Ifa Kayode I
Ifa Kayode I
Ifa Kayode I
Jokootifa_Fabukola Odugbemi.
Estudio Tradicionalista de la Cultura Yoruba. Aplicacion de la cultura ancestral .La
Medicina spiquica, fisica y espiritual ancestral Yoruba. Odugbemi Linage . Egbe
Odu Mimo Osun España.
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En los últimos años del siglo XX se desarrolló un movimiento de devotos y seguidores de Ifá, que se
deslumbraron con las escrituras de Ifá de origen nigeriano, redactadas en composiciones extensas,
ordenadas y hermosas, en momentos en que la tradición de Ifá que se transmitió y conservó en
Cuba carecía de obras con contenido y presentación similares, algo que aún es una realidad. Esta
comparación fue desfavorable para la tradición que fue legada en Cuba, e influyó en que muchos
devotos y buscadores entendieran que el sistema de cultos en Cuba tenía limitaciones, que gran
parte de “la verdad” se había quedado en Nigeria, y que había que ir a buscarla allá.
Muchas personas lo creyeron así, porque eso es lo que parecía. Sin embargo, el estudio de los
aspectos que se mencionan a continuación:
Permite entender que el sistema de Ifá que prevaleció en Nigeria no está a la altura del sistema de
Ifá que fue legado para conservarse y transmitirse al mundo desde la Cuna Cubana, y que la línea
nigeriana es una rama podada del árbol, es una línea que no se integró a la evolución histórica de
Ifá que se verificó desde su llegada a tierras cubanas, porque no era su destino perpetuarse.
Con alguna frecuencia se escuchan voces conciliadoras que dicen que no hay Ifá de Cuba ni hay Ifá
de Nigeria, porque Ifá es solo uno: Ifá.
Esto es cierto. Y precisamente por eso, porque Ifá es solo uno, no pueden ser los dos.
Porque ambos tienen diferencias básicas que les hacen diferentes, que les hacen dos sistemas
distintos con el mismo nombre, y eso no puede ser válido en el culto.
Las diferencias en algunos pasos ceremoniales y en algunos ingredientes, no cuentan, porque eso
es lógico, pues estamos hablando de lugares del mundo diferentes, con recursos naturales
diferentes, y con una idiosincrasia y una mentalidad diferentes.
Me refiero a las diferencias en aspectos que son fundamentales, que son básicos. Me refiero a
diferencias en aspectos que no pueden ser diferentes. Con respecto a esos aspectos, cuando se
estudian ambas líneas, es posible entender dos cosas:
- que una de las dos es
- y que no pueden ser las dos
Ifá, el único, es la línea evolutiva que fue conducida por Orísha a Cuba, y que desde Cuba se ha
diseminado por América y resto del mundo, incluso retroalimentando a Nigeria.
Ifá, el único, está viviendo en estos tiempos bajo la poderosa magia simuladora del Óddun Iréte
Ansá (Iréte - Osá), que reproduce la historia del Shangó falso y el Shangó verdadero, algo que se
explicará en otro contexto, porque se aparta de este tema.
Entiendo que estas aseveraciones incomoden a personas que dedicaron su tiempo y sus economías
al sistema de cultos nigeriano que se auto denomina tradicionalista. Pero estas personas tienen hoy
la alternativa de corregir el rumbo, y pueden comenzar por estudiar la evolución histórica de Ifá en
Nigeria y en la Diáspora cubana, pero sin aprehensiones ni prejuicios, porque solo así verán
muchas cosas que hoy no ven.
Quienes comenzaron a transitar por el camino de Ifá según la concepción nigeriana, tienen la
opción y la oportunidad de continuar, acercándose a la tradición que fue conservada en Cuba,
recorriendo así el mismo camino histórico que fue guiado por Orísha, el mismo camino evolutivo de
Ifá que fue recorrido por los Ancestros.
Estos comentarios sobre la autenticidad de Ifá según el legado cubano y según las concepciones
nigerianas actuales, son comentarios necesarios como preámbulo al tema de la mujer y el
sacerdocio de Ifá, porque actualmente los seguidores de las tradiciones nigerianas, tratan de hacer
prevalecer una concepción de Ifá que sostiene que la mujer puede acceder a todos los niveles de
compromiso y de desempeño sacerdotal que el varón. Algunas posiciones son aún más audaces, y
defienden el derecho de la mujer a recibir el fundamento consagratorio de Óddu, e incluso
defienden el derecho de los varones homosexuales a acceder al sacerdocio de Ifá.
Y precisamente todos los aspectos mencionados, son profanaciones, desviaciones inaceptables de
la norma, que transgreden los tratados de Ifá respaldados por la Divinidad, según las enseñanzas
ancestrales, mandamientos y normas del Culto a Ifá que se estructuró en Cuba, que es la forma
más evolucionada de Ifá que existe.
Con respecto al compromiso de la mujer con el sacerdocio de Ifá, las enseñanzas que fueron
transmitidas en Cuba, independientemente de la diversidad de tribus y naciones africanas que
llegaron al país en diferentes épocas, coincidieron en cinco puntos, que pueden considerarse
enseñanzas directas que constituyen normas del Culto a Ifá:
5. Por lo cual, ninguno de los compromisos sacerdotales de la mujer, las capacita para reemplazar
al babálawó en todos los oficios religiosos
El presente documento inicia una serie que pretende explicar estos aspectos, y que estará dedicada
a abordar el tema de la relación de la mujer con el sacerdocio de Ifá, que es uno de los temas que
contienen diferencias básicas entre lo que enseñan actualmente muchos seguidores nigerianos, y lo
que trascendió y se conservó como enseñanzas de Ifá, en Cuba.
En este trabajo no se pretende debatir si la mujer puede hacer alguna actividad, o si no puede
hacerla, ni se pretende argumentar las razones legales o históricas, que facultan a la mujer para
desempeñarse en lo que sea, porque es sabido que:
Esto es una verdad históricamente demostrada, y no procederá con sensatez quien pretenda
cuestionarlo. Se trata de que hay cosas que la mujer no debe hacer, por dos razones:
- porque es un contrasentido que la mujer emprenda acciones relacionadas con las gestiones de
oficio del Culto, que no están avaladas por los tratados ancestrales que respalda la Divinidad
- porque así como sucede en la vida, también en el Culto, que es una proyección de la vida, hay
evoluciones que la mujer no debe acometer, porque significaría una violación del orden natural, y
de su papel sagrado e insustituible como mujer
Estas limitaciones no tienen relación alguna con discriminación sexual. Por el contrario, estas
limitaciones tienen que ver con el respeto al Principio del Género, uno de los pilares del
funcionamiento de la Creación, y tienen el propósito de mantener la pureza del enorme poder que
cada género sexual tiene en las operaciones mágicas y en la transformación de la realidad. Este
tema intentará explicarlo.
Esta serie se presenta en un orden, que está señalado por una numeración. Por tanto, para el
seguimiento al desarrollo de este tema, deben leerse los artículos en el orden en que se van
presentando.
Que Obbátalá toque la puerta e ilumine generosamente a quien tenga la generosidad de abrirle
Que Ifá, el único, corresponda a cada cual según su merecimiento
- IYÁ -
La tradición de Ifá establecida en tierra cubana enseñó dos significados y dos aplicaciones para
utilizar el término Iyá.
Por tanto:
- IYÁTOBBÍ -
La tradición de Ifá establecida en tierra cubana enseñó que la voz Iyátobbí se refiere a una mujer
que es madre de alguien.
Porque:
Iyá Tobbí
Iyá Tobbí
Donde las voces: Ákuétébbí, Ápétebbí, Ákuétóbbí, Iyákuétobbí, tienen dos significados:
Significado 1
Una mujer respetada que tiene la facultad y la responsabilidad de preparar un lugar, y de llamar,
de convocar a las personas, a las entidades, a las evoluciones, cuya presencia será requerida en el
lugar que se prepara.
Significado 2
- Una mujer respetada que tiene la facultad y la responsabilidad de llamar, de convocar, y hacer
venir a algo grande
De manera que las voces: Ákuétébbí, Ápétebbí, Ákuétóbbí, Iyákuétobbí, se refieren a algunos de
los aspectos que jerarquizan y ejecutan las sacerdotisas de Ifá, y por tanto, se refieren a algunas
de sus misiones.
- IYÁFÁ, AYÁFÁ -
Iyá Ifá
Ayá Ifá
(esposa) (...)
Los ancestros, varones y mujeres, que tuvieron la misión histórica de proteger, perpetuar y
custodiar el conocimiento ancestral de Ifá en tierras cubanas, enseñaron a utilizar indistintamente,
las voces Iyáfá y Ayáfá, como términos equivalentes para designar un mismo significado.
Las Iyáfá o Ayáfá eran y son las esposas de Órunmilá, entendiéndose como tales, a las Ákuétebbí o
Sacerdotisas de Órunmilá que mediante una selección y una ceremonia, han sido investidas de la
condición de esposas de Órunmilá representado en un fundamento consagratorio en particular, y
considerándoseles desposadas con una manifestación de Órunmilá menos abstracta, condición que
les permite una cercanía mayor a la Divinidad, concretamente, a Órunmilá.
Fuera de Cuba, el grupo selecto de las Iyáfá o Ayáfá, no fue llamado así, sino que para designarle
se utilizaron las voces: Iyánifá, Iyáónifá.
Donde:
En la circunstancia supuesta, de que los términos Iyánifá e Iyáónifá existieran en la época en que el
Culto a Ifá se estableció en Cuba, en el legado de Ifá que entregaron los Ancestros en Cuba, no se
conservaron, por las siguientes razones:
- por conveniencias prácticas en cuanto al manejo fonético de estas palabras, tanto para los
individuos de nación (nacidos en África), como para los criollos (nacidos en Cuba), puesto que es
más fácil decir Iyáfá, que Iyáónifá
- porque de todos modos, el significado de la voz Iyáfá tiene suficiente potencia ideológica
Las razones mencionadas permiten entender que los términos Iyánifá e Iyáónifá, no son anteriores
a los términos Iyáfá, Ayáfá, como voces de uso cotidiano y generalizado entre las comunidades de
devotos.
Los términos Iyánifá, Iyáónifá, fueron adoptados en un momento posterior, en interés de justificar
una diferencia con las Iyáfá que perpetuaron la simiente de Ifá en Cuba.
De todos modos, los términos Iyánifá e Iyáónifá pueden considerarse correctos. De hecho, la voz
Iyáfá puede concebirse como una contracción de las voces: Iyánifá e Iyáónifá.
Son cuatro los requisitos para que una dama acceda a la categoría de Iyáfá o Ayáfá, y estos son los
siguientes:
- Que sea Akuétebbí o Sacerdotisa de Órunmilá, por haber recibido previamente Ikofá
- Que sea seleccionada para esta responsabilidad
- Que acepte el compromiso que esto significa
- Que se juramente mediante ceremonia
Estos cuatro requisitos deben cumplimentarse en el mismo orden en que fueron expuestos. Y la
ausencia de cualquiera de esos requisitos, invalida para acceder a la categoría de Iyáfá o Ayáfá.
Por cuanto toda dama que se juramenta con Órunmilá mediante el pacto de Ikofá, se considera
Ákuétebbí o Sacerdotisa de Órunmilá, con el curso del tiempo fue arraigándose en la comunidad de
devotos de Ifá, el uso de los términos Ákuétebbí Iyáfá y Ákuétebbí Ayáfá, para referirse a estas
mujeres consagradas al núcleo central de Ifá, y también, por supuesto, el uso de las formas
derivadas de los términos anteriores: Ákuétebbí Yáfá, Ápétebbí Yáfá, donde: Yáfá representa una
contracción de Iyáfá y también de Ayáfá.
Donde Ákuétebbí Ikofá es el grupo mayor, y la fuente de donde se nutre el Círculo Honorable de
las Iyáfá o Ayáfá.
Como esposas directas de Órunmilá, las Iyáfá o Ayáfá tienen el privilegio de un acercamiento sin
límites a la manifestación de Órunmilá representada en ese fundamento consagratorio en
particular, como dueñas y custodias del mismo, y tienen el privilegio de beneficios derivados
especiales, algunos de los cuales, así como algunas de sus responsabilidades, representan
auténticos poderes
La mujer y Odu
En La Religión Tradicional de Ifà y en la totalidad de sus derivaciones afro-americanas La Gran
Divinidad Creadora (Olodumare, Olorun u Olofin), por obra y gracia de la mente humana, suele ser
masculina y –por supuesto- tiende a ser representada sólo por varones… Eso, desde los primeros
tiempos, dio pie a pensar a los hombres de esta manera: “Si Dios es varón, el varón es Dios”… Y,
claro, como no podía de ser de otra manera, asi los varones se sintieron ‘legitimados DIVINAMENTE’
para imponer su omnímoda voluntad a las mujeres…¡Porque se sentían descendientes directos
del Gran Dios de todos los dioses..!
Precisamente porque bajo tal precepto sólo los varones podían representar a Olodumare, fue por
lo que asumieron que sólo los varones podían acceder al ámbito de lo más sagrado, al mundo
divino de Olodumare… Sólo ellos podían entrar en el ‘Sancta Sanctórum’ y convertirse en
sacerdotes de Orunmila, aprender y trabajar Ifà… Mientras, y desde entonces, las pobres mujeres
pueden consagrar su vida a la religión, pero, en razón de su sexo, no pueden representar a Dios…
Pobrecillas nuestras madres, hermanas, esposas, hijas y amigas, ¡desde entonces, por obra y
gracia de aquellos ‘energúmenos divinos y sagrados’, están jodidas..! Por eso dicen que ellas no
pueden acceder al sacerdocio de Ifà, que por eso ellas no pueden ver a Odu y ni tan siquiera estar
cerca de esta deidad… ¡Y, todo porque son mujeres, ¡y porque Olodumare es del sexo masculino…
según versiones de quienes se inventaron este precepto-tabu en detrimento de las féminas..!
O sea, que además de que los hombres nos inventamos un Olodumare ‘masculino’ (¡porque
podríamos haberlo hecho femenino perfectamente!) a la medida de nuestras aspiraciones e
intereses de sometimiento de la mujer, en razón de ello también le hemos negado a ellas la
posibilidad de adorar y, aun peor, acercarse tan siquiera a La Madre de Todas las Madres… A Orisa
Odu… ¡Que disparatada vergüenza histórica que aún hoy andamos arrastrando..!
Creer hoy en odus de Ifà (por supuesto, ¡siempre inventados y escritos por los hombres!) que se
oponen a la mujer en Ifà; respetar a aquellas personas que defienden el veto de la mujer para el
sacerdocio de Ifà… ya cansa, asquea y da nauseas… ¡Debería inventarse una cadena perpetua para
esos cavernícolas pseudo-religiosos que se consideran DIVINOS ante la INDIVINIDAD del sexo
opuesto..!
¿Qué opinan de todo esto los que tienen ‘dos dedos de frente’, un poco de sentido de la justicia, y –
por supuesto-, sentido común..?
Odaro,
La mujer en esta epoca ha involucionado aunque aparentemente está ocupando un papel cada dia más posicionado,
eso no es así, tan solo unas migajas para acallar las voces de pocas que desean continuar teniendo un rol como ser
humano sin calificativo discriminativo intelectual ni humano.En muchas de las culturas antiguas la sociedad era
matriarcal tal y como lo recojen los documentos antropológicos y en la cultura yoruba una vez más se repite la
incursión de la mujer que así lo desea habiendoles dado desde su más tierna infancia un lugar añadido a sus muchas
labores y tareas .En nuestra cultura Yoruba procedente de la egipcia se manifiesta su influencia, para ello debemos
observar los tratados de la clave de Ifá donde así se manifiesta cual importante era su actuación.
Desde prácticamente los orígenes de esta civilización, la mujer egipcia disfrutó de un grado tan completo de
independencia y libertad, que ya lo hubieran deseado para sí no solo las madres, esposas e hijas de los hombres que
integraban las culturas contemporáneas suyas, sino aún las de muchos países de nuestros días. De hecho, el grado
de libertad de que gozaron fue de tal envergadura, que los antiguos griegos, (cultura que se distinguía entre otras
cosas por tener a sus mujeres completamente sometidas cual esclavas a los varones), llegaron a pensar que el
matriarcado era la institución predominante, una creencia que condujo a que el mismo Herodoto, al hablar del país
del Nilo, comentase en un pasaje: “Allí son mujeres las que venden, compran y negocian públicamente, y los
hombres hilan, cosen y tejen”. Y ellas actuan como grandes fisicas o quimicas de la medicina del pueblo.
En prácticamente ningún momento adversaria o rival del varón, la mujer egipcia tuvo casi siempre la posibilidad de
alcanzar las más altas cimas del poder, incluyendo el faraónico o el sacerdotal, por lo que no era raro que su
presencia se hiciese moneda corriente en todos los engranajes sociales, pudiendo llegar a ser desde visires, jueces,
médicos, escribas, funcionarias de todos los rangos, empresarias, propietarias rurales, pilotos de barco, o jefas de
obras, hasta comadronas, nodrizas, masajistas, peluqueras, pedicuras, manicuras, perfumistas, hilanderas, tejedoras,
instrumentistas, plañideras, bailarinas o cantoras, un amplísimo abanico de posibilidades laborales que por lógica no
podía ser completo, pues como es de prever siempre existían algunas puertas que le estaban vedadas en lo
profesional, como las del ejército por ejemplo, o las de aquellos oficios en que por su peculiar constitución física no
las hiciera muy aptas para desempeñarlos, oficios tales como tallar la piedra, limpiar el limo del río, o la albañilería en
general. Respecto a los salarios, destacar que tampoco tenían en ellos la menor discriminación, siendo equivalentes
en todo a los de los hombres.
Semejante equiparable status social no la libraba sin embargo de acerbas críticas ocasionales por parte de algunos
escritores de la época, quienes en diversos textos literarios de carácter moralista, no sabemos si por envidia o
maledicencia, presentan una imagen no demasiado halagüeña del sexo femenino, tachando a sus representantes de
caprichosas, indiscretas, frívolas, mentirosas o vengativas. De hecho, en enseñanzas como las de Anjsheshonq, se
expone que “instruir a una mujer es como plantar en un terreno arenoso cuya superficie es dura”, un acerbo
comentario al que se podría añadir la cita existente en el Papiro de Leiden, en el que hablando sobre la naturaleza
intrínseca de las féminas se afirma que “no se aprende a conocer el corazón de una mujer lo mismo que nadie
conoce el cielo”...
En cualquiera de los casos, aunque su destacada igualdad respecto al hombre supuso en general una alta y
adelantada forma natural de aplicación de la justicia, dicha igualdad podía por el contrario (y desgraciadamente para
ella) muy bien volverse en su contra, ya que si una mujer cometía cualquier falta o delito sancionado por la ley, su
particular condición frente al sexo opuesto no la eximía de sus consecuencias permitiéndola gozar de privilegios
especiales, por lo que el castigo del que se hacía acreedora resultaba penado con la misma dureza.
Cuando se encontraba soltera la mujer egipcia tenía total autonomía jurídica para gestionar sus propios bienes, por
lo que en el matrimonio, (al que solían llegar alrededor de los doce o catorce años), lejos de aceptar la imposición de
un hombre al que no desease, era ella quien muchas veces pronunciaba la última palabra sobre la elección de su
futuro marido, (aunque como una forma natural de respeto hacia los padres existiese la costumbre de solicitar su
aprobación), teniendo la facultad de establecer contratos que en ningún momento la perjudicaban ante un posible
divorcio, y quedando completamente protegida en caso de enviudar al convertirse en heredera de al menos una
tercera parte de los bienes familiares, (los otros dos tercios se repartían equitativamente entre los hijos e hijas de la
pareja sin discriminación de sexos), poseyendo plena libertad para manejar dichas posesiones a su antojo aun en el
caso de que volviera a contraer un nuevo matrimonio.
Amante madre y esposa, sabía al mismo tiempo ser elegante y coqueta, resaltando su belleza natural (en función de
su poder económico) con vistosas pelucas, ricos vestidos, y variados perfumes y cosméticos, estando educada y
capacitada para gozar de su sexualidad de la forma más libre y alegre. La virginidad por ejemplo, algo a lo que
multitud de sociedades han dado una importancia suprema, (siendo su pérdida causa detonante de infinidad de
dramas), no tenía para los egipcios excesiva importancia.
Estéticamente admiraron desde antiguo los cuerpos delgados, las caderas algo pronunciadas (sin llegar al exceso), y
los pechos pequeños y firmes, sin que por ello se llegase a extremismos de ninguna clase, lo que puede comprobarse
a través de algunas estatuas que han llegado hasta hoy de mujeres con una cierta musculosidad o abundancia de
carnes. Y en cuanto a los placeres de que solían gozar no había ninguno como el de los banquetes, ya fuera asistir a
uno, ya el de organizarlos y prepararlos con todo lo que ello conlleva.
Por desgracia para ellas, a finales del siglo III antes de nuestra era, durante el gobierno del cuarto de los regentes
griegos, Ptolomeo Filopator (221 - 205 a.C.), la mujer egipcia comenzó a perder de manera imparable e irreversible
la independencia y prerrogativas de que había gozado en los últimos tres mil años. Fue en ese momento cuando se
les prohibió la libertad de establecer por sí mismas acuerdos jurídicos o comerciales, actos que carecerían de validez
si no eran refrendados por un tutor. Mas tarde, primero el Cristianismo y después el Islam, continuarían
incrementando su sometimiento, para llegar así al estado actual, en el que la mujer egipcia, alejada completamente
de lo que antaño fue la forma más natural y lógica de ser y vivir, no es sino la sombra de una sombra de lo que
quien sabe si volverá algún día...
Hoy en dia se ha puesto a disposición de estudio y participación en el Linaje Odugbemi el acceso cultural y
consagracional lejos del aspecto casero o familiar, pero una vez más es la mujer la que no lucha por ello puesto que
no quiere abandonar el papel que el hombre le ha querido otorgar , pareciese que hoy la mujer se conforma con ser
Mujer tal y como lo quiere el hombre que habil como lo ha sido siempre ha sabido comprar los afectos e intelectos a
muy bajo precio condicionándola en formas morales o falsa moralidad tal y como le ha sido util.
Chief Iyaonifa Ajé Fabukola Odugbemi
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En La Religión Tradicional de Ifà y en la totalidad de sus derivaciones afro-americanas La Gran Divinidad Creadora
(Olodumare, Olorun u Olofin), por obra y gracia de la mente humana, suele ser masculina y –por supuesto- tiende a
ser representada sólo por varones… Eso, desde los primeros tiempos, dio pie a pensar a los hombres de esta
manera: “Si Dios es varón, el varón es Dios”… Y, claro, como no podía de ser de otra manera, asi los varones se
sintieron ‘legitimados DIVINAMENTE’ para imponer su omnímoda voluntad a las mujeres…¡Porque se sentían
descendientes directos del Gran Dios de todos los dioses..!
Precisamente porque bajo tal precepto sólo los varones podían representar a Olodumare, fue por lo que asumieron
que sólo los varones podían acceder al ámbito de lo más sagrado, al mundo divino de Olodumare… Sólo ellos podían
entrar en el ‘Sancta Sanctórum’ y convertirse en sacerdotes de Orunmila, aprender y trabajar Ifà… Mientras, y desde
entonces, las pobres mujeres pueden consagrar su vida a la religión, pero, en razón de su sexo, no pueden
representar a Dios… Pobrecillas nuestras madres, hermanas, esposas, hijas y amigas, ¡desde entonces, por obra y
gracia de aquellos ‘energúmenos divinos y sagrados’, están jodidas..! Por eso dicen que ellas no pueden acceder al
sacerdocio de Ifà, que por eso ellas no pueden ver a Odu y ni tan siquiera estar cerca de esta deidad… ¡Y, todo
porque son mujeres, ¡y porque Olodumare es del sexo masculino… según versiones de quienes se inventaron este
precepto-tabu en detrimento de las féminas..!
O sea, que además de que los hombres nos inventamos un Olodumare ‘masculino’ (¡porque podríamos haberlo
hecho femenino perfectamente!) a la medida de nuestras aspiraciones e intereses de sometimiento de la mujer, en
razón de ello también le hemos negado a ellas la posibilidad de adorar y, aun peor, acercarse tan siquiera a La Madre
de Todas las Madres… A Orisa Odu… ¡Que disparatada vergüenza histórica que aún hoy andamos arrastrando..!
Creer hoy en odus de Ifà (por supuesto, ¡siempre inventados y escritos por los hombres!) que se oponen a la mujer
en Ifà; respetar a aquellas personas que defienden el veto de la mujer para el sacerdocio de Ifà… ya cansa, asquea y
da nauseas… ¡Debería inventarse una cadena perpetua para esos cavernícolas pseudo-religiosos que se consideran
DIVINOS ante la INDIVINIDAD del sexo opuesto..!
¿Qué opinan de todo esto los que tienen ‘dos dedos de frente’, un poco de sentido de la justicia, y –por supuesto-,
sentido común..?
Odaro,
La Mujer Iyanifa
LA MUJER IYANIFA.
LA MUJER Y SU INCURSIÓN EN IFÁ-