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Cuaresma Religion

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TEMA 1: CALENDARIO LITÚRGICO

El Año Litúrgico o también conocido como Calendario Litúrgico, es un ciclo


basado en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. Al repetirse
cada año, nos ayuda a estar en unión con Él y a crecer en nuestra fe. En este ciclo
también honramos a María, nuestra madre, y a todos los santos. El Año Litúrgico
se divide en cinco tiempos litúrgicos principales:

1. Adviento (color morado): Tiempo para prepararnos para la fiesta de Navidad.

2. Navidad (color blanco): Tiempo para celebrar el nacimiento de Jesús y


prepararnos para su venida.

3. Tiempo Ordinario (color verde): Tiempo para celebrar nuestra fe en la vida


diaria en relación con Jesucristo.

4. Cuaresma (color morado): Tiempo para prepararnos para el Triduo Pascual y el


tiempo de Pascua.

- Triduo Pascual (colores rojo y blanco): Tiempo para meditar en la pasión de


Jesús y en la victoria sobre la muerte .Este tiempo está entre el 4 y 5; son los tres
días con sus vísperas que preceden e incluyen al domingo de Pascua.

5. Pascua (color blanco): Tiempo para celebrar la gloriosa Resurrección de Jesús.


¿Cuál es el significado de los colores litúrgicos?

Nuestra Iglesia utiliza actualmente diferentes colores para cada uno de los tiempos
y celebraciones litúrgicas:

Blanco: para el tiempo de Pascua y Navidad, para las fiestas del Señor, de María,
de los ángeles y de los santos no mártires, también para la impartición del
sacramento del Bautismo, Comunión, Matrimonio y el Orden Sacerdotal.
Simboliza “luz, lo divino, gozo, pureza, gloria, gracia”.

Rojo: para el Domingo de Palmas, las fiestas del Espíritu Santo, de los apóstoles
(excepto la de San Juan el 27 de diciembre),… de los mártires y evangelistas,
Viernes Santo, y la fiesta de la Santa Cruz. Simboliza “martirio, amor”.

Verde: para el tiempo ordinario durante el año (períodos después de la Epifanía y


de Pentecostés). Simboliza “esperanza”.

Morado: para la Cuaresma, el Adviento, días penitenciales y de difuntos, para el


sacramento de la Penitencia y la Unción de los Enfermos. Simboliza “penitencia”.

Negro: para las exequias y misas de difuntos. Simboliza “luto”. Este se puede
sustituir por el morado.

Rosa: para algunos domingos (Gaudete – tercero del Adviento; Laetare – cuarto de
Cuaresma) y algunas fiestas especiales de la Virgen María.

Otros colores que se pueden llegar a utilizar son el dorado, “que sustituye a
los demás, a excepción del violeta”, aunque lo más común es que se utilice en
lugar del blanco; y el color azul “que se utilizó como color litúrgico en la Epifanía
de los siglos XII y XIII” y que en 1864, “la Santa Sede le concedió a las iglesias de
España el privilegio de usarlo en la Fiesta de la Inmaculada Concepción”.

El uso de estos colores es una ayuda visual magnífica que nos invita a entrar
al misterio que se está celebrando.

Dentro del Año Litúrgico, celebramos cada domingo “El día del Señor”, que
es "fiesta primordial" y "el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico".
TEMA 2: CUARESMA

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para


prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros
pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de
Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la


Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo
en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de
verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un


tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación
al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la
Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios,
orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir
una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya
que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada


día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor,
la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En
Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto
aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la
resurrección.

40 días

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la


Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la
marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías
en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar
su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros


significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a


constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la
práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en
un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha
sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu
penitencial y de conversión.
Cómo vivir la Cuaresma
1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome

Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si


realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a
cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de
la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para
estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.

2. Luchando por cambiar

Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para
cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte
demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las
escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce
cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe
ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.

3. Haciendo sacrificios

La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado".
Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios
por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan
trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro
en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la
vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo
sacrificio.

4. Haciendo oración

Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y
que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para
Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.
¿QUÉ ES EL MIÉRCOLES DE CENIZA?
El Miércoles de Ceniza es, según la tradición cristiana, el día en que comienza la
Cuaresma. El periodo de 40 días que simboliza el tiempo que Jesús pasó vagando
por el desierto y que preceden a la Semana Santa, se caracteriza por promover el
ayuno, la abstinencia, el recogimiento, la oración y el examen de conciencia de los
cristianos que quieran purgar sus pecados y acercarse a la pulcritud moral de la
Iglesia.

Históricamente, el Miércoles de Ceniza tiene sus antecedentes en la tradición judía.


Para este pueblo, la ceniza era un símbolo que representaba la fugacidad de la vida
y el arrepentimiento de los pecados. Los judíos se cubrían el cuerpo con ceniza para
demostrar que intentaban acercarse a Dios y esa costumbre fue adoptada por los
cristianos pero de una forma distinta a la actual. En un primer momento, solo los
penitentes que iban a realizar el sacramento de la reconciliación (más comúnmente
conocido como ‘sacramento de la confesión’ o ‘de la penitencia’) cubrían su cuerpo
con ceniza y vestían 'ropas de penitencia. No fue hasta el año 384 d.C. cuando se
generalizó para todos los cristianos.

Actualmente, la costumbre marca que a los cristianos se les impone una cruz de
ceniza en la frente mientras se pronuncian las siguientes palabras: “Polvo eres y en
polvo te convertirás" y “Conviértete y cree en el evangelio”. Este acto no es
considerado un sacramento por la Iglesia sino un sacramental, un signo sagrado
que imita a los auténticos sacramentos. La ceniza con la que se lleva a cabo este
ritual cristiano se obtiene de la quema de las palmas del último Domingo de
Ramos, acto que también guarda un gran simbolismo.

Durante el Miércoles de Ceniza, al igual que todos los viernes previos al Domingo
de Resurrección, se debe practicar la abstinencia (desde los 14 años) y
el ayuno (desde los 18 hasta los 53). El primero de estos mandatos consiste en no
comer nada de carne durante ese día y el ayuno, por otra parte, en realizar una
única comida en todo el día. Este día servía como inicio a las normas que los
cristianos debían cumplir durante la Cuaresma y que buscaban ofrecer algún
sacrificio y renuncia como muestra de arrepentimiento y como un intento por
acercarse a Dios. El recordatorio de la fragilidad de la vida y la proximidad de la
muerte pretendía hacer que los fieles tuvieran presente la necesidad de
comportarse como buenos cristianos para ser merecedores de acceder al Reino de
los Cielos y vivir eternamente junto a su Dios.

Esta celebración va precedida del carnaval y el llamado ‘entierro de la sardina’. El


carnaval (que significa “adiós a la carne”) era una fiesta derivada de las costumbres
romanas que duraba días y en la que se hacían grandes banquetes y estaban
permitidos todo tipo de excesos. El entierro de la sardina se convirtió en una
especie de transición que combinaba la alegría y el descontrol del carnaval con la
solemnidad del Miércoles de Ceniza y la Cuaresma

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