde el 10 de octubre
la huelga llegaba a los obreros industriales, y desde el 12 adquirió carácter
de huelga general, día en que se unieron los funcionarios de correos,
teléfonos y telégrafos, los empleados ptiva- dos y públicos y las
profesiones liberales(92). Fueron delante Moscú y Petersburgo, y les
siguieron todas las grandes ciudades, y también gran cantidad de ciudades
más pequeñas fueron envueltas por la ola huelguís- tica(93).
Este fue el rasgo característico de la huelga de octubre: tuvo desde el
primer día una significación política. De la lucha por la inviolabilidad del
Congreso de los ferroviarios se pasó, en un instante, a la lucha por los
derechos personales y ciudadanos de libertad, por una constitución, por la
amnistía, etc. El lema dominante decía: Asamblea constituyente sobre la
base del derecho al voto general, igual, directo y secreto. Gracias a la
participación de grupos de población no proletarios ganó la huelga de
octubre el carácter de manifestación política de todas las capas sociales en
oposición al sistema zarista. El congreso de fundación del partido
constitucional-democrático que se estaba celebrando (del 12 al 18 de
octubre) en Petersburgo, se declaró solidario con los huelguistas y exigía
también la convocación de una asamblea Nacional(94). La "Unión de las
Uniones" tomó parte activa en la organización de las huelgas de los
empleados y profesiones liberales. Muchos patronos permitieron a los
trabajadores realizar asambleas en las fábricas, les pagaron el sueldo total
o parcial de los días en paro y no despidieron a ningún obrero por la
participación en la huelga(95). También las Dumas de las ciudades
simpatizaban con el movimiento huelguista o, por lo menos, se
mantuvieron neutrales: apoyaron a los huelguistas económicamente,
aceptaron representantes obreros en sus filas y pidieron la no interven-
51
ción de las autoridades y tropas{96). Desde el 14 de octubre estaba la
capital del imperio ruso sin combinación ferroviaria, sin servicio de tranvi'as,
sin luz ni teléfono, sin periódicos y, en parte, sin tiendas abier- tas(97). A
causa de esta caótica situación buscó el Zar, Nicolás II, ayuda en Vitte y le
nombró presidente del consejo de ministros. Siguiendo el consejo de Vitte
dictó el Zar el 17-30-de Octubre de 1905 el famoso "Manifiesto de octubre",
que anunciaba el mantenimiento de los derechos burgueses de libertad, la
extensión del derecho al voto en la Duma a las capas de las población
hasta entonces excluidas, asi como el derecho a legislar de la Duma en vez
de realizar sólo funciones consulti- vas(98). A los ojos de la mayoria del
pueblo ruso esto significaba el fin de la vieja autocracia y el comienzo de la
era constitucional parlamentaria. En correspondencia se desarrolló la
reacción de las masas: desde el 19 de octubre comenzó de nuevo la
comunicación ferroviaria, terminaron las huelgas de los trabajadores
industriales, el frente unido de las fuerzas revolucionarias empezó a
desmoronarse.
En el momento álgido de la huelga de Octubre se fundó en la capital
rusa el consejo de tos diputados obreros de Petersburgo. La idea de
representaciones obreras elegidas en las fábricas no era, desde hace mu-
cho, desconocida para los trabajadores de la capital. Durante la huelga de
enero y en las semanas y meses siguientes se formaron en varias fábricas
comisiones obreras. Las votaciones de la cóTnisión Sildovskij tuvieron, por
primera vez, como meta una representación de todos los trabajadores de la
ciudad (99). Los electores y colegios de electores votados en las fábricas
actuaron, tras el fracaso de la comisión Sidlovs- kij, también como 1
hombres de confianza y vocales de los trabajadores frente a las
administraciones de las fábricas! 100). Junto a estas condiciones prácticas
existfa cierta preparación teórica en parte de la clase trabajadora de
Petersburgo por medio de las ideas propagadas por los Mencheviques en
la primavera y verano de 1905 de la "autogestión
revolucionaria" y de un "congreso de trabajadores" que debería estar
constituido por delegados dé las fábricas! 101). Se necesitaba una causa
concreta y un empuje revolucionario, para hacer surgir de estas distintas
raíces el soviet de Petersburgo. Al propagarse la ola de huelgás desde
Moscú a Petersburgo y al comenzar el 11 de octubre las primeras fábricas,
se originó entre los trabajadores la necesidad de coordinarse para convenir
una actuación conjunta. Con este motivo fueron votados en algunas
fábricas, entre otras en Putilov y Obuchov, delegados (Staros- ten), entre
ellos muchos de los que ya habían sido miembros de comités de huelgas o
electores para la comisión Sildovskij(102). El día 10 en una sesión del
grupo menchevique (de la organización de los mencheviques en
Petérsburgo) fue discutido el problema sobre la fundación de un "comité
obrero" para la dirección de la huelga general, y se decidió.
52
comenzar inmediatamente con la agitación para la votación de un comité de huelga
de toda la ciudad. Días después unos 50 agitadores empezaron a
comunicar un determinado llamamiento entre los trabajadores. En él se
proponía, adhiriéndose a la comisión de Sildovskij, elegir por cada 5Q0
trabajadores un diputado para el comité obrero(103). Cuando Trotski, que
era portador de un plan semejante, llegó a Petersburgo, supo que los
mencheviques habían comenzado ya su realización(104). El 12 de octubre,
Chrustalev-Nosar, el futuro presidente del soviet, informaba a la asamblea
de trabajadores sobre el consejo de diputados de los obreros de Artes
Gráficas de Moscú y pedía a los obreros formar un consejo de trabajadores
semejante como centro del movimiento huel- guista(105). Así nació el
soviet de Petersburgo de tres fuentes diferentes:
1. De los hombres de confianza elegidos espontáneamente en las
fábricas.
2. Por la agitación de los mencheviques, que consideraban en su
campaña al soviet como órgano de la “autonomía revolucionaria".
3. Según el ejemplo del consejo de los obreros de Artes Gráficas de
Moscú.
En la noche del 13 de octubre se celebró en los salones del Instituto
Tecnológico la primera sesión del soviet de Petersburgo, en la que no
participaron aún más de 40 personas. Una parte de esas personas eran
antiguos delegados en la comisión de Sidlovskij, otra parte eran los
diputados elegidos en las fábricas al comienzo de la huelga, y solamente 15
habían sido votados especialmente para formar el soviet(106). El
presidente de la primera asamblea fue el menchevique Zborovskij. Los
participantes dirigieron-una proclamación a los obreros, en la que se
incitaba a la elección de diputados: "La reunión de los diputados de todas
las fábricas y talleres formará el comité general obrero en Petersburgo.
Puesto que quiere unificar el movimiento, otorgará este comité a nuestro
movimiento fuerza organizadora, unidad y poder. Aparecerá ante el resto
de la sociedad como la representación de los intereses de los trabajadores
de Petersburgo y determinará las acciones tanto durante la huelga como
también la fecha de su terminación"(107.
De esta proclamación se advierte claramente, que el soviet se había
atribuido, al comienzo de su existencia, una meta bien limitada: el
encauzamiento unificado de la huelga. De ahí que Pokrovskij observara con
razón, que en un principio era un comité de huelga parecido al de lvanovo-
Voznesensk(108). En los primeros días fue dominado el soviet por los
trabajadores y en la prensa se le denominó "comisión de huelga", "comité
de huelga", "unión obrera" etc.(109).
Respondiendo a la proclamación, eligierdn los trabajadores
53
en los días siguientes sus diputados, y el soviet ganó una mayor solidez. En la
segunda sesión del 14 de octubre estaban ya de 80 a 90 delegados de más
de 40 fábricas presentes» en la tercera sesión, días después, 226
delegados de 96 fábricas y talleres, representantes de cinco sindicatos. En
esta sesión se aprobó también la admisión oficial de los tres partidos
socialistas (Menchevique, Bolchevique y social revolucionario) con tres
representantes cada uno en la sesión del soviet. Tenían en el comité
ejecutivo sólo una sesión de consejeros. Chrustalev-Nosar' fue elegido
presidente fijo del soviet(110). En el siguiente encuentro el 17 de octubre,
qüe tuvo lugar en el edificio de la Sociedad Económica Ubre, se constituyó
definitivamente el soviet: se denominó desde entonces "Sovet rabocich
deputator" (consejo de los diputados obreros) y eligió un comité ejecutivo
provisional de 22 personas (dos de cada barrio, dos de cada uno de los 4
sindicatos más grandes) y decidió la publicación de un periódico, el "Izvestia
soveta rabocich deputatov" (Noticias del consejo de los diputados obreros)
(111). En el mismo momento en que el Zar promulgó el "Manifiesto de
octubre", le ponían los obreros de Petersburgo nombre a su órgano
dirigente, que se convertiría en el símbolo de la Revolución Rusa.
El soviet de Petersburgo así constituido, que en un principio comprendió
su tarea sólo en la organización y dirección de la huelga de Octubre, se
transformó durante el desarrollo de este paro y en pocos días en un órgano
político de representación general de los trabajadores, y se convirtió en el
centro del movimiento revolucionario del proletariado de la capital. Sus
tareas crecieron rápidamente por encima de las de un comité de huelga,
vino a ser un "parlamento obrero", que tenía que tomar posición áhte
cualquier problema grande o pequeño, y una organización de masas de la
clase obrera de Petersburgo tal como no había existido nunca. Al
permanecer constituido el consejo obrero de Petersburgo aún después de
finalizar la huelga de Octubre cambió definitivamente de ser un simple
comité de huelga a un órgano de lucha revolucionaria general de los
trabajadores. Esta transformación ocurrió sin ser intencionada ni consciente:
el movimiento revolucionario, que en su momento cumbre había gestado al
soviet, aún no había terminado, sino que continuaba impetuosamente, y el
órgano por él creado debía hacer con él su camino. En el período de los
"días de libertad" adquirió el soviet de Petersburgo el carácter que le hizo
prototipo para los otros consejos en el año 1905 y más tarde en 1917.
54
de Petersburgo la idea de los soviets, de tal manera que se formaran consejos
obreros en todas partes, en las más grandes y más pequeñas ciudades
industriales de Rusia durante la época que transcurre entre octubre y
diciembre de 1905(112). En total se pueden contar unos 40 o 50 consejos
de diputados obreros;-además de algunos consejos de soldados y
campesinos(113). Se constituían, en parte, sobre organizaciones más
viejas, por ejemplo comités de huelgas o asamblea de diputados, o
directamente por la iniciativa de las organizaciones de los partidos so-
cialdemócratas, que, en este caso, ejercían un considerable influjo en el
soviet. A menudo estaban confusos los limites entre un simple comité de
huelgas y un consejo de diputados obreros constituido, y sólo en centros de
la Revolución y de la clase obrera como (excepto Petersburgo) Moscú,
Odessa, Novorossiisk y en el curso del Doñee, consiguieron los consejos
una pronunciada configuración organizativa. Bastante más tarde se formó el
consejo de diputados obreros de Moscú, que era el más importante de
Rusia después del de Petersburgo, y que jugó un papel dirigente en el
levantamiento de Diciembre! 114). Tras la iniciativa de la organización
bolchevique, que el 2 de octubre hizo un llamamiento a la votación de
diputados para la dirección de la huelga! 115) y en la que se recomendaba,
según el prototipo del consejo de los obreros de Artes Gráficas, la
realización en los primeros días de octubre de una asamblea de
representantes que de cinco profesiones formarían un consejo de diputados
profesionales que deberían asociarse en un soviet general de la
ciudad(116). Pero no se llegó a ello, sinb que el 10 de octubre se formó un
comité de huelga de la ciudad, con mayoría de miembros de las profesiones
liberales y sólo unos pocos obreros, comité que representaría el centro
organizativo de la huelga de Octubre en Moscú. El presidente del comité de
huelga de los ferroviarios, un menchevique, fue al mismo tiempo presidente
de los comités de huelga de la ciudad, en los que también tenían
representantes oficiales los partidos socialistas. En base a su composición
realizó este comité de huelga una coalición de todas las fuerzas
revolucionarias y no poseía un carácter proletario declarado. El comité
bolchevique de Moscú dudó durante largo tiempo, dada la actitud de
rechazo del comité central del partido frente al soviet de Petersburgo (117),
el volver a admitir el pensamiento originario de un consejo exclusivamente
obrero/ En Noviembre decidió el comité federativo de la RSDAP que incluía
a bolcheviques y mencheviques, comenzar en* las fábricas con la agitación
para la elección de diputados obreros. Con ello se acentuó, que estos
diputados no tendrían nada en común con los antiguos "Starosten" sino que
dirigirían la lucha de los obreros contra los patronos y otorgarían al
movimiento obrero la unidad necesaria. El 21 de noviembre, por fin, tuvo
lugar la primera sesión del soviet moscovita, en la que participaron 180
diputa-
dos, que representaban a cerca de 80.000 obreros(118). El soviet de
Moscú evolucionó desde entonces con rapidez hacia órgano de lucha
revolucionario del movimiento obrero, que culminaría a principios de
diciembre de 1905 en el levantamiento armado.
En el transcurso del movimiento de Diciembre se formaron, sobre todo
en las poblaciones mineras del Ural y en Donecrevier, algunos sovietscon
el fin inmediato de preparar y dirigir la lucha armada. Sobre su corta
existencia se sabe relativamente poco(119). Por parte bolchevique se les
dio los mejores atributos, ya que precisamente ellos les exorta- ron a la
toma del poder revolucionario por la vía del levantamiento.
La distribución espacial de los consejos de los diputados obreros
correspondía esencialmente con los centros del movimiento obrero y
huelguístico. La mayoría de los soviets con mucho se originaron en la zona
industrial de Moscú, en la depresión del Doñee, en el Ural y a lo largo de la
costa del Mar Negro. Los territorios con mayor número de huelgas y de
mayor intensidad eran a la vez (a excepción de Polonia) las zonas de
mayor actividad de los soviets(120).
56
ríos surgido en la huelga de octubre, que se había ampliado en una "Comisión
obrera" general; y un comité de soldados del batallón ferroviario formado a
principios de diciembre. En este consejo de soldados y obreros había 80
diputados obreros y 40 diputados soldados. En Cita existía junto al consejo
obrero un consejo de soldados y cosacos formado en noviembre. En
ambas localidades poseían los consejos una serie de exigencias de poder
revolucionarías hasta que a finales de diciembre de 1905 y comienzos de
enero de 1906 fueron reprimidos. Un papel mucho más secundario jugó un
comité de soldados elegido el 2 de diciembre, en el regimiento Rostovkij-
Grenadierregiment de 20 miembros, el cual publicó un llamamiento a todos
los soldados de Moscú, para que se eligieran de entre ellos diputados
"para el general asesora* miento en las cosas de los soldados"(124). Al día
siguiente participaron en la sesión del comité numerosos delegados de
otros regimientos y batallones, pero por la represión del motín ya el 4 de
diciembre, no se llegó a la formación de un consejo general de las tropas
moscovitas. Tampoco en Sevastopol, donde se habían formado, tras un
motín de las flotas el 12 de Noviembre, un consejo de marinos consiguió
mover a las unidades de artillería e infantería para que los apoyaran y
mandaran diputado$(125). Finalmente en Kiev se quedó solo, durante las
manifes* taciones de los soldados a mediados de noviembre, en un
llamamiento a la organización militar de la RSDAP en elegir en todas las
unidades diputados para un consejo de soldados(126).
De manera parecida a como los soldados habían percibido los nom-
bres "huelga" y "soviet" como símbolos de la Revolución y habían
considerado como prototipo de las organizaciones de los soldados los
consejos obreros, de igual modo ejercieron, en algunos casos, los conse-
jos obreros un influjo revolucionario también sobre los campesinos de los
alrededores. En cuatro "Volosti" del territorio Tver' así como en las
cercanías de Novorossijisk y Rostov junto al Don aparecieron en No-
viembre y Diciembre de 1905 comités campesinos o consejos de campe-
sinos (las denominaciones son distintas) con cooperación directa de los
trabajadores urbanos. En parte, no se trata de otra cosa sino de las
comunes asambleas aldeanas (schody) con ropajes revolucionarios (127).
Algunos de los consejos de diputados formados ya en primavera de 1905
en las minas y fábricas del Ural eran su unión con los consejos obreros y
campesinos, ya que en gran parte se trataba de obreros-campesinos, que
vivían en el pueblo y trabajaban en fábricas(128) Formas propias de la
revolución campesina existían en los comités campesinos en Gurien,
escenario de grandes revueltas campesinas desde principios de 1905. Las
elegidas representaciones comunales revolucionarias se negaron a pagar
los impuestos y el arrendamiento y destituyeron a las autoridades locales.
El movimiento estaba aquí fuertemente influido
por las organizaciones del partido menchevique, que veían en los comi tés
campesinos órganos de la "autogestión revolucionar i a" (129). Analizado
globalmente, los soviets campesinos separados, formados según el
ejemplo de los consejos obreros no tuvieron ninguna importancia ni para el
desarrollo de la Revolución ni para la organización de la clase campesina.
Los soviets se fueron imponiendo sólo paulatinamente en 1917 también en
el campo, señal del camino especial de la revolución agraria, que en 1905
quedaron retrasados con respecto al movimiento obrero de las ciudades y
que se desarrolló mucho menos unido y organizado que éste. Exceptuando
casos sin trascendencia, no se llegó aún en el año 1905 a una "unión
declases revolucionaria" en la figura del consejo de los trabajadores,
soldados y obreros como más tarde en
58
todo el proletariado, que superó las uniones de profesionales (132). Si fue y en que
manera decisiva la herencia de las antiguas comunas aldeanas rusas
(obscina) para la formación de los consejos obreros, es difícil de decir. Sin
duda estaban los obreros industriales rusos todavía, en bastantes casos
muy confiados con las costumbres "democráticas" del asesoramiento
común en las asambleas del pueblo, como ya indica la denominación de
"Fabrikalteste" tomada de los "satarostes" en el campo. Estas experiencias
deben haber contribuido a que los soviets incluyeran tan fácilmente a las
masas obreras, que en asambleas públicas discutían sus asuntos y
votaban diputados. El proverbial y solidario sentimiento de los campesinos
y obreros rusos —un concepto que no debería ser usado— como se
manifestó, por ejemplo en la "asociación Productiva" del Artel', favorecía
igualmente la unión en los soviets.
El lugar natural donde crecieron estas organizaciones fue el lugar de
trabajo, la fábrica. Ella constituía el fundamento de la situación económica
y social del trabajador, aquí se experimentaba día a día el antagonismo de
clases. Aquí estaba también la palanca para la mejora de su situación por
medio de organizarse y unirse con los trabajadores de otras fábricas. La
colectividad de la fábrica fue así el lugar en que los obreros rusos se
hicieron conscientes. Excluido de toda participación en el Estado, aunque
sólo fuese con la posibilidad de votar para corporaciones autónomas
entonces existentes si bien muy limitadas, desconocedor de las reglas del
sistema representativo parlamentario, practicaba en el soviet una
democracia práctica. La votación general de diputados en la fábrica, la
posibilidad de un control continuo y en cualquier momento la revocación
posible, dieron al trabajador la sensación de una participación real y
efectiva en las actividades del órgano por él elegido! 133).
El consejo obrero de Petersburgo y los soviet de las provincias fueron
las primeras organizaciones de masas proletarias sobre estrictas votacio-
nes. Aunque estas votaciones sucedieron a menudo de forma informal —
por asentimiento público con levantar la mano en asambleas generales— y
por muy casuales que parecieran, a veces, los resultados, de todas formas
descansaba la fuerza y autoridad de los consejos en primera línea sobre el
voto libre de los diputados! 134) En las organizaciones de partido no existía
esto; ya que bajo las condiciones de existencia ilegal no se podía pensar
en la construcción de una organización democrática. Los partidos eran,
según dijo Trotski, "organizaciones dentro del proletariado..., pero el
consejo se convirtió de golpe en la organización del proletariado"! 135).
Los trabajadores eran en su mayoría revolucionarios en sentido general
y no de un partido determinado. El formal carácter de independencia
respecto a los partidos del soviet de Petersburgo y de la mayoría de los
restantes, posibilitó; también a los trabajadores reservados política
59
mente y a los desconfiados frente a los partidos, considerar a los conse jos como "sus"
organizaciones, "donde todos los problemas los deciden los trabajadores y
no los ¡ntelectuales"(136). Cuando en la segunda sesión del soviet de
Petersburgo se suscitó por primera vez la pregunta de la participación de
representantes de los partidos socialistas, se irritaron los delegados
independientes y exclamaron que no se necesitaba ninguna "polémica" y
que se habían reunido para tratar "cosas de todos los obreros" y no para
ocuparse en "po!émicas"(137). Los iniciadores del soviet de Petersburgo
tuvieron en cuenta los votos de los trabajadores y evitaron toda apariencia
de sometimiento del soviet a una de las corrientes socialistas. La persona del
presidente del soviet, el independiente Chrustalev-Nosar', representaba, por
encima de las discordias de los grupos separados, el carácter proletario del
Consejo de Petersburgo. La neutralidad del soviet respecto a los partidos
políticos fue la condición de su popularidad entre las masas trabajadoras. La
participación con ¡guales derechos de representantes oficiales de los tres
partidos socialistas (menchevique, bolchevique y social-revolucionario) en el
comité ejecutivo del Soviet de Petersburgo y en la mayoría de las provincias
les pareció a los obreros la solución más justa. La independencia formal del
soviet no dificultaba, por otra parte, a los socialde- mócratas formados
teóricamente y experimentados en la lucha revolucionaria ganar la dirección
psíquica en la mayoría de los soviet, lo que se llegó a expresar claramente
en la Revolución, llamamientos y lemas de los consejos! 138). El influjo de
los mencheviques y bolcheviques en los consejos se mantuvo en balanza;
en Petersburgo, Odessa, Bakú, Kiev y en otras, sobre todo, en las ciudades
del sur tenían los mencheviques la mayoría; en Moscú, Kostroma Tver' y en
algunos lugares de la depresión del Doñee, los bolcheviques. Los
socialrevolucionarios y algunos partidos nacionalsocialistas (por ejemplo, la
"Unión" judia) estaba en todas partes en minoría.
Dada su naturaleza los soviets no tenían reglamento de votación ni
normas representativas homogéneas, por consiguiente su capacidad nu-
mérica era muy variable. En Petersburgo se tomó la relación de un
diputado por 500 trabajadores de la Comisión Sidlovskij. En Moscú podían
mandar fábricas con 400 obreros un diputado al soviet, fábricas más
pequeñas debían asociarse para entonces de cada 500 trabajadores elegir
un representante. En las ciudades con menos trabajadores era lá norma de
representación más baja: por ejemplo en Odessa 1: 100; en Tver' 1: 50; en
Kostroma 1: 25. En otros lugares (por ejemplo Novorossiisk, Ekaterinoslav)
no existía ninguna’norma fija (139). El más grande numéricamente era el
consejo de Petersburgo: a finales de noviembre consiguió el número más
elevado de 562 diputados! 140). El soviet de Moscú contaba con 204, el de
Kostroma (en noviembre) con
60
135, en Novorossiisk 72, en Odessa 153 diputados. En Petersburgo, Moscú y
Odessa existían además de Consejos obreros, de toda la ciudad, consejos
regionales(141). Mientras que en Petersburgo se logró la formación del
soviet Rayón más tarde, surgieron en Moscú y Odessa los consejos
regionales aún antes del soviet de toda la ciudad, el cual se construyó
sobre é$tos(142). No existía una estricta delimitación de la competencia de
cada uno. En general se decidían las cuestiones políticas básicas y
principales en el Consejo general, y los consejos regionales se
preocupaban por el cumplimiento de las resoluciones del soviet. En Moscú
adquirieron los soviets de Rayón durante el levantamiento de diciembre y
después de la desconexión del consejo central una importancia propia
como centro del levantamiento armado.
Así como estaba poco clara y constituida la forma de votación en los
soviets, así también era provisional y surgida del momento su estructura
organizativa. De todos modos existían varios rasgos fundamentales co-
munes, al menos en los consejos más grandes y consolidados. Encabeza -
ba el soviet de ordinario un comité de varios miembros (Ispolnitel'nyj
Komitet o ispolnitel'naja komissija), que solucionaba las negociaciones
existentes. Frente a la asamblea general de diputados, el "parlamento",
representaba este comité en cierta forma el "gobierno". En el Consejo
obréro de Petersburgo contaba el comité ejecutivo después de su amplia-
ción en la segunda mitad de noviembre con 35 miembros con poder de
decisión y 15 con poder consultivo. Sobre sus espaldas descansaba la car-
ga principal de las negociaciones diarias, que invadían al soviet Los preci-
pitados acontecimientos exigían resoluciones rápidas, las cuales debíato-
martas el comité ejecutivo,y pedir después la ulterior aprobación del soviet.
En el comité ejecutivo del soviet de Petersburgo se redactaba también las
proclamaciones y llamamientos —generalmente por la pluma deTrots- k¡—,
que entonces eran votados y propagados por la asamblea plenaria del
soviet. Las sesiones del soviet se desarrollaban en una irritada atmósfera
revolucionaria llena de hechos turbulentos, las votaciones se realizaban
públicamente a mano alzada(143).
Para la solución de tareas específicas se formaron en algunos soviets
comisiones especiales, por ejemplo la administración del dinero y la
creación de un fondo para huelgas, el socorro de los trabajadores deso-
cupados, la consecución de armas, la distribución de proclamaciones
escritas y de un boletín de información. Finalmente, la Izvestía soveta
rabocich deputatov era distribuida en Petersburgo, Moscú, Odessa, Bakú,
Novorossijsk, Kostroma, Taganrog y algunos otros lugares, de estos
últimos no se conocen los detalles( 144). Un amplio campo en las activi -
dades del Consejo de Petersburgo y en los soviet de las provincias ocu-
paron las cuestiones diarias económicas y sociales de los trabajadores.
Los soviet eran en esto organizaciones que sustituían la falta de sindica-
61
tos o aún no concluida construcción. El soviet de Bakú, como ejemplo, se ocupaba
incluso principalmente de arreglar los conflictos entre patro- nos y obreros y
de la lucha por salarios más elevados por camino pacífico, lo que más tarde
le sería reprochado por la parte bolchevique adjudicándole el nombre de
una "organización típica tradeunionista"(145). En Kiev el soviet constituía
originariamente una combinación entre comité de huelga y sindicato, se
denominaba "sojuz rabocich g. Kieva" e incluso abogaba por la anexión al
"Sojuz Sojuzov", la asociación profesional política de la intelectualidad de
izquierdas (146). Las fronteras entre los sindicatos como uniones de
profesionales de una rama y los consejos como representación de la
totalidad del proletariado eran en estas semanas aún confusas. Entre
ambas existían relaciones alternativas: a finales de noviembre había en el
soviet de Petersburgo 54 representantes oficiales de 16 sindicatos, es más,
miichos otros diputados eran a la vez dirigentes sindicales. El sindicato de
impresores de Petersburgo ayudaba al soviet en la publicación de Izvestía,
la cual era imprimida en distintas empresas(147). Al revés, el soviet
exhortaba a los trabajadores a la creación de sindicatos, apoyaba los
existentes, y ofrecía ayuda material en las huelgas. Las uniones de
ferroviarios y de los empleados de correos y telégrafos se extendieron más
allá de Petersburgo y enviaron representantes oficiales al soviet, y
aconsejaron a las organizaciones locales que trabajaran con los consejos
obreros(148). A mediados de noviembre emitió el consejo de Petersburgo
una proclama convocando un congreso obrero planeado de toda Rusia
para el mes de Diciembre, en el que deberían participar los soviet, los
sindicatos y los partidos. Pero el plan no se pudo llevar a cabo por la
derrota de diciembre de 1905(149).
62
Diversos factores actuaron conjuntamente para que una u otra actividad del soviet
sobresaliese mucho más: la situación psicológica general de los
trabajadores, su mayor o menor conciencia política y disposición para la
lucha revolucionaria, el alcance de la influencia de los partidos
revolucionarios en el soviet y el poder de las autoridades locales del
gobierno. Si el consejo de diputados obreros de Petersburgo pudo estar 50
días sin interrupciones y públicamente activo, hay que debérselo sólo al
estado de indecisión de estas semanas, situación en la cual al gobierno no
le parecía aconsejable irritar a los trabajadores con la disolución del soviet,
ya que en estos momentos apenas los podían mantener tranquilos. “La
actividad revolucionaria de las masas obreras es útil no sólo como base
para la fundación de órganos tales como el soviet, sino que también
asegura la “legalidad“ necesaria para su funcionamien- to“(150). La fuerza
del soviet de Petersburgo y deHos demás se encontraba en ésta situación
revolucionaria de las masas, en la atmósfera de lucha de la capital, en la
inseguridad del gobierno. En el entusiasmo político (de los días libres)
respondía, la clase obrera al llamamiento del órgano por ella elegido,
dispuesta; tan pronto como cejó en sus esfuerzos y en lugar del entusiasmo
aparecieron el cansancio y la desilusión, perdieron también los soviet
influencia y autoridad. Los consejos antes de poder determinar por su
propia actividad el camino de los acontecimientos, eran dependientes
respecto al estado revolucionario de las masas y a las negociaciones con la
parte contraria. El “consejo“, escribió Trotski “permaneció desde el momento
de su formación hasta el instante de su desaparición bajo la implacable
presión del irresistible ímpetu revolucionario, el cual sin prejuicios
desbordaba á los trabajadores con conciencia política“(151). Esto se puso
de manifiesto claramente a finales de octubre de 1905 en la capital en la
encendida lucha por la jornada de ocho horas, que puso al descubierto las
raíces económicas de la revolución obrera. El 26 y 27 de octubre decidieron
los trabajadores y diputados de numerosas fábricas la implantación de la
jornada de ocho horas. Al ser examinado el problema en el pleno del soviet
el día 29, se alzaron sólo algunas voces aisladas (entre ellas la de Cernovs,
el presidente del partido social-revolucionario) en contra de esta “desviación
sindicalis- ta“(152) y explicaba: “No hemos terminado aún con el
absolutismo y vosotros empezáis ya con la burguesía“(153) Los partidos
políticos en el soviet no se atrevieron a levantarse en contra de esta
corriente espontánea. Se vieron obligados a apoyar en sus llamamientos y
conversaciones el movimiento. Trotski aclaró de forma expresiva que los
elementos con una mayor visión política del soviet no tenían ninguna otra
alternativa que unirse a' la resolución exigida por la mayoría de introducir
por ellos mismos a partir del 31 de octubre en todas las fábricas lá jornada
de 8 horas de trabajo. “Si él (el consejo) por consideraciones de natura-
63
leza "realmente políticas" hubiera ordenado a las masas un "retroceder", entonces
no se habrían sometido y se habrían revelado contra él. Pero la lucha se
habría comenzado sin su dirección"(154).
La lucha por la jornada de ocho horas concluyó sin éxito. Los patronos
privados y las fábricas estatales cerraron hasta la aceptación del trabajo
con las antiguas condiciones y despidieron bruscamente a
19.0trabajadores(155). En una sesión dramática, el 12 de Noviembre,
tomó el consejo de Petersburgo, después de que el eco había sido
muy débil en las provincias, una determinación con dos apartados:
se desistía de la reforma general de la jornada de ocho horas, pero
se dejaba en manos de los obreros de cada fábrica, si querían
volver a trabajar de nuevo bajo las viejas condiciones( 156).
Precisamente por ésto el soviet abandonó su mayor fuerza: la
dirección unificada del movimiento obrero. La lucha se dispersó, y
en casi todos los sitios, tuvieron que someterse finalmente los
trabajadores a las antiguas condiciones de trabajo. El gran número
de desempleados constituyó a partir de entonces un problema
central del soviet, del que sólo se pudo hacer dueño
provisionalmente con la formación de una comisión para el de-
sempleo y por medio de llamamientos de subvención dirigidos a la
pobla- ción(157).
El soviet de Petersburgo no se limitaba —como en la jornada de ocho
horas— a la lucha revolucionaria sobre el campo económico. La huelga
política de octubre, en cuyo desarrollo nació/ le erigió inmediatamente en
portavoz de las reivindicaciones políticas de la clase obrera. Más
poderosamente que en las luchas económicas en las fábricas, se hizo
visible aquí la dirección ideológica llevada por los partidos políticos, sobre
todo la socialdemocracia. Como contestación al manifiesto de octubre del
zar aceptó el consejo de Petersburgo el 18 de octubre una resolución en
cuyos rasgos fundamentales contenía el programa político de la
socialdemocracia en la Revolución de 1905. Decía, entre otras cosas: "El
proletariado revolucionario combatiente no j5uede deponer sus armas
antes de que los derechos políticos del pueblo ruso no descansen sobre
sólidos principios, antes de que no se erija una república democrática, que
suponga el mejor camino para la continuación de la lucha del proletariado
por el socialismo". Por esto exigía el soviet del gobierno: Retirada del
ejército y la policía de la ciudad, amnistía general para todos los
condenados por motivos políticos, levantamiento de la guerra o del estado
de sitio en toda Rusia, y finalmente la convocación de una asamblea
constituyente sobre la base del derecho al voto general, igual, directo y
secreto(158). "Asamblea constituyente" y "jornada de 8 horas" eran las dos
reivindicaciones continuas del programa también en la mayoría de los
soviets de la provincia.
Entre la huelga de Octubre y el levantamiento de Diciembre consi
64
guieron en casi todos los sitios (los partidos revolucionarios y los trabajadores)
lograr la libertad de reunión en la práctica; ejemplo de ello es: la existencia
abierta y casi sin impedimentos por parte del gobierno y la policía del
Soviet de Petersburgo, así como de muchos Consejos de provincias.
Según la situación del lugar tuvieron más o menos éxito las
reivindicaciones obreras tras la admisión de sus representantes en la
Duma de la ciudad, cesión de locales públicos para asambleas, solicitud de
apoyo financiero para los desempleados, etc. La debilidad y en parte la-
desorganización del aparato gubernativo posibilitó al Soviet de Petersburgo
y a otros de provincias usurpar ciertas atribuciones estatales, según las
palabras del jefe de la policía secreta de Petersburgo, dar a luz a un
"segundo gobierno"(159). Por ejemplo, el Consejo de Petersburgo decreto
el 19 de octubre la "libertad de prensa", es decir, prohibió a las redacciones
de los periódicos el presentar sus páginas a los censores, y los impresores
cuidaban de que apareciesen sólo los periódicos con la nota "publicación
sin censura"(160). Durante la huelga de Octubre y más tarde en la huelga
política de noviembre el soviet dio instrucciones a correos y ferrocarriles,
negoció con la Duma de la ciudad, con el gobernador civil e incluso una
vez con Vitte, llenaba los departamentos estatales con demandas de
informes —y en muchos casos le respondían— la milicia por él formada daba
hasta indicaciones a los policía; y al revés también no trabajadores se
dirigieron en distintas ocasiones al Consejo pidiéndole ayuda. Gran parte
de las actividades del comité ejecutivo se componía de estas cosas del
diario quehacer revolucionario, esta actividad depositó en el soviet
prestigio y autoridad a los ojos de las masas.
Desde mediados de noviembre enviaba el soviet de Petersburgo tam-
bién delegados especiales a Moscú, al sur de Rusia y la región del Volga;
estos delegados debían tomar contacto con las organizaciones obreras de
allí. Y al contrario, llegaban enviados de otras ciudades al soviet, sobre
todo de la zona de Petersburgo e incluso campesinos solos( 161). Cuando
el Consejo de Petersburgo intervino en una huelga de protesta política por
la detención de los amotinados en Kronstadt,(162) ganó también, entre los
soldados, seguidores. Se dirigieron al soviet con diversas peticiones y
demandas, éste lanzó una proclama especial a los solda- dos(163).
Sostuvo relaciones continuas con la Unión de ferroviarios y la Unión de
Correos-Telegrafistas así somo con la Unión de los campesinos de toda
Rusia. Así se fue desarrollando cada vez más en el centro de la revolución
en potencia para toda Rusia.
En las editoriales de Izvestía, en numerosas resoluciones y llama-
mientos en los discursos de los diputados era acentuada cada vez más
decididamente la inevitabilidad de la lucha armada contra el gobierno
zarista. El soviet como representación pública y organización de masas
65
no estaba de ningún modo en situación para realizar ia preparación técnica
necesaria. La mayoría de los miembros no creían en el éxito de una acción
aislada de la capital del proletariado, otros, por el contrario, veían en la
huelga general un medio de lucha lo suficientemente efectivo. El soviet
quería primero preparar psicológicamente a los trabajadores para el
levantamiento armado por medio de la agitación, en el que parte de las
tropas pasaran al bando de la revolución y entonces juntamente con los
obreros habrían de comenzar el levantamiento. Los diputados del Soviet se
armaron sólo para la defensa propia, tropas para la lucha propias las
organizaban los partidos socialistas. Ellos debían ser los cuadros del
ejército proletario en el levantamiento(164). El 19 de noviembre escribió el
periódico conservador Novoe Vremja: "Nos encontramos posiblemente en
vísperas de una monstruosa rebelión. El mismo gobierno manifiesta ya que
el proletariado posea una división entera de amotinados...(165). El Partido
de la revolución de masas no es pequeño. Este Partido se comporta como
la fuerza decisiva y cada día le creen más personas. Este gobierno
revolucionario (se refiere al Soviet) negocia ya como cualquier convención y
manda sus comisionados a las provincias y habla sin rodeos de los medios
de la lucha armada. Esto ya no es actividad clandestina; antes al contrarío,
clandestino parece convertirse el trabajo del viejo poder..."(166)
El gobierno zarista no estaba dispuesto a dejarle tiempo al soviet para
preparar el levantamiento. A finales de noviembre de 1905 se decidió a
recobrar de nuevo la iniciativa que había perdido desde la huelga de
octubre, y sostener la lucha decisiva con la Revolución. El 26 de noviembre
fue detenido el presidente del Consejo obrero, Chrusta- lev-Nosar. Al día
siguiente eligió el pleno una nueva presidencia compuesta de Apersonas,
entre ellas Trotski (con el seudónimo de Pseudon- ym Janovskij). Como
respuesta a la detención del presidente del Soviet exigieron algunos
diputados una huelga y otros una manifestación masi- va( 167), pero, en
general, la reacción de los trabajadores fue débil. Por ello desistió el soviet
de cualquier protesta y decidió proseguir con la preparación del
levantamiento(168). Sobre los últimos días del Consejo de Petersburgo se
proyecta cierta sombra fatalista; nacida del reconocimiento de que el
encuentro decisivo con el gobierno era inevitable, pero . las propias fuerzas
demasiado débiles. Todas las esperanzas fueron depositadas en los
campesinos y el ejército revolucionario, pero ésto sólo podía ocurrir gracias
a una agitación intensiva. Por estas razones utilizó el soviet de Petersburgo
sus últimos días en una reiterada apelación a la población. Conjuntamente
con ia Unión de campesinos y los partidos socialistas expuso el 2 de
diciembre el llamado Manifiesto de finanzas, el cual exhortaba a la
población para que no pagara impuestos al Estado, dejar los ahorros y
aceptar los pagos sólo en oro y valuta(169). El
66
contragolpe del gobierno siguió inmediatamente: En el mismo día fueron prohibidas
las huelgas de los ferroviarios, empleados de correos, telégrafos y teléfonos
con amenaza de fuertes castigos. El 3 de diciembre, finalmente, fueron
detenidos al comienzo de la sesión del soviet, el comité, ejecutivo y unos
200 diputados(170). Termina así un capítulo decisivo de la Revolución rusa
de 1905. Inmediatamente después de la detención del primer soviet se
formó con los delegados que casualmente se habían librado de la
detención, los sustitutos que habían sido elegidos antes y nuevos diputados
votados en las fábricas, el segundo soviet y un nuevo Comité ejecutivo bajo
Parvus (Helphandj(171). El llamó el 6 de diciembre a la huelga general
política de toda Rusia(172). Pero ahora tenían que reunirse los diputados en
secreto, y sólo una vez se celebró una sesión plenaria. Tampoco poseyó el
Soviet la popularidad de su antecesor; los trabajadores estaban acabados,
el movimiento huelguístico en Petersburgo se disipaba y hubo que
terminarlo el día 19. El 2 de enero de 1906 era detenido el Comité Ejecutivo
y en los días y semanas siguientes más diputados. El punto final en la
historia del Consejo de diputados obreros, de Petersburgo, de 1905 fue
trazada en octubre de 1906 en la vista de causa contra 52 miembros del
soviet, entre ellos Chruslev-Nosar y Trotski; pero su legado revolucionario
quedó vivo(173).
El peso de la Revolución se había traspasado en los primeros días de
diciembre a Moscú, donde la huelga general pasaba a ser un levantamiento
armado(174). Aquí fue el soviet, según las palabras de Lenin un "órgano del
levantamiento", sin haber podido, sin embargo, llevar el movimiento
planeado y unificado. El momento propicio de las revueltas en la tropa
moscovita no fue utilizado por el soviet. Sólo bajo la impresión de los
acontecimientos de Petersburgo decidió en la noche del 6 de diciembre
convocar la huelga general con la observación expresada claramente de
intentar convertirla en un levantamiento! 175). Sin embargo, nadie tenía una
idea clara de cómo sucedería esto. Tras la detención del comité federal
socialdemócrata (bolcheviques y mencheviques), el auténtico centro
dirigente, en la noche del 8 de diciembre, delegó el comjté ejecutivo del
soviet la dirección de la huelga en cada consejo de barrio. En los'días
sucesivos se rompió la comunicación entre las diversas partes de la ciudad,
de tal modo*que las luchas se desarrollaron independientes las unas de las
otras.
Los primeros encuentros armados surgieron más por casualidad que
por algún plan preparado por parte de los revolucionarios. La decepción
ante la esperada unión que no se logró del ejército se alivió con las
"acciones partesanas". Poco a poco creció la exasperación y se llegó a
luchas de barricada. Ya que las tropas de Moscú seguían dudosas, hubo
67
que hacer venir tropas de guardia desde Petersburgo, que reprimieron la
resistencia de los grupos en lucha hasta el 18 de diciembre.
Durante la huelga y el levantamiento que duró 10 días actuaron el
soviet de Moscú y los Consejos de Barrio como órganos revolucionarios de
poder. Ellos dictaron una serie de órdenes, por ejemplo, sobre la
regulación de la distribución de aguas, el que se abrieran negocios de
productos indispensables, la prolongación del alquiler para obreros, todas
las cuales exigían la validez general. De todos modos la denominación
'"gobierno revolucionario”, que es utilizado con predilección por los
historiadores soviéticos, es demasiado elevada. Las medidas concretas
correspondían a la situación momentánea, detrás no existía ningún
programa político más amplio, el campo de acción del soviet era limita' do.
El dominio de los bolcheviques en el Consejo de Moscú y su papel en el
levantamiento armado hicieron de él a los ojos de la historiografía
bolchevique la "clásica organización revolucionaria del proletaria* do”(176)
y el modelo de todos los demás consejos.
El llamamiento huelguístico del soviet de Petersburgo y los aconteci-
mientos de Moscú provocaron un fuerte eco también en las provincias. El
número de los huelguistas fue casi tan elevado como en octubre (177). En
algunos lugares, sobre todo en la ribera del Doñee, se llegó también a
luchas armadas(178). Los soviets, que en parte habían surgido en relación
directa con la huelga de diciembre(179), tuvieron en ello un papel
importante. Así, por ejemplo, el soviet de Novorossiisk consiguió el 9 de
diciembre tomar el poder en la ciudad y proclamar la "República de
Novorossiisk”: el gobernador y el jefe de policía huyeron de la ciudad, la
Duma de la ciudad y el alcalde se subordinaron al soviet y las tropas se
negaron a disparar contra los trabajadores. Los objetivos del soviet de
Novorossiisk eran:
1. Continuación de la huelga política. 2. Organización de*un auto-
gobierno popular y un aparato jurídico popular. 3. Lucha contra las clases
dominantes. 4. Organización de asambleas sindicales y políticas
5. Apoyo inmediato a los desempleados. 6. Preparación del le-
vantamiento armado(180). Este programa es, con sus cuestiones
económicas y políticas, fundamentales y secundarias, con sus fórmulas
generales y medidas prácticas, un verdadero espejo de lo que los
trabajadores esperaban de su soviet, los cuales no pretendían realizar un
programa acabado sobre el cambio revolucionario de la ciudad, sino que
querían superar las tareas prácticas surgidas a raíz de la Revolución. ’
Un poder revolucionario parecido ejercieron durante algún tiempo los
Consejos de trabajadores y soldados en Cita y Krasnojarsk(181).
Apoyados en los corrompidos soldados revolucionarios del ejército
manchú, los soviets destituyen en diciembre a las autoridades locales y
formaron sus propios departamentos que cuidaron la administración.
_.68
En Cita además fueron nacionalizados el ferrocarril, correos y telégrafos así como
también las propiedades del Estado. Solamente las expediciones de
castigos a Siberia entre finales de diciembre de 1905 y comienzos de enero
de 1906 pudieron restituir a las autoridades gubernativas.
Con la derrota de la Revolución sobre finales del año 1905/1906 se
extinguieron también los soviets. Una parte de los diputados más activos fue
detenida o se escondieron, pero otros permanecieron en las fábricas donde
seguían siendo considerados por los obreros como sus hombres de
confianza y portavoces. La estrecha y fuerte relación entre consejo de
diputados y masas obreras, sobre todo en Petersburgo, aún después de la
disolución del Soviet se manifiesta durante el transcurso del proceso contra
los diputados denunciados. En numerosas asambleas de protesta y
revoluciones, en los interrogatorios de los testigos y por donativos
demostraron los trabajadores su solidaridad con los detenidos! 182). En el
mismo tiempo revivieron esperanzas de reconstrucción del Soviet,
esperanzas que, en parte, enlazaban con los consejos de desempleados
formados en la primavera de 1906(183). Este se había desarrollado de la
anterior comisión de desempleados del soviet y comprendía en una red de
comedores casi 20.000 desempleados de Petersburgo. Con apoyo en la
Duma de la ciudad, que organizaba obras de urgencia para socorrer el paro,
llevaba una existencia cuasi-legal. Buscaba extender su actividad también a
las fábricas donde agitaba por la reconstrucción del Consejo obrero. Entre
los 300 diputados se encontraban varios delegados de fábrica. Mientras que
los socialrrevoluciona- rios apoyaban la agitación para un nuevo Consejo de
desempleados, Lenin se puso decididamente en contra(184). A finales de
1906 consiguieron corrientes radicales la supremacía en el consejo de
desempleados, éstas exigían una demostrativa declaración de protesta de
las masas desempleadas. Como consecuencia de las disputas se derrumbó
él consejo de desempleados en el verano de 1907.
También en Moscú, Charkov, Kiev, Poltava, Ekaterinoslav, Bakú, Baum,
Rostov y Kronstad, surgieron Consejos de desempleados que, como en
Petersburgo, junto a las ayudas de tipo material para los desempleados
levantaron peticiones pol íticas(185).
Aún más allá, en Moscú se intentó durante la huelga de julio de 1906
formar un soviet de toda la ciudad y consejos de barrio. Unos 150 diputados
se reunieron y eligieron un comité ejecutivo que debería guiar la huelga.
Pero al cabo de unos días tuvo que ser interrumpido el paro con lo que
desapareció también el soviet! 186). De la fábrica Na- dezdinskij en el Ural,
donde en mayo de 1905 se originó un consejo de diputados, se conserva
aún un documento de mayo de 1907 con la firma de “Consejo de diputados
obreros“(187). Estas ramificaciones del movimiento consejista en los años
1906/07 no eran capaces de poder
69
sobrevivir dadas estas distintas relaciones políticas. Los consejos como órganos de la
Revolución dependían del general desarrollo de ésta, que en 1906 pasó del
período de movimiento de masas al de la lucha parlamentaria. Como
limitada representación de los intereses de un determinado grupo del
proletariado —los desempleados— les faltaba precisamente el carácter
unificador de masa, que había caracterizado a los soviets de 1905. El intento
de revivir de nuevo a los soviets demuestra que la forma e idea de los
consejos había arraigado profundamente en la clase obrera rusa y que el
recuerdo de los grandes días de la Revolución de 1905 estaba vivo.
70
La importancia de los soviets de 1905 para la historia de la Revolu ción
rusa no deja de ser, por ello, grande. La clase obrera rusa había creado en
ellos un órgano unido sobre la base de la autonomía democrática para
representar las exigencias revolucionarias de la clase oprimida. Los
consejos de 1905 y, sobre todo, el Consejo de Diputados Obreros de
Petersburgo, crearon así una tradición revolucionaria de efectividad
persistente. El inmediato resurgimiento del soviet de Petersburgo en la
Revolución de febrero de 1917 y el brote de numerosos consejos de obreros
y soldados en toda Rusia constituyeron la expresión de la viva conciencia
existente del papel revolucionario de los consejos de 1905 y, al mismo
tiempo, la prueba de la capacidad de adaptación de tales organizaciones a
las necesidades de amplias masas populares en el momento de un nuevo
levantamiento revolucionario.
El alcance de los consejos en el exterior en los años de la primera
Revolución fue, al contrario que durante la Revolución de 1917, escaso.
Mientras que los acontecimientos de 1905 en su totalidad encontraron un
vivo eco en el movimiento obrero internacional y, por ejemplo, contribuyeron
dentro de la socialdemocracia alemana durante los debates masivos de
huelguistas a úna mayor configuración del ala izquierda en torno a Rosa
Luxemburgo y Karl Liebknecht, pasó la forma especial de los consejos
obreros casi desapercibida. Sólo algunos socialistas, por ejemplo el
holandés Pannekoek, se acercaron —con su crítica al estado burgués y al
parlamentarismo— al futuro pensamiento consejista, tal y como lo
defendieron los bolcheviques desde 1917. (190)
La significación de los soviets de 1905 puede ser comparada con la de
la Comuna de París de 1871. Ambos fueron efectivos históricamente, en
primer lugar, por los acontecimientos que les sucedieron: la Comuna de
París por su introducción en la teoría del Estado de Marx y más tarde Lenin;
los soviets de 1905 como antecesores de los consejos de 1917. Por la unión
de ambos, la interpretación de la Comuna marxis- ta-leninista y los
consejos, nació el sistema soviético bolchevique en teoría y en la práctica.
71
repetían sus puntos de vista desviados del camino mientras que las metas del
movimiento obrero en la Revolución llegaban a expresarse.
Las dos fracciones de la socialdemocracia, los mencheviques y bol-
cheviques, el solitario Trotski y los grupos socialrrevolucionarios desa-
rrollaron sus pensamientos particulares sobre los consejos, los cuales
traspasando los límites de la primera Revolución se convirtieron, en parte,
en básicos para su relación con los consejos del año 1917.
a) Los mencheviques
72
manera:(192) "El proletariado no puede alcanzar ni todo el poder político en el
estado ni una parte de él, hasta que no haya hecho la revolu ción social... Sí
esto es así, resulta claro que la actual revolución no podrá hacer efectiva
ninguna fórmula política en contra de la voluntad de toda la burguesía, ya
que ella será la dueña del mañana... La lucha por influir en el desarrollo y
desenlace de la revolución burguesa sólo podrá manifestarse en la presión
revolucionaria del proletariado que ejerza sobre la voluntad de la burguesía
liberal y radical... El proletariado, en todo caso, pondrá a la burguesía ante
un dilema: o volver a la opresión del absolutismo bajo el cual se ahogará o
seguir adelante con el pueblo"(193). En marzo de 1905 afirmó Martov que
tras los hechos del 9 de enero no habían cambiado de carácter la revolución
ni las tareas del partido, cuyo objetivo principal era la "unión del proletariado
como clase" y "la formación y consolidación de su partido de clase" (194).
En el artículo del periódico menchevique Nacálo se leía, finalmente, que era
labor de la clase obrera y del partido socialdemócrata apoyar a la burguesía
en la lucha contra el zarismo, ayudarla a vencer y "agrandar el marco de la
Revolución burguesa introduciendo dentro de ella y en primer plano los
intereses del proletariado y creando en la misma constitución burguesa una
base tan amplia como sea posible para el cambio social-revolu-
cionario"(195).
Tras la revolución victoriosa debería, según la concepción menchevi-
que, resultar un gobierno burgués que tendría la misión de llevar a cabo
reformas democráticas* y sociales. En este gobierno no tendrían nada que
hacer los socialistas, la responsabilidad por la negatividad del capitalismo
debería recaer sobre la burguesía. En la lucha parlamentaria dentro de la
constitución democrática se fortalecería la socialdemocracia y sería elevada
la conciencia política de la clase obrera rusa. Simultáneamente se habrían
transformado tanto las relaciones económicas en Rusia, que al comenzar la
revolución socialista en los países más desarrollados de Europa Occidental
y Central la chispa saltaría hacia Rusia y también aquí se podría emprender
la revolución proletaria(196).
El programa revolucionario de los mecheviques partía del reconoci-
miento de la situación económica .atrasada de Rusia y se orientaba hacia
las condiciones en el resto de Europa. La revolución socialista y la toma del
poder por el proletariado constituían para ellos el último paso en una
cadena de cambios económicos. Su posición de base democrática que
aumentaría en los años siguientes, los protegía, al mismo tiempo, de
intentar una dictadura de la minoría en un momento en el que las
condiciones para una "dictadura de la minoría" (en el verdadero sentido de
la dictadura del proletariado de Marx) aún no existían en Rusia, y les
condujo desde esta perspectiva a la dura oposición hacia la forma de
revolución "jacobina", que siguió Lenin(197).
73
En base a esta evaluación de la revolución rusa resultaron, según el
punto de vista de los mencheviques, las siguientes tareas prácticas fun-
damentales para el partido: "1. Formación de una consistente organiza-
ción socialdemócrata por medio de la vinculación del viejo aparato
conspirativo con las nuevas organizaciones de masas; 2. Desarrollo de los
Sindicatos"(198). En vista del crecimiento espontáneo de amplias capas
obreras una tarea urgentísima de la socialdemocracia consiste en ganarse
políticamente a estas masas, organizarías y estructurarlas en un
importante factor político. De este modo podría influir el partido so-
cialdemócrata en los problemas que se planteen en el transcurso de la
Revolución según su criterio(199).
Los mencheviques sintieron con amargura el aislamiento y la escasa
influencia de sus comités en la clase obrera, lo cual había sido motivado por
su existencia ilegal, el abismo entre los intelectuales y los trabajadores y los
conflictos con los bolcheviques. Desde enero de 1905 se les ofreció, por
primera vez, la oportunidad de actuar a mayor nivel al elevarse la
predisposición revolucionaria de las masas y, al mismo tiempo, al producirse
un aflojamiento en el control policíaco. En colaboración con las votaciones
para la comisión Sidlovskij en febrero de 1905,(200) las cuales según el
modo de pensar menchevique deberían convertirse en el centro de agitación
del movimiento obrero ruso, desarrolló el grupo de Petersburgo un plan
semejante por el que los trabajadores debían elegir en las fábricas diputados
(de modo parecido como antes de las comisiones), éstos debían formar una
asamblea de diputados en la correspondiente ciudad y los representantes de
cada ciudad juntos en Congreso obrero de toda Rus¡a(201).Así confiaban los
mencheviques incluir a los trabajadores alejados aún de la vida política en el
movimiento revolucionario y transformar al partido socialdemócrata de una
secta de conspiradores ilegales en un partido abierto de masas. En el !
transcurso de la primavera y el verano de 1905 defendió, sobre todo
Aksel'rod, este plan de un congreso obrero en numerosos artfcu- los(202).
Por parte de los mencheviques fue enlazado este proyecto con los esfuerzos
entonces utilizados para la unión con las ya existentes asociaciones para el
apoyo de los trabajadores(203). Otros, como por ejemplo Parvus, hicieron
hincapié sobre la reunión de todos los estamentos restantes en la Zemstra y
en el congreso de la ciudad, en la "Unión de las uniones" etc., junto a todo
esto debería ser erigido un foro de la clase obrera.(204) A partir del plan de
congresos obreros y paralelamente a él, desarrollaron los mecheviques
como su línea táctica principal la ¡dea de "autogestión revolucionaría", el
opuesto a la solución bolchevique del "gobierno provisional revolucionario".
Nada caracteriza mejor la contradicción principal de ambas corrientes que
éstas diferentes consignas. En definitiva, la idea de la autogestión revolucio-
74
naria, que representó sobre todo Martov, significa el intento de desorganizar e!
aparato burocrático zarista por medio de cambios democráticos “desde
abajo" y de esta forma obligar al gobierno para ir consiguiendo concesiones
constitucionales. La clase obrera y las demás capas de la población
excluidas de la elección para la "Duma Bulygin" deberían formar por sí
mismas “comités populares de agitación". "Deberían imponerse como
meta, realizar elecciones de diputados revolucionarios al margen de la
legalidad. Ellos debían pedir a los campesinos que mandasen sus
diputados libremente escogidos a la ciudad para deliberar con'la población
urbana lo que hubiera de hacerse. Hasta el punto que consigamos realizar
esta táctica, habremos logrado extender en el país una red de
organizaciones de autogestión revolucionaria. La reunión general rusa de
autogestión representará también la tribuna política de toda Ru- sia"(205).
El objetivo de esta campaña menchevique era ejercer sobre la Duma
reunida en otoño de 1905 una presión revolucionaria y en caso de
necesidad, convocar la asamblea constituyente al margen de la vía legal.
En agosto de 1905 escribía Martov: "La organización de una autogestión
que funcione en todas partes y públicamente es la forma a través de la que
desarrollará la liquidación de la autarquía, la cual no quiere libremente
inaugurar la era constituc¡onal"(206).
En la idea de la autogestión revolucionaria desempeña cierto papel el
recuerdo de la Revolución Francesa de 1789, y sobretodo, la Comuna de
París de 1871. El congreso menchevique de abril de 1905 hablaba
directamente de "formación de comunas revolucionarias en unas u otras
ciudades, en unos u otros sectores... en interés de fomentar una extensión
de la rebelión y de la desorganización del gobierno"(207). Martov intentó
informar a Lenin, el cuál llamaba a la solución-comuna una "farsa
revolucionaria"(208) de que Marx y Engels habían aprobado expresamente
la agrupación voluntaria en comunidades como un programa revolucionario
de la Comuna, y que la "autogestión revolucionaria" correspondía a estas
ideas en Rusia(209). Es muy sintomático el que la Comuna de París —que
sería más tarde el fundamento teorético de la teoría del estado de Lenin y
del sistema consejista bolchevique— fuera introducida en el programa de la
revolución marxista en Rusia no por los bolcheviques, sino por los
mencheviques. Indudablemente queda bien oscuro en qué relación debían
estar los órganos, esencialmente proletarios y campesinos, de autogestión
(las "comunas" locales) respecto al gobierno burgués postulado por los
mencheviques. Esta contradicción en el programa mechevique de la
Revolución, recalcada insistentemente por Lenin, tenía su origen en la
discrepancia entre la creencia defendida por los mencheviques en el
transcurso "objetivo" de la revolución social y política y su práctica actividad
política, la cual sobrepasaba los estancados márgenes. Quizá si hubiera
resultado la campaña de
75
la autogestión revolucionaría, sus órganos habrían representado una especie de
instancias de control frente al gobierno provisional. Esta clase de
reflexiones estaban aún lejos de los mencheviques én 1905; sin embargo,
su plan de una autogestión revolucionario construida de abajo a arriba, la
cual unía a trabajadores y campesinos en una organización de diputados,
sigue siendo interesante. Si se puede hablar de un antecesor teórico a los
consejos de 1905, éste sería la ¡dea de autogestión revolucionaria de los
mencheviques. De la manera en que se habían imaginado su realización,
no existieron de ningún modo. En lugar de una campaña de elecciones de
la cual debían surgir los comités agitadores locales, se llegó en Octubre de
1905 a la huelga general, durante ésta se creó el Soviet de Petersburgo. En
él vieron los mencheviques realizada profundamente su ¡dea de la
autogestión revolucionaria. Los proyectos del "congreso obrero"/ las
"comunas", etc., dejaron de ser papeles y comenzaron a ser figuras vivas.
Para los mencheviques era bien fácil introducir en su programa de la
Revolución a las nuevas organizaciones de soviets; en cierto sentido
estaban preparados para ello desde el comienzo de la Revolución.
En la formación del Consejo de Diputados obreros de Petersburgo en
octubre de 1905 participó de forma decisiva la organización menchevique.^
0) Los mencheviques de Petersburgo se guiaron del pensamiento de que el
"comité obrero", es decir, el soviet, se manifestaría como el "mejor órgano
de instrucción y agitación, como un órgano para la preparación de una
organización general de la Revolución", del cual ya había hablado el lskra.
(211) Cuando Martov volvió de la emigración a Petersburgo a finales de
octubre de 1905, le pareció al Soviet "la encarnación de nuestra idea de
autogestión revolucionaria"(212). La política hasta entonces seguida por los
mencheviques les posibilitaba más rápidamente que a los bolcheviques,
para ganarse una relación positiva incluso en la práctica con los consejos.
Consideraron las circunstancias y vieron que los trabajadores consideraban
a los soviets mucho más que a los partidos como sus órganos propios y
representación de intereses, y se adaptaron a la voluntad de la mayoría de
los diputados independientes, renunciando a ejercer el predominio público
en los consejos.
Sería equivocado aceptar que los mencheviques hubieran visto simul-
táneamente en los soviets la realización de su trabajo en el proletariado y
de su verdadera meta.
Muy al contrario, explicaban la formación de los consejos como
consecuencia de la ausencia de un partido obrerQ socialdemócrata pode-
roso en Rusia, de tal forma que las masas se vieron obligadas a crearse
espontáneamente y en defensa propia organizaciones que lo sustituyeran.
Martynov, un dirigente menchevique de aquellos años, decía abiertamente:
"La coexistencia de dos organizaciones proletarias indepen-
76
dientes, un partido socialdemócrata y una organización oficialmente sin
partidos, aunque bajo la influencia de la socialdemocracia, es una apari-
ción anormal, que más tarde o más temprano tendrá que desaparecer.
Cuando impulsamos la formación de órganos de autogestión revolucio-
naria del proletariado, consideramos estas formas de organización como
provisionales y pasajeras"(21.3). Los socialdemócratas deberían emplear
todos sus esfuerzos en convertir su partido ilegal en un partido obrero
amplio y abierto, partido que sería "lo suficientemente amplio como para
admitir en él o hacer superflua una organización como los consejos de
diputados obreros"(214). Según ésto, los soviets eran para los men-
cheviques en primer lugar organizaciones que unirían en un centro a las
amplías masas obreras, que el partido aún no había abarcado y que las
llevarían a la lucha revolucionaria, y, en último término, deberían ser
ganadas para la socialdemocracia. Los consejos deberían ser, según Mar-
tov, un "escenario de lucha a partir del cual se formarían los cuadros de un
amplio partido de masas"(215). De aquí que los mencheviques apoyaran
la aspiración del soviet de Petersburgo y de otros consejos de convocar a
todas las organizaciones proletarias existentes a un congreso obrero
general (216).
La derrota en la Revolución de diciembre de 1905 exigió una revisión
de la táctica revolucionaria de los mencheviques. Bajo la impresión de las
poderosas corrientes revolucionarias en los "días de libertad" habían
abandonado los mencheviques su apoyo condicionado a la oposición liberal,
y se habían acercado mucho a la concepción bolchevique del papel
contrarrevolucionario de la burguesía. Pero el ala derechista sometió a una
dura crítica la táctica del cambio radical: la derrota de diciembre de la clase
obrera había sido confirmada por su aislamiento frente a las demás fuerzas
democráticas, se había hecho "artificialmente" el levantamiento de diciembre
sin haber consolidado antes el partido por medio de la suficientemente
amplia agitación y organización; en vez de concentrarse, en definitiva, en las
votaciones para la Duma, se habían debilitado las fuerzas con acciones
precipitadas(217). La socialdemocracia tendría que entresacar las
consecuencias de esta situación . diferente y concentrarse en la Duma que
se reuniría a finales de abril de 1906. El objetivo inmediato del partido debía
ser transformar la Duma en una representación popular revolucionaria y en
el centro de la lucha contra el zarismo(218).
En el marco de esta campaña electiva para la Duma recomendada por
los mencheviques (los bolcheviques y socialrevolucionarios se negaron a
participar en las votaciones) apareció de nuevo en primer plano su
pensamiento originario de la autogestión revolucionaria como lo habían
defendido Martov y Dan en primavera y verano de 1905. Los menchevi-
ques abogaron por la formación de asociaciones de delegados y electo
77
res —con votaciones de doble vuelta— los cuales deberían reunirse con
todos los delegados de las demás capas revolucionarias en un “parlamen-
to revolucionario“ en contraposición a la Duma zarista(219). Dan, el
primero que propagó esta idea, resaltó con insistencia la ventaja de esta
organización con respecto a los consejos de diputados obreros: éstos
eran más aptos para desarrollar la conciencia política de los obreros y
aumentar la influencia de la socialdemocracia, que los múltiples consejos
obreros despolitizados, en los cuales los trabajadores elegían sus
diputados sin tener en cuenta su pertenencia a un part¡do(220). A pesar
de los esfuerzos por parte de los mencheviques para la realización de
esta clase de asociaciones de delegados y electores, sobre todo a raíz de
la campaña electiva para la segunda Duma en el invierno de 1906/07, no
consiguieron estas organizaciones más que en el valle del Doñee una
mayor repercusión(221). El motivo central era producir una comunicación
revolucionaría más estrecha entre las masas obreras y los delegados
socialdemócratas en la Duma, y eievar el prestigio de la Duma a los ojos
de los obreros.
Aún bajo el vivo impacto de la actividad de los soviets en otoño de 1905
trajeron los mencheviques una resolución al IV Congreso del partido obrero
socialdemócrata ruso celebrado en abril de 1906 en Estocol- mo, en la que
el partido era incitado a “fomentar no sólo las organizaciones proletarias
independientes formadas espontáneamente del tipo de los consejos de
diputados obreros, sino también de cooperar en el momento de un alza
revolucionaria en su constitución y ayudarles en el cumplimiento de sus
tareas"(222). En esto se diferenciaban de los bolcheviques, ya que éstos
por la misma época sólo defendían un apoyo muy condicionado a tales
organizaciones de “miembros sin parti- do“(223).'Pero, en general, los
consejos pasaron progresivamente a segundo plano también entre los
mencheviques. En contra de ésto apareció en el verano de 1906
nuevamente el pensamiento de un congreso obrero de toda Rusia, como un
medio, para conseguir la ampliación tan urgente de la base del partido
socialdemócrata. En consecuencia se hicieron notar corrientes, que habían
hecho fracasar al soviet: se querían librar de la influencia dominante de la
intelectualidad, que en sus disputas entre fracciones olvidaba el destino de
los obreros, y que en caso necesario incluso la ruptura con el partido
socialdemócrata(224). Chrustalev-Nosar', que fue presidente del soviet de
Petersburgo, proyectó en abril de 1907 un esquema completo del congreso
obrero que debía estar constituido de forma piramidal desde los comités de
fábrica como célula primera, después comités de la ciudad como nivel
medio y, finalmente, el congreso general obrero formado por representantes
de sindicatos, asociaciones, cajas de apoyo y diputados elegidos en las
fábricas(225). Esta forma de organización de masas sería la más apro-
78
piada según los mencheviques para liberar por fin al partido socialde- mócrata de sus
fuertes cadenas de la ilegalidad y del “sectarismo" y convertirle en un
partido obrero “europeo'“ La creación de un partido de masas proletarias
bien organizado según el modelo de la socialdemocra- cia alemana, era el
objetivo más inmediato de los mencheviques. En este camino podían
realizar servicios valiosos las organizaciones de trabajadores
independientes como por ejemplo los soviets o los proyectados congresos
obreros. Mayores tareas o más duraderas no se le atribuían a los soviets.
Estos eran, según la visión de los mencheviques, el recurso o la
organización sucedánea dada la falta de amplitud del partido obrero y de los
sindicatos poco desarrollados, y habrían tenido que ceder sus funciones a
éstos tras su formación y consolidación. Los consejos como órganos de la
revolución y como corporaciones provisionales de la autogestión proletaria,
fueron apoyados por los mencheviques en la Revolución de 1905; en su
constitución permanente como nuevos órganos del poder estatal no había
pensando ninguno de ellos: En el año 1917 se encontraban los
mencheviques en la misma situación que entonces fue funesta para ellos:
por una parte eran el partido dirigente en ios soviets y promotores de la
“democracia soviética", por otra parte negaban al soviet tareas futuras en
base a su convencimiento del carácter "burgués" de la Revolución, y por ello
fueron desbancados por los bolcheviques.
b) Los bolcheviques
79
la Revolución democrática por la actitud de espera pasiva de los liberales y el apoyo
activo del campesinado, además de la intelectualidad radical republicana y
las capas correspondientes a la pequeña burguesía en las ciudades. El
levantamiento de la clase campesina triunfa, el poder de los propietarios
está derrumbado"(228).
La forma política de la dictadura proletaria y del campesinado revo-
lucionario-democrático (que es una fórmula de la correlación de fuerzas
sociales) está en "el gobierno provisional revolucionario". Este se origina
del victorioso levantamiento popular sobre el que se apoya y dirige hasta la
destrucción total de los viejos poderes. La participación de los
sociaidemócratas en un gobierno así, es para Lenin evidente. "Gobierno
provisional revolucionario" significaba la coalición entre sociaidemócratas,
social-revolucionarios y otros partidos radicales democráticos(229). Aunque
las expresiones escritas de Lenin predicen poco sobre ello, no cabe duda
de que "el pensamiento último secreto" de Lenin era ya entonces de salir
como "dirigente único de la Revolución democrática" tras la revolución
victoriosa(230).
Las medidas del gobierno revolucionario, obtener el poder total dicta-
torial y un cambio social radical, constituyen, según Lenin el paso hacia la
Revolución socialista que deberá realizar el proletariado solo, o únicamente
con la ayuda de los campesinos, contra la burguesía y el campesinado
pudiente. "Emprenderemos inmediatamente después de la Revolución
democrática, y según las posibilidades de nuestras fuerzas, la transición a
la Revolución socialista. Estamos por la Revolución permanente. No nos
quedaremos a mitad de camino", escribió Lenin en el otoño de 1905(231).
Lenin utiliza aquí el mismo término que Marx ya había utilizado en 1850 y
con el cual Trotski en la primera Revolución rusa elabora su teoría de la
"Revolución permanente". Aquí está el punto de partida de su teoría sobre
la transformación de la Revolución burguesa en la socialista, que expuso
en abril de 1917, y que sería el punto de encuentro con Trotski. Al igual que
en 1917 se encontraba este pensamiento ya en 1905 en Lenin en
estrechísima relación con la esperanza de la revolución proletaria en
Europa. Lenin confiaba desde 1905 que e| éxito de la revolución en Rusia
"sería la señal del comienzo de la Revolución socialista en Europa... Los
trabajadores europeos nos enseñarán cómo se hace, y después
realizaremos juntos el cambio socialis- ta"(232).
Por otra parte el mismo Lenin era lo suficientemente realista con
respecto al.cénit de la Revolución como para tener en cuenta también la
victoria "parcial" de la Revolución. Analizando cuidadosamente el pro y
contra de la cuestión: "Es aceptable una Revolución del tipo del año 1789 o
del tipo 1848" (con las que señalaba, 1789 el derrumbamiento total del
zarismo y el establecimiento de la república, 1848 el compro-
80
miso de una monarquía constitucional) intentaba esclarecer el posible desenlace de
la Revolución(233). Pero su voluntad de lucha revolucionaria le llevaba a
pesar de su evaluación serena y desapasionada de todos los factores a
llamar con apasionamiento al levantamiento contra el Zarismo y su
organización práctica.
Ya en 1902 había proclamado Lenin en "¿Qué hacer? " como tarea
principal del partido socialdemócrata la preparación, impulso y realización
de un levantamiento general del pueblo(234). Desde el año 1905, según la
opinión de los bolcheviques, estaba el levantamiento armado al orden del
día. El III Congreso del Partido obrero socialdemócrata ruso en abril de
1905 con diputados únicamente bolcheviques, encomendó a las distintas
organizaciones del partido «la propaganda y agitación para el
levantamiento; armar a los obreros, la formación de grupos de lucha
especiales y la elaboración de un plan para el levantamiento(235). La
relación interior entre el ideal de Lenin de un partido de revolucionarios
profesionales y la pretensión bolchevique de dirigir la revolución es aquí
especialmente clara. Solamente un grupo pequeño, decid ido y disciplina-
do, de luchadores revolucionarios podía organizar el levantamiento y tomar
el poder. La masa simpatizante otorgaba al movimiento el ímpetu
necesario, la dirección y el objetivo los obtendría por la minoría
conspiradora.
Como medio práctico para revolucionar a las masas y preparar el
levantamiento propuso Lenin la formación de comités revolucionarios
especiales. Poco después del "domingo sangriento" escribió: "Las con-
signas de la lucha por la libertad serán cada vez más urgentes entre la
población pobre de las ciudades, entre millones de campesinos. Encada
fábrica, en cada distrito, en cada pueblo grande se formarán comités
revolucionarios. El pueblo rebelado se dedicará a derrocar todas las
instituciones gubernamentales del absolutismo zarista y a proclamar la
inmediata convocación de la Asamblea constituyente"(236). Seguidamente
propagó Lenin, sobre todo, la fundación de comités revolucionarios en el
campo, porque allí casi no existían células organizadas y la agitación del
campesino era la labor más urgente. Los comités campesinos deberían
llevar a cabo la transformación democrática en el campo y ser los órganos
locales del levantamíento(237). Pero su tarea podría ser más amplia: "Los
comités campesinos son una organización elástica, que es igualmente útil
en las condiciones actuales como, por ejemplo, en el gobierno provisional
revolucionario, en el que estos comités se convertirán en los órganos de
gobierno"(238). En ellos deberían estar representados los
socialdemócratas como grupo político cerrado junto con otros partidos
revolucionarios e independientes, ellos configurarían la "dictadura
revolucionario-democrática del proletariado y del campesinado" en
pequeño.
81
Los comités revolucionarios solicitados por Lenin en la ciudad y en él
campo no tenían a sus ojos nada que ver con la idea menchevique de la
autogestión revolucionaria. Frente a la concepción menchevique de la
Revolución como "proceso espontáneo" en cuyo desarrollo no se podía
predecir ninguna acción de antemano, afirmaba Lenin: "Un levantamiento
puede ser fijado, si aquellos que lo han de fijar tienen influencia sobre las
masas y saben escoger bien el momento"(239). La campaña menchevique
de autogestión revolucionaria la consideraba "una idea muy infantil", ya
que no tenía en cuenta las relaciones de poder y la superioridad militar del
régimen. "Es válido ganar primero en el levantamiento (aunque fuese en
una sola cjudad) y erigir un gobierno provisional revolucionario que pudiera
acometer la organización de la autogestión revolucionaria como órgano del
levantamiento, como dirigente reconocido del pueblo revolucionario... La
organización de la autogestión revolucionaria y la elección de delegados
del pueblo no es el prólogo sino el epílogo del levantamiento"(240).
Mientras que para los mencheviques la convocatoria de una Asamblea
Constituyente nacional soberana era un objetivo central de la revolución,
jugaba ésta entre los bolcheviques —aunque fuera nombrado
continuamente en sus consignas de lucha— solamente un papel
subordinado ya desde 1905. Las-medidas decisivas del gobierno
revolucionarias deberían ser realizadas antes de la reunión de la
Asamblea Constituyente. "Nosotros exigiremos de la Asamblea
Constituyente..., que acepte las transformaciones que haya emprendido el
gobierno provisional con ayuda del pueblo insurrecto", escribió Stalin en
este contexto(241).
El programa de la revolución bolchevique se basaba en el papel diri-
gente del partido. Desde el nuevo impulso de las masas en la Revolución
de 1905 se encontraron los bolcheviques otra vez ante el problema de
cómo debería ser enlazada la incondicional reclamación de dirección del
partido con el proceso espontáneo del movimiento obrero. Su fuerza
numérica era pequeña, incluso entre los obreros de Petersburgo tenían
apenas 1.000 miembros del partido en la primera mitad de 1905(242). La
mayoría de los comités del partido estaban, según palabras de Lenin,
"petrificados en la i legal idad" (243), y no se. encontraban en situación de
comprender a las capas obreras despertadas políticamente. Lenin
reclamaba en el congreso del partido bolchevique de abril de 1905 una
ampliación de los comités del partido dominados por los intelectuales por
medio de trabajadores de las fábricas y topó así con la oposición de los
revolucionarios profesionales que constituían los comités, ya que éstos
afirmaban que no existían obreros apropiados(244). Ya aquí se muestran
tendencias de una "burocratización" del partido.
Esta desconfianza de los bolcheviques respecto a los independientes y
las organizaciones del movimiento obrero no adscritas al partido.
82
halló su máxima expresión en su actitud con los soviets. Frente a la
elaborada falsificación stalmista de la historia y la opinión propagada
también por Europa de la iniciativa y participación dirigente de los
bolcheviques en la formación y actividad de los consejos en el año 1905, se
alza la verdad escueta de que el bolchevismo no estaba con los soviets en
su nacimiento, así como inversamente el principio consejista no tenía
ningún lugar originariamente dentro del bolchevismo. Sin atender a la
cooperación de muchos obreros bolcheviques en los consejos, variaba la
posición de principio de los órganos dirigentes bolcheviques entre un
rechazo radical y una aceptación media a disgusto de estos "cuerpos
ajenos" a la revolución. La posición de los bolcheviques respecto a los
soviets de la primera Revolución era diferente según los lugares y estaba
sufriendo transformaciones; incluso el mismo Lenin no llegó a un juicio
definitivo sobre su papel e importancia, aunque fue el único que, entre los
bolcheviques, se esforzó en examinar a fondo este nuevo fenómeno
revolucionario y en agregarlo a su teoría y táctica revolucionaria.
En la formación del Consejo de diputados Obreros de Petersburgo
durante la huelga de octubre tomaron también parte obreros bolcheviques,
exactamente igual que otros. El comité dél partido que en un principio,
diferenciándose de los mencheviques, no había llamado a la elección de
diputados, envió a sus representantes oficiales al comité ejecutivo, entre
ellos a Knumianc (Radin), el cual sería más tarde el representante
bolchevique dirigente en el Soviet. En los primeros dfas de existencia del
Soviet, cuando éste actuaba como comité de huelga y nadie sabía
realmente qué papel desempeñaría en el futuro, los bolcheviques se le
oponían de forma benévola. Pero esto cambió, al permanecer constituido el
soviet aún después de terminar la Huelga de Octubre y comenzar a
evolucionar hacia un órgano de dirección política de la clase obrera de la
capital. En adelante fijó la mayor parte de los bolcheviques
petersburguenses abiertamente su orientación enemiga frente al so-
viet(245). Fue logrado por los bolcheviques elaborar en los comités
federativos formados por representantes de ambas fracciones del Partido
Obrero Socialdemócrata ruso una resolución en la que se recomendaba la
aceptación oficial del programa de la socialdemocracia, ya que
organizaciones independientes al estilo del consejo no podrían guiar una
orientación política clara y por lo tanto serían pemiciosas(246). El comité
central del Partido publicó esta resolución el 27 de octubre y la constituyó
con ello en norma obligatoria para todas las demás organizaciones
bolcheviques al exterior de Petersburgo. En el mismo Petersburgo
introdujeron los agitadores bolcheviques entre los trabajadores y los
diputados del soviet la agitación correspondiente. En algunas fábricas
lograron realmente mover a los obreros a la aceptación de una declara-
83
ción votada juntamente con la resolución del comité federativo(247). Entre
tanto se habían distanciado los mencheviques de esa táctica radical, y los
social-revolucionarios presentaron en el pleno del soviet una
contrarresolución en la que se manifestaban decididamente en contra de la
pretensión del Partido socialdemócrata de ser el único representante de los
intereses del proletariado(248). Tras la llegada de Lenin a Peters- burgo
cesaron los bolcheviques en sus polémicas abiertas contra el Consejo
obrero.
La discusión, llevada en su periódico NoVaja Zizn' se movía, sobre
todo, en torno a la pregunta de en qué relación se encontraba el soviet
“como organización independiente"con el partido socialdemócrata. La
crítica bolchevique se dirigía, en primer término, en contra del esfuerzo del
Consejo de diputados obreros de presentarse como organización política
del proletariado situada por encima de los partidos. Los bolcheviques de
Petersburgo estaban convencidos de que "solamente un disciplinado
partido de clase podía dirigir el movimiento político del proletariado y cuidar
de la pureza de sus consignas, y no una amalgama política, una
organización indeterminada y vacilante como lo es y tiene que ser el
consejo obrero"(249). Mayoritariamente se sostenía la opinión de que una
existencia paralela del consejo de diputados obreros y del partido sería
imposible a la larga. En nombre de un grupo de agitadores y
propagandistas bolcheviques exigía explícitamente P. Mende- leev: "El
consejo de diputados obreros no debe existir como organización política, y
los socialdemócratas tienen que retirarse de él, ya que su existencia actúa
negativamente sobre el desarrollo del movimiento socialdemócrata. El
consejo de delegados puede permanecer como organización sindical, o no
puede permanecer en absoluto. Como organización sindical puede
alcanzar gran importancia reuniendo a todos los obreros en una
organización, agitando en las fábricas para formar una caja de lucha
sindical, y trabajando durante la huelga como comité de huelga". Por
consiguiente, conforme a ésto, propuso el autor una táctica a tres niveles
del partido frente al Soviet: 1. Los bolcheviques debían intentar provocar
una autol imitación del consejo obrero a tareas sindicales. 2. En caso de
que esto fracasara, debería entregar el Soviet una declaración de principios
sobre su subordinación a la dirección del partido obrero socialdemócrata.
3. Después de lo cual debería ser disuelto lo antes posible, dado que la
continuación de su existencia como organización social-demócrata junto al
Partido sería innecesaria(250).
La cuestión "Soviet o Partido" la abordó también B. Radin en un artículo
que llevaba ese nombre; éste fue posteriormente tomado por Lenin para
elaborar sus propios principios sobre el carácter y las tareas de los
consejos. Rodin reconocía la necesidad de una organización qüe llamara a
las amplias masas obreras a la huelga, ya que los partidos
84
políticos solos no estaban en condiciones de hacerlo. Pero el consejo obrero no
podría de ningún modo sustituir al Partido. "Sólo puede encauzar
determinadas acciones del proletariado y encabezar determinados intereses
de las masas. Es capaz de impulsar tareas concretas, que unen a todo el
proletariado, pero no es de su incumbencia dirigir la política de clase".
También Radin exigía, finalmente, del Soviet, que "revelara su fisionomía
política" y que declarase "de qué partidos políticos aceptaba su dirección y a
qué programa político se adhería. El proletariado debería saber
exactamente bajo qué bandera marchaba la organización por él elegida y
las consignas y directrices de cuál partido llevaría a cabo en sus
determinados y prácticos pasos"(251).
La actitud de rechazo de los bolcheviques de Petersburgo frente al
Consejo Obrero correspondía al temor de que la organización soviética
elegida pudiera arrinconar al comité del partido y así llevar a "la subordi -
nación de la conciencia a la espontaneidad"(252). Los bolcheviques de
Petersburgo recordaban vivamente los grandes logros dé la Asociación
obrera de Gapón y el poderoso movimiento espontáneo de enero, del cual
los círculos del Partido estaban apartados. Venían en los Consejos de
Diputados Obreros el peligro de una nueva "Gaponvséina", tanto más
cuanto que entre los diputados del Soviet se encontraban varios antiguos
seguidores de Gapon(253). Observaron en el esfuerzo de muchos
mencheviques cómo convertían al consejo obrero en el punto de partida de
una reorganización interior del Partido socialdemócrata, síntomas de la
descomposición de la "vanguardia del proletariado" y de su disciplinada
organización. Temían, en definitiva, que bajo la bandera de la
independencia del Soviet fuera infiltrado "el bagaje podrido de la ideología
burguesa" en la clase obrera(254).
El ejemplo de los bolcheviques de la capital influyó también en el
comportamiento de los comités del Partido provinciales respecto a los
soviets. Especialmente visible es esto en Moscú. Aquí había publicado el
comité del Partido bolchevique el 2 de octubre de 1905 con relación a la
huelga de los obreros de Artes Gráficas y el consejo de diputados de
impresores(255), un llamamiento en el que eran llamados los trabajadores
moscovitas a la elección de diputados en las fábricas, los cuales deberían
guiar la huelga general. "Se deberían unir los diputados de todas las
fábricas y talleres en un soviet general de diputados de todo Moscú") decía
el llamamiento. Un Soviet de diputados general de este tipo unificaría a todo
el proletariado de Moscú. Le daría la solidaridad y organización necesarias
para la lucha contra todos sus enemigos —tanto contra la dictadura como
contra la burguesía"(256). Esta proclamación es una prueba existente de la
iniciativa bolchevique en la formación de los consejos en 1905. No tuvo
consecuencias prácticas el llamamiento. Bajo la influencia de los comités de
Petersburgo y su actitud de
85
rechazo y de! comité central del Partido los bolcheviques de Moscú no
dieron en mucho tiempo después de la Huelga de Octubre ningún paso
para la formación de un Consejo Obrero, el cual surgió luego en la
segunda mitad de noviembre(257). El mismo día en que se celebró la
primera sesión del Soviet de Moscú, tomó un congreso de los comités del
Norte del Partido obrero socialdemócrata ruso en Moscú la siguiente
resolución sobre la relación con los consejos de Diputados obreros:
"Solamente es necesario fundar un consejo de diputados obreros allí
donde la organización del Partido no pueda dirigir las acciones revolu-
cionarias del proletariado por otro camino, o allí donde sea necesario
liberar a las masas de la influencia de los partidos burgueses. El consejo
de diputados obreros tiene que ser un aparato técnico del partido con el
objetivo de dirigir a las masas a través del Partido Obrero Socialdemó-
crata ruso"(258).
Estas "tendencias sectarias"(259) de numerosos comités del partido
bolchevique, que veían en el consejo obrero un rival indeseado, explican,
en parte, la tardía aparición de muchos soviets en provincias. En Sara-
tov, por ejemplo, se opusieron los bolcheviques el 20 de noviembre a la
fundación de un consejo de diputados. Pero al ser elegido el soviet
exigieron en la primera sesión el reconocimiento del programa de la
socialdemocracia. La mayoría —mencheviques e independientes— se
opusieron, y el soviet decidió no atarse a ningún programa determinado,
sino ser "un órgano de dirección independiente de las masas obreras en
su mayoría independiente"(260). Sin embargo, lograron los bolcheviques
en Tver' mover a los diputados del Soviet a la aceptación casi unánime del
programa del Partido{261).
Sin mayor alcance en la relación práctica del Partido con los Soviets,
pero de relevante importancia teórica, sobre todo con vistas a la Revolu-
ción de 1917, fueron las consideraciones de Lenin que desarrolló en los
años 1905-1907 sobre los consejos. Lenin logró encontrar el punto de
arranque de una ¡dea consejista que perduraría y que, junto con el análisis
de Trotski inspirado en la experiencia directa'sobre los soviets, pertenece
a los resultados teóricos más importantes de la Revolución de 1905. Las
experiencias con los soviets de 1905 fueron un requisito esencial en el
programa de la Revolución leninista de 1917.
El primer documento escrito de Lenin sobre los consejos en el año
1905 .contiene ya en germen todos los pensamientos que más tarde
desarrollaría de forma más variada o amplia. Se trata de un escrito
redactado en los primeros días de noviembre en Estocolmo para la
redacción de Novaja Zizn con el título de "Nuestras tareas y el Soviet de
diputados obreros", que no fue imprimido entonces y no fue publicado
hasta el año 1940(262). En él se dirige Lenin contra la forma de plantear
Radin la pregunta en el n.° 5 del Novaja Zizn: "¿Soviet o
86
Partido? " por considerarla demasiado estrecha. Es una equivocación exigir del
Soviet la adhesión a un determinado programa de partido; él es por su
naturaleza una unión para la lucha de los socialdemócratas con los
demócratas revolucionarios burgueses. Es recomendable no una res-
tricción sino una ampliación en su composición: diputados de los marinos y
soldados, de los campesinos e intelectuales revolucionarios tienen que ser
acogidos en él. "El Soviet debería elegir un núcleo sólido del Gobierno
revolucionario provisional y completarlo con representantes de todos los
partidos revolucionarios y todos los demócratas revolucionarios. No nos
espanta la amplitud y diversidad de la composición, sino que la deseamos,
ya que sin la unión del proletariado con el campesinado, sin la
aproximación en la lucha de los socialdemócratas y demócratas
revolucionarios no es posible el triunfo de la gran Revolución ru- sa"(263).
"Quizá me equivoque", escribía más tarde Lenin, "pero me parece que en el
aspecto político el Soviet de diputados obreros debe ser considerado como
célula del gobierno provisional revolucionario. Me parece que el soviet
debería declarar el gobierno provisional revolucionario de toda Rusia (o en
otras palabras) debería crear el gobierno provisional revolucionario"(264).
Este gobierno formado por el Soviet será el órgano del levantamiento
armado que ya se está madurando, este gobierno daría al soviet un claro
programa político y llamaría al pueblo al derrocamiento del zarismo.
En esta forma tan unívoca y resuelta ha repetido sólo pocas veces
Lenin su adhesión a los consejos en el transcurso de la primera Revolu -
ción. Sus expresiones sobre el consejo obrero de Petersburgo después de
su llegada a Rusia son mucho más cautas. Aunque rechazaba la "táctica
del boicot" de los bolcheviques de Petersburgo en principio se puso de
parte de aquellos que veían en el soviet el peligro de una organización
independíente y confusa. "Podemos y en determinadas situaciones tene-
mos que caminar incluso junto a los proletariados aún no aclarados..., pero
de ninguna manera y nunca podemos aflojar la rigurosa unidad de nuestro
partido, de ninguna manera y nunca podremos olvidar, que la hostilidad del
proletariado frente a la socialdemocracia es un residuo del modo de pensar
burgués en el proletariado... La participación en organizaciones
independientes es lícita para el socialista sólo como excepción... sólo si la
independencia del partido obrero está salvaguardada totalmente y si en las
asociaciones o soviet independientes,delegados, miembros o grupos del
partido están subordinados al imprescindible control y dirección por todo el
Partido"(265). Si bien Lenin participó en algunas sesiones del comité
ejecutivo y pronunció una vez un discurso en el pleno, no volvió a
presentarse en el Soviet de Petersburgo(266). Lunacarskij informaba más
tarde que Lenin, "por decirlo así se encontraba en cierta forma indefenso
ante la defectuosidad del aparato aquel,
87
que era neutral y no defendía nuestro intereses"(267). El elemento vital de Lenin era
el Partido y no el forum de una organización de masa; realizaba un trabajo
de "Estado Mayor" y no acudía al campo de batalla de la Revolución
personalmente.
Frente a la interpretación menchevique de los soviets como órganos
revolucionarios de autogestión repitió Lenin su vieja tesis de que el
levantamiento victorioso prepararía el terreno para la autogestión. "El
Consejo de diputados obreros no es ningún parlamento obrero y ningún
órgano de la autogestión proletaria, sino una organización de lucha para la
consecución de determinados objetivos"(268). En enero de 1906, tras la
violenta disolución del Soviet escribió Lenin que los acontecimientos
habían demostrado "cuán insostenible es la autogestión revolucionaria sin
la victoria.de las fuerzas revolucionarias, cuán insuficiente es una
organización independiente provisional la cual podrá algunas veces
completar un estable y duradero partido-organización de lucha, pero nunca
podrá sustituirlo. Los consejos de diputados obreros de la capital cayeron,
porque les faltaba un fuerte respaldo en una organización de lucha del
proletariado"(269). A partir de entonces considerará a los soviets, sobre
todo, en relación con la insurrección armada. Lenin apoyaba la evolución
de los soviets en órganos del levantamiento, como había ocurrido de la
manera más clara en Moscú, y se opuso simultáneamente al intento inútil y
pernicioso de una nueva revivificación de los consejos en una fase de
decadencia de la Revolución. En la resolución presentada por él sobre los
consejos de diputados obreros en el IV Congreso del Partido Obrero
Socialdemócrata ruso de abril de 1906 decía "que, en tanto en cuanto los
consejos representen núcleos del poder revolucionario, su fuerza y
significación depende totalmente de la fuerza y la victoria del
levantamiento". Más adelante afirma: "Ese tipo de organizaciones está
condenada inevitablemente al fracaso, si no se apoyan en el ejército
revolucionario y derrocan los poderes estatales (es decir, convertirlos en un
Gobierno Provisional Revolucionario)"(270).
Por lo tanto, Lenin veía en los soviets órganos revolucionarios, los
cuales; como había escrito en la primavera de 1905, "aunque sólo fuese en
una ciudad... necesariamente (aunque sólo de manera provisional, en
parte, eventual) tendrían que ejercer todo el gobierno de la ciu- dad"(271).
Ellos actuarían como órganos del gobierno popular revolucionario y
llevarían a cabo una serie de reformas radicales y democráticas.
Entusiasmado ante la perspectiva de victoria de la revolución, sin atender a
su estado de decadencia, celebraba Lenin "la fuerza creadora del pueblo" y
el poder de los órganos por él creados: "Este poder no reconocía ningún
otro poder o ley, vinieran de quien viniesen. Ilimitado, fuera de la ley, poder
sustentado sobre la fuerza en el verdadero sentido de la palabra —esto es
la dictadura... Según su carácter político-
88
social era esto el germen de la dictadura de los elementos revoluciona- rios del
pueblo... Esta fuerza se apoyaba sobre la masa del pueblo. Esta era la
diferencia básica del nuevo poder respecto a todos los anteriores órganos
del viejo poder. En último término, estos eran órganos de poder de una
minoría sobre el pueblo, sobre la masa de trabajadores y campesinos.
Aquellos eran órganos del poder popular de los trabajadores y campesinos
sobre una minoría, sobre un puñado de opresores, sobre un montoncito de
nobles y empleados privilegiados...
El nuevo poder como la dictadura de la inmensa mayoría se podía
mantener y se mantenía exclusivamente con el apoyo de la confianza de la
enorme masa, exclusivamente porque de la manera más libre, ampliay
fuerte atraía a toda la masa a la participación en el poder... ¿Eres un
obrero? ¿Quieres luchar por la liberación de Rusia de un puñado de
opresores policiacos? Tu eres nuestro camarada. Elige tu diputado, le
recibiremos amistosamente y con gusto como miembro* con pleno poder»
de nuestro Soviet de diputados obreros, del Soviet de campesinos, del
Soviet de diputados soldados, etc... Este era el nuevo aspecto del poder, o
mejor dicho su embrión, ya que la victoria del antiguo poder destruyó muy
pronto el joven impulso renovador(272).
Aquí es donde más se acerca Lenin a sus ideas posteriores, de la
primavera de 1917, desarrolladas sobre los soviets como órganos del
poder revolucionario, obrero y campesino, y (desde el verano de 1917)
sobre la dictadura del proletariado.
Sin atender a la realidad del año 1905 y adelantándose, su considera -
ción de los soviets como portadores del poder estatal revolucionario, cosa
que sólo consiguieron parcialmente aquí y allá, colocó Lenin en esto la
razón de su teoría sobre los consejos de 1917. Al mismo tiempo, sus
palabras contienen los elementos para una idealización de los consejos
como expresión de la "voluntad creadora del pueblo", y como órganos de la
democracia de masas, elementos que han sido introducidos en el mito del
Soviet y que deberían demostrar la superioridad de la democracia soviética
sobre la democracia "burguesa". A Plejanov, el marxista moderado,
intelectual y materialista, sólo le quedaba para tales argumentos
irracionales, ironía y rechazo, y denominaba la expresión de Lenin de la
"voluntad creadora del pueblo" (narodnoe tvotcestvo) como herencia
anticuada y romántica de los narodnikis. Lenin atajó esta inculpación con la
alusión de que la Revolución de 1917 había mostrado en los soviets y otros
órganos de la revolución el poder de las fuerzas revolucionarias y el
surgimiento de nuevos órganos de poder (273). Pero en el fondo no estaba
desacertado Plejanov: el elogioso panegírico de Lenin a las fuerzas de
creación revolucionarias del pueblo ruso aparecidas en los soviets
coincidía no casualmente con el vocabulario de los narodnikis,
socialrevolucionarios y anarquistas. A la hora de la lucha
89
revolucionaria, Lenin se encontraba más cerca del heredero de la tradi ción
revolucionaria, rusa, independiente con su creencia en el "pueblo", su brío
idealista y su trasfondo anárquico antes que de la enseñanza determinista
del marxismo occidental, del que eran partidarios los mencheviques. Lenin
creía notar en los soviets algo de las fuerzas del pueblo, tanto creadoras
como destructoras, durante mucho tiempo discretas y ahora
desencadenadas con la revolución, por medio-de las cuales Baku- nin y
otros habían confiado en la victoria de la Revolución. En cuanto a Lenin —
en 1905 aún de manera indecisa, primero con el pensamiento y sin
posibilidades prácticas- se apoyó sobre ellas, estaba al mismo tiempo
decidido a sujetarlas, conformarlas a su voluntad y dirigirlas a la meta por
él deseada. Con ello, la relación entre Partido y Soviet se convirtió en el
problema central de la teoría soviética de Lenin y del sistema consejista
bolchevique.
Mientras que Lenin, entre Noviembre de 1905 y el verano de 1906,
incorporó los soviets como órganos de la revolución, como "órganos del
levantamiento" y como "germen del nuevo poder revolucionario" en su
programa revolucionario, se mantuvo entonces como antes bastante re-
traído frente a la concepción de los soviets como órganos proletarios de
autogestión. En relación con la agitación nuevamente asumida por jos
mencheviques en la segunda mitad del año 1906 para un congreso obrero
de toda Rusia(274) se reforzó su repugnancia respecto a la interpre tación
de los consejos como organizaciones proletarias "por encima de los
partidos" o "independientes". Lenin llegó tan lejos que limitó consi-
derablemente su apreciación anterior de los soviets como órganos del
futuro poder revolucionario. En la primavera de 1905 escribió: "En un
nuevo incremento de la lucha, en el tránsito a esta fase (del levanta-
miento), son naturalmente este tipo de organizaciones (los soviets) ne-
cesarias y valiosas. Pero su evolución histórica no debería residir en una
continuación esquemática de los consejos de diputados obreros locales en
un congreso obrero de toda Rusia, sino en la transformación de estos
embrionarios órganos del poder revolucionario victorioso (semejantes
órganos eran los soviets) en órganos centrales del poder revolucibnario
victorioso, en el gobierno provisional revolucionario. Los consejos de
diputados obreros y su agrupación son necesarios para la victoria del
levantamiento. El levantamiento victorioso formará necesariamente otros
órganos"(275). La última frase de Lenin demuestra que para él y en aquel
entonces la cuestión de la futura forma estatal jugaba todavía un papel
subordinado, y que el sistema consejista como principio de la construcción
estatal no había sido aún formulada por él. También vuelve a distinguirse
claramente el diferente punto de vista histórico, a partir del cual
mencheviques y bolcheviques abordaron el asunto de los consejos: para
los primeros los soviets tenían importancia porque de sus
90
filas podía crecer un amplio partido de la clase proletaria; para los bolcheviques, los
soviets eran útiles sólo como medios tácticos en la lucha por el poder.
Indudablemente se mantuvo firme Lenin en la exigencia directiva del
Partido dentro del movimiento obrero frente a todas las organizaciones
obreras independientes del tipo soviets. En marzo de 1905 escribió una
primera redacción de la resolución para el V Congreso del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso con el significativo título de “Sobre las orga-
nizaciones obreras independientes en relación con las corrientes anarco-
sindicalistas en el proletariado“. En él condenaba todo esfuerzo fuera y
dentro del Partido por un congreso obrero, y explicaba “que la participación
de las organizaciones del Partido Socialdemócrata en consejos de obreros-
delegados y diputados de partidos diversos y en los congresos de sus
representantes, así como la creación de semejantes corporaciones, es lícito
en caso de necesidad, suponiendo que con ello son defendidos
severamente los intereses del Partido, y el Partido Obrero Social- demócrata
Ruso es reforzado y consolidado.“
En otra parte de la resolución dice que “tales corporaciones (los
consejos de diputados obreros) se pueden comprobar realmente como
superfluos si la socialdemocracia sabe realizar su trabajo entre las masas
del proletariado de forma correcta, contundente, y con miras am- plias“(276).
La “fuerza creadora revolucionaria“ del pueblo, de la cual había hablado
Lenin, y que se encarnaba en los soviets, albergaba siempre el peligro de
“corrientes anarco-Sindicalistas“ dentro de él, a las qüe había combatido
Lenin durante toda su vida. Es digno de consideración el que Lenin, desde
los primeros tiempos del movimiento consejista, percibiera este peligro y
quisiera desterrarlo de entrada por medio de la subordinación de los
consejos al Partido. Este es el reverso de la nueva “democracia consejista“
celebrada por Lenin en 1906: sólo puede concebir los soviets como órganos
dirigidos, para él son instrumentos de dirección deí Partido dentro de las
masas obreras, no verdaderas formas de una democracia obrera. La
contradicción fundamental del sistema soviético bolchevique, que pretende
ser una democracia de todos los trabajadores, pero en realidad sólo
reconoce la soberanía de un Partido, está contenida ya en la concepción de
Lenin sobre los consejos en la primera revolución rusa.
En los años 1907-1916 no logró ningún perfeccionamiento de su idea
consejista. En las escasas ocasiones en las que se expresó en torno a los
soviets está en primer plano su carácter de órgano de lucha revolucionario.
En la tesis 4 de su importante “Algunas Tesis" de octubre de 1915, dice, por
ejemplo: “Consejos de delegados obreros e instituciones parecidas deben
ser considerados como órganos del levantamiento, como órganos del poder
revolucionario. Estas instituciones solamente pue-
91
den ser de interés seguro en relación al despliegue de la huelga masiva política y en
relación con el levantamiento, según el grado de su preparación, evolución
y progreso"(277). En una carta introductoria a las tesis prevenía Lenin
expresamente sobre una formación de soviet en caso de que no se dieran
estas condiciones. Un soviet sin levantamiento sería solamente una
brillante circunstancia para detener algunas docenas de dirigentes
obreros(278). En la conciencia de los seguidores de Lenin no había
penetrado en absoluto los principios de su teoría consejista, desarrollados
personalmente por Lenin. Carlos Radek escribió en 1922, cuando se
comenzó a tachar el papel de los bolcheviques en la constitución de los
soviets: "Que en los soviets no se trataba únicamente de organizaciones
para la lucha del gobierno burgués, sino de núcleos de la futura
organización del poder proletario, esto no lo habían captado entonces ni
siquiera los marxistas rusos(279).
El giro decisivo lo trajeron primeramente las tesis de Lenin de abril de
1917. En los escritos de Stalin del año 1905, por ejemplo, no se encuentra
ninguna palabra sobre los soviets; esto motivó más tarde la observación
mordaz de Trotski de que Stalin, "con esto, en el fondo le había vuelto la
espalda a la Revolución"(280) Con la concepción de Lenin de 1905 sobre
los consejos sucedió igual que con su teoría de la transformación de la
revolución burguesa en la socialista(281). En ambos casos se trata de
perspectivas precipitadas en torno a los acontecimientos, que Lenin
aventuró en base al análisis de la Situación revolucionaria y de la relación
de fuerzas sociales en Rusia. Para la política práctica de su Partido y los
estrechos horizontes de sus seguidores, estas excursiones teoréticas en un
reino aún más lejano que el futuro poseían a lo sumo un interés literario.
Pero ganaron la mayor actualidad en la práctica cuando Lenin, en la
Revolución de 1917, enlazando con estas perspectivas, guió a su
conflictivo partido a un nuevo objetivo, la república soviética socialista.
c) Trotski
92
consejos en la primera revolución rusa, la más importante y de mayor alcance futuro.
Cuando la separación del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en el
año 1903f$e había aliado en principio a los mencheviques y había atacado
de manera impresionantemente dura a Lenin, al cual —en palabras de
resonancia profètica— acusaba del ultracentralismo y de la "dictadura sobre
el proletariado"(282). Pero no podía estar de acuerdo con el programa
revolucionario de los mencheviques, que colocaba a la clase obrera en
segundo lugar en la revolución, detrás de la burguesía. Desde finales del
año 1904 se alejó por ello de los dirigentes mencheviques en la emigración,
y hasta el verano de 1917 tomó una posición intermedia entre ambas
fracciones enemistadas. Su vitalidad personal e ímpetu revolucionario
formaron, juntamente con el aspecto internacional bajo el cual contemplaba
la revolución rusa, el motivo de la teoría por él desarrollada de la
"revolución permanente", la cual construía pensamientos parecidos a los de
su aliado literario Parvus(283). Trotski formuló los rasgos fundamentales de
su teoría de la siguiente manera:
"La revolución rqsa, delante de la que están metas burguesas inme-
diatas, no puede en ningún caso quedarse detenida en esto. La revolución
no puede solucionar de otro modo sus inmediatas tareas burguesas sino
por medio de la apropiación del poder por el proletariado. Pero teniendo el
proletariado el poder en sus manos, no podrá limitarse al marco burgués de
la revolución. Al contrario, precisamente para asegurar su victoria, tiene
que realizar ya desde los primeros tiempos de su dominación los ataques
más profundos, no sólo en la propiedad feudal, sino también en la
burguesa. Por esto tropezará el proletariado no sólo con todas las
agrupaciones de la burguesía, que le habían apoyado al comienzo de su
lucha revolucionaria, sino también con las amplias masas del campesinado,
con cuya ayuda llegó al poder. Las contradicciones en la situación del
gobierno obrero en un país atrasado, con una mayoría aplastante de
población campesina, sólo pueden solucionarse a escala internacional, en
la arena de la revolución proletaria mundial"(284).
Trotski compartía con Lenin el escepticismo respecto a la fuerza
revolucionaria de la burguesía, con la que contaban los mencheviques.
Pero mientras que Lenin incluyó en su unión de las fuerzas democráticas al
campesinado como factor revolucionario importante, Trostski veía
solamente en la pequeña capa del proletariado urbano al verdadero
portador de la revolución. La teoría de Lenin del tránsito de la revolución
burguesa a la socialista contaba con el (durante algún tiempo inde-
terminado) período de transicción de la "dictadura revolucionario-de-
mocrática del proletariado y campesinado"; en Trotski seguía al gobierno
zarista la "dictadura del proletariado"; los límites entre "programa mínimo" y
"programa máximo" desaparecieron.
93
Lenin rechazó en 1905 y hasta ia primavera de 1917 la teoría de
Trotski de la revolución permanente y la dictadura del proletariado en
Rusia porque le pareció que ignoraban el fundamental papel de la clase
campesina(285). En la fase de preparación del octubre se adjuntó sin
embargo a la perspectiva de Trotski y tomó, juntamente con él, el curso de
la revolución socialista.
Trotski, desde el desencadenamiento de la revolución, estaba, en sus
opiniones tácticas, mucho más cerca de los bolcheviques que de los
mencheviques. Ya desde el 9 de enero de 1905 predijo la Huelga General
Política como paso inmediato a la lucha revolucionaria, y tras el "domingo
sangriento" defendió, igual que Lenin, la preparación del levantamiento
armado y un "simultáneo proyecto de acción para el proletariado de toda
Rusia"(286). En marzo expuso la consigna de gobierno provisional, en el
que los socialdemócratas necesariamente ju- gar/an el papel dirigente.
Impresiona como un toque profètico sobre la toma del poder bolchevique
en octubre de 1917, cuando Trotski escribe que "en una decisiva victoria
de la revolución, aquellos que tomarán el poder serán los que hayan
dirigido al proletariado"(287). En la misma "carta política" a Iskra pone
Trostski un ejemplo de cómo según qué concepción podría desarrollarse
un gobierno provisional a partir de la revolución: "Hace poco se terminaron
las elecciones para la comisión Sidlovskij, de la que salieron 400
representantes del proletariado de Petersburgo. Entre estos 400, diez o
más son los obreros más influyentes y populares de Petersburgo. Las
elecciones condujeron a un paro, que puede convertirse en una huelga
general. La huelga puede tranformarse en levantamiento. Este puede
llegar a la victoria, la victoria a la formación de un gobierno provisional.
Los trabajadores socialdemócratas que componen la comisión pueden
llegar al ya gobierno provisional. ¿Qué exigencias les impondrá el partido
del que son miembros? ¿Que deben rehusar la entrada en el gobierno?
¿O si entran, que deben adaptarse a los burgueses radicales? No, el
partido exige, primero, que se aseguren la mayoría, y segundo, que
trabajen bajo su control"(288).
Aunque Trotski se había desligado totalmente de los dirigentes men-
cheviques en la emigración, era valorado en el Soviet de Petersburgo, al
que pertenecía desde su constitución, como portavoz principal de los
mencheviques. Este hecho le fue reprochado muchas veces en las luchas
tras la muerte de Lenin como demostración de su pasado "desleal" y
pernicioso para el partido. Pero en realidad, los mencheviques de la
capital tomaron una posición mucho más radical que la de los emigrados,
y no en último término bajo la influencia de Trotski y los directos
acontecimientos revolucionarios. En el mismo Soviet habló Trotski fre-
cuentemente en favor de los bolcheviques y mencheviques a un tiempo,
los antagonismos de fracción se apagaron en la lucha común. En el
94
vencimiento de la división de partido en el proletariado veía Trotski la tarea y el
mérito del Soviet
En cierto modo representaba la concepción de Trotski de los consejos
de 1905, que está contenida de forma más extensa en su historia de la
revolución(289), una confluencia de las apreciaciones mencheviques y
bolcheviques. Como característica más resultante de los soviets nombra
Trotski la espontaneidad de su formación de una elemental exigencia
revolucionaria de las masas, en contraposición con la conjuración de los
revolucionarios profesionales. Esto es una clara puñalada a la táctica
conspirativa de los bolcheviques, contra la que polemizaba Trotski jun-
tamente con los mencheviques desde 1903. Los soviets como "represen-
tación proletaria" o "corporación autónoma revolucionaria de los traba-
jadores"(290) no eran a los ojos de Trotski, a pesar de todo, un "club de
politiquilla y adoctrinamiento mutuo", sino un "órgano de lu- cha"(291). El
desarrollo de la revolución permitió ser a los consejos también órganos del
levantamiento, de los que había hablado Lenin. En su discurso ante el
tribunal, que había acusado al Consejo de Petersbur- go por la preparación
del levantamiento armado, intentó Trotski con sutiles locuciones absolver al
Soviet de la preparación directa y técnica de un levantamiento, sin
abandonar su revolucionaria convicción básica del inevitable cambio
violento. Aunque en sus palabras tuvieran un papel importante las
momentáneas reflexiones sobre los fines, se reflejaba, de todos modos, la
táctica de los soviets, los cuales querían vencer al enemigo —sobre todo
ganándose las tropas— de modo psicológico. "Prepararse para el inevitable
levantamiento..., esto significaba para nosotros, sobre todo, clarificar la
conciencia del pueblo, explicarle que un conflicto abierto sería
imprescindible..., que sólo el poder podría defender la justicia, que sería
necesaria una poderosa organización de las masas revolucionarias..."(292).
En última instancia cónstituía la labor fundamental del Soviet en introducir
"unidad en la lucha revolucionaria del proletariado"{293) y diluir las distintas
capas proletarias y grupos políticos en comunidades de lucha.
Más firmemente que Lenin acentuó Trotski el carácter del Consejo de
Petersburgo como forma de democracia directa y verdadera. "En la imagen
del consejo aparece ante nosotros y por primera vez en el campo de la
nueva historia rusa el poder democrático, el poder de la masa misma sobre
sus partes aisladas. Esto es en verdad la auténtica y no falsificada
democracia: sin sistema bicameral, sin burocracia profesional, con el
derecho del elector de despedir en cualquier momento a su diputado"(294).
La formulación deja suponer que Trotski enlaza aquí directamente con la
descripción de Marx de la Comuna parisina de 1871, y la interpretación de
Marx la traspasó a los consejos rusos, aunque no se refiriese expresamente
a la Guerra Civil en Francia. Al
95
igual que Lenin, no veía Trotski en 1905 a los soviets como continuadores y
herederos de la Comuna de París, como más tarde en 1917.
Tras la teoría de la revolución de Trotski tuvo lugar la separación
principal en la revolución entre el proletariado urbano y el zarismo. El
proletariado había creado en la figura del Consejo obrero una organización
que "era bien capaz de establecer el poder revolucionario"(295). Esta
representación proletaria es "el órgano agente del poder revolucionario" y
habría sido "una utopía investir un medio que hubiera posibilitado la
existencia paralela del consejo y del viejo régimen"(296). Aquí se
encuentra nuevamente Trotski con Lenin, que vio en los soviets
igualmente las células del gobierno revolucionario. Trotski aún no deriva la
última consecuencia, cosa que tampoco hizo Lenin, y no recomienda una
república según el modelo de los soviets en sustitución de la democracia
parlamentaria. Pero se acerca decisivamente a este punto. Su teoría de la
"revolución permanente" contenía ya la frase clave: "El proletariado no
podrá solucionar sus tareas más próximas de otro modo que por medio de
la apropiación del poder. Pero, obtenido el poder, no podrá limitarse al
marco burgués de la revolución"(297).
La toma del poder por el proletariado sucedería, según la experiencia
de Trotski de 1905, muy probablemente por los soviets. Con ello serían los
consejos órganos de la dictadura del proletariado y se convertirían por sí
mismos en portadores de la nueva ordenación estatal socialista. Parvus
escribió en 1906: "Con el Consejo de Diputados Obreros en Petersburgo
se impuso, por primera vez, una organización que no actuó de forma
destructora, sino constructiva. Se percibía que aparecía aquí una fuerza y
se desarrollaba capaz de asumir el cambio de estado"(298). Los consejos
como órganos de la revolución se transforman en órganos del poder
estatal, esto es, el fondo del lema de Lenin en 1917: 'Todo el poder a los
soviets".
La idea de la dictadura del proletariado en la figura de los soviets, que
Lenin convirtió en el año 1917 en fundamento de la teoría bolchevique del
estado, había sido pronunciada ya por Trotski y Parvus en la Revolución
de 1965, si bien no la había seguido desarrollando. En una orientación muy
digna de consideración, que escribió en 1907, se anticipó Trotski
ampliamente a la evolución real de los consejos en la Revolución de 1917:
"Está fuera de duda que la nueva próxima embestida de la revolución
traerá consigo en todos lados la creación de consejos obreros. El consejo
obrero de toda Rusia, organizado por la asamblea obrera del imperio,
tomará la dirección de las organizaciones locales elegidas del
proletariado". El programa, que harán efectivo los soviets en la nueva
revolución según Trotski, dice: "Cooperación revolucionaria con el ejército,
el campesinado, y las capas plebeyas de la burguesía urbana. Abolición
del absolutismo. Destrucción de su organización ma-
96
terial: en parte transformación, en parte disolución inmediata del ejército,
aniquilamiento del aparato policial-burocrático. La jornada de ocho horas.
Armar la población y, sobre todo, al proletariado. Transformación de los
ministerios en órganos locales de la revolución campesina. Organización
de elecciones para la Asamblea Constituyente y de la lucha electoral en
base a un determinado programa de los trabajadores" (299).
Aquí está incluido, en el fondo, todo el contenido del lema poder
soviético emitido en 1917 por los bolcheviques. Si los soviets, en una
revolución venidera, realizarán todas las medidas enumeradas, entonces
serían el único poder revolucionario en el país. El último punto del
programa, la organización de votaciones en la Asamblea Constituyente, ya
no dice mucho más. Una Asamblea Nacional, que tras un cambio radical
se reúne y apoya en los consejos existentes en todos los sitios, sólo puede
sancionar lo sucedido o permanecer sin poder al margen. El seguir
manteniendo por parte de Trotski la Asamblea Constituyente es, en este
programa de 1907, igual que en los lemas bolcheviques de* 1917,
solamente una reliquia de las reivindicaciones tradicionales del movi-
miento revolucionario ruso. El futuro pertenecía, según su opinión, a los
nuevos órganos nacidos de la revolución, los soviets.
97
teman, sobre todo, entre los estudiantes, muchos más seguidores que los social-
demócratas. Su participación en el movimiento revolucionario anterior a
1905 asi' como en la Revolución misma no fué menor que la de
bolcheviques o mencheviques; éntre los campesinos y las distintas asocia-
ciones de intelectuales incluso predominó visiblemente.
El programa revolucionario de los social-revolucionarios en la víspera
de la primera revolución rusa contenía una serie de puntos interesantes,
que clarifican su posición dentro del común frente revolucionario y
especialmente en relación con los bolcheviques. Aunque en el fondo
distinguían de forma parecida a los marxistas dos fases de la revolución: la
primera, el derrocamiento político del zarismo, la segunda, la trans-
formación de la sociedad, negaban firmemente que el paso de la primera
etapa de la revolución a la segunda se realizase en lo posible flùidamente y
sin .interrupción. Ya que en el año 1903 se encuentran en el órgano del
Pjittdo "Revoljucionnaja Rossija" pensamientos que casi literalmente
se^anticipan a la futura teoría de la "revolución permanente de Trofski y las
interpretaciones relacionadas con elisi de Lenin(303). Después del
"domingo sangriento" siguieron desarrollando los social-revolucionarios
estas ¡deas. El proletariado urbano debería dirigir el movimiento agrario,
trabajadores y campesinos tomarían QI poder y establecerían una república
democrática, en la que. el campo pertenecería a la comunidad aldeana y
sería cedido a cada campesino a prorrata para su utilización. La
"socialización" del campo crearía las condiciones para el socialismo
plenamente desarrollado, el cual podría evitar en gran parte los lados
negativos del período capitalista.
En su atenuación del papel revolucionario del campesinado, y, al
contrario, en su desconfianza frente al papel progresista de la burguesía,
estaban los social-revolucionarios cerca del progama revolucionario de
Lenin, el cual contaba con ellos nuevamente como asociados en la
"dictadura del proletariado y campesinado revolucionario-democrática".
También en sus puntos de vista tácticos estaban cerca unos de otros los
bolcheviques y social-revolucionarios, a cuyo efecto recomendaban en
general los social-revolucionarios métodos de lucha más radicales. Los
atentados a personalidades del gobierno realizados por las organizaciones
de lucha del partido desde finales de siglo fueron condenados por Lenin,
pero en el juicio sobre la huelga y, ante todo, del levantamiento armado,
estaban muy de acuerdo ambas direcciones. En el año 1904 escribió el
"Revoljucionnaja Rossija" que el levantamiento armado combinado con
huelgas proletarias, revueltas campesinas y terror harían efectiva la caída
del zarismo(304). En 1905 y 1906 constituyeron los social-revolucionarios
sus grupos de lucha; estudiantes, obreros, incluso oficiales estaban en las
organizaciones del partido so- cial-revolucionario comprometidos en las
luchas revolucionarias.
98
La posición de tos social-revolucionarios dentro dei movimiento obrero
era, tomada globalmente, más débil que la de ambas fracciones
socialdemócratas. Esto repercutió también en la participación de los social-
revolucionarios en los consejos de diputados obreros. Aunque poseían
seguidores de todos los consejos, no consiguieron en ninguno la influencia
decisoria. En la mayoría de los comités ejecutivos disponían los delegados
oficiales del partido de los mismos derechos que mencheviques y
bolcheviques. Esto les pareció a los obreros la solución más justa.
En el Soviet de Petersburgo se defendieron con éxito del intento
bolchevique de inclinar al soviet por obligación hacia el programa social-
demócrata(305). El representante principal en el comité ejecutivo era el
social-revolucionario Avxsentiev, presidente en el año 1917 del Consejo de
diputados campesinos de toda Rusia. Víctor Cernov, el teórico del partido,
compareció en el pleno del Soviet con un discurso, en el que prevenía a los
trabajadores de la imposición en la fábrica de la jornada de ocho
horas(306). Cernov juzgaba, a diferencia de la mayoría de los otros
miembros del partido, muy débiles las fuerzas de la Revolución, y temía de
una táctica agresiva represalias del gobierno, antes de que la revolución
hubiera conseguido algo. Tras la derrota en diciembre de 1905 tuvo lugar
entre 1905/6 el primer congreso del partido social-revolucionario. Salta a la
vista que en los debates del congreso no fue tocada en absoluto la cuestión
de los consejos obreros(307). Se podría concluir de aquí que los social-
revolucionarios —al contrario que Lenin— no reconocieron la importancia de
los consejos en la primera Revolución. Pero en contra de esto estaría el
llamamiento del comité central del partido después de la disolución de la
primera Duma en julio de 1906 a las organizaciones locales del partido para
convocar la formación de Consejos de diputados independientes y
combativos para la dirección general de las luchas de la población obrera
urbana". "Los consejos de diputados obreros deben llevar a cabo la huelga
general y convertirla donde sea posible en insurrección armada. Deben
emplear una atención especial en que las acciones de la. población
trabajadora urbana no se desarrollen aisladas de las de el campesinado y
de las tropas, y que de este modo se desmembrane la unión en la acción y
la solidaridad de las fuerzas revolucionarias"(308).
Los soviets aparecen aquí —de forma análoga a como en Lenin— como
órganos del levantamiento y además como centros de unión de las fuerzas
revolucionarias. Este punto de vista se éncuentra también en palabras de un
delegado en el segundo congreso de los social-revolucio- narios(febrero
1907), en el que se mencionaban los consejos de diputados obreros en
relación con las votaciones a la segunda Duma y la táctica del partido. Una
Duma de izquierdas "podía formar un centro de organización para las masas
populares y aligerar inmensamente a los
99
partidos su trabajo organizativo que tendrían que realizar con la mayor energía
durante las sesiones de la Duma. Hay que formar en todas partes
consejos de diputados obreros, campesinos, soldados, y hay que
establecer entre ellos y la Duma de izquierdas una estrecha relación.
Este trabajo de organización entre las masas y su relación con la
Duma podrá lograr que la inevitable disolución futura de la Duma se
convierta en un verdadero llamamiento al levantamiento armado"(309).
Prescindiendo del acoplamiento táctico de los soviets con la actividad de la
Duma, se unifica aquí por primera vez la triada consejo de obreros-cam-
pesinos-soldados, que se convirtió desde 1917 en una fórmula, per-
manente.
Este origen social-revolucionario de la denominación —soviet en la
Rusia bolchevique— posee una validez sintomática. Aunque el partido
social-revolucionario no se apropiara en su política oficial antes de la
Revolución de 1917 el lema soviético y estuviera bastante lejos de ver en
los consejos algo más que órganos de lucha revolucionaria, pasaron
numerosos hilos de la ideología social-revolucionaria al. futuro lema
bolchevique del poder soviético.
Entre los social-revolucionariosse formó bien pronto una ala izquierda
radical, que se separaría en el año 1906 del partido. Esta "Unión de social-
revolucionarios maximalistas" defendió', juntamente con los anarquías,
modos de pensar que corresponderían casi literalmente al programa
publicado por Lenin en abril de 1917 "todo el poder a los soviets". Los
maximalistas rechazaban todos los "programas mínimos" de los partidos
socialistas y querían erigir una "República de trabajadores" que se basara
en la igualdad económica de todos. La revolución social, es según las
palabras aparecidas en diciembre de 1905 en el periódico Comuna, "un
cambio que nos llevará a una aproximada igualdad económica por medio
de la apropiación del terreno, las fábricas y talleres. Nosotros afirmamos
que en la actual vida rusa existe una tendencia elemental que empuja
hacia este cambio"(310). Los campesinos, tras la victoria de la revolución,
se dedicarían a labrar la tierra en provecho común, los trabajadores
administrarían ellos mismos las fábricas. En la clase obrera rusa estaba
aún tan viva, en base a su estrecha relación con la aldea, la idea de la
solidaridad, de la deliberación y regulación común, incluso de los procesos
económicos, que podía ser traspasado a la dirección de la fábrica. Rusia
no necesitaría repetir el capitalismo mortal de Occidente, al contrario, "la
proclamación de la república de trabajadores (trudovaja respublika) en un
país arrastrará tras sí el levantamiento mundial del trabajo contra el capital.
Los trabajadores occidentales esperan de nosotros el lema histórico, esto
es; la república de los trabajadores"^!).
El único partido revolucionario que estableció en 1905 el lema de la
100
comuna fuá el partido de los "socialistas revolucionarios", antecesores de los
maximalistas. La república democrática, esta fachada de la soberanía
burguesa, pretendida por los socialdemócratas y la mayoría de los social-
revolucionarios, no era el objetivo de la revolución, sino la comuna
propagada por Marx, Engels, y el teórico socialista ruso Lavrov, según el
modelo histórico de la comuna de París de 1871. En una redacción:
"¿Cómo se debe organizar la comuna revolucionaria? " trazaba el folleto un
detallado plan para la formación y actividad de un "Kommunalnyj Sovet",
un consejo comunal que de forma sorprendente se asemejaba a la
organización de los soviets en la Revolución de 1917. En las diversas
secciones, por ejemplo seguridad pública, problemas de abastecimiento,
armas para los trabajadores, debería ejercer este consejo comunal "la
mayor vigilancia sobre la viga comunal (obsci- na)" y de este modo
"proclamar la dictadura del proletariado, organizar el gobierno provisional
revolucionario". La consigna de lucha del grupo decía: " ¡Compañeros
obreros, preparaos para la proclamación de la comuna, en la ciudadl ". De
esto siguió también el rechazo del parlamentarismo, el cual, como muestra
el ejemplo de los partidos socialistas de Europa Occidental, lleva a la
distancia dé los dirigentes y los intereses de las masas, y alimenta las
tendencias conservadoras pequeño-bur- guesas en la clase obrera. Rusia
necesita, por ello, no una asamblea constituyente, sino la unificación de las
comunas revolucionarias.
Ideas parecidas a las de los maximalistas defendían los anarquistas,
que formaban en numerosas ciudades rusas pequeños grupos y publica-
ban algunos periódicos(312). En una conferencia publicada en octubre de
1906 bajo la dirección de Kropotkin, dirigente espiritual de los anarquistas
rusos, se explicaba que la revolución rusa llevaría no a un parlamentarismo
a estilo occidental, sino a un cambio profundo económico y político del país
en forma de "comunidades locales", grupos productivos, y otras
asociaciones y federaciones"(313). Kropotkin estaba convencido de que "la
centralización le era tan ajena a la vida rusa y su mentalidad" como "la
concepción anarquista de las relaciones políticas le eran tan propias, que
en este sentido hay una enorme tarea ante nosotros"(314). Exactamente
igual que los maximalistas exigían los anarquistas la entrega de las
fábricas, minas y ferrocarriles, "no a un ministerio obrero, sino a los obreros
que trabajan en ellos, y que se organizan en asociaciones'libres"(315). En
ambos grupos es claramente visible la influencia de la ideología sindicalista
europea.de aquel enton- ces(316); se expresa, por ejemplo, en el
programa de los maximalistas, en el que se exige una propaganda en
todos los aspectos para la idea de la huelga general "puede en cualquier
momento llegar a convertirse en levantamiento armado con el fin de tomar
las fábricas"(317). Precisamente por esto se diferenciaban los anarquistas
de los socialistas, con
101
los que sabían que compartían la meta final, que querían llevar acabo la
transformación revolucionaria no por la toma del poder estatal, sino por la
“supresión de los pilares militares, jurídicos y policíacos del poder
estatal“(318), por medio de la acción de masas desde abajo.
Sobre la postura de los grupos izquierdistas sociaI-revolucionarios y los
anarquistas frente a los soviets en la Revolución de 1905. tenemos poca
información. En el Consejo de Diputados Obreros de Petersburgo fué
rechazada una propuesta de los anarquistas de admisión de sus
representantes oficiales en las sesiones del comité ejecutivo, lo cual
aprobaba Lenin expresamente(319). También en la mayoría de los soviets
provinciales no estaban representados en los comités ejecutivos. Una
excepción era Belostok (Bialystok) donde los anarquistas tenían incluso la
mayoría en el consejo obrero. Frente a la supremacía de los
socialdemócratas no podían prevalecer estos grupos en formación anar-
quistas y maximalistas que no constituían un partido cerrado. Pero en
tiempos de crisis crecía su influencia entre las masas de trabajadores
independientes, considerablemente en algunas partes, así por ejemplo en
el año 1906, cuando los trabajadores estaban expuestos a la renovada
opresión económica de los patronos. Contra la influencia inquietante de los
anarquistas en Moscú y Odessa erigió Lenin su ya mencionada resolución,
en la que condenaba las “tendencias anarcosindicalistas en el
proletariado“ (320).
Sin duda tendrían que ver los anarquistas en los Consejos de Diputa-
dos Obreros, que se acercaban a las asociaciones proletarias libres con
base en las fábricas por ellos proclamadas. Querían reconocer en ellos
tanto el principio democrático de la libre “obscina“ como también una forma
apropiada para la exigida administración obrera de las fábricas. En
cualquier caso, estaban las reivindicaciones del ala izquierdista so- cial-
revolucionaria y de los anarquistas más pronto adecuadas para pro-
porcionar una ideología propia a los consejos de hecho existentes. En un
genial descuido, que llegaba en parte a desmentir sus antiguos presu-
puestos, arregló Lenin esto en el desencadenamiento de la Revolución de
1917. Los objetivos de los más extremistas revolucionarios de izquierda de
1905 —un estado según el modelo de la comuna, el traspaso de las
fábricas a los trabajadores, la supresión de empleados, del ejército y la
policía, el pronunciamiento de la revolución mundial desde el Este— fueron
reunidos por Lenin como lema del poder soviético, que al parecer adquirió
el programa anarquista, para así asegurar al bolchevismo la adhesión de
las masas.
102
CAPITULO III
LOS SOVIETS EN LA REVOLUCION RUSA DE 1917
1. EL DESENCADENAMIENTO DE LA REVOLUCION
103
pequeño núcleo de luchadores, pero cien veces probado, endurecido por las
privaciones, soldados por convencimiento y disciplina, desligados de toda
moral hacia afuera, encarnaban casi totalmente el ideal de Lenin de
revolucionarios profesionales. La división formal de bolcheviques y
mencheviques en el año 1912 constituía el punto final de una evolución, en
la que el partido bolchevique, sobre las bases teoréticas sentadas desde
1902 por Lenin, había encontrado también su propia forma de
organización. Al adquirir de nuevo el movimiento obrero un empu- jé(2),
creció simultáneamente la influencia bolchevique. En la mayoría de
sindicatos de las capitales, Petersburgo y Moscú, tenían los bolcheviques
en víspera de la segunda guerra mundial la mayoría(3). En la primera mitad
del año 1914 pararon en Rusia tantos obreros como en un marco de
tiempo igual en 1905. Parecía que Rusia estaba de nuevo a las puertas de
una nueva crisis revolucionaria.
El estallido de la guerra mundial cortó esta evolución de golpe. La clase
obrera tuvo que rendirse a las necesidades de la guerra y se dejó
embargar en parte, de sentimientos patrióticos. Además estaba realizando
un cambio estructural interno: parte de los viejos obreros industriales fuá
introducida en el servicio militar, mientras que nuevas fuerzas trabajadoras
del pueblo, entre ellas muchas mujeres, acudieron a las fábricas. Pero el
estancamiento del movimiento obrero sólo duró poco tiempo. Desde el
verano de 1915, en relación con las derrotas rusas en el frente y el
comienzo del movimiento de oposición interior burgués, resucitaron de
nuevo las huelgas. Las reivindicaciones obreras atañían en primer lugar a
agudas necesidades económicas, pero desde 1916 aparecieron ya
consignas políticas, que exigían el término de la guerra.(4). El número de
huelguistas alcanzó (113.866 en septiembre de 1915, 128.450 en enero de
1916 y 187.134 en octubre de 1916) de nuevo una situación peligrosa(5).
Para los partidos socialistas rusos significaba el estallido de la guerra
un decisivo corte en su historia. Se encontraban ante el mismo problema
que sus hermanos de partido europeos: continuar consecuentemente la
política de lucha de clases bajo el signo de la solidaridad internacional del
proletariado, o "tregua" con los partidos burgueses, es decir, reco-
nocimiento del predominio de los intereses nacionales sobre los interna-
cionales^). También en Rusia s& separaron los socialistas en tres grupos
principales, los "defensores de la tierra" (aboroncy), los "intemacionalistas",
y los situados más a la izquierda, los bolcheviques, que propagaban "la
transformación de la guerra imperialista en la guerra civil"(7). Plejanov y
gran parte de los socíal-revolucionanos optaron por la guerra defensiva; la
mayoría de los mencheviques en la emigración y proscritos en Rusia, así
como la fracción de la Duma, querían una pez sin anexiones ni
contribuciones, pero se declararon en contra de acciones revolu-
donarías en la guerra. Las polémicas en torno a la cuestión de la guerra agudizaron
los antiguos antagonismos y prepararon nuevas agrupaciones, que se
efectuarían luego, en el transcurso de la revolución. Los socialistas que
permanecieron en Rusia creyeron ver una nueva posibilidad de organizar el
movimiento obrero en la guerra por medio de la participación en los
"comités industriales de guerra", convocados en el verano de 1915.
En último término estaban dispuestos para, como "organización dé
autoayuda de la sociedad", aumentar la producción y liberarse de las
cadenas de la burocracia zarista. Dominaban aquí los demócratas consti-
tucionales y octobristas que se habían asociado en el "bloque progresista
de la Duma". Se reconocía a los trabajadores una especial sección en el
comité central industrial de guerra en Petersburgo y en los comités locales.
De forma parecida a como para la comisión Sidlovskij en el año 1905
deberían votar los obreros de las fábricas electores diputados y estos
delegados en los "grupos obreros" del comité industrial de guerra (8). La
cuestión de la participación de los obreros en las comisiones enfrentó a los
socialistas frente a una difícil decisión. Los mencheviques de derechas
votaron incondicionalmente por una participación. La mayoría de los
intemacionalistas en Rusia se unió a ellos, pero en primer plano un punto
de vista táctico: según su visión, ofrecían los grupos obreros en los comités
una buena oportunidad para renovar los centros del movimiento obrero
perdidos en la guerra. Esperaban llevar a cabo mediante la utilización de
los comités un congreso obrero en toda Rusia, en el que se reunirían
delegados de las ciudades industriales más importantes, representantes de
los sindicatos obreros, de las cajas de socorro, etc.(9). Se trata en el fondo
de la misma ¡dea menchevique de 1905, que pretendía un congreso obrero
de toda Rusia por la vía de la comisión Si.dlovskidj o a través del Soviet de
Petersburgo. Los bolcheviques estaban, al igual que en 1905, en contra de
la participación de la clase obrera en ese órgano "burgués". Lenin explicaba
en octubre de 1915: "Estamos en contra de la participación en reuniones
industriales de guerra, que exigen guerra imperialista reaccionaria.
Estamos por el aprovechamiento de las campañas electorales, por ejemplo,
en la participación en la primera vuelta de la votación sólo con objetivos
organizativos y agitadores"(10).
La táctica de boicot bolchevique tuvo al principio éxito en Peters-
burgo, porque en la primera asamblea de los electores votaron noventa
personas en contra de la entrada en el comité y ochenta y uno a favor. Ya
que se produjeron irregularidades en la votación, se repitió la asam blea.
Esta vez decidió la mayoría a favor de la participación y eligieron los
delegados para los grupos obreros(11). La campaña electoral en
Petersburgo y en otras ciudades ofreció, por primera vez durante la
105
guerra; la posibilidad de celebrar asambleas obreras abiertas, en las que
frecuentemente se examinaban también problemas políticos. También
después de constituirse los grupos obreros cuidaban sus miembros un
contacto estrecho con los obreros. En realidad estaban los grupos predo -
minantemente ocupados con mencheviques de derechas —el grupo obrero
central con Gvozdev incluso exclusivamente— pero dentro de las asambleas
burguesas representaban el ala izquierda. Los grupos obreros se ocupaban
en gran cantidad de cuestiones que se les mandaba, como reivindicaciones
salariales, quejas sobre la carestía de la vida y la necesidad de viviendas,
consecución de empleo, etc. Por medio de sus informes escritos y
discusiones abiertas de estos problemas contribuyó, por una parte, a una
mayor atención del resto de la sociedad en cuanto a la situación de la clase
obrera, y por otra parte pedían su unión(12).
En su actividad se esforzaba el grupo obrero central de revivificar de
nuevo en las fábricas el establecimiento de Starosten, que continuaba las
terminaciones legales del año 1903, y que mandaron a los grupos obreros
locales. En Kiev, por ejemplo, fué discutida a raíz de esto en numerosas
asambleas la cuestión. El grupo obrero allí existente explicaba que el viejo
"absolutismo fabril" tendría que ser disuelto por un "constitucionalismo
fabril" y que un colegio obrero tendría que tener derecho a voto en
cuestiones de personal y salario! 13). Hasta el año 1917 fueron introducidos
este tipo de Starosten en algunas ciudades industriales, aunque, por otro
lado, gran parte de la clase obrera estuviera en contra de estas ideas.
Los delegados elegidos en las fábricas para la votación de los grupos
obreros eran en cierto sentido la.continuación del sistema de delegados
existente en el año 1905 como base del Soviet de Petersburgo. Por ello no
es sorprendente el que volviera a resucitar la idea de un Consejo de
diputados obreros de todas las ciudades. Esta vez hasta los bolcheviques
hicieron suya esta ¡dea. Habían propagado ya antes la formación de
comités huelguísticos y ahora explicaban que en caso de un auge revolu-
cionario deberían constituirse los delegados en soviet de diputados obreros.
En un informe sobre el estado del trabajo del partido en Petersburgo se
dice: que el empuje de los trabajadores por una organización era tan grande
que el comité del partido se había decidido a agitar la convocatoria de un
parlamento obrero como oposición frente a las diversas organizaciones
burguesas: "Los representantes de las fábricas, elegidos en base al sistema
representativo proporcional en todas las ciudades, deben formar el soviet
de diputados obreros de toda Rusia, en el que nosotros (esto es, los
bolcheviques) creemos poseer la mayoría"(14). Está directamente en este
contexto que Lenin se pronunciase en sus tesis de octubre de 1915 y en
una carta a Slijapnikov en contra de la constitución de soviets en aquel
momento! 15). No se llegó a una reno
106
vación real del soviet. Pero la idea que permanecía viva en la clase obrera de la
organización consejista formó la condición para la reconstrucción del
Soviets de Petersburgo en la Revolución de febrero(16).
A finales de 1916 y principios de 1917 se encontró el grupo obrero
central en Petersburgo en el curso de crecientes disturbios políticos
(asesinato de Rasputín, suspensión de la Duma por los zares, manifesta-
ciones obreras el día del primer aniversario del "domingo sangriento") más
y más sobre vías revolucionarias. En un llamamiento que provocó su
detención, exhortaba el grupo obrero al proletariado de Petersburgo a una
manifestación masiva el día de la reapertura de la Duma. Los trabajadores
debían elegir en el acto comités de fábrica, que se comunicarían entre
ellos, y deberían unir sus fuerzas."La radical supresión de la dominación y
la total democratización del país: estas son ahora las tareas que tienen que
ser realizadas inmediatamente... Sólo por medio de la creación de un
gobierno provisional, que se apoya sobre el pueblo organizado en la lucha,
puede el país ser sacado del callejón sin salida actual y de la fatal ruina,
puede fortalecer la independencia política y obtener una paz que sea
aceptable no sólo para el proletariado ruso, sino también para el
proletariado de otros países"(17).
En la noche del 27 de Enero de 1917 fueron detenidos los miembros
del grupo obrero central. Su detención constituyó el paso a los aconte-
cimientos que suscitaron el estallido de la revolución.
b) La revolución de febrero
107
su influencia al moví miento (20). También los bolcheviques de Peters- burgo
jugaron un papel secundario. Sin duda participaron los obreros y
estudiantes bolcheviques en las manifestaciones y luchas callejeras igual
que los pertenecientes a otros partidos y la multitud independiente, pero el
partido bolchevique como tal no dirigió el levantamiento, com- pletamente
al revés que en la Revolución de octubre y en oposición a la leyenda de la
historia oficial soviética(21) Trotski cita a Kajurov, un jefe del círculo Vyborg
del partido, o sea, del barrio proletario más importante de la capital, y dice:
"Directrices del centro del partido no se habían registrado... El
representante del comité central, camarada Sljapnikov, era impotente para
dar instrucciones para el día siguiente" (22). Y el mismo Sljapnikov
reconocía: "Nadie de nosotros creía (el 24 de febrero) que el movimiento
que se encontraba en marcha sería la última y decisiva lucha contra el
régimen zarista. Tal creencia no la tenía* mos..."(23).
Solamente después de que el triunfo de la Revolución en la capital
estaba ya decidido en el fondo, se formaron casi simultáneamente dos
centros que intentaban dar forma al espontáneo movimiento surgido: el
comité de la Duma y el Soviet. El primero apareció el 27 de febrero y tras
el decreto de disolución del zar, como unión provisional de miembros de la
Duma (entre ellos Rodzjanko, Miljuhov, y Kerenskí). Kerens- ki lo
denominó más tarde como "el desacierto más grande y tosco de la Duma",
que no hubiera porfiado el decreto de disolución y que no se hubiera
proclamado en el centro oficial de la Revolución y con ello, dirección
nacional reconocida en todas partes(24). Así, no tenía el "privado" comité
de la Duma mayor legitimidad que el Soviet formado al mismo tiempo,
cuyo origen claramente revolucionario le aseguró inmediatamente entre la
masa mayor popularidad y autoridad.
Pero el Soviet renunció, por razones que detallaremos más adelante, al
advenimiento del poder e incluso a participar en el nuevo gobierno
revolucionario. El comité de la Duma necesitaba, con su mayoría bur-
guesa, el apoyo y reconocimiento del consejo obrero y de los soldados. Así
se llegó a un acuerdo el 1 -14- de marzo de 1917 entre el comité de la
Duma y el Soviet de Petersburgo sobre la formación del gobierno
provisional, en el que no entraron los dirigentes del Soviet (excepto
Kerenski, que se dejó dar para ello la autorización directamente por la
asamblea del Soviet), pero quienes prometieron su apoyo con determi-
nadas condiciones(25).
El gobierno provisional tenía una mayoría de demócratas constitu-
cionales y octobristas, sus personalidades más sobresalientes eran Milju-
kov, ministro del exterior, y Guckov, ministro de la guerra. Kerenski,
ministro de justicia, era el único representante de la izquierda en el
gobierno. En la noche def 2 de marzo dimitía el zar Nicolás II, dada su
108
desesperanza de resistencia, en favor de su hermano, el Gran Duque Miguel. El 3
de marzo renunció también éste al trono, hasta una resolución definitiva de
la Asamblea Constituyente. Con ello estaba derrocada la monarquía
zarista. La primera etapa de la Revolución, que se había desarrollado casi
sin luchas en los primeros días de marzo de 1917 en toda Rusia,había
concluido.
"La revolución rusa había estallado sobre terreno bélico. Para las
masas revolucionarias fue el medio de liberación de carencias, cargas y
sufrimientos de la guerra", escribió el menchevique Dan, y los represen-
tantes de todas las direcciones políticas están de acuerdo(26). Como la
revolución alemana de noviembre de 1918, fue también la rusa en primera
línea una consecuencia de la derrota militar de Rusia y su desorganización
consecuente. El hambre de los obreros fabriles y el cansancio bélico de los
soldados fue el suelo nutricio de donde surgieron las acciones
revolucionarias en la capital. La revolución de febrero tenía también otro
rostro: la sublevación de los círculos patrióticos, en base a las derrotas del
zar, con el ánimo de crear, reuniendo las fuerzas nacionales, las
condiciones de un final victorioso de la guerra. La revolución en las calles
precedió a una revolución de palacio ya largamente debatida/ debía, pues,
desembocar en la ancha corriente de una revolución nacional, para lo cual
la construcción democrática en el interior debía correr pareja con una
decidida dirección de la fuerza de cara al exterior. El gobierno provisional
quedó emplazado ante la difícil tarea de sincronizar ambas tareas. Tras las
primeras semanas de apariencia de unidad nacional y revolucionaria,,
abríase camino cada vez más fuertemente el deseo de paz, de suerte que
el antagonismo de las fuerzas socio-políticas, sólo provisionalmente unidas
en la revolución de febrero, comenzó a desencadenarse hasta la
revolución de octubre.
109
II. EL CONSEJO DE OBREROS Y SOLDADOS DE PETERSBURGO
111
cutivo con miembros de los partidos socialistas. Las tareas fueron repartidas en
mayor número de comisiones, entre éstas una de aprovisionamiento, una
de literatura y una de finanzas(33 bis).
En la mañana del 28 de febrero apareció el primer número de Izvestia
Petrogradskogo Soveta rabocich i soldatskich deputatov con un manifiesto
programático del soviet a la población de Petersburgo y a toda Rusia, en el
que entre otras cosas se dice: "Para llevar la lucha por los intereses dé la
democracia a buen fin, el pueblo tiene que crear su propia organización de
masas. Ayer 27 de febrero, se ha fundado en la capital el Soviet de
diputados obreros, formado por representantes elegidos de las fábricas, de
las tropas sublevadas así como de los partidos y grupos democráticos y
socialistas. El soviet de diputados obreros... considera su tarea
fundamental: la organización de las fuerzas populares y de la lucha por el
definitivo aseguramiento de la libertad política y de la soberanía popular en
Rusia... Todos juntos queremos luchar, unidas nuestras fuerzas, por la
total desaparición del antiguo regimen y por la convocación de una
asamblea constituyente, la cual debe ser regida sobre la base del sufragio
universal realizado directa y secreta mente "(34).
El 28 de febrero tuvieron lugar, en la mayoría de las fábricas, vota -
ciones de diputados para el Soviet. En la sesión plenaria a la una del
mediodía participaron ya cerca de 120 delegados(35), pero seguía sin
haber un control sobre las actas y la asamblea se celebraba sin una orden
del día fija(36). Las decisiones eran tomadas ahora tanto como antes en el
círculo más reducido del comité ejecutivo. También aquí se decidieron los
acuerdos del 1 y 2 de marzo sobre la formación del gobierno
provisional(37). En su lugar los representantes del soviet entregaron a la
Duma una serie de exigencias programáticas, de cuyo cumplimiento
hacían responsable puramente al apoyo del gobierno bur- gués(38). El
pleno del Soviet de Petersburgo aprobó el 2 de marzo con aplastante
mayoría(sólo 19 votos en contra sobre 130) el convenio entre el comité
ejecutivo del Soviet y la Duma(39). El consejo de Petersburgo se convirtió
así en un "órgano de control de la democracia revolucionaria" frente al
gobierno. La relación entre ambos poderes fué decisiva para el futuro
desarrollo de la revolución.
El Soviet de Petersburgo se consideraba conscientemente como here-
dero de su antecesor de 1905(40). De todos modos se diferenciaba ya por
su forma ya por las circunstancias de su fundación claramente del anterior.
Mientras que el consejo de diputados obreros de 1905 creció directamente
de las huelgas masivas para mantenerlas y dirigirlas, el nuevo soviet se
formó cuando el levantamiento revolucionario ya había ganado en la capital
el predominio. La iniciativa para su fundación se encontraba —en
contraposición a 1905— sobre todo, en algunos dirigentes políticos (de los
grupos obreros, de los delegados de la Duma), que
112
intentaban formar, en el momento del derrumbamiento del antiguo régimen, una
especie de "gobierno de reserva clandestino"(41). Esto confirió a la
intelectualidad socialista desde el principio un influjo deci- sivo sobre la
masa de delegados obreros y soldados; a finales de marzo de los 42
miembros del comité ejecutivo quedaban sólo 7 obreros(42). Pero la
principal diferencia respecto a 1905 estribaba en que el soviet de 1917 era
conjuntamente un consejo de obreros y soldados. La sobresaliente
participación de las tropas sublevadas en el triunfo de la Revolución fué
documentada por medio de la admisión de soldados en el soviet
nuevamente formado. Algunos mencheviques,'representantes del comité
ejecutivo provisional del Soviet, estaban, en principio, en contra de la
admisión en él de los soldados, ya que querían mantener el carácter
puramente proletario del Consejo y dejar al ejército en su puesto fuera de la
lucha política de los partidos, pero la mayoría quería precisamente a través
de la estrecha ligazón de los soldados respecto al Soviet, ganarse
definitivamente al ejército para la revolución(43). Esto fué más fácil de
realizar por medio del traspase de formas de representación, sobre las que
descansaba el consejo obrero, a las unidades militares: en. lugar de las
elecciones de delegados en las fábricas apareció la elección de delegados
en las compañías. En muy poco tiempo y gracias a la capacidad de
adaptación del Soviet fueron incorporados así cien mil soldados al frente
común revolucionario. La autoridad del Soviet entre los soldados fué
definitivamente fijada por medio de la Orden n.° 1 publicada por la iniciativa
de los representantes-soldados del Soviet(44). En ella disponía el Soviet la
formación de comités de soldados elegidos en todas las unidades desde la
compañía hacia arriba, el sometimiento de las tropas en todas las
circunstancias políticas al Soviet, y finalmente la concesión de todas las
libertades formales a los soldados. Las órdenes de la comisión militar
constituida por la Duma, que exigía el alto mando sobre las tropas, solo
debían ser obedecidas, si no se contraponían a las órdenes y acuerdos del
Soviet(45). Con ello el consejo de diputados obreros y de soldados de
Petersburgo poseía de hecho el poder de disponer sobre las tropas.
113
residía en que cada unidad militar incluso la más pequeña sección envia-
ba su propio delegado al Soviet. Aún no se llevaba a cabo una compro-
bación exacta sobre las órdenes de los diputados, de forma que acudían
también algunos elementos casuales al palacio Tauro(48). Las sesiones
plenarias del Soviet bajo estas circunstancias, cuando ni siquiera nunca
estaban al mismo tiempo todos los diputados, estaban mal organizados,
se parecían más a manifestaciones o asambleas populares que a una
institución parlamentaria de obreros. Junto a las sesiones generales del
Soviet, se reunían los delegados obreros y los representantes de los
soldados por separado en asambleas, en las que se trataba cuestiones
específicas. Pero también estas asambleas eran aún demasiado grandes
como para poder realizar un trabajo continuado. El 18 y el 19 de marzo se
discutieron por ello extensamente en ambas secciones diversas pro-
puestas sobre la reorganización del Soviet, por las que debería de dismi-
nuir el número de diputados y aumentar la capacidad de trabajo del
Soviet. Algunos representantes llamaron la atención sobre la casual
composición del Soviet y que había de construir, por medio de nuevas
elecciones, una verdadera base democrática. Otros señalaron los méritos
revolucionarios de la actual asamblea, que no debía ser disuelta. Sin
tomar un acuerdo definitivo, fueron admitidos en principio las propuestas
del comité ejecutivo sobre la selección de un "pequeño Soviet" con 250-
300 delegados obreros o soldados(49). A mediados de abril, por fin, fué
aceptada la resolución de los mencheviques y socialrevolu- cionarios que
proponían mantener el consejo de obreros y soldados existente. La
comisión organizativa, debía eliminar a los delegados ocasionales y a los
grupos muy minoritarios. Para tratar los continuos problemas fué formado
un Soviet pequeño compuesto por delegados del ya existente, cerca de
600 personas. En él debían estar representados por igual obrerps y
soldados(50). Ambas secciones poseían sus propios comités ejecutivos,
que no se llamaban de la misma forma que los comités ejecutivos
generales, sino comisiones ejecutivas. Por medio de estas medidas
organizativas adquirió el Soviet de Petersburgo poco a poco una figura
más sólida y rasgos de mayor organización. La mayor parte del trabajo
práctico la llevaba antes y ahora el comité ejecutivo (Ispolmi- tel'nyj
Komitet), el cual velaba por su posición prioritaria desde los primeros días
de la Revolución. Aquí se tomaba las decisiones políticas fundamentales,
que posteriormente eran presentadas ante la asamblea del Soviet para su
aprobación. Las innumerables tareas a las \que tenía que enfrentarse
diariamente el Soviet(51), hacía necesaria una división del trabajo cada
vez más especificada entre los miembros del comité ejecutivo. Ya en los
primeros días fueron formadas diversas comisiones, cuyo número creció
progresivamente y al final contaba con unas 12-15(52). Tras la vuelta de
numerosos y prominentes revolucionarios
114
del exilio en Siberia(entre otros el menchevique Ceretelli, que pronto sería la cabeza
dirigente en el comité ejecutivo, y los bolcheviques Kamenev y Stalin)
aumentó en número el comité ejecutivo. A finales de marzo contaba junto
con el presidente del soviet (Ccheidze), y sus dos sustitutos (Skobelev y
Kerenskij) 42 miembros(53). En las sesiones participaban también con voz
pero sin voto representantes de los sindicatos, los miembros de la fracción
socialdemocrática de la Duma, representantes de los consejos de barrio, la
dirección de Izvestija y los comisarios nombrados por el Soviet. Para
resolver el continuo trabajo fue formado a mediados de marzo un especial
"Politburó del comité ejecutivo" compuesto por 7 personas. El 12 de abril
obtuvo el buró político tanv bién la autorización de tomar decisiones políticas
por sí mismo en casos urgentes, las cuales sólo luego necesitaban ser
ratificadas por el comité ejecutivo(54). Después de celebrarse la conferencia
de todos los consejos de Rusia a finales de marzo-principios.de abril de
1917 se admitieron 16 representantes de las provincias en el comité
ejecutivo. El Polit- buro aumentó a 24 miembros, ahora se reunían jufitos
todos los días, mientras que el comité ejecutivo lo hacía tres veces a la
semana{55).
En el transcurso de . unos meses el Soviet de Petersburgo se había
convertido en un órgano revolucionario provisional en un aparato de
administración bien organizado. Para terminar su trabajo necesitaban
algunos cientos de empleados, en su mayoría tecnógrafos para las distin tas
secciones. Los gastos administrativos ascendieron de marzo a junio en
800.000 rublos, en el mismo tiempo dispuso sobre entradas por valor de
3.512.000 rublos(56). Pero en la misma medida en que el trabajo del Soviet
empezó a funcionar bien, perdió en gran parte el contacto directo con las
masas. La sesión plenaria que se había celebrado casi a diario en las
primeras semanas, fueron pocas y la asistencia de los diputados era cada
vez menos asidua(57). El comité ejecutivo del Soviet se independizaba
visiblemente, si bien antes como ahora estaba sujeto a cierto control por
parte de los delegados, que tenían el derecho de disolverlo. Aquí parece
abrirse camino una evolución que más tarde en el sistema consejista
bolchevique, junto con los métodos tradicionales de partido adquiridos,
condujo a una concentración de poder en pequeños grupos, que
evidentemente —esta es la diferencia decisiva respecto a la originaria
constitución soviética— ya no era dependiente de un verdadero control
democrático desde abajo.
La norma oficial de representatividad para la sección obrera del Soviet
importaba un diputado por 1.000 obreros, pero fábricas con menos de 1.000
trabajadores podían enviar también un delegado. Así se llegó a que las
grandes fábricas (más de 400 empleados) el 87% de los obreros de
Petersburgo enviaban 424 delegados y las fábricas con menos de 400
trabajadores, que solo incluían el 13%de todos los obreros, poseían casi
115
el mismo número de delegados en el Soviet, a saber 422(58). No se podía pues
hablar de un derecho al voto igual, esto era un defecto que en su día fué
discutido en el Soviet(59).
Semejantes relaciones existían entre los delegados soldados. Aquí tenía
cada compañía o una unidad equivalente el derecho de elegir un delegado,
en lo cual no estaban previstas ningunas normas en cuanto al número, de
manera que unidades de importancia muy distinta podían enviar el mismo
número de diputados. La sección de los soldados rechazó repetidas veces
propuestas de dejar votar también entre los soldados según la norma 1 por
1.000(60). Con ello por un lado se garantizaba el estrecho lazo entre el
soviet y la más pequeña unidad militar, pero por otra parte también
continuaba una mayoría injustificada de los diputados soldados sobre los
representantes de los obreros. Entre los diputados soldados relativamente
muchos eran "intelectualillos", mecanógrafos, jovenes alféreces con
inclinaciones socialistas o liberales, médicos castrenses etc. La masa de
"campesinos con uniforme" políticamente inexpertos y en parte aún
analfabetos votaba a aquél que hacía saber a voces su credo revolucionario
y lo ostentaba claramente(61).
Casi al mismo tiempo que el consejo de obreros y soldados de toda la
ciudad, surgían en los barrios los primeros consejos de barrio (Rayons). En
el barrio obrero de Vybor fué fundado ya el 28 de febrero un consejo de
barrio de obreros y soldados; hasta el 3 de marzo surgieron en otros cuatro
barrios semejantes Rayons Soviets (62). En las semanas siguientes recibió
cada barrio su propio consejo local. En él estaban representados los
diputados elegidos del consejo de obreros y soldados correspondientes a
ese barrio así como diputados especiales, sobre todo,., de las fábricas más
pequeñas, que no tenían representantes propios en el soviet de
Petersburgo. En los consejos de barrio se deberían tratar ante todo
cuestiones especiales del barrio correspondiente y se debían llevar a la
práctica las resoluciones del Soviet, pero algunos consejos de barrio
emprendieron pasos muy independientes aún sin un previo cambio de
pareceres con las autoridades superiores del Soviet(63). En los consejos de
barrio creció mucho más rápidamente la influencia de los bolcheviques que
en el Soviet general; gracias a su iniciativa se formó en junio un congreso
de consejos de barrio (Mezdurajounoe sovescaine rajounych so- vetov.
Petrograda), que debería representar un contrapeso respecto al Consejo de
obreros y soldados menchevique y social revolucionario, y el cual se
confirmó, sobre todo, después del levantamiento de junio como punto de
apoyo de los mencheviques(64).
A diferencia del Consejo obrero de 1905, estaba el Soviet de Peters -
burgo de 1917 desde sus comienzos bajo una fuerte influencia de los
partidos socialistas. Las posiciones decisivas en el comité ejecutivo y la
dirección de Izvestia eran ocupadas por intelectuales de partido. La
116
supremacía numérica de los soldados se expresaba en la mayoría del partido social-
revolucionario en el Soviet, la cual, gracias a sus consignas de tipo general
revolucionarias y democráticas y a su tradición como el más antiguo
movimiento de liberación contra el zarismo desde los tiempos de los
"Narodnaja Volja" ganó inmumerables seguidores tras la Revolución de
febrero. Por su carácter menos clasista y de captación (a diferencia de los
bolcheviques y mencheviques) era el partido socialre- volucionario el punto
de convergencia para las amplias capas de la población inspiradas por la
Revolución(65). Entre los diputados obreros dominaban los mencheviques
en las primeras semanas de la Revolución. Poseían incluso durante la
guerra fuertes posiciones en la fracción de la Duma, en el grupo obrero, en
los sindicatos, y estas posiciones favorecían su situación en el Soviet. Sus
personalidades más destacadas eran el presidente del Soviet Ccheidze y
Ceretelli, mientras que Martov después de su vuelta de la emigración se
separó con un grupo de mencheviques intemacionalistas del curso oficial
deí partido. Además estaban representados en el Soviet de Petersburgo
algunos grupos más pequeños: los más de derechas socialistas populares
(naroduye socialisty) el grupo reunido en torno a Plejanov "Edinistvo", los
socialdemócratas "Mezdurajoncy" que se adhirieron a los bolcheviques tras
la llegada de Trostki, así como los partidos nacional socialistas que tenían
sus delegados en el comité ejecutivo: "Bund" el judío, los socialdemócratas
polacos y letones.
La posición de los bolcheviques en el consejo de obreros y soldados de
Petersburgo era, en los primeros meses de su existencia, patentemente
débil. La organización bolchevique en Petersburgo estaba diezmada por las
detenciones y exilios, y había estado disgregada por la policía secreta, y
sólo poco a poco dió resultado una enérgica reconstrucción del partido(66).
Hasta el 9 de marzo no se constituyó una fracción independiente de los
bolcheviques en el Soviet; contaba 40 miembros, sólo dos o tres eran
soldados(67), un número ridiculamente pequeño frente a los
2. o 3.000 diputados, de los cuales aunque la mayoría era formalmente
independiente, seguían sin embargo a los mencheviques y social-
revolucionarios. Tras la vuelta de Lenin aumentaron los
bolcheviques y sus esfuerzos para lograr una mayor influencia en el
Soviet; agitaban para conseguir nuevas elecciones, en las que
lograron sacar realmente en mayo y junio sus candidatos en las
fábricas(68). Hasta el levantamiento de junio habían tomado, según
sus propios informes, más o menos la mitad de los escaños en la
sección de los obreros y aproximadamente un cuarto de los
escaños en la de los soldados(69). En septiembre lograron la
irrupción definitiva, por medio de la cual el Soviet de Petersburgo
se hizo bolchevique(70).
117
III LA DIFUSION DEL MOVIMIENTO CONSEJISTA
1917
La formación de los soviets en toda Rusia después de la Revolución de
febrero de 1917 es un fenómeno claramente de ma$as(71). El movimiento
tenía un carácter espontáneo, surgieron de todas partes soviets,
independientes unos de otros y sin ninguna preparación teórica, nacidos de
las necesidades prácticas del momento revolucionario. La ¡dea consejista,
es decir, la concepción de una corporación representativa revolucionaria
constituida con pocos medios, rápidamente, en todos sitios y en cualquier
momento, les pareció tanto a los obreros como a los soldados rusos la
forma más apropiada para su unión de clase en un tiempo de cambios
políticos y sociales. Los obreros en las ciudades industriales y los soldados
en los regimientos y en el frente sintieron instintivamente la necesidad de
una organización autónoma, que correspondiese a su fuerza numérica y
que fuese capaz de expresar su energía revolucionaría. La posición de los
obreros frente-a los empleados, los patronos y la burguesía como tal, así
como la desconfianza de la masa de los soldados frente a los altos
oficiales crearon las condiciones sociopsicológicas para la difusión
extraordinaria de los soviets.
En la formación de los soviets de 1917, así como anteriormente en
1905, fué decisivo el hecho de que la clase obrera rusa no poseyera otras
organizaciones poderosas. Ni los partidos, cuyo temporal efecto sobre las
masas en la primera revolución lo habían perdido hacía tiempo, ni los
sindicatos los cuales llevaron hasta 1917 igualmente sólo una vida de
apariencia, estaban en situación de abarcar y dirigir la organización de una
gran masa de gente. Por ello, los consejos obreros eran en muchos
aspectos un sustituto de los inexistentes o demasiado débiles sindicatos y
partidos políticos. Las cosas estaban más o menos igual en los consejos
de soldados, para los soldados la Revolución suponía la liberación
imprevista de una situación de ilegalidad política a menudo incluso
humana. Los soviets significaban para ellos principalmente la entrada en
un mundo de libre actividad política y el ejercicio práctico de sus nuevos
derechos como ciudadanos. Por ellos se explica la profunda efectividad de
la orden n.9 1 del consejo de obreros y soldados de Petersburgo con su
proclamación de las libertades de los soldados.
Se diferenciaban de los soviets de 1905 que habían surgido de las
huelgas como órganos de dirección de las huelgas y que habían evolu-
cionado hacia órganos de lucha contra el sistema zarista, en que los
soviets de 1917 no crecieron sobre el terreno de las huelgas masivas y
sólo tras el triunfo de la Revolución. El enemigo con el que tenían que
contar en 1905 en primer lugar, el régimen zarista y sus órganos estata-
118
les (policía, juicios, ejército), había desaparecido. En lugar de la lucha por
la victoria de la Revolución y la libertad política ante los soviets, después
de la Revolución de Febrero, la tarea de asegurar y difundir la Revolución y
la lucha por la nueva estructuración política y social del país.
Dónde debían ser fijadas las metas y cuáles debian ser los métodos a
utilizar, fueron por ello el tema de las discusiones dentro de los soviets. A
diferencia de los consejos de 1905 que eran fundamentalmente
independientes y sólo revolucionarios en general, se convirtieron los
soviets de 1917 progresivamente en campo de batalla de las distintas co-
rrientes políticas. Así fueron al mismo tiempo sustitutos de las instituciones
parlamentarias locales aún apenas desarrolladas y del inexistente
parlamento nacional, evidentemente con la decisiva diferencia de que sólo
abarcaban a una parte de la población. Los soviets que según su
estructura interna eran órganos democráticos y que alzaban la consigna de
ser portavoces de la “democracia revolucionaria", se' quedaron no por ello
en menor grado a nivel nacional sólo en representaciones de intereses de
determinadas capas de la población y no eran en ningún caso
democráticas corporaciones representativas generales.
El problema de la relación de esta organización de clase proletaria-
militar (y en menor medida también campesina) con los órganos genera les
del estado se convirtió, por ello, en el problema central del movimiento
consejista ruso y suma de la Revolución de 1917. Los bolcheviques
comprendieron con gran agudeza la importancia del problema y la
convirtieron en el punto de partida de la táctica revolucionaria. Por medio
de su consigna "Todo el poder a los soviets" querían erguir a los soviets en
los únicos portadores del poder estatal, que debería tomar naturalmente el
carácter de una dictadura de clase.
Pero los soviets originariamente no estaban en ningún modo pensados
ni apropiados según su estructura como futuros órganos de poder y
gobierno. Eran "puros órganos de lucha, que correspondían en espíritu y
organización a las condiciones extraordinarias de un período revolu-
cionario"^), "órganos de la propaganda revolucionaria"(73), "motín
permanente"(74), sin funciones determinadas y sin una sólida constitución.
El derrumbamiento del poder central y del aparato local de autoridad hizo
de estos órganos revolucionarios dominantes órganos de poder de muchas
clases, los cuales se inmiscuían en todo tipo de negociaciones
administrativas o incluso las tomaban en su propia mano. El desarrollo real
de los soviets complacía así a menudo a la pretensión bolchevique de una
república de soviets.
La fuerza de los soviets residía en su estrecha relación con las masas
proletarias y los soldados, estos actuaban como sus portavoces. Por su
elástico sistema de votación (elección de los diputados en la fábrica o
119
compañía con derecho de revocación y frecuentes votaciones) eran un
barómetro sensible al respectivo estado de las masas, pero por ello
también mucho más sujeto a las fluctuaciones políticas que corporaciones
representativas con mandatos temporales fijos y sin constantes controles
desde abajo. En ello estaba también al mismo tiempo su debilidad. La
radicalización de las masas en la Revolución tenía que traducirse
forzosamente eh una radicalización de los soviets. Si entonces con la
ayuda y en nombre de estas masas radicales conseguía la dirección en
los soviets un grupo, que en sus metas verdaderas se hallaba en contra
del carácter democrático de los consejos, entonces y en suma esto tenía
que finalizar con la destrucción de los soviets. Este caso tuvo lugar con el
triunfo de los bolcheviques en la Revolución de Octubre. El movimiento
consejista ruso, que había comenzado como movimiento democrático, se
convirtió en el precursor de la dictadura bolchevique.
120
bolchevique llamó en la noche del 27 al 28 de febrero a los trabajadores a la votación
de diputados para un consejo . obreró(79). Al mismo tiempo se estaba
formando un comité revolucionario provisional con miembros de izquierdas
de la Duma de la ciudad, representantes del Zemtvo y de las Uniones,
representantes de los grupos obreros en los comités industriales de guerra
y representantes de otras organizaciones. El día 28 convocó este comité a
los trabajadores, soldados y empleados para la votación de representantes
para el Consejo de diputados obre- ros(80). El 1 de marzo tuvieron lugar las
votaciones de delegados en las fábricas, y el soviet celebró su primera
sesión, en la que fue elegido un comité ejecutivo de 30 miembros. Al día
siguiente se formó el consejo obrero definitivamente; se fijaron las normas
de i representatividad, se votaron delegados para el soviet de Petersburgo y
se aprobó la formación del nuevo gobierno provisional(81). A diferencia de
Petersburgo, no se llegó en Moscú a la formación de un consejo de obreros
y soldados conjunto, sino que, al contrario, los soldados se unieron el 4 de
marzo en un consejo propio de soldados, el cual aunque trabajaba con el
consejo obrero, permaneció totalmente independiente en cuanto a la
organización(82).
El consejo de diputados obreros moscovita era después del Soviet de
Petersburgo la segunda organización consejista más grande. El 1 de Junio
poseía 700 diputados, 536 obreros de las fábricas, los demás eran
empleados e intelectuales. El comité ejecutivo constaba de 75 miembros.
Hasta estos momentos los bolcheviques pudieron elevar el número de sus
delegados de 51 (el 19 de marzo en la fundación de su fracción) hasta 205.
De todos modos eran una minoría frente a los 172 mencheviques, 34
socialdemócratas, 110 socialrevolucionarios, 54 independientes y algunos
grupúsculos más(83). También el soviet de Moscú poseía numerosas
comisiones para determinados campos de actividad, y de forma parecida
como en Petersburgo se montó aquí rápidamente el aparato
administrativo(84). En los diferentes barrios surgían así mismo consejos de
barrio con comités ejecutivos y comisiones propias(85). También aquí
consiguieron los bolcheviques, antes que en el Soviet general, ganar la
mayoría en casi todos los consejos de barrio(86). Las numerosas e
irregulares nuevas votaciones en el Consejo obrero —así se votaron, por
ejemplo, 167 nuevos diputados en mayo— motivó a la mayoría del Soviet a
editar un reglamento, que debería velar por un sistema de votaciones
ordenado y controlado(87).
La iniciativa para formar soviets locales partió directamente de obreros
aislados de las fábricas, de organizaciones de partidos socialistas, de
miembros de los "Grupos obreros" o de los soldados en los regimien-
tos(88). Los soviets se organizaron o bien según el modelo de Petersburgo
o bien según el modelo del de Moscú, es decir, en algunos lugares se
121
llegó desde el principio a la unión de obreros y soldados en un Consejo de obreros y
soldados general (por ejemplo en Krasnojarsk, Saratov, Kronstadt), en
otros lugares se fundieron los consejos de obreros y soldados que habían
surgido separados (por ejemplo en Ekatarinoslav) en varias ciudades, en
fin, permanecieron independientes, (por ejemplo en Kiev, Charkov,
Odessa). Respecto a la cuestión de la unión de los consejos obreros con
los soldados se dividían las opiniones de los afectados: muchos
representantes obreros querían mantener la pureza de la clase de los
consejos obreros y temían una inundación de los consejos proletarios por
las masas de soldados campesinos, mientras que, al contrario, los
soldados también se aferraban -a menudo bajo la influencia de sus
oficiales— a un consejo de soldados indépendientes(89).
El mayor número de soldados en los sowets unidos fue favorecido, de
modo parecido a como en Petersburgo, por el sistema de votación. Así, por
ejemplo, eran elegidos en Satarov 2 delegados por cada 350 trabajadores
e igualmente 2 soldados por compañía (250 hombres), en Tula 1 delegado
por 500 obreros y 1 soldado por compañía, en Ivanovo Voznesensk 1 por
500-1.000 obreros y 1 también por más de 1.000, pero respecto a los
soldados también aquí 1 representante por compa- ñía(90).
En las elecciones de diputados obreros eran favorecidas frecuente-
mente las fábricas más pequeñas antes que las grandes, ya que las fábri -
cas con menos trabajadores se esforzaron por tener sus propios delegados
en el Soviet. En Moscú se eligió por cada 500 obreros 1 diputado, pero
como máximo 3 representantes porcada fábrica. Así, por ejemplo, una
fábrica con 1.500 trabajadores enviaba 3 diputados al Soviet y otra con
7.000 obreros también sólo 3. En Samara eligieron las fábricas de 20 a 100
obreros 1 diputado, de 200 a 300 obreros 2, de 300 a 1.000,3 de 1.000 a
2.000, 5 diputados(91). Tras algún tiempo se comenzó en los soviets de las
provincias a establecer reglas más fijas y publicar instrucciones más
exactas para las votaciones que en las primeras semanas se habían
desarrollado muy espontánea y casualmente(92). De todos modos los
soviets estaban muy lejos de poner en práctica entre las masas obreras y
de soldados el principio de la votación igual.
Conforme a las diferentes normas de representatividad en las votacio-
nes de diputados era la fuerza de los distintos soviets muy diferente.En
algunas ciudades de la zona de Moscú existían, por ejemplo, las siguientes
irregularidades: El número de diputados era en Tula de 350, en Orel de
162, en Vorez de 140 (sobre 20.000 obreros), en Tverde 89 (sobre
35.0 obreros)(93). El consejo de obreros y soldados de Krasmojarsk
contaba en abril con 320 diputados(94), el Consejo obrero de Kiev
con 444(95), el Consejo de obreros, soldados y marineros de
Kronstadt con más de 300 diputados en mayo(96).
122
Más aún que en Petersburgo y en Moscú estaban los soviets en las
provincias durante las primeras semanas y meses de la Revolución indi*
ferenciados políticamente, las líneas de los partidos mezcladas y la mayoría
de los diputados eran independientes o incluso apolíticos. Los trabajadores
elegían en primer lugar a gente que conocían, sin examinar especialmente
su actitud política. Bastaba casi siempre con que los candidatos supieran
acreditarse como “revolucionarios", sin necesitar para ello carnet de socio
de un partido. El círculo de personas admitidas en los soviets era a veces
muy amplío: además de los partidos socialistas estaban también
representados en los soviets los sindicatos, corporaciones, antiguos
“grupos obreros“, cajas de socorro y aquí y allá incluso pertenecientes a la
alta administración^?). En los soviets de los soldados había al principio
muchos oficiales. En Ekaterinburgo, por ejemplo, fueron elegidos para el
comité ejecutivo 17 soldados y 10 oficiales, en Odessa la presidencia del
consejo de soldados y marineros estaba formada por 4 oficiales, 2 alféreces
y 8 soldados, el presidente era un capitán(98). En Kursk se fundó en ios
primeros días de la Revolución un soviet de diputados oficíales, el cual más
tarde fue completado con representantes de los soldados y desde entonces
llevó el nombre de “Soviet de delegados militares“(99). En general los
oficiales tenían una mayor influencia sobre los .consejos de soldados allí
donde éstos eran independientes y la clase obrera débil. Pero en el
transcurso de la Revolución se hizo la influencia de los oficiales en los
soviets cada vez más tenue.
La masa de delegados era revolucionaria en general y no miembro de
un determinado partido. Solo poco a poco ganaron los partidos más
seguidores, el número de partidos inscritos en los soviets aumentó. De los
tres grupos socialistas más fuertes, según la relación de las fuerzas en la
capital, tenían los socialrevolucionarios y mencheviques una mayoría
decisiva sobre los bolcheviques. Gracias a su unión en las cuestiones
políticas fundamentales se atrajeron también a los miembros del soviet
independientes, de modo que la oposición bolchevique representaba una
minoría desesperanzada en los primeros días de la Revolución. En Juzovka
junto al Doñee había en el Soviet, que fue organizado el 5 de Marzo de los
800 diputados, 20 mencheviques y 4 bolcheviques, en Ekaterinoslav se
reunieron en la primera sesión 14 bolcheviques, en Saratov había en marzo
15 bolcheviques, en Kiev hasta las nuevas votaciones de septiembre 62
bolcheviques frente a 131 mencheviques, en Bakú de 300 diputados, 2t) o
25 eran bolcheviques. En una serie de ciudades hasta la primavera de 1917
estaban unidos mencheviques y bolcheviques en una organización, así que
los bolcheviques se presentaron sólo más tarde como fracción en el
soviet(IOO). Solo en algunas bases navales del Báltico, sobre todo en
Kronstadt, ganaron los bolchevi-
123
ques relativamente pronto y gracias a su agitación entre los marineros ya
de por sí radicalizados una fuerte influencia en el consejo de obreros,
marineros y soldados. En el soviet de Kronstadt había en mayo 112
socialrevolucionarios, 107 bolcheviques, 97 independientes y 30 men-
cheviques! 101).
La red de consejos obreros y de soldados locales en toda Rusia
formaba la columna vertebral de la Revolución. Con su ayuda se había
extendido la Revolución comd una enredadera por todo^l país, su sola
existencia tenía que dificultar enormemente el intento de una reacción, si
no lo hacía imposible. Los soviets eran un campo de batalla de las ideas
revolucionarias, intermediario entre las sencillas masas populares y la
intelectualidad revolucionaría. En creciente proporción se fueron
convirtiendo de simples organizaciones de masa revolucionarias en rivales
del poder estatal y finalmente en poderes locales independientes. Sobre el
problema planteado por esto del "'doble poder" hablaremos más tarde.
124
ordenación de las cuestiones de aprovisionamiento y permisos, instrucción cultural y
política de los soldados. Sobre estos comités de base deberían montar
después juntas de regimiento y arma. Junto a estas continuas disposiciones
estaban previstos congresos de delegados de las distintas armas y frentes y
un congreso central de jefes en el Estado Mayor, donde se eligirían 11
oficiales y 22 soldados para formar el consejo central. El día 16 de Abril fue
sustituido el “Estatuto provisional“ del 30 de marzo por un ordenamiento
definitivo, el cual, de todos modos, introdujo sólo pequeños cambios: entre
otros, se elevó el número de miembros del comité de las compañías a seis<
106). Por fin en mayo también se reglamentó la formación de comités de
división y de cuerpo.
Por medio de estas determinaciones fue incluida la formación espon-
tánea de consejos de soldados en un sistema, pero al mismo tiempo
también se cambió su carácter originario y no de forma insignificante. En los
primeros días de la Revolución los soldados amotinados en Pe- tersburgo y
en otras ciudades, en el frente y sobre todo en la marina junto a acciones
brutales contra oficiales especialmente odiados emprendieron entre sí
mismos también la destitución y votación de oficiales. La orden n.° 1 parece
haber dado margen para ello, aunque no se hablara en ella para nada de
una votación de jefes. El soviet de Peters- burgo tuvo que apresurarse para
explicar claramente en la orden n.° 2 que “la orden n.° 1 no preveía, que los
comités debieran votar los oficiales de cada unidad“(107). La votación de los
oficiales por los consejos de soldados significó la radical democratización
del ejército pero, al mismo tiempo, el total derrumbamiento de la disciplina.
La mayoría menchevique-socialrevolucionaria de los soviets, que aprobaba
la guerra defensiva, dió este último paso marcha atrás, aunque se veía
obligada por fuerza a extender lo más posible el principio de la “autonomía
del ejército revolucionario". Era inconcebible la eliminación de los comités
de soldados en las unidades del frente, cosa qué fue exigida por una parte
de los jefes. Sólo quedaba el camino de establecer sus exigencias
legalmente —como había sucedido con los estatutos ya nombrados- y limitar
su actividad al campo de lo acordado. Los comités de soldados debían
defender en primera línea los intereses profesionales y oficiales de los
soldados, pero, al mismo tiempo, debían instruir a los soldados en una
nueva conciencia ciudadana y política y, entre otras cosas, preparar la
votación para la asamblea constituyente. Pero con ello se quitaba un amplio
campo a la propaganda política y a la agitación en la tropa, lo cual en
principio favorecía a la moderada mayoría del Soviet, pero más tarde
favoreció al bolchevismo (108).
Entre los comités de soldados en las unidades militares y los soviets locales
existieron, en general, relaciones estrechas. En las guarniciones
125
del interior los soldados elegidos como diputados del soviet eran al mismo tiempo
miembros del comité de regimiento o compañía! 109), y en el aspecto
político los comités seguían la pauta del soviet. En las tropas del frente no
existía esta doble construcción de las guarniciones; aquí los granges
congresos de las armas y los del frente juntos contitu- yen un sustituto del
soviet del interior. Los consejos de obreros y soldados de las ciudades más
grandes conservaron a menudo contacto directo con las unidades del frente
por medio de delegaciones y emisarios. El soviet de Petersburgo había
enviado ya en las primeras semanas de la Revolución sus propios
delegados al frente, los cuales debían informar a los soldados sobre los
cambios y poner a la tropa bajo el control de la capital revolucionarían 10).
A continuación tomó Kerens- ki, como ministro de guerra, estas
disposiciones: de acuerdo con el comité ejecutivo del Soviet de
Petersburgo envió delegados del gobierno al frente, los cuales deberían
coordinar la actividad de los consejos de los soldados con los derechos y
deberes de la dirección militar(111). Cuanto más fomentaban estos
delegados al mantenimiento del espíritu de lucha del ejército, tanto más
fácilmente caían en contradicción con los comités, en los que cuanto más
pasaba el tiempo más fuertemente arrinconaba a todo lo demás "la
elemental nostalgia de paz"(112).
Las opiniones de los círculos democráticos y conservadores se divi-
dieron desde el principio sobre el papel de los consejos de soldados del
frente. Mientras que los últimos (conservadores) sostenían que los comités
de soldados eran los mayores culpables del derrumbamiento de la
disciplina en el ejército, indicaban los primeros (demócratas) que la
formación de los conséjos de soldados, como en general la revolución de
los soldados, constituía la consecuencia y no la causa del largo y progre-
sivo proceso de descomposición del ejército ruso. Efectivamente causa y
efecto se entrecruzaban. Los consejos de los soldados como producto de la
descomposición del ejército contribuían por su parte a largo plazo sin duda
a agrandar la disolución de la capacidad de lucha del ejército. En el primer
período de la Revolución, durante el tiempo en que fueron revolucionarios
pero no bolcheviques, actuaron los comités más bien como freno del mayor
derrumbamiento del ejército. Stepun, que era él mismo delegado en el
frente suroeste y conocía bien la actividad de los comités de soldados,
escribe, que "la masa de soldados sin el parachoque de íos comités se
insubordinaba muy rápidamente y se hubiera cambiado al lado de los
bolcheviques"(113). Sólo la prolongada guerra, la fracasada ofensiva de
Kerenski de junio-julip y la creciente ruina del interior del país convirtieron
los consejos de soldados en el frente, pero en general considerablemente
más tarde que los soviets del interior, en puntos de apoyo bolchevique, que
dieron lugar en la revolu
126
ción de Octubre a! tránsito de las tropas del frente al lado de los bolcheviques.
127
hacía instrumentos de la Revolución campesina y acometían frecuentemente medidas
radicales contra los propietarios (tala de bosques apropiación de la cosecha,
del inventario y de la tierra, etc.)(117).
Junto a los comités rurales, que fueron reconocidos como instituciones
oficiales, se introdujeron aunque lentamente los soviets campesinos como
específicas organizaciones de clase revolucionarias del campesinado, que
correspondían a los consejos obreros y de los soldados. La primera iniciativa
para formar consejos específicos de campesinos partió de los "campesinos
con uniforme", los soldados. En Moscú se reunieron el 6 de marzo
impulsados por el consejo obrero y por el consejo de soldados algunos
delegados de pueblos vecinos en una asamblea y el 18 de marzo se llegó,
esta vez por una convocatoria moscovita, a la fundación formal de un soviet
de diputado^ campesinos (118).
En PetersburgO surgió a mediados de abril un "Consejo de los diputa-
dos campesinos de la guarnición de Petrogrado", que contaba 280 soldados
elegidos diputados. Como representante oficial de los campesinos soldados
junto al soviet general perseguía, sobre todo, el objetivo de propagar la
expropiación de la tierra de los propietarios y de practicar entre los
campesinos una agitación oral y escrita(119). El consejo de soldados de
Luga, uno de los mas grandes en los territorios cercanos al frente, se
ocupó/ya desde marzo,de la organización de la llanura. Enviaba a sus
representantes a los pueblos, estos ayudaban a los campesinos en la
fundación de los comités rurales, y estableció las directrices provisionales de
administración. Un congreso de campesinos en el que participaron 102
personas concluyó su fusión con el soviet de Luga, el cual se había ampliado
mientras tanto con la admisión de diputados obreros: - era uno de los
primeros Consejos obreros de soldados y campesinos en Rusia(120).
Es significativo que los primeros consejos campesinos no se formaran
en las más baja capa, en las aldeas, sino en los centros urbanos! 121).
Desde marzo a mayo de 1917 aparecieron 20 consejos obreros en los
correspondientes partidos judiciales, que tenían su origen en conversaciones
de representantes campesinos, intelectuales y miembros de partidos
políticos, sobre todo, del socialrevolucionario(122). Una etapa iín- portante
en la difusión del movimiento consejista entre los campesinos representó el
Congreso de diputados campesinos de toda Rusia, que se celebraba del 4 al
28 de mayo de 1917 en Petersburgo(123). Fué preparado y convocado por la
nuevamente resurgida Unión de los campesinos de toda Rusia de
1905(124), por las asociaciones y por el partido socialrevolucionario. Todos
los campesinos mayores de 18 años podían votar por 150.000 habitantes, 1
diputado con un sistema electoral de dos vueltas. El congreso contó con
1.115 miembros de los cuales se declara-
128
ron 537 sociatrevolucionarios y sólo 14 bolcheviques! 125). Era un equivalente del I
Congreso de los consejos de obreros y de soldados de toda Rusia que se
celebró poco tiempo después. Pero mientras que este representaba la
organización punta de los numerosos soviets locales, el congreso obrero
tuvo lugar antes de que existieran consejos campesinos en número
suficientemente considerable en los pueblos.
A propuesta del congreso campesino fueron tomados en los siguientes
meses numerosos campesinos en regiones, círculos y comarcas. El
número de soviets en los pueblos siguió siendo pequeño, sobre todo,
porque aquí las viejas asambleas del pueblo (schody) hacían innecesarios
soviets especiales. Afinales de 1917 existían en 52 territorios (de los 78 en
total) de Rusia consejos campesinos, en 371 de 813 comarcas existían
consejos de comarca, sin embargo en comparación había muchos menos
c.onsejos de aldea(126). En el territorio Samara, por ejemplo, donde la
organización de soviets rurales había progresado relativamente con fuerza,
existían en junio solo 32 consejos locales, y en el territorio voronez había
84 consejos locales en septiembre! 127). Consejos de campesinos
independientes, para cuya fundación había trabajado mucho Lenin, solo
llegaron a existir en algunos lugares de las provincias del Bált¡co( 128). Los
consejos campesinos en sus diversas clases permanecieron, en general,
independientes junto a los consejos obreros y de soldados existentes
paralelamente a ellos. Solo en casos aislados se llegó a una unión conjunta
del consejo obrero campesino y de soldados, y más a menudo se juntaron
en congresos en las regiones y en conjuntas asambleas de los comités
ejecutivos. Los socialrevolucionários dominantes en los consejos
campesinos tenían cada vez más una mayoría de obreros y soldados
radicales y se negaban por ello a una unión. Sólo tras la Revolución de
Octubre consiguieron los bolcheviques, unificar en un sistema a ambas
organizaciones de soviets (separados).
129
Negro y a unidades de los frentes del interíor(l30). Equivalentes a las uniones de los
consejos de soldados del ejército fundaron también los marinos, en
colaboración con los soviets de Kronstadt, Helsingfors y Odessa, una
organización propia de escuadras, de las que especialmente el
"Centrobalt" empezó pronto a jugar un papel importante. En junio se creó
un comité de todas las escuadras, que abarcaba a representantes de todas
las escuadras(131).
De esta manera creció desde abajo una unión de los numerosos so-
viets locales, unión que encontró su primer marco organizativo en el I
Congreso de consejos obreros y de soldados de toda Rusia del 29 de
Marzo al 3 de abril(132). Pensado originariamente como convención de los
50 soviets más grandes(133), contó finalmente el congreso con 480
delegados del Soviet de Petersburgo, 138 de consejos obreros y de
soldados locales, 7 de las armadas, 13 de unidades de retaguardia y 26 de
determinadas unidades en el frente(134). Entre los delegados abundaban
los soldados. En sus resoluciones políticas seguía el Congreso la política
de la mayoría en el Soviet de Petersburgo. Se declaró a favor del apoyo al
gobierno provisional bajo el control de los soviet y de la prosecución de la
guerra defensiva revolucionarían 35). La conferencia recomendó la
posterior organización de los soviets en las provincias, la unión de con-
sejos obreros y de soldados existentes por separado en las regiones y la
acogida de las asociaciones con las organizaciones campesinas. Al final
fueron admitidos 10 delegados de las provincias y 6 de la armada en el
comité ejecutivo del Consejo de Petersburgo, el cual de este modo
representaba la provisional representación soviética de toda Rusia(136).
La amplia extensión del movimiento consejista hacía necesaria la
creación de un órgano representativo superior, que sintetizara la voluntad
política de la Democracia revolucionaria" y que unificara los consejos
locales existentes en una cumbre. Se añadía como motivo político
importante la voluntad de los dirigentes de los partidos de la mayoría
soviética recién entrados en el gobierno provisional a principio de mayo.
Trataban de popularizar su política por medio de una amplia represen-
tación nacional. Por ello el 9 de mayo convocó el comité ejecutivo del
Soviet de Petersburgo la votación y emisión de delegados al I Congreso de
Soviets de dipOtados obreros y soldados de toda Rusia en Petersburgo. El
sistema de votación era fácilmente concebible: los soviets que
representaban de 25.000 a 50.000 habitantes deberían enviar 2 delegados;
los de 50.000 a 75.000 habitantes a 3; 75.000-100.000 a 4; 100.000-
150.000 a 5; 150.000-200.000 a 6; más de 200.000 a 8 delegados. Los
soviets más pequeños debían unirse con otros o podían participar solo con
voz. Los delegados del frente debían ser elegidos en los congresos de
armas(137). En base a estas normas, que no eran aplicadas estrictamente,
estaban aproximadamente 20 millones de personas repre-
130
sentadas en el congreso, en relación con las elecciones de la Asamblea
Constituyente apenas la mitad de los futuros electores! 138). El congreso de
los soviets, que fué inaugurado el 3 de Junio y duró hasta el 24 de junio,
representaba sin duda en aquellas circunstancias —en vista de la falta de un
parlamento elegido por sufragio universal— la más amplia representación
democrática de Rusia.De los 1.090 delegados que representaban a 305
consejos obreros y de soldados locales, 53 órganos soviéticos regionales y
21 organizaciones militares, tenían 822 pleno derecho al voto. La
ramificación política mostraba el dominio de los socialrevolucionarios con
285 y los mencheviques con 248 delegados sobre los 105 bolcheviques y
algunos pequeños grupos socialistas así como 73 independientes(139). La
superioridad en el congreso de ambos partidos socialistas moderados se la
debían principalmente a su posición dominante en los soviets de las
provincias y en las organizaciones del frente. En el mismo Petersburgo
disponían los bolcheviques por aquel tiempo de muchos más seguidores!
140). Pero en el congreso la mayoría socialista podía imponer sin dificultad
su voluntad en todas las decisiones políticas. La pretensión de Lenin,
difundida por primera vez*de la toma del poder por su partido topó con el
rechazo radical del congreso(141).
Antes de clausurar el congreso eligieron los delegados un Comité
Ejecutivo Central de toda Rusia (Vserossijskij Centraluyj Ispolnitelnij Komitet
— VCIK) como el supremo órgano soviético de toda Rusia. El Comité
Ejecutivo Central (ZEK) era él mismo un pequeño congreso de soviets con
sus 250 miembros. Tenía el derecho de tomar decisiones independientes en
todas las cuestiones políticas fundamentales dentro del marco de las líneas
directrices elaboradas en el Congreso de toda Rusia. Su composición de
partidos respondía a las relaciones de fuerza en el Congreso: 104 miembros
eran mencheviques, 100 socialrevolucionarios, 35 bolcheviques y los otros
18 socialistas! 142). El ZER votó en su primera sesión una presidencia de 8
personas con Cheidze como presidente y un buró de 150 miembros,
igualmente proporcional a la fuerza de cada partido! 143). Los asuntos de
los soldados y obreros fueron discutidos en secciones especiales, además
fueron creados 18 departamentos distintos para las diferentes materias, que
nuevamente se separaron en varias comisiones(144). De esta manera se
formó —análogamente a como sucedió antes en el Soviet de Petersburgo—
un enorme aparato administrativo, en el que estaban ocupados cientos de
personas.
El Comité Ejecutivo del Congreso de campesinos de toda Rusia, que
estaba compuesto casi íntegramente por socialrevolucionarios (entre otros
Cernoz, Avksenteev, la Bresko—Breskovskaja), había resuelto ya el 18 de
julio llevar a cabo sesiones conjuntas con el comité ejecutivo de los consejos
obreros y de los .soldados, para decidir juntos todos los problemas políticos
existentes. La colaboración de ambas representacio-
131
nes soviéticas significaba una mayor concentración de fuerzas en el aia derechista
de la "Democracia revolucionaria". Ambos órganos soviéticos centrales
permanecieron en su constitución política invariables hasta el segundo
Congreso de los soviets obreros y de soldados en octubre y
respectivamente hasta el segundo congreso campesino en diciembre, pero
perdieron considerablemente importancia y fuerza.
La organización consejista rusa, tal como se configuró en el i Congreso
de soviets, no era un sistema riguroso construido de abajo-arriba, ni
claramente organizado en sus competencias. El Comité Ejecutivo Cen- tal
votado por el Congreso no poseía ni legal ni prácticamente poder alguno
respecto a los soviets subordinados. Antes eran estos, condicionados por
las circunstancias de la Revolución con sus soluciones de desligamiento de
la centralización, totalmente autónomos en sus resoluciones y medidas,
aunque en múltiples ocasiones siguieran el ejemplo de la capital. Mientras
que estuvo en armonía la unión política de los consejos locales con los del
Soviet Ejecutivo, se consumaba todavía una cierta comunidad de trato en
ambas categorías. Pero en cuanto que ésto cambió, podían presentarse los
soviets locales como enemigos de la cumbre soviética y ejercer desde las
provincias una presión contra ellos. Esta situación se produjo la víspera de
la Revolución de Octubre.
La relativa escasa importancia práctica que detentaba el ZER en el
marco de la organización consejista de toda Rusia estaba determinada por
su rivalidad con el Soviet de Petersburgo. Este siguió poseyendo aún
después del I Congreso de toda Rusia como el más antiguo y grande
Soviet una consideración mayor en las provincias que el ZER. Aunque el
consejo de Petersburgo cedió una parte de sus tareas al órgano de toda
Rusia, encontraron sus decisiones mayor atención y sucesión en los demás
consejos que las resoluciones del ZER las cuales se quedaban a menudo
en el papel. El hecho fue de decisiva importancia en el momento en que los
bolcheviques conquistaron el Soviet de Petersburgo y así dieron también el
aviso de la bolchevización de los soviets de las provincias.
f) Los consejos de fábrica
132
nunca fueron reconocidas legal mente con excepción de las disposiciones de
vigencia muy limitada sobre los starost en el año 1903(145).
El triunfo de la Revolución de Febrero de 1917 eliminó los obstáculos
para la formación de los consejos de fábrica( 146). El 5 de marzo, el Soviet
de Petersburgo hizo un llamamiento a la formación de comités de fábrica, y
el 10 se llegó a un acuerdo entre éste y los pastores sobre la introducción
de la jornada laboral de 8 horas y la formación de "consejos de starost"
(sovety starost) en las fábricas(147). El 23 de abril publicó el gobierno
provisional disposiciones legales exactas sobre la introducción de los
comités de fábrica y sus obligaciones. Fueron señalados como objetivos en
la actividad de los consejos de fábrica: representación de la clase obrera de
la fábrica frente a la dirección de la misma en cuestiones de sueldo, horas
de trabajo, organización interior de la fábrica etc., regulación de las
relaciones entre los obreros, representación de los intereses obreros frente
a las instituciones estatales y sociales, asesoramiento cultural y formativo
de los trabajadores. Las disputas entre los pastores y los consejos de
fábricas debían ser resueltas por comisiones de arbitraje(148).
Los consejos de fábrica adquirieron en el transcurso del tiempo una
sólida organización en Petersburgo que en cierto sentido representaba una
competencia respecto al Consejo de diputados obreros. Se asociaron a los
consejos de Rayón, cuyos representantes elegían un consejo central con un
comité ejecutivo al frente(149). No existía una limitación de las funciones
entre soviet y consejo central de los consejos de fábrica, si bien los soviets
se ocupaban predominantemente de las cuestiones políticas y los consejos
de fábrica de cuestiones económicas y de organización interior. Dado que
abarcaban a los trabajadores directamente en su lugar de trabajo, creció su
papel revolucionario en la misma medida en que el soviet se convertía en
una institución duradera y comenzaba a perder su estrecho contacto con las
masas. La escasa estabilidad de los consejos de fábrica, cuya constitución
estaba sometida a continuos cambios, evidenciaba a los ojos de la mayoría
soviética no bolchevique la escasa madurez de la clase obrera rusa, que no
estaba en ningún modo en condiciones para una "dictadura del proletaria -
do"! 150). Pero para los bolcheviques era precisamente ésta el mejor
supuesto de su agitación. Por, ello mucho antes que los consejos obreros y
de soldados fueron los comités de fábrica un punto de apoyo para el partido
bolchevique. Esto se demostró ya, por ejemplo en las votaciones
efectuadas a mediados de abril en las importantes fábricas Putilov, donde
de 22 miembros del comité, 6 eran bolcheviques y 7 independientes pero
simpatizaban con los bolcheviques(151). En el I Congreso urbano de los
consejos de fábrica de Petersburgo del 30 de mayo al 3 de junio de 1917
había 499 delegados reunidos, destacaban
133
como grupo más fuerte 261 trabajadores del metal de entre 172 consejos de fábrica!
152). La resolución final aportada por Zinonev, en la que era exigida la
creación del control obrero en los órganos centrales de administración
estatal y en las fábricas, obtuvo 297 votos a favor, 21 en contra y 44
abstenciones! 153). Igualmente tenían el predominio los bolcheviques en el
consejo central elegido en el congreso. En el II congreso urbano del 7 al 12
de agosto fué admitida la resolución bolchevique, tomada en el VI
Congreso del Partido sobre el control obrero, con 213 votos a favor, 26 en
contra y 22 abstenciones! 154). Por el contrario, en Moscú poseían aún los
mencheviques la superioridad en el congreso urbano de consejos de
fábrica en julio, entre 682 delegados 191 participantes votaron por la
resolución bolchevique! 155). Bajo la iniciativa de los consejos de fábrica
de Petersburgo se celebró en la víspera de la Revolución de Octubre el
primero y único Congreso de comités de fábrica de toda Rusia del 17 al 22
de octubre. Su composición reflejaba el triunfo del radicalismo izquierdista
en la clase obrera: de los 167 delegados eran 96 bolcheviques, 24
socialrevolucionarios, 13 anarquistas, 7 mencheviques, 5 maximalistas, 1
menchevique intemacionalista y 21 independientes(156).
En las luchas económicas acentuadas en la Revolución, los comités de
fábrica eran los verdaderos portadores de las diferencias entre trabajo y
capital. Los sindicatos que también comenzaron a organizarse de nuevo
tras la Revolución de Febrero, fueron refrenados por los consejos de
fábrica; necesitaron más tiempo para construir una organización
consolidada, siempre comprendían solo una parte de los trabajadores, y
finalmente eran, dirigidos en los primeros tiempos fundamentales por los
mencheviques, enemigos de intervenciones directas y radicales en la
producción(157). Pero esto último lo practicaron precisamente los consejos
de fábrica muy pronto. Los comités de fábrica respetaban muy pocas
veces la frontera de su competencia fijadas por la ley. En numerosas
fábricas comenzaron a inmiscuirse los obreros en la administración técnica
de la fábrica e incluso a destituir por ellos mismos a patronos e ingenieros.
En los casos en que los patronos querían cerrar sus fábricas, tomaban con
frecuencia los consejos de fábrica la dirección en sus manos. En mayo de
1971 ya se informaba: "Las juntas de fábrica no temen meterse en la vida
económica. Por supuesto estaban forzados a ello, ya que de lo contrario
hubiera tenido que cerrar más de una fábrica. Innumerables obreros
hubieran sido echados a la calle y hubieran engrandecido al de por sí
creciente ejército de desocupados"(158).
. Por medio del progresivo derrumbamiento económico, la falta de
medidas programadas del gobierno y la radicalización de las masas
obreras perduró este movimiento espontáneo promovido por los bol-
cheviques con la formulación demagógica de la consigna "control obre-
134
ro", que constituía un punto central de su programa. Con ello activaron —por razones
tácticas, como veremos más adelante— las tendencias sindicalistas y
anarquistas que aparecieron en los consejos obreros, cuyo objetivo
confusísimo era la soberanía de los trabajadores en su fábrica sin dirección
central desde arriba y sin consideración sobre la economía general. Mientras
que los mancheviques y los sindicatos, fieles a los principios socialistas
generalmente reconocidos, abogaban por un control de la producción por
medio del estado, querían la mayoría de los cortsejos de fábrica el control
directo en la misma fábrica y la autogestión obrera en las fábricas. De todos
modos respondían estas aspiraciones mucho menos a un consciente
programa sindicalista que a los elementales deseos y esperanzas de los
trabajadores de mejoras visibles en su situación, cosa que se prometía de
una soberanía de consejos de fábrica. Los mismos sindicalistas
bolcheviques reconocían que "este elemental y tosco deseo, ejercido desde
el punto de vista de los intereses de la correspondiente fábrica, realizado sin
ningún control dirigido, no ofrecía ninguna salida de la situación
creada"(159). De todos modos, Lenrin puso en 1917 los consejos de fábrica
como m^ios de radicaliza- ción y conquista de la clase obrera. Los
problemas que por ello fueron planteados, no se vieron hasta la Revolución
de Octubre, cuando los bolcheviques emprendieron la construcción de una
economía centralizada, y tropezaron con los propios intereses de los
consejos de fábrica.
135
nado, no había entrado políticamente en acción y tomó en cierto sentido una
posición intermedia.
El Soviet de Petersburgo estaba de hecho, tras el triunfo de la Revo-
lución de Febrero, en posesión del poder único en la capital. Por medio de
la Orden h.° 1 poseía el poder de disponer sobre las tropas y con ello sobre
el poder armado de la Revolución. "El Gobierno Provisional no tiene ningún
auténtico poder a su disposición", escribía el 9 de marzo el ministro de la
guerra Gruckov al general en jefe Alékseev. "Sus mandatos se llevan a
cabo en la medida en que lo permite el Soviet de diputados obreros y
soldados. El Soviet tiene los principales elementos del poder real, como
tropas, ferrocarriles, correos y telégrados. Se puede decir que el Gobierno
Provisional sólo existirá hasta que el Soviet lo permita. Sobre todo en el
campo militar sólo es posible dar órdenes que no contradigan
decisivamente a las órdenes del Soviet"(160).
Sólo el Soviet pudo concluir la huelga general, al invitar el 5 de marzo a
los obreros, a que volviesen a sus puestos de trabajo; sólo por su acuerdo
fueron nuevamente imprimidos los periódicos; a su exigencia de introducir
la jornada laboral de 8 horas en las fábricas accedieron los patronos el 10
de marzo(161). Obreros y soldados reconocían en el Soviet la única
autoridad y acudían al comité ejecutivo con miles de cuestiones. El Consejo
era "el verdadero órgano con autoridad de la Revolución y por ello también
el auténtico poder en el país"(162). No obstante, el Soviet de Petersburgo
no tomó el gobierno en sus manos en los primeros días de marzo de 1917,
sino que lo confió a los políticos de la Duma. En ello se encuentra, según
Trotski, la "Paradoja de la Revolución"! 163). La mayoría socialista
moderada del Soviet de Petersburgo "no se Sentía, en el momento de auge
de la revolución, llamada a ser guía del pueblo, sino sólo simplemente el
ala izquierda de la organización burguesa"! 164).
Esta posición de la mayoría en el Soviet menchevique y sociairevolu-
donaría tenía diversas causas. Desde el año 1905 formaba la convicción
del carácter "burgués" de la Revolución rusa la base de la teoría de la
revolución menchevique! 165). Los obreros obligados, según la opinión de
los mencheviques, a apoyar según sus fuerzas esta Revolución y a
extenderla todo lo posible, así como a utilizar las libertades democráticas
para fortalecerse como clase'y más tarde, cuando las condiciones
económicas, objetivas estuviesen maduras, andar el camino hacia el so-
cialismo. Estas teóreticas convicciones básicas las conservaron los men-
cheviques también en la Guerra Mundial. Cuando el triunfo de la Revo-
lución les puso ante la disyuntiva de participar o no en la formación de
gobierno, hubo para ellos sólo una respuesta: ya que la revolución era
"burguesa", también el gobierno revolucionario tenía que ser puramente
burgués. En consecuencia Ccheidze rechazó el puesto de ministro que
136
le había sido ofrecido en el Gobierno Provisional. Sólo una minoría entre los
mencheviques “Oboroncy" se expresó entonces en el Comité Ejecutivo del
Soviet de Petersburgo a favor de la participación socialista en el Gobierno
Provisional(166).
Los social revolucionarios, el segundo partido de la mayoría en el
Soviet de Petersburgo, estaban en cuestiones teóricas menos fijamente
atados que los mencheviques a un determinado esquema de revolución.
En su opinión, la revolución rusa era un levantamiento democrático de
todas las clases trabajadoras, y estaban más dispuestas a participar en un
gobierno revolucionario. Por ello recibió Mercuski, que por motivos
personales formó parte del Gobierno Provisional, posteriormente la
aprobación del partido socialrevolucionario, al cual se había adherido. Más
allá de esto, los socialrevolucionarios rechazaban de momento igualmente
la participación en el gobierno.
Junto a convicciones teóricas fueron también razones prácticas de-
terminantes para que los dirigentes de los partidos del Soviet cediesen el
poder al Gobierno Provisional burgués. En el momento del cambio
revolucionario se encontraban los antiguos dirigentes de los partidos
socialistas o bien en la emigración o bien en el exilio. La “segunda
guarnición“ que vivió la Revolución en la capital, temía,cosa comprensible,
tomar el gobierno de un enorme imperio en medio de la guerra y
presentarse ante la opinión pública, que le era casi totalmente descono-
cida. Por el contrario, los partidos de la Duma tenía hombres a mano, como
Miljukov o Gruckov, cuyos nombres poseían amplia popularidad. Además,
a los revolucionarios les faltaba todo conocimiento práctico de los asuntos
de gobierno y de la administración. Ya que los socialistas moderados no
querían jugarse todo a una carta, como posteriormente hicieron los
bolcheviques, cedieron mejor la responsabilidad a los liberales, que en las
Zemstva, en las Dumas de la ciudad y en la Duma del imperio habían
adquirido experiencia política y habían realizado trabajos prácticos.
Respondía, por tanto, a un declarado sentimiento del peso del poder,
cuando los socialistas testificaron por la teoría del carácter burgués de la
Revolución, que el gobierno debía de ser cedido a la burguesía(167).
Pero los políticos dirigentes de la “democracia revolucionaria"—así se
denominaban todos los socialistas a diferencia de la “burguesía— no
estaban dispuestos, por otra parte, a dejar inutilizado el poder real
encarnado en el Soviet. Por el contrario, los consejos deberían como
“órganos de control de la democracia revolucionaria" vigilar la actividad del
Gobierno Provisional,, influir en sentido revolucionario y guardarse de
golpes “contrarevolucionarios". En las conversaciones definitivas entre el
Comité Ejecutivo del Soviet y el Comité de la Duma con motivo de la
formación del Gobierno Provisional se comprometieron los políti-
137
eos -de la Duma a llevar a cabo todas las exigencias establecidas por el Soviet de
una democratización total del estado. Los principales puntos decían:
libertades políticas de todo tipo, también para los soldados; eliminación de
todo tipo de discriminación clasista, nacionalista o religiosa; preparación
inmediata de la convocación para la Asamblea Constituyente;
permanencia de la guarnición de Petersburgo en la ciu- dad(168). Sobre el
status del Soviet de Petersburgo no se encuentra ninguna palabra en el
convenio. El consejo obrero y de soldados actuaba como poder
revolucionario y de hecho reconocido y no fue impulsado más tardé a
elaborar cualquier reconocimiento formal por parte del gobierno o a fijar
jurídicamente sus derechos! 169). Fue formada únicamente una "Comisión
de contacto" compuesta por 5 personas, que debería conservar el contacto
con el Gobierno Provisional, para "transmitir al gobierno las solicitudes del
pueblo revolucionario, influir en el gobierno para que estas fueran
atendidas y practicar un continuo control sobre las actividades del
gobierno"! 170).
En la segunda mitad de marzo publicó el Qomité Ejecutivo del Consejo
de Petersburgo por las numerosas interpretaciones de los consejos
provinciales una "Instrucción para todos los consejos de diputados obreros
y soldados", que contenía, el programa de la entonces mayoría en el
Soviet. En cuanto al Gobierno Provisional se decía: "Mientras que el
tratado entre el Consej9 obrero y de soldados de Petersburgo y el
Gobierno Provisional no sea infringido, tiene que ser respetado el Go-
bierno Provisional como único gobierno legal en toda Rusia. Todas sus
decisiones, si el Soviet de Petersburgo no protesta en contra, tienen que
ser llevadas a la práctica; los órganos gubernamentales establecidos por
ella y los delegados por él enviados han de ser considerados poderes
legales, si no son en su persona o por su pasado político peligrosos o
perjudiciales para la causa de la libertad". Los consejos de las provincias
debían decidir su actividad con las autoridades gubernamentales y las
demás organizaciones sociales, y "en ningún sentido ejercer solos las
funciones de gobierno". La tarea fundamental de los consejos sería "la
lucha contra los restos del antiguo régimen y contra todos los intentos
contrarevolucionarios así como la organización de la población"(171).
Semejante tono tenía la resolución del Congreso de todos los Consejos de
toda Rusia de finales de marzo y principios de abril de 1917, que se
declaraba por el apoyo al Gobiérno Provisional controlado al mismo tiempo
por los consejos! 172). En las discusiones, Steklov que más tarde se unió
a los bolcheviques, se dirigió en contra del reproche, alzado por los
periódicos burgueses, de que el Soviet era culpable del "doble poder"; "No
existe ningún doble gobierno; sólo hay una actuación de la democracia
revolucionaria sobre el gobierno burgués, para presentarle a éste las
exigencias del pueblo revolucionario"(173).
138
Esta política del apoyo condicionado al gobierno burgués por los soviets
estaba en la práctica expuesta a continuas taras. Estas surgían
forzosamente de la fluctuante relación de fuerzas y del siguiente curso de la
Revolución. El Gobierno Provisional, formalmente en posesión del mayor
poder estatal y así portador de la responsabilidad, quedó muy dependiente
del Consejo de Petersburgo, que podía disponer del poder real, pero por su
parte no estaba sujeto a la responsabilidad. Para los obreros y soldados el
Soviet era "la expresión organizada de su desconfianza hacia todos
aquellos que los habían explotado* "(174). Por eso estaban demasiado
fácilmente dispuestos a traspasar las barreras establecidas por los
dirigentes del Soviet y exceder el límite del simple control del gobierno en
todos aquellos casos en que desconfiaran de la auténtica voluntad
revolucionaria del gobierno. Este caso se produjo ya, por ejemplo, en los
primeros días de marzo, cuando el soviet de Petersburgo movilizó a los
obreros y soldados para impedir la salida de la familia del Zar con la
aprobación del Gobierno Provisional(175). Precisamente en las primeras
semanas de la Revolución, antes de que se consolidaran algo las
relaciones, actuaba el Soviet de Petersburgo —a pesar de su autolimitación
teórica— como poder estatal, y a su autoridad se doblegaba también el
Gobierno Provisional, cuando se trataba de solucionar conflictos entre
oficiales y soldados o de otorgar peso a las órdenes del gobierno. Así, la
relación entre el Comité Ejecutivo del Soviet y el Gobierno Provisional era
realmente singular: se observaban mutuamente desconfiados y, de todos
modos, eran ambos independientes; los dirigentes del Soviet porque habían
renunciado a la toma de poder ellos solos, íos ministros del Gobierno
Provisonal porque no podían gobernar sin el consentimiento de los
consejos.
La primera fase del "doble poder", que duró apenas 2 meses, terminó
con la "crisis de abril" y la entrada de los socialistas en el gobierno. Esta
primera crisis grave de la Revolución responde a un conflicto entre el
Comité Ejecutivo del Soviet de Petersburgo y el Gobierno Provisional en el
campo de la política exterior. Las concepciones contrarias sobre la política
de la paz y la guerra, que en las primeras semanas de la Revolución
estaban escondidas, llegaron a ser expresadas abiertamente y fueron
acompañadas por una radicalización de las masas urbanas y la-pro-
pagación del bolchevismo.
La mayoría en el Soviet, es decir los mencheviques y socialrevolucio-
narios, se reunió tras la Revolución de febrero en torno al programa
Zimmerwald, es decir, se declaraba partidiaria de la consigna,: "paz sin
anexiones ni contribuciones sobre la base del derecho a la autodetermi-
nación de lós pueblos". Rindió cuentas a sus ideas intemacionalistas y a los
deseos de paz del pueblo ruso, desechados todos los planes de con quista
imperialista de ja Rusia Zarista y abogó por una conferencia de
139
paz a corto plazo( 176). También respiraba este espíritu el que se había hecho
famoso "llamamiento a los pueblos de todo el mundo" del Soviet de
Petersburgo del 14(27) de marzo de 1917(177), en el que los proletarios de
todo el mundo eran llamados a ejercer presión sobre su gobierno para que
comenzaran pronto las transformaciones. Al mismo tiempo se declaraba la
"democracia revolucionaria" por la duración de las luchas a favor del
principio "defensa del territorio revolucionario" de la Rusia democrática
contra las absolutistas Potencias Centrales.
El programa de la defensa del territorio revolucionario, que fue apoyado
o al menos tolerado por la mayoría de los bolcheviques hasta la vuelta de
Lenin, exigía del propio gobierno la introducción de vías diplomáticas para
terminar la guerra. Pero el Gobierno Provisional atendió sólo con desgana
las exigencias de la mayoría soviética. Su ministro del exterior, Miljukov,
era un conocido y temido imperialista que se esforzaba también después
del triunfo de la Revolución por una extensión territorial de Rusia al término
de la guerra. Bajo la presión del Soviet de Petersburgo reconoció el
Gobierno Provisional el 27 de marzo los postulados de paz de la
"democracia revolucionaria", pero en una nota diplomática del 18 de abril
habla Miljukov de la lucha "hasta el triunfo definitivo" y de "garantías y
sanciones" para una paz duradera! 178).
La nota de Miljukov, que fue publicada en la prensa, levantó entre los
soldados y trabajadores una ola de protestas. El Comité Ejecutivo del
Soviet de Petersburgo convocó para el 20 de abril una sesión plena- ría del
Soviet. Simultáneamente comenzó un espontáneo movimiento de masas
que partió de un regimiento, abarcó a otros, incluyó después a obreros, y
bajo la consigna "Abajo Miljukov" y "Abajo el Gobierno Provisional" llevó
incluso, el 21 de abril, a enfrentamientos sangrientos con
contrademostraciones patrióticas! 179). Por primera vez se encontró el
Soviet de Petersburgo con un movimiento de masas que no había sido
convocado ni dirigido por él, y su papel como órgano de Control del
Gobierno Provisional én una situación precaria. Por un lado tenía que
doblegarse en cierto sentido a las exigencias de las masas revolucionarias,
en las que circulaba ya el lema bolchevique "todo el poder a los soviets",
pero por otro lado no podía decidirse en base a su política a una rotunda
ruptura con el gobierno burgués. Por ello eligió un camino intermedio: en un
llamamiento exigía a la población de la capital paz y orden y a los soldados
que volviesen al cuartel, y prohibió por 2 días todo tipo de manifestaciones!
180). Al mismo tiempo negoció con el Gobierno Provisional y consiguió de
éste que en una "Explicación" de la nota de Miljukov fueran interpretados
en sentido pacifistas los puntos conflictivos(181). También decidió el
Comité Ejecutivo aumentar el
140
control sobre el gobierno, en el futuro no debería ser verificada ningún acta
política importante sin el consentimiento del Soviet(182).
Los acontecimientos de abril pusieron a prueba la política de la
mayoría soviética frente al Gobierno provisional. En el momento decisivo
se demostró, que el simple sistema de control no funcionaba y que el
auténtico poder residía en el Soviet y que el Gobierno Provisional era
bastante dependiente de él. Simultáneamente se demostró, que la auto-
ridad del Soviet era aún inquebrantable entre obreros y soldados: las
determinaciones para arreglar el conflicto fueron aceptadas por la gran
mayoría y realizadas por las masas sin réplica(183). La única salida de
esta crisis de poder sólo podía ser: o la toma de poder por los partidos del
Soviet o formar un gobierno de coalición con los elementos burgueses del
Gobierno Provisional, que estuviesen dispuestos a trabajar juntos, y los
representantes de la democracia soviética. Por la primera solución,
proj^agada por los bolcheviques, no podían decidirse los socialistas
moderados por las razones ya expuestas, que fueron afirmadas con
nuevos argumentos(184). Es decir, no quedaba sino el otro camino: la
creación de una coalición burguesa-socialista.
Esta decisión no fue fácil para los dirigentes del Soviet. Significaba
además la entrada en el gobierno no sólo un simple cambio táctico, sino
también la renuncia a viejos-principios. Sobre todo para los mencheviques
suponía la participación en un gobierno burgués la revisión de su teoría
hasta entonces mantenida. Fundamentaron su decisión, en primer lugar,
con las necesidades de la crisis y la defensa de la Revolución. "El Comité
Ejecutivo reconocía que la revolucionaria democracia rusa, que lleva en
sus hombros el peso de la Revolución, no puede observar tranquilamente
cómo se destruye su propia obra. Tiene que tomar la responsabilidad de
salvar su país(185).- Así dictaron acontecimientos externos los pasos de
los mencheviques y social revolucionarios, pasos que resultarían en el
futuro tan funestos para ellos.
La resolución de la entrada de los socialistas en el gobierno se tomó
en una sesión del Comité Ejecutivo del Soviet de Petersburgo en la noche
del 1 al 2 de mayo, con 44 votos a favor y 19 en contra(186). Las figuras
más importantes.del segundo Gobierno Provisional (Milju- kov y Crukov
fueron excluidos) eran el menchevique Ceretelli, ministro de Correos, a
quien había sido encomendado, en primera línea, el sostenimiento de la
comunicación con el Soviet, y el socialrevolucionario Cernov como
ministro de agricultura. Kerenski obtuvo en el nuevo gobierno el ministerio
del ejército y se destacaba cada vez más.
La unión personal entre-dirigentes - del Soviet y ministros no podía
superar el sistema del doble poder. Los ministros socialistas eran direc-
tamente responsables ante el Consejo obrero y de soldados de Peters-
burgo y después ante el Congreso de Soviets de toda Rusia o ante su
141
Comité Ejecutivo Central. De todos modos, la entrada de los socialistas en el
Gobierno Provisional significaba un cierto cambio de fuerzas a favor del
Gobierno Provisional. "Ellos (los ministros socialistas) estaban convencidos
de que el poder de los soviets encarnado en sus personas fuera a
derramarse ahora sobre el gobierno oficial"(187). Ceretelli explicaba de la
siguiente manera la nueva distribución de funciones entre el gobierno y el
Soviet: "Nuestra posición, la de la organización democrática, frente al
gobierno se ha transformado. Antes no sólo controlábamos al gobierno,
sino que realizábamos frecuentemente sus funciones al ir a apoyarle. Sin la
ayuda de la organización democrática en la administración no hubiera
podido pasar antes el gobierno. Pero ahora debi'a ser entregado todo el
poder al Gobierno Provisional. Las organizaciones de la democracia
revolucionaria... continúan la crítica en los asuntos del gobierno, pero no se
meten en las cuestiones administrativas. Nosotros no queremos dificultar al
poder nacional, sino darle señales de alarma en caso de errores"(188).
Según el punto de vista de Ceretelli, los soviets deberían de conservar
funciones de control, pero no introducirse directamente en los asuntos del
gobierno. Del estado de "doble poder", que paralizaba al país, debía ser
llevada Rusia a un estado lo más ordenado posible y dirigido con unidad.
"El gobierno de coalición se disponía a formar el puente hacia el régimen
de la república burguesa-parlamentaria"(189). Tenía que demostrarse en
los meses siguientes, si los consejos poseían suficiente fuerza como para
conservar su papel dirigente en la Revolución.
142
extendió el campo de actuación de la administración local, así obtuvo, por ejemplo, el
derecho de disponer sobre la policía municipal, que debía ocupar el lugar de
la policía antigua. La tradicional negativa de los liberales respecto a un
poder centralista y desmesurado del gobierno y su estrecha ligazón desde
los tiempos zaristas con la autonomía se derrumbaron a causa de estas
medidas.
La existencia y actividad de los comités públicos y de los posteriores
órganos de autonomía estuvo desde el principio en rivalidad con los soviets
simultáneamente formados. Mientras que los Dumas de las ciudades fueron
considerados, sobre todo por la burguesía, como su propio dominio, eran los
consejos, por el contrario, organizaciones puramente proletarias o
proletarias-militares. Durante el tiempo en que los trabajadores aún no
habían formado su propio soviet, enviaban a sus representantes a los
comités generales, más tarde tenían los consejos sus delegados oficiales en
las distintas organizaciones públicas y sociales, hasta las nuevas elecciones
los enviaban también a la Duma de la ciudad(192). Las competencias de
ambos tampoco estaban fijadas. En relación con las disposiciones en
Petersburgo, donde el Soviet actuaba como órgano de control frente al
Gobierno Provisional, también la mayoría de los soviets provinciales le
seguían. Abandonaron la dirección'de los asuntos administrativos al
correspondiente comité o Duma y consideraban su obligación vigilar, sobre
todo, a estas juntas y proseguir el camino de las reformas democráticas. En
general, la efectividad de los soviets locales dependía de la fuerza y
organización de la clase obrera y de la existencia de tropas. Por ello, los
soviets de las grandes ciudades industriales ganaron desde el principio
mucho mayor influjo en la política local que los de las ciudades pequeñas
con una población predominantemente comercial y manufacturera (193).
Por su carácter de organización de clase proletaria estimaban los
consejos de diputados obreros, igual que en 1905, que una de sus tareas
fundamentales era dirigir y organizar la lucha económica de los trabaja-
dores, muy excitada a causa del triunfo de la Revolución. En el I Congreso
soviético de toda Rusia se informó sobre esto: “La Revolución se encontró
con el proletariado totalmente desorganizado. Los consejos de diputados
obreros y soldados formados al comienzo de la Revolución eran las
primeras organizaciones naturales, en quienes recayó la realización de una
serie de funciones de los sindicatos, comités de barrio, comités de arbitraje
etc. Para realizar estas tareas se crearon en los soviets más grandes
departamentos especiales para cada activi- dad(194).
La abundancia de tareas económicas y sociopolíticas, con que tenían
que enfrentarse los soviets, se especificaron en las diversas disposiciones
del I Congreso de consejos de toda Rusia a principios de abril, que
143
afectaban a las cuestiones siguientes: "Una política obrera única, jornada laboral de
8 horas, salario mínimo, libertad de asociación, formación de sindicatos,
comités de arbitraje, bolsa del trabajo, seguro social, seguro de
desempleo"(195). Los departamentos laborales de los soviets locales
trabajaron de hecho en la creación y levantamiento de los sindicatos, cuyo
primer Congreso general fue preparado en julio de 1917 por el
departamento laboral del Soviet de Petersburgo junto con.el buró Central
de los sindicatos en Petersburgo y Moscú. Un papel importante y en
general conciliador ocuparon los departamentos laborales de los consejos
en el arreglo de conflictos en las fábricas. Así, por ejemplo, consiguió la
"comisión de conflictos" del Soviet de Kiev, solucionar, en los primeros
meses de la Revolución, 25 conflictos laborales grandes y 40 más
pequeños! 196).
Con la progresiva extensión y consolidación de los sindicatos por un
lado, y la creciente importancia de los consejos de fábrica por otro,
desapareció la originaria mezcla de funciones en favor de una división del
trabajo. Una resolución del congreso soviético de toda Rusia buscaba dar
cuenta de la nueva evolución y descubrió, que "para el período de
transición sería indispensable una coordinación de la actividad de los
departamentos laborales de los consejos, de los sindicatos y de los comités
de fábrica", hasta que pudiera traspasarse la dirección de la lucha
económica de los obreros del todo a manos de los dos últimos órganos.
Entonces deberían ocuparse los soviets en tareas de importancia básica y
general; por ejemplo, la organización de Cámaras obreras centrales y
locales que estaban previstas legalmente, la participación en la planifica-
ción económica del estado en la industria y transportes y la colaboración en
la legislación laboral(197).
El papel de los Soviest como órganos proletarios de la Revolución se
vio especialmente en la lucha por la introducción de la jornada laboral de 8
horas. En el año 1905 tuvo que abandonar sin éxito el Soviet de
Petersburgo esta lucha, pero ahora, tras el cambio de febrero, tuvieron que
asentir los patronos a la jornada de 8 horas(198). El ejemplo de
Petersburgo fue imitado en otras ciudades. En marzo y abril multitud de
consejos locales consiguieron mover a los patronos por medio de
negociaciones, o en caso de que se negasen, imponer por medio de
decisiones propias la jornada de 8 horas en las fábricas, como sucedió en
Moscú(199). Los patronos estaban en la mayoría de los casos indefensos
ante los soviets y tenían que permitir, que comisiones controladoras de los
consejos comprobaran los asuntos de la fábrica. Pero más allá de esta
específica lucha proletaria fueron algunos soviets ya en la primera fase de
la Revolución. A pesar de la posición teórica de la mayoría del Soviet, que
quería limitarse a un control del gobierno y de la administración,
consiguieron también los soviets mencheviques y socialrevolu-
144
cionarios inmiscuirse directamente en todos los problemas posibles. Los que informa
Suchanov sobre el Consejo de Petersburgo —"el Soviet había ensanchado,
por el curso espontáneo de la Revolución, cada vez más sus funciones;
cuanto más pasaba el tiempo más se convertía en un estado dentro del
estado"(200)— ocurrió también en algunos consejos de las provincias. "Se
transformaron de órganos de control en órganos de gobierno"(201). Este
proceso se desarrolló muy desigualmente y fue diferente en lugares y
tiempos, según las especiales condiciones. Más pronto y más a menudo se
manifestó esta transformación de los consejos en "órganos de poder
embrionarios" (según palabras de Lenin en 1906) respecto a los problemas
de empleo y nutrición. Los primeros que tenían que sufrir en las ciudades
por las dificultades de abastecimientos eran los obreros. Por ello, los
consejos locales tomaron por sí mismos diversas medidas rigurosas para
vencer la escasez de alimentos. Por ejemplo, en Niznij Novgorod fue
limitada la exportación de pan, en Krasnojarsk introdujo el Soviet un
sistema de tarjetas para materias vitales, en otros sitios fueron registradas
las casas de la "burguesía" y confiscados los productos. En estas medidas
de lucha de clases realizadas a menudo arbitrariamente, se anunció el
sistema de requisiciones, empleado en la guerra civil bajo los bolcheviques,
como componente de la "Dictadura del proletariado". Pero, en general, los
soviets se esforzaban por remitir exigencias radicales y extremas a grupos
de obreros o soldados aislados; se encontraban con frecuencia ante la
disyuntiva entre el mantenimiento del orden público reconocido
indispensable y los deseos impacientes y radicales de las masas. Esta
situación fue más tarde utilizada por el partido de Lenin para la
bolchevización de los consejos.
El aflojamiento de los lazos respecto al Centro hizo a los territorios y
comunidades más independientes y llevó también a frecuentes conflictos
entre los soviets locales y los comisarios regionales nombrados por el
Soviet de Petersburgo. Un diputado relata drásticamente las relaciones
dominantes en el I Congreso de consejos de toda Rusia: "El gobierno cede
el poder a los comisarios, pero vosotros mismos sabéis, que el comisario
no posee ninguna autoridad. En nuestro lugar sucedió esto: el día de su
nombramiento vino el comisario al Soviet y dijo: "Haced lo que queráis; me
han elegido. Si me apoyáis, entonces cumpliré mis servicios, si no me
apoyáis, entonces depongo mañana mi cargo". Nosotros le contestamos:
"Si desempeñas bien tus funciones, entonces te apoyaremos, en caso
contrario, no"(202). Precisamente en los territorios más apartados de
Moscú, donde los decretos de la capital llegaban muy tarde o ni siquiera
llegaban, ejercían con frecuencia los soviets locales casi el poder ilimitado.
El ya nombrado soviet de Krasnojarsk otorgó a los soldados vacaciones sin
considerar las protestas del comandante, se metió en conflictos laborales e
incluso transfirió fábricas a sindica-
145
tos(203). Trotski informa en su Historia de la Revolución: "En el Ural
donde el bolchevismo poseía desde 1905 la influencia dominante, ejer-
cieron los soviets sobre los burgueses incluso justicia y tribunales del
crimen, crearon en algunas fábricas su propia guardia, la pagaban de la
propia caja de la fábrica, organizaban controles obreros, que abastecían a
la fábrica con materias primas y combustibles, vigilaban las ventas de los
productos y determinaban la tarifa. En algunas zonas del Ural los soviets
despojaron a propietarios de su terreno para cultivos comu- nes"(204).
También los consejos de Ivanovo-Voznesensk, Lugansk, Ca- ricyn,
Cherson, Tomsk, Vladivostock y Luga se habían apropiado ya en los
primeros meses de la Revolución de amplios poderes.
El que llegó más lejos fue el Consejo de obreros, marinos y soldados
de Kronstadt, el lugar más radical de toda Rusia. Aquí, en la Revolución
de febrero se habían producido ya acciones violentas y asesinatos, en los
que cayeron 40 oficiales de la marina. Un gran número de oficiales fue
mantenido encerrado. El principio de elegibilidad de las tropas efectivas
fue realizado por los marineros(205). En el Consejo de obreros, marineros
y soldados tenían la mayoría los socialrevolucionarios, pertenecientes los
más al ala izquierda de su partido, y los bolcheviques junto con radicales
independientes ya en abril. Tras las nuevas elecciones en abril contaba el
soviet con 93 bolcheviques, 91 socialrevolucionarios, 46 mencheviques y
68 independientes(206). El 13 de mayo decidió el Comité Ejecutivo: "El
único poder en la ciudad de Kromstadt es el soviet de diputados obreros y
soldados, que actúa en cuestiones de ordenación estatal en coordinación
directa con el Soviet de Petrogra- do"(207.) Tres días más tarde, el pleno
del Soviet aprobó la resolución del Comité Ejecutivo con 211 votos a favor
y 41 en contra(208). El portavoz de la fracción sociaírevolucionaria
fundamentaba la exigencia de destitución del comisario regional y de su
sustitución por una personalidad directamente elegida por el Soviet
mediante la referencia al carácter democrático del Soviet, que gozaba de
la confianza de los obreros y marineros. "El gobierno central no tiene el
mínimo derecho de inmiscuirse en la vida de una determinada unidad
territorial ni tampoco el derecho de tomar decisiones, que afectan a
células aisladas y no al estado como totalidad". A excepción de los
mencheviques, todos los demás portavoces se declararon a favor de la
construcción en breve del poder soviético en toda Rusia. Kronstadt tuvo
que adelantarse y dar un ejemp!o(209).
La proclamación de la "República de Kronstadt" causó una enorme
sensación en toda Rusia. Típico para el sistema de "doble poder" fue la
reacción del Gobierno Provisional. Ya que eran conscientes de su falta de
autoridad, se dirigieron a los dirigentes del Soviet de Petersburgo con la
súplica de que influyesen sobre los rebelados en Kronstadt. Una
146
delegación del Soviet de Petersburgo encabezada por Ceretelli y Skobe- lev se
trasladó a Kronstadt y conversó con el Consejo de aquella ciudad. Ceretelli
indicó, que la inmensa mayoría de la "democracia revolucionaría" apoyaba al
Gobierno Provisional y que el gobierno debería tener todo el poder, también
en Kronstadt, porque sino se desencadenaría la anarquía. Skobelev
preguntó si los ciudadanos de Kronstadt se sentían parte de Rusia y, en
consecuencia, si querían también reconocer a los representantes del
Gobierno Provisional en el lugar. Había que saber, dónde terminan las
fronteras de la autonomía local y donde comienza la competencia del
gobierno central. En sus encuentros explicaron los portavoces del Soviet de
Kronstadt, que el soviet no había pensado nunca separarse de Rusia o
imponer a otros su voluntad. Pero la "misma vida" había puesto en manos
del Soviet de Kronstadt la totalidad del poder, y antes de la proclamación del
16 de mayo el Soviet había gobernado de hecho sólo(210).
Dado que ambas partes se esforzaban por evitar una mayor agravación
del conflicto, se conciliaron finalmente el 24 de mayo en un compromiso; el
Soviet de Kronstadt reconocía que ,a pesar de su exigencia principal del
gobierno único de los soviets en Rusia, obedecería las leyes y órdenes del
Gobierno Provisional(211). En la'práctica no cambió casi nada en Kronstadt:
la autoridad del gobierno Provisional estaba sólo sobre el papel, y el Soviet
antes como ahora era el único señor de la ciudad. El puerto, situado a las
puertas de la ciudad, se convirtió en el arsenal de la venidera segunda
revolución y en el símbolo del poder soviético.
La evolución de los soviets en revolucionarios órganos locales de poder
y administración, como sucedió más clara y radicalmente en Kronstadt, era
un proceso completamente natural dentro del período de cambios
revolucionarios. En el momento de la disolución del viejo orden estatal,
desplegaron los soviets como órganos de lucha revolucionaria una mayor
actividad que las municipalidades consideradas en circunstancias estables.
La primacía que poseían los soviets casi en todos los sitios sobre la Duma
de la ciudad, aunque ésta representaba a todas las capas de la población y,
según esto, era más democrática,descansaba, en gran parte, en su carácter
revolucionario y marcadamente clasista. Los mejores cerebros de los
partidos socialistas se encontraban en los soviets, la lucha de los partidos
por el predominio en el país se decidía aquí y no en la Duma. De todos
modos aún no estaba resuelta la competición entre los soviets y los órganos
de autonomía local después de los primeros meses de la Revolución. Todo
dependía de que las tensiones interiores en Rusia consiguieran estabilizarse
o, por el contrario, de que la ola de la Revolución social variase los
comienzos de una determinada autonomía democrática en condiciones
pacíficas y durade-
147
ras. El problema desembocó en la cuestión inabarcable de la construc ción del poder
soviético en toda Rusia.
c) El problema de la toma del poder por los soviets
148
una serie de funciones estatales habían sido transferidas a los consejos obreros y
de soldados a causa de la debilidad del gobierno central, aún cuando no lo
quisieran. "Está claro, que si el soviet no toma el poder no es porque no
pueda, sino porque no quiere. No quiere porque en caso de que tomase el
poder, estaría obligado a solucionar todos los problemas planteados por la
Revolución y bajo las condiciones actuales, y además solo, sin la
aprobación de las demás capas de la población, incluso en contra de su
voluntad"(214). Otro orador socialrevoluciona- rio dudaba de que los
soviets de diputados obreros y soldados fuese realmente un poder
democrático, ya que abarcaba sólo a una minoría de la población, cuando
la masa de millones de campesinos rusos, cuyo voto en la decisión sobre
el destino de Rusia tendría que ser decisivo, comenzaba aún a
organizarse. Este hecho demostraba, "que la hipótesis fundamental del
bolchevismo —los consejos de diputados obreros y soldados representan
órganos absolutos y legales del poder revolucionario— era objetivamente
falsa(215).
Junto con los bolcheviques sólo un pequeño número de socialdemó-
cratas asociados defendían en el Congreso la exigencia del poder soviéti-
co. Su portavoz Lunacarskij (que se unió en julio a los bolcheviques) el
cual ideó el esquema de un sistema consejista, que estaría compuesto por
un parlamento revolucionario Ejecutivo en cabeza y consejos territoriales,
comarcales y locales en la base inferior(216). Es de señalar que Lenin,
que estableció por primera vez la solución de la república soviética y
sostuvo este punto de vista también en el Congreso de toda Rusia, no se
hubiera ocupado aún en absoluto de su construcción con detalles.
La resolución aceptada por el Congreso con 543 votos a favor, 126 en
contra y 52 abstenciones afirmaba, "que la toma del poder por los soviets
de diputados obreros y soldados en este momento de la Revolución
debilitaría y pondría en peligro su fuerza y tal acción desplazaría antes de
tiempo a todos los elementos de la población, que aún podían servir a la
causa de la Revolución"(217). La formación del gobierno de coalición fue
aceptada.
Por medio de su entrada en el Gobierno Provisional intentaron los
mencheviques y socialrevolucionarios investir al poder central con una
amplia base en la población, que según su punto de vista no podía tener
un gobierno de soviets. Su rechazo de la toma del poder por los soviets se
reforzó aun más en los siguientes meses. Sobre todo, tras los aconte -
cimientos de julio(218), por medio de los cuales se hizo evidente el
resquebrajamiento dentro de la "democracia revolucionaria", se imponía
"en los dirigentes de los soviets cada vez más convincentemente el
reconocimiento de que los soviets no eran órganos de gobierno ni podían
serlo, sino que eran instrumentos que deberían servir al proceso de
transformación en un nuevo orden democrático"(219). El mismo Ke-
149
renski aseguraba ya en mayo a un embajador británico: "los soviets morirán de
muerte natural"(220).
Los mencheviques eran;aun después de su entrada en el gobierno,de
la opinión de que la Revolución rusa era por su carácter socieconómico
"burguesa". El retraso ruso no podía ser superado de la noche a la
mañana, sino sólo en una larga fase de desarrollo capitalista. Por ello
debían ser "atraídas a participar en el poder todas aquellas clases, que
tuvieran porvenir en la economía capitalista"; sin su participación no
podrían ser resueltos los problemas industriales y económicos(221). La
forma política que correspondía a esta etapa de desarrollo era, según el
punto de vista menchevique y al mismo tiempo en sentido estrictamente
marxista, la república democrática. Por el contrario, los soviets, esto lo
distinguían bien los mencheviques, no eran órganos democráticos en tanto
en cuanto excluían á una gran parte de la población, aún siendo en su
estructura interna tan democráticos. Para el socialismo reformista de los
mencheviques constituía la más amplia organización democrática,
condición indispensable para la futura edificación del socialismo. El
rechazo del poder soviético como forma de gobierno por los mencheviques
resultaba pues también del patrimonio democrático del marxismo, aunque
ocupasen un lugar destacado en la argumentación menchevique
consideraciones prácticas sobre las difíciles relaciones de la Rusia belige-
rante.
En el fondo, los soviets no tenían a los ojos de los mencheviques
ningún futuro; no sobrepasarían su papel como organizaciones de lucha
revolucionaria. Cheidze, presidente del Soviet de Petersburgo, vio ios
méritos de los soviets en que "buscó organizar y disciplinar a las masas
populares en medio del caos de la destrucción", para "guiar por vías
tranquilas a las fuerzas fundamentales de la nación, que se habían des-
hecho de viejísimas cadenas"(222). En la resolución presentada en nom-
bre de la "democracia revolucionaria" por los mencheviques y social re -
volucionarios en la Conferencia de Estado en Moscú (agosto 1917) sobre
los problemas más urgentes de la Revolución y su solución no fueron ni
siquiera nombrados los soviets. En su lugar, los socialistas moderados
querían colocar el peso de la nueva edificación estatal sobre los órganos
democráticos de autonomía local(223). Ceretelli señaló al soviet la tarea,
hasta que funcionasen realmente las nuevas corporaciones, de "vigilar la
libertad conquistada" y dijo: "En cuanto que en esta o aquella zona otras
organizaciones democráticas disuelvan los soviets, estos les entregarán su
trabajo. Mantienen su posición sólo allí donde aún no se ha producido
ningún cambio. Porque con la constitución de corporaciones autónomas,
que estén elegidas sobre la base del sufragio universal, las funciones de
autonomía, que habían ejercido antes los soviets, serán traspasadas a
estas organizaciones democráticas" (224).
150
También los socialrevolucionarios, que a diferencia de los menchevi-
ques creían en un camino propio de la Revolución rusa y, a modo de
ejemplo, veían en las cooperativas una base para la evolución hacia el
socialismo, no intervinieron en lo político a favor de una república soviética,
sino a favor de una República parlamentaria-democrática encabezada por
una Asamblea Constituyente Nacional. "Los soviets no tomaron como
objetivo, desde el comienzo de su actividad, ser representantes de todo el
país, sino sólo de los obreros, soldados y campesinos activos. Los soviets
no querían sustituir a la Asamblea Constituyente, en la que se reunían los
delegados de toda Rusia. Por el contrario pusieron su atención principal en
llevar al país hacia la Asamblea Constituyente... Los soviets no
representaban ningún gobierno junto a la Asamblea Constituyente, ni
tampoco están al mismo nivel que el Gobierno Provisional. Son consejeros
del pueblo en su lucha y sus intereses... son concientes de que representan
sólo a una .parte del país y gozan sólo de la confianza de aquellas masas
populares por cuyos intereses luchan. Por eso han evitado siempre los
soviets tomar el poder en sus propias manos y formar un gobierno"(225). La
víspera del Congreso Democrático convocado para mediados de
septiembre 1917, al que acudían representantes de los soviets, sindicatos,
cooperativas y órganos de autonomía, escribió el periódico Délo Naroda
que había que reconocer, "que los soviets no son toda la democracia
activa". Con la progresiva consolidación de la autonomía rural y urbana
estaban estas cooperaciones mejor preparadas que los soviets para
reflejarla voluntad y situación de las amplias masas populares(226). Los
mencheviques y sobialre- volucionarios querían un traspaso de las tareas
consejistas a manos del Gobierno Provisional y más tarde de la Asamblea
Constituyente en cabeza y a nivel local de las democráticas Dumas de las
ciudades y Zemstva. Al final de esta evolución habrían perdido los consejos
de obreros, soldados y campesinos su importancia o habrían desaparecido
del todo. Este caso, por ejemplo, se produjo en la Revolución alemana de
1918 tras la estabilización del poder central y la constitución de la
Asamblea Nacional.
Pero las esperanzas de los socialistas moderados en una evolución
pacífica de la Revolución rusa y, en relación con ello, sus esperanzas en
una sucesiva descomposición y fracaso de los soviets no se realizaron. Por
el contrario, la agudizada lucha de clases en el interior (el Kornilov- Putsch
a finales de agosto era un síntoma de ello) debilitó decisivamente los
argumentos de la mayoría soviética moderada, por lo que sólo podía salvar
al país una coalición con las fuerzas burguesas y no una soberanía de los
consejos. En él Congreso democrático de mediados de septiembre
mantuvieron los seguidores y enemigos de una coalición más o menos el
equilibrio(227), pero día a día se inclinaba la balanza en los
151
consejos locales a favor de los bolcheviques y su lema del poder soviéti co
ún¡co{228). Incluso entre los mencheviques y social revolucionarios ganaba
cada vez más seguidores aquella tendencia, que aspiraba a un gobierno
puramente socialista, que se debería apoyar sobre los soviets. Martov, el
dirigente de los mencheviques en la época de 1917, había desaprobado
desde el principio muchos puntos esenciales de la política de la mayoría de
su partido. Con un pequeño grupo izquierdista de "mencheviques
intemacionalistas" rechazó la política de coalición y apreció el papel
preponderante de los soviets en el futuro. En el Congreso democrático
explicaba: "Toda la política de autonomía del gran pueblo, que se ha
sacudido las cadenas de la esclavitud zarista, se efectuó y se efectúa en los
consejos. Por ello se han convertido los consejos en toda Rusia en los
directos portadores de las ideas del poder popular, en órganos que llevan a
cabo de hecho la República democrática y concentran en sus manos el
poder en todas las provincias"(229). Pensaba en una especie de
combinación entre Asamblea Constituyente y consejos, una idea que en
octubre fue defendida también por una parte de losbolcheviques(230).
También los social revolucionarios de izquierdas que se habían formado
como grupo independiente desde junio/julio de 1917 llegaron a través del
camino de la desaprobación de la coalición con la burguesía hacia la
exigencia del poder soviético. El Congreso de los socialrevolucionarios en.
Petersburgo, que fue inaugurado el 10 de septiembre, tomó una resolución
presentada por la izquierda, en la que se exigía la formación de un gobierno
homogéneo apoyado en los soviets(231). En las semanas antes del
levantamiento bolchevique de octubre se unieron los socialrevolucionarios
de izquierdas a la consigna leninista "todo el poder para los soviets".
En la misma medida en que en otoño de 1917 se agravaron las
contradicciones sociales y políticas, ganó la exigencia bolchevique de una
soberanía única de soviets a todo lo ancho del pueblo ruso por primera vez
gran resonancia. A diferencia de los partidos de la mayoría soviética hasta
entonces existentes, los bolcheviques pusieron a los consejos una tarea
para el futuro y un programa claro; la toma del poder en su nombre y la
construcción del estado según su modelo. El destino de los consejos rusos
se juntaba cada vez más con el del bolchevismo.
El problema de la toma del poder por los soviets se convirtió en el
mismo problema que su bolchevización.
152
CAPITULO IV
EL BOLCHEVISMO Y LOS CONSEJOS EN 1917
153
La nueva situación del "doble poder" del Soviet de Petersburgo y del
Gobierno Provisional requería de los bolcheviques residentes en Rusia
una nueva táctica. Elaborar esta táctica y aplicarla era, no obstante, tarea
difícil por la atadura con la vieja teoría revolucionaria de 1905 y por la
ausencia de Lenin. El tiempo hasta el retorno de Lenin del exilio fue, por
ello, un periodo de vacilaciones y de disensiones dentro del partido, que
aminoraba considerablemente la fuerza combativa de los bolcheviques(2).
Esta inseguridad del partido se refleja con claridad en su postura frente a
los consejos y su política.
En el programa revolucionario bolchevique anterior a 1917 no ocupa-
ban lugar central los Soviets de los Diputados obreros. El aprecio temporal
de Lenin por los consejos en la Revolución de 1905 y sus comentarios
considerándolos para el futuro como "órganos decisivos del poder
revolucionario"(3) no influyeron de forma profunda en la estrategia y la
táctica revolucionaria bolchevique. El partido atribuía a los Soviets, como
"órganos de huelga y levantamiento" cierta importancia. Pero debería ser
fundamentalmente la organización del partido la que preparara y guiase la
lucha revolucionaria en las fábricas, en la milicia etc. "No hemos querido,
conscientemente, buscar ninguna consigna sobre cómo crear un órgano
independiente que dirija los movimientos semiespontá- neos", escribía
Shjapnikov sobre las actividades bolcheviques en Petersburgo al
comenzar la Revolución de febrero(4). Conforme a esto, en todas las
proclamaciones bolcheviques, hasta el 28 de febrero inclusive, falta un
llamamiento para la creación de un Consejo de Diputados o una referencia
al recien formado Consejo de Trabajadores y Soldados. El manifiesto "A
todos los ciudadanos de Rusia" elaborado por el comité central del
partido, redactado definitivamente por Molotov el 28 de febrero y
publicado en el mismo día no menciona en absoluto a los consejos. En
cambio, exigen acorde con el viejo programa revolucionario bolchevique,
la inmediata creación de un gobierno revolucionario provisional, "que se
ha, de colocar a la cabeza del nuevo orden republicano que está
surgiendo". Y ha de promulgar una serie de leyes básicas, entre ellas la
ley sobre convocatoria de la Asamblea Constituyente(5).
Los bolcheviques redactaron su manifiesto en el momento, en que
comenzaba a formarse el Consejo de Trabajadores y Soldados. Coloca-
dos ante este hecho consumado, los grupos más destacados del partido
intentaron en vano en los días siguientes llegar a una postura unida y clara
respecto al Soviet. La ausencia de dirigentes experimentados con
suficiente autoridad se hizo notar de forma desfavorable. Primeramente,
intentó Shliapnikov, apoyado por el buró del comité central y por una parte
del comité del partido en Petersburgo, promover en el Comité Ejecutivo
del Soviet la formación de un gobierno revolucionario. A pesar de las
divergencias entre socialistas moderados y bolcheviques, so-
154
bre todo en la cuestión de la guerra, creía Shiapnikov que tal gobierno formado por los
miembros del centro del Soviet se acercaba mucho al programa
revolucionario bolchevique(6). El distrito del partido de Vyborg, que seguía
estando en la extrema izquierda, exigía el 1 de marzo claramente: "El Soviet
de Petersburgo debe declararse gobierno revolucionario provisional"(7). Al
día siguiente el comité del distrito de Vyborg hacía un llamamiento en el que
entre otras cosas se decía: "Hasta la reunión de la Asamblea Constituyente
ha de concentrarse todo el poder en manos del Consejo de Trabajadores y
Soldados como único gobierno revolucionario. El ejército y el pueblo deben
sólo realizar los acuerdos del Consejo de Trabajadores y Soldados... El
Consejo de Trabajadores Soldados tiene que preocuparse de la convocatoria
de la Asamblea Constituyente, la cual resolverá el problema de la nueva
Constitución del Estado y de la conclusión de la guerra"(8). Esta es la
primera vez que por parte bolchevique se lanza la consigna del poder
soviético, pero realmente, como subraya Shiapnikov, no es aún un programa
para lá nueva Constitución del Estado según el modelo de los consejos, sino
una forma práctica de gobierno de la "democracia revolucionaria". Al mismo
tiempo, el 1 de marzo, el pequeño grupo socialdemócra- ta independiente de
los "Mezdurajoncy" redactó junto con el comité local de los socialistas
revolucionarios un llamamiento, en el cual se pedía igualmente, que el
Consejo de Trabajadores y Soldados se declarase gobierno revolucionario
provisional y tomase el poder(9).
Sin embargo, estas voces quedaron aisladas. Es significativo que los
dos llamamientos fueran secuestrados antes de su aparición, el de los
Merdurajoncy por el Comité Ejecutivo del Soviet y el del Comité del distrito
Vyborg incluso por el propio comité del partido bolchevique de Petersburgo.
Entre tanto se había llegado a un entendimiento entre el soviet de
Petersburgo y el comité de la. Duma para la formación de un- gobierno
provisional, según el cual el soviet renunciaba a la toma del poder. Los
bolcheviques se encontraban ahora ante el problema de fijar su táctica tanto
respecto al gobierno provisional burgués como respecto al Soviet
menchevique-socialista revolucionario. Los pocos diputados bolcheviques en
el Soviet (el 2 de marzo votaron sólo 19 delegados en favor de la resolución
del buró del comité central) pedían claras instrucciones sobre su
comportamiento en el Soviet(10). Sin embargo, por el momento esperaron en
vano, pues en los días siguientes surgieron entre los bolcheviques de
Petersburgo divergencias de opinión importantes que en lo referente a la
organización se tradujo en la rivalidad entre el buró del Comité Central,
nominalmente la autoridad suprema del partido, y el Comité local
(Octokomite) de Petersburgo. El Buró del Comité Central, cuyo portavoz era
habituaimente Molotov, propugnaba aún después de la formación del
Gobierno Provisional la continuación de la
155
agitación bolchevique para el logro de un gobierno revolucionario formado
por representantes de los partidos socialistas. En una resolución del 4 de
marzo se dice: “El actual Gobierno Provisional es por su propia naturaleza
contra-revolucionario, pues lo componen representantes de la alta
burguesía y de la nobleza. Por lo tanto, no puede haber con él acuerdo
alguno. La misión de la democrácia revolucionaria es la formación de un
gobierno provisional revolucionario de carácter democrático (dictadura del
proletariado y del campesinado)“(11).
En contraposición a esto, la mayoría del Comité de Petersburgo
defendía la postura de que en el marco de las decisiones aceptadas por el
Soviet, habría que tolerar al Gobierno Provisional. Una declaración radical
de lucha contra el Gobierno Provisional sería equivocada, en vista de la
actitud de la mayoría en el Soviet, y conduciría al aislamiento de los
bolcheviques. Otro pequeño grupo, aún más inclinado a la derecha, se
mostraba contra el lema “Abajo con la guerra“ y a favor de contactos con
los mencheviques(12). Sólo dos miembros del Comité del partido de
Petersburgo exigían expresamente el establecimiento del poder del Soviet.
La resolución presentada por ello el 5 de marzo, si bien fué rechazada, se
encontraba muy cerca del posterior programa sobre los conceptos de
Lenin: “La tarea del momento es la formación de un Gobierno Provisional
Revolucionario, que nazca de la unión de los diputados de los Consejos
locales de trabajadores, Campesinos y Soldados. Como preparación para
la completa conquista del poder central es imprescindible: a) consolidar el
poder de los Consejos de Diputados Obreros y Soldados; b) en las
provincias acercarse a una conquista parcial del poder por medio del
derrocamiento de las antiguas autoridades y su sustitución por los
consejos; estos conceptos tienen por misión: armar al pueblo,
democratizar el ejército, expropiar terrenos llevar a cabo todas las demás
exigencias del programa mínimo de manera autóno- ma..."(13).
A mediados de marzo de 1917 regresó a Petersburgo un grupo de
bolcheviques desterrados en Siberia, entre ellos Kamenev y Stalin. Como
jefes de rango más antiguo intentaron atraerse la dirección del partido.
Primeramente se hicieron cargo de la redacción de Pravda que estaba en
manos de Molotov y de otros miembros del buró del comité central. En su
primer artículo capital Kamenev se declaraba partidiario de la política de
apoyo limitado al Gobierno Provisional, tal y como había decidido el Soviet
de Petersburgo. “Sería un error, escribió, presentar ya ahora la cuestión
del relevo del Gobierno Provisional. Una vez que el gobierno liberal se
haya “agotado", surgirá el problema práctico del paso del poder a manos
de la democracia revolucionaria“(14). En la cuestión de la guerra en contra
de la postura hasta entonces defendida por la mayoría de ios bolcheviques
de Petersburgo, Kamenev se definía
156
favorable a la política de "defensa revolucionaria de la patria" simultá- nea a la
presión sobre el Gobierno para entablar inmediatas conversaciones de paz
con todas las potencias implicadas! 15). Stalin, que usaba un lenguaje más
radical, se encontraba cerca de Kamenev en estos asuntos. La aparición
de ambos acrecentó la confusión en las filas del partido bolchevique.
Surgieron protestas de las organizaciones inferiores del partido contra el
cambio de rumbo, sobre todo respecto a la postura frente a la guerra, bajo
cuyas influencias se volvió días después de nuevo a la antigua línea de
rechazar la guerra.
La postura de la nueva redacción de Pravda con relación a los consejos
se orientaba básicamente en la resolución bolchevique del año 1906, en la
que bajo determinadas condiciones se declaraba la creación de soviets
como tarea de las organizaciones locales del partido(16). Pravda ¡oprimió
textualmente la resolución de Lenin de 1906, con un cambio significativo:
en lugar de las palabras "la formación de estas organizaciones puede ser
tarea de las organizaciones locales del partido" aparecía ahora debe ser
tarea"(17). Este cambio, a primera vista insignificante, evidenciaba sin
embargo, una transformación importante: a diferencia de la prudente
postura hacia los consejos en la primera revolución rusa, se producía
ahora, en vista de la creación espontánea de los soviets por doquier, la
participación activa del partido en su creación y desarrollo. Sobre todo
señalaba en varios artículos Stalin, la importancia revolucionaria de los
soviets y la necesidad de su fortalecimiento. Exigía la formación de "órgano
general para la lucha revolucionaria ele toda la democracia rusa, que
dispusiera de suficiente autoridad para soldar la democracia de la capital
con la de las provincias y se transformase en el momento apropiado de
órgano de lucha revolucionaria del pueblo en órgano del poder
revolucionario estatal, que movilizase todas las fuerzas vivas del pueblo
frente a la contrarrevolución. Un órgano así sólo puede ser el Consejo de
Diputados Trabajadores, Soldados y Campesinos de toda Rusia. Esta es la
primera condición para el triunfo de la Revolución rusa"(18). Según esto
Stalin valoró la importancia de los soviets exactamente, aún antes de
recibirse en Petersburgo la primera de las cartas de Lenin. Estas frases
constituyen el puente con las tesis de abril de Lenin a las que Stalin —a
diferencia de Kamenev— se adhirió enseguida.
El Congreso del partido de toda Rusia convocado para los últimos días
de marzo, traería una clarificación de las opiniones contrapuestas dentro
del partido bolchevique, congreso que se desarrolló en vísperas del primer
Congreso de Soviets de toda Rusia y, en parte, paralelamente a el
mismo(19). El día anterior al comienzo del Congreso el buró del comité
Central al paracer ya bajo las influencias de las cartas de Lenin desde
Suiza, había indicado en una resolución sobre la posición del
157
Gobierno Provisional, que los consejos eran "órganos del poder revolucionario",
sobre los cuales "en un determinado momento del desarrollo
revolucionario" recaería el poder.
Junto a un rígido control del Gobierno Provisional deberían ya los
soviets locales ejercer una serie de funciones estatales y económicas(20).
En el propio Congreso repitió Stalin sus puntos de vista aparecidos en
Pravda: los soviets eran a sus ojos la dirección revolucionaria del pueblo y
a la vez órganos de Control del Gobierno Provisional. Casi todos los
participantes en la conferencia estaban convencidos, de que en un estadio
posterior del desarrollo de la Revolución "la democracia revolucionaria",
por medio de los soviets, tomaría el poder, pero sobre la táctica del partido
hasta ese instante existía confusión y divergencias de opinión. En todo
caso se estaba muy lejos de una lucha sin reservas contra el Gobierno
Provisional burgués, como propugnaba Lenin. En consecuencia faltó,
también en la resolución final del Congreso una referencia a los consejos
como "órganos del poder revolucionario", contentándose con controlar el
Gobierno Provisional por medio de los consejos(21). Incluso en el
Congreso de los Soviets de toda Rusia los delegados bolcheviques
votaron por la resolución de la mayoría. Al término del Congreso
decidieron los bolcheviques entrar en negociaciones con los grupos
mencheviques, que reconocían el programa intemacionalista de
Zimmerwald, para posible unión. En ese momento se presentaba Lenin en
Petersburgo. De golpe acabó con todos los proyectos de unión, condenó la
postura vacilante de su partido frente a los socialistas moderados y
proclamó la lucha implacable contra el Gobierno Provisional. La consigna
con la que quería llevar a los bolcheviques al poder, decía: " i Todo el
poder para los soviets! ".
158
ha vuelto la relación entre la revolución democrática en Rusia y los cambios
socialistas en Europa Occidental"(22). La idea general de Lenin al
abandonar Zurich en marzo de 1917 era: Rusia es un pafs agrícola, uno de
los países europeos más atrasados. El socialismo allí no puede vencer
inmediatamente. Pero el carácter agrícola del pafs puede, en vista de las
inmensas propiedades de los nobles terratenientes -según la experiencia de
1905— imprimir a la revolución democrático—burguesa en Rusia un tremendo
impulso y convertir nuestra revolución en el prólogo de la revolución
socialista mundial, en el escalón de esa revolución... El proletariado ruso con
sólo sus propias fuerzas no puede consumar victoriosamente la revolución
socialista. Pero puede imprimirle a la revolución rusa tal impulso, que se
creen así las condiciones previas para esa revolución y en cierto sentido
comience esa revoluc¡ón"(23).
Trotski llamaba a estas frases de Lenin "el eslabón entre la antigua
posición bolchevique, que limita la revolución a metas democráticas, y la
nueva posición, que por primera vez dió a conocer el partido en sus tesis del
4 dé abril"(24). Pero ya en 1905 había constatado, con*singular visión del
futuro: "Nosotros emprenderemos de inmediato tras la revolución de-
mocrática y en la medida de nuestras fuerzas..., la transición a la revolu ción
socialista. Defendemos la revolución permanente. No nos quedaremos a
mitad de camino"(25). La derrota de la revolución de 1905 había alejado esta
perspectiva de revolución socialista; ahora a la vista de la revolución de
febrero, se acercaba de nuevo.
Tras el estallido de la guerra de 1914 Lenin efectuó otro cambio
significativo, que era de suma importancia para el programa revolucionario
bolchevique y para la táctica del partido y que estaba estrechamente ligado
con los fines de la revolución socialista. En 1914 Lenin se separa de los
demás socialistas rusos y de la II Internacional en lo referente a la postura
frente a la guerra. Incansablemente martilleaba a sus seguidores diciendo
que no podía haber pactos con los "defensores de la patria". Después de la
revolución en Rusia Lenin permanecía en esta postura. Cuando recibió las
primeras noticias sobre la postura vacilante de los bolcheviques de
Petersburgo frente al Gobierno Provisional y frente a los partidos
mayoritarios del Soviet, escribió, que el partido debía mantener la "lucha más
tenaz, sistemática, inexorable, y purista contra los "social-patriotas y social-
pacifistas" y añadió: "yo personalmente estoy dispuesto a declarar, sin la
menor vacilación..., que prefiero incluso la ruptura inmediata con algún grupo
de nuestro partido a cualquier concesión al patriotismo socialista... o al
pacifismo socialista"^). Luego si Lenin trazaba la raya divisoria frente a los
demás "demócratas revolucionarios", entonces también había perdido su
sentido el antiguo lema "dictadura revolucionaria democrática del proletaria-
do y campesinado", que significaba una coalición de los tres partidos
159
socialistas. Al rechazar Lenin desde un principio toda colaboración con los
mencheviques y socialrevolucionarios, caminaban consecuentemente hacia
la toma del poder exclusivo del poder bolchevique. Revolución socialista y
advenimiento al poder de los bolcheviques coincidían para Lenin.
Sin embargo Lenin en el transcurso de la revolución nunca había
manifestado con claridad estos fines. Quedó oculto tras la nueva consigna
"todo el poder para los soviets", que desde marzo de 1917 estaba en primer
plano del programa revolucionario de Lenin. En las primeras semanas de la
Revolución concibió Lenin las líneas generales de la idea bolchevique sobre
los consejos, que después completaría, sobre todo en "Estado y
Revolución". Al mismo tiempo incluyó a los soviets en su estrategia
revolucionaria y los convirtió en las figuras principales en la lucha por el
poder. Esta dualidad del programa consejista de Lenin posibilitó a los
bolcheviques, en nombre de los soviets —presentados por ellos como la
nueva forma revolucionaria de Estado— conquistar el poder para su partido.
De esta forma el bolchevismo y los consejos crecieron juntos, aunque su
origen y su esencia fueran diferentes.
En el año 1905 los bolcheviques se mantenían frente a la creación de
los trabajadores indiferentes y casi hostiles(27). Lenin observaba des-
confiado todos los intentos espontáneos de organización del proletariado,
pues estos podrían hacer peligrar el papel de su partido como dirigentes de
las masas. Pero no pudo menos de reconocer la larga importancia
revolucionaria de los soviets, reflejada claramente en Petersburgo y Moscú,
y por eso escribió en 1906, que los soviets como "órganos del levan-
tamiento" estaban llamados a jugar en el futuro un papel importante. Incluso
los llamó "células del gobierno revolucionario provisional", solicitando a su
partido "el estudio de estos órganos del nuevo poder históricamente
determinados... y de los condicionamientos de su labor y su éxito"(28). Sin
embargo, en el siguiente decenio post-revoluciona- rio desaparecen de
nuevo los soviets casi por completo de la mente de Lenin, hasta que
repentinamente, en marzo de 1917, reciben un puesto central en su teoría
revolucionaria.
La revolución de febrero ocurrió en el momento, en que Lenin, exiliado
en Suiza, se ocupaba intensamente en las teorías de Marx, Engels y de
socialistas contemporáneos (sobre todo Kaustki y Panne- kock) sobre el
futuro estado proletario. Realizó largas síntesis de sus obras y tenía el
propósito de escribir un trabajo sobre el tema del Estado en el marxismo.
Todo este material serviría de base para la edición en agosto y septiembre
de 1917 de Estado y Revolución(29). Por influencia sobre todo de Bucharin,
que en 1916 analizó en varios artículos la relación entre Estado y revolución
socialista(30), y del holandés Panneckock, que ya en 1912 predijo la
sustitución del parlamen-
160
tarismo por órganos proletarios propios(31), Lenin comprendió, que la Revolución
tenía que destruir la estructura estatal existente y construir una nueva.
"Descubrió" en cierta manera al Marx antiestatal de los escritos sobre la
comuna y —este fue el paso decisivo— le incorporó, al mismo tiempo, las
experiencias de la revolución rusa. Así pudo enlazar con sus pensamientos
sobre los consejos como órganos del poder revolucionario, ya expresados
ocasionalmente en 1905 y 1906, y colocar a los soviets en un contexto
teórico e histórico más determinado. Lenin hasta entonces sólo había
establecido de forma imprecisa una conexión entre los consejos rusos y la
interpretación de la Comuna parisiense de 1871 hecha por Marx. En sus
comentarios anteriores a 1917 sobre la Comuna de París, predominaba
una actitud crítica frente a los errores que se cometieron, y la falta de toda
idealización (y absolutización) como la que posteriormente realizaron los
bolcheviques La idea fundamental en la teoría consejista de Lenin de
1917, de que la comuna habría destruido el viejo aparato estatal burgués,
sustituyéndolo por un gobierno propio de las masas, no se aplica aún a los
consejos rusos. En la revolución de 1905 declaraba Lenin expresamente,
que la Comuna de París no había sido ninguna forma de la dictadura del
proletariado, sino más bien una forma de la "dictadura revolucionaria y
democrática del proletariado y campesinado"(32).
La comuna de París, como herencia revolucionaria y legado teórico de
Marx, no jugaba haíta invierno de 1916/17 ningún papel importante en el
pensamiento de Lenin. Pero ahora, en los últimos meses, ante el estallido
de 1a revolución rusa adquirían especial importancia en relación con sus
estudios sobre el estado. Lenin escribía: "La idea básica de Marx es: la
conquista del poder político por el proletariado no es la toma de posesión
de una máquina estatal "acabada", sino su "demolición", su destrucción y
sustitución por una nueva... Se puede resumir todo el asunto brevemente
así: Sustitución de la vieja "acabada" máquina estatal y de los parlamentos
por soviets de diputados obreros y personas delegadas por ellos"(32a).
Los consejos de diputados obreros, soldados, y campesinos le parecieron
a Lenin en 1905, que habían iniciado la destrucción, preconizada por Marx,
del viejo poder estatal, si bien aún de forma débil e indecisa. Una futura
revolución tendría que culminar esta obra.
Por consiguiente la revolución rusa de febrero estalló en un momento,
en el cual Lenin había alcanzado nuevos conocimientos sobre el problema:
Estado y Revolución. La creación del soviet de Petersburgo y el papel
sobresaliente que desempeñó dieron a Lenin, el impulso decisivo para
adaptar sus tesis teóricas a la situación revolucionaria concreta. Esta
importantísima unión entre teoría y realidad histórica puede seguirse paso
a paso en los primeros comentarios escritos por Lenin sobre
161
los concejos, en marzo de 1917. Ya en las primeras noticias recibidas de
Rusia observó el doble carácter del nuevo poder, el Gobierno Provisio- nal
junto con el consejo de trabajadores y soldados de Petersburgo. Veía en éste
un gobierno de los trabajadores "nuevo y relativamente débil"(33). "El consejo
de diputados trabajadores y soldados es la célula para un gobierno de los
obreros"(34). Estas frases son una repetición casi textual de aquellas de 1906
en que Lenin exponía las característi- ' cas de los consejos en la primera
revolución rusa. Entonces había dicho que se tenía que "estudiar las
circunstancias y los éxitos de este nuevo poder", ahora constataba; la
siguiente tarea de la revolución es "la toma del poder por un gobierno obrero",
esto es por los consejos de los diputados obreros(35). En su tercera carta
desde el exilio del 11 de marzo de 1917 anunciaba Lenin su propósito de
tratar en un artículo especial sobre el juicio de Marx y Engels acerca de la
Comuna de París y sobre su "desfiguración" por Kaustki. Es una referencia a
su posterior folleto, Estado y Revolución. En la misma carta estableció
también la conexión existente entre su concepción de los consejos y los
nuevos soviets, así como su relación con la interpretación marxianade la
Columna. Lenin escribió: "¿Qué deben hacer los consejos de los diputados
obreros? tienen que ser contemplados como órganos del levantamiento, como
órganos del poder revolucionario del Estado, así lo dijimos en el n.° 47 del
"Socialdemocrático" ginebrino el 13 de octubre de 1915. Esta frase teórica,
formulada a la vista de las experiencias de la Comu- na(36) y de la revolución
rusa de 1905, tiene que ser interpretada y desarrollada según la praxis de la
actual etapa y de la actual revolución en Rusia"(37). A partir de ahora Lenin ve
un desarrollo rectilíneo desde la Comuna de 1871 y los consejos de 1917
pasando por los soviets de 1905— todos ellos serían por su esencia un nuevo
estado proletario, que representaría una forma-más elevada que la república
democrático burguesa.
Según la opinión de Lenin, los consejos, que en 1905 no habían
superado el estadio de organizaciones efímeras de lucha, hubieran podido
adueñarse en la revolución de febrero del poder, pero en su lugar lo
cedieron voluntariamente al gobierno burgués, conformándose con con-
trolarlo. En esto radicaba según Lenin la esencia del "doble poder". Y
precisamente de aquí surgía, según él, la necesidad de modificar el
programa revolucionario bolchevique en puntos fundamentales: "Hay que
saber completar y corregir las viejas "fórmulas" del bolchevismo, pues
aunque en lo general fueran acertadas, sus realizaciones resultaron
distintas. Nadie había pensádo ni tiabía podido pensar antes en un doble
poder(38). Las palabras sobre "las viejas fórmulas" del bolchevismo se
dirigían directamente contra los "viejos bolcheviques", que no querían
aceptar el nuevo programa revolucionario de Lenin y que se
162
había puesto en guardia. Las “tesis de abril"de LenirT, leídas (por él) en una reunión
de dirigentes del partido y en un congreso conjunto bolchevique-
menchevique poco después de su llegada a Petersburgo el 4 de abril de
1917, produjeron en los oyentesysegún las opiniones coincidentes de varios
testigos presenciales, sorpresa,resultaban provocativos y despertaron
opiniones contrarias(39). Significaban un cambio total en la vida del partido.
Las ruidosas tesis de Lenin eran un compendio de su nueva teoría
revolucionaria, concebida últimamente, y un resumen de la táctica del partido
bolchevique, que de ella se desprendía. Sus ideas básicas son éstas:
1. La guerra sigue siendo bajo el nuevo Gobierno Provisional una guerra
imperialista y, por tanto, no puede ser apoyada, bajo ningún concepto, por el
“proletariado con conciencia de clase" y su partido.
2. "La peculiaridad de la actual situación rusa consiste en el paso de la
primera etapa de la revolución, que debido al desarrollo insuficiente de la
concienca de clase y a la organización defectuosa del proletariado dió el
poder a la burguesía, a la segunda etapa, que debe poner el poder en manos
del proletariado y de los campesinos desheredados" (tesis 2. a).
3. Ningún tipo de apoyo al Gobierno Provisional, sino combatirlo,
teniendo por meta la toma del poder por los soviets. Estos representan un
tipo de estado nuevo, más elevado. "Ninguna república parlamentaria —una
vuelta de los consejos de trabajadores a ésta sería un paso atrás— sino una
república de consejos de trabajadores y campesinos en toda la nación,
desde abajo hasta arriba (tesis 5.a).
4. La tarea del partido bolchevique, minoritario aún en los soviets, debe
ser "una paciente, sistemática, persistente adecuación a las necesidades
prácticas de las masas, esclareciendo los fallos y la táctica... con lo cual
promovemos a la vez el indispensable paso de todo el poder estatal a los
consejos de trabajadores para que las masas venzan sus errores por la
experiencia" (tesis 4.a)(40).
Las tesis de Lenin fueron publicadas sólo en su propio nombre y la
redacción de Pravda las calificó como "La opinión personal del camarada
Lenin"(41). La mayoría del partido no estaba en ningún modo al lado de
Lenin. Incluso el buró del Comité Central, que semanas anteriores había
defendido un rumbo "izquierdista", no compartía el radicalismo de Lenin. En
el comité local de Petersburgo sus tesis fueron rechazadas por 13 votos
contra 2 (con una abstención) (42). La protesta más violenta la alzó
Kamenev, quien junto con Stalin había sido responsable hasta la vuelta de
Lenin de la táctica bolchevique. Reprochaba a las tesis leninistas que éstas
serían adecuadas como primeros pasos del socialismo en Inglaterra,
Alemania o Francia, pero no para Rusia. En ellas no
163
se contenían, según Kamenev, ninguna respuesta práctica a los proble* mas
candentes de la política rusa. Kamenev oponía a las tesis de Lenin la
resolución de una conferencia de representantes de las fábricas, en la que
se aprobaba la creación de “continuaciones internas en las fábricas“ con el
derecho de los consejos obreros a participar en las decisiones y en el
control de las empresas, pero rechazando otros pasos hacia el socialismo.
“Estos trabajadores han entendido perfectamente“, decía Kamenev, “que el
camino hacia el socialismo no pasa por la apropiación de algunas fábricas,
ni por comunas aisladas unas de otras, sino por la conquista del aparato
central de la vida estatal y económica pasando por la administración de
bancos, ferrocarriles, de toda previsión a ma* nos del proletariado, como
clase en el marco de la ordenación esta* tal“(43).'Con ello Kamenev
reconocía el punto exacto, en el que Lenin se separó de sus posturas
anteriores. Hasta abril de 1917 los bolcheviques —al igual que los
mencheviques— fieles a la concepción revolucionaria de Marx no habían
imaginado otro camino hacia el socialismo que una serie de medidas
centralizadas, “despóticos ataques a la propiedad privada y a las relaciones
productivas burgue$as“(44) provenientes del gobierno proletario. En contra
de esto, ya en 1905, grupos anarquistas y maximalistas habían propugnado
la inmediata “socialización de las fábricas(45). Las tesis leninistas sobre la
toma del poder por los consejos trabajadores y campesinos, que
significaban un paso decisivo en la caída del capital y hacia el socialismo,
sonaban en los oídos de Kamenev y en los de la mayoría de los
bolcheviques como el eco de esos lemas, y se imputaba a Lenin haber
ocupado el trono de Bakunin(46).
La crítica de Kamenev planteaba un problema básico, el del carácter de
la revolución rusa en curso. “Respecto al esquema general del cama- rada
Lenin" escribía Kamenev en Pravda el 8 de abril de 1917, “lo consideramos
inaceptable por partir de que la revolución democrática burguesa está
finalizada y por estar premeditado para una transformación inmediata de
esta revolución en una revolución socialista"(47). Los “viejos bolcheviques“,
a los que Lenin reprochaba el estar aferrados a “viejas fórmulas“ opinaban,
ahora como antes, que la revolución estaba aún en su primera fase, a la
cual habría de seguir, “la dictadura democrática y revolucionaria del
proletariado y campesinado" como ya propugnaron los bolcheviques en
1905. Por el contrario Lenin insistía: “La dictadura democrática y
revolucionaria del proletariado y campesinado es ya una realidad en la
revolución rusa... El consejo de los trabajadores y soldados —ahí tenéis
patente la realidad de la dictadura democrática y revolucionaria... Esta
fórmula ya está superada... En el orden del día ya hay una nueva tarea: la
separación dentro de esta dictadura de los elementos proletarios
(comunistas) de aquellos elementos pequeño-bur-
164
gueses" (Como tales consideraba Lenin a los mencheviques y social-re-
volucionarios){48).
Detrás de esta violenta discusión sobre la "fórmula" correcta del
programa revolucionario bolchevique se ocultaba la decisión fundamental
sobre el futuro rumbo del partido. Para Lenin,revolución socialista, toma del
poder por los soviets y dictadura bolchevique convergían. La lucha enérgica
contra los demás partidos ^socialistas conducía forzosamente hacia la
dictadura bolchevique. Pero precisamente ahí veían Ka- menev y sus
seguidores el peligro de la táctica de Lenin. Ellos querían ser un "partido de
las masas proletarias revolucionarias" y no un "grupo de propagandistas
comunistas"(49), que en caso de conquistar el poder sólo podría sostenerse
mediante el terror. A pesar de las diferencias con los mencheviques y
social-revolucionarios los incluían en el campo común de socialistas,
mientras que Lenin colocaba al mismo nivel a la mayoría soviética y al
Gobierno Provisional burgués. Lenin quería impulsar la revolución "contra"
los socialistas y no "con" los socialistas.
No es difícil reconocer que la nueva teoría revolucionaria de Lenin
concordaba en puntos esenciales con las ideas sobre la "Revolución
permanente" defendidas por Trotski desde 1905. Ya entonces calificó
Trotski la consigna bolchevique "dictadura democrática revolucionaria del
proletariado y campesinado", de poco realista y manifestó que el
proletariado ruso se vería obligado a traspasar la frontera del programa
democrático y dirigirse hacia el socialismo(50). En 1905 y posteriormente
Lenin se había vuelto contra el lema popularizado por Trotski "Fuera los
zares, venga el gobierno obrero". Tembién ahora, en abril de 1917, se
esforzaba en delimitar su nueva perspectiva de la teoría trot- skista, al
señalar que los consejos eran la realización de la "dictadura del proletariado
y campesinado", la cual habría de dirigirse a partir de ahora al
fortalecimiento de la dictadura del proletariado"(51). Pero en el fondo se
había acercado decididamente al criterio de Trotski. Este había escrito el 6
de marzo de 1917, poco después de recibir las primeras noticias sobre la
revolución, en un periódico de Nueva York: "El proletariado revolucionario
debe inmediatamente oponer sus órganos revolucionarios, los soviets de
obreros, soldados y campesinos a los órganos ejecutivos del Gobierno
Provisional. En esta lucha, el proletariado, agrupadas las masas populares
insurrectas, debe tener como meta directa, la conquista del poder"(52). Ya
en 1906, Trotski, basado en las experiencias de la primera Revolución rusa,
había augurado a los consejos un gran porvernir; la creación del consejo de
trabajadores y soldados en Petersburgo confirmaba la exactitud de aquel
pronóstico(53). Por todo esto, tras su llegada a Rusia, a principios de mayo
de 1917, se unió al programa consejista de Lenin; convirtiéndose en uno de
los defenso
165
res más consecuentes del poder soviético dentro del partido bolchevi- que(54).
La decisión sobre el futuro rumbo del partido y su relación con los
soviets se produjo en una serie de congresos en el mes de abril de 1917, en
los cuales Lenin consiguió atraerse al partido hacia sus nuevas teorías y
tácticas revolucionarias. Este éxito de Lenin se debió en primer lugar a su
marcado carácter autoritario, pero también al hecho, de que desde 1903 los
bolcheviques mantenían una lucha irreconciliable contra la "burguesía" y
contra las "medias tintas" de los mencheviques, y habían tomado por tanto,
el camino hacia la hegemonía absoluta de la Revolu- ción(55). Pero los
debates en estos congresos mostraron claramente, que para los miembros
del partido resultaba difícil compaginar las nue- vas tesis de Lenin sobre los
soviets, como órganos revolucionarios del estado y etapa transitoria hacia la
revolución socialista, con las tareas prácticas del partido.
Las opiniones divergían también en el tema de la esencia de los
consejos. En el Congreso bolchevique de la ciudad de Petersburgo Kali- nin
afirmaba que los consejos de diputados obreros no era la única forma de
gobierno revolucionario como sostenía Lenin(56). En el Congreso de Moscú
cuyo comité era generalmente mas derechista que el de Petersburgo,
declaraba Smidovic (en el congreso local del 19-21 de abril), que los
soviets, por su propia estructura, no estaban aún en. condiciones de asumir
los asuntos públicos y de gobierno. Habría que fortalecer primero estos
órganos, extenderlos a las zonas rurales y centralizarlos, antes de que
estuvieran capacitados para tomar el poder. Otro dirigente bolchevique en
Moscú,(57) Nogin, defendía en el congreso del partido de toda Rusia del 24
al 29 de abril, que los soviets, en un desarrollo posterior, cederían sus
principales funciones a los sindicatos, a los partidos políticos, y a los
órganos de autogestión. Al frente del Estado estaría la Asamblea
Constituyente y detrás el parlamento(58).
Muchos bolcheviques, que ciertamente reconocían la gran importancia
revolucionaria de los soviets, sorprendidos por la exclusividad de Lenin,
querían mantener un proceso abierto y no comprometerse ¡n-
condicionalmente con una república soviética. En verdad, en ninguna
conclusión del congreso de toda Rusia se puede leer una formulación
precisa sobre el futuro poder de los soviets como forma de gobierno
contrapuesta a la parlamentaria, tal y como preconizaba Lenin en sus tesis
de abril. En la resolución del Congreso sobre los consejos de diputados
obreros se dice, que en la segunda etapa de la revolución "todo el poder
supremo habría de pasar a manos de los consejos o de otros órganos, que
exterioricen de forma directa la voluntad del pueblo (órganos locales de
gobierno, órganos de autosugestión etc) "(59). Al igual que en el tema de la
Revolución socialista en Rusia, en el que numero-
166
sos dirigentes bolcheviques continuaban escépt¡cos(60), también en las
tesis de Lenin sobre la república soviética vacilaba el partido, sin ver con
claridad las vastas consecuencias de este programa. Pues, como bien
señalaba Suchanov, la mayoría bolchevique no reconocía bajo la consigna
del poder soviético la "constitución perfecta del Estado", sino simplemente
una necesidad política coyuntural, esto es la formación de un gobierno
entre los elementos responsables de los soviets(61).
Mientras tanto en las semanas y meses siguientes a su llegada a Rusia,
Lenin iba desarrollando sus pensamientos concebidos en Suiza y plas-
mados por primera vez en las tesis de abril sobre la esencia y misión de los
soviets, hasta formar un sistema armónico. En numerosos artículos y
discursos proclamaba que "una forma de gobierno más elevada que los
consejos... no ha sido engendrada hasta ahora por la human idad" (62). En
unión directa con el análisis marxista de la Comuna de París de 1871
nombraba como características fundamentales del poder soviético:
1. /'No son las leyes deliberadas y aprobadas por el parlamento el
origen del poder, sino la iniciativa directa de las masas populares que
asciende desde abajo, la directa "usurpación"...".
2. Sustitución de la policía y el Ejército, instituciones separadas y
enfrentadas al pueblo, por el pueblo entero en armas; el poder estatal se
basa en los propios obreros y campesinos armados...
3., Sustitución de los funcionarios, y la burocracia, por el gobierno
directo del pueblo, o al menos controlar estrictamente su misión, con-
vertirlos no sólo en cargos elegibles, sino en meros encargados amovibles
por simple exigencia del pueblo; transformación de una clase privilegiada...
en trabajadores... cuyo sueldo no sea superior al de cualquier trabajador
cualificado" (63).
Este es el programa de una democratización radical del Estado con el
fin de una verdadera "soberanía del pueblo", y Lenin no se cansó de
resaltar este carácter democrático de un Estado consejista. "No sólo es
necesaria una representación de tipo democrático, sino también la cons-
trucción de toda la administración estatal desde abajo por las propias
masas, con su participación efectiva en cada paso de la vida, y su papel
activó en la administración. Los viejos órganos de opresión, la policía, la
burocracia, el ejército reaccionario, sustituirlos por una verdadera milicia
popular —este es el único camino... Los consejos de diputados obreros son,
por el tipo de poder estatal que han creado,precisamente la implantación
de esta democracia"(64).
Al tiempo que exaltaba el sistema consejista, Lenin criticaba duramente
el parlamentarismo, cuyo contraste luminoso eran los soviets. También en
esto Lenin enlazaba casi textualmente con la censura mar- xiana de los
abusos del parlamentarismo, contenida en su escrito sobre la Comuna. Los
soviets serían al igual que la Comuna, asambleas a la vez
167
legislativas y ejecutivas, en lasque no existirían situaciones preferentes
para los delegados. Los diputados serían responsables directamente ante
sus electores(65). El menosprecio de Lenin hacia la democracia parla-
mentaria no se debía a la lectura de la "guerra civil" de Marx o a sus
experiencias de los consejos rusos. Ya antes de 1905 la Asamblea Cons-
tituyente y el régimen parlamentario en Rusia eran para él —como para
otros muchos socialistas, por ejemplo Plejanov(66¡f- una cuestión de
eficacia. Aunque Lenin evitaba polemizar abiertamente sobre la Asamblea
Constituyente y por el contrario los bolcheviques exigían en su propaganda
una rápida unión, sus críticas al parlamentarismo en su teoría sobre los
consejos perseguían sin embargo, como fin, desprestigiar la idea de la
Asamblea Constituyente en favor del "superior" sistema consejista"(67).
Siendo los soviets asambleas representativas de los obreros,
campesinos y soldados, son a la vez según Lenin —ya que apartan de sí a
todos los propietarios— órganos de la "dictadura del proletariado", o más
exactamente, pueden convertirse en órganos de la dictadura proletaria.
Pues hasta el momento —primavera y verano de 1917— los soviets estaban
dominados por "los elementos pequeño-burgueses", que impedían el
desarrollo hacia la dictadura del proletariado. Sin embargo, bajo la
dirección de los bolcheviques los soviets se convertirían en el transcurso
de la revolución socialista en órganos de la dictadura del proletariado. En
vísperas de la toma del poder por los bolcheviques Lenin explicaba en "El
Estado y la Revolución" el carácter y las funciones del Estado en la
dictadura del proletariado, interpretando según su pensamiento las
enseñanzas de Marx y Engels(68). Destacaba (Lenin) continuamente el
carácter violento de esta dictadura(69), pero calificándola por otra parte
como simple período hacia la sociedad (sin clases) comunista. La dictadura
del proletariado se dirige contra la minoría de los explotadores, a los que
reprime con su poder, pero en nombre de la mayoría de los explotados.
"Democracia para la inmensa mayoría del pueblo y represión violenta de
los explotadores, de los opresores del pueblo, y su segregación de la
democracia— esta es la modificación de la democracia al pasar del
capitalismo al comunismo"(70). Un Estado así en el período de transición
ya no es, según palabras de Lenin, "un Estado en el sentido propio de la
palabra"(71). "Un cierto aparato, una cierta máquina represiva, un
"Estado", es aún necesario, pero es ya un Estado de transición...; el
pueblo... es capaz de reprimir a los opresores mediante una "máquina"
muy sencilla, sin un aparato especial, mediante sencillas organizaciones
de las masas armadas (por ejem. los consejos de obreros y soldados)"(72).
La "paulatina desaparición del Estado", esto es la supresión de todas las
clases y de toda forma de coacción acontece en la segunda fase de la
transformación revolucionaria de la
168
sociedad que hace realidad el comunismo. Lenin se declara expresamen-
te partidario de “la aniquilación del Estado como meta final, es decir
aniquilación de todo poder organizado y sistemático, de toda opresión de
los hombres por cualquier motivo"(73), pero dice en otro pasaje de Estado
y Revolución claramente: “Es evidente que no puede hablarse del instante
preciso de esa “desaparición“ tanto más cuanto que se trata de un largo
proceso“{74).
Las condiciones para esta desaparición del Estado se crean, sin em-
bargo, ya en la fase de la dictadura del proletariado. En el capítulo de
Estado y Revolución, en el que Lenin describe la situación bajo el
socialismo, parece estar obsesionado con la visión de una sociedad, que
es “una oficina y una fábrica con igual trabajo y salario". “Cuando todos
participen auténticamente en la dirección del Estado, entonces el
capitalismo ya no podrá sostenerse... registrar y controlar —esto es lo más
importante para la puesta-en-marcha, para el funcionamiento correcto de
la primera fase de la sociedad comunista. Todos los ciudadanos se
convierten entonces en empleados asalariados del Estado, que está
formado por los trabajadores armados. Todos los ciudadanos serán
empleados y trabajadores de un Sindicato estatal, que englobe a todo el
pueblo... Desde el momento, en que todos los miembros de una sociedad,
o al menos la gran mayoría, hayan aprendido a gobernar el estado, a tomar
todos estos asuntos en sus propias manos... desde ese momento
comienza a desaparecer la necesidad de cualquier gobierno..., entonces
se abre de par en par la puerta de la primera fase de la sociedad comu-
nista a la fase superior y con ello a la completa desaparición del Esta-
do"(75).
La imagen del estado soviético socialista, concebida por Lenin en
Estado y Revolución, estaba muy lejos de las verdaderas circunstancias
rusas en el año 1917 y de los soviets existentes. En ninguna otra parte se
pone de manifiesto con mayor claridad el carácter utópico de la teoría de
Lenin sobre la futura sociedad socialista y comunista, que en esta visión de
un Estado, en el que "todos son por algún tiempo burócratas, por lo cual
nadie puede convertirse en burócrata <76). Los soviets son en la teoría
sobre el Estado de Lenin el ideal de un estado que elimina la burocracia,
pero que a la vez deben desempeñar innumerables funciones burocráticas
(todo aquello que en Lenin cae bajo la denominación de “contabilidad y
control"). El programa económico del bolchevismo en vísperas de la toma
del poder preveía la nacionalización de los bancos y de los sindicatos
industriales, así como la unión obligada de la población en asociaciones de
productores y consumidores^). Entre esta economía coercitiva y de
monopolio estatal y el principio consejista de la autogestión existía una
antinomia insuperable. Esta era consecuencia de la actitud de Lenin hacia
los consejos: como
169
formuló convincentemente Martin Buber(78), Lenin "Incorpora los consejos a un
programa de acción, no a una idea estructural"{79). Guiaba a Lenin en toda
su idealización de los consejos, mostrándolos como la nueva y democrática
forma del nuevo Estado, un punto de vista estraté- gico-revolucionario, y no
social-estructural. "Que no sólo los consejos existieran para la Revolución,
sino también —y en un sentido más profundo y esencial la Revolución para
los consejos, esto no pasó por su pensamiento"(80).
Como en la máxima actitud marxiana hacia la Comuna de París,
también en la postura de Lenin hacia los consejos dominaban los motivos
político-revolucionarios. Su proyecto de un Estado consejista y ' socialista
en'Estado y Revolucionara la justificación teórica a la inminente toma del
poder. Pues la filosofía del Estado en Lenin tenía como transfondo real la
lucha por el poder. Su apoyo a los soviets, a cuyos fundamentos teóricos
dedicó un libro entero, era esencialmente táctico; los consejos, en teoría,
órganos de la democracia popular, eran en la práctica el medio para tomar
el poder del partido bolchevique. Lenin proyectó en 1917 su utopía de la
sociedad socialista y del Estado en el período de transición sin nombrar el
factor que jugaba el papel decisivo en su obrar y pensar: el partido. Para
entender el puesto verdadero de los consejos en el bolchevismo, no nos
podemos contentar, por tanto, con la idealizada representación de los
soviets en la teoría del estado de Lenin. Tan sólo el análisis de las
auténticas relaciones entre bolcheviques y soviets en el transcurso de la
Revolución posibilita la comprensión correcta de la relación existente entre
el bolchevismo y los consejos.
170
pequeño grupo de viejos revolucionarios experimentados, mientras que las masas
adictas al partido, serían la caja de resonancia para la difusión de las
consignas bolcheviques. Las manifestaciones de Lenin tras la revolución en
Rusia demuestran su gran habilidad táctica, adaptándose a las
circunstancias y a las opiniones cambiantes de las masas, a la vez que
guiaba a su partido con una rígida política: "En el orden del día se dispone la
extensión del campo de trabajo del partido, la organización de las masas, la
atracción de nuevas capas de.rezagados, de campesinos, de los sirvientes,
la formación de células en el ejército para Ir construyendo sistemáticamente
un nuevo gobierno y para preparar la conquista del poder por los consejos
de diputados obreros", escribió Lenin el 4 de marzo de 1917(82). Pero el día
anterior expresó su temor a que el nuevo gobierno pudiera legalizar el
partido obrero, con lo que aparecía el peligro de una unión de los
bolcheviques con los demás socialdemó- cratas. Si el Gobierno Provisional
legaliza los partidos socialistas (como parece ser el caso) "nosotros (es
decir, los bolcheviques)", escribía Lenin, "formaremos como hasta ahora
nuestro propio partido y compaginaremos forzosamente el trabajo legal con
el ilegal"(83). De estas palabras no sólo se desprende la vieja desconfianza
del revolucionario profesional y la propensión hacia la conspiración; antes
bien muestran un rasgo característico de la política bolchevique hasta el
octubre de 1917, los cuales conservaron debajo de su actividad política
pública su antigua táctica de la conjuración y combinaban ambas cosas. El
partido bolchevique siguió siendo a pesar de su rápido crecimiento
numérico(84) y de la afluencia de nuevos grupos una organización elitista
cuasi-militarista y dirigida rígidamente. Por el contrario el partido de los
socialrevolucío- narios llegaba más informal y abierto a las masas.
Antes de que asomara el partido bolchevique de su ilegalidad, surgían
en todas partes espontáneamente consejos de diputados obreros y de
soldados. Si, por ello, Lenin proclamó en marzo: "Organización, este es el
lema del momento"(85), entonces eran los consejos elementales y formados
por todas partes los centros de organización dados. 'Tenemos que utilizar
ahora la libertad de la nueva ordenación y los consejos de diputados obreros
y soldados y esforzarnos sobre todo, para formar y organizar esta masa",
escribió Lenin en su primera "Carta desde el destierro" a sus compañeros en
Rusia(86). Las organizaciones del partido en las distintas ciudades de Rusia
emprendieron por sí mismas este camino; tenían que participar en la
fundación y organización de los soviets, si no querían quedar al margen del
movimiento de masas.Lenin comprendió muy bien la estrecha relación de los
soldados y obreros con los soviets, relación mucho mayor que la de estos
mismos respecto a los partidos. Por ello, decidió que el partido bolchevique
con su política revolucionaria debía apoyarse en primer lugar sobre los
soviets. Enlazó
171
la fórmula de clase del programa bolchevique "todo el poder para los obreros y
campesinos pobres" con la fórmula de organización "todo el poder para los
soviets"(87). Los soviets eran los únicos adversarios serios del Gobierno
Provisional burgués, y sólo ellos estaban en condiciones de movilizar la
energía revolucionaria de las masas. Esta bulliciosa masa proletaria y
soldadesca, que intervenía activamente por primera vez en la política,
estaba incluida sólo en parte en los partidos políticos que también se
estaban formando ahora, y no confiaba en las reglas de una ordenación
estatal democrática y era fácilmente accesible para la agitación
demagógica. Con ello contaba Lenin. Aunque de momento poseyeran
ambos partidos socialistas rivales una mayoría aplastante en los soviets,
creía Lenin en la suerte del bolchevismo, pudiendo separar a las masas de
los dirigentes que habían elegido (Ceretelli, Kerenski, Cer- nov...). Instando
a los bolcheviques, a llevar una lucha incondicional dentro de los soviets
contra la política soviética oficial, esperaba poder atraer a su lado poco a
poco a los trabajadores y soldados reunidos en torno al soviet. El plan
estratégico de Lenin en abril de 1917 se basaba en la unión del partido
bolchevique organizado con disciplina y dirigido con unidad con las masas
inexpertas en política y por ello fáciles de llevar(88). Por ello, los soviets,
jugaban el papel de "barómetro más seguro de la actividad real de las
masas"(89), eran —según dijo más tarde Stalin— los "transmisores", con cuya
ayuda el partido dirigía a las masas(90).
Si por un lado, los soviets deberían servir para llevar la influencia
bolchevique a las masas, por otro lado debían cumplir, según los planes de
Lenin, un segundo fin; esperaba paralizar con su ayuda el de por sí
debilitado aparato estatal, minar la autoridad del Gobierno Provisional,
debilitar el poder de mando de los jefes militares en el frente y en el interior.
En pocas palabras, los obstáculos que impedían la toma del poder
bolchevique eliminarlos en lo posible. Por ello los bolcheviques querían
hacer suyas todas las aspiraciones de los soviets locales y de las
competencias gubernamentales y administrativas, se mostraron ante los
soldados a favor de la votación del superior por el comité de soldados y
soliviantaron a los campesinos para que se apropiaran ellos mismos de la
tierra. En la Asamblea del partido de abril reunió Lenin las noticias sobre la'
extensión de la Revolución en las provincias y el papel de los consejos
locales. Sacó la conclusión de que en las provincias f(a diferencia de las
capitales donde el Gobierno Provisional disponía de más medios de poder)^
"La Revolución podía ser extendida mucho más, llevando a cabo la
soberanía única de los consejos, atizando la energía revolucionaria de las
masas trabajadoras y campesinas y tomando en las propias manos el
control de la producción y de la distribución"(91). Se refirió al modelo
histórico de la Revolución Francesa, que había pasado
172
por un período de "Revolución municipal", en el transcurso de la cual las
autonomías locales habían llevado a cabo el cambio en las provincias^)
también en Rusia era posible una revolución semejante. "Impulsar la
revolución significa, realizar el autogobierno por sí mis- mo"(93). Lenin
adoptó el programa menchevique de 1905 de la autogestión
revolucionaria", hasta en sus simples formulaciones. Por aquel entonces
había rechazado por completo propagar las "Comunas" revolucionarias
hasta que no hubiese caído el poder zarista(94). Explicaba: "La comuna es
muy apropiada para la clase obrera. Comuna significa independencia total,
la falta de cualquier tutela de arriba... los consejos de diputados obreros
pueden por supuesto crear comunas por todas partes. El problema sería si
el proletariado estará suficientemente organizado, pero esto no 6e puede
saber de antemano, hay que aprender de la praxis(95)? En consecuencia
se planteó también en la resolución del Congreso de abril esta cuestión:
"En una serie de lugares provincianos marcha la Revolución por el camino
de la propia organización del proletariado y del campesinado en los
concejos, de la supresión de los ahti- guos delegados, de la creación de
una milicia proletaria y campesina, del paso de todos los terrenos a manos
del campesinado, de la introducción de un control obrero sobre las
fábricas... Este crecimiento en amplitud y profundidad de la Revolución en
las provincias significa, por un lado, un aumento del movimiento en el
sentido del paso de todo el poder estatal a los consejos y al control de la
producción por los mismos obreros y campesinos, y por otro lado, sirve de
garantía para la unión de fuerzas a nivel nacional para la segunda etapa
de la Revolución, que depositará todo el poder estatal en manos de los
consejos u otros órganos que expresen directamente la voluntad de la
mayoría del pueblo (órganos de autonomía local, Asamblea Constituyente
etc)." (96).
El problema de la revolución "municipal" de Lenin, que equivalía en
algunas partes textualmente a las exigencias del ala maximalista de los
socialrevolucionarios en la primera Revolución rusa(97), no significaba
ningún reconocimiento especial de la primacía de la autonomía local sobre
el centralismo estatal. En las últimas palabras de Lenin en el Congreso de
la ciudad de Petersburgo se encuentra la significativa frase: "Tenemos que
ser centralistas, pero hay momentos en los que estas tareas deben ser
trasladadas a las provincias"(98). Esta frase revela el núcleo táctico del
lema de la autonomía comunal y del poder soviético local. Los
bolcheviques —tanto por su procedencia intelectual como por razón de su
historia— no podían convertirse nunca en convencidos seguidores de una
auténtica autogestión. Cuando Lenin escribió "Estado y Revolución",
explicaba.* "Los bolcheviques son por sus convicciones, su programa y
toda la táctica del partido, centralistas"(99). La consigna "Todo el poder
para los soviets" propagado en el sentido de un poder
173
soviético, perseguía, sobre todo, el fin de derrumbar la ordenación estatal
mediante la supresión de sus órganos. No en vano solicitaba Lenin la
"destrucción" y el "aniquilamiento" de ia "máquina estatal" burguesa y sus
sustitución "por un nuevo aparato compuesto por obreros arma- dos"(100).
Los consejos de obreros, soldados y campesinos debían impedir, que el
estado se fortaleciese de nuevo tras las sacudidas de la Revolución, antes
de que los bolcheviques hubiesen obtenido una influencia decisiva. Lenin
estaba a favor de los consejos, porque esperaba que precisamente ellos —
en base a su posición alcanzada en el sistema de "doble poder"— podían
servirle de trampolín para conquistar el poder.
El papel que desempeñaban los consejos en el plan revolucionario de
Lenin, dependía del grado respectivo de la evolución. El peligro de una
"actitud fetichista hacia los consejos tomados como fin en sí mismo de la
'Revolución"! 101), estaba de todos modos lejos de los bolcheviques.
"Para nosotros la importancia de los soviets no está en su forma, sino que
lo importante es que a qué clases representan estos soviets", escribía
Lenin en-la primavera de 1917(102). En otras palabras: no se trataba para
los bolcheviques fundamentalmente de conquistar una mejor y más
democrática ordenación estatal configurada por la República soviética,
como propagaban por todos lados Lenin y los agitadores bolcheviques,
sino que les importaba quién tenía la dirección en los soviets. "Los soviets
por sí mismos no resuelven todavía el problema", escribió Trotski la
víspera de octubre: "Dependientes del programa y la dirección
puedenservir a distintos fines. Los soviets reciben el programa del
partido"(103). Los soviets nunca fueron para los bolcheviques una cues-
tión de "doctrina" o de "principios"! 104), sino una cuestión de conve-
niencia. La teoría de Lenin sobre los consejos como una forma radical de
democracia está ligada indisolublemente con el papel de lossoviets como
instrumento de dirección del partido bolchevique. Por ello, la conquista de
los soviets fué el objetivo táctico más inmediato de los bolcheviques en la
primavera, y verano de 1917.
Lenin era bastante realista para percatarse de que el lema del poder
soviético con el sentido que él le daba, es decir, la toma del poder por los
soviets bolcheviques, estaba muy lejos de convertirse en realidad en la
primavera de 1917. Su partido representaba sólo una pequeña minoría en
todos los consejos obreros y de soldados. Por ello era simplemente lógico
que Lenin en sus tesis de abril señalara como tarea más inmediata del
partido no la directa conquista del poder, sino primero conseguir la
mayoría en los soviets. La tesis IV decía: "En reconocimiento
174
del hecho, que en la mayoría de los consejos de diputados obreros nuestro partido
representé una minoría, incluso por el momento una débil minoría frente al
bloque de todos los elementos pequeño-burgue- ses, oportunistas,
sometidos a las influencias de la burguesía y hacen que esta influencia sea
llevada al proletariado... Mientras que seamos una minoría, nuestro trabajo
consiste en criticar y esclarecer las contra* dicciones, con lo que al mismo
tiempo propagamos el paso indispensable del poder a los consejos de
diputados obreros, para que las masas superen las contradicciones por
medio de la experiencia"! 105).
La última frase mantiene, junto al objetivo de ganar la mayoría en los
consejos por los bolcheviques, la exigencia de lá toma del poder por los
existentes soviets mencheviques-socialrevolucionarios. Un poco más tarde
explicó Lenin con mayor claridad: "Estamos y estuvimos en favor del paso
de todo el poder, en manos de este tipo de órganos (se refiere al congreso
de consejos obreros y de soldados), aunque estos se encuentren ahora en
manos de los partidos menchevique y social revolucionario que se apoyan
en la defensa de la patria y son enemigos del partido del proletariado"(106).
Lenin aclaró más tarde, después de la sublevación de julio, que la consigna
"todo el poder a los soviets" en la primavera de 1917 había sido "el lema de
una evolución pacífica de la Revolución: Un desarrollo pacífico no sólo en
el sentido de que entonces (del 27 de febrero al 4 de julio) nadie, ninguna
clase, ninguna fuerza considerable estuviera en posición de oponerse y
evitar el paso del poder a los consejos... La evolución pacífica hubiera sido
entonces posible incluso teniendo en cuenta que la lucha de clases y
partidos dentro de los cons.ejos, en caso de que todo poder recayese
sobre éstos, hubiera podido desarrollarse de la forma más pacífica y sin
dolor..."( 107).
Los bolcheviques, en consecuencia, seguían una doble orientación: por
un lado, estaban ocupados en la propagación de su propio programa y su
lucha despiadada contra el Gobierno Provisional, para ganarse la mayoría
en el soviet; y por otro lado, exigían la toma del poder por los consejos
socialistas moderados. Lenin sabía que, en caso de que los socia listas
moderados tomasen el gobierno, continuarían de todosmodos la guerra.
También creía que a causa de la guerra aplazarían la solución del
problema agrario. Y al mismo tiempo contaba con la nostalgia de paz de los
soldados; el hambre de los campesinos y la impaciencia de los obreros. En
base a estos factores psicológicos veía la oportunidad para el bolchevismo,
por "vía pacífica", es decir, mediante la conquista de la mayoría en los
consejos, disolver a los socialistas fracasados en el gobierno. "Este plan no
significaba naturalmente la Dictadura del Proletariado, pero sin duda
facilitaba la creación de condiciones necesarias para el aseguramiento de
la dictadura, ya que este plan aceleraría, dado que
175
ponía a los mencheviques y socialrevolucionarios en el poder y les forzaba a llevar a
cabo su plataforma anti-revolucionaria en la praxis, el descubrimiento de la
auténtica realidad de estos partidos, su aislamiento su desapego de las
masas" (108).
La tesis de Lenin relativa a la posibilidad de una toma del poder por
medios pacíficos no significaba una renuncia a sus convicciones funda*
mentales sobre el carácter violento de una revolución. Esto fué aconsejado
y propagado por él solo bajo las determinadas condiciones de la primavera
de 1917 en Rusia(109). Frecuentemente confesó Lenin con claridad la
preeminencia de la guerra civil como la vía normal de la revolución
socialista, mientras que el "camino pacífico" era sólo una excepción (110).
Por lo demás la toma del poder pacífica por los bolcheviques no excluyó de
ningún modo futuras medidas represivas contra los "enemigos de clase". La
"Dictadura del Proletariado" no fué por ello levantada, sino que debía, por el
contrario, ser erigida directamente.
Las condiciones, por las cuales Lenin consideraba posible un desarrollo
pacífico de la Revolución, no se dieron. Los partidos de la mayoría soviética
no querían un gobierno puramente consejista y en su lugar propusieron la
coalición con la burguesía en el Gobierno Provisional (111). Más aún, el
mismo Lenin se vio condicionado por la lucha "legal" de los partidos dentro
de los soviets y el camino "pacífico" de la Revolución. Corría pareja con su
táctica conocida por la ocupación de los soviets desde dentro, en el sentido
de su primera exposición tras el cambio de febrero(112), una táctica medio-
legal de ofensivas violentas! 113). Con motivo de la crisis entre el Soviet de
Petersburgo y el Gobierno Provisional én torno a la política exterior, se llegó
a demostraciones en la capital del día 21 de abril, los bolcheviques inten-
taron dirigir hacia su línea con las consignas "todo el poder para los soviets"
y "Abajo el Gobierno Provisional". Unas semanas después, durante la
celebración del primer Congreso de Soviets de toda Rusia, Lenin planeó
para el 10 de junio una manifestación de masas bolchevique, que, sin
embargo, fue prohibida por el Congreso. Los bolcheviques perseguían en
ambos'casos emprender una "indagación de las fuerzas enemigas"! 114) y
averiguar la posición de las masas frente al Gobierno Provisional y los
socialistas moderados. Pero algunos seguidores radicales estaban ya
entonces por pasos más definitivos y pensaban en la caída del gobierno por
medio de un golpe de estado violento. El mismo Lenin mantuvo una postura
espectativa y tras el fracaso de las ofensivas —sobre todo en vista del
rechazo enérgico del Consejo de diputados obreros y de soldados de
Petersburgo y del Congreso de Soviets— pudo dejar la responsabilidad en
los órganos inferiores.
El auge de esta maniobra militarista paralela a la agitación bolchevique
176
para la toma del poder por los soviets constituyó el levantamiento fracasado de julio.
La prehistoria y relaciones internas de la crisis de julio forma hasta hoy uno
de los períodos menos esclarecidos de la Revolución rusa de 1917.
Mientras que la versión oficial bolchevique habló, inmediatamente después
del fracaso de la sublevación,de una acción espontánea de las masas, a la
cual tuvo que sumarse el partido, opinaban la mayoría de los
contemporáneos, que los bolcheviques habían planeado y escenificado el
levantamiento para llegar al poder. Era cierto que Lenin planeó una acción
un poco más tarde —cuando tuviera lugar el derrumbamiento de la ofensiva
Kerenski en el interior—, pero por el avance anticipado de parte de los
obreros y soldados de Petersburgo y de los marinos de Kronstadt se vio
forzado a adherirse rápidamente al movimiento. Es indiscutible que la
agitación bolchevique en fábricas y regimientos de la capital en los días y
semanas anteriores a la demostración de julio ascendió en intensidad, pero
sin llamar directamente a la acción, y, al mismo tiempo, la fracción
bolchevique en la sección obrera del Soviet de Petersburgo emprendió
todos los pasos para derrocar la hasta entonces mayoría y conquistar la
sección. En los cuadros directivos bolcheviques no existía ningún acuerdo
sobre los pasos a dar; de forma semejante a como en abril y junio estaban
el Comité Central y la mayoría de los comités locales de Petersburgo a
favor de una postura cautelosa, mientras que la organización militar del
partido y los bolcheviques de Kronstadt, en parte por su propia iniciativa,
luchaban por una solución más radical. El levantamiento de julio sólo fue
asumido a medias por los bolcheviques, su fracaso se debió también a la
indecisión del partido(115).
La manifestación armada del 3 al 5 de julio de 1917 se desarrolló bajo
la consigna "Todo el poder a los soviets" y exigía al Comité Ejecutivo de
toda Rusia que se hiciera cargo del gobierno. Fieles a su básica posición
política se negó el ejecutivo del soviet menchevique-social-revolucio- nario
a aceptar la soberanía que se le ofrecíadesde la calle, y en su lugar reunió
a las tropas gubernamentales, que sofocaron la sublevación. Dirigiéndose
contra los sublevados y los bolcheviques, decía el Comité Ejecutivo: "En la
medida en que propusieron que el gobierno debía corresponder a los
soviets, fueron los primeros que atacaban el gobierno'^ 116). En el editorial
de Izvestia referente a estos acontecimientos se señaló las consecuencias
perjudiciales de éstos para toda la democracia soviética: "Bajo la influencia
de la agitación totalmente irresponsable de los bolcheviques, que utilizan la
natural inconformidad e inquietud de las masas proletarias y soldadescas
para sus fines, descontento que ha sido acentuado por la grave crisis
económica, se lanzó una parte del proletariado y del ejército de
Petersburgo armado a la calle. ¿Qué querían conseguir ayer los cegados
camaradas obreros y soldados? Sus
177
representantes hablaban del traspaso de todo el poder a los soviets, y de la
terminación de la guerra. Sin embargo ¿acaso no se han presentado,
sobre todo, ellos mismos en contra de la voluntad de los soviets de toda
Rusia? ¿No han sacudido la autoridad y fuerza de los soviets? ... los
obreros y soldados que ayer salieron a la calle, querían someter con su
poder armado a su voluntad a toda la Rusia revolucionaria. ¿Qué sucede-
rá, si este u otro intento tiene éxito? ¿Si la conocida minoría democrática
en contra de la voluntad de todo el pueblo y también en contra de la
mayoría de los soldados de Petrogrado quiere someter a su voluntad por
la fuerza a todo el país? Ese día traerá la caída de la Revolución, ya que la
revolución sólo se puede desarrollar con éxito, si estaña su lado y la
encabezan órganos que llevan a cabo la voluntad de la mayoría
democrática"! 117).
La crítica de Izvestia tocaba el punto débil de la concepción bolche-
vique sobre la democracia soviética. Lenin reconocía, que incluso en el
caso de la toma del poder por los soviets existentes ("aunque se convir-
tieran en un parlamento revolucionario con poder absoluto") no se
acomodaría a acuerdos que limitaran la libertad de la agitación bolchevi-
que. "En ese caso comenzaríamos a ser un partido ilegal y perseguido
oficialmente, pero no renunciaríamos a nuestros principios marxis- tas,
intemacionalistas"!! 18). Esto no significaba sino que los bolcheviques
lucharían en el caso de una evolución "pacífica" de la Revolución también
en contra de un gobierno socialista con los medios que hasta entonces
utilizaban contra el gobierno de coalición. Lenin, que denominaba a la
República Soviética la forma superior de la democracia, se negaba al
mismo tiempo a reconocer acuerdos de la mayoría soviétiva que
cohartasen a la minoría. La democracia era para él sólo "un campo de
batalla, el terreno sobre el cual el poder bolchevique prefería maniobrar,
porque no era democrático"! 119).
c) Experimentos tácticos
178
Provisional, el cual intentó como "salvador de Rusia" por encima de los partidos
fortalecer de nuevo la ruinosa coalición entre socialistas y burgueses. Tenía
que demostrarse en las siguientes semanas y meses, si su personalidad era
lo suficientemente poderosa para reunir las fuerzas divergentes y superar el
cada vez más acusado antagonismo de clases.
A consecuencia del fracasado levantamiento de julio, resultó necesario
para los bolcheviques una revisión de su táctica. La consigna "todo el poder
para los soviets" parecía haber perdido su sentido en vista de la nueva
negativa por parte de la moderada mayoría soviética, de tomar el poder. Por
ello, Lenin efectuó en pocos días un decisivo cambio de línea táctica.
Explicaba que "habían desaparecido todas las esperanzas de un desarrollo
pacífico de la Revolución. La situación objetiva es: o el triunfo de la
dictadura militar con todas sus consecuencias, o el triunfo de la definitiva
lucha obrera, que sólo es posible si derrota con un poderoso movimiento de
masas al gobierno y la burguesía en base a la ruina económica y la
continuación de la guerra"(121). Con ello, Lenin formuló el principio de la
táctica bolchevique hasta la Revolución de Octubre. Las palabras "definitiva
lucha obrera" eran un encubrimiento consciente de la sublevación armada,
la cual no podía proclamar Lenin y cuya realización exigió claramente sólo
algunas semanas después. Pero las preparaciones debían empezar ya. "El
partido... debe, sin abandonar la legalidad, pero sin sobreestimarla tampoco
en ningún momento, conjugar el trabajo legal con el ilegal... Fundar
rápidamente y para todo organizaciones y células ilegales"(122).
El lema "todo el poder para los soviets" fue abandonado por Lenin
porque ya no estaba a la altura de los tiempos. En coléricos ataques contra
los moderados dirigentes soviéticos los acusaba de traidores a la
Revolución y de debilitar a los consejos, convertidos en "hoja de higuera de
la contrarrevolución"(123). Los consejos eran ahora "nulos, fantoches, el
auténtico poder no está en ellos"(124). "El lema del paso del poder a los
consejos tendría ahora aspecto de una quijotada o un sarcasmo. Este lema
significaría, objetivamente, engañar al pueblo, darle la ilusión como si
también ahora los consejos sólo necesitaran querer o decidir tomar el
poder, para conseguir el poder, como si en los consejos existiesen aún
partidos, que no se hubieran manchado con los servicios auxiliares de
verdugos, como si pudiera convertirse lo sucedido en inexistente'^! 25). En
lugar del lema soviético que se había convertido en perjudicial tenía que
aparecer la amplia consigna de la toma del poder por el proletariado
apoyado por la clase campesina pobre para la realización del programa de
nuestro partido"(126). Con ello se proclamó por primera vez, en una
formulación apenas encubierta, el objetivo de la conquista del poder único
por los bolcheviques, el cual, hasta ahora, siempre había aparecido oculto
tras el lema de "Todo el poder para los
179
soviets". Lenin se dirigía hacia la conquista del poder por su partido, sin ayuda de los
soviets e incluso en su contra. En el momento, en el que creyó, que no
podía llegar al poder a través de los consejos, los abandonó. Así manifestó
con claridad, que para él los consejos poseían la importancia de figuras
tácticas en la lucha por el poder y no un valor fundamental considerados
como una forma estatal superior de democracia, cosa que Lenin hacía creer
hacia fuera. Trotski, que se unió en julio al partido bolchevique y se
convirtió en el más fiel seguidor de Lenin en la preparación del
levantamiento, dijo explícitamente: "por muy importante que sea la pregunta
sobre el papel y destino de los soviets, está subordinada totalmente para
nosotros al problema de la lucha del proletariado y las masas medio-
proletarias de la ciudad, del ejército y del pueblo por el poder político, por la
dictadura revolucionaria"(127).
La propuesta de Lenin de abandonar el viejo lema del poder soviético,
encontró en el partido bolchevique un eco dividido. Mientras que, en
general, se estaba de acuerdo en que el papel de los soviets había dismi-
nuido en importancia tras los acontecimientos de julio, se dividían las
opiniones en relación con la futura importancia de los consejos en la
Revolución y la posición del partido frente a ellos. En el II Congreso de los
bolcheviques en Petrogrado, que reanudó sus interrumpidas sesiones el 16
de julio, defendió Stalin la línea de Lenin y dijo: "Ceder el poder a los
soviets, que en realidad caminan en un tácito mano a mano con la
burguesía, significa ser cómplices de los enemigos. Si triunfamos, sólo
podemos entregar el poder a la clase obrera, que es apoyada por las capas
más pobres del pueblo. Tenemos que hacer funcionar otra forma de
organización más útil para los soviets de los diputados obreros y
campesinos"! 128). Molotov lo secundó y resaltó, que no se podía hablar
simplemente del poder soviético, sino del carácter específico de clase de
este poder, de la dictadura proletaria, que se apoya sobre el campesinado
pobre(129). Precisamente en contra de la sustitución del viejo lema del
poder soviético por la dictadura del proletariado se manifestaron otros
representantes, que subrayaron que el carácter de clase de la Revolución
desde los días de julio no había variado y que la "dictadura del proletariado
en las condiciones dadas se apoyaría no sobre la mayoría de la población,
sino sobre la fuerza de las armas"! 130). Renunciar al lema soviético era
peligroso, porque la mayoría de la "democracia revolucionaria" se había
reunido en torno a los consejos y los bolcheviques podrían aislarse(131).
Stalin respondía a los críticos, que el partido "estaba naturalmente a favor
de los soviets, en los cuales poseyera la mayoría. El fondo de la cuestión no
está en las instituciones, sino en qué clase hace prevalecer su política en
esta sustitución"!^).
También entre los bolcheviques de Moscú se encontraba un grupo
180
fuerte a favor de conservar el lema soviético. Cuando Lenin atacó con las
palabras más fuertes a la moderada mayoría soviética, explicó el
bolchevique Smidovic en una sesión secreta del Consejo de obreros y
soldados de Moscú: "Si hablamos de entregar el poder a los soviets,
entonces esto no significa que recaiga el poder sobre el proletariado, ya
que los consejos están compuestos por obreros, soldados y campesinos;
no significa que presenciamos una revolución socialista, ya que la actual
revolución tiene un carácter democrático-burgués". En las resoluciones
presentadas por los portavoces se propuso la entrega del poder a los
soviets para llevar a cabo el programa de "toda" la democracia revolu-
cionarían 33). En esta y en otras parecidas manifestaciones se plasma de
nuevo la concepción de la "dictadura del proletariado y campesinado
revolucionaria-democrática", que era presentada por los soviets y que
Lenin ya había señalado anticipándose en las tesis de abril. En vista de la
vía directa de conquistar el poder el partido bolchevique aconsejado por
Lenin tras los hechos de julio, se oyeron las consideraciones, acalladas en
abril, por aquéllos que rechazaban una dictadura minoritaria del partido y
medidas socialistas en la Rusia agrícola. Presentándose en abril contra el
lema de Lenin "todo el poder a los soviets", porque este parecía
adelantarse demasiado a lo real, defendían, sin embargo, ahora el lema
consejista en contra de Lenin, porque los consejos configuraban la
democracia y aseguraban al partido la necesaria base popular. Mientras
que Lenin y sus seguidores buscaban nuevos órganos de la Revolución
con cuya ayuda pudieran movilizar los bolcheviques a las masas (por
ejemplo los consejos de fábrica)(134), explicaban los partidarios del iema
soviético, que los consejos eran la única base de la Revolución y que sólo
debían conquistarse desde dentro y no atacarlos desde fuera(135).
Los divérsos modos de pensar sobre la posición del partido hacia los
consejos dominaron también las conversaciones del VI Congreso del
partido bolchevique, que tuvo lugar en Petersburgo del 26 de julio al 3 de
agosto(136). Ya que estaban ausentes los viejos dirigentes del partido
Lenin, Zinovev y Kamenev y el recientemente incluido en el partido,
Trotski, sostuvo Stalin la principal ponencia política. Repitió los argu-
mentos de Lenin, que había desaparecido el doble poder y que los soviets
ya no representaban órganos del poder real. Ante la pregurita, qué
organización de lucha proponía en lugar de los soviets, contestó Stalin
eludiendo la pregunta, que aunque los soviets eran "la forma de organi-
zación eficaz para la lucha de la clase obrera por el poder, no consti tuían
el único tipo de una organización revolucionaria" y quizás un "comité
revolucionario" o la sección obrera del Soviet de Petersburgo (en la que
los bolcheviques poseían la mayoría) asumirían esta tarea( 137). El
principal problema era ahora el derrocamiento del actual gobierno. "Cuan-
do hayamos conquistado el gobierno, sabremos cómo organizarlo"(138).
181
Ante la resolución presentada y fundamentada por Stalin sobre la
situación actual tomaron la palabra algunos críticos. Se mostraron en
desacuerdo con la supresión del viejo lema soviético, en cuyo lugar no se
había presentado ningún otro lema concreto. Juranev, miembro del grupo
Mezdurajoncy incorporado al partido, dijo: "En la resolución de Stalin se
alberga un enorme peligro para la Revolución. Los hechos nos
demuestran que los soviets aún representan una fuerza que jugará un
papel en la Revolución. Si nuestro partido acepta la resolución de Stalin,
entonces nos encaminamos rápidamente hacia el aislamiento del
proletariado respecto al campesinado y las amplias masas de la población.
No existe otra salida excepto la entrega del poder a los so- viets(139)".
Otros señalaron que en los meses anteriores el lema del poder soviético
se había fusionado de tal manera con el bolchevismo, que las masas
"identificaban casi todo el contenido de la Revolución con este lema(140)".
Nogin, un importante bolchevique de Moscú, abogaba también por
mantener el viejo lema, ya que era de esperar a corto plazo un nuevo auge
revolucionario, por medio del cual los bolcheviques considerarían de
nuevo su influencia en los consejos(141). Algunos de los delegados de las
provincias refirieron que los soviets aquí, a diferencia del Comité Ejecutivo
Central de toda Rusia, seguían siendo revolucionarios y, por lo tanto, tenía
i que mantenerse el lema bolchevique de los soviets en las provincias!
142).
Frente a estos, una serie de delegados opinaban que los aconteci-
mientos de julio demostraban claramente el carácter contrarevolucionario
de los soviets. Dado que los consejos habían renunciado a tomar el poder,
no se podía seguir exponiéndolos como órganos de poder. Sokolnikov
explicaba: "No sé en qué obra con instrucciones para mar- xistas está
escrito que sólo los consejos puedan ser órganos revolucionarios.
Organos de sublevación pueden ser instituciones completamente distintas.
Hay que aclarar que el remedio de la cuestión no está en los soviets, sino
en la unión de las masas para el levantamiento! 143)". Bubnov subrayó
que la diferencia de opinión en el partido era profunda y se apoyaban en la
distinta valoración de la Revolución: se trataba o bien de la dictadura del
proletariado, que era apoyada por el campesino pobre, o bien de la
dictadura del proletariado y el campesinado. Tras la sublevación de julio
había que sostener el primer lema. "Los consejos no tienen ahora en
absoluto ningún poder, se están pudriendo, sobre ello no nos podemos
hacer ilusiones. Hay que abandonar el lema de la toma del poder por los
soviets; no se debe uno apegar a antiguas fórmulas, éstas sólo son
valiosas en tanto en cuanto reflejan la voluntad y sentimientos de las
masas revolucionarias. Puede ser, que a lo largo del desarrollo de la
Revolución aparezcan nuevas formas que expresan mejor las
aspiraciones de las capas más bajas, por ejemplo, los comités
182
de fábrica. Hay que enterrar definitivamente las esperanzas de que no haya aún
conclui'do el periodo paci'fico. Somos poli'ticos realistas y en el futuro nos
declararemos a favor de los órganos, que produzca directamente la lucha de
clases(144)".
Este punto de vista extremo, que no quería conceder a los consejos ya
ningún valor, significaba a los ojos de un tercer grupo, que se “iba
demasiado lejos. No se podía estigmatizar la forma, porque la composición
de los soviets se había demostrado desfavorable(145)“.. Esta parte de los
delegados, entre ellos Bujarin, quería conservar los consejos pero
convertirlos en órganos bolcheviques, en caso necesario organizar nuevos
consejos opuestos a los existentes y, más tarde, volver a elegir los
antiguos(146). Bujarin indicaba con ello el camino que siguieron los soviets
en la Revolución de Octubre y bajo la soberanía real de los bolcheviques.
La resolución ratificada, finalmente, casi con unanimidad en el congreso
del partido sobre la situación política representaba en cierto sentido un
compromiso. El lema “todo el poder para los soviets“ fue sustituido por la
vaga fórmula propuesta por Lenin “Dictadura del proletariado y del
campesinado pobre". El inmediato objetivo de la lucha era: “liquidación de la
dictadura de la burguesía contrarrevolucionaria". Tras estas formulaciones
abstractas se encubría el derrumbamiento del Gobierno Provisional y la
reivindicación de los bolcheviques de la toma del poder único. Aunque ya no
se hablaba de la toma del poder por los soviets, el partido no fue aceptado
para" guardar a todas las organizaciones de masas (consejos, consejos de
fábricas, comités de soldados y campesinos) y en primer lugar los consejos
obreros, soldados y campesinos de ataques contrarrevolucionarios,
mantener y fortalecer las posiciones con todas las fuerzas que había
conquistado el ala intemacionalista en estos órganos y reunir todos los
elementos que aceptaran el punto de partida de la lucha consecuente en
contra de la contrarrevolución(147)“. Por tanto, los consejos perdieron el
lugar principal en el programa de la Revolución bolchevique, lugar que
ocuparon desde las tesis de abril de Lenin, sin que el partido -como querían
algunos de los delegados- renunciase completamente a ellos; se
convirtieron de órganos de poder en potencia exclusivamente en "órganos
de la unión de las masas" según palabras de Stalin(148). Si los soviets
jugarían un papel en la preparación y realización del levantamiento
bolchevique, era aún un problema abierto. Las discusiones del VI Congreso
del partido sobre los consejos demuestran con absoluta claridad la posición
puramente táctica de los bolcheviques frente a los soviets como medios
para la consecución de un fin. El punto de vista táctico predomina
totalmente sobre la idea de una renovación básicadel estado y la sociedad
por medio de los consejos, que tuvieron un papel muy importante como
medios de transición
183
del socialismo en la teoría de Lenin. Los consejos seguían siendo para amplios
círculos del partido cuerpos extraños, que ciertamente se intentaban utilizar
y obedecer, pero que se podían abandonar fácilmente, si así parecía
exigirlo la política revolucionaria. Tres meses después de la Revolución de
octubre bolchevique, que triunfó en nombre de los soviets, el curso oficial
del partido se separó de los soviets.
La afirmación de Lenin y del Congreso del partido bolchevique de que
había desaparecido el doble poder y el poder hubiese pasado a manos de
la dictadura militarista de Kerenski, se mostró inexacta en las siguientes
semanas. Kerenski no gozó de la completa confianza de los partidos
soviéticos ni del apoyo de los círculos burgueses y militares. La
"conversación de estado" convocada por él a mediados de agosto en
Moscú con representantes de todas las organizaciones políticas y econó-
micas posibles concluyó sin resultados prácticos y reveló el creciente
antagonismo entre la izquierda socialista y la derecha burgue$a(149). La
crisis de estado fue conocida por todos a finales de agosto por el intento de
golpe de estado del general Kornilov y el doble papél que en ello jugó
Kerenski! 150). Los bolcheviques siguieron la demanda de auxilio de
Kerenski a la "democracia revolucionaria" y entraron en el "Comité para la
lucha de la contrarevolución" de Petersburgo. Utilizaron la excitación
revolucionaria de las masas de obreros y campesinos en la capital, para
conseguir la liberación de los miembros del partido detenidos. Pero Lenin
siguió en su refugio de Finlandia. En vista de la reacción amenazante se
desplazaron más a la izquierda los mencheviques y socialrevo- lucionarios,
con lo cual se vió amenazada la solución de una coalición con los grupos
burgueses. Los soviets se habían mostrado nuevamente dueños de la
situación al conseguir, sólo mediante el llamamiento a la defensa de la
Revolución, parar la marcha de la tropas de Kornilov hacia Petersburgo.
Con toda rapidez Lenin desarrolló una nueva transformación táctica en
los primeros días de septiembre. Se declaró dispuesto a aceptar de nuevo
el lema anterior a julio, es decir un gobierno de social revoluciona rios y
mencheviques responsable ante los consejos. "Ahora y sólo ahora, quizás
sólo durante pocos días o 1 o 2 semanas se podría formar y consolidar
pacificamente semejante gobierno. Podría asegurar con la mayor
probabilidad una continuación de la evolución pacífica de toda la
Revolución rusa(151)". Si aceptaban sus propuestas, Lenin exigía
completa libertad de agitación para los bolcheviques. Contaba con que las
corrientes opuestas dentro del partido mencheviques y socialrevolucionarío
condujeran a su descomposición, con lo que se facilitaría la consecución
de una mayoría bolchevique en los soviets. "En una autentica democracia
no tendríamos nada que temer, porque la vida es para nosostros{152)",
una frase digna de considerar si se tiene
184
en cuenta la evolución después de la Revolución de octubre. Igual que en la
primera de 1917 rechazó ahora Lenin la colaboración de los bolcheviques
en un gobierno de coalición de los partidos soviéticos, ya que esto "es
imposible para un intemacionalista sin la realización práctica de las
condiciones indispensables para la dictadura del proletariado y del
campesino pobre(153)"
Pero los mencheviques y socialrevolucionarios no aceptaron las pro-
puestas de Lenin para llegar a un acuerdo. No se podía conformar con
"realizar el papel de una transmisión que lleva el poder de manos de la
burguesía a manos del proletariado(154)", como lo exigían de ellos los
bolcheviques. Se apegaron casi todos todavía a la coalición con la bur-
guesía, porque, por el contrario, temían la anarquía de las masas solicitada
por los bolcheviques, que a sus ojos traería consigo el hundimiento de los
objetivos ideales de la Revolución. El "congreso democrático" convocado
por los órganos centrales de los consejos de obreros, soldados y
campesinos para el 14 de septiembre en Petersburgo, debía encontrar,
como asamblea representativa de la "democracia revolucionaria", una
salida de la situación a la que se había llegado por el golpe de estado de
Kornilov. La composición del congreso era considerablemente más amplia
que la del Congreso de Soviets de toda Rusia de junio. Junto a 230
delegados de los consejos de obreros y soldados y del mismo número de
delegados campesinos había 300 représentâtes de la Duna de las
ciudades, 200 de las Zemstva, 100 de los sindicatos, 83 de los organismos
del ejército y numerosos grupos nacionales y profesionales más
minoritarios! 155). Las votaciones sobre el problema fundamental del
congreso -si se debía seguir trabajando por una coalición con fuerzas
burguesas— dieron un résultado lleno de contradicciones! 156). Tras
fuertes debates entre los socialistas moderados y los bolcheviques,
durante los cuales estos últimos abandonaron temporalmente la
asamblea, se aceptó finalmente la participación de elementos burgueses
en el gobierno con 829 votos a favor, 106 en contra y 69
abstenciones(157). Antes de que se disolviese el congreso, se eligió pro-
porcional a la fuerza de cada grupo un "Consejo de la República"
compuesto por 388 representantes de la "democracia revolucionaria", a los
que se añadieron 167 delegados de la buguesía. Este pre-parlamento
debía controlar al Gobierno Provisional hasta que se convocara la Asam-
blea Constituyente.
La posición de Lenin hacia la Conferencia Democrática era bigámi- ca.
De nuevo, como antes de la sublevación de julio, siguió una táctica de vía
doble: repitió publicamente el 23 de septiembre su propuesta de un
gobierno soviético formado por mencheviques y socialrevolucionarios
("posiblemente es ésta la última oportunidad de un desarrollo pacífico de la
Revolución")(158), pero ya el 13 de septiembre escribiría en
185
una carta secreta al comité central del partido: "El mayor fallo seria creer que nuestra
propuesta de acuerdo aún no ha sido rechazada, que la "Conferencia
democrática" aún la pudiera aceptar"( 159). En la misma carta, Lenin llamó
la atención al partido sobre la inmediata tarea del levantamiento armado.
"Seria el mayor fallo, el puro cretinismo (i) parlamentarista por vuestra
parte, querer ver un parlamento en la conferencia democrática, ya que
aunque se proclamase parlamento soberano de la Revolución, no tendría
nada que decidir: la decisión está en otro lado, en los barrios obreros de
Petrogrado y Moscú(160)". Aquí', los bolcheviques habían conseguido en
los primerps días de septiembre tras dramáticas votaciones, por primera
vez la mayoría en los soviets. El nuevo giro de Lenin hacia el lema del
poder soviético, que había desarrollado después del golpe de estado de
Kornilov como una simple maniobra táctica, desembocaba ahora en la
preparación inmediata de la toma del poder bolchevique. "El lema "todo el
poder para los soviets", escribe Trotski, "no fue por segunda vez eliminado
del orden del día, sino que adquirió un nuevo sentido: todo el poder para los
soviets "bolcheviques". De esta forma ei lema dejó de ser definitivamente,
un lema dentro de una evolución pacífica. El partido comenzó el camino
de la sublevación armada por los soviets y en nombre de los so- viets(161)."
Hasta agosto de 1917 a los bolcheviques sólo les seguía una pequeña
minoría del pueblo ruso. Constituían el grupo más pequeño entre los tres
grandes partidos socialistas en los consejos obreros, soldados y
campesinos, en la Duma de las ciudades y en las Zemstva rurales, en los
sindicatos y corporaciones. El número de miembros en el partido era de
unos 80.000 en abril de 1917 y en agosto de 240.000(162). Pero bien
pronto se hizo más visible su influencia en las zonas industriales del campo
y en las capitales, sobre todo, entre los obreros industriales. Así, por
ejemplo, el Congreso de consejos de fábrica en Petersburgo aceptó casi
unánimemente a finales de mayo una resolución bolchevique, la de-
mostración del 18 de julio en Petersburgo tuvo lugar casi exclusivamente
con consignas bolcheviques, y en el soviet y en la Duma de la ciudad de
Ivanovo-Voznesensk poseían los bolcheviques la mayoría ya en primavera.
Sin embargo, en las ciudades de las provincias, en el frente y, sobre todo,
en el campo los bolcheviques ganaban terreno muy despacio.
El fracasp de la sublevación úe juno parecía de momento un obstáculo
para la expansión de la influencia bolchevique, pero tras pocas sema-
186
ñas se repuso el partido de los retrocesos. La participación decidida de los
bolcheviques en la resistencia al golpe de estado de Kornilov rehizo su
pretigio frente a las masas. La crisis permanente de estado, las ere- cientes
necesidades económicas en las ciudades, las medidas a medias en el
problema agrario y, sobre todo, la falta de una decisiva política de paz
predisponían a ampiios círculos del pueblo ruso en favor de las simples
consignas de los bolcheviques, que prometían paz, tierra y pan. Por primera
vez desde finales de agosto-principios de septiembre de 1917, el
bolchevismo se convirtió en un movimiento de masas, Este partido aún
relativamente pequeño en número obtuvo el apoyo de millones de hombres
amargados y esperanzados. Junto a cada militante bolchevique se reunían
20,30 o incluso 50 "bolcheviques" que no eran miembros del partido, sino
simpatizantes(163).
En las elecciones de los soviets, sindicatos, comités de fábrica, órganos
de autonomía urbanos y rurales etc. que tenían lugar casi a diario en Rusia
se reflejaba este vertiginoso crecimiento de la influencia bolchevique, si
bien de ningún modo de forma regular. Esto se hizo notar antes de las
organizaciones obreras. Los comités de fábrica eran bolcheviques en su
mayoría en Petersburgo y Moscú, en el Ural y en el valle del Doñee desde
el verano de 1917(164). Pero también los sindicatos, dominios de los
mencheviques en los primeros meses de la Revolución, cayeron en otoño
progresivamente bajo la influencia de los bolcheviques. Mientras que los
bolcheviques en el Congreso sindicalista de toda Rusia (junio de 1917) sólo
tenían a su lado a un 36,4 %de los delegados, entre los 117 delegados
sindicalistas, en la Conferencia Democrática de septiembre eran un 58 %
bolcheviques, frente a un 38,4 % de mencheviques y social revolucionar ios
de derechas(165). En la víspera de octubre casi todos los sindicatos de las
grandes ciudades industriales estaban a favor del partido de Lenin, a
excepción de la de la importante asociación ferroviaria, los sindicatos de
correos, telégrafos y los impresores.
Incluso en las elecciones para las Dumas de la ciudad, en las que se
deja ver la proporción bolchevique en toda la población electora, mos traron
el cambio de tendencia de las masas. Los bolcheviques aumentaron su
número de escaños en las elecciones de la Duma de agosto en
Petersburgo, de 37 a 67 y pasaron así a segundo lugar detrás de los
socialrevolucionarios que colocaron 75 delegados, frente a los 42
demócratas-constitucionales y 8 mencheviques (antes 40) (166). Los re-
sultados más sorprendentes fueron los de las elecciones en las Dumas de
los barrios en Moscú a finales de septiembre. Comparándolos con las
elecciones en la Duma de la ciudad en junio resulta el siguiente cuadro:
187
PARTIDO JUNIOSEPTIEMBRE JUNIO SEPTIEMBRE
Social révolu ci 974.885 54.374 58 14
onario
Menchevique 76.407 15.887 4
12
Kadete 168.781 101.106 17 26
Bolchevique 75.409 198.230 51(167)
12
Por primera vez en una gran ciudad podían reunir los bolcheviques la
absoluta mayoría de votos, aunque hay que tener en cuenta, que la
participación electoral fue mucho menor que antes y sólo contó con el 50
% más o menos de los votantes(168). Trotski estimaba este resultado
como típico de la situación antes de octubre: "El desmoronamiento de los
grupos intermedios, la considerable capacidad de resistencia del fren* te
burgués y el crecimiento gigantesco del partido proletario perseguido; todo
esto eran síntomas infalibles de una crisis revolucionarían 69)". A tal
valoración llegaron también los periódicos de la hasta entonces mayoría
soviética, cuando escribían, que el general paso hacia la izquierda
estimulaba a los bolcheviques para un nuevo surgimiento revolucionario y
originaba un peligro de guerra civil(170).
La más clara derrota del cambio de opinión entre las masas obreras y
de soldados se produjo en la composición de los. soviets, que desde
agosto y septiembre vivieron una transformación radical. Aunque el
proceso de radical ización y bolchevización se desarrollaba desigualmente
según los sitios y no se podía hablar de una bolchevización general en los
consejos rusos en el momento de producirse el levantamiento de octubre,
era indudable la tendencia hacia la izquierda de rápido crecimiento en (os
consejos. También en esto trajo consigo el intento de golpe de estado de
Kornilov el viraje decisivo. Aterrorizados por el fantasma de una
contrarevolución se apropiaron numerosos soviets por primera vez de la
antigua consigna bolchevique y exigieron con telegramas la toma del poder
por el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia (171). Una escasa mayoría
de los consejos obreros y de soldados allí representados se mantuvo aún
en la antigua política del apoyo al gobierno de Kerenski; 86 delegados se
declararon a favor de un poder soviético y 97 en con- tra(172). En las
semanas siguientes tuvieron lugar en todas partes, en los consejos de
obreros y soldados, en las organizaciones del frente, y en los órganos
soviétivos superiores nuevas elecciones de diputados. Casi en todos los
sitios resultó un cuantioso fortalecimiento de los bolcheviques,
socialrevolucionarios de izquierdas y grupos pequeños anarco-
maximalistas.
El predominio de los bolcheviques en los soviets, que manteníanuna
cerrazón política o estratégica, fue decisivo para el éxito posterior del
levantamiento bolchevique de octubre. En Kronstadt, donde el soviet se
188
había alzado desde mayo por la soberanía única! 173), fortalecieron las nuevas
elecciones el predominio de la izquierda: los bolcheviques contaban 100
delegados, los socialrevolucionarios de izquierdas 75, los mencheviques-
intemacionalistas 12, los anarquistas 7, el resto consistía en más de 90
independientes, que en su mayoría simpatizaban con los extremistas! 174).
Los bolcheviques consiguieron en Finlandia por medio de la obtención de la
mayoría en casi todos los consejos de obreros y soldados (que aquí sólo
representaban a la parte rusa de la población), sobre todo el Helsingfors y
Wiborg, eliminar casi por completo el poder del Gobierno Provisional ya en
el mes de septiembre. El comité territorial de los consejos proclamaba en un
llamamiento del 21 de septiembre, que ninguna ordenación del gobierno de
coalición sería válida sin la aprobación del comité territorial! 175). También
en Estland tenían los soviets nuevamente elegidos en septiembre en Reval,
Dorpat y Wenden una gran mayoría de la izquierda compuesta por
bolcheviques y socialrevolucionarios de izquierdas; en el comité territorial,
que fue elegido a mitad de octubre había 6 bolcheviques, 4 social-
revolucionarios de izquierda, 1 menchevique-intemacionalista y 1
menchevique de derechas! 176). El Centrobalt —la organización marina de la
flota del Báltico— ignoraba toda orden de Petersburgo y negociaba él mismo
con los comandantes sobre las posibles operaciones militares! 177). La V
Legión, que era considerada como la mejor del frente norte, votó a mediados
de octubre un nuevo comité del ejército con mayoría bolchevique! 178).
Con ello, las principales posiciones estratégicas en torno a la capital se
encontraban prácticamente en mano de los bolcheviques. En el mismo
Consejo obrero y de soldados de Petersburgo se tomó también a principios
de septiembre la decisión a favor de los bolcheviques. Todavía bajo la viva
impresión de la deshecha marcha de las tropas-Kornilov sobre la capital,
aceptó el soviet de Petersburgo en la noche del 31 de agosto una resolución
propuesta por los bolcheviques con 229 votos a favor, 115 en contra, y 51
abstenciones.! 179). En vista de locual la presidencia del soviet compuesta
por mencheviques y socialrevolucionarios dimitió el 5 de septiembre. El
escaso número de delegados presentes el 31 de agosto, cosa que; fue en
prejuicio de la antigua mayoría soviética, ordenaron a la hasta entonces
presidencia exigir una nueva votación para el día 9 de septiembre. Izvestia
apelaba a los diputados obreros para que se sobrepusieran a la cada vez
mayor indiferencia ante la actividad del soviet y a que aclarasen su posición
política ante la nueva votación! 180). Mientras que los representantes
mencheviques resaltaban en la sesión del Soviet la especial significación de
la votación, planteaban los bolcheviques legalmente las cuestiones técnicas
sobre la repre- sentatividad en la presidencia de la votación -si debía ser
proporcional.
189
como ellos proponían, o como hasta ahora según el sistema mayorita- rio—. Así, los
bolcheviques se aseguraban también el apoyo del grupo Martov e Incluso la
más derechista fracción de socialistas populares. Al decir Ceretelli en la
discusión, que también Kerenski debía pertenecer a la presidencia del
Soviet, utilizó Trotski la oportunidad para atacar duramente a Kerenski.
Recordó a los diputados que con su voto tomarían posición al mismo tiempo
a favor o en contra de la política de Kerenski. Esta maniobra calculada
dirigida a la mentalidad de las masas obreras y soldadescas, que
caracterizó el cambio de opinión desde la Revolución de Febrero, no
dejaron de tener Una plasmación: con 519 votos a favor, 414 en contra y 67
abstenciones fue aprobada la resolución bolchevique! 181). En los días
siguientes votaron la sección obrera y la sección de soldados sus
representantes en el Comité Ejecutivo y la Presidencia: de la sección obrera
recayeron 13 puestos en el Comité Ejecutivo sobre los bolcheviques, 6
sobre los socialrevolucionarios y 3 sobre los mencheviques; de la sección
de soldados 10 a los socialrevolucionarios, 9 bolcheviques y 3
mencheviques. El 25 de septiembre fue elegido Trotski presidente
permanente del Soviet, el cual ya había obtenido el puesto de Cheidze en la
votación del día 9, con plena conciencia de representar en su persona la
herencia revolucionaria del Soviet de Petersburgo de 1905(182).
Al mismo tiempo en Petersburgo, alcanzaron también los bolcheviques
en Moscú la mayoría en el Consejo de diputados obreros y en las secciones
comunes del consejo obrero y consejo de soldados que existía separado de
éste.- La gran influencia de los bolcheviques entre la clase obrera moscovita
se hizo patente ya desde mediados de agosto durante el Congreso de la
ciudad, cuando los sindicatos —en contra de un acuerdo de ambos soviets—
llamaron a los obreros con éxito a una huelga de protesta(183), En una
sesión del Consejo de obreros y soldados el 5 de Octubre obtuvieron los
bolcheviques respecto a una resolución sobre la situación actual, 355 votos
a favor y 254 en contra! 184). En consecuencia, la presidencia existente
encabezada por el menchevique Chinkuk dimitió. Las nuevas elecciones del
19 de Septiembre en el Comité Ejecutivo del consejo de obreros dieron por
resultado 32 puestos para los bolcheviques, 16 para los mencheviques* fue
presidente el conocido bolchevique Nogin. En el Comité Ejecutivo del
consejo de soldados pudieron mantener los socialrevolucionarios con 26
representantes frente a 16 bolcheviques y 9 mencheviques, su predominio
hasta el golpe armado de Octubre(185). Mientras que de este modo en las
reuniones generales de ambos comités ejecutivos estaban equilibradas am-
bas tendencias y los bolcheviques quedaban a menudo siendo minoría en
las votaciones, consiguieron llevar a cabo sus resoluciones en las sesiones
plenarias de ambos soviets(186). Los bolcheviques poseían ya
190
desde finales de mayo de 1917 la mayoría en los soviets comarcales y territoriales
de Moscú.
Con la conquista de la mayoría en Petersburgo y Moscú ganó la
campaña bolchevique por la construcción del poder soviético, que había
sido interrumpida temporalmente, un nuevo y decisivo impulso. Si hasta
ahora los socialistas moderados podían señalar con razón, que los soviets
en realidad no querían el poder, tenían que permitir ahora que los
bolcheviques les dijeran, que el lema "todo el poder para lossoviets"se
había convertido en el lema de los obreros y soldados revolucionarios. El
Soviet de Petersburgo llamó el 21 de septiembre en una resolución
redactada porTrotski al fortalecimiento o unión de todas las organizaciones
soviéticas y exigía la convocación inmediata del II Congreso de Soviets de
toda Rusia(187). La lucha a favor o en contra de un nuevo congreso de
soviets ocupó las siguientes semanas y dió el último impulso para la
bolchevización de mas soviets de las provincias.
En el primer Congreso soviético en junio de 1917 se decidió convocar
cada tres meses un congreso. Pero al terminar este plazo, el Comité
Ejecutivo Central menchevique y socialrevolucionario dudaba en convocar
un nuevo congreso, sobre todo porque temía que el lema bolchevique del
poder soviético encontrase en el mismo congreso un amplio eco. Sin
embargo, los bolcheviques explicaban abiertamente, que el Congreso
soviético debía formar un "gobierno realmente revoluciona- rio"(188).
Además los socialistas moderados creían, que las elecciones de diputados
y la convocación del Congreso desviarían la población de las votaciones a
la Asamblea Constituyente fijadas para el 12 de noviembre y que los
acuerdos del Congreso de Consejos se anticiparía a las resoluciones de la
Asamblea Nacional. En diferentes resoluciones de soviets locales y
regionales, que se declararon en estos momentos en oposición al
Congreso de Soviets,se subraya la prioridad de la Asamblea Constituyente
y se rechaza una restricción de su libertad de decisión por el Congreso
soviético(189). Cuando, al fin, el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia se
decidió a convocar bajo presión de los bolcheviques el H Congreso de
Consejos obreros y de soldados de toda Rusia para el 20 de octubre de
1917, protestó en el acto el Comité Ejecutivo de los consejos campesinos.
Exigió de los consejos campesinos, que no enviaran ningún delegado ni
observador; el congreso campesino de toda Rusia debía tener lugar sólo
después de las elecciones para la Asamblea Constituyente(190). El Comité
Ejecutivo Central recibió en las semahas siguientes numerosos telegramas
de las provincias y del frente rechazando también el Congreso(191). Pero
por el contrario, también la campaña bolchevique en favor del Congreso
encontró una resonancia cada vez mayor, y precisamente entre los soviets
más importantes, que esperaban de la reunión del "parlamento soviético" la
decisión en la cuestión del
191
poder(192). Cuando se mostró que a pesar de la oposición de los más altos comités
del ejército y de la prensa menchevique y social revolucionario el Congreso
tendría lugar, pidió el Buró del Comité Ejecutivo central el 17 de octubre a
todos los soviets, que enviaran sus delegados a Petersburgo. Al mismo
tiempo se postergó el plazo para su inauguración al 25 de octubre(193).
Durante estas semanas se celebraron numerosos congresos de soviets
locales y regionales, cuya composición y transcurso reflejaba el ambiente
político de las masas. Característico de la rápida bolchevización y la
creciente división de los soviets fue el desarrollo del Congreso territorial de
los consejos de diputados obreros, soldados y campesinos de Moscú en
los primeros días de octubre. Mientras que al principio de la reunión la
resolución presentada por los socialrevolucionaríos, que se proclamaba en
contra del traspaso del poder a manos de los soviets, concentraba 159
votos frente a 132, la fracción bolchevique logró 3 días más tarde en otra
votación 116 votos contra 97. La fracción socialrevo- lucionaria y algunos
delegados campesinos no continuaron participando a causa de esto en los
trabajos del Congreso, de modo que finalmente los bolcheviques podían
hacer efectivas sus resoluciones con 145 votos a favor y 1 en contra (26
abstenciones)(194). En otros congresos de consejos se aceptaron así
mismo las resoluciones bolcheviques, que exigían la toma del poder por el
Congreso de Soviets de toda Rusia y la destitución del Gobierno
Provisional. En Ekaterinburgo se reunieron el 13 de octubre 120 delegados
de 56 consejos del Ural, entre ellos 86 bolcheviques(195). Ya desde finales
de agosto, los bolcheviques poseían aquí la mayoría( 196). El Congreso
territorial de la zona del Volga rechazó en Saratov una resolución
menchevique-social revolucionaria y tomó en su lugar una
bolchevique(16.10). Por ello, los socialistas moderados abandonaron el
Congreso(197). Mientras que en el congreso soviético de Siberia oriental
inaugurado el 11 de octubre en Irkutsk, los socialrevolucionarios de
derechas y los mencheviques poseían aún la mayoría y los bolcheviques y
los socialrevolucionaríos de izquierdas abandonaron aquí antes de tiempo
la Asamblea! 198), había en el Congreso de soviets de toda Siberia
inaugurado unos días más tarde, entre los 189 delegados de 69 consejos
locales, 64 bolcheviques, 35 social revolucionarios de izquierdas, 10
intemacionalistas y 2 anarquistas frente a 11 mencheviques y 50
socialrevolucionarios de derechas(199). También en el congreso territorial
en Minsk y Armavir (norte delCáucaso), en la reunión territorial de Kiev, el
congreso comarcal en Reval y Sarapul, los congresos territoriales en
Vladimir, Rjazan y Tver dominaban los bolcheviques y los grupos de
izquierda asociados con ellos(200). De especial importancia política fué el
Congreso del territorio norte inaugurado el 11 de octubre en Petersburgo,
en el que participaron mas de 100
192
delegados de los soviets de Finlandia y de los alrededores de Petersbur- go. A
pesar de tas protestas del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia, que
calificó el congreso de "reunión privada" sin carácter coordinador,
aprobaron los delegados casi esclusivamente bolcheviques y social re-
volucionarios de izquierdas úna resolución de Trotski,que llamaba casi sin
rodeos a la sublevación(201). Los bolcheviques demostraron asi' su
posición dominante en los puntos estratégicos importantes alrededor de la
capital.
La ola bolchevique no bañaba en ninguna manera todos los consejos
de obreros y soldados y aún menos los consejos campesinos y las organi -
zaciones soviéticas en el frente la víspera del levantamiento de octubre. En
una serie de ciudades grandes, los socialistas moderados poseían antes y
ahora la mayoría en el soviet, así por ejemplo en el consejo obrero de Kiev,
en el consejo de obreros y soldados de Tif lis, en Rostov a orillas del Don,
en Vitbesk, Novgorod, Niznij Novgorod, Vologda, Vjatka, Voronez Orel,
Penza, Tula, Tambov, Perm, Sumbirsk, Ekate- rinoslav y
Archangelsk(202). En un congreso territorial de los consejos de obreros y
soldados de la ribera del Doñee y Krivorog, que representaba a más de
600.000 obreros, obtuvo la resolución menchevique- socialrevolucionaria
51 votos frente a 46 de los bolcheviques(203). También en el congreso
territorial de Novgorod disponían aún ambos partidos socialistas
moderados de la mayoría(204). El comité de los consejos caucásicos en
Tiflis se declaró el 17 de octubre en contra de la convocación del congreso
soviético de toda Rusia(205).La amplia mayoría de los consejos
campesinos, tanto a nivel comarcal como territorial, los
socialrevolucionarios eran los más fuertes, pero de todos modos el ala
izquierda iba avanzando con insistencia. Los consejos obreros rechazaron
la participación en las tareas del Congreso a través de numerosos
telegramas(206).
A diferencia de los consejos de soldados en los regimientos de reta-
guardia, en que los bolcheviques hacían grandes progresos en las últimas
semanas, estaban los órganos centrales de los consejos de los soldados
en el frente todavía predominantemente en manos de la hasta entonces
mayoría soviética. Todos los comités del frente (las representaciones
superiores de los soldados de la tropa beligerante) se opusieron al anun-
ciado congreso de consejos. También la mayoría de los comités del
ejército se declaró en contra de la toma del poder por los soviets, aunque
en las unidades más próximas a la capital (la V y la XII) estaban ya bajo un
fuerte influjo bolchevique. El Congreso del ejército votó en Finlandia un
comité del ejército con 24 bolcheviques, 12 socialrevolucionarios de
izquierda, 11 de derechas, 7 independientes y 6 mencheviques. En el nivel
inmediatamente inferior de comités los bolcheviques se hicieron más
importantes. En el Congreso del 6 Cuerpo del ejército y en
193
el del 12 Cuerpo del ejército, desaprobaron el apoyo al Gobierno Provi sional y
enviaron delegados al Congreso de los consejos(207). Los bolcheviques
movilizaron con éxito a los comités inferiores de soldados contra los
comités de soldados superiores que no habían sido renovados hacía
meses, por su parte los comités de base dejaron votar delegados para el
Congreso de soviets en asambleas de soldados improvisados. La ruptura
en las organizaciones soviéticas fué aumentada por este tipo de acciones,
la autoridad de los comités elegidos regularmente iba desapareciendo
cada vez más. Los comités de soldados, que hasta el otoño ejercían
predominantemente una influencia disciplinaria sobre las tropas, se
convirtieron ahora en un elemento de la descomposición del ejército. Si
observamos en general la relación de fuerzas dentro de los soviets y el
nivel de su bolchevización la víspera del levantamiento de octubre,
entonces resulta el siguiente cuadro: (208)
1. En los consejos obreros de casi todas las ciudades industriales
tenían los bolcheviques la mayoría, así mismo en la mayoría de los
consejos de soldados de los regimientos. Puntos esenciales de su influen-
cia eran:
a) Finlandia Estland, Petersburgo y sus alrededores, partes del
frente norte, la marina;
b) La zona industrial central alrededor de Moscú;
c) El Ural;
d) Siberia donde estaban equiparados mas o menos con los
socialrevolucionarios.
2. En los consejos campesinos y en los comités del frente afirmaban
aún los socialrevolucionarios su dominio. Una fuerte ala izquierda, que se
separó definitivamente en las semanas de octubre del partido, se puso del
lado bolchevique y les ayudó muchas veces en la obtención de la mayoría
en los consejos. Los socialrevolucionarios moderados eran más fuertes en:
a) La zona del Mar Negro y el curso medio del Volga;
b) Ucrania (junto con los partidos nacional-socialistas);
c) Los frentes del este, sudeste y rumano.
3. Los mencheviques habían perdido su posición dominante en los
consejos obreros casi en todas partes tras los primeros meses de la
Revolución. Sólo en el Cáucaso, especialmente en Georgien, donde se
podían apoyar también sobre la población campesina, eran en octubre de
1917 mucho más fuertes que los bolcheviques.
4. Por primera vez grupos maximalistas y anarquistas jugaron un papel
importante en algunos soviets. Apoyaron en octubre a los bolcheviques y
contribuyeron en gran medida a la radicalización de las masas.
"Después de que ahora los bolcheviques han conseguido la mayoría en
los consejos de diputados obreros y soldados en ambas capi-
194
tales, pueden y deben tomar el poder estatal en sus manos"(209).. Con esta frase
lapidaria iniciaba Lenin su carta del 13 de septiembre al Comité Central y al
Comité del Partido de Petersburgo y Moscú. Era el comienzo de una serie
de escritos, que Lenin dirigía desde su escondite en Filandia a los
dirigentes del partido v con los que los conducía hacia el camino de la
conquista del poder. La preparación de la sublevación de octubre
demuestra mejor que nunca la genialidad de Lenin como estratega político,
que comprende y utiliza la oportunidad única que le ofreció la situación de
estas semanas para la toma del poder. Muestra, al mismo tiempo, el
inmenso deseo de poder deí hombre, que casi sólo en contra de las
oposiciones en su propio partido, con su energía y voluntad forzó una
decisión realmente de trascendencia mundial(210)i
Lenin consideró la crisis interior de Rusia y por encima de ella la
situación internacional madura para la inmediata toma del poder por los
bolcheviques. Era consciente con toda clarividencia de la trascendencia del
momento histórico único. Convencido de la necesidad política de la
sublevación, impulsó su preparación práctica. "El levantamiento tiene que
ser considerado como un arte", esta frase de Engels era el Leit motiv de
todos los escritos y conversaciones de éstas semanas, es decir, había que
elegir el momento apropiado y el lugar más oportuno para lanzarse al
ataque, movilizar las fuerzas necesarias, traer el armamento etc. Lenin
examinó y rechazó las mas diversas posibilidades: en su carta del 13 de
septiembre nombró a Moscú como punto de partida del levantamiento^ 11),
después hizo la osada propuesta de cercar el "Congreso Democrático" que
se celebraba en Petersburgo y ocupar la capital (212), a finales de
septiembre forjó con los bolcheviques de Finlandia un plan para comenzar
en Finlandia y desde allí marchar hacia Peters- burgo(213).
El cambio directo de Lenin hacia una sublevación armada sorprendió
también a los dirigentes del partido bolchevique. El Comité Central decidió
destruir su carta del 13 de septiembre y cuidar de que en las fábricas y
cuarteles no se produjesen manifestaciones(214). El boicot al "parlamento"
exigido por Lenin fue rechazado por el Comité Central y la fracción del
Congreso Democrático por 77 votos en contra V 50 a favor, el 21 de
septiembre(215). Lenin multiplicó sus esfuerzos para forzar el partido a ir
por su camino, y amenazó incluso a principios de octubre con abandonar el
Comité Central, para poder agitar directamente en el partido en favor de la
sublevación(216). Pasando por alto al dubitativo Comité Central desarrolló
en las organizaciones de base del partido una enérgica campaña contra los
indecisos dirigentes del partido y a favor del levantamiento armado(217).
Consiguió finalmente la salida de la fracción bolchevique del
preparlamento, pero las oposiciones a un levantamiento armado seguían
siendo enormes. No se querían exponer
195
a una nueva derrota como en julio y creían en un paso del poder pacífico del
arruinado Gobierno Provisional a los soviets. Sólo el 10 de octubre tomó el
Comité Central con 10 votos contra 2, la resolución formal de presentar en
el orden del día la sublevación armada(218). Pero aún entonces existían
poderosas fuerzas en oposición al levantamiento, como por ejemplo del
Comité de Petersburgo, que señaló la defectuosa preparación organizativa,
sicológica y combativa de las masas(219). Lo mismo es aplicable a una
serie de comités del partido en las provincias(220).
Los argumentos de los enemigos del plan de la sublevación de Lenin
se reunieron en una explicación de Kamenev y Zinov, que fue redactada al
día siguiente del acuerdo del Comité Central tomado el 10 de octubre y
enviado a las organizaciones principales del partido bolchevique{221). Su
crítica se dirigía, sobre todo, contra la sublevación armada como tal.
"Estamos profundamente convencidos, que declarar el levantamiento
armado significa poner en juego no sólo el destino de nuestro partido, sino
también el de la Revolución rusa e internacional". Ambas suposiciones de
Lenin —que la mayoría del pueblo ruso y la mayoría del proletariado
internacional estuvieran del lado de los bolcheviques— no correspondían a
la realidad. La subida al poder de los bolcheviques conduciría a la dictadura
de una minoría y con ello al hundimiento de la Revolución por el enemigo
externo. A los obstáculos objetivos había que añadir la falta de
disponibilidad interior de las masas para tomar las armas. En lugar de un
levantamiento aventurero la víspera del Congreso de Soviets, el congreso
debería "consolidar la organización del creciente influjo del partido
proletario... y convertirse en el lugar de reunión de todas las organizaciones
proletarias o medio-proletarias". Es decir, los bolcheviques no debían llegar
al poder como grupo minoritario en contra de los demás grupos de
izquierdas, sino atraerse a éstos. También sería válido, prepararse para las
elecciones a la Asamblea Constituyente, en la que los bolcheviques podían
conseguir un tercio o más de los escaños. "Formaremos un partido opositor
tan fuerte en la Asamblea Constituyente, que en este terreno del sufragio
general nuestro enemigos tendrán que condescender a cada paso, o
formaremos junto con los socialrrevolucíonarios de izquierdas, campesinos
independientes etc, un bloque de gobierno que, en lo fundamental, tendrá
que llevar a cabo nuestro programa". La Asamblea Constituyente que
"actuaría en una atmósfera muy revolucionaria", tendría que apoyarse para
su trabajo en el campo. "Los consejos que se habían aclimatado a la vida,
no podrían ser destruidos... la Asamblea Constituyente más los consejos es
el tipo de combinación de instituciones estatales al que nos dirigimos. Én
base a esto la política de nuestro partido tiene especial esperanza en el
triunfo verdadero".
196
Kamenev y Zínovev querían, por tanto, la transición del régimen de la
república democrático-burguesa a un estado proletario-socialista por
medio de una etapa intermedia de la República de los obreros y
campesinos. Y esto y no otra cosa significaba la coalición con los social-
revolucionarios de izquierdas. Confiaban en las leyes objetivas del sufragio
universal, en base al cual obreros y campesinos rusos obtendrían una
mayoría aplastante en la Asamblea Constituyente, y además fundaban su
esperanza en la capacidad atractiva del programa bolchevique sobre las
masas. Era en el fondo una modificación del programa de la revolución-
democrática del proletariado y campesinado", y no la dictadura del
proletariado ansiada por Lenin. En Kamenev estaba el pensamiento de
una auténtica democracia revolucionaria del pueblo —una parte del
movimiento revolucionario ruso— aún vivo, el cual proclamó en contra de
Lenin: "Aquí luchan dos tácticas: la táctica de la conjura y la táctica de la
creencia en las fuerzas propulsoras de la Revolución rusa"(222).
El reproche de "blanquismo" y conjura no inquietó a Lenin. En su carta
al Comité Central del 13 de septiembre sobre "marxismo y suble-
vación"(223) él culpa, por el contrario, de oportunistas a todos los que se
niegan a considerar el levantamiento como un arte, si las condiciones
objetivas están maduras para ello. Fascinado por el aspecto técnico del
levantamiento planeado y lleno de temor de llegar demasiado tarde, a
Lenin le era totalmente igual si la sublevación tenía alguna cobertura legal
o no. Desestimaba la averiguación de cuál era la mayoría democrática en
la Revolución. "Sería ingenuo, esperar una mayoría "formal" de los
bolcheviques". "Ninguna revolución lo espera" escribió en su primera carta
al Comité Central del 13 de septiembre(224). Se contradecía, en parte, con
Troski, que —como veremos— quería acoplar la sublevación con la reunión
del II Congreso de soviets de toda Rusia. Lenin consideró catastrófico el
aplazar la sublevación hasta que se reuniese el congreso. En un escrito
tremendamente duro al partido denominaba esta actitud de espera "total
idiotez o total traición" y continuaba: "De este Congreso no puede resultar
nada, no resultará nada. Derrotad primero a Kerenski y entonces convocad
al Congreso"(225) Cuando las tropas del ejército rojo, el 24 de octubre, ya
habían comenzado prácticamente la sublevación, apeló Lenin por última
vez: "Con un supremo esfuerzo intento convencer a los camaradas de que
ahora todo pende de un hilo, de que hay problemas en el orden del día,
que no se deciden por medio de reuniones, congresos (ni siquiera
congresos de soviets), sino por los pueblos, las masas, la lucha armada de
las masas... i No podemos esperar! ¡Podemos perderlo todo! ! ... El pueblo
tiene el derecho y la obligación de resolver estos problemas no con
votaciones, sino por la fuerza; el pueblo tiene el derecho y la obligación, en
momentos críticos de la revolución, de señalar él mismo el camino a su
mejor
197
representante y no esperar a éste"(226). Está claro que para Lenin aquí “el
pueblo“ designa lo mismo que “el grupo de sus seguidores", que, por el
contrario, deben “enseñar el camino" al pueblo. Tras el énfasis revolu-
cionario del gran momento histórico estaba el querer incondicional de *
poder de Lenin. Si, en consecuencia, el respeto de Lenin por los órganos
superiores soviéticos era tan escaso,¿qué papel jugarían entonces los
consejos en su plan del levantamiento? Lenin retomó en estas semanas su
antigua concepción de los consejos en la primera Revolución rusa. Entonces
habló de los consejos de diputados obreros como órganos de sublevación
contra el zarismo. Ahora, en otoño de 1917, se remitió a la experiencia de
1905 y escribió: “Toda la experiencia de ambas revoluciones de 1905 y 1917
como también todos los acuerdos del partido bolchevique... indican que el
consejo de diputados obreros y soldados sólo es algo real como órgano de
sublevación, sólo como órgano del poder revolucionario"(227). La consigna
“todo el poder para los soviets“ era ahora idéntica al llamamiento a la
sublevación. En 1905 los consejos pudieron cumplir su papel de órganos de
sublevación sólo de forma muy incompleta*, en la Revolución de febrero de
1917 no hizo falta porque el levantamiento de las masas había triunfado
antes de que se organizasen éstas; en octubre debían ayudar a los
bolcheviques a llegar al poder.
Pero Lenin entregaba forzado la realización práctica de la subleva* ción
a los mismos consejos. Ciertamente escribió a mediados de septiembre,
que el Soviet de Petersburgo y Moscú con su mayoría soviética debían
tomar el poder, pero la verdadera preparación del levantamiento debería
corresponder al partido, Lenin temía, que en los soviets con sus mayorías
fluctuantes las dificultades para la preparación práctica de la lucha serían
demasiado grandes. El carácter público de las reuniones soviéticas
perjudicaría al trabajo necesariamente clandestino, aunque los soviets no
necesitaban tener apenas ninguna consideración con los órganos del
gobierno. Desde que se planteó la cuestión de una relación entre la
sublevación bolchevique y el Congreso de soviets, estaba Lenin decidido
por una actuación independiente del partido bolchevique(228). “En el
mejor de los casos puede ser el 25 de octubre un enmascaramiento",
escribió Trotskí sobre la posición de Lenin, “pero el levantamiento hay que
organizarlo necesariamente antes y con independencia del congreso
consejista. El partido debía conquistar el poder con las armas, y entonces
hablaríamos sobre el Congreso. Hay que encaminarse sin demora a la
acción! "(229). El partido bolchevique debe llevar a cabo el levantamiento,
la toma del poder conquistado obtiene su confirmación a través de los
consejos —ésta es la concepción general de Lenin para la sublevación de
octubre.
La voluntad de poder de Lenin fue la fuerza espiritual impulsora de
198
la conquista del poder por los bolcheviques, su preparación y realización
práctica estuvo en manos de Trotski y de los dirigentes de la segunda
guarnición. Porque estaban más cerca de los acontecimientos que Lenin
escondido fuera de Petersburgo, tuvieron que adaptar el plan estratégico
general de Lenin a las condiciones dadas. La modificación más importante
resultó de la trasmutación de la preparación práctica del levantamiento
armado al Soviet de Petersburgo y con ello la casi inseparable unión para
las masas de la sublevación armada con el lema "todo el poder para los
soviets". Aunque la resonancia de las consignas bolcheviques era muy
grande, sin embargo la mayoría de los obreros y soldados miraban a los
soviets y esperaban de ellos la señal para la lucha. Posteriormente Trotski
escribió sobre ésto: "las amplias masas conocían las consignas
bolcheviques y las organizaciones soviéticas. Ambas cosas se fundieron
totalmente en una para ellos, durante los meses de septiembre y octubre.
El pueblo aguardaba, que precisamente los soviets determinaran cuándo y
cómo se realizaría el programa bolchevique "(230). Si por ello Lenin con la
impaciencia de su ardor combativo exigía el levantamiento también en
nombre del partido, querían otros bolcheviques, sobre todo Trotski, el pas'o
del poder a manos de los bolcheviques "sobre el terreno de la legalidad
$oviética"(231).
Desde que poseían la mayoría en el Consejo de diputados obreros y
soldados de Petersburgo, tenían la posibilidad de disponer los preparativos
para el levantamiento bajo la apariencia de esta "legalidad soviética".
Rumores sobre el proyectado traslado de autoridades gubernamentales a
Moscú a causa de la ofensiva alemana que amenazaba a Petersburgo y el
envío de tropas al frente provocaron, sobre todo entre los soldados, un
ambiente nervioso y explosivo. Los mencheviques propusieron el 9 de
octubre en el Comité Ejecutivo del Soviet la formación de un "comité de la
defensa revolucionaria", que debía acordar los preparativos para la
defensa del enemigo exterior. Una resolución bolchevique del mismo día
aprobó el proyecto y exigía, que todas las medidas para armar a los
obreros y para la defensa de Petersburgo fueran de la competencia de éste
comité(232). El 12 de octubre decidió el Comité Ejecutivo con la
desaprobación de los representantes mencheviques, pero con la
aprobación de los socialrevolucionarios de izquierda, la formación de un
comité revolucionario de guerra (voenno-revoljucion- nuj Komitet), acuerdo
que el día 16 fue ratificado por el pleno del Soviet, y que el 20 celebró la
primera sesión. La personalidad dominante en el comité revolucionario de
guerra era Trotski asistido por los miembros de la organización militar
bolchevique Podvojskij y Antonov- Ovsenko{233). El Comité revolucionario
de guerra fundado formalmente con finalidad defensiva se convirtió bajo su
dirección bolchevique en organización principal de la sublevación armada.
Declarándose en con-
199
tra del supuesto plan de Kerenski para alejar la guarnición de la ciudad, pedía el
poder de disponer sobre las tropas. Comisarios nombrados por el Comité
revolucionario establecían la relación con los regimientos y los cuarteles.
Una asamblea de representantes de todos los comités de regimientos de
la guarnición explicaba el 21 de octubre, que los soldados siguieran todos
las decisiones del comité(234). Al día siguiente el comité revolucionario
proclamó que sólo eran válidas las órdenes refrendadas por el Estado
Mayor (del alto mando formal de Petersburgo) (235). Finalmente el 24 de
octubre el Comité revolucionario llamó a la población de Petersburgo para
que obedeciese su ordenación, que había dispuesto "para la defensa de la
ciudad contra progoms-golpes contrarrevolucionarios" y para la protección
del Congreso de Soviets de toda Rusia y de la Asamblea Constituyente.
Se indicaba a todos los comités de regimiento y compañías celebrar
sesiones ininterrumpidamente y enviar dos representantes a el Smolnyj,
sede del Soviet y del Comité revolucionario(236). Con ello comenzaba la
plana mayor de la sublevación bolchevique, el ataque al Gobierno
Provisional. La noche de ese mismo día empezaron las tropas del ejército
rojo y las patrullas a tomar los principales puntos estratégicos de la ciudad,
veinticuatro horas más tarde Petersburgo estaba en manos de los
bolcheviques (a excepción del palacio de invierno donde se reunía el
Gobierno sin Kerenski que había huído)(237).
El Comité revolucionario de guerra era un órgano del soviet. Este
carácter le aseguraba la adhesión de los soldados, cuya actitud era deci -
siva para el éxito del levantamiento bolchevique. Desde los primeros días
de la revolución llevó a cabo el soviet de Petersburgo un poder en
competencia con el mando militar. De modo que los bolcheviques com-
binaron la tradición del doble poder, que entorpecía el poder del gobierno y
les permitía montar un aparato propio para la sublevación. Por numerosas
vías —los diputados soviético*, los comités de regimiento y compañía, los
comisarios, asambleas generales de soldados— se atraían a los soldados,
o al menos, los mentalizaban. No estaban muy seguras las amplias masas
de obreros y de soldados de los auténticos objetivos de los acuerdos
redactados y de las proclamaciones publicadas por el Comité
revolucionario de guerra. La guarnición se afrontaba con él movimiento
subversivo, que no consideraba sublevación, sino realización del derecho
incuestionable de los soviets de decidir sobre el destino del país. El partido
tenía que adaptarse hábilmente al paso político de los regimientos, ya que
la mayoría esperaba el llamamiento de los soviets, aunque algunos
también del Congreso soviético(238). También se informaba de los barrios
obreros, en donde el ambiente para una acción era muy desigual, que las
masas "actuarían por requerimiento de los Consejos, pero no del
partido"(239). Un participante en la reunión del parti
200
do dirigida por Lenin el 16 de octubre resumió el ambiente general en estas
palabras: "La impresión general es que nadie se precipita a salir a la calle,
pero que todos vendrán cuando los consejos les llamen"(240). En tales
condiciones tenía que ser el objetivo central de la táctica bolchevique, por
un lado agravar conscientemente la situación hasta un conflicto abierto, y
por otro lado disimular sus intenciones golpistas tras consignas como
"defensa de Petersburgo" o "lucha frente a la contrarrevolución". El Comité
revolucionario de guerra conservó esta función de la defensa de la
revolución contra ataques hasta el 24 de octubre(241), y sólo más tarde
reconoció Trotski que se trataba de un engaño(242).
Otro hecho importante favoreció igualmente la táctica encubierta
bolchevique. La campaña bolchevique en favor del Congreso de conse- jos
de toda Rusia explicaba que ésta junta superior de la democracia soviética
decidiría sobre la toma del poder por los consejos. Por tanto fueron
fechados el 25 de octubre los pensamientos de amigo y enemigo, y. surgió
en amplías capas del pueblo, entre los seguidores del sistema consejista e
incluso dentro del partido bolchevique la representación y esperanza de
que el cambio de gobierno se llevará a cabo por vía "le* gal", es decir, por
acuerdo del Congreso soviético, al que tendría que someterse el Gobierno
Provisional.
Lenin continuó siendo un enemigo acérrimo del acoplamiento de la
sublevación con la celebración del congreso de soviets y exigía la acción
también en nombre del partido. Sin embargo Trotski veía la ventaja de que
gracias al apartamiento de los enemigos en la reunión del Congreso
crecieron los bolcheviques, sin que por esto Trotski se inclinase a cualquier
tipo de "ilusiones constitucionales". Más tarde ha resaltado con toda razón,
que no se trataba de una concepción diferente en lo básico a la de Lenin,
sino nada más que de "dos diferentes posturas frente al levantamiento con
la misma base, la misma situación y en nombre de los mismos
objetivos"(243). Pero al mismo tiempo indicaba que su táctica del ajuste de
la sublevación al conflicto de la guarnición con el Gobierno y a la reunión
del Congreso ofrecía la enorme ventaja de tomar el poder con las menos
dificultades posibles. Trotski comparaba el papel de los consejos con una'
rueda en un aparato transmisor, que abarcaría al partido, a los consejos y
a la masa, con lo que "el intento precipitado de relacionar directamente la
rueda del partido dejando'a un lado la rueda intermedia de los consejos
con la gigantesca rueda de las masas contenía él peligro de partir los
dientes de la rueda del partido y con ello poner en movimiento sólo una
cantidad insuficiente de gen- te"(244).
En cuanto al objetivo estaban de acuerdo Lenin y Trotski: ambos
querían poner el Congreso de soviets ante un hecho consumado. Clara-
201
mente los explica Trotski: "El ajuste del trabajo con la conquista del poder al II
Congreso no contenta ningún tipo de esperanza inocente en que el
congreso resolvería por él sólo la cuestión del poder. Estábamos muy
alejados de tal clase de fetichismo respecto a la forma soviética". No se
podía uno burlar lo suficiente de los enemigos que caían en estas "trampas
de la legalidad". "Esta gente creía en serio que se trataba de un nuevo
parlamentarismo soviético, un nuevo Congreso, donde se expondría una
nueva resolución sobre la cuestión del poder...(245). En realidad había que
tomar el poder por la fuerza con una votación no se podía conseguir:
solamente la sublevación armada podía resolver el problema"! 246).
202
LOS mismos soviets no han subido al poder por ellos mismos —como, por
ejemplo, la Asamblea Nacional francesa de 1789—, sino que les fue cedido
por los bolcheviques por razones tácticas. El levantamiento bol* chevique,
realizado bajo la cobertura legal soviética y en nombre de la soberanía
soviética, fue llevado a cabo a espaldas de la mayoría de los soviets. La
usurpación del poder la víspera de la reunión del órgano supremo
significaba al tiempo la ruptura de los bolcheviques con los principios de la
democracia soviética. La fusión del nuevo poder soviéti* co con el
levantamiento bolchevique fue fatal para los soviets: desde entonces
sirvieron de pretexto a la dictadura del partido y en medida progresiva
sirvieron al partido de peones, un papel que originariamente les era por
completo extraño y que se contradecía con su carácter. La victoria formal
del poder soviético en Rusia era simultáneamente la señal de su
subordinación a la dictadura del partido, el día de su máximo triunfo
comenzó ya la desposesión de los consejos, y la bandera del octubre rojo
"todo el poder para los soviets" resultó pronto una ilusión amarga.
El II Congreso consejista de toda Rusia debía legalizar según los
planes de Lenin y Trotski el levantamiento bolchevique y la toma del poder
por el partido y facilitar al acontecimiento local de Petersburgo la amplia
base en el país: Dado que una serie de soviets se habían declarado en
contra del Congreso consejista, y en consecuencia, no enviaron delegados
a Petersburgo, fué menos representativo que su antecesor el I Congreso
de toda Rusia de junio de 1917(249). En total estaban representados 402
consejos de obreros y soldados y comités de soldados de diferentes
niveles. Entre los 650 delegados disponían los bolcheviques a finales del
Congreso una muy excasa mayoría. El segundo grupo más fuerte era el
socialrevolucionario. El derrumbamiento de la hasta entonces mayoría
soviética estaba claro dada la debilidad númerica de los so-
cialrevolucionarios y mencheviques de derechas; juntos no llegaban ni
siquiera a los 100 delegados, mientras que al mismo tiempo grupos iz-
quierdistas de los mencheviques (Martov y los Novaja Ziza) se presenta-
ron como fracciones independientes!250). De 366 organizaciones sovié-
ticas,255 (=69,6/9 se declararon a favor del lema "todo el poder para los
soviets" 81 (=22,1%) estaban a favor de "todo el poder para la demo-
cracia" o "coalición sin kadetes"; 30 (=8,3%) estaban indecisos(251).
También la composición externa del Congreso se había transformado, los
viejos dirigentes soviéticos no tomaron parte en él (sólo Dan inauguró la
sesión en nombre del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia) en su lugar
dominaban la escena delegados de las fábricas, de los cuarteles y de la
marina juntamente con la intelectualidad bolchevique.
La inauguración del Congreso, se realizó bajo la impresión de las
luchas aún existentes en la ciudad. Martov, el dirigente de los menche-
203
viques-internacionaiistas pedia para evitar más derramamiento de san* gre, la
inmediata formación de una comisión para discutir sobre ungo- bierno
socialista unido. Los bolcheviques, para ganar tiempo, aceptaron en
apariencia la sugerencia. Sus enemigos los socialrevolucionarios de
derechas y los mencheviques cometieron entonces un error táctico; le-
yeron una proclamación de protesta contra el levantamiento bolchevique y
abandonaron la sala(252). Junto con una serie de organizaciones, entre
ellas el viejo Comité Ejecutivo Central y el Comité Ejecutivo de los
consejos campesinos, fundaron en la noche del 25-26 un “Comité de toda
Rusia para salvaguardar la patria y la revolución", que se situó en el lugar
del Gobierno Provisional y que en una proclamación juzgaba la conquista
del poder bolchevique de golpe de estado ilegítimo(253). La salida de los
socialistas de derechas agravó la atmósfera del Congreso y dió el
oportuno pretexto para romper todo vínculo con los "reconciliadores". En
un discurso provocador se dirigió Trotski contra la propuesta de Martov:
los "pobres solitarios y bancarrotistas" debían marcharse al "montón de
basuras de la historia"; un entendimiento con ellos sería imposible(254). La
fracción de Martov y otros grupos pequeños abandonaron después de esto
nuevamente el Congreso. Al abrirse la noche del 26 de octubre la segunda
sesión, ya sólo estaban presentes los bolcheviques, los
socialrevolucionarios de izquierdas y delegados de izquierda aislados.
Lenin, que aparecía por primera vez de la ilegalidad comunicaba la
declaración de paz y el decreto sobre la tierra(255). Antes de concluir, el
Congreso legalizó el nuevo gobierno puramente bolchevique, el Consejo
de los comisarios del pueblo encabezado por Lenin,(256). En el nuevo
Comité Ejecutivo Central se eligieron 62 bolcheviques, 29
socialrevolucionarios de izquierda y otros 10 socialistas (entre los que
había 6 socialdemocrátas-internacionalistas, seguidores de los Novaja
Zizu)(257). Al día siguiente del Congreso de Soviets decía el periódico de
Máximo Gorki: "Se le ha arrebatato la posibilidad al Congreso consejista
de decidir libremente sobre el problema más-importante de la actualidad,
ya que la conjura militar, precisamente en el momento de la inauguración
del Congreso, puso a éste último ante el hecho de la conquista del poder.
La creación del nuevo gobierno (la república soviética) y su programa
político fueron predeterminados igualmente por el llamamiento del comité
revolucionario de guerra la víspera del Congre- so(258). En consideración
a la fórmula se propuso al Congreso, aceptarlas mismas tesis sin
discusión en forma de llamamiento al pueblo. De este modo, "el
parlamento de la democracia revolucionaria" se convertiría en un
dispositivo, que otorgaría a los directivos del Comité central bolchevique
mecánicamente con su sello la aprobación general"(259).
Aunque el Congreso soviético había ratificado el gobierno exclusivamente
bolchevique, se alzó enseguida desde puntos diversos una enér
204
gica oposición frente al gobierno de partido único de Lenin. Numerosos soviets
locales, sindicatos y otras organizaciones de la "democracia revo-
lucionaria", que estaban de acuerdo totalmente en apoyar al gobierno de
Kerenski, exigían un gobierno socialista amplio de coalición "desde los
bolcheviques hasta los socialistas populares". Las semanas que siguieron
a la sublevación de octubre estuvieron llenas de negociaciones entre
grupos, en cuyo transcurso lograron, por fin, Lenin y Trotski desarticular a
su mas fuerte enemigo, la Asociación Ferroviaria de toda Rusia (Vikzel), y
una amplia oposición interior al partido(260). Sólo los socialrevolucionarios
de izquierdas, cuyo apoyo conocían los bolcheviques fueron admitidos el 9
de diciembre(261) en el Consejo de los comisarios del pueblo, los otros
partidos socialistas (también los social- rrevolucionarios de derechas y
mencheviques) obtuvieron lugares en el Comité Ejecutivo Central, pero
estaban prácticamente en una oposición cada vez más radical frente al
gobierno soviético.
El triunfo del levantamiento bolchevique en Petersburgo y la procla-
mación del poder soviético en el Congreso consejista no significaban aún
lo mismo que la toma del poder bolchevique en toda Rusia. La revolución
de febrero, en la que en pocos días se derrumbó el sistema zarista se
desarrolló de forma distinta a la Revolución de Octubre, que no sólo se
dirigía en contra de "kadetes y capitalistas", sino también encontró la
resistencia de los "socialistas-conciliadores". Esta progresó en el país muy
diferentemente. El "octubre rojo" en las provincias se prolongó durante
semanas, y en algunos lugares, se transformó directamente en guerra civil.
De cara a los hechos también era muy distinta la postura de los consejos
de diputados obreros, soldados y campesinos: llegaban desde una
adhesión inmediata al levantamiento de Petersburgo, a través de una
neutralidad, hasta la oposición pública antibolchevique. El historiador dei
partido Jaroslavkij llegó incluso a afirmar, que la Revolución en las
provincias (en contraposición con Petersburgo) se había desarrollado "no
en los márgenes de la legalidad soviética, sino en contra de ella"(262). En
esta agravación sin duda falsa, estas palabras clarifican, sin embargo, la
problemática de la versión bolchevique sobre la Revolución de Octubre
como una Revolución Soviética, en la que precisamente los soviets habían
alzado su poder en Rusia. Y por otra parte, para encubrir el hecho de que
existía una extensa enemistad respecto a los soviets en octubre de 1917,
se afirma que el verdadero sentir de las masas populares era mucho mas
radical que su representación política en los soviets(263). En los casos en
que las elecciones para los soviets tuvieron lugar hace tiempo, era cierto;
pero en general no puede hablarse de ello. Toda la táctica bolchevique en
la Revolución de Octubre de doble sentido se expresa más precisamente
en que los bolcheviques, por una parte, proclamaban los consejos como
únicas fuentes
205
de poder, por otra parte, en todos lados donde los soviets no estaban de
su parte apelaban al "sentimiento revolucionario de las masas" frente a la
representación formal.
El II Congreso de Consejos de toda Rusia instruía a la población en
varios llamamientos sobre el derrocamiento del Gobierno Provisional e
impulsaba a los consejos locales a cesar a los comisarios del gobierno y
tomar el gobierno local(264). El comité revolucionario de guerra del Soviet
de Petersburgo incluso había llamado la mañana del 25 de octubre a todos
los comités de tropas para que apoyasen la nueva Revolución y tomasen
el poder(265). En los días siguientes el comité revolucionario de guerra
informaba regularmente por vía telegráfica a todas las organizaciones del
frente y a las ciudades sobre los acuerdos del Congreso consejista y el
transcurso de los acontecimientos. Pero gran parte de los telegramas
enviados entre el 26 y el 30 de octubre (8 y 12 de noviembre) no llegaban
a su destino por motivo de la huelga de empleados de correos. Parte de
los llamamientos más importantes llegaron a las provincias a través de la
radio. La relación mejor y más fiable entre los centros de la Revolución y
las provincias la establecieron los delegados que volvían del Congreso
consejista. En numerosas ciudades el Soviet se adhirió tras el informe de
los delegados a la Revolución. También más de 1.000 agitadores,
enviados por el Comité Revolucionario de Petersburgo y, más tarde por el
Comité Ejecutivo Central (principalmente marinos, obreros, industriales y
soldados)y los soldados que volvían del frente actuaron como enviados del
poder soviético.(266).
La consecución del poder bolchevique se desarrolló de forma muy
distinta en Moscú que en Petersburgo(267). Si bien se formó a mediados
de octubre un centro de lucha bolchevique para la preparación del
levantamiento, no se tomaron más medidas. El comité del partido de
Moscú bajo Nogin se inclinaba a desarrollar un traspaso pacífico del poder
a un gobierno de coalición socialista después de una acción violenta de
los bolcheviques. En el Consejo obrero de Moscú las oposiciones de los
partidos no eran tan fuertes como en Petersburgo. La noche del 25 de
octubre se decidió en una sesión plenaria del consejo de obreros y
soldados la formación de un comité revolucionario de guerra, en el que
también entraron los mencheviques, pero se. excluyeron los
socialrevolucionarios(268). Estos últimos tomaron la dirección de los
"comités de la seguridad pública" convocados por la Duma de la ciudad
como oposición al comité soviético. En principio ambas partes estaban
interesadas en evitar derramamiento de sangre. La guarnición se mantuvo
pasiva.
En contra del consejo de soldados aún dominados por los socialrevolucio-
narios organizaban los bolcheviques una docena de consejos entre los
comités soviéticos que convocó nuevas elecciones del consejo de sol-
206
dados(269). Dado que el comité antibolchevique no podía decidirse por ninguna
acción radical, utilizaron los bolcheviques el ir y venir de las negociaciones
para unir sus fuerzas. Con la ayuda de refuerzos llegados de Petersburgo
consiguieron tras duras luchas ocupar la ciudad el 14 de noviembre. En los
siguientes días se eligió nuevo consejo de soldados. Los bolcheviques
obtuvieron una mayoría aplastante, ya que los socialrevolucionarios no
participaron en las elecciones. El consejo de obreros y el consejo de
soldados decidieron el 27 de noviembre su fusión, se eligió a Michail
Pokrovskij presidente del Soviet.(270).
El papel de los soviets en la toma del poder bolchevique exceptuando
las dos capitales cambió de lugar a lugar. Dependió de la estructura social
de la zona o la ciudad afectada, de la fuerza de la organización local del
partido bolchevique y de la composición política del Soviet. En las ciudades
industriales con una fuerte clase obrera, los bolcheviques habían
organizado a menudo preparativos para el cambio y pudieron actuar rápida
y decididamente. Allí donde poseían la mayoría en el Soviet, se realizó la
toma del poder en nombre del partido; en otros sitios formaron comités
revolucionarios especiales que se apoderaron de la autoridad, forzaron la
adhesión del soviet o simplemente lo pasaron por alto. Los
socialrevolucionarios de derechas y mencheviques abandonaron con
frecuencia el soviet como protesta contra la acción bolchevique y fundaron
junto con la Duma local y otras organizaciones "comités para la salvación
de la Revolución". En cambio los socialrevolucionarios de. izquierdas se
unieron al proceder bolchevique. En casi todos los sitios se emprendieron
en las semanas siguientes a la sublevación de octubre nuevas elecciones
en los soviets, que por lo general dieron a los bolcheviques y
socialrevolucionarios de izquierdas la mayoría. En general dominaba una
coexistencia mezclada de distintos comités y organizaciones, que dentro
de su dominio luchaban todos por el poder, mientras que simultáneamente
en el frente, ciudades y pueblos se deshacían los restos de la antigua
ordenación y cundía la anarqufa(271).
En los consejos de obreros y soldados de Finlandia y Estland, que ya
estaba bajo la influencia bolchevique antes de octubre, encontraron las
noticias de Petersburgo su eco en la proclamación del poder soviético el 25
y 26 de octubre (7 y 8.11)(272). En la zona próxima al frente norte se formó
igualmente el 25 de octubre (7. 11) en Pskov un "comité revolucionario de
guerra noroeste" de todos los partidos socialis- tas(273). Por el contrario, el
consejo de obreros y soldados de Luga desaprobó el levantamiento
bolchevique y se declaró neutral. A mediados de noviembre ganaron en las
nuevas elecciones los bolchevi- ques(274). Entre los escasos soviets de la
zona norte se declaró el consejo de obreros y soldados de Vologda y
Vjatka en contra del cambio revolucionario, mientras que los soviets de
Archangelsk, en el que los
207
mencheviques aún dominaban, se mantuvo neutral(275). La debilidad de los
bolcheviques en los territorios del norte, ayudó, más tarde a los aliados en
la constitución de su poder de intervención. Por ejemplo, en junio de 1918
rompió el Soviet de Murmansk con Moscú. En las zonas industríales del
centro, donde los bolcheviques poseían ya antes de octubre el más fuerte
influjo sobre la clase obrera, se desarrolló el cambio revolucionario de
octubre sin violencias en la mayoría de los casos. En Jarovslal, los
bolcheviques apelaron en contra del consejo de soldados
socialrevolucionarios a una asamblea general de soldados, que eligiesen
un Comité Ejecutivo provisional y proclamase el nuevo gobierno
soviético(276). En Tula estaban enfrentados : un comité formado por todos
los partidos socialistas, el Soviet y otras organizaciones sociales y un
comité revolucionario bolchevique. En el consejo de obreros y soldados los
bolcheviques cón 104 diputados frente a 120 mencheviques y
socialrevolucionarios eran una minoría hasta principios de diciembre. El
Soviet se declaró en contra del levantamiento bolchevique y a favor de un
frente común revolucionario de los partidos socialistas (277). También el
Soviet era en Niznyj Novgorod en el momentode la sublevación de octubre
aún predominantemente socialista-moderado, pero decidió el 26 de octubre
(7.11) llevar a cabo nuevas elecciones en el plazo de 3 días. Entretanto, los
bolcheviques formaron un comité revolucionario que proclamó la toma del
poder el 10 de noviembre. Se llegó a un enfrentamiento armado con las
fuerzas opuestas organizadas por la Duma de la ciudad. El soviet recién
elegido aprobó con 136 frente a 83 votos el acuerdo de los comités
bolcheviques pero al mismo tiempo exigió la formación de un gobierno de
coalición socialista en Petersburgo. Durante semanas duró en la ciudad
una especie de "doble poder" del Soviet y la Duma(278).
En la zona del Mar Negro y del Volga se desarrolló la lucha, sobre
todo, por la influencia de la clase campesina. Mientras que la llanura era un
dominio de los socialrevolucionarios, tenían los bolcheviques entre los
obreros y soldados de las ciudades mayor influencia. En Voronez, el
consejo de obreros y soldados se había declarado con escasa mayoría en
contra de la sublevación de Petersburgo y rechazaba la toma del poder.
Después de esto los bolcheviques fundaron con los socialrevolucionarios
de izquierda un comité de acción que se adueñó de la ciudad a mediados
de noviembre. En las nuevas elecciones soviéticas de principios de
diciembre obtuvieron los bolcheviques de 95 escaños 52,los socialrevo-
lucionarios de izquierda 23(279). También los consejos de Penza y
Simbirsk condenaron los hechos de octubre y permanecieron hasta di-
ciembre bajo dirección menchevique-socialrevolucionaria(280). Por el
contrario, en Kazan ya a mediados de octubre lograron los bolcheviques
ganar la mayoría en el Consejo de obreros, soldados y campesinos. Un
208
alto mando revolucionario dirigió el cambio revolucionario que condujo a la
construcción de una República de obreros y soldados en Kazan con un
propio Consejo de Comisarios(281). EnSamara un comité revolucionario
formado por el consejo de obreros y soldados proclamó en la noche del 26
al 27 de octubre (7/8.11) la toma del poder. El consejo campesino no
estaba de acuerdo. A finales de noviembre, el consejo de obreros y
soldados recién elegido contaba con 350 bolcheviques, 130
mencheviques, 60 socialrevolucionarios, 32 maximalistas, 30 socialde-
mócratas-intemacionalistas»30diputados de la "Unión judía" y 20 inde-
pendientes(282). En Saratov y Caricyn los soviets urbanos eran también
bolcheviques antes de octubre. Mientras que el cambio se desarrolló con
tranquilidad y paz en Caricyn, se llegó en Saratov a divisiones entre Soviet
y Duma, de las que salieron victoriosos los bblcheviques(283).
El Ural medio, viejo centro minero, contaba con un movimiento
revolucionario de rica tradición y ya antes de octubre de 1917 era uno de
los puntos de apoyo principales del bolchevismo. La mayoría de los
consejos obreros y de soldados de las ciudades y poblaciones industriales
poseían en el momento del cambio de octubre una mayoría bolchevique.
En varias grandes fábricas los obreros habían sometido por medio de sus
comités de fábrica y consejos de diputados obreros la producción bajo
"control obrero". En consecuencia, el traspaso de poder se desarrolló en el
marco de la "legalidad soviética" por lo general con facilidad y sin
obstáculos(284). Característico de la tendencia extendida también aquí
ampliamente por parte de los seguidores del poder soviético de desarrollar
partiendo del partido único bolchevique un gobierno de coalición socialista,
fué la dirección del Soviet de Ekaterinburgo de formar en lugar de comités
revolucionarios puramente bolcheviques un "comité revolucionario
unificado del poder popular compuesto por todos los partidos socialistas.
Parte de la organización del partido bolchevique local luchó por este
acuerdo. En Perm, Niznyj Tagilsk y Votkins- kij permanecieron los consejos
hasta diciembre mencheviques-socialre- volucionarios(285). También en el
Ural era fuerte la posición de los partidos no bolcheviques. Por ejemplo, en
Zlatonst afirmaban los socialrevolucionarios su escaso predominio también
en las nuevas elecciones de principios de diciembre. Orenburgo se
convirtió en el punto de salida del movimiento cosaco antibolchevique del
general Dutov, que también iba en contra de los soviets vecinos y no
pudieron ser derribados hasta enero de 1918(286).
Las polémicas en torno a la constitución del poder soviético estaban
ligadas en Siberia con las aspiraciones de autonomía de las organizacio-
nes democráticas siberianas. Después del cambio revolucionario de
Octubre en Petersburgo se separaron las organizaciones soviéticas de Si-
beria: frente al "Congreso extraordinario de toda Siberia" en Tomsk,
209
que estaba dominado por los socialrevolucionarios de derechas, se encontraba el
Congreso soviético de toda Siberia en Irkutsk dirigido por los bolcheviques.
Mientras que el primero creó una Duma de la zona siberiana de
representantes de todas las organizaciones democráticas como órgano
supremo provisional, reconocía el Congreso soviético de toda Siberia al
Consejo de Comisarios en Petersburgo(287). Krasnojarsk fue un punto de
apoyo de los bolcheviques, ya que el Consejo de obreros y soldados
inmediatamente después de la sublevación de Peters- burgo proclamó la
toma del poder(288). Por el contrario, en Irkutsk se llegó después de las
nuevas elecciones del Soviet en noviembre, que proporcionaron la mayoría
a los bolcheviques socialrevolucionarios de izquierda, a numerosas luchas
sangrientas en diciembre con los aspirantes a oficial de las academias
militares locales. Hasta enero de 1918 no se consolidó el nuevo poder
soviético(289). Entre los consejos obreros y de soldados del lejano oriente,
el Soviet de Vladivostock estaba desde junio de 1917 en posesión del poder
de la ciudad, poder que tomó también en octubre formalmente. Aquí exigía
también el Soviet la formación de un gobierno de coalición socialista y la
convocación de la Asamblea Constituyente (290). El consejo de obreros y
soldados de Chabarovsk se declaró el 12 de noviembre en contra de la
toma del poder por los consejos en atención a la Asamblea Constituyente;
en diciembre obtuvieron los bolcheviques la mayoría; mencheviques y so-
cialrevolucionarios salieron del Soviet(29l). En el III Congreso consejis- ta
del Oriente lejano el día 25 de diciembre había 30 bolcheviques, 22
socialrevolucionarios de izquierda y 11 mencheviques. El Congreso for-
maba un Consejo de Comisarios del pueblo de oriente como junta regional
superior (292).
En Ucrania, por lo general, los soviets no consiguieron imponerse
mucho. Su mayor apoyo lo tenían en. las ciudades industriales con
proletariado ruso. Los consejos obreros y los de soldados existían casi
siempre por separado. El mayor peso político se encontraba en la Rada
Central ucraniana en Kiev, en la que predominaban los socialrevolucio-
narios ucranianos y los socialdemócratas ucranianos(293). Hasta septiem-
bre no se fundó un Comité Ejecutivo territorial de los soviets* ucranianos,
que frente a la Rada jugaba un papel muy secundario y también frente a los
consejos locales poseía apenas autoridad. En las semanas anteriores y
posteriores al levantamiento bolchevique de octubre se llegó a un concierto
temporal de los bolcheviques ucranianos con los partidos nacional
socialistas de la Rada frente al Gobierno Provisional. Los bolcheviques
dirigidos por Pjatakov consiguieron el 26 de octubre (8.11) en el Consejo
obrero de Kiev formar un comité revolucionario que proclamó la adhesión al
nuevo poder soviético. En las luchas que se sucedieron con las tropas fieles
al gobierno se puso la Rada de parte de
210
los bolcheviques. A mediados de noviembre se unificaron ambos consejos de Kiev
en un consejo de obreros y soldados conjunto, en cuyo comité ejecutivo los
bolcheviques obtuvieron 14 de los 30escaños(294). En los soviets de
Charkov, Lugansk y Ekaterinoslav, los bolcheviques fundaron comités
revolucionarios con ayuda de otros partidos socialistas, los cuales tomaron
el gobierno local(295). En Nikolaev un comité revolucionario paritario con
representantes del Soviet y de la Duma de la ciudad se hizo cargo del
gobierno, el mismo soviet rechazó con 116 votos en contra y 96 a favor una
propuesta bolchevique sobre la toma del poder único(296). El Consejo de
obreros y soldados de Juzovka en Donbass aceptó una resolución
menchevique con 70 votos contra 46, la cual condenaba el cambio
revolucionario de Petersburgo(297). En Cher- son se constituyó un consejo
de comisarios del pueblo compuesto por representantes de los soviets
locales, del consejo campesino territorial y comarcal y de los órganos
autónomos de las ciudades(298). La relación de poder en su conjunto
estaba aún muy oscura; soviets locales, la Rada, Dumas de las ciudades y
diferentes comités existían unos junto a los otros o formaban coaliciones
temporales. El Congreso consejista de toda Ucrania, inaugurado el .18 de
diciembre en Kiev, y en el que participaron unos 2.500 delegados elegidos
con frecuencia sin regularidad y casualmente, trazó los futuros frentes. Bajo
la presión del ultimátum lanzado por el Consejo de Comisarios del pueblo
de Petersburgo a la Rada ganaron los seguidores de la misma la
supremacía en el Congreso de consejos, mientras que los bolcheviques y
algunos socialrevolucio- narios de izquierda, en total 150-200 delegados,
abandonaron el Congreso. Estos se reunieron en Charkov y crearon, junto
con el Congreso del valle del Doñee y del Krivojro que se celebraba allí, un
nuevo Congreso consejista de toda Ucrania, cuyo Comité Ejecutivo Central
se proclamó en gobierno obrero y campesino provisional de Ucrania. En las
siguientes semanas y meses se convirtió en el escenario de la guerra civil
entre el ejército rojo que se introducía en el campo y las tropas de la Rada
Central así como a continuación las tropas de ocupación alemanas.
De importancia decisiva para la realización y progreso de la Revolución
bolchevique fué la actitud de las tropas en el frente(299). En el momento de
la sublevación de octubre la mayoría de los comités de soldados, sobre
todo aquellos de los niveles más altos de la tropa, no eran aún
bolcheviques. Por otra parte, el Gobierno Provisional había perdido casi por
completo la confianza de los soldados. Esto se demostró, cuando Kerenski
no consiguió conducir tropas del frente contra los bolcheviques en
Petersburgo. La postura básica de los soldados del frente en las primeras
semanas después del levantamiento de Octubre era la de una neutralidad
expectante(300). “Absolutamente ningún soldado
211
para Kerenski y ninguno para los bolcheviques", dice una resolución del comité de la
VI armada(301). Pero poco a poco consiguieron los bolcheviques, sobre
todo con ayuda de los decretos propagandísticos sobre la paz y el suelo,
aunque a veces sólo con escasa mayoría y el apoyo de los social
revolucionarios de izquierda, conquistar los diferentes comités de tropa.
Los soldados del frente norte (legión 1, 5 y 12) y del frente este (legión 2, 3
y 10) fueron los primeros en unirse al cambio revolucionario. En el V
congreso militar de la legión 12, inaugurado en Wen- den el 9 de
noviembre, obtuvo en la votación decisiva del bloque izquierdista, que
apoyaba al nuevo gobierno izquierdista 248 votos contra 243 del bloque
"socialista". Tres semanas más tarde ganó el bloque izquierdista en un
Congreso extraordinario de la legión 12 un tercio dé los votos(302). A
mediados de diciembre tenían los bolcheviques en el I Congreso de todo el
frente norte una mayoría aplastante(303). En Minsk se concentró la lucha
en torno a la dominación del frente este. Aquí se enfrentaba al soviet
bolchevique de la ciudad el socialrevolucio- nario comité del frente. Ya el 25
de octubre (7.11) tomó el consejo do obreros y soldados el poder en la
ciudad. Junto con los bolcheviques surgidos del comité del frente formó un
comité revolucionario de guerra del frente este. En largas negociaciones
con el hostil "Comité para la salvación de la Revolución" consiguieron los
bolcheviques detener movimientos de tropas hacia Petersburgo. En los
congresos de la legión 2,3 y 10 a mediados de noviembre fueron elegidos
nuevos comités militares con mayoría bolchevique y socialrevolucionaria.
En el Congreso del frente éste a principios de diciembre y en el Congreso
territorial que se celebraba al mismo tiempo de los consejos obreros y
soldados de la zona este estaban dos tercios de los delegados de la parte
de los bolcheviques. Como órgano supremo fué elegido un Consejo de
comisarios del pueblo de la zona este, el cual se impuso sobre el
movimiento autónomo blanquista y su órgano, el Hromada(304).
En los frentes más alejados de los núcleos de la Revolución la situación
de los bolcheviques era menos favorable. En el frente sur (11, y 7 legiones
especiales) y en el frente rumano (legión 8,9,4 y 6) desarrollaba la Rada
ucraniana una intensa actividad. Retiró las unidades ucranianas del frente e
intentó llevarlas bajo su propio mando. En el Congreso extraordinario del
frente sur a finales de noviembre en Bardicev estaban representados 267
bolcheviques 213 socialrevolucionacios (de ellos 50 de izquierdas),47
socialdemócratas unidos, 73 ucranianos y 42 independientes. Con motivo
de los debates sobre la cuestión del poder se llegó a una ruptura en el
Congreso: 322 bolcheviques y socialrevolucionarios de izquierdas llamaron
a la toma del poder por los comités militares en el frente 232 ucranianos
socialrevolucionarios y mencheviques votaron en contra. En nuevo comité
revolucionario del frente en el que los .
212
bolcheviques ocupaban 18 de los 25 puestos, no consiguió imponerse frente a la
Rada(305). En el frente rumano y su retaguardia disponía el "Rumcerod"
(Ispolnitelnyj Komitet Rumfronta, Cernomorskogo pobe- rezja i Odessakoj
oblasti) de la máxima autoridad ya antes del cambio revolucionario. En él
poseíanlos partidos no bolcheviques la mayoría, mientras que en los
consejos de obreros, soldados y marinos de Odessa ganaron los
bolcheviques en las nuevas elecciones del otoño el predominio. Un comité
revolucionario formado el 10 de noviembre como coalición del Rumcerod,
de los consejos de Odessa, de los partidos socialistas y de la Rada
ucraniana resultó inoperante por su constitución heterogénea. El 23 de
diciembre se reunió el II Congreso de soviets del frente rumano, al que
fueron enviados 854 delegados del frente, 160 de los soviets urbanos y 87
del campesinado. Los bolcheviques con 396 y los socialrevolucionarios de
izquierda con 220 delegados estaban más fuertemente representados, les
seguían 187 socialrevolucionarios de derechas, 76 independientes, 74
socialrevolucionarios ucranianos, 68 mencheviques, 37 socialdemócratas-
internacionalistas y numerosos grupús- culos. Va en los primeros días se
llegó a una votación muy polémica en relación con la postura ante la
Asamblea Constituyente. Con 509 votos contra 320 se rechazó una
proposición de enviar una carta de bienvenida a la Asamblea
Constituyente. El Congreso eligió un nuevo Rumcerod en el que se
negaron a entrar los mencheviques y socialrevolucionarios de derechas.
Bajo la influencia de las decisiones prosoviéticas del Congreso, la
presidencia asociada de los consejos de Odessa decidió el 25 de
diciembre hacerse cargo del gobierno de la ciudad(306). Por el mismo
tiempo ganaron los bolcheviques la mayoría también en el II Congreso del
ejército caucásico en Tiflis, el cual había reconocido los decretos del II
Congreso consejista de toda Rusia y la autoridad del Consejo de
comisarios del pueblo. El Consejo militar elegido por el Congreso estaba
en oposición frente al Comité Ejecutivo territorial de los consejos obreros y
de soldados (Kraevoj Centr) del Cáucaso dominado por los men-
chevique$(307).
El órgano supremo de los soldados elegido de entre el ejército ruso, el
Comité de todo el ejército (obsccarmejskij Komitet) en el cuartel principal
Mogilev, intentó tras el cambio bolchevique en Petersburgo, dar vida por
medio de negociaciones a un nuevo gobierno de coalición socialista bajo
Cernov. Exigía en un llamamiento la reinstauración de las libertades
políticas, la convocación de la Asamblea Constituyente en un plazo fijo, la
entrega del suelo a los comités campesinos, y el inmediato comienzo de
las negociaciones de paz (308). En vista de lo sucedido mandó el Consejo
de comisarios del pueblo al nuevo general en jefe, Krylenko, a Mogilev, el
cual ocupó el cuartel general y disolvió el Comité del Ejército. El 24 de
diciembre se reunió un Congreso de todo el
213
ejército en el que estaban representados todos ios frentes a excepción del
caucásico y en el que dominaban los bolcheviques. Se eligió un comité
revolucionario de guerra y Krylenko fue ratificado como general en
jefe{309).
También la organización central de todos los comités marinos, el
Centroflot, adoptó en principio en los días de octubre una posición neutral
y después condenó el levantamiento bolchevique. Pero las dos escuadras
más importantes, las del Báltico y el Mar Negro, y sus órganos centrales
eran predominantemente bolcheviques. El Comité Ejecutivo Central de
toda Rusia mandó formar de marinos bolcheviques un comité
revolucionario marino, que exigía la disolución del Centroflot, porque ya no
correspondía al sentir de las masas. Algunos miembros del Centrofl'ot se
unieron a los bolcheviques, los otros fueron obstaculizados violentamente
en su trabajo. El 1 de diciembre se reunió el I Congreso de marinos de
toda Rusia donde dominaban los bolcheviques. Algunos delegados
apoyaron la formación de un amplio gobierno socialista y condenaron la
violación de principios democráticos por los bolcheviques, pero una
mayoría aplastante 16 votos contra 2 y 28 abstenciones, declaró la total
adhesión al Consejo de comisarios del pue- blo(310).
Los consejos campesinos recorrieron una trayectoria propia en los días
de octubre. Sus organizadores eran independientes y estaban junto a los
consejos de obreros y soldados con comités ejecutivos y órganos
centrales propios. Por ello, en el II Congreso de consejos obreros y
soldados de toda Rusia el 25 de octubre sólo estaban presentes ocasio-
nalmente algunos delegados campesinos. Los socialrevolucionarios se-
guían poseyendo en los consejos campesinos locales y regionales una
gran supremacía, que ahora tras el golpe de estado bolchevique, intenta -
ban emplear en contra de Lenin. Inmediatamente después del levanta-
miento bolchevique se dirigió el Comité Ejecutivo del Soviet de delegados
campesinos de toda Rusia en varias proclamaciones contra el reco-
nocimiento del nuevo gobierno soviético. La toma del poder tres semanas
antes de la Asamblea Constituyente significa una usurpación de los
derechos de todo el pueblo... El consejo de obreros y soldados de
Petersburgo comenzó así una guerra fraticida"(311). Frente al lema “todo
el poder para los soviets" establecía el soviet campesino el pro grama
"Todo el poder para la Asamblea Constituyente". Los consejos
campesinos locales, las corporaciones de administración autónomas y el
ejército eran axhortados a no seguir las órdenes del nuevo gobierno. El
Comité Ejecutivo tomó la decisión, con 53 votos a favor y 26 en contra, en
la que exigía la formación de un gobierno socialista sin los bolcheviques.
Los 26 que votaron en contra querían un gobierno de coalición socialista
sin la exclusión de los bolcheviques(312). Pertenecían a los
214
socialrevolucíonarios de izquierdas, que instaban dentro del Comité
Ejecutivo por la reunión de un Congreso campesino de toda Rusia. Fue
convocado para el 23 de noviembre en Petersburgo, pero sólo valió como
Congreso extraordinario por el escaso número de participantes. De los 335
delegados había 195 socialrevolucionarios de izquierda, 65
socialrevolucionarios de derecha, 37 bolcheviques, 22 anarquistas y
algunos grupos pequeños. Nada más comenzar rechazó el Congreso
escuchar a Lenin en su categoría de presidente del Consejó de Comisarios
del pueblo. En sus salidas a escena a veces no podía procurarse casi la
atención del auditorio. El Congreso aceptó una decisión (en la que se
abstuvieron de votar los bolcheviques), que exigía una participación de
todos los partidos socialistas en el gobierno soviético. El lema de casi todo
el campesinado era un gobierno socialista homogéneo, cosa que se
expresó en numerosas resoluciones. Pero entre tanto, Lenin consiguió
ganarse a los socialrevolucionarios para participar en el Consejo de
comisarios del pueblo. El Congreso campesino decidió fundirse con el
Comité Ejecutivo Central de los consejos obreros y soldados de toda
Ru$ia(313).
Los bolcheviques habían logrado con ello dividir al frente de los
campesinos y fortalecer decisivamente su propia posición débil con la ayuda
de los socialrevolucionarios de izquierda. Dos grupos de fuerzas muy
igualadas se enfrentaban en el II Congreso campesino de toda Rusia, que se
celebró del 9 al 26 de diciembre inmediatamente después de la clausura del
Congreso extraordinario. De los 789 delegados pertenecían 305 a los
socialrevolucionarios de derechas, 350 a los de izquierdas, 91 a los
bolcheviques, el resto a grupos socialistas más peque- ños(314). Casi 300
delegados provenían del ejército, 300 de los consejos campesinos
comarcales, 189 de las organizaciones territoriales. De los 53 territorios rusos
representados eran los más fuertes los de la zona centro. Tras una fuerte
polémica se eligió por escasa mayoría a la social- revolucionaria de izquierda
Maria Spiridonova presidente, le seguía en votos Victor Cernov. Las
conversaciones se encontraban bajo el signo de las polémicas en torno a la
Asamblea Constituyente. La mitad derechista exigía un claro reconocimiento
de la Asamblea Constituyente, y logró pasar la resolución correspondiente
con 359 votos 'contra 314(315). Frente a esto Lenin recalcó el carácter
democrático de los soviets, que era "cien veces mayor que en la Asamblea
Constituyente". Pa- ' ra adular a los representantes de la "democracia
campesina" explicaba incluso: "Se nos dice que el cambio revolucionario del
25 de octubre ha entregado el poder sólo a los bolcheviques... Si el pueblo
considera, que sus representantes en los soviets no llevan a cabo su
voluntad, entonces pueden cesar sencillamente a sus representantes. De este
modo el soviet expresará siempre la voluntad popular"(316). Le respondió a
Lenin un
215
delegado social-demócrata: "Camarada Uljanov sabes que si vosotros no
estáis de acuerdo con él, ós dispersa con bayonetas... Habláis del poder
de los soviets, y mientras tanto las actividades de los comisarios entierran
el poder de los soviets. En lugar del poder soviético tenemos el poder de
Lenin, que ocupa el puesto, que antes correspondía a Niko- laj"{317).
El 17 de diciembre se dividió el Congreso campesino. Los socialrevo-
lucionarios de derecha y sus seguidores abandonaron las sesiones, eligie-
ron un Comité Ejecutivo propio presidido por Cernov y llamaron para el 21
de enero de 1918 a un nuevo Congreso, que decía servir de respaldo a la
Asamblea Constituyente. Por su parte la mayoría izquierdista eligió un
Comité Ejecutivo con 81 socialrevolucionaríos de izquierda y 20
bolcheviques que se unió al Comité Ejecutivo Central de los consejos
obreros y soldados de toda Rusia. Los delegados fueron encargados de
agitar en pro del poder soviético eñ sus lugares de origen, alejar a los
partidos derechistas de los consejos campesinos y presentarse en favor
de la unificación de los consejos campesinos con los consejos de obreros
y soldados(318). De todos modos se'tardó aún meses hasta que se
fortalecieron las organizaciones soviéticas en el campo y se expulsaron a
los partidos socialistas de derechas de los consejos territoriales y
comarcales. Antes de que los consejos pudieran tomar una base fuerte en
los pueblos, cayeron en la lucha de clases desencadenada por los
bolcheviques en la primavera de 1918, que hizo imposible una auténtica
representación democrática del campesinado.
La Revolución de Octubre fue preparada y realizada por los bolche-
viques bajo la consigna "todo el poder para los soviets". Pero un examen
histórico sobre el estado de las cosas da por resultado, que la toma del
poder sólo era deseada y fue realizada en la práctica por una parte de los
consejos de obreros, soldados y campesinos. Si bien la mayoría de los
soviets y de las masas en ellos representados acogieron el derrocamiento
del Gobierno Provisional, en cambio rechazaban una autocracia
bolchevique. De todos modos, Lenin y Trotski consiguieron mediante
acciones violentas y una sutil demagogia, superar estas oposiciones y
establecer tras la fachada de los soviets la base para su dictadu ra de
partido. El periódico de Máximo Gorki, Novaja Zizu, decía en una ruda
crítica a los nuevos poseedores del poder seis meses después del
levantamiento bolchevique de octubre: "El poder está en los soviets sólo
sobre el papel, en la imaginación, y no ha sido traspasado en realidad a
éstos. El II Congreso soviético de toda Rusia se enfrentó con el hecho
consumado de la conquista del poder por los bolcheviques y no por los
soviets. Las sesiones del Congreso se desarrollaron en una atmósfera de
sublevación, los bolcheviques se apoyaban sobre la fuerza de las
bayonetas y fusiles... En las provincias, donde los soviets fluctúa-
216
ban, donde no estaba asegurada una mayoría bolchevique, buscaban los
bolcheviques infundir miedo en los soviets y ponerlos ante la alternativa de
someterse o desencadenar en las filas de la democracia la guerra civil. Así
el lema "Todo el poder para los soviets" se hizo realidad, lema que se
había convertido en verdad "el poder de algunos bolcheviques"... los
consejos pierden ya su significado, el papel de los soviets va haciéndose
nulo... ¿Una república soviética?, ¡palabras necias!. En realidad es una
república oligárquica, una república de algunos comisarios del pueblo. ¿En
qué han convertido los soviets locales? En satélites ineficaces de los
"comités revolucionarios de guerra" bolcheviques o comisarios nombrados
desde arriba. Y aquellos consejos, que aún conservan su independencia,
que tenazmente no reconocen el "consejo de comisarios del pueblo" se
incluyen en una lista negra de sospechosos, oportunistas, casi
contrarrevolucionarios y constitucionales... Los soviets se derrumban, se
hacen impotentes y pierden día a día su prestigio en las filas de la
democracia"(319).
217
CAPITULO V
LA CONSTRUCCION DE LA DICTADURA SOVIETICA
219
los soviets y en los crecientes seguidores que se sumaron a la izquierda
social revolucionaria^ no pudo más que en parte imponer su valor a causa
de la técnica electiva: en la lista del partido socialre- volucionario se
colocaron en general, juntos a socialrevolucionarios de derechas y de
izquierdas, con lo cual los antiguos dirigentes del partido se despuntaron.
Además, estos socialrevolucionarios de derechas poseían en los consejos
campesinos y comités rurales importantes puntos de apoyo, que podían
ejercer una considerable influencia sobre los campesinos. De todos modos,
la afirmación hecha más tarde por los bolcheviques de que los
socialrevolucionarios de izquierdas hubieran aventajado a los de derechas
si las listas hubieran estado separadas y que junto con los bolcheviques
hubieran ganado la mayoría, ño puede ser comprobado de ningún modo(2).
Por el contrario: la soberanía de los bolcheviques en la ciudades fué, en
parte, por prohibición de publicar, detenciones y obstáculos de las
elecciones más documentadas que en el caso de que hubieran sido
votaciones absolutamente libres(3). Las votaciones para la Asamblea
Constituyente dio la siguiente repartición de • votos'y escaños (sólo se
presentan aquí los grupos principales)(4):
Socialrevolucionarios ucranianos . 81
Bolcheviques 168
Mencheviques 18
220
pueblo ruso a su lado. Por otro lado fue demostrada claramente la debilidad
de las capas medias burguesas, de los propietarios y empleados
conservadores y de todas las antiguas instituciones de la monarquía. La
división se produjo dentro del campo socialista: con 4/5 de todos los votos
tenían los partidos socialistas las amplias masas tras de sí(6).
Aunque los bolcheviques no pudieron sino ganar apenas un cuarto de
los votos en la escala de toda Rusia, dió la repartición territorial de los
votos un resultado distinto y, en definitiva, decisivo para la relación de
fuerzas. Los bolcheviques tenían la mayoría relativa o absoluta en las
grandes ciudades, en los centros industriales y en las guarniciones del
interior. Controlaban los ejércitos del frente norte y noroeste así como la
flota del Báltico. Estaban en condiciones de ganar muchos seguidores
entre los campesinos en los territorios centro-rusos, del noroeste y de la
Rusia blanca. Su influencia era escasa en las zonas del Mar Negro y del
Cáucaso. Aquí perduraba la antigua posición dirigente de los menchevi-
ques, mientras que fueron ganados en todos los demás sitios. En Siberia y
en el curso medio del Volga dominaban los socialrevolucionarios. Los
partidos burgueses solo jugaron un papel el Moscú y Petersburgo donde,
ocuparon tras los bolcheviques el segundo lugar. Visto en su conjunto
coincidían los resultados locales de las elecciones para la Asamblea
Constituyente con la fuerza de los distintos partidos en el soviet corres-
pondiente: la mayoría bolchevique en casi'todos los consejos obreros y de
soldados de las ciudades correspondía con un triunfo electoral bol-
chevique, mientras que, por el contrario, la superioridad socialrevolucio-
naria en las organizaciones campesinas estaba en relación con su éxito
electoral en las zonas agrarias(7). El resultado de las elecciones adelanta-
ba en lo esencial la repartición de la disposición geográfica de las fuerzas
en la guerra civil: los bolcheviques ocupaban el centro, mientras que los
enemigos tenían que actuar desde la periferia.
Las elecciones para la Asamblea Constituyente, que se llevaron a cabo
en condiciones políticas especiales en un país revolucionario y beligerante,
tenían naturalmente, en primer lugar, el carácter de un momentáneo
testimonio de adhesión política que podía tener un resultado distinto
después de unos meses. Daban expresión, y no por ello en menos medida,
a las fuerzas políticas, que también en condiciones normales habrían
determinado las disposiciones del país. Un desarrollo democrático en
Rusia se hubiera operado con las polémicas y con los cambios entre el
partido sociatrevolucionario predominantemente campesino y los
bolcheviques dominantes en las ciudades. Entre tanto, Lenin se había
decidido, ya antes en contra de la democracia parlamentaria y a favor del
sistema consejista, y dentro del sistema consejista por el gobierno único de
su partido. Queda la pregunta de qué sucedería con la Asamblea
Constituyente(7a).
221
Los bolcheviques se dejaron guiar desde siempre en su relación con
la Asamblea Constituyente y, en suma, con el parlamentarismo por refle-
xiones utilitarias. En el Congreso del partido de la socialdemocracia rusa
(1903) había explicado Plejanov, que entonces estaba cerca de Lenin, que
los intereses del proletariado en la Revolución pueden hacer necesario el
limitar el sufragio universal y disolver a un "mal" parlamento. Lenin
aprobaba sin reservas esta subordinación de los principios democráticos
bajo los intereses del partido(8). La Asamblea Constituyente debería
coronar en 1905 la dictadura del proletariado y campesinado que nacía del
levantamiento popular armado. Su tarea, como escribía Stalin, sería
"aprobar los cambios, que hubiera emprendido el Gobierno Provisional
con ayuda del pueblo levantado"(9). Para Lenin y los bolcheviques era
siempre decisivo quién representaba la fuerza política defítiva en la
Asamblea Constituyente, cuáles medios tenía tras de sí. "La cuestión de la
Asamblea Constituyente está subordinada a la cuestión del desarrollo y el
resultado de la lucha de clases entre burguesía y proletariado", escribía
Lenin a finales de julio de 1917(10). Por aquel entonces expresó Stalin
más clara la cosa: "La Asamblea Constituyente es muy importante, pero
imcomparablemente más grande es la importancia de las masas al
margen de la Asamblea Constituyente. La fuerza no está radicada en la
misma Asamblea Constituyente, sino en los obreros y campesinos que
con su lucha crearán un nuevo derecho revolucionario e impulsaran así a
la Asamblea Constitucional" (11). Finalmente, dice un categórico folleto
bolchevique muy popular: la Asamblea Constituyente tiene que reunirse
en Petersburgo, para que así el pueblo revolucionario y, sobre todo, las
tropas revolucionarias puedan tenerla bajo control y puedan ejercer
presión sobre ella (12).
Tras hablar Lenin del sistema consejista como "forma superior de la
democracia", perdió la Asamblea Constituyente también su valor relativo
en su programa revolucionario. En el momento en que Lenin rompió
definitivamente con la democracia burguesa-parlamentaria, proclamó el
paso hacia el socialismo y la segunda Revolución, se cambió por fuérzala
Asamblea Constituyente, como lema revolucionario, por la nueva consigna
"todo el poder para los soviets". En las tesis de abril de Lenin no es
nombrada, y en la reunión en la que publicó Lenin sus tesis, dijo clara-
mente: "La vida y la revolución desplazan la Asamblea Constituyente a un
segundo plano"(13). De todos modos, Lenin siguió manteniendo la
exigencia de convocar la Asamblea Constituyente. La agitación bolche-
vique incluso la acoplaba directamente con el lema consejista: afirmaba
que sólo la consolidación y definitiva victoria de los soviets podía asegurar
la convocación de la Asamblea Constituyente(14). Lenin culpaba al
gobierno y a la "burguesía" de dar largas conscientemente hasta la
terminación de la guerra para reunir la Asamblea Constituyente y habló
222
además de golpes "contrarevolucionarios" contra la Asamblea Nacional.
Pero en realidad el retraso de las votaciones y de la convocación le venían
a pedir de boca; ya en abril de 1917 escribía: "Cuanto más tiempo retrasen
los señores Lvov y Co. (es decir el Gobierno Provisional) la reunión de la
Asamblea Constituyente, con tanta más facilidad se decidirá el pueblo por
la República de los consejos de diputados obreros y soldados (por
mediación de la Asamblea Constituyente o sin ella), si Lvov sigue
aplazando durante mucho tiempo la convocación de la mis- ma"(15).
La conservación del lema Asamblea Constituyente en la agitación
respondía al "realismo revolucionario" de Lenin(16), que por consideración
a las masas no quería enfrentarles directamente con la nueva consigna del
poder soviético. "Fuera de la dictadura soviética y hasta llegar a esta
dictadura tiene que parecer la Asamblea Constituyente la mayor
producción de la Revolución", -opinabai Trotsk¡(17), que ya había previsto
el año 1906 una República de consejos, pero, al mismo tiempo, había
perseverado' en la Asamblea Constituyente! 18).
Pero no para todos los bolcheviques estaba tan claro, que con el nuevo
lema del poder soviético estuviera superada, en el fondo, la vieja exis-
tencia de una Asamblea Constituyente (si en tanto en cuanto) el partido en
abril de 1917 sólo aceptaba despacio y dubitativamente la nueva teoría
soviética de Lenin, así también permaneció la Asamblea Constituyente, en
cierto modo, en un rincón del programa bolchevique de la Revolución. En
los acuerdos del Congreso de toda Rusia en abril, se habla de la toma del
poder por los consejos u "otros órganos" entre ellos la Asamblea
Constituyente.(19).
El mismo Lenin en cierto sentido favoreció esta actitud al admitir en su
día la eventual combinación de los soviets en todo el país son la Asamblea
Constituyente en cabeza(20). Podía tratar con deferencia estas
reminiscencias de parte de sus seguidores fácilmente, ya que ambos —
Asamblea Constituyente y consejos— en definitiva sólo poseían una
importancia táctica en la lucha por el poder. Para los "viejos bolcheviques"
de la misma clase de gente de Kamenev significaba bastante más el "tipo
combinado" de consejos Asamblea Constituyente, que habían propuesto
Kamenev y Zinovev la víspera del levantamiento de Octubre como
alternativa al plan leninista de la toma del poder(21): el lazo entre soviets y
Asamblea Constituyente debería asegurar el paso del poder a manos de
un gobierno de coalición socialista sin lucha armada, así como levantar
una autoridad nacional, que no poseía el Congreso de los consejos según
el punto de vista de muchos bolcheviques. La revolución democrática, de
la que se sentían ejecutores los bolcheviques, debería ser coronada con la
revolucionaria Asamblea Constituyente. Por el contrario Lenin y Trotski
veían en los soviets el
223
paso hacia la fase siguiente de la Revolución, hacia el socialismo, mientras
que la Asamblea Constituyente sólo constituía un resto de la Revolución
"burguesa".
Aunque el levantamiento de octubre proclamaba este objetivo de la
Revolución socialista, no se dirigía formalmente contra la Asamblea
Constituyente (que aún no existía). El consejo de los comisarios del pueblo
se denominaba "Gobierno provisional de los obreros y campesinos", que
fue formado para regir a Rusia hasta la convocación de la Asamblea
Constituyente. También las demás disposiciones del Congreso de Soviets y
los primeros decretos del nuevo gobierno hablabam de la Asamblea
Constituyente como la última y decisiva institución(22). El 20 de noviembre
Kykov explicaba respondiendo a una pregunta en el soviet de Moscú, que
los bolcheviques garantizaban elecciones libres y que cederían el poder a
la Asamblea Constituyente(23). También los periódicos bolcheviques de
estos días se indignaron por las "calumnias" de los enemigos, que decían
que el levantamiento bolchevique había acabado con la Asamblea
Constituyente(24).
Pero en realidad, Lenin y sus seguidores más inmediatos estaban
decididos hacia tiempo a no dejarse detener en el camino comenzado por
ningún parlamento. Ante todo Lenin, pensaba posponer las elecciones
fijadas para el 25 de noviembre (cosa que le había echado en cara
entonces al gobierno Kerenski), disminuir la edad mínima de los electores,
revisar las listas de candidatos y prohibir los partidos burgueses. Pero sus
proposiciones no fueron aceptadas, ya que la mayoría del comité central
del partido hizo hincapié sobre la impopularidad de tales medidas
inmediatamente tras la toma del poder bolchevique(25). Ahora esperaba
Lenin un éxito electoral lo más grande posible de los bolcheviques. Pero al
hacer sospechar los primeros resultados más bien lo contrario, publicó el
Comité Ejecutivo de los soviets un decreto sobre el derecho de revocación
y una elección de delegados(26). La sesión inaugural de la Asamblea
Constituyente originariamente prevista para el 11 de diciembre fué
pospuesta hasta el día en que estuvieran presentes como mínimo 400
delegados en Petersburgo. El Consejo de los comisarios del pueblo
disolvió la vieja comisión para elecciones y traspasó sus funciones a una
comisión del Soviet a cargo de Urickij(27). Una demostración
antibolchevique el 11 de diciembre en honor a la Asamblea Constituyente
dió margen a que sé prohibiera el partido demócrata- constitucional y a la
detención de algunos dé sus seguídores(28).
Paralelo a estas intromisiones en el estado, propagaron los bolchevi-
ques desde la segunda mitad de noviembre una muy intensa campaña
agitadora y de prensa contra el "nuevo ídolo", la Asamblea Constitu-
yente(29). Antes de las elecciones había hablado Volodarskij en una sesión
del comité del partido en Petersburgo, de que en caso de resultar
224
una mayoría bolchevique quizás habría que dispersar la Asamblea Na-
cional con bayonetas(30) J El 30 de noviembre decía Pravda que los
soviets tendrían que proponer a la Asamblea Constituyente la proclama-
ción de la República de consejos obreros, de soldados y campesinos, y
luego disolverse ella m¡sma(31). En el Comité Central bolchevique se
presentó Bujarin a favor de que se proclamara la unidad izquierdista de la
Asamblea Constituyente como asamblea revolucionaria(32). Cada vez
más se amontonaban resoluciones diseminadas de las fracciones bolche-
viques de los soviets que exigían o bien la confirmación de las disposi-
ciones básicas del segundo Congreso consejista y del Consejo de comisa-
rios del pueblo por la Asamblea Constituyente, o bien su disolu- ción(33).
En el congreso territorial moscovita de los bolcheviques se explicó, que las
masas se habían convencido de la impotencia de la Asamblea
Constitucional, para que perdiesen sus "ilusiones constitucionales", y que
tendría que ser empleada posiblemente fuerza física y terror político(34).
El 27 de diciembre, Zinovev describió, en una asamblea de soldados en
Petersburgo, a la Asamblea Constituyente como pretexto de los
contrarrevolucionarios, antisoviéticas fuerzas ante las que no se
doblegarían los soviets(35). Dos días antes de la convocación decía
Pravda: "Si la Asamblea Constituyente está con el pueblo —entonces iViva
la Asamblea Constituyente! Si está en contra del pueblo —entonces iAbajo
con el engaño! "(36)1
El 26 de diciembre dió a conocer Lenin sus "Tesis sobre la Asamblea
Constituyente", en las que finalmente fijaba la táctica bolchevique frente a la
Asamblea Constituyente. Partiendo de la afirmación, de que "la
revolucionaria socialdemocracia... ha repetido con insistencia que la Re-
pública de soviets es una forma más elevada de democracia que la
República burguesa normal con una Asamblea Constituyente" (tesis 2),
intentaba Lenin demostrar, que los resultados de las votaciones no res-
pondían a la verdadera voluntad del pueblo. Desde la Revolución de Octubre
las masas habían avanzado más hacia la izquierda, sin que esto se tuviera
en cuenta en la Asamblea Constituyente. Además, la incipiente guerra civil
"había agudizado al máximo la lucha de clases, y había eliminado toda
posibilidad de resolver los problemas más palpitantes por el camino formal-
democrático"(tesis 13). Si por ello la Asamblea no quería exponerse
a<nuevas votaciones ni aclarar que "reconocía incondicionalmente el poder
soviético, la revolución soviética, su política en el , problema de la paz, en los
problemas .agrarios y del control obrero", entonces "la crisis formada en
torno a la Asamblea Constituyente sólo puede ser resuleta por la vía
revolucionaria, por las más enérgicas, rápidas, fijas y decididas medidas
revolucionarias del poder de los so- viets"(tesis 18 y 19) (37).
Esto significaba prácticamente, que los bolcheviques estaban resueltos
225
a dispersar a la Asamblea Constituyente. El 4 de marzo de 1918 fijó el Comité
Ejecutivo Central de los soviets la inauguración de la Asamblea Nacional
para el 18 de enero y convocó simultáneamente para el 21 de enero el
tercer Congreso de los Consejos obreros y soldados de toda Rusia y para
el 28 de enero el tercer Congreso de los Consejos campesi- nos(38).
Ambos órganos supremos de la Revolución, que simbolizabam ambas
fases de la Revolución, la Asamblea Constituyente democrática y el
Congreso de la dictadura soviética, debían enfrentarse cara a cara. El
Congreso de Consejos debía disolver a la condenada a muerte Asamblea
Constituyente como órgano supremo de estado y proclamar a Rusia
República Soviética.
La cada vez más grave lucha en torno a la Asamblea Constituyente y
la alternativa propuesta por Lenin "Asamblea Constituyente o poder
soviético" obligó también a los partidos socialistas no bolcheviques a tomar
una posición clara. Su inconformidad con la toma del poder único por los
soviets en los meses anteriores a octubre(39) se afianzó tras el
levantamiento de octubre. El periódico de los socialrevoluciona- rios de
derecha Délo Naroda decía unos días después: "Nosotros resaltábamos
principalmente, que un levantamiento en nombre del paso de gobierno a
los soviets sería insufrible para la clase obrera y que estamos por la
Asamblea Constituyente, que es votada sobre la base del sufragio
universal. A la consigna de los bolcheviques "levantamiento en nombre de
la toma de poder por los soviets" contestábamos nosotros con "Viva la'
Asamblea Constituyente".. Tiene que ser formado un poder democrático-
revolucionario que se apoye sobre las instituciones de la democracia; los
consejos obreros, soldados y campesinos, la autonomía urbana y rural del
ejército. Sólo el reconocimiento de la igualdad de derechos de estos
órganos democráticos, fundamento del estado, puede constituir un poder
fuerte y estable, que asegure al país paz, territorio y la reunión de la
Asamblea Constituyente"(40). Los socialre- volucionarios de izquierdas no
llegaron a quitarles a los soviets todo derecho a existir ni a exigir su
conversión en simples organizaciones sindicalistas, como por ejemplo los
socialistas populares(41). Cernov decía en sus discursos y artículos, que el
antagonismo entre consejos y Asamblea Constituyente había sido creado
artificialmente por los bolcheviques, mientras que en realidad ambos
estaban llamados a trabajar mano a mano. Los soviets eran junto con los
sindicatos, cooperativas y partidos políticos organizaciones de la clase
obrera, que eran creados para determinadas funciones y tenían que
realizar determinadas labores. Debían unificar al pueblo trabajador
defender los logros revolucionarios, y fomentar una iniciativa
revolucionaría. Sin embargo es tarea de la Asamblea Constituyente
realizar el trabajo legislativo y establecer de nuevo las bases de la vida
social. En la Asamblea Constituyente deben
226
estar representados todos los partidos políticos, ya que una verdadera
democracia no podía ambicionar el monopolio político de un gru- po{42). En
el tipo combinado de Asamblea Constituyente y consejos estaba, según
Cernov, la primacía en el parlamento democrático y no . en los improvisados
consejos ligados a una clase; estos no estaban en situación de recibir las
tareas de gobierno. Finalmente y según opinión de los socialrevolucionarios
debían cederse amplios poderes a los órganos autónomos en el campo y en
la ciudad, que tendrían también que colaborar con los soviets locales.
Tras el levantamiento bolchevique se dividieron los mencheviques en
sus concepciones sobre el curso a seguir de su partido. En el extraordi-
nario día del partido del 13 de diciembre que fue inaugurado en Peters-
burgo, luchó, una minoría en torno a Liber y Potresov por una estrecha
lucha común de todas las fuerzas antibolcheviques (incluidos los de-
mócratas constitucionales) bajo el lema de la Asamblea Constituyente.
Pero la mayoría aceptó una propuesta de Martov, que reconocía la
Revolución de Octubre y sus exigencias como principalmente válidos y
solicitaba una coalición desde las bolcheviques hasta los socialrevolucio-
narios. "La totalidad del poder estatal corresponde a la Asamblea Cons-
tituyente", decía un punto del programa de acción del partido. Pero Martov
opinaba que también los consejos estaban llamados a jugar un papel
revolucionario enorme en el futuro,, y por ello estaba en contra de la
petición defendida por Dam, Liber y otros de que los mencheviques no
deberían participar en el trabajo de los soviets. La Asamblea del partido en
su resolución obligaba a sus miembros a permanecer sólo en aquellos
soviets que no.sirvieran como instrumento de la soberanía bolchevique y
en aquellos que colaboraran con la Duma de la ciudad. Fue prohibida la
entrada en los Comités revolucionarios organizados por los bolcheviques
así como, por el contrario, en los antibolcheviques "comités de
salvación"(43). Con ello los mencheviques se recubrieron también en el
futuro con una postura neutralista a pesar de las fluctuaciones entre los
bolcheviques y sus enemigos incondicionales.
El único partido socialista que se asoció a la lucha bolchevique contra
la Asamblea Constituyente fueron los socialrevolucionarios de izquierdas.
Con la colaboración práctica de ambos partidos en los soviets en el
transcurso de la transformación de octubre se desarrolló también una
armonía ideológica en la apreciación de los soviets. María Spiridonova
explicaba en el 3 Congreso de Soviets de toda Rusia (enero 1918) que los
socialrevolucionarios de izquierdas habían creído durante mucho tiempo
igualmente en la Asamblea Constituyente como "la corona de la
Revolución" y que por tanto eran igualmente culpables que los de
derechas "en el oscurecimiento de la conciencia de las masas populares
con la creencia de que la Asamblea Constituyente sería su
227
salvación". Y sólo en las últimas semanas comenzaron a desahacerse las "ilusiones",
"de que cualquier institución parlamentaria con sus largas resoluciones,
interminables debates, aburridas votaciones etc... pudiera traer la liberación
social de los hombres"(44). Por el contrario los soviets era la creación
primitiva del pueblo trabajador y los defensores de sus propios intereses y
tenían por ello el derecho "de conformar una auténtica Asamblea
Constituyente trabajadora, a la cual comprende la totalidad del poder
deferente y legislatÍvo"(45). Por esta razón decidió también el Congreso de
los social revolucionarios de izquierdas el 11 de diciembre apoyar a la
Asamblea Constituyente sólo en el caso de que reconociese el poder obrero
y campesino según los principios del segundo Congreso de Consejos(46).
Por lo general rechazaban los socialrevo- lucionarios de izquierdas dejar
reunirse primero a la Asamblea Constituyente y esperar hasta que se
hubiese desacreditado a los ojos del pue- blo(47). A pesar de las amenazas
bolcheviques inequívocas de disolver una Asamblea Constituyente
insubordinada, perseveraron los partidos de la mayoría en una casi fatal
pasividad. Los delegados de la fracción más fuerte reunidos en Petersburgo,
los social revolucionarios de derechas, estaban ocupados en númerosas
comisiones con la preparación del acta legislativa y rechazaron realizar
pasos activos para una defensa de la Asamblea Constituyente. El temor a la
guerra civil, el rechazo de medios combativos extraparlamentarios y la
creencia en el valor de los principios democráticos que tampoco los
bolcheviques se atreverían a tocar, hizo que los delegados olvidaran que el
poder estaba en manos de los bolcheviques. Al margen de los órganos de
partido oficiales emprendieron enérgicas personalidades aisladas pasos
para la defensa propia a- gitando en algunos regimientos y fábricas en favor
de la defensa de la Asamblea Constituyente{48). Una manifestación armada
planeada para el día de la inauguración tuvo que ser transformada por orden
de la fracción socialrevolucionaria en una manifestación pacífica y por ello
pudo ser dispersada con violencia por los bolcheviques. Fue en todo caso
sintomático para un cierto cambio de situación desfavorable para los
bolcheviques, que cientos de obreros siguieran el llamamiento y se oyeran
voces en las fábricas en contra de la unificación ¡bolchevique de los
soviets(49).
Las formas exteriores de cómo se desarrolló la disolución de la Asam-
blea Constituyente después de su única sesión el 18 de enero de 1918, son
conocidas(50). Después de que la mayoría (237 frente a 136 votos) se negó
a aceptar como ley fundamental la bolchevique "Declaración de derechos
del pueblo trabajador y explotado" y en su lugar decidió seguir el propio
orden del día, abandonaron los bolcheviques y socialre- volucionarios de
izquierdas la sala. Hasta altas horas de la madrugada fueron discutidas y
acordadas las más importantes leyes para la nueva
228
ordenación de Rusia. A la misma hora disponía el Comité Ejecutivo Central de los
soviets la disolución de la Asamblea Constituyente. El decreto redactado
por Lenin repetía de nuevo las razones: las clases trabajadoras teman que
convencerse en base a su propia experiencia, que se ha superado el viejo
parlamentarismo burgués,que es incompatible con las tareas de la
realización del socialismo, que sólo las instituciones de cía- se (como lo
son los soviets) y no las nacionales son capaces de quebrar-la oposición
de las clases poseedoras y de colocar los fundamentos de la sociedad
$ocialista(51)".
Al reunirse el 23 de enero de 1918 el III Congreso de los Consejos
obreros y soldados de toda Rusia, al que se unió tres días después el III
Congreso campesino, era éste formalmente el único órgano de poder
supremo. Los bolcheviques poseían una gran mayoría, la oposición se
había fusionado(52). Sverdlov decía en su discurso inaugural: “la disolución
de la Asamblea Constituyente tiene que ser compensada por el Congreso
soviético, el único órgano soberano, que representa de verdad los
intereses de los obreros y campesinos(53)''. Consideraba tarea del
Congreso, la fijación legal de la definitiva ruptura con la democracia
burguesa y la institución de la dictadura para el período de construcción del
socialismo. En contra de la débil oposición de los mencheviques-in-
temacionalistas encabezados por Martov y de otros grupos más pequeños,
proclamó el Congreso de soviets el 28 de enero de 1918 la formación de la
República socialista soviética rusa(54).
La disolución de la Asamblea Constituyente y el MI Congreso soviético
constituyen el fin del período de transición de la toma del poder por los
bolcheviques en octubre de 1917 hasta la definitiva’formación del nuevo
poder estatal. En menos de un año había fracasado el intento de dirigir el
desarrollo interior de Rusia por el camino de la democracia parlamentaria.
En el pueblo no existieron casi por completo protestas en contra de las
medidas del poder bolchevique, y por cierto no sólo como consecuencia del
por entonces aún relativamente "leve" terror espiritual y físico de los
bolcheviques. Pesaron igualmente las circustan- cias de que los
bolcheviques se habían anticipado bastante a las disposiciones de la
Asamblea Constituyente en las decisivas cuestiones de la vida, paz y tierra.
Las masas campesinas y obreras, para quienes la Asamblea Constituyente
no había perdido nunca su carácter lejano y abstracto, tendían a asentir
más a las medidas prácticas de los nuevos poseedores del poder que a las
resoluciones sobre el papel de una Asamblea Constituyente tras de la que
no existía ninguna fuerza real. La falta de “bagaje formal“ de la Revolución
rusa(a diferencia de las revoluciones europeas occidentales con sus
importantes discusiones constitucionales) no era, como opinaba
Pokrovskij(55), un signo de su carácter proletario, sino la consecuencia de
una falta de condiciones indispensables
229
para una democracia parlamentaria en sentido occidental (56). Precisamente porque
en Rusia la democrática autonomía local y un parlamen- to nacional no
poseían ninguna o poca tradición, pudieron conseguir las nuevas
corporaciones revolucionarias de los obreros, soldados y campesinos
ponerse en su lugar. A pesar de su deficiencia organizativa y del tipo de
representación con frecuencia defectuoso eran los soviets a los ojos de la
masa "sus" órganos. Hubiera sido imposible movilizar a las masas en nombre
de la Asamblea Constituyente en contra de los soviets; tampoco más tarde no
levantaron las fuerzas antibolcheviques su bandera contra los soviets como
tales, sino contra la dictadura bolchevique dominante en nombre de los
soviets. Por su parte, los bolcheviques, ' utilizaron la posición preeminente en
el tiempo y en las conciencias de los soviets, en la Revolución de 1917, para
suprimir la Asamblea Constituyente y los pensamientos en una forma de
presentación parlamentaría. La democracia soviética que debía aparecer en
lugar de la "democracia burguesa", quedó sólo en una promesa, y la
constitución soviética se convirtió cada vez más en una fachada que debería
esconder la realidad de la dictadura del partido.
230
cuestiones de gobierno: vuestros soviets son desde ahora en adelante los
más poderosos y autodeterminados órganos de gobierno(60)". En las
semanas siguientes se publicaron más decretos del Consejo de comisa-
rios del pueblo y las órdenes de los comisarios del pueblo del interior, que
afectaban al tipo de representación, la estructuración y competencia de
cada soviets (división en secciones de obreros, soldados y campesinos,
elección de una presidencia y de un Comité Ejecutivo etc.) así como la
formación de distintos departamentos para cada campo de activida-
des(61). En una circular del comisario del pueblo del interior sobre la
organización de la autonomía local (5 de enero de 1918) se expone: "En
todos los sitios son los soviets los órganos de poder y administración, a los
que deben subordinarse todas las autoridades con funciones
administrativas, económicas, financieras y culturales. Todos los anteriores
órganos de la administración local, como comisarios territoriales,
regionales y comarcales, los comités de organizaciones sociales, la admi-
nistración Volost etc. tienen que ser sustituidos por los consejos de
diputados obreros, soldados, campesinos y agricultores. Todo el país tiene
que ser cubierto con una red de soviets, que mantendrá un contacto
estrecho entre sí. Cada una de estas organizaciones, hasta la más
pequeña, es completamente autónoma en cuestiones de índole local, pero
puntualiza su actividad con los decretos y ordenaciones generales del
poder central y de la organización soviética superior. De esta forma se
creará un organismo adherente y unificado en todas sus partes de la
República soviética(62)". Estas disposiciones del gobierno central, que
tuvieron lugar antes de la reunión del poder soviético local en la consti-
tución de 1918. En los primeros meses de 1918 fueron fijados los
márgenes organizativos del poder soviético en los territorios, comarcas y
Volost, con lo que los nuevos órganos se impusieron, sobre todo en el
campo, sólo poco a poco(63). En el territorio Perm, por ejemplo, apare-
cieron a lo largo de los 3 primeros meses de 1918 aproximádamente 500
volots-consejos, en Voronezque tenía 8 comarcas con 84 Volosti en enero
16, en febrero 46, en marzo 16 consejos de aldea(64). Los consejos
campesinos existentes por separado en territorios y comarcas se
fusionaron con los correspondientes Consejos de obreros y sóida- dos(65).
En general reinaba en los primeros meses tras la Revolución bolchevi-
que de octubre una agrupación colorida de distintos órganos de admi-
nistración locales, hasta que fueron eliminadas poco a poco las viejas
instituciones y sustituidas por los soviets, única autoridad estatal. Sobre
todo las Zemtras campesinas, que bajo el Gobierno Provisional recibieron
algunos derechos de autonomía, y las Dumas urbanas permanecieron
durante meses junto a los soviets. Los bolcheviques trataron los órganos
de autonomía rurales y urbanos según su actitud política. Allí donde
231
sobresalían como activos enemigos de los bolcheviques, eran o bien
disueltos sin demora, o bien se dictaban nuevas elecciones, que por lo
general daban una mayoría pro-bolchevique. En Petersburgo fue disuelta
el 30 de noviembre la Duma de la ciudad, que era en los días de octubre
un punto central de la oposición antibolchevique y en las semanas
siguientes seguía dirigiendo el abastecimiento municipal. Las nuevas
elecciones en las que no podían tomar parte los partidos burgueses,
dieron el resultado de 188 escaños para los bolcheviques, 10 para los
socialrevolucionarios de izquierdas y 2 para otros grupos insignificantes.
En febrero de 1918 fue derogada por completo la Duma de la ciu- dad(66).
Las Dumas y Zemtvas con mayoría pro-soviética trabajaban junto con los
consejos locales y se fusionaban voluntariamente con ellos. En lo
fundamental fue decidido sobre el destino de la antigua autonomía en una
instrucción del 9 de enero de 1918, en la que fue ordenada el traspaso de
medios y del inventario a los soviets(67). En las semanas y meses
siguientes entraron en funciones los consejos locales, sucesión de las
Zemtvas y Dumas; en diciembre de 1917 fueron disueltas las
administraciones de las Zemtvas en el 8,1%de todos los Volosti, en enero
de 1918 en 45,2%fen febrero en 32,2%#desde marzo a mayo en las zonas
restantes(68). Parte de los empleados en la Zemtva fueron admitidos en la
nueva administración soviética como también,en las ciudades, empleados
municipales se cambiaron al aparato soviético. Sin la colaboración de las
fuerzas administrativas y técnicas casi no hubieran logrado los soviets
tomar de pronto enormes obligaciones nuevas, mientras que, por otra
parte, la burocratización de los consejos y su desprendimiento de las
masas fue en consecuencia considerablemente apresurado.
El traspaso del gobierno local a los soviets era sólo una parte de la
"destrucción" de la vieja ordenación oficial llevada a cabo consecuente-
mente por los bolcheviques en los primeros meses tras la Revolución de
Octubre. También en el ejército y en la marina fue impuesto radicalmente
el- principio consejista. Por medio de decretos del 21 al 29 de diciembre
de 1917 fue transferida la totalidad del poder en fiada parte de la tropa a
los comités de soldados, los cuales también elegían, por fin, a los
superiores hasta el comandante del regimiento. En la marina se cedió la
administración general e* incluso la dirección de las operaciones militares
a las juntas centrales de la marina, el puesto de jefe de la marina fue
abolido(69). Estas medidas representan más bien una simple aprobación
del enorme proceso de descomposición en el ejército ruso por parte de los
bolcheviques que una aplicación consciente de los principios consejistas
desarrollados por Lenin en Estado y Revolución. Soldados y marinos no
soportaban más una autoridad por encima de ellos después de que las
consignas bolcheviques habían atizado los odios
232
contra los oficiales y la Revolución de Octubre había proclamado la
soberanía de las masas. La desmovilización independiente del ejército
ruso no pudo ser contenida por la soberanía de los consejos de los
soldados, como máximo solo pudieron dirigirlos aquí y allá de modo menos
caótico(70).
Un movimiento primitivo igual fue la toma de posesión de fábricas por
los obreros. El control de la dirección de la fábrica propagada por los
bolcheviques antes de su toma del poder decretada el 27 de noviem bre de
1917 se convirtió con frecuencia en una administración obrera discreta por
los consejos de fábrica. El decreto sobre control obrero previa como
instituciones superiores, que aconsejar, las especiales de control obrero,
que actuarían como Organos de todos los soviets(71). Pero estas
determinaciones apenas fueron aplicadas; en realidad reinaba la anarquía
productiva o, enfocado desde otro punto de vista, "una auténtica dictadura
de los trabajadores(72)". Los consejos de fábrica, puntos de apoyo
principales de los bolcheviques en las masas obreras mucho antes de la
Revolución de Octubre(73), requerían la decisión única en todas las
cuestiones relativas a la fábrica y tuvieron poca consideración con las
necesidades de la economía general. Unas semanas después del cambio
de octubre intentaron consejos centrales de los comités de fábrica,
existentes en varias ciudades,erig¡r una propia organización nacional, que
debería asegurar su dictadura económica. Los bolcheviques se enfrentaron
aquí por primera vez con un peligro, provocado por ellos mismos con la
democracia radical en el campo industrial, que quería realizar seriamente
las consignas de Lenin de la soberanía consejista. En contra de la
desmembración de la economía en muchos cuerpos fabriles autónomos
llamaron los bolcheviques a los sindicatos, en los que ahora poseían la
mayoría y que dq todos modos rivalizaban con los consejos de fábrica. Los
sindicatos evitaron la convocación de un Congreso de consejos de fábrica i
de toda Rusia y consiguieron en su lugar que se estructuraran los consejos
de fábrica como organizaciones más inferiores(74). El período de
soberanía directa de los consejos de fábrica terminó así en pocos meses,
pero en su lugar el nuevo problema de las relaciones entre sindicatos y el
poder estatal enfrentó a la dirección bolchevique con no pocas dificultades
en los próximos años(75).
Quizás la más clara expresión de las tendencias de djrecta soberanía
de las masas implícitas en el principio consejista y almismo tiempo "la más
abierta medida sindicalista que jamás estuviese contenida en la legislación
soviética"(76), representaba la ordenación publicada el 23 de enero de
1918 sobre el control obrero de los ferrocarriles(77) / según el cual debían
ser formados para la dirección de las distintas líneas ferroviarias consejos
especiales de los diputados ferroviarios con comités ejecutivos, que
eligirían al siguiente órgano territorial y, por fin, un
233
Soviet de ferroviarios de toda Rusia. Esta medida fue dictada por los
bolcheviques sobre todo para crear un contrapeso frente a Vikzel (Comité
ejecutivo del sindicato ferroviario) todavía dominado por los social
revolucionarios, el cual había mostrado una posición neutral en los días de
Octubre y más tarde se había declarado a favor de fa Asamblea
Constituyente. La situación caótica de las comunicaciones, que sólo
fueron agravadas por la rivalidad entre los nuevos órganos y los viejos
Vikzel, provocaron el que Lenin dos meses después volviera a establecer
la dirección individual y la responsabilidad de los ferroviarios y que
limitara a los consejos de ferroviarios a una función consultiva(78).
También en otros campos de (a vida pública se impuso en los primeros
meses después del cambio de octubre el principio consejista. Para la
dirección de la economía nacional rusa fue formado por el decreto del 14
de diciembre de 1917 un Soviet de economía política superior, que debía
guiar y unificar a los obreros de los departamentos económicos en los
consejos locales de obreros, soldados y campesinos y más tarde también
creaba propios consejos territoriales de economía política(79). Por medio
de otros decretos dé diciembre de 1917 y de febrero de 1918 eran
suprimidos los viejos tribunales y sustituidos por tribunales del pueblo,
cuyos miembros al principio debían ser elegidos por votaciones
generales, pero más tarde fueron nombrados por los consejos loca-
les(80). Así se produjo el cuadro de un sistema consejista de múltiples
estructuras, cuyo eje lo representaban los consejos políticos de obreros
soldados y campesinos, a los que se anexionaron luego los diversos
consejos económicos y militares. Sus competencias no estaban de ningún
modo claramente limitadas entre ellos; sus tareas consistían igualmente
en liquidar.la vieja ordenación política y social como en la preparación, a
tientas aún, de una nueva que los bolcheviques denominaban “sol¡alista 0.
El resultado de la soberanía consejista en los primeros me* ses del poder
soviético fue en todo caso no una sujeción, sino más bien un aumento del
caos económico originado por la guerra y la Revolución y del
derrumbamiento de toda ordenación fija.
La Revolución, que debilitó al poder central, entregó a los soviets
locales en gran medida una independencia política y una soberanía. Los
bolcheviques con su consigna "todo el poder para los soviets" habían
actuado involuntariamente en la misma dirección. Los derechos del
gobierno soviético, que cedían todo el poder a los soviets, significaban
también un fortalecimiento del poder consejista local. "En el primer
período de la Revolución de Octubre apareció en consecuencia de la
reacción contra el viejo estado burocratizado en todas partes la tendencia,
sin aspirar a eliminar la Rusia soviética, a ignorar el centro soviético de
toda Rusia y a resolver todos los problemas planteados por la revolución
con las fuerzas locales. Esto llevó a la formación de repúblicas
234
medio-independientes, territorios autónomos etc"{81). Las correspon-
dientes "repúblicas soviéticas" fundaban su propio consejo de comisarios
de! pueblo y se preocupaban a menudo poco de los decretos de
Petersburgo y Moscú. El consejo de comisarios del pueblo de Siberia se
declaró incluso tras la terminación del tratado de paz de Brestlitowsk en
guerra con las Potencias Centrales(82). Así creó la Revolución un numero
inmenso de "comunas" muy independientes y de iguales derechos entre sí,
que caracterizan la primera fase de la soberanía aconsejista en Rusia.
Los representantes principales de esta tendencia anticentralista dentro
de los soviets eran los socialrevolucionarios de izquierdas, que en-
contraban cierto apoyo en los comunistas de izquierdas del partido
bolchevique(83). Temían que un fuerte poder central con la prolongada
autoridad desde arriba podría poner en peligro el tipo de "estado comunal"
construido desde abajo y la independencia de los soviets locales. "Los
consejos locales son portadores de todo el poder estatal, tienen el derecho
de decidir en todos los asuntos a excepción de aquellos que han cedido
con libertad a la competencia exclusiva del poder central", se dice en un
proyecyo constitucional de los socialrevolucionarios de iz- quierdas(84).
Por consiguiente debían ser los distintos consejos totalmente autónomos
en la determinación de.su sistema de elecciones, normas de
representadvidad, de organización interior, etc.(85). Los
socíalrevolucionarios-maximalistas que ya en la primera Revolución se
presentaron con el tema comunal(86), erigieron como ideal una "República
trabajadora" (trudovaja respublika) "una sociedad descentralizada con
amplia autonomía de los distintos territorios y nacio- nalidades"(87). Para
ellos y para ios socialrevolucionarios de izquierda era el sistema consejista
sólo un estadio de transición hacia |a sociedad sin clases y para la
"extinción del estado", la cual ellos —en contraste respecto a Lenin— veían
como tarea inmediata. Junto a los políticos consejos de obreros, soldados y
campesinos y absorbiendo a estos poco a poco, debía surgir una
"Federación de Soviets económicos", cuya unidad más pequeña estuviera
en la fábrica y la aldea. El socialrevolu- cionario de izquierdas, y durante un
tiempo comisario del pueblo para la justicia, Reisner, presentó a la
comisión para la elaboración de la, constitución en la primavera de 1918 un
proyecto, que preveía en lugar de una estructuración territorial la formación
de una "Federación de trabajadores" en una "Comuna-trabajadora de toda
Rusia"(88). La relación de las ideas del sindicalismo europeo occidental
con la vieja constitución del Mir rural, que es interpretado por los
socialrevolucionarios de izquierdas como estadio anterior al sistema
consejista(89), debía ser creada así una nueva forma específicamente rusa
dei socialismo, pero que de todos modos reclamaba validez universal(90).
235
Las ideas anticentralistas y sindicalistas de los socialrevolucio- narios
de izquierda no vieron ninguna derrota en la definitiva elaboración de la
constitución de la República federativa socialista de toda Rusia el 10 de
julio de 1918. Aquí' se impuso más bien el centralismo estatal
representado por los bolcheviques —a pesar de las concesiones formales
a la autonomía local de los soviets- y el principio territorial. Como primera
fijación del derecho público del principio consejista nacido en la
Revolución significaba la constitución soviética de 1918 simultáneamente
la institucionalización del movimiento consejista. La transformación de los
consejos antes simples órganos de ia Revolución en sostenedores del
poder estatal es legalizada por ella y determinante para toda la posterior
evolución de la Rusia soviética. De todos modos, la constitución de 1918
esconde ya la auténtica realidad del estado soviético que sólo puede
entenderse "en la polaridad dialéctica de una constitución de derecho
formal y una constitución política, en la polaridad dialéctica de los soviets
como transmisores y platáforma fundamentales y como la fuerza directora
del partido en el sistema de la Dictadura Proletaria"(91). El papel decisivo
del partido comunista encabezado por Lenin, que ya en el momento de la
entrada en vigor de la constitución poseía el monopolio político, no es
visible en ninguna palabra de ella. Las peculiaridades jurídico-políticas del
sistema consejista ruso, que fueron exageradas durante mucho tiempo,
jugaron por ello un papel relativamente pequeño,- aquí deben ser trata das
sólo en cuanto que sus raíces se encuentran en el revolucionario
movimiento consejista del período anterior(92).
En su parte organizativa la constitución soviética de 1918 representa
en lo esencial sólo la recopilación jurídica de las nuevas exigencias
políticas desarrolladas desde abajo y tras la Revolución de Octubre
impuestas desde arriba. La construcción piramidal del sistema consejista
con votaciones indirectas por grados de los consejos, la limitación en
obreros, soldados y campesinos, la unión del poder ejecutivo y legislativo,
constituyen el resultado del desarrollo práctico de la Revolución y obtuvo
sólo posteriormente una "superestructura" ideológica. La "Declaración de
los derechos del pueblo trabajador y explotado" aceptada ya
anteriormente en el III Congreso de soviets en enero de 1918 y colocada
al principio de la constitución, era un contraste consciente respecto a la
Declaración de los derechos humanos de la Revolución francesa(93). En
lugar de los derechos individuales burgueses exponía la soberanía de
clase del proletariado, con el objetivo "de eliminar toda explotación del
hombre por el hombre" y de la "total supresión de la división de clases". El
carácter transitorio de la "Dictadura del proletariado urbano y rural de la
empobrecida clase campesina" es repetido en la cláusula 9 de la
constitución con claridad.Pero para la duración de la
236
dictadura del proletariado, del período de "la lucha decisiva entre el proletariado y
sus explotadores" no se puede "admitir en ningún puesto de los órganos de
gobierno a éstos últimos" (cláusula 7). Las normas de votación limitaban
por elJo el derecho al voto pasivo a "todos aquellos que cubrían sus costos
de vida con trabajo productivo y socialmente útil" (cláusula 64) y excluían a
todas las personas, que empleaban a obreros a sueldo, que vivían de
ingresos sin trabajar, comerciantes y sacerdotes (cláusula 65). Éstas
determinaciones ofrecían en su aplicación la posibilidad de un amplio
margen de acción. Precisamente la clase obrera era afectada en mayor o
menor medida según la I mea táctica válida en el momento.
La limitación del derecho al voto al proletariado urbano y rural
(incluyendo a los empleados) así como a la pobre clase campesina era
consecuente efecto de la dictadura del proletariado fundamentada teóri-
camente por Lenin antes de octubre de 1917. Pero Lenin no le concedió al
problema del derecho al voto de todos y a su eliminación ninguna
importancia principal. Tras la constitución de la dictadura soviética señaló
Lenin con claridad, que la eliminación del derecho al voto "es una cuestión
puramente rusa y no una cuestión de la dictadura del proletariado"(94). El
dejó abierta la posibilidad de que en otros países la dictadura del
proletariado fuera compatible con el sufragio universal. La introducción de
nuevo del derecho al voto de todos en la constitución soviética de 1936 y la
situación en los estados comunistas de Europa oriental demuestran que un
régimen dictatorial también puede persistir con el sufragio universal, si
todos los demás medios de control y represión de la opinión pública están a
su disposición.
El derecho al voto clasista de la primera constitución soviética tenía
junto a sus raíces teóricas, una práctica. Los consejos de diputados
obreros, soldados y campesinos eran desde siempre limitadas organiza-
ciones de clase, que estaban cerradas a la burguesía, a los grandes pro-
pietarios y a la intelectualidad no bolchevique. En la praxis abarcaba el
sistema consejista por su falta de ordenación organizativa fija incluso sólo a
una minoría de las clases afectadas; así por ejemplo, las pequeñas fábricas
de artesanos eran muy raramente representadas en los consejos de
diputados obreros; respecto a la clase obrera más vale callar, sólo después
de la revolución de Octubre fué incluida en mayor medida. Tampoco la
constitución de 1918 efectuó con ello prácticamente ningún cambio; la
participación en las votaciones soviéticas fué durante años muy escasa y
alcanzó por primera vez bajo Stalin el 99%(95).
Otro rasgo característico de las disposiciones del derecho electoral
tenía su origen también en la praxis soviética ejercida en el año 1917. La
cláusula 25 de la constitución fijó el número de delegados para el Congreso
de Soviets de toda Rusia en 1 por cada 25.000 electores para
237
los consejos urbanos y 1 por 125.000 habitantes para los congresos territoriales de
soviets, que por su parte eran enviados por los soviets comarcales y los
soviets urbanos. La regulación se basaba en la ordenación electoral del I
Congreso de Consejos obreros y de soldados de toda Rusia (junio 1917) y
en las correspondientes determinaciones del I Congreso campesino (mayo
1917), que por cada 150.000 habitantes preveían 1 delegado. Tras la
unión de ambas corporaciones soviéticas en enero de 1918 siguieron
vigentes las distintas normas de representación. Para los congresos
soviéticos territoriales se elegía igualmente en relación de 1 diputado por
2.000 electores en las ciudades y 1 por 10.000 habitantes en el campo.
Esta desigual norma de representatividad favorecía con claridad a los
electores proletarios e introdujo dentro de la "democracia soviética" un
censo. La proporción de campesinos numéricamente mucho mayor debía
igualarse por lo menos en parte y al mismo tiempo debía ser documentada
la dimisión histórica del proletariado en la construcción del socialismo.
Dentro de su radio de acción reunieron los soviets de todos los rangos
el poder ejecutivo y legislativo en una mano. El principio de la unión de
poderes lo había rechazado ya Carlos Marx elogiosamente como
característica de la Comuna de París(96). Lenin lo tomó junto con la
concepción del estado-comuna y lo vio también llevado a la práctica en los
soviets(97). Los soviets del año 1917 eran de hecho órganos "legislativos"
(por medio de las disposiciones del pleno o del comité ejecutivo) y
ejecutores (ya que los miembros del soviet tomaban en sus manos o
cuidaban de la realización de las disposiciones). En la constitución fué
arraigada la concentración de poderes ahora también legalmente. La
comparación empleada a veces del Congreso soviético de toda Rusia o
del Comité Ejecutivo Central con el parlamento (como poder legislativo) y
del Consejo de los comisarios del pueblo con el consejo de ministros
(como ejecutivo) no es, por ello, válida(98). Aunque el Consejo de los
comisarios del pueblo en la constitución es designado como el órgano
gestor y el Comité Ejecutivo Central,frente a él,como responsable, se
encuentra la importante delimitación, de que "medidas, que exigen
realización urgente, pueden ser dispuestas directamente por el Soviet de
comisarios del pueblo" (cláusula 41). Desde los primeros días de la
soberanía bolchevique el Consejo de comisarios del pueblo había editado
decretos de importancia fundamental por sí mismo y sin la aprobación
previa del Comité Ejecutivo Central. Ante las protestas referidas a esto de
los socialrevolucionarios de izquierda había explicado con claridad la
mayoría bolchevique: "El parlamento soviético (se refiere al Congreso
soviético de toda Rusia) no puede negar al consejo de los comisarios del
pueblo el derecho de publicar decretos de urgente necesi- da con el
espíritu del programa general del Congreso soviético de toda
238
Rusia sin la previa presentación ante el Comité Ejecutivo Central"(99). La
"institución superior" según la constitución de la República soviética, el
Congreso de Consejos de toda Rusia, había jugado ya frente a éste desde
el III Congreso de soviets (enero 1918) su independiente papel político y se
convertía progresivamente en un simple guardar el decoro de la sobreanía
bolchevique. Este desarrollo fue fomentado sin duda por el hecho de que el
Congreso de soviets de su primera reunión en julio de 1917 era sólo una
asamblea irregular, reunida por poco tiempo de delegados y no una
institución duradera con propios comités, reglas de actuación fijas, etc.
La competencia de los soviets locales fué disminuida más en la cons-
titución —frente a las propuestas de los socialrevolucionarios de izquierdas
en la comisión para elaborar la constitución— pero esto no correspondía a
la praxis de la soberanía consejista en los primeros meses. Como primera
obligación de los órganos locales del poder soviético fue señalada:
"Realización de todas las ordenaciones del correspondiente órgano
superior del poder soviético" (claúsula 61). En los asuntos puramente
locales poseían los soviets el poder de decidir pero estaban subordinados
al control del órgano inmediato superior, que tenía el derecho sobre estos
de levantar los acuerdos. En el aspecto financiero los consejos locales
estaban obligados a aceptar la distribución del Comité Ejecutivo Central y
los departamentos locales de los consejos eran dependientes de las
correspondientes comisiones del pueblo centrales. Los soviets eran
reducidos cada vez más a órganos locales del poder soviético y perdieron
su posición de órganos de autonomía, que poseían en el año 1917.(100).
239
Los bolcheviques, que bajo la bandera de los consejos habían con-
quistado el poder en octubre de 1917, se enfrentaban después de pocas
semanas a una situación que exigía una desviación de los principios
propagados antes por ellos de la sobreanía consejista. La disolución
práctica de la parte del imperio ruso dominado por los bolcheviques en
innumerables pequeñas y pequeñísimas ''comunas" independientes esta-
ba desde el principio en contradicción con los principios centralistas del
bolchevismo. Lenin había exigido en 1917 la "autonomía revolucionaria" y
la amplia descentralización del poder estatal por razones tácticas, pero
cori ello no abandonaba sus concepciones de que sólo el "centralismo'
proletario" podría construir la ordenación social socialista( 101). Se
añadieron a estas convicciones de los bolcheviques hechos prácticos —la
amenaza militar y el caos económico—, que condujeron a un regreso al
centralismo desde la primavera de 1918. Trotski se convirtió en el lu-
chador incondicional del centralismo "revolucionario", el cual en su
discurso del 28 de marzo de 1918 con el título de "trabajo, disciplina y
orden salvarán la República socialista soviética"(102) dió la señal del fin
de la soberanía consejista directa en favor de la autoridad enérgica del
poder central y de la dictadura del partido bolchevique! 103). En el escrito
de Lenin (abril de 1918),"Las tareas inmediatas del poder soviético", se
exponía el nuevo programa para la siguiente etapa de la Revolución.
Rusia, escribía Lenin, se encontraba en el comienzo de la tarea tremenda
de construir una nueva sociedad socialista. En lugar de la destrucción del
viejo orden, que había estado hasta entonces en primer plano, de la
"inmediata expropiación de los expropietarios", tenía que aparecer ahora
"la organización de la contabilidad y del control". Esto no sería realizable
sin la ayuda de "especialistas" burgueses, técnicos y economistas. Los
obreros tenían que aumentar la productividad, organizar la competencia
entre ellos y atender a una severa disciplina de trabajo. Todo esto no sería
posible sin una dirección única. Con todo vigor expuso Lenin la siguiente
pregunta: "Si el nombramiento de personal aislado* que obtienen poderes
ilimitados de dictadores era conciliable con los principios fundamentales
del poder soviético", y daba a esto la contestación terminante: "Si no
somos anarquistas, tenemos que reconocer la necesidad del estado, es
decir, la coacción para el paso del capitalismo al socialismo... Por ello no
existe la más mínima contradicción entre el democratismo soviético (es
decir, socialista) y la utilización de poder dictatorial de algunas personas!
104). El momento actual exigía una "subordinación forzosa de las masas
bajo la voluntad unificada de los dirigentes del proceso obrero en intereses
del socialismo"! 105). El partido tenía que enseñar a las masas la
necesidad de esta modificación, que aún vivía en el período "de una
manifestación ardiente en todos los litorales"! 106). Los que Lenin señala
aquí valorati-
240
vamente con "manifestación democrática", no era en el fondo sino la misma realidad
de los soviets, que había caracterizado en el año 1917 como "la
construcción de toda la administración estatal desde abajo por las masas
mismas, su participación activa en cada paso de la vida"(107). Mientras
que los bolcheviques comenzaron a disciplinar la espontánea soberanía
consejista eliminaron simultáneamente las condiciones indispensables de
una democracia soviética. Ya que no sólo se ocuparon en reunir las
fuerzas divergentes y deslizantes hacia la anarquía, sino en asegurarse, al
margen de este poder soviético centralizado, su absoluta soberanía de
partido. Forzosamente se transformaron los soviets por ello de verdaderos
cuerpos representativos democráticos en ramificaciones alargadas de la.
dictadura del partido.
La primera irrupción en el sistema consejista tuvo lugar en la primera
mitad del año 1918 en la creación del ejército rojo(108). La eligíbilidad de
los mandos, especial característica de un consecuente principio consejista,
fué suprimida, los derechos de los comités de soldados fueron limitados,
antiguos oficiales zaristas instalados en medida creciente en puestos de
responsabilidad(109). La argumentación bolchevique por tomar estas
medidas, decía: "Cuando el poder pertenecía a los grandes propietarios y
la burguesía, era el oficial un enemigo del soldado. Es por ello
completamente natural, que los soldados enseguida de derribar al zarismo
exigieran la introducción del principio electoral en el ejército. Algo distinto
sucede ahora en un sistema socialista. Aquí existe él gobierno por la
voluntad del proletariado... se entiende por tanto que los trabajadores/dada
la confianza prestada al gobierno,también le entregan el derecho de
nombrar empleados y autoridades diversas. De igual modo era natural que
el gobierno nombrara también los mandos en el ejército'^ 110). Compárese
con estas palabras las exigencias de Lenin de elección de empleados y
oficiales por el pueblo, supresión del ejército y la policía y su sustitución
por medio de la milicia popular, véase también brevemente todo su
programa del estado consejista desarrollado en 1917 para medir la
distancia entre la ideología de la Revolución de octubre y la evolución
opuesta impuesta medio año más tarde.
Equivalente a la nueva organización de la armada bajo la dirección
central del comisariado de guerra siguió desde el año 1918 la organización
de la industria rusa bajo el espíritu de la dirección desde arriba, en contra
de la soberanía abierta directa en las fábricas por medio de comités de
fábricas! 111). La concentración por la creación de asociaciones
industriales para las distintas ramas de la producción fué acompañada de
la limitación del control obrero y la nueva instalación de directores
responsables en las fábricas! 112). Hay que añadir la introducción del
destajo, la .obligación de hacer horas extraordinarias, el rígido control de
los relevos de puestos —medidas, que deberían suplir la catastrófica
241
disminución de ia clase obrera urbana a causa del servicio militar y la emigración ai
campo(113). El punto culmen de estas medidas politicoeconómicas, que
recibieron después el nombre de "comunismo de guerra", lo constituyó el
plan de militarización del trabajo desarrollado por Trotski en 1919/20, que
preveía la creación de ejércitos de trabajo, que podían ser impuestos aquí y
allá y levantados por la fuerza(114).
El desarollo de los consejos políticos de obreros, soldados y campesi-
nos en los años 1918/20 se caracteriza por tres cosas: la exclusión paso a
paso de los partidos no bolcheviques, y en relación con esto la subor-
dinación de hecho bajo la dirección del partido comunista, finalmente la
creciente centralización y burocratización.
Los antiguos partidos de la mayoría soviética, mencheviques y so-
cialrevolucionaríos de derechas, estaban desde el II Congreso de Soviets
de toda Rusia en octubre de 1917, en el que pasaron a ser minoría, en
oposición radical al gobierno soviético. Habiendo puesto en un principio sus
esperanzas en la Asamblea Constituyente, vieron como tras su disolución
les robaban toda posibilidad de una actividad política, pública. Cierto que
no estaban excluidos oficialmente ni los mencheviques ni los
socialrevolucionarios de derechas de los soviets locales, incluso en el IV
Congreso de Soviets de toda Rusia (marzo 1918) estaban representados
por algunos delegados, pero su prensa era reprimida, numerosos miem-
bros de partido eran detenidos, y vueltos a dejar en libertad, era obsta-
culizada la agitación electoral para las votaciones del Soviet. En particular,
estaban las relaciones en los primeros meses del año 1918 muy
diversificadas; mientras que en algunos lugares se negaron los menchevi-
ques y socialrevolucionarios de derechas por sí mismos a participar y
colaborar en los soviets, en otros fueron obstaculizados por los bolche-
viques. Frecuentemente entraban en los soviets como "independien-
tes"(115). En algunos sitios, en la ciudad Tambov y en grandes zonas
industriales Izevsk en el territorio Vjatka, consiguieron ambos partidos
incluso la mayoría en las huevas elecciones de ambos soviets en abril y
mayo.de 1918.(116).
Entre la* clase obrera de las ciudades ganaron los mencheviques
seguidores en la medida en que creció la decepción ante las necesidades
económicas existentes y la indignación ante las arbitrariedades bolchevi-
ques. En Petersburgo y Moscú organizaban los mencheviques en la pri -
mavera de 1918 las llamadas "conferencias independientes", que elegían
"delegados de las fábricas". Ya que el Consejo,obrero y de soldados de
Petersburgo era dominado totalmente por los bolcheviques, debían
representar estas asambleas de delegados los verdaderos intereses del
proletariado. Los mencheviques explicaban en mayo de 1918, que los
soviets se habían convertido a los ojos de las masas en corporaciones
242
de la tiranía intolerable y de la opresión política y exigían, que les fuera devuelto su
anterior papel de representantes obreros(117).
El 14 de junio de 1918 el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia decidió
excluir a los mencheviques y social revolucionarios de derechas a su
estado, e instruir a los soviets locales para que actuasen igual(118). Como
fundamentación servía la participación de los social revoluciona* rios en el
levantamiento de los tercios checoslovacos y la instalación del "Comité de
miembros de la Asamblea Constituyente" en Samara(119). En las
siguientes semanas y meses fueron expulsados ambos partidos socialistas
de los soviets locales, y en las nuevas elecciones fueron prohibidas sus
candidaturas. Entre tanto había cambiado también la relación entre
bolcheviques y socialrevolucionarios de izquierdas. Como protesta contra el
cierre del tratado de paz de Brestlitowsk abandonaron los
socialrevolucionarios de izquierdas el 19 de marzo de 1918 el Consejo de
los comisarios del pueblo, pero continuaron en el Comité Ejecutivo
Central(120). Por medio de la propaganda en el ejército y entre los
campesinos buscaban retrasar la realización del tratado de paz. Conflic* tos
con los bolcheviques sobre la política agraria y la pena de muerte
condujeron a una mayor profundidad de los contrastes. El V Congreso de
Soviets de toda Rusia inaugurado el 4 de Julio de 1918, en el que los
socialrevolucionarios de izquierdas tenían 470 delegados de los 1.425 en
total (868 de ellos eran bolcheviques), se celebró en una atmósfera inquieta
y tirante! 121). El 6 de julio asesinaron dos socialrevolucionarios de
izquierdas al enviado alemán en Moscú de Mirbach; simultáneamente
siguió un intento de golpe de estado contra la soberanía bolchevique, pero
pudo ser sofocado con toda rapidez(122). En consecuencia fueron
detenidos enseguida la mayoría de los delegados socialrevolucionarios del
Congreso de Soviets. La constitución de la república soviética Rusa fué
votada el 10 de julio por el Congreso sin el partido segundo en importancia.
Antes se explicó en una resolución, que aquellas partes del partido de los
socialrevolucionarios de izquierdas que tuvieran más relación con el
atentado y el levantamiento, serían excluidos posteriormente de los
soviets( 123). El 15 de julio corroboraba el Comité Ejecutivo Central de toda
Rusia esta resolución! 124). Con ello eran los bolchevU ques el único
partido legal en Rusia sin tener en cuenta a grupos insignificantes y de
izquierdas que eran tolerados! 125).
Las rebeliones y atentados de los socialrevolucionarios en julio y agosto
de 1918 y las represalias bolcheviques, que culminaron en la proclamación
oficial del terror rojo, prepararon simultáneamente el fin de la democracia
soviética, que ya antes estaba bastante restringida. Aún en junio y julio
estaban representados con bastante fuerza numérica los
socialrevolucionarios de izquierdas en los soviets locales, y en los lugares
rurales incluso dominaban en algunos sitios(126). Tras su expul-
243
sión desde el otoño de 1918 estaban los consejos locales bajo riguroso control
comunista. Así decidió, por ejemplo, el soviet de Vjatka a propuesta de la
fracción bolchevique en septiembre de 1918, que sólo podían ser
representados en los soviets los partidos de los comunistas (bolcheviques)
y los comunistas populares (un insignificante grupúscu- lo, que
desapareció unos meses después). "Todos los demás partidos (también
los social revolucionarios de izquierdas, los anarquistas y los socialistas-
maximaiistas) como partidos contrarevolucionarios no tenían derecho a
presentar candidatos. En las fábricas y en tropas, en las que existen
células de partidos, se expondrán las listas de éstos: donde no existan
este tipo de células tienen que ser aceptadas las listas de candidatos por
el comité del partido. Las organizaciones del partido tienen derecho por 10
delegados ertviar un representante oficial del partido con voz y voto"(127).
Los soviets eran continuamente exhortados por los órganos superiores a
cuidar de que no ganaran influencia bajo la "máscara de los simpatizantes
o enemigos independientes del poder soviético y especialmente los
Kulaken"(128).
A parte de estas intervenciones directas era mantenido por una serie
de medidas el control comunista sobre los soviets: los términos de la
votación eran con frecuencia informados a corto plazo; diputados, poco
estimados,podían ser destituidos; los soviets se completaban con
representantes nombrados de los sindicatos, del ejército rojo etc.( 129).
De este modo lograron obtener los bolcheviques casi en todos ios sitios,
en los soviets urbanos y en los congresos territoriales una mayoría
abrumadora. De los 1.800 diputados del Consejo obrero y de soldados de
Petersburgo a finales del año 1919 eran 1.500 comunistas, 300 inde-
pendientes, 3 mencheviques y 10 socialrevolucionarios(130). En el soviet
de Saratov había en octubre de 1920 de los 644 delegados, 472 ~ 72,9%
comunistas, 172 =26,5% independientes y 4 =0,6% miembros de otros
partidos(131). Según un informe oficial ascendía la participación de los
comunistas en los congresos de soviets comarcales de la República
soviética rusa en la primera mitad del año 1918 a un 48,4%frente al 19,5%
de otros partidos y el 32,1% de independientes. En la segunda mitad de
1918 se elevó el número de comunistas al 72,8% y el de los otros partidos
descendió al 8,9% y los independientes al 18,3% En los congresos
territoriales poseían los bolcheviques ya en la primera mitad del año 1918
la mayoría absoluta con un 52,4%de todos los delegados frente al 24,5%
de otros partidos (16,8% socialrevolucionarios de izquierdas) y 23,1 %
independientes. Tras los acontecimientos del verano subió la proporción
comunista a un 90,3% los otros partidos tenían sólo un 4% y los
independientes el 5,7% de los delegados (132). En los años siguientes
creció o disminuyó la proporción de los delegados soviéticos no
bolcheviques en algún tanto por ciento, según la táctica seguida
244
por los bolcheviques frente a los partidos socialistas y la clase campesi- na(133).
Los partidos excluidos de los soviets llevaron hasta el final de la guerra
civil una existencia medio legal(134). La relación de los bolcheviques
frente a ellos se ajustaba según la situación política y militar general: en
tiempo de extrema tensión de fuerzas les era valioso el comportamiento
leal o el apoyo condicional de estos grupos, tan pronto como disminuía el
peligro no necesitaban tener ninguna consideración con ellos. Por su parte,
tos partidos se encontraban en una discrepancia interna: ¿Debía estar en
primer lugar la defensa de la revolucionaria República soviética frente a los
Blancos y la intervención extranjera, o estaba en primer lugar la lucha
contra la dictadura bolchevique, con la ayuda en caso de necesidad de los
grupos no sindicalistas y del extranjero? A excepción de los
socialrevolucionarios de derechas prevalecía en los dos restantes partidos
socialistas la primera tendencia; la común herencia revolucionaria y la idea
de la defensa nacional eran más fuertes que la enemistad con el
bolchevismo. Por estas razones no se llegó a una actuación más conjunta
de los grupos en la oposición del gobierno soviético, y los seguidores
considerables en algunos momentos y en algunos lugares de los
mencheviques y socialrevolucionarios entre los obreros y campesinos no
podían hacerse sentir políticamente.
Entre los partidos de la oposición, que habían sido dejados por los
bolcheviques en un estado de indecisión, se encontraban los socialrevo-
lucionarios de izquierdas, fuertes en el suelo del poder soviético. Eran
seguidores incondicionales del sistema consejista en su forma "pura" y
acusaban a Lenin y a los bolcheviques de corromper a los soviets y
desacreditarlos ante los ojos de los obreros. En una "carta abierta"
redactada desde la prisión en otoño de 1918, escribía Spiridonova, que los
bolcheviques por su actitud cínica ante los soviets y el desacato a los
derechos constitucionales eran "los auténticos rebeldes frente al poder
soviético". "Los consejos tienen que ser un sensible barómetro ligado al
pueblo; por ello debe reinar una indispensable libertad en las votaciones,
un juego libre de la voluntad espontánea del pueblo; sólo entonces existirá
fuerza creativa, un organismo vivo. Sólo entonces sentirá el pueblo, que
todo lo.que sucede en el país es realmente asunto suyo y no algo extraño.
Por esta razón hemos luchado en contra de. la exclusión de los
socialrevolucionarios de derechas de lossoviets"(135). Un grupo en torno
al una vez comisario del pueblo Steinberg pudo publicar en el año 1920 un
periódico legal "Znamja" en la que entre otras cosas se expresaban sus
planes para una "verdadera democracia soviética", que para ellos era
idéntico a la "dictadura de las clases trabajadoras"! 136). Los
socialrevolucionarios de izquierdas se manifestaron en contra del
monopolio del partido bolchevique y de la traición a los "principios
245
socialistas de la Revolución de Octubre"(137). Ellos fueron junto con la oposición
interior del partido, los comunistas de izquierdas, los primeros críticos
esenciales del sistema cónsejista bolchevique, y se encuentran situados en
una larga línea evolutiva que llega hasta Tito y el octubre polaco de 1956.
La actitud de los social revolucionarios de derechas frente a los soviets
existentes no fué homogénea. Antes de reunirse la Asamblea Cons-
tituyente abogaba Cernov por una actividad armoniosa de Asamblea
Constituyente y consejos(138), tras la disolución de la Asamblea Nacional
y en el curso de la creciente dominación bolchevique de los Consejos se
volvió su postura decididamente antisoviética. En una carta circular del 24
de octubre de 1918 designaba Cernov la guerra civil como "lucha entre la
Rusia soviética y la Rusia de la Asamblea Constituyente, entre odocracia y
democracia"(139). Los gobiernos bolcheviques deSamara, Omsk y
Archangelsk, que surgieron en el verano de 1918 y en los que participaban
con gran influencia los socialrevolucionarios de derechas, ordenaron la
disolución de los soviets existentes en sus territorios e instalaron los
antiguos órganos autónomos (Duma de la ciudad y Zem- stva)(140). Pero
una parte del partido se opuso a la lucha armada contra el bolchevismo al
lado de la reacción derechista y admitió una propuesta de compromiso
bolchevique, que posibilitaba a este grupo publicar por poco tiempo el viejo
periódico Déla Naroda y enviar algunos representantes a los próximos
congresos soviéticos. Pero la mayoría del partido permaneció firme en su
política de oposición frente al régimen soviético bolchevique y siguió en la
clandestinidad. Parece ser que los socialrevolucionarios de derechas no
sostuvieron una posición definitiva y sistemática respecto a los consejos y
el sistema cónsejista, aunque situasen el peso fondamental en la
Asamblea Constituyente(141).
Los mencheviques se diferenciaban de los socialrevolucionarios en
que realizaban la lucha armada contra la sobreanía bolchevique. En el
congreso del partido en mayo de 1918 se volvió a unir el grupo en torno a
Martov (mencheviques intemacionalistas) al partido. El congreso juzgó las
intervenciones aliadas y exigió la convocación de la Asamblea
Constituyente así como votaciones libres en los soviets(142).*A pesar de
sus restricciones en una oposición legal fueron excluidos los mencheviques
de los soviets por decreto del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia el 4
de julio de 1918. Pero la acentuación de las contradicciones por la guerra
civil provocó un movimiento hacia la izquierda de los mencheviques que
quedó impreso en las tesis de su Comité Central de octubre de 1918 y
condujo al levantamiento del decreto de exclusión el 30 de noviembre. En
las tesis de octubre era retirada la exigencia de convocar o llamar a nuevas
votaciones para la Asamblea Constituyente, ya que "en el momento actual
el tema de la Asamblea Constituyente
246
podría ser utilizado como bandera y máscara de la contrarevolución".
Admitía como punto de partida de su política "la forma de estado soviética
como un hecho existente y no como principio"! 143). A pesar de la
readmisión en los consejos siguió siendo tolerado el partido sólo a medias
y expuesto a continuas intervenciones tiránicas de los bolchevi- ques(144).
Pero él se mantuvo firme en su orientación de oposición legal e intentaba
vincular el frente único con los bolcheviques hacia fuera con la crítica hacia
dentro. En julio de 1919 publicaron los mencheviques un Manifiesto con el
título de "¿Qué hacer? ", que debía servir de base para la unión de todas
las fuerzas revolucionarias contra el movimiento blanco. En primer lugar
pedían el sufragio universal y elecciones libres y secretas en todos los
soviets de las ciudades y pueblos con previa agitación libre, periódicas
elecciones en los soviets y comités ejecutivos así como el levatamiento de
todas las medidas discriminatorias contra delegados aislados o grupos
enteros. Además, el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia debía volver a
funcionar como órgano supremo de la República Soviética con sus
antiguos derechos, consultando y decidiendo por él mismo todas las leyes.
El restablecimiento de la libertad de prensa reunión y asociación así como
el levantamiento de la pena de muerte y la disolución de la.Ceka eran otras
exigencias contenidas en el manifiesto(145). Los mismos bolcheviques
tuvieron que reconocer que, casi todas las peticiones mencheviques
correspondían a los artículos de la Constitución de 1918; al mismo tiempo
explicaban, que "no podía existir una democracia desarrollada en una forta-
leza sitiada" y que los mencheviques con sus exigencias "saboteaban la
Revolución"(146).
El papel de los mencheviques como oposición legal en el sistema
soviético bolchevique (si bien sólo en la limitada medida señalada) se
expresó en su participación y representación en los soviets. En el Vil
Congreso de Soviets de toda Rusia celebrado en diciembre de 1919 y en el
VIII Congreso soviético del año siguiente tomaron parte Martov y Dan con
voz consultiva, junto con algunos socialrevolucionarios (entre ellos
Steinberg), anarquistas y maximalistas(147). Su participación no fué capaz
de cambiar mucho la "atmósfera inanimada" y el "carácter, paralizado" del
Congreso(148); de todos modos eran las últimas palabras libres que fueron
pronunciadas en la más alta asamblea soviética.
En varios consejos obreros de las ciudades consiguieron los menchevi- ' ques el triunfo
en una proporción relativamente grande de diputados: en los años 1920
lograron en las votaciones de Moscú 46 escaños (uno para Martov), en
Charkov incluso 205, en Ekaterinoslav 120, en Kre- mencug 78, en Tula 50 y
en una serie de otras ciudades más de 30(149). Casi no se puede dudar de
que con votaciones libres en los consejos de diputados obreros hubieran
ganado los mencheviques hacia finales de la
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guerra civil más escaños que los bolcheviques; además los mismos diri-
gentes bolcheviques reconocieron que la mayoría de la clase obrera rusa
era anticomun¡sta(150).
Junto a ambos partidos social revolucionarios y a los mencheviques
jugaron los demás pequeños grupos socialistas de izquierda sólo un papel
mucho menos importante(151). Todos ellos los — social re volucio- narios-
maximalistas, los comunistas revolucionarios y los comunistas populares—
eran seguidores sin excepción del sistema consejista y se declaraban
partidarios del carácter de clase del nuevo estado soviético. Querían
"empujar hacia la izquierda a los bolcheviques, por el camino de la
inmediata realización del socialismo y de la República trabajado- ra"(152).
Estaban a favor de la administración directa de las fábricas por los
trabajadores "bajo el control de los soviets centrales y locales'^ 153),
comunas agrícolas en los pueblos y la reunión de las asociaciones
productivas de la ciudad con las del campo, de las industriales con las
agrarias en una federación económico-política) 154). Mientras que los tres
grupúsculos no fueron obstaculizados por los bolcheviques —la mayoría de
sus miembros se pasaron luego al partido comunista- reinó entre
bolchevismo y anarquismo una abierta oposición. El acercamiento
ideológico de Lenin al programa del anarquismo en Estado y Revolución y
la agitación bolchevique en 1917 que utilizó en parte lemas anarquistas,
sólo podían esconder temporalmente la gran enemistad. En los años 1918-
20 estaban sometidos los diversos grupos anarquistas, que nunca se
unieron en una organización general, a continuas persecuciones, que eran
interrumpidas por concesiones pasajeras(155). Enlazado con la hostilidad
de Bakunin contra todo poder organizado atacaban los anarquistas la
"dictadura del proletariado" bolchevique en nombre de la libertad, la cual
veían amenazada por el centralismo, comisarios y terror. Precisamente
porque consideraban a los soviets el grado anterior a la comuna
anarquista, criticaban en primer lugar los defectos de los soviets existentes
y se negaban casi siempre a trabajar con ellos. Los anarquistas
ucranianos que fueron muy importantes en el movimiento partisano de
Néstor Machno(156), expusieron.el lema "soviets libres sin poder
gubernamental" (volnye ibezvlastnye), que contrapusieron a los
"comandados y unilaterales consejos bolcheviques"! 157). El activo grupo
de anarcosindicalistas en Petersburgo y Moscú calificaba el poder
soviético de "máquina de explotación y sometimiento del gran número de
trabajadores por una pequeña camarilia"(158). Muchas cosas de los lemas
y exigencias anarquistas aparecerían más tarde en el levantamiento de
Kronstadt(159).
Sin tener en cuenta la expulsión de los partidos bolcheviques de los
soviets, que significó el fin de una verdadera democracia, perdieron los
consejos en los años de la guerra civil de todos modos su carácter de
248
amplia organización de masas. Incluso antes de la toma del poder bol-
chevique en octubre de 1917 se había depositado el verdadero poder de
decisión política en el Comité Ejecutivo, mientras que al pleno del soviet
se le cedió solamente la aprobación o desaprobación de resoluciones
preparadas y la decisión en los asuntos fundamentales. En el transcurso
del tiempo continuó esta concentración: junto al Comité Ejecutivo y en
parte directamente en su lugar apareció la presidencia formada por sólo
algunas personas, que dirigían todos los asuntos existentes. Además
fueron unidos los soviets de diferentes categorías, así los comités
ejecutivos de los soviets urbanos en las ciudades del territorio y la
comarca (a excepción de Moscú y Petersburgo) con los correspondientes
comités ejecutivos territoriales y comarcales. En las grandes ciudades
desaparecieron los soviets de barrio! 160). En las zonas cercanas al fren-
te y en las conquistadas por el ejército rojo en lugar de los órganos
soviéticos previstos por la constitución especiales comités revolucionarios
con poder ilimitado(161). Eran con frecuencia totalmente o en gran parte
idénticos a los comités del partido bolchevique.
En el Vil Congreso de Soviets de toda Rusia (diciembre 1919) des-
cribió Kamenev el siguiente cuadro sombrío sobre la existencia de los
soviets bajo las condiciones de la guerra civil: "Sabemos que a causa de
la guerra fueron sacados en masa los mejores trabajadores de las ciuda-
des, y a veces surge por ello una situación en que resulta difícil en este o
aquel territorio o comarca formar un soviet y crear las bases para su
trabajo regular... las asambleas plenarias de los soviets como órganos
políticos languidecen a menudo, ya que la gente se ocupa contrabajos
puramente técnicos... las asambleas soviéticas generales tienen lugar
pocas veces, y cuando se encuentran reunidos los diputados sólo es para
recibir un informe, oir un discurso, etc"(162). En Febrero de 1921
explicaba la Presidencia del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia en
un escrito, que el fin de las operaciones militares exigía ahora "la for-
mación de amplias masas trabajadoras para la labor de construcción
sobre la base de la constitución", y por ello se votarían de nuevo en el
plazo fijado los soviets, que tendrían que reunirse regularmente y deli-
berar sobre todos los problemas importantes(163).
Junto al traspaso de funciones políticas y administrativas de las am-
plias asambleas o pequeños cuerpos, existía la creciente centralización
del poder en las instituciones centrales de estado a expensas de los
consejos locales. Los nuevos negociados centrales, sobre todo en lo
económico, crearon sus propios órganos subordinados, que toparon con
los derechos de los soviets locales(164). Los roces y conflictos que
surgieron a consecuencia de esto no pudieron ser-eliminados tampoco
con la limitación jurídica del campo de competencia ni con el principio
llamado de la doble subordinación (bajo el Comité Ejecutivo de los
249
soviets y bajo el correspondiente órgano central especializado) (165). El ejército rojo
y la Ceka, el poderoso instrumento del terror, estaban de todos modos fuera
de cualquier control por los soviets.
Una especial posición tomaron antes y ahora los soviets rurales. La
organización consejista en los pueblos estaba poco desarrollada cuando la
toma del poder de los bolcheviques(166). A pesar de numerosas
ordenaciones, determinaciones constitucionales y de la agitación del partido
sólo se fue imponiendo despacio la organización soviética en los niveles
inferiores. En las instrucciones sobre la formación de los consejos de aldea
se enlazaba conscientemente con las antiguas instituciones de los "schod",
asambleas campesinas, para facilitar a los campesinos la comprensión de la
nueva forma soviética(167). Los soviets de aldea tampoco se diferenciaban
apenas de los anteriores "schody" con la diferencia de que no se admitía a
los campesinos ricos.Las quejas sobre el derrumbamiento de la
organización consejista en las ciudades era completada con informes sobre
la triste situación en el campo, como, por ejemplo, el siguiente informe de un
miembro del soviet comarcal de Jurevez: "Tengo que decir a mi pesar, que
en determinados lugares de hecho ni siquiera existen soviets de aldea, sólo
existen sobre el papel. Pero también allí donde existen no tienen casi vida,
no se hacen asambleas, no se llega a ningún acuerdo o decisión"(168). En
general reinaba en el campo un caos administrativo, las distintas
autoridades trabajan sin método, todos daban órdenes, los Comités
Ejecutivos Volost eran invadidos con papeles, etc. En el Congreso de los
presidentes de los Comités Ejecutivos comarcales del territorio Ivanovo-
Voznesensk en mayo de 1919 se protestó con fuerza de que en los
consejos locales faltaban colaboradores apropiados, los campesinos en
parte tenían una actitud hostil y los comisarios se comportaban de forma
grosera! 169). Muy abiertamente contaba la situación el comité
revolucionario del territorio Vjatka: "La suerte de los pueblos está en que
ninguna de las autoridades intenta convencerse de la realización de sus
ordenaciones. Por ellos el pueblo comenzó a llevar una vida totalmente
independiente... En general no se sabía nada en el campo del sistema
consejista, de las actividades del poder soviético y sus metas..."(170).
La política agraria bolchevique colaboró para que el pensamiento
consejista no se hiciera familiar entre los campesinos. Tras la primera fase
de la espontánea revolución agraria, que fué llevada políticamente por los
socialrevqjucionarios de izquierdas, comenzaron los bolcheviques a llevar la
Revolución "socialista" al campo. Por un decreto del 11 de junio de 1918
fueron creados especiales "comités de la pobreza aldeana", cuya obligación
era requisar con las secciones armadas de los obreros industríales trigo a
los campesinos ricos, requerir ganado y herramientas y repartirlo entre los
campesinos pobres e incluso repartir de
250
nuevo el suelo{171). Los comités de pobres, que eran denominados por
los bolcheviques órganos de la dictadura del proletariado", desbancaron a
los soviets campesinos y erigieron su propio régimen despótico. Muchas
veces no se contentaban sólo con la expulsión de los Kulakos y todos los
demás elementos antibolcheviques del soviet, sino que también
disolvieron con rapidez los "soviets enemigos de los soviéticos". Después
de algunos meses hablaban los propios bolcheviques de un "doble poder"
en' los pueblos. Para superar esta situación ordenó el Comité Ejecutivo
Central de toda Rusia el 2 de diciembre de 1918 nuevas elecciones de
aldea y Volost, en las que los comités de pobres debían dirigir y vigilar las
nuevas votaciones. Tenían el derecho de excluir a toda persona no grata o
más tarde expulsarlos de los soviets. De este modo “debían ser elegidos
soviets "revolucionarios", en los que sólo estaban representados los
campesinos pobres y las partes leales del campesinado medio! 172).
También después de disolver los comités de pobres y la nueva táctica
bolchevique, que perseguía ganarse al campesinado medio, fueron
rechazados los soviets por la mayoría del campesinado ruso. La forma
soviética, que precisamente por su sencillez y espontaneidad podía
enlazar con las antiguas instituciones de la "democracia" campesina fue
comprometida contra el campesinado por su acoplamiento con la lucha
bolchevique. Por años perseveró el campesinado en su adversión por los
soviets, a los que con razón veían como instrumentos del partido
comunista.
251
tubre de 1917, sino más bien de la continuación de viejas tesis y modos de
actuación, como fueron expuestos y realizados por Lenin desde el
comienzo de su carrera política, luego en el año 1905 y, sobre todo, en el
transcurso de la Revolución de 1917. Por ello, dada la anterior exposición
de la relación entre bolchevismo y consejos en 1905 y 1917 basta con
limitarse aquí' a los problemas más importantes.
Lenin caracterizaba en la primavera de 1918 el poder soviético como la
"forma rusa de la dictadura del proletariado"(175) de la forma siguiente: "El
poder soviético no es otra cosa que la forma de organización de la
dictadura dei proletariado de las clases progresistas, que levanta a
millones y millones de trabajadores y explotados hacia el nuevo
democratismo, hacia la participación autónoma en la administración del
estado, que,en base a su propia experiencia,aprenderán a ver en la
vanguardia del proletariado, disciplinada y consciente de su clase, su
dirección fidedigna"(176). En su polémica con Kausty escribió Lenin unos
meses después: "Los soviets son las inmediatas organizaciones de las
propias masas trabajadoras y explotadas, que les facilitan la institución del
estado y el dirigirlo dentro de sus posibilidades. Precisamente la avanzada
de los trabajadores y explotados, el proletariado urbano, tiene aquí
ventaja, ya que por medio de las grandes fábricas es más fácil de asociar;
a él le resulta más fácil votar y controlar las elecciones. La organización
soviética facilita automáticamente la unión de todos los trabajadores y
explotados en torno a su vanguardia, en torno al proletariado"* 177).
Lenin diferenciaba, pues, claramente tres esferas o niveles, que cons-
tituyen la consistencia del poder soviético:
1. La masa de los trabajadores y explotados, que tienen que ser
"levantados", "atraídos", "unidos".
2. La vanguardia de los trabajadores, el proletariado urbano.
3. La avanzada del proletariado y la dirección de las masas trabaja-
doras, el partido comunista.(178).
Estas «son viejas concepciones de Lenin ya de antes de la primera
Revolución Rusa, que escribió en ¿Qué hacer? y expresó como sigue en
1904: "En verdad no se puede confundir al partido^como vanguardia de la
clase obrera.con toda la clase obrera... Nosotros somos el partido de la
clase, y por ello tiene que actuar bajo la dirección de nuestro partido casi
toda la clase (y en tiempos de guerra, en la guerra civil, integramente toda
la clase)"* 179).
Los soviets de diputados obreros, campesinos y soldados tienen, por
tanto, la obligación en el período de transición del capitalismo al comu-
nismo (dictadura del proletariado) de organizar las masas trabajadoras
(incluido el proletariado), que por sí mismas aún no están a la altura de la
"conciencia socialista", bajo la dirección comunista y reunirlas en
252
torno al partido. Los soviets no están para proporcionar un medio de expresión al
"fluctuante" querer político de las masas, sino para establecer la relación
entre ellas y su "vanguardia", el partido comunista. En complemento de los
pensamientos de Lenin desarrolló Stalin en los años 29 su "teoría de la
transmisión", que definía la relación entre soviets y partido de la siguiente
manera: "El partido hace realidad la dictadura del proletariado. Pero no la
realiza directamente, sino con la ayuda de los sindicatos, a través de los
soviets y sus ramificaciones. Sin estas "transmisiones" sería imposible
cualquier dictadura posible"! 180). Que gobernara en la Rusia soviética la
dictadura de un partido, que se servía de los soviets (junto a otras
organizaciones) como palanca y "transmisiones", es reconocido
abiertamente también por otros dirigentes bolcheviques. Por ejemplo,
Trotski explicaba inexplicablemente cuando aún estaba en la cumbre del
poder: "en las manos del partido se concentra la dirección general. No
gobierna directamente, porque su aparato no está establecido para ello.
Pero a él corresponde la palabra decisiva en todos los problemas
fundamentales. Aún más, nuestra praxis nos ha llevado a que en toda
cuestión huelguística... la última palabra corresponda al Comité Central del
partido... Se nos ha acusado de muchas cosas, de haber simulado sólo la
dictadura del proletariado, pero en realidad haber ejercido la dictadura de
nuestro partido. Pero se puede decir con todo derecho, que la dictadura de
los soviets sólo ha sido posible mediante la dictadura del partido: gracias a
la claridad de sus conocimientos teóricos y de su fuerte organización
revolucionaria el partido aseguró a los soviets la posibilidad de
transformarse de unos parlamentos de obreros sin forma en un aparato de
soberanía obre- ra"(181). Trotski cayó en los "parlamentos obreros sin
forma" eran libres organizaciones democráticas obreras y verdaderos
órganos de administración autónoma, mientras que los "aparatos de la
soberanía obrera" en realidad representaban instrumentos de la soberanía
del partido bolchevique. Abiertamente reconocía Zinonev, "que el poder so-
viético en Rusia no se hubiera mantenido en pie sin la dictadura de hierro
del partido comunista durante tres años, ni siquiera tres semanas. Todo
obrero con conciencia de clase tiene que entender que la dictadura de la
clase obrera no puede materializarse de otra manera que por la dictadura
de su vanguardia, es decir, por el partido comunista... Todos los problemas
del levantamiento económico, la organización militar, la formación del
pueblo, la política de aprovisionamiento, etc., todas estas cuestiones, de las
cuales depende totalmente la suerte de la Revolución proletaria, son
decididas en Rusia antes de todas las demás cosas y casi siempre en el
marco de la organización del partido... El control del partido por los órganos
soviéticos, por los sindicatos es la única garantía
253
solidaria de que no se defienden intereses gremiales o de grupos, sino los
intereses de todo el proletariado"(182).
Para los bolcheviques fueron los consejos obreros de soldados del
año 1917 el trampolín para la conquista del poder, que estaban decididos a
mantener sin consideración a un posible cambio de tendencia política de la
masa. Impidieron una mayoría no bolchevique en los soviets mediante la
prohibición de los otros partidos socialistas. Según esto, el partido
bolchevique hubiera podido gobernar desde el verano de 1918 sólo y sin
los soviets. La víspera de la Revolución de Octubre había escrito Lenin,
qüe los 2*0.000 miembros del partido bolchevique estaban en situación de
gobernar a Rusia igual que antes lo habían hecho 120 grandes
propietario$(183). Pero Lenin no eliminó a los soviets, aunque fueran
"desde el principio cuerpos extraños a la enseñanza del partido
bolchevique"! 184). Demasiado fuerte era. '.a ligazón de la idea de los
soviets, por medio de la agitación bolchevique bajo el lema de "todo el
poder a los soviets" con el bolchevismo, demasiado grande era al mismo
tiempo la necesidad de los poseedores del poder de legitimizar su so-
beranía democráticamente por medio de los soviets. Pero al mismo tiempo
con el triunfo del bolchevismo fue cambiada básicamente la idea
consejista: de órganos de la autonomía proletaria y portadores de una
democracia radical se convirtieron los consejos rusos en órganos de
dirección de masas por le élite del partido. El partido como "fuerza
directiva" y los soviets como "transiciones" son algo muy distinto que la
idea de autonomía de las masas con su superación de la contradicción
entre "arriba" y "abajo", como fue descrito en la teoría de Lenin de 1917,
propagado por la agitación, pero nunca llevado a la práctica por el estado
soviético.
En el sistema consejista bolchevique los soviets no están, según pa-
labras de Trotski, para "reflejar la mayoría estática", sino para formarle con
dinamismo"! 185). Esta "dinámica formación de la mayoría" es tarea del
partido comunista. En la resolución fundamental de la VIII Asamblea del
Partido se dice: "El partido comunista se impone la tarea de conquistar la
influencia decisiva y la total dirección en todas las organizaciones de los
trabajadores en los sindicatos, asociaciones, comunas rurales, etc. El
partido comunista se esfuerza, sobre todo, para llevar a cabo su programa
y la dirección ilimitada en las actuales organizaciones estatales, los
soviets... Con un trabajo diario, práctico y lleno de sacrificios en los soviets
y con la ocupación de todos los puestos de ios soviets por los miembros
más fieles y mejores tiene que ganarse el partido comunista ruso la entera
soberanía política en los soviets y el control práctico sobre todo su trabajo"
(186). Por medio del sistema del "centralismo democrático" estaban las
fracciones del partido comunista en los soviets atados a las instrucciones
de las instancias superiores del
254
partido. Aunque aún durante años predominaron los independientes en el nivel
inferior de la pirámide soviética, disponían los comunistas en los Comités
Ejecutivos más de la mayoría numérica(187). En la cumbre existía una
intensa unión personal entre soviets y órganos del partido. En la praxis del
estado soviético se producían continuamente dificultades, para separar las
tareas y actividades de los órganos estatales y las del partido; el mayor
control político, pero también el derecho a las intervenciones inmediatas del
partido en la actividad de los órganos soviéticos quedó inalterable(188).
Una tesis fundamental de la teoría consejista de Lenin era, que los
soviets como organizaciones democráticas de las masas trabajadoras es-
taban muy por encima de las correspondientes instituciones de la de-
mocracia parlamentaria-burguesa."(189). Esta "millonésima" superioridad
de la democracia soviética descansaba, según el punto de vista
bolchevique, "en que los consejos dirigentes se encontraban en continua
relación con las organizaciones de masas de los obreros y campesinos y de
este modo las más amplias masas populares podían participar durante todo
el tiempo en la administración del estado obrero y campesino" (190). Los
métodos de la democracia primitiva —signo de los espontáneamente
surgidos consejos revolucionarios— debían según la teoría bolchevique
superar la contradicción entre pueblo y gobernantes. "El sistema consejista
intenta enlazar en todas partes la actividad de las personas corr los asuntos
generales del estado, la economía, la cultura, etc., combatiendo por que la
administración de todas estas cuestiones tuviera el privilegio de ser de una
capa-burocrática, cerrada, aislada de la vida conjunta de la sociedad"(191).
Incansablemente hablaba Lenin de la necesidad de despertar la iniciativa
de las masas, atraer a los obreros y a los campesinos a la administración
en la "espontaneidad". El partido lo repetía en cientos de resoluciones.
El intento de convertir a los soviets en órganos de un gobierno
democrático fracasó poco tiempo después de la Revolución bolchevique.
Los bolcheviques se vieron obligados a volverá instalar muy pronto a las
mismas personas, que habían tildado de enemigos de ciase, para el
establecimiento de las instituciones después de la "destrucción" del viejo
aparato estatal. En los soviets con sus innumerables departamentos eran
indispensables antiguos funcionarios administrativos, y el aparato
burocrático en las numerosas nuevas instituciones centrales se ensanchó
en enorme medida. En la misma relación, y no por falta de una verdade ra
oposición política, fue perdiendo cada vez más la posibilidad de controlar la
nueva burocracia, y la distancia entre "pueblo" y "burócratas" que debía ser
superada por el sistema consejista, estaba de nuevo presente. Las quejas
por diferentes' "abusos burocráticos", la falta de contacto entre los órganos
soviéticos y sus electores y el ascenso del
255
proletario a nuevos burócratas de la administración fueron desde el año 1918 cada
vez más sonoras! 192); acompañan a la historia del estado soviético hasta
nuestros días.
Incluso el mismo Lenin tuvo que reconocer públicamente en los
últimos años de su vida, que había fracasado en el intento de suprimir la
burocracia en el primer impulso revolucionario. Escribió en 1922:
"Prácticamente hemos heredado nuestro aparato del antiguo régimen, ya
que nos fue por completo imposible reorganizarlo en tan poco tiempo,
sobre todo, en un tiempo de guerra, de hambre, etc.(193). Por medio del
aumento del número de miembros de la comisión central de control (a
nivel del partido) como de las inspecciones de obreros y campesinos (a
nivel del estado)(194) debían ser eliminados los defectos, que según
palabras de Lenin, venían de que "el mismo aparato ruso", que habíamos
tomado del zarismo, sólo había sido ungido con el sagrado aceite
soviético"(195). Lenin veía la razón de esta existencia continuada de la
burocracia, en primera línea, en el bajo nivel cultural de Rusia, que
determinaba, "que los soviets, debiendo ser según su programa órganos
de gobierno "por" los trabajadores, en realidad son órganos de gobierno
"para" los trabajadores, un gobierno a través de la capa progresista del
proletariado, pero no de las mismas masas trabajadoras"! 196). Se
necesitaba, por ello; un largo trabajo de formación para capacitar al
atrasado pueblo ruso, para que llevara a cabo por si mismo los asuntos de
gobierno y administración. Stalin calificó más tarde a los soviets de
"colegios del arte de gobernar para diez y cien mil obreros y campesinos"!
197).
Un agudo observador occidental escribió ya en el año 1919: "Quizás
sean los consejos, en última instancia, sólo un incremento de la burocra-
cia... y un punto de transición en el camino que conduce a un comple -
mento y renovación de la burocracia a través de los elementos obreros"!
198). El posterior desarrollo de la Rusia soviética le dió la razón. Los
soviets que con ayuda del continuo control de las votaciones, del derecho
de revocación de los diputados, y de la unión del poder legislativo y
ejecutivo debían evitar una burocratización, se convirtieron ellos mismos
en instituciones burocráticas sin control eficiente de abajo. Porque para
ello hubiera necesitado del libre juego de fuerzas políticas que los
bolcheviques impidieron con la construcción de su monopolio de partido.
La idealización de Lenin de la "democracia soviética y su utopía de un
estado sin funcionarios y sin policía estaban desde un principio en una
casi ¡nsoluble contradicción con su enseñanza de la imprescindible
dirección del partido y la praxis estatal dependiendo de él. Los
bolcheviques se encontraban ante un auténtico dilema: si querían, según
su programa, atraer mas a las masas hacia la administración y el gobierno
y soltaban por este motivo el rígido control político sobre los
256
soviets, entonces existía el peligro de que las fuerzas de oposición gana-
sen una importante influencia en los soviets. Pero por el contrario, la
dictadura comunista causaba el que la población participara muy poco en
las elecciones soviéticas, sobre todo el campesinado, ya que no se
esperaba por este camino ningún cambio o mejoramiento. Por un lado
estaban empeñados los bolcheviques en elevar el interés de las masas
por medio de "campañas de vivificación" en "sus" órganos; por otro lado
no estaban dispuestos a levantar su soberanía única y reestablecer una
auténtica democracia soviética. Así los consejos rusos quedaron deudo-
res de la comprobación histórica como nuevas formas de una democrática
constitución representativa para su capacidad de existencia y posibilidad
de dirección. Los supuestos gobernantes desde 1918 en Rusia, los
"soviets" sólo son brazos alargados de la burocracia del partido, "esta-
distas mudos"{199), sin poder real. Resulta inimaginable una disolución
del dominante partido comunista por un acuerdo democrático de los
consejos.
Las causas de este desarrollo de los soviets en simples instituciones
decorativas no las puso al descubierto nadie con más agudeza que un
propio dirigente del partido bolchevique. Alexandra Kollontaj escribió
durante la escisión interna del partido en 1920: "Tenemos la esponanei-
dad de las masas. Tenemos . miedo de darles a las masas margen libre
para su genio creador. Tenemos la crítica. Ya no tenemos confianza con
las masas. Aquí... está la causa de nuestra burocratización. La iniciativa
es achicada, el deseo de actuar, muere. Si es así, deben cuidar los
mismos funcionarios por nosotros. De este modo surge una separación
muy perjudicial: nosotros, es decir los trabajadores, y ellos, es decir, los
funcionarios soviéticos, de quienes depende todo. Aquí está la raíz del
mal"(200). Y nadie ha predicho mejor la futura degeneración de los
soviets, sólo unos meses después de su establecimiento en poder estatal
formal, que Rosa Luxemburgo, que conservó su sentido crítico en el
momento de todas las admiraciones y apreciaciones de la Revolución
bolchevique. Ella dictó con la siguiente frase la sentencia del sistema
consejista bolchevique: "Lenin y Trotski han puesto en lugar de las
corporaciones representativas surgidas del sufragio universal del pueblo
los soviets como única representación real de las clases trabajadoras.
Pero con la represión de la vida política en todo el país tiene que decaer
cada vez más la vida en los soviets. Sin votaciones generales, libertad sin
trabas de prensa y reunión, se convierte en apariencia en donde la
burocracia queda como único elemento activo. La vida pública se duerme
progresivamente, una docena de dirigentes de partido de inagotable
energía y un idealismo sin fronteras dirigen y gobiernan; bajo ellosdirijeen
realidad una docena de cerebros privilegiados y una élite de obreros es
convocada de tiempo en tiempo a asambleas, para aplaudir con asenti-
257
miento los discursos de los dirigentes, aprobar unánimemente resoluciones que se
le dan hechas, en el fondo, por tanto un nepotismo —indudablemente una
dictadura, pero no la dictadura del proletariado, sino la dictadura de un
puñado de políticos, es decir, dictadura en sentido burgués, en el sentido
de la soberanía jacobina"(201).
258
nizada por un Congreso de productores de toda Rusia, que se reuniesen
en uniones por oficio o por rama industrial. Estos votan un órgano central
que administra toda la economía de la República"(204). En la base inferior,
las fábricas, debían volver a tener los consejos de fábrica la palabra
decisiva.
Lo que suscitó la oposición obrera no era otra cosa que el problema de
la democracia proletaria dentro del sistema de la dictadura del prole-
tariado, que eran democracia proletaria dentro del sistema de la dictadura
del proletariado, que eran idénticos en le teoría oficial bolchevique. Pero
en realidad enseñaban a los obreros, que el estado soviético no era un
estado proletario, en el que las mismas masas obreras pudieran decidir su
destino. La oposición obrera quería conseguir por el camino de la
participación sindicalista en la dirección del proceso económico, la
autonomía del proletariado. Todavía no pensaba, para ello, en una
democratización del estado, es decir, de los soviets, y en el abandono de
la posición monopolista del partido comunista. Pero exigía dentro del
partido mayor libertad de las discusiones, realización consecuente del
principio electoral y limpieza en el partido de todos los elementos no
proletarios(205). Con ello se acercaba al otro grupo de oposición, los
"demócratas-centristas", que luchaban contra la predominancia de los
Comités Ejecutivos Centrales sobre los soviets locales y exigían el
reestablecimiento de los derechos conféridos en la constitución, pero no
observados en la praxis de la guerra civil(206).
Lenin reconocía al peligro, que podía crecer de estas tendencias
oposicionáles para la unidad y el papel dirigente del partido. Estaba decidido
a mantener forzosamente en pié a la dictadura en contra del querer de la
clase obrera y en caso de necesidad con concesiones a los campesinos.
Lenin explicó con'claridad, que la Rusia soviética no era un estado puramente
obrero, sino una república obrera y campesina, y, por ello, los sindicatos
tenían que seguir siendo especiales representaciones de intereses del
proletariado, aunque'fuesen a un tiempo "colegios del comunismo"(207). Con
ello se oponía también a Trotski, que tomó un propio punto de vista en la
discusión en torno a los sindicatos. Trotski quería incluir formalmente a los
sindicatos en el aparato estatal, consolarlos con tareas administrativas y
estructurarlos dentro de su sistema militarista de trabajo(208). Pero en el
principio de la imprescindible conservación del monopolio partidista estaban
de acuerdo Lenin y Trotski. "La oposición obrera se presentó con peligrosas
palabras propagan- . dísticas, haciendo un ídolo de los principios
democráticos. Establecía el derecho del obrero a elegir sus representantes
por encima del partido, como si el partidp no estuviera autorizado a mantener
su dictadura, aunque esta dictadura chocase temporalmente con los
cambiantes estados de ánimo de la democracia obrera". Trotski apeló al
"derecho de
259
primogenitura histórica revolucionaria del partido", que le obligaba, "a mantener en
pie su dictadura sin consideración a fluctuaciones pasajeras en el ánimo de
las masas"(209) Las tesis de la oposición obrera fueron tildadas por una
resolución dictada por Lenin como "desviación anarcosindicalista" en la X
Asamblea del partido comunista en marzo de 1921, y establecida de nuevo
la unidad del partido por rigurosas determinaciones contra toda formación
fraccionaria(210). Los bolcheviques fortalecieron su dictadura en un
momento en que las masas proletarias, en cuyo nombre la ejercían, se
levantaron violentamente contra su soberanía.
Mientras que las discusiones en torno al problema de los sindicatos se
desarrollaban dentro del partido bolchevique y la oposición permaneció en
la legalidad, "otros obreros e hijos de campesinos con uniforme no tenían
estos obstáculos"(211). Descontento y agitación latente en las masas
proletario-campesinas estallaron en el levantamiento de Kronstadt. Este
acontecimiento significa el remate del movimiento revolucionario ruso y el
fin de todo levantamiento de masas organizado contra el bolchevismo en
Rusia. Mejor que lo hubiera sido capaz de hacer toda crítica
antibolchevique desde fuera, aclaró al mismo tiempo el levantamiento de
Kronstadt la contradicción interior del sistema aparantemente dominante de
la dictadura del proletariado". Por ello fue tan peligroso para los
gobernantes bolcheviques, que hasta hoy silencian o falsifican los
hechos(212).
El levantamiento de Kronstadt ha de verse en el trasfondo de la crisis
política y económica del régimen bolchevique al final de la guerra civil. En
las semanas anteriores a la sublevación se llegó en el campo a numerosos
movimientos campesinos y en la ciudad a huelgas obreras(213). A
mediados de febrero de 1921 alcanzó el descontento entre los obreros en
Petersburgo su punto culmen. La organización del partido, debilitada por
las polémicas fraccionarias en la discusión sindicalista, perdió el control
sobre las fábricas. Los obreros airearon en asambleas de protesta su
irritación por la reducción de las relaciones de comestibles y el cierre de
muchas fábricas con el consiguiente desempleo. También se exigía un
cambio de lá política económica bolchevique en el sentido de un comercio
más libre, que debería mejorar el abastecimiento en las ciudades. Al
prohibirse la asamblea, comenzó el 23 de febrero en varias fábricas una
huelga de protesta que se extendió rápidamente y condujo el día 25 a
manifestaciones callejeras e incluso a aislados enfrentamientos armados .
Va el día 24 impusieron los bolcheviques el estado de guerra én la ciudad.
El día 26 fue condenado violentamente por un comité de defensa formado
por sí mismo bajo Zinoviev así como por el Soviet de Petersburgo el
movimiento huelguístico. Al mismo tiempo buscaron los bolcheviques
refuerzo de tropas, ya que no se podían fiar de las unida-
260
des en la ciudad. Las huelgas se propagaron de todos modos hasta el 28 de febrero;
este día abandonaron también los obreros de la famosa fábrica Putilov el
trabajo(214).
Las originarias exigencias puramente económicas y limitadas de los
trabajadores tomaron pronto también un carácter político. Los grupos medio-
legales mencheviques, socialrevolucionaríos y anarquistas imprimieron
panfletos y llamamientos y mandaron oradores a las asambleas obreras.
Frente a las posteriores afirmaciones bolcheviques hay que afirmar, que ios
grupos socialistas —ya de por sí débiles— no pensaban en un levantamiento
violento al que consideraban inútil. Los mencheviques, a titulo de ejemplo,
no compartían la esperanza muy extendida en estos días en Petersburgo en
un nuevo "febrero", es decir, el derrumbamiento del poder bolchevique.
Querían mediante victorias parciales ablandar la dictadura del partido y
causar un progresivo paso hacia la democratización. "Votaciones libres en
los soviets como primer paso para la disolución de la dictadura por la
soberanía de la democracia: este era el lema político del día", escribía Dan,
que estuvo actuando en los días de febrero hasta su detención en
Petersburgo el día 26(215). De forma semejante se dice en un manifiesto
del día 27: "Es necesario un total cambio en la política del gobierno. En
primer lugar necesitan los obreros y campesinos libertad. No quieren vivir
según los decretos bolcheviques, sino decidir por ellos mismos su destino...
Exigid firmes y de forma organizada: liberación de todos los detenidos
obreros socialistas e independientes, levantamiento de la ley marcial,
libertad de expresión, prensa y reunión para todos los trabajadores, nuevas
elecciones libres de los consejos de fábricas, sindicatos y soviets"(216).
Las huelgas y desórdenes en Petersburgo pudieron ser sofocados por
los bolcheviques después de unos días mediante amenazas y ciertas
concesiones materiales. Pero la chispa saltó hasta Kronstadt, el puerto
situado a las puertas de Petersburgo, el viejo centro revolucionario, cuyos
radicales marinos desde siempre habían pertenecido a los más fieles
seguidores de Lenin. Precisamente esta tradición revolucionaria de
Kronstadt hacia especialmente sensible a los obreros y marinos frente a los
métodos de la dictadura bolchevique, que no sólo se dirigía contra los
enemigos de clase comunes, sino también ejercía coacción sobre las masas
proletarias. La radical mentalidad de los Kronstádtianos, entre quienes ya en
1917 poseían una importante influencia los socialrevolu- cionarios de
izquierdas y los anarquistas, englobaba también a los jóvenes reclutas
ucranianos incluidos en el otoño de 1920, que traían consigo de sus casas
el extendido descontento de los campesinos con respecto a la política
agraria bolchevique. Fueron más tarde el germen activo de la revuelta. Las
organizaciones del partido comunista en el Mar Báltico y en la ciudad
estaban medio destruidas, apenas poseían influencia'
261
sobre los marinos y se oponían, en parte, ellas mismas a los órganos superiores del
partido. Una conferencia del partido celebrada el 15 de febrero exigía la
democratización del trabajo del partido, algunos dele* gados se declararon
en contra de las secciones políticas en la mari- na(217).
Las noticias de las huelgas obreras en Petersburgo alarmaron a la gente
de mar de Kronstadt. Si bien consiguieron Zinovev y Kalinin en la base de la
marina de Petersburgo, aunque con esfuerzo, apartar a los marinos de una
reunión del movimiento obrero, entraron los Kronstádtia- nos en relación con
los huelguistas. El 28 de febrero redactaron los marinos del buque de guerra
"Petropavlovsk" una resolución, en la que, entre otras cosas, exigían
elecciones libres para el Soviet de Kronstadt. Simultáneamente enviaron los
marineros una delegación a Petersburgo, para hacerse una idea de su
situación. Otros barcos se unieron a la resolución de "Petropavlovsk", y el 1
de marzo se reunieron más de
10.0 marinos, soldados y trabajadores en una manifestación masiva al
aire libre. En la asamblea, en la que también participó el presidente
del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia, Kalinin, se escuchó el
informe de los delegados de los marinos, que denigraba la opresión
de las justas exigencias obreras abiertamente. Intentos de
apaciguamiento por parte de Kalinin y del comisario de la marina
Kuzmin fracasaron, el gentío tomó la resolución del '"Petropavlovsk"
como programa de sus peticiones al gobierno soviético.
En ella se decía: "En vista de los hechos, que los actuales soviets no
reflejan la voluntad de los obreros y campesinos, deben ser votados en
seguida de nuevo con previa agitación libre... Libertad de expresión y
prensa para los obreros, campesinos, anarquistas y partidos de los
socialrevolucionarios de izquierdas, libertad de reunión para los sindicatos y
asociaciones campesinas, liberación de todos los prisioneros de los partidos
socialistas y de los obreros, campesinos, soldados y marineros detenidos a
raíz de sus movimientos. Supresión de todas las secciones políticas en la
armada, ya que ningún partido aislado debe tener derechos especiales para
propagar sus ideas. Iguaidad de todas las raciones de los trabajadores.
Libre derecho de usufructo de los campesinos sobre su tierra y el derecho
de conservar el ganado mientras que no se ocupen en un trabajo
asalariado"(218).
Al día siguiente, 2 de marzo, tomó el movimiento espontáneo forma
organizada: en un congreso de unos 300 delegados de los marinos,
soldados y obreros se eligió una presidencia de 5 personas encabezada por
un escribiente de la marina, Petricenko, del "Petropavlovsk", que trabajaba
como comité revolucionario provisional y fue aumentado en los siguientes
días a 15 miembros(219). La asamblea decidió además la detención del
presidente del Soviet bolchevique, Vasilev, del comisario
262
de la marina, Kuzmin, y del comisario de los acorazados, Korsunin. Como
tarea principal le fue asignada al Soviet la preparación de las nuevas
elecciones. El comité revolucionario no tomó mayores medidas.
Exceptuando los 3 nombrados no fué detenido ningún miembro del partido
comunista. Por el contrario, los marinos se esforzaban por atraerse a su
lado al mayor número posible de simples miembros del partido. De hecho
declararon numerosos bolcheviques en los días siguientes —en total 776, es
decir, casi un tercio de sus miembros— su salida del partido(220). Pero en
los días críticos del levantamiento fue ron detenidos unos 70 comunistas
activos, sin que sufrieran ningún tormento(221).
Los militares de mayor graduación, de entre los cuales había también
algunos oficiales del antiguo zarismo, que habían sido nombrados por los
propios bolcheviques, se pusieron igualmente de lado de los marineros
amotinados. Esto dió a la propaganda bolchevique un pretexto.a propósito
para hablar de una conjura contrarevolucionaria contra el poder soviético.
Una ola de difamación cayó en la prensa y radio sobre Kronstadt. El 4 de
marzo reprobaba el Soviet de Petersburgo el movimiento como crimen
contrarevolucionario, y el día 5 envió Trotsky un ul- timatun a la plaza
fuerte, para que se rindieran incondicionalmente (222). Los sublevados se
abstuvieron de cualquier ofensiva militar. Una oferta radiofónica del
dirigente socialrevolucionario Viktor Cernov desde Reval, de ir a Kronstadt
y apoyar a la ciudad con provisiones de primera necesidad, fue rechazado
por el comité revolucionario(223). Igualmente fueron rechazados los
consejos de los militares de apoderarse en un ataque repentino del fuerte
Dranienbaum. Se queria evitar a toda costa derramamiento de sangre y se
esperaba todavía una deferencia del gobierno soviético. Al mismo tiempo
sentían los habitantes de Kronstadt una vaga esperanza en el
desencadenamiento.de una general sublevación del pueblo contra el
bolchevismo, una creencia, que parecía justificada por los simultáneos
desordenes campesinos en diferentes partes de Rusia, sobre todo en el
territorio Tanbov, y las huelgas de Petersburgo. La actitud pasiva de los
sublevados dió lugar junto con la situación estratégica aislada de la plaza
fuerte a que la sublevación no pudiese triunfar militarmente. De todos
modos más de 10 días duró el ataque bolchevique a través del hielo del
Golfo de Finlandia hasta que sometió a la plaza fuerte. La mayoría de las
tropas del ejército rojo no eran políticamente de confianza, se llegó a
asambleas de protesta y a rehusar la lucha. Sólo por la masiva propaganda
política, en la que participaron 300 delegados de la X Asamblea del partido,
la actividad de los tribunales militares y la introducción de tropas escogidas
se logró, tras el primer ataque malogrado del 7 de marzo, conquistarla
ciudad el 17 de marzo. En la mañana del 18 tuvieron que desistir los
últimos defensores de su ataque. Fueron
263
fusilados allí’ mismo, cientos trasladados a las cáceles de Petersburgo,
algunos miles pudieron huir a Finlandia(224).
¿Cuáles eran los objetivos de Kronstadt? el movimiento surgió es-
pontáneamente del descontento de las masas con los resultados de la
soberanía comunista. En principio era todo lo contrarío a una consciente
acción armada contra el régimen como tal. Pero la actitud intransigente del
gobierno bolchevique empeoró la situación y precipitó a los Kronstadtianos
al llamamiento de la "tercera Revolución", la cuál quería suprimir el poder
de la dictadura comunista. Significativo es, por ejemplo, el hecho de que la
personalidad de Lenin no fuera criticada; de los dirigentes bolcheviques
fueron atacados, sobre todo, Trotski y Zino- vev y responsabilizados del
conflicto sangriento(225). Los acontecimientos no dejaron tiempo a los
sublevados para formular un detallado programa. Sus exigencias,
expresadas de forma más o menos clara en los diferentes números de la
revolucionaria Izvestía,. reflejaban los más urgentes deseos del momento
de los obreros y campesinos. Junto al establecimiento de la libertad
política fue exigido el término de la política agraria con sus violentas
ingerencias en la propiedad de los campesinos así como la eliminación de
diferencias en las raciones alimenticias de las ciudades. Debían suprimirse
las prerrogativas del partido y de la burocracia estatal y eliminarse la
dominación comunista del ejército.
Todas estas exigencias eran consecuencia de una exigencia básica:
elecciones libres en los soviets. Esta petición se va prolongando desde el
primer llamamiento del "Petropavlovsk" como un hilo rojo en todas las
prolongaciones de los sublevados. Se convirtió en el símbolo del movi-
miento de Kronstadt, que volvió la antigua consigna bolchevique "todo el
poder para los soviets" contra los mismos bolcheviques. "El poder
soviético tiene que ser la expresión de la Voluntad de las masas trabaja-
doras, sin la soberanía de cualquier partido político", se dice en un artículo
de Izvestía. "Kronstadt, la vanguardia de la Revolución, hizo el principio...
no es aquí donde existen intenciones viles respecto al poder soviético. Las
noticias bolcheviques de que el levantamiento era antisoviético, son
falsas... No puede seguir existiendo la soberanía de un partido. Nuestros
soviets no deben expresar por más tiempo la voluntad del partido, sino la
voluntad de los electores(226)". Los habitantes de Kronstadt eran
seguidores fieles del sistema consejista, pero de un sistema consejista
independiente, democrático, libre de la posición monopolista de un único
partido. Precisamente por esto, porque los bolcheviques que habían
triunfado en octubre de 1917 con el lema del poder soviético, no llevaron a
cabo la democracia consejista, se dirigió el odio de los sublevados contra
ellos. " i Abajo la soberanía de los comisarios! El partido comunista
prometió en la toma del poder todo lo
264
mejor a las masas trabajadoras. ¿Y qué vemos? tres años antes se nos decía: "si
queréis, podéis revocar a vuestros delegados, votar nuevamente los
soviets". Y cuando nosotros, los ciudadanos de Kronstadt, exigimos nuevas
elecciones en los soviets, sin opresión partidista, dio el reaparecido Trepov-
Trotski la orden: no hay que ahorrar cartuchos^)! ".
La población de Kronstadt estaba en la línea de la Revolución de
Octubre de 1917. Eran decididamente de izquierdas. La república parla-
mentaria con la Asamblea Constituyente fue rechazada con firmeza: "Los
soviets y no la Asamblea Constituyente son el baluarte de los
trabajadores". De ningún modo exigían la libertad para antiguos propie-
tarios, oficiales y capitalistas. Pero se veían engañados por los frutos de la
Revolución y sus ideales traicionados por los bolcheviques. El artículo
"Para qué luchamos" en Izvestia (8 marzo 1921) daba forma a estos
sentimientos con claridad: "Por medio de la Revolución de Octubre había
esperado la clase obrera conseguir su liberación. Pero como resultado
apareció una esclavitud aún mayor de la persona humana. El poder de la
policía y de la guardia real cayó en manos de usurpadores, de los
comunistas que en lugar de dar libertad a los trabajadores implantaron el
temor constante de la Ceka...Pero lo peor y más criminal era la esclavitud
espiritual: los comunistas pusieron sus manos sobre el alma de los obreros
y forzaron a cada uno para que pensara según sus órdenes... la misma
muerte es más fácil que la vida bajo la dictadura comunista. iNo hay
caminos intermedios! IVencer o morir! . De esto es un ejemplo la roja
Kronstadt... Aquí se tomó el camino del levantamiento para librarse de la
tiranía y opresión de tres años por la autocracia comunista, que eclipsó
trescientos años de yugo monárquico. Aquí en Kronstadt se puso la piedra
angular para la tercera revolución que liberaría a la construcción
socialista(228)".
El soñado reino de la libertad debía ser hecho por los soviets. "Todo el
poder para los soviets y no para los partidos", este era el lema constante de
la revolucionaria Izvestia. Junto a este estaban: "Viva el poder de los
soviets libremente elegidos", "El poder de los soviets librará a la clase
obrera del yugo comunista", "Abajo la contrarevolución de derechas y de
izquierdas(229)". La consigna de los soviets libres, que fue establecida por
los revolucionarios de Kronstadt, era un síntoma de la fuerza viva de la idea
consejista en las masas. El dirigirse estos en contra del bolchevismo era
también la prueba más clara de hasta qué punto se había alejado la
dictadura bolchevique de los originarios ideales de la soberanía consejista.
El reino de la igualdad social, que predecía Lenin en "El Estado y la
Revolución", la eliminación de la burocracia, que habían perseguido los
primeros decretos del gobierno soviético, la soberanía de las masas, que
estaban representadas por los soviets,
265
todo esto fue convertido en polvo por la cruda realidad de los años de dictadura
bolchevique. A los ojos de la población de Kronstadt los actuales soviets
representaban la revolución traicionada, las elecciones libres en los soviets
independientes constituían el preludio para la "tercera revolución". En todas
las publicaciones de los revolucionarios de Kronstadt se advierte una
creencia irracional en la fuerza de la idea consejista, a partir de la cual
había que renovar Rusia. El pensamiento consejista que había sido
cambiado y desgastado por los bolcheviques y convertido eñ pretexto de su
dictadura, festejó su resurrección en la Kronstadt sublevada.
No estaba en condiciones de levantar a toda Rusia, A los sublevados
les faltaba el respaldo de un movimiento político organizado, que en estos
tiempos ya no existía en Rusia. El eco de los acontecimientos de Kronstadt
fue, por ello, relativamente escaso; sólo algunos clubs anarquistas en
Moscú y Petersburgo llamaron con planfletos al apoyo de Kronstadt(230),
mientras que la oposición oficial menchevique se limitó a simples
manifestaciones de simpatía y pedía una solución pacífica del
conflicto(231). Por su parte los bolcheviques comprendían muy bien la
peligrosidad del lema "soviets libres", que amenazaba con arrebatarles la
base legítima de su poder. El pensamiento consejista puro estaba en
contradicción irreconciliable con su dictadura de partido. Por tanto,
intentaron evitar por todos los medios una propagación del ardor. La X
Asamblea del partido inaugurado el 8 de marzo y que se reunía bajo la
sombra amenazante de la Rebelión de Kronstadt, restableció la disciplina
implacable dentro del grupo soberano(232). Simultáneamente consumó
Lenin el gran cambio en la política interior del sistema del comunismo de
guerra a la nueva política económica. Ya la había mencionado
anteriormente, pero el levantamiento de Kronstadt aceleró su decisión.
Ablandando la presión estatal en el campo económico, sobre todo en la
economía agraria, esperaban los bolcheviques disminuir el descontento de
las masas. Incluso'se introdujo una "campaña vitalizadora" de los
soviets(233). Pero en ella no se tomaba ninguna de las exigencias de
Kronstadt: ni había elecciones libres ni disminuyó el control del partido
sobre los soviets. Al mismo.tiempo eran eliminados los restos de los
partidos no bolcheviques. Los grupos de la oposición fueron disueltos sin un
acuerdo formal: sus miembros fueron detenidos o se retractaban
públicamente de sus convicciones, algunos dirigentes pudieron marchar al
extranjero, otros fueron procesados(234).
Desde 1921 no existió en Rusia una oposición política organizada en
contra del régimen bolchevique. Las discrepancias en torno al poder se
desarrollaron desde entonces dentro de la misma dirección del partido
comunista. Las bases de la dictadura no han sido afectadas hasta ahora
por estas discrepancias.
266
CONCLUSION
267
igualdad económica. La autonomía de las fábricas por medio de consejos de fábrica
elegidos y la asociación campesina son una forma de organización de una
democracia económica, que encuentra su marco político en una ordenación
descentralizada de comunas autónomas. Estas tendencias existentes en
los cosejos rusos fueron arrinconadas y suprimidas por la economía
planificada estatal y centralizada del bolchevismo. Es una pregunta abierta,
si esta evolución fué forzada y correspondía al estadio de la sociedad
preindustrial rusa, o si aquí fueron cortadas perspectivas. El intento de una
"economía socialista" en Yugoslavia sobre la base de la autonomía de las
fábricas y los esfuerzos correspondientes en Polonia podrían hablar en
favor de que una "democracia productiva" en Rusia después de 1917 no
debería haber sido condenada al fracaso desde el principio.
El problema consejista sigue siendo actual para los comunistas rusos.
A través de los consejos obreros de la Europa Oriental fue renovado un
problema fundamental del marxismo y del leninismo, del que no podrá
sustraerse a la larga el bolchevismo. Es la cuestión principal del sistema
soviético bolchevique: ¿Cómo puede ser compatible la "dictadura del
proletariado" con la democracia obrera? Que no se trata aquí solo de una
cuestión ideológica, que puede ser eliminada "dialécticamente", sino de un
urgente problema práctico de estado y economía lo demuestran las
reorganizaciones económicas de 1957 y los constantes esfuerzos de
resolver en el marco de las organizaciones existentes, por ejemplo los
sindicatos, la "participación de los trabajadores en la dirección de la
producción". Si la dirección soviética se decidiera a hacer auténticas
concesiones a los deseos, sin duda existentes, de los obreros rusos de
disponer también de las fábricas, entonces estaría planteado deoiuevo por
lo menos en lo económico el problema consejista en Rusia. / Z
268
APENDICE
Kostroma (I)
Kremencug (I)
Libau Lugansk
Mariupol Moscú
(I)
Motovilichinskij (Perm)
(Moscú)
Nadezdinskij Zavod (Perm)
Nikolaev
Niznij Tagil (Perm)
Novorossiisk (I)
Odessa (I)
Orechovo-Zuevo (Moscú)
269
Perm
Petersburgo (I)
Reval
Rostov a. Don
Samara
Saratov
Smolensk
Soci
Sulin (Novocerkassk)
Taganrog (1)
Tver'
Vjatka (I)
Votkinskij Zavod (Vjatka)
Zlatoust (Ufa)
Charbin
Moscú
Sebastopol
Cita
Vladivostok
Irkustk
Frasnojarsk
270
I II III IV V
ESTRUCTURA POLITICA
I. Soviets comarcales 1918 1919 1920 1921 1922
en Porcentajes
1. Congresos:
271
Comunistas 71,4 79,9 78,6 74,878,8
—
Otros partidos 14,2 4,7 0,2 0,1
Independientes 14,4 15,4 21,2 25,121,2
2. Comités Ejecutivos-
Comunistas 83,9 88,9 91,3 83,691,0
Otros partidos 16,1 0,7 0,8 0,4 0,2
Independientes - 10,4 7,9 14,0 8,8
8. ESTRUCTURA SOCIAL
1. Soviets Comarcales » 1920 19211922
en Porcentajes
1. Congresos
Campesinos 65,4 63,359,1
Obreros 16,2 15,016,8
Empleados 18,4 21,724,1
2. Comités Ejecutivos :
Campesinos 20,8 28,424,4
Obreros 32,8 28,731,5
Empleados 46,4 42,944,1
2. Comités Ejecutivos-
Campesinos 8,8 12,510,2
Obreros 34,1 35,143,3
Empleados 57,1 52,446,5
272
NOTAS
INTRODUCCION
CAPITULO I
273
(6) Véase E. Bernstein, "Sozialismus und Demokratie in Der Grossen englis-
chen Revolution" tercera edición Sttugart 1919. W. Kottier, "Demokratie und
Rätegedanken in der Grossen englischen Revolution", (estudios de Derecho de
Leipzig, vol. XV) Leipzig 1925. E. B. Pasukanis, "Cromwells Sold aten raten" en:
Aus der Historichen Wissenschaft der Sovet-Union. editado por Otto Hoetzsch.
Berlin-Königsberg 1929 pág. 128-152.
274
recopilación sistemática de las ideas políticas tomadas de sus innumerables
escritos, en su libro "The Political Philosophy of Bakunin". Scientific
Anarchism". Gelencoe, Illinois, 1953.
(21) Tomado literalmente de: "Karl Marx oder Bakunin? Demokratie oder
Diktatur? Neuausgabe der Berichte an die Sozialistische Internationale über M.
Bakunin". Editado por W. Bios. Stugart 1920, pág. 89 ss.
275
(49) K. Korsch hace hincapié sobre la problemática de la concepción mar-
xiana de la comuna, en su arti'culo: “Revolutionäre Kommune" (Die Aktion.
1929. n.° 5/8. año 1931 n.° 3/4.
277
(37) A la ruptura definitiva se llegó con motivo de las elecciones para
redacción de Iskra y del Comité Central. Lenin quena asegurarse la mayoría
para si' y sus seguidores(por aquel entonces Pléjanov. adn estaba de su lado) y
utilizó sin reservas su escaso predominio numérico en el congreso del partido.
Los seguidores de Martov constituían una minoría y boicotearon las elecciones.
Véase la exposición de Trotski en "Mi vida" pág. 154 ss.
278
un tercio eran temporeros, en su mayoría campesinos de los alrededores. Un
segundo grupo lo formaba el personal de tráfico. La capa realmente proletaria
(unos 130.000) estaba formada por conductores de ferrocarril, carboneros y
obreros de fábrica.
279
el surgimiento de los soviets escribe Nevskij lo siguiente: "Los consejos de
diputados obreros se formaron en forma de pirámides en el proceso del
movimiento revolucionario y a partir de distintas organizaciones de lucha
revolucionarias, que se habían formado por todos lados antes de octubre para
la consecución de determinados fines (sobre todo en huelgas y diferentes
acciones revolucionarias)", pág. 38.
280
(96) Véase N. Gilin, "Mestnoe samoupravlenie v god revoljucii.". In: "Itogi i
perspektivy". Moskau 1906. S. 173-197.
(98) El texto original íntegro del manifiesto de Octubre está contenido en:
281
(116) Véase " Petersburgski j v Movskovskij sovety rabocich deputatov,
1905 goda" pág. 93.
282
dos venían directamente de las fábricas, 54 de los sindicatos. Chrustalev, pág.
147.
(142) Véase ñadin, pág. 11; Gorin pág. 279-284, 305-310; V. Nevskij
283
(166) Tomado literalmente de Gorin, pág. 353.
284
(191) Véase A. Rosenberg "Geschichte des Bolchewismus" pág. 28 s., 26.
285
(226) Véase Lenin “Sämtliche Werke“ VIII pág. 160-170.
286
Gorin pág. 95-98, 102; Jaroslavskij "Istorija RKP II" pág. 513$.; frente a esto
Nevskij pág. 33.
287
no es un parlamento obrero ni un órgano de autogestión proletaria. (Ver más
arriba 100)".
288
CAPITULO III
289
(20) Véase Smilj-Benario, pág. 137; L. Trotski "Geschichte der Russischen
Revolution I" Berlín 1931, pág. 123s.
290
(46) Sljapnikov III, pág. 167-170.
291
trabajo completo y regular del desarrollo local del movimiento consejista. A
partir del amplio material necesario para ello, que sólo es posible conseguirlo
en parte fuera de Rusia, lo que más me interesa, en primer lugar, son las
características principales y los rasgos típicos. Por ello, los ejemplos aquí
expuestos sirven, sobre todo, para dar Iu 2 sobre el todo. Sobre la historia de los
soviets locales de 1917, existe una serie de trabajos locales, que hemos
recogido en nuestra bibliografía, pero que no hemos podido utilizar. Pero
tomado en su conjunto, el trabajo científico sobre la historia de los soviets está
aún en mantillas, cosa que es reconocida con frecuencia por la historiografía
soviética. Una visión general con ricos informes concretos para la primera
mitad del año 1917, nos la dá M.S. Jugov "Sovety v pervyj period revoljucii" en
Ocerki po istorii oktjabr' skoj revoljucii (editado por Pokrosvski). II Moscú-
Leningrado 1927, pág. 113*255.
292
(101) Jugov, pág. 214.
293
(131) Véase Sljapnikov IV, pág. 119s, 365s.
294
(161) Vease Chronika Sobytij I, pág. 82.; Chernov, pág. 134ss.
295
(206) Idem. Jugov da número confusos, pág. 217.
296
CAPITULO IV
(3) Ver más arriba pág. 100s.
297
(42) Pervyj legal'nyj petersburskij komitet, pág. 83-90.
298
Unión Soviética el Estado no se "extinguiese", incluso varias décadas después de
la revolución.
299
Lenin o vozmosnosti mir novo razvitija revoljucii v 1917 godu". Voprosy istorii
1957, n.° 5 pág. 17-42.
(110) Véase Lenin Sämtliche werke X, pág. 124, XIX, pág. 280.
300
(143) Idem pág. 121s.
301
(185) Chronika sobytij IV, pág. 245.
302
(225) Idem pág. 307.
303
(259) Novaja Zizn n.° 164 del 27.10. (9.11.) 1917.
304
i
a
(286) Idem pág. 41s.; Izvestiga Mokovskogo soveta n.° 206 del 15. (28). 11,
n.° 207 del 16. (29). 11., n.° 240 del 30.12. 1917 (12.1.1918).
305
<319) Novaja zizn n.° 195 del 7. (20). 12. 1917.
CAPITULO V
306
(30) Pervyj Legal'nij Petersburgskij komitet, pág. 348-351.
307
darstvennych organov (1917-1918gg.)". Voprosy Istorii 1955,8, pág. 26-39.
308
(96) Ver más arriba pág. 20.
309
(128) Idem I, pág. 200.
310
(169) Idem pág. 207-212.
(171) Texto original del decreto en Bunyan pág. 472 s. Véase N. Murachver
"komiteti vednoti i razvertivanie sozialisticeskoj revoljucii v derezne (1918 g.)
"Proletarskaja revoljucija 1940 III pág. 68-99.
311
(206) Véase Schapiro pág. 223.
(207) Véase el acuerdo del Comité Central del Partido Comunista Ruso
redactado por Lenin, el 12.1.1922 "sobre el papel y tas tareas de los sindicatos
bajo las condiciones de la nueva política económica" Ausgewählte Werke II,
pág. 900-911.
312
FUENTES E INDICE BIBLIOGRAFICO
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IZ = Istoriceskie Zapiski KA =
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Unveröffentlichte
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Dokumente,
raboöich iverteilt
soldatskich
an die
deputatov. M.des
Delegierten 1938.
XX.
Parteitages der KPdSU. Ost-Probleme
Vtoroj vserossijskij 1956. Nr.
s-ezd sovetov. (Ankety 28. S. 963-971. VseobÖöaja
bol’sevikov-delegatov II s-ezda
sovetov). KA 1937,
staöka na 5 (84).
fuge S. 12-134.
Rossii v 1903 godu. Sbornik dokumentov. M.
c) Actas
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kotorych obsuzdalas’ rezoljucija Soveta 0 vlasti. PR 1926, 12 (59). S.
144-184.
Pervyj legal'nyj peterburgskij komitet boVÖevikov v 1917 g. Sbornik
materialov i frotokolov zasedanij Peterburgskogo Komiteta RSDRP (b)
i ego IspolniteVnoj Komissii za 1917 g. s reöami V. I. Lenina. M.-L.
1927.
Pervyj vserossijskij s-ezd sovetov raboöich i soldatskich deputatov 1917. 2
Bde. M.-L. 1930/31.
Petrogradskij Sovet raboöich i soldatskich deputatov. Protokoly zasedanij
ispolniteVnogo komiteta i bjv.ro I.K. 1917. M. 1925. Protokoly s-ezdov i
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edinitel’nyj) s-ezd RSDRP. 1906. M. 1934. Pjatyj s-ezd RSDRP. 1907. M.
1933.
Sed’maja („aprel’skaja”) vserossijskaja i petrogradskaja obööe-
gorodskaja konferencii RSDRP (&). 1917. M. 1934.
Sestoj s-ezd RSDRP (b). 1917. M. 1934.
Protokoly pervago s-ezda partii socialistov-revoljucionerov. O.0.1906. Protokoly
vtorogo {ekstrennago) s-ezda partii socialistov-revoljucionerov. Pet. 1907.
Protokoly pervoj Moskovskoj oblast’noj konferencii RSDRP (b) 19.-21.
aprelja 1917 g. PR 1929,10 (93). S. 127-206.
Protokoly 3. Moskovskoj oblast'noj konferencii RSDRP (b). PR 1930, IO
(105). S. 94-134.
Protokoly zasedanij CIK i bjuro CIK soveta raboöich i soldatskich deputatov I sozyva
posle oktjabrja. KA 1925, 3 (10). S. 95-137. Rezoljucii Örezvyöajnago i
vtorogo vserossijskich s-ezdov sovetov krest'janskich deputatov. 1917. Pet.
1917.
Russkaja revoljucija i anarchizm. Doklady öitannye na s-ezde Kom-
munistov-Anarchistov v oktjabre 1906 goda. Ld. 1907.
VKP (b) v rezoljucijach i rezent jach s-ezdov, konferencii i plenumov CK. I
(1898-1924). M. 1932.
Vtoraja i tret’ja Petrogradskie oblöegorodskie konferencii bol’öevikov v ijttle i
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318
d) Periódicos
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329
1
i
INDICE
PREFACIO.................................................................................................. 5
INTRODUCCION........................................................................................ 7
° í
CAPITULO I. ANTECEDENTES DE LOS CONSEJOS RUSOS ........... 11
2. Antecedentes históricos............................................................... 13
3. Antecedentes teóricos................................................................. 15
4. Carlos Marx y la Comuna parisina de 1871............................. 19
1905:........................................................................................ 28
331
3. Carácter y efectividad de los soviets de 1905...................... 58
a) Los mencheviques..................................................72
b) Los bolcheviques....................................................79
c) Trotski.....................................................................92
d) Los socialrevolucionarios y anarquistas................97
-f?
CAPITULO III. LOS SOVIETS EN LA REVOLUCION RUSA DE
1917 . . . . ......................................................103
1. El desencadenamiento de la Revolución:.............................103
el año 1917.............................................................................118
c) Experimentos tácticos....................................................178
levantamiento...................................................................186
— a
CAPITULO V. LA CONSTRUCCION DE LA DICTADURA SOVIETICA . .
..............................................................219
333
ZYX/SA Distribuciones
LERIDA. 82 - TELEFS. 279 6 5 91 - 279 7199 - MADRID-20
SERVICIO DE NOVEDADES
LA COMUNA ASTURIANA
(Revolución de octubre de 1934)
B. DIAZ NOSTY 400
págs., 300 ptas.
Para Engels los tres procesos son uno. En el estudio que hace desde
el salvajismo (con base en L. Morgan) hasta la civilización (con base en
Marx) intenta mostrar cómo las mutaciones de las formas de
organización social a nivel familiar, económico y político han
obedecido no a fuerzas naturales ocultas, ni a influjos de divinidades
míticas, ni al desarrollo dialéctico del espíritu, sino a la necesidad de
producir y reproducir la vida.
EL PROLETARIADO MILITANTE
ANSELMO LORENZO