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Gina Zabludovsky

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1

¿Civilización o civilizaciones? La visión del mundo en los clásicos


de la sociología

Gina Zabludovsky

Durante los últimos años el debate sobre la modernidad en las ciencias sociales ha
dado un cambio significativo. Cada vez hay un mayor consenso en torno a la necesidad
de trascender las interpretaciones que parten de un modelo occidental relativamente
homogéneo aplicable a todo tipo de sociedades para, en su lugar, estudiar la realidad
mundial a partir de la propuesta de coexistencia de una multiplicidad de modernidades1.
En la medida en que, de forma casi inevitable, toda lectura de los clásicos se hace a la
luz de nuestras preocupaciones actuales y desde la mirada del debate contemporáneo, la
presente ponencia explora el pensamiento de los padres fundadores de la sociología para
evaluar hasta qué punto sus concepciones se aferran a una noción del progreso que
presupone un desarrollo común y relativamente homogéneo de la humanidad y una
concepción de un proceso civilizatorio relativamente homogéneo y hasta dónde
podemos encontrar la génesis de una sociología comparativa que se preocupa por
diferenciar culturas e instituciones que difieren según las distintas civilizaciones. Desde
esta perspectiva , a continuación se abordará el pensamiento de Montesquieu, Augusto
Comte, Carlos Marx, Alex de Tocqueville, y Max Weber.

.MONTESQUIEU: EL MUNDO COMO DIVERSIDAD


A pesar de que en los libros de texto y en los planes de estudio de la carrera de
sociología frecuentemente se considera que Augusto Comte es el primer sociólogo por
haber dado el nombre a la disciplina en el S. XIX, en realidad los orígenes de los
planteamientos propiamente sociológicos pueden ser ubicados en el s. XVIII con el
pensamiento de Montesquieu. Como lo señala Raymond Aron, este autor puede ser
considerado como “el último de los filósofos clásicos y el primero de los sociólogos” ya
que en su obra se encuentran los rasgos de una sociología analítica que no se presenta

1
Para una exposición detallada sobre la tesis de las modernidades múltiples consúltese el influyente
trabajo de S.N Eisenstadt (2000)
2

más como una síntesis filosófica sino que permite establecer relaciones múltiples entre
distintos factores sin la pretensión de que uno de ellos sea siempre el predominante o al
cual se le adjudique el “origen profundo” de la sociedad. (Aron, 1970, p. 83-86)
Como sociólogo, Montesquieu no se propone hacer una ciencia de la sociedad en
general, sino de todas las sociedades concretas de la historia. Nuestro autor sostiene la
existencia de una pluralidad indefinida de las explicaciones parciales y demuestra cuán
numerosos son los aspectos de una colectividad y los determinantes sociales a los que es
posible remitir los diferentes aspectos de la vida colectiva. En su conocido libro El
Espíritu de las Leyes, se plantea la necesidad de entender la diversidad humana a la luz
de las relaciones que se establecen entre las instituciones sociales y diversos factores
como los tipos de gobierno, las leyes, las creencias religiosas, las costumbres, las
características demográficas y las condiciones geográficas (Althusser, 1974, p. 16; Aron,
1970, p. 95, Montesquieu, 1985, p. 289).
Para Montesquieu, el “espíritu general de una nación” se concibe como la manera
de ser, de actuar, de pensar y de sentir de una determinada colectividad, según su
respectiva geografía e historia. Considerando que los “hombres son muy diferentes en los
diversos climas” y que la diversidad humana debe ser entendida con relación a la
“naturaleza del terreno”, estudia los caracteres de ciertos pueblos meridionales, y
contrasta los “usos y costumbres” de los países de Oriente con los de las sociedades
occidentales más desarrolladas (Aron, 1970, pp. 55-67; Montesquieu, 1985)
Si bien es cierto que la relevancia que otorga a ciertos factores territoriales y
climáticos en la conformación de los diferentes órdenes sociales podría a veces parecer
excesiva y ameritaría una discusión más detallada, lo que por ahora interesa señalar es su
constante preocupación por entender las actitudes de las distintas sociedades y de
desarrollar una estrategia de análisis comparativo para acercarse a los diversos pueblos.
En su visión del mundo, Montesquieu puede considerarse como continuador de la
tradición del pensamiento político clásico que contrasta el modelo de Occidente con el de
Oriente. Heredero del pensamiento Aristóteles, Maquiavelo y Bodino, Montesquieu
emprende la tarea de formular una madura conceptualización teórica del “despotismo
oriental” y en El Espíritu de las Leyes, el tema es abordado por primera vez, con gran
amplitud y cuidado. (Montesquieu, 1985; Zabudovsky, 1993, pp. 137-141).
3

A diferencia de sus antecesores, Montesquieu se opone rotundamente a considerar


el despotismo como monarquía (“monarquía bárbara” para Aristóteles o “monarquía
señorial” para Bodino); critica a Aristóteles porque, al distinguir sus cinco especies de
gobierno “pone entre las monarquías al imperio de los persas y al reino de Lacedemonia”
sin ver que “uno es el imperio despótico y el otro una república”. Según Montesquieu
este error se debe a que los antiguos “no conocían la distribución de los tres poderes en el
gobierno de uno solo”2 (Montesquieu, 1985., p. 111)
Montesquieu concibe que en términos mundiales, incluyendo tanto al “Oriente”
como al “Occidente” existen tres tipos de gobierno que son la monarquía, la república y
el despotismo. Las tres modalidades del gobierno se establecen con relación a su
naturaleza y a su principio “su naturaleza es lo que le hace ser, y su principio lo que le
hace obrar. La primera es su estructura particular, el segundo las pasiones humanas que lo
mueven” (Montesquieu, 1985, p. 15). Además de su naturaleza y su principio los tipos de
gobierno se diferencian por su relaciones con la religión, el peso de las costumbres y el
ejercicio de las leyes. Mientras que la monarquía y la república corresponden a los países
europeos, el despotismo tiene una proyección sobre Oriente .Este último es el gobierno
de los turcos, los persas, el Japón, China y la mayoría de los países asiáticos: “En Europa
la estructura natural del suelo forma diversos y numerosos estados no muy extensos, en
los cuales, sin prejuicio del Estado, pueden regir las leyes , en Asia reina, al contrario, un
permanente espíritu de servidumbre, en ningún momento, en ninguna historia del país se
encuentra un solo rasgo que denuncie un alma libre; jamás se verá allí mas egoísmo que
el de la servidumbre” (Montesquieu, 1985, p. 183)
Además de ser el régimen característico de los países asiáticos, el despotismo es
una monarquía abusiva y desnaturalizada que como tal constituye una amenaza que
acecha a las monarquías europeas. En este sentido, la comparación se utiliza como una
especie de advertencia que Montesquieu hace a un rey tentado de poder absoluto.
La preocupación por la comprensión de la diversidad mundial y la contraposición
Oriente- Occidente también se desarrolla en las Cartas Persas, donde Montesquieu
expone de forma original y amena el tema de la pluralidad cultural a partir de una ficción

2
Montesquieu continúa señalando que la tradición aristotélica hace su clasificación con base en factores
accidentales y no en la forma de constitución de los gobiernos (Zabludovsky ,1993 pp. 141- 146)
4

en la cual el persa Usbek narra sus impresiones de un viaje a Francia a través de la


intercambio de correspondencia con los conocidos y amigos de su país natal. En este
ameno texto, el tema de la diversidad humana se aborda a partir de las reacciones que
producen las costumbres europeas a un extranjero que se relaciona y enfrenta con ellas
por primera vez y al hacerlo las contrasta con las que le son propias.
Así por ejemplo en lo referente al papel de las mujeres, Usbek se sorprende ante el
hecho de que en Francia, éstas no “nazcan para ser mandadas“ y su independencia las
haya llevado a perder en tal grado su discreción y el pudor que “se presentan ante los
hombres con el rostro descubierto , como si estuvieran pretendiendo su derrota”. Las
diferencias en el papel de las mujeres en las respectivas sociedades determinan desde
luego contrastes en las prácticas amorosas. Como lo explica el persa “Entre nosotros el
amor no conlleva inquietud, ni furor, es una pasión languideciente que deja en calma a
nuestro espíritu; la pluralidad de mujeres nos salva de su poder, atempera la obediencia
de nuestros deseos“ 3 (Montesquieu, 1982, p. 105).
Usbek considera que el occidental es un hombre contradictorio ya que da mucha
importancia a la ciencia y a la filosofía y al mismo tiempo mantiene sus creencias
religiosas “ El que duda de todo como filósofo no se atreve a negar nada como teólogo“
(Montesquieu ,1982, p. 121).Los cristianos “tienen una santa credulidad por los milagros
que Dios realiza a través del ministerio de sus servidores “ (Montesquieu, 1982, p 69) y
el Papa llega a ser tratado como “ un viejo ídolo que habitualmente halagan “ y que tiene
“ tesoros inmensos y un gran país bajo su dominación “.4 (Montesquieu, 1982 p.60) El
personaje continua con una serie de afirmaciones que podrían ser consideradas como
antecedentes a las observaciones de Max Weber en “La Ética Protestante y el Espíritu
del Capitalismo”, como cuando asevera que “la religión de los protestantes es una
ventaja infinita sobre los católicos “ y que los primeros “ se volverán más ricos y fuertes
mientras que los segundos se harán más débiles. ( Montesquieu, 1982, p. 213)

3
Cuando Montesquieu pretende comprender las “escandalosas” costumbres de los chinos y de los turcos,
la sociedad europea le objeta sus virtudes humanas y cristianas.(Vèáse, Althusser, 1994, p. 19)
4
Al respecto Montesquiu observa que “ en Francia hay tres clases de Estados. La Iglesia, El Estado y la
toga”( Montesquieu, 1982, p. 91)
5

En lo referente a las formas de enfrentarse a las desgracias, Usbek escribe que


mientras “los asiáticos toman brebajes capaces de volver alegres a los hombres y de
calmar el recuerdo de las penas”, el europeo no tiene otro recurso que la lectura un
filósofo. 5
Con respecto a otras costumbres que tienen que ver con los modales alimentarios
y la bebida, Usbek observa que mientras la ley prohíbe el vino a los príncipes orientales,
entre sus contrapartes cristianos éste se permite al grado de que “ lo beben con un exceso
“ hasta el punto que ”los degrada de su misma condicion humana”
Aplicando un agudo cuestionamiento de las prácticas políticas, el personaje
señala que ”los parlamentos se asemejan a esas rutinas que uno pisotea, pero que
recuerdan siempre la idea de un templo famoso en la religión antigua de los pueblos. Casi
no se ocupan de hacer justicia su actividad es siempre decadente” ( Montesquieu, 1982,
p. 170)
Las comparaciones que hace Montesquieu- a través de Usbek – no sólo se limitan
a la oposición entre el Oriente y Occidente sino que también contrastan a los diferentes
países europeos: “No todos los pueblos de Europa se someten del mismo modo a sus
príncipes: por ejemplo, el humor impaciente de los ingleses no deja casi tiempo a su rey
para endurecer su autoridad y la sumisión y la obediencia constituyen las virtudes en las
que menos se obstina..” (Montesquieu, 1982, p. 189)
Como posteriormente lo haría Tocqueville en su célebre libro La Democracia en
América, el enfoque comparativo de Montesquieu permite que el personaje que crea
desarrolle una visión crítica sobre los que ocurre en Estados Unidos y llegue a afirmar
que: “No hay país en el mundo donde la fortuna sea tan inconstante como en éste. Cada
diez años suceden revoluciones que precipitan al rico a la miseria y elevan al pobre con
alas rápidas al colmo de las riquezas. ” (Montesquieu, 1982, p. 180).

EL UNIVERSALISMO MORAL DE COMTE


Mientras que Montesquieu concibe al mundo como diversidad humana, Comte
lo piensa en términos de su unidad y, desde este punto de vista, tiene dificultades para
recuperar y explicar la diversidad. De acuerdo con este autor, las sociedades teológicas y

5
Montesquieu a través de Usbek, se refiere en particular a Séneca ( Montesquieu, 1982, p. 66).
6

militares están próximas a desaparecer en aras de la sociedad industrial. . Esta


concepción convierte a Comte en un profeta de la paz que creyó que la guerra se había
convertido en un fenómeno anacrónico que no cumplía una función en la sociedad
industrial donde predomina un instinto pacífico que produce el decaimiento constante del
espíritu militar y el gradual predominio del espíritu industrial. ( Aron, 1970, pp. 96-106,
Comte, 1982, p. 109)
La concepción de la unidad humana que Comte tiene como punto de partida es el
carácter ejemplar de la sociedad moderna en Europa. La historia es concebida como el
devenir del espíritu positivo y del desarrollo y florecimiento de la naturaleza humana de
carácter universal. Así, los fenómenos sociales están sometidos a un determinismo
riguroso, que adopta la forma de un devenir inevitable de las sociedades impuesto por el
progreso al que lleva el espíritu positivo.
La clave de la concepción sociológica de Comte es la reducción del mundo y de la
infinita diversidad de las sociedades humanas en el espacio y en el tiempo a una seriación
del devenir de la especie humana que culmina en un estado final del espíritu. Si la
ciencia o la filosofía es válida para todos los hombres, y si al mismo tiempo la historia de
la humanidad es la historia de la inteligencia, es concebible que deba pensársela como ha
historia de un pueblo único. Pero si la historia humana es la de un pueblo único, si sus
etapas son necesarias y si hay marcha inevitable hacia el fin dado ¿Por qué los diferentes
sectores de la humanidad tienen historias particulares y diferentes? Aparentemente
Comte no logra salvar esta contradicción por lo cual se puede afirmar que, mientras el
problema de Montesquieu es salvar la unidad, el de Augusto Comte es justificar la
diversidad (Aron, 1970, p. 131)
Comte explica la diversidad de acuerdo a tres factores de variación: la raza, el
clima y la acción política. Los diferentes sectores de la humanidad no han evolucionado
del mismo modo porque inicialmente no tenían las mismas dotes, pero estas diferencias
se desarrollan sobre el trasfondo de una naturaleza común.
Con base en estos principios, Comte concibe la sociología a la vez como una
ciencia y una nueva religión del “Gran Ser” donde aquello que es mejor en los hombres
se transfigurará en una serie de principios universales. Según los cánones de esta
concepción progresista de la historia, el mundo estaba destinado a evolucionar hacia el
7

universalismo moral, hacia el humanismo, la igualdad, la democracia y la libertad sin


exclusiones ( Giner, 2003, p. 217)
Comte recuerda la importancia del “admirable instinto lógico de Condorcet”
quien lanza la hipótesis de que la historia se limita a un solo pueblo. . La sociología
abstracta comteana piensa a la humanidad como formada y desarrollada a partir de un
único núcleo donde las leyes de la existencia y de la evolución deben ser esencialmente
las mismas para todas las sociedades. . Desde este punto de vista, nuestro autor concibe a
una especie humana universal que tienen características distintivas con relación al
mundo animal y el reino orgánico (Comte, 1976, pp. 226-242)
En el lenguaje comteano, el término civilización adquiere así un sentido único y
universal y es utilizado tanto para referirse la grado enorme de acción y control que el
hombre tiene sobre su medio ambiente como a lo que se considera como un
incuestionable y creciente desarrollo de las tendencias más nobles y de los sentimientos
más generosos que son la única base posible de la asociación humana,“ y que llevan al
desarrollo más alto de la especie”. (Comte, 1976, pp. 243- 245)
Así el progreso de la evolución humana avanzará independientemente del tipo de
sociedades, el clima la raza, el aumento de la población, u o otras causas modificadoras
que pueden alterar la “tasa de avance del progreso“6 .: “ Sólo a través de la influencia
cada vez más marcada de la razón en la conducta general del hombre y de la sociedad, el
progreso gradual de nuestra raza ha logrado esta regularidad y continuidad perseverante
que la distinguen tan radicalmente del avance caprichoso y estéril de los órdenes más
elevados de los animales” ( Comte, 1976 p`.251) Como vemos, cuando Comte habla de
raza o especie humana se refiere a toda la humanidad como tal, a la cual compara con el
resto de las especies (animales o vegetales)

6
Con relación a la tasa de progreso Comte señala que hay diferentes causas que afectan su ritmo y una de
ellas es“el aumento natural de la población , que contribuye más que cualquier otra influencia a acelerar la
velocidad. Este aumento siempre ha sido considerado el síntoma más claro del mejoramiento gradual de la
condición humana; y nada puede ser más incuestionable cuando tomamos en cuenta a toda la raza; o por lo
menos, a todas las naciones que tienen intereses mutuos… Sólo tengo que considerar la concentración
progresiva de nuestra especie como un último elemento general que concurre a la regulación de nuestra tasa
de progreso social …” ( Comte, selecciones de Thompson, 1976, p. 248)
8

Puesto que la historia de la mente humana es considerada como la guía natural de


todo el estudio histórico universal, es necesario investigar las leyes naturales que rigen su
avance, así como el ritmo de progreso y de orden de la sociedad. Así, Comte pretende
presentar un principio de desarrollo social que ofrezca una interpretación tanto pasada
como futura de la sociedad humana.
Desde esta perspectiva, Comte llega a concebir una religión positiva donde la
humanidad reemplaza a las concepciones mitológicas y es pensada como un ser
trascendente compuesto de todos los individuos que se renuevan como las células en un
organismo. Así, la humanidad en Comte, es objeto y módulo de valoración histórica, es
el “ gran ser” como conjunto de los seres pasados, futuros y presentes que concurren
voluntariamente para perfeccionar el orden universal. La continuidad del género humano
queda confirmada por la idea de progreso, definido sociologicamente mediante las
nociones de orden y desarrollo, de un progreso que es desarrollo del orden (Kolakowski,
1988, pp. 84-85; Larroyo, 1982, XLII_XLIII)

MARX Y EL CARÁCTER UNIVERSAL DE LA LUCHA DE CLASES


Aunque con una perspectiva ideológicamente muy distinta, la concepción del
cambio social como un proceso de largo plazo en una direccionalidad determinada
también se encuentra presente en la obra de Marx.
Como Comte lo hacía al referirse a las características de la organización política e
intelectual de toda sociedad industrial, Marx define el régimen capitalista y determina
ciertas constantes que debían reaparecer en todas las sociedades de ese tipo. Ambos
autores coinciden por consiguiente, en la insistencia en los rasgos genéricos de toda
sociedad industrial o capitalista, y subestiman el margen de variación de las mismas.
(Aron, 1970, p. 269).
Marx concibe el movimiento histórico como una perenne lucha de clases que
eventualmente llevará en todos los casos a una sociedad mejor, donde el socialismo
finalmente triunfe.
Así, el análisis del funcionamiento y devenir del capitalismo suministra al mismo
tiempo una suerte de historia de la humanidad a través de los modos de producción. El
centro del pensamiento marxista es una interpretación sociológica e histórica del
9

capitalismo condenado en función de sus contradicciones a una evolución hacia la


revolución y hacia un régimen sin oposiciones.
La teoría general de la sociedad que Marx deduce del estudio del capitalismo, le
sirve para comprender los restantes tipos sociales. Marx entiende la historia de la
humanidad como una sucesión de regimenes que culminan en una sociedad sin
antagonismos y que desde el punto de vista filosófico equivale al término de la búsqueda
de la humanidad por ella misma (Aron, 1970, pp. 192-. 209)7.
Así la idea de la lucha de clases para el marxismo, a partir de la cual se desarrolla
el concepto de humanidad, tiene alcances de validez universal. Lo anterior se hace
evidente en una gran parte de las obras de Marx y Engels como en sus conocidas
afirmaciones en El Manifiesto del Partido Comunista que sostiene sus tesis en la
consideración que todas las sociedades han descansado en el antagonismo entre clases
opresoras y clases oprimidas. ( Marx y Engels, , p. 42)
Marx afirma que la determinación de los elementos estructurales sobre los
superestructurales es una realidad universalmente válida. En todas las sociedades, “el
modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el
contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.” .Como también lo señala
Federico Engels, en su conocido texto Del socialismo utópico al socialismo científico , la
concepción materialista parte de la tesis de que “en todas las sociedades que desfilan por
la historia, la distribución de los productos, y junto ella la división social de los hombres
en clases o estamentos, es determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo produce
y por el modo de cambiar sus productos “ ( Marx y Engels,, p. 432)
A partir de este diagnóstico, la concepción de la revolución también se presenta
como una teoría de validez y de alcances globales8. En el Prólogo a la Contribución de
la Economía Política Marx señala que “ Al llegar a una determinada fase de desarrollo,
las fuerzas productivas materiales de la sociedad, entran en contradicción con las
7
“ La indudable herencia filosófica de Marx es la convicción de que el devenir histórico tiene un
significado filosófico ,…” ( Aron, 1970, p. 213)
8
Aron señala a la naturaleza del imperativo revolucionario como uno de los equívocos de Marx: “ El
pensamiento de Marx se pretende científico, y sin embargo, parece implicar imperativos pues ordena la
acción revolucionaria como la única consecuencia legítima del análisis históricos “ ( Aron, 1970, p. 224).
10

relaciones de producción existentes….De formas de desarrollo de las fuerzas productivas,


estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución
social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la
inmensa superestructura erigida sobre ella. … la humanidad se propone siempre
únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues bien miradas las cosas, vemos
siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan, o por lo menos se están
gestando, las condiciones materiales para su realización. …” ( Marx y Engels, p. 183)
Sin embargo, a pesar de concebir el desarrollo de la humanidad, en forma
progresiva a partir de la lucha de clases, a Marx también le preocupa las diferencia que
existen en términos mundiales y en especial el contraste entre el desarrollo de Europa y
los países asiáticos. Influidos por las ideas que de los pensadores sociales europeos que
los precedieron9,Marx y Engels reservan el concepto de feudalismo para Europa y Japón
y buscan un modelo específico para el estudio de los sistemas socioeconómicos de
países como India y Turquía.
El atraso y estancamiento de las grandes civilizaciones no europeas, su
incapacidad para evolucionar hacia el capitalismo, se explican en función de un “ modo
de producción asiático “, categoría que aparece diseminada en los diferentes trabajos de
Marx y Engels y que se utiliza alternativamente con otros términos como “ despotismo
oriental “ “ sociedad asiática”, “ sociedad oriental”, etc.
En oposición a lo que pasa en Occidente, el modo se producción asiático se
sustenta en la índole peculiar de su estructura socioeconómica, en un gobierno central
organizador de obras públicas instalado por encima de una serie de aldeas relativamente
aisladas y autosuficientes que incorporan la unión de la artesanía y el cultivo
doméstico.(Marx y Engels, “Selected Correspondence”, citado por Anderson, 1977 p.
489)
Marx considera que la base del despotismo oriental está en la existencia de las
diferentes comunidades. Desde una perspectiva eurocéntrica, este autor parece justificar
en algunos artículos la intromisión británica en la India al hacer suya la convicción de
que Inglaterra haría posible la revolución industrial en Asia. Su estilo nos deja ver la

9
Entre estas concepciones previas destacan las de Bernier, Montequieu, Jones , Stuart Mill, y Hegel entre
otros .( vèase al respecto Sachs, 1979)
11

dificultad de reconciliar la repugnancia por los invasores causantes del sufrimiento de los
orientales que viven la modificación violenta de la sociedad con la necesidad histórica de
la transformación ( Said,1979, p. 153) Al respecto el propio Marx señala:“ Por muy
lamentable que sea desde un punto de vista humano ver cómo se desorganizan y
disuelven estas decenas de miles de organizaciones laboriosas, patriarcales e inofensivas,
por triste que sea verlas sumidas en un mal de dolor… no debemos olvidar al mismo
tiempo que esas idílicas comunidades rurales , por inofensivas que pareciesen ,
constituyeron siempre una sólida base para el despotismo oriental ; que restringieron el
intelecto humano a los límites más estrechos, convirtiéndolos en un instrumento sumiso
de la superstición , sometiéndolo a la esclavitud de reglas tradicionales y privándolo de
toda grandeza y toda iniciativa…” ( Marx, “ Sobre el sistema colonial” en Sachs, 1979 ,
p. 23)
Dadas las condiciones climáticas y las características del suelo en las grandes
extensiones asiáticas, la base de la agricultura oriental es un sistema de irrigación
artificial que necesita de la intervención de un poder gubernamental responsable de la
organización de las obras públicas .Estos sistemas de regadío aparecen por encima de las
pequeñas comunidades. El poder estatal centralizador actúa sobre estas comunidades. Así
en las sociedades orientales, el estado es una unidad omnicomprensiva que está por
encima de las pequeñas comunidad y actúa como propietario superior. A semejanza de
Montesquieu, Marx habla del dominio de un Estado despótico, pero a diferencia del
sociólogo francés enfatiza el acaparamiento que éste hace de la mayor parte del
excedente,
La contraposición de Marx entre el Oriente y el Occidente se sustenta, en gran
parte, en su preocupación por defender las tesis de la revolución socioeconómica. . En
este sentido la conceptualización de las sociedades precapitalistas feudales y no feudales
(asiáticas) tiene mayor relevancia como un elemento dentro den un proyecto más general
para la lucha en los países europeos, que como un intento particular de comprender las
sociedades asiáticas.
12

LA SOCIOLOGIA COMPARATIVA DE TOCQUEVILLE


Seguidor de la tradición de Montesquieu10 , Tocqueville combina el método del
retrato sociológico con la clasificación de los tipos de régimen y la propensión a edificar
teorías abstractas a partir de un reducido número de hechos.
A diferencia de los sociólogos considerados clásicos como Comte11 y Marx que
dan primacía a los caracteres comunes y los rasgos genéricos de las sociedades
industriales y/o capitalistas, en sus estudios, Tocqueville se preocupa prioritariamente por
destacar las diferentes modalidades de las nacientes democracias. .
En contraste con las corrientes positivistas y marxistas, Tocqueville construye su
teoría a partir de un limitado número de hechos, y rechaza las amplias síntesis que
pretenden anticipar la historia universal y presentarla como un conjunto de leyes
inexorables que supediten los acontecimientos futuros. Como Montesquieu, Tocqueville
concibe claramente los límites de la explicación sociológica y piensa que, si bien es
cierto que los grandes acontecimientos se explican por grandes causas, el detalle de los

10
Aron señala que “ Tocqueville es un sociólogo al estilo de Montesquieu “ . El propio Tocqueville ha
dicho que fue su modelo en el momento de escribir La Democracia en América. El problema fundamental
de Tocqueville es el desarrollo de uno de los problemas que Montesquieu no pudo resolver “ de acuerdo
con este último, la república o la monarquía pueden ser, regímenes moderados, en los que se preserva la
libertad, mientras que por su esencia misma el despotismo, es decir el poder arbitrario de uno solo, no es ni
puede ser un régimen moderado. Pero entre los dos regímenes moderados, la república y la monarquía, ya
hay una diferenta fundamental: la igualdad es el principio de las repúblicas antiguas, mientras que la
desigualdad de los órdenes y las condiciones es la esencia de las monarquías modernas, o por lo menos de
la monarquía francesa… “ ( Aron, 1970, pp. 272- 273) Como Montesquieu, Tocqueville establece una
discriminación entre las causas históricas y las actuales, entre el medio geográfico y la tradición histórica,
entre la acción de las leyes y la acción de las costumbres. Por otro lado, la concepción aristocrática de las
sociedades es característica tanto de Montesquieu como de Tocqueville. , a sus ojos, únicamente el sector
rico y esclarecido podía ejercer el gobierno de una nación “ ( Aron, 1970 p. 296)
11
“ El juicio de Tocqueville acerca de la Revolución, los sentimientos que lo animan respecto de ella son
exactamente los que Augusto Comte habría denominado aberrantes. A los ojos de A Comte, la tentativa de
la Constituyente estaba condenada porque apuntaba a una síntesis entre las instituciones
teológicas y feudales del Antiguo Régimen y las instituciones de los tiempos modernos. Ahora bien,
afirmaba Comte con su habitual intransigencia, la síntesis de las instituciones derivadas de modo de pensar
radicalmente opuestos es imposible. Por parte de Tocqueville había deseado precisamente, no que el
movimiento democrático respetase las instituciones de la antigua Francia- el movimiento era irresistible-
sino que conservase todo lo posible las instituciones del Antiguo Régimen…” ( Aron, 1970,, p. 302)
Tocqueville no conocía la obra de A Comte , pero ciertamente oyó hablar de ella y no parece que
representara ningún papel en el desarrollo de su pensamiento. En cuanto a la obra de Marx, Aron señala
que no cree que la haya conocido El Manifiesto Comunista , más célebre en 1948 que lo que era en 1848.
No hay pruebas de que Tocqueville conociera “ este oscuro folleto que después llegó a hacer carrera “
(Aron, 1970,, p. 275)
13

mismos no puede derivarse de datos a gran escala ni reducirse de planteamientos


omnicomprensivos.
A diferencia de Marx, Tocqueville no elabora una teoría abstracta que pretenda
tener un carácter universal, sino que analiza los acontecimientos típicamente franceses
y estadounidenses desde un punto de vista comparativo que- de una forma similar a la de
Montesquieu- tiene como trasfondo los respectivos caracteres nacionales.
Interesado en el estudio de la diversidad social, Tocqueville destaca las
diferencias entre las estructuras, las instituciones, las tradiciones político culturales, y
las costumbres de los distintos países democráticos (en particular de Francia y Estados
Unidos). Lo anterior no implica que nuestro autor no reconozca la existencia de ciertos
caracteres compartidos en toda sociedad moderna sino que considera que, a partir de
algunos fundamentos comunes, existe una pluralidad de regímenes posibles.
Las sociedades democráticas pueden ser liberales o despóticas y adquieren
caracteres diferentes en Estados Unidos y en Europa, en Alemania o en Francia.
Tocqueville es el sociólogo de la comparación por excelencia y procura deducir lo que
es importante mediante la confrontación de las especies de sociedades que pertenecen a
un mismo tipo. Por el carácter innovador de su perspectiva teórico –metodológica - y a
pesar de que en términos generales Tocqueville es considerado únicamente como un
pensador clásico para la ciencia política12- se trata de un autor que hace grandes aportes a
la sociología. Sus contribuciones a esta disciplina se desarrollan en toda su obra pero en
particular se hacen evidentes en la segunda parte de La Democracia en América donde
su objetivo es dibujar “la influencia que ejerce en América la igualdad de condiciones y
el gobierno democrático, sobre todo la sociedad civil, sobre los hábitos, las ideas y las
costumbres” (Tocqueville, 1996-1, p. 40)
Tocqueville considera que las costumbres constituyen “ una de las grandes
causas generales a las que se pueden atribuir el mantenimiento de la república
democrática en Estados Unidos” y las concibe en el mismo sentido de la antigua
palabra mores que incluye no sólo a las costumbres propiamente dichas, sino también

12
“Si Tocqueville , a quién en los países anglosajones se considera uno de los más grandes pensadores
políticos, igual a Montesquieu en el siglo XVIII, jamás ha sido contado en Francia entre los sociólogos, ello
responde al hecho de que la escuela moderna de Durkheim se originó en la obra de Augusto Comte “
(Aron, 1970,, p. 270)
14

“al conjunto de las ideas de que forman los hábitos del espíritu y “ que tienen que ver
con “ el estado moral e intelectual de un pueblo” ( Tocqueville, 1996-1, p, 286).13 .Las
mejores leyes no sería capaces de mantener una constitución a despecho de las
costumbres que constituyen un punto central para la explicación de las prácticas políticas
en una sociedad determinada. ( Tocqueville, 1996-1, p. 305)
Por su manera de analizar las distintas sociedades, Tocqueville podría ser
considerado como el pionero de la sociología comparativa. Esta estrategia se hace
evidente en La Democracia en América, donde lo que ocurre Estados Unidos es
entendido a la luz de sus contrastes con la realidad europea y, en particular, con la de
Francia.14. ,La estrategia comparativa de Tocqueville también se aplica en su otro
conocido libro, El Antiguo Régimen y la Revolución , donde se estudian las razones
sociológicas de una crisis histórica y se exponen las causas por las cuales Francia tiene
dificultades de mantener un régimen político liberal en el curso de su evolución a la
democracia. ( Tocqueville, 1996-2) 15.

13
Al respecto, nuestro autor señala que “ Son particularmente las costumbres las que hacen a los
americanos de los Estados Unidos, los únicos entre todos los americanos capaces de soportar el imperio de
la democracia, y son ellas todavía las que hacen que las diversas democracias angloamericanas sean más o
menos reglamentadas y prósperas “ ( Tocqueville, 1996 p. 304)
14
En este destacado texto Tocqueville se propone responder a la pregunta en torno a las razones por las
cuales los Estados Unidos constituyen una sociedad democrática liberal. .Lejos de ser un admirador
ingenuo de la sociedad norteamericana, Tocqueville conserva , en el fondo de sí mismo, una jerarquía de
valores tomada de la aristocracia francesa que es la clase a la que pertenecía Para él, , la democracia se
justificaba por el hecho de que favorecía el bienestar del mayor número; pero este bienestar carecía de
brillo y de grandeza, y no dejaría de implicar ciertos riesgos políticos y morales ( Aron, 1970,, p. 289)
Son múltiples las partes de La Democracia… donde nuestro autor compara la situación en Estados Unidos
con la de Francia. Así por ejemplo afirma que “ En Francia, el conflicto entre el espíritu moderno y la
iglesia es la causa última de las dificultades con que tropieza la democracia para mantener su carácter
liberal, y por el contrario la semejanza de inspiración entre el espíritu religioso y el espíritu de libertad es
el fundamento final de la sociedad norteamericana “ ( Aron; 1970, p. 283)
Mas adelante Tocqueville prosigue señalando que :“ Si en las naciones en que la aristocracia domina la
sociedad y la tiene inmóvil, el pueblo acaba por habituarse a la pobreza y los ricos a su opulencia. Los unos
no se ocupan del bienestar material, porque lo poseen sin trabajo, los otros no piensan en él , porque tienen
perdida la esperanza de adquirirlo y ni aun lo conocen bastante para desearlo “ ( Tocqueville, 1995, p. 489)
15
Tocqueville rehúsa a aceptar la crisis revolucionaria como un mero accidenta y analiza sus caracteres
específicos. Al respecto, Raymond Aron, señala que este libro puede ser comparable a la tentativa
desarrollada por Montesquieu en las Considerations sur les causes de la grandeur el de la dècadence des
Romains. ya que en ambos se hace un intento de explicación sociológica de los acontecimientos históricos.
( Aron, 1970,, p. 292)
15

De manera a veces explícita y a otras implícita, en La Democracia…, nuestro


autor contrasta sus diferentes características con las de la aristocracia europea.. Así, por
ejemplo Tocqueville señala que “La aristocracia es infinitamente más hábil en el arte de
legislar que lo que puede serlo la democracia. Dueña de sí misma, no está sujeta a
arrebatos pasajeros, tiene largos designios que sabe madurar hasta que la ocasión
favorable se presente” ( Tocqueville, 1996-1, p. 242) 16 .
En lo que se refiere a la igualdad de las democracias con respecto a las
aristocracias, Tocqueville señala que “…no habiendo conocido nunca un estado
diferente de aquel en que se hallan, no temen al cambio y apenas se imaginan que pueda
haberlo. El bienestar material no es, pues, para ellos, el objeto primitivo de su vida, sino
una manera de vivir. Lo consideran en cierto modo como la existencia misma, y lo gozan
sin pensar en él “(Tocqueville, 1996-1 p. 489). A partir de estas observaciones y
refiriéndose a la extrema importancia de los bienes materiales en la sociedad
norteamericana nuestro autor afirma que “a la aristocracia de nacimiento sucede la del
dinero“. “Los privilegios concedidos a algunos son todavía muy grandes, pero la
posibilidad de adquirirlos existe para todos; de donde se sigue que los que los poseen
están siempre preocupados por el temor de perderlos o de verlos repartir…. las clases
existen siempre, pero no se pueden distinguir claramente a la primera vista a los que las
ocupan“ ( Tocqueville, 1996-1. 523) “En Norteamérica, donde los privilegios de
nacimiento nunca han existido y donde la riqueza no da ningún derecho particular al que
posee, los que no se conocen se reúnen en los mismos lugares y no encuentran ventaja ni
tiesto en comunicarse libremente sus pensamientos “17 ( Tocqueville, 1996-1, p. 524)..
Tocqueville considera que, a diferencia de las aristocracias europeas, en los
pueblos democráticos, todos los ciudadanos son independientes y débiles. Así, vemos
como las comparaciones se utilizan también para referirse a los rasgos de carácter del
norteamericano y a cierta actitud melancólica “Nos quejamos, en Francia, de que el

16
“La aristocracia procede sabiamente; conoce el arte de hacer convergir al mismo tiempo, hacia el mismo
punto, la fuerza colectiva de todas sus leyes “ ( Tocqueville, 1996-1, p. 242)
17
“… En las sociedades aristocráticas, los hombres no necesitan unirse para obrar, porque se conservan
fuertemente unidos. Cada ciudadano rico y poderos forma allí como la cabeza de una asociación
permanente y forzada que se compone de los que dependen de él y hace concurrir a la ejecución de los
designios “ ( Tocqueville, 1996-1, p. 474)
16

número de los suicidios es cada vez mayor, en Norteamérica el suicidio es raro, pero se
asegura que la demencia es más común que en cualquiera otra parte. Estos son síntomas
diferentes del mismo mal“ (Tocqueville, 1996-1 p. 491) “ Los norteamericanos no se
matan por agitados que se hallen porque la religión les prohíbe hacerlo y porque entre
ellos no existe, por decirlo así, el materialismo, aunque la pasión al bienestar material sea
general. Su voluntad resiste pero muchas veces su razón cede“ ( Tocqueville, 1996-1, p.
474)
Con base en estas comparaciones, en el primer volumen de La Democracia en
América Tocqueville sustenta sociológicamente el retrato de la sociedad
norteamericana. Como ya se ha señalado, el segundo volumen del texto difiere del
primero por el método utilizado y los problemas propuestos, en éste Tocqueville
desarrolla una especie de tipo ideal de sociedad democrática definida por un
desdibujamiento progresivo de las distinciones entre las clases y la creciente
uniformidad en las condiciones de vida. A partir de estas características se deducen
algunas tendencias de las futuras democracias.
En una sociedad de este orden, todas las profesiones serán consideradas
honorables porque en el fondo tienen la misma naturaleza. La democracia se concibe
como una sociedad del asalariado universal que tiende a suprimir las diferencias de
naturaleza y de esencia entre las actividades denominadas nobles y las que no lo son.
Comparando el caso de Francia con el de Estados Unidos, Tocqueville explica
como las costumbres de la sociedades democráticas tienden a suavizarse, las relaciones
son directas y se inclinan a la sencillez y la soltura, con pocos amaneramientos y
estilizaciones “los refinamientos sutiles y delicados de la cortesía aristocrática se
desdibujan en una especie de “camaradería”. Aún las relaciones entre amos y servidores
tienden a ser del mismo tipo que las que se establecen entre las personas de la llamada
buena sociedad. El matriz de la jerarquía aristocrática que sobrevive en las relaciones
interindividuales de las sociedades europeas desaparece cada vez más” ( Aron ; 1970. p.
315)
Tocqueville establece tendencias comparativas que destacan las diferencias entre
las democracias, sin embargo piensa que hay una propensión universal hacia el desarrollo
gradual de la igualdad de condiciones que se considera como “ un hecho providencial“
17

con las siguientes características : “…es universal, durable, escapa la protestad humana y
todos los acontecimientos, como todos los hombres, sirven para su desarrollo“
(Tocqueville, 1996-1 p. 32) Al respecto Tocqueville afirma que no existe ninguna duda
de que, “tarde o temprano, llegaremos, como los norteamericanos, a la igualdad casi
completa de condiciones “ 18( Tocqueville, 1996-1, p. 38)
Si bien es cierto que Tocqueville es el sociólogo de las diferencias y del estudio
de sociedades específicas, en su obra también encontramos directrices que se pretenden
universales como es la tendencia hacia la igualdad de condiciones. A pesar de que
considerar que este fenómeno es particular de las sociedades norteamericanas, también
sostiene que las sociedades europeas evolucionarán en el mismo sentido a medida que se
democraticen.
El tradición de Tocqueville y Montesquieu por contrastar las diferentes
sociedades tendrá una nueva dimensión a principios del siglo XX con el pensamiento de
Max Weber y su interés por el estudio de las principales religiones.

LA ORIGINALIDAD Y LOS ALCANCES DE LA SOCIOLOGIA- HISTORICA-


COMPARATIVA EN LA OBRA DE MAX WEBER

A pesar de que desde su muerte en 1920, la reputación de Weber como un


sociólogo seminal de nuestro tiempo ha cobrado una creciente importancia, las grandes
aportaciones de su sociología comparativa aun no han recibido el debido
reconocimiento.19

18
Sin embargo en el ensayo titulado “ Memorias sobre el Pauperismo” Tocqueville analiza el caso de Gran
Bretaña señalando que , “ debajo del brillante manto que admira a Europa “ se ocultan “ miserias
importantes “ ( Tocqueville,, 2003, p. 33)

19
En Kings of people, Richard Bendix ( 1978) parte de ciertos conceptos que define apropiadamente y a
través de un detallado examen compara los casos de Inglaterra, Francia, Alemania, Japón y Rusia. Sin
embargo, como otros estudios con una clara influencia weberiana, estas investigación no ha sido
suficientemente apreciada y no ha alcanzado el impacto dentro de la academia que si tienen otros análisis
histórico- comparativos como los de Barrington Moore , Theda Skocpoll , los enfoques braudelianos como
el de Charles Tilly y los del sistema mundial de Immanuel Wallerstein (Kalberg, 1994, pp. 4-6)
18

En parte esta situación se debe a que la interpretación predominante del


pensamiento de Max Weber suele presentar una especie de inventario un tanto
esquemático de sus tipos ideales y aferrarse a algunos de sus enunciados más conocidos
como la “ creciente burocratización”, la “racionalidad occidental”, “ la “rutinización del
carisma” o el “ desencantamiento del mundo”. Pocas veces se toma en cuenta que la
formación de conceptos, y los problemas demarcados para la investigación deben
entenderse dentro de la visión màs general de su sociología histórica-comparativa.
(Kalberg, 1994, p. 193)
Los textos de Weber suelen ser consultados de forma aislada y son leídos bajo
una óptica que enfatiza el peso de los valores sobre la conducta económica de acuerdo al
problema particular planteado en La ética protestante y el espíritu del capitalismo. En
términos generales, no se toman en cuenta las comparaciones universales que Weber
desarrolla en el resto de sus obras como en Economia y sociedad, Historia económica
general, La sociología agraria de las civilizaciones antiguas, y La ética económica de
las religiones universales. ( Kalberg, 1994, p.1-3 )
En su sociología comparativa, Weber parte de una perspectiva multicausal que
toma en cuenta los valores, las tradiciones, y los intereses para explicar las diferentes
sociedades en distintas etapas históricas. Así en sus textos encontramos investigaciones
que abarcan desde la antigüedad occidental hasta el presente, y estudios sobre una
diversidad de culturas como las de India, el Antiguo Israel y China . Estos temas
adquieren especial relevancia en los tres tomos sobre religiones, en donde se analizan las
particularidades históricas de las distintas sociedades y se contrastan los rasgos de los
diferentes estratos sociales de acuerdo a sus respectivas formas de organización política
y religiosa.( Kalberg 1994, pp 15- 18)
Las investigaciones de Max Weber destacan por sus alcances universales y su
gran riqueza. Su original propuesta teórica- metodológica se sustenta en una elaborada
formulación de conceptos y una detallada reconstrucción de casos históricos
específicos20 . La perspectiva comparativa esta presente en prácticamente todas las

20
Los tipos ideales de Weber y sus análisis sobre realidades concretas se distinguen de otras corrientes de
la sociología contemporánea como las del sistema mundial, de las escuelas analíticas causales y de las
histórico- interpretativas. Al cotejar las contribuciones de la sociología sustantiva de Max Weber con las
escuelas recientes de análisis comparativo, Kalberg señala como esta últimas se han concentrado
19

páginas de los escritos sustantivos de Max Weber y la construcción de los diferentes


tipos ideales – tanto los de las éticas religiosas como los de la dominación política- se
yerguen sobre esta estrategia.. Asi, por ejemplo el papel de los literati en el
patrimonialismo chino se entiende en comparación con el sistema de castas y el “ carisma
de clan” de los brahamanes en la India; la ciudad medieval occidental en oposición a las
ciudades islámicas; el catolicismo en relación al luteranismo, y la “ètica tradicional“ en
contraste con la “ ética racional “del trabajo(Weber, 1914, pp. XXXIV citado por
Kalberg, 1994, p. 102)
Las comparaciones constituyen una parte esencial de la estrategia weberiana, a
través de ellas se identifican tanto los elementos constitutivos de una configuración
histórica específica como los “tipos ideales puros “. La peculiaridad de un patrón
institucional sólo puede demostrarse por medio de amplias comparaciones que permiten
lograr una mayor especificidad en las conceptualizaciónes teóricas y en el análisis de una
sociedad concreta .La tarea de la explicación social de una individualidad histórica
sólo es posible después de que un concepto se define con relación a sus diferencias y
similitudes con otros , por lo que se puede afirmar que , en la sociología weberiana, la
investigación comparativa precede y hace posible el análisis causal de los casos
determinados. ( Kalbeg, 1994, p. 102; Weber, 1974,p.193; Zabludovsky; 1993, p. 25)
Así, lejos de ser definidos en un sentido absoluto, los conocidos tipos ideales de
dominación, se construyen a partir de un análisis institucional comparativo mediante el
cual prueban o refutan hipótesis históricas o sociológicas generales. Weber sostiene una
oposición fundamental entre la autoridad carismática y las dominaciones ordinarias con
cierta permanencia. A pesar de las grandes diferencias entre la estructura feudal,
burocrática y patrimonial, se trata de organizaciones entre cuyos rasgos más
importantes figura la estabilidad. A ellas se opone el carácter excepcional, revolucionario
y efímero de la dominación carismática.
Al abordar al análisis de las dominaciones estables, Weber también establece
los puntos de contraste entre el patrimonialismo, el feudalismo y la burocracia,.Asi por

únicamente en ciertos temas como los de la modernización política, los movimientos sociales, las
revoluciones, el totalitarismo, el poder del Estado moderno y las transformaciones recientes del
capitalismo occidental. (Kalberg, 1994, p. 17-18, p. 81)
20

ejemplo, como ya he explicado en otro texto, la conceptualización de dominación


patrimonial se construye en “ oposición “ a la feudal y “ desde “ la burocrática21 , en un
contraste en el que se hace eminente la diferencias entre el desarrollo del Occidente y el
de las sociedades llamadas orientales.
La dominación patrimonial no puede entenderse sino en oposición la feudal- y
viceversa pero ninguna de ellas puede comprenderse sino se toma en cuenta que se han
pensado desde la perspectiva de la racionalidad burocrática. La definición de
patrimonialismo se construye en oposición a la del feudalismo, en una comparación en la
cual estas dos estructuras de dominación tradicional se erigen desde la óptica del Estado
moderno. ( Zabludovsky, 1993, p. 34)22 .
De igual forma, en sus textos de sociología jurídica, Weber contrapone la
racionalidad material o sustantiva del Oriente a la racionalidad formal instrumental
característica del Derecho Moderno. A la manera de Montesquieu (1985) , el sociólogo
alemán explica como los “regímenes orientales” se caracterizan por la ausencia de una
estructura jurídica autónoma y una falta de diferenciación entre las esferas políticas,
legales y morales.23
En la medida en que no existe una separación entre las estructuras estatales y las
religiosas, el intelectual suele jugar un importante papel como aliado del poder. Estos son
los casos de China y la India sociedades que –a juicio de Weber- despliegan contrapartes
modificadas en casi todas las variantes teóricas de la filosofía griega- y.en cuyas

21
En su sociología de la dominación Weber distingue los tipos ideales, el significado sociológico, de la
realidad histórica . Así por ejemplo, en sus estudios sobre China Weber muestra la confluencia de los
diferentes tipos de dominación, su sustento es básicamente patrimonial pero también tiene componentes
racionales y carismáticos. ( Weber, 1968, ;Weber, 1974,pp. 700-706; Zabludovsky,1993, p. 24)
22
El interés de Weber por estudiar otras culturas pretendía también entender mejor la propia. Tanto en su
sociología religiosa, como en la legal y la política, su preocupación fundamental es el Occidente. De allí
que enfatice el desarrollo de los factores patrimoniales, feudales y carismáticos que contribuyen u
obstaculizan el surgimiento y consolidación del Estado moderno ( Consúltese al respecto Buss, 1987; 272-
275; Weber, 1974; Weber Marianne, 1975; y Zabludovsky, 1993,)
23
Así se explica como la arbitrariedad sultanista se basa en la inexactitud de lar racionalidad material
jurídica
21

dominaciones de tipo patrimonial y carismático resaltan las figuras intelectuales de los


"literati" y los "brahamanes".24
Las diferenciaciones entre el feudalismo y patrimonialismo resultan útiles para
estudiar los procesos de centralización y descentralización de los imperios. Como el
propio Weber señala, además de los tipos ideales concebidos como “conceptos abstractos
de relaciones, que nos imaginamos como establecidos en el flujo del acontecer“, el
sociólogo construye “tipos ideales de desarrollo “. Se trata de “cuadros ideales de
tansformación“ que tienen una particularidad utilidad para comprender las
individualidades del proceso histórico. ( Zabludovsky, 1993, p. 33)
Las comparaciones de Weber se aplican con particular lucidez en sus análisis sobre
los diferentes grupos de intelectuales que desarrolla en su sociología de las religiones.
Los análisis comparativos que Weber lleva a cabo en los textos sobre religiones, y la
original estrategia teórico–metodológica que pone en práctica, le permiten abordar el tema
de una manera sumamente rica en la cual se destacan las interrelaciones entre las clases
sociales, el poder político y el surgimiento de la fe en los procesos históricos de diferentes
realidades sociales.25 A diferencia de lo que ocurría en Oriente entre los budistas y en
algunos sectores de la inelectualidad china, en Occidente las religiones eran más bien de
plebeyos. A pesar del papel de los intelectuales en el desarrrollo del Judaísmo y el
Cristianismo a diferencia de lo que ocurrió en la India, en las dos religiones occidentales
nunca hubo una monopolización de la cultura religiosa por parte de una elite intelectual. De
24
Weber explica cómo en el Cercano Oriente, había una predominancia de las religiones de intelectuales.
Las clases sociales compuestas por estos últimos ocupan un nivel relativamente alto dentro de la escala
social y poseían una educación filosófica que podría ser comparable a las de las escuelas clásicas griegas o
al entrenamiento secular humanístico del periodo medieval tardío. Estos grupos eran los portadores de la
doctrina de la ética de salvación. En una situación dada, las clases intelectuales dentro de un determinado
ámbito religioso podían llevar a cabo tareas equivalentes a aquellas desarrolladas por la Academia de
Platón y otras escuelas similares de la filosofía griega (Weber, 1964, pp. 121)

25
Como lo señala Ahmad Sadri la sociología de los intelectuales se expresa con particular lucidez en sus
estudios sobre las religiones. Si bien es cierto que en su sociología política Weber refleja sus intereses
ideológicos sobre la temática, sus perspectivas teóricas sobre la cuestión se encuentran desarrolladas con mayor
precisión en sus textos sobre religiones donde el papel de los intelectuales y guerreros adquiere una particular
relevancia. En estas obras, Weber muestra como las religiones siempre han estado influenciadas por distintas
formas de intelectualismo y por las relaciones que se establecen entre los sacerdotes y las autoridades políticas
( Sauri, 1992;Weber, 1964;,Zabludovsky, 2005)
22

hecho, la creciente presencia del fenómeno único de la profecía ejemplifica la autonomía de


las esferas de las ideas y su alejamiento de la s influencia de los intelectuales26
En sus estudios sobre las grandes religiones, además de la contraposición Oriente.
Occidene,, Weber centra su atención en particular, en los contrastes entre China e India y
compara la conducta de los brahmanes con la de los representantes de la cultura
confuciana. En ambos casos, se trata de un grupo de status cuyo carisma reside en un
saber mágico – ritualista obtenido a través del conocimiento de una literatura sagrada
inaccesible para otros grupos sociales. 27. Sin embargo, mientras el Confucianismo es una
ética que cuenta con un poderoso grupo de burócratas educados en las prácticas
administrativas y opuestas a las doctrinas de salvación, el el Jainismo y el Budismo son
las antítesis radicales de este acomodamiento del confucianismo al mundo, y se
caracterizan por una actitud intelectual que ha dado lugar a una postura cabalmente anti -
política, pacifista, y de rechazo al mundo. Remontándose a los diferentes acontecimientos
históricos, Weber explica como el “apoliticismo monástico” de los shramanas, fue
endémico entre la elite de India desde muy temprano, e incluso mucho antes de que
ascendieran las doctrinas filosóficas con un claro matiz antipolítico. (Weber, 1964, pp.
122-123)28
Weber muestra como las desemejanzas entre las elites en China y la India
influyeron en sus diversas actitudes sociopolíticas. En el primer país, la religión
consideraba que los hombres eran por principio iguales. Los letrados y funcionarios

26
El anti-intelectualismo que muestran estas religiones a menudo está relacionado con los propios
intelectuales, Sin la presencia de éstos, no se logra explicar el éxito de estas dos religiones en su lucha
contra las interpretaciones mágicas y el logro de una notable racionalización teórica que se expresa tanto en
la consistencia de la condena a la idolatría en el Viejo Testamento cómo en la fundamentación de la
creencia en la “Divina Providencia” del Cristianismo.( Sadri, p. 61)

27
Tanto en la India como en China la presentación de la sosterología religiosa estuvo a cargo de los
intelectuales. A pesar de las diferencias entre estas dos civilizaciones, en ambas existía un importante status
de intelectuales integrado por los literati cuyo carisma residía en el conocimiento. Ambos grupos
desarrollaron un orgullo en una educación similar que –a los ojos de los creyentes- les permite combatir la
irracionalidad de las religión masiva.
28
Así, Weber ve en la figura de los intelectuales religiosos en China un ejemplo típico de la alianza entre
éstos y el poder, mientras el caso de algunas religiones de la India sería la contraparte. Por la manera en que
nuestro autor trata este tema, se podría afirmar que las diferencias sobre la actuación de los intelectuales en
estas dos sociedades constituyen una especie de arquetipos que van más allá de los análisis concretos y de
los ámbitos específicos de la sociología de la religión y pueden ser considerados como una especie de
arquetipos. ( Zabludovsky, 2005)
23

avalaban la idea de un estado de bienestar con un fuerte énfasis en el confort material.


En contraposición, el Hinduismo consideraba que los hombres no eran en principio
iguales y las regulaciones de cada casta eran sagradas. Mientras los letrados
confucianos tenían un ideal de aprendizaje clásico que era opuesto a la especialización ,
el hinduismo, en armonía con el modelo de un orden social en que cada casta tiene su
propio modo de vida ( dharma) ,promovió una especialización que asignó técnicas
propias a cada ocupación o esfera de actividad. (Bendix, 1962, pp. 155- 161). Estas
diferenciaciones son útiles para que Weber pueda contrastar el sistema de estratos entre
China e India y el Occidente y establecer las relaciones sus relaciones con el proceso de
cierto tipo de racionalización. 29
En Economía y sociedad Weber también trasciende el eje de la oposición entre
Oriente y Occidente que de alguna forma ya estaba presente en otros autores de la
30
ciencia política clásica y expone los rasgos de las sociedades asiáticas contrastando
sus diferentes características. En su exposición sobre la dominación patrimonial
compara a la India y Egipto consideradas como las áreas donde se desarrolla la caridad
clásica. Mientras la caridad hindú descansa en la concepción de la vida como unidad- sus
mejores exponentes son las religiones jainista y budista- en Egipto la caridad está
fuertemente influenciada por la estructura burocrática del Estado y la economía. Las
fuentes de egipcias muestran el desarrollo de leyes para proteger a los pobladores a partir
de actitudes “piadosas“ donde las esperanzas de los dominados se centran en la persona
del faraón, y los éxitos económicos y políticos se atribuyen a sus virtudes.
La sociología comparativa de Max Weber ha sido muy influyente en el
pensamiento de autores importantes del S XX. Entre estos podemos mencionar los
estudios comparativos sobre modernidad y modernización desarrollados de forma
original en la obra de a Reinhart Bendix (1970, 1974) y Schmuel Eisenstadt (1978,
1984,1987) y de la reciente teoría sobre las modernidades múltiples introducida por este
último.

29
Para un mayor desarrollo sobre la concepción de Weber en torno al status y su importancia dentro de la
sociología comparativa consúltese de Holton y Turner, 1989, 131-149
30
Ver la exposición sobre Maquiavelo, Bodino y otros autores presente en el capítulo “La contraposición
Oriente- Occidente en el pensamiento político clásico (Zabludovsky 2003, pp. 136-159) ,
24

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