Jelin, Elizabeth - La Fotografía en La Investigación Social - Algunas Reflexiones Personales PDF
Jelin, Elizabeth - La Fotografía en La Investigación Social - Algunas Reflexiones Personales PDF
Jelin, Elizabeth - La Fotografía en La Investigación Social - Algunas Reflexiones Personales PDF
Elizabeth Jelin
Doctora en Sociología. Investigadora superior El presente artículo se desprende del proyecto
del Conicet-IDES, Argentina. de investigación Captura por la Cámara, De-
Buenos Aires, junio de 2011. volución por la Memoria. Imágenes Fotográfi-
cas e Identidad, realizado junto a Ludmila da
Silva Catela y Mariana Giordano, y financia-
do, en 2005, por un subsidio PIP del Conicet.
SICI: 0122-5197(201212)16:33<55:FISARP>2.0.TX;2-R
entre mostrar fotografías y hablar de progreso, una casita, no digo la mía porque la mía está a medio
porque la fotografía no tiene incorporada la tem- terminar, pero acá hay muchas casitas lindas, para que
vean que es un barrio que progresa. Somos gente hu-
poralidad. En este sentido y para usar la imagen milde toda la gente que vivimos en este barrio, pero
de R. Barthes, la temporalidad es la de la muer- somos gente que trabaja que progresa.
te, la de algo que fue y ya no lo es más, mientras
que el progreso no puede ser pensado sin un an- En esta reflexión, la complejización de la tempora-
tes y un después, sin un tiempo que transcurre y lidad por la espacialidad se hace en la clave de la
transforma. “No hay futuro en ella [en la fotogra- representación colectiva del barrio, independien-
fía](de ahí su patetismo, su melancolía)”4 . temente de dónde se ubica la entrevistada, en el
La imagen congelada, especialmente cuando está continuo entre las partes lindas y las feas del mis-
en una secuencia establecida y fija de un libro mo. Ningún(a) entrevistado(a) dijo: “Uds. no fo-
(porque con fotos sueltas cada uno puede aco- tografiaron mi casa que es mucho más linda que
modarlas según su visión y su relato), invita en- las que aparecen en la foto”. Al contrario, en este
tonces a reemplazar el fluir temporal, por la caso, inclusive, no hubo reclamo por la no publi-
espacialidad expresada en categorías unívocas, cación de una foto de su propia casa para trans-
sin la ambigüedad implícita en el devenir. Se tra- mitir una imagen del barrio diferente o mejor a
ta de mostrar no solamente lo peor del barrio, la que muestra el libro. Lo que aparece es una de-
sino también las “cosas lindas”: fensa del barrio in toto en relación a las fotos que,
supuestamente, no le hacen justicia. Es la iden-
no me gustó como estaba [el libro]. Porque sacó todo tidad barrial, mucho más que la individual (si es
lo peor que ha podido sacar, en vez de sacar partes
malas y partes buenas. Porque en el barrio estamos que en realidad se pueda separar una de la otra)
progresando. Con sacrificio, pero estamos progresan- la que está en juego: yo soy miembro de un buen
do todo el mundo. Porque gracias a Dios y a la Virgen, barrio, un barrio que progresa.
ahora nosotros somos propietarios del barrio, y no va-
Al mismo tiempo, es significativa la expresión que
mos a dejar que toda la vida sea como dice ahí. […]
Porque sacaron lo peor, porque podían haber sacado utiliza la entrevistada para justificar que su casa
no haya sido fotografiada: “mi casa está a medio
terminar”. No sabemos si en realidad está “a me-
4 Roland Barthes, La cámara lúcida. Notas sobre la fotografía (Bue-
nos Aires: Paidós, 2003), 138-139.
dio empezar” o desde cuándo no se ha hecho algo
incluidas, la idea de la vuelta era retomar el con- nos Aires: CEDES - Ediciones de la
Flor, 1987.
tacto con quienes habían participado y con las
nuevas generaciones que se incorporaron en este
periodo de tiempo a la organización barrial. La
intención era ofrecer la “devolución” de las imá-
genes del barrio de hace veinte años. La duda,
que estaba en el origen de todo el proyecto, con-
tinuaba presente: ¿era “su” pasado?, ¿iban a querer
cómo estábamos de mal, en el medio ambiente
mirar(se) y ver(se)? Esas fotografías ¿les pertene-
que nos habíamos acostumbrado…”.
cían?, ¿las sentirían como propias o se distancia-
Quienes habían participado recordaban perfecta-
rían de ellas como de un pasado lejano, que ya
mente lo acontecido más de veinte años atrás:
pasó y no les incumbe?
la exposición de fotos, la presencia de Alicia, el
Hubo preparación para el encuentro: nos acercamos
análisis de las fotos en dicha exposición, lo cen-
a la Sociedad de Fomento del barrio para pedir a
tral que fue la discusión de la temática ambien-
los actuales directivos que convocaran a una reu-
tal y la imposibilidad de percibir los problemas
nión, acto seguido, se les dieron los nombres de
cuando son tan cotidianos, etcétera
algunas personas que habían participado en las
reuniones de los años ochenta. Los directivos no Yo me acuerdo cuando hicimos la exposición mirá-
tenían noticias de las reuniones del año 1985, bamos el basural y decíamos “¡es el barrio!”, porque
porque eran muy jóvenes en aquel momento o nos habíamos acostumbrado tanto a ver la zanja, la
basura. Parecía natural, pero lo veías en la foto y de-
porque no vivían en el barrio.
cías “pucha, qué mal que estamos viviendo; cuántos
Este regreso programado en la reunión convoca- basurales tenemos”10.
da fue una vuelta a ver el barrio y a muchos de
los vecinos y vecinas que fueron retratados por En este barrio, como en muchos otros que parti-
Alicia D’Amico a mediados de los ochenta. Si ciparon de la experiencia de Podría ser yo, el ha-
la fotografía, por definición, es el pasado, aquí cer extraño lo habitual, que estaba en la base de
ella representaba un pasado bastante lejano. Por nuestro uso de la fotografía para tareas de inves-
esto, la reunión fue muy emotiva; la gente (la tigación, se plasmó en una discusión grupal muy
que estuvo antes y la que no conocía esa histo- intensa acerca de las pobres condiciones de sa-
ria) identificó tomas y lugares, reconoció perso- lubridad que caracterizaban la zona. En este de-
nas (a sí mismos y a otros y otras en una foto; bate también se hizo evidente cómo los vecinos,
vieron chicos que ya son grandes, casados y con muchas veces preocupados por lo que parecían
hijos; reconocieron gente que ya murió; identi- ser temas mucho más alarmantes y canden-
ficaron lugares, calles, esquinas, etcétera). Par- tes, no habían transformado la insalubridad
te de la emoción tenía que ver también con que en un problema, porque, justamente, estaban
las fotografías los retrotraían a la historia de lu- acostumbrado(as) a vivir con ella. Al ver la coti-
chas del barrio, historia que se había desarro- dianidad reflejada en la foto, es decir, convertida
llado en varias etapas y, en realidad, por grupos en un objeto externo y al ser parte de una expo-
de vecinos distintos. Más allá de las intencio- sición, imposible de no observar, se hizo posible
nes de unos y otras de participar en la reunión, el efecto de identificarla, por primera vez, para
lo interesante fue que todos y todas –viejas(os)
y nuevos(as)– se involucraron activamente en la
discusión de las tomas. Incluso recordaron
lo importante que fue para la historia del ba- 10 También comentaron lo honradas que se sintieron en su momento
rrio y de la institución el proyecto de investiga- de que una personalidad como Alicia D’Amico los haya fotografia-
do: “Y pudimos tomar conciencia de quién era Alicia. ¡Qué seme-
ción que culminó con la publicación de Podría jante personaje hubiera venido al barrio a hacernos fotos!, y era
ser yo: “Y yo me acuerdo que nosotros ahí vimos muy emocionante”.
15 La empresa fabricaba autopartes. Desde 1994 en adelante ha 16 Van Alphen, “Nazism in the Family Album”, 48.
ido despidiendo trabajadores. Algunos extrabajadores iniciaron 17 Si, como logra transmitir Jorge Semprún, se vive el campo de
acciones legales por despido y, de este modo, mantuvieron con- concentración como la muerte, la experiencia posterior trasto-
tactos entre sí. Estos se sumaron a las relaciones previamen- ca los marcos interpretativos disponibles en términos de cursos
te establecidas por lazos vecinales. En 2002, los trabajadores de vida, porque el tiempo que va pasando aleja al sujeto de su
tomaron la planta y a partir de ese momento comenzaron a propia muerte, idea contraria al “normal” de la curso de vida,
trabajar de manera autogestionada. En el momento de nuestra en que a medida que pasa el tiempo, la propia muerte se hace
visita (julio de 2006), la cooperativa tenía veinticinco integran- más cercana. Jorge Semprún, La escritura o la vida (Barcelona:
tes, además de algunos especialistas contratados y aprendices. Tusquets, 1997).
Habían solamente dos mujeres, que se encargaban de las tareas 18 Ludmila Da Silva Catela, “Hacer visible lo clandestino. Fotografía y
administrativas. Todos los miembros de la cooperativa usaban video frente a la experiencia concentracionaria”, en Fotografía e
la misma ropa de trabajo, camisa y pantalón de gabardina color identidad. Captura por la cámara – devolución por la memoria,
azul. El análisis de esta reunión se encuentra Jelin y Vila, “¿Vein- ed. Ludmila Da Silva Catela; Mariana Giordano y Elizabeth Jelin
te años no es nada?”. (Buenos Aires: Nueva Trilce, 2010), 97.