Clase 2 Gatti Alberto
Clase 2 Gatti Alberto
Clase 2 Gatti Alberto
1. Introducción
Teniendo en cuenta el objetivo recién mencionado, este material se propone retomar las
ideas piagetianas acerca del pensamiento formal, como así también las investigaciones que
permitieron analizar críticamente los aportes de Piaget. Luego, abordaremos el impacto que las
investigaciones en neurociencias han tenido sobre las concepciones del desarrollo cognitivo en
general y sobre el aprendizaje adolescente, en particular.
No obstante, es pertinente presentar aquí el modo en que se hará este recorrido: evitando
las centraciones teóricas que nos desvíen de concebir al sujeto como una unidad biopsicosocial.
Actualmente existen comunidades académicas que cuestionan los aportes de las neurociencias
sobre la comprensión del desarrollo cognitivo. Inclusive esos cuestionamientos incluyen errores
conceptuales que demuestran una falta de conocimiento de aportes básicos de las neurociencias.
Por ejemplo, plantear que los nuevos enfoques neurocientíficos suponen revitalizar posiciona-
mientos innatistas acerca del desarrollo, implica negar que el constructivismo se ha constituido en
un principio de todas las teorías del desarrollo. El descubrimiento de la plasticidad neuronal ha
demostrado que el cerebro también se construye y que el ambiente es decisivo en la
estructuración y organización funcional de dicho órgano. Asimismo, otros cuestionamientos se
dirigen al valor de los estudios de neuroimágenes funcionales. Según Lipina (2016), los medios de
comunicación han favorecido interpretaciones del uso de los estudios de neuroimágenes que han
reavivado la idea frenológica sobre el sistema nervioso. Las imágenes que ofrecen dichos estudios
son construidas por los investigadores a partir de análisis estadísticos y procesos de toma de
decisión. Por ello, adherimos al planteo de Lipina (2016) respecto de la necesidad de
complementar los datos de los estudios de neuroimágenes con la observación de la conducta
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Alberto Gatti. Doctor en Psicología. Lic. y Prof. en Psicopedagogía. Prof. para la Enseñanza Primaria.
www.albertogatti.com.ar
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desde un enfoque ecológico. No obstante, los aspectos mencionados no nos deben llevar a
cuestionar el valor que tienen estos estudios para conocer aspectos de la estructura y funciones
del sistema nervioso.
Habiendo aclarado aspectos del enfoque con que se encarará este material, pasamos a
desarrollar el contenido ya anunciado.
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puede ante todo distinguirse del niño por la presencia de una reflexión que va más allá del
presente. Mientras que el pensamiento del niño no reflexiona sobre sí mismo y opera sobre los
datos de la realidad, el adolescente, urgido por su necesidad de proyectarse, adquiere la
posibilidad intelectual de construir sistemas y formular teorías. Indudablemente esta tendencia
del adolescente está también estrechamente relacionada con su realidad afectiva, es decir, con la
búsqueda de su propia identidad y con su necesidad de proyectarse en la sociedad adulta.
Otro aspecto interesante que señala Piaget (1972) es el denominado egocentrismo propio
del adolescente que se pone de manifiesto en ese mesianismo que se adjudica y le adjudica a sus
teorías respecto del mundo adulto. En este aspecto, el pensamiento del adolescente evoluciona en
el mismo sentido observado en los períodos anteriores: desde una indiferenciación inicial entre el
objeto y las propias actividades hacia una descentración que posibilita una mayor objetividad. En
el caso del adolescente su descentración progresiva le permitiría alcanzar la adultez. Esta
evolución estaría determinada por varios aspectos, en los que habría que señalar el valor de la
expansión social del adolescente y la entrada al mundo del trabajo.
Según Castorina (1984) sería lícito plantearse un interrogante, desde el punto de vista
cognoscitivo: ¿es suficiente el pensamiento hipotético-deductivo para dar cuenta de las teorías del
adolescente sobre el mundo y sobre sí mismo? Es decir, los instrumentos formales de análisis (la
combinatoria, los razonamientos hipotéticos, la reflexión sobre operaciones) siendo una condición
necesaria, ¿son una condición suficiente de las reflexiones de los adolescentes acerca de su
conocimiento? Experiencias realizadas demostrarían que el razonamiento hipotético-deductivo no
es suficiente para explicar las reflexiones epistemológicas de los adolescentes, es decir que el
pensamiento formal sería una condición necesaria pero no suficiente para la aparición de dichas
reflexiones.
Castorina (1984) aborda estos aspectos haciendo referencia a las investigaciones que han
intentado profundizar en el conocimiento de la inteligencia formal. Al respecto, investigaciones
realizadas con sujetos de diferentes grupos sociales y con diversos niveles de escolarización han
mostrado una notable heterogeneidad en las respuestas y especialmente una cantidad
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significativa de sujetos que no respondían a los problemas planteados con esquemas formales de
pensamiento. Según Castorina (1984), el mismo Piaget intentó explicar estas diferencias en el
acceso al nivel formal, analizando posibles explicaciones:
1) Los diversos contextos sociales ofrecerían condiciones diferentes para la construcción del
pensamiento formal. Los ambientes desfavorecidos o empobrecidos en sus posibilidades de
estimulación podrían producir un retardo en la estructuración de los esquemas formales de
pensamiento. Asimismo, podría concebirse lo opuesto, en el sentido de que una situación
favorable aceleraría dicha construcción. Lo que se mantiene como característica general es la
posibilidad de acceso.
2) Esta posibilidad de acceso que tienen todos los sujetos no es independiente de las actividades
que el individuo realiza en forma preponderante, teniendo en cuenta su especialización laboral,
ocupacional o profesional. Según este enfoque, los individuos que practican una actividad
especializada, con menor exigencia de formación escolar, y tienen éxito en ella, piensan
formalmente. Lo característico de su pensamiento es que, dentro del campo de su práctica,
pueden disociar los factores involucrados en una situación problemática, combinarlos en todas sus
posibilidades y razonar de modo hipotético-deductivo. De este modo, podemos concluir que la
adquisición de las estructuras formales no está disociada del campo de intereses del sujeto, y,
sobre todo, de su actividad profesional.
Del análisis de todas estas características del pensamiento formal, Castorina (1984)
concluye que el estadio formal corresponde a una competencia intelectual, a un potencial
combinatorio, potencial que puede llegar a efectivizarse con mayor o menor efectividad según el
planteo de los problemas, el material con que se formulan, la ausencia o no de significación en las
inferencias de la vida cotidiana y los procesos de reflexión involucrados. No obstante, la tendencia
al pensamiento hipotético deductivo es confirmada por los estudios experimentales; es decir que
aun con las dificultades apuntadas se puede identificar al pensamiento formal y diferenciarlo del
concreto, aunque los rendimientos no sean siempre compatibles con la competencia supuesta.
Además, todo lo señalado hasta el momento parece indicar que el pensamiento formal no se
caracterizaría por la generalización inmediata de las estructuras formales a cualquier contenido.
Por último, nos interesa señalar que es necesario tener en cuenta todos estos datos y
explicaciones acerca del pensamiento formal, sobre todo si nos proponemos indagar el nivel
operatorio de un sujeto adolescente o adulto. En efecto, corremos el riesgo de inferir un nivel
estructural que en realidad no está determinado por las reales posibilidades operatorias del sujeto
sino por los límites que ocasiona las características del material presentado por el entrevistador.
Variables como edad, nivel de escolaridad, actividad ocupacional-profesional, preferencias,
familiaridad con el material presentado y motivación frente al mismo son aspectos que no
debemos descuidar en el momento intentar conocer las características operatorias del
pensamiento de un adolescente o adulto (Gatti, 2017)2
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Los lectores interesados en conocer recursos diagnósticos para adolescentes y adultos consultar la
publicación Gatti, A. (2017) Aportes al abordaje psicopedagógico del adolescente y adulto (revisión de la
edición de Psicoteca Editorial de 2017). Disponible en www.albertogatti.com.ar
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4. ¿Innatismo vs. constructivismo? Nuevas perspectivas sobre el desarrollo cognitivo.
La discusión de las teorías del desarrollo cognitivo entre posturas innatistas y construc-
tivistas ha instalado una dicotomía que ha resultado estéril para comprender la complejidad que
supone el desarrollo mental. Según Pozo (1989) es posible distinguir la existencia de dos
tradiciones cognitivas. Una, de naturaleza mecanicista y asociacionista, representada por el
procesamiento de la información. La otra, de carácter organicista y estructuralista, se remonta a la
psicología europea de principios del siglo pasado, cuando autores como Piaget y Vygotsky,
oponían al auge del conductismo en EEUU, una concepción del sujeto humano radicalmente
distinta. Indudablemente, dentro de la tradición cognitiva estructuralista los desarrollos teóricos
de Jean Piaget han sido fundamentales y, como ya se mencionó, han tenido una gran influencia en
la formación de los profesionales de la Psicopedagogía en nuestro país. Tradicionalmente, los
desarrollos de las teorías psicológicas europeas siempre han tenido más impacto en Argentina. Por
ello, la teoría del procesamiento de la información no ha tenido la misma influencia.
1) la idea del “doble sentido” del desarrollo y el aprendizaje. Según la autora, asistimos a un
proceso gradual de procedimentalización que hace que determinados conocimientos se
automaticen progresivamente. Pero, por otra parte, el desarrollo también implica un
proceso de “explicitación” y accesibilidad cada vez mayor del conocimiento. En este
sentido, se logra representar explícitamente la información implícita de las representa-
ciones en las que se apoya la estructura de la conducta. Un buen ejemplo de este doble
sentido del desarrollo lo podemos observar en la capacidad de leer un texto. La
representación explícita que logra hacer el niño de los sonidos de la lengua oral es la que
le permite desarrollar la conciencia fonológica necesaria para adquirir las reglas de
conversión fonema-grafema. No obstante, la procedimentalización ya mencionada es la
que posibilita que dicha destreza se automatice para lograr la lectura fluente y permitir
que los recursos cognitivos se orienten a la comprensión del texto. En este sentido, la idea
de “doble sentido” es clave para entender el desarrollo de funciones cognitivas complejas
como la lectura o el razonamiento matemático.
2) La otra idea clave de la teoría es la de “modularización” como proceso y no como punto de
partida. Karmiloff-Smith admite la existencia de una dotación innata pero sólo como
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predisposiciones que orientan la conducta en el desarrollo temprano pero, la plasticidad
neuronal característica del cerebro, permite al ambiente intervenir de manera decisiva.
Esta idea instala una mirada sobre el desarrollo cognitivo muy diferente a la teoría
psicogenética. Piaget concibe estadios que suponen un avance estructural que se irradia
sobre todos los dominios de conocimiento (estructuración del espacio representativo,
comprensión de las propiedades físicas, desarrollo de las estructuras lógicas, etc.). Para
Karmiloff-Smith (1994), la inteligencia no se desarrolla de modo homogéneo en todas sus
manifestaciones.
La psicología evolutiva nos permite conocer el particular recorrido que transita todo joven
a lo largo de la adolescencia. Si partimos del supuesto de que todo sujeto es una unidad biopsico-
social, podemos abordar el estudio de las variables contextuales, psicológicas y orgánicas que
condicionan el desarrollo adolescente. Atendiendo a la temática del presente trabajo, nos
focalizaremos en los nuevos aportes de las neurociencias acerca del desarrollo neuropsicológico
del adolescente.
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con cambios que se extienden hasta los 30 años. La corteza pre-frontal dorsolateral es la
que se mieliniza más tarde.
• La aparición de una capacidad cognitiva se relaciona con nuevas y abundantes conexiones
sinápticas, pero el desarrollo y complejidad de esa capacidad se vincula con la
estabilización sináptica que supone la eliminación de las conexiones que compiten en el
circuito y el reforzamiento que aumenta la eficiencia y complejidad del procesamiento
cognitivo. Esto da lugar al fenómeno que se explica seguidamente.
• PARCELACIÓN. En las tareas que ponen en juego el lóbulo frontal se produce con la edad
una reducción de las áreas que se activan, así como de los grupos neuronales en cada
área. Esto determina, a partir de la juventud, una mayor actividad focal que incrementa la
velocidad y eficiencia requiriendo menos recursos neuronales, metabólicos y de
procesamiento. Este descubrimiento ofrece un soporte neurobiológico a la idea de
modularidad como punto de llegada del desarrollo que plantea Karmiloff-Smith.
Los aspectos antes mencionados ponen foco en las funciones ejecutivas porque las
mismas están asociadas al área cerebral que tiene un evidente desarrollo y organización durante la
adolescencia. No existe una función ejecutiva unitaria, sino diferentes procesos que convergen en
un concepto más general. Las funciones ejecutivas participan en el control, regulación y
planificación eficiente de la conducta, pues permiten que los sujetos se involucren con éxito en
conductas independientes, productivas y útiles para sí mismos. Los procesos de programación,
regulación y control que permiten planificar, organizar y controlar la conducta humana más
compleja (control y programación motriz, control de la atención y la memoria, cognición social,
metacognición, etc.) son adjudicados por la neuropsicología a los lóbulos frontales. El siguiente
cuadro sistematiza el desarrollo de las funciones ejecutivas (Flores Lázaro y Ostrosky, 2012).
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Una mención aparte merece el desarrollo de la fluidez verbal. Estamos asistiendo a la
aparición de nuevos paradigmas comunicacionales. La omnipresencia de la imagen (foto, video) va
acompañada de intercambios personales mediatizados por instrumentos tecnológicos. Sabemos
que el lenguaje oral se desarrolla interactuando en una comunidad de hablantes. Es probable que
los nuevos modos de comunicación, menos mediados por la oralidad, incidan en el desarrollo del
lenguaje. No obstante, debemos señalar que es posible que dicho desarrollo incida también sobre
los modos de pensar. En efecto, fue Vigostky (1995, 1986) quien señaló que el lenguaje no solo
tiene una función comunicativa pues, al interiorizarse, se transforma en un instrumento del
pensamiento. Por lo tanto, es posible pensar que la calidad de ese lenguaje interior condicionará
las funciones del pensamiento: regular la acción, formular el conocimiento de las diferentes áreas
de conocimiento, promover los razonamientos que surgen en el proceso de logro de metas,
formular las autoevaluaciones que hace el sujeto cuando monitorea el efecto de sus acciones o
analiza la de los otros, formular las hipótesis y anticipar mentalmente el recorrido que permitirá
confirmarla o refutarla, argumentar una opinión o contra-argumentar la de otros, entre otras.
Obviamente, las propuestas didácticas orientadas a desplegar todos estos procesos requieren
reformular el rol docente centrado en la exposición de contenidos.
6. Referencias bibliográficas
Flores Lázaro J.C. y Ostrosky F. (2012). Desarrollo neuropsicológico de lóbulos frontales y funciones
ejecutivas. México: Editorial El Manual Moderno.
Gardner, H. (1987). Estructuras de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples. México: Fondo
de Cultura Económica.
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Gutiérrez Martínez, F. (2004). Teorías del Desarrollo Cognitivo. Madrid: Editorial McGrow Hill.
Piaget, J. (1972.) De la lógica del niño a la lógica del adolescente. Buenos Aires: Editorial Paidós.
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