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Vejez No Es Madurez

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Vejez no es madurez

2 Corintios 4:16-18
16
Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos
vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras
día. 17 Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos
producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo
sufrimiento. 18 Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya
que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.
A nuestra edad, 50-60-70-80 años, hemos experimentado muchas cosas
agradables y también las desagradables, hemos despedido seres
queridos que han partido para no volver físicamente, otros han fallecido,
hemos tenido momentos con situaciones financieras muy desfavorables,
o problemas de salud, de ruptura de relaciones, y todavía sufrimos por
los problemas de los familiares y todo esto causa un deterioro constante
en nuestra vida y que se ve reflejado en nuestro ser exterior.

¡Pero esto ya paso!

Algunos con los mismos años cronológicos lucen más deteriorados que
otros [ACTITUD], o a veces nos ven y nos dicen “no le han pasado los
años”. Es por eso que Dios nos invita a una renovación espiritual diaria
para adquirir mayor madurez, ese proceso de renovación es un estímulo
para no desmayar ante las dificultades que se nos puedan presentar y
así se cumpla el versículo que a pesar del deterioro externo por dentro
nos vamos renovando y vivificando por la gracia del Espíritu Santo.

¡Hay victoria en el nombre de JESÚS!

En el inconverso la vejez es por dentro y por fuera. Lo podemos


observar en su aspecto físico y en su forma de ser, pues no tienen
esperanza y más fácilmente pueden ser presas de la depresión, el
desánimo, el vicio, el pecado. En cambio nosotros, como hijos de Dios,
nos envejecemos por fuera pero por dentro nos renovamos, y damos
muestra de madurez.

¿Cuándo damos muestra de madurez?

1.- Ejercitemos los ojos espirituales

¿Qué es ejercitar los ojos espirituales?

Es mirar a Dios y a sus promesas con fe en ÉL: para dar cada paso,
para tomar decisiones, para pronunciar cada palabra, para enfrentar
circunstancias. Es esta madurez la que nos hará victoriosos y fructíferos,
y convencidos de de nuestra libertad en Cristo

Mirar con los ojos espirituales es ver el Poder de Dios actuando todo el
día, es mirar lo eterno, es aceptar y recibir la sabiduría de Dios.

Mirar con los ojos carnales es mirar lo presente, lo temporal, lo feo, lo


sin esperanza, la dificultad, la enfermedad.

Salmos 123:1
1
Hacia ti dirijo la mirada, hacia ti, cuyo trono está en el cielo.
Recordemos que el apóstol Pablo tenía una espina, un dolor, un
padecimiento físico clavado en el cuerpo y le rogó a Dios tres veces para
que se lo quitará, pero Dios no lo hizo, y en respuesta Dios le dio
suficiente gracia y poder para vivir con su padecimiento físico, pero
Pablo no se quedó contemplando su enfermedad sino que usó la gracia
que Dios le dio para predicar el evangelio y Dios lo uso grandemente.
Pablo no se quedó contemplando su enfermedad, sino que usó la gracia
que Dios le dio para predicar el Evangelio. Eso mismo puede hacer por
nosotros.

DIOS ES SOBERANO

Ciertamente no siempre Dios sana de acuerdo con nuestras


expectativas. ÉL es soberano. ÉL dispone de muchas alternativas. Puede
sanar inmediatamente, por medio de tratamientos, o nos puede llevar
(sanidad suprema)

Aceptar la soberanía de Dios en nuestras vidas es madurez espiritual, sin


exigir derechos, sino más bien cumplir nuestros deberes como hijos de
Dios.

¿En dónde encontramos cuales son nuestros deberes?

En la Palabra de Dios. El mejor ejercicio para entender bien cuál es la


voluntad de Dios para nuestra vida es: OIR, LEER, ESTUDIAR,
MEMORIZAR, MEDITAR Y PRACTICAR LA PALABRA DE DIOS.

Si solo aplicamos un solo paso de estos cinco no es efectiva, para tomar


buenas decisiones, decisiones con base en la Palabra de Dios, debemos
ejercitar los cinco pasos.

2.- Buena comunicación con la familia

Salmos 133:1
1 ¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan

en armonía!
Compartan con los hijos y con los nietos, a estos les encantan las
historias que les narran sus abuelos al igual que le compartan los
juegos.

En estos días en un restaurante vi a una abuelita de unos 70 años


jugando con su nieta de unos 6 años a “tijera-papel-piedra”, y durante
largo tiempo disfrutaron, gozaron y se rieron.

En ese tiempo con los juegos y en las conversaciones los niños


aprenden más que en los discursos de “DEBE …”, “TIENE QUE …”. Con
el compartir los niños fortalecen la comprensión de lo que pasa
alrededor. Los juegos de mesa les gusta y aprenden a convivir e
interactuar socialmente, aprenden a respetar y desarrollan la atención y
la memoria, y lo mejor: nosotros también.
Tanto ellos como nosotros disminuimos el estrés, la ansiedad y la
tendencia a sentirnos aislados.

3.- Cuidemos nuestro cuerpo

Es nuestra responsabilidad, delante de Dios, cuidar el ser


integral, entonces cuidar nuestro cuerpo también es madurez.

Alimentarnos sanamente y en los horarios correctos para el desayuno, la


media mañana, el almuerzo, las onces y la cena. Tomar agua.

Después hablaremos sobre la nutrición, lo que debemos


consumir y cuanto debemos consumir.

La recomendación del ejercicio físico diario y del descanso adecuado, no


debemos dejarla de atender.

Igualmente no olvidar asistir a los controles médicos.

No estar mucho tiempo acostados dentro del cuarto

Visitar amigos

Recibir visitas de amigos.

Todavía podemos aprender algo.

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