Proyecto de Investigación Las Cosas Que Perdimos en El Fuego
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Seminario "Éticas alegres de insurrección: precariedades y cuerpos en la literatura argentina del
siglo XXI"
Marco teórico
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se reúnen, se mueven y hablan entre ellos, y juntos reclaman un determinado espacio
como espacio público” (2017,75). En otras palabras, quiere decir que toda acción
transformativa necesita un espacio para habitar. Esto se ve, claramente, en “Las cosas
que perdimos en el fuego” ya que para las ceremonias se requería ocupar un espacio
de aparición,1 que en este caso se ubica en la ruta 3. También se altera el limite entre
el espacio privado y el público, dado que a Lucila la sacaron quemada del
departamento (había sido prendida fuego por Mario Ponte, su pareja) y luego, este
hecho se termina llevando adelante por la propia voluntad de las mujeres y en
espacios públicos. En Vida precaria, Butler explica que “el cuerpo supone mortalidad,
vulnerabilidad, praxis: la piel y la carne nos exponen a la mirada de los otros, pero
también al contacto y a la violencia” (2006,52). De cierta manera, todos estos cuerpos
que se van a analizar presentan en sí mismos dicha vulnerabilidad porque están
expuestos, enfrentándose a las condiciones de la coyuntura.
Objetivos y metodología
Este estudio dará cuenta de que “una voluntad caracterizada por la alianza de
cuerpos distintos y adyacentes cuya acción e inacción exige un futuro distinto”
(Butler,2017,79). Es decir, se verá que en contextos pocos favorables, los cuerpos
dañados se organizan para transformar el espacio que habitan; o en algunos casos,
transformarse a si mismos.
Al mismo tiempo, este trabajo se presenta como una primera aproximación a una
serie que podría denominarse como “mujeres que incomodan”. Esto se debe a que
sus cuerpos fueron vulnerados y están dañados, en consecuencia se lleva adelante la
constitución de alianzas para lograr una transformación contundente. Son mujeres que
actúan, principalmente.
1 En “Cuerpos en alianza”, Butler cita a Hanna Arendt: “toda acción politica requiere un espacio de aparición”
(2017:79)
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integrantes inestables del grupo de amigas. Comienza en 1989, con varias
adversidades que dan cuenta de la realidad social en la Argentina en ese momento,
como los cortes programados de luz, la hiperinflación. Una de las integrantes del
grupo, da cuenta de esta situación, dice que sus “madres lloraban en la cocina porque
no tenían plata o no tenían luz o no podían pagar el alquiler o la inflación les había
mordido el sueldo hasta que no alcanzaba más para el pan y carne barata, pero a
nosotras no nos daba lástima, nos parecían cosas estúpidas y ridículas como la falta de
electricidad.” (Enríquez,2016,49). En este caso, la precariedad aparece en la
coyuntura, y esta se va desplegando sobre los cuerpos de las amigas, su delgadez está
relacionada con la falta de comida, que termina definiendo la decisión de ser delgadas,
livianas y pálidas. La situación en 1991 de convertibilidad monetaria, aparentaba
alegría y tranquilidad en los adultos, sin embargo para Paula y Andrea la situación
seguía siendo deplorable. El grupo de amigas va variendo, en un primer momento se
acercan a Ximena por interés monetario y luego a Roxana. Mientras se drogaban, ella
contaba mentiras. Relataba episodios de libros y películas como si los vivenciara
verdaderamente. Esto apunta a que en los encuentros, esta especie de cofradía donde
se drogaban y bailaban, había una composición de un escenario, un presente diferente.
De hecho, para ellas, ser ricas era algo que podía suceder en un futuro. No en el
presente donde la falta tenía prominencia. Es, en el futuro donde la muerte, en este
caso, parece ser el umbral de los cambios. Hacía el final del cuento, hay un
acercamiento entre el anuncio del fin, la catástrofe de los cortes de luz, la falta de
trabajo con el asesinato del novio punk de Andrea. La critica que se construye es que
los adultos se quejan y lloran por la pérdida de trabajo, “lloraban como si ellos no
tuvieran la culpa de nada. Nosotras odiábamos a la gente inocente”
(Enríquez,2016,61). Y ese carácter inocente es el del asesinado:”Era lindo e inocente.
Le agarré del mentón y con la otra mano le pegué en la cabeza, un golpe de puño
cerca de la sien”(2016,62). Después de los distintos cambios en el grupo de amigas, la
alianza entre la narradora, Andrea y Paula se construye a fin de asesinar al novio
punk.
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hacen amigos y se reúnen para contarse historias. Lo interesante es que la narradora,
da los detalles de los comienzos de esa amistad, dice:”Pero, sobre todo, nos hicimos
amigos de ella, mi hermano y yo, porque Adela tenía un solo brazo. O a lo mejor sería
más preciso decir que le faltaba un brazo.”(Enríquez,2016,66). La protuberancia en el
hombro generaba asco y rechazo en el resto, sin embargo estos dos hermanos, a través
de la invención de relatos (o el acto de contar películas) lograron una alianza de
cuentistas. De hecho, si bien los padres de Adela decían que era un problema
congénito, ella afirmaba que sus padres mentían y comenzaba a contar las distintas
versión del hecho. La imaginación y la narración abren otras posibilidades de
contraponerse a la falta de una extremidad. En este caso, la precariedad se conecta con
el cuerpo mutilado de la, finalmente, desaparecida.
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Por último, se profundizará en “Las cosas que perdimos en el fuego”. Este
cuento comienza dando cuenta de la precariedad laboral que afecta a las mujeres
quemadas por sus ex/parejas. No consiguen empleo, ni siquiera en trabajos donde no
se las ve. El impacto de sus cuerpos dañados no les permite solventarse
económicamente. Esto se cristaliza en la chica del subte pidiendo plata para pagar su
alquiler y la comida.
Consideraciones finales
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detalle las distintas acciones colectivas que se emprenden. Estas formas de acción
apuntan a transformar la coyuntura. Esto quiere decir que se organizan con el fin de
poder lograr cambios contundentes en el presente precario donde se presentan los
personajes. En una lectura más global de lo trabajado, se puede observar que en
cuentos como “Tela de Araña”, “Las cosas que perdimos en el fuego” y “Los años
intoxicados” la vulnerabilidad socio-económica está marcada por distintos factores.
En el primer cuento, la protagonista tiene dependencia económica de Juan Martín y
plantea que dicha relación determinó que ella no pueda desarrollarse en otros espacios
y actividades. En el segundo, como se ha visto, las mujeres que fueron víctimas de sus
parejas no pueden solventarse; y en el último, la realidad de la Argentina está marcada
por la hiperinflación y la falta de trabajo que determina la pobreza y las problemáticas
en las familias del cuento.. Entonces, este contexto termina logrando la organización y
la alianza para contraponerse a la vulnerabilidad que expone sus cuerpos a otros, que
son “ susceptibles de violencia a causa de esta exposición” (Butler, 2006, 46).
Finalmente, se constituyen la materialización de agrupaciones para la invención de
relatos y para concreción de cambios concretos en el contexto presentado.
Bibliografía
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Enríquez, Mariana (2016) Las cosas que perdimos en el fuego, Anagrama, Buenos
Aires.