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Argentina Pa

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ARGENTINA PA’ LO QUE GUSTES MANDAR

Quiero que vuele mi canto


para afirmar con fervor
el pensamiento de un pueblo
que ha luchado con valor.

Eres crisol de las razas.


Patria te quiero cantar:
¡Este es mi suelo, Argentina,
cuna de la libertad!

Mi tierra está hecha con sangre de valientes que entregaron


la vida a cambio de Patria,
pues tenían en su mente,
muy adentro de su alma,
defender siempre adelante
nuestra enseña azul y blanca.
Y fueron tantas batallas
las que formaron historia
por cerros, llanura y agua,
convirtiéndose en victoria,
victoria de un pueblo digno,
que hoy revive sus memorias.

Mi canto tiene esperanza,


esperanza de llegar
hasta el joven de mi pueblo
que ama y vive en libertad.
Libertad que no es regalo;
es un don que hay que apreciar:
es sacrificio de hermanos
que lucharon por la paz.

Por eso es que todos juntos tenemos que defender


el suelo con que soñaron nuestros próceres de ayer.
Por eso es que te convoco juventud de mi país:
No te apartes de la senda para llegar a un buen fin.
Al obrero, al estudiante, al ingeniero, al maestro,
profesional de mi pueblo, hombre de campo, al doctor,
para que así con fervor en este himno al trabajo
se convierta en realidad lo que pretende mi canto:
La consigna es hermanarse por defender la Nación.
Por eso es que te convoco ante Dios, Patria y Hogar.
¡Este es mi hombro, Argentina, pa’ lo que gustes mandar!
ARGENTINO HASTA LA MUERTE

Un poeta la bautizó
con el nombre de Argentina.
Un sol de trigo ilumina
las glorias de su bandera.
Cuna del Chacho, Varela,
San Martín, Güemes, Moreno,
Bustos, Ramírez, Dorrego,
paladines de una raza;
aquellos que a chuza y lanza
su libertad defendieron.

Cuando el hombre de otras tierras


vio derrumbarse su sueño
entre llanto, sangre y fuego
por el horror de las guerras,
mi patria que en su alma encierra la grandeza del amor
sin fijarse en el color le abrió todas sus tranqueras;
sin preguntarle siquiera raza, credo o religión.

Y aquel que se sienta dueño


de esta noble tierra gaucha
quiera ponerle su marca
debe pensarlo primero,
que muchos gauchos murieron
por ganar su libertad;
defender su dignidad
fue principio de esos hombres
que abonaron con su sangre
este suelo sin igual.

Por el orgullo que siento


de esta tierra sin rencores y sin guerras,
donde se guarda respeto
por el hombre y sus derechos
dignificando al humano,
donde no se arma la mano
para matar ideales,
donde flamean los trigales
con un canto de esperanza,
yo quiero clavar la lanza
de este homenaje a mi pueblo
en el pecho de las guerras
y gritarle al mundo entero
que aquel que tuvo la suerte
de haber nacido en mi tierra
liberada por centauros
ya puede gritar bien fuerte
aquellos versos ardientes
de Carlos Guido y Spano:
“¡Argentino, argentino hasta la muerte!”

CAUDILLO ENAMORADO

Ahí viene Pancho Ramírez,


ahí viene Pancho Ramírez
empujándolo a su brío
y sembrando escalofrío
pecho adentro al combatir
para triunfar o morir
por la gloria de Entre Ríos.

Ya le apunta a Buenos Aires


con su espada desafiando
a las fuerza' y los comandos
del Directorio porteño
y una tropilla de sueños
enamoráoviene arriando.

Ponchos, trabucos, tacuaras;


ponchos, trabucos, tacuaras,
los facones a trasluz
tienen forma de una cruz
sangrante en los entreveros
de capuchones de cuero
y las plumas de avestruz.

Al romántico caudillo
le alcanzan y están sobrando
mil valientes galopando
que no piden ni un resuello
y van pasando a degüello
al que viene degollando.

Desde Arroyo de la China,


desde Arroyo de la China,
Concepción del Uruguay,
llega a la Banda Oriental
siempre al láo de su Delfina,
es la estrella que ilumina
toda su senda triunfal.

Y al Comandante Supremo
llega la muerte temprana:
Hay un fusil que le gana
al rescate de su amor.
Y se enluta de dolor
toda la tierra entrerriana.

DE PUNTA Y HACHA

Mi patria tiene un nombre


que es la Argentina.
No olviden que es la Argentina.

Y una cruz en el cielo


que la ilumina.
Recuerden que la ilumina.

Tierra de campo abierto,


sol en la frente.
No olviden: sol en la frente.

Por ahí piensan distinto


su misma gente.
Son libres su misma gente.

Mas si un gringo se atreve,


todos presentes;
somos de sangre caliente.

Soy surero, señores,


y ése es mi orgullo.
Declaro que ése es mi orgullo.

Con algo de chingolo,


bagual y yuyo.
Chingolo, bagual y yuyo.

Mi nombre poco importa.


Soy guitarrero.
Sin lujos soy guitarrero.

Y el sur me tiembla el alma,


guitarra y cuero.
El alma, guitarra y cuero.
Mas si un gringo se atreve,
todos presentes;
somos de sangre caliente.

STE ES MI PAGO, SEÑORES

A la tierra yo le canto
con nostalgia y emoción,
con el profundo respeto
pa’ mi nación.

Donde el campo es lo que sobra


y el paisaje sin igual,
lo pintan de cuerpo entero
a este lugar.

En el hombre de mis pagos


un amigo va a encontrar.
Seguro que usted al gaucho
no va a olvidar.

Claro que sí, señor,


mi patria es ideal,
pongo mi corazón,
fuerte lo vo’a gritar:
¡Argentino hasta la muerte
con quien la quiera comparar!

Los caminos de este suelo


lejos lo pueden llevar;
con demasiada belleza
se va a encontrar.

Yo le juro, compañero,
qué alegría va a sentir
cuando dé una vuelta entera
por mi país.

Perdone si fanatizo,
no me puedo contener.
Cuando conozca mis pagos
querrá volver.

Claro que sí, señor,


mi patria es ideal,
pongo mi corazón,
fuerte lo vo’a gritar:
¡Argentino hasta la muerte
con quien la quiera comparar!

ESTRELLA FEDERAL

Flotando al viento va
su poncho al galopar.
Con sable y lanza
lo vuelve a Francia
al sitiador Leblanc.

Es federal su andar
que busca la unidad
y los caudillos juntan sus voces
por la Argentinidad.

Esta zamba he de cantar


a la estrella federal.
Hombres y aceros
de un solo filo
nunca se doblarán.
¡Alta la frente;
antes, la muerte!
Solos se quebrarán…

Junto al desierto están


sus Colorados ya
y en los malones
hombres y arena
de rojo vestirán.

Mira su tierra al partir;


ya pronto volverá.
Pena a la gloria,
llora la historia:
Juan Manuel ya se va.

Esta zamba he de cantar


a la estrella federal.
Hombres y aceros
de un solo filo
nunca se doblarán.
¡Alta la frente;
antes, la muerte!
Solos se quebrarán…

HERENCIA DE TRADICIÓN

Mi canto tiene fuerza por una herencia de tradición


Sangre de mis abuelos que fueron parte de mi Nación.

Quiero con esta danza que baile el Pueblo sintiéndolo.


Pa’ afuera las tristezas con alegría en el corazón.

Levanten los pañuelos, bombo y guitarra para cantar.


Hagan sonar las palmas y enseguidita van a bailar.
Pa’ mi pago argentino la alegre cueca quiero dejar.

Así siente mi Pueblo esta costumbre tradicional


de bailar en los patios con musiqueros pa’ improvisar.

Cuando de una ventana la moza linda se ha de asomar,


algún serenatero con entusiasmo ha de guitarrear.

Levanten los pañuelos, bombo y guitarra para cantar.


Hagan sonar las palmas y enseguidita van a bailar.
Pa’ mi pago argentino la alegre cueca quiero dejar.

HOMBRES SIN NOMBRE NI BRONCE

1860,
tiempos de chuza y de lanza.
En la fragua del coraje
se está forjando mi Patria.

Enarbolando principios,
sin mezquinas ambiciones,
luchaban esos centauros
en gestas para varones.

Quisiera con esta cueca


poder derretir el bronce
para plasmar en la historia
el coraje de esos hombres.

Hombres sin nombre ni bronce:


Mi canto los reivindica.
Isauro Argüello, Juan Saá,
Jordán, Severo Chumbita,
junto a Felipe Varela
y el Chacho, señor de Huaja,
sostuvieron la bandera
de la Unión Americana.

Quisiera con esta cueca


poder derretir el bronce
para plasmar en la historia
el coraje de esos hombres.

LOS ÚLTIMOS GAUCHOS

Un cielo pobláo de nubes


igual que montañas blancas
pinta fantásticos gauchos
que van con su china en ancas.
Es el cielo de mi patria
el que inventó los colores
de la bandera más gaucha
que es amor de mis amores.

¿No los ven? Allá van galopando


los últimos gauchos ¿Para dónde irán?
Van flotando al viento sus negras melenas,
rotas las espuelas, roto el chiripá.
Se van silenciosos; ni una triste queja
ni un triste campero quisieron cantar.
Los últimos gauchos, los leones vencidos
se van galopando ¿Para dónde se irán?

Boleadoras, lazos, binchas y culeros


se llevan con ellos y la Tradición.
Con gesto de rabia rompieron sus violas;
después, apagaron il gaucho fogón.
Allá van los centauros de la patria mía;
se llevan con ellos nuestra tradición
como una bandera sus negras melenas
que agitan al viento como último adiós.

“Vení, bajáte y bailemos”, parece le van diciendo


el pampero con sus furias y el agua que va corriendo.
Y veo su remolino fiero luchar de ideales,
volar de ponchos azules y tacuaras federales.
Y las pulperías cerraron sus puertas
como muda queja del “progreso” audaz.
Hoy sólo extranjeros ocupan la pampa;
el gaucho vencido se fue sin llorar.

¿No los ven? Allá van galopando


los últimos gauchos ¿Para dónde irán?
Van flotando al viento sus negras melenas,
rotas las espuelas, roto el chiripá.

LUCHANDO A LA PAR

Camino al colegio pensando tú irás


en ese motivo que te hace luchar.
Ya sé, no comprendes la desigualdad.
Lo que yo te pido es no abandonar.
También en la fábrica suelen pensar
que el pan de estos días se puede acabar
y lo que debemos tan sólo es lograr
sentirnos unidos luchando a la par.
Pero antes que nada debemos tener
amor a la tierra que nos vio nacer.

Piensa que desde el momento que niegas a tu tierra


te echas tierra a vos mismo.
Trata de estar comprometido con algo tuyo.
La raíz de nuestro nacimiento fue causa de varones;
en ella está la sangre y el ideal
de aquellos que forjaron nuestra historia.
¿De qué nos sirve pelear entre nosotros
cuando no conocemos el motivo?
Luchemos, luchemos sin perdón
pero estando convencidos de algo justo.
Trata por sobre todas las cosas
de estar comprometido con algo que consideres importante.
Nunca te dejes llevar por comentarios;
sólo terminarán por confundirte.
Trata que lo más grande sea lo tuyo
y no lo menosprecies por ser nuestro.
Jamás de los jamases
mi mensaje estaría en contra de los jóvenes
puesto que con todo mi coraje
me siento intregado con aquellos que estudian, que trabajan,
que se sienten forjadores de esta nueva nación
con ansias de tirar para adelante.

Escúchame hermano: No debes pensar


que al dejar tu tierra te vas a encontrar
con un paraíso extraterrenal.
Tu patria es muy grande para abandonar.
Y si es que lo haces podrás comprobar,
mirando de afuera no puedes negar
el cariño noble, la simple bondad,
que existe en el Pueblo ganas de ayudar.
Pero antes que nada debemos tener
amor a la tierra que nos vio nacer.

LUIS BURELA

Centauro, en un grito alazán.


Un chasque a Chicoana llegó.
Hay patria en los ojos de aquel montonero.
“Estamos rodeados, señor capitán”.

Un cura soldado ofreció


con alma la casa de Dios
y el pueblo sin armas que estaba sitiado
alli concentrado ser libre juró.

Luis de barbas y lanzas Burela


con bravura pelear ordenó.
“¿Con qué armas, señor, lucharemos?”
“¡Con las que les quitaremos!”, dicen que gritó.

Sus lanzas en un chaparrón


llovieron por la libertad
y así con la sangre en las chuzas vibraron
las ansias de libres de un pueblo de honor.

Y de un solo pecho al clamor


al godo mi pueblo venció.
De rojo y azul, montonero de Güemes,
premiada de gloria mi tierra nació.

Luis de barbas y lanzas Burela


con bravura pelear ordenó.
“¿Con qué armas, señor, lucharemos?”
“¡Con las que les quitaremos!”, dicen que gritó.

MI CANTO DICE Y ACUSA


Yo acuso que no te atre mi tierra
ni todo lo que ella encierra de futuro y de valor.
Y digo que no entiendo esa manera
que cruzando la frontera encontrarás solución.
Yo acuso que olvidás a nuestros grandes,
los que cruzaron los Andes hermanados con el sol.
Y digo que gastás tus vanas charlas
en hablar por horas largas destruyendo tu nación.

Y digo así porque yo soy


un argentino corazón
que va cantando la virtud
de esta Argentina, flor del sur.

Quiero llegar a mi pueblo


con este "yo acuso y digo"
y hermanar los corazones
en este canto sentido.
Iré a todos los rincones
para deshacer inquinas
y alabancearte cantando,
oh dulce tierra argentina.

Yo acuso que no te gusta el estero,


las montañas, el potrero, los trigales, su canción.
Y digo que alabás canto extranjero
y eres sordo al vidalero o al decir de un payador.
Yo acuso que no has visto nuestros ríos
ni al juncal en un estío bañado en gracia de sol.
Y digo: andá a ver nuestra campiña,
querela como a la niña que has de entregarle tu amor.

Y digo así porque yo soy


un argentino corazón
que va cantando la virtud
de esta Argentina, flor del sur.

MI CANTO VIENE DEL PUEBLO

Lo siento dentro del pecho y por estallar.


Mi canto tiene rudeza y es libertad.
Jamás yo tuve patrones para pensar.
Mi Dios me sirvió de guía para luchar.
Mi canto se alzaba: El Pueblo tiene dolor.
No quiero que vuele solo y le doy mi voz.
Se alimenta de esperanzas de unión y paz,
es un impulso que llama la libertad.

Llevo en mis alas el tiempo


de andar por caminos solo.
Con la pureza del niño
elevo sincera mi voz.

Por eso canto a mi pueblo con emoción.


Le canto en el mismo idioma que me enseñó.
Por ver a mi gente unida mi vida doy.
Sudamérica te siento de corazón, de corazón, de corazón.

MI CANTO VIENE DEL PUEBLO

Mi canto viene del Pueblo y es alarido vibrante;


sabe de luchas internas de intereses dominantes.

Venimos de antepasados que creyeron en la tierra;


hicieron suya esta patria renegando de las guerras.

Mi pueblo tiene raíces echada’ a sangre y coraje;


de sobra sabe el pirata, no nos va a arriar en un viaje.

Por eso siento a mi pueblo;


lo que más quiero es su gente.
Qué gusto me da gritarlo:
¡Argentino hasta la muerte!

Mi tierra la hicieron grande entre gringos y paisanos;


con sacrificio y trabajo esta nación nos legaron.

Quisiera ver la familia gozar la vida sin miedo,


tener destino seguro en un país verdadero.

Mi canto viene del Pueblo y hace vibrar la garganta


cuando en el cielo radiante flamea la azul y blanca.

Por eso siento a mi pueblo;


lo que más quiero es su gente.
Qué gusto me da gritarlo:
¡Argentino hasta la muerte!

MORENO LIBRE
Suenen los tambores
que quiero bailar.
Salgan los mulatos
para festejar.
La danza morena
quiere contagiar
toda la alegría
de ser federal.

Retumben los parches,


sí, en el corazón.
Baila por las calles,
moreno cantor;
baila que has ganado
esa libertad
que por mucho tiempo
te iban a negar.

Por eso siento como un torrente dentro ‘e mis venas


sangre colorada y mi piel morena;
también mi raza le pertenece a esta patria hermosa,
así lo quiso el Brigadier Juan Manuel de Rosas.

¡Baila, negrito!

La negrita dulce
se la ve llegar
con su carga llena
de felicidad;
ricos pastelitos,
mazamorra y pan
con una sonrisa
ofrece al pasar.

Retumben los parches,


sí, en el corazón.
Baila por las calles,
moreno cantor;
baila que has ganado
esa libertad
que por mucho tiempo
te iban a negar.

Por eso siento como un torrente dentro ‘e mis venas


sangre colorada y mi piel morena;
también mi raza le pertenece a esta patria hermosa,
así lo quiso el Brigadier Juan Manuel de Rosas,
así lo quiso don Juan Manuel.

NO TODO ES LA CAPITAL

Dejo este canto sentido


porque la ocasión lo pide;
es el deber de quien sigue
los rumbos de los mayores.
Siempre dicen que mejores
son los tiempos pasados,
pero yo veo plasmado
en el joven de mi pueblo
la bravura de los gauchos
por defender lo que es nuestro.

Después de andar por mi patria


recorriendo mil caminos
quiso cruzarme el destino
con miserias a montones,
pero también encontré como reverso del caso
que no sólo hallé a mi paso
desesperanza y pobreza,
sino que conocí gente humilde
pero derecha.

Es la gente que desciende


de aquellos bravos guerreros
que un día se propusieron
que esto no sea colonia.
Luego los juzgó la historia
de manera equivocada;
se jugaron la patriada
por engrandecer el suelo:
Los llamaban montoneros;
de bárbaros los tildaban.

Pero así también mi tierra


como es de grande es de pura,
y se ensancha su hermosura
de norte a sur, de este a oeste.
Le abrió su cielo celeste
al que vino a trabajar
y es muy fácil encontrar
al gringo que aquerenciáo
se sienta como en sus pagos
y no los quiera cambiar.

Nadie se puede olvidar


que el hombre del interior,
el noble trabajador
siempre está poniendo el hombro,
y ha llegáo hasta el asombra
pa’ mucha gente que ignora,
esos viajeros que es hora
se decidan con probar
que la Patria no termina
justo en la General Paz.

Es el deseo que me nace


por ver a mi pueblo unido,
que no haya separatismo
como condición primera;
la tierra, la tierra que pertenezca
a aquel que la ha trabajáo,
que no existan injusticias para dar paso al rencor;
que vuelva el trabajador a ser un hombre importante,
no a llevarlo por delante como si fuese inferior.

Y ahora las coplas traen


el sentimiento del Pueblo
para dejar como sello
la importancia de lo nuestro,
que muy claro que de esto
es la misión de quien canta,
por eso mi voz levanta
como estandarte de guerra
que nunca exista en mi tierra
la división de su gente.

OIGA, MI GENERAL

Oiga mi General,
ahí está el invasor;
ya están pisando el norte.
¡Fusil y cañón!

Tome el poncho, señor;


aquí está su alazán.
Cuando usted lo disponga
lo llevamos a parar.

Oiga mi General:
El gauchaje bravo,
chulalá montonera
se apresta a pelear

con tacuaras nomás


para ellos bastará.
Si nos tocan la Patria
nadie quedará.

“Que se forme el montón”,


graba el gaucho Martín,
que de Salta no pasan,
que suene el clarín.

Y la carga ordenó
hacia la libertad
que lo dejó en el bronce,
gaucho general.

Cuídese, General,
que las balas ya son
aguijones de muerte
buscando el valor.

Hay cañones allá


y cien lanzas aquí
de un grito en la sangre:
“¡La Patria o morir!”

Oiga, mi General:
Ya se van ¿no los ve?
Las espaldas vencidas
de orgullo y poder.

Oiga al Pueblo cantar;


son coplas para usted.
La frontera del norte
ya es libre otra vez.

“Que se forme el montón”,


graba el gaucho Martín,
que de Salta no pasan,
que suene el clarín.

Y la carga ordenó
hacia la libertad
que lo dejó en el bronce,
gaucho general.

PA' FACUNDO

Facundo: Rápida viene


tu galera hacia la muerte.
En la barranca te esperan;
va prescindiendo tu suerte.

Barranca Yaco recibe


tu cadáver destrozado
y estás metido en su fondo
sobre un poncho colorado.

Facundo: Cóndores vienen


a cubrir tu sepultura
con ropas de las montañas
y nieves de tus alturas.

Caudillo: Tu sangre noble


no se ha perdido en la tierra;
tu poncho tremola siempre
en la arista de la sierra.

Facundo, algarrobo viejo:


Un tigre cuida tu lanza,
hasta el cubre filo rojo.
El tigre cuida esperanza.
Un caballo noble aguarda
en llanos de dura tierra.
Tu Moro trucó, Facundo,
aquel que ibas a la guerra.
Poncho, piedra, lanza y Moro…
tu sombra vuelve a Los Llanos.
Puñales de piedra y oro
lucen en morenas manos.

PA’ LOS BUITRES


Vayan mis versos marcando
por los senderos de gloria
este sentido homenaje
a quien flota en mi memoria,
a ese que en muchos momentos
le puso gusto a la historia
sin pensar en consecuencias,
aquel que en los entreveros
por defender una causa
se jugaba por entero.
¡Qué lejos está aquel tiempo
en que el hombre se pintaba
por su palabra y su orgullo.
¡Cuántas veces sucedió
que la maldita injusticia
lo obligó al hombre al delito!
Lo decía José Hernández
al mostrarnos Martín Fierro,
y al recordar a Moreira
se nos presenta clarito:
¡El hombre no nace malo, eh!,
sino que lo hace la lucha
contra la gran sociedad.

¿Quién me puede comparar


la libertad de un galope
o tomarse de un respiro
la fragancia que en el campo
brota después de la noche,
agarrar una guitarra,
terciarla por las espaldas
y pegar un alarido
para sentir el coraje
del que lucha convencido?
Lo tildaban de salvaje
porque el gaucho procedía
llevado por un instinto;
asimismo pretendieron
los hombres de la colonia
anular esa figura,
pero todo lo contrario:
Sirvió para que esos “brutos
que no entendían de modales”
limpiaran a nuestra tierra
del montón de gavilanes.
Yo te quiero recordar
como ejemplo de conducta,
y si cabe la consulta
al hombre con experiencia,
quisiera que me respondas:
¿Es que no existe ideal?
¿Se olvidó ya la gauchada?
¿Ya no hay nada que se haga
sin decir “pa’ mí cuánto hay”?
Por eso es que siento ganas
de revolver en la historia
y traer a la memoria
la entereza de aquel hombre
que luchaba fervoroso,
pero pensando también
que quizá sus descendientes
se sentirían orgullosos
al heredar esta Patria,
esta tierra de esperanza,
de trabajo, frustraciones,
pero, pero que se hace querer,
esta tierra que hoy nos grita
como Fierro nos dijera:
“Si peleamos entre hermanos
nos devoran los de ajuera”.

PADRE DE LA FEDERACIÓN

Artigas, Artigas: Ha reventado una flor


muy roja en tu corazón.
No la dejés que marchite,
es la flor de la Federación.

Tu sangre charrúa, noble guerrero inmortal,


se inflamó de libertad
y tu grito “¡Patria o muerte!”
aún resuena en la Banda Oriental.

Protector de los Pueblos Libres,


Padre de la Federación:
José Gervasio de Artigas
eres el sol de la emancipación.

Blandengues, Blandengues:
El jefe se fue al Litoral
cruzando el río Uruguay.
“Los cobardes que se queden.
Para ser libres hay que pelear”.

Misiones, Corrientes, Entre Ríos libres son;


nació la Federación.
“¡A la carga los patriotas!
Que ya no quede ningún invasor”.

Protector de los Pueblos Libres,


Padre de la Federación:
José Gervasio de Artigas
eres el sol de la emancipación.

PARA EL GRAN LIBERTADOR

Al ilustre general
Libertador de naciones
esta tonada recuerda.
El Capitán en los Andes
fue maestro y compañero
de aquel noble regimiento,
los gloriosos granaderos.
La libertad dio al Perú;
a Chile, su independencia,
y a América la conciencia.

Y tengo que recordar


su primer lucha en mi tierra:
El combate en San Lorenzo
donde le salvan la vida
de la caída fatal
el granadero Baigorra
y aquel sargento Cabral.
Fue gobernador de Cuyo
y organizó así con brillo
el campamento el Plumerillo.

Paladín de nuestra historia:


Tu meta fue a libertar
las naciones oprimidas
por el vil yugo real.
Con los bravos granaderos
la Cordillera te vio
luchar coraje y espada
por defender con pasión.
América liberada
era tu gran ilusión.

Con el profundo homenaje


que su figura se agrande,
Gran Capitán en los Andes.

PATRIA

Por ponerme yo a escribir


he traído a la memoria
algo que olvidó la historia
con la palabra y la pluma.
Y a ese olvido se le suma
la ignorancia por completo
de ese ser con respeto
y abnegación a la Patria
nos legó esta tierra santa,
suelo al que tanto queremos.

En montoneras nacieron los centauros de la historia


y fueron los que la gloria les ofrendó suerte esquiva,
no les importó la vida perderla a cambio de Patria,
pues su ideal y conducta era la de chuza y lanza.
Machos lindos -¡qué coraje!-, exponentes de mi raza.

Pero, claro, como no eran muy letrados les llamaban gauchos brutos,
o también los agrupaban en lamentada barbarie.
No servían pa’ levita, pa’ galera o pa’ bastón,
pero puede estar seguro que pa’ pelear bien de frente,
ahí lo iba a tener presente sin poner dificultad,
ya sea siguiéndolo al Tigre, o al Chacho, Pancho Ramírez,
Varela, Ibarra o Dorrego, cualquiera fuese su causa
(unificar las provincias, por la soberanía luchar).
Yo sé que lo que importaba de manera principal
era ese amor a la Patria, a la tierra, al solar donde se nace
y donde quizás morirá.

Por eso es que siento tanto a la gente de mi tierra


y que vibro de emoción recordando montoneras
y pasajes de batalla con muchedumbres enteras.
Recuerde: No son zonzeras porque eso es tiempo pasado;
lo de hoy también va a pasar y por lógica será historia.
Pero pensándolo bien tendríamos que imitar a esos baluartes sin bronce
no con sable, chuza o lanza, pero sí con el emblema que siempre los llevó adelante:
su devoción a la Patria.
Sin dudar ya ni un instante, como el amor a la madre,
tratemos que de Argentina se nos impregne la sangre
porque es éste nuestro suelo, tierra de amor y de paz,
cuna de tantos valientes. Alcemos juntos un grito:
¡Para morir por tu honor tus hijos están presentes!

PATRIA AL NORTE

En el pecho del criollo


brota un tremendo bramido.
“Patria libre o muerte” en rosa
es la consigna, argentinos.

Patria al norte llega el grito


y en Santiago del Estero
se preparan los patricios
para defender el suelo.

Fue don Juan Francisco Borges


el reclutó a esos bravos;
por gritar autonomía,
lástima, lo han fusilado.

Al soldado santiagueño,
puma de nuestra frontera,
a su sangre derramada
mi homenaje en chacarera.

En Huaqui, en Cipe Cipe,


en el río de Las Piedras
esos hombres se batieron
contra el godo como fieras.

Entre ellos Felipe Ibarra,


aquel que junto a Quiroga
impidieron en el norte
el avance de las tropas.

Voy a convertir en copla


las palabras de Dorrego:
“Quien dio más sangre en la Patria
fue Santiago del Estero”.
Al soldado santiagueño,
puma de nuestra frontera,
a su sangre derramada
mi homenaje en chacarera.

PATRIA TE QUIERO CANTAR

Canto que llevas pasión


por sentir con verdad
a mi tierra natal,
la que me brindó ansias de luchar.

Tienes la noble misión


de poder albergar
razas y religiones
que representan tu gran bondad.

Patria te quiero cantar


con la ilusión de sentir,
de poder ver flamear
nuestro pabellón triunfante de paz.

Sueño con verte avanzar


con tu gente en montón
trabajando y luchando
por defender esta gran nación.

Pueblo que vive en unión


no podrán cambiar ya jamás
cambiarle los destinos
y el sentimiento bien nacional.

Patria te quiero cantar


con la ilusión de sentir,
de poder ver flamear
nuestro pabellón triunfante de paz.

PLAZA DE MAYO

Lo que has visto pasar


sólo vos Plaza de Mayo
no podrás olvidar
a través de los años.
Siempre fuiste un bastión,
nuestro punto de unión,
donde el Pueblo expresó
su emoción o dolor.

Lo que has visto pasar


sólo vos Plaza de Mayo
no podrás olvidar
a través de los años
si tu amigo más fiel
fue el Cabildo de ayer
que nos dio libertad
y razón de creer.

Plaza de Mayo, Plaza de Mayo


en tus entrañas mi país se fue formando.
Plaza de Mayo, Plaza de Mayo
sos el reencuentro que mi gente soñó.

Lo que has visto pasar


sólo vos Plaza de Mayo
no podrás olvidar
a través de los años.
Todo un pueblo vivó
el caudillo al balcón;
las palomas se fueron
con la Revolución.

Lo que has visto pasar


sólo vos Plaza de Mayo
no podrás olvidar
a través de los años.
Hoy palomas están junto a la Catedral,
granaderos que velan por la libertad.

Plaza de Mayo, Plaza de Mayo


en tus entrañas mi país se fue formando.
Plaza de Mayo, Plaza de Mayo
sos el reencuentro que mi gente soñó.

Quiero cantarle a mi pueblo,


a su fe y su tradición,
a los que están aportando
porque querés cavilación,
a la gente que trabaja
por mejorar mi país,
para los equivocados
que cambiaron su raíz,
al inmigrante que un día
a mi suelo le creyó
sembrando semilla y niños
a esta tierra se aferró,
al que desesperanzado
hace tiempo se marchó,
hoy hermano yo te digo:
es tiempo de reflexión.

Al que inventa paraísos


sin conocer su lugar
(de La Quiaca a las Malvinas,
de la cordillera al mar),
a los que están infectados
sin vacunar su traición
les digo, les digo:
"El celeste y blanco
es nuestro punto de unión".

POR QUÉ LE CANTO A MI PUEBLO

Hoy a mi pueblo le canto


porque me siento orgulloso
de pisar el suelo hermoso
en donde un día nací.
Que desde chico lo vi
siempre tirar pa’ adelante;
algunas veces, frustrante,
y otras, con satisfacciones.
Le fue cuerpeando al destino
porque es tierra de varones.

Es al hombre de mi pueblo
a quien le quiero cantar,
a quien le deseo expresar
mi mayor admiración
por ser íntegro, capaz,
dueño de esa humanidad que es de un valor innegable,
es el señor responsable
de que esta nación avance,
superando cualquier trance,
con el criterio de unión.

Asimismo existe gente


que pretende mancillarla,
que desea ofrendarla
a aquel que pague mejor;
pero no sabe, señor,
que hay muchas manos unidas
que han de jugar la partida
peleándola hasta el final
cumpliendo con el principio
de amparar lo nacional.

Por eso siento a mi Patria


con un cariño profundo
porque no existe en el mundo
una tierra que la iguale;
por eso me sale el indio me sale
cuando a mi suelo provocan
y mi potro se desboca
como si hirviese la sangre.
Con el cariño a la madre
se la puede comparar
porque es símbolo de paz;
si la incitan, rebelión.
Por ser refugio y calor
pa’ aquel que lo necesite,
dejénme, dejen que grite:
¡Argentina, tu pueblo vela por vos!

POR SOBRE TODO ARGENTINO

Así que te vas, nomás...


ahora que sos doctor.
Vos nada tenés que pagarnos,
si era nuestra obligación
alimentarte, vestirte,
darte buena educación.
Además, además te lo ganaste el título de doctor.
No es nada fácil, lo sé;
pero eso siempre ocurrió.
Nada, nada se logra en la vida sin fe,
sin dedicación.
Aunque no es de buen patriota dar la espalda a la Nación, eh.
Te reís, te reís por lo de "patriota", claro:
"Ese tiempo ya pasó",
"el mundo ha evolucionado",
"se transplanta el corazón",
"el hombre llegó a la luna".
Pero no creas que se alejó de Dios
y del hombre mismo,
que por mirar lejos no ve que pasa a su alrededor.
Y vos sos uno de ellos.
Te olvidás de que el sudor que mantiene facultades
para que vos seas doctor
y otros lleguen a ingenieros
brotan del trabajador,
ése al que vos le negás tu servicio de doctor.
Ya sé que vas a decir "allá hay más campo de acción",
que aquí no te ofrecen nada.
¿Y vos qué diste hasta hoy?
¡Nada!
Sólo recibiste sin demostrar tu valor.
Da algo; arriesgá una vez.
Demostrá tu condición de ser útil a tu pueblo
y exigirle con razón
esto que se llama Patria,
esto que todo te dio sin pedirte nunca nada.
Nadie te lo regaló, eh.
Se peleó para ganarla,
pero, pero no eran como vos los que la construyeron;
para ellos era un honor contribuir a su grandeza.
Y aun quedan muchos hoy
que no piensan como vos
y encuentran campo de acción aquí,
aquí en su propia tierra
porque creen en su destino,
porque además de doctor,
ingeniero o constructor,
tienen agallas, amigo,
agallas y el gran orgullo,
ese gran orgullo, amigo,
de haber nacido argentino.

PUCARÁ DE MALVINAS

[Alarma Roja, alarma roja.


Líderes 1 y 2: Proa al sur.
¡Viva la Patria!]

¡Vamos pajarito
que ya escribiste tu historia!
¡Quién pensaría que un día
te cubrirías de gloria!

Guapeando en el aire
al invasor lo frenaste.
Potro salvaje del cielo:
Sorprendiste con coraje.

Tienen tus jinetes


corazón blanco y celeste.
No dejarán de enfrentarlo
aunque la vida les cueste.

Pucará bravío
que allá en el sur te graduaste:
El gringo ya se dio cuenta
qué significa enfrentarte.

Cóndor provinciano:
Tu cuna fue cordobesa.
El mundo entero comenta
de tu atrevida proeza.

Con Jukic al mando


un cóndor queda sentido.
La historia ya lo recibe;
un héroe nuevo a nacido.

Grupo 3 de Ataque
que no hay radar que te pare:
Tu bautismo fue de fuego;
quedó el laurel en los mares.

Pucará bravío
que allá en el sur te graduaste:
El gringo ya se dio cuenta
qué significa enfrentarte.

QUEREMOS SEGUIR PELEANDO, SEÑOR

Queremos seguir peleando, señor.


No importa morir.

Si nuestra patria
no es nuestra, señor,
¿para qué vivir?
Por liberar a
la Patria, señor,
tan sólo a pelear.

¿Qué es lo que hemos


aprendido, señor?
Tan sólo a pelear.

Si por tener una


Patria, señor;
tan sólo a sufrir.

¿Qué es lo que hemos


aprendido, señor?
Tan sólo a morir.

QUE VIVA LA RIOJA

Suena, cajita chayera,


que quiero en tu parche mi copla volcar.
Y que repiquen los bombos,
que silben las quenas,
todos a cantar,
que priendan fuerte los changos
“¡Que viva La Rioja,
viva el carnaval!”

Así se siente en La Rioja.


Los llanos y las montañas
se contagian en la chaya;
la alegría va a corriendo
por las calles y las plazas,
alegría que trasunta
de las épocas pasadas
donde el hombre que partía
pa’ luchar por una causa
se llevaba tierra adentro
como aliento de su alma.

Vamos, alcemos cantores,


las voces chayeras van a vidalear.
¡Viva la chicha y la loja,
la albahaca y el talco pa’ carnavalear!
¡Viva la chaya riojana,
vinito patero para festejar!

Con el pecho lleno de bravura


y las ansias del que guerrea con justicia
se abrían paso en las patriadas;
puñáos de hombres iban en columna
detrás del caudillo
recto, sereno, la mirada franca…
eran los valores en este patriarca.
Lo llamaban Chacho,
Chacho Peñaloza;
defendió su tierra
a punta de lanza.

Llevo muy dentro una copla,


me brotan las ganas de echarla a volar.
Es el sentir de mi pueblo;
nostalgia norteña yo vengo a cantar.
Para esta tierra riojana
mi humilde homenaje le quiero dejar.

Otro de los hombres que tuvo la historia


nació con la fuerza de esta tierra noble.
Sus primeros pasos como granadero
iban conformando su temple de acero.
Luego fue caudillo y se lo conoce por su valentía
que sirvió de ejemplo pa’ los montoneros.
Ése fue Facundo, Facundo Quiroga,
el que a sus guerreros los sentía hermanos;
hombre de linaje volcáo a su pueblo,
siempre veneráo Tigre de los Llanos.
Por eso mi Rioja te elevo este canto
trayendo al recuerdo épocas de antaño
donde los valientes que te iban forjando
son los inmortales que hoy me están llevando
a poder decir que nunca morirás.
Mientras hayan quenas, cajas y charangos,
seguirá la chaya, la chicha y la loja.
¡Viva el carnaval,
que viva La Rioja!

REPATRIACIÓN

Es todo fiesta allá en Rosario:


Vuelve a su tierra el Brigadier.
El Pueblo todo lo está vivando.
¡Se hizo justicia, don Juan Manuel!

Por Obligado rinden honores;


Mansilla mismo saludará,
y los laureles gritan “¡presente!”,
surcan triunfantes el Paraná.

Juan Manuel ya está en su tierra,


regresó el Restaurador.
Se revive en Buenos Aires
el candombe y el tambor.

Juan Manuel volvió a su pueblo;


la alegría es general,
y flamea victoriosa
la divisa federal.

Ya está en el puerto de Buenos Aires.


Gauchos, jinetes velan por él.
Pueblo y caudillo acompañando
a la figura de Juan Manuel.

Está en su tierra, entre argentinos.


¡Por fin, su alma descansa en paz!
Del cielo llueven claveles rojos
formando un clima bien federal.

Juan Manuel ya está en su tierra,


regresó el Restaurador.
Se revive en Buenos Aires
el candombe y el tambor.

Juan Manuel volvió a su pueblo;


la alegría es general,
y flamea victoriosa
la divisa federal,
por don Juan Manuel de Rosas
el candombe federal.

RESTAURADOR YO TE CANTO

Varón que quedaste en la historia;


entrando a la gloria tu vida partió.
Ejemplo fue tu vida recta
sembraste respeto a tu alrededor.
Los hombres con sus conveniencias
con saña tu imagen borrar,
mas sólo así consiguieron
que el Pueblo conozca la justa verdad.

Brigadier, padre de la Patria:


Suelto mi garganta queriendo gritar.
Juan Manuel: Le diste a mi tierra
el puro sentido de argentinidad.

Los gauchos que te acompañaron


seguros estaban de tu integridad.
Con los Colorados del Monte
dispusiste orden y tranquilidad,
y cuando el pirata extranjero
a nuestra bandera la quiso humillar
mostraste tus entrañas gauchas:
La soberanía se hizo respetar.

Brigadier, padre de la Patria:


Suelto mi garganta queriendo gritar.
Juan Manuel: Le diste a mi tierra
el puro sentido de argentinidad.

RETORNARÁN LAS MALVINAS

Retornarán las Malvinas


al origen de su luz
donde el vientre de mi raza
alumbra en la Cruz del Sur.
Semillas de nieve y hielo
que el aire quiso llevar
y lejanas florecieron
sobre las aguas del mar.

Malvinas, hijas del sol


de mi bandera argentina:
Los que sembraron espinas,
espinas cosecharán.
Los sueños encadenados
de este pueblo que revienta
recuperados despiertan
reclamando libertad.
Hermanitas del Pampero:
Algún día volverán
al cielo de mi bandera
donde otra bandera está.
A la sangre no ha podido
cambiarle nadie el color.
Mi pueblo nunca ha tenido
la sed del conquistador.

Malvinas, hijas del sol


de mi bandera argentina:
Los que sembraron espinas,
espinas cosecharán.
Los sueños encadenados
de este pueblo que revienta
recuperados despiertan
reclamando libertad.

REVUELO DE PONCHOS ROJOS

Han fusilado a Dorrego.


La Patria está desangrando.
Por la ambición del poder
la libertad, peligrando.

Revuelo de ponchos rojos


pa’l láo de la Guardia ’el Monte.
Ya viene don Juan Manuel
trayendo la paz y el orden.

“¡Que viva el Restaurador!”


grita el Pueblo, se alborozan.
“¡Viva la Federación
y don Juan Manuel de Rosas!”

San Martín le dio su sable


fundido en la Independencia
como premio a su valor,
su patriotismo y nobleza.

Porque serviles inciensos


nunca quemó por su gloria
don Juan Manuel ha quedáo
sepultáo en nuestra historia.
“¡Que viva el Restaurador!”
grita el Pueblo, se alborozan.
“¡Viva la Federación
y don Juan Manuel de Rosas!”

ROMANCE DEL DOMADOR

El sol viene bajando al trotecito


la cuesta calurosa de la tarde
y va trepando un coro de relinchos
por el polvaredal de los corrales.

Sujeto a la firmeza del palenque


un potro desorbita la mirada
y el hombre mira el salto que lo lleve
a jugarse el pellejo en la patriada.

Y revienta el grito como un clarín en el viento:


"¡Lárguelo, paisano", chicotea un talero.
Y es un remolino de tierra, crines y tiento.

Y el bagual defiende la libertad que pelea;


corcovea, se tiende, corre, se voltea;
pero el hombre vence y el potro manso se entrega.

Domador: La vida confiás a tu brazo fuerte


cuando en la domada detrás de tu suerte
enanca el peligro y te amadrina la muerte.

Domador, domador.

ROMANCE DEL GUERRILLERO

Me voy pa'l atajo.


Mañana al alba
hecho espuelas me hundiré
al entrevero y tal vez
brame un cañón en mi lazo.

Rezás, cholita mía,


elay si llorás.
Como el viento volveré,
glorias y heridas traeré
pa' cuando nazca ese chango.
Suena un clarín.
Al frente va
pecho y tacuara peleando.
Después, después los ojos cerró
y por la Patria rezó
sobre la cruz del caballo.

Sobre la cruz un poncho


quedó llorando,
lagrimeando sus flecos
al saber que su gaucho
ya no lo irá enarbolando.

Zamba de las guerrillas


con gusto a sangre:
Vi'a acullicarle emoción
con la coca al corazón
si Güemes grita "¡a la carga!"

Suena un clarín.
Al frente va
pecho y tacuara peleando.
Después, después los ojos cerró
y por la Patria rezó
sobre la cruz del caballo.

ROMANCE EN CELESTE Y BLANCO

Un pedazo de suelo de mi patria


y un fogón orillando la alborada
entre mate y pitada trasnocháo el cimarrón,
el cimarrón girando en rueda gaucha;
mientras a media voz sobre el paisaje
un cuento se alza en vuelo de guitarras
y la voz paisana del relato
forma prieta golilla en la garganta.
Fue,
fue cuando en toíta Salta no hubo criollo que mezquinara el pecho ante las balas.
La montaña,
la montaña y el llano eran altares
cuando el coraje macho de la raza
entre lágrimas, chuza, sangre y sable
consagraban la victoria de mi patria,
cada voz,
cada voz era un grito de “¡a la carga!”
que sonaba a clarín en las patriadas
y cada mano gaucha,
garra fiera,
que la batalla
prolongaba en lanzas.

- Con su permiso, señor.


- Pasá, muchacho.
- Vengo de Tacuaral.
Soy Juan Peralta y he galopiáo diez leguas
pa’ pedirle que me deje pelear en la patriada.
Traigo un rano ligero como el viento y una daga,
una daga filosa en mi tacuara.
- ¿Un encargo de sí?
- Mesmo... Ej, ej un encargo de mi mama.
E una deuda ¿sabe?, e una deuda
que me ha dejáo mi tata
cuando cayó guapeando en una carga,
pa’ que su hijo mayor se la pagase
con la sangre caliente de su mula.
- ¿Y cuántos año’ tené?
- Yo voy pa’ trece, mi hermano,
por once, por áhi le ando.
- ¿Y qué dirá tu mama si nos matan?
- ¡Qué se yo! Mi mama, mi mama
va a decir que supimos morir como,
como Peralta.

Y el más chico agarráo a los


pantalones del comandante
y llorando,
llorando pero sabiendo que va a morir
por ese algo macho,
por ese algo grande
como la madre
que toíto lo da y
nada lo pide,
y que se llama Patria.
Arrodilláo le dice:
“Señor: Déjeme morir peleando, señor,
que yo se lo juro:
mi mama no va a llorar si nos matan,
que mi mama no va a llorar, no va a llorar
si nos matan, señor,
porque mi mama es gaucha.”
ROMANCE PARA LA PATRIA DE UN NIÑO

La bincha roja que el sol


dibujara en la distancia
se deshacía lentamente
mientras la luna blanca
en un acto de piedad
pintaba el rancho de plata.
Algo que fue un aráo,
el corral sin una cabra,
el patio medio borráo,
un hacha por ahí tirada,
daban la imagen doliente
de las cosas olvidadas.
Con el mate en una mano,
colgando ’nel otro la pava,
un hombre dobláo en años
con un niño, con un niño conversaba.
Extendiendo su bracito
como ramita sin sabia
por encima de los montes
con voz limpia como su alma
preguntó el niño al anciano:

- ¿Qué hay del otro láo, tata?


- Eh, hombre’, hombre’ como nosotro’.
Son tu’ hermano’ de raza.
- ¿Y por qué no no’ visitan?
- E’ gente muy ocupada
o no conocen el rancho,
eh será que no saben nada.
Se habrán borrado con los caminos.
En dispués cuando seas grande van a traerte una carta,
avisándote que tienes que ir a servir a la Patria.
- ¿Y cómo es que se la sirve?
- Peleando si te la atacan
o trabajando también.
- ¿A usté’, a usté ya lo llamaron?
- Claro, ya cumplí con ella.
- ¿Y ella, ella cumplió con usted?
- Pucha… Ya está fría el agua.
- ¿Y… qué es la Patria, tata?

- La boca vieja que don Segundo apretaba


y esto: el rancho, el aráo,
la’ ceniza’ de tu mama,
tu padre por áhi cosechando,
el corral vacío, el hacha;
los que están al otro láo,
nuestro’ hermano’ de raza,
y pa’ un viejo como yo,
vos mi nieto, vos mi nieto sos mi patria.

Los ojos se le nublaron


y una lágrima pesada buscó la boca del mate,
como pa’ entibiar el agua.
Abrazándose al anciano
creció el niño en la palabra
cuando dijo:
“No llore,
por favor, no llore, tata.
Para mí usté y este rancho
son mi patria.
Si algo quieren quitarme,
si alguno me la ataca
por su lágrima le juro:
Antes que llegue la carta
yo voy a morir peleando,
yo voy a morir peleando
por defender a mi patria”.

ROSA DE SANGRE

Zamba de Barranca Yaco


acompasada en recuerdos;
sangre y luto en los confines
del bravo Tigre guerrero.

Enlarde el riojano fiero


enhebrado entre los cerros.
Negro el cielo, negro el llanto,
negro el lugar del encuentro.

Muere el Tigre de los Llanos.


Facundo Quiroga tiene
una rosa sobre un ojo
hecha de sangre y de muerte.

Por el gran bosque de Tala


espinillos y algarrobos
esperan a los viajeros
el sol, los cuervos y el zorro.

Ya se acerca la galera
y se acerca Santos Pérez.
Cargan sables los que atacan;
los acompaña la muerte.

Muere el Tigre de los Llanos.


Facundo Quiroga tiene
una rosa sobre un ojo
hecha de sangre y de muerte.

SALTA LEAL Y VALIENTE

Salta leal y valiente,


Salta de piedra y metal,
Salta de la Independencia,
Salta de la libertad:

Gauchos le diste a la Patria,


hombres dispuestos a dar
la vida por verte libre.
Machos serán de verdad.

Cuna de don Martín Güemes


-gaucho noble y general-,
fragua que funde coraje;
Salta, fortín inmortal.

Tiempo de andar a caballo,


tiempo’e salir a pelear,
tiempo de la autonomía,
tiempo de ser federal.

Salta empochada de rojo


“¡raza!” gritó y se erizó;
mapa encendido de libres,
lanza de emancipación.

Cuna de don Martín Güemes


-gaucho noble y general-,
fragua que funde coraje;
Salta, fortín inmortal.
SANGRE FEDERALA

Yo tengo la piel morena y la sangre colorada;


por don Juan Manuel de Rosas, mi sangre federala,
por don Juan Manuel de Rosas, mi sangre federala.

Retumba, retumba el parche;


la noche se vuelve día
y en el barrio de los negros
sigue el baile y la alegría.

Mi negra tiene los dientes


más blancos que mazamorra
y en el parche late el nombre
de don Juan Manuel de Rosas.
Y en mi parche late el nombre
de don Juan Manuel de Rosas,
y en mi parche late el nombre
de don Juan Manuel de Rosas.

SE ACERCA LA MONTONERA

Ya viene la montonera:
Gauchos llenos de pasión;
tacuara, cielo, guitarra,
muerte en ancas del valor.

Montoneros, montoneros,
potros color pedregal.
Los ponchos rojos en zamba
bailando la muerte al sol.

A la frontera de Salta
los gauchos van a pelear;
con alaridos de guerra
todo el monte hacen temblar.
Montoneros, montoneros:
En bagualas volverán.

Ya se va la montonera:
rojo ceibo es el pendón;
las lanzas lloran a muerte
y la guitarra, canción.
Polvo rojo en el camino;
la montonera se va.
Las vidalas son responsos
por los que no volverán.

A la frontera de Salta
los gauchos van a pelear;
con alaridos de guerra
todo el monte hacen temblar.
Montoneros, montoneros:
En bagualas volverán.

SEMILLA MONTONERA

La espada de Ituzaingó
corta el aire, ordena fuego:
Enfrentando el pelotón
de pie el coronel Dorrego.
No es federal el fusil
de la descarga alevosa
ni fue federal el filo
que degolló a Peñaloza.

Santos Pérez, Santos Pérez:


Facundo no está vencido.
Volverá a Barranca Yaco;
cuidado el Tigre esté herido.

Mirando al arado herir


las entrañas de mi suelo
pienso que es noble y fecunda
la sangre del montonero.
Grita mi zamba ¿por qué
borró la historia al caudillo,
si mi patria fue creciendo
entre lanzas y cuchillos?

Santos Pérez, Santos Pérez:


Facundo no está vencido.
Volverá a Barranca Yaco;
cuidado el Tigre esté herido.

TOTAL ES SANGRE DE GAUCHOS


Gaucho: Centauro indómito,
auténtico exponente de una raza
a quien jamás exaltara pluma alguna
que escribiera la historia de mi patria.

Gaucho: Una paloma en tus ojos


y un tigre dentro del pecho.
Fuiste manso con los mansos,
pero al pesar tus derechos
la tacuara formó parte de tu manos
y tus nervios.

Fuiste baguala en el llanto,


fuiste puma entre los cerros
y cóndor con San Martín
cuando cruzaste los Andes
y con él ganaste el Cielo.

Entre llanto de guitarras


y grito de montoneros
con Facundo y con el Chacho,
con Juan Manuel y Dorrego
hiciste tuya la patria
que pretendió el extranjero.
Dijeron que eras salvaje;
por eso te persiguieron
y clavaron la daga del sufrimiento
cuando no sé qué señores
te declararon “matrero”.

Y la sangre hecha semilla


dejada en miles de entreveros
cuando montado en un potro
sin más arma que tus sueños
sembraste Patria y conciencia
para cosechar derechos
nunca te los valoraron.
Según por ahí dijeron:
“Total es sangre de gauchos
y no tiene ningún precio”.
Mas tu único ideal
era el de ir ganando patria.
Pienso que siempre el cristiano
apechugó el sufrimiento;
es por eso que yo siento
de esta manera tu ofensa;
por salir en tu defensa
yo te brindo mi homenaje
con mi pluma y con mi acento
porque tu tierra es la mía,
porque es mi sueño tu sueño.
Que se enojen los que quieran:
¡Yo, yo te bendigo, matrero!

TRIUNFO PARA EL GENERAL PACHECO

Comienza en San Lorenzo


su gran patriada.
¡Gloria a su espada!

“¡Independencia!”, gritan
pa’l láo del norte;
crece su nombre.

Vilcapugio, Ayohuma
y en Venta y Media
no pide tregua.

Del norte fue pa’ Chile


este guerrero
valiente y medio.

Para el General Pacheco


este homenaje.
¡La pucha, cuánto coraje!

Ituzaingó lo cuenta
entre los bravos
que allí triunfaron.

Después, cuando la Patria


se organizaba
puso su espada

a la orden de la causa
que defendía
la autonomía.

Por eso es que este triunfo


su nombre lleva.
Argentino era.

Para el General Pacheco


este homenaje.
¡La pucha, cuánto coraje!

TU PUEBLO GRITA PRESENTE

Quiero gritar ante el mundo


lo que mis ojos han visto:
El sentimiento de un pueblo
que se ha encontrado a sí mismo.
Por eso mi Dios te pido
alumbres nuestro destino,
que el pueblo que lucha unido
tiene más claro el camino.

Por eso, celeste y blanca:


¡Quién se te puede negar!
Tu pueblo grita presente
pa' lo que quieras mandar.

La juventud de mi pueblo
no va a cambiar su buen rumbo,
no va a ofender su bandera
por todo el oro del mundo.
Pa' aquel que quiera humillarte,
mi tierra gaucha querida,
saldrá el coraje argentino
para jugarse la vida.

Por eso, celeste y blanca:


¡Quién se te puede negar!
Tu pueblo grita presente
pa' lo que quieras mandar.

UN TAL FRANCISCO RAMÍREZ

Volvía Pancho Ramírez


al suelo donde nació
y una partida enemiga
en Río Seco lo alcanzó.

Dicen que unas boleadoras


que un diestro gaucho lanzó
se enredaron en las patas
del caballo de su amor.
Rodó la Delfina y Pancho volvió.

Como puma enfurecido


a la partida enfrentó.
Macho entrerriano su vida
cambió por la de su amor.

Lo pasaron a degüello
y pronto su alma voló.
Y en el pecho destrozado
de la Delfina anidó.
Entregó la vida
por la de su amor.

UNIDOS

Hay un fuego en mi pecho quemando


que en mi canto quisiera brotar
hecho sueño en las guitarras
como un símbolo de paz cantando.

Aunque vengan rondando los cuervos


seguiremos luchando hasta el fin.
No me asustan con sus picos
los que quieran confundir al Pueblo.

Se hace un grito en el Himno Argentino:


“¡Oh juremos con gloria morir!
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir” unidos.

Que nos dejen a nuestra manera


disfrutando esta tierra de paz.
Los que quieran beber sangre
que se vayan a pelear afuera.

Si peleamos al fin entre hermanos


serviremos de carne’e cañón,
pues la lucha será el odio
contra toda la razón en vano.

Se hace un grito en el Himno Argentino:


“¡Oh juremos con gloria morir!
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir” unidos.

VAMOS HERMANO

Para vos, Cacho Valles,


en recuerdo y homenaje
a tantas noches de nostalgia inolvidable.
Para vos que marcaste el estilo
de zambas, tonadas y canciones.
Y al igual que los viejos cantores
tu guitarra fue bandera de lucha y emociones.
¡Vení, vamos, hermano!

Vení, vamos, hermano,


sin pausa ni desmayos
a revivir lo nuestro,
lo que tanto adoramos,
y conservar por siempre
los sueños que heredamos:
la música argentina,
pues vienen a coparnos.

Vení, vamos, hermano,


que llegan los de afuera
queriendo que se callen
las zambas y las cuecas.
Saquemos las guitarras,
los bombos y las quenas,
y sigamos cantando
las cosas de la tierra.

Vení, vamos, hermano,


cantemos a los vientos
y que ellos desparramen
al aire nuestro acento
evocando a los nombres
que viven en el tiempo
de los viejos cantores,
aquellos que se fueron.

Vení, vamos, hermano,


a ver si así podemos:
Que sepan los quieren
imponer lo extranjero
que no morirá nunca
la música del Pueblo,
que somos argentinos
los hijos de este suelo.

Vení, vamos, hermano,


sigamos con la siembra
hacia los cuatro rumbos
para que nunca muera
porque en la sangre criolla
las coplas son eternas:
¡Cantémoslas, hermano,
con toda nuestra fuerza!

Vení, vamos, hermano,


y juntos revivamos
la vida cancionera
de la ciudad y el campo.
Que nadie nos maneje
que solos nos bastamos.
Cantemos a la Patria
¡vení, vamos, hermano!

VIDALA DEL MONTONERO

Cobra el alarido en viento La Rioja esperando a su General Quiroga.


El hombre no quiere creer que se lo hayan bajáo atrás de Barranca Yaco.
Y ahí, alzando la chuza montera,
una plegaria en los labios,
con la tacuara al viento canta así:

“Riojanita, riojanita yo me vo’a guerrear.


Riojanita, riojanita yo me vo’a guerrear.
¡Me lo han matáoa Facundo!
¿El Chacho dónde andará?
Me lo han pasáo a digüello
por ser federal, por ser federal.”

Se pierde con el lamento el hombre y entonces


se arrodilla frente al balcón,
y en su endecha de amor volcáo a esa hembra riojana,
mezcla, mezcla de clavel y acero
se le siente musitar así:
“Riojanita, riojanita me güelvo a guerrear.
Riojanita, riojanita me güelvo a guerrear.
Voy con Felipe a la guerra,
voy con Varela a matar.
¡Quiero pasar a digüello;
yo quiero pelear, yo quiero pelear!

Se apaga el sonido de la quena con el sueño coloráo atrás de Humahuaca


y el hombre tiene que volver al pago con la cabeza agacha,
no por haber perdido la batalla, sino
con la piór afrenta que pueda tener el gaucho:
tiene que volver al pago de a pie, sin su caballo,
y tanteando por las calles de La Rioja
como si juera, como si juera un alma en pena.
El viento lleva su canto.

“Virgencita, Virgencita: Yo quiero llorar.


¿Adónde estará mi mama,
mi chango dónde andará?
Me lo han pasáo a digüello por ser federal, por ser federal.”

Agoniza la tarde y el hombre


tendido sobre la arena riojana
aguaita la muerte.
Con un alarido gime el viento;
ya no es un relincho ni sólo un rugido
y la sombra del Tigre, de Facundo,
le va nublando los ojos.

“Rioja:
Dejo el sueño montonero,
el canto del viento.
¿Por qué pelear entre hermanos?
¿Por qué habré sufrido tanto?
Ya sé que llorar mi Rioja
no hay de ser de buen riojano,
pero quisiera tan sólo
ver a mi patria -lo juro-
con ese sueño tan puro
de poder decir
¡Hermano!”

YO LO INVITO

Yo lo invito a que conozca


la belleza natural;
se la puedo comparar
a la tierra que usté' elija.
Le pido que me lo exija
si es que ya quiere observar.
No encontrará usté un lugar
con tantas leguas de campo.
Pues ya le estoy presentando
a mi Argentina, señor.

Si arrancamos por el norte, deslumbráo va a quedar:


Salta y La Rioja le dan ese paisaje de ensueño;
en Santiago y Tucumán que es jardín de mi país;
Catamarca y Jujuy ya lo van a cautivar.
Seguro, no va a olvidar cómo lo han de recibir.

Si le muestro el Litoral:
Corrientes, Chaco y Formosa,
Misiones –la tierra roja-
con sus grandes yerbatales,
Entre Ríos y Santa Fe
con belleza personal.
Algo le voy a presentar;
no se me caiga de espaldas:
Majestuoso el Iguazú
con hermosas cataratas.

Así llegamos a Cuyo; el buen vino ha de sobrar:


San Luis, Mendoza y San Juan son la cuna viñatera.
La imponente cordillera como parte del paisaje
va arrimando en este viaje hacia la parte central:
La Pampa y Córdoba está con sus ríos y sus sierras.
Y más acá, Buenos Aires que es capital de mi tierra.

Y ya se acerca el final
tomando el rumbo del sur:
Neuquén, Río Negro y Chubut
con sus bosques y sus lagos;
más abajo Santa Cruz,
Antártida, Tierra’el Fuego;
aunque lo quieran negar,
también las Islas Malvinas.
Lo invito pa’ que conozca
a mi querida Argentina.
ZAMBA DE ARTIGAS

Cruzando el río en tropel


un incendio de tacuaras
vienen arriando a la gloria
a fuerza de sable y lanza.
Son ellos: Los Invencibles
vienen templando puñales;
con don Gervasio de Artigas,
los 33 Orientales.

Llegan los 33 Orientales


galopando y pechando en montón.
Va al frente el general Artigas
y a fuerza de corazón.

Ni uno solo le teme a la muerte


y allá van a pelear hasta el fin.
Y en medio de los alaridos
viene empujando un clarín.

¡A la carga, a la carga,
a la carga los guerreros!
Que atropellando al enemigo
despierta la libertad
porque a ninguno se han rendido
las fuerzas del Uruguay.

Con don Gervasio de Artigas,


los 33 Orientales:
“Guerra a muerte al invasor
aunque nos cueste la vida,
por nuestra Banda Oriental,
por mi tierra el Uruguay,
mi tierra gaucha querida”.

Allá vienen las tropas de Artigas


por la Patria a triunfar o morir,
y a todo aquel que se le anima
le hacen su furia sentir.

Por la sangre les corre un torrente


de imbatible gauchaje oriental
y al unitario le hace frente
lo mismo que el federal.
¡A la carga, a la carga,
a la carga los guerreros!
Que atropellando al enemigo
despierta la libertad
porque a ninguno se han rendido
las fuerzas del Uruguay.

ZAMBA DE LA TOLDERÍA

Tristeza que se levanta


del fondo’e las tradiciones.
Del toldo traigo esta zamba
con un retumbo’e malones.

Con una nostalgia fuerte


de ranchería incendiada,
de lanzas, de boleadoras
y de mujeres robadas.

Yo di mi sangre a la tierra
como el gaucho en los fortines,
por eso mi zamba tiene
sonoridad de clarines.

Estruendo de los malones,


ardor de las correrías,
tostada de amores indios,
cobriza en la tierra mía.

Avanzada de distancias
de largo tiempo sufrido,
mi zamba viene avanzando
del toldo donde ha nacido.

Yo di mi sangre a la tierra
como el gaucho en los fortines,
por eso mi zamba tiene
sonoridad de clarines.

ZAMBA DE VARGAS

"¡A la carga, a la carga!”,


dijo Varela.
“¡A la carga, artilleros,
rompan trincheras!”

“¡Rompan trincheras!”, cierto


dijo Elizondo.
“Batallón lagunero:
¡Militaderos en fondo!”.

“¡A la carga, a la carga!”,


dijo Chumbito.
“Las ansias de quererte, zambita,
no se me quitan”.

“¡A la carga, a la carga!”,


dijo Taboada.
“Si esta guerra no gano, zambita,
no cargo espada”.

ZAMBA PARA EL GENERAL BUSTOS

Las coplas de tu provincia


no te nombran, General.
En el tajo de las sierras
han guardado al federal;
pero un malón de esperanzas
por tu nombre volverá.

En 1820, sublevación de Arequito:


“No quiero guerra de hermanos”,
del general es el grito.
Es tiempo de Patria Grande;
lo están pidiendo sus hijos.

Es Bustos tu caudillo;
no me lo quieras negar.
Con su espada te dio vida
y tu ley fundamental.
¡Ay, mi Córdoba querida,
te lo dice mi canción!

Vaga una sombra sin bronce


por las noches argentinas;
no la llaman las guitarras,
han ocultado su vida.
¡Ay, mi Córdoba querida,
han ocultado su vida!
Por esos tiempos peleaba
con su coraje ancestral;
como un signo se encendía
en su frente la unidad.
La historia te habrá olvidado;
yo no te puedo olvidar.

Es Bustos tu caudillo;
no me lo quieras negar.
Con su espada te dio vida
y tu ley fundamental.
¡Ay, mi Córdoba querida,
te lo dice mi canción!

ZAMBA VALIENTE

Ya mi canto vuela sin miedo


y verdades quiere decir;
es herencia de aquellos gauchos
que un día juraron morir.

Antes que humillen la bandera


los que pretendían vencer
se jugaban aquellos bravos
entera su vida con fe.

Es por eso que siento ganas


de defender mi canto también
como lo han hecho los valientes
que juntos lograron tener
esa fuerza que los llevaba
por siempre adelante a vencer.

Hoy al hombre quiero cantarle


que en el bronce no figuró,
que luchaba sin recompensas
poniendo entero su valor.

El ejemplo que nos dejaron


más que nunca hay que recordar
y llevar nuestra enseña patria
gloriosa, triunfante a ganar.

Es por eso que siento ganas


de defender mi canto también
como lo han hecho los valientes
que juntos lograron tener
esa fuerza que los llevaba
por siempre adelante a vencer.

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