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Exámenes I Bimestre Ciclo V

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económica y social, en lugares que se suponen

civilizados y cultos. Para plantear esa


Exámenes bimestrales ciclo v preocupación en términos convincentes era
preciso tratar de descuartizar sin piedad la
-Lee el siguiente texto y responde las preguntas 1 realidad aparente, y descender al subsuelo de los
al 6. instintos, con graves riesgos de comprometer la
dignidad literaria de la novela.
LOS BROCHAZOS OBSCENOS
En ese nivel social, unos pocos brochazos ásperos,
Reproducimos a continuación la carta que el
con propósitos más bien técnicos, no me
escritor colombiano Gabriel García Márquez,
parecieron alarmantes.
Premio Nobel de Literatura 1982, dirigió al
padre Félix Restrepo, S.J., presidente de la Y menos aún si se tiene en cuenta que desde el
Academia Colombiana de la Lengua, con fecha punto de vista moral es más importante y
22 de mayo de 1962, para referirse a unos apreciable la voluntad definida, y evidente en
comentarios del padre Félix a la novela La mala toda la novela, de no ceder a la crudeza que en
hora, galardonada por ese entonces con el todo momento reclamaban la naturaleza del
Premio Nacional de Novela patrocinado por la drama y la propia conducta de sus protagonistas.
firma “Esso Colombiana”.
Queda por establecer, desde luego, mi capacidad
“México, D.F., mayo 22 de 1962 para hacer apreciaciones justas en cuestiones de
moral. Pero ya eso resultaría extenuante. En
Rvdo. padre Félix Restrepo, S.J. Academia
realidad, en este terreno no dispongo de otros
Colombiana de la Lengua Bogotá, Colombia
elementos que el corazón de buen cristiano con
Estimado padre Félix: que trato de comprender a mis personajes.

Muchas gracias por las reiteradas felicitaciones Y eso es todo por hoy, padre. Créame que de
que me hizo llegar con motivo del Premio ordinario, y en especial personalmente, no soy tan
Nacional de Novela, y por el interés con que leyó pedante como lo parezco en esta carta. Lo que
los originales. pasa es que no estoy acostumbrado a hablar de
mí mismo, y el pudor de explicar ciertas cosas que
Perdóneme que no haya contestado antes a sus considero inexplicables me vuelve discursivo y
cartas, pero he necesitado de un cierto tiempo acartonado.
para meditar sobre los comentarios que usted
hacía a mi novela, y en particular sobre la Espero, pues, que no esté lejana la oportunidad de
conveniencia de eliminar de ella “unos pocos conocerlo personalmente, y de hablar de estas y
brochazos obscenos”. de otras cosas en términos más informales.

Mi primera reacción fue de sorpresa: tanto por mi Le ruego recibir mi saludo más cordial.
formación como por mis gustos literarios soy
Gabriel García Márquez”.
intransigente con la obscenidad, y me inquietaba
la sola idea de haber incurrido en ella
involuntariamente.

Sin embargo, una nueva lectura a fondo de los 1. En la expresión Muchas gracias por las
originales no me ha permitido encontrar los reiteradas felicitaciones que me hizo llegar
trazos a que usted se refiere. He encontrado, eso con motivo del Premio Nacional de Novela,
sí, algunos brochazos particularmente crudos, la palabra subrayada hace referencia a:
que considero como simples y cautelosas
aproximaciones de carácter técnico a una A. Reafirmar
inquietante realidad social que he conocido de B. Ratificar
primera mano en algunos pueblos de Colombia. C. Repetir
D. Negar.
Mi novela revela, primordialmente, una
preocupación: la existencia y predominio de una
falsa moral religiosa, familiar, política,
-Señala en cada enunciado del 2 al 4, el D. Resultaría muy fácil apreciar cuestiones de
sinónimo que corresponda a la palabra moral
subrayada según el contexto.

2. Los comentarios que usted hacía a mi novela, Lee el siguiente texto y responde las
y en particular sobre la conveniencia de preguntas 7 al 10.
eliminar de ella unos pocos brochazos
obscenos. LA BOTELLA DE CHICHA

A. Pornográficos En una ocasión tuve necesidad de una pequeña


B. Inmorales suma de dinero y como me era imposible
C. Lascivos procurármela por las vías ordinarias, decidí
D. De terror hacer una pesquisa por la despensa de mi casa,
con la esperanza de encontrar algún objeto
3. En ese nivel social, unos pocos brochazos vendible o pignorable. Luego de remover una
ásperos, con propósitos más bien técnicos, no serie de trastos viejos, divisé, acostada en un
me parecieron alarmantes. almohadón, como una criatura en su cuna, una
vieja botella de chicha. Se trataba de una chicha
A. Amargos que hacía más de quince años recibiéramos de
B. Bruscos una hacienda del norte y que mis padres
C. Duros guardaban celosamente para utilizarla en un
D. Tristes importante suceso familiar. Mi padre me había
dicho que la abriría cuando yo “me recibiera de
bachiller”. Mi madre, por otra parte, había hecho
4. En el enunciado, Mi primera reacción fue de la misma promesa a mi hermana, para el día
sorpresa: tanto por mi formación como por “que se casara”. Pero ni mi hermana se había
mis gustos literarios..., los dos puntos se casado ni yo había elegido aún qué profesión iba
pueden remplazar por: a estudiar, por lo cual la chicha continuaba
durmiendo el sueño de los justos y cobrando
A. sin embargo aquel inapreciable valor que dan a este género
B. ya que de bebidas los descansos prolongados.
C. pues
Sin vacilar, cogí la botella del pico y la conduje a
D. es decir
mi habitación. Luego de un paciente trabajo
logré cortar el alambre y extraer el corcho, que
salió despedido como por el ánima de una
5. Cuando Gabriel García Márquez afirma ser
escopeta. Bebí un dedito para probar su sabor y
intransigente con la obscenidad, quiere decir
me hubiera acabado toda la botella si es que no
que:
la necesitara para un negocio mejor. Luego de
verter su contenido en una pequeña pipa de
A. Es tolerante con la obscenidad.
barro, me dirigí a la calle con la pipa bajo el
B. Le gusta la obscenidad.
brazo. Pero a mitad del camino un escrúpulo me
C. No soporta la obscenidad.
asaltó. Había dejado la botella vacía abandonada
D. Es condescendiente con la obscenidad.
sobre la mesa y lo menos que podía hacer era
restituirla a su antiguo lugar para disimular en
6. Se puede deducir que cuando el escritor
parte las trazas de mi delito. Regresé a casa y
afirma, resultaría extenuante establecer su
para tranquilizar aún más mi conciencia, llené la
capacidad sobre sus apreciaciones en
botella vacía con una buena medida de vinagre,
cuestiones de moral, quiere decir que:
la alambré, la encorché y la acosté en su
almohadón.
A. No estaría dispuesto a ser cuestionado en
asuntos de moral. Con la pipa de barro, me dirigí a la chichería de
B. Estaba cansado y resultaría difícil tratar este don Eduardo.
tema tan extenso en la carta.
C. Considera que cuenta con pocos elementos —Fíjate lo que tengo —dije mostrándole el
para discutir sobre cuestiones de moral. recipiente—.
Una chicha de jora de veinte años. Sólo quiero Cuando ingresé a la sala quedé horrorizado.
por ella treinta soles. Está regalada. Sobre la mesa central estaba la botella de chicha
aún sin descorchar. Apenas pude abrazar a mi
Don Eduardo se echó a reír. hermano y observar que le había brotado un
ridículo mostacho. “Cuando tu hermano
—¡A mí!, ¡A mí! —exclamó señalándose el regrese”, era otra de las circunstancias
pecho—. ¡A mí con ese cuento! Todos los días esperadas. Y mi hermano estaba allí y estaban
vienen a ofrecerme chicha y no sólo de veinte también otras personas y la botella y minúsculas
años atrás. ¡No me fío de esas historias! ¡Como si copas pues una bebida tan valiosa necesitaba
la fuera a creer! — administrarse como una medicina.
Pero yo no te voy a engañar. Pruébala y verás. —Ahora que todos estamos reunidos —habló
mi padre—, vamos al fin a poder brindar con la
—¿Probarla? ¿Para qué? Si probara todo lo que
vieja chicha —y agració a los invitados con una
traen a vender terminaría el día borracho, y lo
larga historia acerca de la botella, exagerando,
que es peor, mal emborrachado. ¡Anda, vete de
como era de esperar, su antigüedad. A mitad de
aquí! Puede ser que en otro lado tengas más
su discurso, los circunstantes se relamían los
suerte.
labios.
Durante media hora recorrí todas las chicherías
La botella se descorchó, las copas se llenaron, se
y bares de la cuadra. En muchos de ellos ni
lanzó una que otra improvisación y llegado el
siquiera me dejaron hablar. Mi última decisión
momento del brindis observé que las copas se
fue ofrecer mi producto en las casas particulares
dirigían a los labios rectamente, inocentemente,
pero mis ofertas, por lo general, no pasaron de
y regresaban vacías a la mesa, entre grandes
la servidumbre. El único señor que se avino a
exclamaciones de placer.
recibirme, me preguntó si yo era el mismo que
el mes pasado le vendiera un viejo burdeos y —¡Excelente bebida!
como yo, cándidamente, le replicara que sí, fui
cubierto de insultos y de amenazas e invitado a —¡Nunca he tomado algo semejante!
desaparecer en la forma menos cordial.
—¿Cómo me dijo? ¿Treinta años guardada?
Humillado por este incidente, resolví regresar a
mi casa. En el camino pensé que la única —¡Es digna de un cardenal! —¡Yo que soy
recompensa, luego de empresa tan vana, sería experto en bebidas, le aseguro, don Bonifacio,
beberme la botella de chicha. Pero luego que como esta ninguna!
consideré que mi conducta sería egoísta, que no
podía privar a mi familia de su pequeño tesoro Y mi hermano, conmovido por tan grande
solamente por satisfacer un capricho pasajero, y homenaje, añadió.
que lo más cuerdo sería verter la chicha en su
botella y esperar, para beberla, a que mi —Yo les agradezco, mis queridos padres, por
hermana se casara o que a mí pudieran haberme reservado esta sorpresa con ocasión
llamarme bachiller. de mi llegada.

Cuando llegué a casa había oscurecido y me El único que, naturalmente, no bebió una gota
sorprendió ver algunos carros en la puerta y fui yo. Luego de acercármela a las narices y
muchas luces en las ventanas. No bien había aspirar su nauseabundo olor a vinagre, la arrojé
ingresado en la cocina cuando sentí una voz que con disimulo en un florero.
me interpelaba en la penumbra. Apenas tuve
Pero los concurrentes estaban excitados.
tiempo de ocultar la pipa de barro tras una pila
Muchos de ellos dijeron que se habían quedado
de periódicos.
con la miel en los labios y no faltó uno más osado
—¿Eres tú el que anda por allí? —preguntó mi que insinuara a mi padre si no tenía por allí otra
madre, encendiendo la luz— ¡Esperándote botellita escondida.
como locos! ¡Ha llegado Raúl! ¿Te das cuenta?
—¡Oh, no! —replicó—. ¡De estas cosas sólo una!
¡Anda a saludarlo! ¡Tantos años que no ves a tu
Es mucho pedir.
hermano! ¡Corre, que ha preguntado por ti!
Noté, entonces, una consternación tan sincera —Ya te lo decía. ¡Te has dejado engañar como un
en los invitados, que me creí en la obligación de bellaco! ¡Verás lo que se hace con esto!
intervenir.
Abrió la puerta y, con gran impulso, arrojó la
—Yo tengo por allí una pipa con chicha. pipa a la calle, por encima del muro. Un ruido de
botija rota estalló en un segundo. Recibiendo un
—¿Tú? —preguntó mi padre, sorprendido. coscorrón en la cabeza, fui enviado a dar una
vuelta por el jardín y mientras mi padre se
—Sí, una pipa pequeña. Un hombre vino a frotaba las manos, satisfecho de su proceder,
venderla... Dijo que era muy antigua. observé que en la acera pública, nuestra chicha
norteña, guardada con tanto esmero durante
—¡Bah! ¡Cuentos!
quince años, respetada en tantos pequeños y
tentadores compromisos; yacía extendida en
—Y yo se la compré por cinco soles...
una roja y dolorosa mancha. Un automóvil la
—¿Por cinco soles? ¡No has debido pagar ni una pisó alargándola en dos huellas; una hoja de
peseta! otoño naufragó en su superficie; un perro se
acercó, la olió y la meó.
—A ver, la probaremos —dijo mi hermano—.
Así veremos la diferencia. 7. En el enunciado y estaban también otras
personas y la botella y minúsculas copas, pues
—Sí, ¡que la traigan! —pidieron los invitados. una bebida tan valiosa..., la palabra subrayada
se puede remplazar por:
Mi padre, al ver tal expectativa, no tuvo más
remedio que aceptar y yo me precipité hacia la A. por lo tanto
cocina. Luego de extraer la pipa bajo el montón B. sin embargo
de periódicos, regresé a la sala con el trofeo C. ya que
entre las manos. D. aunque

—¡Aquí está! —exclamé, entregándosela a mi


padre. 8. En la expresión si probara todo lo que traen
a vender terminaría el día borracho, y, lo que
—¡Hum! —dijo él, observando la pipa con es peor, mal emborrachado, podemos deducir
desconfianza—. Estas pipas son de última que el dueño de la tienda hace referencia a:
fabricación. Si no me equivoco, yo compré una
pa re cida hace poco —y acercó la na riz al A. La cantidad de chicha.
recipiente—. ¡Qué olor! ¡No! ¡Esto es una broma! B. La calidad de la chicha.
¿Dónde has comprado esto, muchacho? ¡Te han C. La calidad y la cantidad del trago, en general.
engañado! ¡Qué tontería! De bías haber D. La cantidad y la calidad de la chicha.
consultado —y para justificar su actitud hizo
circular la botija entre los concurrentes, quienes 9. El motivo que tuvo el muchacho para
ordenadamente la olían y después de hacer una cambiar la chicha por vinagre fue:
mueca de re pug nancia, la pasaban a su vecino.
A. Social
—¡Vinagre! B. Económico
C. Familiar
—¡Me descompone el estómago!
D. Afectivo
—Pero, ¿es que esto se puede tomar?
10. En el texto Botella de chicha, el autor
—¡Es para morirse! pretende:

Y como las expresiones aumentaban de tono, mi A. Mostrar algunas características de un lugar y


padre sintió renacer en sí su función sus pobladores.
moralizadora de jefe de familia y, tomando la B. Hacer una exposición de algunas acciones
pipa con una mano y a mí de una oreja con la reprobables por la sociedad.
otra, se dirigió a la puerta de calle. C. Dejar una moraleja con esta historia.
D. Narrar una circunstancia que puede ocurrir
en la vida cotidiana.

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