Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Primera Modernidad en Nicaragua

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

Primera Modernidad en Nicaragua.

Ciudad de Managua (1893-1950)

Nelson Brown
Facultad de Arquitectura, UNI

Ubicar en el tiempo las primeras manifestaciones arquitectónicas que


incluyen una modernidad en el contexto de las ciudades nicaragüenses
es un poco difícil debido a las pocas referencias que tenemos al
respecto.

En un principio podemos establecer dos etapas para estas primeras


manifestaciones, y las centraremos específicamente en la capital de la
nación. La primera de ellas se inicia en 1893, con la Revolución Liberal
de José Santos Zelaya, y concluye con el terremoto de 1931; y la que
sigue, posterior al movimiento telúrico y que concluye cuando
Nicaragua entra a una etapa de mayor desarrollo en su dinámica
económica a inicio de la década del 50.

Debemos de notar que al delimitar las etapas de las primeras


manifestaciones modernas, estamos partiendo de fenómenos políticos
debido a que, para el caso que comentamos, están relacionadas
mutuamente.

En 1893, entra victoriosa a Managua la Revolución Liberal, que sería el


punto de partida de cambios profundos en las antiguas estructuras
coloniales que, para ese entonces, prevalecían como sistema
administrativo y de gobierno. Estos cambios en la antigua estructura
colonial, implicarían en los años siguientes cambios también en el
sistema urbano y arquitectónico de la ciudad de Managua. La causa
principal de los cambios que impulsaban los liberales, era “modernizar”
las estructuras estatales que permanecían incólumes frente a la gestión
conservadora del llamado “Período de los Treinta Años”. Estos cambios
se manifiestan de inmediato en la nueva imagen ó forma en que se
organiza el Estado, para gestar su administración, y se va a concretizar
en una constitución denominada “Libérrima” que, por su forma de
presentar y materializar dichos cambios (una de las características
principales era la separación Iglesia-Estado en el sistema de gobierno),
lógicamente necesitaría plasmar en la obra a edificar, cierto estilo que lo
encontraría en un Neoclasicismo tardío comparado con los cambios
introducidos en el resto de Latinoamérica, y aún en sus vecinos de la
América Central.
Una estilización tardía que encontraba una forma de dar una imagen de
lo moderno, que para ese entonces ya era caduco en Europa y en
algunos países de América del Sur, estaba en proceso de crisis. Sin
embargo, a pesar de que la utilización era atrasada, y merecía poca
importancia para su introducción, en realidad es este estilo del cual el
fenómeno político, ó la gestión de un gobierno, tomaría para
modernizar, al mismo tiempo lo construido y por construir a fines de
siglo, en la Ciudad de Managua.

Estos cambios que trae consigo un cambio político, van a incidir de


forma categórica en la Managua colonial de fines del siglo XIX. Uno de
ellos es que da pauta, es una abertura, una vía y una forma para
imprimir a la vida misma, incluida la cultural, una nueva imagen,
desarrollándose un múltiple intercambio con los países del área. Esa
modernidad también se expresa en la fisonomía de los edificios, que
comienzan a ser sujetos del cambio y a la vez se presentan los cambios
en la ciudad, a la par del aumento de la población.

Estos cambios propiciados por la modernidad y que se manifiestan a


partir de estas fechas, tendrán sus oscilaciones a través de la etapa
mencionada, hasta iniciar la década del ’50; fecha en que se manifiesta
más claramente el racionalismo en nuestro ambiente arquitectónico.
Lógicamente que estos cambios modernos, se manifiestan en edificios
vinculados directamente a la vida cultural de la ciudad; uno de ellos fue
el Teatro Variedades, construido durante el gobierno del general Juan
José estrada (1910-11); del cual José Fco. Borgen, periodista
conservador y que vivió en la época dice:

“El Teatro Variedades era un edificio de modesta fachada blanca que se


levantaba frente al costado norte de la Catedral. Modesto era también
su foyer. La construcción había sido delineada bajo normas que
aseguraban la adecuada acústica y el buen funcionamiento de la
tramoya. Contaba con dos hileras de palcos, una arriba de la otra, en
forma de herradura o anfiteatro. Cada palco tenía seis asientos y entre
uno y otro había una separación elemental: una barda al nivel de la
cintura, de manera fina maqueada, adornada con dibujos sencillos…”
(1)

Podemos notar que se trataba de sencillas construcciones que


permitían acceder a una variada revista cultural, y al mismo tiempo
iniciaba la transferencia de las actividades sociales de las nuevas
clases.
“Allí funcionó una troupeé japonesa de acróbatas e ilusionistas, llamada
Matsumoto, que causó sensación” (2)

“…Gracias a este pequeño y eficiente teatro, Nicaragua figuraba en el


itinerario de muchas compañías de opera, de drama y de comedia,
zarzuelas, etc.”(3)

De hecho, a pesar de tener una palpable atraso con respecto a países


vecinos, la ciudad iniciaba una vida cultural que se fue enriqueciendo
en adelante.

En el transcurso de los años, las clases sociales van requiriendo de


nuevas edificaciones para completar las oficiales, desarrolladas por el
gobierno. Este tipo de construcciones dirigidas a la actividad de
recreación de la población, complementaban la estilística oficial.

“En el primer Cine Margot, (construido bajo gestión de Sebastián


Alegrett, venezolano), bautizado así en honor de una de sus hijas, lo
abrió hacia el oriente de los mercados centrales, casa esquinera. Más
tarde, en 1924, lo trasladó a construcción nueva adecuada que es la
misma que, con sucesivas reformas en su estructura, ha sobrevivido a
los terremotos (1931-1972)”. (4)

Notamos que, para el caso, le corresponde a personajes que, si bien es


cierto, no son nacionales, forman parte de los cambios que se van
gestando en la localidad.

Todas estas edificaciones eran justificadas exponentes en una pequeña


localidad que trataba de despegar; y lo haría lentamente en un medio
nacional donde los papeles históricos y políticos se habían desarrollado
en las dos ciudades coloniales más importantes: León y Granada. De
hecho, aquí el fenómeno de la modernidad llegará tardíamente a estas
localidades: (León y Granada), debido al empeño de las mismas por
conservar su primacía colonial. Estas condiciones coloniales, de
infraestructuras coloniales que romper, están ausentes para la época en
la capital.

“En el año 1920, Managua estaba lejos de merecer en plenitud el título


de Metrópoli de la Nación. Cierto que desde 1852 era asiento de los tres
poderes del estado y sede arzobispal desde hacia seis años. Pero en lo
comercial y lo social haría un nivel más o menos equivalente al de las
dos ciudades próceres de nuestra historia nacional: “León y Granada”.
(5)

Dicho desequilibrio con respecto al papel de verdadera capital va a


cambiar drásticamente en las décadas siguientes, con el aumento de la
población y el fenómeno de la migración. Hay que considerar que
cuando se hace mención de la poca importancia metropolitana de la
ciudad, tiene condiciones históricas.

Después de la llamada “Guerra Nacional”, el poblado de Managua, pasa


a una categoría de capital sin pasar por las etapas sucesivas de las
otras ciudades coloniales que guardaban en sus respectivos centros las
huellas de una colonia que conservaba en sí misma la traducción de su
historia.

Sin embargo, pese a considerarse de poca importancia, las


construcciones semicoloniales que componían la ciudad a inicio de
siglo, fueron cambiando rápidamente de fisonomía. se trataba de un
centro próximo al lago; una plaza de armas, avenidas principales y la
consiguiente zona comercial en rápido crecimiento.

La línea de este proceso constructivo, alrededor del “centro” de la


ciudad lo constituían las obras municipales.

Al respecto, Edgar Barrera, arquitecto perteneciente a los primeros


graduados de los años sesenta, dice:

“A partir del siglo XX se hace evidente en las construcciones


municipales, por una parte, la aceptación incondicional de los cánones
neoclásicos, no reflejo de la cultura europea contemporánea, empeñada
en la recuperación de los valores más genuinos de la antigüedad
clásica, y un fenómeno local, como es la aspiración de la nueva
organización política al decoro y grandeza, que necesita de ejemplo de
una ilustre tradición antigua para el establecimiento de sus edificios
administrativos.” (6)

En esta línea constructiva que siguió luego el proceso de


“modernización del estado”, impulsado por los liberales y tras estos
cambios una disposición de las principales familias por ocupar los
mejores solares del antiguo centro.

“Las casas de habitación de las familias principales, managüenses


autóctonas, se levantaban en formación apretada de la avenida y
Parques Centrales hasta San Sebastián, sobre la Calle del Triunfo.” (7)

Estas avenidas (posteriormente calle Roosevelt, en la década del ’60) se


ven ocupadas por la población nativa, familias que, a su vez, van
distinguiéndose por un tipo de edificación: civil, comercial, y recreativa,
que se diferencia de la oficial. La mayoría de los ejemplos eran obras
puntuales que en sí mismas mostraban su estilo. Refiriéndonos a estos
ejemplos, resultan emblemáticos: la Casa Residencial, llamada en la
época Casa No. 1; al respecto, Borgen en su obra “Una Vida al Lado de
la Historia”, dice:

“Emiliano Chamorro vivía en la que llamaban Casa No. 1, construida y


estrenada por Zelaya… El edificio era de dos pisos, un palacete con
balcones, ante-patio y verja a la calle. Estaba ubicada en la Avenida
Central, justamente donde hoy se alza el rascacielos del Banco de
América.” (8)

Esta tipificación de construcciones aisladas va a particularizar este


periodo. Son edificaciones que respondiendo a una demanda de la
población en cuanto a servicios, al mismo tiempo, va modelando la
fachada de una ciudad que busca identificaciones que desde
construcciones que semejen el neo-clasismo, van saturando la nueva
ciudad.

Estas edificaciones son variadas en su funcionamiento y destinatarios:

“La evolución de la ciudad que se da básicamente en los barrios


antiguos, se manifiesta en la construcción de edificios que tiende a
satisfacer la demanda de servicios de una ciudad en crecimiento y
transformación, tales edificios fueron: el Matadero Público en 1904 (al
occidente de la ciudad donde luego estaría “El Hormiguero”) el Mercado
Nuevo en 1908 (en terrenos de San Miguel) que desaparece en 1931 y el
Teatro Variedades en 1914; esto para mencionar los más importantes,
que van conformando el “Barrio de Managua” o centro vital de la
ciudad, que adquiere supremación sobre los otros barrios existentes.”
(9)

Todos estos ejemplos conforman una línea de construcción que se


refleja, a su vez, en la disposición urbana. La principal arteria la
conforman una avenida central norte-sur, cuyos remates lo conforman
el Complejo Militar Campo de Marte, y que atravesando una variada
zona comercial: mercados, residencias, edificios públicos, remata en la
Plaza Principal, más tarde, Plaza de la República. Al mismo tiempo que
consolidan estas vías principales, se presenta un intento por crear
pequeñas zonas que tienen el objetivo de descentralizar la ciudad; en
1921 se constituye el Cementerio Nuevo, al occidente de la ciudad, el
cual crea mejores condiciones para los barrios nuevos del sector,
pavimentación de calles (la primera calle pavimentada fue la Avenida
Campo Marte, más tarde Avenida Roosevelt, en 1925) y las respectivas
instalaciones y servicios a la población.

Durante la década de los ’20, se fundan nuevos barrios que presentan


áreas con servicios primarios mínimos. de hecho, estos barrios intentan
delimitar la forma constructiva que la ciudad viene conformando. Estos
barrios fueron el San Jacinto, el Barrio Buenos Aires, Campo-Bruce que
forman un anillo con respecto al centro de la ciudad.

Con este precedente, en Managua no se presenta una repetición


inmediata de los modelos europeos. En la primera década del siglo XX,
Adolfo Loos, presenta la Casa Steiner; la obra sin remanentes
ornamentales que materializa, más que un nuevo pensamiento, la
utilización de nuevos sistemas constructivos. Hay que comprender que
dichos ejemplos se basaban en una justificación de la producción de
los materiales, a través de un rpoceso industrial, pero al trasladarlo a
Managua, dichas justificaciones quedan sin fundamento.

De esto podemos deducir que la modernidad en Nicaragua, se refleja


más en los cambios de la estructura política que en la propia dinámica
de los cambios culturales. En estas condiciones, de repetición de
modelos ajenos al contexto y la búsqueda de un lenguaje, se construyen
edificaciones que presentan tales tendencias.

“Bajo estas influencias del Neoclásico se construyó el Palacio del


Ayuntamiento de Managua en 1927. por otra parte se inicia un
eclecticismo arquitectónico en las construcciones Municipales, como el
Palacio Departamental de León (1934), Mercado Central de Managua
(1939) y el Palacio Departamental de Chinandega (1942). Estos dos
últimas obras, en estilo Neocolonial.” (10)

Estas tipificaciones se van diseminando en la ciudad, a través de


tipologías oficiales de una dirección cultural no oficializada. El Palacio
del Ayuntamiento, tal como lo comenta el párrafo citado, viene a ser el
emblema a seguir. El Palacio del Ayuntamiento refleja un frontón de
templo griego que tiene como contexto un pequeño parque que lo
destaca y ubica como construcciones civiles y más tarde religiosas; la
Catedral de Managua se concluye en 1934. La particularidad de estos
modelos es que la modernidad la reflejan solamente en sus efigies,
siendo los materiales (nuevos en cuanto a su uso), los que van a reflejar
esa modernidad. Ante estas necesidades, las formas arquitectónicas
aquí presentadas, van respondiendo a este contexto de desarrollo
comercial y de servicio a la población. Posiblemente esta arquitectura es
la primera que toma elementos y materiales decididamente modernos.
Uno de estos ejemplos, lo constituye para la época, las instalaciones del
nuevo Mercado Central de nicaragua.

“El nuevo Mercado Central de Managua, edificado en el proceso de


reconstrucción de la capital, después de la tragedia del terremoto de
1931, es la primera obra municipal construida bajo la racionalidad
propia de los nuevos materiales, constituyendo con ello el carácter
utilitario de su función.” (11)

Este edificio construido por arquitectos extranjeros (Dambach y


Gautier, 1934) viene a ensayar la utilización de los nuevos materiales.

Esta variabilidad de utilizar los materiales en la construcción, va a


repetirse en diferentes modelos. Esta variabilidad consistirá en
presentación de formas neoclásicas, eclécticas o una modernidad con
retraso en nuestro contexto, y la introducción paulatina de los nuevos
materiales y la práctica integral de nuevos sistemas constructivos. Un
buen ejemplo lo constituye la Casa Presidencial que comienza a
construirse en 1929 en la loma de Tiscapa, (punto de referencia en la
configuración de la ciudad), y que se inaugura el 4 de enero de 1939;
meses antes del movimiento telúrico del mismo año. Dicha fachada la
componían en su totalidad ejemplo que manifiestan claramente un
lenguaje ecléctico en la construcción: traduce un vocabulario morisco,
producto de las variadas influencias de los arquitectos extranjeros. Pero
uno de los ejemplos más idóneos de esta etapa de divulgación de lo
moderno lo constituye la antigua Catedral de Managua. Iniciada en
1929, la estructura se edifica con armazón de hierro traído de Bélgica.
Se puede caracterizar como una obra ecléctica. fachada neoclásica,
planta de Cruz Latina. De hecho todos los materiales son modernos en
su concepción y utilización, pero con una combinación de estilos
declarada.
En 1939, Managua es destruida por un terremoto, y con ella
desaparecerían las primeras obras que mostraban un intento por
adecuar una modernidad en la ciudad. Con el fenómeno telúrico
también desaparecen los sistemas constructivos coloniales, de hecho
estos no vuelven a ser utilizados y son reemplazados por sistemas
constructivos de elementos mampuestos.

Sin embargo, el crecimiento de la ciudad no se detiene, y posterior al


terremoto se van definiendo nuevos barrios en la periferia sur de la
ciudad. En 1934 se urbanizan los terrenos de la finca “Vinicultura” de
los sucesores de Don Félix Largaespada; la urbanización toma dicho
nombre. Durante estos años, surgen nuevos barrios en la periferia sur
de la ciudad: La Luz, Riguero, Los Angeles, Huezo y Chico Pelón.

El antiguo centro y las principales avenidas y calles van surgiendo en


este proceso de reconstrucción. Ya para los años ’40, se crean barrios
enteros en la Avenida del campo Marte y el Cementerio San Pedro,
clausurado posteriormente. Dichas construcciones se caracterizaron
por casa suntuosas y palacetes que definen una de las zonas más
importantes de la ciudad.

Esta década se caracteriza por la construcción de los primeros


2edificios modernos” un concepto más cercano a dicho término. Al
respecto, Julio Cardenal, uno de los primeros arquitectos nacionales
con formación extranjera, sostiene que en la Facultad de Arquitectura
donde se formó, (Universidad Católica de Washington), existen dos
líneas dominantes: la de Bellas Artes, es decir, la línea académica, que
es la que con mayor criterio imprime a sus obras, y la moderna,
entendiéndose este término como el “funcionalismo puro”.

Estas tendencias de su formación van a influir directamente en sus


obras. El Art Decó, es producto de los movimientos dominantes de la
Europa de los años 20’s, y se sintetiza en la Exposición de París de
1925.

“El estilo Art Decó se hizo muy popular en la Exposición de París de


1925, donde se utilizó en todos los pabellones, excepto en un purista
“Pavillon de L’Espirit Noveau” de Le Corbusier”. (12)

“Se utilizó en hoteles, cines y edificios comerciales para expresar un


cierto modernismo opulento” (13).

De hecho, tal movimiento lleva una asociación de líneas exóticas y


altamente decorativas, el cual estaba en contra del fundamentalismo y
el riguroso talento moral de la Nueva Arquitectura. Es esta la línea
constructiva que se manifiesta en la construcción del antiguo Palacio de
Comunicaciones; el edificio fue construido en un periodo de cinco años,
a partir de 1941 y concluido en 1946. La parte externa del cuarto piso
fue adicionada en 1972.

La tipología de la obra está clasificadas en la de los edificios públicos,


los cuales están destinados para la estadía temporal de las personas en
relación a los diferentes procesos funcionales a realizarse en los
mismos.

El mismo arquitecto Cardenal, con respecto a la composición, comenta:


“Me propuse buscar un volumen agradable que compuesto de
elementos verticales, se contrarresta con un elemento horizontal de
ventanas en el último piso. Y agrega: función, masa y volumen fueron
mis determinantes alrededor de una composición de unidad cerrada
basada en el ritmo”.

La importancia de la obra radica en la combinación de nuevos


materiales (cemento, cristalería) que presentará un nuevo vocabulario
figurativo. El componente funcional de la obra tiene una distribución
adecuada especialmente, (de acuerdo al tiempo en que fue concebida la
obra), desde luego que, en la época en que fue edificada, esta obra fue
catalogada de abstracta, anti-ornamental, anti-simbólica y separadora
de funciones, puesto que el estilo Art-Decó era un estilo que desafiaba
el puritanismo del movimiento moderno.

La distribución espacial respondía a las necesidades de ampliación que


necesitó en años posteriores a su diseño, pero lamentablemente las
remodelaciones que en él encontramos, no corresponden al estilo del
diseño original, lo cual desarmoniza el conjunto, consistiendo en un
cubo gigante que en su interior se compone de pequeñas celdías que
presentan problemas de ventilación e iluminación natural, dejando de
esta manera a un lado los objetivos que se propuso el autor en su obra.

Posee una construcción de concreto armado y mampostería confinada,


la cual era una novedad en la construcción de edificios de la época,
significando un paso importante en el desarrollo ulterior de la
construcción en Nicaragua, debido a que la mayoría de los materiales
utilizados en su construcción eran importados. Asimismo, la
maquinaria utilizada significó también un avance tecnológico y un
incipiente desarrollo de la mano de obra.

Podemos apreciar que el Art-Decó, presente en el palacio de


Comunicaciones “Jorge Navarro”, viene a conformar un estilo que
influyó en el proceso arquitectónico de Managua y en el resto del país.
El Art-Decó está presente en obras como el Teatro Margot, Teatro
González y Teatro Alcázar; y cuyo significado es el de una primera
experiencia constructiva moderna.

Lo que hasta aquí hemos comentado, enfatiza el Art-Decó como la


estilización, aunque no oficial, pero si con una representatividad del
gran edificio.
Posterior al sismo del 31, el crecimiento de la ciudad se conjuga con la
nueva definición de su antiguo centro, y al mismo tiempo, con la
fundación y definición de nuevos barrios.

En estos nuevos barrios, las estilizaciones y sistemas construidos, se


combinan para dar lugar a fachadas que reproducen los estilos
oficiales. De hecho, en nuestro contexto, el Art-Decó puro no se dio, si
partimos del hecho que estas mismas configuraciones tenían, a su vez,
como fuente, un modelo basado en el Europeo (Estados Unidos, México,
etc.) pero en nuestro contexto si eran modelos de referencia de las
construcciones para urbanizaciones populares. Esta experiencia
constructiva en la fachada de la vivienda popular, había tomado, hasta
esa época, la simpleza del enfoque colonial, y que en si misma
constituían un solo cuerpo con el sistema constructivo colonial (adoble,
taquezal).

Al construirse estos modelos semi-oficiales, las fachadas de las


viviendas van cambiando su fisonomía, a través de la utilización de
materiales complementarios a los acabados. De ahí que en ciudades
asociadas a un desarrollo económico más o menos estable (Jinotepe,
Diriamba, Boaco, Matagalpa, etc.) tome forma un Decó “popular que se
mezcla con la columna adosada, con un capitel traducido. El Art-Decó
se presenta así como una fase transitoria figurativa, que encuentra
también en las fachadas de las viviendas coloniales una forma de
manifestar esa “modernidad” iniciada en 1893 por la Revolución
Liberal.

Notamos entonces que las fases ya decidas y más tangibles de un


racionalismo en nuestro proceso arquitectónico, está íntimamente
ligado a los gestores de ese cambio y para su divulgación fue necesaria
esta etapa transitoria de la que hemos hablado.
E auge constructivo de las ciudades nicaragüenses, coincide con las
nuevas condiciones económicas que colocan al país en su escalafón
más beligerante, con respecto a los mercados extranjeros.

En los años ’50, se inicia un resurgimiento de la Ciudad de Managua,


debido al auge económico del país, y es en estas condiciones cuando se
funda la Oficina de Urbanismo (1954), con un racionalismo pronto a
manifestarse.

Managua, octubre 1992.

NOTAS:

1. Borges, José Fco. “Una Vida a la Orilla de la Historia.


Editorial…Pág. 14
2. Idem.
3. Idem.
4. Ibid… Pág. 16
5. Ibid… Pág. 51
6. Herrera, edgar, “Construcciones Municipales de Nicaragua en los
periodos Neoclásicos y Modernos”. Monografía, Pág. 27
7. Borges, José Fco. ob cit… Pág. 53
8. Idem.
9. Ortega, Giselle. “Managua 1931-1972” Cap. La Ciudad… 1900-31
10. Herrera, edgar. ob cit. Pág. 27
11. Ibid. Pág. 34
12. Risebero, Luis. “Historia Gráfica de la arquitectura
occidental” Ed… Pág..
13. Riserbo, Luis. Ob cit. Pág…
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA

 Alvarez Pubiano (Pablo), “Pedrarias Dávila” Consejo Superior de


Investigaciones Científicas, Madrid, 19944.

 Belt (Thomas), “The Naturalist in Nicaragua” London, Viejo León,


1969.

 Buitrago Matus (Nicolás), “León, la sombra de Pedrarias”,


Managua, recopilados en los archivos de España por el embajador
Don Andrés Vega Bolaños. 17 tomos, Madrid, 1954-1957.

 Coronel Urtecho (José) “Reflexiones sobre la Historia de


Nicaragua”, tres tomos, León, 1962, 1962, 1967.

 Cuadra (Pablo antonio), “El Nicaragüense”, Managua.

 Dockstader (Frederick J.) “arte Indígena de Mesoamérica” Press


Service, New Cork, 1967.

 Fernandez de Oviedo (Gonzalo), “Historia General y Natural de las


Indias”, 1era edición, 1526. Biblioteca de Autores Españoles.
Tomos 116-121, Madrid, 1959.

 Terán (francisco) e INCER (Jaime), “Geografía de Nicaragua”,


Banco Central, Managua, 1964.

También podría gustarte