La Ceiba
La Ceiba
La Ceiba
ceiba
JOSÉ A. MARI MUT
Derechos de autor
© edicionesdigitales.info 2015
Esta obra puede reproducirse libremente con propósitos académicos y sin fines de
lucro. Se tomaron de la Internet varias ilustraciones al amparo del principio de
uso lícito o justo, que permite usar material con derechos de autor cuando se hace
con propósitos estrictamente académicos.
i
Introducción
ii
El árbol
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Hábitat- en Costa Rica, la ceiba crece en lugares que varían desde secos hasta
muy húmedos (60 a 224 pulgadas de lluvia anual), desde el nivel del mar hasta los
4,000 pies de altura y donde la temporada seca dura hasta seis meses. Los árboles
crecen más rápido y se desarrollan óptimamente hasta los 1500 pies de altura, en
sitios con abundante lluvia durante el periodo de crecimiento y donde la época
seca dura desde la floración hasta la maduración de las frutas. La ceiba requiere
buen sol para crecer vigorosamente y por eso es más común en lugares abiertos,
tales como riberas de ríos y quebradas (donde además consigue abundante agua),
predios deforestados, terrenos baldíos y claros
naturales en el bosque. Sin embargo, también
puede crecer en lugares con sombra. Como sucede
con muchos árboles, la altura y la forma de la ceiba
dependen en gran medida del lugar donde el árbol
ha crecido.
Tamaño- los árbolitos de ceiba que crecen en
bosques producen troncos largos para llegar lo antes
posible al dosel o tope de la vegetación, donde
entonces producen una copa amplia con forma de
sombrilla; en los grandes bosques de Centro y
Sudamérica estos árboles sobrepasan los 150 pies de
altura. La presencia de este tipo de árbol en un
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campo abierto (foto en la página
anterior) delata la existencia previa
de un bosque que fue cortado con
fines agrícolas o de pastoreo. Los
árbolitos que se desarrollan a
campo abierto (derecha) producen
troncos cortos, ramas a baja altura
y usualmente no sobrepasan los 50
pies de alto. En Puerto Rico
encontramos ambos tipos y todos
los intermedios. Aunque en la isla
crecen varias ceibas grandes, las mayores han sido víctimas del paso del tiempo y
de la destrucción de los bosques. Ninguna se acerca a la siguiente, descrita en la
memoria de Melgarejo (1582). En la ribera del río Toa hubo un árbol que llaman
seyba en lengua de yndios, el qual es tan grande que la sombra que hace al medio día no hay
ningun hombre que con una bola, como una naranja poco más, pueda pasarla de una parte á otra;
y un brazo de ella atrabiesa todo el río de la otra parte que será el río tan ancho por allí con lo que
está al pié del árbol apartado del río como ciento y veinte pasos; y hubo un carpintero llamado
Pantaleón que hizo hazer y lo empezó en el gueco del árbol socabandole una capilla y poner altar
en que se dijese misa; tendrá de ancho por el pie abajo, tanto en contorno que quince hombres no lo
alcanzan á abarcar y hay hombres de fé y crédito, que dijo con juramento que hizo que la había
medido en compañia de otro y que halló tener de siete brazas (38.5 pies) el contorno... ” .
Edad- con frecuencia leemos o escuchamos estimados de la edad de algunas
ceibas grandes. Debemos recordar que esos estimados no están respaldados por
datos históricos ni científicos, sino que se trata de aproximaciones hechas por
personas diversas, desde especialistas en bosques hasta guías turísticos. La ceiba
más antigua que crece en la isla es probablemente la de Ponce, cuya edad ha sido
estimada por distintas fuentes en 500 a 900 años. La segunda ceiba más antigua es
probablemente la del residencial Columbus Landing en Mayagüez. La única ceiba
grande cuya edad se conoce con precisión es la Ceiba de la Libertad, que fue
sembrada en San Germán el 19 de febrero de 1888. La ceiba de la Hacienda
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Limón en Villalba, considerada por mucho tiempo nuestra ceiba campeona (más
corpulenta) murió hace varios años y solo quedan las raíces y el tronco seco.
En Puerto Rico crecen muchas ceibas que a juzgar por el tamaño del árbol, el
grosor del tronco y la altura de los contrafuertes podemos llamar centenarias sin
miedo a equivocarnos. Estos son árboles que los residentes mayores del área han
visto del mismo tamaño durante toda su vida. Sin embargo, también hay ceibas
jóvenes que sobrepasan en tamaño a otras más viejas. A poca distancia de la ceiba
centenaria de Guánica, cuyo tronco en una foto de 1910 es parecido al actual,
crece otro árbol más grande y corpulento, pero sus contrafuertes más pequeños,
muy verdosos y con numerosas espinas sugieren no tiene más de treinta años.
Espinas- el tronco, las ramas y las raíces tabulares o
contrafuertes de la ceiba poseen, especialmente en
ejemplares jóvenes, numerosas y filosas espinas cónicas
que son producidas por la corteza. A diferencia de otras
espinas, que se originan a partir de hojas o tallos
modificados, las espinas epidérmicas de la ceiba no
contienen haces vasculares y por esta razón son fáciles de
remover con el golpe sólido de un martillo o un machete.
Las espinas son un mecanismo de defensa contra
herbívoros que consumen tejido vegetal en búsqueda de
alimento y agua. También protegen contra el daño que
causan ciertos animales grandes cuando se recuestan o se
rascan contra el tronco. Los pinchazos con las espinas de
ceiba son dolorosos, pueden producir hinchazón y el
malestar tarda en desaparecer. Las espinas aparecen en
vasijas hechas por los antiguos mayas (derecha), para
quienes la ceiba fue un árbol sagrado. Aunque se dice que
también fue sagrado para los taínos, no es fácil precisar
hasta dónde esto se basa en observaciones y hasta dónde
en extrapolación de los mayas.
El tronco, los contrafuertes y las ramas grandes
retienen durante las primeras décadas parches de color
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verde. El color se debe a que las células contienen clorofila, por lo tanto este tejido
lleva a cabo fotosíntesis y produce alimento incluso cuando el árbol no tiene hojas.
Con el tiempo la clorofila desaparece y la corteza se torna grisácea o negruzca.
Contrafuertes- estas estructuras intermedias entre el tronco y las raíces,
anclan y estabilizan el árbol. Un estudio realizado en Cuba reveló que el 94 por
ciento de los contrafuertes grandes se desarrolló en
el lado del árbol que enfrenta la dirección
prevaleciente del viento, de modo que funcionaron
como cables en tensión y no como muros en
compresión. La observación hecha en Cuba no se
sostiene del mismo modo en Puerto Rico, donde a
menudo los contrafuertes más grandes miran en
otras direcciones.
Hojas- las hojas alternan a lo largo de las
ramas y tienen un peciolo que mide hasta nueve
pulgadas de largo. En la punta del peciolo hay
hasta nueve hojuelas alargadas y puntiagudas, la
más grande de hasta ocho pulgadas de longitud.
Las hojas son de color verde intenso hasta que se
tornan amarillas y caen de noviembre a enero,
coincidiendo con el final de la época lluviosa; el
cambio de color se debe a la desaparición de la
clorofila y la expresión de otros pigmentos que
estaban presentes en la hoja. El follaje nuevo brota
luego de la floración al comienzo de la temporada
seca.
Flores- las flores de la ceiba son hermafroditas
o perfectas; es decir, que poseen órganos
masculinos y femeninos. El ovario no se aprecia
fácilmente porque está escondido en la base de la
flor, pero desde el mismo sale un estilo largo que
termina en una estructura redonda llamada
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estigma. Los cinco estambres se distinguen por sus anteras anaranjadas. Los cinco
pétalos están insertados en un cáliz o receptáculo verde que conecta a la rama
mediante un pedúnculo que mide pulgada y media de largo. El receptáculo tiene
cinco sépalos pequeños. La flor abierta mide aproximadamente pulgada y media
de ancho.
Todas las ceibas que he visto florecidas en Puerto Rico producen pétalos
rosados. En Centro y Sudamérica las hay también con pétalos blancos.
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Su reproducción
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Poco después las puntas de los pétalos se separan y se
asoma el estilo con su estigma (segunda foto). Los pétalos
siguen separándose hasta quedar planos y en contacto con
los pétalos de las flores vecinas. El proceso puede observarse
en https://www.youtube.com/watch?v=eMxNjUDeAOs.
Si hay más espacio alrededor de la flor, los pétalos se
repliegan totalmente hacia atrás (tercera foto). La flor
completamente abierta tiene los cinco estambres y el estilo
separados y en la base de los pétalos hay gotas de néctar. La
apertura completa toma unos 40 minutos, de modo que
cuando oscurece por completo todas las flores están abiertas
y listas para ser polinizadas. El olor del néctar se percibe
lejos del árbol y es intenso hasta alrededor de la 10 p.m. Se
ha encontrado que el néctar contiene de 18 a 21 por ciento
de azúcar. Como las flores miran mayormente hacia abajo,
no es raro sentir debajo del árbol gotitas de néctar (lluvia
dulce) que caen en respuesta a la brisa.
En mi patio, las flores se mantuvieron completamente
abiertas hasta por lo menos la 1:30 a.m. Quizá comenzaron
a cerrar alrededor de las 3 a.m., cuando se ha encontrado
que termina la secreción de néctar.
La primera foto en la próxima
página se tomó a las 6:40 a.m.,
unos veinte minutos antes de
amanecer. Véase que los pétalos
están parcialmente cerrados.
Durante la mañana los pétalos
siguen cerrando y para el
mediodía han cerrado por
completo (segunda foto en la
próxima página). A partir del mediodía comienzan a caer junto con los estambres
y el estilo, formando una alfombra debajo del árbol.
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El cáliz de la flor permanece adherido
a la rama (tercera foto). Si la flor no fue
polinizada, se forma una zona de
abscición en la base del pedúnculo y el
cáliz cae cinco días después.
Con dos excepciones, las observaciones
anteriores coinciden con las realizadas por
Rogerio Gribel y colegas en Brasil. La
primera diferencia es que allá los pétalos,
estambres y estilos cayeron al suelo
durante la mañana, mientras que en mi
patio siempre han caído por la tarde. La segunda
diferencia es que ellos no mencionan la visita de
abejas cuando las flores comienzan a abrir.
Visitantes- antes de que los pétalos comiencen
a separarse, llegan al árbol miles de abejas listas
para entrar a las flores. Tan pronto los pétalos lo
permiten, las abejas se dirigen a la base de la flor
para beber el néctar disponible en ese momento.
Minutos más tarde las anteras comienzan a
exponer el polen y algunas abejas empiezan a
recolectarlo. Las abejas solo cuentan para esta
tarea con unos 20 minutos, porque oscurece
rápidamente y necesitan luz para regresar
a la colmena. La primera foto en la
próxima página se tomó a las 6:45 p.m. y
en ella vemos una abeja buscando néctar.
Los estambres han comenzado a abrir
para exponer el polen.
Cuando se marchan las abejas llegan
alevillas (mariposas nocturnas) de
distintos tamaños. Las alevillas de la
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familia Sphingidae se comportan
como colibríes, parándose en
vuelo brevemente frente a una flor
para libar néctar y prontamente
volar a otra flor.
Un poco más tarde, cuando
todavía queda un poco de luz en
el cielo, llegan los primeros
murciélagos. Estos mamíferos
vuelan rápido alrededor del árbol
y súbitamente se abalanzan sobre
las flores para lamer néctar.
Cuando se retiran tienen el pelaje
teñido de anaranjado debido a la
acumulación de polen (foto por
Julio Salgado, Barceloneta, enero
de 2014). Cada murciélago repite
el proceso varias veces. El
ejemplar en la foto pertenece a
Artibeus jamaicensis, una especie
común que se alimenta de frutas y
néctar. Gribel y sus colegas capturaron cinco especies de murciélagos en las ceibas
en Brasil, siendo una de ellas A. jamaicensis.
Los últimos visitantes son también los primeros. Cuando comienza el alba, a
eso de las 6:30 a.m., descienden sobre el árbol decenas de miles de abejas, tantas
que el zumbido de sus alas se escucha en el interior de nuestra casa. Las abejas
vienen a recolectar el néctar y el polen que queda en las flores. Trabajan durante
poco más de una hora y ya para las 8 a.m. no queda una gota de néctar ni un
grano de polen. En la próxima foto vemos abajo a la izquierda una abeja
recolectando polen y arriba a la derecha otra bebiendo néctar. La primera abeja
tiene llena la corbícula o cesta de polen (masa anaranjada en el tercer par de
patas), mientras que la segunda la tiene vacía; esto se debe a que durante un viaje
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particular las abejas beben néctar o consumen polen, aunque algunas realizan
ambas tareas.
Gribel y sus colegas estudiaron una ceiba joven y relativamente pequeña que
durante su primera floración produjo aproximadamente 650,000 flores, que
ofrecieron a los visitantes unos 200 litros de néctar y cerca de 65 libras de azúcar.
Durante el pico de la floración, ese árbol produjo unos 10 litros de néctar y unas
3.3 libras de azúcar por noche.
Polinizadores- aunque las abejas remueven una gran cantidad de polen, su
importancia como polinizadores parece ser mínima. Esto se debe a que la visita
vespertina es muy corta para recolectar y transportar polen de una flor a otra,
mientras que durante la visita matutina la flor probablemente ya no está
receptiva... se encuentra cerrando los pétalos, ha dejado de producir néctar y
quizás hay poco tiempo para que los granos de polen germinen y puedan llegar al
ovario. El papel de las alevillas tampoco parece ser importante porque las visitas
son pocas, breves y sus largas trompas probablemente les permiten chupar el
néctar sin entrar en contacto con el polen.
Estudios realizados a lo largo de la distribución geográfica de la ceiba han
concluido que los murciélagos son los polinizadores más efectivos. La floración
nocturna, los estambres largos que interceptan al polinizador antes de que acceda
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el néctar, la producción abundante de néctar, y el fuerte olor del néctar son
adaptaciones para atraer a los murciélagos y lograr que transporten polen de unas
flores a otras.
Desconocemos si las ceibas que crecen en Puerto Rico producen semillas
cuando las flores son fecundadas con polen del mismo árbol (autogamia) o si es
necesario que los murciélagos traigan polen de otro árbol (alogamia). Varios
estudios sugieren que la alogamia es la norma en el Nuevo Mundo, mientras que
la autogamia es muy común en África y Asia.
Polinización- la polinización comienza
cuando granos de polen llegan a la superficie del
estigma, donde germinan y cada uno produce un
conducto fino (tubo polínico), a través del cual el
núcleo del grano de polen llega hasta al ovario. Allí
el núcleo se funde con el núcleo de un óvulo para
producir más tarde una semilla. El ovario de la
ceiba contiene entre 65 y 250 óvulos. Gribel y sus
colegas estimaron que el 0.75 y 2.2 por ciento de
las flores produjeron frutas en dos ceibas que
estudiaron.
Frutas- mientras los óvulos crecen y se
diferencian para convertirse en semillas, la pared
del ovario hace lo propio para convertirse en la fruta. La fruta de la ceiba es una
cápsula dura y alargada que al madurar mide de cuatro a ocho pulgadas de largo
por unas dos pulgadas de ancho. El interior está lleno de una pelusa o guata
grisácea, llamada kapok, que rodea las semillas. Las frutas tardan de dos a tres
meses en crecer y madurar, luego de lo cual la superficie (que ahora es gris) se
divide en cinco partes que caen al suelo para exponer la masa de pelusa (primeras
dos fotos en la próxima página).
El viento separa las fibras y estas comienzan a volar para dispersar las semillas,
que miden alrededor de un cuarto de pulgada de ancho. La dispersión de las
semillas depende tanto de la fuerza del viento como de las corrientes de agua, ya
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que tanto las fibras como la cáscara de las
semillas repelen el agua y las mantienen
flotando. Bajo condiciones adecuadas, las
semillas (foto inferior y próxima página) son
viables hasta por un año. Tomando cifras de
distintos estudios calculamos que la ceiba puede
producir hasta 225,000 semillas por floración.
Plántulas- bajo condiciones óptimas la
germinación tarda unos 15 días y poco después
brota del suelo una plántula con dos hojas
corazonadas (próxima página). Hasta el 95 por
ciento de las semillas frescas ger mina
exitosamente. Con abundante luz, agua y buen
terreno las plántulas crecen nueve
pulgadas en dos meses. En plantaciones
asiáticas se han registrado tasas de
crecimiento de hasta 6.5 pies por año.
El crecimiento de los árboles se
representa mediante una curva
sigmoidea (próxima página). Los árboles
crecen rápido durante los primeros años
o décadas, pero la tasa de crecimiento se
reduce hasta que eventualmente casi
dejan de crecer. Es por esta razón que las
personas que se han criado cerca de
árboles centenarios reportan haberlos
visto siempre del mismo tamaño.
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17
Sus usos
19
Madera- el crecimiento rápido de la ceiba produce una madera liviana. Su
densidad de 0.23 es un poco mayor que la del
guano o madera de balsa (0.19) y un poco
menor que la del yagrumo hembra (0.29), que
s e e m p l e a p a r a l a t a p a d e l c u at ro
puertor riqueño. Una mirada con el
microscopio revela por qué la madera de
ceiba es tan liviana: sus conductos de agua
(vasos del xilema) son muy grandes y al secar
se llenan de aire. La madera de ceiba es
también susceptible a las termitas y los hongos.
La poca utilidad de la madera
en antaño quizás explica por qué
en Centro y Sudamérica se
salvaron muchas ceibas en lugares
donde el bosque fue talado para
dar paso a potreros y pastos para
el ganado. Muchos de esos árboles,
y muchísimos más en los bosques,
se han cortado en años recientes
para usar la madera en la
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producción de paneles. Debido al
alto precio del cedro, la caoba y
otras maderas valiosas, la industria
las utiliza en las caras del panel y
rellena el interior con ceiba y otras
maderas de menor grado. Para
algunos paneles económicos
(derecha) se usa ceiba en las caras
y álamo (poplar) en el centro. Los
segmentos de troncos de ceiba en la página anterior están destinados
probablemente a la producción de panel.
Kapok- las frutas están llenas de fibras
muy delgadas y livianas, llamadas kapok, que
funcionan como paracaídas para transportar
lejos las semillas. El kapok repele el agua, de
modo que las semillas también pueden migrar
si las fibras caen en una quebrada o un río.
El kapok se ha usado durante siglos para
rellenar almohadas, colchones y cojines. Los
asientos de los primeros automóviles se
rellenaron de este material y también los
salvavidas hasta mediados del siglo pasado.
Las fibras se han usado también como
aislante acústico y térmico. El kapok es más
liviano que el algodón pero es quebradizo (lo
que dificulta hilarlo) y muy inflamable. Es
probable que los taínos y otros grupos
indígenas lo usaran como yesca para
comenzar sus fuegos. Con tal propósito se
mercadea hoy como yesca de kapok (kapok
tinder) para uso mayormente por campistas.
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Los productores principales de kapok son Indonesia y Tailandia, con una
producción combinada de 125,000 toneladas anuales, que se usan en su mayoría
localmente.
Aceite- de las semillas se extrae en Asia un aceite
amarillo con buen olor y sabor que se emplea para
cocinar, hacer jabón, como lubricante y como
suplemento alimenticio para animales. También se ha
evaluado su potencial como biocombustible y como
solvente en la producción de pinturas.
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Doce ceibas
23
1888
1910
24
2008
2015
25
Mayagüez- este árbol es mejor conocido como la ceiba de Columbus Landing,
por el nombre del residencial donde ubica y por una leyenda, según la cual,
Cristóbal Colón amarró del árbol una de sus naves. Esta ceiba es probablemente
la segunda más antigua en la isla y parece estar saludable. Floreció en febrero de
2015 y cuando se fotografió comenzaba a producir el follaje nuevo.
26
San Germán- la Ceiba de la Libertad fue sembrada el 19 de febrero de 1898
como acto final de la celebración del comienzo de la Autonomía en la isla. La
celebración en San Germán fue más significativa porque el gabinete autónomico
era presidido por el sangermeño Francisco Mariano Quiñones. El árbol está en el
extremo norte de la calle Lorencita Ramírez de Arellano (antes calle Esperanza),
al final de una loma conocida como el Cerro de la Libertad. La Ley Núm. 14 del
año 2015 declaró la ceiba “recurso de valor histórico, natural y cultural de Puerto
Rico”.
27
Guánica (orilla sur de
la carretera 116, entre
Guánica y Ensenada)
1910
2015
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Patillas (Barrio Marín). Foto
por Mary Vázquez
29
Quebradillas (carretera 2 hacia Camuy).
30
Guaynabo (Fuerte Buchanan, calles Christmas y South Gate). Foto por
Joe Ralat.
Vieques (carretera 200, cerca del rompeolas). Foto por Ojo digital.
31
Lajas (Barrio Sabana Yeguas, sector Cañita)- conocido como “la
ceiba acostada”, este árbol fue derribado por el huracán San Felipe
en 1928. Quedaron en el suelo varias raíces y dos ramas laterales
continuaron creciendo, esta vez hacia arriba.
32
Aguadilla (carretera 465, km. 2.3). Según la leyenda, durante la
noche salen por el tronco enanitos y brujas.
33
Referencias
34
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