Unesco Un Water
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No dejar
a nadie
atrás
Resumen ejecutivo
agua y
saneamiento
Estudios globales de costes y beneficios han demostrado que los servicios de agua, saneamiento e higiene
(WASH) proporcionan buenos beneficios sociales y económicos en comparación con sus costes, con una
relación global media entre costes y beneficios del 5,5 para el saneamiento mejorado y del 2,0 para el agua
potable mejorada. Es probable que los beneficios de los servicios de agua, saneamiento e higiene mejorados
para los grupos vulnerables cambien el equilibrio de cualquier análisis de costes y beneficios que tenga en
cuenta los cambios en la autopercepción del estatus social y la dignidad de dichos grupos.
Es preciso tomar precauciones para diferenciar claramente entre “derechos de agua” y los derechos humanos
al agua y al saneamiento. Los derechos de agua, que normalmente están regulados por leyes nacionales,
se le confieren a un individuo u organización mediante derechos de propiedad o derechos sobre la tierra, o
mediante un acuerdo negociado entre el estado y los propietarios de tierras. Tales derechos son a menudo
temporales y pueden ser retirados. Los derechos humanos al agua y al saneamiento no son temporales ni están
2 sujetos a la aprobación del estado, y no pueden retirarse.
Mujer en un campo de desplazados por las inundaciones en Pakistán. © UNHCR/S. Phelps, www.flickr.com, (CC BY-NC-SA 2.0)
Las mujeres y las niñas suelen experimentar discriminación y desigualdades con regularidad a la hora
de disfrutar de sus derechos humanos al agua potable y al saneamiento en muchas partes del mundo.
Las minorías étnicas y de otro tipo, incluidos los pueblos indígenas, los migrantes y los refugiados, las
personas de determinada ascendencia (por ej. las castas), son a menudo objeto de discriminación, al igual
que las minorías religiosas y lingüísticas. La discapacidad, la edad y el estado de salud también pueden ser
factores determinantes, ya que las personas con deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales
están representadas de manera desproporcionada entre quienes carecen de acceso al agua potable y al
saneamiento. Las diferencias en cuanto a propiedad, posesiones, residencia y estatus económico y social
también pueden conducir a la discriminación.
Esta no es una lista necesariamente exhaustiva de los grupos o individuos desfavorecidos específicos en
situaciones vulnerables, y es importante tener en cuenta que algunas personas pueden sufrir múltiples
formas de discriminación (interseccionalidad).
La accesibilidad del agua se refiere a la forma en que el agua se suministra u obtiene físicamente. El agua
suministrada mediante tuberías es el método más barato para abastecer de agua a las áreas densamente
pobladas. Donde no se dispone de redes de tuberías, la gente depende principalmente de pozos o sistemas
de suministro de agua comunitarios (como por ejemplo el suministro de agua a través de quioscos y
expendedores o camiones cisterna). En este último caso, a menudo pagan precios varias veces más altos por
un agua de calidad inferior, lo que acentúa aún más las desigualdades entre los ricos y los desfavorecidos.
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El tratamiento del agua tiene que ver con los procesos utilizados para purificar, desinfectar y proteger el agua
contra la recontaminación. Los métodos más corrientes de tratamiento del agua dependen de que la energía
(normalmente la electricidad) esté disponible 24 horas al día, lo que sucede raramente en la mayoría de los
países en desarrollo. También hay soluciones de baja tecnología y basadas en la naturaleza, pero no suelen
aplicarse a gran escala.
INFORME DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DESARROLLO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN EL MUNDO 2019 | RESUMEN EJECUTIVO
Por lo general, el saneamiento comprende instalaciones dentro o fuera del sitio para la recolección, el
transporte, el tratamiento y la eliminación de los desechos, a la vez que garantiza el mantenimiento de unas
condiciones higiénicas. Los sistemas de recolección suelen hacer referencia a un sistema de inodoro. El
transporte en el contexto de la infraestructura gris típica se refiere a un sistema de alcantarillado subterráneo
mediante albañales, aunque en algunos casos los desechos se transportan en camiones, y el tratamiento
— cuando está disponible — suele consistir en plantas de tratamiento de residuos centralizadas o sistemas
localizados (por ejemplo, tanques sépticos). La eliminación de los productos finales suele dividirse en
desechos líquidos y sólidos que pueden eliminarse de manera segura en el medio ambiente o, si no, se
recogen en instalaciones de residuos peligrosos para destruirlos en una incineradora.
Los peligros naturales relacionados con el agua, como las inundaciones y las sequías, pueden perjudicar a las
infraestructuras de suministro de agua y saneamiento, impidiendo el abastecimiento a millones de personas.
Dimensiones sociales
Los factores sociales y culturales que impulsan la exclusión y la discriminación deben tenerse en cuenta
a la hora de esforzarse por cumplir los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, así como por
alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6.
Puede producirse discriminación de varias maneras y por distintos motivos. La discriminación directa tiene
lugar cuando se discrimina a los individuos en las leyes, las políticas y las prácticas que intencionadamente
excluyen a las personas de la prestación de un servicio o de la igualdad de tratamiento. La discriminación
indirecta se da cuando las leyes, los reglamentos, las políticas o las prácticas parecen neutrales a simple vista,
pero en la práctica tienen un efecto de exclusión del suministro de servicios básicos.
El suministro básico de agua potable segura e instalaciones de saneamiento en el hogar y el lugar de trabajo
mejora la salud y la productividad de la mano de obra. Proporcionar instalaciones similares en las escuelas
mejora los resultados de la educación al reducir el absentismo, en particular entre las adolescentes.
Se observan niveles comparativamente inferiores de acceso al agua y a los servicios de saneamiento entre
las minorías étnicas y los pueblos indígenas. La valoración de los conocimientos tradicionales a través del
reconocimiento de la administración de la tierra y el agua de los pueblos indígenas apoya la inclusión y el
cumplimiento de los derechos humanos.
Buena gobernanza
Tener estructuras institucionales inclusivas para el diálogo y la cooperación de múltiples partes interesadas
es esencial para garantizar un acceso equitativo a unos servicios sostenibles de abastecimiento de agua y
saneamiento.
El gobierno por sí solo no siempre puede asumir la plena responsabilidad de “proporcionarles” el suministro
de agua y servicios de saneamiento a todos los ciudadanos, especialmente en entornos de bajos ingresos.
Cuando el papel de los gobiernos está orientado a establecer políticas y reglamentos, la prestación real de
servicios se les encomienda a actores no estatales o departamentos independientes. Unos mecanismos
contables que funcionan ayudan a las instituciones con capacidad suficiente a cumplir con sus mandatos de
monitorear y hacer cumplir las obligaciones de los proveedores de servicios.
Crear coherencia entre los distintos niveles institucionales es esencial para garantizar que las políticas
cumplan con sus objetivos. En el contexto actual de gobernanza multinivel, el papel de las organizaciones no
gubernamentales (ONG) a la hora de expresar las opiniones de la sociedad civil y promover la participación
activa del público se ha vuelto cada vez más influyente en la formulación de las políticas. Las grandes
empresas también pueden tener una gran influencia en la formulación de políticas, así como en los
4 resultados de las mismas.
Mujeres autóctonos en Brasil. © Filipefrazao/iStock/Getty Images
Las medidas “a favor de los pobres” son mucho más comunes en las
proclamaciones de las políticas que en los mecanismos para rastrear Tener estructuras
o monitorizar la prestación de servicios. La implementación de
institucionales inclusivas
medidas a favor de los pobres también puede verse obstaculizada por
el hecho de no aplicar medidas financieras orientadas a reducir las para el diálogo y la
desigualdades en los servicios de agua. Las políticas excesivamente cooperación de múltiples
ambiciosas con objetivos poco realistas pueden llevar a un desajuste partes interesadas es esencial
entre las responsabilidades y los recursos disponibles para las
entidades responsables. La corrupción, el exceso de regulación
para garantizar un acceso
y/o la rígida conformidad con las reglas formales, que tienden a equitativo a unos servicios
coincidir con la inercia burocrática, pueden incrementar los costes sostenibles de abastecimiento
de transacción, desalentar las inversiones y potencialmente hacer de agua y saneamiento
descarrilar o entorpecer las reformas de la gestión del agua.
El enfoque basado en los derechos humanos aboga por los estándares, principios y criterios fundamentales
de los marcos de los derechos humanos. Estos incluyen la no discriminación y la participación activa, libre y
significativa, así como la representación de y para las personas en situaciones de desventaja o vulnerabilidad.
La buena gobernanza está relacionada con sistemas que poseen cualidades de responsabilidad, transparencia,
legitimidad, participación pública, justicia y eficiencia, y por lo tanto se superpone con los principios del enfoque
basado en los derechos humanos. El buen gobierno del agua comprende medidas y mecanismos que fomentan la
puesta en práctica de políticas efectivas, junto con sanciones contra la mala gestión, los actos ilegales y los abusos
de poder. Responsabilizar a quienes toman las decisiones requiere capacidad, buena disposición y preparación
de los titulares de derechos (o sus representantes) para examinar a fondo las acciones y la ausencia de las
mismas. Esto, a su vez, se basa en la transparencia, la integridad y el acceso a la información.
Dimensiones económicas
Las personas vulnerables y desfavorecidas, que normalmente no están conectadas a las redes de tuberías,
sufren de manera desproporcionada de un acceso inadecuado a los servicios de agua potable y saneamiento, y a
menudo pagan más por sus servicios de abastecimiento de agua que sus homólogos conectados.
El derecho humano al agua y al saneamiento impone a los estados y empresas de servicios públicos la obligación
de regular el pago de los servicios y garantizar que todos los miembros de la población tengan acceso a los
servicios básicos. Garantizar que el agua sea asequible para todos requiere recomendaciones políticas adaptadas
a grupos diana específicos. 5
El gasto en agua potable y saneamiento suele incluir grandes inversiones de capital, poco frecuentes, que
incluyen el coste de la infraestructura y las conexiones, así como el gasto recurrente en explotación y
mantenimiento. Una forma de hacer que resulte más asequible consiste en reducir los costes de suministro
del servicio. La innovación tecnológica y la difusión, la mejora de la gestión a través del buen gobierno y
el aumento de las prácticas transparentes, así como la implementación de actuaciones rentables, pueden
INFORME DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DESARROLLO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN EL MUNDO 2019 | RESUMEN EJECUTIVO
Incluso con una mayor eficiencia, es probable que los subsidios sigan siendo importantes para lograr una
cobertura universal. Dado que la mayoría de las veces los subsidios están ligados a los gastos de capital, y
estos en la mayoría de los casos están centrados en comunidades relativamente acomodadas, quienes no son
pobres han sido a menudo los beneficiarios de subsidios que estaban destinados a los pobres. Los servicios
de saneamiento pueden ser candidatos más naturales a los subsidios que los servicios de suministro de agua,
ya que la voluntad de pagar por dichos servicios suele ser inferior y los beneficios sociales son más amplios
y mayores. Los subsidios que fomentan una mayor participación de la comunidad empoderan a los grupos
vulnerables para que asignen recursos a sus propias prioridades.
Fijar las tarifas, idealmente la principal fuente de financiación de la prestación de servicios, requiere un
equilibrio entre varios objetivos clave: recuperación de costes, eficiencia económica, equidad y asequibilidad.
Diseñar estructuras tarifarias es complejo, precisamente porque estos cuatro objetivos entran en conflicto
y es inevitable tener que buscar soluciones intermedias. Los servicios de agua, saneamiento e higiene se
diferencian de muchos otros en que están considerados como un derecho básico y deben proporcionárseles
a las personas sin importar el coste o si pueden pagarlo. Si hay que canalizar los subsidios a través de las
tarifas del agua para alcanzar los objetivos de asequibilidad y equidad, entonces los vales o la distribución de
efectivo podrían ser una solución mejor que una tarifa escalonada en bloques.
Los grandes proveedores de servicios de agua, saneamiento e higiene pueden usar financiación comercial
y apoyar indirectamente a los grupos vulnerables a través de subvenciones cruzadas. Cuando es así, los
mecanismos de fijación de precios podrían permitir las subvenciones cruzadas entre grupos de población,
utilizando una tarifa volumétrica uniforme con un reembolso. Idealmente, el nivel de tarifa pagado por los
clientes que no reciben el reembolso debe ser lo suficientemente alto como para reembolsar el principal y
los intereses a condiciones de mercado. En algunos casos, otras fuentes de financiación, como los ingresos
fiscales nacionales, las ayudas y la financiación privada pueden complementar los ingresos procedentes
de las tarifas. Formas de financiación mixtas precisarán combinaciones potencialmente complejas de
financiación para el desarrollo, financiación particular y subsidios gubernamentales para garantizar que se
alcance a todos los grupos diana.
Garantizar que el
Entornos urbanos agua sea asequible
para todos requiere
Existe una desigualdad sustancial entre los hogares de los barrios recomendaciones
marginales y los de los barrios no marginales en el acceso a las
instalaciones de agua y saneamiento. Los más ricos disfrutan a menudo políticas adaptadas a
de altos niveles de servicio a bajo coste, mientras que los pobres pagan grupos diana específicos
un precio mucho más alto por un servicio de calidad parecida o inferior.
A menudo las áreas periurbanas no están incluidas en los planes de suministro cuando los residentes no
pagan impuestos, o si sus acuerdos de alquiler de viviendas forman parte de la economía informal. Como
resultado de ello, muchos de los individuos más pobres y desfavorecidos del mundo no están reconocidos o
considerados como parte del sistema formal, y lo que es más importante, tienen dificultades para acceder a
los servicios básicos, porque no tienen una dirección física y por tanto permanecen “ocultos” o “perdidos” en
las estadísticas agregadas.
Los enfoques clásicos del saneamiento y la gestión de aguas residuales en las áreas urbanas tienden a
favorecer la recogida y el tratamiento centralizados a gran escala que hacen posibles las economías de escala.
La densidad de población en las áreas periurbanas puede ser demasiado baja para justificar el coste de las
conexiones domésticas, y no lo suficientemente alta como para permitir sistemas diseñados de manera
convencional. Abastecer a grupos de hogares (en lugar de a hogares aislados) en áreas periurbanas y grandes
aldeas de bajos ingresos, podría reducir los costes de inversión y al mismo tiempo permitir un buen nivel de
servicio para los más pobres.
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Agricultores en un arrozal en Tailandia. © Paninda Wijitpanya/iStock/Getty Images
La pobreza rural
Más del 80% de todas las fincas del mundo son granjas familiares de menos de 2 hectáreas. Los pequeños
agricultores familiares constituyen la columna vertebral de los suministros nacionales de alimentos,
aportando más de la mitad de la producción agrícola en muchos países. Sin embargo, es en las zonas rurales
donde la pobreza, el hambre y la inseguridad alimentaria son más predominantes.
Las infraestructuras de agua siguen siendo sumamente escasas en las áreas rurales pobres, y por tanto son
insuficientes para garantizar una cobertura completa de agua y saneamiento para millones de hombres
y mujeres en las zonas rurales. Además, la capacidad institucional, incluida la movilización de recursos
nacionales y las asignaciones presupuestarias — tanto a nivel nacional como subnacional — ha sido
insuficiente para satisfacer las necesidades de mantenimiento de la infraestructura de agua instalada.
La gestión del agua para los pequeños agricultores familiares debe tener en cuenta tanto la agricultura de
secano como la de regadío. Aproximadamente el 80% de las tierras de cultivo mundiales son de secano, y
el 60% de los alimentos del mundo se producen en tierras de secano. La irrigación suplementaria en los
sistemas agrícolas de secano no solo puede garantizar la supervivencia de los cultivos, sino también duplicar
o incluso triplicar los rendimientos por hectárea de cultivos como el trigo, el sorgo y el maíz.
Garantizar el acceso seguro e igualitario al agua en las áreas rurales y al mismo tiempo ofrecer oportunidades
para futuras inversiones en agua requiere un mayor reconocimiento de las necesidades de los regantes a
pequeña escala relacionadas con el agua en el contexto de su aportación a la seguridad alimentaria nacional.
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Las asignaciones de agua a los usuarios a gran escala, ya sea para riego u otros fines, no deben efectuarse a
expensas de las legítimas necesidades de los pequeños agricultores, independientemente de su capacidad para
demostrar derechos de uso del agua oficialmente certificados.
El mundo ha sido testigo de los más altos niveles de desplazamientos humanos registrados jamás. Los conflictos
armados, las persecuciones y el cambio climático, junto con la pobreza, las desigualdades, el aumento de
población urbana, la gestión deficiente del uso de la tierra y una gobernanza débil aumentan el riesgo de
desplazamiento y sus impactos.
Lejos de casa, los refugiados y las personas desplazadas internamente se enfrentan a menudo a obstáculos para
acceder a los servicios básicos de suministro de agua y saneamiento. Casi una cuarta parte de estas personas
desplazadas viven en campamentos, pero una abrumadora mayoría se encuentra en ciudades, pueblos y aldeas.
Estos refugiados, solicitantes de asilo, desplazados internos y apátridas a menudo no son reconocidos por el
gobierno local o nacional, y por lo tanto están excluidos de las agendas de desarrollo.
El desplazamiento masivo somete a presión a los recursos hídricos y servicios relacionados con los mismos,
incluyendo el saneamiento y la higiene, en los puntos de transición y destino, dando lugar a posibles
desigualdades entre las poblaciones existentes y los recién llegados. Los gobiernos anfitriones a menudo
se niegan a aceptar que la situación de desplazamiento puede prolongarse, e insisten en que los refugiados/
desplazados internos permanezcan en campos con instalaciones “temporales” o “comunes” con un nivel de
servicio inferior al de la comunidad de acogida que les rodea. También puede darse la situación inversa, en que
los refugiados reciben servicios de agua, saneamiento e higiene de mayor calidad que las comunidades cercanas.
Los estados tienen la responsabilidad de garantizar que a todos los refugiados/desplazados se les otorguen los
derechos de agua y saneamiento adecuados, sin importar su residencia legal, nacionalidad u otras clasificaciones
que puedan servir de impedimento. Como todos los individuos, los refugiados/desplazados deben tener acceso a
la información y la oportunidad de participar en los procesos de toma de decisiones que afecten a sus derechos.
Se anima a los estados a evitar las políticas de “campamento” para los refugiados/desplazados, ya que pueden
conducir a la marginación (directamente relacionada con el estatus jurídico y el “derecho al trabajo” o la
“libertad de movimiento”), que puede exacerbar la competencia por los recursos con las comunidades de acogida
y dificultar el acceso de los refugiados/desplazados a los mercados del trabajo. En cambio, se anima a los estados
a que persigan políticas para la inclusión de los refugiados/desplazados en las comunidades urbanas y rurales
existentes.
Perspectivas regionales
La región árabe
La escasez de agua por persona en la región árabe seguirá aumentando debido al crecimiento demográfico y
el cambio climático. El desafío de garantizar el acceso a los servicios de agua a todo el mundo en condiciones
de escasez de agua se ve agravado en situaciones de conflicto en que la infraestructura de agua ha sido dañada,
destruida y blanco de destrucción.
Una gran proporción de refugiados tiende a permanecer en situaciones que se prolongan durante décadas.
La asistencia humanitaria cada vez está más interrelacionada con el trabajo de desarrollo destinado a
proporcionar más instalaciones permanentes de suministro de agua y saneamiento en los campos de refugiados
y asentamientos informales. A veces, esto ha provocado conflictos y tensiones con las comunidades de acogida,
especialmente si las partes no tienen igual acceso a los servicios de agua. En los últimos años se le ha prestado
mayor atención a este problema, y los gobiernos, donantes y agencias humanitarias han reconocido que no dejar
que nadie se quede atrás significa servir a los refugiados y desplazados así como a las comunidades de acogida.
Asia y el Pacifico
En 2016, 29 de los 48 países de la región fueron calificados como inseguros desde el punto de vista del agua debido
a la escasa disponibilidad de agua y a la extracción de cantidades insostenibles de aguas subterráneas. La escasez
de agua se ve agravada por los efectos del cambio climático. Los desastres naturales son cada vez más frecuentes
e intensos, y el riesgo de desastres está superando la capacidad de recuperación. Todo esto tiene un gran impacto
en el suministro de servicios de agua, saneamiento e higiene en áreas afectadas por desastres, debido a la
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Refugiados en el campo de Zaatari, Jordania. © UNHCR/B. Sokol, www.flickr.com, (CC BY-NC-SA 2.0)
infraestructura dañada de agua y saneamiento y a los problemas de calidad del agua. También es un desafío
importante suministrar servicios adecuados de agua y saneamiento a las áreas que reciben a personas
desplazadas procedentes de las áreas azotadas por los desastres.
Los desastres causan pérdidas desproporcionadamente mayores en los países y personas más pobres, ya
que estos a menudo carecen de la resiliencia y la capacidad de mitigar el impacto de los desastres. También
ocurre que los desastres tienen impactos en el producto interior bruto (PIB), los índices de matriculación
escolar, el gasto per cápita en salud, y también pueden provocar que los casi pobres — los que viven con entre
1,90 dólares y 3,30 dólares al día - caigan en la pobreza extrema.
Por tanto, hay que luchar contra las desigualdades en el acceso en tres frentes: reduciendo las disparidades
geográficas, abordando las barreras específicas a las que se enfrentan los grupos marginados y las personas
que viven en situaciones de vulnerabilidad y reduciendo los problemas de asequibilidad.
Las personas que viven en las áreas rurales representan alrededor del 60% de la población total del África
Subsahariana, y muchas de ellas viven en la pobreza. En 2015, tres de cada cinco habitantes rurales de la
región tenían acceso por lo menos a un suministro básico de agua, y solo uno de cada cinco tenía acceso al
menos al saneamiento básico. Aproximadamente el 10% de la población todavía bebía agua de superficie sin
tratar, y muchas personas pobres de las áreas rurales, especialmente mujeres y niñas, pasaban una cantidad
de tiempo considerable yendo a buscar agua.
Más de la mitad del crecimiento demográfico previsto para 2050 tendrá lugar en África (más de 1.300
millones de los 2.200 millones a nivel mundial). Sin embargo, proporcionarle acceso a los servicios de
agua, saneamiento e higiene a esta población creciente no supone el único desafío para África, ya que la
demanda de energía, alimentos, empleos, atención médica y educación también va a aumentar. El aumento
de población se da especialmente en las áreas urbanas, y sin una planificación adecuada, podría conducir a
un aumento radical de los barrios marginales. Aunque los países hayan ido mejorando constantemente las
condiciones de vida en los barrios marginales entre los años 2000 y 2015, el índice de construcción de nuevas
viviendas quedó muy por detrás de la tasa de crecimiento de la población urbana.
La insuficiencia de fondos y la falta de mecanismos eficientes de financiación han creado una barrera
que impide alcanzar los objetivos de servicios de agua, saneamiento e higiene a los grupos desfavorecidos
y marginados. Una cierta proporción de la brecha de inversión podría colmarse gracias a una mayor
eficiencia del sistema, que ya utiliza los medios de financiación a disposición de forma más eficiente y puede
reducir significativamente los costes generales. Sin embargo, las subvenciones específicas para los grupos
vulnerables y las estructuras tarifarias equitativas seguirán siendo una fuente importante de financiación y
recuperación de costes. El apoyo de la comunidad internacional de donantes seguirá siendo fundamental en
el mundo en desarrollo, pero no puede ser la principal fuente de financiación. La ayuda oficial al desarrollo
(AOD) resulta especialmente útil a la hora de movilizar inversiones de otras fuentes, como la financiación
comercial y mixta, incluso del sector privado. Sin embargo, les corresponderá a los gobiernos nacionales
aumentar drásticamente los importes de los fondos públicos disponibles para la expansión de los servicios de
agua, saneamiento e higiene.
Sin embargo, aumentar la cantidad de fondos e inversiones por sí solo no garantiza necesariamente que
los servicios de agua, saneamiento e higiene vayan a llegar a todos los más desfavorecidos. Por lo tanto, las
subvenciones deben diseñarse de manera apropiada, transparente y específica, y las estructuras tarifarias
tienen que diseñarse y aplicarse con los objetivos de lograr la equidad, la asequibilidad y un nivel apropiado
de servicio para cada grupo diana.
La investigación científica, el desarrollo y la innovación son esenciales para respaldar la toma de decisiones
informada. Pese a que se han hecho algunos progresos en el diseño de estructuras tarifarias equitativas
que benefician — en lugar de penalizar - a las personas en situación de pobreza y desventaja, es preciso
seguir investigando y analizando las dimensiones económicas de los servicios de agua, saneamiento e
higiene para apoyar la inclusión. Las necesidades de información y capacitación de las comunidades rurales
desfavorecidas a menudo son parecidas a las que se han descrito más arriba para los pobres de las áreas
urbanas, pero también incluyen el conocimiento relacionado con la asignación de recursos de agua y la
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Maasai mirando la puesta de sol. © Jocrebbin/iStock/Getty Images
garantía de los derechos de agua. El seguimiento de los progresos es otro aspecto importante del desarrollo
del conocimiento y las capacidades. Los datos desglosados (por género, edad, grupos de renta, etnia,
geografía, etc.) y los análisis de inclusión social son herramientas indispensables para determinar qué grupos
corren mayor riesgo de “quedarse atrás” y por qué. También es preciso seguir investigando en ciencia e
ingeniería para desarrollar una infraestructura de servicios de agua, saneamiento e higiene asequible, segura
y eficiente, así como los dispositivos correspondientes (por ej., filtros móviles, inodoros).
La acción basada en la comunidad es indispensable para abordar las causas que determinan que haya
“personas que se quedan atrás” en lo que respecta al agua y el saneamiento. La buena gobernanza intenta
alejarse de las estructuras jerárquicas de poder, a la vez que abarca los conceptos de responsabilidad,
transparencia, legitimidad, participación pública, justicia y eficacia, principios en armonía con el enfoque
basado en los derechos humanos. Se pueden establecer mecanismos de asignación de los recursos hídricos
para alcanzar diferentes objetivos de política socioeconómica, como salvaguardar la seguridad alimentaria
y/o energética, o para promover el crecimiento industrial, pero garantizar que haya bastante agua disponible
(y de calidad adecuada) para satisfacer las necesidades humanas básicas de todo el mundo (tanto para fines
domésticos como de subsistencia) debe ser una prioridad garantizada.
Los vínculos entre el agua y las migraciones cada vez despiertan mayor atención, aunque todavía no se han
incorporado plenamente a la política de migración internacional. Los desafíos relacionados con los servicios
de agua, saneamiento e higiene a los que se enfrentan los refugiados y desplazados internos requieren una
respuesta política muy específica. En el caso del suministro de servicios en los campos de refugiados, la
armonización de los niveles de servicio con los estándares comunitarios/nacionales circundantes es esencial
para luchar contra la discriminación social y crear igualdad de acceso.
Todos los actores involucrados en el cumplimiento de los derechos humanos al agua y al saneamiento de
forma no discriminatoria e igualitaria tienen obligaciones y responsabilidades específicas. Los derechos
humanos definen a los individuos como titulares de derechos, con derecho al agua y al saneamiento, y a los
estados como titulares de obligaciones que deben garantizarle el acceso a los servicios de agua, saneamiento
e higiene a todo el mundo, utilizando todos los recursos a su disposición. Los actores no estatales también
tienen responsabilidades en cuanto a derechos humanos y pueden ser considerados responsables de la
violación de los mismos. Las ONG y las organizaciones internacionales pueden jugar un papel importante en
la prestación de servicios y deben garantizar la igualdad y responsabilidad en dicha labor. Las organizaciones
internacionales, como las Naciones Unidas, las instituciones financieras y de comercio internacional y los
socios de la cooperación para el desarrollo deben asegurarse de que sus ayudas se canalicen hacia los países
o regiones que tienen menos posibilidades de hacer realidad los derechos al agua y al saneamiento.
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Coda
Personas de distintos grupos “se quedan atrás” por diferentes
motivos. Discriminación, exclusión, marginación, asimetrías de
poder arraigadas y desigualdades materiales se encuentran entre
los principales obstáculos para lograr los derechos humanos al
agua potable segura y al saneamiento para todos y para alcanzar
los objetivos relacionados con el agua de la Agenda 2030. Las
políticas mal diseñadas y aplicadas de manera inadecuada,
un uso ineficaz e inadecuado de los recursos financieros, así
como las brechas en las políticas, alimentan la persistencia
de las desigualdades en el acceso al agua potable segura y al
saneamiento. A menos que la exclusión y la desigualdad se
aborden de forma explícita y responsable tanto en las políticas
como en la práctica, las intervenciones sobre el agua seguirán
fracasando a la hora de llegar a los más necesitados y a quienes
probablemente beneficiarían más.
© UNESCO 2019
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