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Analisis de Propuesta

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Maldonado Reyes Román Eduardo

Teoría de la crítica literaria


Grupo: 1351

Propuesta de análisis de ¡Malpocado! de Ramón del Valle-Inclán, desde el


método de la interacción texto-lector de Wolfgang Iser
Introducción

A partir del modelo de la interacción texto-lector propuesto por Wolfgang Iser, se


propondrá, de manera sustancial, el posible uso de este método para el análisis del
cuento ¡Malpocado! de Ramón del Valle-Inclán, puesto que, el motivo recurrente en
la obra completa de este autor es el misterio y que, de manera superficial, pareciese
que se aúna fácilmente al modelo de análisis antes mencionado.

Desarrollo

Wolfgang Iser, en una primera instancia, nos dice que la realización del texto se da
desde la lectura, pues es la interacción que se da entre la estructura de la obra y el
receptor, lo que añade dinamismo al texto.

La obra, en este caso, contará con dos polos que delimitarán su estudio, el
polo artístico, siendo el texto del autor; y el polo estético, siendo la realización que
hace el lector del texto.

La interacción entre el texto-lector se da a partir de la interpretativa que se


gesta desde la visión del texto e inevitablemente, una imagen del lector. Esto
presentará un gran problema debido a que, como lectores, nunca podremos saber
si nuestras opiniones son exactas o no y, si sí lo son, qué tan exactas son. Además
de estar influido por el contexto del autor y su obra. Aquí tomaré como ejemplo el
texto ¡Malpocado! de Ramón del Valle-Inclán, ya que, si al realizar el ejercicio de
lectura lo relacionamos con el contexto del autor y de la obra, nos generaremos una
imagen del texto. Esta imagen estará sumamente influenciada, quizás, por el
contexto histórico-social en el que se gestó la obra, así como la biografía del autor,
pero que, no será del todo correcta por estos huecos que aparecen cuando
suponemos algo del texto y no tenemos certidumbre alguna de saber si están en lo
correcto estas suposiciones. Por ejemplo, sabemos que en ¡Malpocado!, Ramón del
Valle-Inclán nos cuenta la historia de un niño y su abuela que esta siendo llevado
por ella para que consiga amo, pues su condición social sólo les permite eso, es de
ahí la relación con el título y, que a su vez, se relaciona con el contexto literario de
la época donde se gestó el cuento, es decir, Ramón del Valle-Inclán quiere realzar
en su obra el retorno a los espacios rurales y la España real y miserable, suponiendo
que estamos en lo correcto como lectores respecto a lo que quiso decir el autor.

Cuando estamos realizando la lectura, nosotros como lectores no tenemos


control de ello, pues es el mismo texto que, a partir de sus recursos y estructura,
nos mantiene al margen de lo que quiere decir. Por lo que, cuando nos encontramos
con huecos dentro de los diálogos o escenas, nosotros como lectores suplimos
estos huecos o blancos con nuestras propias proyecciones de lo que el texto nos
está diciendo. Otro ejemplo claro de esto está en los primeros diálogos del cuento,
cuando la abuela le dice al niño qué tiene que hacer después de que alguien lo
recoja y lo mantenga, esto lo suponemos desde nuestra experiencia porque en
ningún momento previo al dialogo se nos dice en el texto, el motivo por el cual el
niño y la abuela están caminando juntos.

En el momento en el que estamos realizando la lectura y el texto nos va


presentando estos huecos o blancos, son estos blancos los que impulsan al lector
a realizar acciones sobre la lectura del texto, pero estas acciones, a su vez, están
siendo controladas por todo lo que se ha revelado anteriormente en el texto. Cuando
se nos presentan estos blancos dentro del texto, es con el fin de generar en el lector
ideas desde la perspectiva que el texto quiere presentar. Esto se puede ver en
¡Malpocado!, cada vez que la abuela y el niño llegaban a un lugar y se detenían
para dialogar con alguien el motivo de su viaje. El mismo texto nos va presentando
acciones con cierto ritmo para que, en el momento en el que nos detengamos en
una acción, vayamos especulando la siguiente acción que se nos presentará. Es
aquí, donde los blancos tomaran una de varías formas definidas en cuanto a su
función, ya que, los blancos serán quienes se encarguen de dejar abierta las
conexiones dentro de la perspectiva del texto, para que nosotros como lectores las
coordinemos. Al mismo tiempo, el blanco hará que aparezca la negación, quien se
encargará de invocar elementos familiares o determinados, para que después sean
descartados, es decir, para que tomemos una posición en relación con el texto. Es
así como los blancos y las negaciones le darán estructura al texto y permitirán que
esta estructura controle la interacción entre texto-lector.

Los blancos también nos indicaran la conexiones que se dan entre


segmentos y estructuras, aun cuando el texto no nos los diga. Presentará
yuxtaposiciones en la estructura del texto, quebrando el supuesto orden del texto.
Esto podría verse, como ya se había dicho antes, en todas las ocasiones en la que
la abuela y el niño se detienen para dialogar con alguien más acerca del motivo de
su viaje.

Los segmentos se determinarán a partir de la existencia de otro segmento


previo, que llevará al segmento actual a cancelar el segmento anterior de manera
consecutiva a lo largo del texto. Entonces los blancos ejercerán un control sobre las
operaciones dentro de un campo referencial de punto de vista dado por los
segmentos. Es decir, el blanco hará posible la organización de los campos de
referencia que están compuestos por segmentos textuales interactuantes o que
interactúan entre sí.

Cuando los segmentos se establecen y su relación entre ellos se define, es


cuando se forma el campo referencial. Al agrupar los segmentos dentro de campos
referenciales, haremos que el punto de vista se desplace entre los segmentos de la
perspectiva y, cuando esto suceda, el segmento que se esté enfocando por el punto
de vista, pasará a ser tema. El tema, a su vez, se convertirá en el fondo donde el
próximo segmento se realizará o actualizará. Cuando un segmento se convierte en
tema, el tema que le precede pierde su valor temático y pasa a ser algo marginal
dentro del punto de vista o vacío. Estos vacíos facilitan al lector la ayuda necesaria
para poder enfocar un nuevo segmento temático o tema. Los vacíos también nos
ayudaran a la construcción del objeto estético, pues condicionan la visión o punto
de vista del lector respecto a temas precedentes.

Conclusión

Entonces, como propuesta de análisis, podríamos decir que, a través del


reconocimiento de los blancos, las negaciones y los vacíos que se presentan dentro
del cuento ¡Malpocado! de Ramón del Valle-Inclán, podremos facilitar y motivar, de
buena manera, el quehacer de la lectura, pues estos recursos mantienen el
dinamismo o movimiento presente en todo el texto, haciendo que el lector no pierda
tan fácilmente el interés por continuar y tratar, a partir de proyecciones y
suposiciones, el hilo conductor dado por los segmentos del texto. También el lector
se puede llegar a ayudar si es que conoce el contexto histórico-social donde se
gestó el texto o la biografía del personaje, pero esto no tendrá total validez porque
el lector siempre será ajeno a la experiencia del autor y, por consiguiente, nunca
sabrá lo que el autor en realidad quiso decir.

Bibliografía

Iser, Wolfgang. “La interacción texto-lector: algunos ejemplos hispánicos”. En busca


del texto. Teoría de la recepción literaria. Tr. Sandra Franco y otros. Comp. Dietrich
Rall. México: UNAM, 2008. 351-364.

Del Valle-Inclán, Ramón. “¡Malpocado!”. Florilegio de cuentos. Comp. Carlos


González Peña. México: Editorial Patria, 1967. 27-31.

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