Nelson Osorio Marín - Alguien Recogerá Mis Remos
Nelson Osorio Marín - Alguien Recogerá Mis Remos
Nelson Osorio Marín - Alguien Recogerá Mis Remos
Poesía
La Biblioteca de Autores Quindianos
Estudio y edición:
Carlos Alberto Castrillón
Libaniel Marulanda
Estudio y edición:
© Carlos Alberto Castrillón
© Libaniel Marulanda
Universidad del Quindío
Primera edición
2017
ISBN 978-958-8593-xx-x
Asesoría editorial:
Licenciatura en Español y Literatura
Universidad del Quindío
Edición al cuidado de los editores
Diseño de la cubierta: © Lina María Cocuy
Todos los derechos reservados.
Impresión: Centro de Publicaciones, Universidad del Quindío
Nelson Osorio Marín
(1941 - 1997)
Índice
Prólogo
Juan Guillermo Álvarez 9
Nelson Osorio Marín, el poeta de los años inmensos
Libaniel Marulanda 17
La poesía de Nelson Osorio Marín:
También se pudren las flores en el sueño
Carlos Alberto Castrillón 27
Nota sobre la edición 57
8
Prólogo
¿Quién es ese
que empuja por salir de mí?
Nelson Osorio Marín
16
Nelson Osorio Marín,
el poeta de los años inmensos
El homenaje
1
Tomado del programa de mano del Primer Encuentro Nacio-
nal de la Canción en Contravía “Nelson Osorio Marín”, realizado en
2001 en el Centro de Documentación Musical de Armenia. Texto de
Libaniel Marulanda.
23
Libaniel Marulanda
Libaniel Marulanda
26
La poesía de Nelson Osorio Marín:
También se pudren las flores en el sueño
El Hombre y el Mundo
En Pereira verde,
donde las muchachas
quieren frente al sol,
por primera vez
yo vi un obrero.
Me llevó
a su casa sin espacio y con palomas,
me enseñó
los hijos sin cartilla ni cometas,
me habló
de barricadas y ferrocarriles
y me invitó
a la ausencia de legumbres
en su mesa.
[…]
Nos abrazamos en la aurora.
Y juré
sobre sus brazos transparentes de fatiga,
29
Carlos Alberto Castrillón
pero ahora se mira con una ironía que acentúa las incon-
gruencias, como en «Bogotá, carrera séptima, destellos»:
1
El inventario de Nelson Osorio Marín en el Cancionero Mayor
del Quindío (Álvaro Pareja, 1995) reporta un total de 41 canciones; 16
microfantasías adicionales se publicaron en el Magazín Dominical
de El Espectador (agosto 1 de 1982; p. 5).
40
La poesía de Nelson Osorio Marín
Si oyes
que alguien canta el tango así:
Corrientes 3 - 4 - 7
no te desconciertes.
Es algún compañero
pasando cierto dato
en clave.
Cremita mía,
reina del contoneo afrodisíaco
y dueña y señora de los mambos y guarachas
que alumbraron la década
41
Carlos Alberto Castrillón
ya estábamos habituándonos
a que el país cada mañana estrenara
una alfombra de cadáveres
y decidimos un viraje en nuestro estilo.
El compañero lloró.
El compañero que era tan duro de pelar
como un coco con la yema de los dedos.
Lloró al estilo nuestro. A lo latinoamericano:
43
Carlos Alberto Castrillón
Después de mi entierro
(cuando regrese a casa compungido
porque amaba mucho al muerto)
quiero seguir navegando.
Empeñando el porvenir en el lomo de las olas
o gastándome el presente nuevo
bajo los pilotes verde y terracota
de un muelle que atraviesa los océanos.
[…]
quiero sonreír aunque sea de soslayo:
al fin y al cabo —que recuerde—
es mi primera muerte en serio.
Y eso me da derecho
a preguntarle al universo:
¿Existió alguna vez alguna casa
distinta a este mar
donde soy guardián de mis cenizas y mis sueños?
Ya hicieron un paraguas
con mi piel.
54
La poesía de Nelson Osorio Marín
Referencias
56
Nota sobre la edición
58
Cada hombre es un camino
(1963)
Cada hombre es un camino
(A veces,
en mitad del camino
nace un féretro.
Otras,
el hombre mismo lo construye
cuando las flagelaciones
han gastado sus espaldas).
61
Nelson Osorio Marín
Marinero:
Lleva este mensaje al Mar:
“El Hombre de América Latina
tiene las manos ensangrentadas
de máquinas y días
que no le pertenecen”.
Dile que soy nuevo.
Que no tengo pipa
ni alcatraces.
Que sólo he visto cocoteros
en el litoral moreno
de mi compañera.
Que los fusiles maduran
en mis noches rojas
y en la mirada ilímite
del hijo que ya viene.
Vete, marinero. Dile al Mar:
“El Hombre de América Latina
dialoga con los brazos, las montañas,
las grúas, el aire, las ideas, los cuchillos...
y sonríe dibujando carrileras
para llegar a Ti”.
62
Cada hombre es un camino
Cuando creía
que los Hombres eran azules
y que las alondras portaban
mensajes de azucenas,
sonreía a los espacios.
63
Nelson Osorio Marín
¡Bumerangs!
A ti
Odio tu afasia
que quiere ser pez
en la mano de la verdad:
¡Somos instrumentos!
Conversemos.
Todo lo incierto huirá.
Y vendrán rojas esperanzas
cuando desatemos
la actitud definitiva:
¡¡ b u m e r a n g s !!
64
Cada hombre es un camino
Marina
Porque encontré
un hombre cabizbajo en el crepúsculo
y le dije que la batalla
apenas había comenzado.
Entonces sus ojos
reiniciaron la búsqueda
del horizonte próximo.
65
Nelson Osorio Marín
Canción a Laura
Mi madre es sencilla
como sus vestidos y palabras.
Es carnaval
con serpentinas de arroz.
Y porque mi madre
siempre ha tenido
panales en la frente,
algunas noches está triste:
quizá piensa que las garzas
no alcanzaron para todos.
Entonces es invierno.
66
Cada hombre es un camino
Un día
—igual a todos
según los medidores insensibles
del sol y la llovizna,
pero para nosotros plomizo
porque estábamos tristes—
sin hablar siquiera
de cosas cotidianas,
sin mirarnos,
sin pensarnos siquiera,
conocimos el cansancio.
La ciudad
olía a hastío rutinario
y los parques estaban
tan bellos e insinuantes
como un dios griego impúber.
La melancolía
era un niño de numerosas manos
buscando unas pupilas.
Carruseles omnicolores
nos poblaron los ojos
y fuimos dos sombras
—con las frentes absorbidas por los pechos—
caminando de espaldas
por la misma avenida
hasta reducirse al tamaño
de nuestros lentos zapatos.
67
Nelson Osorio Marín
Retrospección
Siempre
habrá que volver los ojos
sobre los cadáveres
porque los desiertos
jamás dejan de hablar
de los riachuelos.
Y te he encontrado:
los dedos iracundos
apuntando
al polo norte de mi adiós.
Y he vuelto a sentir
tus llamas en mi cuerpo
que fue resbaladizo entre tu amor.
Siempre
habrá que volver los ojos
sobre los cadáveres
sin dejar de mirar
al horizonte.
68
Cada hombre es un camino
Viajan
con lentitud de ociosos divinos
sin pensar que el Mundo
es resumen ceniciento y mudo
de generaciones y taladros.
69
Nelson Osorio Marín
A mi padre
Mi padre
siempre ha querido
arar en su pecho
una semilla universal.
¡Cómo hemos recostado la fatiga
en su biología
de panela y agua!
Tiene huellas de plomo.
Las hortalizas
le brotan de los dedos
como niños saliendo de la escuela.
La mesa madura
en su mirada distante.
Y la casa azul y grande.
Y el patio de sonrisas vegetales.
Cuando miro sus cabellos
pienso en las mujeres
que acarició y lo amaron.
Porque aún es bello mi padre.
Ha fecundado tantos peces
en su saliva quindiana
que ya camina lentamente.
¡Ha sufrido
tantos salarios incompletos!
Pero sigue siendo un río infinito
con los hombros vigorosos
y las tardes sombreadas.
Los pensamientos de mi padre
deben ser una canción de bayonetas.
¡Cómo hemos recostado la fatiga
en su biología
de panela y agua!
70
Cada hombre es un camino
Tu anhelo de distancias
se ensanchaba
bajo la bóveda inmensa
de tu ilusa boina.
Un muro de azucenas
te cercó las pestañas
y todo parecía
una canción fugada
de una risa larga.
II
Desterramos el futuro
mientras las aves de papel
de Agosto
nos hacían sombra.
No pensamos
en el mensaje infantil
que nos traían,
y tu pequeña primavera
estalló entre nosotros y la tarde.
71
Nelson Osorio Marín
Al amigo adolescente
Uriel
Únicamente llevábamos
dedos en las manos
y algún anillo
que robábamos para comer o divertirnos.
72
Cada hombre es un camino
En un instante incompleto,
quedaste suspendido de la muerte
como una interrogación.
Amabas el silencio
y los pentagramas pausados
como tus ojos huérfanos.
73
Nelson Osorio Marín
en el Futuro Común
de los que vamos sin futuro,
y cuando te lastimaba Caldas
te llevabas la mano
a la cintura sin revólver,
y llorabas un bambuco
mientras las aves
confundían tus cabellos
con maní.
74
Cada hombre es un camino
75
Nelson Osorio Marín
El Mar
tiene muchos peces cardinales
con escamas rezumando
palomas y tardes plenas
de manos limpias,
libres, laboriosas.
76
Cada hombre es un camino
Bogotá en domingo
Quiero vivir
y no encuentro los labios
que indiquen la ruta.
No encuentro los brazos
que midan el tedio diciendo caricias.
Bogotá en domingo:
señora de gris
con los ojos sin iris
y los muslos trazando
perspectivas gélidas.
Bogotá en domingo:
señora anestesia
con los senos bajos
soñando Saharas.
77
Nelson Osorio Marín
La ciudad sin ti
La ciudad caminará
hacia cualquier bar
llena de labios tristes
como los tuyos.
De besos que no empiezan.
De niños que se acaban.
De ruidos, afiches y odio.
Pero también
en el gris de la ciudad
habrá esperanzas.
78
Cada hombre es un camino
Cita
Los inválidos
estarán repitiendo monedas
en un rincón ignominioso
del sol desalentado.
Nadie sentirá
que alguien llora en la ciudad
con los recuerdos rotos
mientras baraja
perspectivas ciegas.
Los vigilantes
llevarán hombros caídos
por el peso de la luna
y verán niños durmiendo
bajo noticias de Alianzas y agasajos.
Entre la brisa
vendrán mazorcas incompletas
trayendo la historia blanca
de los muertos recientes.
Y todos llegarán
el día de puñales
a la esquina de mis sueños.
79
Nelson Osorio Marín
Mayo 6 de 1959
Antonio Larrotta,
que era un guerrillero
como pudo haber sido
una fábrica o un canto,
volvió de la tarde
enrojecido:
80
Cada hombre es un camino
Despedida
Cuando tu silencio
gritaba
que sólo querías
vivir en mi recuerdo,
tus caricias huidizas
sintieron que el aire,
como yo,
estaba derrotado.
Y que mi voz
se alargaría hasta alcanzarte
porque en mis gaviotas
jamás haría verano.
81
Nelson Osorio Marín
En Pereira verde,
donde las muchachas
quieren frente al sol,
por primera vez
yo vi un obrero.
Me llevó
a su casa sin espacio y con palomas,
me enseñó
los hijos sin cartilla ni cometas,
me habló
de barricadas y ferrocarriles
y me invitó
a la ausencia de legumbres
en su mesa.
¡Cómo me gustaron
sus himnos de hojalata
y el recuerdo de acantilados
que me trajo su estatura!
82
Cada hombre es un camino
Y su brazo amputado.
Y los pies acorralados de sus campesinos.
Y sus noches partidas en mujeres muertas
antes de llegar al Mar.
Y la campana de sus escuelas
gimiendo siempre con algún ahorcado.
Y sus cordilleras crecidas
por galerones tiritando de pánico y distancias.
Y sus ciudades caminando en la punta de los dedos
para no despertar
a los estudiantes y a los obreros sepultados.
Todo, todo le dolía:
aun sus hijos asesinos.
II
83
Nelson Osorio Marín
Trece Hombres
que no volverán por las quincenas
con las vértebras atomizadas
y las protestas prisioneras
ante el recuerdo
de los labios pordioseros de los hijos.
Trece Hombres
que no volverán de los eneros
con las palabras vencidas,
las arterias dobladas entre la impotencia
y las maldiciones en susurro
porque tampoco este año
los lápices llegarán hasta los hijos.
84
Cada hombre es un camino
La derrota.
Dijeron aves sucias de los compañeros.
Pero los surcos hablaban
de labios satisfechos.
85
Nelson Osorio Marín
Algún Oriente
Te espero.
La noche vendrá con la luna mordida
por la dimensión del Hombre.
Sin ti.
Nadie me traerá tus palabras fronterizas.
Nadie tu geografía casi anochecida.
86
Cada hombre es un camino
87
Nelson Osorio Marín
Si cuando yo muera
el Hombre viajara hacia el Hombre
antes que al cosmos,
podría cantarse
que alguien que hablaba trincheras,
y risas y casas,
y trigo y murciélagos,
y días y días sin labios,
y noches y noches de ira,
y meridianos largos de cadáveres,
y mujeres tristes de éxodos veloces,
y cabellos cansados de caminos,
y caminos sonámbulos de ausencias,
y zapatos insomnes de avenidas,
y futuros sin niños ni amenazas,
y dientes sin legumbres ni soberbia,
y aguas heridas de fronteras,
y ciudades sin geografía ni camisas,
y manos con nada,
y nada sin besos ni palmeras,
y todo sin manos...
89
Nelson Osorio Marín
Tenemos solamente
la camisa roja y húmeda,
millones de músculos y voces
abriendo subterráneos
y un viento vigoroso
que nos dice batallas.
Muy pronto
el alba tendrá
escuelas y simientes.
Te esperamos.
90
Cada hombre es un camino
91
Nelson Osorio Marín
Hijo:
tengo veintidós años,
la tarea larga
y el camino corto.
Los ojos reventados
de aire melancólico,
las manos y los labios
solitarios de palabras y abrazos de miel,
porque aquí llueven,
diariamente,
indiferencia y sapos.
Tengo, además,
una compañera
que va a partirse en ti.
Sólo sus dientes de algodón
te mostrarán mi nombre,
pues para los demás
soy el número ochenta y cuatro
de una nómina.
Tengo también
miedo de quedarme solo en la trinchera,
o de que los cuervos
hagan su siesta en mi cerebro
antes de haber comenzado yo
mi jornada de edificaciones.
93
Nelson Osorio Marín
II
Hijo:
quiero decirte
que los árboles caminan heridos
y sumisos los Hombres;
pero que con mis palabras iracundas
estoy germinando, lentamente,
millares de vestidos verdes.
Y que con mis palabras iracundas
asesiné la luna
para cantarle al Hombre.
Para decirle trigo.
Para decirle tierra.
Para poner en sus brazos
un camino propio.
Una casa. Una fábrica. Un fusil.
La tarea es larga,
mi camino corto,
y por eso necesito de tu ira fresca.
Hoy, por ejemplo,
pasaron las aves
atravesadas de éxodo,
y nadie pensó en la mirada muerta,
los pies desalentados
y los músculos tristes
de los campesinos.
También
por el hastío crepuscular de la ciudad
bajaron los oficinistas
buscando inútilmente
un sitio sin relojes.
Pero nadie prestó
un pensamiento o unos hombros
para ayudar
a la ampliación de su horizonte.
94
Cada hombre es un camino
III
Hijo:
Cuando vengas
sabrás que la primavera
es espía de la Muerte,
que en los parques
se duerme un rato el día
y que el día es un resumen
del futuro que le roban al Hombre.
95
Nelson Osorio Marín
IV
Por último,
quiero que sepas
que por decirte estas cosas
tal vez mermarán tu pan y tu futuro,
pues los números de las nóminas
no podemos pronunciar nunca
una palabra exacta.
Hijo:
Por esto y mucho más,
necesito de tu ira fresca,
de tus ideas y tus brazos nuevos
... de tu fusil sin estrenar.
96
Algo rompe la mentira
(1969)
Alguien tuyo resucita
Brecht
Algo rompe la mentira
Bosquejo
101
Nelson Osorio Marín
esquina
fragmentos
llamas.
entras y es posible que te quemes, que incrustes algas
o ángeles caídos en tus ojos-horizonte tan vidriosos de
arenas donde estuve (mejor dicho, algo parecido a lo que
cierta vez sintiera Enrique Lihn en Market Place: “estoy
de paso como la muerte misma: poeta y extranjero”).
llamas que despiertan:
duerme, fúgate en tu relámpago de propulsión color
imagen.
y en lo que a mí respecta, Amor, es posible que sucumba
—pintada de otro yo mi nueva balsa viva— pero alguien
recogerá mis remos, mi cuaderno de notas, mi pluvió-
metro.
rayos equis
ahí
en el lado exterior de la vitrina compraste lentes cloro-
formo-oscuro para tus visiones ávidas cuando más cerca
estabas de la puerta de la Jaula, cuando menos debías re-
tornar al Mar amniótico.
luchó la última neurona pero tú la fuiste adormilando:
ribetes de Pánico negando los asteroides de tu cuerpo,
arrimando metal viciado a tu saliva seca. el ocre invasor
no encontró resistencia en tus paredes y esta Noche que
se diluye en ciencia-fantasía ni siquiera es nuestra, sino
de cada uno en otros seres diurnos e inocentes.
ahora, a tientas lloramos de todos los colores por tu in-
sondable Estar Ahí comiéndote las uñas y equivocando
índice y pulgar, cutícula y falange.
noche
104
Algo rompe la mentira
Color
105
Nelson Osorio Marín
106
Algo rompe la mentira
La sangre viene y va
107
Nelson Osorio Marín
108
Algo rompe la mentira
109
Nelson Osorio Marín
Todo el odio
no.
no se trata de olvidar los desgarramientos
el sur de las ciudades
los asuntos sin salida
el ir dejando de pertenecerse
los engranajes desangrados
la indecisión de los primeros trazos
las iluminaciones tísicas
ni los ojos fijos de la Gran Herida.
110
Algo rompe la mentira
Todo el amor
111
Nelson Osorio Marín
Te habitaba
en el Fondo de Todo
ni siquiera hubo un ruido extraño:
los perros en coito
los hombres aparentemente idénticos
el estallido de las primeras palabras
los saltos de la juventud
lo arrastrado hasta ahora
nada
nada era un ruido extraño.
112
Fogonazos
Plataforma de lanzamiento
recuerdo
escribo
lloro
como cuando nací.
(y he nacido tantas veces
esta tarde sin alas).
escribo
tiemblo.
una bofetada
se me enreda en el cuello,
se me queda
como cuando fui mudo.
mis martes se atrasan.
igual los demás días
y mi historia me dejó plantado
—ciego—.
me insinuaron:
vuélvete de espaldas
¡y me fusilaron!
recuerdo
lloro
escribo
como cuando convalezco
pero nadie
—nunca—
me ha visto de rodillas.
te tienes —impar—
para caminar tu vida.
caminar se volvió triste
desde que sólo te tienes a ti
solo.
116
Algo rompe la mentira
volverás:
mutilado o no
te necesitas, ¡te necesitan
cuando regreses Nuevo!
luego
—para todos—
caminar será un poco
como cantar en coro.
adiós todos.
volveré conmigo Nuevo.
con herrumbre y cicatrices
traeré otras señas
de la vía equivocada.
es la Vida
la coartada exacta.
es
y a ella iré con mis cosmonaves
—ásperas ahora, mohosas—
para encontrarme en ella.
117
Nelson Osorio Marín
me espero planeando
este párrafo en Mañana
sentado en los adjetivos del pretérito,
orinándolos, muriéndolos.
adiós todos.
¡volveré conmigo Nuevo!
118
Algo rompe la mentira
Rompecabezas
a. m.
m.
119
Nelson Osorio Marín
p. m.
a. m. m. p. m.
120
Algo rompe la mentira
Ser Poeta es más difícil que vivir a medias, sin ellas o sim-
plemente sin zapatos.
Ser Poeta es también tener un hijo lejos cuando los ca-
minos —Memet, hijo de Nazim; Sergiofernando, hijo—
cuando los caminos...
Ser Poeta es —en el momento justo— convertirse en
nitroglicerina pura.
Nazim: en mil novecientos sesenta y tres
Hikmet: en mil novecientos Siempre:
Ser Poeta es tener, además de incontables ademases,
dos manos planetarias.
121
Nelson Osorio Marín
uno
dos
tres
y de nuevo retornaron,
para retomar las Llamaradas que conducen al Agua.
124
Algo rompe la mentira
Conteo
five...
polvorosa luz en los resquicios del espacio.
hacia él
los ojos oblicuos tienden sus expectativas.
four...
hace bromas la Gravedad con los bombarderos:
áreas
donde el movimiento sale abrupto de los cañones
inyectando pavor en el hígado al piloto.
three...
mapas de cuadros diminutos
atravesados
por serias horizontales y verticales tímidas
que ignoran su papel agresivo.
two...
negro brillante en uno de los cuadros
ubicando latitud y longitud exactas,
indicando
un purulento, chamuscado olor de genocidio avecinándose.
one...
briznas de aire en último combate contra el monstruo:
epigastrios, chatarras, fémures, casas que ya no van a ser,
obturador inamovible a la espera del pulgar:
zerooo!!!
en Hanoi
otros mil niños
no comerán más caramelos.
125
Nelson Osorio Marín
Relámpagos
126
Algo rompe la mentira
127
Nelson Osorio Marín
taquicardia de taxímetros.
129
Nelson Osorio Marín
sergiofernando
hoy grité un grito que no se oyó
131
Nelson Osorio Marín
132
Algo rompe la mentira
135
Nelson Osorio Marín
Canción de cucharitas
la tristeza es tanta:
van cucharitas solas
sin labios
o sus jugos.
naranjas
II
III
136
Algo rompe la mentira
IV
hijo:
137
Nelson Osorio Marín
VI
diez p. m.
duermes con tu caballito de agua —hijo—
y con tus recién estrenados cien centímetros.
se desliza la esencia de la carta
y cae despacio en mi esperanza,
cerca del perro-lobo de mi sangre:
es una canción con ritmo de batalla:
“el horizonte de los Hombres
empieza
despertando un 26 de Julio”.
138
Fósforo - Alfiler en la boca de la Ausencia
en mi memoria y en la tuya
allí nos desencontraremos para siempre
Enrique Lihn
Algo rompe la mentira
sorpresivamente,
tampoco tronó ni hubo miasmas o teléfonos pero sí los
mismos pozos y absurdos saludando a las sombras que
pasaban como cables en un tren abriendo brechas por la
jungla:
fue
II
un jet.
una calle.
un recuerdo.
una lezna.
un hombre.
142
Algo rompe la mentira
tu ausencia.
una zancadilla.
143
Nelson Osorio Marín
un erguirse.
cansancio
soledad
hojas amarillas barba silenciosa
frustraciones
y puntos suspensivos
una voz.
144
Algo rompe la mentira
una avenida.
la decisión.
145
Nelson Osorio Marín
y el vuelo
más allá del hombre que espera por su turno en una es-
quina de la guerra queda el Hombre.
146
Los Innombrables del Insecto
156
Edades
Algo rompe la mentira
2
más pequeño el Cascarón, el nuevo lazo reptando en la
Caverna y casi atragantándome, he despertado Hoy de
mil novecientos cuarenta y uno en equis punto y una Ma-
sacre diferente empieza a vislumbrar el tallo genital del
Hongo que atestiguará la Demencia y el desmoronarse
de lo Indivisible.
esta vez mi fase de instrumentación fue envenenada por
el gesto infanticida del No-Ser creado por la Angustia
en un principio y luego maquillado y sostenido por los
Ebrios de Anticiencia:
semioscuridad fangosa donde me fueron arrimando pau-
tas oxidadas con el delirio de quien transplanta un dino-
saurio a una inerme cabeza de alfiler: taladros y cloacas; se-
guetas, recitaciones y alicates; vitriolo, somníferos y tijeras
en devastador ejército contra los diamantes de mi Magia.
el Hongo.
lejos de él pero jamás lo demasiado, los ojos sumisos de
mi madre se volvían más rodillas cuando se enzarzaba
con sus libreticas sucias de pulgares ranurados por pe-
lar cebollas. en unas —las pequeñas— anotaba centavos
y hablaba de que la vida subía diariamente. yo pensaba
160
Algo rompe la mentira
que sí, que trepábamos, y que por eso yo crecía. con las
otras conversaba sola frente a un cirio apagado y yo me
ponía tan triste de mirarlo ahí, blanco y silencioso, que
robarme unas cerillas me costó el dolor de sentir la verda-
dera mentira de mis costillas falsas.
mi padre —metido en un rincón con taburete— me mi-
raba duro sin decirme tantas cosas que yo quería recrear.
con alguna frecuencia venía hasta donde yo me hallaba
y el reconocido escozor en las piernas y la espalda retor-
naba más sanguinolento, más sin lágrimas. entonces mi
odio a las manos de mi padre se volvía grande y entendí
la inocencia de mis pantalones cortos y la inutilidad de
esconder los garrotes que llenaban la casa.
un día —morena— llegó con sus mismos años míos y a
flor de Búsqueda me enseñó su Mundo dividido en dos
de labios para afuera. en medio del Asombro supe que el
Sol nunca se va, sino que con las siete de la noche estalla
en brillantes pedacitos tan lejanos como el abrazo que no
me regaló mi padre.
3
dificultad en los trazos porque no pudieron comprender
que mis dedos eran gramilla maravillosa de gimnasia: la a,
semejaba un rombo con un caracolito en el ombligo; la í se
ladeaba según el humor de mi torpeza; la e, pobre huevo
con muletas entrecruzadas jugando a no caerse; y me ne-
gaba a hacer la o pues había muchas de todos los tamaños
colgando de los árboles. (más tarde aullarían al notar que
no construí para mi hogar ni una flaca casa de barajas).
Aquí me fabriqué un Rincón y lo forré en Espejos. perió-
dicamente salía para saludar al único maestro que no me
sembró sus garrotazos y que alababa la finura de mis le-
tras; pero siempre regresé como una iguana deshabitada
a succionar mi Sangre y conocerla.
con los pies hinchados me alimenté de la fauna y el zinc
de mis Edades y un nuevo Espejo aparecía después de
cada alud: golpes como piedras miliares de recuerdos
orgánicos registrando decisiones afrontadas en las Crisis
161
Nelson Osorio Marín
4
en él redescubrí mi Edad arbórea y hasta lo bautizamos:
sal acuosa y exorcismos entretejiendo lepra sobre la ines-
paciabilidad de la reciente Luz.
“... Como dice la regla, ningún padre es bueno; no nos
quejemos de los hombres, sino del lazo de paternidad que
está podrido. ¡Qué bien Hacer hijos, pero qué iniquidad
es tenerlos!”
Sartre
5
la lluvia nos hablaba de los hilos imperfectos y esa tarde
mi hijo entre Silencios me nombró tantos planetas que re-
visé mi alquimia. y teníamos razón. sólo que cuando casi
éramos Uno, retiró sus ojos hacia la Nebulosa que nunca
pude percibir. luego refregó su cabecita y me explicó: “la
sangre no se borra con palabras”.
6
Sed:
recuerdos biológicos de la superación de lianas, pantanos,
bestias y tinieblas que me ungieron Erecto Busconauta.
163
Nelson Osorio Marín
7
porque esta Gran Humanidad ha dicho:
¡Basta! y ha echado a Andar
Fidel
164
Al pie de las letras
(1976)
Mario Benedetti
Al pie de las letras
Cremita mía,
reina del contoneo afrodisíaco
y dueña y señora de los mambos y guarachas
que alumbraron la década
de mis pantalones largos de bota bien estrecha,
camisas de chillidos multicolores,
gomina, llavero de cadena y monedero,
anillo de cobre, peinilla y espejito,
ron con Freskola,
Chesterfil, tranvía y Vargas Vila.
Cuántas noches, amor mío
—desde la butaca más barata
del Teatro Pereira (dedo, pulgas y pecueca)—,
tuve la dicha de sentir tus caderas epilépticas
viniendo de la pantalla hacia mis ojos
como un tren repleto de deseo;
de casi tocar y oler las escasas lentejuelas
que adornaban tu trasero principesco,
oh trasero tuyo nunca mío,
en continuo movimiento de espirales,
escalera de caracol bajando al fondo
de cada manotazo de bongó
que retumbaba Pérez Prado,
ese camaján apocalíptico del ritmo afro-antillano.
167
Nelson Osorio Marín
que la Tongolele
movía mejor los senos y las pantorrillas:
un sacrilegio contra ti
rumbera de paso demoníaco
cremita de mis manos afiebradas
soledad de mis cobijas
arena movediza de mi moral monástica
pluma de todas mis cosquillas.
Inclusive hoy
—como un brindis al túnel que tendí
entre tu cuerpo de celuloide
y mi primera apremiante soledad de entonces—
intentaría quebrar dientes y palabras
a quien afirme que tú no fuiste la serpenteante
la diva del cabaret
la hechicera del guaguancó, de la conga
y del merengue apambichao
la rubia cósmica con zapatos de tacón puntilla
la muy mía de lejitos… ¡mi primera dama!
168
Al pie de las letras
Metidos en el amanecer
169
Nelson Osorio Marín
Como racimos
transportaron sus cuerpos
de la estación del tren al fondo del mar.
170
Al pie de las letras
171
Nelson Osorio Marín
172
Al pie de las letras
Queríamos ser
todo lo que nos prohibían con palabras
pero que nos enseñaban con actos:
mentirosos, descrestadores, maniobreros
donjuanes de atrio y circo y antro
cocodrilos expertos en lágrima y mordisco
lobitos de pantalón de dril entre semana
y vestido de paño los domingos
(el mismo que un día perteneciera al viejo
y que nos adaptaba el sastre de la esquina
colocándole una etiqueta Valher
para que no vayan a notar sus compañeros
que el traje es de segunda…
El mismo que lucíamos —brillante ya el trasero—
en la misa de 7 donde debíamos implorar
por la salvación de nuestras almas
y porque Pereira creciera más que Manizales
“pues además de la eterna
nosotros poseemos también un alma cívica”).
173
Nelson Osorio Marín
174
Al pie de las letras
175
Nelson Osorio Marín
Decreto de emergencia
176
Al pie de las letras
177
Nelson Osorio Marín
Pero he ahí
que cuando los que nada tenían para comer
lograron elevar al Señor Presidente
y a su combo “Rock and dólar”
a la categoría de tiranos inconmutables,
se armó un despelote general
(de patria o muerte, claro está)
y aquí fue Troya
y cayó el andamiaje
y voló mierda al zarzo
y muchos pájaros volaron a Mayami.
178
Al pie de las letras
Hombre amaneciendo
Sólo escuchando
con los oídos pegados a la Vida
puede percibirse un ruido sordo
seco, fiel, premonitorio:
es este ruido subterráneo
que sale del hambre (algarabía silenciosa)
y de la sangre (color rabia de siglos)
y de las calles (fragores de sonidos nuevos)
y de las fábricas (brújula indudable)
y de las cordilleras (frailejón de pólvora)
y de los tugurios (puñetazo al ojo)
y de los campos (machetazo limpio)
y de ti (un ruido que se eleva)
y de mí (un ruido que se infla)
y de nos (un ruido que se suma)
y de pueblo (un ruido que se triunfa)
... pero sólo escuchando atentamente
como lo hace aquel
que quiere involucrarse al ruido
y ser su voz (parte de batalla)
su brazo (parte de presente)
su mirada (parte de avanzada)
su combate (parte de victoria)
su estallido final (parte de Futuro)
y su sonrisa: Hombre Amaneciendo
Hombre Hombre
Hombre Nuevo.
179
Nelson Osorio Marín
Cuando en mi vida
dejes de ser la gran película
porque cualquier día
empezarás a pasar lentamente lenta
hasta quedarte inmóvil
como una fotografía tomada al descuido,
alguna tarde canosa por venir
haré requisa de recuerdos
y te sacaré y sé que extrañaré
estas noches contigo de hoy
que para entonces serán quietas viñetas.
Y juro
que te besaré la boca y el pasado
casi fraternalmente.
Como amándote en sepia.
180
Al pie de las letras
Asistencia técnica
181
Nelson Osorio Marín
Altos mandos
Al principio
se llamaba Pedro Antonio Marín.
Pero se cansó de que lo mataran
de hambre a cada rato
y resolvió llamarse Manuel.
Sin embargo,
como el cambio de nombre implicó
una mutación de vida,
periódicamente los Altos Mandos
dan la noticia de su muerte
—cada vez en un sitio diferente—
cuando la realidad nos cuenta
que Manuel vive en las mismas:
trepando futuros incansablemente.
Por eso es que siguen
siguiéndole los pasos
y sólo han conseguido comprobar
que sus huellas se van multiplicando,
y que en cada combate
los emisarios de los Altos Mandos
salen despachados
con el rabo entre las piernas
y entre ceja y ceja con un tiro fijo.
182
Al pie de las letras
Cuiviar:
Verbo inventado en los Llanos Orientales
colombianos para designar la práctica
consistente en cazar y matar indios Cuivas.
183
Nelson Osorio Marín
Padre nuestro
que aprendiste los números del blanco
contando los muertos de tu tribu:
siembra curare en las promesas que te hagan
el Amo que gobierna y sus enviados,
el Enviado de dios,
el Gigante Rubio de lengua entrecortada
y el Hombre Verde de los palos que vomitan fuego
porque todos son emisarios
del Gran Amo de las montañas del norte.
Siémbrale curare a sus palabras,
quítales el palo que vomita muerte,
píntate la vida de relámpagos y guerra,
llama a tu gente
y nosotros a la nuestra de fábricas y campos
(pues somos como el árbol y sus hojas,
Padre nuestro)
para que unidos matemos como tigres
y no muramos como perros,
¡Padre nuestro!
184
Al pie de las letras
185
Nelson Osorio Marín
Nos atrae
inmensa, irreversiblemente el Hombre Nuevo
que estamos construyendo aquí Futuro en mano.
Tampoco te niego Ella-la-Dulce
que a veces vuelvo a nuestros sitios
sabiendo que no estarás.
¿Qué vaina, no?
186
Al pie de las letras
Dudoso,
rumoroso vagar por opios intangibles
y por ladrillos corrugados
que adquieren trazos de realidad fantástica
cuando Occidente empieza
a hacer sonar sus pitos y sus muertos:
doble niebla de ciudad y campo
penetrando aspiraciones populares
que a veces se ven rotas también
por la cohabitación dilatoria
de rubios ojiazules, pacifistas-azucenas,
zurdos turistas en nombre de la sangre,
veteadores de becas
y sociólogos traductores de micro-mitos
que pretenden recortar equilibradamente
el semen de los muchos
que viven vida bien angosta
para que la vida de unos pocos
se viva cada vez más ancha:
Clase : baja-baja-baja
Eficiencia : inveterado abúlico
Condición : irresponsable fálico
Religiosidad : ignorante bíblico
Destino : condenado histórico
Hábitos : pertinaz necrófilo
Sociabilidad : grado misantrópico
Procedencia : el trópico
Ítem 25
Desperately yours,
Tony Sánchez
Nota aclaratoria
188
Al pie de las letras
189
Nelson Osorio Marín
Prensa libre
El periodista
—allá donde hay noticias
allá estamos ojos abiertos oídos despiertos—
presenció todo con lujo de detalles
y tomó las fotografías
que serían retocadas
mientras él redactaba el fatal accidente
con un estilo limpio y persuasivo
para que la SIP le otorgara la beca
de especialización en nuevas técnicas.
190
Al pie de las letras
Listo ya a pasar
a los vericuetos del anonimato
tan indispensable para que mañana
la patria tenga nombre propio,
descubrió el compañero su universo:
estaba en esta parte de América Latina
que se encuentra a la izquierda
de la fábrica, del campo y de la mira.
(Como quien dice, el compañero decidió
seguir su vida en estruendoso mudo claroscuro
y si otros más tarde
quieren llenarla de color o de metáforas
mucho ojo:
recuerden que la esperanza es siempre roja
y es una cita que se cumple
en calles y montañas... desde ya).
Descubrió también el compañero
—porque es hora de ir ahorcando
nuestras mentiras grandes y pequeñas
para que luego
no tengamos que reprocharnos
a voz en cuello: ¡lo que huele tan feo
es tu cadáver dentro de ti!—
descubrió que su universo temblaba de temor
y quería quedarse en el lazo
que ella le emboscaba
desde cómodos cálidos ayeres deslumbrantes.
Supo el compañero entonces
que el miedo y la nostalgia
seguirían jalándole fuerte la camisa
como huérfanos hambrientos antropófagos.
Y sintió que a ella
debía decirle mucho más que palabras. Decirle:
oye ella-amor de mis veinte y mis centurias
deja la remembranza inofensiva
por ahí tirada en el cesto de papeles;
191
Nelson Osorio Marín
192
Al pie de las letras
El compañero lloró.
El compañero que era tan duro de pelar
como un coco con la yema de los dedos.
Lloró al estilo nuestro. A lo latinoamericano:
pólvoramente y con cojones
pero sin quitar los ojos de la mira.
193
Nelson Osorio Marín
De su televisor
su periódico o su radio
saldrán pulpos invisibles
llevando en cada tentáculo
avisos envueltos en papel navideño.
Usted mirará, escuchará
y a lo mejor pensará
“qué caramba, diciembre sólo hay uno”
y cederá
y se dará al consumo de cuotas iniciales
y besará a la familia junto al árbol iluminado
y enviará tarjetas felices a personas lejanas
y será más amigo de los enemigos
y oirá El brindis del bohemio
y reirá como nunca
y trabajará mucho menos
y llorará el 31 a las 12 de la noche
y bailará yo no olvido el año viejo
porque me ha dejado cosas muy buenas
y hará cuentas alegres
y quedará debiendo esta vida y las otras
y el nuevo año llegará
con un hermoso embargo judicial
envuelto en papel sellado
que lo hará exclamar entre rejas:
¡son cosas del DAStino!
194
Al pie de las letras
Exilio y retorno
Exiliamos la realidad
durante el tiempo que estuvimos alimentándonos
de labios y ficciones y mar y ojos cerrados
y sólo dos cuerpos:
los nuestros sin pasado,
sin los cuerpos que los habitaron antes.
195
Nelson Osorio Marín
De todas maneras,
la muerte
ha sido la parte más larga de lo nuestro.
196
Al pie de las letras
Santucho:
No sólo de muerte vive el hombre... vos sabés.
197
Nelson Osorio Marín
en la mala o en la buena,
cebando un mate,
comiendo mierda o celebrando algo.
198
Al pie de las letras
Argentina 1976
Si oyes
que alguien canta el tango así:
Corrientes 3 - 4 - 7
no te desconciertes.
Es algún compañero
pasando cierto dato
en clave.
199
Nelson Osorio Marín
Esquirla
200
Al pie de las letras
Inauguración
201
Nelson Osorio Marín
202
Al pie de las letras
203
Nelson Osorio Marín
204
Al pie de las letras
Perdió el hombre
su mano derecha
en un accidente de trabajo.
Hizo eternas antesalas en el Ministerio
para reclamar su indemnización:
le dieron 12 meses de cárcel
porque cuando le exigieron la cédula
se identificó con la izquierda.
205
Nelson Osorio Marín
206
Al pie de las letras
207
Nelson Osorio Marín
208
Al pie de las letras
209
Nelson Osorio Marín
210
Al pie de las letras
Te cuento
que en la Alegría de leer descubrí
que el enano bebe, que yo amo a mi mamá
que piano peineta pie…
en medio de golpes
“¡por desaplicado, necio, vago!”
en medio de tardes llenas de ojos puestos
sobre el potrero del frente
y el balón desinflado
mientras soñábamos
ser más bacanos que Diestéfano o Pedernera,
y mientras el matón del curso
pegaba chicles en el asiento del maestro
y nos hacía señas
de rompernos las narices al recreo
si sapiábamos su nombre
cuando nos llamaran a rectoría.
colmadas
de madrazos aprendidos en susurro picarón
y de primeros juegos de manos
(debajo del pupitre).
Tardes de pantalón corto y muchas dudas:
¿si un ratón se traga una hostia
queda comulgado?
¿cuántos ángeles
caben en la cabeza de un alfiler?
¿se ahogaron los peces en el diluvio?
Y la eterna respuesta contundente:
“fe es creer lo que no vemos”
y la insistencia coreada con risitas:
¿entonces los ciegos tienen fe a dos manos?
y... “Giraldo, Ossa, Osorio,
¡fuera de clase por sacrílegos!”.
Tardes que fueron creciendo
con los pelos en las piernas,
con los pelos allí donde tú sabes
—que también era un bolero de Los Panchos—
y con las frases que nos llenaban el pecho
de alegría indescriptible
oh júbilo inmortal:
“mirá que ya soy macho,
mirá qué grande que lo tengo,
mirá qué lejos mando el chorro”.
Más la gloria inmarcesible
de ser el matón aunque fuera por un día
hazaña que logré
siguiendo el consejo de un tío calavera:
“perdé el año y quedás de matón
... seguro que quedás”
y el año repetido me sirvió también
para no olvidar nunca
que la bandera el escudo y el himno nacional
pertenecían a la clase de Cívica
y no a la de Trabajos Manuales
(vos siempre confundiendo la mierda con la pomada),
y para sentir que siempre fue más nuestro
Ramón Hoyos Vallejo
que Francisco de Paula Santander y Cía.
212
Al pie de las letras
Te cuento
que luego vino eso de pi erre al cuadrado
y orínese aquí para que hagamos
una práctica acerca del ácido úrico
y mañana traen memorizados estos párrafos
de La Ilíada y La María
porque si en la antigüedad hubo grandes clásicos
nuestra patria
también los ha producido por montones
basta conocer algo de don Andrés Bello
lo que pasa es que ustedes no leen
vienen aquí a perder el tiempo
mientras sus padres y nosotros
—que somos sus segundos padres
y esta afirmación
no mancha el honor de sus familias—
nos sacrificamos tratando de formarlos
para que lleguen
a ser hombres útiles a la sociedad.
Ah...
y deus creavit caelum et terram intra sex dies
bonjour monsieur bonne nuit madame
this is a pencil and this is a book
… y en medio de esta Babel peculiarísima
lo único que nos quedó en claro
fue la geometría que aprendimos
por nuestra propia cuenta trazando en el billar
carambolas libres o a tres bandas,
y las primeras fugas nocturnas a tirar paso
con la movida chévere de Pérez Prado
taratatatatatá... uggg
213
Nelson Osorio Marín
Te cuento:
después fue Bogotá (en la capital, mijo,
te harás un hombre de verdad
llegarás a ser un doctor respetado y rico
jesús maría y josé que vuelva pronto)
donde encontré una gente extraña
que en vez de gozarse
la salsa de la Sonora Matancera
se enmarihuanaba con el jazz,
decía cosas raras,
leía a Henry Miller para practicarlo en cama
(gracias a dios
aún conservo su imaginería erótica,
tú lo sabes a fondo
tú tan izada sobre mis capricornios)
y devoraba a Juan Pablo Sartre
para poder hablar de cosas raras.
214
Al pie de las letras
215
Nelson Osorio Marín
216
Trueno que da miedo
(1980 - 1997)
Trueno que da miedo
Identifícala
por los peldaños que se anuda en los talones
para levitar hasta el ojo de Mañana
retornando con imágenes tan vivas
que han sido sorprendidas merodeando
por las interrogaciones carne-y-hueso
de veteranos de quimeras y descaminados.
Otras señas:
le gusta la vida como esa bocanada de aire
que se espera desesperadamente
mientras zumban oídos, retumban pulmones
y desorbitan narices
en obligatorias albercas hasta el tope;
con la Audacia forman pareja de uña y mugre
y salen cuerpo a cuerpo
por Pedro Navaja o la Tocata y Fuga
y no pierden el paso ni encubren el brindis;
habita a meses cuartuchos de fuerza
sin sentirse pancarta ni cadáver
y pasa el tiempo de los claustros
viendo el universo en las pizarras,
y circulando su dedo índice de César Vallejo
a manera de honda de David
219
Nelson Osorio Marín
220
Trueno que da miedo
y en el papel de su Mayúscula
y en su tiza de números impares
y en su pañuelo blanco a medio usar
piensa
y diente por diente digiere acusaciones
mientras eructa sin bombo ni platillos:
poesía
me autodenomino en muros de emergencia,
en panes y peces sin papel carbón
que los repita
así sea en espejismos descarnados,
poesía en telarañas de bolsillos
y sus rotos ya sin dedo ni erotismo,
en nacidos sin el signo pesos
en oscuridad de soles verde oliva
en mimeógrafos con puntos en las íes
en fiebres altas de los bajos de estatura
en el túnel que desemboca en otro túnel
que desemboca en otro mundo
en piedras que trae el mal de muchos
en detalles de pelos y señales
en el oficio difícil del silencio
en puntos suspensivos y en etcéteras.
Reconócela:
con el correr de los años y tus fábulas
te vibrará esa poesía en los huesos
como un río hinchado de galaxias
que se retuerce en un hilo de plata,
fórmula ideal de tempestades.
Desbórdala cuando sientas
que el nudo en la garganta de tu mundo
se te va cordal izquierda arriba
y te lanza fuera de órbita los pómulos
para que te salgas, te asombres y te busques,
te encuentres y te sigas.
Arréciala hasta más allá del huracán
y viaja
por su furia de platos boquiabiertos
con todas tus sopas y premoniciones:
en Macondo, donde llueve sol a cántaros,
221
Nelson Osorio Marín
[1980]
222
Trueno que da miedo
El tren cree
que puede ir adonde quiera
porque no sabe que puede ir
hasta donde la carrilera quiera.
(1981)
Mi casa
(1982)
Aquí y ahora
A Violeta, amor-hija,
a los amigos que vivirá.
225
Nelson Osorio Marín
(Febrero de 1983)
226
Trueno que da miedo
Poemas a la traga
A Pato, mi ella
Vuelve:
tu ausencia huiría de sólo verte
y yo
volvería a ser nosotros mismos.
228
Trueno que da miedo
229
Nelson Osorio Marín
Insomnio.
En el techo,
nacidas desde la lámpara del piso
(la misma que a veces no apagas
por pereza),
ramas iguales
a una muchedumbre de muñones.
Puños de viento
en el ring de vidrio de la ventana:
en esta esquina, con 37 años
en cada uno de sus instantes,
mis ojos sin ti.
En esta otra,
con un Sahara en cada poro,
mi cuerpo sin tu piel.
Y el recuerdo,
árbitro de tiempo completo,
advirtiendo
con su voz de lápiz recién tajado:
¡prohibido
que el sueño intervenga!
230
Trueno que da miedo
Sin ti,
un remedo cojo de sol
luchando por salir entre las nubes.
Una caricatura de lunes.
231
Nelson Osorio Marín
Poemas en salsa
Alucinado Willy
233
Nelson Osorio Marín
Dámaso Mayor
234
Trueno que da miedo
Callaste Yiriyiribón
Callaste Yiriyiribón,
gran faringe de guarapo e caña
que hacías temblor de tierra
a millones de zapatos carmelita
con rejilla blanca.
Caballo maniguá,
vena abierta de América Latina,
voz en cuello:
moriste de pura hoja de vida
como cualquier hijo de vecino
que jamás se aleja
porque nunca duele,
y nos sigue acompañando el alma
y la punta de los pelos
igual que ahora cuando después
de muchas lunas ciegas
y dolor Karabaly
tu voz Anabacoa nos alumbra
estas noches de cuero Batá
y contagioso caderamen.
Gracias viejo Beny Moré
onomatopeya de tormenta marina,
gracias por el desorden afinado
y la alegría Mangolele
que al oírte nos recorren
desde el dedo gordo
hasta la madrugada tibia.
Padre de los vozarrones,
pulmón urbano y Mucho Corazón,
dios eco-canela de La Habana:
que en paz jamás descanses
porque el moho
de los fabricantes de ruidos
se nos instalaría
en las pantorrillas y el delirio,
piromaníaco Babarabatiri
de la voz color muslo de mulata.
235
Nelson Osorio Marín
236
Trueno que da miedo
El dedos de incendio
De pronto
—y en medio del rito
formado sin saberse dónde,
con quiénes ni cuándo
(la rumba que llaman en prosa)—
el solo de piano
se dispara en zigzag
para solazarse cazando tristezas.
Es «Humo»
naciendo contigo del piso,
es descarga de notas imanes
que te limpia de sordos ayeres
para que tu paso levite
sobre baldosas de algodón-embrujo.
237
Nelson Osorio Marín
Bambalinas famosas
Caíto y Rogelio
(rumor de caracoles agripados)
paladean la jabonosa gloria
que se alcanza
desde la más oculta antesala
del resbalón fugaz del aplauso:
en regurgitante tono
desenfadado-rítmico
nasal-acompasado,
fueron la voz con sordina
la letanía sin afeites
el transfondo rumboso
y el meollo del asunto
de los sonados arúspices
de la Sonora Matancera.
Cuerdas viscerales
de acompañamiento cabalístico,
muestran más sus entrañas
mientras más nos metemos
en el socavón de los rones
que mojan su dejo.
Como el mar
que se empapa a sí mismo
de murmurios ajenos y propios,
como niños Caribe que queman
la voz de la brisa
con la voz de los sueños.
238
Trueno que da miedo
239
Nelson Osorio Marín
Patricia
241
Nelson Osorio Marín
apenas despuntaba.
Déjame bañarme en ella entonces
y llorarte y pedirte que regreses
para decirte cara a cara
que sin ti
la alegría ha enloquecido
y el olvido
ha empezado a padecer amnesia.
Déjame
—incansable lector de tempestades—
que llueva mierda
sobre tanta teoría dura
pues este dolor de vida cercenada
no está descifrado en ningún texto:
va con mi piel, alma al sol,
y con mis huesos, viento al mar,
y con mis cenizas, final al fin.
Déjame abrazarte pequeño gran hombre
y sacudirte ese letargo
y besarte los ojos horadantes
y arrimarte el hombro y el aliento
para echarte a andar de nuevo
por Cali, Caquetá y Corinto,
por las hijas, la compa y los amigos,
por la séptima, la rumba y el humor.
Déjame hacer algo, cualquier cosa,
por ti, por Pablo Pueblo el Hechicero,
por Don Lucho y por el zorro Iván,
por el viejo Andrés y Chiqui la Gigante
... y mejor no sigo, Turco Frontal y Decisorio,
porque la lista ya es bastante larga
y pesa toneladas de emociones contrahechas.
Eso sí, te advierto:
no me vengas con aquello
de que guerra es guerra
pues este dolor de laberinto
no me cabe en planos argumentos
(Marzo de 1986)
243
Nelson Osorio Marín
Escenas iniciales:
Escenas intermedias:
ahora la Ronca
—con la cucaracha a cuestas
porque la pobre caminar casi no puede:
metió la pata en un combate
cuando estaban por llegar a Pénjamo—
deja que los pedros retaquen al green go,
ganen la furrusca a ratos
y se sientan como por su casa
mientras ella circula relaciones públicas
en cada antesala de la capital.
(No revelar al desnudo sus reales logros:
señorona, forrada en joyas y mierdita
diputada, reclutando cantinflas y otras yerbas
generala, de cama franca y charreteras falsas.
Mejor, en leve contraplano sin sonido
y sin que el asunto se sienta
como un empantanamiento de la historia
ni una traición de la heroína,
filmarla ayudando a destejer —mañosa—
el sarape que los pedros remallaron
con el alambre de púas expropiado
a punta de escopetazos y carajos).
Escenas finales:
245
Nelson Osorio Marín
The end
[1986]
246
Trueno que da miedo
Radiografía6
Ya hicieron un paraguas
con mi piel.
[1986]
Violeta
Y me ha dicho:
la lámpara es muy buena
porque alumbra a Aladino
para que lo podamos leer.
Debajo de una gotera se puede cantar
A los colores
hay que dejarlos descansar
porque si no se ponen bravos
y no nos vuelven a hablar
aunque les demos mucho papel.
Si yo fuera Presidente
le haría cosquillas al Presidente
para que se ría con los niños,
es tan serio que cada que habla
parece que se fuera a morir
… y habla casi todos los días.
Cuando llueve tanto
es mejor montarse en el triciclo
para irse a vivir en otro cuento.
¿Te acuerdas que hace tiempos
era mañana
y yo estaba muy grande?
(1984)
249
Nelson Osorio Marín
Renacimiento
Agonizo
y, Caballo loco-triste,
la noche pasa.
De su crin
(que huele aún a rizo de tu pubis)
se prende mi soledad
para no caer al recuerdo vacío.
De su filo, péndulo chino,
se defienden mi piel y mi camino
porque saben mis huesos
que al final de estas horas
siempre asoman verdes tierras
para nuevos aires.
In Memoriam
252
Trueno que da miedo
Aquanauta
(1987)
253
Nelson Osorio Marín
La vida se ofusca
y sobrevienen momentos
que son monedas al aire.
(1987)
254
Trueno que da miedo
Resúmenes
Si es así,
gracias por todo.
Gracias por dejarme comprender
que la realidad
sólo se vive caminándola
a varios centímetros del suelo
como hacen los niños, los locos
o este trajinado corazón de viento
que ya sabe
que los fantasmas somos nosotros
en un planeta joven
que es apenas la orilla
del infinito más acá.
(1987)
255
Nelson Osorio Marín
Imagen
En el rostro
la muerte ha hecho su escondrijo.
Pero sabe
que a pesar de todo
perdió la partida:
no cesan de crecer
—con otros rizos—
el revolcado pelo negro
ni la sombra huracanada
que desde todas partes
cubre a América.
Te invito a Mañana.
[1987]
256
Trueno que da miedo
Banquete
Tintinean cristales
y se mece el brandy.
[1987]
257
Nelson Osorio Marín
Los pasos
que te niegas a dar
no entienden la quietud.
Al principio se enroscan
como gato en tobillo
pensando que sólo
apacientas temores
para tomar impulso
en tazas rebosantes de carnaval y plomo.
Luego,
al ver cangrejos en los ojos de tu miedo,
los pasos que te niegas a dar
estiran las piernas
y corren a meterse en los zapatos de otros
que van imparables
por silencios y túneles
buscando
el nuevo maullido de la luz
aquí y ahora.
Otros que conocen
la otra residencia de las nubes,
el rugido del idioma desnudo,
la labor del comején
en la vieja madera.
Y saben poetizar
la hecatombe que anuncia
la caída de altos y maduros cocos
sobre la multitudinaria arena reseca.
[1987]
259
Nelson Osorio Marín
Soledad
Esa enredadera
que trepa acribillante
(como un dolor de oído en el alma)
por el muro mudo que se levanta
entre la primera medianoche
y el último recuerdo
que aún da griticos de esperanza
desde el olor de la almohada.
(1987)
260
Trueno que da miedo
Relojes
¿Ah?
(1987)
261
Nelson Osorio Marín
¡Apuesto!
Yo sí.
Por eso, contra quienes sentencian
que el olor a Nadie
será el color final del Viaje,
apuesto por la Vida.
(1987)
262
Trueno que da miedo
Al poeta
263
Nelson Osorio Marín
He muerto
a chuzones de espalda
en el pecho mismo de la entrega,
como si la vida fuera
un arquitecto de castillos de naipes,
con paredes levantadas
sobre cálculos de incompletos ábacos
palabras de antifaz
frescura ácida
lechos de azufre y lija y semen de robots.
De nuevo
el traje de moho y naftalina
para ir a estos otros funerales míos
con girasoles en cerrada medianoche.
Pero ahora no me lloro:
pienso y duelo
la mirada congelada, la osamenta en llaga,
y en la mano un espejo retroactivo
para medirme la complicidad
en mi propio asesinato.
Veo y palpo
que no hay signos de cadáver duradero
pues esta muerte jamás la he merecido.
No así, no con puñales tan absurdos.
¡A nacer, entonces!
A iluminar el gris cabizbajo que me sitia.
Ave fénix de un siglo epileptoide,
renaceré de mis escombros al amor:
licor transparente de manzanas compartidas,
risa y mar de barba blanca,
hijo, pan tibio, pies con alas
y el futuro en bandolera
como pasaporte de vida irreductible.
[1988]
264
Trueno que da miedo
(1988)
266
Trueno que da miedo
267
Nelson Osorio Marín
o de la aparición esplendorosa
de un sueño que dábamos por muerto.
Existidoras ad honorem,
las metáforas murales
testimonian una ciudad sin miedo
a siluetear con ácido
los ángulos agudos de su pánico
y el amor eterno que ayer
se embolsilló un bellaco imprevisto.
(1988)
268
Trueno que da miedo
La fatiga de pertrechos
abre paréntesis al fragor alucinante.
El humo se arrastra en finas hebras canosas
por laderas y fronteras torturadas.
Las cercas hechas añicos y las frutas desvisceradas
chillan su inocencia de pájaros mudos
en la garganta del silencio momentáneo.
Pero el silencio no es la paz:
es una nota en contravía
de esta época sin lucidez ni torniquetes,
y no tardan en volverlo trizas
269
Nelson Osorio Marín
(1988)
270
Trueno que da miedo
(1988)
Quimera
Es imposible
sólo porque no lo crees posible.
Si lo deseas
la noche quedará patasarriba
y podrás coger estrellas,
anillos de planetas
y hasta viajeros chorros de luz.
Basta desperezar tu quimera
y quedarán atrapados un segundo:
tiempo suficiente
para ser feliz toda una vida.
(1988)
Panorama mundo
(1988)
Pañuelitos en el muelle
(1988)
Pereira ahí…
275
Nelson Osorio Marín
Y en todo
(en caminos de algodón de azúcar
o en laderas agrias de cristales molidos)
Pereira ahí, esculpida y líquida,
colosal y frágil
como la leyenda de una estrella embrujada
invocando calles y gentes y efigies
para reflejar en ellas su hechizo.
(1989)
276
Trueno que da miedo
Militancia
(1989)
277
Nelson Osorio Marín
Selvacolombia
Se agazapa la acechanza
en cada hoja de vida.
La Muerte
—guardaespaldas de nuestro árbol genealógico—
cobra su salario en especie.
La enredadera del Miedo trepa silvestre
por el cuerpo astral de la esperanza.
La confianza se pudre
en el lodazal de la sospecha
y las altas copas de la catástrofe
no dejan ver la Luz.
En recipientes improvisados
los jefes de la tribu
machacan las exóticas raíces del engaño:
alrededor de la hoguera
una a una bebemos sus pócimas
para espantar el espíritu del pánico.
(1990)
278
Trueno que da miedo
Medellín
No. En Medellín
ya no hay que buscar lunas atroces
ni calles descarriadas
ni hoteles desesperados
ni amores movedizos
ni empresas perdidas.
(1990)
279
Nelson Osorio Marín
Aquí estoy
¿Quién es ese
que empuja por salir de mí?
Y si al regreso
el escenario que encuentro
no es el mismo
¿qué haré conmigo en el pellejo de otro?
¿Cómo identificaré la voz de mis ecos
y las huellas digitales de mi canto?
¿Cómo sabré quién escribió por mí
esta duda inconfesable que me hizo retornar?
(1990)
280
Trueno que da miedo
Astral
Era 1985
en la cartografía picante
de aquellos días medio ebrios de julio.
Era París en mis alas plegadas
y todo lo soñado vino a mis ojos
pero tan raído como un mito de arena,
todo lo escuchado se oía sin eco
y lo fabulado moría sin brillo
excepto el suceso de esa noche enlunada:
mientras paseaba muy cerca a la llama que avivan
los poetas sonámbulos que alimentan la tierra
del bello y extraño Cementerio Montparnasse,
en un rellano de los escalones del tiempo
una astróloga resplandeciente y eterna
me espera, me invita y me lleva
a surcar insondables imágenes
por los sellados caminos de templarios herméticos.
(Julio de 1990)
281
Nelson Osorio Marín
(Agosto de 1990)
282
Trueno que da miedo
No somos ángeles
pero dejamos de ser ajenos.
Y estamos vivos en el chorro de luz
de un aliento diferente
que nos proyecta hacia la nueva fábula.
(Octubre de 1990)
283
Nelson Osorio Marín
La resistencia es un río
Por ahora
el mal es ganador.
Pero la resistencia es un río de fuerzas interiores
y embarcados en él
desembocaremos en la escena
y encontraremos a los matones
embelesados con su propia sombra.
(Octubre de 1990)
284
Trueno que da miedo
Hospitales
Los enfermos
esperan con sopor de quietud
la llegada de la palabra húmeda
que dará nombre al vacío que los invade
como un espíritu devorador.
Para robarse un poco de su propia angustia
tejen coronas de arrepentimiento con la cal
de las cuatro paredes descascaradas
donde está adelgazándose ahora
el hilo de sus vidas.
Y prometen jamás regresar a la guerra,
al accidente, al descuido o al abuso
que los registró en las listas de
“prohibidas terminantemente las visitas”.
(Octubre de 1990)
285
Nelson Osorio Marín
Mentira.
La cremación del tiempo no perdona:
lo único fiel de un recuerdo es su fantasma.
(Octubre de 1990)
286
Trueno que da miedo
Si el poema brota
(Noviembre de 1990)
287
Nelson Osorio Marín
Anuncio
Un pájaro llameante
prende el anuncio del siglo nuevo
al pie de mi ventana.
(Diciembre de 1990)
288
Trueno que da miedo
¡Ah Bagdad!
Y ahora
—acunadas en púas por un silbo ciego
que cae del cielo
(tu cielo de lámparas maravillosas)—
nacen las mil y una noches de las hecatombes:
40 ladrones de oriente y oeste
montados en alfombras de espanto
desembotellan millones de muertes
en las palpitaciones de tu poesía.
Y el genio del mal campea su dátil podrido
por las arenas de tu alma esotérica
donde alborearon sus primeros pasos
la imaginación ardiente y la sabiduría cósmica,
¡ah Bagdad!
(1991)
289
Nelson Osorio Marín
290
Trueno que da miedo
[1991]
291
Nelson Osorio Marín
Quiero
Quiero escribir
pero me sale alcantarilla.
Quiero reír
pero me sale noche mueca,
gesto de purgante o piedra pómez.
Quiero leer
pero me sale trampa de pensar en nada,
ojos al vacío entre renglones.
Quiero placer
pero me sale momento repetido,
orgía de remedos, paraíso perdido.
Quiero dormir
pero me sale pupila dilatada,
monstruos de mí mismo,
alma descompuesta.
Quiero querer
pero me sale piel mordida,
ganas de huir
sobre un caballo de alaridos.
Quiero olvidar
pero me sale ella con su olvido,
sus palabras congeladas,
su distancia matemática.
(1994)
292
Trueno que da miedo
Soy
(1994)
293
Nelson Osorio Marín
Faltamos
Faltamos yo y la Inmensidad:
por eso atravesaré su túnel
con tal cabeza de león
que ni yo mismo me daré cuenta
que alguna vez compré el tiquete de ese Viaje.
(Octubre de 1994)
294
Trueno que da miedo
Polvo cósmico
Mago o no
Hombre o sí
algún día de las eternidades
las llevaré a las dos, a ti y a ti,
Mujer y Poesía,
hasta el centro de mi cama,
se los juro.
Y entre los tres seremos Uno.
(Octubre 27 de 1994)
295
Nelson Osorio Marín
Conmigo
Para ti,
que siempre que sientes una piedra en tu zapato,
me cortas el pie.
(Noviembre 24 de 1994)
296
Trueno que da miedo
Lectura
(Agosto de 1995)
297
Nelson Osorio Marín
Viento amigo
¿Será verdad
que el viento se lleva las palabras?
me dices entre seria y despreocupada.
Lo ignoro, niña de la búsqueda.
Lo único seguro es que las trae.
Ayer, hablándome de ti,
el viento me dijo:
ojo, poeta, hay un adiós agazapado
acechándolos
detrás de los espejos de todos sus días.
(Agosto de 1995)
298
Trueno que da miedo
Soborno
(Agosto de 1995)
299
Nelson Osorio Marín
Piano
Qué bello
que no te asombres, niña de mis notas,
cuando las teclas se alzan
para tocar tus dedos
y que tu melodía continúe.
La magia es tan natural en ti
como tu cabellera de noches azabache
que aún no han sucedido.
(Agosto de 1995)
300
Trueno que da miedo
Me preguntas
hasta cuándo y dónde te amaré.
Te respondo, niña de mis ojos:
hasta unas siete horas
después de la eternidad,
en el corazón
que me prestó el infinito.
(Agosto de 1995)
301
Nelson Osorio Marín
302
Trueno que da miedo
(Septiembre de 1996)
303
Nelson Osorio Marín
Después de mi entierro
(cuando regrese a casa compungido
porque amaba mucho al muerto)
quiero seguir navegando.
Empeñando el porvenir en el lomo de las olas
o gastándome el presente nuevo
bajo los pilotes verde y terracota
de un muelle que atraviesa los océanos.
Después de mi sepelio
(cuando sienta el pañuelo del occiso
húmedo de lágrimas
por alguien que se queda lejos
mientras yo regreso a casa)
quiero vivir amigos
respirar hijos
crucificar advertencias
oler y lamer amantes al milímetro.
Igual que hace la espuma
que se aprieta al final de cada ola
para meterse en el corazón
de los agujeritos de la playa.
304
Trueno que da miedo
(Enero de 1997)
305
Este libro se terminó de imprimir
en los talleres del Centro de Publicaciones
de la Universidad del Quindío
(Armenia, Colombia)
en el mes de agosto de 2017.