Primeros Ensayos, Comte
Primeros Ensayos, Comte
Primeros Ensayos, Comte
Augusto Cornte
Ensayo de un sistema
de política positiva
ESTUDIO PRELIMINAR
por
Raúl Cardiel Reyes
M-exrco, 1979
ENSAYO DE UN SISTEMA
DE POL1TICA POSITIVA
AUGUSTO COMTE
INTRODUCCIÓN
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por los árabes, no se habría hecho nada para asegurar el restableci- patente de esta inconsecuencia. En ocasión de esto, vemos cómo
miento del antiguo sistema sin haber ahogado también a las ciencias hombres que pretenden devolver a las ideas teológicas su antigua
pósitivas. influencia, comprueban involuntariamente la decadencia de esas
Asimismo, en el orden de lo temporal, tendríamos que llegar ideas en su propio espíritu, al no temer declarar en favor del
progresivamente hasta colocar de nuevo a las clases industriales en mahometanismo cosas que, en tiempos del esplendor del antiguo
estado de servidumbre, puesto que, en último análisis, la emancipa- sistema,1 les hubiesen acarreado una acusación de sacrilegio.
ción de las comunas es la causa primera y general de la decadencia Fijándose en la serie de observaciones que acabo de indicar, le será
del sistema feudal. En fin, para acabar de caracterizar tal empresa, fácil a cualquiera añadir nuevos hechos, que se multiplican
después de haber vencido tantas dificultades, la menor de las cuales, diariamente. Vale decir que no ejecutan los reyes un solo acto, que
aisladamente considerada, está por encima de todo poder humano, no emprenden una sola acción, tendientes al restablecimiento del
no se habría conseguido, pese a todo, más que demorar la caída antiguo sistema, que no vayan acompañadas inmediatamente de
definitiva del antiguo régimen, en tanto que la sociedad se vería una acción en sentido contrario; y es frecuente que en un mismo
obligada a recernenzar la destrucción, puesto que no se habría decreto estén contenidas ambas.
extinguido el principio de la civilización progresiva inherente a la Es esta incoherencia radical lo que mejor se presta para hacer
naturaleza de la especie humana. patente lo absurdo de un plan que no comprenden ni siquiera
Un proyecto tan monstruoso, tanto por su magnitud como por Jo aquellos que se entregan a su ejecución con el mayor entusiasmo, y
absurdo del mismo, no ha podido ser concebido, evidentemente, en nos muestra claramente cuán completa e irrevocable es la ruina del
su conjunto, por ningún cerebro. Quiéralo o no, todo hombre antiguo sistema. Es inútil entrar aquí en mayores detalles sobre este
pertenece a su tiempo. Los espíritus que más se esfuerzan en luchar tema.
contra la marcha de la civilización obedecen, sin saberlo, a su El modo como los pueblos han concebido hasta el presente la
irresistible influencia y la secundan. reorganización de la sociedad no es menos vicioso, aunque por otros
Así también, los reyes, al tiempo que proyectan reconstruir el conceptos, que el de los reyes. Sólo que su error es más excusable;
sistema feudal y teológico, caen en contradicciones perpetuas y puesto que se extravían en la búsqueda del nuevo sistema hacia el
contribuyen con sus propios actos o bien a agravar la desorganiza- cual los conduce la marcha de la civilización, pero cuya naturaleza
ción del sistema, o bien a acelerar la formación del que debe no ha sido aún claramente determinada; en tanto que los reyes
reemplazarlo. Multitud de hechos de esta clase se le ofrece al· persiguen una empresa cuyo absurdo total nos muestra con plena
observador. evidencia el estudio medianamente atento del pasado. En pocas
Para mencionar tan sólo los más sobresalientes, vemos a los reyes palabras, los reyes están en contradicción con los hechos, y los
honrarse en estimular el perfeccionamiento y la propagación de las pueblos con los principios, que es siempre más difícil no perder de
ciencias y las bellas artes, y en fomentar el desarrollo de la industria. vista. Pero importa mucho más desarraigar el error de los pueblos
Para lo cual crean numerosos y útiles establecimientos, aunque, en que el de los reyes, pues constituye por sí sólo un obstáculo esencial a
último análisis, al progreso de las ciencias, de las bellas artes y de la la marcha de la civilización y da además alguna consistencia al de
industria, tengamos que atribuir la decadencia del antiguo sistema. los reyes.
Así también, mediante el tratado de la santa alianza, los reyes han La opinión dominante en el espíritu de los pueblos sobre la
degradado todo lo que han podido el poder teológico, base principal manera como la sociedad debe reorganizárse, tiene como rasgo
del antiguo sistema, al formar un consejo europeo supremo, en el característico una profunda ignorancia de las condiciones funda-
que ese poder no tiene siquiera una voz consultiva.
En fin, la manera en que se dividen hoy las opiniones acerca de la 1
Para comprender toda la importancia de este hecho, es necesario recordar que
lucha emprendida por los griegos, nos ofrece un ejemplo aún más el Papa mismo se ha pronunciado en este sentido, al rehusar formalmente a los
jóvenes de la nobleza romana permiso para ir en auxilio de los griegos.
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cuanto a su propósito crítico, este dogma no es otra cosa que la
mentales que debe cumplir cualquier sistema social para tener una traducción de un gran hecho general, el de la decadencia de las
consistencia verdadera. Se reduce a presentar, como principios creencias teológicas.
orgánicos, los principios críticos que han servido para destruir el
Resultado de esta decadencia, en virtud de una reacción necesaria,
sistema feudal y teológico, o dicho de otra manera, a confundir
ha contribuido poderosamente a acelerarla y a propagarla; pero a
simples modificaciones de este sistema con las bases del que hay que
esto se ha limitado su influencia, por la naturaleza de las cosas. Se
establecer. sitúa en la línea del progreso del espiritu humano, mientras nos
En efecto, si examinamos con atención las doctrinas a las que dan
limitemos a considerarlo como medio de lucha contra el sistema
pábulo hoy los pueblos, como aparecen en los discursos de los
teológico. Queda fuera de la misma y pierde todo su valor tan
partidarios más capaces, y en los escritos que nos ofrece en su
pronto como quiere verse en él una de las bases de la gran
exposición más metódica; y si después de haberlas considerado
reorganización social reservada para la época actual; se convierte
detenidamente, en sí mismas, observamos históricamente su forma-
entonces en algo tan perjudicial como útil babia sido, pues se
ción sucesiva, descubrimos que han sido concebidas con un espíritu
c'?nvierte en obstáculo para esa reorganización.
puramente crítico, que no podrá servir de base para una reorganiza-
En efecto, es su esencia impedir el establecimiento uniforme de
ción.
Esas doctrinas despojan sistemáticamente de todo principio de todo sistema de ideas generales, sin el cual no hay sociedad, al
acción al gobierno, que en cualquier situación normal es la cabeza proclamar la soberanía de cada razón individual. Pues cualquiera
de la sociedad, la guia y el agente de la acción general. Privado de que pueda ser el grado de instrucción al que llegue la mayoría de los
toda participación importante en la vida de conjunto del cuerpo hombres, es evidente que la mayor parte de las ideas generales,
social, se le reduce a un papel absolutamente negativo. Inclusive se destinadas a la aceptación común, tendrán que ser admitidas por
estima que toda la acción del cuerpo social sobre sus miembros debe ellos en virtud de un acto de confianza y no corno consecuencia de
limitarse estrictamente al mantenimiento de la tranquilidad públi- demostraciones. Así pues, este dogma es válido tan sólo, por su
ca, cosa que en cualquier sociedad activa nunca ha sido más que un naturaleza, para las ideas que deben desaparecer, porque entonces
objeto subalterno, cuya importancia se ha visto notablemente dan lo mismo; y de hecho no ha tenido validez más que para ellas,
atenuada por el desarrollo de la civílización, que ha facilitado en el momento en que se iniciaba su decadencia y para acelerar su
mucho el mantenimiento del orden. caída.
Creer en su validez, tanto para el nuevo sistema como para el
Al gobierno ya no sé le concibe como el jefe de la sociedad, antiguo, y, lo que es peor, ver en él un principio orgánico, es caer en
destinado a unirla en un solo haz y a dirigir hacia un objetivo una contradicción por demás extraña; si tal error pudiera perdurar,
común todas las actividades individuales. Se le representa como un la reorganización de la sociedad sería por siempre jamás imposible.
enemigo natural, plantado en medio del sistema social, contra el No hay libertad de conciencia en astronomía, en física, en
cual la sociedad debe fortificarse mediante las garantías que ha química, en fisiología, en el sentido de que a cualquiera le parecería
conquistado, manteniéndose frente a él, en un estado permanente de absurdo no confiar en los principios establecidos, en estas ciencias,
desconfianza y de hostilidad defensiva, presta a estallar al primer por hombres competentes. Si se piensa de otro modo en política, es
síntoma de ataque. porque habiendo caído los antiguos principios y no habiéndose
Al pasar del conjunto a los detalles se nos patentiza todavía más el formado aún los nuevos, en este intervalo no hay, rigurosamente
mismo espíritu. Bastará con que aquí mostremos los puntos hablando, principios establecidos. Pero convertir este hecho pasajero
principales, tanto en lo espiritual como en lo temporal. en dogma absoluto y eterno, hacer de él una máxima fundamental,
El principio de esta doctrina, en lo que a lo espiritual se refiere, es evidentemente es tanto como proclamar que la sociedad debe
el dogma de la libertad ilimitada de conciencia. Examinado en el quedarse para siempre sin doctrinas generales. Es preciso reconocer,
mismo sentido en que fue primitivamente concebido, es decir, en
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que tal dogma se merece, en efecto, los reproches de anarquía que le
civilización, mientras la acción principal ha consistido en la lucha
lanzan los mejores defensores del sistema teológico.
contra el sistema antiguo. Pero concebida para presidir la reorgani-
El dogma de la soberanía del pueblo corresponde, en lo que a lo
zación social, es de una insuficiencia absofuta. Coloca forzosamente
temporal se refiere, al dogma que acaba de ser examinado, del que
a la sociedad en un estado de anarquía, constituida tanto en lo
no es sino su aplicación política. Ha sido creado para combatir el
temporal como en lo espiritual.
principio del derecho divino, base política general del antiguo
Seguramente fue conforme a la debilidad humana que los pueblos
sistema, ·poco después de que se formase el dogma de la libertad de
comenzasen por adoptar como orgánicds los principios críticos, con
conciencia para destruir las ideas teológicas en que se fundaba ese
principio. los que su aplicación continua los había familiarizado. Pero la
perpetuación de tal error no deja de ser el mayor obstáculo que se
Lo que ha sido dicho del uno, por consiguiente, tiene validez para
opone a la reorganización de la sociedad.
el otro. El dogma antifeudal, como el dogma antiteológico, ha
Después de haber considerado por separado los dos modos
cumplido su objetivo crítico, término natural de su carrera. El
diferentes como conciben los pueblos y los reyes esta reorganización,
primero no puede ser la base política de la reorganización social, tal
ahora si se les compara, se ve que cada uno de ellos, en virtud de
y como el segundo no puede ser su base moral. Nacido ambos para
destruir, son igualmente impropios para fundar. vicios. que les son propios, es igualmente impotente para situar a la
sociedad en una dirección verdaderamente orgánica, y prevenir así,
Cuando al uno se le toma como principio orgánico, n0 es sino la
para el futuro, el retorno de las tormentas que han acompañado
sustitución de la infalibilidad papal por la infalibilidad individual;
constantemente hasta ahora a la gran crisis que caracteriza a la
el otro, de igual manera, no hace sino sustituir el arbitrio de los reyes época actual.
por el arbitrio de los pueblos, o más bien, por el de los individuos.
La sola diferencia que existe entre ellas, a este respecto, es la de
Esto tiende al desmembramiento general del cuerpo político, pues
que, en opinión de los reyes, el gobierno se constituye exprofeso en
lleva a depositar el poder en las clases menos civilizadas, tal y como
oposición directa y continua a la sociedad, en tanto que, en opinión
el primero tiende ~l aislamiento total de los espíritus, al dotar a los
de los pueblos, es la sociedad la que se mantiene sistemáticamente en
hombres menos ilustrados de un derecho de control absoluto sobre el
un estado permanente de hostilidad contra el gobierno. Estas dos
sistema de las ideas generales, establecido por los espíritus superiores
para servir de guía a la sociedad. opiniones opuestas e igualmente equivocadas tienden, por la
Es fácil trasladar, a cada una de las ideas particulares de que se naturaleza de las cosas, a apoyarse mutuamente y en consecuencia a
alimentar indefinidamente la fuente de las revoluciones.
compone la doctrina de los pueblos, el examen que hemos esbozado
de los dos dogmas fundamentales. Se encontrará siempre un De una parte, las tentativas de los reyes para reconstruir el sistema
resultado semejante. Se verá que todas, como las dos principales, no feudal y teológico provocan, necesariamente, por parte de los
son sino el enunciado dogmático de un hecho histórico correspon- pueblos, la explosión de los principios de la doctrina crítica, en toda
diente, relativo a la decadencia del sistema feudal y teológico. Se su temible energía. Es evidente inclusive que, sin estas tentativas,
reconocerá, de igual modo, que todas tienen una finalidad pura- esta doctrina habría perdido ya su mayor actividad, por carecer de
mente crítica, que constituye todo su valor y hace que sean objeto una vez que la adhesión solemne de los reyes a su principio
totalmente impropias para la reorganización de la sociedad. fundamental (el dogma de la libertad de conciencia) y a sus
Así, el examen profundo de la doctrina de los pueblos confirma lo principales consecuencias ha confirmado sobradamente la ruina
que el vistazo filosófico debería hacernos prever; a saber, que las irrevocable del antiguo sistema. Pero los esfuerzos por resucitar el
máquinas de guerra, en virtud de una extraña metamorfosis, no derecho divino despiertan la soberanía del pueblo y le dan nuevo
frescor.
pueden convertirse súbitamente en instrumentos de fundación. Esta
doctrina, puramente crítica en su conjunto y en sus detalles, ha De otra parte, por Io mismo que el antiguo sistema ha· sido
tenido suma importancia para secundar la marcha natural de la modificado lo suficientemente para permitir trabajar de modo
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directo en la formación del nuevo sistema, la preponderancia
espíritu humano, los pueblos, que orientarán todos sus deseos hacia
concedida todavía por los pueblos a los principios críticos empuja,
la for~ación del nuevo sistema, cesarán de indignarse contra el
naturalmente, a los reyes a intentar sofocar, mediante el restableci-
sistema feudal y teológico y lo dejarán extinguirse gradualmente
miento del antiguo sistema, una crisis que, tal como se presenta, no
siguiendo ~l curso natural de las cosas.
parece ofrecer otra salida que la disolución del orden social. Esta
Si después de haber comprobado la necesidad de adoptar una
prolongación del reinado de la doctrina critica, en un momento en
nueva· doctrina verdaderamente orgánica, pasamos a examinar la
que la sociedad necesita una doctrina orgánica, es lo único que da
oportunidad de su .establecimiento, bastarán las consideraciones
alguna fuerza a la opinión de los reyes. Pues si esta opinión no es, de
siguientes para demostrar que finalmente ha llegado al momento de
hecho, verdaderamente más orgánica que la de los pueblos, por la
comenzar de inmediato esta gran empresa.
· imposibilidad absoluta de su realización, al menos si lo es en teoría,
Al observar con precisión el estado actual de las naciones más
cosa que le hace guardar una relación incompleta con las necesida-
avanzadas, por fuerza lo impresiona a uno el siguiente hecho
des de la sociedad, que no puede prescindir de un sistema,
singular y casi contradictorio: aunque no existen aún más ideas
cualquiera que éste pueda ser.
politicas que las que corresponden a la doctrina retrógrada o a la
Si añadimos a este cuadro exacto la influencia de las diversas
doctrina critica, ninguna de las dos tiene una preponderancia real
facciones, a cuyos proyectos la presente situación ofrece un campo
hoy en día, ni entre los reyes, ni entre los pueblos; ninguna ejerce
tan vasto y favorable; si examinamos sus esfuerzos para impedir que
una acción lo suficientemente fuerte como para dirigir la sociedad.
la cuestión se aclare a fin de impedir que los reyes y los pueblos se
Estas dos doctrinas, que desde el punto de vista teórico se alimentan
comprendan y reconozcan sus errores mutuos, nos formaremos una
mutuamente, tal y como lo hemos señalado arriba, no se utilizan
idea precisa de la triste condición en que se encuentra hoy la
realmente sino para limitarse o más bien para anularse la una a la
sociedad.
otra en la dirección general de los asuntos.
Todas las consideraciones expuestas anteriormente prueban que el
El gran movimiento político que ha dado lugar, desde hace
medio de salir finalmente de este deplorable circulo vicioso, fuente
treinta años, a la puesta en actividad de las ideas críticas, les ha
inagotable de revoluciones, no consiste en el triunfo ni de la opinión
hecho perder su influencia principal. Por otra parte, al darle el golpe
de los reyes ni de la de los pueblos tal cuales son hoy. No hay más
de gracia al antiguo sistema, ha concluido su carrera natural; ha
medio que la formación y la adopción general, por los reyes y por los
destruido casi por completo el motivo general con el que se había
pueblos, de la doctrina orgánica, que es la única capaz de lograr que·
ganado el apoyo popular. Por otra parte, la dedicación de las
los reyes se aparten de la dirección retrógrada y los pueblos de la
opinlones nuevas a la reorganización de la sociedad ha puesto en
dirección critica.
sobrada evidencia su carácter anárquico. Después de esta experien-
Sólo esta doctrina puede poner fin a la_ crisis, al lanzar a la
cia decisiva no hay en los pueblos una verdadera pasión critica. Por
sociedad entera por la ruta del nuevo sistema, cuyo establecimiento
consiguiente, y cualesquiera que puedan ser las apariencias, ya no se
ha preparado la marcha de la civilización desde sus orígenes
puede dar una verdadera pasión retrógrada en los reyes, ya que ellos
mismos, que exige ahora la sustitución del sistema feudal y
mismos han reconocido positivamente tanto la decadencia del
teológico.
sistema feudal y teológico como la necesidad de salir del mismo.
Mediante la adopción unánime de esta doctrina, se dará satisfac-
La actividad real, en una u otra dirección, se encuentra ahora al
ción a todo lo que de razonable contienen las opiniones actuales
margen del poder y de la sociedad. En la práctica, cada uno se vale
de los pueblos y de los reyes, y se suprimirá todo lo que encierran de
de su opinión, sea ésta la retrógrada, o sea la critica, de manera
vicioso y discordante. Como las justas alarmas de los reyes en lo
esencialmente pasiva, es decir, como un aparato defensivo. Inclusive,
tocante a la disolución de la sociedad habrán quedado disipadas, y
tanto el poder como la sociedad emplean sucesivamente una u otra,
ningún motivo legitimo los llevará a oponerse al florecimiento del
y casi en un mismo grado, con la única diferencia natural de que,
como forma de razonamiento, los pueblos se encuentran aún
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aferrados a la doctrina crítica, porque experimentan con mayor Estas oscilaciones sucesivas se efectúan ahora en un sentido y
intensidad la necesidad de abandonar el antiguo sistema; en tanto luego en el otro, según que el curso natural de los acontecimientos
que los reyes se aferran a la doctrina retrógrada porque sienten más manifieste especialmente o lo absurdo del antiguo sistema, o el
profundamente la necesidad de un orden social cualquiera. Verifica peligro de .la anarquía. Tal es, en estos momentos, el mecanismo ele
y aclara fácilmente esta observación el solo hecho de la existencia de la política práctica y lo seguirá siendo inevitablemente mientras no
una especie de opinión bastarda a la que se da mucho crédito y que se fijen las ideas acerca de cómo reorganizar la sociedad; mientras
no.es más que una mezcla de ideas retrógradas yde ideas críticas. Es no se haya producido una opinión capaz de cumplir a la vez las dos
evidente que esta opinión, que careció de influencia al inicio de la grandes condiciones que pone nuestra época, y que hasta: el
crisis, ha llegado a ser ahora la dominante, tanto entre gobernados momento han parecido ser contradictorias: el abandono del antiguo
como entre gobernantes. Los dos partidos activos reconocen, sistema y el establecimiento de un orden regular y estable,
inequívocamente, su imperio en la estricta obligación en que se Esta anulación recíproca de las dos doctrinas opuestas, apreciable
encuentran tanto el uno como el otro de adoptar su lenguaje. inclusive en las opiniones, es irrefutable sobre todo en los hechos. Si
El éxito de tal opinión comprueba claramente dos hechos se examinan, en efecto, todos los acontecimientos de cierta impor-
esencialísimos para el conocimiento exacto de la época actual. En tancia que se han venido desenvolviendo de diez años a la fecha, ya
primer lugar, nos prueba que la incapacidad de la doctrina crítica sea con la tendencia crítica, ya con la retrógrada, se encontrará que
para satisfacer las grandes necesidades actuales de la sociedad es tan jamás han logrado que el sistema correspondiente haya hecho un
profunda y universalmente sentida como 1a incompatibilidad del progreso real y que el resultado ha sido siempre únicamente el de
sistema teológico y feudal con el estado presente de la civilización. evitar la preponderancia del sistema opuesto.
En segundo lugar, nos garantiza que ni la opinión crítica, ni la Así pues, en resumen, no sólo ni la opinión de los reyes, ni la de los
opinión retrógrada pueden lograr ya un ascendiente real. Pues pueblos pueden satisfacer la necesidad fundamental de reorganiza-
cuando una de ellas parece estar a punto de adquirir la preponde- ción que caracteriza a la época actual, lo cual muestra la necesidad
rancia, la disposición general de los ánimos se inclina en favor de la de una nueva doctrina general, sino que el triunfo de una opinión
otra; hasta que esta última, engañada por esta aprobación aparente, o de la otra es hoy igualmente imposible e inclusive, como ninguna de
haya cobrado suficiente actividad y fuerza como para causar la ellas puede ya desarrollar una verdadera actividad, los espíritus se
misma clase de alarmas, que le harán sufrir luego, a su vez, igual encuentran suficientemente preparados para recibir la doctrina
desengaño.2 orgánica.
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El mérito de la opinión intermedia, o más bien contradictoria, consiste
El destino de la sociedad, cuando ha llegado a su madurez, no es
precisamente en servir de órgano en esta situación, Es .e vidente que por su misma el de habitar para siempre en la vieja y débil morada que construyó
naturaleza está impregnada de nulidad orgánica, puesto que no tiene nada que le sea durante su infancia, como creen los reyes; tampoco es el de vivir sin
propio y se compone de máximas o puestas que se anulan -recíprocamente. No un techo, después de haberla abandonado, como piensan los
puede llegar --como la .e xperiencia lo "ha demostrado- más que a hacer oscilar la
pueblos; sino el de construirse, con -ayuda de la experiencia
rriarcha de las cosas entre la tendencia crítica y la retrógrada, sin imprimirle jamás
un carácter determinado. Esta dirección indecisa es ciertamente indispensable en la adquirida, y con todos los materiales que ha acumulado, el edificio
situación política actual hasta que se llegue al establecimiento de una doctrina más apropiado a sus necesidades y su bienestar. Tal es la grande y
verdaderamente orgánica que pueda evitar los violentos desórdenes a los cuales la noble empresa reservada a la generación actual.
sociedad estaría expuesta por la preponderancia del partido retrógrado o del partido
crítico. En este sentido, todos los hombres deben tomar la empresa de secundarla. estado fijo. En una palabra, esta política es útil y razonable ahora en tanto que
Pero si tal política hace menos tempestuosa la época revolucionaria, no es menos provisional simplemente, pero se convierte en absurda y peligrosa si se le quiere ver
cierto que también tiende directamente a prolongar su dirección. Una opinión que como definitiva.
hace de la inconsecuencia un sistema y que conduce a evitar cuidadosamente la Tales son los motivos por los cuales yo no he hecho anteriormente ninguna
extinción total de las dos doctrinas, con el fin de poder oponerlas siempre entre ellas, mención a esta posición al examinar las opiniones existentes acerca de la reorganiza-
necesariamente pone obstáculos para que el cuerpo social llegue algún día a un ción social.
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