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Estructura de Mando Del Sistema de Defensa

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Estructura de mando del sistema de

defensa
Para comprender la toma de desiciones de defenza nacional debemos conocer como se encuentra
dividida esta desde el altomando militar que es el que ejerce las ordenes de mando y dan a
conocer los planes, estrategias , problemas que se deben superar a nivel nacional .

La Política de Defensa en Bolivia y el Rol


de las Fuerzas Armadas
La política de defensa ha recibido la atención gubernamental, orientándose durante todo este
período hacia dos objetivos fundamentales:

 modernizar al instrumento militar y

 fortalecer su contribución al desarrollo nacional.

En ausencia de amenazas estatales externas, las Fuerzas Armadas bolivianas se han


concentrado en operaciones de seguridad interior, defensa civil y acción comunitaria, y se han
erigido en uno de los principales pilares del gobierno y de la revolución democrática y cultural
implementada.
Según lo antedicho, este artículo propone realizar un balance sobre la política de defensa en el
Estado Plurinacional de Bolivia, teniendo en cuenta como marco conceptual el abordaje de las
dimensiones que componen dicha política y de los factores domésticos y externos que han
influido en ella.

Para este análisis, consideraremos que la política de defensa entendida en sentido amplio se
compone de tres dimensiones. La primera corresponde a la dimensión estratégica, referida a las
acciones y medidas institucionales de carácter estratégico, decididas e implementadas por el
gobierno nacional para prevenir o enfrentar situaciones de riesgo, conflictos o amenazas de
origen estatal externo contra la soberanía, la integridad territorial y la capacidad de
autodeterminación del Estado, que requieran el empleo en forma disuasiva o efectiva de las
Fuerzas Armadas. La segunda dimensión considerada es la política militar, la cual remite al
conjunto de normas y agencias ministeriales dirigidas a ejercer el control civil sobre las Fuerzas
Armadas y la conducción y administración burocrática del instrumento militar. Por último, la
dimensión internacional de la política de defensa, también denominada “diplomacia de la
defensa”, contribuye a los objetivos de la política exterior del país .

La dimensión estratégica

El Plan precisaba que el sector defensa era incapaz de garantizar la soberanía, proteger el
territorio y su población y defender los recursos naturales de carácter estratégico, como
consecuencia de la falta de definición de políticas por parte de los anteriores gobiernos de corte
neoliberal .

Así, se proponía construir una Bolivia soberana y segura; que defienda el territorio y a su
población, que cuente con un sistema de defensa civil fuerte y que participe activamente en el
desarrollo integral bajo los principios de igualdad, reciprocidad y equidad de género. Para ello,
el Plan formulaba una serie de políticas y estrategias, tales como: el establecimiento de un
nuevo marco normativo, el rediseño del sistema de fuerzas y el fortalecimiento de las
capacidades operacionales.

Con respecto al primer punto, desde la transición a la democracia en 1982, las cuestiones de
defensa nacional tuvieron un tratamiento normativo marginal . Antes de la gestión de Evo
Morales, el Congreso promulgó solamente en 1992 una norma, la Ley Orgánica de las Fuerzas
Armadas Nº 1405, que reemplazaba a la anterior norma del gobierno militar de 1964,
introduciendo leves modificaciones, como los procedimientos para el ingreso y egreso de tropas
y la extensión del servicio en las fuerzas a 35 años.

Con esta norma, quedaba establecida como misión fundamental de las Fuerzas Armadas la
defensa y conservación de la independencia nacional, la seguridad y la estabilidad de la
República, el honor y la soberanía nacional, el imperio de la Constitución Política del Estado y
la estabilidad del gobierno legalmente constituido. Asimismo, se incorporó expresamente la
cooperación en el desarrollo integral del país, aunque no fue sino después de la llegada de Evo
Morales al gobierno que las Fuerzas Armadas adquirieron una firme orientación hacia tareas de
apoyo al desarrollo y de respaldo a las políticas del gobierno nacional .

Respecto de la conservación del orden público, las Fuerzas Armadas actúan en forma
contribuyente, a requerimiento del Poder Ejecutivo, cuando las instituciones legalmente
constituidas para ese fin resultasen insuficientes. El uso de las Fuerzas Armadas en conflictos
internos fue, a la vez, regulado por el Decreto Supremo Nº 27977 de 2005. Contrariamente a
gobiernos anteriores, Morales no empleó a las Fuerzas Armadas en la represión de la protesta
social. Así, durante su gobierno, se tendió a propiciar un acercamiento entre los militares y el
pueblo, particularmente con los sectores indígenas y campesinos.

En el año 2009 se sancionó una nueva Constitución Política del Estado, que si bien no modificó
el rol de las Fuerzas Armadas, agregó como misión la defensa, seguridad y control de las zonas
de frontera, a través de una presencia física permanente. Otro aspecto que se incorpora es la
declaración de Bolivia como país de vocación pacífica . Bajo esta orientación, Bolivia rechaza
toda guerra de agresión como instrumento de solución de conflictos entre Estados, reservándose
sin embargo el derecho a la legítima defensa. También se establece la prohibición de instalar
bases militares extranjeras en el territorio nacional –como medio para impedir cualquier futuro
intento de proyección militar de los Estados Unidos u otro país– y se declara la reivindicación
de su cualidad marítima como política de Estado .

Posteriormente, se sancionó la Ley de Armas en septiembre de 2013, tras ocho años de debate
en el Congreso; y la Ley de Seguridad y Defensa del Espacio Aéreo –que habilita el derribo de
aeronaves hostiles–, promulgada en abril de 2014. Sin embargo, varios anteproyectos de Ley
presentados por el Movimiento Al Socialismo –MAS, el partido del Presidente Morales–, entre
ellos el de Seguridad y Defensa Integral, se encuentran desde 2010 en la Asamblea, sin avances
concretos para su aprobación.

Como ha trascendido, los contenidos del anteproyecto de Ley de Seguridad y Defensa Integral
se desprenden de las “Bases para la Discusión de la Doctrina de Seguridad y Defensa del
Estado Plurinacional de Bolivia”, documento elaborado en el 2010 por las Fuerzas Armadas
con el objetivo de plasmar una nueva doctrina militar que refleje los valores del nuevo Estado
Plurinacional y su fin supremo: el “Vivir Bien”.

Al respecto, este documento incorpora elementos notablemente novedosos, dirigidos a


armonizar y articular las necesidades de seguridad y defensa con la carta constitucional . Entre
tales aspectos, se destaca la incorporación de la filosofía del Vivir Bien (suma qamaña) como
doctrina del Estado Plurinacional . Bajo esta filosofía, se asocia la idea de Seguridad a la de
Bienestar y Desarrollo, como conceptos indivisibles y complementarios, adoptándose un
enfoque multidimensional de la seguridad, denominado “Seguridad Integral”. El desarrollo de
esta responsabilidad implica la participación activa de las Fuerzas Armadas en el Desarrollo
Integral para la ejecución de las políticas sociales del Estado.

En esta nueva visión, la Defensa se conceptualiza como el conjunto de medidas que el Estado
utiliza para hacer frente a agresiones de origen interno o externo, con el fin de alcanzar
condiciones adecuadas de seguridad. Sin embrago, no es una tarea y responsabilidad exclusiva
de las Fuerzas Armadas: la Defensa es considerada una responsabilidad fundamental del Estado
que se basa en la íntima unión de éstas con el pueblo. Tal involucramiento de la sociedad civil
en conjunto presupone la hipótesis de conflicto asimétrico en su territorio con un país
militarmente superior, sin identificar concretamente cuál podría ser dicho oponente. La erosión
de las relaciones bilaterales con los Estados Unidos desde la llegada de Evo Morales plantea
como interrogante si es este país el potencial agresor en base a cual los militares bolivianos han
reorientado su doctrina de empleo.

En cuanto al segundo aspecto señalado, referido al rediseño de fuerzas, cobró un mayor


impulso la acción militar conjunta, tendencia que es observada también a nivel regional. Esto se
reflejó en la creación de siete Comandos Conjuntos que establecieron asientos por todo el país,
dividiendo el territorio nacional en áreas geoestratégicas. Así se conformó el Comando
Conjunto Andino, que abarca el departamento de Oruro y la mayor parte de La Paz (salvo la
provincia Iturralde); el Comando Conjunto del Plata, situado en el Departamento de Santa Cruz
(excepto la provincia Cordillera); el Comando Conjunto Central, que abarca a Cochabamba; el
Comando Conjunto Amazónico, que se extiende por Pando y alcanza la provincia Iturralde; el
Comando Conjunto Mamoré, en el Departamento de Beni; el Comando Conjunto Chichas, con
su zona de influencia en los Departamentos de Tarija y Chuquisaca y la provincia Cordillera de
Santa Cruz; y, por último, el Comando Conjunto Chaco, en el Departamento de Potosí.

Estos Comandos Conjuntos si bien ofrecen una mayor presencia soberana, fundamentalmente
se dirigen a preservar las fronteras, combatir actividades ilícitas como el contrabando y la
explotación ilegal de los recursos naturales, y apoyar la defensa civil. Estas acciones fueron
acompañadas también por la creación de la Escuela de Comando y Estado Mayor Conjunto,
dependiente del Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas, y escuelas exclusivas de Comando
Conjunto para la formación de cuadros militares idóneos para estas funciones . Paralelamente, a
fin de fortalecer la seguridad fronteriza, se establecieron nuevos puestos militares en zonas de
frontera, como el del Silala en la frontera con Chile. Los requerimientos de personal que las
nuevas estructuras demandaban fueron a la vez acompañados por la aprobación legislativa del
incremento del personal de tropa, que para el año 2014 fue de 9.243 efectivos .

Otra política desarrollada fue el fortalecimiento del servicio militar, pese a los reclamos de
organismos de derechos humanos que propiciaban su eliminación. El servicio militar
obligatorio no sólo brinda cuadros de tropa entrenada para la eventualidad de la guerra, sino
que además contribuye al desarrollo nacional, mediante la capacitación y formación de los
soldados y marineros en los centros tecnológicos militares mientras realizan el servicio militar,
donde se instruyen en distintos tipos de oficios como plomería, carpintería, electricidad,
computación, técnicas agropecuarias, entre otros.

Por último, estas acciones fueron acompañadas de programas de equipamiento y de adquisición


de material -de las que se destacan la compra de seis aeronaves K-8 y seis los helicópteros
Super-Puma- que junto a la recepción de donaciones de países amigos como Argentina, Brasil,
China y Venezuela, permitieron mejorar cualitativamente las capacidades operativas de las
Fuerzas Armadas. Otras políticas se orientaron a optimizar la defensa civil, y la contribución de
las Fuerzas Armadas al desarrollo nacional, apoyando la inclusión socioeconómica de los
sectores más postergados. Entre las actividades tendientes al desarrollo nacional en las que
participan activamente los militares bolivianos desde el 2006 se han destacado los programas
de alfabetización; la colaboración en la distribución de planes sociales como el bono escolar
“Juancito Pinto” y el subsidio a la vejez denominado “Renta Dignidad”; el apoyo a la
infraestructura productiva nacional, mediante la construcción y mantenimiento de obras civiles
en áreas rurales y de frontera; el apoyo a las campañas de salud; e incluso la contribución a la
política de precios del gobierno mediante la producción y comercialización de alimentos para
reducir el valor de los mismos en el mercado.

Todas estas políticas estuvieron a acompañadas por mayores erogaciones presupuestarias, dado
que anualmente se ha visto incrementado el presupuesto de defensa. En términos comparativos,
de 2008 a 2014 éste registró un incremento de un 93 por ciento .

La política militar
Morales decidió, ni bien asumió el gobierno y por recomendación de su Ministro de la
Presidencia, Juan Ramón Quintana, saltear dos promociones para designar al nuevo alto mando
militar con el propósito de imponer el principio de autoridad . Con esta medida, quedaron fuera
del servicio activo veinticuatro generales, en lo que se constituyó como la mayor purga desde el
año 1952. No obstante, lo que parecía que iba a desencadenar una relación turbulenta, devino
en una convivencia inesperada . La nueva cúpula castrense asumió el compromiso de apoyar al
gobierno. Dicho compromiso resultaba imprescindible frente al escenario de desestabilización
que sectores de la oposición iban a propiciar en los años subsiguientes contra el gobierno de
MAS . Consecuentemente, la política militar se orientó a promover un acercamiento con el
sector castrense.

En primer lugar, Morales incorporó a los militares al proceso de nacionalización de los


hidrocarburos de mayo de 2006, medida que fue ejecutada precisamente mediante la ocupación
militar de los pozos petroleros. Durante el operativo, se movilizaron 3.139 uniformados para
custodiar 56 instalaciones petroleras.

Esta acción no fue un hecho menor. Permitió la identificación ideológico-cultural de una gran
parte de las Fuerzas Armadas, que adherían a posturas de corte nacionalista o vinculadas al
socialismo militar que profesaron los gobiernos de facto de los generales David Toro (1936-
1937) y Germán Busch (1937-1939). Éstos impulsaron importantes reformas sociales y
económicas, como la ampliación de derechos sociales y la reversión al Estado de todos los
bienes y concesiones otorgadas a la empresa petrolífera estadounidense Standard Oil, que
finalizó con la fundación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

Asimismo, la decisión de Morales contribuyó a fortalecer la legitimidad del sector castrense al


interior de la sociedad: el nivel de aprobación de la institución militar alcanzó en mayo de 2006
el pico histórico de un 75 por ciento .

En segundo lugar, la integración de los militares al proyecto político permitió superar la


situación de abandono institucional en la que se encontraban subsumidas las Fuerzas Armadas,
caracterizada por la “pérdida de certidumbre de funciones, valores y normas, crisis moral,
admisión de su bajo grado de legitimidad social, perplejidad ante el futuro, malestar acumulado
y un profundo desencanto por la calidad ética de los mandos” .

Tales políticas han concurrido en la construcción de una relación civil-militar cooperativa, que
le ha permitido a Morales no sólo mantener la subordinación de las Fuerzas Armadas y su
adscripción a su proyecto político, sino también evitar la consumación del golpe de estado civil
de septiembre de 2008.

En este marco, salvo la abolición de los gastos reservados, las prerrogativas militares no se han
visto sustancialmente afectadas en tanto que las reformas más controversiales que impulsaba
inicialmente el Movimiento al Socialismo, tales como la abolición del servicio militar
obligatorio –o al menos la inclusión de la objeción de conciencia–, la reforma de la justicia
militar y el establecimiento de la supremacía civil, no fueron –al momento– abordadas .

Asimismo, entre las principales acciones en materia de política militar podemos mencionar
aumentos salariales anuales que oscilaron entre un 7 y un 10 por ciento, bajo un escenario
inflacionario de alrededor un 4 por ciento; mejoras en las condiciones de habitabilidad de los
recintos militares del país que han beneficiado fundamentalmente al personal de tropa; obras de
remodelación de terminales y pistas aéreas; edificación de nuevas unidades en zonas de
frontera, centros de estudios y unidades sanitarias.

También se propició la igualdad de oportunidades dentro de las Fuerzas Armadas, destacándose


la apertura del cuerpo de oficiales a indígenas. Sin embargo, durante abril y mayo de 2014 una
protesta castrense, conocida como “la rebelión de los suboficiales”, mostró que la política
militar estaba lejos de garantizar un trato equitativo e igualdad dentro de las Fuerzas Armadas.
El reclamo de suboficiales bolivianos giró en torno a la demanda de “descolonización” de las
Fuerzas Armadas, la modificación de la Ley Orgánica a efectos de evitar prácticas
discriminatorias dentro de la institución, habilitar el acceso a estudios superiores, ascensos de
rango, mejoras salariales, la creación de la Guardia Nacional, y la atención en hospitales
militares en condiciones similares a los uniformados de alta graduación. Estas manifestaciones,
que terminaron con la baja de aproximadamente 700 uniformados, instalaron en la agenda de
gobierno la urgencia de revisar la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, a efectos de generar
un instrumento normativo que de real cuenta de la interculturalidad de las Fuerzas Armadas
bolivianas .

Diplomacia de la defensa
La dimensión internacional de la política de defensa, contribuye a los objetivos de la política
exterior del Estado. Consecuentemente, ésta se ordena de acuerdo a sus preceptos. De tal modo,
como país abierto a la cooperación internacional como instrumento que favorece el desarrollo
nacional, con la llegada de Evo Morales al gobierno se modificaron sustancialmente los
alineamientos internacionales, de acuerdo a las prioridades políticas y la conducción autónoma
del Estado.

Consecuente, la decisión de encarar una política soberana, libre de intromisiones y


condicionamientos en el plano doméstico, a la par del discurso anti-imperialista que el líder
indígena promueve al interior y exterior del Estado, se materializó en un profundo
distanciamiento con los Estados Unidos, que hasta entonces se había configurado como el
principal país con el que se gestionaba y desarrollaba la cooperación internacional a nivel
militar.

Estados Unidos apoyaba fundamentalmente la lucha contra el narcotráfico y la erradicación de


cultivos de coca, pero tras la decisión unilateral de Estados Unidos de descertificar una fuerza
especial antiterrorista ni bien asumió la presidencia Evo Morales, este país paulatinamente fue
reduciendo su financiamiento en materia antinarcóticos, hasta que el mandatario expulsó a la
agencia estadounidense DEA por considerar que había participado en los intentos de
desestabilización interna de septiembre de 2008. Dicha situación derivó también en la
expulsión del entonces embajador Phillip Goldberg. Desde entonces, las relaciones
diplomáticas entre ambos países se canalizan a través del encargado de negocios de la
Embajada de Estados Unidos en La Paz, Peter Brennan, y el Jefe de la Misión diplomática de
Bolivia en Washington, el General Freddy Bersatti, uno de los principales generales que brindó
su apoyo al gobierno de Morales.

En 2010, en ocasión de la IX Reunión de Ministros de Defensa de América, desarrollada en La


Paz, Morales afirmó en su inauguración, que la democracia y la paz en el continente americano
se encontraban amenazadas por políticas intervencionistas de Estados Unidos, tras lo cual el
Secretario de Defensa de los Estados Unidos abandonó la cumbre.
La relación volvió a entrar en otro momento de tensión, en julio de 2013, cuando en el avión
presidencial en el que se trasladaba Morales por Europa fue obligado a aterrizar forzosamente
en Viena, Austria, luego de que Portugal, Italia y Francia le negaran el sobrevuelo en su espacio
aéreo nacional, ante la creencia de que transportaba al ex empleado de la National Security
Agency (NSA), Edward Snowden. Las autoridades bolivianas responsabilizaron al gobierno
estadounidense de este incidente.

Erosionada así la relación con los Estados Unidos desde el mismo inicio del gobierno, el
Presidente priorizó el establecimiento de nuevos vínculos con Venezuela, Cuba y Ecuador,
integrándose a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA).

Del entorno vecinal, la cooperación en materia de defensa se dirige principalmente hacia


asuntos vinculados con la seguridad fronteriza, tales como la lucha contra el narcotráfico, el
contrabando y la trata de personas, de la que se destaca la comisión binacional fronteriza con
Perú, entre otros temas de cooperación estrictamente militar, como intercambios, ejercicios
militares combinados, capacitaciones y visitas protocolares con Brasil, Argentina, y Chile,
además del país mencionado antes.

A nivel regional, Venezuela se ha constituido como el principal aliado. Ambos países


suscribieron acuerdos de defensa que alcanzan diferentes aspectos, como el otorgamiento de
créditos para la compra de material bélico –como la compra en 2010 de nueve aviones de
entrenamiento Diamond DA42 Twin Star para la Fuerza Aérea Boliviana–, instrucción,
adiestramiento y el equipamiento de la Escuela de Defensa del ALBA, con sede en el
departamento de Santa Cruz.

Asimismo, en la región sudamericana, además del fortalecimiento de la relación bilateral con


Argentina, Chile, Brasil y Perú, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) constituye un
espacio de gran valor e interés de la política exterior boliviana, que en el plano de la defensa se
expresa a través del Consejo de Defensa Suramericano (CDS).

Como señala Madrigal Garzón, en el plano de la cooperación militar Bolivia ha aprovechado


las oportunidades que brinda el orden internacional multilateral, a partir de una activa política
de intensificación de las relaciones bilaterales que lo ha llevado a la suscripción de un conjunto
de convenios en materia de defensa con varios países en el mundo entero. De ellos se destacan
los casos de Rusia y China. Con el primero de ellos, se estableció en febrero de 2009 una
Comisión de Cooperación Técnico-Militar Ruso-Boliviana, a través de un acuerdo en cuyo
marco se anunció la obtención de un crédito renovable por 100 millones de dólares para la
adquisición de equipamiento logístico, entre ellos helicópteros MI-17.

Con China la cooperación abarca una amplia agenda, de la que se destaca la científico-
tecnológica. Con el apoyo de este país, Bolivia lanzó al espacio su primer satélite, el que cuenta
con un segmento militar para fines de seguridad y defensa. Asimismo acordó en 2013 la
provisión de ayuda militar gratuita, por 8 millones de dólares a ser ejecutados en 5 años y
cooperación en ciencia, tecnología e industria para la defensa.

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