Informe Practica I - de La Fuente - Santiago
Informe Practica I - de La Fuente - Santiago
Informe Practica I - de La Fuente - Santiago
ESCUELA DE INGENIERIA
Informe
de
Práctica I
Alumno : Santiago de la Fuente Peñaloza
Email : stdelafuente@uc.cl
Fecha : 31/08/2018
Índice
Tabla de contenidos
1. Introducción 3
2. Descripción general y estructura de la empresa 4
3. Grupo humano con el que trabajó el alumno 6
4. Actividades desarrolladas en la práctica 7
5. Análisis de la percepción del trabajador sobre el trabajo y la relación entre
compañeros 9
6. Relación entre los jefes y los trabajadores 10
7. Condiciones laborales y garantías sociales habilitadas por la empresa ___________11
8. Conclusiones 13
9. Referencias bibliográficas 16
Anexo
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1. Introducción
3
2. Descripción general y estructura de la empresa
4
organiza y se reparte a las distintas bodegas que se ubican al interior de la tienda, es decir, es el
punto de inicio de todo el proceso del producto que tiene como punto final, una bolsa en manos
del consumidor.
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Finalmente, están los bodegueros, área donde trabajé. Debido a que Tricot no poseía un
espacio dentro de la tienda para poder recibir la mercancía y procesarla, arrendaban algunos
espacios en el estacionamiento del mall para que sus bodegueros pudiesen trabajar ahí. Esta
área, consistía en dos grandes mesones rodeados de grandes, pequeñas y medianas cajas llenas
de productos de la empresa. La mercancía llegaba de lunes a jueves a las 9:30 am
aproximadamente y era depositada directamente en el estacionamiento, para que
posteriormente, con la llegada de los bodegueros (10:00 am), esta fuera organizada, verificada
y lista para ser procesada para que al final terminase dentro de la tienda, o como segunda opción,
en una bodega alternativa que se le arrendaba al mall, en esta segunda bodega era donde se
guardaba la mayor cantidad de ropa que no cabía en los mostradores. Sobre cada mesa
disponíamos de pinchos y paletas, que son las dos principales piezas que componen una alarma,
esta alarma iba en cada prenda que se procesaba. También poseíamos a nuestro alcance cajas
llenas con colgadores chicos y grandes, utilizadas en ropa de la sección Infantil y en las prendas
de las demás secciones respectivamente. El equipo de bodegueros tenia a cargo dos principales
líderes, que eran los más hábiles y experimentados en el área. Uno de ellos era Nelson, él era el
encargado de verificar las cajas que llegaban diariamente y de administrar el stock que se
almacenaba en la bodega alternativa. La segunda líder del equipo, y con la que mantuve una
relación más directa y cercana, era Celinda, ella es una mujer de una edad más avanzada (60
años aproximadamente), que supervisaba el trabajo de los practicantes, era la más
experimentada en procesar ropa y la principal capacitora en esta área, con una sabia y fuerte
personalidad nos decía qué hacer y cómo hacerlo.
Durante mi práctica, trabajé principalmente con mis compañeros de bodega, que gran
parte de ellos eran también practicantes, Celinda y Nelson.
Celinda, era la trabajadora que más años llevaba en la empresa, hace trece años
aproximadamente llegó a Tricot y siempre se desempeñó en el área de bodega. Ella siempre
estuvo trabajando en este rubro, anteriormente trabajó en una fábrica en Peñalolén, cerca del
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lugar donde vive, por lo tanto, realizaba su trabajo con harto profesionalismo a pesar de no haber
tenido ningún grado de educación superior. Los primeros días del mes, luego de habernos
recibido en Tricot, Celinda se mostraba con una personalidad muy seria y estricta, era muy
buena en lo que hacía y no le gustaba perder el tiempo, tenía ganado el respeto de la jefa
(Paulina), sin embargo, al pasar el tiempo, cuando yo y los demás practicantes ya nos habíamos
adaptado al sistema y a la rapidez del trabajo, Celinda pudo ir abriéndose más con nosotros y
demostrar que detrás de esa seria y dura personalidad existía una persona sumamente cálida y
simpática, nos contaba de sus mil aventuras adolescentes y de lo mucho que le gustaba disfrutar
con sus nietos.
Por otro lado, estaba Nelson, de casi 30 años y con hogar en Pudahuel, llevaba no más
de dos años en Tricot. En un principio, se mostraba algo introvertido y tímido con nosotros, se
le veía moverse de un lado a otro con carros de ropa a una alta rapidez y con pocas palabras. Sin
embargo, al pasar los días, y ganando cada vez más confianza, Nelson comenzó a relatarnos un
poco de su historia. Nació y vivió en Osorno para luego cambiar su rumbo a Estados Unidos y
trabajar como inmigrante ilegal con su tío reparando techos, luego de haber ahorrado algo de
dinero, con la presión y miedo que vivían los inmigrantes en Norte América, tuvo que volver a
Chile. Tras un lamentable y desafortunado paso por las drogas, y tras perder gran parte de su
dinero, tuvo que buscar algún trabajo no calificado, siendo Tricot su mejor opción.
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en su interior. Cada etiqueta se retiraba de la caja y se llevaba a la pieza de etiquetado, esta pieza
consistía en un escritorio con un computador que contenía el software que identificaba las cajas
e imprimía los precios correspondientes a cada producto que venía en ella, estas etiquetas
utilizadas en la etapa de etiquetado del producto. Luego de retirar la etiqueta e imprimir los
precios, se procedía a abrir la caja. Cada caja podía contener desde 8 hasta 140 prendas
aproximadamente. Para partir, se sacaba cada prenda de la caja y se retiraba de su envase
plastificado, que posteriormente iba a la basura, luego, se posicionaban todas en el mismo
sentido y orden de forma de mecanizar y optimizar la velocidad del proceso. El siguiente paso,
era unir la alarma a la prenda. Cada alarma consistía en dos piezas, una “paleta” y una “piocha”,
la piocha era un estilo de aguja con una base de plástico con forma de disco y la paleta era una
pieza plana con un agujero donde se ponía la “piocha” (ver Figura 2 y 3), estas piezas se
enganchaban en cada prenda con objetivo de que sólo se viera la parte de la piocha por fuera de
esta, y así no contaminar tanto la visión del producto. Finalmente, a cada prenda se le colocaba
un perchero o colgador para que se pudieran colgar en sus carros (que transportaban la ropa a la
tienda o bodega), concluyendo el proceso con la etapa de etiquetado. Una vez finalizado el
proceso, se llevaba la ropa a los mostradores, sin embargo, si es que le encargada de sección,
cargo que se le asignaba temporalmente a cada cajera, señalaba que existía un sobrestock del
producto, este se devolvía y se guardaba en la bodega alternativa.
El otro trabajo que realicé, empezaba en general casi un par de horas antes del cierre de
tienda. Cuando quedaban pocas de las cajas de mercadería diaria, Paulina, le jefa, dividía al
grupo de los bodegueros para que algunos se quedasen a terminar de procesar las cajas, mientras
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que los demás, ayudaran a ordenar y reorganizar los productos que fueron manipulados por los
clientes durante todo el día. Los días antes y después de navidad, eran los días más movidos y
por ende más trabajados, la tienda se llenaba y quedaba la ropa por todos lados, podría parecer
que reordenar la tienda era un trabajo fácil, sin embargo, cada instante que pasaba, había una
prenda más en el suelo o en el lugar equivocado, no parabas de caminar.
La primera semana de trabajo fue demasiado intensa, en la bodega, la jefa no nos
permitía trabajar sentados, según ella, sólo enlentecía el proceso, el desgaste físico que
implicaba trabajar todo el día era tremendo, al final del día mis piernas quedaban acalambradas
y fatigadas, no podía dejar pensar en lo difícil que iba a ser durar todo el mes en estas
condiciones. Sin embargo, junto con la mejora paulatina en cuanto al procesado de ropa, el
cansancio se iba apaciguando y mi cuerpo se iba acostumbrando, eso no quitaba que al llegar a
mi casa por la noche, lo primero que hiciese fuera acostarme, el trabajo era muy duro y mi
proceso de adaptación fue meramente el necesario para poder llegar todos los días a trabajar.
Como estudiantes de ingeniería siempre se nos enseñó a cuestionarnos las cosas para
poder mejorarlas y actualizarlas de acuerdo a sus necesidades. Pasado ya algunas semanas de
trabajo, junto a mis compañeros se nos ocurrían distintas formas para poder acelerar el trabajo,
sin embargo, siempre nuestras ideas eran escépticamente rechazadas por la jefa, con la razón de
que no había tiempo para cambiar.
El trabajo en equipo era fundamental en este trabajo, cada persona se distinguía por
sobresalir en alguna etapa del proceso, esto hizo que más adelante entre los bodegueros, nos
subdividiéramos, asignando a cada uno sólo una etapa del proceso, esto hacía que cada uno
hiciera lo que más rápido y mejor pudiese hacer, acortando la duración total del proceso.
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tiempo completo, sólo podían trabajar part-time los días que se le fueran asignados, esperando
con ilusión un cupo para poder recibir un sueldo fijo todos los meses. Estos trabajos part-time
eran vistos como los más desgastantes y a veces menospreciado por el personal de la tienda Por
otro lado, estaban los vendedores o cajeros, que a mi parecer era el trabajo más codiciado, debido
principalmente al factor sueldo, los cajeros recibían un especial bono si vendían por sobre la
meta que se les asignaba. Este trabajo en específico requería de una especial capacitación, ya
que cada cajero tenía que estar cien por ciento familiarizado con el software del sistema de
compras, es por esto que cada cajero partía como part-time, primero pasaba por entrenamiento,
hasta que se “ganaba” el puesto y el contrato de tiempo completo, lo que generaba cierta
competencia y rivalidad entre los aspirantes al puesto.
A Paulina le gustaba que existiera flexibilidad en los empleados, recuerdo que el día
antes de navidad, debido a la demanda de regalos, llegaron muchas más cajas de lo normal, lo
que determinó a que la jefa enviara a algunos vendedores a trabajar en la bodega para ayudar en
el proceso de esta. A ella le importaba mucho esto, de tal manera que se preocupaba de que cada
trabajador de Tricot tuviera la oportunidad de ser enseñado y capacitado en las distintas áreas
de la tienda, dando así posibles ascensos a los empleados, esta era una de las prácticas que más
destaco de la empresa, creaba oportunidades y ayudaba a que la gente pudiera buscar y alcanzar
objetivos más altos.
En un principio, parecía que la relación entre todos los trabajadores era muy buena y que
eran todos amigos, sin embargo, con el paso del tiempo, me fui dando cuenta que había gente
que hablaba mal de otra y viceversa. Solía suceder igualmente, como es casi en todos lados, que
la gente que trabajaba en la misma sección se juntaba para almorzar, descansar y también para
irse en metro a sus casas. Existía también una gran rivalidad entre las cajeras de cada sección
de la tienda, debido al bono que se les ofrecía si es que superaban las metas, y también si eran
las cajas que más vendían de la tienda, debido a esto, se generaba una tanto sana como nociva
competencia.
Dentro de la tienda se desempeñaban dos jefes, Paulina y David. Paulina era una señora
de una clara y muy fuerte personalidad, donde hacía notar su autoridad. A ella le gustaba que
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las cosas se hicieran sólo a su manera, sin aceptar nuevas ideas ni cosas más innovadoras,
nosotros, los practicantes, ofrecimos algunas soluciones a problemas logísticos en el procesado
de productos, pero siempre recibíamos un escéptico no como respuesta. El trato de los
trabajadores hacia ella era de mucho respeto, se encargaba en hacer notar una clara asimetría de
jerarquía y era muy apasionada en su manera de expresarse, ambas cosas generaban un poco de
miedo a posibles reproches de Paulina. Le gustaba y era muy verbal con que se hicieran las
cosas de manera muy rigurosa y veloz, y se los hacía saber a los empleados, felicitando siempre
a los que hacían bien su “pega”, y a la vez también retando a los que la hacían mal.
A mi parecer, esta forma de llevar la tienda era un arma de doble filo, si bien era una
forma bastante efectiva para hacer que los empleados hicieran el trabajo, también creaba una
tendencia a fallar de dos maneras: en primer lugar, los días que la jefa se tomaba libre, la gente
se “relajaba” e instantáneamente se generaba un ambiente más lento y de “relajo”, lo que
desaceleraba la producción. Una segunda típica falla que generaba este sistema de liderazgo, era
que debido a los constantes problemas y decisiones que tenía que tomar a diario, Paulina se
estresaba de sobremanera, y como consecuencia de ello, junto a su apasionada forma de ser, se
potenciaba la magnitud de sus reproches, generando así, mayor cantidad de problemas.
Por otro lado, David se caracterizaba por su especial amabilidad y templanza hacia los
empleados, generando un vínculo más espontáneo, cálido y de más confianza con los
trabajadores, rara vez se enojaba y nunca lo escuché reprochar a alguien, dado esto, los
trabajadores no sentían esa presión que sí sentían con Paulina, él era visto más como un apoyo
que una autoridad.
Si bien, tenían personalidades diametralmente opuestas, a mi parecer, se
complementaban de gran manera, Paulina otorgaba el miedo y la presión derivada de la
autoridad, mientras que David, era el principal receptor de problemas más que todo personales
y con necesidad de apoyo incondicional.
Tricot SA posee un sindicato para sus trabajadores y cada año se realizan asambleas
generales, en las que asiste una persona por sucursal. En la sucursal Apumanque, la elegida para
asistir, era Elizabeth, vendedora de la sección Sport Mujer. Ella era una de las empleadas más
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antiguas de la tienda, por lo que poseía una gran relación tanto con sus compañeros, como con
sus superiores.
Los cajeros tenían un sistema de remuneración que consistía en tres factores: en primer
lugar, recibían un sueldo base y fijo, como segundo, sobre eso, se le agregaba un porcentaje
debido a las ventas que realizaban (comisiones), y finalmente se les otorgaba una bonificación
adicional por cada tarjeta Tricot que un cliente adquiría mediante la persuasión del vendedor.
Los bodegueros por su lado recibían solo un sueldo base, sin incentivos monetarios. En general
recibí satisfechos comentarios respecto a la paga, la Visual Merchandising, por ejemplo, me
comentaba que se cambió de Ripley a Tricot, porque en este último, la paga era bastante mejor.
Una destacable práctica que me gustaría destacar, es que las cajeras se repartían las ganancias
adicionales de sus cajas, esto servía para incentivar el trabajo en equipo dentro de la misma,
dado que muchas veces mientras una vendía la otra empacaba.
Durante el mes que trabajé, nunca participé en alguna votación sobre el empleado del
mes ni de lo contrario, Paulina seleccionaba de acuerdo a su personal opinión y la de sus
cercanos para elegir al mejor trabajador. A pesar de aquello, en la oficina de los jefes y en los
módulos de los guardias, se encontraban los monitores que entregaban las imágenes captadas
por las cámaras de seguridad que estaban instaladas por toda la tienda, manteniendo así una
supervisión activa de todo el personal, y también para poder llevar un registro más a largo plazo
del comportamiento de cada uno de los trabajadores.
Con respecto al personal, todos los años se efectuaba una reunión de los trabajadores de
Tricot, en la que se realizaban talleres y capacitaciones. Esto a su vez, se complementaba con
un curso de la ACHS. Sin embargo, a nosotros nunca se nos capacitó en el tema de seguridad,
aunque el área de bodega se caracterizaba por el desgaste físico que implicaba el movimiento
de cajas pesadas, nunca nos enseñaron maneras óptimas de levantarlas ni se nos habilitaron fajas
de seguridad ante posibles lesiones de espalda. Conocidos que han trabajado en Falabella, me
señalaban que en su primer día se les suministraron guantes de trabajo, bototos con punta de
acero y fajas de seguridad.
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a trabajar más de 45 horas semanales (superando el máximo por ley), con una alta recompensa
monetaria. Por otro lado, especialmente en el área de bodega, no se cumplía con la “Ley de la
silla”, prácticamente se nos reprochaba cada vez que nos sentábamos con la excusa de que
enlentecía el proceso. En mi caso, cada vez que se me presentaba la oportunidad, acomodaba
mi alrededor para encontrar la forma de trabajar sentado, cuidando siempre de que no me viera
la jefa, era un trabajo demasiado desgastante para pasar todo el día parado. Celinda lograba y
prefería mantenerse todo el día de pie, lo que provocaba que mi admiración hacia ella, cada vez
creciera más. En Falabella la jornada para un bodeguero era de 9:00 am a 17:00 pm, en cambio,
en Tricot, la jornada se extendía desde las 10:00 am hasta las 20:30 pm, esto se explicaba por
un lado por 2 horas de trabajo adicional y 30 minutos adicionales de almuerzo.
Por el lado de la empresa, Tricot fue la primera pyme en Chile en adquirir el sello
ProPyme, que certifica que la empresa es capaz de pagarle a sus proveedores siempre dentro de
los primeros 30 días. Mientras que, por el lado de los empleados, sólo la Visual Merchandising,
poseía un grado de educación superior.
8. Conclusiones
Durante mi práctica en Tricot, a pesar de haber durado sólo un mes, siento que aprendí
y crecí bastante como persona. En primer lugar, pude darme cuenta de la importante labor que
realiza cada persona que trabaja en la empresa, desde la persona que limpia hasta el gerente
general, cada persona es un pilar fundamental, todos aportan con su esfuerzo y sacrificio diario
en cada labor que hacen, sin el trabajo de todos, una empresa no funciona, todos son importantes
y todos merecen el mismo respeto por igual. Pude darme cuenta, de cómo el trabajador no
calificado es la base de la empresa y que, sin este, las operaciones simplemente no funcionan.
De ahora en adelante, nunca más voy a ver una empresa de retail de la misma forma,
cada vez que mire los estantes y colgadores de ropa, voy a estar pensando en el esfuerzo de cada
trabajador que hizo posible que cada prenda exhibida estuviera ahí. Entendí que no existen
diferencias entre el empleado y el comprador, son personas con los mismos y más problemas
que nosotros, y a pesar de lo sacrificado y poco recompensado trabajo siempre te atienden con
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una sonrisa y te desean lo mejor. Aprendí que todo tipo de gesto hacia el empleado, desde un
saludo hasta un simple pero honesto gracias, puede cambiar significativamente el ánimo de este.
Aprendí también, lo fundamental que es armar un buen ambiente de trabajo. Aún
recuerdo, que los días más productivos en la bodega, estábamos todos cantando al ritmo de las
canciones que se reproducían del parlante de un compañero. Por el otro lado, cuando la jefa
tenía días malos, se descarrilaba su apasionada forma de tratarnos, vetándonos de la música y
llenándonos de amenazas en cuanto a la reprobación de la práctica, lo que hacía del trabajo
mucho más estresante y desmotivador.
Por último, no todo trabajo que parezca fácil por simplemente el hecho de que es muy
mecánico y repetitivo, significa que no requiera de un esfuerzo inmenso, de hecho, requieren de
un gran esfuerzo físico y mental, lo que me hace admirar cada día más a mis ya ex compañeros.
Sin dejarlo atrás, también puedo decir que aprendí y conocí la forma en la que funcionan las
tiendas de retail.
La jornada de trabajo en Tricot era bastante extenuante, la mayoría de los empleados
preferían utilizar su tiempo libre en espacios de relajación y descanso, en lugar de recurrir a los
estudios, está es una de las principales dificultades que tenían los trabajadores no calificados
dentro de la empresa, en especial los más jóvenes, poseían una gran falta de motivación de seguir
sus estudios escolares y/o continuar con estudios superiores, la mayoría de los trabajadores
estaban conformes con lo que trabajaban al mes, su cúmulo de cansancio junto la paga mensual
les quitaba esa necesaria ambición para proseguir con su crecimiento profesional.
En Tricot además, era notable la poca rigurosidad en cuanto a la seguridad, nunca hubo
una capacitación de seguridad por parte de un prevencionista de riesgo, ni siquiera algún tipo
de supervisión durante todo el mes que estuve. Creo que esto es un grave error de la empresa,
aunque, según la ley N° 16744 sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales (Ley
N° 16744, 1968) no es obligatorio contar con un departamento de prevención de riesgos, si es
que no se cuentan con más de 100 trabajadores, a pesar de no tener que contar por ley con un
profesional en prevención de riesgo, creo que es fundamental hacer una supervisión periódica
del espacio, con el fin de proteger la salud de los trabajadores.
Otra gran dificultad que se les presentaba a los trabajadores no calificados de la empresa,
era que muchos de ellos se demoraban desde 0,5 hasta 1,5 horas (el que vivía más lejos) en
llegar al trabajo y en regresar a sus hogares, lo que les deja poco tiempo para compartir junto a
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sus familias y descansar de la jornada laboral. La principal causa de esto, a mi parecer, era que
esto radica directamente de sus bajos sueldos, están obligados a vivir en la periferia de la ciudad,
donde podían encontrar hogares muchos más baratos en cuanto a renta.
Creo que a la empresa le falta mucho, en cuanto a velar por la salud de sus trabajadores,
las actuales políticas públicas no los favorecen y sólo los mantiene bajo un constante peligro,
más que un peligro mortal, es un peligro a quedar desempleados que puede ser causado por tan
sólo una lesión de espalda, determinando así fuertemente su futuro y calidad de vida.
Luego de mi pasajero vínculo con la empresa, se me ocurren varias cosas que a mi
parecer hay que implementar en las prácticas de esta. En primer lugar, no existe duda alguna
que hay que contratar un especialista en prevención de riesgos, quizás no a tiempo completo,
pero sí, como mínimo, uno que tenga horario part-time, de esta forma se podrían evitar posibles
accidentes y lesiones, además, ningún trabajador sentiría miedo en perder su trabajo como ha
ocurrido anteriormente debido a hernias lumbares ante el excesivo esfuerzo, mal cuidado y poco
supervisado labor de bodega. En segundo lugar, creo que es fundamental que la jefa, Paulina,
pudiera depositar más confianza en sus empleados, es increíble cómo se nota la diferencia entre
un jefe autoritario versus un admirable líder, en fundamental en todo tipo de trabajo, y en
especial en las empresas de retail, el trabajo en equipo, el proceso productivo posee de muchas
etapas, es ultra necesario poder delegar cierta confianza a algunos empleados por sección, es
más sano tanto para la empresa, como para la jefa, así no carga con todas las decisiones ni
responsabilidades. Otra cosa que falta en Tricot, es el sentimiento de pertenencia, nunca escuché
ni presencié de alguna actividad que fomentara la unión entre los trabajadores, el ambiente era
muy poco familiar, cosa que a mi parecer es fundamental para poder establecer un fuerte equipo
de trabajo, más que trabajar por querer hacerlo cada día mejor, lo hacían sólo para consentir a
la jefa, o por el incentivo monetario.
Finalmente, hay que intentar disminuir los tiempos de traslados a los trabajos, cambio
que se tiene que desde las políticas públicas a nivel nacional para poder repercutir en sucursales
más pequeñas como es la de Tricot Apumanque. A pesar de lo complicado que pueda ser, más
aún en Santiago, donde la población cada día es más extensa, es necesario encontrar una
solución a esto. Se debería considerar el tiempo de traslado como horario trabajo y de esa forma,
los trabajadores podrían compartir más con sus familias, dedicar parte de ese tiempo a estudiar
o simplemente descansar. No cabe duda que es un plan difícil de burlar y llevar a cabo, sin
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embargo, creo que, con una especial dedicación y perfeccionamiento, podría llegar a ser una
gran solución para mejorar la calidad de vida de muchas personas.
9. Referencias bibliográficas
Tricot SA (2018). [en línea] Disponible en: www.tricot.cl/conocenos [30 de agosto de 2018]
Ley N° 16744. Diario Oficial de la República de Chile, Santiago, Chile, 01 de febrero de 1968.
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Anexo
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