EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA MATERNA Enviarr
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1. EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA
MATERNA:
Las niñas y niños que son alimentados con sucedáneos de la leche materna tienen más
probabilidad de:
Enfermar o morir por infecciones digestivas y/o
respiratorias, diabetes mellitus e hipertensión
arterial.
Mayor riesgo de infección por leche artificial
contaminada por enterobacter sakazakii.
Muerte súbita y aspiración.
Mayor riesgo de oclusión dental alterada por
uso de biberones, chupones y mayor incidencia
de caries.
Tener bajo peso y talla por condiciones
inadecuadas para preparar los sucedáneos de
la leche materna.
Tener sobrepeso y obesidad infantil a futuro.
Mayor gasto económico familiar.
Menos oportunidades de estar cerca a su bebé, lo que puede interferir con el
vínculo afectivo.
Salir embarazada pronto después del nacimiento del bebé.
Desarrollar cáncer de mama y algunas formas de cáncer ovárico.
Tener fracturas de cadera a edad avanzada.
Desarrollar anemia debida a baja contracción del útero después del parto.
No recuperar el peso anterior al embarazo.
EL CUIDADO CANGURO:
Consiste en la atención a las y los niños prematuros
manteniéndoles en contacto piel a piel con su madre.
Fomenta la salud y el bienestar tanto de los recién
nacidos prematuros como de los bebés a término.
Debe distinguirse entre precalostro, calostro, leche de transición, leche madura y la leche
de pretérmino. Cada una tiene las características bioquímicas adecuadas para un período
de la vida del lactante. La composición de la leche varía en las distintas etapas de la
lactancia, a diferentes horas del día y del comienzo al final de una misma mamada.
Sea cual sea la posición a adoptar la cabeza del niño tiene que
estar alineada con el pecho de la madre, su boca de frente a la
altura del pecho, sin que tenga que girar, flexionar o extender el
cuello.
La madre comprime por detrás de la areola con sus dedos índice y pulgar para que
cuando el niño abra la boca, al estimular el reflejo de apertura, tocando el pezón a sus
labios, ella introduce el pezón y la areola a la boca del niño. Así su lengua masajea los
senos lactíferos (que están debajo de la areola) contra el paladar y así extrae la leche sin
comprimir el pezón y no provoca dolor.
Observe que el niño o niña abra bien la boca y saque la
lengua. Así succionará más leche y no lastimará el pezón.
Sostener su pecho delicadamente. Coloque sus dedos debajo del pecho, con el pulgar
encima. Recuerde que el colocar los dedos en forma de tijera puede impedir que el niño o
niña logre coger bien el pecho.
Amamantar no debe doler, si duele revisar si el labio inferior quedó invertido y corregirlo.
Si aún duele, retirar al niño y volver a ponerlo hasta hacerlo sin que la madre sienta dolor.
POR EJEMPLO:
Una postura incorrecta está relacionada con muchos problemas, entre los cuales tenemos
la mastitis, que es la inflamación de uno o varios lóbulos de la glándula mamaria,
acompañada o no de infección.
SIGNOS DE HAMBRE:
El bebé no necesita más líquidos porque la leche materna tiene toda el agua que
necesita. Al dar otros líquidos, hay riesgo de infección y de disminución de la
producción de leche.
“Es necesario tomar leche para producir más y mejor leche materna”
Falso. La leche no es indispensable en la dieta de una madre que da de lactar. Las vacas
comen pasto y producen leche. Si a la madre le agrada, puede tomarla, pero a muchos
adultos la leche les produce molestias digestivas porque ya no tienen lactasa para su
digestión.
“La leche de los primeros días debe desecharse porque le hace daño al bebé”
Falso. La primera leche, llamada calostro es importante para el bebé ya que lo defiende
de las infecciones y tiene efecto laxante, facilitando la eliminación de las heces negruzcas
(meconio) y disminuyendo la coloración amarilla de la piel (ictericia).
“Jugos y otras bebidas o alimentos ayudan a madurar el ‘estómago’ del bebé los
primeros meses”
Falso. La leche materna es todo lo que el bebé necesita los primeros 6 meses. La
introducción de otros alimentos puede causar problemas al bebé y disminuir la producción
de leche en la madre.
Son pocas las situaciones que obligan a las madres a brindar una alimentación artificial a
su bebé. Hay patologías donde el uso de fórmulas o sucedáneos de la leche materna está
justificado y en esas circunstancias es el mejor o único alimento posible.
Otras situaciones son puestas por las madres únicamente como justificativos para utilizar
fórmulas; ya sea por la influencia de los laboratorios y/o agentes de salud, moda o la falsa
practicidad, porque el tiempo ahorrado, luego es utilizado para cuidar un niño mucho más
propenso a enfermarse.
Hemos visto que los beneficios de la lactancia materna son incontables, no sólo para los
chicos sino también para la madre y la familia por su costo nulo en contrapartida con el
alto valor económico que tiene la alimentación artificial.
Igualmente, más allá de todo beneficio, costo monetario, menor tiempo o practicidad; lo
que hay que hacer es concentrarse en lo más importante de todo: la salud del bebé;
¿Acaso Él, no se merece lo mejor que se le pueda brindar?