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LifeBook 2019 Enero Semana4

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Lifebook

2018
El poder
de lo invisible
Hablemos palabras de vida,
de edificación y bendición.

Cash Luna

El uso de las palabras es de las cosas más relevantes


en la vida. Cómo, con quién y cuándo las usamos es de-
terminante. Son tan importantes que nos justifican o con-
denan. Entonces, si podemos pasar de la condenación a
la salvación a través de la confesión de lo que creemos,
todo lo que esté en medio de esos dos extremos también
se verá afectado por las palabras. Lo que decimos está
íntimamente conectado con lo que pensamos y creemos.
Podríamos decir que son parte de realidades que no se
ven pero están allí. De hecho, el universo, el sol, la luna, los
planetas y los seres, todo fue constituido por la Palabra de
Dios que es intangible.1 Si Él utilizó las palabras para crear,

1
Hebreos 11:1-3: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convic-
ción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los
antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por
la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía.

enero 291
nosotros también debemos hacerlo porque al declarar, las
cosas suceden. Todo lo que se ve fue hecho a partir de lo
que no se veía. La palabra es intangible y produce cosas
tangibles. Si aprendiéramos a hablar, llevaríamos ganado
muchísimo terreno en la vida espiritual.

¡A cada momento descubro más y más la importancia de


las palabras que pueden bendecir o maldecir! Por ejem-
plo, vemos que una higuera se secó porque Jesús declaró
una palabra negativa sobre ella,2 así que debemos tener
mucho cuidado con lo que hablamos. Creer y decir son
dos acciones que se integran. Algunos se pierden en qué
va primero, si creer o declarar, pero no te compliques: cree
y declara, declara y cree. Lo que declares será hecho por-
que al decir, crees, y si crees, puedes declarar. Suena a
trabalenguas, pero la idea es tener fe y utilizar tus palabras
conforme a esa fe. Un atleta, incluso en medio de su entre-
namiento, declara y cree que será campeón. Lo repite, lo
piensa, se ve como tal. Las palabras no se ven, pero lo que
decimos se verá.

No digo que hagamos confesiones locas. Quienes tienen


un tumor no pueden negarlo o ignorarlo, pero sí pueden
asegurar que su sanidad será hecha. No estoy pidiendo
que no expreses la realidad, sino que tu expresión se com-
plemente con la fe. Si tu negocio no va bien, si solo sacas
para pagar la planilla, no podrás negarlo, pero acom-
paña esa realidad con la certeza de que todo mejorará:

2
Marcos 11:20-23: Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se
había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo:
Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo
Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera
que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su
corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será he-
cho.

292 El poder de lo invisible


“Mi negocio va lento, pero sé que saldré adelante porque
Jesús se hizo pobre para que yo alcanzara riqueza. Dios
proveerá, Él abrirá puertas”. No se trata de negar que el
gigante es grande sino de que, frente al ataque, asegures
que en el nombre del Señor ganarás la batalla. Ese gigan-
te es tan grande que no puede fallar.

¿Cuántas veces hay que declarar lo que esperas? ¡Siem-


pre! No te detengas y hazlo de día y de noche. Puedes
estar triste por lo que sucede pero esa emoción no debe
conducir tus palabras. Por ejemplo, si estás en una fiesta
y tu mejor amigo se puso una gran borrachera, ni loco le
darías tu carro para que lo maneje. De la misma forma, no
permitas que la emoción conduzca tus palabras. Si estás
afligido, primero desahógate y luego declara que saldrás
adelante. Cuando mi esposa y yo recibimos una noticia
muy mala, ella me preguntó qué íbamos a hacer y le dije:
“Déjame que llore y luego hablo con Dios, porque Él solo
entiende un lenguaje, el de la fe, no entiende de quejas”.
Lo que digas creyendo será hecho, así que lo mejor es que
aprendas a hablar correctamente.

Al hablar sobre las palabras es inevitable abordar el tema


de la oración porque orar es hablar y declarar. Jesús nos
dice que al orar pidamos y será hecho. Es escritural, no
lo digo yo sino Él, así que hagámoslo, de lo contrario, le
estaremos dejando todo el trabajo a Él a ver si dispone
hacer algo cuando nosotros tenemos la responsabilidad
de pedir. Hay quienes sienten ser espirituales al no pedir,
pero es al revés: ¡Dios quiere que pidamos al orar!

Atrevámonos a orar pidiendo misericordia para salir de un


problema y también pidiendo gracia para alcanzar nues-
tros sueños. Imagina que uno de tus hijos se te acerca para

enero 293
pedirte Q30 mil para salir de una deuda, seguro que verás
de qué forma lo ayudas, así como ayudarías a otro hijo
que no tiene deudas pero que podría pedirte los mismos
Q30 mil para comprar su carro o iniciar un negocio. Si se
los diste a quien estaba en urgente necesidad, hasta mal
te sentirías al no darle al otro, ¿no? No acudamos a Dios
solo para resolver problemas sino para alcanzar sueños.
Ora por ellos y pídele a tu Padre. ¿Qué problema resolvió
al crear el universo? Ninguno, lo hizo porque Él es creador.

Respecto a las palabras también hay una revelación muy


poderosa que debemos tomar en cuenta. En la Escritura
leemos que todo pecado será perdonado menos la blas-
femia en contra del Espíritu Santo.3 ¡Imagina cuán impor-
tantes son las palabras como para que un pecado que
involucra el habla sea el único que no se perdone! No
podemos negarlo, nuestro vocabulario debe ser renovado
y transformado.

Busquemos ser mesurados para hablar porque el habla-


dor es más propenso a cometer pecado. Frenemos nuestra
boca y seamos prudentes.4 Además, no podemos ser de
doble ánimo, no se vale hablar mal durante el día, andar
criticando y maldiciendo para bendecir al Señor durante
la noche antes de acostarnos. Debemos alinearnos, somos
árboles que producen buenos o malos frutos; no hay un
árbol que produzca las dos cosas. Recordemos que de la
abundancia del corazón habla la boca, el fruto son nues-
tras palabras y nuestro corazón es el árbol. De lo que llevo
en el corazón termino hablando, por eso debemos tener
3
Mateo 12:31: Por tanto, os digo: Todo pecado y blasfemia será perdona-
do a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdo-
nada.
4
Proverbios 10:19-21: En las muchas palabras no falta pecado; mas el
que refrena sus labios es prudente.

294 El poder de lo invisible


un corazón sano y sin rencores, porque de nuestra boca
sale lo que tenemos en el interior y eso es lo que se cum-
plirá.

La Palabra dice que los labios del justo apacientan, así que
las palabras deben dar paz. En medio de los ataques no
hay que “alborotar” sino buscar la paz, así que limita tus
palabras, sé discreto y procura la paz. Compartamos pa-
labras de vida eterna como Jesús lo hizo.5 Debemos pen-
sar antes de hablar; hay que ser lentos, precavidos para
decir y rápidos para escuchar. Piensa mucho lo que vas
decir.6 Además, presta tu elocuencia para expresarte por
quienes no tienen oportunidad de hacerlo.7 Usa tu voz en
nombre de quienes necesitan ser escuchados.

Cuando hables con alguien enojado no permitas que se


te contagie el enojo sino al contrario: ablanda su ira con
palabras suaves de reconciliación.8 Siempre ganará un
debate quien ha aprendido a hablar y quien no se deja
corromper por malas conversaciones.9 Nuestras palabras
deben producir vida, edificación, no quebrantamiento10 o
ser duras como golpes de espada.11 Las palabras pueden
5
Juan 6:66-68: Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron
atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Que-
réis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a
quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
6
Proverbios 15:28: El corazón del justo piensa para responder; más la
boca de los impíos derrama malas cosas.
7
Proverbios 31:8: Abre tu boca por el mudo. En el juicio de todos los des-
validos.
8
Proverbios 15:1: La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspe-
ra hace subir el furor.
9
1 Corintios 15:33: No erréis; las malas conversaciones corrompen las
buenas costumbres.
10
Proverbios 15:4: La lengua apacible es árbol de vida; más la perversi-
dad de ella es quebrantamiento de espíritu.
11
Proverbios 12:18: Hay hombres cuyas palabras son como golpes de es-
pada; más la lengua de los sabios es medicina.

enero 295
aliviar, sanar o corromper.12 A veces enfermamos cuando
hablamos, sin embargo, nuestra palabra debe servir para
producir vida. Antes de la boda de mi hija tuvimos un en-
sayo. Ella estaba estresada y ese cúmulo de emociones
se desbordó por algo que parecía sencillo. La abracé y le
dije: “Qué bueno que pasó esto ahora, así te liberas del
estrés. Demos gracias a Dios por tu boda, por tu familia,
por tu esposo y que todo lo demás te venga sobrando.”
Con esas palabras le di alivio y sonrió. Haz tú lo mismo en
toda situación. Que tus palabras produzcan vida, alivio,
salvación y bienestar en el nombre de Jesús.

12
Efesios 4:29: Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino
la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los
oyentes.

296 El poder de lo invisible


Mis anotaciones
reunión 4
Te enseñaré sobre el
Espíritu Santo
Jesús abrió el camino para que recibiéramos con
fe al Espíritu Santo, el Consolador, quien nos rega-
la dones y frutos de amor, paz y gozo.

Introducción
Al dirigirse a una gran audiencia, el famoso evangelista
D. L. Moody sostenía un vaso al tiempo que preguntaba:
“¿Cómo puedo sacar el aire de este vaso?” Un hombre gri-
tó: “¡Hay que bombearlo para sacarlo!” A lo cual Moody
respondió: “Eso crearía un vacío y el vaso se rompería”.
Después de numerosas sugerencias, Moody, sonriendo,
tomó un pichel de agua y llenó el vaso. “¡Allí está! ―excla-
mó―. Ahora ya no hay aire en el vaso”. Entonces continuó
explicando que la victoria en la vida cristiana no se logra
al “bombear” el pecado para sacarlo de la vida por aquí
y por allá, sino al ser llenos del Espíritu Santo.

En su libro Símbolos del Espíritu Santo, Gordon Brownvi-


lle cuenta la historia del gran explorador noruego Roald
Amundsen, el primero en descubrir el meridiano magnético
del Polo Norte y el primero en descubrir el Polo Sur. En uno
de sus viajes, Amundsen llevó consigo una paloma men-
sajera y al llegar a ese extremo del mundo abrió la jaula
del ave y la dejó libre. Imagina la felicidad de la esposa
de Amundsen, en Noruega, al ver la paloma revolotean-
do en el techo de su casa. Sin duda exclamó: “¡Está vivo!

310 Sus enseñanzas


¡Mi esposo está vivo!”. Algo similar sucedió cuando Jesús
ascendió al cielo. Él ya no estaba, pero Sus discípulos se
aferraron a la promesa de que enviaría al Espíritu Santo.
¡Qué gozo habrán experimentado al descender el Espíritu
Santo en Pentecostés! Los discípulos tenían con ellos un re-
cordatorio continuo de que Jesús estaba vivo y en victoria,
sentado a la derecha del Padre. En la actualidad, el Espíri-
tu Santo continúa recordándonos esa gran noticia.

Quizá alguna vez has estado en un restaurante y la mesera


te dice “Se enfrió su café, ¿le sirvo más?” La taza talvez es-
taba medio llena de un café frío, pero al llenarla con café
caliente, se calienta. Quizá te encuentres espiritualmente
frío y vacío, pero debes dejar de vivir solo con tus propias
fuerzas. Pídele a Dios que te llene del Espíritu Santo ahora
mismo.

Más poderoso • Lucas 3:16


Jesús, Dios hecho hombre, es quien poderosamente nos
bautiza en el Espíritu Santo. Nadie antes que Él lo hizo y
nadie más tiene la potestad de hacerlo porque el Hijo, el
Padre y el Espíritu son uno solo, dispuestos a bendecirte y
otorgarte la unción que te moverá a dar testimonio de Su
poder y Su gloria en tu vida.

Para dar buenas nuevas, sanar y liberar • Lucas


4:18-19; Lucas 11:13
Jesús nos enseñó que Dios Padre anhela darnos la unción
del Espíritu Santo para sanar a los enfermos, liberar a los
cautivos y predicar las buenas noticias de salvación a to-
dos. Lo único que debes hacer es pedírselo de todo cora-
zón, además de demostrarle que tienes la fe y el carácter
necesarios para recibirla y compartirla.

enero 311
Él vendrá cuando Yo me vaya • Juan 14:26; Juan
15:26; Juan 16:7
Los magníficos regalos de Jesús no terminan con Su as-
censión al lado del Padre, ya que les dijo a los discípulos
que era necesario que Él se fuera para que ellos recibie-
ran al Espíritu Santo, el Consolador, quien hasta hoy nos
acompaña. El Espíritu Santo nos recordaría cada una de
las promesas de Dios y daría testimonio de Jesús como lo
hace hasta ahora y lo hará por siempre.

Conclusión y aplicación
El Espíritu Santo constantemente nos recuerda que Jesús
vive y, entre otras cosas, trae a nuestra mente y nuestro co-
razón las promesas que Dios nos ha dado, para que no
las olvidemos y nos esforcemos por alcanzarlas. Cuando
lo recibimos, recibimos el poder de Dios con el cual pode-
mos sanar, liberar y compartir bendición a muchos.

Llamado y ministración
Pide al Señor que te llene con Su Santo Espíritu para que
te acompañe en todo momento. Él será quien te consuele
y llene de paz, y también quien te levante para continuar.
Anímate y cobra fuerzas, Dios desea que camines con Él a
través de Su Espíritu Santo.

Intercesión • Efesios 5:18


Oren para que cada vez sean más los familiares, amigos
y compañeros de trabajo y estudio que deseen tener la
llenura del Espíritu Santo en vez de llenar su vida con otras
cosas pasajeras.

Ofrenda • Romanos 15:16


El Espíritu Santo santificaba las ofrendas presentadas a
Dios que, en este caso, eran personas. Sin embargo, cada

312 Sus enseñanzas


ofrenda que tú traes ante el altar es santificada por el Espí-
ritu Santo para ser presentada a Dios. Pídele que tu ofren-
da sea agradable para el Señor.

Más citas: 1 Corintios 2:10-13, Salmos 139:7-12, Roma-


nos 15:18-19.

enero 313
Mis anotaciones

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