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La Singularidad de Jesucristo

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LA SINGULARIDAD DE JESUCRISTO

Un asistente social en Nigeria visito en cierta oportunidad a un joven en una


callejuela de la ciudad de Lagos. En su mesa de luz encontró los siguientes
libros: la Biblia, EI libro de oración común, el Corán, tres ejemplares de La atalaya
(la revista de los Testigos de Jehová), una biografía de Karl Marx, un libro de
ejercicios de yoga y lo que evidentemente necesitaba con mayor urgencia el
pobre muchacho- un tomo en rustica titulado How to Stop Worrying [Como dejar
de preocuparse].
En 1966, en el día en que se celebra la formación de la Comunidad Británica de
Naciones (24 de mayo), se llevo a cabo el primer servicio multirreligioso en la
iglesia de Saint Martin-in-the-Fields en Londres. En dicho servicio, hindúes,
budistas, musulmanes y cristianos participaron en igualdad de condiciones,
haciendo cuatro afirmaciones en tomo a una supuesta fe común. Ofrecieron
cuatro lecturas de sus respectivas escrituras sagradas (el Tripitaka budista, el
Bhagavad Gita, el Coran y la Biblia), y pronunciaron cuatro bendiciones, en una
sola de las cuales se mencionó el nombre de Jesús, por primera y última vez. La
prensa secular se mostró entusiasta, anunciando el hecho como «un hito
significativo en la historia religiosa». Pero los periódicos cristianos describieron
el acto como «una traición a la fe cristiana».
Es poco probable que escribieran algo semejante en el día de hoy, porque en la
actualidad se llevan a cabo servicios multirreligiosos de manera regular.
Estos dos incidentes, el de Lagos y el de Londres, son ejemplos del espíritu
de sincretismo. El doctor W. A. Visser't Hooft, el primer secretario general del
Consejo Mundial de Iglesias, ha definido el sincretismo como el punto de vista
de «que no hay ninguna revelación de carácter único en la historia, que hay
muchos modos diferentes de alcanzar la realidad divina, que todas las
formulaciones de la verdad o la experiencia religiosa son por su misma
naturaleza, expresiones inadecuadas de esa verdad, y que es necesario
armonizar hasta donde sea posible todas las ideas y experiencias
religiosas con el fin de crear una religión universal para la humanidad».
El doctor Visser't Hooft habla claramente al expresar su rechazo de este punto
de vista. «Es hora de que los cristianos redescubran-prosiguió- que la
medula misma de su fe es que Jesucristo no vino con el objeto de hacer
una contribución
mas a los tesoros de la humanidad, sino que en el Dios reconcilio al mundo
consigo ... ».
Sin embargo, desde la década de 1960 el debate ha ido mas lejos. Hoy el desafío
principal al entendimiento tradicional acerca de la singularidad de Cristo no es el
«sincretismo», sino el «pluralismo»; ya no es el intento de fundir las religiones
del mundo en una sola creencia universal, sino el reconocimiento de la integridad
de cada una de ellas en todas sus diversas particularidades.
Las opciones que tenemos ante nosotros actualmente se sintetizan
generalmente con los terminos «exclusivismo», «inclusivismo» y «pluralismo».

El «exclusivismo» (desafortunado termino negativo, que da la impresión de


querer excluir personas del reino de Dios) se usa para denotar el histórico punto
de vista cristiano de que la salvación no puede encontrarse en otras religiones,
sino solamente en Cristo Jesús.
El «inclusivismo» sostiene que la salvación es posible para los adherentes de
otras creencias, pero la atribuye a la obra secreta, y con frecuencia no
reconocida, de Cristo. El Vaticano II abrazo este punto de vista en su declaración
de que la obra salvífica de Cristo alcanza «no solamente a los cristianos, sino a
todos los hombres de buena voluntad en cuyo corazón la gracia obra de modo
invisible».
El «pluralismo» va mas allá todavía, por cuanto sus defensores rechazan el
exclusivismo como «presuntuoso» y «arrogante», y el inclusivismo como
expresión de «superioridad» o «condescendencia». Mientras que la «pluralidad»
simplemente expresa el hecho de que existen muchas religiones, el «pluralismo»
afirma su validez independiente. Rechaza toda afirmación de que el cristianismo
sea «absoluto», «único», «definitivo», «final», «normativo», «ultimo» o
«universal». «El crecimiento ilimitado es un cáncer, y así seria una sola religión
cristiana que creciera incesantemente hasta abarcar a todo el orbe.»
En contraste, el cristianismo se ha de ver como solo una religión entre muchas,
y a Jesús como solo un salvador entre otros. Este es el llamado «ecumenismo
mas profundo y mas grande, que abraza a toda la humanidad», del cual el arco
iris permanece como «un símbolo temporalmente ilimitado».

Argumentos a favor del pluralismo

¿Que es lo que tantas personas encuentran atractivo en el «pluralismo»?


No estaremos en condiciones de contestarles hasta que los hayamos escuchado
y hayamos luchado para comprender y palpar la fuerza de sus argumentos.

PRIMERO, ESTA LA NUEVA CONCIENCIA GLOBAL. Las amenazas al


entorno natural, los rumores de un conflicto nuclear, y la incesante situación
provocada por la injusticia económica entre el Norte y el Sur son factores que
estimulan a la gente a desarrollar una perspectiva planetaria.
La supervivencia misma de la raza humana parecería depender de que
aprendamos a vivir juntos y en armonía, y de que cooperemos para lograr el bien
común. Todo lo que nos divide, por consiguiente, incluidas nuestras religiones,
se considera, comprensiblemente, de manera cada vez mas desfavorable.
Como respuesta, los cristianos deberían encontrarse, por cierto, a la vanguardia
de los que buscan la armonía global. Constituimos, por la creación de Dios, un
solo pueblo en el mundo. Deberíamos dedicamos a afianzar la paz internacional,
la democracia participativa, los derechos humanos, las relaciones comunitarias,
la responsabilidad ambiental y la búsqueda de un nuevo orden económico
internacional. Mas todavía, los que pertenecen a razas y a religiones diferentes
Pueden y deberían cooperar en estos tipos de testimonio y acción social, y
algunos lo hacen. Con el fin de hacerlo, sin embargo, no es necesario renunciar
a nuestra creencia en la singularidad de Jesucristo. Seria necio buscar la unidad
a expensas de la verdad, o la reconciliación sin Cristo el mediador.
Además, Cristo inevitablemente divide y a la vez une a la gente. Cristo dijo que
no había «venido para traer paz, sino espada».
Comprendió que seguiría habiendo conflictos en tanto la gente se pronunciaba
a favor o en contra de el.

SEGUNDO, ESTA LA NUEVA VALORACIÓN DE OTRAS RELIGIONES. Las


comunicaciones modernas (especialmente la televisión y los viajes) han hecho
que el mundo se encoja. Actualmente tenemos como vecinas a personas con
creencias y costumbres extrañas, que hasta hace poco vivían en lugares
remotos; incluso entran en nuestras casas, en la pantalla, si no en persona. Esta
es «para muchos hoy en día, una nueva experiencia de la realidad». Los libros
sagrados de otras creencias, traducidos a nuestras lenguas, están fácilmente a
nuestra disposición en la actualidad. Y a medida que nos vamos familiarizando
con las religiones del mundo, lo que el profesor John Hick ha llamado sus
«inmensas riquezas espirituales» han «tendido a corroer la credibilidad del
antiguo exclusivismo cristiano».
Mas aun, algunas creencias antiguas están dando muestras de un resurgimiento,
justamente cuando se comienza a percibir que el cristianismo, que declina en
Occidente, «no ha logrado quebrar el poder de las grandes religiones históricas»
Deberíamos congratulamos por el conocimiento mas completo que se tiene
actualmente sobre las creencias del mundo, incluso el conocimiento adquirido
mediante el estudio comparativo de las religiones en las escuelas. Pero si
descubrimos «riquezas» en otras religiones, también discernimos mas
claramente el carácter absolutamente único de Jesucristo, como veremos mas
adelante.
«El hacer afirmaciones exclusivas a favor de nuestra tradición particular --
escribe Stanley Samarthano es la mejor forma de amar a nuestro prójimo
como a nosotros mismos.»
Pero todo lo contrario, es la mejor y mas elevada forma de expresar el amor al
prójimo, si el evangelio es la verdad. Si lo es, no podemos decir que amamos a
nuestro prójimo si lo dejamos en la ignorancia en cuanto a Cristo. En relación
con la vitalidad de otras religiones y el relativo fracaso del cristianismo, estas
cuestiones no deberían llevamos a la conclusión de que el evangelio no es
verdad, sino mas bien al autoexamen, al arrepentimiento, a la enmienda de la
vida y a la adopción de mejores formas de compartir con otros las buenas
nuevas.

TERCERO, ESTA LA NUEVA MODESTIA POSCOLONIAL. Durante cuatro


siglos Occidente domino al mundo en lo que concierne a lo politico, lo militar, lo
economico y lo cientifico, y, por añadidura, dio por sentada su superioridad moral
y espiritual. De hecho, «la actitud [cristiana] hacia otras religiones ha sido
moldeada por la mentalidad colonial».
El fin de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, anuncio el fin de la era
colonial. Cuando Occidente experimento un profundo cambio cultural, «de una
posición de clara superioridad a otra de abrupta paridad», se dio un cambio
paralelo de la conciencia teológica. «Esta situación dramática ha impuesto
una nueva comprensión de las interrelaciones de, las religiones, un nuevo
equilibrio de poder espiritual, por así decirlo, en todas», ha escrito el profesor
Langdon Gilkey. Nos ha empujado a todos de la «superioridad» hacia la
«paridad».Por lo tanto, seguir sosteniendo la universalidad cristiana, se
afirma, equivale a volver a la antigua mentalidad imperialista.
Por cierto que resulta embarazoso para nosotros en Occidente tener que
reconocer que durante estos siglos de expansión colonia!, la conquista territorial
y espiritual, la política y la religión, el fusil y la Biblia, la bandera y la cruz,
anduvieron de la mano, y que los representantes del poder imperial con
frecuencia desarrollaron actitudes de soberbia superioridad hacia aquellos a
quienes gobernaban. Pero el termino «superioridad» es bastante escurridizo.
Puede describir un aire de intolerable engreimiento, y es preciso que nos
arrepintamos de todo vestigio de esta actitud.
Pero la empresa misionera cristiana, al procurar ganar para Cristo adherentes
de otras religiones, no expresa en si misma una actitud de arrogancia; mas bien,
indica una profunda y humilde convicción de que el evangelio es superior a otras
creencias, porque es la verdad revelada de Dios.
La atracción del pluralismo es mas, sin embargo, que una preocupación por la
armonía global, una valorización de otras religiones, y un deseo de demostrar
modestia poscolonial. Tiene raíces mas profundas todavía, que los doce
colaboradores de The Myth of Christian Uniqueness han examinado. Estos
estudiosos se han descrito a si mismos como quienes han «cruzado un Rubicon
teologico», no solo del exclusivismo al exclusivismo, sino del inclusivismo al
pluralismo, y nos hablan sobre los tres «puentes» que los han llevado a efectuar
el cruce.

Al primero lo llaman el puente histórico-cultural, o de la relatividad.


Desde que la gente comenzó a aplicar la teoría general de la relatividad de
Einstein, mas allá de la física, a otras esferas (incluida la religión), no parece
haber quedado nada con carácter absoluto.
Un estudio histórico y comparativo de las religiones, sostiene el profesor Gordon
Kaufman, sugiere que estas son simplemente «creaciones de la imaginación
humana», cada cual desde su particular perspectiva cultural. Siendo esto así, la
teología cristiana debe abandonar toda afirmación de poseer la verdad absoluta
o final, y entenderse, en cambio, como «llamativa respuesta humana a la
necesidad de encontrar orientación para la vida en una situacion historica
particular “Y El profesor Tom Driver va mas alIa todavia, y declara que «incluso
la Escntura es creacion de nosotros los seres humanos».
Pues bien, por supuesto que nosotros tambien afirmam que la Biblia es un libro
culturalmente condicionado, en el sentido de que cada uno de sus autores
pertenecia a su propia cultura particular y habla a partir de ella. Pero acaso es
enfasis el trasfondo humano, historico, y cultural de la Biblia una explicación
completa de su naturaleza? iPor cierto que no! , hay buenas razones para creer
en la paternidad dual de la Escritura, a saber, que por detrás de los autores
humanos estaba el autor divino, quien dio a conocer su Palabra pormedio de las
palabras de ellos, y que su Palabra trasciende tanto la histona como la cultura.
Puede ser que otras religiones pudiesen ser descritas (cualesquiera sean sus
pretensiones) como «productos de la imaginacion humana».
Pero lo que sostienen la fe y la afirmacion cristianas historicas es que el
evangelio es producto de la revelacion divina, si bien mediada por la mente y la
boca de los autores humanos.

El segundo «puente» que atraviesa el «Rubicon teológico» designa


teologico-mistico o del misterio. Es decir, hay en toda religion algun sentido
de lo Trascendente o experiencia de DlOS. pero siendo Dios mismo infinito e
inefable, esta siempre mas alIa de nuestras aprehensiones de el. Nuestras
teologias son solo «imagenes conceptuales de Dios», y «como otras Imagenes,
cada una de elIas puede ser mas o menos digna de secreto», escribe el profesor
Wilfred Cantwell Smith. No hay, en principio, prosigue, «ninguna diferencia
fundamental entre una doctrina y una estatua».
Aquella es una imagen intelectual de Dios, esta una imagen visual. «Esta mal
que nuestro intelecto absolute la obra de sus propias manos,» porque «tanto la
teología como el arte proporcionan aprehensiones relativas de lo absoluto»,
absolutizar nuestra imagen de DIOS es Idolatría.

Va mas alIa todavia. (Que los cristianos piensen que el cristianismo es


verdadero, o definitivo, o salvífico, es una forma de idolatría. El que los cristianos
llamen que Dios ha construido el cristianismo, antes que pensar que el, ella/ello
nos ha inspirado a nosotros a construirlo esto es idolatría»
Como respuesta, por cierto que estamos de acuerdo en que Dios es la Realidad
Trascendente mas alIa de toda posible imaginación, aprehension o descripcion
humana. Las palabras no pueden capturar, y menos contener, a Dios. Dado que
el es infinito, jamás llegaremos a conocerle plenamente, sino que pasaremos la
eternidad explorando y adorando su insondable ser. No obstante, el decir que
continua siendo un misterio es hacer una afirmación incompatible con la
afirmación de que el se ha revelado a si mismo. Mas aun, su Palabra encamada
en Jesus, y su Palabra escrita en la Escritura, tienen una posición normativa para
todos los creyentes cristianos.
jEs un tanto extraordinario que los colaboradores de The Myth [el libro que esta
comentando el autor] consideren a todos los cristianos de todas las iglesias a lo
largo de dos milenios, que han creido en la singularidad de Jesus, como
idolatras! Si se refieren al «cristianismo» como una construccion humana,
entonces, quiza, absolutizarla podria convertirse en idolatria. Reconocer el
caracter final y absoluto de Cristo mismo, sin embargo, no es idolatria sino
autentico cuIto de adoraci6n.

Tercero, esta el puente etico-practico, o el de la justicia. Los cuatro


colaboradores de la Parte III de The Myth of Christian Uniqueness se sienten
indignados por los sufrimientos de los oprimidos y unidos en su compromiso con
la justicia social.
Tomando una serie de conceptos de la teología de la liberación, el profesor
Paul Knitter escribe que «una opción preferencial por los pobres y los que
no son considerados personas o seres humanos, constituye la necesidad
y el propósito principal del dialogo interreligioso». En otras palabras, el
pluralismo no es un fin en si mismo, sino un medio para llegar al fin, que
consiste en liberar a los oprimidos.
Esta es una tarea demasiado grande como para que la cumpla una sola religion,
razon por la cual «un movimiento mundial de liberacion requiere un dialogo
interreligioso mundial». Los colaboradores de The Myth tambien creen que el
unico criterio posible mediante el cual juzgar o «clasificar» las religiones no tiene
que ser ni doctrinal ni místico, sino ético, vale decir, considerando su efectividad
para promover el bienestar humano.

Hemos de estar de acuerdo en que las cuestiones contemporáneas de la justicia


social deberían constituir una tremenda preocupación para todos los cristianos,
dado que reconocemos la dignidad de los seres humanos como personas
hechas a imagen de Dios.
Por lo tanto, deberíamos avergonzamos de que los cristiano evangélicos hayan
tendido, en el curso del presente siglo,. A mantenerse en la retaguardia, en lugar
de ocupar la vanguardia, entre los reformadores sociales. No tenemos mucho
para ponemos a la propuesta de que se evalue a las religiones, incomodo el
cristianismo de conformidad con sus logros sociales, por cuanto sostenemos que
el evangelio es el poder de Dios para transformar tanto a los individuos como a
las comunidades. El hecho de que hemos experimentado este poder en nuestra
propia vida y hemos visto que obra constructivamente en la historia humana,
hace que no podamos estar de acuerdo con la evaluación decididamente
negativa del profesor Hick en cuanto al registro social cristiano como «una
compleja mezcla de elementos valiosos y perjudiciales»,ni mejor ni peor que el
de otras reIigiones.
En suma, nuestra respuesta a las seis razones que explican por que a algunos
les resulta atractivo el plurarismo es, en cada caso, fundamentalmente la misma.
Dan por sentado lo que en realidad hay que probar en relación con la verdad;
nosotros, en cambio, queremos recalcar la cuestión de la verdad. Dios se ha
revelado en forma plena y definitiva en la persona de Cristo y en el testimonio
bíblico total sobre Cristo.
(1) Estamos de acuerdo en cuanto a la búsqueda de armonía global pero no a
expensas de la verdad.
(2) Estamos de acuerdo en que un mayor conocimiento de otras religiones
resulta enriquecedor pero al compararlas no podemos dejar de sostener que
Cristo afirma ser la verdad. ,
(3) Estamos de acuerdo en que las actitudes tomadas de superioridad
constituyen arrogancia, pero asumimos, de todos modos, en que la verdad es
superior a la falsedad.
(4) Estamos de acuerdo en que la Escritura esta condicionada culturalmente,
pero afirmamos que a través de ella Dios ha dado a conocer su Palabra de
verdad.
(5) Estamos de acuerdo en que el misterio ultimo de Dios esta mas alIa de la
aprehension humana, pero sostenemos que DlOS realmente se ha revelado en
Cristo.
(6) Estamos de acuerdo en que el servir a los pobres forma parte esencial de
nuestro llamado cristiano, pero tambien somos llamados a dar testimonio de la
verdad.
LA SINGULARIDAD DE JESUCRISTO

Resulta esencial aclarar, desde el comienzo mismo, que los cristianos


sostenemos el carácter único y definitivo solo para Cristo, y no para el
cristianismo (en ninguna de sus muchas formas institucionales o culturales). Tres
testigos para fundamentar esta declaración, que provienen respectivamente de
África, Asia, y Europa.
Primeramente, el profesor John Mbiti de Kenia ha escrito como sigue: «El
carácter único del cristianismo reside en Jesucristo.» Mi testigo asiático es el
sadhu Sundar Singh, el místico y evangelista cristiano de la India. Criado en un
hogar sikh, se convirtió a Cristo en la adolescencia, y posteriormente se hizo
sadhu o sea santo itinerante. Estando de visita cierto día en un colegio hindú, un
profesor agnóstico que ensenaba religiones comparadas Ie pregunto que fue lo
que encontró en el cristianismo que no había encontrado en su propia religión de
la antigua India.
«Tengo a Cristo», contesto. «Si, ya lo se dijo el profesor, algo impaciente-. Pero,
lo que principio o doctrina en especial ha encontrado que no tenia antes?» «Lo
especial que he encontrado contestó es Cristo.»
El testigo europeo es un erudito anglicano, el fallecido obispo Stephen NeiI
enfatizaba vivamente la centralidad de Cristo en el debate con el pluralismo. En
su excelente libro Christian Faith and Other Faiths, y que fue remplazado por
Crises of Belief, escribio: «El antiguo dicho de que el cristianismo es Cristo' es
casi exactamente cierto. La figura histórica de Jesús de Nazaret es el criterio por
el cual se ha de juzgar toda afirmación cristiana y a la luz de la cual se mantiene
Luego, cuando se acercaba al final de su amplia y sensitiva respuesta al
judaísmo, al islam, al hinduismo, al budismo, a las religiones primitivas y al
secularismo, respuesta en la que se enfrentaba a los críticos del cristianismo con
toda honestidad, hizo la siguiente pregunta:
Alguna vez han contemplado realmente a Jesucristo nuestros interlocutores,
tratando de verlo tal cual es? Porque, si tomarnos en serio los Evangelios ...
Jesús no se parece en absoluto a ninguna otra persona que jamás haya vivido.
Las cosas que dice acerca de Dios no son iguales a los dichos de ningún otro
maestro religioso.
Las afirmaciones sobre sí mismo no son iguales a las que se han hecho en
relación con ningún otro maestro religioso. Sus críticas a la vida y la sociedad
humanas son mucho más drásticas que las que jamás hayan hecho otras
personas. Las demandas que impuso a sus seguidores son más exigentes que
las de cualquier otro maestro religioso.

Lo que sostenemos, por lo tanto, no es solo que Jesús fue uno de los grandes
líderes espirituales del mundo. Resultaría totalmente grotesco referirnos a el
como «Jesús el Grande», comparable a Alejandro Magno (o el Grande
Carlomagno, o el grande Napoleon el Grande. Jesús no es «el Grande»; es el
único. No tiene pares ni rivales, ni sucesores.
Por lo tanto, que pensaban sobre ellos cristianos primitivos?
Le dieron muchos nombres y títulos. Con frecuencia es simplemente «Jesús» o
«Cristo», o, cuando se combinan su nombre humano y su título divino, «Jesús
(el) Cristo». A menudo, por otra parte, se agrega «el Señor», ya sea «el Señor
Jesús», o «Cristo el Señor”, o «el Señor Jesucristo». Pero cuando se menciona
su título completo, es «nuestro Señor y Salvador Jesucristo». Aparece, por
ejemplo, en la conclusión de la segunda Carta de Pedro: «Antes bien, creced en
la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.» 2 Pe.3:18
Con esta designación completa se dan a entender tres afirmaciones claras y
distintivas; a saber, que Jesús es Señor, que Jesús es Salvador, y que Jesús es
nuestro.
Todas estas afirmaciones declaran su carácter único Jesús es Señor
Consideremos en el hecho de que Kyrios Jesous (<<Señor Jesús») es el mas
antiguo de todos los credos cristianos. Da testimonio fehaciente de la
encarnación, por cuanto es una afirmación de la identidad del Jesús humano y
el Señor divino. La palabra kyrios se usaba con una gran variedad de
significados. Por una parte, se usaba simplemente como título de cortesía
(”Señor»), o para designar al dueño de cualquier tipo de propiedad. Por otra
parte, se uso en todo el periodo griego clásico con referencia a los dioses, a
quienes de este modo se les reconocía autoridad sobre la naturaleza y la historia.
Luego se comenzó a usar para los gobernantes humanos, especialmente el
emperador (Kyrios Kaisar), y era la parafrasls corriente que emplearon para
Yahve los eruditos que tradujeron la Biblia hebrea al griego. El hecho de que se
comenzó a usar en el Nuevo Testamento para el Cristo resucitado,Hch.2:36; Ro.
10:9; Mt. 28:18, con la idea de que sus seguidores eran sus esclavos destinados
a adorarlo y obedecerlo, es una indicación clara de que reconocían su deidad.
Resulta tanto mas sorprendente que sus primeros discípulos judíos usaran este
epíteto, por cuanto eran tan decididamente monoteístas como lo es cualquier
musulmán en el dia de hoy. Recitaban diariamente el Shema, confesando que
«el Señor nuestro Dios es el único Senor».Dt. 6:4
Y a pesar de esto intrépidamente llamaban a Jesús Señor y lo adoraban como
a Dios. No hay nada semejante en ninguna otra religión. Los musulmanes niegan
la deidad de Jesús, por supuesto entendiendo mal la encarnación en términos
groseramente físicos,
El budismo primitivo o clásico no tenía ningún dios, o culto alguno de adoración.
Al Buda no se Ie acordó posición de honor divino hasta unos 500 años después
de su muerte. Por consiguiente, no podemos aceptar el paralelo que traza el
profesor Hick cuando escribe: «La 'budalogia' y la cristología se desarrollaron de
modos semejantes.» Es decir, Buda y Cristo «llegaron a, ser considerados»
encamaciones, como resultado de la devoción religiosa de sus seguidores. La
comparación no es adecuada, sin embargo, porque los propios contemporáneos
de Jesús lo llamaban «Señor», mientras que transcurrió medio milenio antes de
que se comenzara a adorar a Buda como Dios.
El hinduismo, por cierto, afirma tener una cantidad de avatara o «descendientes»
divinos, en los que se dice que el dios Visnu apareció en la persona de Rama,
Krisna y otros. En el Bhagavad Gita Krisna Ie dice a Arjuna que con frecuencia
adopta forma humana: «He nacido muchas veces, Arjuna , Si bien no he nacido,
soy imperecedero, y soy el Señor de todo, acudo a mi reino de la naturaleza
mediante mi maravilloso poder y aparezco en forma humana.»
El reformador hindú del siglo XIX, quien dijo de si mismo que era «la misma alma
que había nacido antes como Rama, como Krisna, como Jesús o como Buda,
nacido nuevamente como ama nsna».Pero «encamación» no es una versión
adecuada o acertada del vocablo sanscrito avatar: tiende a ocultar las dos
diferencias fundamentales entre la afirmación hindú y la cristiana.
Primero, tenemos la cuestión de la historicidad. Los avatara de Visnu
pertenecen a la mitología hindú. El hinduismo es una religión ética, mística y
filosófica, y para los hindúes no tiene ninguna importancia el que los avatara
realmente ocurrieron. El, Cristianismo, sin embargo, es esencialmente una
religión histórica, basada en la afirmación de que la encamación de Dios en
Jesucristo fue un acontecimiento de la historia, que tuvo lugar en Palestina
cuando Augusto era emperador de Roma. Si se pudiera negar su historicidad,
se destruiría el cristianismo.

La segunda diferencia radica en la pluralidad de los avatara. Krisna hablaba


de sus múltiples, incluso «frecuentes», renacimientos. Pero la «encarnacion» y
la «reencarnacion» son dos conceptos fundamentalmente distintos. Los avatara
eran manifestaciones temporarias o corporizaciones de Visnu en seres
humanos. Pero ninguno de ellos comprendía una real asunción de humanidad
por la divinidad, ni es central para el hinduismo en modo alguno.
Lo que sostiene el cristianismo, por contraste, es que en Jesús de Nazaret
Dios adopta la naturaleza humana para si una vez para siempre y por todos;
que su encamación en Jesús fue un acto decisivo, permanente e irrepetible,
el momento crucial de la historia humana y el comienzo de una nueva era;
y que a la diestra de Dios «Jesucristo hombre» se encuentra reinando hoy,
todavía ser humane a la vez que divino, si bien actualmente su humanidad ha
sido glorificada. Habiendo asumido nuestra naturaleza, jamás la ha abandonado
y jamás lo hará.
De modo que el primer aspecto del carácter único de Jesús es que el es
Señor. Es la «Palabra» o el «Hijo» eterno y personal de Dios, que se hizo ser
humano. Consecuentemente, «en el [Cristo] habita corporalmente toda la
plenitud de la Deidad».Col. 2:9
El es el soberano regidor del universo y de la iglesia. Cierto es que ejerce su
gobierno sobre la base de su humilde amor, por cuanto el Señor se hizo siervo y
les lavó los pies a sus discípulos. Con todo, el lugar que nos corresponde a
nosotros es postrados a sus pies.

JESUS ES SALVADOR

La segunda afirmación que esta incluida en el titulo completo de Jesús es que


es Salvador. Por cierto que el Divino Señor es el Divino Salvador. Además, si
bien a muchas personas hoy en día les resulta desagradable el vocabulario de
la salvación, de ningún modo podemos deshacemos de él, porque el cristianismo
es en esencia una religión de rescate: anuncia las buenas noticias de salvación.
Como lo vienen expresando desde hace siglos las iglesias en el Credo niceno,
«por nosotros los hombres (seres humanos) y por nuestra salvación bajó del
cielo... ».
Ahora bien, «salvación» es una palabra abarcadora, que comprende la
totalidad del propósito redentor de Dios para sus criaturas alienadas.
Incluye liberación del justo juicio de Dios sobre nuestros pecados, de nuestra
culpa y de nuestra conciencia de culpabilidad, para iniciar una nueva relación
con él, por la que nos convertimos en hijos reconciliados y perdonados, y por la
que llegamos a conocerle como nuestro Padre. Es liberación de la amarga
esclavitud del sinsentido, para adquirir un nuevo sentido de propósito en la nueva
sociedad de amor instituida por Dios, en la que los postreros son los primeros,
los pobres son los ricos, y los mansos son los herederos. Es liberación de la
tenebrosa prisión de nuestro propio egocentrismo, para entrar en una nueva vida
de realización propia mediante el servicio desprendido. Y algún día ha de incluir
la liberación de la futilidad del dolor, la desintegración, la muerte y la disolución,
para ingresar en un nuevo mundo de inmortalidad, hermosura, e inimaginable
gozo. Todo esto -iY mucho más!- es lo que comprende el término «salvación».

Con el objeto de asegurar estas grandes bendiciones, Jesucristo vino al mundo,


murió en la cruz y volvió a vivir. El, y no nosotros, tomó la iniciativa: «el Hijo del
Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.» Lc. 19:10
Se asemejó a un pastor de ovejas, a las que dejó solas con el fin de buscar la
que se había perdido. Lejos de abandonarla, basándose en la esperanza de que
regresara por su cuenta, balando y tropezando, arriesgó su propia vida para salir
a buscarla. Lc. 15:1-7
De hecho, «el buen pastor» realmente dio su vida por sus ovejas. Y deliberada
y voluntariamente Jesús fue hacia la cruz con el propósito de identificarse con
nosotros. Dios en Cristo ocupó nuestro lugar, llevó nuestros pecados, asumió
nuestra culpa, cumplió nuestra pena, murió nuestra muerte, con el fin de que
nosotros fuésemos perdonados y recreados. Y luego fue levantado de la muerte
en un acto sobrenatural, con el fin de revertir el veredicto humano que pesaba
sobre el y de vindicar su persona divina-humana y su obra salvífica.

También esto es único. No sólo en su encarnación, sino también en su muerte


expiatoria y su resurrección histórica, se deja ver su singularidad. Todo este
concepto de un Dios de gracia (que se negó a condonar nuestros pecados, y
tampoco quiso imponer sobre nosotros el castigo correspondiente, que, en
cambio, tomó la iniciativa de rescatarnos, se entregó asi mismo a sufrir la
vergüenza y el dolor de la muerte en la cruz, y quebr6 el poder de la muerte
mediante su resurrecci6n), carece de paralelo alguno en otras creencias.
«Si alguna otra religión tiene algo remotamente semejante a la doctrina de la
encarnación y la expiación... escribió Stephen Neill- todavía me falta
descubrirla.»
Pero no es posible encontrar ninguna. Emil Brunner tenia razón de referirse al
«confiado optimismo de todas las religiones no cristianas», que enseñan
diversas formas de autosalvación, en tanto que en el evangelio todo el énfasis
recae sobre el «movimiento» de gracia propiciado por Dios mismo para con los
pecadores, y en la desesperación humana como «la antecamara de la fe».
El budismo ve la situación humana no tanto en relación con el pecado, sino en
relación con el sufrimiento y el «deseo», en el que ve la raíz del sufrimiento. La
liberación llega solamente por medio de la abolición del deseo, sobre la base del
esfuerzo propio. No hay Dios ni Salvador. «Esfuércense sin cesar», fueron las
ultimas palabras del Buda a sus discípulos antes de morir.
El hinduismo filosófico ubica nuestro problema en la maya, entendida
generalmente como la «ilusión» de nuestra experiencia de espacio y tiempo. El
hinduismo popular, por otra parte, enseña la doctrina inflexible de la karma, la
retribución mediante la reencarnación.
Cada cual ha de comerse el fruto de sus propios errores, en vidas futuras si no
en la presente. De este ciclo interminable (samsara) de renacimientos o
reencarnaciones, no hay escape por medio del perdón, sino sólo mediante esa
liberación final denominada nirvana, que comprende la extinción del ser
individual y la absorción por Ia realidad divina e impersonal (brahman).
El judaismo sigue, naturalmente, enseñando la posibilidad del perdón para el
penitente, lo cual se promete en el Antiguo Testamento, pero niega tanto que
Jesús sea el Mesías como que su muerte portadora de los pecados sea la única
base sobre la cual Dios perdona.
El dedicado y honesto erudito judío, C. G. Montefiore, vio la «grandeza y
originalidad» de Jesús en su nueva actitud hacia los pecadores.
En lugar de evitar a estos, los buscó activamente. Los rabinos habían dicho que
Dios recibe a los pecadores que se vuelven a él; no hablaron del amor divino que
da el primer paso para buscarlos y salvarlos.
Esta búsqueda directa del pecador, y este interés en el, son notas nuevas y
conmovedoras, de gran importancia y significación. EI buen pastor que busca a
la oveja perdida, la recupera y se regocija en ella, es una figura nueva ... El islam
proclama claramente la misericordia de Dios. Cada uno de los 114 suras
(capítulos) del Corán se inicia con las palabras «En el Nombre de Ala, el
Compasivo, el Misericordioso». Pero no da a conocer ningún despliegue
histórico y costoso de su misericordia.
Y cuando investigamos lo que practica, descubrimos que Ala es misericordioso
para con los meritorios, para con los que oran, dan limosnas y ayudan en
Ramadan. No hay mensaje alguno para los pecadores que merecen el juicio,
excepto el de que han de recibir el castigo que merecen.
Mas todavía, aquello que Ie pedimos al musulman que busque en Jesus, es en
si mismo causa de gran ofensa para el orgullo musulmán.
Sugerimos -no podemos hacer de otro modo- que busque un Salvador.
El musulman afirma que no tiene ninguna necesidad de cosa semejante.
No cabe duda de que la principal diferencia entre el cristianismo y las
religiones del mundo, y la principal piedra de tropiezo que encuentran en
el, es la cruz. Esta resulta humillante para el orgullo humano y da por tierra con
todas las esperanzas de auto salvación.
También da cuenta de la incalculable generosidad del amor de Dios al proveer
este medio de salvación.
Aquí Toyohiko Kagawa, el líder cristiano japonés fallecido en 1960, descubrió el
carácter único del cristianismo: Le estoy agradecido al sintoísmo, al budismo, y
al confucianismo. Mucho les debo a estas creencias ... Pero estas tres creencias
fracasaron totalmente en el intento de satisfacer las necesidades más profundas
de mi corazón. Yo era un peregrino que transitaba un largo camino que no tenía
ningún regreso. Estaba cansado. Me dolían los pies. Vagaba por un mundo
oscuro y desalentador donde abundaban las tragedias ... EI budismo enseña una
gran compasión ... pero desde el comienzo del tiempo, quien ha declarado, «esto
es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de
los pecados»

JESUS ES NUESTRO

El titulo completo de Jesús no es «el Señor y Salvador» sino «nuestro Señor y


Salvador». No debemos perder de vista este adjetivo posesivo personal. Se trata
de un termino sumamente significativo. Indica que hay una tercera afirmación
oculta en su título, a saber, que Jesus nos pertenece.
Ya en el Antiguo Testamento el adjetivo posesivo «mi» expresaba regularmente
la relación personal que el pueblo del pacto disfrutaba con Dios, especialmente
cuando se dirigían a él en oración, como en los Salmos. Por ejemplo, «Señor, mi
Roca y mi redentor,» «Jehová es mi pastor,» «Jehová es mi luz y mi salvación,
... la fortaleza de mi vida,» «El solamente es mi roca y mi salvación; es mi
refugio» y «Señor, tu eres mi Dios.» Sal. 19:14; 23:1; 62:2; 63:

El Nuevo Testamento sostiene una relación personal similar con Jesucristo.


Tanto Pablo como Pedro ofrecen ejemplos notables. He aquí lo que dice Pablo:
«Estimo todas las cosas como perdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús, mi Senor.» Fil. 3:8
En cuanto a Pedro, afirma esta relación intima no sólo para si mismo, sino
también para sus lectores: «A quien [es decir, Cristo] amais sin haberle visto, en
quien creyendo, aunque ahora no lo veais, os alegrais con gozo inefable y
glorioso.»1 Pe. 1:8
Estas son aseveraciones de que Cristo es nuestro contemporáneo. El Jesús que
nació e ingresó en este mundo nuestro, que vivió y murió en la Palestina del
primer siglo, también resucitó de los muertos, ahora vive para siempre y esta
disponible y accesible a su pueblo. Jesucristo no ha de ser relegado, como otros
líderes religiosos, a la historia ya los libros de historia. Jesucristo no está muerto
y desaparecido, liquidado p fosilizado. Esta vivo y activo.

Nos llama a seguirle, y él se nos ofrece a nosotros como el Salvador que mora
en nosotros y nos transforma.
Con frecuencia se expresa esto en el Nuevo Testamento en el sentido de que
esta a disposición de nosotros en la persona del Espíritu Santo, el que es a la
vez su Espiritu. Jn. 14:16-18,21; Ro. 8:9-10
Esto es lo que Pablo indica cuando ora por los efesios, para que el (vale decir el
Padre) «os de ... el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su
Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones».Ef. 3:16-17
De hecho, la fe cristiana es esencialmente trinitaria. Acudimos al Padre mediante
el Hijo y el Espiritu,Ef. 2:18 y el Padre llega hasta nosotros mediante el Hijo por
el Espiritu.Jn. 14:16-23
Nuevamente tenemos que reconocer que esto es algo único. No hay nada
comparable a esto en las otras religiones. El budista no pretende conocer al
Buda, tampoco el confucianista a Confucio, ni el musulmán a Mahoma, como
tampoco el marxista a Karl Marx. Todos ellos reverencian al fundador de su
religi6n o ideología como un maestro del pasado. También para los cristianos
Jesús es un maestro, pero, más todavía, es su Señor y Salvador viviente. Frases
que afirman esto «aparecen en todas las páginas del Nuevo Testamento, y dejan
en claro el hecho de que esta relación íntima y personal de confianza, devoción
y comunión constituye la medula misma de la fe cristiana»., llama la atención las
164 veces que aparece la formula favorita de Pablo, «en Cristo»

Es una frase extraña. Difícilmente podamos encontrar un uso paralelo a ella en


la vida ordinaria. Si, digamos, un amigo Íntimo de Churchill que hubiese pasado
muchos años con él, y que luego hubiera dedicado una década a escribir su vida,
estuviera hablando con nosotros acerca de ese gran hombre, quizá resumiría su
relación con él en una gran variedad de formas. A lo mejor diría que Ie temía,
que lo admiraba, que lo reverenciaba, o, incluso, que lo amaba. Pero jamás diría,
«soy un hombre en Churchill». Sin embargo, Pablo era, por sobre todas las
cosas, «un hombre en Cristo».
Si bien es correcto destacar de este modo la relación personal e individual
del creyente con Cristo, indicada por el posesivo singular «mi», en realidad
su título completo incluye el posesivo plural «nuestro», porque Dios está
formando un pueblo para sí, y el punto central de la unidad de ese pueblo
es Jesucristo.
El se hace presente entre nosotros cuando nos reunimos para adorar. «Yo estoy
con ustedes», dice, aun cuando solo dos 0 tres se reúnan en su nombre. Mt.
18:28
Y repite la promesa que nos hace cuando salimos a hacer discípulos en todas
las naciones: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Estos son, entonces, tres aspectos principales de la singularidad de Jesucristo.


Es Señor. Es Salvador. Es nuestro. Porque él es «nuestro Señor y Salvador,
Jesucristo».
Hablando históricamente, estas son alusiones a su nacimiento, muerte y
resurrección. Hablando teológicamente, se refieren a la encarnación, la
expiación y el don del Espíritu del Señor resucitado.
De hecho, por cuanto en ninguna otra persona, sino en el historico Jesús de
Nazaret, Dios se ha hecho ser humano, ha vivido en la tierra, ha muerto por
nuestros pecados, ha vencido a la muerte, ha sido exaltado al cielo y ha enviado
al Espíritu Santo, no hay, por consiguiente, ningún otro Salvador. Porque no hay
ninguna otra persona que posea estas cualidades, como consecuencia de las
cuales sea competente para salvar.
Hendrik Kraemer, el teólogo holandés que domino la Conferencia
Misionera de Tambaram en 1938, puso el énfasis en el carácter único de los
acontecimientos en torno a Cristo. Cincuenta años mas tarde, el obispo
Lesslie Newbigin dijo: Kraemer no sostuvo el carácter único del
cristianismo, el cual constituye un fenómeno humano cambiante,
abigarrado y ambiguo: sostuvo el carácter único de los acontecimientos
que forman la sustancia del evangelio. En la frase favorita de Kraemer,
estos eventos sonsui generis.

Puede haber ideas, relatos, mitos, leyendas, que reflejen los mismos temas, pero
si estamos hablando de la historia no hay nada para colocar a la par de este
relato. El evangelio es, estrictamente, sui generis, linieo.
No es suficiente, por lo tanto, declarar que Jesús es único en el sentido de que
todo ser humano es Único, como es Único, por cierto, cada copo de nieve y cada
hoja de hierba. Tampoco podemos seguir al profesor Paul Knitter en su intento
de interpretar la fraseología «solo y Único» del Nuevo Testamento en relación
con Cristo: es, según el, el lenguaje del testimonio, no de la teología; del amor,
no de la ciencia; de la fe entusiasta, no de la filosofía analítica. El prosigue,
«semejante al lenguaje que el marido usa para hablar de su mujer :eres la mujer
mas hermosa del mundo ... para mi tu eres la única mujer'».
Se trata de poesía, de hipérbole, no de la verdad literal. Más adelante, el
profesor Knitter argumenta que se trata de «lenguaje de acción», cuyo propósito
primario no era definir doctrina ni excluir a otros, sino, más bien, urgir a la acción
a favor de Cristo en «total entrega a su visión y su senda».
Pero no. Esta apelación a diversos usos del lenguaje, si bien es ingeniosa, es
indudablemente tendenciosa. Un estudio cuidadoso de los textos que contienen
la frase «solo y único», en su propio contexto, debería convencernos de que no
se trata de expresiones puramente poéticas de fe y amor, que se han de aceptar
con reservas. Todo lo contrario, son solemnes afirmaciones de la verdad, que
tienen consecuencias eternas en relación con la salvación. Más aun, todas ellas,
implícita si no explícitamente, elaboran su conclusión negativa (ningún otro) a
partir de su afirmación positiva (solo él). Así, porque solo él conoce al Padre, solo
el puede darlo a conocer, Jn. 1:18 y porque él es «el camino, y la verdad, y la
vida», nadie puede llegar al Padre excepto por medio de él. Jn 14:6
De modo semejante, porque el nombre de Jesucristo, a quien Dios ha levantado
de los muertos, es poderoso para salvar, no hay otro nombre que salve.
Así también (aun en el riguroso sincretismo del mundo grecorromano), «sólo hay
un Dios, el Padre y un Señor, Jesucristo... »;1 Cor. 8:5-6 sólo hay un sumo
sacerdote que ofreció un solo sacrificio (de sí mismo) como ofrenda por el
pecado una vez por todas; Heb. 10:12-14 y, como consecuencia de su muerte
en rescate por todos, «hay 'un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre».1 Ti. 2:5-6
Un solo camino, un solo nombre, un solo Dios, un solo Señor, un solo Mediador.
La declaración es exclusiva, y la consecuencia ineludible. Lo que es
genuinamente único tiene significación universal, y se debe dar a conocer
universalmente, mientras que, para citar a Visser't Hooft otra vez, «no hay
universalidad alguna si no existe ningún evento único».
De manera que el carácter único y la universalidad van juntos. Dado que Dios ha
exaltado en forma suprema a Jesús, y Ie ha dado el nombre único de «Señor»,
nombre que se yergue por encima de todo otro nombre, toda rodilla ha de
doblarse delante de él. Dado que Jesucristo es el único Salvador, nosotros
tenemos la obligación de proclamarlo en todas partes. El «inclusivismo» de la
misión se debe, precisamente, al «exclusivismo» del Mediador. Como agregado,
se Ie ha dado autoridad universal sobre las naciones; por ello el nos comisiona
para salir a discipular a las naciones.
En conclusión, me gustaría tratar de contestar dos preguntas que bien pueden
surgir en la mente del lector, porque han surgido en mi propia mente también.
Ambas se refieren a nuestras relaciones con los adherentes de otras creencias.
La primera pregunta podría ser esta: «Esta sugiriendo usted una total
discontinuidad entre el cristianismo y otras religiones, de modo que toda la
verdad está contenida en aquel, y que no hay ninguna verdad en estas? No. Por
cierto que los cristianos creen que Dios se ha revelado a la humanidad en
Jesucristo, como lo testimonia la Escritura, de un modo único y definitivo, de
manera que, en esta vida Dios no tiene nada más que revelar que lo ya revelado,
si bien, naturalmente, tenemos mucho más que aprender.
Pero no estamos sugiriendo que entendemos que fuera de la iglesia Dios está
inactivo y la verdad ausente ¡de ninguna manera! Dios sustenta a todas sus
criaturas, y, por consiguiente, no está lejos de cada una de Elías. Por creación
son «linaje» suyo, en el viven, y se mueven, y son. Hch. 17:27-28
También, Jesús el Cristo, como el logos de Dios y la luz de los hombres, esta el
mismo incesantemente activo en el mundo. Dado que se lo describe como «la
luz verdadera, que alumbra a todo hombre»,Jn. 1:9 nos atrevemos a afirmar que
toda la hermosura y la verdad, y todo el bien, dondequiera que se los encuentre
entre los seres humanos, derivan de él, sea que la gente tenga conciencia de
ello o no. Este es un aspecto de la denominada «gracia común» de Dios, o sea,
el amor que muestra a toda la humanidad; no es, sin embargo, su «gracia
salvífica», que se extiende a quienes claman humildemente ante el en busca de
misericordia.
La segunda pregunta bien podría surgir a continuación de la anterior:
«¿No hay esperanza de salvación, entonces, para quienes pertenecen a otras
religiones, quienes pueden no haber oído nunca acerca de Jesús?»
Al procurar dar respuesta a esta pregunta extremadamente importante, tratare
de hacerlo bíblicamente. Es preciso que combinemos confianza con
agnosticismo, lo que sabemos (porque la Escritura lo ensena claramente) y lo
que no sabemos (porque la Escritura no es clara o guarda silencio al respecto).
Lo que sabemos por la Escritura es el hecho de que no hay posibilidad de
salvación por medios propios. Porque todos los seres humanos, debido a la
revelación general por parte de Dios, tienen algún conocimiento acerca de Dios
y del bien; ninguno ha vivido a la altura de ese conocimiento, y, por consiguiente,
todos son culpables delante de Dios y se encuentran en estado de «perdición»
(a menos que Dios intervenga). Este es el argumento de Romanos 1-3. Nadie
puede lograr la salvación por medio de la religión, la sinceridad o la filantropía.
No pueden los que afirman ser cristianos, como tampoco pueden otros. Todavía
más: Cornelio, el centurión, no es una excepción a esta regla, como a veces se
ha sugerido. El relato no ensena que la salvación este a disposición tanto de los
Gentiles como de los judíos, sobre la misma base; no ensena que el centurión
logró la salvación por su propia justicia, piedad o generosidad.
Por el contrario, tuvo que escuchar el evangelio y responder al mismo con el fin
de recibir la salvación, la vida, la purificación y el Espíritu Santo.Hch.
11:14,18;15:9
De modo que lograr la salvación por uno mismo es imposible. También sabemos
que Jesucristo es el único Salvador (porque sólo el cumple los requisitos
correspondientes, como hemos visto), y que la salvación se de solamente por la
gracia de Dios, sobre la base de la cruz de Cristo exclusivamente, y por la fe
sola.
Lo que no sabemos, no obstante, es exactamente cuanto conocimiento y
comprensión del evangelio se requiere para que la gente esté en condiciones de
clamar a Dios pidiendo misericordia, para obtener la salvación. Por cierto que en
el Antiguo Testamento el pueblo se «justificaba por gracia mediante la fe», aun
cuando tuviesen poco conocimiento o expectativa en cuanto a Cristo. Quizá haya
otros en el día de hoy que se encuentren en una posición algo similar. Saben
que son pecadores y culpables delante de Dios, y que no pueden hacer nada
para ganar su favor, de modo que sintiéndose desesperados claman al Dios, a
quien perciben oscuramente, en busca de salvación. Si Dios realmente salva a
tales personas, como creen muchos cristianos evangélicos tentativamente, su
salvación sigue siendo sólo por gracia, sólo por medio de Cristo, sólo por
fe.
Algo más que sabemos es que el número definitivo del pueblo redimido de Dios
será incontable,73 como cumplimiento final de la promesa de Dios a Abraham,
de que su posteridad (espiritual tanto como física) será «como las estrellas del
cielo y como la arena que está a la orilla del mar».74 En un sentido semejante,
parecería que Pablo nos asegura que serán muchos mas los que se salvan que
los que se pierden, porque la obra de Cristo al proporcionar la salvación será
más exitosa que la de Adan al provocar la ruina, y porque la gracia de Dios al
proporcionar vida abarcara «mucho más» que la transgresi6n de Adan al
provocar la muerte.Ro.5:15-21
Aun cuando tenemos sólidos fundamentos bíblicos para acariciar esta
expectativa, no se nos dice cómo Dios va a llevarlo a cabo.
Pero mientras nos mantenemos agnósticos en cuanto a este tema, no podemos
abrigar ninguna duda can respecto a nuestro deber. Hemos sido comisionados,
para aquel que tiene autoridad para hacerlo, para predicar el evangelio y hacer
discípulos. Es difícil que la gente pueda clamar a alguien en el cual no creen, a
creer en alguien del cual no han oído hablar, oír si nadie les predica.
Mucho más fácil que la gente crea una vez que ha oído las buenas noticias del
Cristo crucificado. Cuando aprenden, a partir de la cruz, acerca de la misericordia
de Dios para can los pecadores, es cuando exclaman, «Dios, se propició a mi,
pecador!» Como lo expresó Pablo, «la fe es par el oír, y el oir, par la palabra de
Dios» que es «el mensaje de Cristo»
Luego, entonces, negar la singularidad de Cristo equivale a restarle toda fuerza
a la misión y hacer que resulte superflua.
Afirmar su singularidad, por otra parte, es reconocer la urgencia de hacer
conocer universalmente a Cristo.

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