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Bases Paradigmáticas de La Investigación-Acción Participativa

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Bases paradigmáticas de la investigación-acción participativa

También responden a concepciones epistemológicas que determinan cuál será la relación


entre quienes quieren producir conocimientos y los objetos del mundo en el cual viven, a
concepciones éticas que restringen o amplían el nivel de respeto hacia el mundo y los
objetos que lo pueblan, y a políticas referidas a las relaciones de poder entre sujetos y
objetos de conocimiento.
Respecto de la investigación-acción participativa es necesario entonces especificar cuál es
la fundamentación ontológica, epistemológica, ética y política sobre la cual ha sido
construida, aspectos que comparte con la psicología social comunitaria, pues ambas
derivan del mismo paradigma (Montero, 2004).

Aspectos ontológicos
La IAP parte de una concepción dinámica y dialéctica de la realidad, entendiéndola como
una construcción de cada día. La realidad existe porque es construida, reconstruida y
destruida de innumerables formas cada día; por lo tanto, en ese mismo sentido, un sujeto
cognoscente es todo ser que en su relación con el mundo que lo rodea y al cual pertenece,
produce y reproduce conocimiento, además de ser actor de ese proceso. Y al hacerlo
construye realidad y es construido por la realidad que construye. Pero no es un actor
individual, aislado, único en cada proceso. Se trata de un ser que sólo existe en relaciones,
de un ser cuya naturaleza es social porque es capaz de mantener múltiples relaciones en
las cuales genera, con otros seres, el conocimiento. Esto se ha dicho muchas veces, pero
manteniendo siempre una individualidad aislante. No se trata de que desaparezca ese
carácter de ser único en medio de lo colectivo, sino de construir la individualidad en el
proceso de relación con otros. Si no hay relaciones, no puede haber individualidad.

Aspectos epistemológicos
En el caso de la IAP la relación entre sujeto que conoce y objeto que es conocido adquiere
una característica dinámica en la cual el vínculo entre sujetos que investigan a otros
sujetos cuya situación o problemas son considerados como objetos a conocer no supone
que la acción de producción del conocimiento se genera y emana de un solo polo de la
relación: el de los investigadores. Por el contrario, y ello es la base de su carácter
participativo, se parte de la consideración de que tanto el investigador que se acerca al
grupo para conocer cómo quienes forman dicho grupo son productores de conocimiento.
Se trata entonces de una doble producción de saber, que parte de la historia y de las
prácticas cognoscitivas de ambos tipos de agentes constructores de conocimiento,
quienes, gracias al proceso de investigación compartido, participativo, se unen para
producir una tercera forma de conocimiento que va a realimentar ambas formas iniciales
a la vez que generará un nuevo saber. Esto supone además una relación de distinta índole
entre ambas categorías de agentes. En algún caso, se ha dicho que el conocimiento
producido de esta manera parte del saber popular y: se articula de manera crítica con el
conocimiento académico produciendo así un tercer conocimiento nuevo, mestizo, que es
el saber necesario y útil para el proceso orgánico de la transformación y la liberación
(Rodríguez Gabarrón, 1997: 6).
Pero esa opinión pareciera tener su fundamento en la creencia de que el conocimiento
científico es radicalmente distinto del conocimiento popular, y la idea de "mestizaje"
parecería asimismo suponer que los conocimientos que se unen en la IAP son "puros".
Ningún conocimiento es puro.
En la literatura con frecuencia se ha hablado de horizontalidad para referirse a la relación
de producción de conocimiento que se desarrolla en la IAP, pues esa relación equipara a
ambos agentes, ya que cada uno aporta su conocimiento al problema investigado o
problema atacado. Los agentes externos introducen los conocimientos propios de su
ciencia, de sus técnicas y estrategias, y los agentes internos aportan el de su historia, de
sus problemas, de los hechos vividos y de su saber tradicional.
Y hay un movimiento en el cual la práctica genera teoría y esa teoría genera nuevas
prácticas, lo cual ocurre en el proceso freiriano de reflexión sobre lo que se hace, se dice y
se sabe. Esto configura el principio de unión entre teoría y práctica, que se traduce como
praxis. Rodríguez Gaba-rrón (1997: 7) considera que en esa praxis se produce la vigilancia
epistemológica, a la que presenta como "componente de fondo en la reflexión crítica" y
que define como: el cuestionamiento colectivo a la práctica y la duda sistemática
fustigando al conocimiento como producto. Es vigilar y criticizar [sic] la verdad social, es
legitimarla a partir de la percepción y la perspectiva del sujeto histórico, como una
manera de endentar [sic] su capacidad en la acción (Rodríguez Gabarrón, 1997:7).
Esto equivale a decir que en la reflexión con la comunidad con la cual se trabaja, debe
estar siempre presente la posibilidad para los miembros de dicho grupo de cuestionar y
discutir su relación en la gestión y acción que se lleva a cabo.

Aspectos éticos
Al incorporar nuevos actores sociales al proceso de producción de conocimiento se está
incluyendo la diversidad, se está ampliando el rango de la categoría investigadora y se
está modificando el papel, las atribuciones y la ocupación de los psicólogos comunitarios.
Nada de lo anteriormente dicho puede darse si no existe ese respeto básico mutuo entre
agentes externos e internos. No habrá verdadera participación (ingrediente fundamental
en esta forma de investigación) si no hay respeto.
Por esa razón la IAP comprende entre sus técnicas y procedimientos una etapa de
familiarización y sensibilización, no sólo sobre el problema, sino entre agentes externos y
agentes internos.
Aspectos políticos
La IAP es esencialmente política, dimensión intrínseca a este método y además
claramente expresada en su carácter participativo y sustentado en los aspectos
ontológicos y epistemológicos.
Como parte de ese proceso se produce tanto una nueva conciencia sobre la vida, sobre el
entorno y sobre la sociedad particular y sobre las instituciones a través de las cuales se
gobierna. Y digo nueva, porque lo que la IAP busca es una movilización de la conciencia
hacia aspectos no reconocidos o entendidos como naturales. No se trata de
"crear" o de "generar" conciencia, pues todas las personas la tienen, sino de movilizar la
reestructuración lograda a través de la reflexión discutida en el proceso de desarrollar
acciones transformadoras. Asimismo, se da también un proceso de compromiso: por un
lado, de los agentes externos con respecto a las comunidades con las cuales trabajan y los
procesos de transformación que con ellas realizan; por el otro, de los agentes internos
pertenecientes a esas comunidades con respecto a dicho proceso y a todo lo que ello
implica. Lo anterior configura un proceso de democratización que se lleva a cabo a través
de la participación social y del proceso educativo que va unido a ella. Participar no
equivale a realizar acciones determinadas, decididas y guiadas por los agentes externos,
sino producidas, decididas y llevadas a cabo en el proceso dialógico que es central para la
IAP.
Y esta dimensión política de la IAP es la que le permite ser un método para la liberación y
que muchos psicólogos y psicólogas comunitarios elijan trabajar con los sectores más
pobres de la sociedad, con los grupos excluidos y en desventaja social (Girardi, 1997).

Resumen
La IAP es un método ética y socialmente comprometido, que busca no sólo producir un
saber sino transformar una situación.
Y por ese compromiso de carácter político, su origen metodológico derivado de la
investigación- acción lewiniana adquiere la condición de participación que establecerá la
distinción fundamental entre ambos métodos y marcará su estructura paradigmática. En
resumen, los principios que caracterizan a la IAP son:
• Totalidad. Es decir, la perspectiva holista en el enfoque de los fenómenos sociales.
• Complejidad. Se manifiesta en la pluralidad de saberes y de actores sociales
comprometidos, de realidades, de vías y soluciones posibles y de articulaciones.
• Proximidad. Cercanía y relación de igualdad en la diversidad con las personas de la
comunidad.
• Concepción monista de la realidad. No hay separación entre la realidad y el
conocimiento de la misma. Lo investigado y sus investigadores forman parte del mismo
mundo.
• Carácter dialógico de la relación entre investigadores externos e internos.
• Utilización y producción de múltiples saberes (saber popular y saber científico).
• Carácter político de la IAP.
• Historicidad del conocimiento y de la situación en la que se trabaja.

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