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Impacto de la tecnología en niñas y niños de américa latina

Nuevos desafíos para la crianza

Una investigación realizada por: ASOCIACIÓN Chicos.net


Febrero 2015

INTRODUCCIÓN
Existe mucha información circulante sobre las tecnologías y su impacto en la vida cotidiana,
especialmente en la de las nuevas generaciones. Adicionalmente, muchas de las inferencias
que circulan, se hacen sobre estudios globales que no contemplan las particularidades de Amé-
rica Latina, por lo que nos preguntamos: ¿Qué más podemos aprender sobre el tema? ¿Cuáles
son las particularidades locales del mismo?
Si las tecnologías son hoy tan preponderantes ¿cómo afectan a quienes están en proceso de
formarse como personas? ¿qué nuevas tensiones y desafíos genera esto en la crianza? Y final-
mente, ¿qué implica esto para la sociedad y el futuro?
Siguiendo las definiciones aportadas por la psicoanalista Silvia Bleichmar,1 entendemos que
la subjetividad en tanto que singularidad humana, no es algo que viene dado, sino que se pro-
duce a través de la socialización. Este proceso de devenir sujeto (o subjetivación) “está atrave-
sado por los modos históricos de representación con los cuales cada sociedad determina aque-
llo que considera necesario para la conformación de sujetos aptos para desplegarse en su inte-
rior”.2
En la misma línea y siguiendo los conceptos de Psicología Social 3, la subjetividad se define
como la experiencia de ser humano en contexto. En este sentido, incluye las relaciones que
construye con su entorno, y que a su vez lo construyen como persona.
Ya en la década de los '70s, Pichon-Rivière esbozó una inquietud acerca de la relación del
hombre con la tecnología situando que no se trata del dispositivo en sí, sino de hacer un buen
uso o un uso alienado de las mismas4. En la misma época, el médico psicoanalista Fernando
Ulloa5 se refirió a la posibilidad de usar los dispositivos para ser hacedores activos o dejarnos
en situación de pasividad, como “hechos por la tecnología”6. Es así que nos preguntamos:
¿Cómo impactan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la
construcción como personas de niños, niñas y preadolescentes?

1 Doctora en Psicoanálisis, Psicóloga y Socióloga argentina. De sus actividades extra-académicas se cuenta,


entre otras, la Dirección de los proyectos de UNICEF de asistencia a las víctimas infantiles del terremoto
de México de 1985, y el Proyecto de ayuda psicológica a los afectados por la bomba que destruyó la Mu-
tual Judía, AMIA en 1994. Ha colaborado con publicaciones nacionales y extranjeras mediante artículos
científicos y ensayos de actualidad. Sus libros más conocidos son: En los orígenes del sujeto psíquico, La
fundación de lo inconsciente, Clínica psicoanalítica y neogénesis y No me hubiera gustado morir en los 90.
2 BLEICHMAR, Silvia. Límites y excesos del concepto de subjetividad en psicoanálisis. 2004. En:
http://www.topia.com.ar/articulos/l%C3%ADmites-y-excesos-del-concepto-de-subjetividad-en-
psicoanalisis
3 Siguiendo los conceptos de Enrique Pichon-Rivière. Médico psiquiatra suizo nacionalizado argentino, con-
siderado uno de los introductores del psicoanálisis en la Argentina y generador de la teoría de grupo cono-
cida como grupo operativo. En la década de los años 40 se convirtió en uno de los miembros fundadores de
la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y en la década de los 50 participó en la creación de la Prime-
ra Escuela Privada de Psicología Social y del Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES).
4 Enrique Pichon-Rivière – Ana Pampliega. Psicología de la vida cotidiana. Capítulo: Psicología y Ciberné-
tica. 1970
5 Médico psicoanalista argentino, referente del desarrollo del psicoanálisis en el país. Fue seguidor y colega
de Enrique Pichon-Rivière, con quien trabajó en la vinculación entre psicoanálisis y política, y de Marie
Langer, que fue discípula de Freud y una de las que introdujo el pensamiento del psicoanálisis en la Argen -
tina. Aplicó el psicoanálisis a la dinámica grupal, los grupos de reflexión y la comunidad terapéutica. Parti-
cipó de la creación de la Facultad de Psicología en la UBA.
6 Seminario internacional La escuela media hoy. Desafíos, debates, perspectivas. Panel: Brecha social, di-
versidad cultural y escuela. Córdoba, 2005. En: http://www.me.gov.ar/curriform/publica/huerta_ulloa.pdf
¿Cómo actúan los padres y madres frente al uso de Internet en los hogares, cómo per-
ciben el vínculo de sus hijos con la tecnología?
Existe consenso en múltiples estudios7 respecto de la gran revolución que han significado las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y cómo han cambiado las actividades,
los juegos y los tiempos de las generaciones actuales. Las nuevas tecnologías afectan los mo-
dos de relación de los niños, niñas y preadolescentes: cómo estudian, cómo se entretienen,
cómo sostienen lazos de amistad, cómo exploran su identidad y talentos, etc.
También existe consenso respecto de algunas características de las nuevas generaciones.
Algunas de las más mencionadas son su capacidad de procesar la información de manera muy
rápida, su expectativa de disponibilidad inmediata de información (aunque muchas veces les
cuesta hacer un análisis crítico de la misma), una inteligencia visual muy desarrollada y alta ca-
pacidad de multitasking.
El presente estudio pretende avanzar en el entendimiento del impacto de las nuevas tecnolo-
gías sobre la construcción de la subjetividad de los niños, niñas y preadolescentes latinoameri-
canos, así como en los desafíos que esto conlleva para los padres, enriqueciendo lo ya estu-
diado sobre la temática y aportando al debate constructivo con los distintos agentes sociales
vinculados a la crianza.

PRÓLOGO
por SERGIO BALARDINI
Cuando Bob Dylan cantaba “Times are changing” sólo algunos pocos iniciados podían enten-
der, bajo código, qué nos transmitía el poeta en su canción. Algo similar sucedió cuando la an-
tropóloga Margaret Mead, en “Cultura y compromiso”, nos avisaba que la sociedad estaba in-
gresando en tiempos que llamó “postfigurativos” en dónde las nuevas generaciones tendrían
mucho que enseñar a las ya instaladas, invirtiendo el flujo de la experiencia por primera vez en
la historia. Justo cuando el adultocentrismo de posguerra mostraba sus frutos en la construc-
ción de sociedades de bienestar y cuando hasta escaso tiempo atrás los jóvenes deseaban
poco menos que ser la copia de sus padres, comenzó un cambio dentro del mundo técnico-pro-
ductivo capitalista, introduciendo un nuevo patrón tecnológico que habilitaría una profunda
transformación en las relaciones y direcciones de los vínculos, tanto de género como de gene-
raciones, dando lugar a nuevas lógicas vinculares, desde luego, junto a disputas culturales, va-
lorativas y políticas (algunas de las cuales les antecedían en mayor o menor dimensión). En
ese momento se cuestiona su lugar, el adultismo empieza a cimbronar y, por ende, su estructu-
ra de poder, es decir, el de los adultos.
Los impulsores de la revolución científico-técnica que impactaría con fuerza en el mundo pro-
ductivo dotando a nuevos artefactos de una potencia exponencial gracias al incremento de su
poder de cálculo, masificándolos y miniaturizándolos hasta hacerlos portables y personaliza-
bles, probablemente no imaginaron de modo cabal los gigantescos cambios sociales que em-
pujarían las nuevas tecnologías que estaban forjando. Sorpresas te da la vida.
Y así llegamos al presente, un tiempo pletórico de pantallas que transmiten la vida en vivo y
que la van haciendo al transmitirla, donde es frecuente ver a grandes y chicos, varones y muje-
res (y de diferentes sectores sociales) mirando hacia las pantallas de sus celulares, multiplican-
do sus relaciones, enviando y recibiendo mensajes en un real hiperconectado, superando las
viejas fronteras analógicas –que siguen allí y se superponen-. Ya nadie está afuera y, en lo que
refiere a las nuevas generaciones, ya no hay afuera... ni hay adentro, discurriendo en una cinta

7 Fuentes integradas: Balardini, Sergio. Subjetividades Juveniles y Tecnocultura. Impacto y transformacio-


nes de la cultura escolar ante la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación.
García Fernández, Fernando. Internet en la vida de nuestros hijos. ¿Cómo transformar los riesgos en opor-
tunidades? 2010.
Red NATIC y Save the Children International. Estado de situación sobre el derecho de la niñez y la adoles-
cencia al uso seguro y responsable de las TIC en 10 países de América Latina. Febrero de 2014.
Torres, Ariel. El secreto mejor guardado de los chicos. Publicado en La Nación el 17 de agosto de 2013.
García Fernández, Fernando. Internet en la vida de nuestros hijos. ¿Cómo transformar los riesgos en opor-
tunidades? 2010.
de Möebius sin distinción de continuidades o rupturas en cuanto a lo analógico y lo virtual. Am-
bos, constituyentes de su realidad. Y esto sucede aquí, allí, y en todas partes.
Y son ellas, las nuevas generaciones, quienes están haciendo el nuevo mundo, en parte
como toda nueva generación, evolucionando e innovando, pero en parte, de un modo único, en
un época singular en la que la aceleración del tiempo lo reduce al instante (gracias al caballo
de Troya de la tecnología digital) en la que la novedad y el cambio permanente son la norma y
no la excepción, y ni tan siquiera una evolución dosificada que permita apropiarse de ella sin di-
ficultades a los adultos socializados en una tecnología anterior. Un marco complejo, en el cual
muchos nos preguntamos cómo ayudarlos a cuidarse y sostener sus derechos sin vulnerar los
de terceros, confiando en que aprendan a navegar la red y también a ejercer la inmersión. Todo
ello, además, en una época de adultos exigidos y orientados a múltiples intereses o quizá,
“des-orientados”.
Y allí estamos, construyendo juntos un nuevo tiempo, de nuevas articulaciones vinculares, in-
tensidades y horizontalidades, con nuestros temores, nuestros deseos y nuestras responsabili-
dades del cuidado, especialmente de los más pequeños, sujetos de este estudio.
El desafío está planteado, hay que hacerse cargo y mejor hacerlo solidariamente, aprendien-
do entre todos, unos de otros. Y compartir la construcción una perspectiva de derechos para to-
dos, niñas, niños, adolescentes y nosotros adultos, en un mundo que “es siendo” conectado y
en el que ya no hay “real versus virtual”, sino que lo virtual es constituyente de lo real.
Bienvenido/a a la máquina.

OBJETIVO GENERAL DE LA INVESTIGACIÓN


Aportar una exploración profunda de los niños, niñas y preadolescentes de Argentina, Méxi-
co y Brasil en relación a su vínculo con la tecnología, lógicas de percepción y construcción de
la realidad asociadas al mundo on y off-line, y el impacto de la misma en su constitución como
personas.
Comprender cómo actúan los padres y madres frente al uso de Internet en los hogares,
cómo perciben el vínculo de sus hijos con la tecnología y qué nuevos desafíos y tensiones im-
plica esto en la crianza.

SÍNTESIS EJECUTIVA DE LA INVESTIGACIÓN


Con mayor capacidad de multitasking, una inteligencia visual más desarrollada, y con un pro-
cesamiento más rápido de la información -aunque tal vez menos crítico-, los niños de hoy pare-
cen tener capacidades y características diferentes a las que tuvieron sus padres en la infancia.
Dos generaciones distintas en convivencia. En el medio de ambas, el uso de las Tecnologías
de la Información y las Comunicaciones (TIC) resulta, en muchos casos una fuente de tensión
en la crianza.
La construcción del sujeto como persona se realiza en un ida y vuelta con su entorno, hoy
cada vez más atravesado por la tecnología. Un mundo donde los niños parecen manejarse con
mayor fluidez y naturalidad que sus padres.
Los dispositivos tecnológicos son parte de la vida cotidiana de los niños y es necesario refle-
xionar acerca del papel de los padres para promover un uso seguro de Internet que permita
aprovechar sus beneficios y minimizar sus riesgos. Tener datos respecto de cómo actúan los
padres y madres frente al uso de Internet en los hogares, cómo perciben el vínculo de sus hijos
con la tecnología y cómo afecta esto a los niños en su constitución como personas, es un paso
en esta dirección.
En un contexto cada vez más plural, incierto y ambiguo, el uso de las TIC encuentra a los
adultos frecuentemente desposicionados en su rol. Su experiencia muchas veces no es tan útil
para resolver los problemas que se les plantean con el uso de las tecnologías por parte de sus
hijos. La perplejidad y preocupación de muchos padres respecto a este tema se ha transforma-
do en cotidiana.
Esta posición genera un doble riesgo: cuando los padres y las madres confunden su menor
pericia tecnológica con menor autoridad, subestiman su poder para transmitir criterios de pro-
tección. Cuando tiende a confundirse dominio técnico con capacidad de cuidado, los niños pue-
den ser empujados de manera prematura a una “falsa autonomía” que los deje desprotegidos.
La presente investigación confirmó que los adultos suelen caer en distintos prejuicios con
respecto a las tecnologías. Algunos de estos prejuicios se relacionan con el temor a la “pérdida”
del tiempo de los hijos, el aislamiento, imitación de comportamientos violentos de los videojue-
gos o el “no jugar” usando la imaginación.
Sin embargo, a través de las entrevistas con expertos y el propio relevamiento en niños, se
pudo comprobar que, en primer lugar, el uso “compulsivo” no es exclusivo de las TIC,
sino de todas las tramas atrapantes en la niñez (un juego, un cuento, etc.). En segundo lugar,
y en relación al aislamiento, el uso de las tecnologías puede permitir nuevas formas y ecosiste-
mas donde generar vínculos sociales sin por eso sustituir al juego físico y el intercambio cara a
cara. Por último, los niños no parecen confundir juego virtual con realidad: al momento, no exis-
te evidencia científica concluyente que señale a los contenidos de los videojuegos como cau-
santes de respuestas violentas.
En muchos casos, además de ser foco de prejuicios, las TIC funcionan para padres y madres
como una suerte de “chivo expiatorio” al que culpan por su malestar. Por ejemplo, las acusan
de generar distanciamiento con los niños, cuando lo cierto es que es parte del crecimiento, el
que los hijos se vayan desprendiendo, emancipando, batallando por sus propios espacios y por
su paulatina autonomía.
Procurando atenuar sus temores, la gran mayoría de los padres de los niños y niñas meno-
res de 12 años, manifiesta que pauta con ellos reglas de acceso y uso de la tecnología. Sin
embargo, como los adultos tienen que atender hoy a múltiples y complejas demandas, muchas
veces flexibilizan las reglas en función de su propia necesidad de tener tiempo libre (generando
así pautas arbitrarias y confusas).
Aún cuando los padres acuerden con sus hijos reglas respecto del tipo de contenidos permiti-
dos y el lapso diario de conexión, este acuerdo es cada vez más endeble y relativo en el nuevo
contexto de tecnología personal y móvil.
Dado que en la infancia la construcción del yo se encuentra en proceso, el soporte y marco
proveniente del adulto resulta crítico. Sobre todo porque, a pesar de saber manejarse con las
plataformas digitales, los niños podrían no comprender cabalmente los alcances de sus activi-
dades on-line (por ejemplo la distinción entre espacios de experiencia on-line públicos y priva-
dos).
Entre los riesgos más temidos por los niños se encuentran el cyberbullying y el ser aborda-
dos por desconocidos. En este sentido, si bien es cierto que las situaciones de vulneración y
violencia de la infancia podían existir anteriormente, las TIC se presentan como nuevo medio
para su propagación, lo que refuerza la necesidad de instalar conciencia de cuidado.
En un contexto donde mostrarse es condición para “existir”, las TIC son un medio privilegiado
para que los niños, niñas y adolescentes puedan explorar, editar y difundir quiénes son. No par-
ticipar en estos medios es, en algún sentido, “no existir”, pero participar sin los correspondien-
tes recaudos puede ser riesgoso.
A pesar de tener una menor fluidez que sus hijos con la tecnología, el rol de los padres resul-
ta clave en la transmisión de criterios de cuidado. Si los niños cuentan con criterios internos de
cuidado y juicio crítico en la vida real, también los tendrán cuando estén on-line.
Más aún considerando que para ellos no se trata de dos instancias separadas sino de la vida
misma, de una continuidad. Lo que los protege on-line es lo mismo que los protege off-line.
En cambio, si utilizan la tecnología sin suficientes referencias, experiencias y recursos inter-
nos (fortaleza, juicio crítico, autoestima, confianza, criterio de privacidad) en su vida off-line, se
puede dar una mayor propensión a que las situaciones de riesgo en las experiencias on-line,
desborden su capacidad de afrontarlas y se conviertan en daño psíquico.
Cuando los niños, niñas y preadolescentes, mediados por la protección de sus padres y otros
agentes sociales, pueden vincularse de manera segura con las tecnologías, tienden a devenir
en sujetos curiosos, creativos, sociables, conectados, integrados y con recursos para manejar-
se como ciudadanos digitales cuidadosos y respetuosos a futuro.
Teniendo en cuenta estos y otros resultados, el estudio derivó en algunas recomendaciones
en lo que respecta a la crianza y el uso de las tecnologías por parte de los niños:
1. El cuidado parental será el que le permita al niño construir filtros propios (internos) y cri-
terios de protección desde adentro hacia fuera, los que realmente funcionan aún cuando los
adultos no están presentes. Esto cobra especial relevancia dada la proliferación de conexiones
móviles.
2. No hace falta saber más que los hijos en materia de tecnología para tener autoridad y
transmitir criterios de cuidado sobre su uso. Reconocer y transmitir que los adultos no lo saben
todo también es un modo de enseñar que los límites existen.
3. Reconocer los beneficios de las tecnologías es el primer paso para que los adultos pue-
dan “hacer las paces” con ellas. Las TIC pueden contribuir a poner en evidencia problemáticas
que afectan históricamente a la infancia, a permitir el debate y la cooperación global sobre te-
mas relevantes, a facilitar un acceso más democrático a los contenidos y a explorar y desarro-
llar talentos.
Como resultado general de esta investigación, se recomienda generar conciencia y poder ci-
berciudadano mediante estrategias que integren a todos los actores implicados en la protección
de los niños y en la industria de las tecnologías. De esta forma se logrará que puedan hacer un
mejor uso de su interacción con Internet, favoreciendo su integración en la educación, su parti-
cipación y compromiso cívico, y en definitiva, el cumplimiento de sus derechos.

CAPÍTULO 01
LAS TENSIONES QUE LOS ADULTOS PUEDEN TRANSFERIR A LOS NIÑOS
Los padres tienden a transferir sus propias frustraciones y percepciones respecto de la tec-
nología a sus hijos, sin llegar a comprender cómo los niños la experimentan.

1.1 El “malentendido” entre los adultos y los niños


Para los niños, niñas y preadolescentes, las Tecnologías de la Información y la Comunica-
ción (TIC) resultan “obvias” y es muy difícil desnaturalizarlas, pensar cómo era el mundo antes
de que las mismas existieran. La Comunicadora Social y Antropóloga Paula Sibilia, así lo ex-
presa: “Nosotros sabemos lo que es vivir sin Internet ni celulares, ellos (los niños) no tienen
cómo saber eso. Es muy difícil hacer el esfuerzo de desnaturalización. (...) Cuando quiero pro-
vocar en ese sentido a mis alumnos, les pregunto: ¿Ustedes piensan que Facebook va a ser
siempre así, o que siempre va a existir? Sus nietos van a decir ‘qué antiguo, mi abuelo usaba
Facebook!’. Pero a ellos les resulta difícil entender esa transitoriedad, piensan que el futuro se
ha detenido y esto será siempre así. Como si el mundo hubiera estado preparándose para esto
y lo anterior eran meros ensayos, hasta que sucedió”.
El malentendido desde los adultos hacia los niños, niñas y adolescentes, surge porque los
primeros tienden a transferir sus propias frustraciones y percepciones respecto de la tecnología
a sus hijos, sin llegar a comprender cabalmente la manera en que los niños la experimentan.
Para los adultos, las TIC han quedado ubicadas en un campo en constante puja entre dos
fuerzas. Sienten entusiasmo y recelo hacia las nuevas formas de comunicarse, de entretenerse
y socializar mediadas por las TIC. En general, la masificación de las TIC los obligó a encarar un
proceso de aprendizaje, y comenzaron a “andarlas” más tardíamente y con cierta dificultad,
como subiendo una “escalera mecánica a contra mano”. Así, las idealizan a la vez que las con-
denan.
Los adultos idealizan a las TIC, porque tienen registro de haber vivido sin ellas y recuerdan lo
engorroso que esto podía ser. Por eso en muchos aspectos, hoy se les presentan como im-
prescindibles. Por otra parte, la tecnología funciona paradójicamente, como medio tanto para
producir y trabajar como para “desenchufarse” de las diferentes cuestiones cotidianas que les
generan malestar y/o pesadumbre.
“La realidad que estamos viviendo es muy dura, conectarse es una forma de zafar un poco.
Hago mea culpa, me siento en la computadora para desenchufarme”. / “Te da desesperación si
te quedás sin batería en el celular”. / “Si estoy una hora sin compu o sin celular me pongo loca,
siento que me estoy perdiendo de todo”. / “Me parece bárbaro estar comunicados gratis por
Whatsapp, pensar que antes había que gastar y llamar por teléfono”.
Sin embargo, los adultos también condenan las TIC, porque saben que fue posible sobrevivir
sin ellas (aunque hoy parezca imposible de imaginar), en un pasado que evocan idílico (en lí-
nea con los sentimientos de añoranza que despierta toda evocación del pasado). Es así como
lo describen: “Cuando yo era chico no tenía la compu y era más sano, nos la pasábamos todo
el día jugando en la calle. Prefiero que mis hijos hagan algo físico, para que como yo, vuelvan
con raspones y moretones... que aprendan más a los golpes”. ; “Tuve computadora recién a los
quince años, me gustaría que mi nena lo viva como lo viví yo”.
Las madres y los padres indagados, desde su mirada adulta, ligan el esfuerzo “extra” que tie-
nen que dedicar (en comparación con sus hijos) con una cuota de malestar y frustración (como
si para los niños “todo” fuese mucho más fácil, soslayando que afrontan nuevos desafíos). Lo
cierto es que toda nueva tecnología tiende a ser impugnada por las generaciones que nacieron
cuando la misma no existía. En este sentido, la antropóloga Geneviève Bell8 explica que existe
un patrón por el cual cada vez que una sociedad incorpora una nueva tecnología, se desata en
una primera instancia cierto pánico social ante el miedo de ser reemplazados y/o superados
por las máquinas. En la misma línea, Roger Fidler9, periodista, diseñador y experto en nuevas
tecnologías, explica que la aparición de distintos medios de comunicación siempre generó el te-
mor a depender excesivamente del mismo, e incluso desde los propios medios se tendió a te-
mer que “el nuevo” suplantara a los ya existentes. Sin embargo, Fidler entiende que gracias a
la co-evolución y co-existencia, los antiguos medios van reencontrando su lugar y su rol dentro
del sistema general, como una forma de adaptación tanto de los medios como de los usuarios.
A este fenómeno lo bautiza mediamorfosis.
La gran diferencia es que las generaciones más jóvenes experimentan la mediamorfosis
como un proceso vivo, que está teniendo lugar al mismo tiempo que se da su propio proceso
de construcción como personas.
Por otra parte, lo “nuevo” y acaso particular de esta época, es que las TIC llegan en un con-
texto de menos linealidades y jerarquías, que encuentra a todas las instancias de autoridad
más desdibujadas, fenómeno que se manifiesta en múltiples aspectos: instituciones menos po-
tentes, futuros más inciertos, carreras profesionales menos predecibles, identidades vocaciona-
les, sexuales y morales atravesadas por la ambigüedad.
Según el Psicoanalista Sergio Zabalza, integrante del Equipo de Trastornos Graves Infanto-
Juveniles del Hospital T. Álvarez: “hay una diferencia cualitativa respecto a las brechas genera-
cionales que se dieron siempre en la historia y un primer dato es la declinación de figura pater-
na que es signo de la época, y que hace que los adultos seamos una raza en extinción”. En
esta línea de reflexión, el psicólogo Sergio Balardini se refiere a una “sociedad de pares sin im-
pares”, donde en un contexto de mayor paridad entre adultos y niños, las nuevas generaciones
se construyen entre pares y los propios adultos se muestran “auto-destituidos”.

8 Antropóloga e investigadora australiana. Directora de Interacción, Experiencia e Investigación de Intel,


donde dirige un equipo que ayuda a desarrollar nuevas tecnologías y productos diseñados en torno a las ne-
cesidades y los deseos de las personas. Co-autora de Divining a Digital Future: Mess and Mythology in
Ubiquitous Computing (MIT Press, 2011). En 2010 fue elegida una de las “100 personas más creativas en
los negocios” por la revista Fast Company.
9 Periodista, diseñador y experto en nuevas tecnologías checo. Fundador y director de la Knight-RidderGra -
phics Networks (primera agencia de infografía), y de PressLink, pionera en la creación de una ‘intranet’ en
la industria periodística mundial (1985-1991). Fidler, Roger. Mediamorphosis. Pine Forge Press, 1997.
Antes de continuar, vale sumar una reflexión aportada por Paula Sibilia: “Estas tecnologías
surgen porque una cultura hizo que eso sea posible, pensable y deseable. Por ejemplo, cada
vez es más difícil leer un libro de principio a fin. Apurados porque necesitamos terminar el libro,
o leer este capítulo que me sirve... no es casual que se hayan inventado los lectores digitales:
fue porque ya estábamos leyendo los libros impresos de una forma distinta”.

1.2 Las TIC como “chivo expiatorio”


La ambivalencia señalada, hace que los padres y las madres muchas veces hagan de las
TIC un “chivo expiatorio”, sobre el que depositan la causa de dos malestares: uno coyuntural
(el encierro forzoso derivado de los contextos urbanos cada vez más inseguros); otro estructu-
ral (el progresivo desapego de los hijos conforme van creciendo).
En relación a lo coyuntural, es decir acerca de la acusación que hacen sobre las TIC como
causa de sedentarismo (niños, niñas y preadolescente que pasan horas compenetrados con
las TIC, sin salir de sus casas), es importante que no perdamos de vista, que el “encierro” de la
infancia y preadolescencia es más forzoso que buscado, frente a las nuevas hostilidades y
amenazas que supone la deambulación de los menores en espacios públicos. En otras pala-
bras, no es causado por las TIC.
Si bien desde el relevamiento cuantitativo encontramos que comparativamente, los peligros
de Internet tienden a considerarse similares a aquellos que se enfrentan en “la vida real” (Ar-
gentina: 67%; Brasil: 51% y México: 73%), el análisis del discurso de los padres permite detec-
tar claramente la sensación de que “algo indebido con la computadora es fácilmente soluciona-
ble, lo piloteás mejor que algo malo que les pase en la calle”. Lo que queda confirmado desde
los hallazgos cuantitativos, puesto que la mayoría de los padres manifiesta que se siente pre-
parado para lidiar con los riesgos on-line (Argentina: 85%, Brasil: 79% y México: 80%).
Así, las avenidas del ciberespacio no dejan de considerarse una zona de refugio en contra-
posición a la mayor impotencia para actuar que asocian con los riesgos de “la calle”. Esto tiene
consecuencias: Muchos adultos tienden a subestimar los riesgos que implica la navegación on-
line de sus hijos, porque, comparativamente, se perciben menos frecuentes y menos graves
que circular por la calle.
Si bien los padres y las madres aspiran a tener hijos que sepan desenvolverse y defenderse
en el entorno en que les toca convivir, muchas veces valoran la zona comparativamente “prote-
gida” que ofrece el ciberespacio. Esto acota las posibilidades de los niños de tener “calle”, con-
tactar con la naturaleza, y desarrollar criterios de cuidado que transferir al on-line. Marcos Ama-
deo (Director de Game Operations de Latinoamérica en The Walt Disney Company Latin Ameri-
ca), en este sentido expresó que: “En Club Penguin dimos misiones a los chicos para que apa-
guen la computadora y salgan a la calle. Hay un tema preocupante de chicos que no están en
contacto con la naturaleza, chicos que nunca vieron una gallina, o que no pueden diferenciar
un roble de un plátano”.
En relación a lo estructural, los adultos tienden a acusar a las TIC por el progresivo desape-
go hacia ellos que perciben en sus niños, niñas y preadolescentes. Las madres y padres pare-
cen así olvidar, que todos los seres humanos hemos atravesado por un gradual proceso de
emancipación durante el crecimiento, que necesariamente implicó “dejar afuera” a los adultos.
Como si una fuerte amnesia hubiera caído sobre la necesidad que alguna vez tuvimos de com-
partir una frase en jerga con amigos de nuestra misma edad, de trabar la puerta de nuestro
cuarto, de estar en el baño a solas, de hablar largamente por teléfono sin ser escuchados, o de
colocar un candado en nuestro diario íntimo.
En referencia a lo anterior, la investigadora en Medios de Comunicación, Cultura y Comuni-
cación en la Universidad de Nueva York, Danah Boyd10, sostiene que cada generación va te-
niendo distintos “espacios cool” donde interactuar y socializar con pares con la menor interven-
ción adulta posible. En su momento, lo cool fueron los “malls” (shoppings); hoy lo son las redes
sociales como Facebook, Twitter e Instagram. Así, las TIC no son las causantes de la paulatina
“emancipación”, sino nada más y nada menos que un nuevo vehículo socialmente disponible

10 Investigadora de Microsoft y miembro del Centro Berkman para Internet y la Sociedad, de la Universidad
de Harvard.
para lograrla. En la misma línea, la Doctora en Educación Inés Dussel, del Departamento de In-
vestigaciones Educativas del CINVESTAV-IPN, México, señala que “los niños en general tienen
a sus padres o profesores en Facebook, pero se resguardan en los mensajes cifrados, letras
de canciones, códigos que solo entienden con los amigos”.
Siguiendo al psicólogo Sergio Balardini, podemos afirmar que “en todas las épocas el adulto
ha criticado los espacios autónomos (o imaginariamente autónomos) que los jóvenes cons-
truían o ayudaban a construir”11. En términos de uno de los padres indagados: “También siem-
pre tu abuelo a vos te decía cuando yo era pibe, ustedes… Va a seguir siendo así, nosotros
con nuestros hijos y así sucesivamente...”
Sucede que este paulatino desapego y encapsulamiento de los hijos, que condena a los pa-
dres y madres a cierto natural y necesario “destierro”, no es tolerado del mismo modo por to-
dos. Siguiendo con Inés Dussel: “hay padres que soportan menos el conflicto que trae el creci-
miento de los hijos, es decir, les cuesta la herida narcisista de que los hijos no quieran estar
con ellos. Entonces parece que es culpa de la tecnología”.
La situación anterior, por último, admite una reflexión más, en tanto la tecnología representa
para los adultos una doble fuente de distensión. Además de permitirles “desenchufarse”, les
ofrecen la posibilidad de asegurarse que los hijos se entretengan por largos períodos de tiem-
po. Es así que muchas veces son los mismos padres y madres quienes alientan lo que luego
condenan (fenómeno que tampoco es nuevo y puede rastrearse, por ejemplo, en la actitud de
las generaciones anteriores en relación a la incorporación de la televisión a los hogares). En
palabras de los propios adultos: “Si lo llevás a la plaza o al shopping gastás un montón. Prefe-
rís que esté sentado un poco en trance ahí y no pegando plastilina en las paredes. Gasto me-
nos en lavandina, detergente, en tiempo, en mala sangre”, cuenta una madre del grupo de pa-
dres no primerizos. Otra, en el mismo sentido confiesa que: “si está con la Play o la compu, lo
pierdo un rato y me viene bien para tener mi momento”. Los testimonios en esta línea, abun-
dan: “Mi abuelo dice: están todo el día con la computadora, sácalos de ahí, pero los sacás y te
comen la cabeza...” / “La mía es un terremoto. A veces la levanto más temprano, para que se
canse y se acueste antes y no, sigue y sigue. La compu es un relajo para mí, porque vuelve
muy acelerada de la calle y así se distiende un ratito”. / “No se despegan o no se quieren des-
pegar de una. A mí me sirvió un montón para ponerme a estudiar, era lo que la mantenía con-
centrada en algo un rato”.
Al indagar sobre la reglamentación hogareña en el uso de Internet, la gran mayoría de los
padres, con valores similares en las tres plazas (Argentina: 85%; Brasil: 83% y México: 87%),
manifiesta que pauta con sus hijos dichas reglas, en particular respecto del tipo de contenidos
permitidos (aspectos más vinculados a la privacidad y confidencialidad de “la información que
suben”, y “el uso de contraseñas” más enfáticamente entre los preadolescentes de 10 a 12
años). También respecto a la cantidad de tiempo de conexión, (éste último aspecto más acen-
tuado con los niños más pequeños), se declara fijar reglas en una alta proporción (Arg. 68%,
Br.67%, Mx 79%) , mientras que la declaración de los niños muestra que la de mayor incidencia
de uso de Internet es de dos horas diarias como máximo (Argentina: 47%, Brasil: 41% y Méxi-
co: 63%). Se observa además, consistencia entre lo declarado por los padres y lo que afirman
los niños en cuanto al tiempo de conexión estipulado.
No obstante lo anterior, los expertos alertan sobre la relatividad de estas pautas: en palabras
de Dussel, “hay mucho de te doy el chupete electrónico para que no hagas ruido y yo puedo
hacer lo que tengo que hacer ya sea en casa, el café o donde sea”. En consecuencia, la esti-
mación de las TIC por parte de los adultos, así como las pautas de uso que determinan, no
siempre son consistentes. Los datos cuantitativos obtenidos entre los padres de niños y niñas
de 7 a 12 años, confirman que una proporción relevante de padres no establece pautas fijas a
sus hijos en cuanto al tiempo de conexión y que el mismo queda sujeto al día de que se trate
(Argentina: 38%; Brasil: 33% y México: 22%). En la misma investigación, el punto de vista de
los niños coincide con el de sus padres (Argentina: 34%; Brasil: 29% y México: 17%). Y como
señala la Psicoanalista Silvina Ferreira dos Santos: “cuando la pauta no tiene que ver con la re-
gulación sino con la conveniencia del adulto, la tendencia se vuelve caprichosa y no ayuda a
establecer acuerdos y reglas”. Por supuesto este fenómeno tampoco es exclusivo de estas tec-
11 Balardini, Sergio. Subjetividades Juveniles y Tecnocultura. Impacto y transformaciones de la cultura esco-
lar ante la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación.
nologías, sino que puede rastrearse con diferentes tecnologías en sus inicios, como sucedió
por ejemplo con la televisión, y se repite en nuestra época.
La necesidad de mantener a los hijos entretenidos dentro del hogar, puede condicionar per-
cepciones y reglas de uso poco estables, según sea la conveniencia, así como conceder a los
hijos momentos de excesiva autonomía para que circulen por el ciberespacio indiscriminada-
mente.
Por otra parte los datos cuantitativos muestran claramente que la mayoría de los niños ade-
más de conectarse en el hogar, lo hacen fuera del mismo. A mayor edad del niño, aumenta la
conexión fuera del hogar y en mayor cantidad de espacios. En los tres países se observa que
según los padres, los niños más grandes se conectan más horas diarias (tres o cuatro horas
diarias) y con mayor incidencia de variabilidad/ sin pauta fija diaria.
 Los padres afirman que, más de la mitad de los niños, también se conecta desde casa
de familiares (Argentina: 56%; Brasil: 61% y México: 64%) y/o desde la escuela (Argentina:
54%; Brasil: 64% y México: 57%). Con respuestas similares a lo que sus padres afirmaron de
ellos, los niños señalan que: la casa de familiares (Argentina: 56%; Brasil: 56% y México: 53%)
y la escuela, más pronunciado entre los niños brasileros (Argentina: 46%; Brasil: 57% y México:
49%) son los lugares fuera del hogar más utilizados.
 En Argentina y Brasil, 4 de cada 10 padres mencionan las casas de amigos (siendo en
México algo más bajo, del 23%) como espacio extra-hogareño de conexión. Los niños coinci-
den en la respuesta de sus padres, refiriendo también la casa de los amigos en orden de im-
portancia (Argentina: 38%; Brasil: 41% y México: 21%), e incrementando su frecuencia entre
preadolescentes.

¿QUÉ APRENDIMOS?
• A diferencia de lo que ocurre con los adultos, para los niños, niñas y preadolescentes, las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no representan en sí mismas una fuente
de tensión.
• Los adultos en cambio, se debaten entre añorar el pasado donde estas tecnologías eran
“prescindibles”, y una franca sensación de dependencia hacia los nuevos dispositivos, que les
facilitan cuestiones logísticas, les permiten trabajar, y también “desenchufarse”.
• Como sucede con toda tecnología, en las generaciones que nacieron cuando aún éstas no
existían, las TIC generan en los adultos a la vez idealización y frustración, asociada al esfuerzo
por aprenderlas.
• Lo particular de esta época, es que las TIC llegan en un contexto más plural, incierto y am-
biguo, y encuentran a las instancias de autoridad (padres y madres entre ellas) frecuentemente
no bien posicionadas en su rol de adultos. Así, las TIC funcionan para los padres y madres
como una suerte de “chivo expiatorio” en el que depositan gran parte de su malestar.
• Se invierte la lógica causa-consecuencia: se acusa a las TIC por el sedentarismo y el encie-
rro de los hijos, cuando en verdad los contextos urbanos inseguros promueven que los padres
perciban el entretenimiento on-line y la ciber deambulación como un pasatiempo comparativa-
mente más seguro.
• Las TIC también son acusadas de generar distanciamiento en los hijos, cuando lo cierto es
que lo natural es que los hijos se vayan desprendiendo, emancipando, batallando por sus espa-
cios privados y por su paulatina autonomía, que puede expresarse a través de las TIC (pero no
es causado por éstas).
• Al indagar sobre la reglamentación en el uso de Internet, la gran mayoría de los padres ma-
nifiesta pautar con sus hijos algunas reglas. Sin embargo, como los adultos tienen que atender
hoy a múltiples y complejas demandas (sobre todo por la menor división de roles laborales y
domésticos por género), muchas veces conceden momentos de consumo de TIC a los hijos
para poder tener tiempo libre. Así, se produce riesgo de no generar una pauta de uso clara res-
pecto de las TIC.
• Además, aún cuando los padres pauten con sus hijos reglas respecto del tipo de contenidos
permitidos y la cantidad de lapsos diarios de conexión, este acuerdo es cada vez más endeble
y relativo en el nuevo contexto de tecnología personal y móvil, que permite el consumo extra-
hogareño sin supervisión.

¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-


TES?
En el contexto de una “sociedad de pares sin impares”, decrece el valor de la experiencia
acumulada propia de la adultez y aumenta el de la capacidad de experimentar; las nociones de
cronología y jerarquía ya no son inseparables, por ejemplo: “a mayor tiempo de vida, más auto-
ridad”. Se configuran así, sujetos en proceso de constitución que depositan menos en los adul-
tos el saber y la “última palabra”.

CAPÍTULO 02
ALGUNOS PREJUICIOS DE LOS PADRES RESPECTO DEL VÍNCULO DE SUS HIJOS
CON LA TECNOLOGÍA
2.1 Alarmas mal “programadas”, ¿hijos desprotegidos?
De la encuesta realizada, emerge que el tipo de control más utilizados por los padres en rela-
ción a la navegación de sus hijos gira en torno al control “in situ” mientras el niño está conecta-
do: estando presente, viendo y preguntando lo que hace (Argentina: 64%; Brasil: 51% y Méxi-
co: 60%). Otros controles involucran tener las claves y contraseñas de los dispositivos y colocar
los mismos en espacios comunes o fijar horarios de conexión fuera de los cuales el niño no tie-
nen acceso a los dispositivos: 27% para Argentina y Brasil, y el 31% para México. Una propor-
ción algo menor focaliza en el control de las redes sociales, en especial con los niños más
grandes (Argentina: 19%; Brasil: 8% y México: 9%).
No obstante veremos cómo y por qué, pese a estos esfuerzos, que en muchos casos involu-
cran intromisiones, los niños, niñas y preadolescentes pueden quedar desprotegidos ante ries-
gos on-line. Retomaremos aquí una de las conclusiones del informe Chic@s y Tecnología:
¿Una Interacción Sin Riesgos?: “(...) cuando los padres se alarman demasiado, su ignorancia
sobre estos temas puede alimentar normas drásticas y excesivas, instaurando restricciones en
el uso de la tecnología. Por eso, el aviso a los padres y el pedido de ayuda suele llegar recién
cuando existe un temor a que derive en un riesgo concreto en la vida física” 12. En este sentido,
entendemos que: Las ansiedades poco fundamentadas respecto del vínculo de sus hijos con
las tecnologías pueden enturbiar la lectura de los padres acerca de los riesgos que pueden vivir
en sus experiencias on-line
Es posible detectar diferentes prejuicios por parte de los adultos en relación al vínculo que
sus hijos tienen con la tecnología. Estos prejuicios pueden ser agrupados en torno a cuatro
grandes temores:
• a la compulsión (temor a que sus hijos generen un vínculo de “vicio”, dependencia, imposi-
bilidad de “cortar” con la tecnología).
• al aislamiento (temor a que sus hijos se “encapsulen”, queden “tomados” por los dispositi-
vos tecnológicos, pierdan sus vínculos presenciales -más cálidos y afectivos- y sufran déficits
de atención).
• a la destitución del juego, la imaginación y la fantasía (miedo a que sus hijos sustituyan los
juegos“clásicos” por medios que ya dan todo “servido”).
• al contagio de conductas autodestructivas o antisociales (miedo a que sus hijos se contami-
nen de malas actitudes, según los patrones ofrecidos por los videojuegos y juegos en red, o se
perjudiquen por la propagación on-line de pensamientos y acciones que los padres consideran
incorrectas).

12 Asociación Civil Chicos.net y Ecpat. Chic@s y Tecnología: ¿Una Interacción Sin Riesgos? Informe final
elaborado por TRENDSITY. Noviembre 2007:72
2.1.1 Temor a la compulsión
En términos generales y en todas las plazas investigadas, el vínculo entre los hijos y las TIC
tiende a ser calificado negativamente como compulsivo, o dicho en los términos de los padres y
madres: “vicioso”. La connotación social del vicio hace referencia directa a la adicción y a la de-
pendencia, es decir, a la imposibilidad de tener algún dominio sobre la propia voluntad. Así, las
TIC son vistas como telarañas que capturan, “emboban” e inmovilizan a los niños. En palabras
de los adultos indagados: “Se quedan como embobados, en trance, hipnotizados, hasta con la
máquina de la Sube”. “Si los dejás en la compu todo el tiempo, agarra el vicio y me da miedo
que cuando sea grande sea vago y no sepa trabajar”.
De acuerdo a la especialista en tecnología Danah Boyd,“(...) el lenguaje de la adicción sen-
sacionaliza el vínculo de los adolescentes con la tecnología y sugiere que la mera participación
conduce a la patología”. Y continúa señalando que “El problema con las discusiones populares
acerca de la adicción es que no importa si la gente es química o psicológicamente dependiente
de una sustancia o conducta. Cualquier persona que se dedique a una práctica de una manera
que la sociedad vea como una puesta en riesgo de aspectos socialmente más aceptables, es
vista como un adicto”.
En este sentido, un punto particularmente álgido para los padres es el uso de los videojuegos
y juegos en red, cuyo consumo perciben excesivo y patológico.
Frecuentemente los niños suelen dar crédito a las expresiones de sus padres, quedando in-
vadidos a su vez, por los mismos temores: “No quiero ser un adicto ni ser demasiado agresivo
cuando juego...” declaraba en el contexto de la visita etnográfica un niño brasileño.
Sin embargo, la psicoanalista Silvina Ferreira dos Santos, desestima la idea de una relación
directa entre video-juego y adicción: “No es que los videojuegos sean adictivos. Muchos de los
aspectos que se suelen señalar de los videojuegos son componentes propios del jugar, por
ejemplo, la intención de repetir aquello que es del orden de lo placentero. Los niños suelen pe-
dir ‘una vez más...’ ya sea que se trate de un juego, un cuento, etc. El juego en sí mismo tiene
ese componente. Cuando el chico se mete en la trama no quiere salir, no va a salir por mottus
propio, el adulto tiene que ayudar a regularlo, marcando distinciones entre rutinas placenteras y
otras que hacen a su cotidianeidad. Por ende, la patología del jugar de un niño no está determi-
nado por el soporte lúdico sino por su subjetividad y debe evaluarse singularmente, en el caso
por caso”.
Por otra parte, en relación a los juegos en red y como anticipo al siguiente punto, queda claro
que entrenarse para así lograr una mejor performance y destacarse entre los pares, tampoco
es un fenómeno inédito. En su libro Juegos, Juguetes y Nuevas tecnologías, Carolina Duek
deja claro que “Entrenarse para estar integrado es una continuidad histórica (...). Lo que se mo-
difica es la escala y los soportes a través de los cuales se construyen (...) las destrezas que
aparecen como relevantes para vivir una sociabilidad integral e integrada” 13. Además, la posibi-
lidad de exhibir públicamente un ranking de resultados donde posicionarse, puede impulsar a la
auto-superación puesto que “el rendimiento y la valoración de los logros es una de las variables
que interviene en la pertenencia a grupos de pares pero, también, en las interacciones de cada
niño o niña”14.

2.1.2 Temor al aislamiento


Encontramos que los niños, niñas y preadolescentes aprovechan las TIC como canales facili-
tadores para vehiculizar diferentes maneras de relacionarse cotidianamente con otros, espe-
cialmente con fines lúdicos y de pertenencia social. Los juegos en red son la actividad por ex-
celencia, tanto cuando se conectan a través de notebooks/computadoras de escritorio, como
cuando se conectan a través de dispositivos móviles (Argentina: 82% y 61% respectivamente;
Brasil: 76% y 64% respectivamente; México: 70% y 66%). Esta actividad se da a su vez con
mayor fuerza entre los niños más pequeños y en los varones.

13 DUEK, Carolina. Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 176.
14 DUEK, Carolina. Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 200.
Como segunda motivación de conexión, aparecen distintas actividades orientadas a sociali-
zar, como el chateo, la participación en redes sociales y el consumo de contenidos on-line, que
a su vez se intensifican entre los preadolescentes. El chateo es la segunda actividad más rele-
vante en el uso de dispositivos móviles (Argentina: 32%, Brasil: 48% y México 35%), mientras
que la participación en redes sociales, aparece en el uso de ambos dispositivos, y con mayor
fuerza en Brasil. En las tres plazas, Facebook es la principal red social utilizada (aunque Face-
book requiera que los usuarios tengan una edad mínima de 13 años para crear una cuenta, los
niños –muchas veces bajo consentimiento de los adultos- declaran un año de nacimiento que
les permita acceder):
• 72% en Argentina: 55% en el segmento de 7-9 años, y 88% en el de 10-12 años (seguida
por YouTube con un 46%)
• 89 % en Brasil: 80% en el segmento de 7-9 años, y 98% en el de 10-12 años (seguida por
YouTube con un 48%)
• 71% en México: 50% en el segmento de 7-9 años, y 92% en el de 10-12 años (seguida por
YouTube con un 49%)
Pero también, la socialización on-line persigue fines muy valorados por los adultos, como el
cumplimiento de los deberes escolares: “Si no llegaste a copiar, las mamás se pasan la tarea
por Facebook”. (Niños 7-9 años NSE medio-bajo Arg) / “Whatsapp sirve para la comunicación,
tenemos un grupo para relajarse y otro para hacer la tarea”. (Preadolescentes Brasil 10-12
años NSE medio-bajo).
Los números así lo confirman, puesto que la búsqueda de información para la escuela (reali-
zada especialmente a través de PCs y notebooks de los padres, familiares o provistas por los
programas de gobierno) ocupa un lugar destacado, en especial para Argentina y México (41% y
48% respectivamente) mientras que para Brasil está a la par de otras actividades, con el 24%.
Asimismo, como señala una investigación desarrollada por Save the Children: “Navegar libre-
mente facilitó en los pequeños internautas el despliegue de diversas emociones, aptitudes y
habilidades, entre ellas, (...) el desarrollo de actitudes solidarias de quienes más sabían hacia
quienes menos y la socialización de los conocimientos entre pares”15
Para los niños indagados, los motivos de mayor impacto para la conexión giran en torno al
contacto con otros: el contactarse con amigos que ya conocen (Argentina: 66%; Brasil: 85% y
México: 69%) y el juego a través de las redes (Argentina: 62%; Brasil: 64% y México: 55%). Sin
embargo, los adultos indagados ven en las TIC una amenaza latente hacia el sostenimiento de
los lazos sociales afectivos, asociados con el “calor humano” que proporciona el encuentro en
persona. Estos temores, van desde la fantasía de extinción de ciertos espacios de socialización
clásicos-como el café- hasta, nuevamente, la patologización del vínculo con la tecnología bajo
la figura del “autismo”.
“Va a dejar de existir el juntarnos a tomar un café. El café virtual va a ser muy frío”. / “Con la
tecnología (mi hija) está más enfrascada. Ni parpadea. Me da miedo que se vuelva autista”.
Sin embargo, a lo largo de todo el estudio y en las múltiples fuentes analizadas, no se encon-
traron evidencias que señalen a las TIC como “causantes de autismo” de autismo, sino que por
el contrario, tanto los niños como los referentes académicos tendieron a manifestar que las TIC
pueden colaborar en su desempeño social, y no parecen suplir la necesidad de contacto e in-
tercambio personal. En palabras de los niños: “Hay un álbum digital como de mentira. Bah, no
es de mentira... pero no es lo mismo porque no podés cambiar figuritas con los demás”. (Niñas
Arg 7-9 años NSE medio-alto Arg) / “Es como más valiente hablar cara a cara... no esconderte
a través de Facebook... si una amiga se mete los dedos para vomitar, es un tema difícil para la
otra persona... si la encarás por Facebook va a pensar que no lo estás tomando tan en serio”.
(Preadolescentes 10-12 años NSE medio-bajo Arg) / “Si no es cara a cara no es honesto, que
tal si te está mintiendo”. (Niños 7-9 años NSE medio-alto Mx) / “Algunas cosas que te enterás
por la web, luego sólo se hablan personalmente. Un secreto, por ejemplo”. (Niños 7-9 años
NSE medio-alto Brasil) / “Personalmente es como el amigo puede dar opiniones sinceras. Se

15 “Investigación comparativa sobre los usos y disfrute de Internet por niñ@s de entre 8 y 10 años” conduci -
do por la Organización Savethechildren y por chicos.net en Argentina, Perú y Paraguay
entiende más cuando se enfada, cuando está molesto o cuando está contento”. (Niñas 7-9
años NSE medio-alto Brasil).
En el mismo sentido, Sonia Livingstone, investigadora y experta internacional en el uso de In-
ternet en la infancia, refuerza lo referido por los niños al subrayar que: “a partir de entrevistas
que les hago a niños, pude encontrar muy interesante el hecho de que cuando quieren decir
algo realmente importante a alguien, se lo dicen cara a cara”.
Los niños siguen manteniendo sus vínculos cara a cara en complemento con el mundo on-li-
ne y prohibirles la interacción on-line por miedo a que se aíslen, sería producir exactamente lo
que se teme, sería aislarlos. ñEn palabras de Sergio Zabalza: “Algunos padres no entienden
que los chicos se juegan su inclusión en el grupo de pares mediante el ciberespacio y en eso le
va a la vida, no hay nada más terrible para un ser hablante que la exclusión”. Paula Sibilia
avanza también en esta línea: “La culpa era el mecanismo de control que funcionaba de mane-
ra más eficaz en la sociedad de la interioridad, una sociedad rígida, muy estricta en las reglas y
con una moralidad consensual. Tanto la interioridad como la culpa se desarrollaban de modo
prioritario en el espacio privado, totalmente separado del público. Nuestra sociedad es muchísi-
mo más sensible o incluso vulnerable a la mirada de los otros. Al disminuir el peso y el valor de
la antigua interioridad, lo que nos define es cada vez más lo que hacemos y mostramos, cómo
somos con los demás y cómo ellos nos ven. Esto podría configurar formas de encuentro más
interesantes”. (...) “Tiendo a pensar que hay un estar juntos on-line poderoso, no es que vale
menos porque es virtual”.
Cuando los adultos interpretan que sólo el encuentro cara a cara permite hablar de un víncu-
lo legítimo, y que la interacción on-line es causa de aislamiento social, tienden a restringir la in-
teracción on-line de sus hijos.
Paradójicamente, esto puede generar la misma marginación que intentaron evitar (ya que
hoy, no participar del mundo on-line, es aislarse).
Las declaraciones de los niños, niñas y preadolescentes entrevistados, siguen esta línea:
“Me dicen que el GTA es agresivo, pero necesito tenerlo no porque me aburro, es por un tema
social... quiero hablar con mis amigos del juego”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-alto
Arg) / “Los que no se interesan por tener celular con Internet, son los antisociales”.(Preadoles-
centes 10-12 años NSE medio-bajo Arg).
Un apéndice al temor al aislamiento, es el miedo a que el manejo simultáneo de diferentes
mensajes y estímulos (del mundo on y off-line) dificulte la capacidad de los hijos de conectar
con el mundo “exterior”. Para los adultos –acostumbrados a una atención focalizada- a raíz de
las TIC los niños “no prestan atención al 100 %... aprender, van a aprender, pero no al 100%. El
que mucho abarca...”
La Lic. Dussel cuestiona, sin embargo, la dicotomía que los adultos establecen entre el uso
de las TIC y la atención: “A veces los padres dicen Apagá el celular y concentráte... como si
no hubiera concentración en el uso de las tecnologías. Un jugador de videojuegos muy apasio-
nado esta súper concentrado. Y hay atención flotante, de distracción, del multitasking, que es
otro tipo de atención. Estas son nuevas condiciones que hay que pensar y atender”. Los niños,
por su parte, aportan expresiones como las siguientes: “Un día estaba haciendo todo junto.
Viendo la televisión en mi iPad, jugando con la Play y comiendo bananas. Es fácil”. (Niños 7-9
años NSE medio-alto Brasil) / “Creo que la tecnología no es sólo para interrumpir la atención,
también veo las tabletas como herramienta de trabajo: para el diseño, para hacer montajes”.
(Preadolescentes Brasil 10-12 años NSE medio-bajo)
Por otra parte, este estudio nos permitió detectar una lógica de sentido inverso: algunos ni-
ños y niñas, cuando sienten que los adultos no les prestan atención –por ejemplo, cuando com-
partiendo la mesa no los involucran en sus conversaciones- recurren a las TIC para sentirse
parte... de algo.
“En un restaurante pido la clave de Internet porque mis tíos hablan mucho del doctor, de
cuando la abuelita está enferma del ojo”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-bajo Mx) /
“Muchas veces mis papás están muy ocupados, trabajan mucho, no llegan con ganas de po-
nerse a jugar conmigo, entonces voy a los videojuegos”. (Preadolescentes 10-12 años NSE
medio-alto Arg).
2.1.3 Temor a la destitución del juego, la imaginación y la fantasía
Este temor de los adultos radica en la creencia de que la tecnología ha quitado a sus hijos la
virtud de valorar sus juguetes “físicos”, así como la posibilidad de entretenerse sin artefactos,
usando sólo su creatividad o su imaginación.
“Los niños ya no juegan y los adolescentes no te leen. Quieren todo servido”.
Sin embargo y a pesar de estos temores, son los propios padres y madres los que admiten
que sus hijos no han perdido la capacidad de jugar: “Cuando hacen las pijamadas sí juegan,
sacan todo, arman carpas. Ahí no tanto la compu, más la tele con videos específicos de músi-
ca, karaoke”. / “A mi nena le gusta tanto diseñar cupcakes en la compu, como que le haga
masa, con harina y agua, con el amasador y los moldes”.
Más aún, advertimos que muchas veces los niños y niñas obtienen en la web lo que podría-
mos denominar insumos digitales inspiradores para la elaboración de tramas de juego, dibujos
y fantasías. Siguiendo el discurso de los niños: “En Minecraft podemos construir lo que quera-
mos, un cerdo, una casa del árbol. Una biblioteca en medio de la nada. Libras tu imaginación”!.
(Niños 7-9 años NSE medio-alto Mx). Es decir que ocurre una articulación entre lo que sucede
en las pantallas, y fuera de ellas. Tanto es así, que la Universidad Robert Morris de Pittsburgh,
Estado de Illinois (la primera del país en contemplar los deportes electrónicos en su programa
de ayudas por habilidades deportivas) incluye los videojuegos en su lista oficial de deportes ap-
tos para solicitar una beca. Según publicaciones del Chicago Tribune (uno de los principales
diarios de la ciudad de Chicago), la Robert Morris ha presentado un programa de becas para
jugadores ‘League of Legends’16, ofreciendo a los atletas electrónicos una reducción de hasta el
50% en la matrícula y alojamiento. Así, la institución “reconoce el valor y la legitimidad de los
deportes electrónicos”17.
• Argentina es el país donde se mencionan mayor cantidad promedio de juegos por niño y
Brasil registra la tendencia contraria (Argentina:4,27; Brasil:2,88 y México: 3,37).
• En Argentina, mercado de mayor consumo lúdico, lideran los juegos “locales”, instalándose
fuertemente Mundo Gaturro18 (56%), personaje inicialmente aparecido en la prensa escrita.
Preguntados/Cierto o Falso (42%), puntúa fuerte entre los preadolescentes. Club Penguin
(37%), juegos de The Walt Disney Company Latin America (31%) y juegos de Juegosgratis
(30%) se mencionan en 3ero, 4to y 5to lugar.
• En Brasil lidera Farmville de Facebook (41%), siendo consecuente con la alta penetración
de esta red, al que le siguen los del sitio de Cartoon Networks (27%), de Discovery Kids (21%),
Minecraft (21%), FIFA (20%) y Club Penguin (19%).
• En México lidera en cambio The Walt Disney Company Latin America con el 35%. Le siguen
Farmville (29%), Club Penguin (28%), Juegosgratis (26%), los del sitio de Nickelodeon (26%) y
Minecraft (25%).
Para la Lic. Dussel, no sólo lo digital no anula per se la fantasía, sino que los niños tienen un
universo de fantasía que se despliega en los juegos digitales, tanto como en otros espacios.
Carolina Duek, propone debatir si los nuevos juegos no son acaso capaces de generar nuevas
prácticas lúdicas. Y tomando el concepto de mediamorfosis de Fidler (1997), al que ya nos he-
mos referido, en articulación con la idea de “ludomorfosis” de Tourn (2013) 19, Duek sugiere que
se trata de un proceso de co-existencia y co-evolución entre lo precedente y lo nuevo. “En este

16 League of Legends es uno de los juegos más grandes del mundo y cuenta con 67 millones de usuarios que
juegan, al menos, una vez al mes y con otros 27 millones que lo hacen a diario. Se trata de uno de los vide -
ojuegos que más ha hecho difuminar la línea que existe entre los deportes tradicionales y los electrónicos:
la empresa de distribución de videojuegos RiotGames ya ofrece millones de dólares en premios económi-
cos para los mejores equipos del mundo y el Gobierno de Estados Unidos empezó a emitir visados especia-
les a los jugadores de primer nivel, de manera que se les reconoce como atletas profesionales.
17 Las universidades de EEUU darán becas a jugadores del ‘League of Legends’. Publicado en www.teintere -
sa.es / 24 de Junio de 2014.
18 Gaturro es una serie de libros escrita por Cristian Dzwonik (conocido como Nik). La serie cuenta con más
de 50 libros, entre historietas y pequeñas novelas. Una adaptación cinematográfica ha sido estrenada en
2010, así como un mundo virtual para niños. A través de distintas acciones, el usuario conseguirá monedas
que luego puede cambiar por productos existentes en catálogos para vestir a su avatar o decorar su casa.
sentido (...) la vinculación y las continuidades entre los juegos ‘tradicionales’ y los juegos en la
computadora podría pensarse como un proceso de articulación entre textualidades disponibles
que se imbrican en un nuevo espacio constituido por las pantallas disponibles”.20
Lo que puede ocurrir algunas veces, es que los adultos muy exigidos en la sociedad contem-
poránea, descansen en el entretenimiento que ofrecen los juegos virtuales (que los niños agra-
decen y parecen disfrutar), porque tienen menos tiempo y energías para integrarse a los juegos
de los niños y proponerles otros soportes de juego (como los juegos de mesa) de manera
atractiva. Como lo explicita Duek: “La clave radica aquí (...) en la compañía que pueda tener
ese niño o niña a la hora de abrir esa caja, bolsa o contenedor en que se encuentre esa pro-
puesta lúdica. Si los más chicos suelen estar solos, o al menos, no cuentan con la posibilidad
de que un adulto u otro amigo se siente con ellos a jugar, es muy fácil que el destino de esa
caja sea llenarse de polvo”.21
¿Por qué no aceptar, entonces, la invitación que hace Anne Collier? “Sería mucho mejor si
los adultos pudiésemos querer jugar un poco más y probar cosas nuevas. Probar la tecnología
y los medios que nuestros hijos aman, y así poder entenderlos mejor a ellos. Y en el intento, en
el juego, darnos cuenta de que no hay peligro realmente”.

2.1.4 Temor al contagio de conductas autodestructivas o antisociales


Entre los adultos, tiende a predominar la idea de Internet como plataforma de viralización
(término de por sí cargado de connotaciones negativas, asociadas al contagio de los virus, es
decir a lo infeccioso) de lo malo por sobre lo bueno. A esta idea subyace la concepción del niño
como una suerte de “página en blanco”, sobre la que los contenidos de los videojuegos y la vir-
tualidad se imprimen y determinan su accionar futuro, sin ninguna mediación de su capacidad
de discriminar. En palabras de los padres y madres: “Si crece mucho con la tecnología, de
grande puede hacerse hacker”. / “Les explicás que en la vida real no pueden jugar a lo mismo,
que eso no es de verdad, porque se pueden confundir”.
En algunas ocasiones, los padres contagian a sus hijos esta misma angustia: “En el GTA
puedes arreglar carros y matar gente. Matar gente no me gusta, no me gustaría que se lo hicie-
ran a mis papás cuando lo hago, entonces me pongo a arreglar carros”. (Preadolescentes 10-
12 años NSE medio-bajo Mx)
Este estudio nos permitió detectar, además, que el temor al contagio asociado al consumo lú-
dico de contenidos agresivos, parece ser mayor entre las madres que entre los padres, lo que
redunda en la administración de reglas inconsistentes entre los mismos.Así lo refieren los ni-
ños: “Algunas cosas que están mal para las mamás, a mí me gustan... La convencí que me
deje jugar al GTA porque no mato gente inocente, mato sólo contrabandistas”. (Preadolescen-
tes 10-12 años NSE medio-alto Arg) / “Hay versiones del GTA que mamá no me deja jugar...
después papá dijo que sí! Los papás son como los chicos: te dejan hacer todo”! (Niños 7-9
años NSE medio-bajo Arg)
Siguiendo las reflexiones G.Bell acerca de los patrones que operan cada vez que una socie-
dad incorpora una nueva tecnología, la temática del temor al contagio tiene antecedentes en
tecnologías precedentes, por ejemplo, en relación a los contenidos cinematográficos y/o televi-
sivos. La Lic. María Eugenia Farrés refiere una simpática anécdota, en esta línea: “Cuando em-
pezamos a escribir sobre el impacto de los videojuegos en los chicos, se presentó una discu-
sión en una mesa científica. Y una analista grande dijo ‘esto me hace acordar a cuando apare-
ció la televisión y la gente se preguntaba si ahora los chicos iban a saltar de la ventana como
Superman’. Esto me pareció muy piola. Tiene que ver con la constitución de la subjetividad, el
chico no va a saltar por la ventana como Superman salvo que esté psicótico, pero no porque le
presentes la TV o juegos de guerra en la computadora”.

19 Gastón Tourn, Licenciado en Comunicación (UBA), investigador en el Instituto Gino Germani, y PR In -


tern en EmpireStateBuilding Company LLC, plantea que la historia de los juegos responde más a procesos
dinámicos que a sustituciones lineales. Desde esta lectura, los entretenimientos electrónicos no pueden ser
descalificados per se.
20 DUEK, Carolina.Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires
21 DUEK, Carolina. Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 183.
A pesar de los miedos de los padres, vale sostener la pregunta: si los niños no confunden
juego físico con realidad, ¿por qué habrían de confundir juego virtual con la misma?
“Es el juego, se trata de una cosa, la realidad es otra cosa. No voy a ser malo cuando crez -
ca. Sé que es sólo un juego, no es la vida real”. (Niños 7-9 años NSE medio-alto Brasil) / “Me
gusta el juego Matar al Jefe... no es matar de verdad... es un dibujito, no es sangre lo que le
sale, es salsa de tomate”! (Niños 7-9 años NSE medio-bajo Arg) / “Si un nene agrede fuera del
juego, eso está mal”! (Niños 7-9 años NSE medio-bajo Arg) / “Me gustaría un videojuego de
matar a mi hermano, porque en la vida real no lo voy a matar”. (Niños 7-9 años NSE medio-ba -
jo Arg)
Según los expertos, no parece existir evidencia científica concluyente que señale a los conte-
nidos de los videojuegos como causantes de respuestas agresivas o violentas.
O al menos, no más que aquellos estímulos provenientes del mundo off-line. Anne Collier,
por ejemplo, menciona que muchas investigaciones emergentes “descubrieron que los vide-
ojuegos en verdad no tienen tanta influencia. La investigación decía lo que yo ya mencioné
desde el 2008, que lo que realmente tiene influencia es el ambiente que el niño viva en el mun-
do real, el de su hogar, su escuela”. Y Sonia Livingstone, en el mismo sentido, afirma: “perso-
nalmente cuando veo violencia en muchos videojuegos en la pantalla me horrorizo como perso-
na. Pero no puedo encontrar mucha evidencia de que los niños se vuelven más violentos ju-
gando este tipo de juegos. Tal vez esto genere procesos muy lentos de cambio, pero la eviden-
cia ni siquiera sugiere que esto pueda ser realmente un problema. Lo que los niños parecen
decir es que están más contrariados por la violencia del mundo, los trastornan más las noticias
sobre Gaza que lo que pueden llegar a estar por Call of Duty.
Por último, la sensación de “ganarle a la computadora” es un reto más que desafiante, ya
que como señala Duek: “Si la computadora es inteligente, ganarle o simplemente jugar con
ella, es una manera de poner a prueba las destrezas y las acciones lúdicas frente a un rival ‘de
peso’”22.

¿QUÉ APRENDIMOS?
• Los distintos prejuicios que los adultos tienen acerca de las TIC, hacen que muchas veces
orienten mal sus “alarmas”, señalando como dañino aquello que no necesariamente lo es.
• Es importante revisar los temores que están en la base de estos prejuicios, para que los pa-
dres puedan gestionar estrategias preventivas adecuadas en sus hijos.
- Temor a que sus hijos generen un vínculo de vicio, dependencia, imposibilidad de “cortar”
con la tecnología (compulsión y rechazo social)→ sucede que la trama de todo juego puede ser
atrapante en la infancia, sea o no mediada por las TIC.
- Temor a que sus hijos queden “tomados” por los dispositivos tecnológicos, pierdan sus vín-
culos presenciales y sufran déficits de atención (aislamiento, “autismo”)→ Sin embargo, cuando
los adultos restringen la socialización on-line pueden terminar ocasionando aislamiento.
- Temor a que sus hijos sustituyan los juegos “clásicos” por medios que ya dan todo “servido”
(destitución del juego, la imaginación y la fantasía)→ Los niños siguen disfrutando de sus ju-
guetes físicos cuando son estimulados con propuestas atractivas. La web puede ser una fuente
de insumos para generar tramas de juego, dibujos y fantasías. El problema es que, a veces so-
mos los adultos los que no nos permitimos jugar lo suficiente con los niños.
- Temor a que sus hijos se “contagien” de pensamientos y acciones dañinas, así
como de conductas autodestructivas y/o antisociales desde los videojuegos→ los niños no
parecen confundir juego virtual con realidad, así como no confunden juego físico con realidad.
No existe evidencia científica concluyente que señale a los contenidos de los videojuegos como
causantes de respuestas agresivas o violentas, o al menos, no más que los contenidos y estí-
mulos que reciben desde el off-line.

22 DUEK, Carolina. Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014
¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-
TES?
- Contrariamente a lo que piensan los padres y madres, las TIC bien implementadas pueden
facilitar el desarrollo de actitudes solidarias entre pares, ya que fomentan el deseo de interac-
tuar con más personas.
- Por otra parte, estas nuevas competencias lúdicas (siempre que no sean las exclusivas, es
decir, que los niños sigan jugando con juguetes y juegos físicos) pueden dotarlos de habilida-
des sociales “para la vida”, ya que se entrenan sus destrezas mentales y sociales, en un marco
reglado y desafiante.
- Además, las herramientas digitales les permiten recrear y explorar lúdicamente su identi-
dad, que puede ayudar a desarrollar un yo más rico: menos rígido y menos unidimensional.

CAPÍTULO 03
OBSTÁCULOS E INTERFERENCIAS A LA HORA DE LA INTERVENCIÓN ADULTA
En el capítulo anterior hemos analizado algunos de los temores y prejuicios de los padres en
relación al vínculo de sus hijos con la tecnología.
En este capítulo profundizaremos en los obstáculos e interferencias a la hora de la interven-
ción adulta respecto de las interacciones on-line de los niños.

3.1 Riesgos percibidos por los padres en relación a las actividades on-line de sus hijos
El estudio cuantitativo señala que los riesgos que más inquietan a los padres en relación a
sus hijos y los peligros on-line, refieren al acceso a contenidos inadecuados y contactos peli-
grosos. En primer lugar, en Argentina y México, inquieta el acceso a contenidos inadecuados,
especialmente pornográficos y sexuales (con el 47% en Argentina y el 57% en México), mien-
tras que en Brasil se posiciona en segundo lugar (con un 39%). Los riesgos referidos a contac-
tos peligrosos (principalmente acosadores, abusadores, impostores) son el principal riesgo per-
cibido en Brasil (con el 66%), mientras que en Argentina y México se posicionan en segundo lu-
gar (con un 41% y un 46% respectivamente). También se menciona la interacción con descono-
cidos, en donde el niño pueda proporcionar información personal o relativa a la privacidad de la
familia, más enfatizado entre padres argentinos (Argentina: 30%; Brasil: 9% y México: 19%).

3.2 Padres ahogados en un vaso de agua...


Como lo ha expresado el Lic. Sergio Balardini 23, miembro del Programa de Estudios sobre
Juventud de la FLACSO, si bien los adultos se conectan, no lo viven con la misma comodidad
que perciben en los niños. Un problema que se deriva de esto es que los padres y las madres
confunden su menor pericia tecnológica con una menor autoridad a la hora de establecer pau-
tas y transmitir criterios en este ámbito. La Lic. Silvina Ferreira dos Santos, quien dicta talleres
donde se invita a los padres y madres reflexionar sobre las TIC, observa que “hay mucha per-
plejidad de los padres, como si estuvieran ‘jaqueados’, porque estaban convencidos de que
cuando fueran padres ellos iban a enseñar, pero hoy nada es tan vertical... están como desco-
locados y deben tratar de reposicionarse”.
En este sentido, los padres relatan: “Los chicos hoy se imponen, cuestionan, te corrigen...
por Google descubren que el mundo no es tan como se lo habías contado”. / “Me retruca, es
una falta de respeto. Los chicos hoy se creen que se llevan el mundo por delante, ya vienen
con esa impronta, por culpa de la computadora”. / “Los chicos están re avanzados, ¿qué le
puedo enseñar si se maneja con el teclado táctil mil veces mejor que yo”? / “Lo descubren de
sólo verlo, no le tenés que explicar, al toque lo entienden. En la Play me hace sentir de madera
porque en cualquier jueguito me da vuelta”. / “Facebook es algo bastante difícil de controlar,

23 Sergio Balardini. Subjetividades Juveniles y Tecnocultura. Impacto y transformaciones de la cultura esco -


lar ante la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación. Panel: Tecnología y subjetivi-
dad juveniles. Centro Cultural del Teatro Municipal General San Martín.
más para alguien que no es experimentado con la compu. Yo para bloquear no sé, tengo que
llevar el equipo a un técnico”. / “Me desafía, me extorsiona. ‘Si no me ponés la compu no
como’... Si le digo que no, me dice ‘mala for ever’. No sé cómo manejarlo”!
Los niños y niñas con los que hemos dialogado coinciden en la menor pericia de los adultos
respecto de la tecnología.
“Lo único que mi padre sabe, es si la página tiene un virus o no”. (Niños 7-9 años NSE me-
dio-alto Brasil/ “Mi papá sabe de formatear y esas cosas, yo sé de descubrirle a la tecnología
cosas nuevas”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-alto Arg) / “Mi papá siempre me man-
da a buscar a Google, porque él no sabe nada”! (Niños 7-9 años NSE medio-bajo Arg).

3.3 ...¿hijos como peces en el agua?


Los niños (vistos como expertos en tecnología por sus padres) tienden a sobrevalorar su ca-
pacidad para afrontar los riesgos on-line.
En cuanto a la percepción de peligrosidad del uso de Internet y redes sociales, la fase cuanti-
tativa del estudio indica que el 60% de los niños mexicanos, el 52% de los argentinos y el 47%
de los brasileros afirma que usar Internet es muy o algo peligroso.
El cyberbullying es la situación que entre los niños argentinos y mexicanos suscita mayor te-
mor (Argentina: 55%; México: 65%, Brasil: 42%), mientras que en Brasil, el mayor temor es que
sean contactados por algún adulto desconocido para propuestas indecentes o peligrosas (Ar-
gentina: 53%; Brasil: 56% y México: 52%).
El temor a la utilización de fotos o videos subidos a las redes sociales, para fines inescrupu-
losos, surge en todos los países en 2do lugar de preocupación (Argentina: 54%, Brasil: 53% y
México: 64%), mientras el temor a la aparición de fotos y videos prohibidos que los padres
crean que fueron buscados por los ellos, surge también con fuerza, especialmente en Argentina
(Argentina: 54%; Brasil: 39% y México: 38%).
Sin embargo, pese a esta conciencia de peligrosidad y temores, advertimos que los niños y
niñas tienden a sobrevalorar sus capacidades frente a los potenciales riesgos en el mundo on-
line.
La gran mayoría de los niños consultados en la fase cuantitativa, considera que sus pares
(posiblemente encarnando el lugar de un “otro” en el que depositan sus propios sentimientos)
no sienten preocupación extrema al navegar por Internet, debido a que creen que no les va a
ocurrir nada malo (61% en Argentina, 66% en Brasil y 69% en México).
Tienden a moverse confiados y seguros, con una sensación de cierta “inmunidad” ante los
potenciales riesgo de sus interacciones on-line. Esto parece ser producto tanto de una sobreva-
loración de su pericia tecnológica a la hora de protegerlos, como de la ingenuidad infantil. Así lo
expresaron: “En la compu de mi amigo apareció una chica desnuda... no hace falta avisarle a
los padres, con la X la saqué”. (Niños 7-9 años NSE medio-bajo Arg). / “Nos podemos cuidar
solos, no somos niños, siempre que uno tenga sus perfiles cerrados no pasa nada”. (Preado-
lescentes 10-12 años NSE medio-bajo Mx) / “Alguien que no sé quién era me empezó a pre-
guntar si ya me hice señorita, que mandáme fotos de tu pieza... Yo no sabía si contarle a mi
mamá o a mis amigas”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-bajo Arg).
Además, la convivencia de funciones entre red social, chats, foros y blogs hace que muchas
veces compartan con fluidez datos personales en foros públicos, sin plena conciencia del al-
cance de sus actos: “Cuando estoy usando Internet, me siento cómodo, como caminando.
Siento que soy libre, que voy a volar”. (Niños 7-9 años NSE medio-alto Brasil).
Como señala la Lic. Silvina Ferreira dos Santos, “es muy difícil que puedan comprender que
cuando están en su casa y chatean o googlean, están en un espacio público”.
Entre los niños encuestados que tienen Facebook, un 20% en Argentina, un 46% en Brasil y
un 26% en México declara que su perfil es público o que desconoce si es público o cerrado.
Asimismo, se observa que los aprendizajes adquiridos en una plataforma tecnológica no
siempre se vuelcan a otras. En este sentido, el Lic. Restrepo observa: “En los centros tenemos
tabletas que los chicos muchas veces la toman, entran a su red social y se les olvida salir y nos
devuelven las tabletas con los perfiles abiertos. Son instrumentos que infelizmente se salen de
lo preventivo y entran en lo correctivo, pero que te permiten generar una conciencia del impacto
que puede llegar a tener eso”.

3.4 Percepción de fractura y fuerte discontinuidad generacional


Considerar que los niños “vienen” distintos puede promover la pasividad adulta a la hora de
instalar criterios de protección.
Los adultos hablan de la evolución de los niños y niñas actuales casi como si hubiera cam-
biado el “genoma humano”. Los hijos imaginan la infancia de los padres como si hubieran creci-
do en la época de las cavernas. Una niña mexicana nos ha dicho: “Mis padres vivían en casas
de cartón y jugaban con piedras y palos”. (Niñas 7-9 años NSE medio-bajo Mx).
Lo cierto es que el discurso de los padres y madres reunidos a debatir en el contexto de los
grupos focales, insistió una y otra vez en que los niños hoy “vienen” más avanzados (esto fue
expresado con diferentes metáforas, muchas de ellas curiosamente tecnológicas, como ser:
“traen otro chip”, “vienen formateados distinto”). Con Carolina Duek 24 debemos preguntarnos si
esta suposición de que los niños hoy son “intrínsecamente diferentes” no está dificultando ver
que la subjetividad deviene dinámicamente en el encuentro con los adultos que reciben a este
niño en la cultura. Señala la autora: “la idea de venir, pareciera deslindar a los adultos de la res-
ponsabilidad o, llevado al límite, de la posibilidad de intervención en la vida de los más chi-
cos”.25
Asimismo, decir que los niños “vienen distintos” puede dificultar la posibilidad de advertir que
los adultos también somos distintos respecto de las generaciones precedentes, porque esta-
mos inmersos en un ambiente que ha sufrido grandes modificaciones. En palabras de Paula Si-
bilia: “Aunque parezca todo lo mismo... nosotros no somos más los mismos, nuestra sociedad
cambió mucho en las últimas décadas, con una intensificación de esos cambios en los primeros
años del siglo XXI: ahora, muchos de sus valores, prioridades, problemas son otros”. En otros
términos, continuando con P. Sibilia: “No sólo los chicos son distintos ahora, los adultos tam-
bién. Creo que nosotros, si fuéramos al colegio ahora, probablemente no nos portaríamos de la
misma manera que nos portábamos”.
Parte de esta sensación de ruptura y discontinuidad entre generaciones, está instalada en
algo tan humano como el propio lenguaje. La Lic. Farrés lo ejemplifica recurriendo a una anéc-
dota: “en la clínica donde trabajo le pedí a la secretaria, una adulta joven de veinte años: nece-
sito comunicarme con fulanito, me discás por favor? Y me dice: si quiere le marco, porque el te-
léfono no tiene disco”. En el mismo sentido, Laura Lozes, Product Manager en Cablevisión / Fi-
bertel Argentina y Mariana Brandeburgo, CSR Manager en Cablevisión / Fibertel Argentina, re-
cuerdan una anécdota sucedida en México, donde “una madre estaba retando a su hija, quien
le respondió ‘Haz click y minimízate’”.

3.5 Los temores extremos no generan conciencia de riesgo realista


Como ya se señaló en el informe Chic@s y Tecnología: ¿Una Interacción Sin Riesgos?: “en
cada grupo, discursivamente siempre se configuró un «otro grupo» al que oponerse para argu-
mentar. Ese «otro grupo construido» es el depositario de las características negativas que pue-
de asumir el vínculo con lo tecnológico (el estar en pose, el «enviciarse», el usarlo como refu-
gio cuando se tienen dificultades para socializar con pares, el ser incauto, etc.)” 26. En los gru-
pos focales y entrevistas se detectó que el riesgo en el uso de las TIC, aparece asociado (tanto
desde la lectura de los adultos, como de los niños indagados) a consecuencias dramáticas
pero lejanas, ajenas y muy excepcionales.

24 Doctora en Ciencias Sociales (UBA) y Magister en Comunicación y Cultura (UBA). Investigadora del
CONICET, donde dirige proyectos de investigación vinculados con el juego y los medios de comunica-
ción.
25 DUEK, Carolina.Juegos, juguetes y nuevas tecnologías.Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 58.
26 Asociación civil Chicos.net y Ecpat. Chic@s y Tecnología: ¿Una Interacción Sin Riesgos? Informe final
elaboradoporTRENDSITY.Noviembre 2007:32
En otras palabras, el riesgo ronda en torno a situaciones que les suceden a otros, generando
un bajo nivel de implicación.
“Salió en las noticias de uno que por jugar videojuegos mató a su familia”. (Preadolescentes
10-12 años / “Hay chicos de Estados Unidos que por hacerse los cancheros y tener amigos de
todo el mundo aceptan a desconocidos, y después los matan”. (Preadolescentes 10-12 años
NSE medio-alto Arg) / “En la escuela dieron una obra de teatro que un chavo tenia Face y se
robó a una niña y ella no recordaba con qué la durmió ni qué le hizo”. (Niñas 7-9 años NSE me-
dio-bajo Mx) /NSE medio-bajo Mx)/ “Hay antecedentes de gente de Estados Unidos que en la
vida real le pasa algo con esos juegos, de tanto que se posesionan”.
Este “otro grupo” construido, donde anclan los temores extremos en relación a la tecnología,
no ayuda a generar una conciencia de riesgo realista, que permita detectar amenazas concre-
tas, más frecuentes y posibles.
La exploración cuantitativa de las experiencias que efectivamente habían vivido los niños en-
cuestados, arroja los siguientes resultados:
• El cyberbullying es la situación que mayor incidencia directa o indirecta presenta (Arg:14%;
Bra: 21% y Méx: 17%), es decir que le sucedió a los niños encuestados o conocen a alguien a
quien le sucedió.
• La vivencia o conocimiento directo de otras situaciones menos frecuentes, como el chateo
con adultos desconocidos que incomodaron al niño registra el 14% entre niños argentinos, el
28% en Brasil y el 18% entre niños mexicanos encuestados. Estas situaciones son más fre-
cuentes en los niños de 10 a 12 años que entre los más pequeños.
• El pedido de fotos íntimas propias, es una situación menos experimentada en Argentina y
México (5% y 11% respectivamente) en cambio en Brasil esta situación adquiere mayor presen-
cia (19%).
• El recibir fotos íntimas de un desconocido es algo más frecuente en Brasil (14%) y México
(12%). En Argentina un 9% atravesó esa situación o conoce a alguien a quien le sucedió.
• Y quienes afirman haber tenido o conocer de manera directa un pedido de encuentro perso-
nal por parte de un desconocido son el 9% para Argentina, el 21% para Brasil y el 9% para Mé-
xico.
¿A quién recurrir frente a estas situaciones? Entre todos los niños que atravesaron o cono-
cen a alguien que atravesó situaciones de este tipo, alrededor de un tercio acudiría a los pa-
dres frente a una situación de esta índole (Argentina: 32%, Brasil: 37% y México: 33%).

3.6 ¿Mayor peligro para las niñas que para los niños?
Las connotaciones de debilidad femenina y fortaleza masculina propias de una cultura sexis-
ta, llevan a asumir que existe un mayor peligro para las niñas que para los varones. Así, para
los padres “Al ser varón no me preocupo tanto, si fuese nena sería distinto”. / “Siendo varones
es más fácil, si tuviera una mujer sería peor”.
Sin embargo, a nivel global, más hombres que mujeres utilizan Internet. Según informes de
la ONU: “la penetración de Internet alcanza un 41% de los hombres comparado con un 37% de
las mujeres, ó 483 millones de usuarios varones en comparación con 475 millones de mujeres.
Esta brecha, es aún más pronunciada en los países en desarrollo, donde 16% menos de muje-
res utilizan Internet versus los hombres”. Asimismo, la misma fuente recoge también indicios
acerca de que los niños en Europa “poseen un mayor y mejor acceso a Internet que las niñas,
patrón que posiblemente se reproduzca en otras regiones, especialmente en contextos donde
las niñas experimentan consistentemente una mayor discriminación en la sociedad que los ni-
ños”.
También más varones utilizan el locutorio o cyber como lugar de conexión. Este lugar de na-
vegación se caracteriza por presentar un bajo nivel de supervisión adulta y mayor posibilidad
de intercambio entre adultos y niños. Según el relevamiento cuantitativo realizado en el presen-
te estudio, la navegación en el cyber/locutorio alcanza el 4% en Argentina y Brasil, llegando al
9%en México, con una mayor penetración en varones, en todos los países (Argentina: 7% de
niños versus 1% de niñas; Brasil: 5% de niños versus 3% de niñas; México 13% de niños ver-
sus 5% de niñas).
Todos estos indicadores nos permiten suponer que más allá de los prejuicios adultos respec-
to de un mayor peligro para las niñas, como mínimo, el riesgo para niños y niñas no sería tan
diferente.

3.7 Consejos para padres que resultan comprensibles, pero muchas veces impractica-
bles
Actualmente, distintos emisores transmiten listados de consejos relacionados con el uso de
las TIC por diferentes medios masivos. Sin embargo, aunque los padres acuerden con los mis-
mos y los comprendan perfectamente, e incluso en muchos casos intenten seguirlos, suelen te-
ner un barniz ideal que no es empático con la dinámica y los vínculos entre padres e hijos con-
temporáneos. Así, ponerlos en práctica parece resultar difícil, y por ende, frustrante: “Los ex-
pertos te la pintan muy lindo pero en casa, ¡hay que estar! Llega la hora de la comida y si no
están los dibujitos mi nena no quiere comer. Es una negociación constante”.
Estos consejos, se transforman así en un ideal difícil de lograr. Lo que resulta es un efecto
rebote: los padres tienen una sensación de incompetencia, ante la que sólo les queda (para es-
capar de la resignación), acudir a los prejuicios que hemos detallado en el capítulo anterior.
Por otra parte, estos consejos tienden a restringirse al uso de las TIC (dejando por fuera la
vida off-line) y a concentrarse en aspectos formales (por ejemplo: erradicar la PC de la habita-
ción del niño o fijar horarios claros de navegación), de modo que quedan desfasados respectos
de las nuevas dinámicas familiares, así como de las posibilidades que abren los nuevos dispo-
sitivos cada vez más móviles y personales.

¿QUÉ APRENDIMOS?
• La idea de que los niños “vienen más adelantados” puede dificultar ver que la subjetividad
se construye sólo en el contexto del encuentro entre quien llega al mundo, y el mundo que lo
recibe. Es cierto que los niños de hoy son distintos... pero también lo somos los adultos y el
mundo que nos rodea. Considerar que los niños “vienen” distintos puede promover una actitud
pasiva en los adultos a la hora de protegerlos on-line.
• Los adultos se encuentran perplejos ante el nuevo escenario tecnológico, particularmente
cuando comparan su baja pericia (necesidad de leer los instructivos, etc.) con el dominio intuiti-
vo que parece tener los niños.
• Cuando los padres y las madres confunden menor pericia con menos autoridad, subesti-
man su poder para instalar reglas y ceden a la hora de establecer pautas, así como de transmi-
tir criterios.
• Si bien el 60% de los niños mexicanos encuestados, el 52% de los argentinos y el 47% de
los brasileros afirma que usar Internet y redes sociales es muy o algo peligroso (siendo el cy-
berbulliyng y el contacto con extraños con propuestas indecentes, los principales riesgos perci-
bidos), la gran mayoría considera que sus pares no sienten preocupación extrema al navegar
por Internet, debido a que creen que no les va a ocurrir nada malo. Esto parece ser producto
tanto de una sobrevaloración de su pericia tecnológica a la hora de protegerse, como de la in-
genuidad infantil.
• Cuando la idea de riesgo en el uso de las TIC, aparece asociada a peligros extremos y con-
secuencias.... consecuencias dramáticas pero lejanas y que “les suceden a otros”, se puede di-
ficultar detectar focos de amenaza más concretos, frecuentes y posibles.
• A su vez, los consejos para padres que se difunden en los medios, tienden a ser desalenta-
dores, porque aunque son comprensibles, en lo cotidiano parecen poco accionables. Se suelen
concentrar en aspectos formales (lugar de ubicación de la PC, etc.) y resultan poco sensibles a
las dinámicas familiares contemporáneas, así como a las posibilidades y riesgos que abren los
nuevos dispositivos cada vez más móviles y personales.
¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-
TES?
- Cuando se confunde dominio técnico con capacidad de auto-regulación, los niños son em-
pujados de manera prematura a una “falsa autonomía” que puede incrementar los riesgos en
sus experiencias on-line.

CAPÍTULO 04
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS A LOS QUE ESTÁN EXPUESTOS LOS NIÑOS?
En los capítulos previos hemos profundizado en los prejuicios y temores que los padres sien-
ten respecto del vínculo de sus hijos con las tecnologías y cómo pueden ayudarlos a tomar re-
caudos al respecto.
A continuación, veremos cuáles son, según los expertos y fuentes bibliográficas consultadas,
los riesgos asociados a las TIC.

4.1 Las TIC como medio para propagar y amplificar formas pre-existentes de agresión
Las TIC resultan un medio que se presta para distintas maniobras de hostigamiento, intimida-
ción, acoso, humillación y extorsión del yo, que no son en sí mismas nuevas, pero que sí en-
cuentran vías facilitadas para su propagación (tal es el caso del cyberbullying). 27 Según el re-
porte Releasing children’s potential and minimizing risks: “el cyberbullying puede incluir la difu-
sión de rumores; la publicación de información falsa o mensajes desagradables, comentarios o
fotos embarazosas; o excluir a alguien de las redes on-line u otras comunicaciones. Caracteri-
zado por un desequilibrio de poder, el daño que causa el cyberbullying puede ser profundo.
Esto es, en parte debido a que Internet permite esta intrusión en el espacio privado de un niño
que queda sin lugar para escapar, y debido a que el alcance on-line de mensajes o imágenes
hirientes es mucho mayor que en la intimidación off-line”.
Según el mismo informe, “está comenzando a emerger evidencia de la participación de los
mismos niños en la ciberdelincuencia, incluyendo la piratería (hacking), estafas on-line y el con-
sumo y difusión de material de abuso sexual infantil”. La naturaleza semi-anónima de Internet
puede generar cierta sensación de “impunidad” que funciona como permiso para la crueldad.
También permite reclutar fácilmente a otros participantes así como amplificar la audiencia, por
lo que maximiza el impacto sobre la víctima. En palabras de Inés Dussel: “la red ofrece cierto
anonimato que hace que herir sea menos costoso: lanzo la piedra y listo”. Si bien no siempre la
víctima conoce la identidad del autor, un estudio realizado por Chicos.net, ECPAT Internacional
y Save the Children en la Argentina 28 sugiere que la agresión virtual entre niños es más fre-
cuente entre aquellos que se conocen de la escuela o del barrio.
La situación que genera la mayor preocupación en los padres de los tres países, es que sus
hijos sean abordados por un adulto que los induzca a algo peligroso (Argentina: 82%; Brasil:
82% y México: 83%). La posibilidad de que sus hijos puedan sufrir cyberbullying también preo-
cupa a los adultos de los tres países (Argentina: 72%, Brasil: 78% y México: 74%), mientras
que entre los niños encabeza el listado entre las situaciones más temidas en relación a la tec-
nología.

27 “Detrás de la pantalla todos somos parte de una masa sin líder evidente que opina según lógicas binarias,
dónde ‘likeo’ lo que más me gusta sin pararme a reflexionar. Reflexionar interrumpiría la cadena multipli-
catoria. Bastaría con que sólo uno de esos ‘repetidores’ se preguntase por lo que está haciendo. ¿El proble-
ma es el mundo cibernético o la dificultad para pensar en la consecuencia de los propios actos?” María Eu-
genia Farrés- Lic. Silvina Ferreira dos Santos. Una reflexión sobre el suicidio de la joven canadiense. En:
http://www.diariouno.com.ar/mundo/Una-adolescente-canadiense-se-suicido-por-sufrir-humillaciones-en-
las-redes-luego-de-una-violacion-20130412-0072.html)
28 Chicos.net, Ecpat y Save the Children Sweden.“Chic@s y Tecnologías, usos y costumbres de niñas, niños
y adolescentes en relación a las Tecnologías de la Información y la Comunicación”. 2009: 45.
4.2 El sinóptico: me muestro, luego existo
En una sociedad que apuesta al valor de la visibilidad y la celebridad, las TIC constituyen
una plataforma ideal para “mostrar que existimos”. Como lo expresa Paula Sibilia: “La visibili-
dad y la conexión son dos ingredientes fundamentales para construir la subjetividad contempo-
ránea. De hecho, estos nuevos aparatos tienen cámara embutida y conexión a las redes”. P. Si-
bilia señala que las TIC son producto de una sociedad que desplaza el núcleo de lo subjetivo
de lo interior hacia lo visible: “Cada vez menos el centro de la subjetividad reside en esa interio-
ridad esencial y enigmática, misteriosa, etérea, y cada vez se desplaza más hacia lo que se ve.
Tenemos que mostrar todo lo que hacemos y queremos que nos defina, porque es fundamental
que los demás lo vean para que gane verdadera existencia. Entonces, lo que los demás ven en
nosotros es más valioso y más definitorio para que los otros tengan una idea de quiénes so-
mos, para que nos evalúen, nos juzguen y nos conozcan. Las redes sociales son una prueba
sintomática de que los nuevos modos de ser se realizan en la visibilidad”.
Hasta hace unos años se hablaba del “panóptico de Foucault”29. El psicoanalista Sergio Za-
balza - entrevistado para este estudio - plantea un nuevo concepto, el de sinóptico, de la si-
guiente manera: “Sólo es mirado quien interesa, de lo contrario simplemente no existís. Nadie
te vigila. Estás conectado o no estás”30. Y sitúa: “ahora el problema es el sinóptico del que ha-
bla Bauman31, quiere decir si no me miran no existo, este es el tema. Si no aparezco en las fo-
tos de la fiesta no estuve en la fiesta. Me miran y luego existo. Este es el jueguito cartesiano de
nuestra época”. No participar en estos medios, es en algún sentido un “no existir” y por eso, es
fuente de angustia.“En las redes sociales, el mercado y la espectacularización son complemen-
tarios; es la lógica del rating: cuanto más comentarios o ‘me gusta’ tenés... más valés”, señala
Paula Sibilia.
Las personas construimos nuestra subjetividad en sociedad y, en gran parte, a través de la
mirada de los otros. Es necesario que los padres puedan acompañar a sus hijos en el proceso
de construcción de la imagen que eligen mostrar, la respuesta que esta imagen recibe y lo que
esto implica para su subjetividad.

4.3 La pérdida de control de la propia imagen


El concepto de sinóptico nos conduce a reflexionar acerca de la capacidad de auditar la ima-
gen de sí que se construye desde las huellas digitales, multiplicada y fragmentada por las tec-
nologías. En su libro It s complicated, Danah Boyd32 argumenta que las TIC representan para
adolescentes y adultos un desafío para la presentación de uno mismo, ya que se produce un
fenómeno de “contextos colapsados” que fuerza a las personas a lidiar simultáneamente con
cómo son interpretados sus mensajes por distintas audiencias, con expectativas muy diferentes
entre sí.
No es lo mismo cómo es leído un mensaje en Facebook posteado para un amigo, que cómo
puede ser leído ese mensaje por los padres y maestros.
Esto permite prever algunas exigencias con las que se encontrarán los niños en el futuro,
distintas a las que afrontaron sus padres al llegar a la adultez. Por ejemplo, no es menor que
los mensajes posteados puedan tener una lectura social negativa: proyectar una imagen des-
cuidada o descontrolada podría impactar en la carrera académica e inclusive, laboral. Es por
esto que se detecta una creciente preocupación en las sociedades en relación al posible im-
29 El panóptico es un tipo de arquitectura carcelaria ideada por el filósofo utilitarista Jeremy Bentham hacia
fines del siglo XVIII. El objetivo de la estructura panóptica es permitir a su guardián, guarnecido en una
torre central, observar a todos los prisioneros, recluidos en celdas individuales alrededor de la torre, sin
que éstos puedan saber si son observados. Este dispositivo debía crear así un «sentimiento de omnisciencia
invisible» sobre los detenidos. El filósofo e historiador Michel Foucault, en su obra Vigilar y castigar
(1975), estudió el modelo abstracto de una sociedad disciplinaria (que trasciende la cárcel y llega hasta la
escuela, la fábrica, el hospital y el cuartel).
30 Sergio Zabalza. Tú no me ves donde yo te miro.
En: www.elsigma.com/subjetividad-y-medios-de-comunicacion.
31 Zygmunt Bauman, sociólogo autor de “Modernidad líquida” (Fondo de Cultura Económica, 2000), un aná -
lisis de la cultura contemporánea.
32 Boyd, Danah. It s complicated. Op. Cit.
pacto de la huella digital sobre la reputación. En esta misma línea, un artículo publicado en The
New York Times señala que “Facebook ha modificado su configuración por default para los nue-
vos posts de público a sólo amigos , y provee la posibilidad de des-etiquetarse en fotos de
otras personas y cambiar los mensajes antiguos de públicos a sólo amigos”.
Según este mismo artículo, las generaciones que vienen transcurriendo la totalidad o al me-
nos la mayor parte de su vida on-line parecen tener una mayor propensión a adoptar las herra-
mientas de privacidad y proteger su información personal. En ese sentido, señala que: “Aplica-
ciones como Snapchat y Cyber Dust, en las que los mensajes y fotos desaparecen instantá-
neamente, han sido adoptadas por los jóvenes que no están dispuestos a dejar demasiado su
huella digital. Otras aplicaciones de video como Vine e Instagram permiten crear una versión
editada de su mundo, en lugar de subir todos sus datos personales”.

4.4 Padres que controlan más de lo que siembran criterios de cuidado


Se observa un fuerte consenso en los padres respecto de que ellos son los principales res-
ponsables de alertar a sus hijos sobre los potenciales riesgos de Internet (Argentina 76%, Bra-
sil 79% y México 80%).
La fase cualitativa de la presente investigación, nos permitió advertir que esta responsabili-
dad parece deslizarse más hacia el control a través de distintos mecanismos de poder (como
demorar la concesión del dispositivo propio, revisar historiales de exploración, etc), que hacia
un acompañamiento que permita que los niños construyan criterios de protección propios.
Los expertos consultados sostienen que este acompañamiento adulto resulta clave y que no
se debe pretender que el niño se auto-regule. Como argumenta Inés Dussel, “pedir a un chico
que se auto-regule como un adulto es un despropósito, y es no dejarlo ser niño. Claro que hay
márgenes crecientes de autonomía, pero a veces se oscila entre creer que es un adulto o creer
que es totalmente incapaz, sin ayudar a los niños a ir construyendo esa autonomía”.
En palabras de Danah Boyd: “Creo que la retórica de los nativos digitales es peor que ine-
xacta: es peligrosa. (...) En otras palabras, un enfoque en la juventud de hoy en día como nati-
vos digitales presume que todos nosotros, como sociedad tenemos que solamente ser pacien-
tes y esperar a que esta generación de prodigios digitales crezca. Pero una actitud de laissez-
faire es poco probable que logre la erradicación de las desigualdades que siguen apareciendo.
Cuando Marc Prensky popularizó la noción de nativos digitales, nunca esperó que esta metáfo-
ra tuviera una vida significativa, y mucho menos para justificar la pasividad de los adultos”.
Por otra parte, aunque los datos cuantitativos señalan que aproximadamente 8 de cada 10
padres trata de controlar siempre las actividades de los niños en Internet, acentuándose el con-
trol continuo hacia los niños más pequeños, vale situar que control per se, no es garantía de
protección. Carolina Duek diferencia el control de la intervención, considerando a esta última
como verdaderamente efectiva: “Intervenir no es un sinónimo de controlar. Pensar en el control
supone un tipo de poder sobre otro cercano a la sanción y lejano a un acompañamiento articu-
lado y sostenido en el tiempo”33.
Por último, no podemos cerrar este capítulo sin hacer la siguiente aclaración: Las situaciones
de riesgo on-line no siempre resultan en daño. El mismo depende en gran medida de los recur-
sos internos con los que el niño cuente y los padres cumplen un rol clave en este sentido.
En consecuencia, intervenir para fortalecer los recursos personales (el respeto, la empatía, la
resiliencia, el juicio crítico, la autoconfianza y la confianza en los adultos) es la mejor protección
que pueden tener los niños para afrontar situaciones de amenaza tanto on como off-line (que
para ellos no son dos instancias, sino una cinta de Möebius, una continuidad).
Por otra parte, es necesario estar atentos ya que los peligros y problemas que se presenta-
ban a los padres cerca de la pre-adolescencia, hoy acucian cada vez más tempranamente. So-
nia Livingstone sostiene: “no creo que la vida de los chicos sea mucho peor, pero nuestro rol
tratando de lidiar con estos problemas, implica lidiar con ellos en complicados espacios digita-
les y comerciales. Entonces cómo y cuándo esos problemas se manifiestan, tener que lidiar
desde muy temprano con problemas que podrían haberse presentado más adelante, cómo y

33 DUEK, Carolina. Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 57.
dónde intervenir, el tipo de consecuencias que un riesgo en particular puede tener, éstas son
las cosas que están reconfiguradas por Internet”.

¿QUÉ APRENDIMOS?
• Las TIC se prestan como nuevo medio para la propagación de situaciones de vulneración y
violencia de la infancia – que si bien podían existir anteriormente – hoy se ven amplificadas por
la tecnología. Esto refuerza la necesidad de instalar conciencia de cuidado.
• En un contexto donde mostrarse es condición para “existir”, las TIC son un medio privilegia-
do para explorar, editar y difundir la propia imagen. No participar en estos medios, en algún
sentido es “no existir”, pero participar sin los correspondientes recaudos puede ser riesgoso.
• Dado que en la infancia la construcción del yo está en proceso, el soporte y marco prove-
niente del adulto resulta crítico. Sobre todo porque a pesar de saber manejarse con las plata-
formas digitales, los niños podrían no comprender cabalmente los alcances de sus actividades
on-line.
• La pericia técnica no habilita la “emancipación”. Pretender que los niños se auto-regulen
con madurez en el uso de las TIC, es ceder la responsabilidad adulta.
• Confundir control con intervención y acompañamiento, es sostener un vínculo de poder
concentrado en el adulto, en lugar de empoderar paulatinamente a los niños.

¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-


TES?
- Cuando los niños no cuentan con sus recursos internos (fortaleza, juicio crítico, autoestima,
confianza, criterio de privacidad), porque desde el off-line no se han desarrollado, existe mayor
propensión a que las situaciones de riesgo desborden su capacidad de afrontarlos y se convier-
tan así en daño psíquico34.

CAPÍTULO 05
LOS FILTROS QUE PROTEGEN SE CONSTRUYEN DESDE ADENTRO
5.1 Una tecnología cada vez más móvil y personal
Los expertos consultados pronostican que la tendencia hacia la tecnología móvil seguirá en
aumento. Para Sonia Livingstone “el pasaje de las computadoras de escritorio a la tecnología
móvil y los dispositivos personales ha ocurrido muy rápido. Lo que hace el gran cambio es la
sensación de tener tecnología en todos lados, cuando sea que se necesite. Y eso permite que
todo sea mucho más personalizado e individualizado”. En la misma línea, Martín Restrepo sos-
tiene que “Ya son tecnologías de estar en movimiento, ocupan el mundo real, ya no les gusta
estar quietas”.
Según el estudio cuantitativo realizado, tanto en Argentina como en Brasil, la PC de escritorio
es el dispositivo de mayor penetración en los hogares, (79% para ambos países, versus el 60%
en México, superada por las computadoras portátiles). Los Smartphones también registran una
presencia considerable: 69% en Brasil, 63% en México y 55% en Argentina.

34 El Poder Judicial de la Nación Argentina define el daño psíquico como las consecuencias traumáticas que
devienen del impacto que produce en la integridad de un individuo, un hecho súbito, violento e inesperado;
vivido como un ataque, que desborda la tolerancia del sujeto y sus capacidad de controlar y elaborar psí -
quicamente el flujo excesivo de excitación que representa trastornos patológicos por un lapso indetermina-
do, pudiendo remitirse o no. (...) Este daño debe ser pensado desde una perspectiva estructural y dinámica
de la personalidad, considerando al sujeto como una entidad bio-psico-social. Jornada de Capacitación en
Cámara Gesell. Escuela de Capacitación del Poder Judicial. En:
http://www.jussanjuan.gov.ar/escuelajudicial/index.php/biblioteca/nuestro-material-de-estudio/163-
jornada-de-capacitacion-en-camara-gessel?start=7
5.2 Implicancias de la tecnología móvil y personal sobre la subjetividad
¿Por qué lo anterior afecta nuestra construcción como persona, nuestra subjetividad? Porque
la subjetividad, siguiendo las definiciones del Psicoanálisis y la Psicología Social ya expresa-
das, es la experiencia de devenir sujeto en contexto y las TIC hoy pueblan los contextos huma-
nos, están donde están las personas.
A continuación, algunas de las tendencias que se manifiestan en este sentido, según los ha-
llazgos de nuestro estudio e integrando la perspectiva de los expertos entrevistados.

5.2.1 Omnipresencia y portabilidad de la tecnología


La antropóloga Paula Sibilia35 postula un “hombre postorgánico” (constructo hecho de orga-
nismo e información), que asistido por los nuevos dispositivos, está accesible 24 horas al día y
a la vez puede acceder a otros sin restricciones, cualquiera sea su localización en el mundo fí-
sico36. Una omnipresencia con disposición continua de contenidos en todo momento y lugar.
También postula la idea de la tecnología como prolongación del cuerpo: “la tecnología trans-
parente se adhiere a las ropas o a los cuerpos de los usuarios de forma cada vez más integra-
da y disimulada”37. De esta manera, “Cada vez más integrados, transparentes y diluidos en fun-
ciones íntimas y fluidas, los agentes artificiales se combinan con los orgánicos, disuelven las
fronteras y tornan obsoleta la antigua distinción artificio / organismo ya que ambos tipos de ele-
mentos comparten la misma lógica de información digital” 38. Inés Dussel lo grafica a través de
su observación de jóvenes en el transporte público urbano: “Hoy la tecnología es la extensión
del cuerpo. Puede verse a muchos adolescentes que llevan su celular en la mano, aunque no
lo estén usando”.
Resulta posible llevar el “mundo propio” en el bolsillo gracias al acarreo continuo y facilitado
de todas las referencias e intereses personales (fotos, mensajes, juegos, contactos, datos), que
parecen estar siempre a mano.
Como contrapartida, “perderse el mundo” por estar en “el bolsillo” (lo auto-referencial): “Hay
un video reciente que habla de esto, que muestra todo lo que perdés con no conectarte con el
mundo circundante. Muestra a un chico que está perdido en la calle, y acude al Google Map en
vez de preguntarle a la chica que pasaba, y se pierde de conocer a quien podría ser la madre
de sus hijos en una historia alterna”, afirma Inés Dussel.

5.2.2 Individualización de las pantallas = cada cual atiende su juego


Cada vez hay más dispositivos tecnológicos en el hogar y esto permite un consumo indivi-
dualizado de los contenidos. La encuesta reveló que mirar TV o videos on-line es mencionado
por aproximadamente un tercio de los niños encuestados, ya sea desde computadoras o ne-
tbooks, como a través de los dispositivos móviles. Y se destaca entre los niños más pequeños.
Un padre primerizo de un varón de cuatro años comentó en un grupo focal que: “Una tele en
cada habitación es cómodo porque cada uno ve lo que quiere, y si no lo ve desde la tele lo ve

35 Investigadora y ensayista argentina residente en Río de Janeiro. Estudió Comunicación y Antropología en


la Universidad de Buenos Aires (UBA), luego cursó una maestría en Comunicación (UFF), un doctorado
en Salud Colectiva (IMS-UERJ) y otro en Comunicación y Cultura (ECO-UFRJ). Publicó, tanto en portu-
gués como en español, los libros El hombre postorgánico: Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales
(2005), La intimidad como espectáculo (2008), y ¿Redes o paredes? La escuela en tiempos de dispersión
(2012). Es profesora del Postgrado en Comunicación (PPGCOM) y del Departamento de Estudios Cultura -
les y Medios de la Universidade Federal Fluminense (UFF). Actualmente, coordina el PPGCOM-UFF,
además de ser investigadora becaria de las agencias brasileñas CNPq y FAPERJ. En 2012 realizó un post-
doctorado en la Universidad Paris VIII, de Francia. Más informaciones en www.paulasibilia.com
36 Paula Sibilia. “El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales”. Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2009: 52
37 Paula Sibilia. “El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales”. Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2009: 52
38 Paula Sibilia. Op.cit.
desde la compu, pero a la hora de comer es un dilema porque mi nene se agarra su plato y se
va a comer a su habitación”.
La multiplicación de dispositivos físicos y canales para entretenimiento hogareño se verifica
en todas las plazas indagadas. En los tres países, Netflix lidera en sitios de películas. En Brasil
y México casi la mitad lo hace a través de este sitio, en cambio en Argentina, se observa un há-
bito menos extendido del uso de este tipo de sitios, y el uso de Netflix se reduce a 2 de cada 10
niños. En el rubro mirar videos y escuchar música, YouTube detenta un claro liderazgo en los
tres países (Argentina: 95%; Brasil: 93% y México: 94%). iTunes se muestra mejor posicionado
en México y Brasil respecto de Argentina (Argentina 3%, Brasil 15%, México 14%). En conse-
cuencia, surgen nuevas formas de organización de los espacios de esparcimiento familiares y
del tiempo compartido en el hogar.
La encuesta indica que entre 3 y 4 de cada diez niños, niñas y preadolescentes se conecta a
Internet desde la “privacidad” de su dormitorio, más frecuente en Brasil y México, (Argentina:
33%; Brasil: 41% y México: 40%); el uso del dormitorio como espacio más privado aumenta con
la edad, lo que impacta en hábitos tan básicos como la regulación de las horas de sueño: “Jue-
go mucho con la electrónica, me escondo bajo mi almohada y finjo que estoy durmiendo”. (Ni-
ñas 7-9 años NSE medio-alto Brasil) / “Cuando no tenía teléfono me mandaban a dormir a las
diez y a las once estaba dormido. Ahora son las doce y estoy con el teléfono viendo Hola soy
Germán”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-bajo Mx), son algunos de los comentarios
de los niños.
Así, la interacción con los contenidos viró de una pantalla familiar y unidireccional represen-
tada por la televisión a las pantallas cada vez más personales de consumo y producción activa
de contenidos. En este contexto, la televisión criticada por la generación de los abuelos, ahora
queda re-significada como “más buena”, en tanto que predecible, unidireccional y especialmen-
te, “más familiar” que las TIC.

EL PRIMER DISPOSITIVO PROPIO: ¿UN NUEVO RITO DE INICIACIÓN?


Esta nueva configuración corporal y orgánica, nutrida desde lo digital, plantea una nueva for-
ma de “mayoría de edad”, o de “presentación en sociedad”, bajo la forma de concesión del pri-
mer dispositivo a los hijos/as. “La tendencia a la individualización de las pantallas -comenta
Inés Dussel- es un proceso que sucede muy rápido con los chicos: los chiquitos quieren que
veas con ellos, sea con la tele, el DVD, el iPad o el celular. Pero cada vez más temprano em-
piezan a reclamar cierta independencia: dame iPad, dame celular, veo solo, hago cosas solo”.
Este hecho ha adquirido tanta relevancia que puede equipararse a lo que en otros momentos
históricos fue entregar a los hijos una copia de las llaves de la casa y se verifica en todos los ni-
veles socioeconómicos indagados (incluso en los más bajos).
El estudio cuantitativo realizado, revela que iPads, tablets y iPods son los primeros dispositi-
vos que los padres conceden a los hijos en calidad de “propios”. IPads y tablets (40% para Ar-
gentina y 47% para Brasil y México) y iPods (8% para Argentina y Brasil y 13% para México)
tienen una penetración similaren los tres países.
• Según los niños, iPads, tablets y iPods se focalizan en actividades de entretenimiento, sien-
do los juegos el móvil de conexión más frecuente (Argentina: 61%; Brasil: 64% y México: 66%).
• El chateo se posiciona en segundo lugar, con mayor incidencia en Brasil (Argentina: 32%;
Brasil: 48% y México: 35%).
• La participación en la redes sociales a través de estos dispositivos, evidencian mayor im-
pacto relativo en Brasil, con el 37% (Argentina: 23%; México: 25%). Otras actividades de peso
para este tipo de dispositivos son: escuchar, descargar música, mirar TV o videos, navegar por
internet, etc.
• La búsqueda de información pierde peso relativo para este tipo de dispositivos en compara-
ción a los dispositivos que pertenecen en mayor medida a los padres o incluso al grupo familiar
en su conjunto (PCs de escritorio y notebooks).
Esta suerte de ritual de iniciación asociado a la posesión del primer dispositivo, muchas ve-
ces se enmarca desde los padres en “ceder por cansancio” y abona la demanda de una mayor
responsabilidad por parte de los hijos como contrapartida. En otros términos, proporcionar un
aparato nuevo muchas veces va acompañado de reglas relativas al cuidado del aparato en sí,
más que referidas a los criterios de protección y cuidado que deberían acompañar su uso.
“Mi papá me regaló el Blackberry porque estaba roto, pero yo le insistí mucho y lo terminó
arreglando”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-alto Arg) / “Ahora tengo tres tabletas,
porque le pedí una a mi mamá, otra a mi abuela y otra a mi papá”. (Niñas 7-9 años NSE medio-
bajo Mx)
Darle un dispositivo propio al niño no implica una autonomía plena y repentina, sino de un
devenir gradual, progresivo y necesariamente cuidado desde los adultos responsables de ha-
cerlo. En palabras de la Lic. Ferreira dos Santos, es necesario cuestionar la equiparación entre
poseer un dispositivo tecnológico y tener autonomía subjetiva: “No hablaría de autonomía
cuando circulan por la red. Si lo pensamos subjetiva y psíquicamente, alguien autónomo es no
solo aquél que se mueve solo, sino que está preparado para cuidarse solo. Que ellos se pue-
dan mover solos porque saben y usan la tecnología en la web no quiere decir que tengan una
posición autónoma, es más, es todo lo contrario”.
Lejos de lo que suponen algunos padres, los riesgos y la consecuente necesidad de transmi-
tir criterios de cuidado no comienza cuando se otorga un primer dispositivo, ni cuando los hijos
acceden a la lectoescritura siendo así capaces de escribir autónomamente en un buscador. Así
como por ejemplo el ejercicio de hábitos de higiene en los niños no comienza –ni termina-
cuando empiezan a ser capaces de bañarse solos. Sin embargo, ha sido recurrente escuchar
en los padres y madres frases como las siguientes: “Mis miedos van a ir saliendo más cuando
mi hijo sea adolescente, lo que hoy me preocupa es que no tenga fiebre, problemas de salud”.
“Cuando empiecen a saber leer bien y escribir va a ser otra preocupación. Cuando pongan una
página y solos puedan abrir otra. Veré cómo lo manejo cuando llegue el momento”.
Colocados en esta posición, las preguntas en torno a la instalación de criterios de cuidado y
prevención quedan postergadas el mayor tiempo posible.
Que un niño o niña tenga la capacidad de usar un dispositivo e incluso, idealmente, cuidar fí-
sicamente de él, no implica que tenga la capacidad de realizar aún un uso autónomo, sin su-
pervisión e instalación de criterios de prevención y cuidado por parte de los padres.

5.3 La necesidad de equipar a los niños con filtros internos


La aplicación de software específico para filtrar contenidos en las PCs, como recurso para
afrontar los riesgos que más inquietan a los padres (contenidos inadecuados y contactos peli-
grosos) asciende a un 42% en Argentina, 52% en Brasil y 53% en México.
Entre los padres que instalan filtros, en Argentina el 83% dice sentirse seguro o bastante se-
guro con los mismos, un 79% en Brasil, por último en México, se incrementa el “voto de con-
fianza” para los mismos: un 88% declara sentirse seguro o bastante seguro con el uso de los
filtros.
Más allá del porcentaje de aplicación efectiva de filtros de seguridad en las computadoras uti-
lizadas por los hijos, los expertos señalan como importante que los padres no “descansen” de-
masiado en ellos. En otras palabras, los filtros externos son insuficientes si se deposita en ellos
todo el cuidado y se desatiende la transmisión de reglas internas de cuidado y protección a los
niños.
Por un lado, porque los padres (en el contexto de una tecnología cada vez más móvil y per-
sonal) no pueden desplegar constantemente mecanismos de control externos. Por otra parte,
porque los niños son cada vez más habilidosos para desactivarlos. Como lo expresa Carolina
Duek: “(los filtros) son (...) manipulables para los más chicos... con la ayuda de tutoriales que
ellos mismos buscan y encuentran solos”39. Advertimos así, que el medio que los padres pre-
tenden censurar con candados, es el mismo al que pueden acudir los hijos para encontrar las
“llaves” que los abren.

39 DUEK, Carolina. Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 170
Asimismo, el hecho de que los dispositivos tecnológicos sean cada vez más portables y per-
sonales refuerza la necesidad de comprender las implicancias que esto conlleva, ya que los pa-
dres no pueden desplegar constantemente mecanismos de control externos presenciales o me-
diante filtros.
La encuesta on-line realizada, como ya se señaló, expresa claramente que la mayoría de los
niños además de conectarse en el hogar, lo hacen fuera del mismo, y que esta tendencia se in-
crementa en cantidad de tiempo y espacios conforme aumenta la edad del niño/a.
Un padre primerizo reconoce la situación con estas palabras “Uno enseña hasta donde pue-
de, pero si se mete al baño con el celular no lo puedo perseguir... Así como a mi papá se le pa-
saron algunas cosas conmigo, no voy a poder estar en todo encima de él”.
Sucede que las estrategias de control hogareñas (tales como los filtros para PC) podrían te-
ner alguna operatividad dentro de los límites de la casa, pero no siempre aplican ni transfieren
aprendizajes por fuera de dicho ámbito. El Lic. Zabalza coincide en que el uso de filtros en de-
terminados dispositivos “sólo tiene que ser un recurso más. Hay quienes ponen el acento en el
control y estar muy encima de los chicos, para evitarles el contacto con ciertos sitios. Si pone-
mos el acento en el control no va a servir. Lo decisivo es la actitud del adulto, si se hace cargo
o no”. El especialista define el “hacerse cargo” en términos de: “Ser responsable de tus decisio-
nes como padre, de los límites que pones, estar comprometido con las decisiones que adoptás;
estar advertido que no hay una verdad definitiva, poder hablar, poder escuchar”.
Es necesario que los niños construyan un juicio crítico que funcione como guía interna pro-
tectora, aún en ausencia de sus padres.
Los referentes ponen el énfasis en que es necesario salir de la dicotomía on-line / off-line, en
materia de protección. Pues el control interno es algo que se convierte en un recurso aplicable
a la vida en general, y sólo puede ser transmitido por los adultos: “La protección externa (...) no
es el único tipo de protección que los niños necesitan en momentos en que la conectividad es
tan móvil como lo son nuestros niños. Por lo tanto, nuestro enfoque colectivo tiene que estar
mucho más sobre la necesidad de construir salvaguardas internas (...) que están con nuestros
hijos donde quiera que vayan, en la vida on-line y en la vida off-line, y por el resto de sus vidas:
la resiliencia, la empatía, el respeto por uno mismo y los demás, su brújula moral (o sistema de
guía interior) y las alfabetizaciones de esta cultura en red, digital, social...”
Anne Collier argumenta en el mismo sentido, que lo correcto es trabajar de adentro hacia
afuera en pos de ayudar a los niños y niñas a construir sus propios filtros: “La seguridad exter-
na implica todo lo que es filtros y monitoreos, reglas, políticas y leyes. Y todos tienen un rol.
Pero no podemos ignorar las protecciones internas, que son la empatía, la resiliencia, la habili-
dad para colaborar, y un sistema moral o de guía interno. (...) El ambiente psico-social de un
niño, junto con el ambiente escolar y el del hogar, son mejores predictores de los riesgos on-li-
ne que cualquier otra tecnología que el niño utilice. (...) Es difícil de controlar el uso de la tecno-
logía en los chicos. (...) Los padres pueden poner filtros parentales (...), pero creo que lo que es
realmente necesario es que estén comprometidos. Debemos trabajar desde adentro hacia
afuera más que desde afuera hacia adentro”.

¿QUÉ APRENDIMOS?
• El primer dispositivo tecnológico propio oficia como una suerte de “rito de iniciación”. Sin
embargo, que el niño posea un dispositivo tecnológico y sepa utilizarlo, no equivale a que po-
sea capacidad de cuidarse por sí mismo.
• La fase cuantitativa del estudio realizado, revela que iPads, tablets y iPods son los primeros
dispositivos que los padres conceden a los hijos, quienes los utilizan focalizándose en activida-
des “de entretenimiento” (juegos y chateo), en contraposición a los fines más “virtuosos” (por
ejemplo, informativos/escolares) asociados a los dispositivos que pertenecen en mayor medida
a los padres o al grupo familiar en su conjunto. Esto podría consolidar cierto prejuicio en torno
al consumo “ocioso” por parte de los hijos, oponiéndolo a un consumo “productivo y virtuoso”
por parte de los adultos.
• Que los dispositivos tecnológicos sean cada vez más portables y personales refuerza la ne-
cesidad de transmitir reglas internas de cuidado, ya que los padres no pueden desplegar cons-
tantemente mecanismos de control externos. Los niños deben poder incorporarlas para estar
más protegidos y atentos en sus interacciones on-line.
• Ningún filtro externo reemplaza el cuidado parental. Es necesario desarrollar en los niños
los recursos internos para protegerlos en el on–line (respeto, empatía, resiliencia, juicio crítico y
autoconfianza), así como confianza en los adultos a cargo de cuidarlo.

¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-


TES?
- Amarrar los dispositivos de los hijos a los consumos ociosos, en contraposición a los usos
productivos asociados a los dispositivos adultos y familiares, es una manera de desacreditar a
los niños y al uso que hacen de la tecnología.
- Es importante que los niños construyan filtros subjetivos desde adentro hacia afuera, por-
que sólo así serán eficaces para protegerlo, estén o no físicamente presentes los adultos.

CAPÍTULO 06
DIME QUÉ TIPO DE PADRE ERES, Y TE DIRÉ QUÉ ACTITUD FOMENTARÁS EN TUS HI-
JOS...
Más allá de los aspectos ya descriptos, comunes a los diferentes modelos de ser padre o
madre, el presente estudio permitió identificar cuatro maneras de involucrarse con el uso que
los hijos hacen de la tecnología. Cada uno con distinta capacidad de diagnosticar, prevenir e in-
tervenir. Describiremos así, 4 perfiles de padres y madres: quien está “adelante”, quien está
“atrás”, quien está “encima” y quien efectivamente “está”.
Vale aclarar que no hacemos referencia a un tipo de personalidad paterna o materna en es-
pecial ni a los padres concretos. Cuando nos referimos a “padre” no lo hacemos en tanto que
progenitor masculino, sino en tanto que función paterna (asociada con los límites y la autoridad,
que puede ser ejercida por cualquier género, e incluso por todas las instituciones involucradas
con el cuidado de los ciudadanos y la crianza). Deseamos resaltar entonces, que usaremos las
categorías a los fines de tensar a trazo grueso las diferencias, lo que no significa que estos per-
files se den de manera pura.

6.1 Estar ADELANTE: el padre “Espía”


Este perfil de padre, declara hablar con sus hijos “de igual a igual”. No obstante, en la prácti-
ca concreta, ejecuta un modelo restrictivo y autoritario, poco permeable al diálogo y al debate.
Su discurso se nutre de frases que dejan traslucir esta postura: “Tus hijos te ven como un Dios,
si papá me lo dice por algo será”. / “Hasta la adolescencia no son temas debatibles. Digo que
no porque soy tu padre, y punto”!. Si hay comunicación, está direccionada a procurar “sonsa-
car”, o en términos corrientes: “sacar de mentira, verdad”.
Una tercera característica clave, es que el padre espía no duda en vulnerar la intimidad de su
hijo, amparado en que lo hace “por su bien”, sin ningún tipo de remordimiento ni intención de
dejar de hacerlo. El estudio cuantitativo señala que aproximadamente 1 de cada 10 padres no
pauta reglas explícitas con sus hijos, pero luego revisa el historial o lee los chats guardados.
Esta práctica de “espiar” afecta a una gran cantidad de niños, niñas y preadolescentes dejando
secuelas en su subjetividad, en la noción de privacidad, por ejemplo.
Así justifican esta conducta algunos padres y madres indagados en los grupos focales: “Creo
que hay que mirar lo que hacen sin que ellos lo sepan”. / “Soy madre y tengo derecho a todo.
Si quiero se lo reviso hasta los 40”.
No solamente revisa sin que el hijo sepa, sino que utiliza la información reforzando su posi-
ción intimidante: “Le reviso sin que sepa y le digo: papá se va a dar cuenta de todo, si le men-
tís”. Un niño de México explica: “Algunos amigos los papás no conocen, y por no conocerlos ni
te preguntan y te borran todos tus amigos”. (Niños 7-9 años NSE medio-alto Mx).
Sergio Zabalza habla de la intimidad de los niños diciendo “Los chicos dan signos de lo que
están transitando y de qué les pasa: cómo están en la escuela, con sus amigos, si hacen pro-
gramas, cómo discuten, cómo están de salud... no necesitamos saber toda la verdad para sa-
ber si están bien o mal. Vos también tenés que transmitir que para vos no vale todo. El proble -
ma es que algunos adultos creen que sí vale todo”.
Discursivamente, el padre espía se declara enemistado con la tecnología, a la que percibe
fuertemente “invasiva” (casi en contradicción con su propia conducta). Se queja porque “La tec-
nología se mete cada vez más en nuestra vida, se sienta en nuestra mesa, convivimos con ella
día a día, no nos queda otra que aceptarla”.
Procura postergar el mayor tiempo posible el uso de la misma por parte de los hijos, y se
muestra poco sensible hacia las nuevas funcionalidades y oportunidades que van ofreciendo
los dispositivos: “Celular cuando viaje solo en colectivo para que me avise que llegó bien,
¿para qué va a necesitar un teléfono antes”? / “Celular es para hablar con alguien, nada más.
Se terminó la historia”.
Pero, debido a que necesita justificar su propio uso, hace una distinción entre tecnología utili-
taria (adulta) y tecnología ociosa (hijos), subestimando la utilización por parte de los niños. Se-
gún las palabras de los hijos: “A veces juego tres horas y mi madre me dice: ponte a hacer algo
productivo, lavar los trastos, tender la cama, hacer las cosas de la casa”. (Preadolescentes 10-
12 años NSE medio-alto Mx). / “Los grandes usan la tecnología para cosas serias, importantes,
para trabajar. Nosotros para jugar. Hasta si tengo que hacer tarea y no sé nada, busco en la
compu de mi mamá”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-alto Arg). Y según los mismos
padres: “Para nosotros es algo de utilidad, para ellos es un juego”. / “Para los chicos es tiempo
perdido, pero para los adultos es desestrés”.
Como consecuencia, necesita ocultar frente a sus hijos su uso lúdico de los nuevos dispositi-
vos, puesto que su imagen podría tambalear al quedar expuesta en su cara lúdica y/o de me-
nor pericia técnica. “En los juegos de play no lo puedo dejar ganar como cuando jugamos con
juguetes o los juegos de mesa, es más fuerte que yo”. / “Trato de no jugar delante de ella para
que no me vea. Le digo estoy haciendo un trabajo para la facultad y estoy jugando al Candy”.
Según la Red Papaz40, “algunas consecuencias de este estilo autoritario son: hijos miedosos,
retraídos y ansiosos o que aprenden que la mejor manera de conseguir lo que desean es impo-
niéndose y/o agrediendo a los demás. El círculo vicioso queda así consolidado: padres que re-
fuerzan los controles, hijos que tratan de escapar de esa mirada con más empeño”.
Es así que el padre espía alimenta un círculo vicioso de baja confianza y condiciona mayor
riesgo, ya que ante el temor a la sanción, sus hijos/as probablemente ocultarán más.
Para finalizar con la descripción de este primer perfil, sumamos la afirmación de Sergio Za-
balza: “cuando circula el discurso, la palabra, cuando hay humor en los hogares, los chicos se
sirven del ciberespacio. Cuando sucede lo contrario, hay posiciones rígidas, entonces quedan
tomados por el ciber espacio”. Para Martín Restrepo, “restringir es lo más peligroso que puedes
hacer, porque le das más curiosidad a la persona de hacer eso por lo cual le estás restringien-
do”.

6.2 Estar ENCIMA: el padre “Marcador”


Este perfil describe a los padres que se reconocen temerosos, sobreprotectores con sus hi-
jos, que asumen que los niños/as son (¿y serán siempre?) inocentes, ingenuos y por ende,
muy vulnerables. Algunos manifiestan tener apreciaciones similares acerca de sus propios pa-
dres.
“Tanto a mi nena como a mi vieja les puse los marcadores. Nada de Google”. / “Tenés que
estar encima, marcándolos. Yo la voy a estar controlando en todo momento”. / “Los padres te-
nemos que estar metidos”. / “...porque la tecnología los deja estúpidos”. / “Lo exponés si le das

40 PaPaz: Kit intimidación escolar. En: http://www.redpapaz.org/intimidacion/index


un celular, me da miedo que se lo roben o me lo agarren por el teléfono. Lo va a perder, si ni
saben a dónde dejan el cuaderno de comunicaciones”. / “Facebook sí porque lo usa para rela-
cionarse; no es un aparato que lo tiene que llevar encima, no se lo roban ni lo pierde. Celular,
no”.
La Lic. Farrés plantea el cuestionamiento: “¿Uno enseña a cuidarse de esa manera? Uno a
medida que va cuidando al hijo, le va enseñando a cuidarse a sí mismo; si no, tenés una hipo-
teca de por vida”. Y de acuerdo a Sergio Zabalza, “cuando tenés padres que creen que los chi-
cos son inocentes, tenés la puerta abierta para un abuso que no necesariamente es un abuso
corporal, es un abuso en la intimidad. Los chicos tienen que construir un juicio íntimo y apren-
der a autopreservarse”.
Una de las maneras de sentir que los protegen, es inhibirlos por “humillación”. Para ejemplifi-
car: “La otra vez el de doce subió a Facebook ‘miren cómo murió electrocutado...’ Le puse
como comentario: ‘qué asqueroso lo que subiste”!. En otros términos, sancionan e incluso pue-
den llegar a avergonzarlo públicamente; como vehículo para el control. El efecto no deseado es
criar niños y niñas con baja autoestima y poca experiencia física off- line para aplicar on-line.
Este perfil de paternidad puede obstaculizar que los hijos desarrollen por sus propios medios
los mecanismos internos que les permitirán autopreservarse, tanto en la vida “real” (off-line)
como en el mundo “virtual” (on-line).

6.3 Estar ATRÁS: el padre “Guardaespaldas”


En este perfil, se mantiene la asimetría entre las generaciones, pero no tanto desde el plano
simbólico, asociado con la distribución de saberes y responsabilidades, sino más por una dife-
rencia de “contextura” entre “grandes” y “niños”. Les gusta que sus hijos los consideren como
“un amigo”. En palabras de la Lic. dos Santos, “La posición asimétrica no significa que uno es
más chico y el otro más grande; tiene que ver con poder sostener cierto lugar en el cual el otro
está en construcción y tiene derecho a ser cuidado, ejercer la responsabilidad que uno asume
cuando trae un chico al mundo. La asimetría no es un lugar de poder sino un lugar de cuidado.
Son cosas distintas. Porque los derechos del niño incluyen la responsabilidad de los adultos”.
El padre Guardaespalda procura controlar tímida y débilmente, sin hacer notar la “presión”,
más por miedo a generar roces con los hijos, que por intención de “no acosar”. En verdad, le
cuesta instalarse como autoridad en la puesta de límites, arriesgando con ello el vínculo de
“amistad” que busca alcanzar y en el cual se siente más cómodo.
“Si te pescan que los revisás, se arma la tremenda”. / “En You Tube busca cosas sobre bom-
beros, policías, choque de trenes. Se lo dejo ver porque igual lo pasan en el Noticiero. Además
el parlante está con el volumen al mango, así que escucho todo”. / “Le digo que ahora no le
compro el celu porque estoy ahorrando para comprarle otro más lindo”. / “... que me tiene que
dar la contraseña por si se la llega a olvidar”.
La lógica que subyace a este discurso es la creencia en que “evitar decirles que no” es un
modo de demostrarles cariño. Para Sergio Zabalza, en cambio, “poner límites siempre genera
como retorno un“odio”, pero eso te lo tenés que bancar si sos padre, si te odian un poco... que
sirva”!
Este modelo tiene un vínculo muy ambivalente con los dispositivos: un “mal necesario”, pero
las pautas se vuelven erráticas, muchas veces arbitrarias: “Le digo que el GTA no es bueno,
pero a veces lo dejo que robe un autito”. (Padres No primerizos o Primerizos de varones entre
4 y 6 años V 4-6). Los permisos terminan administrados según el estado de humor o la agenda
adulta (especialmente entre los padres no primerizos, cuya rutina se complejiza conforme se
multiplica la cantidad de hijos). Esto no ayuda a fijar e interiorizar normas estables, sensatas y
predecibles.
El miedo tiende a quedar desviado hacia las “malas influencias”, por lo que todo lo que no re-
gulan puertas adentro, lo vigilan “desde la puerta”, hacia fuera (resultando que sea necesario
que siempre estén para vigilar).
“El tema es que los hijos de padres más permisivos, van a contaminar a los míos, eso cómo
lo evitás”? / “Los miedos van a surgir cuando empiece con la interacción de los compañeros en
la escuela, cuando lo puedan llevar por el mal camino. Voy a tener que ver muy bien a quién in-
vita a jugar, a quién meto o no meto en mi casa”.
Lo más riesgoso es que la incapacidad de los padres de marcarles los NO, es que tampoco
sus niños estén en condiciones de decir que “NO” ante los pedidos insensatos o potencialmen-
te peligrosos que reciban de los demás, tanto en sus experiencias on-line como off-line.

6.4 ESTAR: el padre “Sembrador”


El padre “Sembrador”, en su discurso paterno admite y asume que hay un “desajuste normal”
entre generaciones, lo cual no supone una renuncia en su rol de adulto. No pretende ser cóm-
plice ni amigo de sus hijos, sino estar presente y “poner el cuerpo a la situación” en cuanto lo
necesiten.
“Siempre hay cosas que los chicos no cuentan, es normal. El tema es que sepan que pue-
den acudir, como padre estar sensibles a lo que les pasa, seguir tu intuición si presentís que le
está pasando algo porque lo ves raro”. / “Está bueno que sientan que papá no es un controla -
dor obsesivo, pero que papá está para cuando necesite una mano, una oreja”.
Una de las principales características del sembrador es la paciencia: sabe que el proceso no
lleva un solo día. Conoce o puede prever los frutos, por eso aguarda confiado, pero sin descui-
dar, lo que está ayudando a crecer. Procura “sembrar” tempranamente, en lugar de “guadañar”
la maleza de manera reactiva. Entiende que si las cosas marchan bien, su discurso va gene-
rando en la conciencia de los hijos una suerte de “voz protectora interior”.
“Si hicimos las cosas bien, somos un poco la voz de la conciencia”. / “Yo la miro fijo y sabe
hasta dónde. Esa mirada le queda. Dos años más, agarra el celular, está haciendo algo que no
debe, si hay un buen vínculo, ese respeto y esa mirada interna le va a aparecer”.
El padre Sembrador es respetuoso de la privacidad de sus hijos, porque tiene presente cuán
importante fue cuando él mismo fue chico, poder mantener algunos espacios ajenos a la inje-
rencia de los adultos, y porque entiende que ser controlador no hace más que reforzar el ocul-
tamiento. Así lo explican: “Tenemos que informarnos de lo que están haciendo pero sin corrom-
per su privacidad”. / “No hacer cosas que los hagan sentir vergüenza. Como yo odiaba que me
fueran a buscar de improviso a la salida del boliche”. / “Si nos ponemos a pensar en nosotros
cuando éramos chicos, ¿cuántos de nosotros hemos contado todo lo que hemos hecho a nues-
tros padres? Es importante que no se sientan controlados por que ahí sí te esconden”.
La Lic. María Eugenia Farrés avala esta actitud, desde su propia perspectiva como madre:
“Como mamá pienso que si veo todo lo que está viendo mi hijo de dieciséis, seguro que no voy
a estar tranquila. Hay cosas que uno no debe saber y no debe ver, y hay un punto de confianza
en cosechar lo que uno ha sembrado”.
Lo anterior no implica que se desentienda del estado emocional de sus hijos. Por el contrario,
es lúcido a la hora de leer las señales de alarma en los niños, así como las amenazas que me-
rodean, e interviene oportuna y adecuadamente (según el concepto planteado por Carolina
Duek, en diferenciación al de control).
Hay algo de olfato de padre/madre que lo orienta. Confía en su propia intuición, por lo que
sus criterios no son un “copy-paste” de los manuales de pedagogía, sino que los establece con
sensibilidad y empatía. Siguiendo a Duek, deseamos enfatizar que intervenir (a diferencia de
controlar) es “poner el cuerpo y las palabras para mediar, para filtrar los recursos que rodean la
vida cotidiana de los chicos”41.
Este modelo de padre valora el aporte de las TIC en la educación y la socialización. Por
ejemplo, comentaron: “Hay cosas que le enseñás a través de la tecnología; mi nena aprendió
las letras con el teclado”. / “La mía está entusiasmada con los audios por Whatsapp. Tía te
quiero, tía te extraño, a mi marido lo mismo, le deja el audio”.
Aunque no pretende “superar” en dominio a los hijos, establece un vínculo amistoso con los
dispositivos. Funciona como curador de contenidos (es decir que da un marco simbólico a lo
que sus hijos reciben a través de las TIC) y estimula su uso constructivo.

41 DUEK, Carolina.Juegos, juguetes y nuevas tecnologías. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 58
“Hay cosas buenas que puede copiar, el mío aprende jugadas en YouTube y después en el
club las quiere hacer”. También las disfruta y juega con ellas, sin avergonzarse por esto. “Me
vienen las notificaciones que el gato Tom Talking quiere ir al baño, quiere comer, prendéme la
luz que estoy despierto... y como me da lástima me termino ocupando”.
Cuando entiende que corresponde limitar el uso, no lo hace como “castigo” ni bajo amenaza,
sino que se ocupa de ofrecer un plan “superador”. “Cuando quiero que salgan de la computa-
dora los saco armando un plan fuerte como ir al kiosco, vení con papá al patio que vamos a
limpiar la bici...”
Los datos cuantitativos, son en este sentido esperanzadores: la persuasión de los padres
para que los hijos se “desconecten” pasa por proponer actividades al aire libre tentadoras para
los hijos, destacado entre padres argentinos y mexicanos y con menor relevancia relativa entre
brasileros (Argentina: 53%; Brasil: 17% y México: 47%). Con una intensidad algo menor se pro-
ponen otras actividades como formas de disuasión: manualidades, dibujo y música (Argentina:
51%; Brasil: 30% y México: 42%). Realizar una actividad en conjunto (padres e hijos) se men-
ciona por el 42% en Argentina, el 43% en Brasil y el 39% en México.
La lógica de criterios y límites en lo virtual es consistente con la de la vida off- line. “Uno trata
de estar presente en la vida de los hijos, saber quiénes son los compañeros, ir a las reunio-
nes”.
Los hijos/as del padre Sembrador mantienen con él un lazo de confianza, por lo que tienden
a contarles aquellas cosas que los incomodan o preocupan, on y off-line, lo que conduce a una
mayor capacidad de preservación en el niño.
En este sentido, Sonia Livingstone42 señala que niños más comunicativos o aquéllos con ma-
yor confianza en sí mismos, tienden a actuar de forma más proactiva ante los riesgos, mientras
que los niños más vulnerables y con problemas de autoconfianza, tienden a comportarse de
manera más pasiva y a sufrir más.

¿QUÉ APRENDIMOS?
• Los niños dan signos cuando algo no anda bien, no es recomendable ni saludable para
ellos que los adultos espíen qué hacen en la web para saber en qué andan o cómo se sienten.
• El tipo de padre/madre condiciona las competencias on y off-line que desarrollan los niños,
y esto tiene un fuerte impacto en su subjetividad.
• Las posturas de confianza, control “consensuado”, y control “solapado” segmenta a los pa-
dres consultados.

El padre que ESTÁ ADELANTE (“espía”)


• Ejerce un modelo autoritario, restrictivo y que vulnera la intimidad on-line de los hijos bajo la
excusa del cuidado.
• Asume que los niños hacen un uso ocioso e improductivo de la tecnología.

¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-


TES?
• Puede alimentar un círculo vicioso de baja confianza que conduce a un mayor riesgo, ya
que ante el temor a la sanción, probablemente sus hijos ocultarán más.

El padre que ESTÁ ATRÁS (“guardaespaldas”)


• Es demasiado condescendiente con sus hijos/as, como forma de expresarles cariño. Fo-
menta una posición amistosa. Los permisos y las reglas son arbitrarias.

42 LIVINGSTONE, Sonia, HADDON, Leslie and GORZIG, Anke. Children, risk and safety on the internet:
research and policy challenges in comparative perspective. 2012
• Teme a las malas influencias: que los contactos ajenos al hogar frustren, o contaminen a
sus hijos con “malos ejemplos”. Es así que todo lo que no regula dentro del hogar, lo controla
por fuera.

¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-


TES?
• Puede condicionar niños/as con pocos recursos para decir que “NO” ante los pedidos in-
sensatos o potencialmente peligrosos que reciban de los demás.

El padre que ESTÁ ENCIMA (“marcador”)


• Es controlador y, bajo la excusa de la debilidad e ingenuidad de los niños,
sobreprotector.
• Considera que la tecnología “estupidiza” a los niños.
• Esto no hace más que perpetuar la vulnerabilidad de los hijos/as.

¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-


TES?
• Puede condicionar una baja autoestima y obstaculizar la capacidad de consolidar mecanis-
mos internos como la fortaleza interna que les permitirán autopreservarse, tanto on como off-
line.

El padre que ESTÁ (“sembrador”)


• Está en mejor posición a la hora de diagnosticar focos de riesgo e implementar acciones
para minimizar su impacto.
• Se muestra presente, confiado, cauto pero no miedoso; respeta la privacidad de sus hijos,
es lúcido a la hora de leer las señales de alarma. Valora el aporte de las TIC en la educación y
la socialización y estimula su uso constructivo. No las prohíbe como “castigo” ni bajo amenaza.

¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD DE LOS NIÑOS/AS Y PREADOLESCEN-


TES?
• Favorece la confianza desde los niños, quienes consiguen además desarrollar recursos in-
ternos apropiados para utilizar on y off- line.

CAPÍTULO 07
HACIA UNA INFANCIA PROTEGIDA, RESPETADA Y CUIDADA
Consideramos que es necesario ayudar a los padres a deshacerse de algunos prejuicios en
relación a las tecnologías. También darles herramientas para que puedan ayudar a sus hijos a
desarrollar criterios internos de cuidado frente a los riesgos en sus experiencias on- line.
Creemos que esto sólo es posible desde una postura comprometida con la construcción de
la subjetividad de los hijos que pueda ir acompañando su progresiva autonomía.

7.1. Algunas líneas de acción posible


Como vimos, en general los padres no tienen un vínculo tan fluido con la tecnología como el
que perciben en sus hijos. Sin embargo, esto no implica que deba demonizarse a la tecnología
y al vínculo que los niños tienen con ella. Tal como señala la Lic. Farrés: “Hay muchas cosas
que no sabemos. Por ejemplo, la forma en que hoy aprenden matemática no es como yo
aprendí y no me declaro en contra de las matemáticas. (...) Es importante transmitir aquello que
no se sabe también, el límite de cada uno”. Reconocer y transmitir que los adultos no lo pueden
ni lo saben todo es un modo genuino y muy humano de enseñar que existen límites.
La brecha generacional existe, pero es posible y necesario generar puentes entre lo anterior
y lo nuevo conectándonos desde nuestro lado humano y siendo más sensibles a las experien-
cias que tuvimos cuando fuimos niños. Uno de los puentes posibles es el juego.
En palabras de la Lic. Carolina Duek, compartir tiempo de juego permite “participar sin limitar
y conversar para construir un mundo compartido de representaciones, prácticas y significa-
dos”.43
Por otro lado, todas las generaciones crean sus propios códigos y jergas para dejar a las an-
teriores “afuera”. Esto no implica que no puedan generarse instancias de intercambio y diálogo.
Siguiendo las indicaciones de Red Papaz: “Una buena comunicación con sus hijos es funda-
mental para prevenir o identificar la intimidación. Puede preguntarle directamente cómo le ha
ido en el colegio, cómo se ha sentido, cómo son sus relaciones con los demás compañeros,
pero siempre con una actitud de escucha e interés. Es común que algunos niños y adolescen-
tes respondan brevemente a las preguntas que usted les haga. Un punto importante es que no
tome estas respuestas breves como algo personal.
A veces el simple hecho de compartir espacios con su hijo puede ayudar a que se den las
conversaciones. Pueden ver películas juntos, o preparar la comida juntos. Esto facilita que us-
ted le haga preguntas, y que puedan compartir más”.44
La buena noticia, es que es probable según la visión de los expertos, que las brechas se va-
yan reduciendo. Tal como señala Sonia Livinsgston: “Primero hay una gran brecha generacio-
nal, pero después va desapareciendo a medida que Internet se convierte en algo más disponi-
ble en todos los países y culturas. No creo que la brecha desaparezca nunca, pero sí que cada
vez se achica y viene la posibilidad de interacción y conversación entre estas generaciones”.
Es importante insistir en que los riesgos no son “cosa de película”, sino que estamos expues-
tos a ellos regularmente. Así como también, que los riesgos no tienen por qué inhibirnos, pero
sí debemos adoptar una posición cautelosa, y que son los adultos quienes tienen la responsa-
bilidad de advertir a sus hijos al respecto, sin generar temores que paralicen.
Como dijimos, lo que está viviendo la actual generación de padres y madres, es inédito. Hay
que ser empáticos acerca de lo difícil (a la vez que maravilloso) que es lo que está sucediendo.
Recordar que las normas y los lineamientos están en permanente construcción y por lo tanto,
siempre sujetos a revisión: “Si me decían hace tres años va a estar tu hijo durante la cena con
un celular, yo no lo iba a permitir y hoy la verdad es que no sé si sirve prohibirlo. Si hoy digo no
hay celulares cuando se come, soy el padre, pero los pibes comen en tres minutos, se levantan
y se van a conectar; no pude hablar con ellos, no pude cenar con ellos, ni siquiera les hice un
chiste sobre el celular para ver más o menos en que están”. (Sergio Zabalza).

7.2 Recomendaciones para fomentar criterios de cuidado y protección en los niños


1. ESTABLECER CRITERIOS SOSTENIDOS EN EL TIEMPO
Este estudio nos ha permitido advertir, que aunque no siempre los niños pidan consejos a los
padres, no dejan de valorar el cuidado proveniente del mundo adulto como garantía y encua-
dre. Nos hemos encontrado con reflexiones como las siguientes: “Para algo está la regla de ser
mayores de ciertos años para tener Facebook... puede haber un hacker... por las dudas que
haya una persona grande”. (Preadolescentes 10-12 años NSE medio-alto Arg). / “Hasta que no
pueda andar en colectivo solo está bien que mi mamá sepa la contraseña”. (Niños 7-9 años
NSE medio-bajo Arg). / “Llega un momento en que tus padres no se meten más porque uno tie-
ne su responsabilidad, pero todavía somos chicos”. (Preadolescentes Brasil 10-12 años NSE
medio-bajo).

43 DUEK, Carolina. Juegos, juguetes y nuevas tecnologías.Capital Intelectual, Buenos Aires, 2014: 216
44 Red PaPaz: Kit intimidación escolar.
La resignificación de tiempo y espacio promovidas por las TIC, amplifican las posibilidades
en el mundo, lo que requiere de un marco estable que funcione como base para la incorpora-
ción de reglas y criterios. Por eso, lo más recomendable es evitar administrar los permisos se-
gún las necesidades adultas (cansancio, agenda, etc.) porque esto genera desconcierto. En
cambio, lograr establecer pautas y criterios sostenidos brinda estabilidad.

2. TENER PRESENTE QUE CUIDARLOS ES ENSEÑARLES A CUIDARSE


No se trata tanto de una transmisión informativa teórica, categórica ni imperativa; sino de
algo que se comprende en acto: al cuidarlos, van aprendiendo de qué se trata el cuidado y pau-
latinamente van logrando cuidarse por sí mismos. Para la Lic. Ferreira dos Santos: “es como
cuando uno enseña a caminar, uno va soltando, va detrás porque en algún momento se va a
caer, tratás que no se golpee con las puntas, de resguardar condiciones… hasta que camina
solo”.

3. ANIMARSE A JUGAR MÁS


Los adultos tienen que procurar explorar y probar más. Señala al respecto A. Collier: “A los
chicos les gusta jugar por naturaleza, les gusta probar cosas nuevas y creo que las multime-
dias sociales en todas sus diversas formas; ya sea una aplicación, un sitio, servicio o juego del
mundo virtual, son formas lúdicas inherentemente. Los chicos no leen el manual, simplemente
se sumergen a jugar mientras que los adultos sí tienden a leer el manual, la documentación o
las direcciones. Esto genera una cierta barrera para los adultos”.

4. DEJAR DE PENSAR EN TÉRMINOS BINARIOS: REAL VS. VIRTUAL


Real versus virtual es una dicotomía adulta. Para los niños se trata de un continuo. “Mamá
dice conectate con el mundo, con la vida... si conectás con la Play o tenés el puntito verde en
el Facebook para mí, estás conectado con el mundo...” (Preadolescentes 10-12 años NSE me-
dio-alto Arg) / “Es real y de ficción al mismo tiempo, no lo estás soñando”. (Preadolescentes
Brasil 10-12 años NSE medio-bajo) / “Si faltara la tecnología me pondría a llorar. No podría lla-
mar a mi amigo para venir aquí y jugar conmigo...” (Niños 7-9 años NSE medio-alto Brasil)
A la lógica binaria de verdadero (real) / ficticio (virtual) le toca ser reinterpretada. En palabras
de A. Collier, esta lógica binaria “se basa en la premisa de que tienen dos mundos, on-line y off-
line, o in-media y out-media. Pensamos así pero es una forma equivocada.
No es así, son sus vidas. (...) Creo que cuando nos movemos de este modelo binario y em-
pezamos a ver que son simplemente sus vidas, entonces el ser padre no cambia tanto.
Sí tenemos entrada en sus vidas mientras están en nuestros hogares, y es legítimo tener esa
entrada cuando estamos preocupados, es legítimo hacer preguntas, es legítimo tener interés e
involucrarse con sus intereses, no es fácil pero ser padres nunca fue fácil”.
Resulta un desafío para las instituciones sociales ponerse al día con esta visión. S. Livingsto-
ne señala al respecto: “En las escuelas todavía se enseña sobre moralidad, sexualidad, relacio-
nes, participación cívica sin mencionar Internet. Todavía se necesita decir ciudadanía digital,
conciencia sexual digital, relaciones digitales, etc. Pero cuando se fusionen, como creo que de-
bería pasar, recién ahí se va a poder dejar de lado el término ‘digital’, porque estará asumido”.

5. FORTALECER LOS RECURSOS INTERNOS DE LAS NUEVAS GENERACIONES


Probablemente no sea posible lograr que los niños/as y preadolescentes no se encuentren
expuestos a los riesgos del ciberespacio, sin embargo lo determinante es con qué recursos
cuentan para afrontarlos. Es mucho lo que se puede hacer para dotarlos de recursos internos
para que estos riesgos no los dañen.
6. RESPETAR LA INTIMIDAD DE LOS HIJOS
En el mundo on-line los niños y preadolescentes pelean por su espacio propio. Así como en
determinada edad esperamos que logren, por ejemplo, ir al baño solos (y que comprendan que
no deben pasar sin permiso cuando los adultos lo estamos usando), mostrar respeto hacia su
privacidad es la mejor manera de transmitirles la necesidad de cuidar sus espacios íntimos.
Además, cuanta más confianza se genere entre padres e hijos, más fluida será la comunica-
ción y por ende, mayor será la oportunidad de detectar tempranamente los focos de amenaza.

7. PROMOVER ESPACIOS PARA COMPARTIR EXPERIENCIAS ENTRE PADRES


Es importante que los padres sepan que lo que les está pasando, sucede a toda una genera-
ción de padres. De acuerdo a S. Zabalza: “Si los padres tienen lugares donde poder preguntar,
orientarse, contar sus angustias, reunirse, si tienen talleres y demás pueden ir construyendo
determinadas líneas de acción para armar nuevos modelos de paternidad.
Este es el desafío, armar nuevos modelos de paternidad”. Coincide la Lic. Farrés. “Los pa-
dres ya tienen información. Necesitan hablar de lo que los angustia, preocupa, los tienen en
alerta y que se escuchen con otros padres. En los talleres vemos que cuando empezamos a
ayudarlos a reposicionarse en su función de padres se van con otra sensación, mucho más ali-
viados. Que no era ni tan imposible, ni tan difícil. Que no tenían que ser expertos en seguridad
ni funcionar como funcionan sus hijos sino funcionar como padres”.

8. APRECIAR LOS APORTES DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS


Reconocer los beneficios que reportan es el primer paso para no demonizarlas.
• Pueden colaborar en la inclusión social de los grupos sociales desfavorecidos o minorita-
rios. El acceso más democrático a las producciones de la cultura, posibilita apropiarse por me-
dio de Internet de entretenimiento y contenidos de manera económica y fácil. “Yo no puedo
comprar libros, pero leo mucho en mi iPad, en PDF”, aseguró una preadolescente en México.
A la vez, son útiles en la exploración y el desarrollo de talentos: “Te da herramientas para
mostrar tus habilidades al mundo, muchos talentos se descubrieron así”. / “Si a un pibe le gusta
tocar la guitarra, busca un video y si tiene un poquito de oído quizá lo saca. En cambio antes
tenía que pagar a un profesor para que le enseñe”.
En este sentido, A. Collier destaca: “Creo que en este mundo network todo está más distri-
buido. El poder está más distribuido, los gobiernos están más distribuidos, la responsabilidad
también está más distribuida o compartida (...) y todos tienen un rol: maestros, profesores, pa-
dres, compañías, gobiernos e individuos. (...) Pero lo realmente positivo es que el mundo ente-
ro es ahora más móvil, tanto en países desarrollados como subdesarrollados”.
• Las TIC también pueden promover el cuidado de los recursos e iniciativas solidarias. Para
Inés Dussel, “una formación ética de las tecnologías, es que la sociedad se cuida mejor si to-
dos nos cuidamos entre todos. Me parece que hay que formar a los chicos en eso. Que los re-
cursos nuestros y del planeta no son inagotables, que hay que cuidarnos y cuidarlos”.
• La difusión digital pone en evidencia problemáticas que afectan a los niños, antes silencia-
das o menos visibles, al decir de Livingstone y de Sibilia. Por ejemplo, no sólo se presta más
atención al bullying, sino que se ha instalado en el discurso de los niños, e incluso surgen ini-
ciativas que señalan como necesario educarlos para que no sean víctimas, pero tampoco victi-
marios. En palabras de Livingstone: “la atención a lo digital es una oportunidad, porque veinte
años atrás no había tanta atención a los problemas en la vida de los niños y ahora Internet
pone esos problemas en evidencia y de pronto se ve que se puede hacer algo al respecto. Les
puedo dar dos ejemplos: se le prestaba poca atención al bullying durante la infancia diez años
atrás, y debido al cyberbullying de repente hay esfuerzos para evitar en bullying de cualquier
tipo; se puede decir lo mismo con respecto al abuso sexual”.
En la misma línea de reflexión, la Lic. Sibilia señala que: “Hoy tenemos nuevos problemas
que a veces pareciera son los mismos, que siempre ocurrieron, como el caso de bullying, uno
de los grandes dramas escolares del siglo XX, muy tratado desde el arte, la literatura, el cine...
sin embargo, tanto la mirada educativa como la sociedad en general, lo consideraban algo me-
nor. Pero ahora no, es un tema que está en discusión en los medios, en las escuelas, en las fa-
milias y en otros ámbitos de nuestra sociedad, que en su conjunto lo piensa y le otorga un pa -
pel cada vez más central”.

¿QUÉ APRENDIMOS?
• No hace falta saber más que los hijos en materia de TIC para tener autoridad sobre el uso
de las mismas. Reconocer y transmitir que los adultos no lo pueden ni lo saben todo también
es un modo de enseñar límites.
• La brecha generacional existe, como siempre ha existido; sin embargo es posible y neces-
ario generar puentes entre lo anterior y lo nuevo.
• Es importante prestar atención a los focos de riesgo cotidianos, que permitan implicarse
como padres y madres, funcionando como guías para los hijos sin generar temores que parali-
cen.
• Animarse a jugar más con los nuevos dispositivos, disfrutarlos junto a los hijos, y reunirse
para intercambiar experiencias y puntos de vista con otros padres.
• Reconocer los beneficios que reportan las TIC es el primer paso para hacer las paces con
ellas: permiten un acceso más democrático a los contenidos, y son útiles en la exploración y el
desarrollo de talentos.
• Dada su llegada masiva y su protagonismo en la vida social, las TIC también pueden contri-
buir a generar un mejor mundo off-line, y poner en evidencia problemáticas que afectan históri-
camente a la infancia, permitiendo la cooperación global sobre temas relevantes.
• Para los niños no se trata de dos instancias: on-line y off-line, sino que se trata de la vida
misma. Por eso, lo que protege a los niños en línea, es lo mismo que los protege off-line.

CONCLUSIONES
Vivimos en un mundo conectado donde los niños parecen tener un manejo intuitivo de las
tecnologías. Un mundo donde se rompe la correlación entre edades y saberes: la información
ya no es propiedad exclusiva del adulto.
En este contexto global, nos hemos preguntado cómo las TIC afectan en Latinoamérica a
quienes se encuentran en pleno proceso de construirse como personas – los niños, niñas y
preadolescentes - y qué nuevos desafíos implica esto para los adultos, sus padres.
Existe consenso entre los expertos entrevistados y en la bibliografía consultada sobre la te-
mática, acerca de que las TIC (como cualquier herramienta) no son intrínsecamente buenas ni
malas. No obstante, se observa que los padres y madres mantienen distintas percepciones y
temores en relación a las tecnologías y al vínculo que sus hijos mantienen con ellas.
Este estudio se propuso enriquecer la comprensión de las transformaciones que se introdu-
cen con las tecnologías, tanto a nivel personal como vincular, ya que entendemos que la subje-
tividad no puede pensarse por fuera del contexto que la determina y sobre el que a su vez influ-
ye. Llegamos a las siguientes conclusiones:

EN LOS PADRES:
• El avance de las TICs introduce nuevos cuestionamientos en la crianza, dado que la cons-
trucción del sujeto como persona se realiza en un ida y vuelta con su entorno y hoy el entorno
está atravesado por las coordenadas de lo tecnológico. Los adultos se encuentran perplejos
ante este nuevo escenario, particularmente cuando comparan su baja pericia (necesidad de
leer los instructivos, etc.) con el dominio intuitivo que los niños parecen tener de la tecnología.
• Cuando a esto se suma la idea ampliamente difundida de que los niños hoy “vienen más
adelantados”, los padres corren el riesgo de colocarse en un rol pasivo o impotente a la hora de
ayudar a sus hijos a prevenir riesgos e incorporar criterios de protección. Si los adultos confun-
den dominio técnico con capacidad de auto-regulación, los niños pueden ser empujados de
manera prematura a una “falsa autonomía” que los deja desprotegidos en sus experiencias on-
line.
• Los distintos prejuicios que los padres tienen acerca de las TIC, hacen que muchas veces
las demonicen y orienten mal sus “alarmas”, señalando como dañino aquello que no necesaria-
mente lo es, y corriendo el riesgo de no intervenir adecuadamente cuando la situación sí lo re-
quiere.
• A su vez, a pesar de saber manejarse con las plataformas digitales, los niños podrían no
comprender cabalmente los alcances de sus actividades e interacciones on-line y en este senti-
do el soporte y marco proveniente del adulto resulta crítico.
Sin embargo, cuando se confunde el acompañamiento y la intervención de los adultos con un
control invasivo, se impide el empoderamiento paulatino a los niños y el fortalecimiento de los
criterios de cuidado.

EN LOS NIÑOS:
• Para los niños no se trata de dos instancias: on-line y off-line, sino que se trata de la vida
misma, por eso lo que los protege en un ámbito, los protege en el otro.
• El primer dispositivo tecnológico propio oficia como una suerte de “rito de iniciación” para
los niños. Que los dispositivos tecnológicos sean cada vez más portables y personales refuerza
la necesidad de que construyan filtros subjetivos con la ayuda de sus padres, porque sólo así
serán eficaces para protegerlos, estén o no físicamente presentes los adultos.
• Las TIC se prestan como nuevo medio para la propagación de situaciones de violencia y
vulneración de la infancia – que si bien podían existir anteriormente – hoy se ven amplificadas
por la tecnología. Sin embargo, en un contexto donde mostrarse es condición para “existir”, las
TIC son un medio privilegiado para que los niños puedan explorar su identidad, intercambiar
con otros y socializar. No participar en estos medios, en algún sentido es “no existir”, pero parti-
cipar sin criterios de protección es exponerse a riesgos.
• Cuando la idea de riesgo en el uso de las TIC, aparece asociada a consecuencias dramáti-
cas pero lejanas y que siempre “les suceden a otros” (“Hay chicos de Estados Unidos que por
hacerse los cancheros y tener amigos de todo el mundo aceptan a desconocidos en las redes y
después los matan”), sumado a su “omnipotencia” tecnológica y una esperable ingenuidad in-
fantil, podrían no detectarse focos de amenaza más concretos, frecuentes y posibles. Si los ni-
ños, niñas y preadolescentes utilizan la tecnología sin suficientes referencias, experiencias y re-
cursos internos (fortaleza, juicio crítico, autoestima, confianza, criterio de privacidad) provenien-
tes del off-line que transferir al on-line, se puede dar una mayor propensión a que la situación
de riesgo desborde su capacidad de afrontarla, y se convierta así en daño psíquico.
Para concluir, deseamos enfatizar que cuando los niños, niñas y preadolescentes, mediados
por la protección de sus padres y de otros actores sociales relevantes, pueden vincularse de
manera saludable con las tecnologías, existe una mayor posibilidad de que se conformen como
sujetos curiosos, creativos, sociables, conectados e integrados.
Por el contrario, cuando el vínculo con las TIC resulta inhibido por temores infundados, o en
el polo opuesto -pero con similares efectos- es indiscriminado, los niños pueden quedar en po-
sición de objeto y las repercusiones sobre la subjetividad, en este caso, pueden ser muy nega-
tivas: deslizamiento hacia una falsa autonomía, imposibilidad de enriquecer con aprendizajes
recíprocos el on y off-line y potencial falta de recursos para manejarse como ciudadanos digita-
les a futuro.

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